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ECONOMÍA POLÍTICA
Enrique Dussel
16 TESIS
,,,,
DE
ECONOMIA POLITICA
Interpretación filosófica
por
ENRIQUE DUSSEL
siglo
veintiuno
editores
MÉXICO
ARGENTINA
~ grupo editorial
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siglo xxi editores, méxico siglo xxi editores, argentina
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HB178.5
D87
2014 Dussel, Enrique
16 tesis de ewnornía fJo/ítica : interpretación filosófica / por
Enrique Dussel. - México : Siglo XXI Editores, 2014.
424 páginas. - (Filosofia)
ISBN-13: 978-607-03-056.'>-8
isbn 978-607-03-0565-8
1
Usaremos en este trab<0o este concepto, sugerido por Arno Peters ( l 996). En
nuestro caso la equivalmcia no se establecerá como igualdad e ntre e l salario y e l tiempo
de trabajo (cuestión criticada por Marx en los Gnmdrisse, explícitamente ), sino que se
juega en la gestión del e.w:edenfede los sistemas económicos, y la igualdad (o equivaknáa-
lidad), que consistirá en la disrribución justa de ese excedente entre los agentes de la
producción, como veremos en la Stgunda T'arh' desde las tesis 12 y siguientes.
" Damos a la palabra un significado genfiico indicando que fJnws (lwlikhós) domi-
nan, y por ello se apropian y usufructúan el excedente del trabajo de la m.aymia (que
son Jos p1·oductores efectivos), y esto de muchas maneras sistémicas.
8 PALABRAS PRELIMINARES
ENRIQCE DUSSEL
Departamento de Filosojia, 20 J 4
Profesor Hmérito de la UAM (México)
ProjPsor Emérito del S.\ '!
INTRODUCCIÓN HISTÓRICO-SISTE\·1ÁTICA
ESQUEYIA 1.01
PERMANE>lCLo\ YTRANSFORMACTÓN DE LA MAfERlA YLA ENERGÍA CUA:-.JTl-
TATIVAMENTE PERMA!'\ECE!\ 11\ALTERADOS
[17]
18 L.\ ESPIRAL DE l A VlDA
cia y autoconciencia2 sobre sus actos. Como ser vivo-y esta caractciis-
tica es esencial para toda economía posible, aunque parezca ingenua
u obvia- tiene un metabolismo que consume energía (en úlLimo
término solar, sintetizada por las bacterias y los vegetales) y otros in-
sumos materiales que debe perentoriamente reponer. El ser vivo es
frágil, vulnerable. Si no se alimenta se desnutre, y si come sobre el lí-
mite se indigesta y pone en peligro su existencia; si no bebe el líquido
necesario se desh idrata, y si bebe demasiado se ahoga; si pierde tem-
peratura se enfría, y si la sufre en alto grado se carboniza bajo el sol
implacable del desierto. La vida humana está delimitada dentro de
estrechos marcos o condiciones que deben ser respetados con todo
rigor, de tal modo que si no se cumplen la mue rte es el desenlace
inevitable. Es una trágica dialéctica de vida o muerte. Siendo un ser
viviente posee un subsistema cerebral (que siente el dolor, por ejem-
plo, como sín toma de peligro) , que tiene la función de advertir la
falta de energía o alimento e n e l organismo (del azúcar en la sangre)
y de otros recursos, que le indican que debe producir una reposición
de los mismos. Además, por su memoria (también cultural), dicho sis-
tema de detección de los elementos de su contexto le permite t.cner
una conciencia en general de aquello que le hace falta.
[l.2.3] Obsérvese, y ya lo hemos indicado, que todo el proceso o
el metabolismo de la. vida humana acelera el proceso emrópico del
planeta Tierra, porque la especie humana gastará desde su inicio
más materia y energía que las otras especies, desde siempre, desde
su origen.
[1.3] La necesidad
ESQUEMA l .02
LA ESPIRAL DE LA. VTOA
Residuo Residuo
t
Sujeto vivo
Consumo
~
iSatisfactor útil (tiene valor de uso)
Necesidad
[l.4] Elvalordeuso
" El acto de "subs1111<·iú11 " (Aujhl'bung, en aleiná11, co1Kcpto tanto hegeliano to1110
marxi~ta) supone por ello el doble rnovirnil·nto: fl] de nfgarlo otro. y bj iurmjJarándofo
en 111 to1alic1ad (en este caso corporal).
22 L>\ ESPJRAL DE LA VlDA
[1.5] El consumo
1
"La praxis y la producción son distintas" (Aristóteles, 1960; EN, libro Z, capítulo
4, p. 1140, col. a 17).
' El "orlhús lú[!;OS /1oietikós" ( iúid., a 5). Véase mi obra Dussel, 1984, pp . 5ss.
r2 .')J
L\ ESPIRAL PRODUCTIVA, TRAfü\JO VIVO Y VALOR
ESQCEY1A 2.01
Lo\ ESPIR.\L PRODUCTJVA
i
' / (tiene valor) '
'- ,¡/(."' "'---
~ Consumo "'---
Materia/Naturaleza (M/N)
Sujeto vivo /(
(S) /
~ Medio de producción (Mp)
Necesidad / ~
~Trabajo (T) Residuo
6
Véase mi obra Dussel, 2006, tesis 2.1.
7
Para Marx, antes que la escisión cmrc trab~jo abstracln y concreto, se da como
primera separación on tológica el u·abajo 11i110 y el trabajo objetivado. Todo el campo de
la producción y el campo económico se despliegan corno modos d('I trabajo obj!?livff-
do, o relaciones determinadas del trabajo \'Ú'o subsumido en Lotalidaclcs concretas Sl'an
equivalc nciales o nn-equivalenciales.
lA ESPIRAL PRODUCTIVA, TRA BAJO V1VO Y VALOR
8
Marx util iza la palabra alemana Vergegenstaendlichung (la acción de objetivar, es-
trictamente: objetivación). El consumo es "suqjetivación " de un valor de uso que repone
pane de la vida consumida o negada del sujeto vivo por el acto de vivir. El trabajo es,
por el contrario, "objetivación" de la \~da del sujeto productivo que crea un valor ele
uso puesto por el sujeto vivo (Sl!jeto que hemos llamado "trabajo vivo") . De be entonces
distinguirse entre sujeto vivo y trabajo muerto u obj e tivado. El primero es el sitjeto
vivo en acto productm: Es el arranque determinado de los presupuestos de la economía.
9 Debo indicar que Marx distingue definitivamente e ntre valor y valor de cambio
sólo en las correcciones para la segunda edición ele El capital en 1873, no antes. Véa~c
Dusscl, 1990.
LA ESPIRA L l'RODCCTIVA, TRABAJO VIVO Y VALOR
10 Lejos estamos de asignar trabajos disLin t.os ex igidos esen cialmcnlc por d etermi-
naciones biológicas puo, de todas maneras, en la historia de la h u man idad se fue ron
asignando difere n tes tra bajos a los dos sexos, y durante m uchos milen ios la rnt.!jcr
estuvo más ligada a las tareas en LOmo a la reproducción de la especie (naci miento,
alimentación <le la prole, ne:.) >' el varón a la obtención de lo necesario para la vida
(desde la caza hasta Ja defensa armada de la co1nunidad) . D iferenciación que pudo ser
usada d e manera defectiva como dornínación de u n género ~obre el otro.
LA ESPlRAL PRODUCTIVA, TRAB,\JO VIVO Y VALOR
11
Véase Dussel, 1977, 4.1 y 4.3.
12
Es también la última instancia de la filosofía y el contenido fundamental del
"materialismo" de Karl Marx. El "materialismo de la naturaleza" engelsiano o leninista
tiene un sentido secundario al que no hacemos referencia en esta obra, por innecesa-
rio. Aunque hay que tomar en cuenta que el mismo Engels, en el prólogo ele El ürigen
de la Jarnilia, escribe: "Según la interpretación materialista el momento determinante
en la historia es en última instancia la producción y reproducción de la vida inmediata"
(Marx, 1956, ,WEW, 21, 27). ¡La vida, no la econom ía!
13
Libro L, 1, cap. 1, 1 Cvfarx, 1975, AIECi\, ll, 6, p. 72; l 975b, vol. 1/1, p. 47) . "Cela-
lA ESPIRAL PRODUCTIVA, TRAFl.~JO VIVO Y VALOR
tina" o coágulo. y de aquí la metáfora de que el '·valor" que circula por las determina-
ciones del capital es "circulación de sangre" (Blut:;zirkulation). Véase mi obra Dusscl ,
2007b.
Tesis 3
LA ESPIRAL ECONÓMICA EQUIVALENCIAL.
VALOR DE CAMBIO, DINERO Y MERCADO
ESQUEMA 3.0 1
COMPLE;JlDAD DE LA ESTRUCT URA RELACIONAL ECONÓ:\1ICA
Mercado
Comunidad
Dinero (D)
Trabajo vivo (S1)
te
Mercancía (M)
,,, Residuos
Producto (P)
_,., /
En las donaciones los sujetos de relación son personas [ ... ] cuyos objetivos
y mo tivacion es im portan al O tro, que se reconoce n recíprocame nte como
do nam e y beneficiario d e los bie nes eco nóm icos, y éstos se p resen tan en su
materi alidad concreta y particular como valor de uso, bienes cualificados por
su utilidad (no cuantificados por su precio) . r...
:'-Jos interesa aquí analizar
el tema] con el solo prop ósito cie mostrar el camino p o r el cual es posi ble
' Los g uar a níes invitaron a Jos españoles cuando llegaro n a Pa raguay a come r y
feste jar e n las celebracio nes de la cosecha. Los españoles admirados acepta ron, íesLe ja·
ron y co mieron. >lo sabían que al recibir el don se había n ig ualmcn t.l' comp rome tido
a e ntrar e n u na eco 110mía de la rec iprocidad. Cuando al año siguie nte los invitaron a
los trab;~os de l campo para alcanzar nna nueva cosecha, los espa1iolcs se negaro n~· Jos
indígenas quedaron escandalizados ele la inmo ralidad de los conquistadores. La é tica
moderna de la t'Conomía del iutercmnbio monetaiio me rcantil capitalista (de la oferta, la
dema nda, del comprar y el vender) no pod ía com prender a la r'ronmnía de reciproridarl.
LA ESPIRAL ECONÓ\llCA l•:QUJVALENCIAL 37
0
Razeto, 1984. p . 22. Luis Razeto, en su obra Economía de solidaridad y mercado de·
momítico, intenta pensar el intercambio desde un h orizonte previo, la donación (cuya
reflexión p arte de la cita d e Hegel, Rechtsphilosohie, § 80), aunque no advie rte que la
"donación" desde un derec ho mod erno q ueda ya situado históricamente. El don entre
los pueblos ame rindios está fuera de ese h orizon te, y e l servicio que cada miembro
cumple con la comun idad no considera al Otro como be ne ficiario, sino como simple
participante de la totalidad c:omunitaria del que el donam e forma parte íntegr.1m<·n1e .
Los franciscanos en la Edad Media e uropea, caso estud iado por G. Agambe n, d eben,
según Razeto, lucha r r.ontra un derecho que tiene a la propiedad privada como ho-
rizonte, y donde el uso d el bie n puede efectuarse sólo d esde el fundamento de esa
propiedad. Los franciscanos quieren usar los bie nes (usufructuar el valor ele uso) sin
afirmar ni ostentar n ingún derecho d e propiedad: "Gracias a la doctrinn del uso la vida
francisana pudo afirmar sin reserva esta existencia (de pobreza voluntaria) que se sitúa
juera del derechu, es d ecir que, para ex istir, debe renunciar al derec ho, y tal es ciertamen-
te el legado con respecto a l cual la mo dernidad se manifestó incapaz. d e en fren tar, y
que n ncstro tiempo no pareciera tener la posibilidad ni siquiera d e pensar. ¿Qué sería
una viJa juem del derecho si se defi ne como una forma <le vida que usa las cosas sin j amás
apropiárselas?" (Agamben, 20 11, pp. 194- 195). ¡Éste es el desafio!
! A ESPIRAL io:CONÓMICA EQUIVAl.F.NCJAL
tal como la entendía Marx. Es entonces el valor mismo como ii.tndarnento esencial de
una forma de aparición.
l.A ESP!R.\L ECO~ÓMJCA EQUIVALENCIA!.
ESQUEMA 3 .02
U .S TRES DF.TERMINAClONES OF.l. VALOR FN CUA:'llTO TAL
Otro sujeto
-------~a~
---
b
lntercambiabllidad b Utilidad/Consuntividad
+
Productualidad
1 e
15
Para ampliar esta temática véase Hinkelammen, 2009, caps. 3-4, pp. 87ss. Véase
tesis 13.
LA ESPIRAL ECONÓMIC.\ EQUlVALE:-.lCIAL 41
ESQUEtvLo\ 3.03
EL Dl;..IERO MIDE LOS VALORES DE CA.\IBIO DE LAS MERCA.NCÍAS
EN EL MERCADO
Valor equivalente
como unidad de medida (dinero) 3
/
Valor de cambio
Mercancía 1
(con valor de uso)
Valor de cambio
Mercancía 2
(con valor de uso)
" Los chinos füeron los primeros q ue imprimieron papel moneda en función di-
neraria, siglos antes que en Occidente. Marco Polo no sabía cómo describir en su Italia
subdesarrollada (al igual que Europa) ese instrumento de pago cuyo valor efectivo
intrínseco de cambio (uu insig nificante pedazo d e papel) era mucho rnenor al que
certificaba representar.
17
F.s deci r, el oro costaba o debía obtenerse con 18 veces más de tiempo de trabajo
de los mineros del que se ut.ilizaba para obtener lo equiva lente a una u nidad de plata.
LA ESPIRAL ECONÓMICA EQCIVALEC\i"CIAL 43
[3.61] El primer tipo de división del trabajo es, nos hemos referido al
tema, muy antiguo. Fue una división de los oficios. Srnith «tribuye la
división del trabajo a la propensión por intercambiar mercancías, lo
que exigiría producirlas según diferentes oficios, técnicas, trabajos.
Contra su opinión podemos decir que el origen no es esa propensión
al intercambio sino, muy por el contrario, las diferentes necesidades
humanas. Históricamente toda comunidad, aun en la indiferenciada
vida del clan paleolítico, necesitó siempre una cierta división de fun-
ciones dentro de la comunidad. A la mujer se le asignó la educación
de la prole, el cuidado del hogar (el fuego), la cocina, etc. Al varón,
la defensa del hogar, la recolección de alimentos, vestido, etc. Igual-
mente los diversos bienes necesarios supusieron técnicas de extrac-
ción diferentes (entre los recolectores, pescadores o cazadores). Es
verdad que cuando los satisfactores estaban a la mano la diferencia-
18
Recuérdese que el "tiempo" es un movimiento o proceso que míde o tro proce-
so, teniendo como referencia de la aplicación de la medida a la misma su bjetividad
humana (en la descripción aristotélica del tiempo). En nuesu·o caso el proceso del
trabajo mediría en su tiempo al proceso de constitución del valor: cuando más dure el
proceso de trabajo en constituir el valor de una cosa real, dicha cosa tiene más valo i-.
Veremos la deducción ética de esta descripción de fundamentación antropológica tic
la economía, como la de l\farx. El que parte del mercado, como en el caso de la eco-
nomía capitalista, ya tiene como punto de partida el valor objetivado, pero sin pod er
relacionar el valor y el ser humano. Y en este caso es el deseo del comprador el que
constituye el valor. Es una visión fetichista, abstracta, sin referencia al ser humano
llamado trabajador o productor.
44 l A ESPIRAL ECONÓ-"llCA EQU JVALEl\CJAL
ción era mínima y los quehace res muy simples. H emos d icho que un
miembro de la comunidad podía aprender diversas funciones que no
eran muy numerosas. Estamos entonces ante una etapa primera de
una cierta economía de subsistencia, con un gran equilibrio ecológi-
co y con pocas horas de quehaceres. Se habla de una "economía de
la abundancia" mientras los clanes pudieron, como nómadas, e ncon-
trar la "tierra sin mal" (así llamaban los guaraníes amazónicos a las
selvas donde podían nuevamen te recolectar bienes necesarios para la
vida. Cuando dichas condici<~nes de abundancia iban desaparecien-
do en ambientes donde la vida de la comunidad se hacía más difícil
por la misma extinción d e esos recursos, era necesario cambiar de
hábitat y por e llo eran nómadas).
[3.62] Pero una vez que comienza el Keolítico, dando origen a la
cultura urbana, los oficios o las técnicas <1rtesanales se multiplican.
Bernardino de Sahagún describe 360 oficios diversos enu·e los azte-
cas. Las grandes culturas neolíticas, entonces, desarrollan técnicas
específicas para los productos que deben tener valores de usos dife-
renciados, tantos como las necesidades de la comunidad. Una comu-
nidad más desarrollada histórica y culturalmente irá creando nuevas
necesidades, propias de culturas que v:m superando su s límites esta-
blecidos. Por ello la invención de nuevos tipos de trab~j os, de oficios,
irá creciendo indefinidamente a lo largo de la historia.
[3.81] Aunque sea muy brevem ente, deseamos aclarar algunas cate-
gorías metodológicas que nos serán útiles e n nuestra descripción pos-
terior. Como las teorías económicas se fundan , con conciencia o sin
ella, en antropologías imfJlícilas (com o toda la obra de A. Smith o F.
Hayek, basada e n una m e tafísica individualista y de tende ncia egoísta
o narcisista) , es necesario explicitar la antropología en la que funda-
LA ESPIRAL ECONÓ\HCA F.QUJVAJ.ENCIAL
19
Esta expresión ("ln-de¡cWelt-sein"; Heidegger, 1963, § 12, p. 52ss.) quiere co rregir
la posición de E. Husserl, que partía en su análisis de un yo in tencional abstractamente
descrito como constituyente del sentido d el objeto. Posición teórica o cognitiva en
dcfiniriva. Heidegger quiere indicar que el ser h u m ano (el Da-slin), ;ulles que situ arse
como un stticto cognitivo (')o pienso" algo como objeto) es ya sie mpre un "ser-en-cl-
mundo" cotidiano, concreto, existencial. l!.l mismo Husserl, influido por su antecesor,
propondrá Ja categoría de Lebenswelt ("mundo de la vida" cotidiana), como corrección
de sus análisis anteriores a 1927.
'" C. Edelman nombra su gran obra El presente recordado ( The remembered present);
indicando que todo obje to presente se recorta desde la totalidad ele lo recordado por
el cerebro como experie ncia pr evia del mismo ser humano, y aun el obj e to concreto
presen te es recordado desde su aparecer, como d e nuevo o a travé s d e otros semejan-
tes pasados y por lo tanto siempre reconocido. Cuando se dice: "Esto e s una mesa",
se enuncia que "esto" coincid e con el r ecuerdo que se tie ne de todas las mesas antes
experimentadas y memorizadas, y por lo tanto es u n re-conocimie nto de que es tat una
mesa enae otros obje tos guardados en la rne rnoria. Véase Dussel, 19'í'7, 2.2.
2 ; Que sería la totalidad d e las cosas Tcales (que n o puede identificarse con la totali-
dad de las experiencias que del cosmos tiene el ser h umano) . En el orden de la rea lidad
el cosmos es más que el mundo; en el orden existencial o de la experiencia de cada ser
humano el mundo es más que el cosm os en p<u-te conocido e introducido en el propio
mundo (mundo >cosmos) . Véase Dusse l, 1977, 2.23.
L.\ ESPIRAL ECOKÓMICA F.QUVAJ,E>!CIAL 47
n Véase algo más sobre el terna en Dussel, 2006, y en Dussel, 2009. Pierre Bourdieu
ha tTabajado el concepto de "campo".
" De modo que podríamos decir que: sistema < campo < rnundo. El signo < quie-
re indicar que sistema es menos compltjo que campo, porgue es rná.1 abstracto. Niklas
Luhmann (véase Dussel, 1998, § 3.3) ha estudiado el conceplo de "siste ma" (Luhman n,
1991), y también el sistema económico (Luhmann, 1988). Lo limitado en el último caw
es que coinienza por el ··precio" (Preis; pp. 13ss.) y el "mercado" (pp. 9lss.) sin advenir
que, como Ilegel, queda atrapado desde el comienzo dentro de un sistema histórico
(el capitalismo).
24
Como realidad y existencialmente, d rmmdo es siempre más que el sistema. (mun-
do >sistema) .
1.-\ FSPIRAT . ECONÓMICA EQC!VALEl\CIAL
"· Véase Negri, 2009 . En 1959 <lefendí m i tesis sobre Fl bien r.omún; n 11nca pensé e n
la impor1a11cia qnc cobraría <'l te ma a l correr de los decenios.
LA ESPIRAL ECONÓ~flCA EQUTVA!.ENCJAL 49
La unidad omnicornprensiva que está por encima de todas las pec¡ueñas en-
tidades comunitarias aparece como el propietario superior o com o el único
propietario [ ... ] . El plusproducto [exced ente] pertenece entonces de por sí
a esta enlidad suprema l ... ] que en última instancia existe como persona, y
este plustrabajo se hace efectivo tan to en tributos, ctc.1
6
En cuanto que habría valo1iiació n del valor por parle del propie tario de un ergas-
te'lio en Aten as que fabricaba_jarrones para su comercialización en el mar Egeo. Había
capital, como fenómeno excepcional y en p equeña escala, p ero no sistema capitalista
todavía.
1
Es decir, como abstractos no incluyen todavía las notas particulares de cada deter-
minación en un sistema económico concreto, histórico. E.l excedente (X del esquema
4.01) en el feudafomo es un tributo o diezm o; e n el capitalismo es el plusvalor; e n el
socialismo r eal d el siglo XX es e l valor producido por e l obrero, geslionado p or la buro-
cracia, y no distribuido en e l pago que se le otorga a dicho obrero para su uso singular.
~ :\.farx, 1974. p. 10 ( 1971, p. 8) .
SISTEMAS ECO:-.IÓMICOS NO-EQU fVALE~CIALES 53
ESQUEMA 4.0 I
GESTIÓN HETERÓNOMA DEL EXCEDENTE
!
g j
k.-~~:~1/N
Aclaraciones al esquema 4.01: SI: úlLimo sujeto de referencia; S2'. trabajador; Mp: medio
de producción ; N naturaleza; M: materia de trabajo; P. producto del trabajo; X: exce-
dente. Flechas a,; invención o u so de Mp; fr. trabajo de la naturaleza; e: producción de
P, d; consumo del producto; e: creación de X; j apropiación de X; g relación práclica
o social con S2; h: apropiación de Mp; i: apropiación de P, j: apropiación d t: M. S l-S2'.
relación práctica o social de producción; S2-11!1/N: relación técnico-procl11cti11a.
9
l.!A;ra palabra se traduc(' frecuenteme n te por "capital", pern podría ser igualme n-
te excl!llenlP. o lo q ue se puede poner en un depósito (es decir, acu mula1·).
Jo Elorigende lariquezadela.1 nacio11es, \ , 6; Smith, 1984, p. 47; 1985, pp. 150-13 1.
JJ !bid., 1, 5; p. 31; p. 133.
SISTEMAS ECONÓMICOS NO-E(2UIVALENCL<\LES 55
12
Véase la cuestión en Dussel, 2007 [166-167], pp. 34-7ss.
1~ Rousseau, 1963, p. 293.
14
!bid.
15
!bid., p. 300.
16
lóid., p. 309.
17
!bid., pp. 308-309. Esos "deberes mutuos" eran dictados por los propietarios en
defensa de su riqueza.
SISTEMAS ECONÓ'.-HCOS J\0-EQU!VALENC!ALES
Tal füe o debió ser el origen de la sociedad y de las leyes, que pusieron nuevas
dificultades a los débiles y nuevas fuerzas a los ricos, destruyeron sin retorno la
libertad natural, t~jaron para siempre la ley de la propiedad y la desigualdad,
d e una pura usurpación hicieron un derecho irrevocable [ ... l sometieron a
todo el género humano al trabajo, a la servidumbre y a la mise ri a. 18
Yo [Hammurabi). sólo yo, soy el pastor salvador, cuyo cetro es justo [ ... ).Para
que el fuerte no oprima a l débil, para hacer justicia al huérfano y a la viuda
en Babilonia[ ... ], para hacerjusticia al oprimido, he escrito mis preciosas pa-
labras en esta estela[ ... ]. Que el oprimido que esté afectado por u n proceso
venga delante de mi estatua.19
18
Imrl., p. ~no.
"' Hammurabi, 1986, "Epílogo", pp. 42-13.
~0 Un griego hubiera escrito "cuerpo y alma", pe ro un semita habla de la corporali-
d ad y la vida; metafóricamente "carne y sangre".
21
Ll capital, lib. nr, cap. 5 (Marx, 1956, ,\-IC\1~ 25, pp. 98-99; 1975b, vol. m / 6, p. 107).
SISTEJ\l-\S ECO'.'<ÓMICOS NO-EQCIVAJ.F.l\CTALES 57
" Ben Sira (Eclesiástico) , 34, 22. El texto comienza así: "Es sacrificar al hijo delante
de su padre , robar a los pobres para ofrecer sacrificio. El pan es la vida del pobre"
(llnd., p. 34, pp. 20-21) .
" Véase Dusscl, 2007b, 5; 2007, § 6, 4, pp. 101 ss.. Léase mi artículo "Meditacio nes
anticartesianas" (o el prime r anti-discurso de la modernidad) en mis Albcrtus \fagnus
Professur de la Universidad de Colonia, Alemania, Dussel, 2013.
SISTEMAS ECONÓM ICOS '<0-EQUIVALENCIALES
2j
Sería una crítica marxista del socialismo real del siglo XX.
60 SISTEMAS ECONÓMICOS N O-EQU !VALENCL.\LES
,,.; Sistema por el que por san eo se d esignaba a miembros de.: la comunidad indíge-
na que eran entregados a los conquistadores españoles para trabaja•- en las minas de
pla ta hasta la muerte, desde e l siglo XVI.
SISTEMAS ECONÓ~i!COS NO-EQUIVALENC!ALES
ESQUEMA 4.02
LA ESCISIÓN ORIGIKARIA DEL VALOR: TIPOS DE GESTIÓN DEL EXCEDENTE
Instituciones económicas
Gestores heterónomos Gestores comunitarios
Sistemas económicos
del excedente: del excedente:
Valor de cambio
Economía no-equivalencial Economía equivalencia!
¡,
(Valor. vida o trabajo objetivado)
Trabajo vivo
Valordeuso ~
Acumulación
del excedente
por el sector dominante
I·
Sujeto vivo /
º'"'~º
(Comunidad de productores / a
con necesidades)
piedad sino la vida de los suj e tos económicos, negados en los sin-
propiedad: los pobres.
[4.46] Representemos e n un esquema simplificado lo ya ganado,
e incluyamos además otros temas que d escribiremos en las siguientes
tes~s.
Hasta ahora hemos analizado los sistemas económicos equivalen-
ciales, en los que la comunidad de los productores distribuían e inter-
cambiaban e ntre ellos los excede ntes de su producción. Desde esta
tesis 4 observaremos también el cómo e n los sistemas económicos se
comienzan a gestionar los excedentes de la comunidad por medio
del ejercicio heterónomo de unos pocos miembros de la sociedad
e n desmedro de la mayoría de los productores directos. Surgen así
sistemas económicos no-equivalenciales, cuyos excedentes irán cam-
biando de nombre y estructura, éticamente injustos y técnicamente
distribuidos oligárquicamente, que justificarán su dominio por me-
dio <le mitos27 -religiosos o seculares, teorías y aun narrativas seudo-
cie ntíficas como la economía clásica desde Quesnay y A. Smith (mitos
secularizados de aceptación universal- por parte de las minorías
dominantes y sus modernos manda rines, cómplices universitarios de
los siste mas económicos no-equivalenciales, que costearán los gastos
d e una tal producción epistémica, desde las comunidades de sabios
de Menfis en Egipto hace 50 siglos, de la Atenas esclavista de hace 24
siglos, de la dinastía de los Han h ace 22 siglos, de Tollan-Teotihuacan
que justificaba e n sus códices la dominación tolteca sobre sus pue blos
tributarios hace 17 siglos, de Bagdad e n el Califato musulmán hace 11
siglos, del París de la cristiandad medieval hace ocho siglos, o de los
Harvard o Londres aun e n el siglo XXI).
"' Mito en el sentido explicado po r Paul Ricoeur: "narración racional con hase en
mctíaforas o símbolos" que permiLe diferentes interpretaciones sin cl«jar de ser racio-
nales; es decir, es un trabajo hermenéutico el que descubn:: el sentido del texto. Pero,
al mismo tiempo, p t1cde ser un discurso <·ngat1oso que produce inversiones o falsili-
caciones de Ja realidad, u oculta momf'nlOs o categorías esenciales para producir un
esp<;jismo de aparen te verdad, siendo sólo una explicación parcial. En nuestro caso se
le quita al excedente el calificativo de injusto, de robo o de dominación (en los sistemas
económicos no-cquivalenciales anteriore~ al capitaJismo), o simplemente se le oculta,
con lo cual se e~ita explicar su o rigen como despojo (como en el ca~o dd pltt..trHIÚJr.
que aparece superficialmente en el mercado como ganancia en el capitalismo y en la
ciencia económica lmrg1usa correspondie1nc).
Parte I
CRÍTICA AL SISTEMA CAPITALISTA
Tesis 5
EL CAPITALISMO MERCANTIL.
