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Agustín González Enciso

valores burgueses
y valores aristocráticos
en el capitalismo moderno:
Una reflexión histórica

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Agustín González Enciso

VALORES BURGUESES
Y VALORES ARISTOCRÁTICOS
EN EL CAPITALISMO MODERNO:
UNA REFLEXIÓN HISTÓRICA
Junio 2000
© Instituto Empresa y Humanismo
Universidad de Navarra
ISSN: 1139 - 8698
Depósito Legal: NA 638/87
Edita: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, S. A.
Diseño y producción: ENLACE Comunicación Multimedia
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Índice

Introducción: sobre el fin de la modernidad ........................................ 5


1. En torno a la valoración del capitalismo .......................................... 8
2. Espíritu. Burgués. Aristocrático: aproximación a los términos .... 11
3. El burgués de “viejo estilo” .............................................................. 18
4. El “sujeto económico contemporáneo” .......................................... 26
5. El contexto histórico del cambio ético ........................................... 30
6. Valores aristocráticos y funcionalidad de la sociedad estamental:
lo que se ha perdido en el cambio ................................................. 36
NOTAS .................................................................................................... 41
BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................... 42

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EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 3


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Nota Biográfica
Agustín González Enciso es Catedrático en Historia Moderna y, desde
1987, Profesor Ordinario de Historia Económica en la Universidad de Nava-
rra. Ha sido profesor en las universidades de Valladolid, Autónoma de Ma-
drid y Murcia, investigador asociado en las universidades de Yale y Harvard,
así como Profesor Invitado en las universidades de Florida y Católica de
Buenos Aires.
Especialista en historia económica de la Edad Moderna, ha publicado nu-
merosos trabajos de investigación en revistas especializadas sobre historia in-
dustrial, protoindustrialización, comercio y finanzas estatales de España y
Europa en los siglos XVII y XVIII. Actualmente dirige un equipo de investi-
gación en historia financiera de la Época Moderna (GRHIFI).
Entre sus publicaciones cabe señalar: España y USA en el siglo XVIII: Cre-
cimiento industrial comparado y relaciones comerciales, Universidad de Vallado-
lid, Valladolid, 1979; Estado e industria en el siglo XVIII: La fábrica de Guada-
lajara, Fundación Universitaria Española, Madrid, 1980 (reeditado por la
Universidad de Alcalá de Henares en 1996); Los Borbones del siglo XVIII, con
L.M. Enciso y otros, Gredos, Madrid, 1991; Historia económica de la España
Moderna (dir. y coautor), Actas, Madrid, 1992; Historia de las vías de comuni-
cación terrestres en Navarra (dir. con V. Vázquez de Prada y coautor), AUDE-
NASA, Pamplona, 1993; La Caja de Ahorros Municipal de Pamplona. 125 años
de historia (dir.), CAMP, Pamplona, 1998; Las carreteras en Navarra hace 100
años, Cámara Navarra de Comercio e Industria, Pamplona, 1999.

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Introducción: sobre el fin de la modernidad


A la altura del año 2000, desde otros, sobre todo desde las nue-
la que se palpa el nacimiento de vas tecnologías, azuzan la llegada
una nueva era, de un tiempo con del futuro. Finalmente el lejano
paradigmas y referentes distin- 2000 está aquí y parece incluso
tos, se ve con más claridad que la haberse quedado corto. Estamos
cultura anteriormente prevalente tan avanzados que ya ni nos acor-
ha perdido vigencia. Por poner un damos de si existió una moderni-
ejemplo que a muchos nos resulta dad, sólo interesa lo “nuevo”. Va
cercano, los ideales de la genera- entre comillas porque este
ción del 68, canal por donde “nuevo” no significa solamente lo
transcurrieron tantas inquietudes que dice el Diccionario, en este
en las décadas posteriores a esa caso indica también una manera
fecha, hoy son perfectamente des- de hacer las cosas que es esen-
conocidos por la mayoría de los cialmente distinta a la anterior,
jóvenes. Si de alguna manera se unas preocupaciones diferentes;
discutía entonces la vigencia y na- es decir, que trata de olvidarse de
turaleza de la modernidad (se ha- cualquier referencia anterior y
blaba, por ejemplo, de la Ilustra- fundarse en otras. Es lo meganuevo,
ción insuficiente, como de una re- como ahora se dice, con un tér-
volución pendiente), tal discu- mino reciente, que mañana no se
sión ya no está de moda. Para usará.
algunos, es el final de la Historia.
En esta rápida carrera hoy ya
Que esto último no se haya to-
no se habla de postmodernidad,
mado como una boutade indica
término con el que se nos llenaba
hasta qué punto muchos recelan
la boca hace cinco o seis años,
de que pueda ser cierto. No es el
nada más. Si no existe la moder-
final de la Historia, pero sí el de
nidad, ni siquiera podemos hablar
una época.
de algo posterior. No obstante,
Mientras el 68 se pierde en el necesito referirme a ella, porque
olvido, como la última nave de la tiene que ver con el asunto que
batalla, unos se apuntan al pensa- tratamos. He de decir que para mí
miento devole del no pasa nada y la postmodernidad siempre ha

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significado precisamente eso, la Ése ha sido uno de los proble-


crisis definitiva de los valores de mas permanentes de casi todo el
la modernidad, que parecen ha- siglo XX, que ha aplicado medici-
berse evaporado. Ahora bien, nas antiguas a problemas nue-
cuando la modernidad se acaba, vos. Darse cuenta de la realidad, o
se acaba en todos los campos, aceptar las ideas de quienes vie-
porque las culturas tienden a ser ron lo que estaba pasando, ha
integradoras, todas tienden al costado casi un siglo, demasiado
pensamiento único, al dominio de tiempo en una época en la que las
los convencionalismos. comunicaciones se han revolucio-
nado. Baste un ejemplo. Los fenó-
En lo que se refiere a los valo- menos que más tarde fueron lla-
res económicos y empresariales mados “revolución del manage-
también se ha cerrado la crisis ment”, estaban ya claros en el pri-
postmoderna: los valores anterio- mer tercio del siglo XX1; de hecho,
res no sirven. ¿Por qué? ¿Porque un autor como P. Drucker, publicó
hayan fracasado? No exacta- entre 1939 y 1942 dos libros titula-
mente. En muchos campos el dos The End of Economic Man y The
éxito es evidente; no así en otros, Future of the Industrial Man en los
menos materiales. El fracaso, o que, además de los sugestivos tí-
más bien, la falta de vigencia se tulos, se hablaba de que la socie-
manifiesta en las limitaciones dad se dirigía hacia una sociedad
para conseguir lo que la moderni- de organizaciones en la que ha-
dad propugnaba, la felicidad. So- bría que revisar los conceptos de
mos ricos, pero somos infelices. jerarquía, función, ciudadanía y
La capacidad de reacción a esta gobierno en las propias organiza-
realidad ha sido pequeña, quizás ciones. Como diría el autor en
porque la modernidad fue produ- 1979, entonces se percibió “lo que
ciendo tales cambios, y a la vez ta- ahora es casi un lugar común: que
les conflictos, que los problemas la corporación empresarial, o para
fueron cambiando radicalmente, el caso, cualquier organización, es
se modificaron algunas referen- una organización social, una co-
cias y no siempre fue fácil dar con munidad y una sociedad, a la vez
las soluciones. que un órgano económico”2. Pues

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bien, esa “revolución del manage- dad que produjo la cultura de la


ment” sigue en muchísimos casos modernidad. Si la nueva libertad
pendiente y Drucker sigue siendo burguesa se oponía a la anterior
una lectura obligada, no para re- falta de libertad de un régimen
cordar lo antiguo, sino para aristocrático, todos los valores
aprender lo nuevo. El resultado es que sustentaban éste deberían
que nos encontramos con la para- desaparecer por completo. Ese
doja de que en un momento de fue un gran error, porque el régi-
rápidos cambios, hemos de mirar, men aristocrático de la sociedad
todavía, a cuestiones del pasado, estamental encerraba valores que
ya conocidas en su teoría, pero no no le eran exclusivos y que po-
aplicadas a la nueva realidad. drían haberse mantenido en una
nueva organización social. Pero
¿Qué ha pasado para que, en
muchos deseaban la revolución, y
cierto modo, se haya operado con
los cambios rápidos, ya se sabe, o
tanta lentitud? Evidentemente
son totales, o no lo son. Pero los
muchas cosas, pero una de ellas
revolucionarios no suelen recono-
es que al potenciar los valores
cer que en la sociedad las perso-
propios de la modernidad, que en
nas no cambian tan deprisa.
última instancia han producido
distintas formas de libertad y mu- Pronto se pusieron de mani-
cha riqueza material, se fueron fiesto los excesos del nuevo inte-
dejando atrás también otros valo- grismo burgués decimonónico,
res. Lo burgués -como síntesis de pero, al haber sido destruido todo
la modernidad- se afirmó de tal rasgo anterior, una eventual opo-
modo, y de tal manera rechazó lo sición sólo pudo venir de un ene-
“no burgués”, que el cambio re- migo fuerte y nuevo, el antibur-
sultó difícil. Si toda cultura es in- gués por antonomasia, el mar-
tegradora, la modernidad no sólo xismo, que denunció errores, pero
tuvo que integrar los nuevos para- cometió otros muchos: sus rece-
digmas de libertad y felicidad, tas de colectivismo radical estata-
sino que para hacerlo, tuvo que lista fracasaron necesariamente.
rechazar de plano los anteriores.
No obstante, el error en la so-
Desde ese punto de vista, el lución no quiere decir que el pro-
mal proviene del sentido de duali- blema no exista. ¿Cuál es éste? Lo

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burgués ha llegado a convencer- como grupo social privilegiado,


nos de un exacerbado individua- que se habrían olvidado a favor de
lismo que sigue existiendo y que los valores exclusivamente bur-
tiende igualmente a ahogar al in- gueses. No me refiero a todo el
dividuo entre sus propios deseos ideario de este grupo, sino sola-
y ansiedades. Si en la sociedad mente a una parte de él, precisa-
estamental el individuo parecía mente la que resulta menos parti-
estar en la sombra, en la sociedad cularista.
burguesa, de clases, es la propia
sociedad la que parece desapare- Lo que sigue, pues, es una re-
cer: lo meganuevo tiende a llevar a flexión sobre algunos aspectos
todos al stress permanente por que se produjeron al hilo del de-
mantenerse en la carrera de la sarrollo histórico que llevó al
competitividad. También en esta triunfo del individualismo radi-
situación la persona acaba siendo cal. Una idea que subyace es que
absorbida por el sistema3. Preci- si, desde el punto de vista econó-
samente una vía de solución es la mico, el individualismo se adoptó
recuperación de algunos valores como medio de aumentar la pro-
perdidos por la modernidad en su ductividad, tal resultado se habría
lucha por desarrollarse. Son los dado igual -a largo plazo, creo que
que aquí llamo valores aristocráti- mejor-, de haberse mantenido de-
cos, los valores de la nobleza terminados valores anteriores.

