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BLOQUE TEMÁTICO I
Introducción a la Educación
Emocional
LUCAS J. J. MALAISI
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Diplomatura en Neurociencias y emociones en el aprendizaje. Instituto de Extensión UNVM
ÍNDICE
EDUCACIÓN EMOCIONAL. 3
¿Qué es la Educación Emocional? ................................................................................ 3
¿En qué consiste la estrategia educativa de la Educación Emocional?........................ 6
¿Cómo implementar la Educación Emocional en la escuela? ....................................... 7
¿A quiénes capacitar para desarrollar las habilidades emocionales? ........................... 8
¿Por qué una Ley de Educación Emocional? ................................................................. 0
¿Cuáles son los pros de implementar la ley? ................................................................ 10
¿Cuáles son las motivaciones que atentan contra una Ley?.......................................11
EMOCIONES. 10
¿Qué son las emociones? ...................................................................................... 11
Emociones: energía inagotable ..................................................................................... 12
Emociones: señales existenciales .................................................................................. 13
Toma de decisiones: ¿qué emociones me guían y cuáles me extravían? ..................... 13
Biología de las emociones ............................................................................................. 15
Duración de las emociones ........................................................................................... 15
Efecto de las emociones en el desempeño ....................................................................17
El interruptor On/Off: Modo defensa o Modo creativo ................................................. 19
Modo Defensa ................................................................................................................21
Modo Creativo............................................................................................................... 25
Sub-modo Relax .............................................................................................................27
PENSAMIENTOS. 30
Autodiálogo: expresión directa de los pensamientos ..................................................... 30
Autodiálogo: generador instantáneo de emociones ...................................................... 32
Evaluamos y clasificamos permanentemente................................................................. 34
Creencias: GPS Interno .................................................................................................... 37
ACCIÓN. 40
Un abordaje holístico: pensamiento y acción .................................................................. 41
Beneficios de entrar en acción ..........................................................................................42
BIBILIOGRAFÍA ……………………………………………………………………………………………………………..44
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Diplomatura en Neurociencias y emociones en el aprendizaje. Instituto de Extensión UNVM
EDUCACIÓN EMOCIONAL
¿Qué es la Educación Emocional?
La Educación Emocional es susceptible de ser definida desde varias perspectivas. Una de ellas,
considerando su causa final (a lo que apunta) sería:
“Una estrategia educativa de promoción de la salud que tiene por objetivo mejorar la
calidad de vida de las personas a partir del desarrollo de habilidades emocionales”.
Si nos focalizamos en las acciones y las personas implicadas, otra definición sería:
Es un proceso porque implica un tiempo (toda la vida, y no un día) y por otro lado, cambios
progresivos en la adquisición de dichas habilidades. Es una enseñanza, dado que se basa en la
transmisión de conocimientos y la corrección de lo erróneo (como los comportamientos
agresivos, impulsivos o desadaptativos).
Con el término “ejercicio” hago referencia a la importancia de que la persona ejercite tales
aprendizajes, ya que se trata de un entrenamiento en situación que nadie puede hacer por
nosotros.
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La Educación Emocional busca adelantarse a los problemas, trabajando con las personas
sanas para mantenerlas sanas, fortaleciendo y esparciendo la salud en la población. Este
es el ámbito de profesionales de la educación que crean las condiciones necesarias para
adquirir y desarrollar habilidades emocionales y mejorar la calidad de vida de las personas.
En este sentido, la Psicología Positiva da cuenta que el desarrollo de fortalezas y virtudes
actúa a modo de barrera contra los trastornos psicológicos.
Por mi experiencia como terapeuta, considero que una de las formas más efectivas de
combatir la patología es “inyectar” salud en la persona. Además, a diferencia de las
estrategias para combatir la enfermedad, el desarrollo de habilidades que generan salud,
son auto-sostenidas, es decir, perduran en el tiempo.
Estrategia
Niveles Definición ¿Quién la realiza?
de Salud
A medida que
Docentes y subimos:
Acciones para mejorar y educadores. Medios
Promoción Promoción de
mantener la calidad de de comunicación, -Más
de la Salud la salud actores sociales y
vida y la salud. participación
E. demás agentes activa del
¡No actúa sobre la multiplicadores.
EMOCIONAL beneficiario de la
patología! estrategia.
-Mayor cantidad
de gente
beneficiada.
-Mejora la
calidad4de vida.
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Desarrollo de las 5
Aspectos evaluables
habilidades emocionales
Educación Emocional
Aspectos autoevaluables
Conocimiento de
(no evaluables por un
uno mismo
educador)
Por ejemplo, puede observarse si un alumno reconoce sus emociones y tiene un léxico
emocional (autoconocimiento), si tiene tolerancia a la frustración, si expresa
asertivamente lo que siente (autorregulación) y reconoce lo que sienten los demás
(empatía). Pero es preciso hacer una aclaración muy importante: si bien un observador
externo puede evaluar si la persona tiene desarrollada la habilidad del autoconocimiento,
no podrá evaluar si ese autoconocimiento es correcto o incorrecto. Por dos razones: el
observador no está dentro de la persona para saber qué es lo que vivencia y, por otro lado,
las respuestas que dé la persona son únicas, ni correctas ni incorrectas. Es decir, que un
niño le tema a la oscuridad y a las arañas no está bien ni mal. Es una respuesta única que
no puede ser juzgada.
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Transversalmente Verticalmente
(En un 70-80 %) (En un 30-20 %)
Al estar presentes las emociones en Creando un espacio curricular para tal
todas las disciplinas, deben abordarse fin: asignatura Educación Emocional,
desde cada una de ellas: matemáticas, como así también un tiempo curricular
lengua, educación física, música, artes destinado al autoconocimiento y al
plásticas, etc. ejercicio de habilidades emocionales.
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Escuela para
Padres
Por detrás de estos cuatro pilares están las políticas educativas a nivel macro y la
cultura propia de una sociedad. Sobre este aspecto pretendemos influir mediante la
Ley de Educación Emocional.
Con el afán de que estas prácticas indispensables para la formación de toda persona
tengan su espacio formal en todo establecimiento educativo, redacté el articulado de
la ley1 que desde el año 2009 estoy presentando en diferentes legislaturas provinciales,
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PROYECTO DE LEY EDUCACIÓN EMOCIONAL
ARTÍCULO 1º: FINES Y OBJETIVOS. Desarrollar, mediante la enseñanza formal, cada una de las habilidades
emocionales –conocimiento de uno mismo, autorregulación emocional, motivación o aprovechamiento
productivo de las emociones, empatía y habilidades sociales– así como las habilidades de elección en cada
niña y niño y tutores/as –docentes y padres– mediante la Educación Emocional, con el objetivo de alcanzar
una mejor calidad de vida de todos los ciudadanos.
ARTÍCULO 2º. A los fines de esta ley se entiende por: 1) Educación Emocional: “El proceso de enseñanza de
las habilidades emocionales mediante el acompañamiento y apuntalamiento de la persona en el ejercicio y
perfeccionamiento de las mismas”. 2) Promoción de la Educación Emocional: “Implementación de un
enfoque de corte salutógeno-educativo de dinamización de recursos y habilidades emocionales, sociales y
actitudinales en el marco de una política de promoción de la salud para el sano desarrollo personal y
cumplimiento de un proyecto de vida”.
ARTÍCULO 3º. A los efectos de hacer efectivo lo dispuesto por el Artículo 1º, debe realizarse una capacitación
docente en relación a los contenidos de Educación Emocional, respecto de sus cuatro pilares:
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Por ello a continuación detallo una serie de aclaraciones sobre esta propuesta de la que, a
medida que pasa el tiempo y me anoticio de los problemas que están teniendo los niños,
adolescentes y docentes de hoy, me convenzo cada vez más que tenemos que avanzar
urgentemente en esta dirección.