SALARIO, PROCESO DE TRABAJO, PLUSVALOR
Y CAPITAL PRODUCTIVO
[G¡ J
68 CRÍTICA AL SISTEMA CAPITALISTA
que debían pintarse con finos p ince les y cocerse en refinados hor-
nos, y por último, el proceso del embalaje y comercialización por
rutas terrestres y navieras (a lo largo de 10 000 km de canales, al-
gunos con compuertas de hierro para permitir la conexión de la
navegación con los ríos) para ofrecer las mercancías a estratos so-
ciales como la nobleza o las clases dominantes en todo el continente
asiático, el mundo islámico, en el este africano y e n el Mediterrá-
neo. Esto inevitablemente suponía trabajo asalariado y plustraba-
jo, aunque frecuentemente el emperador chino exigía que fueran
eunucos los riquísimos propietarios de esos capitales industriosos
y mercan tiles, que creaban y acumulaban formalme nte plusvalor,
por más que Max We be r haya intentado probar lo contr:irio. 1 En el
comienzo de l siglo XIV China explo rará todas las costas de Améri ca
(por e l Atlántico y el Pacífico) , África (cartografiando el cabo de
Buena Esperanza) y Australia.2
[5.13J Este sistema de capitales mercantiles, centrado en China
y en parte en el Indostán (como el de la seda), era dominado por
los musulmanes en cuanto a su comercialización (por la hegemonía
sobre las caravanas de camellos en el norte de l Himalaya y por la na-
vegación costera e n e l sur) , desde la isla Mindanao hasta Marruecos.
Mie ntras Europa vegetaba e n su Edad Media feudal, el mundo árabe-
musulmán-otomano era una civilización clásica, urbana, empírica y
matemáticamente c ie ntífica, y económicamente con capitales, con
rasgos mercantiles, que inve ntaba instrumentos contables, de crédi-
to, bancarios, etc., para llevar a cabo las tareas del primer sistema
temprano mercantil.
l5. 14] La invención de la carabela eu 1441, pequeño barco que
podía transportar sólo 50 toneladas de mercancías pero navegar con-
Lra el viento -mientras que las naos chinas podían trnnsportar 20 ve-
ces más mercancías, pero debían atenerse a las corrientes marinas- ,
pe rm itirá la expansión oceánica de Europa del Sur, latina y he rede ra
del Califato de Córdoba, primeramente d esde Portugal (conquistan-
do las costas occidentales ele África e n e l Atlántico sur y dirigié ndose
1
Véase nusscl, 2007 [ed. inglesa. 2011 ), pp. 4ss. y fi9ss.
2Véase Mn izics, 2003. E.~La o bra, con sidc r<1da por muchos estudiosos como "fic-
ció n" mucstr.-1, como e n o u-os C'asos, la resistt!ncia de la "aC'.aclc111ia" a aceptar nuevas
\Ísiones de los fenó menos histó ricos. 1-'.s posible que m11C'hos argumentos de Menzic~ no
pmc be11 lo qui· intenta, p<'ro la C'Xistencia de mapas an1c riores al descubrimicnlO de las
rn~1as a rncri.canas (del Pac.ífic:o y t.kl Atlántico) es 1111 hecho, y los historiadores tradicio-
nales pasan por ali.o ese hecho pru/Jado. El euroccntrismo se protege de muchos modos.
EL C.\PITALISMO MERCANTIL 69
por las costas del este de África hacia el continente asiático, hasta Sri
Lanka y Japón), y p osteriormente desde España (que al atravesar el
Atlántico tropical hacia el Oeste, conquistó los pueblos originarios
de América Latina, y desde México llegó a Filipinas,Japón y China).
Desde el siglo xv hasta mediados del XVllI la Europa "recién llegada"
se ocupará del despliegu e del primer Sistema-Mundo económico en
su etapa de capitalismo mercantil, luego d e 1492, hasta alcanzar el
desarrollo de la temprana modernidad europea.
[5.15) De manera que el origen del capitalismo y el colonialismo
son simultáneos, ya que la acumulación originaria tiene su fuente pre-
ponderante en la extracción de la riqueza colonial. En lo que des-
pués será América Latina se producirá la dominación de las culturas
originarias, el "indio'', empobrecido y explotado en los sistemas de
la encomienda (explotación agrícola, principalmente de un trabajo
gratuito), e n la mita (opresió n igualme n te gratuita del trabajo indíge-
na en las minas, especialmente de plata), en las hacie ndas (sin salarios
equitativos), o simplemen te esclavizado (los campesinos del occidente
del África), sin salario alguno, los indios como sujetos productores
comprados de forma enaj enada como mercancías, "cosas" deshumani-
zadas explotadas por el capitalismo nacien te. El producto, transforma-
do en la mercancía del me rcantilismo, produce entonces ganancias
que de todas maneras contie nen ya fo rmalmente creación de plus-
valor (aunque no haya salario, tal como ya se originaba en Europa) .
[5.16) En el capitalismo mercantil, el propietario del capital (SJ del
esquema 4.01) ejerce dominación (g) sobre el trabajador asalariado
o no (S2), teniendo la propiedad de los medios de producción, de
la materia de trabajo, del producto y del excedente (X), relación de
propiedad figurada con las flechas h, j, i y J El s~je to que trab~ja
"aparentemente" es libre, al menos como aparece en las Leyes de los
Reynos de /,as Indias (no así el esclavo colonial) , pero las condiciones
objetivas de no-propiedad, de pobreza, lo reducen a sufrir en la ven ta
o mera extracción despótica de su trabajo una profunda dominación
inaugurada militarmente por la conquista y colonización. En el caso
del capitalismo me rcantil, entonces, los productores inmediatos no
serán Jos clásicos asalarfados posteriores al siglo X\.11I (del capitalismo
industrial, véase tesis Ó). Entonces, desde el siglo XV h asta mediados
del XVIII, en América La tina especialmente, los indígenas (domina-
dos y exigidos a participar en la encomienda, en la mita, y e n las ha-
ciendas como hemos explicado) y los esclavos traídos de 1\rrica (en la
explotación del azúcar y otros productos tropicales, principalmente)
CRÍTICA AL srSTF.MA CAPITALISTA
[5.31] El posesor del dinero (en este caso el rico) le ofrece al posesor
(sic) del trabajo (al pobre) la posibilidad de hacer un contrato que
aparece como de iguales, libres y fraternos: ya que pareciera que cada
uno ofrece al otro su mercancía, 6 uno el dinero y el otro su trabajo.
Parece ser un contrato (del que nos habla Smith en t:t origen de las
riquezas de las naciones) equitativo; es decir, justo. El dinero que supo-
sesor dará al trabajador por su trabajo cubriría (o pagaría para pasar
a ser su propietario) el valor del trabajo, y en esto consistiría el salario:
sería el pago e n dinero del precio del trabajo devengado durante un
cierto tiempo. Ese salario daría al posesor del dinero (todavía no-ca-
pital), que deja de perte1lecer a su propietario, la posesión del trabajo
del obrero durante un cierto tiempo, por ~jemplo 12 horas (ésta era
la jornada originaria de trabajo a finales del siglo Xv1IJ).
[5.32] Tanto el trabajador que ofrece su trab~jo como el pose-
sor del dinero del posible salario se encuentran en el rnercado, en el
mundo de las mercancías, en el mundo de los fenómenos ("lo que
aparece" a los ojos de los compradores y de los vendedores). Se tra-
ta de una fenomenología ontológica: en la totalidad del mundo de
los fenómenos aparece el dinero (D) de un posesor que compra y el
trabajo (T) de un trabajador que lo vende a la vista de todos. El di-
nero aparece corno dinero y el trabajo se presenta todavía corno traba-
jo. Allí se realiza el contrato por medio del cual el trabajador vende
(aliena) su trabajo y el posesor del dinero se compromete a pagar el
precio del trabajo una vez que lo haya realizado. El obrero vende su
corporalidad por un cierto tiempo, como el cordero (¿del sacrificio
semita?) vende su lana cuando se le trasquila.
" Lla mar al trabaj o u na "me rcancía " es ya fe tich ismo, pero nos encontramos toda-
via en u n horizome rle o c.u llamicnto de lo q ue acon tece detrás, en el fundamento.
El C..\PITALISMO MERCANTIL 73
ESQUEMA 5.01
TOTALIDAD YEXTERJORJDAD ORIGINARV\
TOTALIDAD EXTERIORIDAD
CAPITAL*
usada p or H egel AujhelJUng, que significa "arrastrar a rriba lo que estaba debaj o" (Sub-,
Auf), y "poner de ntro lo que e staba afuera" (-.ru111f1tio, -he/Jung). El pan comido es subsu-
mido por el cuerpo d el hambriento al ser digerido. Se lo niega 1;omo pan y se lo in-c,orpora
a la subjetividad camal humana. Es un concepto ontológico (marxista) esencial.
9
:Vlarx usa el concepto y la palabra "creación de la nada" [del capital] ( Schmpfung aus
Nicht) y no producción ( Pmduktion) cuando se refiere al plusvalor. Es una precisión
wn una suúlcza que ha pasado inadvertida en La historia del marxismo (incluido En-
gels y, por supuesto, LHkács, Marcuse o Jorge Ve raza) . Véase Dussel, 1990.
EL CAPITALISMO MERCANTIL 75
[5.5] El plusvawr
El capital es nada más que valor simplcrn Es en el capital, por vez primera,
donde el valor de cambio se pone como tal [ ... ] . lvlantiene en cada una de las
diferentes sustancias [determinaciones] la identidad consigo mismo. Perma-
nece siempre [en sus determinaciones y] sólo en tanto constituye un ciclo de
pasajes que permanentemente se renueva.' '
ESQUEi\V\ 5.02
REL.\CIÓ1\ TRASCENDENTAL AL SUJETO Hl: MANO POR l A PROPIEDAD
PRIVADA DE IA PFR\'1ANEl\CIA DEL VALOR QUE SE VALORIZA
12 l'arn l legel se es jH'r1rm.a e n tanto que sujeto <le dcrecl1os (véase la Rechsphilos<>-
fihi!., § 4 1).
1
~ Kant indicaba que la unidad del objeto quedaba garantizada por su referen cia
al sL0eto trascenden tal de apercepción (el "yo": /ch). El st0eto propietario del valor es
como el sujeto trascendental de apropiación d el valor como momento subjetivo de su
permanencia, <le su u11idad y de su identidad en e l tiempo: e l capital.
14 Es imponante indicar que Marx, en sus primeros eslUdios sobre la economía
ESQUEMA 5. 03
OETER.\'11.NACIONES ESEl\CIJ\LES DEL C.APITAL
~ Mp
b c d
D P - - -- M' - - -- D/g
~T~
Arlaracim1es al esquema 5.03: D: dinero; Mp: medios de producción; T: trabajo; P: pro-
ducto; M: mercancía; D/ g: dinero más g-dilancia. Flecha a: compra; flecha ú. proceso
prodn clivo; flecha c. puesta del producLO en e l mercado; flecha rl: vcma de la mercanóa.
16
El secreto incógnito de las teorías capitalistas es pensar que efectivamente h ay un
"capital humano" o que el trabajo, corno el medio de producción, tiene valor, o cu ltando
que el trab<tjovivo noesvalor, ni tienevalor, sino que tiene fuerza ele trabaj o (que es la que
por su parte liene valor). Pensar que el u-ahajo \~vo es, corno las otras determinaciones,
un momento del capital que porta valor es todo el misterio fetich ista del capital. El tra-
bajo no pona valor: es la fuente creadom del valrrr (ya que después de múltiples rotaciones
todo el valor es plusvalor acumulado, creación impago del trabajo vivo) . El salario no
paga el valor de! trab(ljO vivo; ésta sería una definición fetichista. Paga sólo 1afuerz(l de Ira·
bajo y explota el Lrabqjo vivo en Lan toque impago. Marx tenía un aprecio por la dignidad
(que es más que el valor) de la pe rsona inmensamente mayor que el craso constituir al
trabajo como valor, como capital humano: el materialismo deshumanizante burgués.
82 CRÍTICA AL SISTl'\l;\. CAPITALISTA
17
Su circulación continuará en el capital comercial y en el finan ciero, en el orden
nacional o mundial, y del presente en el futuro.
1
~ Éste es el tema del tomo 11 de El capital, por lo gene ral poco estudiado.
it• Véase Dussel, 1985, ~ 10. lss.
EL CAPJTALISMO MERCANTIL
(5.81] De manera irónica Marx habla del poder "civilizador" del ca-
pital, en cuanto que desarrolla un proceso de "mal infinito", como lo
indica Hegel, que tiene como horizonte el "mito del progreso indefi-
nido". Una manera de aumentar la ganancia era extender la jornada
de trabajo, a fin de que aumentara con ella el plustiempo de trabajo
y con ello el plusvalor. A este tipo de plusvalor se le llamará plusvalor
absoluto. No había entonces innovación propiamente dicha en el pro-
ceso de trabajo sino simplemente sobre-explotación del trab~jo. Pero,
de todas maneras, había un aumento de la ganancia. Procedimiento
que, sin embargo, tiene un límite y es que la jornada de trabajo no
puede extenderse indefinidamente, porque el trabajador se colapsa
por el cansancio, la debilidad y la imposibilidad física. Sin embargo,
el capital ha comenzado una carrera contra las posibilidades empíri-
cas del ser humano, para poder más y más alcanzar nuevos niveles de
ganancia. Ningún otro sistema económico en la historia había tenido
tan infinita codicia de acumulación de riqueza en pocas manos, cada
vez más ricas. Esto aparece como e l mito del progreso de la civiliza-
ción occidental.
sea el capital. El capital es el valor como movimiento del val.ar que pasa
de determinación en determinación, creciendo solamente en el rn u-
mento de la intervención del trabajo vivo (y por ello solamente él
crea nuevo valor); conservándose o aniquilándose después. El capi-
tal por fin es la circulación ontológi,ca (del todo: del capital industrial
al comercial y financiero como totalidad, individual, por ramos, por
naciones, mundial) que como una espiral creciente arrastra como en
un inmenso torbellino o un huracán gigantesco la vida humana (de
la humanidad) objetivada en el valor que se valoriza. Bebe la sangre
humana (si la vida se expresa en la metáfora de la sangre) como un
vampiro divino, o como el :\1oloch, fetiche fenicio, que ansiaba la
sangre de los primogénitos que debían sacrificársele (acto edípico
por excelencia que Abraham no cumplió con su amado hijo Isaac).
Bartolomé d e las Casas e ntendió todo esto en 1514 en Cuba cuando
leyó el texto semita del siglo JI a.C.: "Es inmolar al hijo en presencia
de su padre, robar el pan al pobre para ofrecer sacrificios"21 al fetiche,
y esto lo entendió en el comienzo de la modernidad, en el Caribe, e n
Cuba, cuando se origina el capitalismo.
21
Ben Sira, 34, 18. El hijo eran los indios (el productor, el trabajador), el nuevo dios
era el naciente capital m oderno . Se inmola a l hijo al padre; un nuevo Ed ipo.
Tesis 6
EL CAPITALIS~fO INDUSTRlAL. PLUSVALOR RELATIVO,
REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA, GANA:\TCIA MEDIA
YLA LEY DE L\ACUMULl\CIÓN
[6.11] Desde que hubo salario hubo plusvalor, y de esto hace al me-
nos unos cinco mil años. "El que no paga el justo salario derrama
sangre", expresa un texto semita ya referido hace 22 siglos. 1 Sin em-
bargo, dicho plusvalor era un excedente secundario, porque el asa-
lariado era un sistema poco importante y nunca hegemónico, pero
existía ciertamente. El capitalismo mercantil europeo desde fines
del siglo XV subsumió un proceso productivo artesanal y aunque
creaba plusvalor no había modificado materialmente dicho proceso.
La subsunción matenal o tecnológica del proceso de producción del
plusvalor significará una transformación real d e dicho proceso, y
constituirá el proceso propiamente capitalista d e producción. Esto
supondrá una Revolución tecnológica industrial que surgió en Chi-
na y en países del Oriente (Corca, India, etc.), y muy posteriormente
(adoptando práclicamente todos los inventos técnicos orientales) en
la atrasada Europa del siglo xvm. El mismo \'\'allerstein cae todavía
en 1989 en un eurocenrrismo hoy inaceptable.~ El capitalismo de-
n en Sini, 34, 22. El texto reflexiona también sobre el valor: "El pan es la vida del
pobre, qnien se lo quita es hornicida". El "pan"" es el símbolo del producto en cuanto
tal ~· es ol~etivación de vida; q uien lo roba al que lo produce lo ma1.a; es decir, le impi-
de recuperar en el consumo (subjetivar) lo que ha previamente objetivado (su vida) .
Vernos expresado simbólicamente el Lema del valor y del plusvalor, recordando que la
"sangre"' es la vicia para los semitas.
' En el voli1rnen m de su clásica obra The 1v1odtrn World·SJ1h'111, '\'allers1.ein ( 1989)
se ocupa de la Revolución industrial en Europa como si fuera el lugar del origen d el
proceso, y en el capítulo 3 expone el tema "The incoporation of va;,1. ncw 1.m1cs in to
LheWorld-Econorny (1750-1850) ", pp. l~7ss., en donde incluye a la India y no se refiere
a China: "In 1.he coursc of thcir new cconornic expansion (ancl moneta1¡ inflalion) o f
thc period 1733-1817, 1.he European world-economy hrokc thc bounds it had crcated
in t.he long sixteenth century I .. .]. lt began by incorporating zones which had al ready
been in its externa] arena 1 ... ] Lhe Indian sulKontinent, the Otornan em pire, the Rus·
[86]
EL CAPITALISMO INDUSTRIAL
sian empire and West Africa" (p. 129). ¡Es interesante que no nombra a China!, y por
ello reaccionará n egativamente ante e l libro de A. Gundcr Fraok ( 1995) sobre China.
3 Porque es el fundamento ( Grund en sentido hegeliano) oculto a todas las miradas.
12
De Bary, 1999, p. 269. Véase Jullien, 1999, cap. 4: "Acción o transformación"
(pp. 83ss.).
13
Sunzi, Ill (2001, p. 12.5) .
14
'Todos los elementos de.l arado bastardo holandés (de donde procede el de
Rotherham) fueron inventados en China, y datarían de hace más de dos milenios"
(Hobson, op. át., p. 272).
90 CRÍTICA AL SISTEYIA CAPITALISTA
[6.2] Plusoalorrelativo
17
Véase el Apéndhe colocado al final de este libro sobre la Lecnología. Además mi
obra, Dnsse l. 1984.
EL CAPITALISMO INDUSTRJAL 93
18
El descubrimiento del /Jlusvalor en los Grundrisse es equivalente al del precio de
pmdu.cción en los Manuscritos de 1861-1863. (Véase Dussel, 1988, cap. 9) .
19
Agustín Cuevas indicó, en el famoso Congreso de Sociología de 1975 en Quito,
que la Teo1ia de la dltmidencia dchía igualmente violar la ley del valor. Analizaremos que
no es así (véase más adelante tesis 10) . A. Gunder Frank, como negó fa validez de la teo-
ría del valor, tampoco pudo definir adecuadamente la Teoría de la dependencia, aunque
descubrió su temática.
20
Carta del 9 de agosto de 1862 (Marx, 1956, MEW, 30, p . 274). Vé~e Marx, 1975,
MEG1, ll, 2, 3, p. 815: "I .a renta absoluta no viola para nada la ley d el valor".
96 CRÍTICA AL SISTE'.'1-fA CAPITALISrA
ESQUE\IA 6 .01
MEDL'\CIONES CATEGORIALES DESDE EL DINERO HASTA EL PRECIO FINAL
DE LA MERCANCÍA
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2
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3 4 5
Cv - .,... C p - Vp - .,.vm- Pe
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Gi-A.
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Gm)
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9
Pp _.,... PI
Oferta
Demanda
10
D\ Gf
Aclaraciones al esquema 6. 01. TrJ: Trabajo vivo; 2. D: Dinero; J.if. Trabajo objetivado; 3. Cu:
Capital variable (salario); Ce. Capi tal cons1a.ntc; 4. Cp: Costo de producción; 5. Vfi: Valor
del producto; Pl plusvalor; 6. Vm: valor de mercado; 7. Pe. Precio de costo; 8. Pp: Precio
de producción; Cm: Ganancia media; Pm: Precio de la mercancía o de mercado; 9. l'f
Precio final de la mercancía; l O. Gf ganancia final (que no es igual a la Cm ni al f'l) .
[6.55] Marx, además, aclara por qué los productos agrícolas pue-
den alcanzar precios por sobre el costo de producción más la ganan-
cia media (es decir, mayor al precio de producción), en referencia a
los demás productos del m ercado capitalista. Esto le lleva a cuestiones
26
fn el r.1q11ema 6.01 colocamos sobre la Mun signo de prima (A-1), porque indica
que Ja mercancía conlicnc >'ª filusvalvr (M+f'0 que en el mercado st: transforma en
gananáa ( ~Vl+g') e n f'l precio de la mercancía.
27
Véase tesi-1> 6. 9.
EL CAPTTAI.lSMO IND USTRIAL 10 l
"" llemo~ tratado la cuestión en diversos momentos de nuestra obra. Véase por
ejemplo en Dus.sel, 2007b, § 7.3, pp. 255ss (que es el Apéndice 1 al final de esta obra),
donde nos referimos a las posiciones de P. Sraffa, l. Steedman, P. Sweezy, A. Shaikh, R.
Bhaskar, G. McCarthy y Raúl Rojas. Sin embargo. en ninguno de ellos se indica que el
tema debe definjrse como un po.~tulado 11ecesatio, abstracto o lógicamente posible y como
exigencia de coh erencia rncional de la economía crítica, que no se opone a la empírica
imposibilidad de dicha igualdad de valor y precio; puede tener incalculabilidad empíri-
ca y ser una idea regulafrva necesaria. Ésta seria la solución teórica al problema.
" Véase el tema en mi obra Método de la/ilosojia de la liberacirín (Dussel. 1974, s§ 14-
15, pp. 89-103), y más arriba en el esquema 4.02, las flechas a y b.
EL CAPITALISMO I NDUSTRIAL 1 03
32 Se divide el f1lusvalor por el salario o wpital variable. Pl/Cv (50/ 50) . Se dice varia-
,.; Véase cómo traca la cuestión J. Habermas, e.n up. cit., c. u, pp. 496ss.; pp. 477ss.
Haberm as tiene sólo un interés "sociológico", y nunca propiamenle económico, por
ello no pue de e n u·ar en la reflexión que ahora introducimos.
37
Al desconectarse el ~,ralor" y e l "precio", se destruye toda la "intención~ científica
del trabajo teórico de Marx. Piero Sraffa, Production nf Curnnwdities !J;• Mmns of Cmnrno-
dities. Prnl'lldelo a Critique of Economic Theury, Cambridge, Cambridge lJnivcrsity Press,
1960 (véase igualmente de Ian Steedman, Afane Aftl':r Sraffa, Londres, Verso, 1981, y
la polémica de lan Steedman-Paul Sweezy-Anwar Sbaikh y otros, n,e Value Contmversy,
Londres,Verso, 1981, en espe cial del último de los nombrados, "The povercy of Alge-
bra"), in ten ca j ustamente esta desconexión. Fr,mz Hinkelammert responde e n su obr.i
inédita La cohenmcia l.ógica de la am.slrucción de una mercancía patrón, San J osé, 1988, en
especial en el capítulo 1~ sobre "Las posiciones ideológicas de Sraifa". Véase, además,
Roy l:\haskar, Scümtijic Uealism arid Human Emanci{lation, I.o ndrcs,Verso, 1986 (cap. 3:
"La ilusión positivista. Esbozo sobre una ideología filosófica del trabajo", pp. 224ss.),
o George McCarthy, Marx' Critique uf Science and Pnsitir1ism, Boston , Kluwc r Academic
Publ., 1987. De Raúl Rojas, Da.s unvollendet.e Projekt. lur Entstehungsgeschichte von Atan.:
"Kapii.al, Hamburgo, Argumem, 1989, donde se estudia la cuestión de "Das Wert-Preis-
Transformation-Prohlem", pp. 208ss.
EL CAPITALISMO INDUSTRIAL 107
"' Véase mi Ética comunitaria citada, caps. 2 y 3, y en especial el cap. 12, "El capii.al
como ' relación social' estruClural, institucional e h istórica de dominación: el mal en
la economía ".
!19 Hemos demostrado, que colocar el "trabajo ,.¡vo" como "fuente ( Q:,¡elle) " (no como
"fundamento [ Gnmd) ") creadora (schajfmsche) del "-a.lor "desde la nada ( aus Nichts)" es
la posición de Schelling en la Philosophie der Offenbamngdel 1841 -cuestión que, pienso ,
hubiera dado a Habermas OLra interpretación completamente distinta d e Marx.
108 ClÚ'rtCAALSISTE~·L.\ CAPJTALISTA
ESQUEMA 6.02
MOVlMlENTOS A.\ITACÓN'JCOS DF. FUN OA M.t:NTACIÓ:--1
Proceso de producción
g Proceso de circulación
the elemen ts of the su~j ec t [ ... ] . Thc value depe n ds en tirely u p on uLility. Pre-
vailing opinio ns make labour rather than u tility thc origin ofvalue; an d thc rc
are even thosc who distinctly assert thal la bou r is thc cause of value r.. .).42
42 lbid., p. l.
4' !bid., p. 28.
.. !bid., p. 29.
• 5 !bid. , p. 37.
46
Este "fi nal degree ofutility" (iúid., p. 52) es el punto de partida dd fu turo "mar-
ginalismo".
•7 !bid. , p. 167, donde J evons cita a Smiú1, en The Wr.af//¡ of Nations, librn 1, c.ap. !>.
Evidentemente, Marx tampoco acepta la definición de Smith, po rque el trab<yo (corno
"trabajo vivo") ni es p recio ni t.iene precio; como "fuerza de 1.rahaj o" tiene preci.o , pe ro
no f~o, ya que cambia; de todas mane ras, antes que el "precio" el t.rab~jo dete rm ina el
"valor", y éste es el que determina el "p recio" (en e l f\sqnema 6.02 es necesario pasar po r
el mO\~rniento de la facha aal de la f lecha b, y no di reciame nte del "trabajo" al "precio").
Esta critica se encuentra re pe tidamente en Marx (véase mi obra Hacia un ~warx dl!:>cu-
nocido, caps. 1, 2 y 6) . Escribe Marx: "A. Smith [ ... ] unas veces confunde y otras veces
desplaza la detem1inación (Re.1tímrnung) del valor de las mercancías po r la camidacl d el
trab<\jO necesario [y la confu nde ... l con la can tidad de mercan cía por !a q ue puede
comprarse una determinada cantidad de trabajo vivo" ( Teo1ias del plmvalur, :\-léxico, FCF.,
t. 1, 1980; Mt:GA, ll, 3, 2, pp. %4.-365). El valor producido e n el "tiempo n ecesar io" es
parte del valor de la mercan cía (porque habría que añadirle el plusval01·); la "cantidad
de mercancía" que se compra con el salario(= valor de Ja capacirlad de trabajo) incluye
plusvalorque ahora "paga" el trab;1jado r con su salario. Es decir, el valor que se prmluce
en el "tiempo necesario" es menor que el valor de la mercancía; el dinero, qne se obtie-
ne por el salai-io, es igual a l pre<io = valor de la mercancía (de otrn mane ra: con el valor
de su salario puede comprar me nos v·alor que el que prodt!io para o btener dic ho sala-
rio). En esto estriba Ja c uestión "o ntológica·· por exce le ncia. Si la persona h umaua nu
es la "sustancia" (causa efec tora) o e l fünclamenlo <le la "de terminación" del va lor, toda
la economía se fe6chíza; C$ rlecir, st· funda "en" el capital, y nu e n la persona humana.
l 1o CRÍTIC'.A AL SISTEMA CAPITALISTA
'~ Barcelona, Gr\jalbo, l!.J79, p. 32; fr~e to Choose, ~ucva York, Avon Books, 1979,
p. 6. Véase a<lemás de Friedman, Co.pitaü~~n and Freufom, University of Chicago Press,
1982; a su maestro Friedrich Hayck, 'J'he Road n[Serfdmn, Chicago, lJnivcrsiLy of Chicago
Press, 1976.
49
Véase por ejemplo, e n teología la obrn de M.ichacl Kovak, The Spirit of Democrat-
ic Capitalism, American F.ntcrprise Institute, l'\cw York, 1982, en espe cial cap. 2. (pp.
104ss.): 'Theologically spc:aking, the free markct and the libcral polity follow from
liberty of conscience [ ... ] . ln this sensc, a defcuse of the frccmarket is, first, a dcfcnse
of eiliciency, prnd11r.tivity, inventivent~ss and prosperity. lt is aJso a deíense of the free
conscience [ ... )" (p. 112).Véase la obra tic llugo Assrnan11-Frm1z Hinkelan11ncn, Te-
ología y Emnomía, Vm.cs, Petrópolis, 1989.
r.o Véase la excelente crítica del pcnsamiemo de :\fax Weber en Franz lli11kelam·
mcrt, Las arm1¿s ideológica.1 dP. /(, mw'">te, UEI, San José, 1977, pp. fi4ss. F.sto es t:into m~ts
impo rtante, porque ciertamente Weber está debajo de los anál isis de .J. H abermas, y
por tanto de la filosolfa r¡ue se construye sobre su pensamiento. En efecto, en Eamcnnía
y Sod.edad (:\-léxico, l'CF., 1984) leemos: "Pretendemos hablar aquí de e conomía en otro
sentido r ... ] .Tenemos ele UH lado una necesidad o un gr upo de 11ecesidades y, de otro,
según apreciación del .~1üeto, un acervo escaso de medios f ... ). ~~~ neces.·uio r¡ue entre
en juego la actitud específica de lo económico: escasez de medios en relación con lo
que se apetece" (pp. 273-274-) . Puede verse la coincidencia con Jevons: lo económico
es la relación de Ja mercancía con el placer, sentimiento o "necesidad" del com prador
en e l rncrcado (no es la "necesidad" de l lrabajador o productor, q ue est.aha a l origen
EL CAPn'ALlSMO lNDL'~TRIAI. 111
del "producir" lo que, por no existir, había que ponerlo en la existencia por medio
del u-abajo).
