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Yeimmy Yulieth Toloza Sánchez - 2161964

Historia Económica de Colombia

Grupo D1

Bucaramanga, 31 de octubre de 2017.

INTRODUCCIÓN
Las instituciones son muy importantes para el desarrollo económico de un país, puesto
que son las encargadas de regular y dirigir las acciones de los agentes económicos.
Con respecto a las instituciones bancarias, estas ejercen un papel muy importante
dentro de la economía en general, pues bien, son encargadas de crear y controlar la
cantidad de dinero circulante. Por otra parte, las instituciones bancarias influyen en
calidad de vida de la población, puesto que están relacionadas con los objetivos de la
política económica, tales como lo son el empleo, la tasa de cambio y el crecimiento del
PIB.

Así entonces, es necesario contar con una entidad bancaria, con el propósito de
preservar el poder adquisitivo del dinero, contribuyendo de esta manera a un
crecimiento económico sostenido. De ahí se desprende la importancia de conocer los
hechos históricos que acontecieron la creación de una de las instituciones económicas
más importantes de éste país, como lo es el Banco de la República.

El presente trabajo tiene como objetivo dar un recorrido histórico por los antecedentes
de la creación del Banco de la República. En primer lugar, pasando por el período de la
Regeneración, se ahondará en la creación del Banco Nacional y posteriormente, del
Banco Central de Colombia. Luego, se expone la evolución del Banco de República,
haciendo énfasis en la misión Kemmerer, la creación, las estructuras administrativas, la
organización y las funciones iniciales de dicha entidad.

En tercer lugar, se expondrán los diferentes regímenes monetarios que dominaron la


economía en su momento, dentro de los cuales el patrón-oro es el más importante.
Finalmente, se dará un breve recorrido por las demás entidades bancarias de
Colombia, tales como lo son el Banco de Bogotá, el banco de Antioquia, entre otros.

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LA BANCA Y LA MONEDA EN COLOMBIA.

Antes de fundar el Banco de la República, se dieron una serie de hechos monetarios y


bancarios, que constituyeron los primeros intentos de crear una Institución bancaria
que incentivara el desarrollo económico y estimulara la actividad crediticia. Estos
hechos se remontan a los años de 1881 y 1905, en que se crearon el Banco Nacional y
el Banco Central de Colombia respectivamente.

Sin embargo, estos dos intentos resultaron fallidos, llevando a la economía colombiana
a sufrir una situación deprimente, caracterizada por guerras civiles, inestabilidad
política y problemas fiscales. De modo que el Banco de la República surgió como una
solución a la delicada situación monetaria y crediticia que afligía la nación desde
comienzos de su vida republicana, dando así solidez, orden y estabilidad a la economía
colombiana.

En primer lugar, el Banco Nacional fue fundado en el primer mandato de Rafael Núñez
(1880-1882), con la ley 30 de Junio de 1880, pero inició operaciones el 01 de Enero de
1881. Dicha entidad tenía autoridad para emitir billetes respaldados en oro y para “[…]
efectuar operaciones típicas de los bancos de la época y asimismo ser agente en la
ejecución de operaciones fiscales, hacer préstamos al Gobierno y promover el crédito
público” (Cárdenas, 2013, pp. 75).

El capital con el que se dio inicio a las operaciones del Banco Nacional, tenía un monto
de 2’500.000, el cual fue obtenido de la siguiente manera: un millón se tomó de los
derechos de Colombia en la Compañía del Ferrocarril de Panamá, mientras que el
restante, se obtuvo a través de los fondos del gobierno y de la entrega de pagarés a la
tesorería.

Ahora bien, en 1886, bajo las dificultades financieras que dejó la revolución de 1885, se
decreta el régimen de papel moneda de curso forzoso, es decir, que dicha moneda
debería ser recibida obligatoriamente en cualquier pago realizado y no podía ser
convertible en ningún metal precioso. Este hecho, estuvo ligado a la alta emisión de
billetes que perjudicó la situación financiera del país, pues bien, en 1885, el decreto
104 permitía al Banco Nacional elevar la emisión de billetes a dos millones de pesos,
siendo ésta una cantidad fija.

