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Santiago, diecinueve de noviembre de dos mil catorce.

VISTOS:

PRIMERO: Que con fecha 07 de agosto de 2014, compareció doña SANDRA DEL
CARMEN ESCOBAR VALENZUELA, empleada, domiciliada en Avenida México N° 2045,
casa 7, comuna de Puente Alto, quien interpuso demanda de tutela laboral por
vulneración de derechos fundamentales, en contra de su ex empleador, RIPLEY STORE
LTDA. (ALTO STORES CO S.A.), sociedad del giro de su denominación, cuya sucursal
tiene domicilio en Avenida Presidente Kennedy N° 9001, comuna de Las Condes,
representada legalmente por don ALEJANDRO FRIEDMAN PIROZANKY, domiciliado en
Huérfanos N° 1052, piso 4, comuna de Santiago.

Funda su acción en que con fecha 11 de junio de 2003, ingresó a prestar


servicios a la tienda Ripley Alto Las Condes, como vendedora integral en el
departamento de recién nacidos, en el cual se mantuvo por 8 años y 7 meses, siendo
trasladada el día 8 de enero de 2012, al área de computación, debido a sus logros y a
requerimiento del Subgerente de la tienda, señor Mauricio Cáceres, siendo su
supervisor directo don Paolo Foschino; su remuneración era mixta, compuesta de
sueldo base y una serie de bonos periódicos, que arrojan una remuneración promedio
de $990.213, que deberá servir de base para el cálculo de las prestaciones adeudadas;
en cuanto a su jornada de trabajo, esta era de 45 horas semanales, distribuidas de
lunes a domingo de 10:45 a 21:21 hrs., con dos días libres en la semana.

Refiere que siempre demostró su buena disposición para la atención de


clientes, lo que la llevó a destacar en su entorno laboral, siendo la mejor evaluada en
reiteradas ocasiones, debido a las constantes felicitaciones de sus superiores, se fue
generando una rivalidad entre sus pares, quienes dejaron de hablarle durante un
tiempo; así el día 8 de febrero de 2012, debido a sus logros y ventas, fue trasladada al
área de computación, a solicitud de don Mauricio Cáceres Subgerente, lugar en el que
nuevamente comenzó a destacar por el interés en aprender, ya que estudiaba los
productos que debía comercializar, lo que la llevo a tener una excelente relación con
los promotores, quienes la apoyaron mucho en las ventas.
En computación, sus ventas subieron y recibió felicitaciones de sus superiores,
lo que generó la envidia del Sr. Marcelo Altamirano, quien comenzó a rumorear que no
la soportaba, le decía a los promotores que si se acercaba a un cliente le dijeran que él
lo estaba atendiendo, para que ella no pudiera vender; intentó conversar con él, pero,
este siempre negó todo y muchas veces la dejó hablando sola, incluso en una ocasión,
frente a sus compañeros, promotores y vendedores, se burló de ella diciendo que solo
servía para vender zapatos de bebé y que no sabía nada de computación. En el curso
de los meses el problema se fue agudizando y en el mes de agosto de 2013,
aproximadamente, se integró al departamento la Sra. Verónica Soto, quien adoptó la
misma actitud del señor Altamirano, pero, ésta fue más agresiva, llegando incluso a
empujarla por no pedir permiso para pasar y también le dio un codazo en la frente, lo
cual fue informado inmediatamente al Sr. Foschino, quien no le dio la relevancia
necesaria, diciendo que debía ignorar estos episodios, enfocándose sólo en las ventas.

El mobbing que sufría fue constante y aumentó en sus consecuencias, por lo


que nuevamente se dirigió donde su supervisor, Paolo Foschino, para comunicarle lo
que ocurría, como también lo hizo al Subgerente, Mauricio Cáceres, para que estuviese
en conocimiento de las burlas hacia su persona, siendo este último, testigo de su
depresión. El Sr. Foschino, estaba al tanto de las diferencias de la demandante con
estas personas, sin embargo, en el mes de noviembre de 2013, ocurren cambios en la
tienda que no beneficiaron la situación; el Sr. Mauricio Cáceres fue trasladado de
tienda y su jefe el Sr. Patricio Fernández, pasó a ser el Subgerente del área de
computación, don Paolo Foschino fue trasladado a TV Video, por lo que el Sr. Cristián
Silva se hizo cargo del departamento de computación. Don Cristian Silva llegó al área
con conocimiento de lo que estaba ocurriendo, sabía de sus diferencias con sus
compañeros, y le dijo que la apoyaría en lo referente a sus malas relaciones con éstos,
aunque ya a esa altura había decidido no hablarles más, por lo que se aisló,
dedicándose sólo a sus labores, al punto que en los últimos 3 meses que estuvo en la
tienda, previos a la licencia médica, se ganó el bono ranking, que se da a la persona
que más vende en el departamento, lo que incrementó la mala convivencia.

El día sábado 7 de diciembre, después de tener un día agotador y soportar las


malas caras de Verónica Soto, alrededor de las 20:40 hrs., estaba realizando su última
venta, cuando al momento de pedirle permiso para hacerla, esta la increpó delante de
los clientes alzándole la voz; terminado el episodio en la tienda, marcó el reloj control y
con su amiga y compañera, Elizabeth Martínez, se dirigieron al supermercado a realizar
una compra, luego caminaron al estacionamiento de Padre Hurtado a eso de las 21:40
hrs., buscando su auto, conversando y riendo, cuando al avanzar la señora Verónica
Soto procede a retroceder su auto de forma repentina con pasajeros arriba y la golpea,
en ese instante Elizabeth da un grito de advertencia, que no fue atendido por Verónica,
la demandante salió rápidamente del lugar, y Elizabeth, enojada, le llamó la atención a
Verónica, quien no pidió disculpas ni se bajó del auto para atender lo sucedido. Se
sintió muy mal, lloró todo el camino a su casa, mientras Elizabeth llamaba desde el
celular de la demandante a don Cristian Silva, quien no contestó, por lo que llamó a
Don Paolo Foschino, quien respondió que se acercaría a gerencia a comunicar lo
sucedido y que no era posible que Verónica Soto actuara de esa forma.

El día 8 de diciembre, fue al trabajo en el auto de su compañera Daniela


Morales, ya que no se encontraba bien, se dirigió directo a gerencia en donde la
esperaban don Paolo Foschino, don Roberto Valenzuela y la subgerente Paola Santiago.
Les contó, llorando y con mucha angustia, todo lo que venía ocurriendo desde hacía
mucho tiempo, sin que la empresa tomara cartas en el asunto, mandaron a buscar a
Elizabeth Martínez para corroborar los hechos, quien ratificó todo lo que había
relatado antes y exigió una solución, luego llegó al lugar Hernán León, su compañero
de computación, quien también confirmó lo sucedido, señalando además las malas
actitudes de parte de Marcelo Altamirano hacia ella, destacando sus constantes
intentos por perjudicarla, ante esto, Roberto Valenzuela y la Subgerente Paola
Santiago, dijeron que revisarían los contratos e investigarían los hechos, sin embargo,
esto jamás ocurrió, nadie comunicó esta situación a la encargada de Recursos
Humanos, Srta. Consuelo Ríos Alvarez, todo lo que le sirvió para darse cuenta de la
falta de atención y poca preocupación de la empresa en solucionar los problemas
internos y mantener una buena convivencia en el lugar de trabajo. Tras la reunión le
comentaron que era su decisión quedarse ese día en la tienda o irse a su casa, se sentía
muy mal, por lo que decidió llamar a su esposo para que la fuera a buscar, cuando él
llego conversó con don Paolo Foschino, quien dijo que investigarían lo sucedido y la
ayudarían, pero, que debía dejar constancia de lo sucedido en Carabineros, lo que
hicieron. Además, el día siguiente, 9 de diciembre de 2013, dejó constancia ante la
Inspección del Trabajo, donde se le sugirió visitar un especialista y tomar una licencia
médica, porque no podía trabajar en esas condiciones.

