You are on page 1of 3

1

Hume (1711- 1776)

Hume pertenece a la corriente filosófica denominada “empirismo” que sostiene que


todo conocimiento se deriva en última instancia de la experiencia. De este modo, la
mente de un recién nacido es como si fuese un papel en blanco que solo la experiencia
va llenando de contenido.

1. Los empiristas consideran que el método para acceder al conocimiento es la


observación y experimentación

2. El empirismo se atiene a los hechos y a los datos singulares que ofrecen los
sentidos.

3. El hombre no conoce esencias, simplemente conoce lo que aparece a sus


sentidos (fenómeno).

Para Hume solo podemos conocer percepciones. Ellas se dividen en impresiones e


ideas. Las impresiones pertenecen al ámbito del sentir y las ideas pertenecen al ámbito
del pensar, es decir entre ellas solo hay una diferencia de grado (fuerza, intensidad,
vivacidad). No es lo mismo quemarme el dedo y la sensación de dolor que me
produce, que el recuerdo de haberme quemado. No es lo mismo sentir el dolor que
recordarlo.

Las impresiones son fuertes, vivaces e intensas y las ideas son débiles y derivadas de las
primeras. Impresiones e ideas se diferencian como el sentir del pensar. Las primeras son
afecciones que recibimos como datos del mundo externo y las segundas son huellas,
representaciones o imágenes de las primeras.

El principio fundamental del empirismo de Hume es que “nuestro conocimiento debe


derivarse de nuestras impresiones, para poder ser considerado válido”. Es decir:
una idea para ser legítima se deriva de una impresión correspondiente. Se trata del
principio de prioridad de las impresiones sobre las ideas. Las impresiones son
anteriores a las ideas. Indudablemente para que haya una idea debe haber antes una
impresión que debo haber recibido por medio de la experiencia. El hombre solo
puede tener idea de aquello que está en el campo de la experiencia, aquello de lo cual
tiene una impresión. Nuestras ideas no son más que copias de nuestras impresiones, o
en otras palabras: nos es imposible pensar en algo que antes no hayamos sentido ya sea
por nuestros sentidos externos o internos.

Hume critica las posibilidades de la metafísica tradicional, es decir la metafísica


aristotélica hasta Descartes. Critica la “idea de yo”, la “idea de sustancia” y la “idea de
causalidad”. Desarrollaremos a continuación su crítica a la idea de causa.

Critica a “la idea de causalidad” o “conexión necesaria”

Hume realiza un análisis de la idea de causalidad y descubre que es una idea compuesta,
se compone de los siguientes elementos:
2

1. Causa: hecho antecedente que precede al efecto y siempre se repite de manera


constante.

2. Efecto: hecho consecuente que es posterior a la causa y se dan siempre de


manera contigua y sucesiva.

3. Sucesión temporal: repetición constante que se da en el tiempo, es decir siempre


que se da A después se da B, por ejemplo siempre que pongo la mano en el
fuego me quemo.

4. “Conexión necesaria”: fuerza o energía que hace que A (causa) produzca B


(efecto). Para Hume la idea de “necesidad” pertenece a nuestra mente y no a los
objetos, es decir no tengo impresión de esa “necesidad” por lo tanto no es una
idea ilegítima. La fuerza de la costumbre, el hábito y la repetición me llevan a
sostener que siempre que tengo la herida siento el dolor.

Y esto porque la costumbre es una fuerza muy poderosa y nos hace esperar en el
futuro una serie de efectos similares a los que han aparecido en el pasado. Sin
embargo no hay necesidad sobre los hechos futuros sino solamente creencia, es
decir aun cuando tengamos certeza sobre un hecho en el momento presente, no
podemos tener seguridad sobre el futuro. Aun cuando todos los días hasta el día
de hoy haya salido el sol, cabe la posibilidad de que mañana no salga el sol, de
hecho hay lugares en los cuales el sol no sale.

Crítica de Hume a la idea de identidad personal

¿De qué impresión podría derivarse la idea del yo? El yo no es ninguna impresión sino
aquello a lo que se supone que nuestras diversas impresiones e ideas están referidas. Si
alguna impresión da origen a la idea del yo, esa impresión debe permanecer
invariablemente idéntica a través de todo el curso de nuestra vida, pues se supone que el
yo existe de esa manera. Pero no hay ninguna impresión que sea constante e invariable.
Todas nuestras percepciones son particulares, diferentes, susceptibles de distinción y
separables entre sí.

1. El yo se disuelve en un haz o colección de distintas percepciones que se suceden


con una rapidez inconcebible y están en perpetuo flujo y movimiento.
2. La mente es como un teatro, no en cuanto es un escenario fijo en el que se
realizan obras sino que la mente son las actuaciones teatrales, esto es distintas
percepciones en movimiento permanente.
3. El yo es una ficción, es un principio que inventamos para conectar objetos entre
sí e impedir su discontinuidad o variación. De tal manera, imaginamos que las
percepciones de nuestros sentidos tienen una existencia continuada.
4. Hume compara al yo con una República cuyos miembros están unidos por
vínculos recíprocos de gobierno y subordinación. Así la misma persona puede
modificar sus impresiones e ideas sin perder su identidad.
3

Critica de Hume a la idea de sustancia

Concebimos a la sustancia como algo fijo, estable, duradero, permanente, general,


inmutable. Las ideas de “accidente” pueden faltar, pues son contingentes y particulares,
pero la de sustancia no.

Hume niega que la idea de sustancia sea una idea legítima porque el término “sustancia”
no se corresponde a algo de lo que hayamos tenido experiencia. Por ejemplo, la idea de
“oro” es una idea compuesta por las cualidades particulares del oro , por ejemplo
“amarillo”, “maleable”, “soluble”, “se funde con el calor”, etc. No hay nada por detrás
que sea el sustento de la colección de ideas particulares. No hay nada más allá de lo que
uno puede experimentar.

Hume es nominalista. No hay ningún tipo de asociación natural entre la palabra y la


idea. Toda asociación es subjetiva. Fruto de la experiencia y la costumbre: contingente y
particular. El nombre de la sustancia es para Hume una etiqueta, un rótulo, una marca o
señal que me permite reconocer una colección particular de ideas.

You might also like