Sin embargo, al año siguiente, el decreto 229 establecía que la emisión de billetes no
podía ser mayor a cuatro millones de pesos, siendo ésta la primera limitación legal de
la emisión de billetes. Pero, debido a la no convertibilidad del billete en oro o plata y al
alto costo de amortización (tres millones de libras esterlinas), en 1887 la ley 116
promueve la extinción gradual del papel moneda de curso forzoso.

Pero aquí no terminan los cambios en los límites de emisión del Banco, puesto que en
1887 la ley 124 consagró lo que se conoce con el nombre del “dogma de los doce
millones”, norma que el gobierno quebrantó. Así que esta serie de cambios en breves
intervalos del tiempo, probablemente tomadas apresuradamente, asociadas a la falta
de control creíble, llevó a que el congreso en 1894 tomara cartas en el asunto así:

“[…] Se expidió la Ley 70 de ese mismo año que ordenó la liquidación del
Banco Nacional. Terminaba así lánguidamente, la breve existencia del
primer intento de banca central, el cual no obstante los mejores deseos
por fortalecer los intereses del país, sus resultados no estuvieron a la
altura de tan altos ideales”. (Arrubla, 1983 pp. 13)

Aunque se dio la liquidación del banco, este funcionó hasta 1896, debido a que en
1895 se presentó una revolución, por lo tanto era necesario tener una entidad
encargada de sufragar los gastos de la guerra, aumentando aún más las emisiones de
billetes, ocasionando daños a la economía Colombiana.

Ahora bien, como si fuera poco, en 1899 surgió la Guerra de los Mil Días, la cual
hundió aún más la economía colombiana, pues bien, “[…] Entre los trece años que van
de 1886, cuando se decretó el curso forzoso, a 1889, cuando se inició la guerra, el
monto de los billetes en circulación se multiplicó por 10(al pasar de 4 a 40 millones de
pesos)” (Hernández, 2001, pp. 9). Dicho suceso dio como resultado una gran alza en
los precios, lo que ocasionó una hiperinflación de más del 300%.

Terminada la Guerra de los Mil días, el gobierno se vio obligado a impulsar un plan de
estabilidad económica, reformando el sistema monetario. Así que un año antes del
segundo mandato de Núñez, el congreso expidió la ley 33 “[…] buscando
desesperadamente devolverle la confianza al billete a través de patrón-oro y creando la
Junta de Amortización” (Arrubla, 1983, pp. 28). Esta última tendría la función de
cambiar los billetes por oro y fijar el cambio entre la moneda metálica y los billetes.

Luego, el presidente Reyes vuelve a hacer otro intento para crear un instituto emisor,
encargado del proceso de amortización. Esta idea de crear esta entidad tuvo una fuerte
acogida entre los miembros del congreso, pues bien, la economía colombiana estaba
sumida en una crisis muy grave, tanto que se puede decir que ha sido la más grave
registrada en la historia de Colombia.

Así se dio la creación del Banco Central de Colombia, que fue establecido en 1905 con
las funciones de giro y depósito, funciones que también tenía el Banco Nacional.”[…]
Se formó con un capital de dos millones trescientos mil pesos ($2.300.000)
equivalentes a la moneda inglesa de oro, dividido en 46.000 acciones de a $50 cada
una” (Arrubla, 1983, pp. 30).

Además, el Banco Central tenía el derecho exclusivo de emisión de billetes, por treinta
años, convertibles en oro o en cualquier otra moneda de curso legal. Sin embargo,
debido a la falta de oro para atender los cambios de los billetes que hacía el público se
dieron una serie leyes que llevaron a descontinuar los billetes y hacer circular
solamente las monedas metálicas. Tales leyes fueron: la Ley 33 de 1903, prohibía las
emisiones del papel moneda como recurso fiscal, y el decreto 217 de Febrero de 1903,
el cual establecía que la litografía nacional debía dejar la creación de billetes y
dedicarse a la elaboración de timbres nacionales y trabajos litográficos contratados por
particulares.