En un principio concurrió al neurólogo y le dieron 12 días de licencia y


medicamentos para mantenerse más tranquila, sin embargo, atendida la gravedad y lo
avanzado de la depresión, se le derivo a un psiquiatra; terminados los primeros 12 días
de licencia visitó un psiquiatra en forma particular, el doctor Atahualpa Granda Flores,
quien le volvió a recetar 15 días más licencia.

El 11 de diciembre de 2013, el Sr. Cristian Silva le envía un mensaje por


WhatsApp, solicitándole que hablaran de lo sucedido el fin de semana, quedaron de
juntarse a conversar en la cafetería Juan Valdez, ubicada en el Mall Alto Las Condes, él
señaló que iría con el Sr. Patricio Fernández, quien también estaba al tanto, no
obstante, éstos no llegaron, retirándose luego de esperarlos y llamarlos vía telefónica.
Se concertó otra reunión con el Subgerente don Patricio Fernández, en el mismo café,
el día 7 de enero de 2014 a las 17:00 hrs., esta vez llegó con puntualidad, la
demandante le entregó una carta con los hechos ocurridos, pero, este se negó a
firmarla, argumentando que no servía de nada y que sólo perdía su tiempo realizando
estos trámites, le solicitó que volviera al trabajo porque hacía falta. El día 29 de enero,
envió la misma carta vía correo electrónico a la Srta. Consuelo Ríos y luego la reenvió el
7 de febrero, lo que no fue respondido, sin que tampoco contestara sus llamados.

El 18 de febrero fue citada a hablar con la abogada Francisca Medina, de la


Dirección del Trabajo, quien le sugirió que se atendiera en la ACHS. Así, el 6 de marzo
de 2014, la atendió un psiquiatra de dicha institución, quien luego de realizar una serie
de preguntas le dio reposo y dijo que investigaría el caso; el 10 de marzo a las 14:00
hrs., fue citada a la ACHS por una psicóloga, quien confirmó el hostigamiento
provocado por sus compañeros de trabajo, en virtud de la investigación que realizaron
en su lugar de trabajo, siendo declarada su enfermedad como laboral. Recalca que el
informe médico 47.08.14, de 4 de agosto de 2014, es categórico en señalar que existe
un trastorno depresivo mayor, corroborado producto de investigaciones obtenidas de
la empresa, que aclaran que su origen deriva de hostilización laboral horizontal.
El demandado de autos, por su actuar negligente y pasivo, vulneró sus derechos
fundamentales contenidos en los artículos 19 N° 1o y 4o de la Constitución Política de la
República, ya que no fue capaz de intervenir en el ambiente laboral, incluso a
sabiendas que existió un intento de agresión grave del cual existe constancia en
Carabineros; en la ficha médica, se concluye que se da el alta a la demandante, en
atención a la imposibilidad de llevar a cabo la entrevista con el prevencionista de riegos
de la tienda, habiendo concertado reuniones que no fueron cumplidas por parte de
Ripley. Fue una de las mejores vendedoras, recibiendo premios y felicitaciones de sus
superiores durante años, pero, cuando necesitó su colaboración, la empleadora no hizo
nada al respecto.

Finalmente, señala que cuando entendió que Ripley no haría nada por mejorar
su situación y, previa conversación con su psiquiatra, se le da el alta a efectos de
comenzar la tramitación judicial del auto despido. Es por esto que, con fecha 30 de
junio de 2014, envió carta de despido, con copia a la Inspección del Trabajo y a la
empresa, dando por concluida su relación laboral. Al momento de enviar la carta de
aviso, desconocía que se adeudaban cotizaciones previsionales, enterándose de ello el
día 11 de julio de 2014, una vez que recibió carta de Isapre Consalud que informa
lagunas de los periodos: julio 2011, mayo, julio, agosto de 2013, además de marzo y
mayo de 2014, respecto de los cuales ejerce el cobro en esta instancia.

Solicita se acoja la demanda, y se condene a la demandada al pago de las


siguientes prestaciones: indemnización adicional establecida en el artículo 489 del
Código del Trabajo, en el máximo permitido por la ley, lo que asciende a $10.892.343;
indemnización por falta de aviso previo, por $990.213; indemnización por años de
servicio por $10.892.343, equivalentes a 11 años de servicios; incremento legal
equivalente al 80% sobre la indemnización por años de servicio, en el supuesto que se
acoja el despido indirecto por $8.713.874; feriado legal, equivalente a 1 período, por la
suma de $531.173; feriado proporcional de $14.756; cotizaciones previsionales
adeudadas de julio 2011, mayo, julio, agosto de 2013, además de marzo y mayo de
2014, en Isapre Consalud; todo con intereses, reajustes y costas.

En subsidio, deduce acción de despido indirecto y cobro de prestaciones, en


contra de la misma demandada y en virtud de los hechos ya expuestos, reclamando
para este caso las siguientes prestaciones: indemnización sustitutiva de aviso previo,
por $990.213; indemnización por años de servicio, de $10.892.343; incremento legal
del artículo 168 letra c), por $8.713.874; cotizaciones previsionales adeudadas de julio
2011, mayo, julio, agosto de 2013, además de marzo y mayo de 2014, en Isapre
Consalud; feriado legal equivalente a 1 periodo por la suma de $531.173; feriado
proporcional de $14.756; intereses, reajustes y costas.

SEGUNDO: Que la demandada, contestó la demanda solicitando su rechazo.


Indica que su representada sostuvo una relación laboral con la parte demandante,
desde el día 11 de junio del año 2003, la que terminó por su autodespido, comunicado
con fecha 30 de junio del presente año, que, conforme con la demanda de autos, sólo
ha cumplido con la formalidad de enviarla al empleador.

Opone excepción de caducidad de la acción, por cuanto los últimos hechos que
la demandante denuncia como vulneratorios de sus garantías, ocurrieron antes del 9
de diciembre del año 2013, según dan cuenta las constancias hechas ante Carabineros
y la Inspección el Trabajo. Por su parte, el art. 485 del Código del Trabajo, dispone que
la denuncia por vulneración a derechos fundamentales, puede sustentarse en hechos
acontecidos durante la relación laboral o al término de la misma, pero, para uno u otro
caso, existe un plazo de caducidad para el ejercicio de la acción tutelar
correspondiente, 60 días, término que debe ser computado desde el acontecimiento
del hecho que se denuncia como lesivo, de manera que habiendo acontecido el último
de estos hechos el día 7 de diciembre de 2013 y, habiendo ejercido la acción con fecha
7 de agosto de 2014, el plazo de caducidad precluyó. Además, si la actora pretendiera
enervar la excepción de caducidad por aplicación del art. 486 inc. final, por remisión
del art. 168 ambos del Código del Trabajo, no se ha dejado referencia alguna a tal
suspensión, ni menos se ha hecho referencia a alguna fecha de alguna gestión de
reclamo o denuncia administrativa ante la Inspección del Trabajo para la suspensión
correspondiente, precluyendo la oportunidad procesal para tal alegación.