1. En torno a la valoración del capitalismo


El capitalismo moderno suele obstante, parece claro que el espí-
identificarse con los aconteci- ritu del capitalismo y sus valores
mientos ocurridos después de la se fortalecieron en torno a dos
Revolución Industrial. Es éste un épocas que se suceden alrededor
planteamiento que no comparto de la Revolución Industrial. Por
del todo; uno de los puntos de di- otra parte, el llamado capitalismo
ferencia residen, precisamente, en moderno cuenta, entre sus com-
el contenido de este trabajo. No ponentes, con un factor espiritual,

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al que solemos referirnos con el los siglos XVII y XVIII, unos valo-
nombre de virtudes burguesas, res emergentes empiezan a ser
término que podemos sustituir preponderantes en el paradigma
por el de valor, que viene a ser lo social, al menos en el de los gru-
mismo siempre que quede claro pos con capacidad de acción eco-
que ese valor, el que sea, debe es- nómica y de poder político. Esos
tar convertido en vida. Pues bien, valores han sido llamados valores
según un paradigma ampliamente burgueses y en efecto, han ejer-
compartido, tales virtudes o valo- cido su influencia. Cabe pensar,
res burgueses serían factores fun- sin embargo, si esos valores eran
damentales del desarrollo econó- tan nuevos, y si esa influencia ha
mico que se produjo a partir de la sido sólo favorable al crecimiento,
Revolución Industrial. Es más, di- o ha habido algo más.
cho de otro modo, gracias a que
esos valores se pusieron en prác- La reflexión que surge nos lleva
tica -aunque no como causa a ver que los valores burgueses
única-, la economía creció; de ha- han sido favorables para el desa-
ber seguido predominando los va- rrollo económico en muchos as-
lores aristocráticos o nobiliares, pectos, pero también han produ-
la economía no habría dado el cido un vacío que proviene de sus
salto espectacular que se produjo limitaciones. Sí, los valores bur-
desde 1800 aproximadamente, gueses son limitados y por eso un
como lo demuestra el hecho del capitalismo basado sólo en valo-
lento crecimiento anterior. res burgueses -como muchos pro-
pugnan-, produce efectos positi-
La explicación tiene un alto vos limitados. Insisto en repetir
grado de simplificación histórica, efectos positivos limitados, por-
porque el proceso que desenca- que en principio, suponemos que
dena el “factory system” fue bas- el capitalismo ha traído muchas
tante más complejo y largo de lo ventajas. Pero no se pueden ob-
que se supone. En cualquier caso, viar las limitaciones de algunos
hay una realidad implícita, y es el planteamientos que vienen a re-
hecho de que a partir de un deter- ducir las ventajas potenciales;
minado momento histórico difícil ahora bien, cuando se limita el
de precisar, pero evidente ya en bien posible, se produce un mal

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(suponiendo que el mal no se como la empresa, el mercado, la


haya producido directamente). propiedad privada, la “responsa-
Podemos concluir al respecto bilidad para con los medios de
que en el desarrollo de los valores producción” y la “libre creatividad
burgueses, se han olvidado mu- humana en el sector de la econo-
chas cosas; en parte, los frutos de mía”. En cambio “si por capita-
ese olvido son los que algunos lismo se entiende un sistema en
llaman, benévolamente, los efec- el cual la libertad, en el ámbito
tos perversos del capitalismo y económico, no está encuadrada
que suponen que con el tiempo se en un sólido contexto jurídico que
irán suavizando. De haberse apli- la ponga al servicio de la libertad
cado con exclusividad el para- humana integral...cuyo centro es
digma de los valores burgueses de ético y religioso, entonces la res-
la modernidad, los efectos perver- puesta es absolutamente nega-
sos habrían sido catastróficos; tiva”.
afortunadamente, la vida nunca
La cita precedente centra el
se encuentra en estado química-
problema a tratar de modo claro,
mente puro, ni espiritualmente
con una simple transposición ter-
unilateral, y si esos efectos han
minológica, adjetivada desde una
acabado suavizándose, ha sido
perspectiva histórica. Si por valo-
por la influencia de otros valores y
res burgueses entendemos la de-
realidades también presentes.
fensa o dedicación a la empresa,
El problema que se plantea so- el mercado libre, la propiedad
bre los posibles efectos negativos privada plena, la responsabilidad
del capitalismo tiene relación con social y la libertad económica
la distinción que Juan Pablo II más allá de los obstáculos de los
hace en el n. 42 de Centesimus An- privilegios de la sociedad esta-
nus a la hora de responder a la mental, entonces esos valores
pregunta sobre si el capitalismo burgueses son positivos. Pero si
es un sistema recomendable, una por valor burgués entendemos
vez que ha fracasado el comu- una libertad individual sin res-
nismo. Según su respuesta habría ponsabilidad, cuyo ejercicio no
un capitalismo aceptable si estu- garantice la libertad de los de-
viera compuesto de factores tales más, y trate de estar por encima

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de unas leyes que la ordenen al en el siglo XIX. No obstante hay


bien común, sin aceptar un fun- una diferencia que podemos fe-
damento ético y religioso, enton- char, tópicamente, en torno a
ces esos valores no producirán el 1800, y que consiste en los valores
bien. que conforman ese espíritu, que
Desde un planteamiento histó- cambian. En ese cambio se per-
rico, interesa observar cuál ha dieron unos valores, algunos de
sido la evolución del espíritu bur- los cuales estaban encarnados en
gués, antes y después de la Revo- la nobleza, aunque eran también
lución Industrial, para conocer compartidos por la burguesía, y se
cómo ese espíritu ha influido en adoptaron otros, que antes ha-
el sistema capitalista. A modo de bían existido, pero no habían sido
conclusión adelantada diremos aceptados como valor social. Vea-
que el espíritu burgués, en tanto mos, en primer lugar, en qué con-
orientado a la vida empresarial, sisten todos estos conceptos que
ha existido siempre, no es nuevo venimos manejando.

2. Espíritu. Burgués. Aristocrático: aproximación a


los términos
Afirma Sombart que “en todo gulan la conducta del hombre
trabajo, desde el más trascenden- económico”4. Igualmente Weber
tal hasta el más insignificante, afirma que hay un “espíritu del ca-
descubrimos el alma humana”. Si pitalismo”, diferente según los ca-
aplicamos esto a la vida econó- sos, que se preocupa también de
mica, ese alma formaría un espí- precisar y detallar5. La afirmación
ritu “que comprende el conjunto de la existencia de un espíritu del
de facultades y actividades psíqui- capitalismo no exige el acuerdo
cas que intervienen en la vida eco- sobre su naturaleza e influencia,
nómica: manifestaciones de la in- pero sí sobre el hecho de que no
teligencia, rasgos del carácter, fi- son las relaciones económicas
nes y tendencias, juicios de valor algo meramente mecánico, sino
y principios que determinan y re- que implican decisiones persona-

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les, que a su vez se fundamentan la economía adquiera un sentido


en ideas que adquieren fuerza verdadero.
creativa. Ya Weber alegaba a co- En contra de lo que pueda pa-
mienzos del siglo XX, frente a la recer, el espíritu económico no es
ingenuidad del materialismo algo abstracto, puesto que se en-
histórico6, que las ideas no son carna en personas concretas. Po-
superestructuras de la vida econó- demos hablar del espíritu de la
mica, sino que el espíritu del capi- vida económica en general, como
talismo existía antes del “desarro- una abstracción, en la medida en
llo del capitalismo” (p. 50), si bien que ello sea el resumen de nues-
en su comprensión del asunto, tras observaciones; pero es evi-
como veremos, difiere de Som- dente que tales observaciones
bart. han tenido que recaer sobre reali-
dades concretas, es decir, sobre el
Recientemente, Novak ha insis- modo como una y otra persona
tido, recogiendo también ideas de realizan o han realizado su activi-
Hayek, Schumpeter y Kirzner, en dad económica. Estamos ha-
que en el corazón del capitalismo blando de un espíritu, de unos va-
está el hábito creativo de empren- lores, que se personalizan.
der, de innovar; es decir, “descu-
Por otra parte, esos valores o
brimiento, invención, sorpresa”7. espíritu pueden dar o no am-
Como ha insistido siempre J. Si- biente a una época o lugar. Como
mon, el recurso fundamental del señala Sombart, el desarrollo ex-
crecimiento es la gente, sus cono- tensivo de un determinado espí-
cimientos y su esperanza de resol- ritu económico se manifiesta en el
ver los problemas planteados8. Es número de individuos animados
decir, el hecho de que se hagan por él; como consecuencia, tam-
las cosas no explica nada, es sen- bién una época puede estar ani-
cillamente descriptivo. Lo impor- mada de un espíritu económico
tante es qué se hace, por qué se desde el punto de vista del espí-
hace y para qué se hacen las co- ritu que en ella predomine, a te-
sas, unas preguntas que en la vida nor de los individuos que lo prac-
económica no siempre se hacen, tiquen (cfr. pp. 16-17). Como vere-
pero que son necesarias para que mos enseguida, estas disquisicio-

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nes son importantes para analizar y las principales industrias se cen-


el desarrollo histórico del espíritu tralizaban en las ciudades, de ahí
del capitalismo. que el burgués se identificara, en
buena medida, con intereses co-
***
merciales e industriales. Por su-
El elemento fundamental que puesto que estos no eran sus úni-
toca ahora explicar es lo que en- cos habitantes, ni aquéllas sus
tendemos por burgués. Se trata, únicas funciones, pero sí las que
en nuestro caso, de un término con el tiempo se hicieron más ca-
histórico, no simplemente socio- racterísticas y diferenciadoras.
lógico; es decir, de un tipo social
La importancia de la ciudad
que se ha desarrollado en el
como centro de la vida económica
tiempo. Por lo tanto es imprescin-
irá creciendo a medida que el ca-
dible atender a las diferencias de
pitalismo se fue desarrollando en
organización social y valorativas,
la Baja Edad Media. Por capita-
que cada época establece. Para si-
lismo me refiero aquí a una eco-
tuarnos en la historia occidental
nomía que usa capitales -dinero-,
más próxima, digamos que el tipo
que intercambia productos exce-
burgués se forma en la Edad Me-
dentarios en mercados lejanos, y
dia, caracterizada por la organiza-
para lo cual, se sirve de especia-
ción jurídica en estamentos privi-
listas -los comerciantes- y de de-
legiados, y que aparece, en primer
terminados mecanismos financie-
lugar, como el habitante de la ciu-
ros que son necesarios, como los
dad, del burgo, de ahí su nombre.
bancos -que giran y cambian la
En la Edad Media la ciudad tenía
moneda-, o las letras de cambio9.
un significado particular en la me-
dida en que era un mundo autó- Toda Europa occidental estaba
nomo y que se diferenciaba clara- envuelta, al menos desde el siglo
mente de los poderes reales del XIII, en una activa economía capi-
momento, singularmente los no- talista, con las características
biliarios, de arraigo rural. Mien- señaladas10. Ciertamente, esas ac-
tras el campo estaba dominado tividades afectaban a todos los
por las relaciones señoriales y de países y ciudades, pero ni mucho
vasallaje, la ciudad tenía su auto- menos a todas las personas.
nomía. Normalmente el comercio Aquellos capitalistas eran una mi-