Otro hecho que llevó a la liquidación del Banco Central fue la administración de las
rentas de pieles, licores, tabaco, cigarrillos y fósforos, de las que se hizo cargo la
Nación. Ya que, la oposición de las provincias por haber perdido la administración de
su rentas, hacía muy difícil el sostenimiento del banco central a través de estas rentas.
Esto llevo a que “[…] la Asamblea Nacional aprobara la Ley 8 de 1909 para devolver la
administración y declarar libres la producción y exportación del tabaco, gravando
únicamente el consumo” (Arrubla, 1983, pp. 34).

Más adelante, el Congreso expidió la ley 58 de 1909, quitándole al Banco Central la


función de instituto emisor, reduciéndolo a un organismo de crédito como los demás
bancos, es decir, de tipo comercial. Sin embargo, el banco continuó funcionando, hasta
que finalmente, en 1928 se fusionó con el Banco de Bogotá. Así se dio fin a otro intento
fallido que buscaba fundar las bases de un instituto emisor, capaz de regular la
economía del país.

Luego de la liquidación del Banco Central, se expidió la ley 69 con la se creó una junta
de conversión, la cual tenía como objetivo principal, buscar la manera de crear un
Banco Central. Así entonces, la ley 30 de 1922, se dio inicio al Banco de la República.
En dicho momento, ejercía el poder del Gobierno Pedro Nel Ospina, quien solicitó y
obtuvo del congreso la autorización para contratar una misión de expertos extranjeros,
que fijara las pautas y orientara la reorganización monetaria y crediticia del país.

La misión de expertos, más conocida como “la misión Kemmerer” estuvo encabezada
por el profesor Edwin Kemmerer, quien era muy reconocido gracias a sus trabajos de
investigación en el campo de las instituciones bancarias. “[…] Para 1922 le había
prestado servicios de consultoría a México y Guatemala y estaría más tarde
ayudándole a Chile, Ecuador, Perú y Bolivia en la formación de sus bancos centrales”
(Arrubla, 1983, pp. 46). Así que su presencia en Colombia, seguramente traería
beneficios y orden a la economía colombiana.

El primer paso de Kemmerer fue estudiar la situación en que se encontraba el país en


ese momento, así que de cada departamento se enviaron personas que conocían muy
bien la situación económica en sus respectivas regiones, luego esa información sería
compilada por el doctor Eliseo Medina, quien presentaría un informe del panorama
económico.
Seguidamente se elaboraron diez proyectos de ley que influyeron en la estructura
financiera y dieron solución a la deprimente situación en que vivía el país luego de la
Guerra de los Mil Días. Para que luego en 1923 con la ley 25, se diera autorización al
Gobierno para fundar el banco emisor de giro, depósito y descuento, que tendría el
derecho exclusivo de la emisión de billetes bajo el patrón-oro, pero esta vez con
normas rígidas sobre los límites de emisión del dinero circulante.

Así surgió el Banco de la República, el cual “[…] fue organizado como sociedad
anónima, con un capital de diez millones de pesos de los cuales el gobierno nacional
aportaría $ 5.000.000 y los bancos nacionales, los extranjeros y los particulares, los
$5.000.000” (Cárdenas, 2013, pp. 78).

Dentro de las funciones que tendría el Banco de la República estarían: En primer lugar,
tendría el derecho a emitir dinero bajo el patrón-oro; en segundo lugar, sería el
encargado de administrar las reservas internacionales de la nación; También, sería un
banco de bancos y sería el banquero del estado, es decir, sería el encargado de hacer
créditos al gobierno.

Aunque estos factores fueron de vital importancia dentro de la misión, quizá el punto
más importante y de mayor controversia sería la participación del gobierno dentro del
banco emisor. Por lo tanto, se creó una junta directiva de diez miembros, que estaba
compuesta de la siguiente manera: 3 miembros eran escogidos por el presidente de la
república, cuatro de los bancos nacionales, dos de los bancos extranjeros y uno por los
accionistas particulares. Dando por sentada el desvanecimiento de la intervención
estatal.