En cuanto a la acción de tutela, la contraria sostiene la existencia de mobbing o


acoso laboral, con expresa indicación de que éste proviene de sus compañeros de
trabajo, Altamirano y Soto, tratando de configurar con esto el conocido acoso laboral
horizontal, de modo que, atendida la acción tutelar impetrada, la actora deberá
acreditar que la parte empleadora sabía de tales hechos y no hizo nada. Añade que no
es cierto que su representada estuviera al tanto de los hechos que describe, anteriores
al 7 de diciembre de 2013, y en cuanto al acaecido el día 7 de diciembre de 2013, este
no ocurrió en la relación laboral, ni en el lugar, ni en la jornada de trabajo, agrega que
este hecho se ha descrito de distinta manera en la demanda, la carta de despido, y en
la constancia que deja en la Dirección del Trabajo, afirmándose en la demanda que,
luego del 8 de diciembre de 2013, fecha en que supuestamente impone de la situación
a su representada, no existe constancia alguna de que la contraria haya sido afectada
por algún otro hecho que amerite algún tipo de denuncia.

En cuanto a los hechos anteriores al 6 de diciembre de 2013, todos vagos e


imprecisos, ninguno de ellos revisten gravedad que importe un abandono al deber de
cuidado de su parte, de hecho, dada la genérica, liviana y vaga descripción de aquellos
hechos, importa desde ya el desestimar la presente acción tutelar.

Reitera que el último hecho que denuncia la demandante, de fecha 7 de


diciembre, ocurrió fuera de la jornada de trabajo, del lugar de trabajo, y fuera de las
dependencias de la Compañía, y que las desavenencias personales que puedan tener
los trabajadores en el ámbito personal, no pueden ser constitutivas de ninguna
vulneración a garantía amparada por el Derecho del Trabajo, toda vez que éste regula
las situaciones que se verifican como causa o a consecuencia del incumplimiento de
obligaciones que nacen del contrato de trabajo, dentro de la relación laboral, y no de
aquellas situaciones que ocurran fuera de aquella, menos en los tiempos libres de los
trabajadores, regido por el principio y garantía a la intimidad y vida privada que regla el
art. 19 Nº 4 de la Constitución, lo contrario importaría un quebrantamiento al mismo
art. 485 del Código del Trabajo, que también protege a este derecho.

Expresa que no es posible sostener que el acoso laboral supuestamente sufrido


por la actora, haya sido el resultado del abandono de los deberes legales de la
empleadora, por lo que no constituye de modo alguno un incumplimiento grave de las
obligaciones que impone a la demandada el contrato de trabajo, toda vez que, las
supuesta vulneraciones, deben haberse provocado como consecuencia directa, de
actos ocurridos en y dentro de la relación laboral, pero, con la limitación que ha fijado
reiteradamente la jurisprudencia, esto es, que este procedimiento se aplicará, sólo, en
los casos en que el ejercicio de estos derechos sea limitado por la aplicación arbitraria
o desproporcionada de facultades que la ley le reconoce al empleador, lo que de la
simple lectura del libelo, no le es imputable de modo alguno a su representada.

En cuanto a la acción de autodespido, refiere que tal fue el esfuerzo de la actora


en configurar la casual para sustentar la acción de tutela, que omitió toda referencia a
la acción subsidiaria que dice relación con el derecho previsto en el artículo 171,
limitándose a señalar la norma que concede la acción, y a las causales del art. 160 que
invoca, pero, de modo alguno las describe ni menos, relaciona en el presupuesto del
numeral 1º del artículo 160 de gravedad, debidamente comprobadas.

Además, la norma contenida en el art. 171, señala como requisito de


procedencia del auto despido que quien debe incurrir en las causales que la ley señala
es el empleador, por lo tanto, el acoso debe provenir específicamente del empleador,
es decir, debe ser la parte empleadora quien sostenga una conducta que constituya
agresión u hostigamiento en contra de algún trabajador, que tenga como resultado
para el o los afectados su menoscabo, maltrato o humillación, o bien que amenace o
perjudique su situación laboral o sus oportunidades en el empleo, sin embargo, las
descripciones hechas por la actora, revelan que la conducta de acoso proviene de sus
pares, es acoso horizontal y no vertical, lo que torna al auto despido en improcedente.
Respecto a la causal contenida en el art. 160 Nº 5, ante la falta de desarrollo de
aquella, entiende que lo que quiso la ex trabajadora, fue imputar alguna omisión que
afectara la seguridad o la actividad de los trabajadores, lo que no es efectivo.

En definitiva, no existe incumplimiento de ninguna obligación de su parte,


menos grave, ni reiterada o sostenida en el tiempo, no se ha incurrido en ninguna
conducta de acoso para con la trabajadora, ni menos se ha omitido ninguna conducta
relativa al deber de cuidado que la demanda tampoco describe. Al tenor de la causa, y
no habiendo dado cabal cumplimiento en su carta de autodespido al tenor del art. 162
del Código del trabajo, siendo este un requisito de ley para la validez del acto mismo, la
remisión de la referida carta estaría afecta a una insaneable nulidad absoluta, por todo
lo cual la acción no puede prosperar.

TERCERO: Que con fecha 24 de septiembre de 2014, se celebró la audiencia


preparatoria de autos, oportunidad en que el Tribunal otorgó traslado a la demandante
respecto a la excepción opuesta, cuya resolución quedó para definitiva. A continuación,
se efectuó sin éxito el llamado a conciliación, procediendo el Tribunal a fijar los hechos
pacíficos y controvertidos, sobre los cuales debía recaer la prueba, ofreciendo las
partes las probanzas que fueron incorporadas y observadas durante la audiencia de
juicio del día 03 de noviembre de 2014, la que concluyó con la citación a las partes para
el día 14 de noviembre de 2014 a las 16.00 horas, a fin de notificarse de la presente
sentencia, la que en definitiva, atendida la carga de trabajo del Tribunal fue dictada y
notificada con fecha 19 de noviembre de 2014.

CUARTO: Que de este modo, atendido lo expuesto por las partes en sus libelos
de demanda y contestación, se establecieron como hechos pacíficos los siguientes: Que
la relación laboral se inició el día 11 de junio de 2003; que la demandante se
desempeñaba como vendedora integral, inicialmente en el departamento de recién
nacidos, y que el día 08 de febrero de 2012, fue trasladada al departamento de
computación; que con fecha 30 de junio de 2014, se auto despidió, invocando las
causales del artículo 160 N° 1 letra f) y N° 5 del Código del Trabajo.

En tanto que como hechos discutidos, sobre los cuales debía versar la prueba,
se establecieron los siguientes:

i.- Efectividad de haber incurrido la demandada en actos vulneratorios previstos en el


artículo 19 N° 1 y 4 de la Constitución Política, respecto de la trabajadora. Al efecto,
conductas a través de las cuales los superiores de la demandante habrían incurrido en
tales vulneraciones o, en caso de tratarse de conductas desplegadas por compañeros
de trabajo, fecha y circunstancias en que el empleador toma conocimiento de tales
hechos y conductas desplegadas a partir de dicho conocimiento. Fecha en que ocurren
los actos vulneratorios y contenido de los mismos.

ii.- Actuaciones realizadas por la demandante ante la Dirección del Trabajo, fecha en
que ello habría ocurrido, naturaleza del reclamo y efectividad de ser este susceptible
de suspender el plazo de los 60 días previsto en el artículo 489 del Código del Trabajo.

iii.- Contenido de la carta de despido remitida por la demandante a la demandada.