~· Nos dice ingenuamen te Smi1J1: "In that early and rudt: stale of society which
procedes bolh lhe accumu la1jo n of stock [capital] and the app ropriation of laml, the
proportion bctwcen thc quanlilics oflabour necessaIJ for acquiring differenL o~j cc1s
seems to be the only circumstances wh ich can atford any rule for cxchanging thcm for
one another [ ... ] As soon as stock [capital] has accumulated in tl1e h;mds of p arlicular
persons, sorne of them 1¿por qué?] will na1.11rally em ploy iL i11 setling to work industri·
ous people [ ...] in order ro make a profit [ ... ] hy what t.heir labour adds [¿de dónde?}
to the value of thc matcrials" (The Wealth of Nation.s, 1, 6, Penguin Books, Harmonrl-
sworth, 1985, pp. 150-1 51; México, FCE, 1984, pp. 47-48). La (mic.a cuestión que habría
que plantearle a Smith sería: ¿Ese "as soon as stock ... " es un estado de naturaleza o es
un momento y producto de inHi Luciones históric.as? y si es una insti lución h istórica, de-
berla estudiarse el problema d e si un "efecto" a f1ost.miori no 1ienc alguna "causa", y 110
simplemente juzgar dicho "efrcto" como u n factwn a priori de la razón natural. En t~Wi
estriba LOdo el problema de una economía "crítica", el de la Filosofía de la Liberación,
ya que ese Jactum "histórir.o" es una "falca estructural", histórica, originaria (véase mi
obra Ética mmunitaria, caps. 2.2-2.6 y 12.4-12.10). Pienso que es la cuestión esenr.i.il ele
la lilosofia contcmporánc.a.
1>: J. Rawls, 1917, p. 41; ed. inglesa, p. 13. "Chance" (azar) es el concepto <JU<' rem-
plaza a Ja "r.<cionalidad" a la que aspiró Marx.
~· Es azar nacer en una familia rica o pobre, pero es una <letcrminac:ión h istórica
(que hay que explicar), el que hay-.i r icos y pobres.
112 CRíTICA AL SISTEMA CAPITALISTA
1
Sobre la significación de l proceso de totalización véase Dussel, 1977, 2.5, y Dusscl,
1973, § 21 (vol. 2, p p. 13ss.) ; Dussel, 1998, S 3.1.
2 Fukuyama, 1992'.
[1J !'> l
114 CRÍTICA AL SlSTf ..MA CAPITALISTA
ESQUEMA 7.01
LOS CUATRO MOMENTOS DE UNA REL\CIÓN
Momento
Momento
A _ _ _ _ ___. tiene una relación C con B
Dirección D
6
El término portugués fPLiro proviene del latín fw:tu.rn (hecho, ya que en las lenguas
romances la "h" se transforma en 'T') .
7
Sobre el tema, Dusscl, 2007b, pp. 25-125; en especial pp. H9ss.
CRÍTICA AL SJSTHIA CAl'lTAUSTA
ESQUEtv:l\ ·7.02
FETICll lfACIÓ:'-1 PROGRESIVA DEL CAPITAL l1'DUSTR1AL, CO MF.RCIAL Y
FINANCIERO
Capital que
rinde interés
Capital
comercial
Capital
industrial
---~.................
'V--~...............
J' '--~..............~~------........
~
Proceso de producción Proceso de circulación
8
fl capita~ e, cap. l. 4 ( J97.'>b, 1/ l , p. 82; 1975, 11, 6, p. 109) . "Todas las de1cr m ina-
d o nes d e Robinson se re pi1cn ahora, sól o q ue comunitarimnmite en vez de individual-
mente " (ibid.) . Véase tesis l. 43ss.
118 CRÍTJCA AL SISTEMA CAPfTALISTA
" Véase la larga trayecloria d e Ja, cinco redaccionc~ (~i c;on l.amos también lasco-
rre(·c;iones y agregados a la segund a edición de 1872) de este p rimer tomo de El m /1ital.,
en Dussel, 1985. 1988 y 1990. el único cmncn tar io compl.eú1c xisu.;n te mundialmente de
las cinco redacciones de la famosa obra.
s
''' Véase la probk:m:itica de fi twhlo y pobre en :\farx, e n Dusscl, 1985, 18.6; 1988,
~ 15.3.
FETICHIZAClÓ!\ PROGRESIVA DEL CAPITAL
11
Marx rcd acr.ó enteramentt' csti.; tomo en 1865, y posteriormente dejó 111uc:hns
manuscr iw, (véase :\11.arx, MEGA, 1975, 11, 11 , parte l y 2) . Vbl"f' la problemática de este
tomo en Dusscl. 1985, caps. 6, 13 y J 4; 1983, caps. 9 y J 2; 1990, caps. ~ y 6.
1 20 CRÍTICA AJ, SISTF.MA CAl'ITAl.ISTA
12
Véase la referencia ya cicaela ele Dussel, 1990, cap. 3.
n "El tie mpo total de rocación de u n capiuil dado es igual a la suma ele su tiempo
ele circulación más su tiempo de producción. Es el espacio de tiempo que se extiende
elesde el momento en que se adelallla el ~-.dor de capital l.i~jo una forma determinada
[D por e,jcmplo] ha.~ca el rewmo <le! valor del capital en proceso bajo la misma forma
[de nuevo V, pe ro acumulando plusvalor o realizando gananciar ( /<,'[ capíta~ .1893, de
Engcls), 11, cap. 7; 'Marx, 1956, MliW, 24, p. 154; 1975b, 11/ l , p. 183).
11 Aquí se esrá hablando de la circ ulación por sus determiru.u:iom's. La p rimera fase es
D-M, antes ele Ja producció n ; la segunda fase: proceso de producción; tercera fase: M '-
D': nuevamen te circulación, e n su sentido IÍntico entonces.
i,; Manu.scriw f, tomo u de r:t capital (1865) (Marx, 1975, ,\ff.GA, n, 4, l , p. 178).
16 Se puede partir del dinero (D) (es decir: D-T-:\'1p-P-yf'-D +G), o del producto (PJ
19 Esas nuevas C<ltegorías son, por ejemplo, la de capital f!ariable, que es el dine ro
como salario del cual saldrá la ganancia desde el plusvalor no pagado, y capital amstan.
te, no creador de plusvalor, son los otrns componen Les riel proceso de n·abajo (medios
de producción). Estas categorías son momentos de la fase de circulación fmmiarnl pro-
ceso productivo. Las de capita l circulante y fijo son caLCgorías materiales del proceso de
producción mismo. La realización del plusvalor como ganancia y su ac1wm/aáón serán
categorías de la fase de circulación j>osteriores al p roceso de u·abajo q ue culmina como
producto.
20
Esta "M" es la mercancía "medio de p roducción " y "trabajo", comprados al inicio
del proceso.
21
!vfarx escribió en completo este LOmo enu·e 1864 y 186!), y muchos otros ma-
nuscritos posteriores que se refieren al tomo 111. Estúdiese la problemática en mi obra
Dussel, 1985, cap. 15; 1988, cap. 12; 1990, caps. 2, 4 y 7.
122 CRÍTICA AL SJSTE\IA CAPITALISTA
'" Para Hegel la "realidad" ( Wirldichheit) ocupaba una tercer<i parte d e su Lógica. La
primera crn la parle clcl "ser" (Sein) (para Marx la producción <lel capital), en la segunda
la "existencia" (Existenz) (para \farx la circulación) , y la tercera era la "unidad del ser
y la existencia": Ja "realidad" (fJa1·a 1\ilarn la "unidad de la. producción y la circulación",
tom o 111 ).
n 1\!lanuscrito de 1861- 186}, Cuaderno Vl (Marx, 1975, MECA, JI, 3, p . 333; !V[arx,
19 75b, l, p. 33).
,, De manera d e finitiva Marx se o cupará del tema e n la Sección primera del !Orno tres
d e Fl cnjlilaí. Véase al línal r1péndice.
FETICHIZACIÓN PROGRESIVA DEL CAPITAL 123
trial (D' l del esquema 7. 02), dos como ganancia comercial (D'2) y dos
como interés (D'3). El plusvalor, abstracta y postuladamente, debe
ser igual a la suma de todas las ganancias (y aun a la renta del suelo si
lo hubiera: R del esquema 7.02). Éste es el concepto de la cuestión: el
trabajo vivo es el único que crea el plusvalor que aparece fenoménica-
mente en formas diferenciadas de ganancias. La economía capitalis-
ta, en cambio, toma a las diferentes formas de ganancias como fruto
de los diversos tipos de capital; dichas ganancias se le aparecen ficti-
ciamente como si fueran creación auto-referente del mismo capital
surgida desde el mismo capital (para Marx pretensiones de creaciones
de la nada).
25 Véase F:l capita~ III, 16ss. (.\.farx, 1975b, llJ/6, pp. ?142ss.; .M arx, 1975, MECA, ll, '1,
19
"El capital comercial no es otra cosa que capital que anúa dentro de Ja esfera
de la circulación. El proceso de circulación es una fase de l p roceso global de la re-
producción. Pero en el proceso de la circulacion no se produce ningún \'alor, y por
consiguiente tampoco se produce plusvalor alguno [ ... J. Si e n la venta de la mercancía
se realiza un plusva lo1· ello ocurre porque ese pi usvalor ya existe en ella" ( iúid., 197.'.ib,
!Tl/6, p. 338; 1975, \-!EGA, 11, 4 , 2, p. 353).
50 "El trabajador de comercio no produce plusvalor en forma directa" (ibid.. cap.
Estado y valor antes del capital ismo, hay ig-ualmcnte cat1ital antes de la moder n idad y la
bw·gucsía. Pero i.anLo, el Estado como el valor tic cambio y el capital ad<Juicrcn en e l
capitalismo una fisonomía singular, única. El capital aparece como capital gent:ml:izalk.
no sólo como u:1 tipo especílico de riqueza. l .a producción de plusvalor como fin fn-irt·
cipaly gener-aliz,ufu de la producción hegemónica, y la compra de todos los procluc:tos
sólo en el mercado, más el carácter social de la división y del trabajo, determinarán a l
capitalismo como e l sistema determinado plenamc nLc por e l capital en la Edad 1\fodcrna
europea.
CRÍTICA AL SJSTE:\lA CAP!TAUSfA
2
" Véase l\farx, l\l ta/!ilo.l, lll, en Seccirmes W(lrla y qninta, cap s. 19 y 21-36 ( m/ 6 y 7,
pp. 403ss.; ll, 4. ~- pp. 387ss.).
"' "En cuanto dinero mundial (Wellgelt:[), el dincm nacional (Lande,getJ¡ se despoja
de su carácter local'. (!bid., m, cap. 19; m/6, p. 407; n, 4, 2, p. 390).
" Marx. El capital, m. Sección séf!Cirrw, caps. 48-final (m/8, pp. 1037-1121; JL, 4, 2, pp.
834-~lO 1). V éasc mi o bra l.r;s metá/iiras teológú:as de Marx (Dussel, ~007b).
FETICHT7ACIÓN PROGRESIVA DEL C'\PITAL 127
La distribución ldcl plusvalor en las tres formas de ganancia] más bien presu-
pone la existencia de esa sustancia, a saber: el valor global del trabajo anual,
que es nada más que trabajo soaal objetúmdo. Sin embargo, no es en estafonna
como se presenta la cosa a los agentes de la producci ón .~'
35
Véase Dusscl, 1977, en l.J.1.2.
i;; Véase Dussd, 2007b.
~7 Marx, i/Ji.d., cap. 48 (Marx, 1975h, fll/8, p. 1047; 19!>6, Ml·:n-; 25, p. 830).
311 En el texto Marx se está refiriC'ndo al interés, la renta y el salai-io, que son forma~
º" "... als mysterioese und selbstschoepferische Quelle ... ".Sobre e l sentido de "fu-
ente" (Quillle) y no "fundamento" ( Gruná), y "creadora" (schr:epjéischc) y no meramente
'productiva', véase mi obra Dussel, 1990, caps. 9 y 10.
''" fü m/Jital, m, cap. 24 (Marx, 197t,b, m/7, pp. 500-507; Marx. l95fi. MRW. '.6, pp.
'1Ü5J110; Cll Marx, 1975, MEGA, 11, 4, 2, pp. 462--166).
FETICHJZACIÓK PROGRESIVA nEI. CAPlT·\L 1 29
T esis 8
COMPETENCIA YMONOPOLIO
1
Dicho sea d e paso, y contra los qne pensaron que capitales o p aíses subdesa.rrol/a,
dos eran conceptos de la economía burguesa, e s necesario recordar q ne "desarrollo"
(l~nlwícklung) es un concepto on Lológico hegeliano (el de.wrrollo del Concep!o c11 su <le-
ven ir Tdeo.), de donde Marx se inspira para hablar ele capitales (in dividuales, po r rnrnos
o n aciones) rnás o menos desanollados (según su wmjJo~ú:ióri mp;ánú:a, como veremos).
' La teoría de ,\larx de la compct.cncia incluye la esfera de 1.a p roducción, porque
explica que la función en el mcrctdo que iguala los p recios pu ede cornctcr pérdida de
plusvalor que es trabajo humano a n iquilado. De esta manera una antropo logía relacio-
na la economía <t la ética. Para la economía hurgues<1 la competen cia es sim p le mente
u n mecanismo sin relación algtL11a con la érica, lo cual es recluctivo, como vere mos más
ade lame, sobre todo que n o ve la injus1 icia <'n la tramfrre ncia ele valor (y ni siquiera
1.icne categorías para descubri.r esa. transferencia de traba jo humano robado a otro
cap ital, cuestión que pasó inadvertida a mf1s de un m arx ista 1radicional).
COMPETENCIA Y MON"OPOLIO
• En cierta manerd el análisis <le todo lo conn •rnie nte a un capital global 11ac.ional
es una consideración abstmrla, ya que un horizonte económico de un Estado abstrae
una parte (el mercarlo naci()nal) de l lod.o concreto (el Jncrcado mundial) . Marx indi c.a
que el mercado externo de un país es pan.e clel mercado iutemo mundial. Aquellos que
criticaban la Teoría de la dep e11dencia po r ser me rame nte e.xlerna olvirlaban que e rn
un análisis interno de un w <Lo que comprendía lo nacio nal y lo local regional ern una
abstracción si no se consideraba la de pendencia nacional como el iodo mundial del cual
la nación ern una pmte. Críticas parciales y antidialfrucas hed rns e n nombre del mar-
xismo frecue nte mente.
7
Gnmdrisse, rv (Marx, 1974. p. 316; Siglo XXI , vol. l , p. 366). Véase Ous.sel, 1985,
pp. 19'3ss.
• l/Jid., \'ll (p. 543; vol. 2, p. IG7).
1 34 CRÍTIC·\ :\L SISTEMA CAPTTAUSTA
valor [ ... ]." "El capitalisLa se inclina a considerar al precio de costo como el
verdadero valor intrínsew de la mercancía [ ... 1. Si en la formación del valor
mercantil no entra ningún otro elemenco que el adelanto del valor del capi-
talista, no es posible comprender cómo ha de salir de la producción mayor
valor que el que ingresó en ella, salvo que se cree algo de la nada. Pero Torrens
sólo elude esta creación de la nada (Schoe-pfungausNichts) [que] se transferirla
de la esfera de la producción9 de mercan cías a la esfern de la circulación
mercan tiJ. lO
9
Obsérvese que es en esta esfera donde Marx sitúa al plusvalor como una "creación
de ta nada" del capital.
'" El 1:apital, m, cap. l (Marx, l 97Sh, vol. m/6, pp. 42-43; l\J.'i6, .'•lli'lV, 25, pp. 47-48) .
COMPETENCIA Y MO:-lOPOl.TO 1 35
[8.2J El monopolio
"'Ihid., cap. 10; 1975b, 111 /6, p. 225; 1956, 2.\ p.187.
11
!bid., cap. 6; 111 / 6, pp. 12\Jss.; 25, pp. 115ss. "Los fenómenos que investigamos
e n este capíLulo presuponen, para su pleno desarrollo, el sistema c:redir.icio y la com-
petencia en el mercad o mundial ( Weltmarkt) , el cual constituye en general la base y la
atmósfera vital del modo e<tpitalista de producción" (ibid., p. 1%; p. 120).
,., Ihid., cap. 45; 11t/ 8. p. 958; 25, p. 762.
"' /bid., cap. 45; lll/8, p. 981 ; 25, p. 780.
17
lbid., cap. 46; m/8. p . 986; 2\ p. 783.
COMPETF.l\CIA Y MO'.'llOPOI.10 1 37
ii lbirL
IU T/JiJL, lll/ 8, p. 987; 25, p. 784.
2'l "1:-e parece al <JllC ha comprado un esc:lavo <)lle la propieda<l del esc:lavo ha ~i do
1 Por ejemplo e n fü rnpital, lll, cap. 8 (Marx, 1975b, m/6, p. l80ss.; 1957, MEW, 25,
pp. 152ss.). Alguno podría pensar c¡ue la relación e nu-e países es ddinitivamence irre-
levante; sin embargo, es la relación de com petencia enLre países la relación última real
y concreta en e l mercado mundial.
• En los Grumlrisse ( 1857) ya ataca la cuestión (véase Dusscl, 198fí, § 9.3) . En 1864
escribe: "Encendemos por com/Josiáón del capital la relación entre su componente
variab/.e (salario] y cmisumte lcapical [ijo, que no circula ... ]. Se requiere determinada
masa de fuerza de Lrab;yo ¡ ...] para producir una masa determinad a de producto por
ejemplo cu un día, y por consiguic1Jte poner en mo~imien to [ ... ] de1crminatla masa
de medios de producción [ ... ]. Esta propordón es diferente e n diversas csfern.s [ ... ].Esta
proporción constituye la comfmsfrión técniw del capical, y es el verdadero fundaJJ1ento
de wmposición urgánica" (/'."l capital, IU, cap. 8; JU/ 6, pp. 182-1 83; :Vla1·x, 1956, ,\11·.W. 2:),
p. 154). "A la composición de valor del capital, en Lanto la m isma resulta determinada
por su composición témica y la refleja, la denominaremos la composición argánica dC'l
capital" (ibid., p. 184: p. 155) .
' Véase E. Dussel Peters, l 984, Cuaderno leawlógico-histórico (F,xtractm de lectura fl 56,
Londres, 18.51), inLroducción incluida en esta o bra como ;lphuliw 2.
[ 1301
CRÍTICA AL SISTEMA CAPITALISTA
tipo. Fue entre enero y julio de 1863 cuando 1'v1arx comprendió defi-
nitivamente e l papel de la tecnología (y por lo tanto la categoría de
plusvalor relativo y de composición orgánica del capital) .·1 Es decir,
la máquina ofrece mayor precisión y velocidad en el proceso de pro-
ducción; además, ejerce mayor fuerza permitiendo que el trab~jador
no dependa de su capacidad muscular (por ejemplo, las mttjeres).
En fin, la máquina no remplaza al obrero sino que aumenta su ca-
pacidad productiva, torna absLracco el proceso del trabajo, elimina
la experiencia artesanal de dicho proceso, disminuye la proporción
del salario en el valor por unidad de producto, permite al capitalista
(como propietario de la máquina) dom inar el proceso mismo arreba-
tándoselo al obrero, que ahora es más prescindible, intercambiable.
Pero la máquina no crea valor, sólo aumenta la eficiencia del traba-
jo, pero en la jornada de trabajo produce {,a rnisma cantidad ¡;wbal de
valor (de cambio) que antes. Además, para apretar un botón de la
máquina a vapor que produce la tela no se exige gran conocimiento
técnico corno en la producción artesanal. La máquina, o el rostro me-
tálico del capital cotidiano ante el obrero (como metafóricamente lo
represcrlla Charles Chaplin en el filme Tiempos modernos), es ahora un
mayordomo mucho más exigente, puntual y feroz que el que organi-
zaba con su látigo el trabajo de los esclavos e n el Caribe.
[9.13) Marx comprende de manera definitiva cuál es la diferencia
entre la subsu.náón" formal capitalista del proceso del trabajo (gue se
llamajürmalya que es formalmente económica porque crea plusvalor,
como una indígena que en su telar tradicional produce un t~jido) y la
.mbsunáán 11u1terial. Esta úllima es la que se ha modificado materialmenu
(es decir, fisica e instrumentalmente) el antiguo telar de made ra mo-
vido por una palanca gracias a la presión de los pies de la indígena ha
sido modificado por un tela r mecánico, con una máquina a vapor y que
de manera automálica, sin intervención de manos ni pies del obrero,
produce la tela. Se Jfa modificado materialmente el proceso técnico de
producción. Ahora se crea más plusvalor (no es la máquina la que lo
' Dusscl, 1987, cap. 13. Lo que Marx 110 sabía era lo mucho que Inglaterra y Europa
debía a la Revolución maquínica e industr ial de Ch ina (véase [ lobson, 2006) .
~ En ale mán , del la tin s1tbsmn/Jlion. Pero en su raíi germana es ,11tjhelmnff, como
ya hemos indicado. de origen omológico hegeliano (aunc¡uc es un concepto d e Kant
usado en e l caso <k la hilatio o inll!ición illlelectual c¡ue dcdn ce <le las premisa~ la con·
clusión : la condusión asume [subsumptio en larin) a las premisas 11 ~~ándo/as como tales).
El trabajo vivo es subsumido en e l capiral en el momento en que el trab;i\ja<lor cmno
r.apital comienza el proceso productivo como asalariado.
COMPETENCIA l':-JTRE CAPITAi .ES Sl!'\GULARK5
El capital A, que pierde tres unidades en su precio (18- 3 = 15) los transfi ere .
El capital B, que pierde uno en su precio, lo transfiere.
El capital C gana uno; lo recibe como ganancia extraordinaria (Ge).;
El capital D gana tres; lo recihc como Ge.
'º Elwjlital, lll, caps. 13ss. (\iarx, 1975b, Ill/ 6, pp. 2fi7ss.; 1956, Ml~1V, 2."i, pp. 22lss.:
1975, Mf.Cr\, 11, 4, 2, pp. 285ss.).
11 Véase Dw>.sel, 1985, rnp. IO.
CRÍTIC:<\ Al. SISTHIA CAPITALISTA
ESQUEMA 9.01
TR.t::S TIPOS DE R.EfACIO:'.\IES: LA O.El. Ci\1'1TAL-TRAB1\jO, LA DEL CAPITAL-
CAl'TTAL Y 1..\ DEL TRAB.'\JO-TR..\Bl\jO
Capital 1 Capital 2
Ramo de capitales 1 ----'~ b - -- · Ramo de capitales 2
Capital global del país 1 Capital global del pals 2
a1 a2
Trabajo 1 - -- • e - - - - Trabajo 2
it Rqm~sen 1 ada p<>r las _f/rchas a del es1ru11ma 9. 01. Hahr.í una diferencia entrt· la
La baja [tendencia!) de ganancia [ ... ) provoca necesariamente 1111 ;:¡ luclra rom-
petitit1a [ ... J. El nuevo capital l ... J debe luchar por conquistarlas flas condicio-
nes para contrarrestar esa baja), y ele este modo Ja b~ja en la tasa de ganancia
suscita la lucha de compete ncia entrl' capital!'s. 's
16
"Puesto que la masa de u·abajo vivo empleado siempre disminuye en relación a la
masa del tr.tb~jo ol:>jeúva<lo que aquél pone en movimiento [ ... ], entonces también
la parte de ese tr.tbajo vivo que está im pago y que se objetiva en plusvalor debe hallarse
en una proporción siempre decreciente con respecco al volumen de ,·alo r d el capi tal
global empleado" (lll, cap. 13; 111/ 6, pp. 271-272).
17
/IM.. cap. 15. 111 (111/ 6, p. 332; Mf:\V, 25, p. 269).
1
~ J/Jid., (111/ 6, p. 329; MLiW, 25, p. 267).
CRÍTJCA AL SJSTE:\L\ CAPITALISTA
''1 lóid., lll, cap. 14, V (lll/fi, p. 304; M!·:W, '.L'J, p. 248).
0
"" ióüL, lll, cap. 8 (J 975b, IU/6, P- 185: ;vtEW, z'i, r- 15fi) _
CO~ J>ETE!\CLA ENTRF CAPITALES SlNGClARF.S
' 1 I/Jid., cap. l?i (Ill, p. 333: Ml.'\t·; 25, p. 270) . Hay otro texto rm1y semejan te: ".\qnc-
llos economistas que, como Ricardo (o Hayek o Fukuyama dir[amos hoy], consideran
como a.bso[uto el modo de producción capitalista sienten <.quí que ese modo de pro-
ducción se crea un límite a sí mismo [ .. ,J. Su horror a 1<1 tasa decrecien te de ganancia
es la sensación d e que el modo capitalista de producción de la riqueza h alla en el de-
sarrollo de las fuerzas productivas un límite qne nada tiene que ver con la producción
de la ri<¡uc:r,a, sino que, por el contrario, llegad o" cierta e tapa, e ntra e n conflict.o con
el desarrollo ulterior· de esa riqueza" (ibid., cap. 15, J; 111 /6, p. 310; ,;.mw, 25, p. 252).
Te!iis JO
CO.M PETEI\CIA ENTRE CAPITALES GLOBALES ~ACIO NALF.S
DE LOS PAÍSES DESARROUADOS YSUBDESA.R.ROLLADOS.
LA TEORÍA DE LA DEPENDENCIA
Nueslra tesis es [ ... J de que no hay ningún erpruio Leórico en el que p uede
asentarse una teoría de la dependencia marxis1a [ ... ] J\dernás la teoría de la
depen<lc ncia presenta ou·o problema, que consiste en el Lratamiemo no dia-
léctico de las relaciones cn u·c lo exlerno y lo interno ;~ d predominio omní·
modo de Ja categoría dependenci.a sobre explotacíó11, <le la nación sobre la dase. 3
Del h echo de q11e la ganancia pueda estar por deb~jo cid plusvalor [ ... J se
desprende que los fmíses pueden intercambiar continuamence entre sí[ .. .J sin
que por ello hayan de obtener ganancias iguales r... ], sólo que en este caso
d io no ocurre de la misma manera que entre el cajJitnlista y id obrero.•
1
Véase O. Camacho (ed.) , 1979, /Jp/xJtes sobre /,a TtOlia lk la rúpendencia; a<lcm;'is Th.
Dos Samus, 2002, p. 49.
t Imd., 1979, "Problema.~ y pcrspcnivas ne la teoría de la drp<.-udencia", p. 8 1.
~ Tbid., p. 92.
·• Crundrisse, .Marx, 1974, p. 755; yfarx, 1971, vol.:.!, p. 451.
COMPETENCIA EVfRE CAPITALES GWl\AI.F.S l\ACJOKAl.F.'i
$ Véanse m is obras Dussel, 1983 (cap. 18), 1987 (cap. 20, cid que tomaremos m u-
chos textos), 1990 (cap. 7), e tc Más rec:ienteme nle léase T h. Oos Santos, 200:!, d oncle
vuelve sobre el te ma y muestra Ja valide?. acmal d e la Teoría de la dependencia.
6 Se argume nt:mí. que es necesario "sm tin1ir las im ponacion cs" instalando en Sao
Paulo, Buenos Aires o México fábricas de Ford, µo r c;jemplo. T uvo su momento clásirn
en la Llamada "clécada d e l desarrollo" ( 1954-196'1), argumento esgrimido contr.1 C'1
populi.~mo, o contra el desarrollo d e una cierca burguesía n acional pe riférica (qur
habíase expandido enlre J 930 y 1954, y q ut: inicia su decac!encia d esde los golpes d e
&cado con traj. 1\ rbenz, (~. Varh'<ls,J. D. Pc ró n, etc. Véase Dussel, 2007, § 11.2.
' Lenin, 1976, ''º'- 5, p. 384.
CRÍTICA AL 5 lSTEMA CAPITALISTA
8
!bid., p. 376.
9 Grossmann, 1979, p. 277.
10
l bid., pp. 278-279.
11
O. Banc1-, 1956, Einfuehrurzg in die. Vo/Rswirsdiajlslehre. p . l 65.
COMPETENCIA ENTRE CAPITALES GLOBALES :>IACIO;-.IALES
sólo entre capitales agrícolas e industriales, sino entre Jos capitales in-
dustriales mismos. Tiene enton ces menos precisión que Grossmann.
R. Rosdolsky, en su definitoria obra Génesis y estructura de I':t wpital,
expone:
17
Beu e lheim . 1971, p. 17.
'" !bid. , p . "l4.
"i l'allo ix, 1971,p.105.
" ' Jbid., p . 113.
COMPETEN CIA ENTRE CAPITALES G LOBAi .ES NACIONAU:S
~~ Th. Dos Santos, 2002, p. 126. Se habla de "excedcn tc·s" en vcz de "plusvalor "; se
indica que son "captadores" pero no se usa el con cepto más claro de "transferencia",
etc. De wdas m anc ras la obra c!emuestra la pertinencia y actualidad de la 1'emia de la
dependencia, que nosotros apoyamos siempre como ei mismo Th. Dos Santos, y que cor:
él winddimos e n la sustancia del asunto.