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noría. Su actividad significaba comerciantes-financieros, a quie-


poco, cuantitativamente, en el nes además, con frecuencia, con-
conjunto de la renta; no obstante, cedieron honores políticos y so-
era cualitativamente muy impor- ciales. Por otra parte, el desarrollo
tante, porque en una economía de la administración estatal pro-
donde el dinero cada vez se valo- dujo el crecimiento del funciona-
raba más, por su necesidad y por riado, cuyo interés estaba con el
su escasez, la economía mercan- rey, no con los nobles, y cuya
til ofrecía una liquidez que no te- mentalidad se asociaba a la de los
nía la economía agraria. Con un comerciantes, pues se trataba de
pedazo de tierra se podía comer, personas que habían prosperado
pero era difícil comprar otras co- gracias a su propio trabajo. Es de-
sas y pagar a terceros si no se te- cir, llegado el siglo XVI -conside-
nía dinero. El dinero líquido lo te- rado históricamente como Época
nían los comerciantes, por eso, y Moderna-, los burgueses tenían
por las necesidades que podían ya una presencia importante,
satisfacer, su importancia fue cua- como hombres de negocio en ge-
litativamente mucho mayor que neral, como burócratas y también
su número. como individuos de las profesio-
nes liberales, también en proceso
Los nacientes estados naciona-
de desarrollo. No obstante, la so-
les de los siglos XIV y XV contribu-
ciedad seguía siendo estamental y
yeron al desarrollo de los comer-
privilegiada; es decir, tenía una
ciantes burgueses. Por una parte,
estructura jurídica de leyes parti-
los reyes ordenaron el comercio
culares y desiguales que organiza-
para poder cobrar impuestos
ban las funciones sociales, catalo-
-pues era una de las pocas fuentes
gaban a los individuos dentro de
fiscales a las que podían acudir-,
un estamento con su función, y
con lo cual mejoraron las condi-
les facultaban para acceder a de-
ciones de seguridad jurídica de la
terminados privilegios económi-
actividad económica. Además, a
cos o jurídicos, o para no acceder
la hora de necesitar préstamos
a ellos.
para financiar sus empresas polí-
ticas y bélicas, los reyes se convir- Los estamentos privilegiados
tieron en buenos clientes de los eran el clero y la aristocracia, cu-

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yas funciones asumidas eran rezar por un estado cada vez más pode-
por la comunidad y defenderla y roso y a la vez más necesitado de
administrarla. Su estatuto les dinero y de burócratas, los bur-
daba toda la preeminencia polí- gueses fueron haciéndose un
tica y social. Igualmente tenían hueco importante en la sociedad.
una notable riqueza, pues contro- Frente a la cuna nobiliaria, defien-
laban una parte importante de los den la valía personal; frente a los
recursos agrarios, pero como les privilegios que condicionan a priori
pasaba a los reyes, los privilegia- el mercado, defienden la libertad
dos también necesitaban dinero económica, o en todo caso, el de-
contante y sonante, que no siem- recho del rey; frente al privilegio
pre podían obtener de sus tierras. político, que daba los cargos a los
El tercer estamento era el estado dignatarios del clero o de la no-
llano, el pueblo en general, for- bleza, defienden sus conocimien-
mado, sobre todo, por campesi- tos técnicos y una lealtad al mo-
nos rurales, artesanos y servido- narca sin sombra de dudas.
res domésticos de la ciudad. Los
comerciantes también formaban Como capitalista, el burgués
parte, jurídicamente, del tercer es- defiende la iniciativa individual, la
tado pero parece obvio que su si- valía personal, el dinero ganado
tuación social era diferente. Por en el mercado libre; la ausencia,
esta razón los burgueses tendie- en definitiva, de todo tipo de tra-
ron a diferenciarse de los otros bas a su actividad. Pero esto no
miembros del estado llano. La di- era fácil de conseguir en aquélla
ferencia fundamental la encontra- sociedad. A la hora de la verdad,
ron en el trabajo manual. El bur- el camino más viable que tenía un
gués no es un privilegiado, cierto, burgués para ascender social-
pero tampoco trabaja con las ma- mente en los siglos XVI y XVII y,
nos, lo cual le daba un punto de en buena medida, en el siglo
honra y la posibilidad de acceder XVIII, era conseguir el ennobleci-
a un estamento privilegiado, es miento. En cierto modo eso repre-
decir, de ennoblecerse11. senta una contradicción, que le
llevó a Braudel a acuñar el tér-
Durante la Época Moderna y mino “traición de la burguesía”10,
bajo las circunstancias creadas o sea, un burgués que quiere de-

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jar de serlo. Con independencia ennoblecimiento se producía a


del debate que este concepto ha través del matrimonio -el hijo bur-
producido en la historiografía, so- gués aportaba el dinero que la jo-
bre todo en torno a si existía ya ven noble arruinada necesitaba
una conciencia de clase burguesa para dorar sus prestigiosos blaso-
que justificara hablar de “trai- nes-, o bien mediante la consecu-
ción”, cabe señalar que cuando el ción de cargos en la administra-
burgués buscaba el ennobleci- ción, que llevaban anejo un título,
miento actuaba de forma bur- solía ocurrir que el nuevo noble
guesa, pues buscaba un lucro per- seguía con su comercio, o ejecu-
sonal y una afirmación individual taba un trabajo administrativo en
y familiar, en la medida en que tal el que primaba la valía personal.
ennoblecimiento se presentaba
En cualquiera de los supues-
como forma única de prestigio so-
tos, el ennoblecimiento del bur-
cial, a la vez que tenía una renta-
gués produce un cierto aburgue-
bilidad económica, vía exención
samiento de las élites, pues la
fiscal y obtención de rentas seño-
nueva nobleza que de este pro-
riales. Aquí la búsqueda del di-
ceso se deriva, va perdiendo sus
nero puede señalar al burgués; el
vinculaciones tradicionales, y con
buscarlo fuera de las actividades
ellas la creencia en sus antiguos
mercantiles, en cambio, señala a
valores. Durante los siglos XVI al
quien se adapta a lo que hay. Mu-
XVIII, especialmente, se produjo
chos comerciantes siguieron con
en las cortes europeas la convi-
su actividad, otros la abandona-
vencia de dos tipos de nobleza, la
ron en pro de una vida de rentis-
nobleza de espada, viejos nobles
tas.
que podían remontar su origen fa-
Cuando el ennoblecimiento se miliar a concesiones nobiliarias
producía a través de la compra di- de los siglos XIV o XV -segura-
recta de un título nobiliar, de los mente muy pocos más atrás-, ba-
muchos que los estados moder- sadas en hechos de armas al ser-
nos pusieron en venta para reca- vicio del monarca, y la nueva no-
bar fondos, cabe recelar un mayor bleza, de toga, es decir, al servicio
deseo de vivir noblemente, sin de la administración pública, o
más. Cuando, por el contrario, el sencillamente nuevos nobles que

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

16 Agustín González Enciso


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

lo habían conseguido por compra de los estados reclamaba y que, a


o matrimonio. En los últimos ca- su vez, eran ennoblecidos.
sos las armas habían desapare-
cido: ni eran su función, ni se en- Pero mientras eso ocurría, los
contraban guerreros entre sus an- viejos nobles, y los nuevos que
cestros directos; en cualquier más quisieron imitar a los anti-
caso, lucían orgullosos sus otras guos —vida campestre, rentas,
“armas”, es decir, los escudos y pretensión, aun falsa, de antigüe-
blasones. dad—, seguían manteniendo sus
tópicos. La característica nobiliar
*** se obtenía por nacimiento. Como
decía un adagio castellano, un
Casi sin quererlo hemos en-
tanto ingenuo -o intencionado-, el
trado en la consideración de la
rey puede hacer nobles, pero no
aristocracia. Como acabamos de
hijodalgos. Es decir, el noble se
decir, la relación con los hechos
identifica con quien obtiene un tí-
de armas era su justificación fun-
tulo, pero no tiene la sangre -si
damental. El oficio del noble era
bien la tendrán sus descendien-
la defensa, y por lo tanto, tenía
que tener caballo -origen del tér- tes-, mientras que el hijodalgo ya
mino caballero- y usar armas, que tiene la sangre, sin que el rey haya
además de un derecho, eran un intervenido. La ingenuidad pro-
privilegio. También el noble, se- viene de considerar, como es ob-
gún la tradición más remota, era vio, que alguna vez algún rey ha-
llamado a asumir los cargos más brá tenido que conceder ese ho-
importantes de la administración nor: la hidalguía sería por lo
pública, muy cercanos al mo- tanto, una cuestión de más o me-
narca. Si en la guerra no fue susti- nos antigüedad, no de una pureza
tuido por el burgués -aunque a de origen desconocido (en la
largo plazo sería relevado por el Edad Moderna hubo una fuerte
militar profesional, un nuevo tipo tendencia a pretender que tal pu-
de burgués-, en la administración reza derivaba de los godos, cosa
sí fue reemplazado por aquellos un tanto fantástica). La intencio-
que tenían los conocimientos téc- nalidad estaría, por su parte, en el
nicos que la nueva complejidad deseo de los nobles más antiguos

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 17


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

de diferenciarse de los nuevos y finalidad, cual era asegurar la su-


defender su rango. pervivencia de la nobleza como
Sea como fuere, los nobles te- grupo, para que pudiera cumplir la
nían una función en la sociedad función social encomendada. La
estamental, y esa función produ- vida noble quedaba exenta de los
cía, por un lado, unos privilegios esfuerzos económicos, para poder
-económicos, judiciales, etc.-, y dedicarla a tareas más interesan-
por otro, la creencia no sólo en sus tes, según una idea que tiene rai-
particulares mitos, sino en su fun- gambre muy antigua. Por otra
ción. Privilegios y mitos irritaban a parte, en la medida en que el ideal
los burgueses y, al ser más tempo- de la nobleza pudiera identificarse
rales, fueron menos trasladables a con el ocio, éste se presentaba
modelos posteriores. Sin embargo, como la posibilidad de entrenarse
la creencia en la función encierra en el oficio de las armas, de estar
aspectos de notable interés en disponible para las encomiendas
tanto en cuanto se suponía que la de los monarcas y de poder mante-
nobleza estaba al servicio de la so- ner unas relaciones sociales que
ciedad según su función -aunque permitieran la comunicación entre
tal función no siempre estuviera iguales, necesaria para la cohesión
clara- y sus privilegios tenían una del estamento.

3. El burgués de “viejo estilo”


El paradigma liberal que se personas que aceptaban buena
desarrolló en el siglo XIX tendió parte del ideario nobiliar. Como
a separar el espíritu burgués del señala Sombart, en el espíritu ca-
espíritu aristocrático, como si pitalista se encierran algunos as-
ambos fuesen completamente pectos tales como el espíritu de
opuestos. Podemos decir, sin empresa, el afán de lucro o las
embargo, que si bien distintos a virtudes burguesas. Weber prefe-
la hora de un análisis teórico ri- riría hablar del espíritu capita-
guroso, el espíritu burgués se en- lista como racionalidad, y deja-
carnó durante mucho tiempo en ría al margen el espíritu de lucro,

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

18 Agustín González Enciso


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

que entiende más general. Som- interesante señalar ahora que, en


bart replica que se trata del espí- ambos casos, nos estamos si-
ritu de lucro manifestado no en tuando en la sociedad estamen-
la ganancia sin más, sino en el tal, es decir, se habla de personas
afán por el dinero ganado en el que se supone que tienen espíritu
mercado, y por lo tanto relacio- capitalista y que a la vez, admiten
nado directamente con el muchos valores de la sociedad es-
capitalismo13. Además, ambos tamental.
autores polemizan sobre cuándo
y dónde aparecería por primera Según Sombart, las virtudes
vez tal tipo de burgués. burguesas serían la “santa econo-
micidad” y la “moral de los nego-
La referencia a la polémica no cios” (cap. 8), que ya estarían pre-
nos interesa en cuanto tal, sino en sentes en autores del siglo XIV. La
la medida en que nos hace ver el primera incluiría aspectos tales
interés que por el asunto existía a como la racionalidad de la admi-
comienzos del siglo XX, a la vez
nistración económica, la visión
que a nosotros nos ofrece suge-
económica de la administración
rencias para nuestra reflexión. Por
-o sea, el ahorro, o sencillamente,
lo demás, tal polémica matiza
tener en cuenta los datos econó-
muchos aspectos, a la vez que de-
muestra que los dos grandes pen- micos, por ejemplo-, el orden ló-
sadores estaban de acuerdo en gico de las actividades, empe-
muchas cosas. Para Sombart, ya zando por el cuidado del alma, y
lo hemos dicho, el espíritu del ca- con ello la organización del
pitalismo está transido por las vir- tiempo para evitar el ocio en tanto
tudes burguesas; para Weber, el que simple contemplación. Aquí
espíritu del capitalismo, tal y aparece, sin que el autor lo se-
como se encuentra en Franklin, ñale, la diferencia a que nos re-
tiene “el carácter de una máxima mite la etimología de la palabra
de conducta de matiz ético” (pp. negocio, nec-ocio, negación del
45-46). La referencia a la ética es ocio. Frente a la contemplación, el
un punto importante que separa a negocio es la acción, y como tal es
ambos autores, como veremos una virtud de la que se apropiarán
luego. Por lo demás, nos parece los burgueses.

