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-Estética I

-Dávila Hernández Zaid Moisés

-Comentario sobre: “Adiós a la estética”

En este pequeño comentario expondré dos cuestiones o posturas respecto al texto en

cuestión. Como primera instancia, diré cuáles son mis razones para estar de acuerdo en

cuanto a que la estética, como parte o rama de la filosofía, debe desaparecer, siendo este

primer punto mi postura a favor del texto; en segundo término, expondré por qué no estoy

de acuerdo en la manera que Schaeffer concibe la filosofía y que es la razón principal por la

cual le quita a la estética su estatuto de rama filosófica, siendo este segundo punto mi

postura en contra del texto.

La filosofía, desde sus comienzos, ha tenido pretensiones de universalidad, así como querer

ser el fundamento cabal de todo lo que estudia, es decir, pretende una sistematización o

método que nos ayude a comprender íntegramente y en todo momento histórico una de

sus ramas de estudio. Este es el caso de la estética (aunque no siempre se le consideró con

este nombre en tanto parte de la tradición filosófica antigua), ya que su estudio ha motivado

a todos los grandes pensadores que se nos vienen a la mente, tales como: Platón,

Aristóteles, Hume, Kant, Hegel, etc…

Sin embargo, y esto es mencionado por nuestro autor, las discusiones acerca de la estética

o teoría del arte han tenido eco, contemporáneamente, en el mundo del arte mismo y no

ya tanto en los terrenos de la filosofía. Esto claro, tiene repercusión en el punto citado

anteriormente, ya que la filosofía se ha mostrado insuficiente para darle a la estética un


carácter axiomático o mejor dicho: la estética misma se ha escabullido de esos mundos

sistemáticos debido a su naturaleza. Esto último puede ser sostenible si nos atenemos a 2

puntos importantes, a saber, que desde una perspectiva contemporánea, el objeto de

apreciación estética posee un espectro muy amplio que no sólo se inscribe dentro de la

racionalidad y que por tanto, al no poder darle a todas las experiencias estéticas un carácter

sistematizable, la estética misma escapa de la filosofía. Es por ello que, en cuanto que la

estética no puede ser una rama de estudio de la filosofía, me pongo en favor de lo que dice

Schaeffer al principio de su texto.

Ahora bien, el autor del libro en cuestión adopta una postura muy definida en cuanto a las

cuestiones filosóficas:

Aquello que las ciencias no dejan de enseñarnos desde hace más de un siglo respecto al ser

humano como ser biológico exige una redefinición total de las cuestiones que estuvieron en

el centro de la filosofía moderna: la teoría del sujeto, la teoría del conocimiento y la ética. 1

Es decir, nuestro autor adopta una postura naturalista acerca de las cuestiones filosóficas.

Esto por supuesto no es nuevo, ya otros autores como Carnap admiten este tipo de posturas

negando no sólo el método para acercarnos o intentar resolver una pregunta filosófica, sino

que niegan la pregunta misma. Esto claro, no está exento de graves errores ya que adoptar

este tipo de posturas nos hace asumir muchas cosas que, desde una perspectiva

verdaderamente filosófica, sería irresponsable aceptar. Una de estas cuestiones es que se

pretende dar solución a una pregunta a partir del cómo y no a partir del qué es, por ejemplo,

1
Schaeffer, Jean-Marie. Adiós a la estética. La balsa de la medusa. Madrid, España. 2000. Pág. 24
la epistemología debe desaparecer porque debemos enfocarnos en cómo se da el

conocimiento y no en qué es el conocimiento. Sin embargo, ¿cómo podemos estar seguros

de que lo que se dio es conocimiento si, al no haber definido lo que de hecho es

conocimiento, no sabemos lo que es? Se podría objetar claro, que la manera en que se da

el conocimiento definirá lo que es, pero esto supone un problema debido a la manera en

que la ciencia aborda los problemas a partir de su método y resultados. Esto lo aclararé