CRÍTICA AL SISTEMA Ci\l'IT:\l .l~TA
[ ... ] l\mérica Latina deb ió hacerlo median te una acum 11lación fundada en
una sú pe r-eAjilotación del trabajador. En esta con tra<licción r ad ica la esencia de
la depende ncia lati noamericana. La tesis ccntraJ í ... consiste en en unciar
que J e l fimdamtmlo de la dep end encia es la súper-ex-plotación d.el trabajo.30
En lo que respecta a los capitales invertidos en las <:olo nias, etc., los mismos
pueden arrojar tasas de g·anancias más elevadas porque en esos lugares, en
general, a causa de su hajo deyarrollo, la tasa de ganancia es más elevada, y lo
mismo, con el empleo ele esclavos y c:ulícs, etc., la [mayorJ explotación del
trab~jo. 34
ción orgánica y salario: "Al co m panu· países de diversas fases de desarrollo, en especial
al comparar países de prndHccióJ1 capitalista desarroll<tda con o tros e n los cuales t'i
trabajo aún no se halla formalmcute subsumido al capital, pese a c¡ue, en la realidad,
el trabajador es explotado p or el capitalista (como en la India, d onde el raiat trabaj a
como campesino independiente) 1. .. J sería un completo e rror querer medir (sólo)
por el nivel de la tasa naciona l de intC'rés, d nivel de la tasa nacio11al de gan ancia l ...
]". (!bid.; \farx, l 975b, llli6, p. 274;1956, MliW, 2.'°J, p. 22!'>).
"' Marx la usa m uchas \'eces. Por <jcmplo, cuando c·scribc sobre el "capi1al g lobal
(GesamtkafJital) de una nación" ( Orund1-isse; Marx, 1974, p. 735; 1971, vol. 2, p. 425). ''Si
imaginamos u.11 capital tinico, o se considera a los diversos capitales d e un país corno
un capital (capital nacional [NationallwfiilrdJ) por oposición al de los ouos países)··
(Grundrisse; p. 554; vol. 2, p. 181). O, el "capita l de la nación" (Grt1.ndrisse, p. 515; vol.
2, p. 132).
"' Tbi<L, p. 304; p. 248.
CRÍTICA AL STST K\fA CAPITAl.ISTA
Ahora contamos ya con más categorías para encarar los tem as cen-
trales de la Teoría de la dependencia.
15
: f:l mpital, 1, cap. 20 (Marx, 1975h, l/2, p. 685; 1975, u, 6, p. 520) . Marx cil a aquí
un texto de J. Anderson: "El precio real es lo que al patrón le cuesta efeclivameme
ci!' rta can ti dad de tr.1bajo c:jcc.utadu, y d esde este p u nt.0 d e vüta, en ca5i todos los casos
el t:rab<tjo es más b arato [relativamente] en los países r icos que en los pobres" (ibid.,
n o1a 65).
'" Carta del 28 rle diciembre de 1846 a l•:ngels (Marx, 1956, MEW, 27, p. 207).
COMPETE~CJA ENTRE CAl'lTALLS GLOllALK<; l'i:\CION:\l.ES
Así como el mercad o f ... I se d ivide en home market y Jorei.gn market [ ... ] el
mercado mundial no sólo es el mercado interno en re lació n a todos los fo-
reign marlwts que existen como exclusión de él, sino qu e al mismo tiempo el
mercado interno de todos l osforeign marketsson partes com p on en tes a su vez
del home ma1kel. 30
[10.41] Marx repitió que tanto la explotación del capital sobre el tra-
bajo, como la expropiación de plusvalor d e un capital más desarrolla-
do sobre el subdesarrollado, supone siempre una relación social de
dominación:
De hecho, los trabajos privados no alcanzan realidad como pane s del trabajo
social en su conjunto, sino por medio de las relaciones que el inrcrcambio esta-
blece enLre Jos productos del trabajo y, a través de los mismos, entre los pro-
ductores. A éstos, por ende, las reladones socialPs entre sus trab<uos privados se
les pone de manifiesto como lo que son, vale decir, no como relaciones sociales
(gesellschaftlicheVerhaellnissr) directamen te u·abadas enlre las fg1smw.1 ( der J>ersr;-
nen) mismas en sus trabajos, sino por el contrario como relaciones de cosas
(sachlicheVerhaellnisse) entre personas, y relariones sociales entre las cosas. 10
'" El capital, 1, cap. 1, 'l, D, iJ (lvlarx, l975b, !/ J. p. 89; 1975, ;l/fCA, lL 6, p . l04) .
CRÍTICA AL SISTEMA CAPITALISTA
Como puede verse, l\'farx anticipa problemas que hoy se nos pre-
sentan ante la llamada globalización del capiral, que en verdad globa-
liza ciertos momentos y conserva aguerridamente la nacionalidad de
otros (tales como el trabajo asalariado). De nuevo:
44
Ésta es justame nte Ja novedad d e los conglomerados transnacionalcs desde el de-
cenio de 19!'i0, r¡uc sc trasladarán con stnna velocidad, cuestión lógicamente anticipada
pero no posible d e ser analizada por Marx. Claro que en fechas recientes sólo "trasla-
darán" ca/;ilal industrial pero no j;oblación (es decir, abso1·bcrá11 el trabajo con el salario
medio bajo cid país subdesarrollado), como veremos más adclanle, y en esto esr.ará la
clave de la explotación <le los conglomerados transnacionales -cuestión invisihli! a los
teóricos del <;Consenso de Washingmn " y a los claustros hegemónicos de las grandes
universidades del :"-lurte como Harvard, Princeton, Yak. Cbicago ("los boys") , Oxfonl
o Londres, por 110 tener el marco teórico categorial para descubrir esws "nucvos obj<::-
tos observables" a lo.s ojos del Sur, de los cxplo1ados-. Véase la cuestión P/1i.~ternológirn en
s
Dussel, 1998, 5.3.
" Gnmd:risvr, \farx, 1974, p. 811; 197L vol. 3. pp. 56-57.
' 6 U ca/ntal, rn, cap. H (Marx, l975b, lll/6, p. 304; J~J!i6, Mfli; 25, p. 247).
CRÍTICA AL SISTEMA CAPITALISTA
1
Grnndrisse, V (J\.Jarx , 1974, p. 433; 1971 . vol. 2, p . 24).
i66 CRÍTICA i\L SJSH.MA CA 1.'l'J ALISTA
forma parte del proceso mismo de producción [ ... ]. Este momcnro espacial
(raeumhrhe 2Hmn1m.t) es importante en la medida en que guarda relación con
la expansión del mercado."
ESQUEMA l l .o l
DIFEREl\.ClA ~X LAS CO.\fOICfONES Y DETER:V1 1"1ACIO:\ES ORTGI:\ARI:\S DF.I.
C:\PIT:\L CE:\TRAL Y PERlF1::1UGO
/ S a larios altos
Presupuestos his· Capital central - Dinero central
/ (sobre-acumulación - - Medios de produc-
tóricos, culturales,
originaria) cercano abundante ción propios desa-
tecnológicos, diferen-
rrollados
cias espaciales, de
desarrollo, etc., en la "·,.. Capital periférico ~Salarios bajos
acumulación originaria (acumulación - Valor transferi- - - Medios de produc-
del capital originaria deficiente) do al centro ción periféricos
lejano impuestos
6
El capital, m , cap. 2 (Marx, 1957, Ml óW, 2'i, p . 1.58).
7
Cana a Engels del LJ de agoslO ele 1862 (Marx, 1956, ;w;w, 29, p. 274). Véase Dus;;cl,
1988, pp. 32Gss.
' Th. Dos San tos, 2002, p . 126.
CRÍTICA AL SIST EMA. C.APTTALIST:\
" lbid.
OE.L COLONI:\l.ISMO A L\ GLOBAi .17.ACIÓJ\ 1 73
los indígenas que morían sin salario en las minas o haciendas, de los
esclavos que eran privados de su libertad humana y explotados en
los ingenios, de los asiáticos objeto de violencia corno la guerra del
opio. Es decir que la violencia y las guerras coloniales construyeron
los monopolios que pennitían "legalmente" (según las leyes de las
metrópolis o Imperios) la extracción de riqueza en bruto, sin cumplir
ninguna ley del mercado; éstos se regían simplemente por la "ley de
la selva" (en realidad ni siquiera eso, ya que hasta los pueblos de las
"selvas" tenían leyes sagradas que regulaban las relaciones entre los
clanes, lribus o etnias mucho más humanas que las del monopolio
del mercado capitalista moderno); representaban el "robo a mano
armada", el "derecho de la fücrza". Léase para ello la tan conocida
obra de .John Locke. Segundo tratado del gobierno. 1° Con razón Marx
escribió que "el sector que por el momento es el más débil de la com-
petencia [ ... ] hace perceptible la dependencia [ilbhaen.~i.~fwit] de uno
con respecto al otro [ ... ];mientras que el sector más júerte siempre
enfrenta al bando contrario con coherente unidad r... ]: impone el
monopolio ". 11
[11.43] Es por todo ello que Rosa Luxe mburg llegó a la conclu-
sión de que "la acumulación [en los países desarrollados centrales]
es imposible en un medio exclusivamente capitalista l ... j. Sólo por la
expansión constante a nue vos dominios d e la producción y a nuevos
países ha sido posible la existencia y d esarrollo del capitalismo. De
aquí [que] la violencia, guerra, revolución, calástrofe, sean en suma
el elemento vital del capilalismo desde su principio basta su fin"Y
Si se entiende el fenómeno de la dependencia estructural no sólo
de los tenitorios propiamente coloniales, sino de los que alcanzaron
una independencia relativa, pero en posición de neocolonias (como
las latinoamericanas d esde 181 O), la transferencia de plusvalor ha-
cia el cemro se tra nsforma en gananáa extraordinaria, lo que podía
apa recer a los ojos de Luxemburg como acumulación originaria. En
realidad e ra acumulación proveniente de otros capitales dependien-
tes; era acumulación jJor dependenáa y no p ropiamcnlc acumulación
originaria.
f 11.44] Debe cu tenderse además, que la dependencia significa,
desd e un punto de vista social, la lucha e ntre una burguesía del capi-
1
" Vc·;isc D11ssd , 2007b, [ l ,1:'i-L-,O J.
11
1-J wflil1tl. 111, r:ap. 10 (Marx, 1~7f>h, 1!1/ 6, p p. 2'1·1-2•Fi; 195G, 25, pp. 20él-204).
11
La ru:unwlació11 diil capit11l, p . 450 (Luxembuig-, l 9G7 ) .
DEL COl.01\"IALlS~fO A LA CI.OBALIZAC!ÓK
ESQCE:VLA 1 l.02
LAS RELACIONES SOCIALES DE DO:VllNACIÓN DE LAS CORPORACTOi\ES
TRAl'\SNACIONAI .ES
'1
Nación periférica - Capital subdesarrollado b
Capital transnacional
_ __J1
1' Olvidando que es un postulado o idc:.i regulativa (véase Dussel, 2006, 17.3) .
DEL COLONJALISMO A lA CLOB:\UZACH)I\"
tist.a vende mercancías inútiles, tales como las armas ofensivas para los
~jércitos pretorianos de ocupación imerna. En efecto, las armas son
mercancías sin valM de uso, si e l valor de uso o utilidad se refiere a una
1uce:s1'.dad humana que se funda en la afirmación o crecimiento de la
vida humana. El arma tiene in lrínsccamentc como su uso el malar; es
decir, negar la vida humana. Tiene un valor de uso contradictorio en
sí mismo; es lo in-útil por excelencia; lo anti-Úlil. En un dicho semita se
expresa: "De las espada:; forjarán arados; de las la n7.as podade ras", 14
con lo que se expresaba que se transformó el hierro del bien-in-útil
del arma en un producto útil. En nuestro tiempo el arado y la poda-
dera se trasforman e n armas. La compra de armas (mercancía pro-
ducto del monopolio de los países desarrollados) es una nueva mane-
ra de transferencia que los e;jércitos neocoloniales producen en sus
Estados dependientes.
í 1 l.62) Es evidente que se podría considerar positiva111ente el arma
si consistiera e n un instrumento para la defensa de la vida de una pobla-
ciún ante posibles agresores externos (tales como las antiguas potcn-
c:ias coloniales del centro). Pero, por desgracia, la mera compra de
armas ofensivas (como aviones, helicópteros, Lanqucs, bombas de los
más diversos tipos, etc.) por los países periíé ricos, pobres y subdesa-
rrollados, son gastos inúLiles sin capacidad para la reposición de su va-
lor de cambio o costo final de compra -mientras que, por ejemplo,
las máquinas industriales o el capital fijo en el proceso de producciém
industrial sí llegan a reponer su valor y además permiten aumentar
la producLiv:idad del trabajo--.. Las máquinas reponen su valor a l cir-
cular n o~jetivarse e n el valor del producto, a unque sean capital fijo,
ya que permiten la producción de mercancías para el con sumo como
mediación para la vida. En cambio, el arma ofensiva nunca recupera
s11 valor, porque su uso produce la muerte, yj amás repone su valor (si
no es por la apa1iencia de recuperación que e l robo de los bienes de
lo:s ve:: nciuo:s produce a los ojos de los ven cedores, injusticia que sólo
pueden cumplir los países metropolitanos más desarrollados y nunca
la s colonias, neocolo nias o países dependientes, porque tienen igual-
mente ejércitos subdesarrollados, por su poca composición orgánico-
ofe nsiva o tecnológica de su industria armamentista).
í l l.63) Sin embargo, las annas necesarias para una estrategia de-
f ensiva (por ejemplo, misiles tierra-aire con traaviones invasores, baw-
cas en manos de campesinos contra los tanques d e ocupación, eLc.),
"' !111.ias. 2, 4.
DEI. COLONL'\LISMO A LA C:LOB:\LIZl\CIÓN
ESQUE:\iA l l .03
INSTANCIAS POÚTICA5 INVOLUCRADAS A ESPALDAS DEL PUEBLO DE L.J\ PRO-
DUCCIÓ:-.1 DE J\RMJ\S EN ESTADOS Ul\IDOS
~ Presidente/Departamento de Estado ~
Corporaciones transnacionales
del armatento ~
-<:::=-1 e=:> /
Pentágono
armadas
y las tres Fuerzas
1 c""'"oo J
Ciencia y tecnologla Medios de comunicación
1 W:asc el concepto ele pístis (en g"Ticgo) y emu11áh (en he breo), analizado en m i
obra Pablo de Tarso y üi filo.1rgía polítiw a<·tual (Dussel, 2012b).
1 Praxis de los af1óstoles, ' I, pp. 32-35. 1':11 la Ciüim al prog1wnü 1/f Gotha 1\-htrx se r<--
fi erc in e"itablcmt>ntc a estos tex tos mn tenidos 1mnhié n en c uc11La poi· F. Engcls y K.
KauLsky.
[ 1 8:1J
PIUl\ClPIOS l\"ORMATTVOS DE LA TRANS!C!Ó'J ECON(nHCA
1
Véase Dussel, 2007h, p. 1.'°>9.
l 189]
l'Rl.'ICll'l OS "IOR\IATIVOS m: 1"' T RANSJCJÓN F.COKÓMICA
ser humano al que estudia desde un término exquo desde el que r~t'
parle], y ese estado primigenio es un "estado de naturaleza" e n el qut'
el individuo sin comunidad alcanzará la socialidad como fruto de uu
contrato a posteriori; tal es la soriedad civi~ en la política de TIobbcs,
o el nacimiento de los sistemas económicos naturales. En ese estado
económico el productor lleva el producto de su trabajo como mer-
cancía al mercado por una propensión al intcrcamhio. Tenernos así
al actor económico.
(12. L41 Frecuentemente el economista toma estas definiciones an-
tropológicas y éticas como si fueran evidentes, ciertas, irrefutables,
comprensibles universalmente, sin tener concie ncia de que son des-
cripciones del s~jeto humano propias de alguna escuela filosófica o
tradición cultural, completamente falibles y refutables (y refutadas
por Amartya Sen, por ejemplo) 3 por muchas otrns escuelas. Aceptar
dichas definici ones antropológicas (es decir, responder a la pregun-
ta: ¿quién es el s~jeto o actor del acto económico o de la ciencia eco-
nómica?) significa haber dado el fundamento teórico ele toda la cien-
cia económica burguesa (en el caso de A. Smith). Smith examinó el
tema antropológico, como lo he mos indicado, en su obra La leona
de los sentimientos murales. Se trata de una muy determinada antropo-
logía anglosajoI «~. empirista, neo-estoica de la escuela escocesa (fue
alumno, entre otro~ . de F'. Hutchcson ). escépúca dd racio nalismo,
que desarrolla una ética de los sentimientos morales en torno a la
benevolencia (que articula al principio universal de armonía cósmico
y social, regulado por la providencia de la divinidad neo-estoica) y
la simpatía (que permite ponerse en el lugar de los demás para ser
justo con los otros) , fijando límites al puro interés y amor de sí (self
/Jwe) ,4 tendencia universal y primera. El sujeto é tico es juzgado por
un "espectador impa rcial " (trascendental, universal, cuando se trata
de la conciencia moral individual) que determina el sentido é tico del
acto del individuo_
[12.15) Bernardo de Mandeville, e n su famosa obra;' habíamos-
trado una contradicción: los \~cios privados (o individuales) se trans-
formaban en virtudes públicas en el mercado. Smith supera esta
contradicción aparente. El orden privado o individual se iige por
obligaciones morales tradicionales. En cambio, el campo cconómi-
º Por cuanto es el efecto d e una ley, cuya leg-alidad puede desconoa11'.1ey n o por ello
es menos operante.
' Lo cual es juzgado socialme nte corno un ano virtuoso.
" Se trata d e la n<>-intcnciorwlidad de la acció n del agente e n el campo econó m ico.
'' La del d io s esw ico, que r<-gi 1la la annonÍ(t (después se den o minará el equililnU>
en u·e la ofrrta y la dem anda) en el me rcado. El in dividu o ético n o tie ne concien cia de
esta armonización uninlentionaL
10
Aquí se cst:í refi rie ndo a la contradicción ind icada por :'vfand evillc: los vicios p ri-
vados (el egoísm o) pueden ser be nefici.osos pa ra la socied ad (como virtudes púb licas) ,
gracias a la im crvcnció n en el m ercado d e la mano d(•l dios neo-<.:stoico p rovide nte. T.a
11ota 1 d el prim e r cap ítulo d el libro 1 de la Investigación sobre la tiquew de úis n;iciones se
rdiere largame nte a B. d e Man deville en su ya citada t able ofthe Bees.
11
Obsérvese la insisLencia d e Smith e n q ue son fenóme nos regulad os por u na ley
ol~j ctiva del merc-tdo no conocida su/Jjetivarnente ni por et agenle mismo qtte poned acto.
1' Que en la ética p1·ivada sería un acto injusto, p ero no en su prctcnrlida dimen-
sión económica. Aquí comienzan a ponerse los principios nonnalivos em:n ; p aré ntesis:
la economía p roducirá una susf}(tnsión ética en su d iscurso científi co. Para la economía
burguesa es útil para la socied ad (cap italista ) lo que fJarer.e ser injusto a la é tica d el sen-
tido común o de u na norma tividad 1:ritim (como la que proponerno~ en esta obra) . El
economista b u q{ués construye un "mundo ficticio" fc tichizado den tro de una narrat.iva
"científica" (ilHsoria) desde donde pretende disting uir su argu men tación que sería
seria, probad a, matemática, d e la d e las ..cr een cias" riel mundo cotidiano del "hombre
d e la calle " ignomnte que no sabe econ omía. El disrurso d e este economista seudo-
cie n tífico in munizt1 su condencia moral (Ja "mora l" del m ercad o) d e las c ríticas de los
"indignad os", que son para el econ omista "buen~ gente ingenua".
" Srnith, 1984, IV, cap. 2, p . '102.
L.\ ÉTICA, L <\ NORMATJVWAD Y U\ CRÍTlCA 1 93
1
~Tbid., 1, cap. 3 (Smith , 1~)8'1. p. 20) .
i; /bid., cap. !'í, p. :'.!. Aquí Srn itl1 se remite a Can1illon, citando que "la rir¡ucza
no es mr<1. cosa que los alime ntos, las comodidades y las cosas su perfluas q ue hacen
agradable ln m"da" (cit. ibid.) . Téng<L~e en cuenta que ya para Osiris, hace cinco mil,
para AristÓlcles hace 2 400 ;tii<Js, y hasla para e l furl(l;tdor d el uistianismo ("¡Tuw
hambre y me d ieron de comed"; Mnteo 25). o para Engcls e n l'."l mi¡t;r.rt rlr lajfimilia, el
simple come r es la primera n<'C<'~i<la<l ma terial (d e be disúnguírsela d e l mero dese<J o
de la preferencia) para afirmar la vid a, y por ello nna exigc11cia ética y normativa para
la economía, corno veremos. Vo lveremos sobre el t.e ma no advertido exf1lír:i1tn111mli' por
Smit:h en la lesiJ 13. 83.
16 AiistÓ[eles, Política L, cap. 3, 12.'">7 a 9-1 3: "El zapato puede usarse corno zapa10
o como medio de cambio ( tnell1bú:1tlui) . Ambos son por <"icrto lLWS (hhréseis) del c;i l ~a
do, pues aun el q ue lo mm.bia [ .. . 1 está usando el cal1.ado f ... ] aunque no s('a d 11.w
(khrésin) q ue le es propio". Para ArisLÓLeles el dinero "prescindiend o de su tLH> corno
instrumemo d e cambio no LieHC' valor (ríxion) a l¡.,'1.m o" (ibid., b 12- 13). Escribe por s11
parle Smith: "El trabajo, por co nsig-t1ic 11 tc, es la medida real d e l va lo r de cambio de toda
cla5e de bie nes" (ibid., p.3 1).
17
Smith, ibid., p . ?. l.
1 94 PRl~CJPIOS '.\'Ofl:.\L.\TIVOS DE LA T RANSICIÓN f'.COl\'ÓMICA
•B Dice Smith, por t:iemplo: "Quie n percibe mnla de u11 fuudo que le pe rtenece,
la deriva d e su lrabajo, de su capital o e.le su Lie rra; la renta que proced e del trabajo se
llama salnrio: la que d eriva del capital r... 1 se deno111ina ganancia; y la que obtie ne la
persona que 110 lo emplea (d di11cro) por su c11enta, siuo que se l<> presta a otro. se
califica de interés o usura" (Srnith, ibid., cap. fi, p. 52). ¿No acaso todo valor procedía
del trabajo, y por Jo tant:o también debían proceder la rentn de la Lic rra, el capitalc:orno
acumulación de valor, la ganancia industrial (que será el plu~valor para Marx) y el
11tl'1ri.s (otro tipo de d istribución de l plusvalo1")? Lo ú nico que expone Marx a l final <le
las iuvesr.igaciones d e toda su vida es un sistema cohercmc dl' categorías que rnucslJ<tn
el sentido último de la~ hipótesis cpistémic:as d el mismo Srnith, y que Srni.tJ1 n.ieg-.i d e
inmediato, contradiciéndose uninúmlional y sin tener conc iencia. La niliádad de la des-
cripción d el sistema de categorías cconómirns de '\farx consisLc e n construir y mostrar
las categorías (corno la de plusvalor o precio d;~ prorl11ccióu) que Srnith oini.tc (por
falta de cohcn:11cia metodológica) .
"' Smith, ibid .. IV, c:ap. 9; p. 61:!.
:10• Véase Dussel, 2007b, pp. !!>,;;.
LA ÉTICA, J A 'JORMATTVJOAD Y l.A CRÍTICA
En una sociedad civilizada sólo e n tre las gen tes d e rangos inferiores d el pue-
blo la escasez de alimentos pone límit es a la mulliplicación ele la esp ecie
humana; y esto n o puede ocurrir de otro modo <¡uc destruyendo una gran
parte de los hijos [ . .. l . La demanda de seres huma nos,2'1 al igual que ocurre
con las demás mercancírL5 ( ! ) , regula de una manera necesaria la j;roducdón de la
espeáe [humana], acele rándola cuando va lenta y fre ná ndola cuan do se aviva
demasiado. Esta misma dema nda regula y dete rmina las cond iciones de la
procreación e n todos los países del mundo. ~t
21
G. GULi{ n cz, 1998, p. 194.
22 "Sin esta t'tica e l m ercado ne> sobrevive. Sin la existe ncia del mc:1·ca<lo esta úica
desaparece" (C. Gutiérrc1, 1998, p. 175) . En la crisis actual de 2008 y años siguiente~,
esta é tica ha d ejado d e ser vígnite (h asta los b;mqueros roban I<>' a horros d e sus cli en-
tes): el capital fi nancie ro se ha corrompido, sus p rincip ios éticos sistémicos no licuen
cumplimien to; es el caos.
2
' Obsérvese el b rutal cin ismo de comparar seres humanos cou meras 111PYr,1máas. F.
Hayek tien e ya su maestro. Ésta es la esencia perversa de esta "ciencia" p retcndidam en-
te "libre de j uicios de valor" - diría M. Weber.
~· Smit.h, ibid.
196 PRINCIPIOS NOR~IATIVOS DE LA TRA:-\SICIÓ!'\ ECO NÓMI CA
[12.19J Alguien pudo sugerir a Srnith que quizá esta gran mortan-
dad de pobres produciría alg-ún "descontento popular", a lo que el
gran {~tico burgués responde sin ningún rubor:
'" ' ;Aquí la d e m.01.TtU'Úl liberal quedó hecha pedazos! Y sería bueno pn:g u1 1tarle a
Smi1h si es "nallll"al" o "hislólica".
~" La mi.1l'ritt d c la clase obre ra n ac:ie n1c no es cnnsidrrad a co lllo una c<1usajus1ilica-
da de Las protes1.as. El ético Smilh ' e ha 1r.i.nsfon nado en 1111 id eólogo rl<' la b urguesía,
)' sus p ri ncipios (~1.i ros h;in qued ad o n :í111ad os en su propio discurso.
" lhúl., v, 1, 1; p. 627.
~' 1-1. B. Acton tie ne 1rna obra. /,a moral dd mercado, q11<: es supnficialmeme el pro·
10 1.ipo de (·rica hmrional a l capitalismo (Anon, 1978) .
"'' El dim 111·0-«stoico es remplazado p or el p rin cipio de imposibilid ad: el rnno-
L<\. ÉTICA, U. KO~'vlATfVIDAD Y !A CRÍTICA
4
3 G. Gutiérrez, 1998, p. 3't0.
' 5 La "competencia fJerfer.la" es uno ele ellos: una competencia perfecta debe permitir
que tocios los capitales tengan las mismas posibilidades de participar en pie de igual-
dad. Esto detenninaría que deberían tener el mismo grado de desarrollo tecnológ-ico,
la misma utilidad, la misma posibilidad de propaganda, etc. En este caso, siendo igual-
mente competitivos se neutralizarían y no habría competencia posible. Es porque no
son idénticos, es decir, sin peijúta igualdad, que la competencia empíríca es posible.
200 l'RlNCJl•JOS '.\JORMATIVOS DF. TA TRAKSICJÓN FCO'.\JÚMICA
ESQUEMA 12.01
SUBSUNCtÓN DE LOS PRINCIPIOS ÉTICOS E1\ EL CA\1PO ECONÓMICO
Principios económico
Principios ecológico
Principios cultural
Aclaracioni:¡ al esquema 12.01: la:; flechas indican I¡¡ acción de la subsunción que ~jcr
ce cada cmn/JO, transfonn<mdo los principios élicos en principios nonnativos analógicos de
cada campo.
nueva fimción en una total.i dad significativa nueva. Se niegn su universalidad abstracta
y se le redefine o afirma en su nueva particularidad. \ktafó1-icamcnt.c podríamos decir
que el pan al ser comido es negarlo corno pan y se transfmma o ajimw. corno momento de
la corporaliclacl misma del que lo ha digerido (subsunc.ión del pan en la corpornlidad
vivieOLe). El pan rnctafóricameme sería el principio ético, y la corpornlidad vivie nte el
principio rum1iativo en el campo económico.
11
Véase Dussel, 2006, te.~is 9.23; Dussel, 2009 [370-376) .
LA ÉTICA. LA 1'0R_\1ATíVlüAD Y l.<\ CRÍTICA 20~
4
~ Véase Ja figitra 9. 2 de la lesis Y de Dussel, 2006.
l'RI 'CI PIOS 2\IORM:\TIVOS OF. LA TRANSICJÓ, F.CO:'\ÓMl CA
[ 12.5] ¿En qué circunstanrias surge y quiénes son los actores que sp 11'belan
pam crPar nuevos sistemas Pconómicos?
[ 12.5 1l El argume nto apodíctico con e l que come nzamos esta segun-
da parle de la economfo política (es decir, de las condiciones de posi-
b ilidad de las alternativas futuras) es siempre el mism o: ~ 4
Premüa maym: 1'\o hay ui puede haber un sistc::ma />rrjPcto. Un sistema perfecto
está más allá de las posibilidades de la condición humana. Esta premisa es
evidt u te, irrefmable.
Premisa rnenm: El sistema capitalista y el socialista real del sig lo XX son
sistemas empíricos, humanos. Esta premisa es igualmente apodíctica.
Conclusión: Ambos sistemas, no son perfectos; es decir, son impnjPclos, y
por esto tienen inevitablemente en el corto o lejano plazo algún defecto.
Corolario l. Dicho defecto inevitablemente se concreta e mpíricamente en
~/éclos negativos, aun efectuados sin conciencia ( uninlmtional, diría A. SmiLh).
Corolario 2: Llamaremos 11írlimas (como W. Benjamín) a los seres h umanos
que sufren estos efectos negativos. Estas víctimas son, dramáticamente, inevi-
tables, d adas las lim itaciones del ser humano y la incertidumbre propia de los
juicios económicos e n todos Jos niveles del sistema (debido a su complejidad
ina barcable para la razón humana). Es enton ces una situación universal, de
todos los tiempos y en todos los espacios ocupados por sistem as sociales o
económicos.
"" Desde un punto de vista abstracto; es decir, ético, la cuestión la hemos larga-
men te 1ra1ado en Dusscl, 1998, en toda la Segunda parle de esa obra [204-final), pp.
295-fi nal. Son unas 300 páginas sobre el lema. por lo que indicaremos algún aspecto
aplicable a la economía (ya que en f.:1ica de la lilx:ración la cuestión füe tratada siempre
desde la particularidad d e la economía. dc la opresión).