La necesidad de que la Educación Emocional sea ley por estas tres razones básicas:
¿Cuáles son las motivaciones que atentan contra una Ley de Educación Emocional?
2. Los resultados son a mediano y a largo plazo: no es útil para hacer demagogia
política.
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EMOCIONES
¿Qué son las emociones?
Desde la psiquiatría clásica las emociones son definidas como afectos bruscos y agudos
desencadenados a partir de una percepción (externa o interna) o representación, y tienen
abundante correlación somática. Suelen ser poco duraderas, si bien hay notables
excepciones.
Reflexionemos…
¿Qué sentís a nivel físico cuando estás enojado? ¿Qué pasa con tus músculos
y los latidos de tu corazón? ¿Notás cambios en tu piel y en los ritmos
respiratorios? Y en la voz, ¿algún cambio?
La emoción, entonces, motiva a la acción. Así, cuando estamos enamorados nos sentimos
motivados a hacer cualquier cosa por la persona que amamos. Del mismo modo, si amamos
o le damos un sentido a nuestro trabajo o un objetivo a cumplir, estamos motivados para
madrugar todos los días y salir a trabajar. También cuando odiamos algo o a alguien estamos
motivados para establecer un límite entre nosotros y aquello que nos molesta, y hasta
llegamos a buscar su destrucción. Asimismo, el miedo nos motiva a tomar distancia de una
situación temida, como la alegría o el placer nos inducen a repetir aquello que nos produce
dicha.
Todas las emociones son pura energía, excepto la tristeza que más bien nos la sustrae,
como veremos más adelante. En este sentido, Fritz Perls, un reconocido autor de psicología,
dice de las emociones: “son la fuerza básica que energiza toda nuestra acción”v. Son el
motor del hombre que moviliza los medios para la satisfacción de las necesidades. La
persona que no toma conciencia de sus emociones pierde la oportunidad de experimentar
una fuente inagotable de energía (motivación).
Las emociones están en constante pujanza por ser liberadas o descargadas. Es por ello
que es tan importante que hallemos una forma de expresión adecuada para ellas, y mucho
mejor si las canalizamos productivamente beneficiándonos de su energía. Esto es nuestra
elección, y por tanto nuestra responsabilidad. Justamente de esto trata el tercer eje de la
IE, Auto-motivación, donde se busca utilizar la energía emocional en forma productiva
Además de energía, las emociones son información auténtica. Para que veamos
claramente esto de la información voy a hacer otro experimento.
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¿Te acordás del secreto que le dijo el zorro al Principito? “No se ve bien si no es con el
corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”. Lo esencial en tu vida no podrás percibirlo con
los sentidos, sino con las emociones. Por ello las emociones son el sexto sentido, el único
que te permite ver lo esencial. Te conectan con información existencial.
Para mí las emociones son como una brújula: algo mágico, un magnetismo invisible que
indica tu camino (un rumbo único para un ser único). Las emociones marcan lo importante
en tu vida y te dan la fuerza y perseverancia propias de la brújula: no importa cuántas veces
la gires, tuerzas y retuerzas, siempre te dirá cuál es el norte. Las emociones son la brújula
que muestra nuestra verdad. Cuando estés perdido, cerrá los ojos y si lográs conectarte con
tus emociones, el camino aparecerá. Recordá que el camino hacia nuestros objetivos está
señalizado por dentro, no por fuera. No es lo que papá, mamá o la sociedad quiere para
nosotros, es lo que dicta tu corazón. Y es preciso escuchar ese mensaje y darle forma con
los recursos de los que disponemos.
De esta manera las emociones tienen una doble función: son pura energía (combustible
del alma) y son una señal que nos provee valiosísima información existencial.
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No es lindo saber que debemos hacer algo difícil, pero debemos hacerlo. Las emociones
jamás son el problema, sino su alarma, una señal de que tenemos que entrar en acción.
Cierta vez me pasó tener que tomar una decisión difícil. Un par de amigos y yo
abrimos una consultora de recursos humanos en la que prestábamos servicios a
empresas. Al poco tiempo apareció la oportunidad tan deseada. Se trataba de
un cliente que nos contrataba para realizar la logística de una seguidilla de
eventos tan importantes como redituables. Nos invadió entonces un entusiasmo
escalofriante que nos impedía decir “no” a cualquier demanda del cliente. El caso es que a
medida que pasaba el tiempo yo veía cómo mis socios se entusiasmaban cada vez más y en
mí sólo crecía el miedo, pues advertía algunas subrepciones. Este miedo venía a mí una y
otra vez. Es que esta grandísima “oportunidad” proyectaba una sombra de riesgos diez
veces mayor que me provocaba una intensa angustia cada vez que nos reuníamos a
planificar. Pero afortunadamente un día me animé a hacer lo que tanto postergaba: hacerle
caso a mis emociones y contarles a mis socios mis intuiciones, explicarles lo que sentía. Así
fue que tomé el toro por las astas y les fui sincero. Inmediatamente después de hacerlo
sobrevino en mí una impagable tranquilidad. Ellos, a su vez, me comprendieron y
disculparon. Afortunadamente para mi credibilidad y cordura, el tiempo confirmó aquellas
sospechas y nuestro cliente resultó ser un timador bárbaro.
Escuchar a nuestro corazón y hacer lo que creemos correcto suele ser difícil, pero sin lugar a
dudas es sano y liberador. Ahora bien, ¿qué emociones tengo que escuchar? Muchos
pueden afirmar que siguieron sus emociones y se metieron en problemas. Es que no todas
las emociones son una guía, e incluso hay algunas que te despistarán. Sí. Las emociones del
momento (un arranque de ira, por ejemplo) son más bien un impulso que sin dudas te
extraviará, mientras que aquellas emociones recurrentes que vienen a vos en estados
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diversos o de calma sí son una guía. Ahí hay un mensaje que has de escuchar. La frase “Haz
lo que dicte tu corazón” mal interpretada puede meterte en problemas. Suena lindo, pero
basar tus decisiones en emociones pasajeras e intensas es un error. La intuición, en cambio,
es un mensaje sutil que viene en momentos de calma, por eso es conveniente prestarle
atención. Insisto, la idea es desestimar emociones pasajeras o del momento y considerar
aquellas estables y recurrentes. Si una y otra vez te sentís incómodo, o bien atraído por una
situación, es que ahí hay algo de lo que tenés que tomar conciencia y actuar. No todo es
racional, hay un saber verdadero en las intuiciones y emociones.
Desde un punto de vista biológico, las emociones son simplemente una sustancia química
en sangre que provoca cambios en el organismo. Estos cambios son variados: reacciones
vasomotoras, intestinales (diarrea), secretoras (sudoración, lagrimeo), renales (poliuria),
musculares lisas (espasmos), circulatorias (taquicardia, cambios tensionales), respiratorias
(taquipnea, disnea), descenso de la resistencia eléctrica de la piel (reflejo psico-galvánico),
etc. Muchas de estas respuestas son objetivables y se pueden registrar (poligrafía). Todos
estos signos son muy importantes, porque nos ayudan a reconocer qué tipo de emoción
vivenciamos. Desde una simple sonrisa hasta una lágrima, estos pequeños indicios nos dicen
mucho acerca del afecto que subyace.