Efectividad de cumplir esta con los requisitos del artículo 162 del Código del Trabajo, en
cuanto a las formalidades y contenido de la misma.
iv.- Efectividad de haber incurrido el demandado en cada uno de los hechos descritos
en la carta de despido y de ser tales hechos suficientes o capaces de configurar las
causales invocadas, circunstancias de aquello.

v.- Efectividad de haber otorgado la demandada a la demandante el feriado legal del


último periodo completo y el feriado proporcional en curso. Al efecto, cantidad de días
adeudados y monto a que ello corresponde.

vi.- Remuneración pactada por las partes y efectivamente percibida por la demandante
durante los tres últimos meses íntegramente trabajados. Conceptos y montos que la
componen, naturaleza jurídica de los mismos.

vii.- Efectividad e adeudar la demandada aquellos periodos de cotizaciones


previsionales indicadas en la demanda.

QUINTO: Que las partes incorporaron las siguientes probanzas a fin de acreditar
los hechos en que fundan sus alegaciones y defensas:

I.- Por la parte demandante se incorporó:

a) Documental, consistente en:

i.- Copia de ficha clínica N° 771844, relativa a la actora, emitida por el Hospital Del
Trabajador. En el documento consta que la trabajadora ingresó el 06 de marzo de 2014,
encontrándose ya con licencia médica psiquiátrica por problemas laborales, se indica el
modo en que la trabajadora describe el problema, los síntomas que la aquejan, el
tratamiento farmacológico al que se encontraba sometida, se señala que está en
tratamiento psiquiátrico desde el 21 de diciembre, teniendo como diagnóstico
depresión mayor; se refiere el contenido de la evaluación, observándose a fin de
establecer la existencia de estrés laboral por hostilización, siendo derivada al Comité de
Neurosis Laboral para calificación de enfermedad profesional; se incluye su historia
laboral y otros antecedentes familiares relevantes, determinándose en definitiva, el 18
de marzo de 2014, que el caso es de origen laboral, corroborando la hipótesis de
hostilización horizontal; luego, se sigue relatando la evolución de la paciente y el
tratamiento adoptado, que incluye reposo, fármacos y otros; con fecha 09 de abril de
2014, se da cuenta de haber notificado a la empresa de la calificación de la dolencia,
sugiriendo intervenir el clima relacional y cambiar de departamento de ventas a la
trabajadora, para alejarla de los hostilizadores; posteriormente, a fines de abril, se
indica que se coordinará visita a la empresa para efectuar acciones laborales,
señalando al respecto con fecha 09 de junio, que las gestiones intentadas en tal sentido
han sido infructuosas; asimismo, se va dando cuenta de la evolución de la actora,
registrándose con fecha 19 de junio de 2014, el alta laboral diferida, en 7 días, los
tratamientos con que debe continuar y la citación a control posterior.
ii.- Informe médico N° 47.08.14 de fecha 04 de agosto de 2014, emitido por el Hospital
Del Trabajador, también respecto de la actora, que señala como diagnóstico, “trastorno
depresivo mayor de origen laboral en remisión y neurosis laboral en remisión”, el que
también sugiere la intervención del clima laboral.

iii.- Tres impresiones de Carnet de Control Ambulatorio emitidos por el Centro de


Atención Ambulatoria del Hospital Del Trabajador respecto de la actora, de fechas 19
de junio, 04 de julio y 01 de agosto de 2014, que da cuenta de la citación a próximos
controles y del tratamiento farmacológico indicado.

iv.- Certificado de alta laboral emitido por el Hospital del Trabajador con fecha 19 de
junio de 2014, respecto de la actora, que da cuenta que esta sufrió una enfermedad
profesional el 06 de diciembre de 2013, ingresando al Servicio el 06 de marzo de 2014,
y que se le ha dado el alta diferida el día 25 de junio de 2014, pudiendo reintegrase a
su trabajo a partir del día 26 de junio de 2014.

v.- Comprobante de Correos de Chile, que da cuenta del envío de carta de auto despido
a la demandada con fecha 30 de junio de 2014 y carta ingresada ante la Inspección del
Trabajo con timbre de 27 de junio de 2014. Se adjunta la comunicación, la que invoca
las causales previstas en el artículo 160 N° 1 letra f) y N° 5, de acuerdo al extenso relato
de hechos que esta consigna, que inician con su traslado al departamento de
computación y termina con todo lo ocurrido durante sus licencias médicas.

vi.- Certificado emitido por Isapre Consalud con fecha 11 de junio de 2014, el que,
respecto a los meses alegados como impagos, informa que los meses de marzo y mayo
de 2014, se encuentran pagados con fecha 10 de abril y 10 de junio de 2014,
respectivamente, el primero por la Isapre a que se encuentra afiliada la actora y por el
empleador, el último de ellos, sólo por la Asociación Chilena de Seguridad.
vii.- Constancia estampada por la actora ante la Inspección Del Trabajo con
fecha 09 de diciembre de 2013, ocasión en que relata que hace dos años
aproximadamente se encuentra bajo acciones de hostigamiento laboral por parte de
los compañeros de trabajo que individualiza, relatando algunas de las situaciones que
le han afectado.

viii.- Declaración de denuncia de derechos fundamentales prestada por la actora


ante la Dirección del Trabajo con fecha 18 de febrero de 2014, en esta consta el relato
de hechos efectuado por la actora y se indica que la denuncia ha sido declarada
inadmisible por cuanto el día 19 de febrero se cumplen los 60 días desde el día que
ocurrieron los hechos denunciados, cumpliéndose el plazo de caducidad establecido
por la ley.

b) Confesional, prestada por don Claudio Villarroel MiKel, quien comparece en


tanto representante legal de la demandada y señala lo siguiente:

Que se desempeña como gerente de la tienda Ripley Alto Las Condes, desde
marzo de 2011, en esa tienda trabajan muchas personas y existen conflictos entre
colegas por el alto nivel de competencia, los cuales son resueltos a nivel del supervisor
comercial a cargo, en este caso era don Paolo Foschino; se enteró que hubo problemas,
pero, que habían sido resueltos, añadiendo que por su parte se realizan seguimientos
constantes; don Paolo le comentó acerca de este roce entre colegas, refiriendo que se
trataba de un problema de competencia, que él entendió había quedado resuelto,
indica que se trató más bien de una conversación de pasillo y que ello es sin perjuicio
que durante el año 2013, se reunió una vez a la semana a conversar con distintos
grupos de vendedores a fin de generar canales de comunicación, sin que este asunto
apareciera; supo que la demandante estuvo con licencia, pero, desconoce los motivos,
ni ahondó en ello; precisa que no se le informó que el problema estuviere resuelto,
sino que él asumió que así había sido porque no volvió a aparecer, ya que los
trabajadores pueden recurrir a él para exponerle estos problemas y Sandra nunca se le
acercó a tratar el tema, a pesar de que la vio y asistió a retroalimentaciones durante el
año 2013; durante este año 2014 no ha hecho reuniones periódicas sino hasta el mes
de junio o julio, reuniones que se realizaban dentro del plan de clima; no ha tenido la
necesidad de usar un protocolo en caso de acoso laboral, de manera que no le consta
que exista; y precisa que nadie más a parte del señor Paolo le informó lo que estaba
sucediendo y que no se generaron instancias de trabajo para solucionar los temas de
los que tomó conocimiento.

c) Testimonial, consistente en las declaraciones de doña Elizabeth Martínez Osorio,


doña Betzabé Del Carmen Castillo Jilberto, y doña Sandra Del Carmen Escobar Pérez.