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 19


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Parece a primera vista curioso tonces por todas partes una litera-
cómo Sombart hace también tura que intentaba enseñar los
mención a autores de los siglos nuevos métodos de agricultura
XVI al XVII que aun no dedicados cuya introducción se suele llamar
al comercio, sino a la agricultura, revolución agraria”. Sigue el autor
como el español Herrera14, de- enumerando y comentando algu-
fienden ideas similares: el agricul- nas obras, entre las cuales incluye
tor, según Herrera, debía tener un la de Herrera y otras también cita-
modo deliberado de actuar, aver- das por Sombart para concluir
sión a la ociosidad y conoci- que “esa literatura contribuyó mu-
miento preciso de su actividad, es cho a la formación de algunos de
decir, una actitud que hoy llama- los hábitos mentales más caracte-
ríamos profesional, no de simple rísticos de la economía mo-
distracción o disfrute: no el ocio derna”15.
en el campo, sino el negocio, la
Parece evidente que, desde dis-
ocupación de hacer producir a ese
tintos puntos de vista, se está
campo.
conformando una nueva actitud
A pesar de lo dicho, no debe- ante la vida económica, clara ya
rían resultarnos curiosas esas ci- en los siglos XIV-XV, si no antes,
tas de haber leído a Schumpeter, que coincide con lo que desde el
quien al hablar de cuestiones so- punto de vista práctico llamamos
bre ideas económicas indica que espíritu del capitalismo. Como
“con reparos dejo fuera de consi- concluye Sombart al respecto, “la
deración la literatura sobre agri- riqueza [según esos autores] no
cultura (administración de las se obtiene por servicios de corte o
granjas, tecnología agrícola)”. Por méritos de guerra, ni tampoco a
sólo mencionar lo que dice que base de la alquimia, sino me-
no considera, el autor se remonta diante una buena administra-
a escritos ingleses del siglo XIII y ción” (p. 126). Está claro que esa
dice que desde el siglo XV hay “un buena administración no es exclu-
nuevo espíritu comercial en agri- siva del espíritu capitalista, y que
cultura -relacionado con las trans- puede basarse en otras considera-
formaciones de la estructura so- ciones, pero evidentemente no es
cial del campo- [que] produjo en- contraria, y además encaja bien

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

20 Agustín González Enciso


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

con el moderno espíritu capita- No es así en el caso del comer-


lista. cio, que no tenía una regulación
estamental. Con esto quiero decir
Por otra parte, la “moral de los que las normas que en un mo-
negocios” se orientaría a los as- mento dado podían afectar a la
pectos éticos que, sobre todo, tie- vida comercial no resultaban
nen que ver con el comporta- constitutivas del régimen socio-
miento de cara al mundo exterior, político vigente, sino accesorias.
un conjunto de normas que impli- En modo alguno se pretende se-
can moral en los negocios y para ñalar que el comercio no estuviera
los negocios. La moral en los ne- regulado; no es menos cierto que
gocios implica la formalidad co- esa regulación estaba sujeta a nu-
mercial. Explica Sombart que no merosas alteraciones, según la
se habla de formalidad en el caso voluntad de los monarcas y por
del campesino, o del artesano (p. simple decreto, lo que era mucho
133), pues en estos ejemplos hay más difícil en la vida agrícola o
una relación más personal. Aun- gremial. En este sentido volvemos
que estamos de acuerdo en la dis- a estar de acuerdo con Sombart
tinción, no lo estamos en la expli- cuando señala: “Hasta que la eco-
cación. Del campesino o del arte- nomía no se tradujo en una serie
sano -que estaba encuadrado en de acuerdos comerciales...no
la normativa gremial- no se “espe- pudo nacer el concepto de forma-
raba” formalidad -lo que indica la lidad” en el sentido de confianza
posibilidad de que lo esperado no en el cumplimiento de lo prome-
llegue a ser-, sino que se la daba tido, en la efectividad del servicio.
por supuesta ya que ambos esta- Cuándo se produjo esto es difícil
ban sujetos a normas estableci- de precisar, pero es evidente que
das en la sociedad estamental: la toda la actividad mercantil de la
de los gremios, o la del régimen Baja Edad Media exigía esa con-
señorial. Esa formalidad iba in- fianza como virtud mercantil o
cluida en su trabajo porque la burguesa: su ausencia habría im-
normativa que lo regulaba impli- pedido los negocios; por otra
caba asegurar tal característica en parte, sólo aparece como necesa-
beneficio del cliente. ria en lo relativo a las transaccio-

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 21


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

nes mercantiles, por lo tanto está comerciante debería dar buena


fuera de la característica de la vida imagen de sí mismo. Podríamos
típica nobiliar, pues aquí la con- aplicar aquí la conocida máxima
fianza iría encaminada a otras de que no solamente hace falta
cuestiones. ser bueno, sino parecerlo. La
La historiografía moderna so- máxima puede resultar hipócrita.
bre los comerciantes de los siglos En efecto, cuando se perdió el
XV al XVIII ha resaltado la impor- contenido más profundo que sus-
tancia del crédito entendido como tentaba este comportamiento
la cualidad de un comerciante de -algo que superaba la virtud bur-
poder ser creído, o sea, de generar guesa para ser sencillamente vir-
confianza en él. De ahí la poste- tud-, y se llegó a un puro conven-
rior traslación semántica al hecho cionalismo, el “hombre honesto” -
dinerario: si damos un crédito -si de cualquier época-, puede ser un
prestamos dinero a alguien-, es hipócrita que bajo capa de virtud
porque creemos que lo va a poder en algunas actitudes, esconde vi-
devolver. El crédito según su anti- cios en otras. En cualquier caso,
guo significado genera confianza el desarrollo de la actividad co-
en el cliente, o en el socio. Pero mercial durante siglos ha estado
queda claro que es un crédito res- unido a un concepto de honradez
pecto a su actividad mercantil, no que generara, al menos, la con-
es la reputación que en general, fianza necesaria para que los de-
se pueda tener como persona, o la más se decidieran a hacer un ne-
que buscaban los políticos (más gocio.
relacionada, en este caso, con la
También aquí podemos decir
capacidad de poder), por más que
que la buena imagen no es exclu-
pueda haber relación entre ellas.
siva burguesa, sino que todos pre-
La traslación de crédito y repu- tenden darla. Sin embargo, sí es
tación a ámbitos de conducta per- burgués dar buena imagen con
sonal es lo que enmarca la otra idea de generar confianza hacia el
acepción de Sombart respecto a la propio negocio, o lo que es lo
moral, en este caso para los nego- mismo, unir la imagen al espe-
cios. Serían virtudes convenien- rado beneficio mercantil. Sigue
tes para que el negocio marche. El siendo hoy una importante cues-

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

22 Agustín González Enciso


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

tión ésta de la imagen, aunque la larga sí se notan los avances.


han podido variar sus fundamen- Del mismo modo, la vida artesana
tos. produce, más o menos, las mis-
mas cantidades para los mismos
Otra virtud típicamente bur-
clientes. En ambos casos se notan
guesa es la mentalidad calcula-
con fuerza los efectos producidos
dora. Todos los autores han seña-
por las catástrofes demográficas:
lado la relación entre el desarrollo
los azotes periódicos de la peste
de la vida mercantil y el dominio
modifican la situación productora
del número aplicado a los concep-
y consumidora; pero hay que es-
tos económicos, es decir, no sim-
perar a lo excepcional. De modo
ple aritmética, sino contabilidad.
habitual no es necesario contar
También es conocido el hecho de
mucho.
que la contabilidad estaba ya muy
perfeccionada en el siglo XIII, Nada de esto es aplicable a la
época en la que seguramente se vida mercantil, que exige un cóm-
usaba la partida doble. Es claro puto permanente de los elemen-
que entonces se conocía y que es- tos del negocio. La normalidad
taba muy difundida entre los co-
existe, pero hay que apreciarla
merciantes italianos en el siglo si-
continuamente, entre otras cosas
guiente. También aquí la mentali-
porque nada viene dado ni por la
dad calculadora es síntoma de un
naturaleza sin más, ni por una or-
mundo nuevo, si por tal entende-
denación legal que obligue a los
mos el universo burgués que
demás. El comerciante se siente
crece y se escapa de los poderes
libre sin esos condicionantes que
establecidos sobre lo entonces
regulan los mercados de otros
dominante, la tierra.
ámbitos, pero a la vez se ve abo-
La vida agrícola no necesita cado al riesgo, sin un claro marco
contar con precisión. La tierra da legal que le proteja. Si queremos
sus frutos en su estación y basta explicarnos por qué en la Epoca
para vivir. El uso de tales frutos Contemporánea el capitalismo se
está determinado y no varía. Tam- buscó un sistema político a su
poco hay grandes diferencias, a medida no deberíamos olvidar los
corto plazo, en el uso de unas téc- siglos que tardaron los comer-
nicas de cultivo a otras, si bien a ciantes -tomados en general- en

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 23


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

tener una seguridad institucional desarrollan virtudes burguesas


razonable para desarrollar los ne- entre individuos que viven en
gocios. plena época estamental, y que es-
tán adaptados a su sociedad; no
Todo esto tiene mucho que ver
son elementos marginales, sino
con la historia de los derechos de
que conviven con las ideas y los
propiedad, asunto de la máxima
valores que en aquellos años im-
importancia, que no es ahora el
peraban. Vemos, por lo tanto, que
tema, y que también se relaciona
el capitalismo vive en una época
con la mentalidad calculadora. La
no plenamente capitalista y sus
seguridad favorece un cierto des-
características se encarnan en no
dén sobre cuánto tengo, porque
pocas personas. Es lo que Som-
seguramente tendré lo que nece-
bart ha llamado, significativa-
sito para seguir en el sitio que
mente, el “burgués de viejo estilo”
ocupo (esto no preocupaba a un
(pp. 163 y ss.), un tipo relativa-
noble, que tenía aseguradas sus
mente uniforme, que se desarrolla
rentas); además, la mejora no de-
fundamentalmente durante los si-
pende de tener más o menos, sino
glos XIII al XVIII, y que se diferen-
de factores menos contabiliza-
cia de lo que tópicamente llamará
bles, como el favor real, por ejem-
empresario moderno, o sujeto
plo. Por el contrario, la inseguri-
económico moderno (es decir,
dad exige un conocimiento per-
para nosotros, contemporáneo).
manente de la situación. El co-
merciante se ve obligado a contar En el capitalismo temprano, “el
y a desarrollar iniciativas para su- viejo burgués era también empre-
mar más, pues sólo la riqueza le sario capitalista: el dinero era su
va a permitir no ya un posible as- fin, la creación de empresas su
censo social, en la medida en que medio; especulaba y calculaba...
lo desee, sino el aumento mismo también se apoderaron de su per-
de su negocio, incluso su mante- sona las virtudes burguesas...
nimiento. Pero lo que le da su peculiar as-
pecto... es que todos sus actos,
***
todos sus pensamientos y proyec-
Desde diversos puntos de vista, tos venían determinados por el
por lo tanto, observamos que se perjuicio o beneficio que pudieran