Todas las emociones son temporales, ninguna de ellas en sí misma dura por siempre. La
duración de una emoción depende de la idea a la cual esté asociada. Quien tienda a ver
el lado negativo de las cosas seguramente extenderá la tristeza o la nostalgia. Tampoco el
amor mismo dura por siempre, a menos que se lo mantenga vivo nutriéndolo. Veamos…
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Esto es fácil de comprobar si recordás alguna vez que te diste un susto. Aunque
rápidamente descubrieras que la amenaza no era de temer, sentiste que tu corazón seguía
galopando y tus ojos seguían abiertos como huevos fritos. Esta sensación dura unos
instantes porque la adrenalina sigue dando vueltas por tu cuerpo, hasta que pasan esos 90
segundos.
Seguramente sabrás que es frecuente que nos digan, cuando nos enojamos: “Contá hasta
10, contá hasta 100 que así te vas a tranquilizar”. Esto es para darle tiempo a nuestro cuerpo
de que se “desintoxique” del cóctel químico en sangre propio del enojo. También es eficaz
tomar distancia dando una pequeña caminata, beber agua, respirar varias veces profundo
y pausado o hacer cualquier cosa que te desvíe el foco de atención del motivo del enojo.
Pero si por el contrario seguimos haciendo foco en lo que nos enoja, renovamos la emoción.
Así hay quienes dicen “Ok, voy a contar hasta cien”, pero mientras cuentan dicen “1, 2, 3…
Es un maldito, 6, 7… Cómo pudo hacerme esto… 9, 10, 11… Pero quién se ha creído este…
14, 15… Seguramente lo hizo a propósito… 19, 20, 21… Siempre me hace lo mismo, 25, 26…
Cuando lo vea lo ahorco…”, y así continúan. Entonces, ¿qué está haciendo la persona al
contar así? Su foco se mantiene en lo mismo, y continúa dándole a la amígdala un motivo
para que siga segregando la misma sustancia. Entonces la emoción queda “atrapada en un
bucle de pensamiento recursivo” y sigue renovándose por sí misma, alargándose su
duración natural, pues sigue asociada al mismo pensamiento. Entonces esos 90 segundos
2
La reacción en cadena: la amígdala envía proyecciones al hipotálamo, encargado de la activación del sistema
nervioso autónomo; los núcleos reticulares, para incrementar los reflejos de vigilancia, paralización y
escape/huida, a los núcleos del nervio trigémino y facial para las expresiones de miedo, al área tegmental
ventral, locus ceruleus, y núcleo tegmental laterodorsal para la activación de neurotransmisores de dopamina,
noradrenalina y adrenalina.
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Está comprobado que quien padece depresión tiene una propensión a pensar en forma
pesimista, lo que renueva emociones de tristeza o desesperanza, extendiendo estos 90
segundos. Lo mismo con el enojo crónico, que se condice con un hábito de pensamiento
crítico y negativo; o con la felicidad, cuyo secreto es pensar en lo que se tiene y ser
agradecido por ello. Así, la gratitud es un estado mental que genera felicidad. Por esto es
que en psicología decimos “Todo aquello a lo que le prestes atención, crece”.
Seguramente me dirás que en medio del enojo, el miedo o la angustia no te fue posible
dormir, tampoco comprender un texto. Quizá leíste varias hojas como un autómata, pero
no entendiste nada. A la mayoría de las personas se nos corta el apetito con esas emociones
(sin embargo una minoría aprendió a canalizarlas mediante la ingesta de comida). Lo que
trato de mostrarte es que bajo el estado de emociones displacenteras hay ciertas conductas
que son biológicamente imposibles de llevar a cabo. Concentrarte en lo que estudiás,
dormir, conducir un auto, reír, tener una buena performance en un deporte, comer y digerir
son actividades imposibles o muy difíciles de realizar en dicho estado. Esto se debe a que la
sustancia en sangre propia de la emoción activa ciertos sistemas en el cuerpo, a la vez que
desactiva otros. Por ejemplo, en medio del miedo se activa el sistema simpático, que acelera
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el corazón, dilata los bronquios, contrae las arterias e inhibe el aparato digestivo,
preparando al organismo para reaccionar con todos sus recursos ante la situación de estrés.
Mientras que emociones como placer, felicidad, alegría, alivio, dicha, deleite, satisfacción,
tranquilidad, amor, permiten el ingreso a escena del sistema parasimpático. Éste se encarga
de mantener al cuerpo en situaciones normales y de producir los efectos opuestos del
simpático, preparando al organismo para la alimentación, la digestión, la reconstitución
celular (autorreparación) y el reposo.
Emociones como miedo, enojo, vergüenza, pánico o angustia –es decir, cualquier emoción
displacentera– además de impedirte estudiar, ser habilidoso, recordar y demás conductas
deseadas, disminuyen tu salud física ya que activan el sistema simpático, que tiene un
efecto inmunosupresor3
En este sentido un científico chileno de primer nivel mundial llamado Humberto Maturana
define las emociones como “disposiciones corporales que determinan dominios de acción”
ix. Dice el autor que cuando una emoción cambia, cambia también el dominio de acción, y
da el siguiente ejemplo. Al llegar a la oficina uno declara que piensa pedir un aumento de
sueldo al jefe, pero la secretaria amiga dice “No le pidas nada hoy porque está enojado y no
va a darte nada”. Todos sabemos que esto es así: bajo el enojo, “sí” es una palabra poco
dicha. Dicho de otra manera, bajo el dominio de acción del enojo la conducta de conceder
el aumento no es posible.
Esta es la razón por la cual todos tenemos esos días en los que “todo nos sale mal” y esos
otros en los que “todo nos sale bien”. Mientras que las emociones displacenteras nos ponen
en Modo Defensa, que es una plataforma emocional que nos prepara para huir o
defendernos, pero deshabilita las funciones de descanso, digestión, inmunología, sexo,
memoria, creatividad, reconstitución celular, entre otras.
El día en que sentís que todo va mal estás bajo el dominio de acción de emociones como
enojo, miedo, vergüenza, etc., es decir, estás en Modo Defensa, en simpaticotonía.
Mientras que cuando te sentís un ganador y todo va bien, estás bajo el dominio de acción
de emociones que permiten que las cosas fluyan y tus proyectos prosperen. Podrás
estudiar, reflexionar, recordar, tener relaciones sexuales, comer, reír, bailar, cantar, hacer
3
El sistema simpático fuerza al organismo a una actuación de “lucha o huida” a la vez que desactiva el sistema
parasimpático que permite la digestión y el reposo (teoría del ahorro de recursos). Las consecuencias a largo
plazo del estrés, debidas en parte a la inmunosupresión, no parecen justificar los beneficios de la inhibición
inmunitaria a corto plazo. Lo cierto es que en la actualidad no conocemos la finalidad -si es que la tiene- de la
inmunosupresión.
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deporte en forma habilidosa, estar atento y elocuente, etc. Este es el Modo Creativo,
caracterizado por un equilibrio entre el sistema simpático y el parasimpático.
Así como las emociones afectan las funciones mencionadas arriba, también afectan el
modo en que pensamos. Está comprobado científicamente que la tristeza nos hace
proclives a ver el lado negativo de las cosas –lo que, como vimos antes, genera más tristeza.
El enojo nos impide concentrarnos en la solución de los problemas, y a veces nos lleva a
malinterpretar actitudes. El amor suprime el pensamiento crítico, haciendo que todo sea
“color de rosas”. Por eso se dice que el amor es ciego.