La primera, indicó que trabaja en la tienda desde el año 2000, en el área de


deportes, conoce a la demandante desde que ésta se desempeñaba en el área infantil,
recuerda que en el año 2012, la actora se cambió al área de computación que se ubica
en el mismo piso que su área; sabe que la demandante tuvo problemas con
compañeros de trabajo, no así con sus jefaturas, sus compañeros ejercían bullyng en su
contra, estando muy afectada, estos compañeros eran Marcelo Altamirano y Verónica
Soto, quienes hostigaban a la demandante y no la dejaban vender; la demandante
expuso el problema a sus superiores, específicamente al supervisor Pablo Foschino, su
jefe directo, y al subgerente de nombre Mauricio; un día sábado, al término de la
jornada, caminaba junto con la demandante en el estacionamiento, iban a buscar el de
ésta para irse, cuando Verónica, quien se encontraba en su auto, se lo tiró encima a
Sandra, nunca se bajó a pedir disculpas o a ver cómo estaban, al día siguiente hubo una
reunión con Roberto Valenzuela subgerente, Paola Santiago, otra subgerente, Hernán
León, un compañero del área de computación, el supervisor Paolo Foschino y Sandra;
la llamaron para que relatara los hechos, lo hizo, pero, no pasó nada después de esto,
no la volvieron a citar y el caso quedo olvidado; refiere que durante el año no se han
hecho en su área reuniones para tratar el tema del acoso laboral, precisa ha
presenciado bullyng, pero, no directamente en contra de la demandante, conoce los
hechos porque Sandra se los contó, ya que la veía llorar y le preguntó, tampoco
presenció cuando la señora demandante hablo con sus superiores; en cuanto a los
hechos del día sábado, estos ocurrieron en el estacionamiento del Mall, donde todos
se estacionan y fuera del horario laboral; ningún jefe o superior jerárquico ejerció estos
actos de acoso que relató.

La segunda testigo, indica que se desempeña como vendedora de Ripley Alto


Las Condes hace seis años, en el departamento de fotografía, y ubicaba a la
demandante desde antes, pero, la conoció más cuando la trasladaron al piso donde ella
trabaja; la lucha por las ventas es muy grande y entrando un vendedor a un nivel de
ventas bueno, se transforma en enemigo de los demás vendedores, por lo que es
imposible tener una relación de amistad, se pueden llevar bien pero en cuanto a las
ventas no; ella vio cuando recién Sandra llegó al departamento de computación, en ese
momento habían trabajadores muy destacados en el departamento, los cuales eran
premiados constantemente, cuando llegó Sandra ellos bajaron y se nombraba más a
Sandra, lo que generó roces con los que estaban acostumbrados a ser nombrados,
Marcelo Altamirano, Verónica Soto, y José Miguel Vera; la primera vez que vio llorando
a Sandra pensó que era porque tenía algún problema familiar, luego la vio varias veces
salir llorando del centro de ventas y en el baño le contó lo que sucedía, esto es, que le
quitaban los clientes, no la dejaban vender, la empujaban, etc.; el supervisor de
computación, Paolo Foschino, primero fue supervisor de la demandante y luego de
ella, por lo que un día le preguntó por la demandante y él le contestó que el problema
no tenía vuelta, sin decirle nada concreto; supo que hubo una reunión cuando Sandra
informó su situación, pero, desconoce de otras; añade que si existiese un protocolo
para prácticas de acoso lo sabría y que no sabe de nada al respecto; señala que en la
actualidad hay otros problemas de acoso con otra trabajadora, también de nombre
Sandra quien se encontraría con licencia.

La última testigo, señala que es vendedora del departamento de computación


de Ripley Alto Las Condes desde hace 3 años y medio, pero, que trabaja en la empresa
desde hace casi 7 años, antes se desempeñaba en Punta Arenas, nota mucha diferencia
entre una tienda y otra, en cuanto a las relaciones entre vendedores; cuando la
demandante iba a llegar al departamento, ella le explicó que era un área complicada
muy competitiva y con mucho roce, y al llegar la situación comenzó de inmediato;
Marcelo Altamirano es un muy buen vendedor, pero, muy hostigador, cuando alguien
iba a atender un cliente, él se interponía, no abría caja, tampoco cerraba ni ayuda a
hacer los quehaceres de la tienda, porque eso le quitaba tiempo para atender clientes;
después que llegó Sandra al departamento, entre las dos se comenzaron a apoyar,
porque veía como la acosaban, se burlaban y le hacían bullyng constante, esto era
realizado por Marcelo y Verónica Soto, a finales de diciembre habían verdaderos
caballazos en contra de la demandante de parte de Verónica cuando realizaba una
venta, exponiendo al cliente a situaciones incómodas; el supervisor Paolo Foschino y
don Cristián, estaban al tanto de estas situaciones, le consta porque ellas le informaron
directamente a estas personas, ella le pidió al jefe Mauricio Cáceres que se le exigiera a
todos los vendedores ordenar el punto de venta y no solamente a ella y la
demandante, pero, a los demás no se les exigía porque eran más antiguos; la única
reunión que recuerda fue apropósito de lo que le sucedió a Sandra con Verónica, en el
mes de marzo, a ella le informaron un día domingo a las 23:30 horas, que sería el día
siguiente a las 10:00, por lo que no alcanzó a llegar, posteriormente no se han hechos
otras reuniones; Betzabé ya trabajaba en la tienda cuando ella llegó, también Sandra,
pero, en otro departamento; indica que en el mes de diciembre, en el estacionamiento,
Verónica Soto retrocedió en su auto tirándoselo encima a la demandante, quien al otro
día llegó muy afectada, comunicándole lo sucedido al supervisor y pidió retirarse por lo
afectada que estaba, recuerda que se hizo una reunión por este hecho, pero,
desconoce la fecha y qué se trató; aclara que solicitó su traslado de sucursal por
internet y lo habló con don Claudio, el gerente, quien la ha atendido y escuchado, pero,
que no pasa por él realizar el traslado, el que aún no se concreta.

d) Oficios, solicitando la parte se oficiare a las siguientes instituciones:

i.- Isapre Consalud, la que remitió un certificado de cotizaciones de salud de fecha 06


de octubre de 2014, en que respecto a los meses alegados como impagos, informa que
el mes de marzo de 2014, se encuentra pagado con fecha 10 de abril de 2014 y en
cuanto al mes de mayo, no registra pago; además, se incorpora un certificado de
deuda, el cual registra una deuda del período de marzo 2014, por $57.203.

ii.- Hospital del Trabajador de Santiago, que con fecha 24 de octubre de 2014, remitió la
ficha médica de la actora, documento de igual tenor al incorporado por la parte.