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

24 Agustín González Enciso


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

reportar al hombre vivo, real”. El es la fuente del razonamiento de


hombre, sigue diciendo Sombart, Sombart, la actitud burguesa se
“continuaba siendo la medida de encuentra en muchos comercian-
todas las cosas o, más exacta- tes medievales de manera más
mente, la manifestación natural y clara aún; además, la tendencia al
central de la vida”. Seguramente ennoblecimiento, ya lo hemos di-
en la época de Defoe y Franklin no cho, no es necesariamente un ca-
quedaban más que fragmentos rácter antiburgués. Igualmente,
del hombre precapitalista, pero Franklin aceptaba una serie de
todavía ninguno de ellos “ha de- postulados vitales que no se man-
jado de adaptar su actividad a las tendrían posteriormente. Por lo
exigencias de un sano huma- demás, está claro que tanto las
nismo; para todos ellos el negocio actitudes como las formas econó-
sigue siendo un simple medio micas capitalistas existían antes
para un fin, que es la vida” (p. de que aparecieran los puritanos.
164).
Nos parece claro que en el
En este punto Weber quiere punto sobre la importancia del
marcar las distancias y explica puritanismo Weber no tiene ra-
que no es igual la mentalidad de zón. El espíritu del capitalismo se
Alberti -base del razonamiento de fue desarrollando gradualmente,
Sombart-, que la de Franklin. Para como señala Sombart, y es ante-
Weber (pp. 51-55), en la tradición rior, por más que los puritanos
de Alberti existiría una tendencia pudieran aportar algo. Pero, una
a la vida campestre y señorial que vez más, éste no es el asunto que
no está presente en Franklin, ahora nos ocupa. Con indepen-
mientras que en éste se da una dencia de la polémica sobre la in-
clara afirmación de que “el tiempo fluencia religiosa16, también We-
es dinero”, algo que no aparece en ber insiste en la importancia de la
el otro. Weber quiere hacer ver componente ética en el espíritu
que lo esencial del espíritu bur- del capitalismo, aunque suponga
gués estaría en la postura de que es única. Nosotros estamos
Franklin, y que se debe a sus ante- con Sombart cuando explica que
cesores puritanos. Parece claro, esa visión ética fue cambiando.
sin embargo, que si bien Alberti No es que antes no se ocuparan

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 25


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

de la empresa en sentido capita- versar: sólo trabajaba ocho horas,


lista -organizar, invertir, ganar di- lo demás era ocio en el sentido
nero- y luego sí; más bien los bur- clásico.
gueses siempre se ocuparon de la
empresa, aunque aplicaron una En definitiva, a lo largo de los
ética diferente que afectó, tanto a siglos medievales, y después, en
la organización de la empresa, la Época Moderna, a medida que
como a la función social que esos la actividad comercial fue cre-
burgueses querían desempeñar. ciendo, el comerciante se fue pro-
Como consecuencia de su defi- fesionalizando y adquiriendo una
nición, Sombart precisa algunas presencia importante en la socie-
de las características del burgués dad, especialmente en la ciudad.
de viejo estilo (pp. 164 y s.). Po- Ya en el siglo XV era evidente este
dríamos destacar dos rasgos ge- predominio mercantil en la mayo-
nerales. Uno, que para aquellos ría de las ciudades y una cierta
burgueses conseguir la riqueza confusión entre las categorías
era algo anhelado, pero no era el mercantiles, cada vez más enri-
fin último, más bien debería servir quecidas, y las del patriciado, que
para conservar los valores vitales. gobernaba en las ciudades y que,
El otro, que la actitud ante la vida a la vez, tenía formas de vida aris-
de los negocios era moderada y tocratizantes. Sea como fuere, es-
sosegada. Había tiempo para tamos todavía en una época en la
todo. El propio Franklin, a pesar que la funcionalidad social estaba
de su intención por aprovechar el basada “en las actividades más
tiempo, dedicaba horas del día a que en las adquisiciones, en el ser
rezar, leer, escuchar música y con- más que en el tener”17.

4. El “sujeto económico contemporáneo”


Hablando en general, sobre el dada la época en la que escribía
siglo XIX, Sombart opone al bur- nuestro autor, he traducido por
gués de viejo estilo el sujeto eco- contemporáneo. La variedad de
nómico moderno, término que, personajes que podrían identifi-

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EN EL CAPITALISMO MODERNO

26 Agustín González Enciso


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

carse con este tipo es grande, también ha existido siempre, pero


pero como en el caso anterior, es entonces, como ahora, se en-
relativamente fácil descubrir ras- tiende sólo en clave económica.
gos comunes. En primer lugar, se
ve que ha cambiado el ideal en Al deseo de lo grande, Sombart
sentido opuesto al que predomi- añade la rapidez, la novedad y el
naba anteriormente. Es significa- deseo de poder. Es evidente que
tivo, dice Sombart, que “el hom- rapidez y novedad son dos carac-
bre real, con sus placeres y sufri- terísticas contemporáneas. El de-
mientos, con sus necesidades y seo de poder también es univer-
exigencias, haya dejado de ser el sal, no obstante, una vez más, lo
centro del interés, y que su lugar encontramos ahora unido espe-
haya sido ocupado por abstraccio- cialmente a lo económico. Pocos
nes: la ganancia y los negocios” años antes que Sombart, otro ale-
(p. 179). El empresario quiere que mán J. Burckhardt se había pre-
su negocio prospere y tiene que guntado: “¿Seguirá mantenién-
intentar ganar más. dose en pie, y por cuánto tiempo,
este optimismo que se proyecta
La situación en la sociedad la bajo la forma de espíritu de lucro
entiende ahora el burgués como y de sentido de poder? ¿O se pro-
una obligación de conseguir el ducirá -como parece querer indi-
crecimiento de las riquezas. Som- car la filosofía pesimista de los
bart recurre a una comparación de tiempos actuales- una transfor-
psicología infantil, el gusto por lo mación general de la mentalidad,
grande que tienen los niños, para al modo de la que se operó en los
explicar de alguna manera este siglos III y IV?”18. Al final del siglo
deseo de crecimiento, sin más, XIX, Burckhardt era pesimista so-
del empresario contemporáneo, bre el giro economicista que ha-
como una vuelta a la edad infan- bía tomado la sociedad: el poder
til, algo así como si el mundo es- se aliaba con el espíritu de lucro
tuviera empezando de nuevo. Cu- para poner en peligro la democra-
riosa megalomanía ésta que tam- cia. Coincidía con Sombart en el
bién nos afecta hoy, como si tam- análisis y acertó dramáticamente
bién empezáramos todo. En en la predicción de la llegada de
realidad el afán por lo grande los totalitarismos. Sombart no fue

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 27


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

tan lejos, aunque escribiera más delo de burgués contemporáneo


tarde. No obstante, temía lo que en el que las virtudes burguesas
pudiera ocurrir “cuando el espíritu salen “de la esfera de la voluntad
capitalista pierda su actual ener- personal, para convertirse en ele-
gía” (p. 368). mentos integrantes del meca-
nismo del negocio”; pasan a ser
Lo que interesa señalar en
principios objetivos de la con-
todo caso, es que la serie de ca-
ducta económica, sí, pero comple-
racterísticas que Sombart aplica
tamente divorciada de la con-
al nuevo empresario son aspectos
ducta personal del empresario”
que le deshumanizan, algo que a
(pp. 192-93).
comienzos del siglo XX parecía
estar claro para muchos. La lista Curiosamente, los años en que
sigue: actividad desmesurada -ac- ese cambio se está produciendo,
tivismo, diríamos hoy-, racionali- que se corresponden sustancial-
zación absoluta, organización que mente, con la primera mitad del
sólo mira a la producción de bie- siglo XIX, coinciden con una
nes, asalto al cliente, máxima re- época en la que el comerciante
ducción de costes -con conse- pasa a tener una imagen diferente
cuencias negativas en varios as- en la literatura. Si en la novela del
pectos- y exigencia de total liber- siglo XVIII, sobre todo la inglesa,
tad de acción “para poder alcanzar los burgueses y la clase media
sin trabas las metas impuestas suelen tener una buena imagen, a
por el afán de lucro” (p. 189). partir de 1850 la cosa cambia.
La lista podría alargarse o en- Como señaló César Graña, lo fre-
cogerse, pero siempre tiene un cuente en el siglo XIX francés es
mismo fondo, la deshumaniza- que los intelectuales sean hijos
ción. Lo importante no consistirá de burgueses y a la vez, fuerte-
en ser formal o no, sino en el he- mente hostiles a lo burgués20.
cho de que se pueda ser formal en Esta imagen viene corroborada
el negocio y no serlo en la vida también por historiadores de la
personal. Desde la época bajome- empresa, que apuntan una proba-
dieval, en la que al comerciante se ble causa de que en Inglaterra y
le exigía “integridad en las virtu- Francia creciera menos la integra-
des”19, se ha pasado a este mo- ción de las firmas que en Estados

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

28 Agustín González Enciso


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Unidos: la persistencia de actitu- nal -a la que no se exige integri-


des sociales contrarias a las gran- dad-, como para la del negocio,
des corporaciones21. Probable- cuyo prestigio se centra, primor-
mente lo aristocrático tampoco dialmente, en otras cuestiones,
tenía una buena imagen en la lite- más relacionadas también con el
ratura, pero es significativo cómo éxito económico, que a su vez se
el mundo mercantil, que no había manifiesta en el crecimiento y en
sido bien tratado en los siglos la capacidad de absorber a otras
modernos, perdió, en poco empresas.
tiempo, el prestigio que había
conseguido. En esta tesitura Sombart se
pregunta qué ha sido de las virtu-
De alguna manera podríamos des burguesas. Se puede decir
decir que la sensibilidad de los que la respuesta es clara: siguen
pensadores humanistas se fue existiendo, pero ocupan un papel
desentendiendo de una “ética” distinto en la escala de valores y
empresarial que se iba funda- en la economía. Podemos pregun-
mentando más en la extensión - tarnos nosotros si es posible lla-
lo cuantitativo- y la posesión, mar virtud a aquello que no nece-
que en la verdadera cualidad de sariamente produce el bien inte-
las cosas y de los hechos, y en la gral, por más que produzca algu-
que las personas pasaban a se- nos bienes; a aquello que incluye
gundo plano, para predominar su en sus fundamentos posturas an-
capacidad de acción. Probable- tiéticas. En parte la respuesta la
mente sea el utilitarismo el que da el propio Sombart cuando se-
acabó leyendo el self interest de ñala que “nadie ignora que este
Adam Smith como simple exceso de actividad en los nego-
egoísmo -contradiciendo con ello cios destruye el cuerpo y co-
al ilustre autor-; en cualquier rrompe el alma” (p. 187). Ni
caso, parece evidente que el pa- cuerpo ni alma importarán ya de-
radigma predominante ya de cisivamente, sólo el éxito econó-
modo claro en la segunda mitad mico. Las pasiones, como diría
del siglo XIX, si no antes, está re- Hirschman, han sido definitiva-
gido por unos principios diferen- mente sustituidas por el interés
tes, tanto para la conducta perso- económico22.

