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INSTITUCION EDUCATIVA “GENERAL PINTAG”

NOMBRE: Tanya Estefanía Bravo Cachumba


CURSO: Primero BI – Primero “F”
DOCENTE: Licenciado Edwin Remache
MATERIA: Historia
TEMA: ANALISIS CRITICO

ANALISIS CRÍTICO DE LA GUERRA CIVIL NIGERIANA O GUERRA DE


BIAFRA (1967-1970)
La inestabilidad es crónica en Nigeria y mucho de lo sucedido en el pasado resuena hoy.
Entre 1967 y 1970, tuvo lugar en ese país una guerra civil y secesionista que mostró la
fragilidad de las fronteras heredadas en África y la pésima convivencia entre los diferentes
grupos étnicos, dejando, entre varias consecuencias, y según los distintos cálculos, de
500.000 a dos millones de víctimas en esa independencia fallida. En el caso del territorio
que ocupa la nación más poblada del continente, los británicos reunieron tres naciones y
muchas otras más pequeñas, en una tierra en donde se hablan unas 500 lenguas, como
para darse una idea de su diversidad.

A grandes rasgos, los estudiosos dividen el país actual en tres áreas de acuerdo con el
predominio poblacional de determinada región: la del oeste, con los yoruba como el grupo
más representativo; al norte los hausa; y los igbo en el este. Se indica que el norte del país
es más bien de credo musulmán, mientras que en el sur se practica en su mayoría el
cristianismo junto a las religiones tradicionales. En el sudeste nigeriano ocurrieron los
hechos sangrientos que se narran a continuación, en particular, la región de Biafra.

En buena medida, una causa de la proclamación de la secesión de Biafra como República


y de la posterior guerra fue el aprovechamiento del petróleo, fue el primer país productor
africano de la actualidad. Lo que se supone un privilegio y una fuente de ingresos ha sido
la causa más perjuiciosa que beneficio a la nación.

Luego de la independencia de Nigeria, el uno de octubre de 1960, comenzarían los


problemas de la nación descolonizada. Desde los primeros tiempos los grupos dieron
muestras de colisión en la competencia por hacerse del control del joven Estado Federal,
hasta el punto de costarle la vida a un primer ministro y varios de sus administradores.
Así es como en 1966 sobrevino el primer golpe de Estado y con ello grandes matanzas,
entre idas y vueltas sobre la definición de la forma federal o unitaria de gobierno.
La puja política implicó violencia contra los igbos en varias regiones donde eran minoría.
Por ende, se proclamó la independencia de Biafra con júbilo, el 30 de mayo de 1967. Así
comenzó una guerra de más de dos años de duración. Lo cual el enfrentamiento consistió,
tras la primera arremetida biafreña, en el cerco de la región secesionada, cuyo ejército fue
menor y menos equipado que el federal, la fuerza nigeriana llegó a contar con 100.000
efectivos. Las negociaciones de paz fracasaron repetidamente y Biafra insistió en que
lucharía hasta la extinción de la república y de los igbos. Al año de iniciada la guerra, los
biafreños habían perdido la mitad de su territorio y las principales ciudades. El cerco a la
que se la sometió provocó que Biafra se redujese a un enclave igbo acechado por miles
de refugiados hambrientos en espera de asistencia.

La ayuda humanitaria también le sirvió a la República asesinada como coartada para


conseguir armamento, pues ambos elementos seguían idénticas rutas. La guerra continuó
gracias a la hábil maniobra de Ojukwu presentandose como heroico líder de una Biafra
cristiana y pequeña, amenazada por islámicos mucho más poderosos y sedientos de sus
riquezas. Se llegó a perfilar la hipótesis de genocidio, desde el bando díscolo, como una
advertencia al exterior. El efecto querido lo lograron las transmisiones radiales relatando
las atrocidades cometidas en toda Nigeria contra los igbo.

La perduración del conflicto tampoco hubiera sido posible sin los apoyos al régimen
rebelde. Todo este conflicto obtuvo el respaldo de algunas naciones africanas, como
Sudáfrica y las Rhodesias, y, fuera de África, Francia, España y Portugal. El punto en
común fue la búsqueda de la disminución del poder de una nación muy poderosa en
África, como Nigeria, y contrarrestar los sueños panafricanos de un continente unido.
Finalmente, pero no por ello menor, una consecuencia fundamental de la guerra se vivió
en el plano humanitario. El impacto de la crisis humanitaria en Biafra en el exterior fue
bastante visible y se reflejó en los medios masivos de comunicación, motivando una
operación de aviación civil, para el transporte de ayuda humanitaria, sin precedente desde
la Segunda Guerra Mundial. Fue la primera vez que los medios mostraron imágenes de
un rincón de África, en este caso diezmado por la hambruna y la muerte.
ANALISIS CRÍTICO DE LA GUERRA DE LAS MALVINAS
La guerra de las Malvinas es tomada como la primera de las guerras postmodernas, dando
a entender los cambios en las tácticas y estrategias para la guerra en el siglo XXI. Por un
lado tenemos un escenario de guerra asimétrica, pero no como lo entendemos
actualmente, debido a la concepción actual enmarcada en la Guerra contra el terrorismo.
Toda guerra, per se, es asimétrica debido al desequilibrio en los medios de ambos
contendientes. Tenemos por un lado a Argentina, que pese a sus problemas internos es
una potencia regional que se disputó con Brasil la hegemonía en Sudamérica, aunque
ambos estuviesen subordinados a los designios de la Superpotencia Norteamericana,
predominante sin discusión en el hemisferio occidental. Además se trata de un conflicto
atípico en la Guerra Fría, se enfrentaban dos aliados de los Estados Unidos, además lejos
de la línea de contacto con el bloque socialista.