II.- Por la demandada se incorporó:

a) Documental, consistente en:

i.- Liquidaciones de remuneraciones de la actora de los meses de junio, julio, mayo y


abril de 2014, período durante el cual sólo consta un día trabajado en el mes de junio.

ii.- Copia de colilla de constancia efectuada ante Carabineros de Chile con fecha 08 de
diciembre de 2013 N° 16476, que corresponde sólo a la colilla sin relación de hechos.
iii.- Copia del informe médico N° 470814 del Hospital Del Trabajador de fecha 04 de
agosto de 2014, idéntico al presentado por la demandante.

iv.- Copia de la carta de autodespido remitida por la demandante a la demandada, de


fecha 30 de junio de 2014, en ella señala que con fecha 30 de junio de 2014, ha
resuelto poner término al contrato de trabajo en atención a lo dispuesto en el artículo
171 del Código del Trabajo, en concordancia con el artículo 160 N° 1 letra f) y N° 5,
indicando además los hechos en que se funda.

v.- Certificado de pago de cotizaciones previsionales emitido por Previred al 22 de


agosto de 2014. Consta de 19 carillas e informa el estado de las cotizaciones de la
actora, entre el mes de octubre de 2006 y junio del 2014, sólo falta el pago del mes de
julio de 2011, de entre aquellos alegado por la demandante, apareciendo pagados los
meses de mayo, julio y agosto de 2013, también alegados.

vi.- Certificado de pago de cotizaciones previsionales de fecha 22 de agosto de 2014,


emitido por la CCAF La Araucana. Consta de 7 carillas y se refiere al período
comprendido entre junio de 2003 y septiembre de 2006.

vii.- Listado histórico de inasistencias de la actora, desde el 20 de febrero de 2009 al 31


de agosto de 2014. Destaca que estuvo con licencia los meses completos de marzo,
abril, mayo y junio de 2014, sin perjuicio de constar otras previas.

SEXTO: Que en forma previa a realizar el análisis de la denuncia interpuesta en


autos, corresponde resolver la excepción de caducidad opuesta por la demandada,
quien sostiene que los hechos que la demandante denuncia como vulneratorios de sus
garantías, ocurrieron antes del 9 de diciembre del año 2013, habiendo transcurrido por
tanto, entre su eventual ocurrencia y la fecha de interposición de la demanda el plazo
previsto en el art. 489 del Código del Trabajo.

Ahora bien, al efecto, debemos considerar que la actora funda su denuncia en la


circunstancia de haber sido víctima de acoso laboral por parte de sus compañeros de
trabajo y, en particular, en que la demandada, conociendo estos hechos, nada hizo al
respecto. Y en cuanto a la fecha en que tales situaciones se desarrollan, consta que,
efectivamente, la demanda relata una serie de hechos, poniendo énfasis en situaciones
ocurridas hasta diciembre de 2013, sin embargo, el relato continúa, puesto que la
actora afirma que la situación nunca cesó; constando en esta etapa, que desde
diciembre de 2013, la actora hizo uso de licencia médica emitidas todas por médico
psiquiatra, cuestión que obviamente obsta a que continuare siendo víctima de actos de
acoso de parte de sus compañeros, sin embargo, la trabajadora también refiere que
durante su licencia médica intentó reunirse con autoridades de la empresa a fin de
discutir este tema, asimismo, el Hospital del Trabajador también intentó en esta etapa
que la empleadora adoptara determinadas acciones a fin de mejorar la situación de la
actora, nada de lo cual ocurrió.

Es así que, siendo esas omisiones son, en definitiva, los hechos en que se hace
consistir la denuncia de autos, es que el Tribunal desestimará la excepción, por cuanto,
esta situación se mantuvo en el tiempo, sin que la licencia médica otorgada a la actora
obstase a que la empresa emprendiera alguna acción, por el contrario, el reposo
médico y su causa, que fue comunicada a la empresa, hacía aún más necesario que
esta adoptase una acción que decidió no realizar, m,anteniendo durante todo el curso
de la licencia médica de la actora, o dicho de otro modo, durante todo el primer
semestre del año 2014, tiempo durante el cual la relación laboral se mantuvo vigente,
la conducta omisiva que motiva la denuncia de autos. Debemos recordar que los
médicos tratantes no sólo informaron la calificación de laboral de la enfermedad que
aquejaba a la actora, sino que, además, sugirieron adoptar medidas y realizaron
diversos esfuerzos por concretar acciones en concreto al interior de la empresa, por
cierto que sin éxito alguno, como se viene sosteniendo, la licencia médica de que gozó
la actora, en lugar de paralizar o suspender los actos vulneratorios, era precisamente
una razón más para que la empleadora enfrentara la situación que afectaba a la
trabajadora, cuestión que se omite, de forma continua, hasta el término de la relación
laboral, lo que torna a la denuncia en procedente, desde el punto de vista de la
oportunidad en que es interpuesta.

Lo anterior, hace incluso incensario pronunciarse acerca de si el plazo fue


suspendido o no, dado que entre la fecha de término de la relación laboral, el día 30 de
junio de 2014, fecha hasta la cual la demandada pudo intervenir a fin de solucionar la
problemática denunciada por la trabajadora, y la fecha de interposición de la denuncia
de autos, el 07 de agosto de 2014, ha transcurrido un plazo inferior a los 60 días
previstos a este efecto por el legislador.

Asimismo, la conclusión anterior no resulta alterada por aquel documento


consistente en la Declaración de Denuncia de Derechos Fundamentales efectuada por
la actora en la Dirección del Trabajo, de fecha 18 de febrero de 2014, por cuanto esta
sólo constituye un análisis formal de la denuncia y no de fondo de los hechos que la
constituyen, cuestión que corresponde realizar a esta magistratura, además de resultar
bastante evidente que allí se analiza el elemento temporal en base a las acciones de los
compañeros de trabajo y no a aquellas acciones y/u omisiones que se imputan al
propio empleador.

SÉPTIMO: Que, en cuanto a la relación laboral habida entre las partes, se ha


indicado previamente que son hechos pacíficos que esta se inició el día 11 de junio de
2003; que la demandante se desempeñaba como vendedora integral, inicialmente en
el departamento de recién nacidos, y que el día 08 de febrero de 2012, fue trasladada
al departamento de computación; que con fecha 30 de junio de 2014, se auto despidió,
invocando las causales del artículo 160 N° 1 letra f) y N° 5 del Código del Trabajo.

En cuanto a las condiciones contractuales, se encuentra únicamente discutido el


monto de la última remuneración percibida por la demandante, quien afirma que esta
ascendió a $990.213, monto que la demandada controvierte, indicando que la
alegación de la demandante no tiene sustento alguno, pero, sin proponer una
remuneración alternativa o señalar qué conceptos componen la remuneración de la
demandante, limitándose a negar de manera genérica y vaga el monto de la
remuneración propuesto por la actora.

Ahora bien, en materia de prueba, se replica lo anterior, la parte demandada,


quien controvierte el monto de la remuneración que afirma la demandante, sólo
incorpora liquidaciones de remuneraciones de períodos en que la trabajadora hizo uso
de licencia médica durante todo o casi todo el mes, lo que deja sin sustento alguno a su
negativa, y en cuanto a la afirmación de la demandante, si bien esta tampoco incorpora
liquidaciones de remuneración, si alega un monto que resulta acorde con el contenido
de los certificados de cotizaciones previsionales incorporados por la demandada, es
más, el monto propuesto por la demandante, resulta ser inferior al promedio de las
remuneraciones imponibles declaradas por el empleador, de acuerdo al certificado
emitido por Previred, durante los últimos tres meses trabajados en forma más
completa, esto es, octubre, noviembre y diciembre de 2013, promedio que se eleva si
consideramos el período septiembre a noviembre, dado que en diciembre la
demandante ya hizo uso de licencias médicas.