Nuestro desempeño (alto o bajo) depende de esa misma sustancia de la emoción que
segregó la amígdala. En el caso del enojo, por ejemplo, su sustancia química en sangre pone
al cuerpo en modo defensa. Es decir, la emoción enojo pone al cuerpo en un estado de
preparación para defenderse. Bajo ese dominio de acción, como vimos, es biológicamente
imposible dormir, estudiar o comer, porque tu cuerpo está preparado para la defensa. Esto
no es nada nuevo, ya a principios de siglo un fisiólogo llamado Walter Cannon estudió este
tipo de respuesta de emergencia y acuñó el nombre de “reacción de lucha o huida”x, por
ahí también conocida como “respuesta lucha-huída-parálisis”. Los médicos, en especial
los endocrinólogos saben muy bien el efecto de estas sustancias sobre el cuerpo. Ante el
enojo, siguiendo con nuestro ejemplo, a nivel biológico se activa una parte del Sistema
Nervioso Autónomo llamado sistema simpático y la función de éste es preparar al
organismo para una emergencia, para defenderse de amenazas. Entonces la frecuencia
cardíaca aumenta, las arteriolas de la piel y el intestino se contraen, las del músculo
esquelético se dilatan y la presión arterial se eleva. La sangre se redistribuye en el cuerpo,
abandonando el tracto gastrointestinal y se dirige al encéfalo, el corazón y el músculo
esquelético. Además los nervios simpáticos dilatan las pupilas, los bronquios, inhiben el
músculo liso de los bronquios, el intestino y la pared vesical y cierran los esfínteres. Se
producen piloerección y sudoración.xi
En resumidas cuentas dicha emoción prepara tu cuerpo para defenderse o huir, pero sólo
para ello. Te prepara únicamente para defenderte físicamente pero te “discapacita” para
otras actividades como son estudiar, comprender, actividad sexual, disfrutar, estar creativo,
recordar, etc.
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Por otro lado, estas conductas adaptativas de dormir, estudiar, comer, comprender,
recordar, estar creativo, atento, dispuesto para lo sexual, etc. serán biológicamente
posibles cuando exista una equilibrada activación de la otra mitad del sistema nervioso
central: el sistema parasimpático. El funcionamiento del parasimpático está dirigido a
conservar y restablecer la energía. Así regula y activa el sistema digestivo, inmunológico,
sexual, el encargado de regular el sueño, la creatividad, la memoria, etc. El parasimpático
te habilita a que duermas y descanses, que estés creativo, que te relajes, asimiles los
nutrientes de las comidas, se regeneren células, rías, disfrutes, se active el sistema
inmunológico, estés atento, etc.
Creo que no está de más aclarar que ambos modos, defensa y creativo, no son ni correctos
ni erróneos, sino que esto depende de las circunstancias. Ante una situación de emergencia,
el modo defensa es definitivamente adaptativo, mientras que para la vida y desafíos
cotidianos, que es la mayor parte del tiempo, el modo creativo es mejor.
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Modo Defensa
Entonces ¿qué pasa cuando estoy en modo defensa? Mi sistema parasimpático está inactivo
–o eclipsado por un elevado funcionamiento del simpático-, por lo tanto no va a funcionar
adecuadamente ninguno de los sistemas que este regula –el inmunológico, sueño,
digestión, actividad sexual, creatividad, memoria, etc.- Es decir no voy a poder dormir ni
descansar, tampoco hacer la digestión ni absorber los nutrientes de los alimentos, no me
sentiré dispuesto para la actividad sexual y mi sistema inmune no estará funcionando.
Entonces ¿qué pasa si no puedo elaborar una estrategia que me saque de esa situación que
percibo como amenazante? Voy a continuar en modo defensa con un predominio del
funcionamiento simpático por sobre el parasimpático. Es decir, con el sistema inmune
deprimido, mi corazón va a seguir acelerado y cada una de las células de mi cuerpo va a
percibir esa disarmonía. A las claras está que si sigo así por mucho tiempo ¡voy a enfermar!
El estrés propio del modo defensa puede contribuir, directa o indirectamente, a la aparición
de trastornos generales o específicos del cuerpo y de la mente.
A medio plazo, este estado de alerta sostenido desgasta las reservas del organismo y puede
producir diversas patologías. Los episodios cortos o infrecuentes de estrés representan
poco riesgo, aunque pudiendo ser altos, por ejemplo, un paro cardíaco. Pero cuando las
situaciones estresantes se suceden sin resolución, el cuerpo permanece en un estado
constante de alerta, lo cual aumenta la tasa de desgaste fisiológico que conlleva a la fatiga
o el daño físico, y la capacidad del cuerpo para recuperarse y defenderse se puede ver
seriamente comprometida. Como resultado, aumenta el riesgo de lesión o enfermedad.
Esta es la razón de por qué las personas se enferman con mayor frecuencia cuando están
muy estresados: sus sistemas inmunológicos no están funcionando debido a que están en
modo defensa. En este sentido es sólida y numerosa la evidencia científica que sustenta el
efecto de los estados emocionales sobre la salud.xiv
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Esta es la razón, como veremos en forma específica más adelante, de por qué si te
mantenés en modo defensa no vas a tener una buena performance en el deporte, estudio,
relaciones sociales, salud, etc. Todos tus recursos están al servicio de la defensa y no donde
quisieras. Pero el problema es que la mayoría de los peligros de la vida actual, no son reales,
sino simbólicos. La mayoría de los problemas que percibimos no son peligros que atenten
contra nuestra vida en forma directa, es decir, no son reales ni actuales. Son una creación
mental –a veces fundada pero muchas más infundadas- en la que nos anticipamos al
problema en sí y nos ponemos innecesariamente en modo defensa.
Obviamente esta es una falla de nuestro cuerpo, donde la amígdala no discrimina el tipo
de peligro, en el sentido de si es real o fantaseado, de modo que segrega igualmente las
sustancias del miedo que activan el modo defensa. Este funcionamiento puede
interpretarse como un remanente de la evolución filogenética (evolución de la especie a lo
largo de millones de años). Esta fue una respuesta adaptativa cuando fuimos alguna especie
de primate, pero hoy, en medio de la civilización y con la mayoría de los depredadores
animales en el zoológico y en extinción desgraciadamente, ya no lo es.
La buena noticia es que podemos educar las emociones, ya que al ser las emociones una
respuesta a un pensamiento, podemos entrenar la amígdala para que no sea sensible ante
circunstancias en las que no necesitamos ponernos en modo defensa. Pero esto será tema
del próximo capítulo, por ahora sigamos entendiendo cómo funciona el modo defensa.
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El modo defensa es activado por aquellas emociones que son displacenteras de vivenciar.
El enojo, vergüenza, culpa, miedo, tristeza, disgusto, envidia, ansiedad, angustia, entre
otras, te ponen en modo defensa. Todas las emociones displacenteras, si bien son distintas
y brindan información específica, tienen en común que te están informando de que algo
anda mal o de la presencia de alguna amenaza, lo que en la mayoría de los casos y si no
educaste tus emociones, activa automáticamente dicho modo.
En relación a los sistemas que activan a nivel corporal las emociones, un científico chileno
de reconocimiento mundial, llamado Humberto Maturana sostiene que las emociones son
“disposiciones corporales que determinan dominios de acción”.xv Esta es una definición que
me encanta porque explica muy bien cómo bajo ciertos estados emocionales estarás
imposibilitado a realizar ciertas acciones, puesto que son condiciones biológicas o dominios
de acción.
Sin embargo, insisto en que para algunas actividades puede ser bueno estar en modo
defensa. Por ejemplo en ciertos deportes de alto impacto como es el boxeo o el rugby, que
requieren de tu fuerza física y del óptimo funcionamiento de tus reflejos, es bueno estar en
modo defensa. También puede representar una respuesta adaptativa en casos extremos en
los que requieres una dosis adicional de fuerza, como sería el caso de tener que actuar ante
el rescate de una persona o para defenderte o huir de un ladrón. En estos casos
seguramente será útil que tu corazón se mantenga al galope utilizando tu máxima
capacidad pulmonar con los bronquios dilatados. Pero insisto, para la mayoría de las
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Modo Creativo
La amígdala también segrega emociones que activan el modo creativo. El modo creativo
es un dominio de acción que te permite disponer de todos tus recursos para invertirlos en
aquello que ocupe el foco de tu atención, es decir, en las actividades voluntarias. En este
modo, disponés de todos tus recursos corporales estando habilitado para tener una alta
performance en lo que sea que te desempeñes4
4
Claro que una alta performance depende de habilidades adquiridas, pero aquí estamos hablando de alto
desempeño en la medida justa de tus habilidades. Es incuestionable que una vez adquiridas las habilidades
podrás tener una alta performance sólo si te mantienes en modo creativo.