Las reivindicaciones territoriales lo podrían enmarcar como una guerra colonial, en la que
un estado, que en el pasado fue una colonia, reivindica un territorio para completar su
independencia, frente a una potencia colonial Gran Bretaña, que se niega al considerar el
territorio, no como una colonia, sino como un dominio de ultramar es decir: Los
habitantes de las Islas Malvinas son ciudadanos británicos de pleno derecho. Es un caso
parecido al de Gibraltar, en el que el principal argumento de la metrópoli para no devolver
la soberanía del territorio es la defensa de los intereses y la voluntad de los habitantes de
dicho territorio.

En el plano militar se enfrentan dos concepciones de la guerra: Argentina está más


apegada a la primera guerra fría, se trata de un ejército formado en su mayoría por
soldados de reemplazo enrolados a la fuerza mediante un servicio militar obligatorio, con
una estrategia de defensa convencional, debido a que Argentina no logró completar en su
momento su programa de armas de destrucción masiva, pensado más bien para una
bipolaridad regional con Brasil, que también tenía un programa nuclear propio. El estado
mayor argentino concebía las armas de Aviación y Marina como meros apoyos a una
fuerza principal, su ejército de tierra, que las utiliza como transporte y escolta.
Cabe destacar la acción de la aviación argentina, principalmente en los ataques a la flota
expedicionaria británica, en un escenario en el que no había logrado la superioridad aérea,
necesaria para garantizar la efectividad de las tropas en tierra.
En cuanto a la Armada Argentina, fracasó en sus labores de control del mar y de
denegación del uso del mar a los británicos, dado lo obsoleto de sus medios en
comparación con los de su enemigo, y se limitó a esconderse, más que a buscar el
enfrentamiento favorable, para evitar daños serios que dejasen indefensa la costa
continental de su país.
En tierra, los argentinos plantaron cara a las fuerzas británicas, y aunque por motivos
geográficos tenían las de ganar, no fueron capaces de resistir el ataque rápido de su
enemigo. Sus líneas de suministro no pudieron ser cubiertas acertadamente por la
Armada, y la aviación no logró la superioridad aérea necesaria para respaldar sus acciones
defensivas. Por otro lado, un ejército formado en su mayoría por tropas de reemplazo no
fue rival frente a las tropas profesionales británicas, con superioridad tecnológica y en
una mínima paridad numérica. Las islas estaban mal defendidas por las tropas,
concentradas en los núcleos de población y en los centros de vías de comunicación,
puertos, aeródromos y carreteras, pero plantearon mal la resistencia a la invasión, una vez
fueron desbordadas la aviación y la armada.

La concepción británica fue distinta. Se planteó como una guerra postmoderna. Para
empezar fue clave el control de la información. La campaña de las Malvinas fue una
primera enmienda de los errores cometidos por los estadounidenses en Vietnam. Un
número limitado de periodistas acreditados acompañaron a a fuerza expedicionaria
británica embarcados en la flota bajo la atenta vigilancia de los oficiales de enlace y
relaciones públicas. El segundo paso fue la creación de una zona de exclusión aeronaval
que impidiese la entrada de actores exógenos al conflicto, así como la salida de fuerzas
argentinas del teatro de operaciones cabe destacar el curioso intento por parte de fuerzas
paramilitares argentinas de organizar atentados en Gibraltar y en suelo británico.
El objetivo principal de la fuerza naval expedicionaria era el de controlar el trecho de mar
que unía las islas con el continente americano, así como llevar a cabo operaciones de
interdicción del tráfico marítimo enemigo.

Aunque no se logró borrar del mapa a la aviación argentina, si se logró limitar sus
acciones en tal medida que las fuerzas de tierra pudieron desembarcar en el archipiélago
y cumplir su parte de la misión, esta victoria marginal se vio complementada por el éxito
diplomático de lograr que los aliados de Agentina no correspondiesen solidariamente sus
compromisos de asistencia mutua en caso de conflicto.
Respecto a la acción disuasoria de ambos contendientes, cabe mencionar el programa
argentino de misiles de crucero, que a la larga habrían formado parte de un hipotético
programa de disuasión nuclear; y el reconocimiento a posteriori del desplazamiento de
armas nucleares embarcadas en la flota expedicionaria británica.

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