'" Clm.ndri.11e, 11 (Marx, 1971, i, p. 23!J; 1974, p. 235).
LA ÉTICA, ! A NOR.ó\.iATlV1DAU Y ! A CRÍTICA 207
íl 2. 6 J ¿Cuándo se rebelan?
.,,, :\los c: j<'mplares jóvenes n:vol ur innarios, que se han rc bclarlo comenzando en
2011 e n el Ma~r<' b africano y esparcib1dOS<' por el a ncho m undo, ks hf'mos rledicado
un p1·r¡ue 1io libro: DussPI, 201 1.
LA ÉTICA, LA NORMAUVIDAD Y LA CRjTJCA
,\, l\o entro aquí a la ambigüedad de habe r ocupado una tierra ya habitada por los
herederos de los a11 tiguosjudíos del tiempo del templo de.Jerusalén, que por una doc-
trina sionista llegará a ser profundam ente i~justa con los palestinos. Marlin Buber ideó
un sistema de total fraternidad en tre judíos y palestinos, en un Estado política y eco-
nómicamente socialista ejemplar, donde ser israelí e ra compartir la tr.tdición semita
judío-árabe. :'vi. Buber fracasó y el ideal primitivo de lo~ KibuLrim quedó como una isla
en medio de un capitalismo racista e i1~justo con los primitivos habitantes palestinos.
w Es LOtla la interpretación de :Vt ichael Lówy.
LA ÉTJCA, L,\ '.!ORlvlATMDAD Y LA CRÍTICA 21 l
53
Dussel, 1977.
54
Véase mi obra Dus.>cl, 1977, 2.5: i\iienación.
55 Hemos ya indicado que K. Popper habla de "sociedad abierta" pero es, exacta-
capital. El Ou-o, reducido a ser un mome nto inte rno o alienado del
capital (fuerza de trabajo en el proceso de trab~jo, o peor, m/Jilal
humano, equipararlo al capital invenido en recursos; es decir, cosifi-
cado), aparece como alguien , como actor de la transformació n del
sistema económico en el que se ha pretendido que acepte de liniliva-
mente su función de med iación obj etiva."¡ La creación de nuevas ins-
tituciones económicas trans-capitalistas y más allá d e la modernidad,
tiene como fue nte esa exterioridad afirmada como tal: heteronomía
autúnoma, fuente creativa de lo nuevo econ ómico. Son comunidades
de trabajadores que inician el nuevo camino.
.-.7 La praxis crítico-c1-eadorn q11<' se r,j<'rC<' en este mome nto es lo que he mos de-
nominado lihc rnció n, con un senliclo político fttate, kvinasianu, en la tra<licic·m de
la redención de F. Ruscnzwcig, del mesfrmis-1110 de W. Benjamín, pero en nuesLru caso
inspirada en las luchas de liberación del Magreb o Cen trn América. El hijo realiza su
rmancip1ición con respecto al padr e c uando llega a la edad adulta; el esclavo cumple
su liberación del seiior libre cuando alcanza su lihcrt.ad. Hoy se ma la palabra ernm11:if!a-
ri611 para quirar lo crítico y político de la palabra libcm1:ión. 1.a Filosofía de ln lilwrw·irín no
es una Jilosoffa de la n11mu:if1arión.
:>ll El lalín struclio si~n üica e-su·uc t.11ra, con-su·ucción.
1'' Este movimie nto, del pcnsamicnw esoL é rico judío, habla de que Oio~ debió "con-
Lracrsc" (como quien conlrac d cslómago por un movimiento asccndc11tc del diafrng-
ma) pant <lar lugar a la creación, al universo (metáfora todavía usada por l\'ewlon). La
ca11/racti0 D ei.
U ÉTICA, LA f\OR.\.1ATIVIDAU Y L:\ CRÍT ICA
2 Véanse las refl exiones sobre los tres campos materiales a tenerse en cuen ta en
Del calzado, por ejemplo, podemos seITimos para calzarnos o como artículo
de co..mmo ( metabletilie). Ambos son usos (khréseis) del calzado, pues aun el que
lo cambia, por din ero o alimento' que recibe del que necesir.a el calza<lo,8
está usando el calzado, aunque no con el uso que le es propio,9 puesto q u<' no
se fabrica el calzado para ser arúculo de cambio. 1º
• Son los capítulos 3 >' 4 del libro 1 de Ja Política (1256 a 1-1259 a ~6) . Es decir, la
economía era una parte de la política, de Ja filosofia de las costumbres (de la ética; de
étlws: costumbr es, no sólo para Aristóteles sino hasta para Adam Smith) .
• !bid., 1256 a 4.
G /bid., a 12.
' Por dinero e s uua vent.a; por· alimento es un intercambio de valores de uso me-
didos por el valor de cambio de los productos, como en los me rcados pre-monetarios.
8 Significa que el producto ofrecido debe tener algún valor de uso.
9 El ser calzad o.
'º lbid., 1257 a 8-14. Aquí ya AristótC'lcs comienza a evaluar corno mperiorel "uso pro-
pio natural"" del calzado sobre el calzado como portador de un mero valor de mmbio. ~1
principio material rlP lri villa es tomado como criterio económico (el valor de uso) por
sobre e l mero valor dPcambio.
PRl'.'JCIPJOS :-.IOR:\1A T IVOS DE L.\ TRANSlClÓN F.COl'\ÓMI CA
De esta forma del intercambio nació aquella otra que al depender más y
más d el extranjero, de la importación de artículos de que estaban meneste-
rosos, y al exportar a su vez aquellos q ue abundaban, necesariamente hubo
de introducirse el uso del dinero (nomfonaws) [ ... ].Nació así otra forma de
crematística, o sea el comercio (kapelikón) . 1 ~
El dinero se estima como sin contenido porque sólo es una inve nción hu-
mana, pero nada por naturaleza, porque prescindiendo de su uso como ins-
n·umen to de cambio no tiene valor ninguno (outlumósáxion), ni es útil (khré-
simO?J) para ninguna de nuestras necesidades L... ].1 3 Extraña sería en verdad
una riqueza que, aunque poseída en abundancia, d~ja que uno se muera de
hambre, como el Midas de la fábula. 11
1
lhid., 1257 a 20.
" !bid., 1257 a 32-b 3.
" Las necesidades de la corporalidad viviente humana son el criterio del scnLido
y <le la ulilidad del produclo. El criterio vitla determ ina el valor del p roducto, de la
mercancía.
'" í/Jid., 1257 h 11-16. Habiendo convertido Ylidas todo en oro, no tuvo ningún
alirnemo para saciar su hambre y murió . El oro no se puede comer.
" !bid., l '<158 a 39-b l.
PRJ~CIPIO \.i.\TERIAL M>R\.fATfVO Y CRÍTICO 2 19
En cuanto al préstamo a in terés es odiado con justa razón l ... ]. F.I d inero se
hizo para el inte rcambio, pero en el préstamo (tókos) [ ... ] el iuLer·és rcsnlta
ser dinero originado en dinero (nómisma ek nomú rnatos) , q ue es el má1 rontra-
rio a Ja naturaleza (para physin) de todos los tipos de crematística. 16
" Sen, 1998, p. 62. Sen está mcditanrlo sc>bre la n:lación ele moral y f'Co11ornía,
mientras que yo inlento aquí mostrar un principio normativo de la ec:onomía (sin
referirme a la m oral de manera direc la).
1ll Véase por e::jcmplo "Capabilities and Rt:sourccs", e n Se n , 2009, pp. 25:1ss.
i:i Véase "El bienestar, la condición del ag e111.c y la libenad .., en Sen, l 9!J8, pp. 39ss.
222 PRINCIPIOS NOR!vL.\TJVOS DE L.\ TRAKSJCIÓ:t\ ECONÓMICA
[13.41] Hay muchos límites del desarrollo del capital. Son fronteras
absolutas o infranqueables en su acumulación. Se trata de la existen-
cia limitada de recursos o medios de producción no renovables en
el planeta Tierra. Si hubiera que producir bienes para cumplir con
las necesidades adecuadas vigentes, el equilibrio entre la oferta (de
mercancías) y la demanda (necesidades convertidas en preferencias
solventes) guardaría un cierto nivel de satisfacción, y aunque las crisis
se hicieran presentes serían controlables. En el capitalismo las crisis,
por el contrario, se hacen cada vez más abismales, poque producen
primeramente no para cumplir necesidades sino para acumular ga-
nancia, y supeditan todo el sistema al logro de ganancia financiera de
un capital que se torna cada vez más ficticio.
[13.42] En efecto, en el capitalismo se producen bienes con va-
lor de uso, pero la finalidad fundamental de tal producción no es el
cumplimiento de las necesidades humanas. La finalidad última es la
vema de mercancías con ganancia. Aunque las mercancías deban te-
ne r siempre algún valor de uso se les produce para obtener valor de
cambio. Es e\~denle que si fueran inútiles nadie las compraría. Pero
el valor de uso se produce solamente en tanto que es el portador mate-
rial y secundario del valor de cambio (aspecto formal). La intercambia-
bilidad (Austauschbarkeit) (tesis 3.44-3.45) de la mercancía por dinero,
y e n último término por el aumento de la tasa de ganancia, es la que
importa por sobre su utilidad (Gebriiuchligkeit) (tesis 1.31). El fin real
d e la economía (que d ebía ser el cumplimiento d e las necesidades
humanas de la vida humana por el valor de uso) se ha transformado
en sólo un medio, y el medio (el valor de cambio de la mercancía) se
ha convertido e n el fin -tal como Kant lo había indicado en su ética
con respecto a la persona humana-. Esta relación de medio a fin
es una relación formal (propia de la razón instrumental weberiana
criticada por la Escuela de Frankfurt), y es el fundamento del deno-
minado problema ecológico.
[ 13.43] En efecto, la vida en el planeta (y su culminación evolutiva:
la vida humana), de la cual el ser humano es efecto (en cuanto a la
existencia y dignidad cerebral auto-consciente, responsable, libre, y
por ello la obra más espléndida de la evolución de la propia vida), es
puesta a riesgo por el criterio formal del capital. Ese criterio se define
corno el del aumento de la tasa de ganancia, que se opone en defini-
tiva a la existencia misma de la vida. Dicha contradicción se explica si
PRINCIPIO MATl::RIAJ. NORMATIVO Y CRÍTICO
" Lo de menos "desarrollada" es en este caso u11 l·oncep1.o dentro del marco teó-
rico de K;irJ Marx.
20 t::n 1904 He nry Ford hubiera podido pensar en desarrollar un amo cléca·ico (c·s
un ejem plo ilusorio, porque en ese momento ni siqu iera hubi era podido tener esa hi-
pótesis de fabricación), pero esto 11' hubiera exigido decenios para poder p roducirlo.
:\itientras tanto su fabrica de autos habña sido destruida por la compc1c ncia ele otrns
capitales productores de autos.
r. "'.\1¡:;jor" e n cuanto a la mayor acumulación de gana ncia.
"8 Y el motor a combustión con base e n la gasolina del recien temente desc1Lbicrto
petróleo e n la segunda parte <k l siglo XIX peni:1itió el d esarrollo 1ccnológico inmt·dia-
lO, aunque nadie se imaginó la catástrofe eco lógica que esto inauguraba.
PRINCIPIOS '.'\OR\.IATIVOS DE l .A TRANSICIÓN ECOi\ÓM !CA
"' Se sup<'ra así la reve rsibilidad de la física clásica y hasta la relativista d e Einstein,
q ue al finll l d e su vida come nzó a cuest.iona1· (Prigogine, 1999).
PRINCIPIO MATERIAL :\OR.\IATTVO Y CRÍTICO
'' 0/J. át., p. 42. "[El protoco lo de ] Kyow habría dcsu·uido nuestra economía lca-
pit.a lista]. Yo 11<) podía de bue na f<" haber [lo) firmado": la elf"c.-ió11 e s ent re el cafJitalo
h vida; o como dicen los ladrnnrs a los !JllC roban: "l .:oi bolsa o la vida··.
PRI>ICIPIO MATERIAL NORMA!JVO Y CtziTJCO
o; M<:'adows, J9í2.
'" Vl:asc.: Alvarez Lozano, 2011, pp. 31ss. No' inspir·amos en este te ma e n esl a tesis
doctoral.
3!' Vé:ise McPhe!'S<)ll , 2008.
1" El llTC (British Therrnal Uni1.) es la 1111idad de ene1·gía qm: se ga sta para m11ncn-
tar un g rado Fahrcnhcitde temprratura d e una libra de agua; es igual a 2ri2 calo1; as. Si
una persona e mpujara su auto ma nualmente durante 30 km, inve niría p<tra producir
dicha c1wrgí;i entre seis y ocho sema nas ele vida. L;i me dia de uso de energí;i d e un
PRJt\Cll'IO MATF.RIAL NO RMATIVO Y CRÍTICO
estadunklc11sc (en todas sus actividades) equivaldría al r rab~jo de 24 horas d ia1·ias ele
58 esclavos (Rifkin, 2002, p. 6!.I) .
" Ctiliza, acumula o tient' propiedad.
-12 Sin conciencia de resutució11 a lguna.
•~ L. 1\Ivarez, 2011 , p. 33.
" Ccorgescu , 2007.
"'' .~s evidente que Ja raá oria/id11d se deline dcsd<' un c riterio o fui1damen to de su
constitución. Si es mcional la cficada riel capital (en cualllo al mayor desaJTollo de la
PRJ>JCll'IOS l\OR.\1ATIVOS f>E LA TR.\NSI CIÓN ECOt\ÓMI CA
1asa de gana ncia) , <licha defin ición no tiene re fere ncia a la radonalitlmJ como c11mpli-
micnto del postulado de la duradón f>erpetu a (o al menos por muchos miknios) rl.e la t1idn.
humana sobre la T iC"na. La racionalidad rnpitalista es úraáonal d esdC' d punto d e vista
dC' la racümalitlad de la mpervivencia fuwra de la humanidad; calcula sólo la existe ncia de
la vida en e l con o p lazo, con respecto a algunos pocos años funtrns; pe ro no .se hace car-
go de la su perviven da ele las generaciones fuiuras (véase la obra ctc 1lansJonas, 1!:182).
*'5 Quizá contara aún con una corta etapa posfósil antes de su d errumbe, debido a
otras causas (por ejemplo. la lucha participativa de los productores y consum idores).
PRTJ\ClP!O MATFRIAI. NORMATIVO Y CRÍTICO
17
Grnndrisse, Jmroducción; :Vfarx, 1974, p. 13; 197 1, t, p. 11. El texto alemán dice:
"dt'n idealen, inncrlich teibenden Grund der Produkúon".
'" Véase el tema ele la subsunción real del consumo en Veraza, 2011.
PRJJ\CIPIO MATF.RL-U. '.'IORl'vl.\TlVO Y CRÍTICO 233
9
• El mecanismo engañoso de la moda es una mediación inventarla por el capital
para destruir aceleradamente el valor de uso de las mercancías cuando todavía es útil.
¿Cómo he de ponerme este 1.apat0, en perfectas conrlic.ioncs, si ya no est<'í a la moda?
¡No querla sino tirarlo!. y sin embargo su utilidad, su \'alor de uso, está intacto.
2 34 f'IUNCJ PJOS :-JORMATIVOS DEL\ TRANSlCfÓN ECONÓM LCA
30
T C'xLo ya c i1.ado de· los Grundrisse (Dussel, 1985, p. 4 1) .
PRlt\ClPlO 'vl.\TERJAL NORMATIVO Y CRÍTICO 2 35
Imaginémonos íinalmenLe, para variar, [a] una asocia ción de seres h umanos
libres(Verein freier Mensdien) con l.bJ medios de producción cornunümios (ge-
nwi·mchajlichen) y que empleen, [e ] auto-conscicmemcntc (selfolhev.1u.1·s1), sus
muchas fue rzas de trabajo individuales [d] como una fuerza de trab a jo sváal
f ... ] . !<:! produc to todo de la asociación es [el un producto soda!. Una parte
de t'-ste presta servicios de uuevo íJJ como IIJedios de producción. No deja
de ser soáal. Pero los miembros d<~ ía asociació n consumen otra parte lg l
en o licla<l de me-d ios de subsisleu cia. Es pues nece.sario distribuirla entre los
'·~ Vfanse mi obras Dussel, 1989, ele., y mi hü:a d.f' la libnarión, Dnsscl, 1998, etcéLera.
PRINCIPTO :\1ATEIUAL M>RMAl'fVO Y CRÍTICO
mismos. El tij10 d e esa distribución var·iará con [h 1 el tipo particular <le! pro-
pio organismo social de producción y según e l correspondiente nivel hislÓ'lico d e
desarrollo de los productores [ ... ] . ''~
~:1 1:.1 capital, l, 1, 3 (Marx, 197.5, m :c.\, 11, (i, p. 109; Marx, 1Y56, Mli>V. 23, p. 92;
1975b, vol. l/l , p. 9ti) . Este Lcx1 0 fue agregado e n la sq~uncJa ed ición del aí'io 1872,
ya que no aparece e n la prinwrn <"dic:ión (.Marx, 197.'>, ~ff1 :A, 11, 5, p p. 47ss.). H e mos
explicado esta te mál ic:a d e la con st ituciú n del texLn en DIL'•scl, 1990, ~~ 1. 1 )' 5.1. Tan to
la participación en ('I trabajo corno e n la distrilrncic'>n del posible excedenle quC'da
visible, "diálanamcntc simple (durd1.1id1lig em/adi) ta1110 en la prodllc:ción corno cu la
distribución " (del prime r t.exLO ck c·Ma no ta de fü capital, 1, 1, ?i) .
PRINCIPIOS :'<OllMATIVOS DE LA. TRANSICIÓN ECO!\ÓM IC:\
'" Ousscl , 2006, véase e l sistema de legitimidad deno rninaclo de mocracia, tesis 14.l .
PRINCIPIO MATERIAL NORMATIVO Y CRÍTICO
55
Momento en que se institucionaliza la economía según la lógica no-equivalente
de un excedente no manejado por el mismo prodnctor.
PRl"ICIPIOS 1'\0R.\fATIVOS 01!: L.\ TR.\NSICIÓN ECOKÓMJCA
56
Véase la crítica a 1.a planificación per[eua efccLuada por F. llinkelammert en su
Crítica de la ra.w n utópica, l \184, cap. 4: "El marco categorial del pensamiemo soviético",
pp. 123ss.
Tesis 14
PRINCIPIO FORl\ilAL NORivlATIVO Y CRÍTICO DE U\
ECONOMÍA. PARTICIPACIÓN Y CRISIS DE LA EMPRESA
l~SQUEf\llA 14.0 t
LA COMUl'lDAD ECO'.\!ÓMICA Y L-\ COMCNIDAD PRAGMÁTICO DISCURSIVA
Comunidad /
concreta
~ b. Comunidad pragmático-discursiva
(formal)
' Ulrich, 1993. El l em a ;.e csLuclia en la p arte IH (pp. 34 lss.) : "Fund amento s para la
reconsrrucciém de una razón econ ómica ".
' Que h e mos criticad o en n uestra (.tiw de /1;1 /ihera.cúín (Dussel , 1998, cap. 2) .
' Véase Dnssel, 20(H .
PRl!'\CIPIOS NORMATIVOS DE IA TRA.._SICIÓN ECONÓ).HCA
p1·i11ada capitalista, ni de una propiedad estatal del socialismo real, sino de un nuevo
tipo de propiedad de los miembros de la empresa económica como unidad productiva
(propiedad social o comunitaria), como veremos más adelante .
7
Véase Ja cuestión más extensame nte en mi obra Las metáforas leoúígicas de Marx,
2007, cap. 8; "De Ja económica a la pmgmálica" (Dussel, 2007b, pp. 273-297). Además
e n Dussel, 2004, cap. 2 (pp. 73-12.'>), y en Dussel, Ética de la liberación, 1998, caps. 2 y 5:
Dnssel, Política de la liberación, 2009, s§ 23 y 23.
PRJNCIP!O FORMAL XOR.\fATfVO Y CRÍTICO DE LA ECON0\1ÍA
o el pescador solos y aislados con los que comienzan Smith y Ricardo pcrrc-
necen a las imaginaciones desprovistas de fantasía que produjeron las robin-
sonadas dieciochescas L••. ]. En esta sociedad de libre competencia cada indi-
viduo aj1arece corno desprovisto de lazos naturales.~
Las relaciones <le depende ncia personales rcomunitaria ... ] son las primeras
formas sociales [ ... ] . La independencia personal, fundada en la d ependencia
respecto a las cosas [que es la forma moderna], es la segunda forma [ .. . ]. La
libre individualidad, fundada en el desarrollo universal de los individuos y en
la subordinación de su productividad comunitaria (gnneinschafllichrm), social,
como patrimonio social,') constituye el tercer estadio [ ... 1. La producción social
[ .. . ] está subordinada a los irulividuos y controlada en común (gemeinsarnes)
por ellos corno su patrimonio [ ... Es un] lilm intercambio entre individuos
asociados sobre el fundamento d e la apropiación y del control comunit;uio
de los medios de producción. Esta última asociación no tiene nada de arbitra-
rio: ella presupone e l dcsarrollo 10 de las condiciones materiales y espáituales. 11
l'.:SQUEi\iA 14.02
L \ Rr:LACIÓJ'\ COMUNITARIA PRACTICA DETERMI:'-JA EL C.ARÁ.CTER DEL
PRODCf:TO
Persolna a1
1
~ Véase C. Ag-<1mben, 201 1, don<le leemos: ··cracias a la doctrina del uso, la vicia
f1-;mciscana pudo afirmarse sin reserva como aqnella exis1cncia que se sitúafuem dPI de-
l'ffho; es decir, q nc para ser debe r enunciar al derec ho[ .. . ] . ¿En qué comiste una vida
fu era drl rlcrccho, si 'e deline cnmo aqucllajimna de vida que hace nso de las cosas sin
PRINCIPIO FOR\·fAL NORMATIVO Y CRÍTICO DE LA ECOl\OMÍA
ESQUEtvL.\ 14.03
FETICHISMO DEL TRABAJO >10-COMLNITARJO
j amás apropiárselas?" (pp. 1\H-195) . Era, empíricamente, una vida a contra corrienle
de la modernitbd nacif'nt.C en Europa. Por el contrario, los franciscano' encontraron
que los in díg<'nas amcricanm tenían esa forma de uida d e inanera culmr;1hncntc consti-
tutiva (porque todos los bienes crnn considerados como apropiados en común). y poi
ello pensaban los franciscanos que los iudígcnas no habían sido tocados "por el pecado
original". Esta frwma de 11ida que usa los bienes sin aprnpiársdos fue institucionalizada
en las Reducciones franciscanas y jesu itas desde el siglo X\'11, y debe ser sit uada histó-
ricamente, corno ya lo hemos indicado (y Agamben ignora), dcb;üo dd socialismo
utópico a finales del siglo XVIII en Francia. Fue el primer capítulo desconoádo luula ho;
del socialismo contempor<Íneo (pero a dikrei1cia del so<:ialisrno europeo nunca f'ue
moderno; es decir, p uede estar debajo de la futura trausmodernidad). Esta experien-
cia la úven todavía cotidianarneme en toda América Latina en el prcscnlc los pueblos
originarios en Bolivia, Perú , Guatemala o 1\Iéxico. Son un pasado histórico conternpo-
ránco que se sitúa en nuestro futuro.
PRJNClPIOS NORMAT fVOS DE l.ATRANSICIÓ!\ ECONÓ:VITCA
dicho intc rcambio. 13 Todos los produclos de Robin son aparecían como su
prodt te to excl usivamente individual. 14
"' Véase mi obra Dussel, 1985; veáse e l c;apítu lo de "lo social" en los Grunrlrisse.
11
l .a c;omu nidad 1.radicional, siempre valiosísima pmque empíric.:arnen re m uestra
un ruoclo t:iemplar de vivit· e n com ún, deberá sin embargo c rec;er cu.a li1.a1ivamen1e
hast<t constituir a cada uno de sus mie mbros, sin perder la comunalidad, e n singulares
autónomos, libres, responsables dd con sen so c:omun itaiio: es un paso histórico ade-
lante, m~1s allá de la comunidad Lradicio na l y má!; allá de la modernidad.
PRINCIPIO FORMAL NORMATIVO Y CRÍT ICO ()f. J •.\ F.COKO\.I ÍA
is D el Lexto <le 1il wpita~ >"" citado <:>n l a tesis !.J. 91.
PR!:-ICIPI OS KOR\ f ATIVOS Df LA TRA.~ SCCIÓ:-1 ECONÓ\!ICA
"' Véase mi 1rabajo sobre d Lema t:n ü ussel, 2011 ("Democracia pa rticipa1j"ª• diso-
lu ción del Estado y lid i.:ratgo político", pp. 27s~. ). donrk expk o el modo en <Jl!e Ve-
n cwda cstli institucionalizando po r leyes específica.o; dic ha Tt.:glilació n o pla nificación
política, el lla mad o Pode r Ciuda da no, ck sd e d banio o' la aldea ha~i.a el nivel federal.
PRJNCIP[O FOR1v1AL NORMATIVO Y CRÍT!CO DE U. ECONO'.'.iÍA
tum) como relación formal <le la cosa con el sujeto. El s~jeto tiene
un derecho exclusivo (y excluyente) de la cosa poseída ante todos
los demás miembros de la comunidad, por lo que "la cosa es mla, y
recibe como su ser sustancial, que no tiene ella misma, a mi voluntad,
como su determinación y fundamento".22 El ego cogito se transforma
ahora en un ego possideo (yo f1oseo) que permite a esa voluntad decidir
sobre in poseído con derech o exclusivo. Es decir, el fundamento de la
decisión libre sobre algo se funda e n la propiedad de aquello sobre
lo que se tiene derecho cxclusivo. La libertad del burgués (ante el
feudal, post festum, y sobre el trabajador asalariado, ante festurn) tiene
como su fundamcnto ontológico a Ja propiedad. Se es libre de d ecidir
porque se es posesor de la cosa (desde J. Locke h a'ita M. Friedman
en Libertad de elegi1) 2~ Por ello, todo el derecho moderno y el Estado,
también moderno, se construyen en torno al h ech o de defender esa
propiedad privada sobre la que está fundado todo el sistema capita-
lista moderno. Sin propiedad privada del burgués sobre el capital, el
capital mismo se disuelve: el sujeto articula (como lo que da unidad en
una apcrcepción práctica, diría Ka nt) todas las determinaciones y da
permanencia (en el espacio y en e l tiempo) a l valor que se valoriza
que como momentos del capital tienen su referencia u·ascendcntal a
la voluntad fn·opi,etaria exclusiva (y excluyente) de l burgués sobn: todas
las otras voluntades. Es e l s~jeto propietario e l que da unidad ontoló-
gica y permanencia en e l tiempo al capital. Como hemos indicado, si
Kant habla de una "ap ercepciém trascendental " con respecto al yo e n
el acto cognitivo, e n el acto práctico económico capitalista hay una
referencia ú ltima trascendental al yo t11·ofrietario del burgués. Es decir,
la referencia constitu)rente y originaria del capital es la propiedad pri-
vada del capitalista posesor por derecho rle dicho capital.
[l 4.53] Puede e ntenderse entonce qut· la importancia qm: Marx
atribuye a la propiedad privada no es una ocun-encia unilateral. Se
trata del .fundamento onlnlógü:o subjetivo ele todas las determinaciones.
categorías, instituciones del capital, del capitalismo. La superación
del capitalismo supone.: una reorientación del s1!jcto de la propiedad.
Existieudo en el o rige n sólo la naturaleza, el ser humano (el homo
sapiens) fue un reciente efecto de la evohtciém de la \·i da en d planeta
Tierra. Cada ser humano que recibe la vida como un don gratuito
(sin mérilo ni derecho originario sobre e lla) puede volverse.: sobre esa
ESQUEMA 14.0 4
COM Ul\Jl)AD DE APROPIACIÓN Y COYIU N lD:\D m: COMUNICACIÓN
Comunidad de sujetos
Comunidad de comunicación
de apropiación
(tipos de consenso)*
(tipos de propiedad)
sobre aquello que se decirle (que en cada caso habrá que consensuarlo
según la conveniencia de los fines que se proponga la comunidad ins-
titucionalmente) . Un miembro de una asamblea de la empresa eco-
nómica que no tiene sobre la misma em presa una participación real
por medio de una cier ta propiedad actúa necesaria y o~jctivamentc en
una situación de no-simeufa an te los miembros que son propietarios.
la legitimidad (por falta de simetría) de las decisiones es cuestionada
radicalmente. Por ello, el tema de la propiedad no es secundario para
una economía normativa disc ursiva u niversal, sino que es el fü ndame n-
to empírico concn.:to de la atllonomía o la plena libertad del miem bro
de la comunidad de comunicación econ ómica. A K.-0. Apel y a j. H a-
bermas, por cie rta ceguera con respecto al ám bito material en general
(según he expuesto en mi l 'tica) ,21 se les escapa esta relación esencial
entre la materialidad de la posesió n "rl.e lo a decidir" (es ciecir, de la
condición de posibilidad de la simetría) y el hecho <le la decisión sobre
el amtenido de lo que se argume nta, qne los miembros de la comunidad
no pueden dejarlo en manos de pretendidos expe rtos. aJ Lo legitimo
tiene relación de funrl.ado con respecto ah] a su condición de jwsibilirlad
(la propiedad) . La capacidad de la participació n libre y ple na se apoya
en el hecho de u na cierta propiedad de la e mpresa en la que se discute
una decisión. De otra manera: lo decidido corn unitariamente para la
gestión de la empresa tiene relación de fundado con respecto al fu n-
* Uhid1 ace pta com o pu u lo d e part irla la pro piedad p rivad a d e la ctnp"esa y por
ello la d iscu rsividad se ejerce entr e c m p re~ar i os, excluyendo sin advertirlo a 01.ros
miembros de la comur.iidad prntl11ctiva (por ejemplo, a los trabajadores si11 prnpicd arl,
y por ello sin derecho e xplíc ito con fuerza de ley a panicipar) . i\ pe l y l lahermas n o
descubren esta relación de fundarnc n t.ación jur[d ica e n Ja argumen tació n , po rr¡11e han
olvidado antes a la comunid ad mate rial económica de la vida como con1 c11iclo sustan-
tivo de la ética.