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La otra cara de esta moneda dice que el realizar actividades que no son de tu
agrado te dejará exhausto al poco tiempo. ¿Por qué? Porque al hacer algo que
te desagrada, te pondrás en modo defensa, estarás regañando y enojado por
una tarea que te es desagradable o repulsiva, lo que te insume mucha energía en
temblores, palpitaciones, respiración agitada, tensión muscular, etc. sin considerar que
seguramente tendrás que hacer cada cosa un par de veces, puesto que seguramente tu
desempeño se verá empobrecido al punto de cometer muchos errores y olvidos.
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Sub-modo Relax
Un sub-modo del modo creativo es el modo relax. El modo relax es un estado en el que
como su nombre lo indica, estamos muy relajados. Se da un marcado predominio del
sistema parasimpático por sobre el simpático y la conducta en este estado será la de
relajación, somnolencia, sueño o sueño profundo. A nivel corporal habrá una disminución
del ritmo cardíaco que permitirá conciliar el sueño y descansar.
El modo relax es óptimo para cumplir con algunas funciones corporales irremplazables
destinadas a mantenernos sanos, como son el descanso y recuperar energías. Cuando
estamos en modo relax, el arousal5 -o nivel de activación cerebral-, es tan bajo que no
habrá lugar para un alto desempeño. Podemos entrar en este modo si algo nos parece muy
aburrido o muy poco desafiante o interesante y nuestro desempeño no será elevado. Por
ejemplo, en este sub-modo no será posible llevar a cabo el aprendizaje ni sostener la
concentración para actividades que así lo requieran. De modo que no podremos acicatear
el pensamiento reflexivo ni desarrollar hábilmente actividades físicas, artísticas, de estudio,
fuerza, ni nada prácticamente.
A este sub-modo se puede entrar por cansancio, aburrimiento o también por alguna
distracción o pérdida de concentración súbita.
5
Arousal: Nivel de activación cerebral. Implica tanto el ritmo de los procesos cerebrales como el nivel general
de atención frente a los estímulos del medio y está regulado por el sistema de activación reticular. Puede variar
desde un nivel de sobre-activación, como en el caso de emociones intensas o de estados de alerta, hasta un
nivel atencional óptimo para la acción intencional, o hasta niveles de infra-activación, como en el caso de
estados de relajación o de sueño.
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Curva de desempeño
10
Modo Defensa
9 Bajo desempeño
debido a demasiado
Nivel de arousal (activación)
8 estrés (Distrés)
7
6 Modo Creativo
Zona del Óptimo
5 desempeño
(Eustrés)
4
3
Relax
2 Bajo desempeño
1
Relax
0
Estrés
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
TIEMPO Fluir
6
Pie de vía: es la base de la roca que se está escalando.
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PENSAMIENTOS
Lo que activa el modo creativo o defensa son sólo dos cosas: los pensamientos y
cómo utilizás tu cuerpo (las acciones).
En este capítulo nos ocuparemos de los pensamientos, en tanto cómo y por qué generan
emociones. Quizá te parezca raro que las emociones sean provocadas por los
pensamientos, ya que la mayoría de las personas consideran que son los acontecimientos
los que gatillan una respuesta emocional. Pero en realidad no es así, son los pensamientos
los que principalmente las originan porque es a travez de ellos que interpretamos cada
acontecimiento en la vida. Insisto, nunca es el entorno, las circunstancias o los eventos en
la vida los que pueden “hacerte sentir” de tal modo, sino el el significado que le das –es el
cómo los interpretamos-. Las emociones encuentran su origen en el mundo de los
significados y pensamientos.
Pero, ¿qué es un pensamiento? ¿dónde está? ¡Quiero entenderlo en detalle! Todos hablan
de pesnamientos pero en el mudno de la psicología todo es tan abstracto e inmaterial que
de momento surgen algunos malos entendidos.
La respuesta es muy simple, se trata de algo tan cotidiano que pasó inadvertida por mucho
tiempo. Cada pensamiento está en lo que te decís a vos mismo. Podes “detectar” un
pensamiento en tu autodiálogo, porque cada vez que pensás, estás hablando con vos
mismo.
El 90 % de la comunicación que tenemos los seres humanos, es con nosotros mismos, sólo
el 10 % se da con el afuera. Sí, leíste bien, la mayor parte del tiempo nos la pasamos
charlando con nosotros mismos inmersos en nuestros pensamientos. Desde que te levantás
hasta que te acostás hablás con vos mismo. Por ejemplo apenas te despertás podés pensar
“me levanto o sigo durmiendo un momento más… no, mejor me levanto porque tengo que
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aprovechar para enviar unos mails antes de empezar a trabajar”. Y así cada cosa que pensás
es una especie de monólogo interno. El autodiálogo es una realidad científica, un hecho
fáctico que fue descripto por muchos autores que le dieron sendos nombres. Lo podrás
encontrar por discurso o monólogo interno, rumiación mental, estilo explicativo, charla
cerebral, etc.
Pongamos un ejemplo: Te estás por subir a una montaña rusa y mientras estás haciendo la
fila esperando tu turno para ingresar al carro, escuchas a alguien que en la fila dice que esta
montaña rusa es “un peligro”. Asegura que no recibió el mantenimiento de rutina por
mucho tiempo, ya que este parque de juegos está atravesando una crisis económica
devastadora. El caso es que si pensás que esta persona tiene razón y te decís a vos mismo
“la verad que sí, este parque de juegos está en bastante mal estado” es muy probable que
le otorgues credibilidad a sus palabras y te pongas en modo defensa, y cuando te subas a
esa montaña rusa, seguramente no podrás disfrutar nada. Harás todo el recorrido
escuchando los sonidos del crujir y rechinar de las ruedas de metal contra el riel
esperando el “inminente” momento del descarrilamiento, todo esto en un estado
panicoso. Lo que cuenta aquí es que, independientemente de –la realidad- si la montaña
rusa está en buenas condiciones o no; si lo que te decís a vos mismo te lo tomás en serio,
es decir, si le otorgás credibilidad a tu autodiálogo, tu amígdala obedecerá segregando las
sustancias del modo defensa. A la amígdala no le importa si lo que te decís es real,
fantaseado, cierto o falso; sólo considera si vos lo creés y luego segrega el cóctel químico
que te pondrá en modo defensa o creativo.
En este sentido, todos los seres humanos siempre, nos guste o no, tenemos a alguien que
tiene el poder de influir y determinar nuestras decisiones. Todos tenemos ese alguien que
puede alentarnos y motivarnos como criticarnos hasta desmoralizarnos… ese alguien
siempre es ¡uno mismo! Nadie te susurra al oído ni siquiera una mínima porción de lo que
lo haces vos con vos mismo. Como es tu autodiálogo será tu estado emocional.