Sin embargo, las primeras operaciones del banco fueron mínimas, ya que los
préstamos que el banco emisor concedió a los demás bancos y al estado, fueron
mínimos. Además, las emisiones iniciales fueron muy reducidas, pues bien, el fin último
del Banco de la República era conservar el dinero en oro.

Ahora bien, en cuanto a los regímenes monetarios que dominaron la economía durante
el proceso de la creación de un banco emisor, se analizarán los años de 1850 a 1933.
En primer lugar, hasta 1885, el país estuvo bajo el bimetalismo, donde el metal
predominante en los intercambios económicos era la plata. Esto porque como en todas
las colonias españolas, Colombia heredó un sistema monetario basado en la
circulación de plata y paridades de oro/plata.

Sin embargo, este patrón plata se volvió caótico, al implementar la circulación irregular
de monedas y de acuñación de monedas de plata y níquel de bajo nivel. Así que el
gobierno se vio obligado a introducir orden, para lo cual, adoptó el sistema francés de
monedas de plata. Así, la plata pasó a ser el medio de pago doméstico, mientras el oro
era el medio de pago más importante en el comercio exterior.

Por otro lado, las tasas de cambio del oro y la plata funcionaban así:

“[…] La tasa de cambio del oro era el precio doméstico de las letras de
cambio en Londres por una cantidad equivalente a un peso oro a tasas
de paridad (0,1983 libras), mientras que la tasa de cambio de la plata
era la relación doméstica oro/plata implícita en el precio de las ya
mencionadas letras de cambio, basado en la relación del mercado
londinense”. (Ocampo, 1994, pp. 12)

A mediados de la década del setenta, la plata experimentó una depreciación, lo cual


tuvo efectos significativos en el peso colombiano, ya que a finales de la década en
cuestión, hasta 1884, el peso se depreció hasta un 15%, valor porcentual mucho mayor
al presentado en el inicio de la década del setenta. No obstante, esta depreciación
condujo a un aumento en la oferta monetaria, debido a los flujos de oro y plata, pero
éstos últimos, en especie se hicieron cada vez más complicados, dado que el sistema
monetario de Colombia mantenía una paridad fija de oro/plata y una amplia circulación
de monedas de bajo nivel.

Por otra parte, la crisis exportadora que vivió el país con la quina y la guerra civil de
1885, una revuelta radical en contra del presidente Núñez, generó una contracción
fiscal y monetaria. Para lo cual, el presidente Núñez autorizó al Banco Nacional la
emisión de billetes como solución temporal. A pesar de ello, los agentes económicos no
estaban muy satisfechos con esta decisión, lo cual condujo a tomar medidas drásticas
y adoptar el billete del Banco Nacional como moneda de curso forzoso, el 1 de Mayo de
1886. Así se dio la introducción del régimen monetario del papel moneda.

Pero ésta reforma monetaria generó una fuerte controversia,

“[…] la oposición estaba ampliamente generalizada dentro de la clase


comerciante, desde donde se presionaba al gobierno para retornar a un
patrón metálico, preferiblemente oro, dado que era el único sistema que
garantizaba la estabilidad en la tasa de cambio en relación con las
demás monedas internacionales” (Ocampo, 1994, pp. 20).

Así entonces, el gobierno declaró que el curso forzoso del billete sería temporal y que
luego se retornaría el patrón plata. Pero este tipo de decisiones fueron inconsistentes,
ya que así lo fue también las restricciones legales sobre la emisión de billetes del
Banco Nacional. La más importante de ellas, fue la ley 124 de 1887, que decretaba que
la emisión de billetes tenía un límite de $12 millones. Dichas violaciones a la política
monetaria, llegó al congreso a cerrar el banco, como ya se mencionó anteriormente.