De este modo, resultando el monto propuesto por la demandante como última


remuneración acorde a los certificados de cotizaciones de seguridad social
incorporados, y no habiendo sido este controvertido exitosamente por la demandada,
ni en sus alegaciones, ni mediante su prueba, se tendrá como remuneración a efectos
de servir de base de cálculo de las prestaciones que en su caso se otorgaren, el monto
indicado por la demandante, esto es, $990.213.

OCTAVO: Que, en cuanto a la denuncia por vulneración de derechos


fundamentales, las probanzas traídas por las partes al proceso, analizadas conforme a
las reglas de la sana crítica, permiten dar por establecidos los siguientes hechos:

a) Que la demandante ha recibido atención psiquiátrica desde diciembre de 2013,


diagnosticándosele depresión mayor y otorgándole reposo continuo desde esa fecha.

b) Que a partir de marzo de 2014, la actora requirió atención en los organismos


médicos previstos en la Ley 16.744, calificándose su condición como de origen laboral,
y diagnosticándose estrés por hostilización horizontal. A consecuencia de esto, se
mantuvo en reposo y sometida a tratamiento farmacológico y terapias, dándosele el
alta el día 25 de junio de 2014, según lo acredita el certificado de alta laboral de fecha
19 de junio de 2014.

c) Que durante el período intermedio, entre diciembre y marzo, la trabajadora dejó


constancias y denunció los hechos ante Carabineros y la Inspección del Trabajo, sin que
se iniciaría procedimiento alguno, por los motivos que ya se han indicado, por cuanto,
la Inspección del Trabajo estimó que la denuncia estaba caduca.

d) Que también es posible tener por acreditado que la demandada conocía la


condición que afectaba a la demandante, su origen y sugerencias para su superación,
cuestión que se encuentra corroborada en cuanto la propia demandada exhibe copia
del informe médico N° 470814 del Hospital Del Trabajador de fecha 04 de agosto de
2014, que contiene esta información; constando, además de la ficha médica emitida
por el Hospital del Trabajador, los diversos esfuerzos realizados a fin de, primero,
notificar a la demandada de tales resultados y, segundo, de iniciar acciones relativas al
clima en la propia empresa.

e) Por otra parte, la confesional rendida por la demandante acredita que la empresa
tenía conocimiento de conflictos suscitados a nivel de vendedores del departamento
de computación, y en particular, que el absolvente supo de la situación que afectaba a
la actora, afirmando este que la dio por superada sólo por no haber vuelto a oír de ella,
pero, no le consta que existiera ninguna respuesta formal de la empresa, ni algún
término de investigación u otro, añadiendo que no le consta que exista protocolo
alguno de tratamiento y solución de conflictos constitutivos de acoso laboral, el que, en
cualquier caso, no se empleó en la especie.

f) De igual modo se tendrá por acreditado que la actora fue víctima de actos de acoso
horizontal, ello, según se desprende de los antecedentes médicos allegados al proceso,
los que dan plausibilidad al relato que la trabajadora ha venido efectuando
consistentemente ante los médicos que la han tratado, la Inspección del Trabajo y este
Tribunal; cuestión que igualmente es ratificada por los testigos ofrecidos por la parte,
quienes han señalado de manera conteste que las situaciones de hostigamiento
horizontal eran generalizadas, conocidas por la empresa y que no eran tratadas,
además de referir, en particular, situaciones que afectaron a la demandante.

g) Por último, consta que, tras hacer uso de licencias médicas continuas desde el mes
de diciembre de 2013 y hasta junio de 2014, durante el cual la trabajadora sólo alcanzó
a laborar durante un solo día, dirigió carta de autodespido a su ex empleador, con
fecha 30 de junio del año 2014, dando cumplimiento a los establecido en el artículo
162 del Código del Trabajo, esto es, se realizó por escrito, al domicilio del empleador,
según consta en comprobante de Correos de Chile, y se remitió copia a la Inspección
del Trabajo, según consta en el cargo estampado en la copia acompañada que indica
fecha 30 de junio de 2014. La carta en cuestión, enuncia como causal del autodespido
la prevista en el artículo 160 N° 1 letra f) y 160 N° 5 del Código del Trabajo, e indica en
extenso los hechos en que la sustenta, esto es, hostigamiento horizontal constitutivo
de acoso laboral y que la demandada nada hizo al respecto, pese a conocer los hechos
y haber sido requerida en tal sentido por la trabajadora.

NOVENO: Que el procedimiento de tutela establecido en los artículos 485 y


siguientes del Código de Trabajo, tiene por objeto resguardar los derechos
fundamentales de los trabajadores para cuando en el curso de la relación laboral o al
momento del despido, el empleador haciendo un ejercicio arbitrario o
desproporcionado de sus facultades de dirección o mando, vulnere ciertos derechos
fundamentales expresamente designados en el precitado artículo.

En el presente caso, la trabajadora señala que en el curso de la relación laboral


se han vulnerado los derechos establecidos en el artículo 19 N° 1o y 4o de la
Constitución Política de la República, esto es, su derecho a la integridad física y psíquica
y a la honra, por cuanto, ha sido víctima constante de acoso laboral por parte de sus
compañeros de trabajo, lo que le ha causado un daño psicológico, sin que el empleador
haya adoptado medida alguna para evitar dicha vulneración.

Conforme lo señalan los autores Sergio Gamonal y Caterina Guidi, “El acoso
laboral comprende los hostigamientos periódicos realizados en el lugar de trabajo con
la finalidad de humillar y marginar a un determinado trabajador, provocando, incluso,
su renuncia, muchas veces acompañada de daños a la salud como la depresión, el
estrés o ansiedad, además de trastornos psicosomáticos.” Estos hostigamientos pueden
venir a través de acciones u omisiones, realizadas tanto por los superiores jerárquicos
del afectado como de sus pares, cuestión conocida como la hostilización horizontal,
que es la alegada en estos autos, y generan tal daño en la víctima que impide que
desarrolle sus labores con normalidad, creando un fuerte rechazo a la labor
desempeñada, a sus compañeros y lugar de trabajo.

Se ha establecido previamente desde el momento en que la demandante fue


trasladada al departamento de computación, comenzó a ser víctima de malos tratos de
parte de algunos de sus compañeros, de forma sostenida y pública al interior de la
Tienda, siendo la situación conocida por otros trabajadores e, incluso, por sus jefaturas,
estos últimos, según se desprende de la confesional ya reseñada, consideraron estas
acciones como comunes o normales en un ambiente competitivo, como son las ventas,
sin reparar en las nefastas consecuencias que se pueden producir. En el caso de la
actora, el acoso laboral de que fue víctima, le ocasionó un trastorno depresivo mayor y
neurosis laboral, enfermedad calificada como de origen laboral por la Junta Médica del
Hospital del Trabajador, cuestión por la cual presentó licencias médicas sostenidas,
primero como enfermedad común desde el mes de diciembre de 2013 en adelante, y
posteriormente como enfermedad profesional, licencias que le impidieron prestar sus
servicios y que alteraron su forma de vida, desde el mes de diciembre de 2013 y hasta
el mes de junio de 2014, lo cual a todas luces, constituye un indicio de la existencia de
una vulneración, tanto a su integridad psíquica dado el diagnóstico ya señalado, pero,
también a su derecho a la honra, dado que como se ha dicho, el hostigamiento era
presenciado y conocido por todos sus pares e incluso por sus superiores, sin perjuicio
de haber sido minimizado por estos últimos.