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 29


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

5. El contexto histórico del cambio ético


Antes de que se haya produ- la sociedad con su tendencia a en-
cido el paso de un tipo de burgués noblecerse-; finalmente, las crisis
a otro, o lo que es lo mismo, para religiosas arrojaron una sombra
que un determinado modo de en- de duda, en muchos países, sobre
tender el papel del burgués y de la la necesidad de un clero oficial
burguesía, haya pasado a ser pre- que defendía una fe en la que no
dominante y haya sustituido al todos creían.
otro, se ha tenido que recorrer un
Esto produjo cambios lógicos
largo camino. La ética del burgués
en la religiosidad, que llevaron a
de viejo estilo estaba ligada a la
una fe light23, que diríamos hoy, o
aceptación de la sociedad esta-
a propuestas religiosas eclécti-
mental, y su deterioro está igual-
cas, similares a las que hoy pro-
mente unido a la evolución del
ponen algunos autores del pensiero
paradigma estamental. Este cam-
devole; en definitiva, a una fe hecha
bio está ligado al de su función. a la medida del creyente, una fe
Podríamos decir, en términos ge- burguesa, que no llevara a decla-
nerales, que durante la llamada raciones absolutas, ni exigiera
crisis del siglo XVII se replanteó la una moral clara. Es evidente que
sociedad estamental sobre dos tal fe no es buen sustento para la
realidades ya muy fuertes: la pre- ética. Aun así, durante el siglo
sencia del estado centralizado y la XVIII se mantuvo bastante bien
crisis de la función de los esta- una ética fraterna, basada en algo
mentos tradicionales, dos fenó- más que en el interés económico:
menos íntimamente ligados. El “No es un pueblo, no es una sola
crecimiento del estado fue de- nación a la que él sirve -argu-
jando sin efecto el papel de la no- menta Sedaine de los comercian-
bleza como defensora y adminis- tes-, es un hombre universal...Eu-
tradora del reino; el auge de la ropa está dividida en guerras,
economía y de la burocracia mani- pero ese negociante inglés, holan-
festó la necesidad y el renovado dés, ruso o chino, no es por eso
papel de los burgueses -que nece- menos mi amigo de corazón. So-
sariamente buscaron un hueco en mos, sobre la superficie de la tie-

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

30 Agustín González Enciso


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

rra, otros tantos hilos de seda que dida de tensión empresarial. Esto
unen las naciones y las llevan a la puede ser importante a título per-
paz por la necesidad del comer- sonal. Pero globalmente, el enno-
cio”24. No obstante, era difícil que blecimiento llevó otra mentali-
tales planteamientos durasen de- dad a esa nueva aristocracia que
masiado, y con el utilitarismo se se fijó más en el comercio y en las
desvaneció la ética. En el caso de influencias cortesanas, que en el
los grandes negocios, se fue a una viejo -y ya desconocido- oficio de
definitiva interacción entre intere- las armas. Ahora bien, de ese
ses políticos e intereses económi- modo, ya no existe una función
cos, de modo que el ideal paci- tradicional, los privilegios no se
fista de Sedaine se volvió del re- justifican y el honor también se
vés: en adelante, las guerras se- degrada25. Interesa, sobre todo, el
rán, sobre todo, de carácter favor real, y mostrarse con arreglo
económico. a lo establecido.

Otro elemento central del cam- También en el siglo XVII había


bio ético es el triunfo de la bur- que ser “políticamente correcto”, y
guesía y de lo burgués. No se trata entonces, como hoy, esa postura
de algo genérico, sino de aconte- encubría un descreimiento res-
cimientos concretos que van cam- pecto a valores anteriores, aun-
biando la mentalidad, los intere- que fuera para fundar otros nue-
ses y las características de los pro- vos. Nuevos sí, y con sus virtuali-
tagonistas del cambio histórico. dades correspondientes; pero
Un ejemplo es el ennoblecimiento también con un nuevo funda-
burgués. En la medida en que los mento ético, menos profundo. A
comerciantes se ennoblecen di- medida que avanzó el siglo XVIII
rectamente, o a través de la com- el asunto fue cambiando, porque
pra de cargos públicos, se va pro- ya no parecía oportuno conceder
duciendo un fenómeno de abur- más títulos de nobleza. Los co-
guesamiento en la propia no- merciantes de éxito sencillamente
bleza, y de ahí en el conjunto de la hicieron valer su situación en la
sociedad. No creo que el factor sociedad y forzaron a que las ins-
dominante sea la “traición de la tituciones reconocieran lo que
burguesía” y la consecuente pér- para muchos era un hecho: que

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 31


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

los privilegios aristocráticos, le- además de recoger el antiguo es-


jos de mantener a los nobles que píritu de libertades mercantiles,
defendían el reino, eran un coto aparecen a nuestros ojos como
de privilegios para muchos nego- uno de los fundamentos del pos-
cios cuasi monopolísticos. Llevar terior liberalismo económico.
esto a una cierta clarificación su-
El progresivo aburguesa-
puso una serie de revoluciones
miento de la sociedad, que se
que, desde este punto de vista,
puede seguir a través de éstos y
pueden ser llamadas revoluciones
de otros muchos ejemplos y reali-
burguesas.
dades históricas de los siglos XVII
Los primeros en comenzar tal y XVIII, tiene una característica
camino fueron los ingleses de me- que es necesario resaltar, cual es
diados del siglo XVII, cuando los su carácter combativo. No sólo
intereses parlamentarios de los hay que implantar la libertad -se-
comunes se fueron oponiendo a ría la palabra que puede resumir
las pretensiones de absolutismo lo burgués-, en cuanto se refiere a
de Jacobo I y de Carlos I. Claro libertad política, libertad econó-
que la Revolución de 1640 tiene mica y libertad de culto, sino que
muchos componentes, pues una esa libertad hay que implantarla
revolución no se hace sin el con- contra un sistema, el estamental,
curso de casi toda la sociedad, que la entiende de una manera
que siempre es bastante variada, completamente distinta. El con-
pero no cabe duda de que la lucha flicto se puso de manifiesto en los
contra los monopolios económi- enfrentamientos violentos con las
cos y contra los privilegios aristo- diferentes revoluciones que se
cráticos que limitaban las posibi- producen desde la mencionada de
lidades de un mercado más libre, Inglaterra, hasta las que se desa-
fueron elementos importantes en rrollan a lo largo del siglo XIX. La
el conflicto que hizo rodar la ca- independencia de los Estados
beza de Carlos. Es significativo Unidos, la Revolución Francesa y
que un dictador como Cromwell luego la independencia de los paí-
impusiera, sin embargo, una polí- ses iberoamericanos, son hitos
tica económica que incluía las Ac- fundamentales en esta historia de
tas de Navegación, las cuales, cambios violentos.

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

32 Agustín González Enciso


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

La consecuencia no es sola- analizan las cosas más de cerca y


mente la aparición de regímenes se ve la génesis histórica del pro-
donde se respetan, mejor o peor blema, hay que ver que son los li-
no es el caso, las libertades men- berales los que mayoritariamente
cionadas, es decir, la aparición de rechazan el catolicismo porque,
un nuevo orden social. Esto es lo hasta ese momento, había defen-
favorable y lo que se presenta dido la sociedad estamental, so-
como activo del liberalismo bur- ciedad de privilegios económi-
gués, evidentemente muy fructí- cos. Por otra parte, habría que fi-
fero. Pero esa nueva conciencia jarse en los fundamentos doctri-
burguesa lleva la marca de origen nales de un liberalismo histórico
del enfrentamiento contra la so- que hacía gala de desconocer ver-
ciedad estamental, de modo que dades ciertas, ya que la defensa
no basta creer en la libertad, sino de ellas llevaría al enfrenta-
que hace falta excluir a los anti- miento. Si además de todo ello,
guos enemigos: el absolutismo vemos que en aquel momento
político, los privilegios económi- histórico los países que estaban a
cos y las religiones reveladas son la cabeza de la vida económica
tales enemigos. De ese modo se eran mayoritariamente protestan-
forma una nueva conciencia en la tes y en un rápido proceso de des-
que ser demócrata, y defender la cristianización, es fácil entender
libertad económica, equivale a no el barullo.
ser católico.
En cualquier caso, que haya
Aquí podríamos hacer un pa- habido malentendidos o realida-
réntesis para considerar cómo el des en cierto modo necesarias,
malentendido entre el liberalismo habida cuenta del papel histórico
y el catolicismo parece que em- que unos y otros estaban ju-
pieza a superarse hoy, a partir de gando, no es menos cierto que es
ejemplos clarificadores como la hora de aclararlos. Parece evi-
cita de Juan Pablo II que mencio- dente, en este sentido, que la li-
nábamos al inicio de este trabajo. bertad económica puede ser sus-
Tradicionalmente se había acha- tentada por la ética católica
cado a la Iglesia Católica una po- -como lo había hecho antes de las
sición contraria a la libertad. Si se rupturas religiosas- y que por

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 33


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

ende, quienes defiendan el libre tivo del grupo, eran compatibles


mercado pueden aceptar una con la actividad mercantil y capi-
ética más sólida, sin necesidad de talista “siempre, por supuesto,
seguir apelando a la ética ecléc- que la ganancia no sea un fin en sí
tica generada por esa religiosidad misma, sino un medio de servicio
sin compromiso social que se de- a la sociedad” (p. 121). Después
rivó de la descristianización desde del cambio ético, la actividad
el protestantismo. mercantil prescindirá de cualquier
ideal que no sea poner la ganan-
Cierro el paréntesis. La nueva
cia en primer plano.
conciencia liberal supone un pro-
fundo cambio ético. Según Rodrí- El cambio ético tiene unas par-
guez Casado26 ese cambio ético ticularidades que merece la pena
modifica el “modo de ser bur- señalar. Siguiendo la terminología
gués”. Al igual que hemos visto en de Bergson, Rodríguez Casado
los dos tipos de burgueses de opone la moral abierta del bur-
Sombart, no se trata de que antes gués medieval y moderno, a la
de una determinada fecha no exis- moral cerrada del burgués poste-
tiera burguesía, o no se hubieran rior. El primero es abierto al amor,
desarrollado virtudes burguesas a la humanidad universal a través
aplicables al capitalismo, ya se ha de su preocupación por el bien
visto que sí; de lo que se trata es común. En el segundo, en cam-
de que en esos burgueses se plan- bio, “se da la paradoja de que al
tea la vida y su situación en la so- romperse los estamentos y la su-
ciedad -y por ende su manera de jeción al status, se cierra, en nom-
entender el negocio-, de maneras bre de la libertad y de la igualdad,
diferentes: antes, los burgueses a los caminos de la humanidad
“formaban parte de una sociedad universal” (p. 128). Ya hemos visto
regida por los valores trascenden- el ideal pacifista de Sedaine, que
tes de la persona”; después, “esas aparentemente acepta algún tipo
clases urbanas sufren el contagio de moralidad que lleve a los co-
de la mentalidad individualista” merciantes a defender la fraterni-
(p. 99). En el primer caso, la asun- dad universal; pero también he-
ción del “ideal caballeresco” de la mos señalado lo utópico de este
honra personal y del honor colec- planteamiento. La verdad es que

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

34 Agustín González Enciso


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

sin preocupación inmediata por el la época contemporánea se da


bien común, no hay posibilidad también la aparente paradoja del
de conseguir la paz universal. No burgués -el empresario- que a pe-
es que la misión del comerciante sar de todo intenta llevar una vida
sea conseguir la paz, pero sí es digna, y triunfa, y del triunfador
parte de su misión contribuir con que acaba arrollado por sus pro-
su negocio al bien común, sin pios excesos. Estos modelos
desconocer lo que hay detrás de opuestos de empresarios contem-
su actitud. poráneos demuestran no sólo que
los planteamientos que aquí ha-
En segundo lugar, el burgués
cemos siempre tienen sus excep-
contemporáneo convierte en
ciones y no dejan de ser pautas
“egoísmo social” la manera tradi-
para el análisis teórico, sino que,
cional que tenía de ver las cosas
al mismo tiempo, tenemos razón
desde la perspectiva cuantitativa.
en lo que decimos: ser un buen
En vez de usarlas para beneficio
burgués, y un buen empresario,
común, o de admitir al menos, al-
gunas reglas que así lo ordenen, exige, como siempre, una ética.
defiende la libertad de cualquier
“Con lo que acabamos de decir
traba para conseguir el máximo
-explica Rodríguez Casado y yo
beneficio. Al mismo tiempo, eleva
hago mías sus palabras-, queda
lo cuantitativo a categoría de refe-
suficientemente aclarado lo que
rencia universal.
entendemos por modo de ser bur-
Como consecuencia de todo gués. El egoísmo competitivo ba-
ello, el cambio ético supone acep- sado en la ambición de poseer lo
tar los convencionalismos como exclusivamente natural, no es un
sucedáneo de la norma moral, los ingrediente necesario para que
cuales, a su vez, se rigen por la ex- exista y se difunda la burguesía.
clusiva ley de la utilidad. En estos Sus componentes son, en cambio, la con-
campos, el ideal burgués será la dición urbana, la visión cuantitativa de
mediocridad, mientras intenta las cosas y la consideración del trabajo
conseguir la excelencia comer- en orden a la ganancia. El que el ar-
cial. Mediocridad moral y excelen- quetipo burgués caiga en los es-
cia profesional son dos polos que quemas de la “moral cerrada” de
difícilmente conviven, por eso en Bergson, es un hecho histórico,

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 35


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

plenamente ético, que se realiza la aceptación creciente de una fi-


en una época concreta, varios si- losofía individualista que, a su vez
glos después de su aparición en tenía, como hemos visto, otras
Occidente como sector social de- manifestaciones sociales y políti-
finido” (p. 129). Ello fue debido a cas.