Pese a ello, solo hasta 1896, se detuvo la emisión del papel moneda, hasta 1898
cuando el colapso en los precios internacionales del café, generó una nueva crisis
fiscal. A ello se sumó la devastadora guerra civil que se inició en Octubre de 1899, por
lo tanto, […] desde octubre de 18899, hasta el final de la guerra, en noviembre de
1902, el stock de papel moneda se multiplicó por 9,9[…]” (Ocampo, 1994, pp. 29).

El efecto principal de la guerra y de la emisión de papel moneda, fue, hacia 1901, una
inflación de 400%, y siguió siéndolo hasta 1903, cuando se produjo una revaluación
considerable. Por otra parte, la emisión de papel moneda no terminó con la guerra, no
fue sino hasta la primera década del siglo xx que se dio por finalizada la emisión de
papel moneda, ya que la oferta de éste había aumentado hasta un 38% entre
noviembre de 1902 y febrero de 1903.

Ahora bien, luego de salir del papel moneda, en 1923 se estableció un


patrón oro integrado con un banco central emisor, resultado de la
primera misión Kemmerer, de la cual se habló anteriormente. Sin
embargo, este sistema solo duró hasta 1931, ya que “el abandono de
la convertibilidad por parte de la libra inglesa lo que generó una corrida
contra las muy escasas reservas del Banco de la República y obligó al
banco a introducir controles cambiarios el 24 de septiembre de 1931”
(Ocampo, 1994, pp. 44).

Finalmente, la tasa de cambio fue liberada por parte del emisor, y esta tasa se
estabilizó alrededor de 1935 en $1,75 por dólar.

Respecto a las demás entidades bancarias de Colombia, se dará a conocer un


inventario de los diferentes bancos fundados en la época de la banca libre que va de
1870 a 1923, cuando se crea el Banco de la República. En general, se expondrán
datos sobre la creación, el cierre y los montos de capital inicial, además de la
localización.

En primer lugar, la era de la banca libre se refiere al periodo, en que el país no contó
con un banco central emisor, es decir, los bancos comerciales eran los encargados de
prestar los servicios bancarios. Dicha era, está caracterizada por la creación de bancos
regionales, la cual se inició cuando,

“[…] En 1865, el Gobierno colombiano creó un marco legal que permitió


la aparición de los bancos por cuenta de particulares, para lo cual
promulgó cuatro directrices específicas: 1) Capacidad de emisión de
billete individualmente, 2) obligación de mantener reservas líquidas
mínimas correspondientes al 33% de los billetes emitidos (en
circulación) y 3) posibilidad de suspender la convertibilidad de los
billetes hasta por seis meses, pagando intereses de mora”. (Arévalo,
2010, pp. 58).

A continuación se analizarán cinco grupos de bancos, categorizados por regiones, tales


como Bogotá y Cundinamarca, Medellín y Antioquia, Cartagena, Barranquilla y
Santander. En primer lugar, en cuanto a los bancos de Bogotá y Cundinamarca, se
puede decir que ésta región ha contado con tres bancos líderes y exitosos a partir de
1870: el Banco Bogotá, el de Colombia y el First National City Bank. Mientras que los
bancos que menos duraron fueron: el de Cundinamarca, el Central y el López, con
cuatro años de duración cada uno. El monto del capital inicial, para comenzar a prestar
los servicios bancarios se localizó entre $22.000 y $2.500.000.

Los siguientes fueron los bancos creados en ésta región del país.

En segundo lugar, en el departamento de Antioquia, la banca libre comenzó a


evidenciar sus efectos en 1872, con la creación del Banco de Antioquia. “[…] En total
fueron creados 37 bancos –más del doble que en Bogotá. Un solo banco fue
extranjero: el de Londres y América del Sur, establecido como sucursal, y el Banco
alemán Antioqueño, constituido con capital mixto, pero mayoritariamente Alemán”
(Arévalo, 2010, pp. 63).