Supongamos que una madre otorga permiso a su hijo adolescente para salir por primera vez
a una fiesta. Ambos se ponen de acuerdo que volverá de la fiesta a la una de la mañana. El
muchacho lleva un celular por si algo le pasa o si necesita algo, él pueda comunicarse con su
madre y viceversa. Pero, a la una de la mañana el joven no aparece, ni tampoco a la una y
media, de modo que su madre preocupada llama al celular de su hijo para ver cómo está,
pero el celular le da apagado. Se hacen las dos y tampoco aparece. Las dos y media, sin
novedades aún. Ya son las tres de la mañana y la madre continúa sin noticias de su hijo. La
pregunta es, ¿qué crees que siente esta mujer? Cuando hago esta pregunta en los talleres
surgen respuestas muy interesantes. Hay quienes inmediatamente responden: bronca,
indignación, preocupación, desesperación, miedo, angustia, entre otras. Ante la misma
circunstancia cada cual siente emociones distintas ¿cómo es posible? El secreto está en
saber qué piensa cada uno para sentir esto. Los que responden bronca e indignación, en
general aducen que a los adolescentes no les importa nada y que siempre hacen lo que
quieren. Se imaginan que el adolescente a propósito apagó el celular y siguió de fiesta. Los
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que sienten preocupación, miedo o desesperación piensan que le pudo haber pasado algo
malo. De hecho exteriorizan sus autodiálogos diciendo “y si está internado en el hospital por
un accidente” o “le pueden haber robado todo, incluso el celular, por eso no responde…
pobre le pueden haber propinado una golpiza”.
Lo que intento poner en evidencia en este punto es que dependiendo de lo que te decís a
vos mismo va a determinar cómo te vas a sentir. Fijate, el hecho fáctico es el mismo tanto
para los que sienten enojo como miedo: el joven se fue a una fiesta y dos horas más tarde,
aun no regresa. No estoy sugiriendo que esté bien pensar una cosa o la otra, sólo que los
pensamientos generan emociones en forma instantánea; basta con las suposiciones que
hacemos para sentir un estado emocional u otro. Dicho sea de paso, hacemos suposiciones
gran parte del tiempo. Hay quienes me dicen “bueno Lucas, pero si tu hijo nunca cumple
con lo que dice y siempre que sale llega a la hora que se le canta, cómo querés que no me
enoje si sé que sigue de jarana”. Está bien, yo no cuestiono de dónde sacaste vos esa
creencia, no cuestiono si es fundada o infundada, lo que digo es que dependiendo de dónde
esté el foco de tu atención va a ser como te vas a sentir. Entonces si creés o te imaginás que
está en algo indebido, te vas a enojar; pero si pensás que le pasó algo malo, te vas a
angustiar.
Con este autodiálogo ahora la mujer pasó del enojo a la angustia, miedo o preocupación
profunda. Pero luego de unos minutos se dice a sí misma: “Pero qué le va a haber pasado
algo, si este es más vivo que todos, seguro está tomando unos tragos con los holgazanes de
sus amigos”, entonces vuelve a enojarse. Si más tarde vuelve a pensar que pudo haberle
pasado algo, seguro volverá a la angustia y así sucesivamente. Independientemente de la
realidad, lo que va pensando va originando sus emociones.
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Cada instante estamos evaluando las circunstancias que nos rodean. Por ejemplo si entrás
a un café, en cuestión de décimas de segundos realizás varias evaluaciones -que la mayoría
pasarán inadvertidas-. Lo primero que sentís quizá sea un aroma a café, el que será
evaluado y clasificado en agradable/desagradable. Luego la temperatura, el volumen de la
música del lugar, cuando te sentás la confortabilidad de la silla, el aspecto del mesero, su
actitud solícito/despectivo, cuando te traen el café lo clasificarás también, pudiendo
resultarte muy caliente, caliente, justo, tibio, frio, una porquería; su sabor: fuerte, suave,
perfecto, aguachento, etc. A cada segundo nuestro cerebro procesa grandísimas cantidades
de información que proviene de los sentidos externos y propioceptivos. Ahora bien,
mientras la evaluación arroje resultados que no excedan el rango de lo normal, no llamará
tu atención y todo ello pasará generalmente en forma inadvertida. Pero si algo sale del
rango de la normalidad, sea por bueno o malo, irrumpirá automáticamente un autodiálogo
en tus pensamientos que te hará consciente de la situación. Por ejemplo podés decirte “que
calor que hace aquí”, “que molesto que es este barullo”, etc. a lo que inmediatamente tu
cuerpo reaccionará segregando alguna emoción. Si la clasificación se destaca por positiva,
la emoción será placentera poniéndote en modo creativo, elevando tu nivel motivacional;
pero si la evaluación se destaca por negativa, la emoción será displacentera haciéndote
ingresar en modo defensa.
“evaluamos de manera tan constante que, prácticamente, no nos damos cuenta de ello. Es
como respirar. Esta valoración, en definitiva, busca determinar si los eventos son “buenos”
o “malos” para nosotros, “beneficiosos” o “perjudiciales”. Pues bien, esta valoración es
crucial para nuestra salud mental”.xix
Santandreu postula que la evaluación que realizamos de todo está en una línea que
contiene todas las graduaciones posibles para clasificar algo. Es muy interesante el hecho
de que según sea la clasificación que hagamos será cómo nos sentiremos y
consecuentemente, de esta valoración dependerá nuestro nivel de fortaleza o de
vulnerabilidad. Las diferentes graduaciones dentro de la línea de evaluación pueden ser
prácticamente infinitas –bueno, un poquito mejor, muy bueno, un poco mejor y así
sucesivamente- pero lo que nos interesa son los extremos establecidos por terrible y
excelente.
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Línea de Evaluación
El problema es cuando clasificamos algo de “terrible”, peor aun cuando nos habituamos a
hacerlo, porque con esta clasificación nos sentimos muy mal, nos ponemos en un profundo
modo defensa (con todos sus efectos). Esta clasificación de terrible en términos cognitivos,
dice Santandreu, es equivalente a decir: 1) No puedo ser feliz, 2) Esto nunca debería haber
sucedido y 3) No lo puedo soportar. Mientras que el otro extremo de excelente en la línea
de evaluación significa: “Voy a ser feliz para siempre”.
Lo interesante de todo esto es que existe una plena correspondencia entre el modo de
clasificar los hechos y la intensidad de la emoción que produce. Es decir, a mayor gravedad
que le atribuyo a un hecho, mayor la intensidad de la emoción, pudiendo pasar de vivenciar
emociones displacenteras pero sanas, a emociones malsanas cuando estoy muy enojado,
deprimido, en estado panicoso, etc. De igual modo puedo hacer una clasificación de un
determinado acontecimiento como muy positivo y sentirme en consecuencia. El siguiente
gráfico indica la correspondencia entre la “Línea de evaluación” con la “Línea emocional”.
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El problema es que hay quienes tienen una particular facilidad para clasificar todo lo que les
sucede o podría sucederles como terrible, ¡y se sienten en consecuencia! Estas son las
personas más vulnerables emocionalmente ya que se ponen en modo defensa casi por
todo, casi constantemente. Dicho autor sostiene que la madre de todos los trastornos es la
“terribilitis”. Habla de esa particular devoción por tremendizar o terribilizar todo,
destacando que lo que está trastocado es el criterio de evaluación. Utilizan demasiado las
altas graduaciones negativas. Recordemos que según la evaluación que hagamos de los
hechos será como nos sentiremos. En la línea de evaluación el rango más utilizado por estas
las personas que sufren “terribilitis” o que se toman todo a la tremenda, se vería más o
menos así:
Es increíble el punto al que pueden llegar las creencias y pensamientos para generar
infelicidad (o felicidad). Muchos de mis consultantes quedan enredados en dificultades
cotidianas que luego los llevan a depresiones o estados de ira casi constante. Todos
tenemos dificultades o momentos difíciles en la vida, pero es la forma en que los decodificas
o interpretas lo que va a marcar la diferencia. Por decir, tienen una dificultad con el trabajo
o la pareja, y se dicen a sí mismos “esto no me puede estar pasando a mí”, “no puedo ser
tan débil y ponerme mal por esto”, “jamás voy a perdonar que me hayan hecho eso”, etc.