6. Valores aristocráticos y funcionalidad de la


sociedad estamental: lo que se ha perdido en el
cambio
Al cambiar el modo de ser bur- plica un enfrentamiento social.
gués en el mismo contexto del en- Por ello, esa actitud conduce a
frentamiento entre el orden esta- abandonar algunas característi-
mental y el naciente orden liberal, cas del orden que no se desea y
los nuevos burgueses se vestirán que tiene un carácter fundamen-
de unas características tradiciona- talmente aristocrático. ¿Cuáles
les a la vez que abandonarán son, pues, algunos de los aspec-
otras, para cambiar éstas que tos fundamentales de esos valo-
abandonan por unas nuevas, que res aristocráticos que los burgue-
no les son esenciales a su carácter ses no quisieron asumir tras su
de burgués, sino históricamente triunfo histórico?
adquiridas. Está claro que las que En principio podríamos decir
siguen adoptando son las que se que los burgueses rechazaron to-
refieren a su dedicación empresa- dos los aspectos del anterior régi-
rial, mientras que las abandona- men estamental y crearon un or-
das son las que se referían al an- den social nuevo, sin privilegios
terior contexto ético. Se produce, de clase, con un sistema político
por lo tanto, una aceptación pro- representativo, separación de po-
gresiva del individualismo y de la deres y una nueva constitución
ética individualista y utilitarista, como texto de referencia único.
que no es una simple aceptación La religión y sus derivaciones más
de valores nuevos, sino que im- directas, quedaban relegadas a la

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EN EL CAPITALISMO MODERNO

36 Agustín González Enciso


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

conciencia individual. La Iglesia timo tercio del siglo XIX la que


fue duramente perseguida en nu- puso de manifiesto las limitacio-
merosas ocasiones durante todo nes, si no se habían declarado an-
el siglo XIX, aparte de perder la tes. El malestar social y el pesi-
mayoría de sus bienes en los pro- mismo hicieron su aparición y pa-
cesos desamortizadores, realiza- rece ser que todavía duran. El
dos de manera unilateral. En tales mito del progreso parece cierto en
circunstancias parece utópico su- cuanto a la técnica se refiere, pero
poner que una ética económica se no en todo lo demás. Desde esta
mirara en ejemplos tradicionales, perspectiva parecería claro que lo
cuando, además, los modernos que ha dado la riqueza no ha sido
pensadores ofrecían también nu- el abandono de la ética, sino la
merosos argumentos que favore- posibilidad de usar unas técnicas
cían una ética pasiva: el viejo lais- que antes no existían.
sez faire de los fisiócratas se elevó a
categoría de principio, bien apo- Como señalábamos anterior-
yado por la argumentación de mente, ante las paradojas y des-
Smith -convenientemente exage- conciertos que se nos abren en el
rada y sacada de contexto- de año 2000 es necesario buscar so-
buscar únicamente el propio inte- luciones. Una de ellas, decíamos,
rés. Estaba claro: donde la ética es reflexionar sobre lo que hemos
tradicional decía que había que podido perder con el triunfo deci-
hacer algo para buscar el bien co- monónico del individualismo bur-
mún, lo “moderno” dictaba una gués. Parece claro, según hemos
cómoda pasividad ética. La bús- venido diciendo, que algo que he-
queda del propio interés produci- mos perdido son los valores aris-
ría, gracias a la mano invisible, las tocráticos, en la medida en que
riquezas que la ética no había pro- son paradigma del orden esta-
ducido. mental. Ese orden se fundamen-
taba en una división tripartita de
La primera evidencia empírica la función social. Para poder cum-
parecía dar la razón a estas postu- plirla, los diferentes órdenes o es-
ras, porque el crecimiento econó- tamentos tenían asignados unos
mico fue rápido durante algún privilegios políticos y sociales, y
tiempo. Fue la depresión del úl- unas rentas económicas.

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 37


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

En el orden estamental cabe ser paradigma y garantía del or-


distinguir dos aspectos, la esencia den social establecido, por la vía
del orden social y los métodos de aceptar la responsabilidad de
para conseguirla en la práctica. La garantizar la existencia de un or-
primera consiste en la búsqueda den que se cree justo. En otras
del bien común, en un concepto palabras, en el orden estamental
solidario del conjunto social en el hay unos agentes responsables,
que todos los pertenecientes a él que son los nobles, quienes se
tienen una función determinada. ocupan de que la sociedad en
Los segundos se refieren a los pri- conjunto funcione como se es-
vilegios, el espíritu exclusivista de pera. Que los nobles de entonces
cuerpo, las rentas fijas que limi- acertaran o no es otra cuestión.
tan la efectividad del mercado. Ahora nos interesan más los prin-
Podemos decir, en este sentido, cipios establecidos y defendidos,
que hay una parte esencial, en que los resultados. En cualquier
cierto modo ahistórica en tanto caso, no puede suponerse que no
aplicable a todo tipo de sociedad, cumplieran mayormente su fun-
y otra parte más histórica, que ción si tenemos en cuenta los lo-
consiste en el modo concreto de gros de las sociedades medievales
resolver los problemas plantea- medidos por sus transformacio-
dos. El problema planteado es nes, por sus avances.
conseguir el bien común. Este ob-
En oposición a la nobleza, la
jetivo es válido para cualquier so-
revolución burguesa destruye los
ciedad (o debería serlo). El orden
privilegios, que se habían que-
estamental encontró un camino
dado anticuados, pero al hacerlo
para ir hacia ese bien común, que
destruye también la esencia a la
es el de la sociedad de cuerpos
que esos privilegios querían ser-
privilegiados.
vir. Si es cierto que los cuerpos
Lo que nos interesa destacar privilegiados dejaron de cumplir
de la aristocracia no son sus ele- sus funciones históricas, sobre
mentos más históricos, que son todo cuando avanzó el desarrollo
los que pierden vigencia con el del estado centralizado, la revolu-
paso del tiempo, sino su ele- ción contra ellos está justificada;
mento esencial, que consiste en no obstante, el que un cuerpo so-

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38 Agustín González Enciso


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

cial no cumpla la función que le de cumplir un servicio. Justicia y


está asignada no quiere decir que solidaridad serían derivaciones de
la función -o la necesidad que cu- este modo de entender la socie-
bre-, no exista. La revolución bur- dad, pero ambas entendidas
guesa confundió el método con la como obligación de todos. De ahí
esencia y no sólo destruyó los pri- que existiera un profundo sentido
vilegios, sino que supuso que la de inclusión. Los burgueses ta-
esencia, es decir, el orden social charon a la sociedad corporativa
justo, se daba por supuesto, no de excluyente, en tanto en cuanto
había que preocuparse por él; o les colocaba al margen del dis-
sencillamente, que el nuevo es- frute de los privilegios. Pero hay
tado lo realizaría. otra inclusión mayor que la del te-
ner, la del ser. No se participa
En la revolución burguesa se
tanto por poder acceder a unos
produce por lo tanto, una cesión y
beneficios económicos, cuanto
una dejación. La cesión consiste
por ser reconocido y considerado
en pasar al estado todas las obli-
gaciones inherentes a la consecu- en una función establecida. Desde
ción de un orden social justo. La el punto de vista funcional, la so-
dejación es el olvido de la respon- ciedad estamental es plenamente
sabilidad social que recae sobre incluyente, mientras que la socie-
los diferentes actores sociales. La dad de clases deja al individuo
contrapartida es un nuevo abuso. aislado y desamparado.
Si la revolución se hizo contra el
La sociedad estamental, final-
abuso de los privilegios, sus re-
mente, estaba abierta a la tras-
sultados consagrarán el abuso de
cendencia. Todos eran conscien-
la libertad individual, de la fuerza
tes de que la vida terrena tenía
del nuevo poder económico.
sentido en relación con la futura,
¿Qué se pierde pues? La no- en consecuencia, la voluntad hu-
ción de función social que obliga mana y sus intereses no son la re-
a buscar el bien común. La idea ferencia fundamental para valorar
de función social llevaba a consi- el comportamiento, del tipo que
derar la finalidad que toda acción sea. Parece claro que la sociedad
social o económica tiene, lo cual burguesa posterior borró esta ac-
planteaba, a su vez, la necesidad titud e hizo una religiosidad a su

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EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 39


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

medida, de tal manera que los va- trategia empresarial, antes se va-
lores trascendentes dejaron de ser loraba más la consecución de re-
vistos como algo necesario para sultados, y ahora asciende el
construir un orden social objetivo. “descubrimiento y realización de
El estado pasaba a ser el legisla- principios”. Antes, las personas se
dor supremo y la referencia funda- desarrollaban en la empresa, fun-
mental será la voluntad general, damentalmente, por rango, pero
nada más. el valor ascendente es la inclu-
Función, finalidad, servicio, in- sión. Desde el punto de vista per-
clusión, solidaridad, trascenden- sonal, si los valores dominantes
cia, responsabilidad, son valores hasta ahora eran tales como el de-
que la sociedad estamental trató seo de adquirir y la satisfacción,
de poner en práctica y que los los nuevos valores deseables se-
burgueses primero aceptaron rán el afán de crear y compartir y
(aunque ellos no eran entonces el autodominio.
los principales responsables) y
luego abandonaron. Si los recor- Como señala A. Llano, “vaya
damos ahora es porque, tras la ex- por delante que aquí no se pro-
periencia histórica vivida y a la pone suerte alguna de dualismo
hora de afrontar una nueva orien- maniqueo”, sino que ambos tipos
tación de las organizaciones so- de valores poseen un carácter
ciales y económicas, estos valores complementario. Lo que propone
resultan hoy deseables. el autor es una síntesis no dialéc-
Es muy ilustrativo al respecto, tica, que supera por incremento
el cuadro de “valores dominantes en vez de por eliminación” (p.
y valores ascendentes en la cul- 154). En efecto, la cultura liberal
tura de la empresa” que estable- había establecido un dualismo ex-
cen A. Llano y C. Llano Cifuen- cluyente. El triunfo burgués exigía
tes27. En cuanto a la finalidad de el fracaso nobiliar. El ideal, em-
la empresa, el valor dominante pero, está más bien en la integra-
hasta hoy era el beneficio econó- ción. Como se suele decir tam-
mico, sin embargo, el valor ascen- bién en el Instituto Empresa y Huma-
dente es el servicio a la sociedad. nismo, elegir la cooperación antes
En cuanto a la definición de la es- que la competencia (si entende-

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

40 Agustín González Enciso


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

mos la competencia como exclu- para fundamentar el comporta-


sión). miento personal y la solidaridad.
Lo que resulta interesante aquí Pero si, como queda dicho, hemos
es ver cómo los valores ascenden- de hacer una nueva síntesis que
tes mencionados coinciden en supere por incremento y que po-
esencia, con los valores aristocrá- tencie la cooperación, el valor as-
ticos fundamentales. El servicio a cendente sigue siendo la libertad
la sociedad, la creencia en princi- personal incardinada, en este
pios y la inclusión, como valores caso, no en el ambiguo mundo
ascendentes en el moderno para- del propio interés individual, sino
digma empresarial, tienen sus co- en el más exigente de la responsa-
rrespondientes en la idea de fun- bilidad personal. No parece fácil
ción, el servicio y la finalidad esta- saber qué entendemos todos por
mentales. Ambos creen en la in- responsabilidad28, pero al menos
clusión y los dos se remiten a esa preocupación nos exigirá mi-
justificaciones de ámbito superior rar un poco más al otro.