24 Véase mi 1:~ica de La libemánn, Dussel, 1998, cap. 2.
PRI NCIPIOS ).IORMATIVOS OF. 1A TRA/\SJCIÓN ECO:\'ÓMICA
6
' Véanse Santos, Boavemura de Souza, 2002 (con contribuciones de C. Rodríguez.
H. Sethi, H. Klug, Zander !\'avarro, S. Bhowmik, T. Cruz e Silva, Anihal Qnijano, y otros;
ademfu; su obra clásica de 2009. Del mismo coordinador SanLos, 2006 (ron colaboracio-
nes de Edgar Lander, Fah Borda, A. l.ipictz, M.. :\. Co11trcrns N<1tcra, Osvaldo Sun kcl,
Emir Sader y otros); V. ÁJvarez, 2011; Razcto, 1984, 1986 y 1991: Coraggio, 2004 y 2007
(con trab<tjos de P. Singcr, Orlando N(n-1cz, U. Duchrnw, F. H in kclamrncrt, E. Dus.,ci,
etc.); Collin, 2005; llintze, 2003; Vcroncsc, 2007; Caden a, 2005; cte. Valgan los pocos
ejemplos simplemente para sugerir un reciente tema cada vez m:1s investigado.
,; Véase D 11ssel, 2006.
" "SisLcmas alLerna1 ivos de prorlH(:ao". e n Santos. 2002, pp. 47!J-!J 14.
20
Op. cit.• p. 478. Véa.>c García Mo riyón, 2008.
PRINCIPIOS ~ORMATIVOS OF. IA T RANSICIÓN ECO NÓMfC:A
'"' Rucna parte d e la pohlacióJ1 11i siquie ra es <:onsiderada como "ejérciLo d e re-
serva"; aún más, las personas sull excluidas d efinitivam e n te de la posibilid ad de con-
ven irse en Lrabaj adores asa lariad os, exp lotados y cread ores d e plusvalor . Hasta tres
generaciones viven füe ra de Las relacion es no r males de tr ;-ibajo cap italistas: se trata de
11r1 d esempleo definitivo y estru ctural.
"' Véase mi trabajo Dusscl, Hl85, cap. 7. l.<: y 13.:i. Marx expresa que "la disolución
ck estas relaciones [con el capitalj con respecto a ta l o cual individ1 10, o a parte de la
po l>lación, los pune al ma·rgen (ausser) d e las condicion es que reproducen esra base de-
terminada, [ ... ] e n consecue ncia c:omu paufJers~ (\1arx, Om.1ulri.,ye, 1974, p. 498; 1971,
1, p. 111 ) .
" Véase Cornggiu, 1998.
PRJNClPlO FORMAL NOR~fAT!VO Y CRÍTICO DE L<\ ECON0~1ÍA
" La ¡\¡fisión Che Giu'llam. Valores socú¡,/:i~tas para la prorfacción social, Ministerio del
Pode r popular para la l::conornía Comunal, Caracas. 2008, p. 3.
'" Para evitar la /Jurocrn.tiwción, en íc rmedad mortal d el socialismo real.
PRINCIPIO FORt>L\.L NORMAT IVO Y CRÍT ICO DE. U. ECONOML.\
37
Véasejuanjosé Bautista, 2012, importante por la problemática que la revolución
en Boli\~a está produciendo e n la mm.unidad de los pueblo> originarios, en ese "labora torio
económico y político" con tc m por~tnco.
3-• Véase Dussel, 1990, cap. i .3, pp. 255ss.
l'lU!\CIPIOS l\'ORMATIVOS DE LA TRA_'IS!C!Ó>J ECONÓMICA
[ 15.11] El sistema alternativo futuro más allá del capitalismo, del so-
cialismo real del siglo XX y de la modernidad, imposible de antici-
parse en sus términos concretos, se irá construyendo en la práctica
y en la modificación de l contenido de las instituciones (y sus rela-
ciones esenciales) , pero tendrá en cuenta a aquellos sistem as al estu-
diar ahora cuáles son los que se suponen necesarios en todo sistema
f 2681
PRUllCI PIO '.'lORMATIVO Y CRÍTICO DE FACTll.ll LID:\D F.CO:llÓMICA
1
Vé'asc Dusse l, 2006, lfsú 1.2, 1.29 y J.12.
' Dussd, 2006.
ESQUEMA 1 5.01 ""2
CAMPOS POI .ÍT TCO Y ECONÓMICO, SISl'EMA DE TNSTJTUCIONES Y SUS RELAC IONES D
2. Comunidad política
""
5
(voluntad-poder) ~
;¡;
:s::
~
~f >
-l
8
~~-- --~·~
~d-----~l'- ;-~t""''~'~'--9~~~~~~
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~
Comunidad
local, nacional 1 Nuevo Merca~do (B) 1 -- ------..._ N~evu tipo de Regulación (D) ::i
:>i
o plurinacionnl 1 ..,,
;..
-'i-:--..
b
1
J/ ii ---.. ._ 2. Campo ~
¡;;;
polftico
1 Nueva Empresa económico productiva (A) 1 E
--------- e;;
>
~a
ex
¡ª.
1. Comunidad económica
1. Campo
económico
::i
:>i
(')
oz
O·
(necesidad-trabajo) ~
(?
Adaraciones al <1Sq11ema 15.01. Dos campo.<c 1'1Pcha a. Escisió 11 de la comunidad en tanto l(Ue actor colectivo económico (la comunidad en el campo --
económico: l.). FlechafJ: la escisión en ramo CJllC actor político {la comunidad política e n el campo político: 2.) . Cuatm instilririones. A. Institución
económico-producti\•,1; n. instilució 11 económica d e distrilrn<:ión e irne rcambio; C. una dt: la.s instituciones políticas: el Esra<lo ; O. institució 11
reguladora. nrez. reliiciones: a) orgauiLación económica de base: /J) inserción e n e l mercad o; e) compra de m e<lios d e producción; rC) rC'lació n
<lel mercado con el Estado : f} rC'lacióu con e l Estado ele- la em presa;)} insri111rionali7ació n d el Estado; g) interve nc:ión múltiple dd Estarlo e n el
rampo y los sistemas ecouó miros; h) regul<1Ció11 d el mere.acto (inrluscrial. comercial y financiero); i) regulació n d e la empresa; ;) regulación o ~
-.T
plan ifi cación de la romun itla<l econ ó mica; h) la compra del satisfactor, necesid a<l rnmplid a, consumo).
272 PRI'.\ICIPl OS ~OR.\IAT!VOS DE LA T R:\NS!CIÓN ECOJ'\ÓMIC'\
" Dicho "sujeto" no <'Sel complejo sujnn httmano (<]llt nnnple sus funciones corno
di fé:r('nciado acJ.or en muchos 1w1t/ms y si.<IMtUls pr ácticos), ~ino que h a sido reducido
110 sólo ele las <limen sirn u·s de lo "humano" a 1111 111cro homo 0Pro110111irus (siendo la
c coriomía e n rc alicla<i u110 d e los cam pos do nde a ctúa el ser hu111a110). sino que al
mismo homo otrononúrns se le ha intcrprel;1do exclusiva y ah,cract;uncn cc fon nalizado
corno un horno ra¡;ilafo'tn. Así, por ejem p lo , el "tiempo de la vith1" humana ha sido
red ucido al "1.i empo de Lrabajo'º (que scr í;1 lo único valioso u út.il, racional), y <'I s1\jeto
human o (que a m a, fcsl <'ja , estudia , crea aní;,úca111c1Hc , c te.) es m ini1n i1.ado a ser un
'\ .:u111p1-ado.r c:n el 1nc 1cado"; "rncrc.ado " ounbién (:1 1nis1no r educid o a bstrílcta1ncnte,
corno vert·rn os. Eí> rodu una atroz v11lgarida<i, i rracionalid a d , fc1ich i·l ación que se rnse-
tla como e l punto de partida d e la c iencia cronó1nica e n Chicago, 1la1·vard , 1.undres o
Be rlín, clrs1r1.1cwra d e todas las dii11c nsionl·s del ser huma no um10 hum ano , cuando
se enu11ci;i como ddi nicióJ1 universal: e l ser hum a no e s 1111 sujeto in<lividual libre con
una pasió11 fu nclamcmal, la del amor a sí, que lo motiva a luchar c11 la coru¡wtenda
d l'l m ercad o.
PRINCIPIO NORMATIVO Y CRÍTICO DE FAC11BILIDAD LCO.t\ÓMIC,\
1
El mismo J Rawls indica la primacía del primer principio de las libenades li·
berales, y co.loca en segundo lugar, partiendo de la desigualdad socio-económica
como punto de partida, al segundo principio socioeconómico en su Tl-•oria de lajus1iát1
(Rawls, 1971).
5
Véase F. Hinkelammen, 2009, Haán una economía /!llm la vida. Preludio ti u na re-
constnu r.ión de la f.mnomía. En csw monumenta l obra el autor se extiende largamente
en la reconstrucción de las catq.¡orías de mercado, regulación del mercado, Estado ,
etc., y lejos de c limi11arlas c11 las posibles alternativas .tüturas muestra más bien la ne-
cesidad de sn rcdefinición esencial. Vuelve a plantear la cuestión de las "instituciones"
(conU'a un socialismo utópico o real del sig lo xx, o ante un capitalismo neoliberal),
siempre desde horizontes nuevos y profondos de radical crítica a los fundamen tos
epistemológicos de ambas posiciones.
º Las "condiciones condicionadas condiciona1Hes" de :Marx en los Gn;.rulrúse
(Dussel, 1985).
PRINC:IPIOS NORMATIVOS UE LA TRA!\SICIÓ!\ ECO:-IÓ~ ICA
y en ese caso no interesaba al agente que tuviera esa virtud "en el se-
creto de su corazón" y que no apareciera en público; además, no era
esencial que la virtud moral pública estuviera acompañada de convic-
ción subjetiva. Esto fue considerado por la moral tradicional pre-bur-
guesa corno un acto de e ncubrimiento, de pura apariencia fenomé-
nica: una aparente virtud que aparecía como un vicio: la hipocresía.
Mandeville, en cambio, estaba manifestando un cambio de éjJoca, del
pas~je indicado de una moral feudal a otra moderna. Pero el dilema
no era aceptado por los moralistas de la época, que respondían a los
criterios todavía vigentes del feudalismo, aunque declinantes.
[15.22] Para solucionar este dilema Adam Srnith, profesor de mo-
ral en la Escocia presbiteriana, calvinista entonces, propone como so-
lución la transformación del vicio moral en virtud gracias al mercado.
Así entra el mercado en la ética primero, y posteriormente como la
categoría central de la ciencia económica moderna. Es una solución
económica (en concreto un pasaje del lógos al mito) 11 d e un dilema
moral y filosófico cuando se expone que todos buscan su interés pro-
pio y que nadie se propone con conciencia (en un texto que ya he-
mos citado) "promover el interés público, ni sabe hasta qué punto lo
promueve [ ... ]. Pero en éste como en otros muchos casos, es condu-
cido por una mano invisible [del dios estoico que producirá el equili-
brio entre la oferta y la demanda] 12 a promover un fin que no estaba
en sus intenciones". u Lo teóricamente interesante es que el mercado,
que es una institución ante-diluviana (podría decir Marx) cobra aho-
ra una forma específica capitalista, como el lugar donde se cumple
la competencia entre capitales, donde se ftjan los precios, y donde se
intenta crear la convicción con pretensión de verdad, de que produce
un equilibrio natural. En la economía ncoliberal el mercado entrará
en el discurso económico como un momento o como una teoría del
conocimiento, ya que pe rmite en la complejidad infinita del mercado
' Los pueblos llamados primitivos crearon mitOs para ''buscar d sen tido" de la
existencia. Eran narrativas racionales simbólicas porque daban razones, corno ha mos-
trado Levy Sa-auss. Ahora, en cambio, se pasa d e un dilema racional, comprensible
(¿cómo un vicio se transforma en virtud?) , a una explicación mágica: e l equilibrio del
mercado lo logra para Smith una "mano del dios" estoico (es ya mítica la explicación,
es ideológica).
" ¿No h emos pasado a la magia? Sobre todo si se Liene en cuenta que el tal equili-
brio en tre la oferta y la d emanda es el e je de la economía clásica. pero en verdad es un
p ré;juicio ideológico sin prueba empírica.
" Smith, 1984, JV, 2; p. 402.
PRl!\Cll'IO NORMATIVO Y CRÍTICO Df. f ACll131LJl.)i\D l'CON(n-11CA
(en 8 del P.St¡ue111a 15.01) o un smisfactor, que es consumido (k del mismo esque ma).
21 I.a "ci1'Cu lación /Jmpiauu:nl~ dicha", d el producto que es pu.:sto c11 el mercado hasta
s11 venta (/\.1'-V/g), y 31 la "gran circulació n", que es e l pasaj" del valo r por todas las
cletcrrni11:1<:iones del prncC"so productivo, cifful<111t e (h asta la realización del exceden·
te i11ch1.fü·ial: D' /, dd esqiwma 7.02), rnrncrcial (hasta el excedente comercial: JY2) y
fina11('Ícro (li' 3).
"' Del i11clicado elqwmw 7. 02.
,. \ 'éa'e lf"is 16.
PRJNCJPIO NORMATIVO Y CRÍTICO 0 0: FACflB!LJDAD ECONÓ\f!C,\ 279
n tn este caso el producto debe tener el 111enor posible \•alor-vida (sin olvidar que
el valor es objetivación de Ja vida humana, y su pérdida es suicidio). Pa ra Marx, d valo r
(vida objetivada) se expresa exclusivamen te como valor de cambio en el capitalismo. En
las alterna tivas futuras el valor rlebc ser· calculado e n referencia a la vida hurnana (tiem·
pode vida humana) y no en referencia al capital {aumento e n la tasa d e ganan cia).
PRINCIPIOS J\OR.\.1ATIVOS DE LA TRANSICIÓN ECONÓMICA
en nom bre del mercado como soár.dad pe1Jecta. Le sigue el anarquismo con
la abolición d e.l Estado, la propiedad y el matrimonio en nombre del orden
espontáneo sin instituciones 1... 1. Los socialismos históricos llegan a la aboli-
ción del Estado y del mercado, en nombre de la planificación económica. Los
fascismos qnicrcn abo lir e l Estado en nombre de una dominación il.imitada
en la sociedad de guerra. Los neoliberaks retornan a la abolición del Estado
en nombre del mercado total. 2¡¡
2
' "N uestro proyecto de nueva socied ad en América LaLi11a", en revista Pasos (San
.Jos.:; d e Costa Rica, e nero d e 1::19 l , p. 20, nota 29). F.I texto continúa: "Paralela mente a
esta con stante tendencia d e abolir las instituciones, aparecen las más diversas a bolicio-
nes en el pe nsamiemo [ ... 1. l\ictzsch c declaró la abolición de la moral y de la metafísi-
ca. Max \Ve her la abolición de los juicios de valor y de la ética. Popper la abolición de la
dialé:ctica. Wiugcnstein la abolición de los conce ptos trascendentales. fukuyama,junto
con los posmodernos. la abolición <le la historia [ ... ] . ¡Todo lo que se ha abolido en
este siglo sigue existiendo: [ ... ] .A las aboliciones las acompañan entes omniscientes. El
sociafümo histórico tuvo que concebir una insútución planilicaclora omniscien te. Ha-
yek,jumo con los ncolibernles, concibe e l mercado como presencia de la omnisciencia,
a un<] ne ningún ser humano sea capaz de te nerla (según é l, el mercado funciona como
si tuvicra o mnisciencia). Popper divide wrla la historia filosófica en ' lo que se pensaba
anlt'S, y to que yo pienso', y hasta Wiugenstcin anuncia habe r solucionado los principales
prublcrnas de l pensamiento humano. Existe un nihilismo que está socavando a las
instituciones y a la cultura. Es evidentc que posee un delirio de grandeza na rcisista,
el c uaJ acompaña la imposibilidad de percibir los límites de lo posihle en un mundo
ronlingente" (ibid.).
~· Recuérdese que A. Smith escribió su famoso libro sobre la teoría de los funda·
mentos de la economía mode rna desde su experiencia en o-ahajos rlc aduana, como
he dicho. Es decir, las decisiones aduan crns de un Estado (los re<]uisiros para <)11<' una
mercancía pueda transitar a través de su fron tera) son actos f!olítiro.5 que dete rminan
Jormal11umtea la economía.
PRINCIPIO NORMATIVO Y CllÍ'l lCO 01:: FACTIBILIDAO ECONÓ.\1JCA
50
Véase e n Dusscl, 2006, le.1i.I 4.
JI En úhimo tfrmino, las fro nteras <le un mercado son ruadas por los ejérciws. Es
C\~den te que un mercad er o comercian te pueden o-ansicar fuera del espacio protegi-
do, pero sólo c rá por con ccsionc~ de excepción y no corno derecho prop io; estarán
a me rced del sistema cco11ó111ico <ticno y serán aceptados en cuamo convenga al otro
sistema o mercado. Aun en e l caso de la globalización capitalista, la última garanúa es
hoy el ejército esradunidense apoyado por la OTA!'\; sin ese ejército las bolsas de Nurva
York o Londres no tendrían c rérlit.o (en r l doble sentido de la palabra: de ser o~jeto de
confianza y dt" tene r ric¡ue1.a suficirn1e).
PRINCIPIOS '.'IORMATfVOS OE U\ TRANSICIÓN ECOr\ÓMICA
83
Hinkelamrnc rt, 1984, p. 137.
"" "El banco sería, entonces, además del comprador y vendedor universal también
el productor universal. En realidad. sería o bie n el gobierno despótico de la produc-
ción y el adrninisu-ador de la distribución. o bien sólo un bordque llevaría los libros y la
contabilidad de la sociedad trabaj adorn colectiva" (Grundrisse, 1; 1974, p. 73; 1971, I, p.
83). Era una cr ítica anticipada del estalinismo.
288 PRINCIPIOS '.'!ORMATIVOS DE L.\ TRANSIClÓN ECO:-IÓMICA
dad del mercado Lotal. [Y esto porque] siendo la realización siempre denlro
riel concepto límite propia d e la condición humana misma, ni un proceso
infinito puede alcanzar la me t..-<. En la teoría esta imposibilidad se revela por
los supuestos implícitos en cualquier conceplo de perfección: conocimiento
perfecto y velocidad infinita de reacción de los factores.30
"' !bid., p. 154. E.s cmonces imposible empíricamente tanto la planificación perfec-
ta como la competencia pe rfecta.
"" Véase mi trab;ij o "Democracia representaLiva y participativ-.:i'' (Oussel, 2011 , pp.
27ss.). En Ve nezuela, por la ley <le Rl poderfmf!ukirdc diciembre de 201 O, la planificación
específica o concreta qut:da en manos de las institucio11 es de participació n (y la estra1éijica
y no especílica en las de la re presentación). Sería una planificación de mocr.itico-
participativa, no de los pode res ejecutivos o legislativos. Pe ro Ja planilicació11 debe
a rticularse con las auditorías o la función e valuativa de las instirnciones participativo-
populares del Estado (no de 1;...s de los poderes representativos a las c¡ue les cabe una
PRJNC!P!O NORMATIVO Y CRÍTICO DE FACTllllUDAD I::COl\ÓM!CA 289
hmción m:1s universal d e planificación), d onde se vigila (de una manera no sospechada
por Foucault) el cumplimiento del plan por pane del Estado en sus inst.itucioncs
representativas. l<lS empresas y e l mercado (desde la puesta de las mercancías e n dicho
mercado, en el cornercio )'en el sistema bancario, financiero) , y wstiga (en caso d e no
cumplimiento). Debe ser c:monces una regulación muy distima a la del socialisrno real
del siglo XX.
PRl:-lCJPJOS KOR."1ATIVOS OF: LA T RANSICIÓ)I ECONÓ~·!ICA
"' Puede ser criticable est:a regulación participativa porque wdavía no J;a d esarro-
llad o suficientes instituciones democráticas con la i1u e rvc nó ón de tocia la ci udadanía;
es una limi1 ación. Pero manificsm por 0 1.1~1 parte gran cap<1ci dad crraLiva y se encucn-
1:·;t en plena tmusición.
PRl:-.JCll'fO 1'0R.\IAT!VO y CRínco DE F:\CTI BI LIDAD ECON(l:lm ;¡\
llo ideado por la su~jctividad. Pero 110 todo lo ideado puede ni debe
intentar realizarse, sino sólo lo que curnple con las condiciones <le su
posibilidad real. Son condiciones históricas coyunturales, políticas, de
las más diversas especies, y siempre económicas. No considerar esas
condiciones concretas es tomar lo ideado corno realizable: es confun-
dir lo imposible con lo real. ¡Es necesario ser realistas!, pero al mismo
tiempo hay que ser críticos, contra el aparente realismo conservador.
[15.54] Se rrata de toda la problemática <le la determinac ión del
criterio de delimitación entre lo posible y lo imposible económico. Es
decir, descubrir los crite rios de discernimie nto de lo utópico e ntre
la eutojJía (la utopía realmente posible) y la kalwtopía (la mala utopía,
por imposib/,e) . La primera es necesaria y suficienLe (la del realismo
crítico); la segunda es impracticable y por ello destructiva. Así, hay
que construir una nueva empresa, un nuevo mercad o o una regula-
ción innovadora eutópicos (que intentan cumplir con los principios
normativos enunciados); a unque esas mismas instituciones puede n
tornarse kakotópicas (que no cumplen los indicados principios) en el
corto o largo plazo.
30 La propuesta de este concepto (en ing!(,s expresado con la pa!.<1bra daim, y con
FSQCEtvL.'\ 1 5 .02
COMPONE~TES DE l.A PRETENSIÓN DEJUSTICL\ ECONÓMIC\
Aclaración al r:squnna 15.02: Pmat: Prl'tensiún rnatcrial de verdad económica (tesis [});
Pfm: Pretensión formal d<' validez económica (tesis 14); !Jác Pretensión de factib ilidad
económica (te.1is 15).
' 9 Hemos expuesto est.a cuestión en nuesu-a obra Dusscl, 1998, § 2.S, l. J 48ss. l. notas
' La burg uesía naciente ª''ª117.aba Ja libertad como la nota esencial del ser humano
ante el Í<"urlaJismo y la monarquía que Je amccedía. Lihertad ante festum.
• Primera determinació11 de la voluntad libre en la Filosofía del dmclto (§~ 4lss.)
de Hege l, que e n esto es tan moderno como R. Descartes o A. Smilh. Se mu.a rlC' la
/>ropiedad del ente.
M..Í.S ALI ; \ OF. LA MODERNIDAD Y DEL CAPfTALIS'.'.f O 3 01
• Sa nios. B. d e So11rn, 1995, ciL d e 2009 , p. 32. "Están q uie n es piensan que lamo-
dernid ad occiden 1al in rluyc m uchos tipos de modernidad es y que el problema resicte
en la ve1·sión d e la modC'rnidad que termin ó d ominancto" (i/Jül., p. 43). Además, "lamo-
dernictad no presu pone al capitalismo corno su modo propio d e producción" (p . 29).
" /bid.. p. 29.
1
' ' Sam os, H. d e S., 1!l95, pp. 7ss.
PRll\CTP!OS NORMATIVOS DI'. 1.A TRAl\S!CJÓN ECONÓ :VllCA
11
>legri, 2009 , cap. 2.3.
12
!bid., r. !Wi .
MAS :\LLA DE LA MODER'.\'[])AD Y DEL CAPITAUSMO
11
' En una o b1·a futura, sobre la Lógiw de la liberación (ante la l.ó¡;ir.a clc Hrgcl, qne es
la lógica de la identidrufy la dijf're11ári; es dec ir, de la tt11ivocidad, d e la lotalid.1.ul que pasa
dialrclicamentc d e la potencia o posibilidad al acto de la próxima totalídacl), trataremos
e l te ma d<' la an<•ÚJgía (<'n una lógica de la semejanw y la dülinción, de la totalid ad dada y
de la exterioridad a la 1wn1a cotalidad analógica; es decir, de lo imposible-de la primc-
r;1 101al idacl- a la creación d e la nuroa totalidad). Véase Dusscl , 1973, cap. 6, sobre el
mét0do de la FilosofTa }' la é tica de la liberación. A. '.'Jegri,.J. Habermas, R. EchC'verría
}'tantos otros colegas, están todavía atrapados c n la lú/!;Íra de wunivocidad. En cambio,
Boav<;:Jltura de S. Santos está más bie n limitado por la lógica posmoderna (que no lo-
gra 1rasc1.:nrler la equivocida<Í), ~· la soluciÓJ1 que buscan sin advertirlo, para no caer en
la idmlidad, sería exactamente la analogú1.
" Podría acusárseme <le contradicción a l indicar, por una parte, la manipulación
clc los medio; de comunicación por partt' d e las burocracias del capitalismo mundial y,
por otra. que esos mismos m<:<lios den c011ciencia a las rna<ra.s que se imenw alienar. Y
es r¡ue, a unque se intente donirs1icar a las masas, hay men sajes qur. se contradicen. Por
ejemplo, es necesario wnclrr au1os; por lo tamo, hay que hacer propaganda de s11 cxis-
1r11cia. Pe ro el televide nte, q ue contempla la imageu brillaute del a uto que no podrá
MÁS ALLÁ DE LA \100F.RNIOAD Y DJ.::L CAPITALISMO
dose cargo del hecho de que son engañados por una minoría que
gestiona en su beneficio el excedente del trabajo de aquellos (es decir,
del plusvalor en forma de ganancia industrial, comercial o financiera
que va perdiendo su invisibilidad gracias al pensamiento crítico). La
pobreza se hace más clara y la injusticia produce mayor furor. A estos
dos aspectos debe sumársele, también objetivamente, la inevitabilidad
de la baJa tendencia[ de la tasa de ganancia, cuyas medidas compen-
satorias comienzan a ser más difíciles de inventar y llevar a cabo.
El colonialismo y la explotación de los países dependientes (con la
transferencia de plusvalor hacia el centro) serán cada vez más limi-
tados, por la misma toma de concien cia nacionalista de esos Estados
y de los pueblos de sus derechos y de las posibles alternativas, lo que
les permitirían una mayor amplitud estratégica que se abriría por la
multipolaridad de las antiguas y de las actuales potencias, poste rior
al final de la guerra fría.
[1 6.23) En América Latina a finales del los dos decenios de dic-
taduras militares (1964-1984) se ensaya el desmantelamiento del Es-
tado benefactor privatizando muchas de las grandes empresas del
Estado creadas desde los años 1930. Pero la teoría que justifica estas
acciones no es la de l reformismo clásico sino la de los postulados
de la teoría de la "competencia perfecta", que en vez de la armonía
del mercado propone en cambio un modelo donde todos los partici-
pantes del mercado actuarían con una transparencia perfecta, lo que
permitiría a dicho mercado accionar con un equilibrio en todos sus
componentes, con una verdadera "coordinación a priori» de la divi-
sión del trabajo que se deriva de un "conocimiento perfecto". Se sabe
que estos postulados son inalcanzables, pero de lo que se trata es de
aproximarse empíricamente lo más posible. Hay que destruir los im-
pedime ntos para llevar a cabo ese modelo. La acción reguladora del
Estado es la peor intervención posible que aleja definitivamente ese
ideal de libertad de mercado ple no. Por ello hay que impedir dicha
acción estatal, también la praxis de los movimientos sociales, de los
sindicatos y otras organizaciones que frenan la fmtensión de cumplir
con esa competencia perfecta. Al final del decenio de los noventa del
comprar nunca, se entera d e bienes que ahor.t desea, deseo, por supuesto, de imposi-
ble realización. Ese deseo incumplido se transforma en toma de conciencia de su mi-
seria, en aumento de su ira contrn la injusticia, y e n prestar atención a lo que pudiera
sacarlo de tal simación (por ejemplo, la callada protesta de un líder de oposición del
que la prensa "habla mal", pero que, a los oídos del empobrecido, es como el canto rle
las sirenas ele un mundo mejor).
PRil'\CIPIOS NORMATIVOS DE LA TRi\NSICI Ó~ ECOl\ÓMICA
'" Toda vez que hable del sociaJismo "real " debe leerse "d el siglo XX". Además, el
marxismo-leninismo u·adicional no puede criticar al socialismo real, porque es su pro-
pia ideología productivista. De lo que hablamos es de la crítica que puede realizarse
con las categorías múr1uzs de Afa.rx, que no son exactamen te las m arxistas-leninistas.
17
Franz Hinkelammert me contaba una anécdota inversa. F n Berlín csmdió para
un lnsritut.o de economía el sistema soviético del socialismo real en el decenio de 1960.
Allí ideó un esquema crí1ico (que quedó muchos años después expresado parcialmen-
te en su obra Hinkelamrnen, 1984). Pero cuando quiso aplicar el mismo método crí-
tico a l sis1ema capitalista fue d espedido d e tal Instirnto. Se podía hacer Ja crítica del
socialismo, pero no del capitalismo. Y bien, es necesario también hacer una crítica
marxisLa del socialismo real. Hinkelammert en ese libro hace algo distinto: critica los
supuestos episte mológicos popperianos, subyacentes e n F. Hayek, pero no sólo del <:a-
pitalismo sino ta.mbi(:n del socialismo real que se aproximaba a su derrumbe (y del cual
Hinkelamrnert como ningún otro inte lectual anunció claramente los motivos).