Entonces, con este tipo de autodiálogo terribilizador se toman todo a mal sientiéndose en
consecuencia lógicamente.
Afortunadamente existen también aquellos quienes casi nunca se enojan. Son personas
que siempre tienen una sonrisa y son buena onda. Casi por todo se alegran y jamás
terribilizan. Se mantienen en modo creativo la mayor parte del tiempo. Se les rompe el auto
y dicen “bueno, una caminata no me viene mal” y aunque lleguen tarde al trabajo se dicen
“no es el fin del mundo, al menos voy a llegar”. Buscan la forma de volver a la calma casi
invariablemente.
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Los pensamientos son expresiones directas de algo que es más estable: las creencias o
paradigmas. Es simple, lo que cada uno dice y se dice a sí mismo es manifestación de su
sistema de creencias. Debido a que los pensamientos suelen transformase en hábitos, las
emociones también. Hete aquí que el secreto está en detectar nuestros hábitos de
pensamiento o autodiálogo para develar las estructuras que subyacen, las creencias. De
este modo podremos profundizar lo suficiente y así cambiar los estados emocionales.
Una definición que me gusta de las creencias es “certeza que se tiene acerca de
determinadas personas, cosas, ideas, experiencias, etc. asociada a un carga emocional,
que en gran medida es inconsciente”.xx
Las creencias son muy poderosas, pudiendo ser el fin o el origen del bienestar y desgracias.
Pueden limitarnos e impedir alcanzar objetivos como empoderarnos para alcanzar lo que
muchos creen imposible. En el mundo de la psicología tenemos una forma muy didáctica
para explicarlo. Las creencias o paradigmas son llamados “mapas” ya que guían y orientan
nuestras acciones. Representan el territorio, pero no son la realidad misma. Puede
parecerte raro pero los seres humanos no nos relacionamos con la realidad, sino con lo que
creemos que existe. Solemos decir que vivimos en nuestro mapa, pero el mapa no es el
territorio así como tampoco el menú no es la comida. De este modo, las creencias
determinan todo lo que ves del mundo circundante y cómo lo ves.
Imaginate por un momento que vas en tu auto con GPS, pero el mapa que tiene
incorporado no coincide con el de la ciudad en la que estás transitando. Por ejemplo,
digamos que estas en la provincia de Tucumán, pero el mapa que tiene el software del
dispositivo es de Entre Ríos. ¡Menuda desorientación! Cada metro que avances, cada curva
que dobles el GPS irá incesante –leer con voz de computadora intransigente- “recalculando,
doble a la izquierda… Recalculando, en la próxima curva tome a su derecha, a 200 metros
en la rotonda doble a la izquierda” y vos mirás por el parabrisas buscando lo que te indica
el GPS pero no hay ninguna rotonda. Decime, ¿cómo la vas a pasar con esa
orientación? ¿Creés que vas a llegar a destino con ese GPS? Claro que la vas a pasar muy mal y
no vas a llegar a ningún lado. Esto es más o menos lo que pasa cuando una persona tiene paradigmas
que no se adecúan a la realidad. Tendrá una voz interna –como la del GPS- que prácticamente la
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Albert Ellis, sostiene que la ira la creamos nosotros mismos filosóficamente, en el sentido
de que recurrimos a pensamientos absolutistas y autoritarios.xxi Afirma que ninguna
experiencia o circunstancia tiene un valor establecido per se, sino que somos nosotros los
que la enjuiciamos o clasificamos de buena o mala según nuestro sistema de creencias. El
problema es cuando esas creencias se alejan mucho de cómo es la realidad. Todos los “yo
debería” y “el mundo o los demás deberían” como dogmas imperativos son generadores de
emociones malsanas, tanto respecto de nosotros mismos –cuando te enojás con vos
mismo- o de los demás, cuando esperas demasiado de los demás. Ellis enfatiza que las
emociones son una consecuencia de los pensamientos. Dice, “Tras haber hablado con miles
de personas con distintos niveles de perturbación emocional, aún no hemos encontrado a
una sola que no sea responsable de crear, con sus dardos verbales autopunitivos, gran parte
de sus innecesarias perturbaciones emocional”.xxii
situación, luego se genera la expectativa de que así será –se da por supuesto sin
cuestionar esta misma suposición- y luego, cuando la realidad es real, no ideal como se
pretendió, surge el enojo. La falta de aceptación de la realidad a partir de una creación de
un ideal inexistente, es la base de los malestares emocionales. Es esta clase de
incongruencias –que sólo es nuestra responsabilidad- la que suele originar varios
trastornos emocionales.
El mismo Sigmund Freud marcó la diferencia entre los conceptos “realidad” y “realidad
psicológica”. Resulta que él en el tratamiento psicoanalítico que hacía con sus pacientes
descubrió en varios casos que la descripción de las vivencias “traumáticas” que hacían de
sus infancias, no coincidía con lo que realmente había acontecido. De modo que algunos,
vivían tristes por un pasado que nunca tuvo lugar en la realidad, sino que sólo pertenecía a
sus realidades psicológicas. Se dio cuenta también que cuando somos niños, nos falta
mucha información o no podemos llegar a comprender muchas situaciones de adultos, ante
lo que llenamos esos baches de ignorancia con construcciones mentales. De modo que
fuimos creando nuestro pasado acomodando y encajando recuerdos de la mejor manera
posible con la información disponible y una capacidad de comprensión inmadura –sólo por
la condición de niños-. Así, creamos nuestras propias creencias o realidades psicológicas, las
que posteriormente generan emociones. El caso es que estas realidades al ser construidos
desde la mirada del pequeño ojo de la cerradura de nuestras infancias, suele estar bastante
distorsionada. Esto de realidades psicológicas es lo que hoy en día llamamos en PNL
(Programación Neuro Lingüística) programaciones mentales.7
El problema, como habrás podido advertir, es que casi en la totalidad de los casos somos
inconscientes del proceso creación de esta realidad psicológica o programación mental.
Pocas veces somos conscientes de nuestras creencias o de la manera en que pensamos.
Frases como “los habitantes de tal región son unos vagos, son fríos, especuladores, etc.”
llevan implícito el “siempre” o “todos”. Lo curioso de esto es que aunque desde mi
razonamiento no lo crea del todo así, estas creencias subyacen a nuestras conductas.
Tienen muchísima influencia en mi conducta y en la génesis de mis emociones. Así, según
nuestras creencias vamos haciendo interpretaciones de cuanta cosa pasa, haciendo
suposiciones y endilgando responsabilidades –en muchos casos injustamente tanto a
terceros como a nosotros mismos- que después provocan emociones malsanas, en algunos
casos. En otras palabras, el modo en que vamos dibujando nuestros mapas mentales no es
7
Si bien pueden existir pequeñas diferencias de significado, a los efectos de este texto doy por equivalentes los
conceptos de paradigmas, mapas mentales, realidad psicológica, sistema de creencias y valores. Por otro lado,
quiero aclarar que en términos neurológicos una creencia es una red neuronal.
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El caso es que estos mapas mentales (o creencias) son los responsables de nuestras
emociones y comportamientos, porque determinan cómo decodificamos y clasificamos lo
que nos pasa.
ACCIÓN
8
Por esto es tan importante que los adultos acompañen a los niños con explicaciones moderadoras de la
realidad. Eso les ayuda en el proceso de programación mental o construcción de mapas.