NOTAS

1. Schmitz, C.J. (1993), p. 70. probablemente se podía aún pensar en


2. Citado en Stein, G. (1999), pp. 39-40. esos términos.
3. Una lúcida reflexión al respecto en 7. Novak, M. (1996), p. 7.
Llano, A. (1999). 8. Simon, J.L. (1998), pp. 35-37.
4. Sombart, W. (1972), p. 13. En adelante, 9. Con independencia de que cualquier
todas las citas de Sombart que se refie- manual de Historia Medieval puede ser-
ran a esta obra se señalarán solamente vir de referencia, una imagen interesante
con las páginas entre paréntesis en el de la Edad Media como ámbito de un de-
texto. sarrollo mercantil en cierto modo liberal,
5. Weber, M. (1973), pp. 41 y ss. Para este en L. Liggio, (2000), pp. 119 y ss.
autor y esta obra, ver el comentario de la
10. Meyer, J. (1981), pp. 57 y ss.
nota anterior.
11. Molas, P. (1985), pp. 17-33.
6. El calificativo es de Weber. Hacia 1900,
cuando el autor escribía estas palabras, 12. Braudel, F. (1976), II, pp. 99 y ss.

VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 41


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

13. Sombart, W. (1972), caps. 1-3; Weber, 19. Aurell, J. y Puigarnau, A. (1998), p. 61.
W. (1973), primera parte. Aunque pudiera no ser más que un ideal,
los manuales para comerciantes recogían
14. Se trata del libro de Alonso de He-
ese tipo humano. Las referencias a la
rrera, Obra de agricultura, publicado por
ética personal, en cambio, desaparecen
primera vez en 1513. Existe una edición
en el mundo contemporáneo.
actual, con introducción de U. Martínez
Carreras (B.A.E., Madrid, 1970). 20. Bohemian versus Bourgeois: French Society
and French Man of Letters in the Nineteenth
15. Schumpeter, J.A. (1982), pp. 199-200. Century, Nueva York, 1964. Apud, McClos-
Una breve referencia a esta misma cita key, D.N. (1998), pp. 297-299.
en Grice-Hutchinson, M. (1982), pp. 175-
76.También resulta interesante que 21. Schmitz, C.J. (1993), p. 51.
Schumpeter retrotraiga la “revolución 22. Hirschman, A.O. (1977), passim.
agraria” al siglo XV, lo que se puede justi- 23. Puede verse el libro de B. Groethuy-
ficar por la reestructuración social ocu- sen (1981), pp. 155 y ss., 184 y ss., y al
rrida tras las graves crisis de población respecto, mi trabajo de 1991.
anteriores -peste negra- y por las nuevas 24. Recogido en P. Leon, (1970), p. 369.
oportunidades comerciales.
25. Véase Maravall, J.A. (1979), pp. 201 y
16. Al respecto, remito a mis comenta- ss.
rios a la aportación de L. Liggio en Ra- 26. Uso la edición de Madrid, 1981.
vina, L. (ed) (2000), pp. 163 y ss.
27. Recogido y comentado en A. Llano
17. Aurell, J. y Puigarnau, A. (1998), p. 50. (1988), pp. 154-155.
18. J. Burckhardt, Reflexiones sobre la historia 28. Se pueden ver, al respecto, las consi-
universal, cita recogida en Mitre, E. (1997), deraciones de P. Savona (1993), cap.
pp. 220-221. quinto.

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EN EL CAPITALISMO MODERNO

42 Agustín González Enciso


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VALORES BURGUESES Y VALORES ARISTOCRÁTICOS


EN EL CAPITALISMO MODERNO

Agustín González Enciso 43


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO

Nº 1 Aspecto financiero y aspecto humano de la Empresa


Vittorio Mathieu
Nº 2 La interpretación socialista del trabajo y el futuro de la Empresa
Leonardo Polo
Nº 3 La responsabilidad social del empresario
Enrique de Sendagorta
Nº 4 El sentido de los conflictos éticos originados por el entorno en el que opera
la Empresa
Juan Antonio Pérez López
Nº 5 Empresa y Cultura
Fernando Fernández
Nº 6 Humanismo y Empresa
Cruz Martínez Esteruelas
Nº 7 Moralidad y eficiencia: líneas fundamentales de la ética económica
Peter Koslowski
Nº 8 La estrategia social de la empresa
Manuel Herrán Romero-Girón
Nº 9 El trabajo directivo y el trabajo operativo en la empresa
Carlos Llano
Nº 10 El altruísmo en la empresa
George Gilder
Nº 11 Ricos y pobres. Igualdad y desigualdad
Leonardo Polo
Nº 12 El utilitarismo en la ética empresarial
Joan Fontrodona
Nº 13 La empresa en la historia
Agustín González Enciso
Nº 14 La empresa entre la Economía y el Derecho
José Antonio Doral
Nº 15 La empresa ante la nueva complejidad
Alejandro Llano
Nº 16 Empresa y libertad
Jesús Arellano
Nº 17 ¿Qué es el humanismo empresarial?
Rafael Alvira
Nº 18 El rendimiento social de la Empresa
Jose M. Basagoiti
Nº 19 Elementos configuradores de la actual valoración del trabajo
Tomás Melendo
Nº 20 Dirección y sistemas de mando
Manuel López Merino
Nº 21 La índole personal del trabajo humano
Tomás Melendo
Nº 22 La revolución social del management
Tomás Calleja
Nº 23 Indicadores de la madurez de la personalidad
Enrique Rojas
Nº 24 Empresa y sistemas de cooperación social
Ignacio Miralbell
Nº 25 Humanismo para la dirección
Miguel Bastons
Nº 26 Actualidad del humanismo empresarial
Alejandro Llano
Nº 27 Notas sobre la cultura empresarial
Rafael Gómez Pérez
Nº 28 La importancia de la dinámica política para el directivo
Manuel Alcaide Castro
Nº 29 El poder...¿Para qué?
Juan Antonio Pérez López
Nº 30 La empresa y el ambiente socio-político en el umbral del nuevo siglo
Daniel Bell
Nº 31 La gestión del cambio en la empresa
Juan A. Díaz Alvarez
Nº 32 Hacia un mundo más humano
Leonardo Polo
Nº 33 Estudio histórico sistemático del humanismo
Higinio Marín
Nº 34 Humanismo estamental
Higinio Marín
Nº 35 Consideraciones sobre el activo humano de la empresa
Tomás Calleja
Nº 36 Ser el mejor. Hacer que otros también lo sean (Sólo para empresarios)
José María Ortiz
Nº 37 La Etica de la Sociedad de Consumo
Antonio Argandoña
Nº 38 Hacia una Economía Política Humanista
Ludwig Erhard
Nº 39 Las referencias sociales de la empresa
Tomás Calleja
Nº 40 Máximo Beneficio y Máxima Racionalidad
José María Ortiz
Nº 41 La inserción de la Persona en la Empresa
Armando Segura
Nº 42 Humanismo pericial
Higinio Marín
Nº 43 Dimensión humanista de la energía
Tomás Calleja
Nº 44 La empresa entre lo privado y lo público
Miguel Alfonso Martínez-Echevarría
Nº 45 Competitividad y cooperación como valores institucionales de la empresa
Santiago García Echevarría
Nº 46 Filosofía de la economía I- Metodología de la ciencia económica
Alejo J. Sison
Nº 47 La lógica del directivo: el control necesario y la confianza imposible
Pablo García Ruiz
Nº 48 La 'revolución' institucional de la empresa. El reto al directivo y a los
recursos humanos
Santiago García Echevarría
Nº 49 Filosofía de la economía II- El ámbito austrogermánico
Alejo J. Sison
Nº 50 Valores éticos de la empresa
Juan Cruz
Nº 51 La empresa virtuosa
José María Ortiz
Nº 52 Las decisiones en la empresa: cálculo y creatividad
Miguel Bastons
Nº 53 Filosofía de la Economía III. Los fundamentos antropológicos de la actividad
económica
Alejo J. Sison
Nº 54 La familia: un imperativo para la empresa
Ramón Ibarra
Nº 55 Variaciones sobre una crisis
Tomás Calleja
Nº 56 Pobreza, productividad y precios
Paolo Savona
Nº 57 Lo común y lo específico de la crisis moral actual
Rafael Alvira
Nº 58 La ética empresarial: una aproximación al fenómeno
Manuel Guillén
Nº 59 La dimensión política de la economía
Miguel Alfonso Martínez-Echevarría
Nº 60 Sobre la cooperación competitiva
Ana Fernández y Carmelo Lacaci
Nº 61 Organizaciones inteligentes en la sociedad del conocimiento
Alejandro Llano
Nº 62 La economía social de mercado de Ludwig Edhard y el futuro del estado de
bienestar
Ana Fernández y Carmelo Lacaci
Nº 63 La persona humana en la empresa de fin de siglo
Carlos Llano
Nº 64 Estado, sociedad civil y empresa
Tomás Calleja
Nº 65 Sobre la confianza
Richard Brisebois
Nº 66 El protagonismo social de la empresa
Tomás Calleja
Nº 67 Dimensiones estéticas de la empresa
Rafael Alvira
Nº 68 La empresa como realidad estética
Ana Fernández
Nº 69 De la estética a la ética de la comunicación interna
Iñaki Vélaz
Nº 70 La respuesta empresarial a una nueva dinámica del empleo: ¿Eficiencia
económica versus eficiencia social en clave ética?
Santiago García Echevarría
Nº 71 La profesión: enclave ético de la moderna sociedad diferenciada
Fernando Múgica
Nº 72 El empresario servidor-líder
Enrique de Sendagorta
Nº 73 Peter Drucker (I): Hacia una biografía intelectual
Guido Stein
Nº 74 Peter Drucker (II): Sobre empresa y sociedad
Guido Stein
Nº 75 La narrativa anglo-americana de la propiedad
Alejo Sison
Nº 76 La empresa como sujeto de las relaciones internacionales
Javier Herrero
Nº 77 Clima y Cultura empresarial
Iñaki Vélaz

Serie en inglés:

Nº9 Managerial work and operative work within enterprise


Carlos Llano
Nº10 The altruism of enterprise
George Gilder
Nº15 Business and the new complexity
Alejandro Llano
Nº17 Enterprise and Humanism
Rafael Alvira
Nº22 The social revolution of management
Tomás Calleja
Nº30 The socio-political environment that enterprise may face
Daniel Bell

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