PRJi'\CJP!OS l\OR'.\1;\ nvos DE L\ TRANSTCIÓN ECOl'\ÓMICA
18
En este caso, el sistem a socialista real del siglo X X sería un sujeto indeterminado
prncedente del sistema capitalista o del sistema Lrndicio n al del campesinado en Rusia,
o d e las d iferentes etnias no capitalistas de Arrica, por ej emplo.
19
>'luchos han hablado de un "capita lismo d e Eslado", y al expresar esto indican
que no han entendido ni el capitalismo ni el socialismo real. Corno cuando Marx decía
e n los Marmscrilos de 186 1-1 863, que los que confunden las categorías de p lusvalory de
ganancia no h an en tendid o ninguno de los dos conceptos.
M.Á.S ALLÁ DE LA MODERNIDAD Y DEL C•\PITAUSMO
Comunidad panicipativa
Económica Política
t
Empresa i
(A) t
Mercado
Regulación del Estado pan icipatovo
(responsable de lo común) (B)
(con autonomía
y libenad relativas)
:\fÁS ALL.\ DE l .'\ .\t OOERJ\IDAD Y Ol::L CAP ITALISMO 31 1
Est0 nos permite volver sobre la discusión del cri terio de d elimitación en la
relación entre planificación y autonomía e mpresarial. Ni la planificación es
el ámbito d e la libertad ante la a utonomía d e la empresa Lydel mercado l con
la legitimidad originaria p ara extenderse ilimitadamente, ni inversamente J la
empresa yl el mercado son el ámbito originario de la libertad a.nte las activi-
dades estatales. La relación entre a mbos la podemos concebir en térm inos de
un equilibrio entre sus actividades respectivas, equilibrio que d elimita tanto
la legitimidad de la plani ficación como la de la rrc!ativaJ autonom ía empre-
sarial Ly Je! mercado J."
23 l\cgri, 2009, pp. 150ss. Obsérvese que está usando una mc1áfora muy frecuente
en la Filosoña de la liberación, lo mismo que el "pobre" que remplaza casi (excesiva-
menLe) la caLegoría de clase o explotado (o al menos no se muestra explícitamente el
cam bio de orientación) en la cuestión de "la m ultitud de los pobres" (pp. 3ss.).
2' Q ue Negri denomina "producción biopolítica" er1 diversas parte$ de la obra ya
nombrada (Negri, 2009, parte 3, pp. 13 lss.).
MÁS ALL-\ DF. L;\ MODERNIDAD Y DEL CAPITALIS:\10 3 19.·'
"5 Tal como el valor medicinal de ciertos vegetales en te rritorios <le los puebl0s
origin arios, los que debidameme pate ntados por transnacionales químicas pueden ex-
pr opiarlos a los pueblos indígenas que los usaban desde hace milenios.
2" Mi tesis d octoral en e l d ecenio de 1950 versó sobre "El bien común". Por e llo
en la tesis 14. 6). Hay que prestar atención, por otra parte, a las nuevas
maneras que el capital "financializado" tiene para subsumir ganancia
de estas fálnicas sociales.
(16.45) Conviene anotar que las nuevas asociaciones, redes o co-
munidades que producen en especial bienes intangibles fuera de las
empresas tradicionales del capitalisrno, tienen la posibilidad de ha-
cerlo gracias a los medios electrónicos que faci litan -con poca in-
versión inicial y gracias a redes computacionales-, crear amplísimos
complC:'.jos organizados que pued en trabajar coorciinadamente y de
manera novedosa. El mismo mercado tradicional, por la revolución
tecnológica electrónica y porque produce bienes in tangibles, cambia
Ja naturaleza del mercado capita lista. Internet, por ejemplo, ha crea-
d o también un mercado virtual donde vendedores y compradores
dejan de ocupar un lugar físico, gue exige un determinado espacio
real e invierte tiempo en el envío de las mercancías tradicionales al
mercado. El mercado virtual por internet modifica la distribución
y el intercambio, ya que acelera la relación y el procedimiento en
un instante sin atravesar un espacio físico. El aparato electrónico
que crea, como ya sugerimos, un nuevo tipo de producción y de
producto (intangible), como una jalniw socia~ así como el nuevo
mercado, no pueden ser für.ilme nte regulados por e l Estado, ya que
están situados cada vez más en un ciberespacio con nuevas cualidades,
lo que modifica igualmente la naturaleza del Estado, y por lo tanto
F.SQUF.\:11\ i 6.02
DIVERSOS "f.xooos" DE Á:vmrros DEL CAPlTAL
t
Capital l
Sociedad - + - -- - - - -;.- Masas excluidas y desempleadas
Trabajo asalariado - - - - -- - -• Fábrica social
Mercado capitalista Nuevo mercado virtual
Consumo exacerbado Consumo moderado
i\rlaraciún ni esqunna Jl).()2: Las ílechas horizontales indican lo s diversos "é x >dos" d<·
diverso, niomt>ntos del capital. En el caso del Estad o éste se tra nsform a radicalmente.
La~ tlcc:has vcrtic:aks indic;in las relaciones dt'I Estado con las esu,11cturas económicas.
MÁS ALLÁ DEL\ \ f O OERNIOAD Y Of.L CAJ'lTALISW >
2'> Las nuevas empresas o "fábricas sociales" (la "p roducción biopolítica" ele A. Negri)
tendrán en la nueva economía h egemonía sobre las empresas tal como las o rganizó el
capitalismo (que no desaparecerán) .
1
"' Aristóteles hubiera llamado a la virtud que r·ige el mercado la juslicia conmu·
tativa (de la pmte a la jmrle); la que rige a la e mpresa la justicia legal (la institución
particular que cumple con las exigencias de la regulació n, la ley o la planificación, y
prod uciendo parn la com unidad: de la parte al todo); y la que rige a la regulación del
Estado la justicia d ist:ribuliva (del todo a la /Jarte) . El .Ew1do no distribuye solamente
para Aristóteles los bienes comunes. sino que disu·ibuye las obligaciones a cumplirse
legítimamen te en nombre "de las cosas comunes" (rillv Kowciiv; véase Aristóteles, E!\, v,
4; 1960, p. 1131 b 28).
~ ' ~cgri , 2009, p . 283; 201 l, p. 288.
M..\s ALL'Í. DE LA MODERNIDAD Y DEI. CAPJTALISMO
organiza estas é lites del capital cuyo 11/é llega a tener 40% d<.:l capi-
tal ele las naciones en las <pte acumula tal riquez<1, por medio de la
propiedad monopólica <le medios de comun icación (la mediocmr-ia) :
la te le\·i sión, la radio. los di arios, el cinc, los med ios electrónicos en
ge neral y aun las universidades privadas de cxcek ncia. Puede n com-
pmnocln medio de comun icació n que alcance un amplio espectro de
esc uchas, lectores o espectadores, que son "inf'ormados'' por pe riodis-
ras. inte lectuales o artistas a sueldo del capital (los nuevos mandarines
de N. Chomsky) . Con ese c:jér cito de "tanques de pensamiento'' estos
medios crean una imagen avasallante de mensajes que produn · casi
de manera infalible una opinión pública en su favor. Es decir, "en
favor " de los intercsC's de esas minorías riquísimas, intereses gue están
en comra de la posibilidad de una vida humana ele los ciudadanos,
especial mente de los más p o bres (cuya proporción crece tanto en el
centro corno en la perife ria ). De esta m an era ''producen" candidatos
a rcprcsen tames políticos com o se prod uce la n ecesidad de consumir
Cora Cola. Es la mediocraciri g/.obalizada, mundial. El capitalismo, que
comem.ó a usar la ¡1ro/Jaganda para deslruir a los otros capitales en la
compe tencia(' imponer st1s productos, aprendió tocia una técnica del
uso de esa propaganda para producir en el receptor de sus mensajes
programados una respuesta de consumo casi inevitable. Esa enorme
experie ncia de la propaganda e n el mercado de rnrrcan<ias la aplicó
ahora a la propaganda política del merrado de candidatos para producir
representantes. El monopolio político que da así e n manos decapita-
les monopólicos.
116.:)4] Pero el capitalismo, adem;ts de e mbrutecer a las masas
hipnotizadas por b mediorracia, las lleva a la mayor destitución de su
di gnidad por m edio del negocio de las drogas (el din ero lavado de
las mafias term ina en Jos grandes bancos y es sumamente beneficioso
para e l gran capital) , que destruye psicológicam<'nte al pueblo, crea
una ''iolencia generalizada, J' en cierta manera e limina mano de obra
sobran1c, desempleada estructuralme nte. Para co lmo, por el nego-
cio de las armas se orquestan guen-as )' se organizan hostilidades que
producen n efastos efectos y cientos de miles de muertos, no sólo en
las guerras e ntre Estad os sino igualmente e n las sociedades, por el
crime n cotidiano callejero (bajo el le ma de la sagrada "libertad" de
portar armas. una costumbre ancestral de la viole ncia estadunidense
acept1<la hasta en los hogares más educados y moraliza n tes).
[ 16.55] La mane ra de cortar e l nudo gordiano de este modelo es
por m edio de la regulac ión de este mo nopol io y d ebe apoyarse en el
MÁS ALI .A OE L.\ '.\100F.Rl\lDAD Y OF.L CAPITALLSMO
ESQUEMA 1 6.03
LA NUEVA DICTAD URA MEDlOCRÁTICA DE L/\S ÉLITES DEL CAl'l l'AL
* T omamos el níirncro simbólico de "I %"ante "99%" propuesto por los "indigna-
dos" de Es tad os Unidos (los onitf'> \Vall Slreet).
~2 En Argentina se ha d ictarlo una ley de medios que posibili1a su gestión y pro-
picdad e n tres scctores: 33% para los medios estatales y públicos, 33% para la ges1i(m
privad a, 33% parn la expresión de las comunidades populares. Si esto se lleva a cabo 1:t
dmwcrali.uzrifm r.k los medios sería una realirlad y se habría super.ido la actual del mono-
polio mrdiocT(Ílico en favor del capital y las hur·ocntcias polí1icas que le son obedien1cs.
Eso explica la propaganda 1111árrime en los medios importantes de Estados U ni elo~ o
Europa conlrd los gobiernos populares en América !.atina (de Bolivia, Ecuador, Argcrr-
tina, Brasil y muchos otros en 20 1::\), t0dos tachados de "pop11listas" por los medios más
infl11yC'11tcs en ese mundo.
320 PRfNCIPJOS ~OR.\tATIVOS DI!: L..\ TRANSICIÓN ECOJ'\ÓMICA
Texto cie rtamente dificil, pero que expresa que situarse en la ex-
terioridad de la totalidad del capital es ser como una "nad a", un ''no-
ente" (Nichtdasein), un "no-ser" parmenídico, un excluido, alguien
cuya desaparició n o muerte (¿el nuevo hcmw sacei?) nada importa
para el capital, porque no se encuentra en una "relación de trabajo"
" Mnnmcrito //de 1844, Marx, 19.')G, MEW; vol. 1 (extensión), pp. 523-525.
MÁS ALIÁ DE Lo\ .\fOOERNIDAD Y DEL CAPITALISMO 321
'" J. Veraza rne honra dedicándome dos capítulos de una ele sus obras (véase Ve-
raza, 2007, caps. 7 y 8, pp. 185ss.) y critica la categoría de exterioridad en un sen 1ido
empírico. sin entender que Marx se mneve en un nivel de construcción de categorías
abstractas. Lo o puesto absoluto al trabajo vivo (que es la corporalidad vi,~ente d e l suje-
to trabajador) es e l trab'!jo objetivado. Pero hay u-es posibles situaciones del trabajo ,·ivo
con respecto al capital. En primer lugar, al a11111.~ de la. existencia del capital o ya con el
capital, y es cuando el 1.rabajo vivo es un /1rm/1er ante festum (acostumbra escribir >-larx
en latín),>' se pone en relación con el posesor del dinero, o del capital si ya existe, para
que lo contrate. Surge desde el mercado y en su límite; cuando no hay todavía capital
es la con 1radicción p,;mera o abso luta del futuro capital. En segundo lugar, bj cuando
el trabajo vivo como trabajo asaJa.;ado es subsu mido se transforma e n un 111o me1110
i11terior (es una detenninación) de la totalidad del capital , y crea, como fuP:nle, el plusva-
lor desde ht nada del capital (la nada del capital es el trabajo vivo como la subjetividad
misma d el trabajador en tanto que no es pagada, no como li.ierza de trabajo pagada) .
Hay e ntonces u·abajo vivo en el interior del capital como 11xj1l11tmlo, por una parte, )'
como fuente r:muli.rra, poi: otra. En tercer lugar, e] el trabajo ~ivo se convierte, c uando
es despedido , en un pobre desocupado, en un pauperpost fest11111 (cxp1·esión del mismo
Marx) . En e l prime1· y inrer caso el u·ah<!i" vivo no es una determ inación i11tl'T1w del
capital, sino un a sul1jcLividacl viviente fut?m 1lc l mismo, en la 11x1t11·ioridad de la lolalidrul
(¿ejército de re~erna?, en el pasarlo, 110 ya l'll el prese nte). Es así el "fan tasma'' de otro
re ino, dd texto j uven il de Marx. En la actualidad esa exterioridad del tercer ca~o se
va transformando estrncumlimcnt.e en el p1.1n10 de partida de la tmnsfurnuuiór1. Ahora
comienza a "er 1rabajo vivo libre para crear lo nuevo más aUá dd ca pital.
322 l'R!NCCPIOS "10RfVL.\TNOS OF. U TRANSlCIÓN F.CO!\ÓMJC•.\
31
Dussel, 2006, tesis 12.3.
MÁS ALLÁ DE Lo\ MODERNIDAD Y DEL CAPITALlS.\.10
De hecho, el Reino de la Libertad (Reich der freiheit) sólo cornicma allí donde
cesa (aujlwrt) e l trabajo determinado por la necesidad (Not) y la adecuación
a finalidades exteriores; con arreglo a la naturaleza d e las cosas, por consi-
guiente, más allá (jenseits) de la esfera de la producción material propiamenfR.
dicha. 39
"" Véase toda Ja pm blernática de esos texlos en mi obra Dusse l, 1990, cap. 4.!í, pp.
12lss., y sohre el fetichismo e n Dussel, 199~, cap. 2.4.
"'' Véase el texto en Marx, 1975h, vol. 111/ 8, p. 1044; 1956, MF.W, 25, 828; 1Y7.'>, .w :c;.-1,
11, 4, 2, p. s:Js.
l'RIKCll'IOS NORMATIVOS DE LA TRANS!C!Ó:-.1 ECONÓMICA
ESQUEMA 1 6.04
l'\ IVEI. TRASCENDENTAL DE LOS MODELOS O POSTCIADO YEL NIVEL
EMPÍRICO DE EXISTE)ICL'\ EFECTIVA*
Nivel trascendental A1 A2
Modelo ideal solipsista Modelo ideal comunitario
1
Nivel empírico 81 82 83
Sociedad comunitaria Sociedad Sociedad empírica
pre-individualista empíricamente futura alternativa
capitalista, del capitalismo
individualista
Adaración al esquema 16.04: Al: el modelo capitalista, por ejemplo el de A. Smit.h, cari-
catu1üado por Marx como "robinsonarla". A2: el postulado de Marx (el "Reino de la Li-
bertad", el "com unismo"). /31: primer momento de los tres indicados t:n los Orundrisse
(que hemos expuesto en las !eJÚ 14.31- 14.}2). R2: el capitalismo vigente. /33: alte rnativa
transmoderna futura (más allá del capitalismo).
Así como el salvaje debe bregar con la naLUraleza para sat isfaccr sus ne-
cesidades, para conservar y rej1mducir su vida (sein Leben zu erhalten und zu
reprodw::iren) ,4° también debe h acerlo el civilizado,1 1 y lo de be hacer en todas
las formas de sociedad y ba,jo lodos los modos de producción f1osibles (a1len
mdglichen Produr.tionsweiwm) .'12
* 1kmos tratado el Lema c11 u11 tex to publicado sólo en alemán: "Re-Lectüre Marx
aus dcr Perspcctivc der latci11a.rnc rikanisch1;n Philosoph ie cter Bef'reiung", en Bremen
PhiiosojJhica (Universidad de 'Krcmcn, 1992, !í, pp. l- lO.
'" Se trata, nada menos, que del principio normativo maLe rial de LOda economía,
que lie mos tratado en la tesis 13.8. Puede observarse el nada posmoderno 1m iversalismo
de '.\iarx, que aprobamos por exigencia dejust.icia y de responsabilidad inso bornable.
" :'llótese el inevitable e11roce n1 rismo <le Ylarx.
12 De l 111bmo texto citado de Yfanc
MÁS ALLÁ DE LA \.fODERJ\lOAl.l Y DEL CAPITAJ .ISMO
Más allá. (jenseils) del mismo emp ieza el desarrollo de las fueras humanas,
considerado como un fin en sí mismo, el verdad ero H.eino de lnLibertad, que sin
embargo no puede florecer sobre aquel reino de la necesidad como su base.45
., lbid.
" Este "pc1fcctamente" es un postulado por el principio ele imposi.bilidad como
límite inalcar1zable e mpíricamente .
..,., lhid.
' " Véase cómo ya en el último Kant se p resentó el tema de los postulados, que Marx
debió meditar c11 la economía pol ítica: Dussel. 2007, cap. 2, ~ 10, 1 [l 7l ss.], pp. 357ss.
PRINCIPIOS "JORMATIVOS DE l~\ TRANSICIÓN ECONÓMICA
47
"La economía clásica trnta de reducir a unid;1d interior, me<liame e l análisis, las
diferentes/omulS fuas de la riqueza extrañas las unas a las o tr.ts ( ... ] .Reduce así a u11a
sola fomm, la ganancia, a todas las formas de ing reso y a todas las jigiiras y úwlos indc·
pendien tes" (Marx, 1975, p. 1498; 1980, vol. 11!. pp. 442-443).
l'Rl'.'JCJPlOS :-<OID.-LA.TJVOS DF. lA TRANS.lCTÓN E.CO:-<ÓM!C'A
A lo que agrega:
48 Véase Dussel, 1988, cap. 11: "El fetichismo de la economía vulgar", y en el pará-
Es así que "su critica revela una pobreza de escolar y jamás demues-
tra poseer los rudimentos de la riencia ( Wissenschajt) que pretende
criticai',52 y por ello "la forma final es la forma profesora), que aborda
los problemas históricamente [ ... ] con prudente sabiduría, sin que
importen tanto las contradicciones como la sistematización".53 "Su en-
tidad [de la categoría económica], tal como aparece en la superficie, se
manifiesta desconectada de las conexiones ocultas ( verborgenen) y de
las articulaciones que sirven de mediaciones".5·1 Y como conclusión es-
cribe !\farx: "De este modo, los agentes [y los economistas burgueses
aunque estén en Harvard o Londres, agregaría yo] de la producción
capitalista viven en un mundo encantado",5" que M. Weber había creído
ya desaparecido. 56 ¡El mito, el f etiche ocupa el lugar de la ciencia!
[16.83] Todo sistema económico histó rico puede cerrarse sobre
sí mismo auto-referentemente, totalizándose;57 es decir, negando
la posibilidad de transformaciones que superan sus capacidades de
respuesta auto-poiética -diría Humberto Matura o r . Luhmann- ,
reprimiendo violentamente la rebelión de sus víctimas, de los opri-
midos estructurales o simplemente excluidos. Cuando K. Popper nos
propone una Sociedad abierta como expresión del sistema capitalista
sin posibilidad de ninguna a lternativa (que sería obje tivamente una
sociedad cerrada) indica exactamente el h echo de su totalización. Lo
vigente pasa por ser no sólo lo presente sino lo mejor sin posible
supe ración futura. Es la totalización de la totalidad en el poder; es
económicamente e l capitalismo actual que pretende no tener nin-
guna otra alternativa que sí mismo, en e l sentido de F. Fukuyama."8
Marx dejó más de 180 cuadernos. El R 56, del que nos ocuparemos,
tenía la numeración X\:11, anotada por el mismo Marx. Se puede saber
con certeza que füe escrito en Londres, en septiembre y octubre de
1851. Con letra de Marx, el cuaderno XV1 (B 52) dice:
13351
APÉt\DICE
I ,o mismo que todo d eterminado modo de vida ( Weise des Lebens) es el modo
de vida ( l.ebensrmlise) de una determinada naturaleza. Sería absurdo pedir qne
el león se atuviera a las leyes de la vida del pólipo [ ... l."
; Karl \farx, Chroniil seines Lellf!rt.S in i:,'inzeld.aten, Moscú, V. Adoratskij, 1931, p. 113 .
., M. Ru bd, Bibliogmphie des omwres de Karl :vlarx, París, 19.'\6, pp. 225ss. Véase igual·
mente riel mismo a111o r "Les caliiers de leclure ele Karl Marx", en lntematümal Rr..Jiew oj
Social RistO>)', 11 ( 195 7), pp. 392ss. Además E. Col man , "Shon Commu11icat.ions on Lhe
unpnblished wri1ings uf K. Marx dealing wi lh :\llathema1.ics, the namral sciences and
technology", en lnternational Omgress of lite f-lisimy o[ Scil"lices and lnhnology (Londres,
193 1), Londres, C. Werske, 1971, pp. 2'.'l'lss..
., lf. "Schcma dcr Hegclsrhrn Naturphilosophie", en Mi::t:A, l, 1/2 (Berlín , 1929),
pp. 99-103.
'• Carta a Ruge. Carlos Marx-Federico Engels; Obras fu11dri1m"Ttlales, FCE, México,
1982.1. 1 (OF, l), p. 459.
" "Los debates de la VI Dieta rcnana". en La Caceta RP.'nana, núm. 139, m ayo de 1842
(OF, 1, p. 21 ); MDV. 1, p. fü)).
APÉNDICE 337
Así en contramos ya los "m odos de vida ", proto-conccpto de los futu-
ros "modos de prod ucción", donde la tecnología tendrá tanto que ver.
Por el contrario, Engels (nacido el 28 de noviembr e de 1820) per-
teneció a una familia burgu esa in dustrial de la ciudad de Barmen,
vecina de la p opulosa Elberfeld re nana. Su abuelo , J ean Caspar
Engels, fundó un comercio de hilados, y su padre, católico fervie nte y
tradicio nal, abrió una sucursal de la firma Ermen-Engels en Manches-
ter, Inglaterra, en 1837. 'o es por ello extraño q ue en marzo de 1839
el joven de sólo 19 años, e n sus "Cartas del Wupper tal" -que publicó
en el Telegraph tür Deutschland- escribiera sobre su tierra:
El encajonado río hace íluir sus purpúreas aguas, cubiertas de polvo de al-
godón; pero el color roj o in tenso no proviene de ninguna sangrienta batalla
[... ] ese color de las aguas del río se debe exclusivamente a la abundancia de
úntorerías: es el rojo de la alizarina!
Los obreros respiran más h umo de carbón )' polvo que oxígeno [condicio-
nes], que son adecuadísimas para matar en ellos toda energía y toda alegría
de vivir.8
Con esto quería simbo lizar la dife rencia e ntre una Ingla te rra in-
d ustrial y u na Ale mania casi fe udal; sin e mbargo, bie n pronto su opti-
mismo se tornaría en realismo y comenzaría a d escribir la miseria del
trabaj ador industrial. Todo el año 1843 fue de grandes experie ncias
sociales -de mano de u na obrera católica irlandesa- y teóricas. De
d iciembre de 1843 a e nero de 1844 escribe pa ra los Anales Franco--
Alemanes, que editaba Marx en París, e l comie nzo de una revolución
teórica de consecuencia histórica mundial: Esbozo de crítica d.e /.a econo-
mia politica. En este artículo aparecen ya intuiciones esenciales sobre
la cuestión de la tecnología y que, leíd as por Marx en París, serán el
comienzo de su ruptura teórica, fundada en Ja ruptura práctica por
la articulación con la clase obrera francesa. 10
En primer lugar, "el trabajo [es] el elemento fu ndame ntal de la
producción", y por e llo la "separación (Trennung) e ntre tierra, capital
y trabaj o consütuye en última instancia algo inadm isible". 11
"Capital y trabajo son origin a ria me nte id énticos"; 12 es decir, tra-
bajo como actividad y trabaj o acumulado son ambos sólo trabaj o.
Separarlos es el comienzo de la ocultación an tidialéctica de la ideolo-
gía de la econ omía política. En este contexto se plan tea p or primera
vez la cu estión de la tecnología:
En la lucha del capital y la tierra con el trabajo, los dos primeros le llevan a
éste, ad emás, una ven taja especial: el auxilio de la ciencia [ ... ]. Casi torlos los
im·encos mecánicos han debido su origen a la escasez de man o de obra, como
ocurre prin cipalmen te con las máquinas d e hilar el algodón, invcmadas por
Ilargrcaves, Cropton y Arkwright. t~
10
Véase m i u·ahaj o "Sobre la j uventud de Marx", e n Di<1lic1iw (Puebla), 12 (1982) ,
pp. 219-240.
11
Of~ 11, p. 173; MEW, 1, p. 5 12.
12 l /Jid., p. 171.
13 / bid., p. 183.
APÉNDICE. 339
14
oF, 11, p. 215; Mt:1t; I, pp. 459ss.
"' !bid., pp. 218-219.
' 6 !bid., p. 2 19. Cf, !bid., pp. 220-223. Éste sería como el prime1· u-atadito tecnológi-
co-histórico.
i ; lhid., p. 285: MEW, 11, p. 237. Vuelve aquí con una descripción tecnológico-históri-
ca (los ".Jc nnys" de H argr-caves, Jos inven tos de Cartwrigt, d e Watt, etc.) .
l ij lbid., p. 289.
APÉNl.llCE
(Los obreros) son y deben ser máquinas de trabajo en las que sólo se gas-
tan los med ios que son indispensables para mantenerlas en íuncionamiento.
Poco importa si el número de estas máquinas de trabajo (ilrbeitsrnaschinen) es
mayor o menor siempre que el producto ileto neto pcrmane:t.ca constante.
Sismondi tiene razón cuando dice que, de acuerdo co n Ricardo, si el rey de
9
· /bid., pp. 299-300.
'" l bid. , p. 345.
2
' !bid., p. 394. Cj pp. 445ss. , 154ss., etc.
·n CJ. pp. 384, 395, 400, 423, 426, 467, 468, CIC.
APÉ:>ll)ICI! 34 1
" Cuaderno de París (trad . Ro lívar Echcverría) . México, 1974. p. l lR: Mt:t.:.\ , 1, 3
(Berlín, 1932) , pp. 5 14-515.
t·• );!!:.CA, 1, 3, p. 439 (sin 1.raducc:ión castellana).
i!> l/Jitl., p. 457.
~r. CJ David Ricardo, Principios de 1?mnomírt /10/ítira y tributación, México, rCE, 1959. p.
288ss. Para Ricardo la máquina "ahorra mano de obra·. Ricardo adscribe las maquina-
rias a lo que é l llama "capital ftjo " (pp. 23-2'1 ) .
-n C11rufemo df. París, p. 156; MEGA, 1, 3, p. 546.
28 Ma111ncrilt1( del 44, Alianza, .\1adrid, 1968, p. 54; MF.IV, EB 1, p. 474.
Estos temas son sie mpre tratados en relación con la "división del
u-abajo", ya que ésta -como destrucción del trab~jo total del arte-
sanado- "h ace al obrero cada vez más unilateral y más dependien-
te, pues acarrea con sigo la competencia -tema de Engels- no sólo
de los hombres, sino Lambién de las máquinas".3u Usa ya el concep-
to de "capital f~o" en relación con las "máquinas instrumentos, útiles
de trabajo }' cosas sernejantes",31 y también descubre en la tecnología
un cieno sentido positivo:
El hombre mismo se diferencia de los animales a parLir del modo en que co-
mienza a producir sus medios de vida ( L.ebensmitteb::uprodu:úeren) [ ... ]. Al produ-
cir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida m ate-
rial. El modo ( Weise) como los hombres producen sus medios de vida depende
de la naturaleza misma de los medios de vida [ ... ]. Este modo d e producción
( WeisederProduktion) [ ... ] es ya un determinado modo de objetivar su vida, un
determinado modo de \~da (Lebensweise) .:" De donde se desprende que un de-
terminado modo de producción (Prod·uktionsweise) o una determinada fase social
lleva siempre aparejado un determinado mo do de cooperación o una detenn i-
nada fase social [ ... ].La hist01ia de la humanidad debe estudiarse y elaborarse
siempre en conexión con la historia de la industria y del intercambio.!!:;
Las máq uinas no constimye o una categoría econó mica, como tampoco el
buey (de Aristóteles) <]He tira del arad o. Las máquinas no son más q11e un a
fuerza productiva (P roduktivhraft). L1 fábrica m ode rna, basada en el empleo
Marx muestra que no es la división del trabajo la que crea las má-
quinas, sino las máquinas modernas las que pulverizan el u-abajo ar-
tesanal en muchos trabajos especializados, los cuales, por su parte,
llevan a la invención de nuevas máquinas. "El trabajo se organiza y
se divide de diferentes modos según sean los instrumentos (Werkzeu-
gen) de que d isponga",37 Pero no podemos dejar de anotar que Marx
distingue ya entre tecnología en general o en sentido abstracto (el
buey que tira del arado: categoría tecnológica), y la tecnología como
momento de una relación social de producción, como categoría eco-
nómica (como capital, veremos después), en concreto.
Queremos indicar una cuestión que nos interesa como latinoame-
ricanos, y que suena siempre como una campana en los escritos de
Marx:
"" Buenos Aires, Signos, 1970, pp. 117; MEW, IV, p. 149. Es in teresan.te anotar que
Proudhon, al leer el libro de Marx, escribió al margen: "Es un filósofo quien dice esto".
