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Temperatura:
La temperatura conveniente durante el ciclo vegetativo del maíz es de 25° a 30° durante el día y
28° a 30° en la noche. Si hay una temperatura menor a 10° se retarda o inhibe la germinación. Lo
recomendable es que durante el día las temperatura sea algo más alta que a la noche. El maíz
responde a la luz solar. Si hay muchos días nublados durante la polinización, se reduce el
rendimiento del grano.
Humedad-lluvias:
Suelo:
Los peores suelos para el maíz son los arcillosos, porque se inundan fácilmente y los arenosos,
porque pueden secar la planta. Los suelos francos son los recomendables. Cuanto más profundo
sea el suelo, mayor capacidad tendrá de retener la humedad.
El menor espaciamiento entre hileras permite un sombreo más rápido del entresurco, mejor
control de malezas, mejor distribución de rastrojo a cosecha y, en algunos casos, aumento del
rendimiento debido al mejor y mayor aprovechamiento de los recursos disponibles. Las distancias
entre 52 y 70 cm son las que mayores producciones arrojan.
El primer paso antes de la siembra es la preparación del terreno: Se sacan las malezas, se ara (con
máquinas especiales) y se riega para que quede esponjoso y se pueda producir la siembra. Esto se
realiza en otoño.
Siembra:
Herbicidas: se utilizan para que no crezcan malezas que van a afectar la nutrición del cultivo, ya
que actúan como parásitos.
Aclareo: se realiza cuando la planta alcanzó un tamaño de 25 a 30cm y consiste en sacar plantas
que no se estén desarrollando adecuadamente y retirar la superficie endurecida de la tierra.