unas líneas más adelante. Otra objeción a la postura naturalista es que se evidencia

bastante perezosa, es decir, al asumir los avances científicos y tomarlos para resolver las

preguntas filosóficas el trabajo del filósofo queda reducido a una persona que se sienta en

la sala de espera de un gran consultorio donde, de turno en turno, pasa al cuarto del

biólogo, al del psicólogo, al del físico, para tomar sus últimos avances y adaptarlos a las

preguntas filosóficas, por ejemplo, Schaeffer asume, a partir de lo que nos dice la biología,

que podemos separar lo que es natural y lo que no lo es en el ser humano. En todo caso la

concepción de una filosofía naturalizada niega a la filosofía misma.

Schaeffer también menciona que la salida más común que han adoptado muchos filósofos

es dar una objeción dualista, por ejemplo, materia vs espíritu y que la ciencia al no adoptar

una postura unitaria se revela incompleta, dice al respecto: “…La estrategia de la retirada

hacia el dualismo corre el riego de condenar a la filosofía a no ser más que un discurso del

resentimiento dirigido contra la ciencia y la técnica.” 2 Hay pues que poner atención en la

manera en que lo dice, declara textualmente que se corre el riego de que todo sea un

resentimiento no que de hecho lo sea; además, hay un razonamiento implícito en estas

2
Ibíd. Pág. 26
líneas y es, a saber, decir que todos los filósofos al usar el término cientificista lo emplean

de manera despectiva y, al respecto, hay que hacer una aclaración: ningún filósofo sensato

se atrevería a negar la repercusión de los estudios y avances científicos en la vida

contemporánea, simplemente que hay y siempre habrá, de lo cual yo estoy completamente

convencido, preguntas que sólo competen a la filosofía; la ciencia, por otro lado, asume o

adopta cierta postura respecto a las preguntas filosóficas, es decir, no es la filosofía la que

idealiza, contrario a lo que dice Schaeffer, sino es la ciencia la que lo hace. De ahí la

diferencia entre la pregunta científica que se aboca a el cómo y la filosófica, que se vierte

más bien sobre el qué es.

Ahora bien, respecto a mi objeción sobre el método científico y su repercusión en tomarlo

como base para la investigación filosófica debo hacer una especificación, ya que la critica

que hago es a partir del texto de Schaeffer y por tanto, respecto a los experimentos que

tienen que ver con la psicología y la biología. En los experimentos de la psicología por

ejemplo, se toman grupos de personas (que si bien son grupos muy grandes, es casi

imposible que un experimento de este tipo abarque la población total del mundo) y,

arrojados ciertos datos, se toma el comportamiento que más se repitió en los individuos y

se le asigna un nombre a esa conducta específica; en cuanto a la biología, si bien se puede

determinar con gran exactitud por ejemplo, que ciertos químicos u hormonas se activen

durante algunas actividades específicas, estas mismas actividades no sólo las organiza una

reacción endógena sino que están expuestas a miles de estímulos externos. Es decir,

siempre habrá un sesgo respecto a la totalidad de los sujetos que fueron expuestos a un

cierto experimento y, trasladándolo a el problema de la estética como lo aborda Schaeffer


¿Este sesgo en el experimento científico simplemente lo evitará el filósofo naturalizado o lo

verá como una parte de la población que escapa a cierta definición “filosófica”? Parece ser

pues, que la investigación filosófica es más compleja que eso y si bien necesita de cierto

método no debemos olvidar nunca que es una rama de las humanidades. Una pregunta que

se planteé desde la ciencia no puede considerarse filosófica.

En resumen, si bien estoy de acuerdo en que la estética no debe formar parte de la

investigación filosófica, no estoy de acuerdo en que la relación con el objeto de apreciación

artística se deba resolver por medio y subordinación a ciertas ramas de la ciencia. En este

caso ni siquiera podríamos llamar a este método filosófico como cientificista, sino como

simplista.

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