Los montos de capital inicial, oscilaron entre $10.000 y $6.000.000. Además en ésta
región de país se puede evidenciar que hubo cierto interés por promover el sector
agropecuario y minero, ya que se encuentran los bancos El Zancudo y el Minero. Los
bancos creados en Antioquia y Medellín durante la era de la banca libre son:
Por otra parte, se encuentra la región de Cartagena, en donde la era bancaria inició en
1874 y la mayoría de las entidades estaban localizadas en el departamento de Bolívar.
Aquí, el capital de iniciación estuvo entre $5.000 y $500.000, pero en ésta región solo
existieron nueve bancos, los cuales son:
En Barranquilla, por el contrario, solo seis bancos fueron creados, todos ellos ubicados
en la capital del Atlántico. En Capital inicial, con el cual iniciaron operaciones, estuvo
oscilando entre $100.000 y $565.000. Del total de bancos, “[…] tres de ellos superaron
la época de la banca libre, dos de ellos por solo dos años (Mercantil y Dugand). El
Comercial de Barranquilla sobrevivió un tiempo prolongado hasta 1963. Sólo dos
bancos (33%) fueron cerrados” (Arévalo, 2010, pp. 66). Los siguientes fueron los
bancos creados en la región de Barranquilla, durante la era de la banca libre:

Por último, en Santander, también se experimentó un significativo desarrollo financiero


durante la época de la banca libre. En total, solo diez bancos fueron creados, ubicados
en sitios distantes de Bucaramanga. Los montos del capital con el que iniciaron
operaciones, estuvieron entre $10.000 y $300.000, siendo éstos los más bajos, si se
comparan con los de las demás regiones. Los bancos instalados en esta región de país
fueron:
CONCLUSIONES

Los intentos por crear una banco central se vieron obstaculizados por las diferentes
guerras civiles y las malas políticas monetarias implementadas, tales como los
aumentos en la emisión de dinero, ya que esto generaba una inflación muy alta,
además de contribuir al déficit fiscal al que se enfrentaba la economía colombiana.
Dichos problemas se evidencian en el Banco Nacional y el Banco Central, pues éstos
fueron liquidados, dado el desorden político, social y económico de la época.

Sin embargo, la creación del Banco de la República, logró superar estos obstáculos,
dado que contó con el asesoramiento de un experto norteamericano, quien además de
Colombia, había ayudado a crear bancos centrales en otros países. Así, se dio fin al
desorden fiscal y monetario que desde comienzos de la vida republicana del país, se
estaba anhelando.

Por otra parte, en cuanto a los regímenes monetarios existentes en estos intentos de
crear una banca central, se puede observar que en un principio el papel moneda y el
patrón oro, no tuvieron mucha acogida, y que el país confiaba en un sistema colonial
regido bajo el patrón plata.

Por último, los diferentes bancos comerciales creados en la época de la banca libre,
evidencian la falta de un banco central y emisor, para prestar los servicios bancarios en
el país. Esto se puede observar en los años de cierre de los bancos comerciales, los
cuales, en la mayoría de los bancos, se dan en 1923, luego de la creación del banco de
la república.
BIBLIOGRAFÍA

Arévalo, C. J. (2010). Análisis de los bancos de la época de la banca libre. Desarrollo &
Gestión, pp. 57-71.

Cárdenas Pinzón, J. I. (2013). Evolución histórica del Banco de la República en


Colombia: una aproximación. Revista Finanzas y Política Económica, pp. 71-87.

Gómez Arrubla, F. (1983). Historia del Banco de la República. Bogotá: Ediciones del
Banco de la República.

Hernández Gamarra, A. (2001). La Banca Central en Colombia: Banco Nacional(1880),


Banco Central(1905), Banco de la República(1923). Revista credencial Historia,
pp. 8-15.

Ocampo, J. A. (1994). Regímenes monetarios variables en una economía preindustrial:


Colombia, 1850-1933. En F. Sánchez Torres, Ensayos de Historia Monetaria y
Bancaria de Colombia (págs. pp. 1-48). Bogotá, Colombia: Tercer mundo
editores.

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