Con esLO seguramente, quiso descalificarlo, pero para nosotros, por el cont.rario, mar-
ca ya una cuestión central.
37
!bid.
30
lhiti., p. 120; NIE»; IV, p. 151. Cita a Babbage poco después (p. 122), en francés:
Traité sur l'éco11amie des machines, Pans, 1833 (al año siguiente de su edició n inglesa), y
después a A. Ure (p. 125).
Y.I Primera parte (Buenos Aires, Claridad, 1967, pp. 28-29; MEW, IV, p. 463).
APÉNDJCE 345
Ya he llegado a tal punto que en cinco semanas más habré terminado con
esa mierda ele la economía L••. ) y me lanzaré sobre al~una otra ciencia en el
:Vluseo [británico) :12
a] J. H. Poppe, La mecánica del siglo XVIJI y de los primeros años del siglo
XIX, editado en Pyrmont en 1807, con 141 páginas. Marx le dedi-
ca sólo una frase en el manuscrito; un juicio general sin impor-
tancia. Poppe se había ocupado desde e l primer parágrafo hasta
el 19 sobre las teorías d e la estática y la dinámica mecánica. Desde
el parágrafo 20 al 55 muestra los adelantos d e la mecánica prácti-
ca. En séptimo lugar en esta edición castellana.
bl .J. H. Poppe, Tratado de tecnología general, editado en Frankfurten
en 1809. Marx le dedica tres páginas, pero ahora con mucho más
detenimiento. Poppe indica al comienzo de su obra que es un tra-
bajo pedagógico para sus alumnos. Seriala el tipo de acción pro-
ductiva y el instrumento que se usa. El instrumento ( H'irkzeuge)
puede ser un objeto natu ral , artesanal, manufacturado o indus-
trial. Se trata de comprender el sentido ele la acción y de sus me-
diaciones. Hay cinco modos fundamentales de acciones técnicas:
"' Mf:H·; xxrn. p. 228, cana d e Marx a Engels del 2 de abril de l 8!í l.
APÉNDICE 347
'" Libro l, cap. 13 (Méxi co. Siglo XXI, l 9i9, t. l /2, p. -1!í3; MFW, XXIH, pp. 392-393) .
APÉNDICE
14
Cf Manfred Ylueller , Auf dem Wege zum Kapital (1857-1863) , Berlín, Verlag das
europ. Burh, 1978 (bibl. pp. 152-160), y la o bra de Roman Rosdolsky, Cénesisyt..structtira
de El r:apital de Marx, Siglo XXI, México, 1979 (bibl. pp. 17-23).
45
Cf l\lementos fwulamentaks fJara la critica de la ec01wmía polítir.a (borrador) , 1857-
1858, Bue nos Aires, Siglo XXI, t. 1 y JI, 1971-1972. México, t. 111, 1980; Gmndrisse der
Ktitik der f>otitischen Oekonomle (Rohentwurf) 1857-1858, Berlín , Diecz V., 1974. Los
tecnólogos que Marx cita e n esLa época, además d e los 11ombrados, son W. R. Adams,
Roads and JW.il~ antl their s11quenc.e phisical and mom~ Londres, 1862; Lord Ashley, Ten
Hours Factm)• Bill. ?'lie Spe1ich ()f l .ordAshley, l .onclres, 1844; Ch. Bábbage, On the r;conmny of
APÉNDICE 349
Machine1y aud Manufaclures, Londres, J 832; F. Bacon, Essays ar Councils, Civil tmd Moral.,
Londres, 1597; l. Bellers, Proposafr for Uaising a College Jor ali Usef11l Trades, E. Boileau,
Réglements sur les ,4rts et Métiers de Priris. bajo el cuidado de O. B. Depping, Paii s, 1837;
l. R. Courcelle Sencuil, Trrzité lhéorique et fmu:tique des entreprises industrielles, comrnerciales
et agric.oks. Ou J\,fonuel de.1 riffn#-e5, París, 1857; W. R. Orove, On the Carreilition of Phisical
ForceJ; l. F. W.Johnston, leclure.1 on Agricultura[ Chemistry and Ceology, Londres, 1847; H.
Kopp, Entwicklung der Chemie in der Neueren 7eit, Mun ich, 187 1; I. I .icbig, Die Chemie in
ihrer Anwendung auf Agrikultur u nti Phisiologie, Brunswick, 1862; Plinio Cayo Segundo
el Viej o, Historiae Nalumlis, Libri XXVII, París, 1829; l. Poppe, Gesclzichte der T echnologie,
Ootinga, 1807; B. Ramazzini, De morbis artificum diatriba, 1717; A. Cre, Le Philosophy nf
M anufactures: or and f'.'x-position o/ the Scienli/ic Moml and Coimnercial /:,'conomy o/ the Factor
y S)'.~tern of Greca Rritain, Londres, 183!>; Anónimo, ·11te Jnduslry of Nations. J\ sumey uf
Existing State of /\ rts, Mad1 foes atul Mm1.ufad11rers, I .ondres, 18.55; British Parliamen tary
Papcrs, Reporls of Lile Insfiectors ofFar.lories, Londres, 1844 yss.
"" t:lemenlos, 1, p. !03; Grundrisse (= (:i:), p. 91.
'
17
/bid., p. 6 (p. 7).
'" !bid.: " ... d ie poliLische Oekonom ie ist n icht Techno logie".
"' !bid., p . .5 (p. 7) .
5(t !bid.. p. 334 (p. 290).
,; ¡ Tbid., p. 338 (p. 292).
APÉ!\DICE
ó? !bid., p. 50.
58
!bid., pp. 292ss. Aguí comienza la tradnc.ción castellana de Caj1ital y tecnoloefa, con
la cita de .John Stuan ~1ill.
'" Libro l, cap. l; México, Siglo XX1, 1979, t. Jll, p. 49; Mt:W, XXJII, p. 54.
60
!bid., cap. 5; pp. 215-225 (pp. 192-199). Marx cita (en MHV, xxm,) a Babbage, pp.
366, 369, 370, 396, 413, 427; a Bcckmann en p. 451; a Dan\'in en p. 361; la obrn The
industry of11alions, e n pp. 364, 406; a A. Ure en pp. 241, 370, 371, 389, 390, 401 , 426,
441-443, 447, 455, 456, 460-461, 576, 'S77, 581, 585, etcétera.
APLNDICE
T
D - M < Mp P
Los medios de producción en que se fija una parte del capital productivo se
sustraen a la circulación L.. . ] para in corporarse al p roceso d e producción
por todo el tiempo que funci onen. e.~
';
1
!bid., cap. 6; p. 252 (p. 223).
62
Véase el m agnífico cap ítulo 12-13, t. 1/ 2, pp. 409-613 (pp. 356-530) . Escos cap[-
rnlos correspo n den al Manuscrito B 5 6 que estamos publicando, y a los cuadernos sobre
estas cuestio nes e n los Cmnd1isse y a l Manuscrito de 186 1-1863, que h emos citad o más
arriba.
63
!bid., libro IJ, cap. 8; México, FCE, 1972, L. JJ, p. 149; Ml:: W, XXlV, p. 168 . Véase en
especial el capítulo 1 d el tomo II.
353
i-; J/Ji.d., libro 111, cap. 8; México. FC:F., 1972, t. 111, p. 153; ME\\', XX\'. p. 1.-,,;.
'"' Gr. 1, p. 22 (p. 22) .
354 APÉNDICE
Llegado a este punto [el concreto como totalidad], habría que reemprender
el viaje de retorno ( rück-wiirt.s), hasta dar de nuevo con la población, pero
esta ve:t.. no tendría una representación caótica de un conjunto, sino una rica
totalidad con múltiples determinaciones>' relaciones.
/~ Explicación,
Ascenso
"""'°'°~
Momento
/
abstracto ( 1)
Concreto
explicado (3)
r
l<:l dii.n'O l'OlllU cr.p iíal (nLs Ka/1itaf) se difcrc nci;t del dinero romo rlinnu';" dice en
un;1 ()Casion I. De l;i misma manera, si bi en el capital ta n sólo en la maquina-
adecuada como valor de uso den 1ro del proceso de
ri.t. . . ~;;· co11lit-1·e s u forma
producdón, e llo en absoluto sig-nifi ca que e ~<:' \•alo r de uso - la máquina en
sí [an sich]- sea capital, o que su existencia como máquina (als Mascltinerie)
sea idéntica a su existencia como capital (alsKapital).w
/i''\~
proceso; lo oculto; lo
profundo
este caso un momento del capital productivo, del constante o del ftjo,
pero en su "núcleo central" mismo y constitutivo).
Se entiende ahora que la tecnología como tecnología se trata en
las consideraciones abstractas (en a] y b] ), pero la tecnología como
capital cambia de naturaleza; es ahora un momento no ya del "pro-
ceso de trabajo" que se objetiva en el valor de uso en cuanto tal, sino
un momento del "proceso de valorización" del mismo capital. Ha
dejado de ser lo que era (una "totalidad" independiente) y ha sido
subsumido como "parte" de un nuevo "todo" que Je cambia de natu-
raleza. Como en el caso de un cazador del bosque (independiente,
y que busca su aiimento) que fungiera como soldado de un t:iército
invasor en Nicaragua (asumido en un todo que destruye un orden de
justicia). El cazador puede usar su arma y el soldado también; pero la
naturaleza de su acción es esencialmente diferente . La tecnología en
cuanto tal, como tecnología, además, ni siquiera es el cazador (todo
concreto) sino el arma en cuanto tal, o mejor, los mecanismos de una
máquina para disparar plomo a una cierLa velocidad (ni "arma" en
realidad). La tecnología en cuanto capital es "el arma del soldado",
ahora arma y además de un ejército invasor; es decir, en la totalidad
inmoral de la irtjusticia.
12
fü capital, lll, 8; p. 153; Mm·; XXV, p. Eí5.
7
~ fbi<L, p. 160 (p. 162).
APF.1'0ICE
Del hecho de que el benefico pueda estar por debajo de la plusvalía, o sea de
que el capital (pueda) intercambiarse con beneficio (pero) sin valmirnrse en
senLido estricto, se desprende que no sólo los capitalistas individuales, sino
las naciones (Nationen) pueden intercambiar continuamente entre sí, pue-
den también repetir continuamente el intercambio en una escala siempre
creciente, sin que por ello hayan de obtener ganancias part".jas. Una puede
apropiarse constantemente de una parte del plustrabajo de la otra, por el que
nada da a cambio, sólo que en este caso ello no ocurre en Ja misma medida
que entre el capitalista y el obrero.'¡;
2. La tecnología, en general
Y continúa:
94
El ca/1ilal, I . l; I / 1, p. 44 (p. 50).
95
lbid., p. 43 (p. 49) .
96
!bid.
7
" lbid. , nota 4; p. 44 (p . .'iO).
APÉNDICE 371
En los escritores ingleses del siglo XVII suele encontrnrse aún la palabra worth
por valor de uso y value por valor de cambio, lo cual se ajusta, en un todo, al
genio de Ja lengua que se inclina a expresar en vocablos germánicos la cosa
direcLa, y en latinos la refl~ja.'"'
La lengua inglesa tiene la ventaja de poseer dos palabras distintas para esos
dos diferentes aspectos del trabajo. El trabajo que crea valores de uso y que
está determinado cualitativamente se denomina wmk... ; elque crea valor, }' al
que sólo se mide cuantitativamente, es labour.!'!'
98
lltúl.
"'' !bid., p . 58, nOLa 16 (pp. 61-62).
100
Ibirl., p. 44 (p . .~O) .
'º' !bid.
"" Or. l, p. 9 (p. 11).
LO!\ Iliid., p. 9 (p. 10).
37 2 APf::--J DrCE
Si ponemos a un lado el valor d e uso [ ... ] únicamenLe les restará una pro-
piedad: la de ser productos del Lrabajo (Arbeitsjn·odukten) [ ... ]. Examinem os
ahora el residuo de los productos del trab<~j o. ~ada ha quedado d e ellos salvo
una misma ol~jelivid ad esp ectral, una mera ¡¡;elatina de trabajo humano indi-
ferenciado, esLo es, de gasto de fuerza de tr<1bajo humano. 1\16
U11a cosa puede ser valor de uso y no se1- valor. Es éste el caso cuando su uti-
lidad para el ser huma no no ha sido mediada po r el Lrabajo. w7
10 1
fil wpilri~ r, 5; p. 2 16 (p. l<J!I).
1115
fhid.
106
!bid., 1, l , p. 47 (p. !">2) .
107
!bid., p. 50.
APF.l\DICF. 373
Los mom emos simples del proceso del trabajo son la actividad orientada a un
fi n (o sea, el trabajo mismo), su o bjeto y sus medios (MitleQ. 110
"'" Véase en nue~t.ra Filo.w/fa de ú1 liberación, Bogo t'<Í, Usta, l 980 , pp. rí2ss., la cuestión
de la "cosa-se n tido".
109
El WfJila~ 1, rí, p. 223 (p. 198) .
"" !bid,, p. 2 16 (p. 193) .
IJ : lfl". 1, p. 9 (p. 11).
lado, aunque este trabajo sea solamente la destreza que el t;jercicio repetido
ha desaiTollado y concentrado en la mano d el salvaje. 113
l<:s evidente que la actividad humana hace cambiar la forma (die Formen) de
la materia natura.) (Natu rsto!Je) para servirse de ella. 114 Sin embargo, la mesa
sigue siendo madera. 115
"" /bid.
APÉNDICE 375
Un valor <le uso (que porta) un bien, sólo encierra un valor por ser la objeti-
vación o materialización (materialisiert) del trabajo abstracto humano. 11"
El valor de uso (es) el sustrato material ( materielle Substral), e.l portador (Trae-
ger) del valor de cambio. 117
11
J/Jid., 1, p. 47 (p ..53).
';
1 17
J/Jid., l, 5. p. 226 (p. 201) .
ux !bid., 1, 13, noL'l 88; p. 453 (pp. 392-393) .
AJ-'f::..¡nrcE
Como un idad del proceso de trabajo y del proceso de formación del valor,
e l proceso es proceso de producción de mercancía; en cuanto unidad del
proceso de trabajo y del proceso de valorización, es proceso de producción
capitalista, forma capitalista de la producción de mercancías. m
1 1
2- Gr. u, pp. 219-220 (p. T>85) .
1 5
~ ¡;;¡capital, 1, 13, nota 108; p. 170 (pp. 407-408).
APÉJ\'DICE
l\o se piense que Marx tiene una especie ele mística del trabajo
artesanal medieval y que por ello apoya las luchas del obrero contra
la tecnología a p artir de una valorización ele lo preindustrial. No. Lo
que .Marx defiende es el derecho del obrero a emprender una lucha
contra el capital que se le aparece diaria y materialmente bajo la for-
ma ele la determinaciún del capital corno máquina:
M q. 01:, especialmenLc el L
1
. u, pp. 86ss. (pp. 479:;:;.); 1WlLn11.Jcrilos 1861-Ul6J, MEGA
3/ l, L. t, pp. 292ss.; fü mpital, 1, cap. 12 y 13, e n especial L Ií2, pp. 451-614 (MF.W, xxm,
pp. 391-530)' el capítulo más largo de mcapital, d edicad o a m1esa·o lema.
APÉNDICE
ción de una mercan cía, o sea q ue un a can tid ad menor de rrabajo adquiera la
capacidad de produór una cantidad mayor de valo r de nso. 137
m El capital, 1, 10; t. 1/ 2, p. 382; .Mt:W, XX III, p. 333. q. M rmus. 1861-1863, edit. ciL.,
pp. 143ss.
1:111 ni·. n, p. 86 (p. 479).
•!l'l f:ºl capital, J, 13; p 45 1; Manus. 1861-1863, ed. Ct., p. 293. En este últim o texto la
Por ello en abril <le 1784, fecha en la que Watt patentó su máquina
a vapor, no como un invento para "fines especiales, sino como agente
general de la gran industria", 114 se dio un salto cualitativo y nació,
propiamente hablando, el modo de producción capitalista industrial.
Se había logrado una máquina-motriz que movilizaba infinitas posi-
bles máquinas: h erramientas que no necesitaban del trabajador sino
como un accesorio. En la manufactura de herramientas el sujero del
trabajo era e l artesano; en la fabrica de máquinas el sujeto de l trab~j o
era la misma máquina y como ésta, lo he mos visto, es la forma mate-
rial propia del capital, er a el capital mismo el sujeto de trab<~o y el
asalariado sólo un auxiliar.
Marx ha descubie rto así la lógica práctica d el uso de la máquina
por parte del capital. La dominación real del capital sobre el obrero
se hace efe ctiva a través de la máquina, la que, aunque no crea valor
(pe ro transfie re en pane su propio valor al producw , en cuanto la
misma máquina es trabajo pasado), normativiza de manera objetiva
el trabajo del obrero, permitiendo al capital alcanzar mayor plusva-
lor, no sólo re lativo -por el aumento de la productividad o dismin u-
ción proporcional de l trabajo necesario- sin.o también absoluto. En
efecto, el plusvalor absoluto se alcanza por e l trabajo subsidiario de
la mtuer y Jos niiios, por la prolongación de la jornada laboral (en la
que el antiguo mayordomo ya no es vencido por el sueno: las m áq ui-
nas en continua vigilia sostie nen su r itmo infernal), por la intensifi-
cación del trabajo (ya que el obre ro debe rá controlar la máquina en
un ritmo siem pre creciente, el posible técnicame m e para el curn pli-
miento mecánico de la movilización d e las herramientas respectivas) .
Marx ha descubierto cmonccs que e n la esencia del capital se e n-
cue ntra la tecnología como un medio de producción o m edio de va-
lorización del capital, no de manera directa (como el trabajo vivo
mismo, creador de valor) sino indirecta, pero n o por ello menos ne-
cesaria y esencial. De esta manera se desplazaba la esencia del capital
y de la circulación y la ganancia hacia e l nivel productivo y de l plusva-
lor. El fundamento, el ser, la esencia d el capital se juega e n el nivel os-
curo, profundo y tcóricameme cubierto del capital productivo donde
la tecno logía tiene un lugar determinante.
11 1
!bid. p. 4!í9 .
AJ>ÉNDICE
T
D -M < Mp
p M' (M + m)-D' (D + d)
fases del proceso total del capital. En tanto f~ado en una fase, LOdas
las fases serían "capital fijado" en dicha fase, pero en cuanto fijado en
los medios de producción material permanece materia lmente en los
entes (máquinas, etc.) y no pasa o se transforma en producto (mer-
cancía); la tecnología es ahora una nueva determinació n del capital,
una nueva forma fenoménica d e sus apariciones, un concepto distin-
to a ser construido: el capital t~jo. El concepto de capital tUo (y no
el d e constante) se construye desde la te mporalidad del capital. El
capital tiene nn tiempo de circulación, la máquina tiene un tiempo
de función, tiempo de destrucción o consumo, de uso:
157
El capita~ lll, 8; 1. 111, p. 152 (p. l.'">3) .
,,. Gr. 1, p. 406 (p. 350).
"'" !bid., ll, p. 426 (p. 737) .
"" Gr. 1, p. 393 (p. 339).
APf:NDLC!ó
Para los fines de este estudio preliminar nos basta con indicar lo
ya expuesto, en el sentido de subrayar la importancia de la tecnología
en la composición orgánica del capital individual de una rama d e la
industria contra otros capitales indi\·i duales y otras ramas, en la lucha
de la competencia, donde vence el que alcanza mayor tasa de plus-
valor y mayor masa de ganancia (aunque lentamente se desplome la
Lasa de ganancia).
1
r'' El caf1i lal, 111, 14, 5; t. Ill, p. 237 (p. 248) . Se dice " ... wie der Fabrikant", usando el
comparativo.
•1tt Gr. n, p. 451 (p. 755)
165
!J. Dialéctica d.e la dependencia, \!léxico, Era, 1979, e n donde se expone el concep-
to de "sobrc-cxplowción", que e n r·e alidad re cubre e l de plusvalor a bsoluto y relativo,
combinarlos en relación con el centro-periferia.
lü6 0 1:, ll, p. 420 (p. 739) .
107
é'I capital, 1, 12, '1 ; p. 431 (p. '.! 75).
ios Gr., 1, p. l fi3 (p. l 3!l} .
APÉNDICE 393
Hi~J ídem-.
7
' " Elwfiilal, I, 12, 4; p. 431(p. 375).
171
Gr., rr, p. 132.
172
!bid., p. 425.
m li,l capital, !11, p. 214.
394 APÉ'.'<DICf.
171
/bid., p. 237 (p. 248).
J;:, /bid., 1, 20, p. 685.
•;¡; !bid.
" ' !bid., lll , p. ~37.
178
!bid.
'"' !bid., 1, 20, p. 685.
180
!bid., 11, 6; l. 11, p. 135.
'" !bid., lll, p. 237.
" 2 !bid., 1, p. 685, nota 65 .
'"" !bid., 111; l. lll, p . 238: "organischm Zusmnmniselz.tmg ge1ellschaftlichen Kapitals. .. "
'"' Jbül., 1, 20. p. 688.
I>'• fbid.
Af'ÉKDICE 395
1. pe+ p = vM
2. pv> pe
3. pv =pe
4. pv > vYl
Del hec ho de que la ganancia pueda estar por cle b<!jo del plusvalor - indi-
ca un texto que ya hemos citarlo arriba-, o sea de que el capital (pueda)
in tercambiarse con ganancia (pero) sin valorizarse e n sentido estricto, se des-
prende que no sólo los capitalistas individ uales, sino las naciones (sic) pueden
.intercambiar continuamente entre sí, pueden repcLir continuamen te el inter-
cambio en una escala siempre crecie nte, sin que por ello hayan d e obtener
ganan cias parejas. Una (la n ación de~arrollada] puede apropiarse co nstante-
mente [estructuralmen te] de una parte del plustrahaj o (Surplusarbeit) de la
otra [nación subdesarro llad a . .. ]. 189
189
Gr. n, p. 45 1 (p. 7:í5).
lf!O El r:apital, m, 20; L. 1u , p. 237.
APÉNDICE 397
Puede ocurrir que (un ) país enu·egue más trnbajo materializad o en espe-
cie del q ue recibe y que, sin emhargo, obtenga las mncanc:ías más harn1as
<le lo que é l puede producirlas [ ... ]. Los capitales invertidos en las wlonias
pueden arrojar tasas más altas de ganancia a causa del bajo nivel de dcsa-
n-o llo 1 tecnológico] que e n general eleva la tasa d <' ganancia e n los paísC's
colouiales y en relación tambi én con e l grado de explotació n del trab~jo que
se ob tiene allí mediante el empleo d e esclavos, culis, etcétera [ ... ]. El país
favorecido obtiene en el intercambio una cantidad mayor d e trabajo q11<' la
que c: n trcga. 1 9~
Toda otra cuestión deberá ser pensada desde este núcleo central,
originado. Iríamos así desde el hombre hacia e l primate: desde el
enfrentamiento desigual del capital central y periférico, ambos in-
dustriales, hacia e tapas donde no existía capital industrial periférico
(por ejemplo, siglo X\'111), o do nde el futuro capital central indus-
trial transitaba todavía en su época arcaica monetaria, pero extra-
yendo ya plusvalor de las colonias, en un mercado mundial (desde
el siglo XVI), tempranamente capitalista, o en vías de acumular el
resorte originario del capitalismo propiamente dicho. Tanto en su
etapa monetaria o dineraria, manufacturera, mercantil (siglo XVI
y XVII} o posteriormente, el plusvalor de la periferia, sea colonial,
neocolonial o como capital periférico industrial propiamente dicho,
permitirá al centro (como metrópolis mercantil o dineraria, manu-
facturera o propiamente capitalista industrial, imperialista posterior-
mente e internacionalizada en su nivel productivo mismo por las
transnacionales} una acumulación originaria, una ga nancia extTaor-
dinaria, en fin, un pluscapital, vida de hombres, trabajo, o mejor
plustrabajo, que le permitirá estructurar la dominación en el nivel
políLico e ideológico. Pero, una vez más, será Ja tecnología la que
en e l núcleo mismo del origen de la diferencia determinará en su
esencia la diversidad del capital productivo central y del capital pro-
ductivo periférico (conceptos ambos que hay que construir todavía
teóricamente, y que se construirán desde su composición orgánico-
tecnológica, material).
Ya avanzado el siglo XX, y dada la internacionalizaóón del capital,
comienza a bosquejarse una nueva situación. El capital transnacional
inicia un proceso de autonomización de la nación central misma que
le sirve de soporte (por ejemplo, Estados Unidos). El capital transna-
cional, como un suj eto independie nte, como una fuerza autónoma y
autosubsistente, acumula plusvalor. El plusvalor de Ja nación central
misma se transfiere al capital transnacional d e esta manera, la de-
pendencia se vuelve más compleja. No sólo se depende de la nación
central sino, y principalmente, de un capital Lransnacional que sub-
sume plusvalor de la nación central y de las naciones periféricas. Esta
transnacionalización del capital productivo y financiero es un hecho
reciente y exige un nuevo desarrollo teórico, donde nuevamente la
tecnología vuelve a desempeñar una función determinante, como re-
volución científico-Lecnológica.
APÉ.\IDICE
El Reino de la Libertad (Reich der Freiheit) sólo empieza allí donde termina el
lrabajo impuesto por la necesidad y por la coacción de fines externos. Queda
pues conforme a la naturaleza de la cuestión, más allá (jenseits) de la esfera de
la auténtica producción maLerial. Así como el salvaje tiene que luchar con la
naLUralcza para satistacer sus necesidades, para enconrrar el susu~ nto de su vida
y reproducirla, el hombre civilizado tiene que hace r lo mismo, bajo todas las
formas sociales y bajo todos los posibles ( moeglichen) modos de producción.m
'"" Véase mi obra Filos<1ia de la ¡;rudur;áán (en ;;o b ras": \\WW.enriqued ussel.corn) , y
"Filosofía de la liberación y revolución en :-\1nfríca LaLina", en l,a/ilosojia y las revoluri<r
ne.1· rnciale.1. Móxirn, Grijalbo, 1978, pp. 33-35.
"''' i':I rnf1il1tl, 111, 48; L lll. FCE. p. 759 (p. 828). Las siguientes c iuis del texto corres-
pon d e n " la misma pá~i na.
:\PÉl'\OICE 40 1
l'ero, con todo ello, siempre (imrner) seguirá siendo éste un reino de la nece-
sidad. Más allá (Jen.sei/,s) rle sus fronteras comienza el desarrollo de las fu erzas
humanas (Kraftentwir.klun¡;) q ue se consideran como fin en sí, el auténtico
Reino de la Libertad, que sin embargo sólo puede flo recer tomando como
base aquel reino de la necesidad. La condición fundamental para ello es la
reducción de la jornada de trabajo.
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410 B!Bl.IOGRAFÍA
PARTEI
CRÍTICAALSISTEMACAPITALISTA 6!í
PARTE II
PRINCIPIOS NORNL.\TIVOS DE LA TRA\!SICIÓN
ECO.NÓMICA 183
Esta obra está dirigida a lo,.. que se inician en la reflexión económica (sean eC'onomis-
ta.-. por vocación, filó!->Ofu,.. o estudioso::. de la::. ciencias ~·iale.-; en general, o también
ciudadanos militantes). Por otra parte es complementaria de las 20 tesi.~ de política
(Siglo XXI, 2006). La izquierda tradicional (no e::; é:-;ta la po,,ición de Marx mi mo)
tuvo frecuentemente una po:-.ición un tanto economici ta en la interpretación de lo
hed10-. sociale:.. El liberali...mo en cambio cae en un cierto poi iticismo. d preciando
lo económico o colocándolo como un campo independiente y secundario <·on res¡>ec-
to a la política. Estas tesis dan la posibilidad de articular el campo político (y sus
sistemas) con el campo c•conómico (y sus sistemas). No hay última instanl'ia sino
una espiral de cletermínaeiones que por su parte son detenninadas en cfl'(·ulo, en
espiral. La teoría ele la irúra- y supra-estructura se sustituye por una rica y múltiple
rt'laci6n de campo,, y si tE>mas que constituyen una nueva interpretación ele In an-
tigua teoría. Karl Marx no.; lo autoriza.
E...ta-< 16 tesi.s ~economía polaica van dirigida.-. a una nueva genernción de iz-
quit>rtla que desde 1989, ai'lo del derrumbe del socialismo n·al en Europa, ha queda-
do t·omo desprovista de una teoría que sepa interpretar Jo,. acontecimientos ele esta
~poca de radical cri...is de transformacwn.
La primera parte no es ólo la descripción pedagógica del sistema de las c.atPgo-
rías de la economía política de Marx. sino que dichas <'~tegorla-. son igualmente or-
clennda5 en su génesis hi tórica (ya que en El capital, Marx uponfa esas categorías
E>n un orden lógico pero no hi!-ltórico, excepto el capítulo 4le la acumulación origina-
ria). Es objeto entonces de debate que pueda haber \alor, plu valor, capital, antes del
capitali~mo, o que las categorías deban nuevamente definir.-e al ser :-;ub umidas en
el 1>istema capitalista {cuando este sistema se sitúa como dominante en el campo
económico de una nación o del mundo, como acontece actualmente).
Además, en la segunda parte, se reflexiona sobre las alternativas al capitalismo
que e vienen gestando en el presente ante nuestro::. ojo , que más que un proyecto
o modelo alternativo ~n criterios. principios normath os y experiencias concretru;
que bajo la apariencia del ca0:> \'an confonnando, en la gran transicwn que vh·imo-.,
un si!!tema económico tran. -capitalista, aspecto de una edad trans-moderna.
Otras obras del autor editadas por Siglo XXI son ahora asumidas y llevadas a una
síntesis que las trasciende.
978-607-03-0565·
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