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corporal- pero también el movimiento corporal afecta a las emociones, de modo que, como
habrás advertido, esto deviene en un círculo autoperpetrante. xxiii
Por otro lado es importante mencionar que el ejercicio físico estimula la secreción de
endorfinas. Esta es la llamada sustancia de la felicidad ya que está asociada a
experiencias placenteras, además de cumplir una función importante en calmar el dolor.
Cuando una persona está constantemente en modo defensa, sea por angustia crónica,
depresión, fobia, ansiedad, etc. desde mi rol como psicólogo me ocupo de ver qué está
pasando en su vida, considerando especialmente cuál es la lectura que hace de los hechos.
Me ocupo de provocar cambios estructurales en su sistema y de abordar las creencias que
tiene respecto de su situación. Pero llegados a este punto existe cierta dificultad que, en
general, puede ser superada mediante la actividad física. En estados de depresión o
angustia profundos –Modo defensa profundo o casi en un secuestro emocional- las
capacidades de reflexión, pensamiento positivo y busca de soluciones están prácticamente
embargadas. De modo que trabajar únicamente desde lo cognitivo puede servir, pero en mi
experiencia, lleva más tiempo.
Como vimos, cuando uno está muy triste por ejemplo, tiene una facilidad a ver el lado
negativo a las cosas y mira el futuro desesperanzadamente lo que se convierte en un circuito
autoperpetrador de la tristeza. De modo que puedo insistir y reflexionar sobre las
estrategias a seguir, pero si la persona está por demás negativista quizá los esfuerzos sean
en vano. Para corregir errores cognitivos (modificar la manera de pensar) y hacer que la
semilla del optimismo caiga en suelo fértil es necesario preparar el terreno, y suelo hacerlo
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Las teorías sistémicas –a cuyo enfoque adhiero por completo- y la teoría del caos nos
enseñaron que pequeños cambios pueden generar grandes cambios, y en mi opinión, nuca
ocurrió otra cosa. Soy testigo de cómo pequeñas acciones permiten que ingresen nuevas
bolas al bolillero. Para todos los casos de trastornos del estado de ánimo, se trate de
angustia, depresión, fobias, suelo prescribir dentro de lo posible ejercicio físico. Esto,
combinado con el trabajo psicoterapéutico, en mi experiencia siempre ha sido muy
productivo, casi diría milagroso. Los resultados positivos se precipitan antes de lo esperado,
tan rápido como se comprometan con entrar en acción y mover el cuerpo. Estoy convencido
que el ejercicio físico es una excelente forma de mantenernos en modo creativo.
“Winning starts with beginning” (El ganar empieza con un comienzo) Anónimo
9
Si bien ideológicamente me opongo a la medicación, creo que en algunos casos es necesaria.
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de tener una demencia se reduce a la mitad en aquellas personas que han tenido actividad
física durante su vida.xxiv
Siempre recomiendo que la gente practique yoga guiados por especialistas. El controlar la
respiración y estirar la musculatura y los nervios del sistema nervioso, en mi opinión,
contribuye a cambiar la actitud que asumimos ante la vida y sus vicisitudes. No soy
especialista ni mucho menos, sin embargo puedo dar testimonio de los beneficios que
experimenté al aprender algunos ejercicios y posturas de yoga.
Los científicos en estos días están encontrando que tanto la enfermedad como la salud, la
vitalidad y como la depresión son elecciones. Si bien no podemos elegir directamente estar
sanos o enfermar, podemos elegir conductas que nos llevan a esos estados. Si bien estos
estados son una elección, no siempre representan una elección consciente. xxv Cada
conducta que elegimos tiene sus consecuencias sobre la salud en el futuro. Por ello
considero de trascendental importancia promocionar la salud con el trabajo que hacemos
al educar a los niños. Este es uno de los ejes centrales en mi libro “Cómo ayudar a los niños
de hoy”, resaltando la idea de que según elijamos nuestro presente serán los estados de
salud o enfermedad que obtendremos, tanto en nosotros, los adultos, como en los niños, y
en ellos, nuestra sociedad en su conjunto.xxvi
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BIBLIOGRAFÍA
i
SELIGMAN, Martín E. P.; La auténtica felicidad, Barcelona, 1° Edición 2011, Editorial Zeta, Pág. 15.
ii
SELIGMAN, Martín E. P.; Flourish, USA, First Free Press hardcover edition, April 2011, Pág. 54.
iii Cfr. VALLEJO, J. (1999). Introducción a la Psicopatología y Psiquiatría. Barcelona: Editorial Masson.
iv CORBERA, E. y BATLLÓ, M. (2015). Tratado en Bioneuroemoción. Buenos Aires: Editorial Kier.
v Cfr. PERLS, F. (1997). El enfoque Guestáltico & Testimonio de terapia. Santiago de Chile: Editorial Cuatro Vientos.
vi Cfr. Op. Cit.
vii GOLEMAN, D. (1997). La salud emocional. Barcelona: Editorial Kairós.
viii TAYLOR, B. (2009). Un ataque de lucidez. Un viaje personal hacia la superación. Argentina: Editorial Debate.
ixMATURANA, H. (1990). Emociones y Lenguaje. Santiago de Chile: Editorial Comunicaciones Noreste.
x
ELLIS, Albert; Controle su ira antes que ella le controle a usted, España, Barcelona, Editorial Paidos, 1°
edición Bolsillo 2007, Pág. 27.
xi
SNELL, Richard S., Neuroanatomía Clínica, Argentina, Buenos Aires, Editorial Medica Panamericana, 6°
Edición, 2007, Pág. 431.
xii
Cfr. Op. Cit. Pág. 439.
xiii
SELIGMAN, Martin E. P. Learned Optimism, How to change your mind and your life, Unated State of
America, 2006, Pág. 80. NOTA: la traducción es del autor.
xiv
Cfr. SELIGMAN, Martin E. P., Learned Optimism, How to change your mind and your life, Unated State
of America, 2006, Pág. 176.
xv
Cfr. MATURANA, Humberto Romesín. Emociones y Lenguaje., Editorial Comunicaciones Noreste
LTDA., Primera Edición Chile, 1990.
xvi
Cfr. CASTRO SOLANO, Alejandro; Fundamentos de Psicología Positiva, Argentina, Buenos Aires,
Editorial Paidos, 2010, Pág. 26.
xvii
Cfr. BACHRACH, Estanislao; Ágil Mente, Argentina, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, Novena
Edición, Marzo 2013, Pág. 22 y 140.
xviii
SELIGMAN, Martin E. P., Learned Optimism, How to change your mind and your life, Unated State of
America, 2006, Pág. 89.
xix
SANTANDREU, Rafae, El arte de no amargarse la vida, Buenos Aires, Argentina, Editorial Oniro, 2012,
1° ed. 2° reimp., Pág. 34.
xx
Cfr. RAMOS MEJÍA, Cecilia. Un mirar, un decir, un sentir en la mediación educativa, Argentina, Buenos
Aires, Editorial Librería Histórica, 2003, Pág. 37.
xxi
Op. Cit. Pág. 48.
xxii
Op. Cit. Pág. 69.
xxiii
Cfr. ROBBINS, Anthony. Awaken the Giant Within, USA, New York, Free Press, 2003, Pág. 155.
xxiv
Cfr. BACHRACH, Estanislao; Ágil Mente, Argentina, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, Novena
Edición, Marzo 2013, Pág. 311.
xxv
ROBBINS, Anthony. Unlimited power, Estados Unidos, Nueva York, Free Press, 2003, Pág. 151.
xxvi
MALAISI, Lucas Javier Juan. Cómo ayudar a los niños de hoy, Educación Emocional, Argentina, San
Juan, Editorial Educación Emocional Argentina, Segunda Edición, 2011, Pág. 205.
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