La demandante en su demanda y los testigos en audiencia, han señalado un


hecho de especial gravedad, ampliamente desarrollado en el juicio, ocurrido el día 07
de diciembre de 2013, en dependencias del estacionamiento de trabajadores y clientes
del Mall Alto Las Condes, respecto del cual, la demandada sostiene que al haber
ocurrido fuera de las dependencias de la empresa, no es una conducta imputable a su
parte. En cuanto a este hecho, este Tribunal considera que la mencionada conducta se
produce entre compañeros de trabajo, que se trata de un hecho imposible de separar
del conflicto que se producía al interior de la Tienda y, en concreto, de los actos de
hostigamiento a que era sometida la trabajadora, por lo que la empresa sí debió
adoptar alguna acción al respecto, es más, bien pueden considerarse que esta escalada
de violencia se produce precisamente por el actuar omisivo y permisivo del empleador
que acepta una serie de conductas entre compañeros de trabajo, por estimarlas como
meros roces o cuestiones normales en un ambiente competitivo de trabajo. Tan claro
es que la demandada sí tuvo algún grado de responsabilidad en estos hechos, que los
testigos refieren que se citó a una reunión a propósito de aquellos, el problema es que,
tal como ocurre respecto de todos los hechos que denuncia la demandante, la empresa
no hizo nada en concreto, sin que conste que durante la reunión en cuestión se
adoptare ninguna decisión o instrucción a fin de evitar que estos hechos se repitieran o
que ocurrieran otros aún más graves.
Así las cosas, es claro que la demandada renunció a cumplir el rol que el
contrato de trabajo le asigna, y dejó la solución del conflicto en manos de la
trabajadora, quien no tuvo más opciones que requerir apoyo médico y hacer uso de
reposo, alejándose del dañino ambiente laboral en que se desempeñaba, por así
permitirlo su empleador. Todo aquello, pese a que la parte empleadora cuenta con
amplias facultades de dirección al interior de la empresa, además de ser sobre quien
pesa el cumplimiento del deber de seguridad, el que, por cierto, se extiende tanto al
resguardo de la salud física como mental de los trabajadores. El empleador no ha
logrado acreditar cómo ha dado cumplimiento al deber de protección previsto en el
artículo 184 inciso 1° del Código del Trabajo que señala: "El empleador estará obligado
a tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los
trabajadores, manteniendo las condiciones adecuadas de higiene y seguridad en las
faenas, como también los implementos necesarios para prevenir accidentes y
enfermedades profesionales”, norma que, como se viene sosteniendo, impone al
empleador la preocupación por el bienestar de sus trabajadores, correspondiéndole
tomar medidas que permitan velar efectivamente por su salud física y psíquica,
objetivos que en la especie, bien pudieron alcanzarse con la intervención laboral
sugerida por el Hospital del Trabajador o incluso con la modificación de la distribución
de los vendedores por departamento, sin embargo, la demandada nada hizo.

De este modo, se ha probado en autos la actitud negligente de la empresa, que


no sólo falta a aquel mínimo compromiso que en virtud del contrato de trabajo se le
puede exigir para con sus trabajadores, sino que además incumple obligaciones
expresamente impuestas por la ley, como ocurre con el deber de seguridad, y a
consecuencia de ello, la trabajadora sufre un grave daño a su salud, que le ha
significado tener que someterse a extensos tratamientos, todo lo cual se encuentra
debidamente acreditado en autos.

Como se ha indicado, la empresa, a través de sus jefaturas, tomó conocimiento


de los hechos y los dio por superados por el sólo transcurso del tiempo, indagaron al
respecto, al menos en lo que respecta al hecho ocurrido en el estacionamiento del
Mall, pero, no se estableció o descartó con precisión su ocurrencia y veracidad, no se
adoptaron medidas, no se emitió ninguna instrucción a fin de evitar la ocurrencia de
estos hechos, no se aplicaron sanciones, en fin, ni siquiera se ha dictado o empleado
un protocolo de buenas prácticas laborales, aún a sabiendas del ambiente competitivo
y estresante en que sus trabajadores deben desempeñarse, todo lo cual se traduce en
un incumplimiento grave de las obligaciones que impone el contrato.

El incumplimiento recién señalado, se traduce en una vulneración al contenido


esencial de la garantía constitucional de la trabajadora a su integridad psíquica,
afectándose, además el derecho a la honra de la trabajadora, dada la connotación
pública, dentro del ambiente de trabajo, que tuvieron los hechos, razón por la cual se
hará lugar a la acción de tutela por vulneración de derechos fundamentales.

Cabe precisar que en nada obsta a la decisión anterior la circunstancia de haber


concluido la relación laboral por auto despido de la trabajadora, ya que si bien el
artículo 489 del Código del Trabajo se refiere a la vulneración que ocurre “con ocasión
del despido” no añade ninguna mención que permita entender que ello se refiere
únicamente al despido del empleador, a diferencia por ejemplo de la fórmula que
emplea el artículo 162 del Código del Trabajo, cuyo inciso primero indica “… o cuando
el empleador le pusiere término por…”, frase similar a la empleada en el inciso quinto
del mismo artículo; en la norma en comento, el artículo 489, no hay ninguna frase de
similar tenor, ni por cierto, se ha excluido expresamente la hipótesis de despido del
propio trabajador, de conformidad al artículo 171 del Código del Trabajo. Por lo demás,
más allá de las cuestiones de texto que se puedan plantear, es evidente, atendida la
finalidad de la norma que su sentido no puede ser exigir a trabajadores que se
encuentren en situaciones como aquella que atravesaba la actora un actuar casi
heroico, como sería el perseverar en la relación laboral, como única forma de acceder
al procedimiento especialmente previsto a fin de proteger el respeto y la vigencia de
sus derechos fundamentales dentro de la relación laboral.

DÉCIMO: Que, de este modo, establecida la existencia de la vulneraciones


denunciadas en autos, las que a su vez constituyen la causa del término de la relación
laboral, corresponde de conformidad a la acción ejercida en autos, aplicar las reglas
previstas en el artículo 489 del Código del Trabajo.

Lo anterior, de acuerdo a lo dispuesto en el inciso tercero del citado artículo


489, supone otorgar a la trabajadora aquellas indemnizaciones previstas en el artículo
162 inciso cuarto y artículo 163 inciso segundo, todos del Código del Trabajo, esto es,
las indemnizaciones sustitutiva del aviso previo y por años de servicio; la primera, se
otorgará por el equivalente a un mes de remuneración, lo que de acuerdo a aquella
última remuneración establecida en autos, asciende a la suma de $990.213, mientras
que la segunda, atendidas las fechas de inicio y término de la relación laboral, debe
otorgarse por el equivalente a 11 meses de remuneración, ascendiendo por tanto a
$10.892.343, esta última con el correspondiente recargo, el que en la especie, de
acuerdo a lo dispuesto en el artículo 171 del Código del Trabajo, es el 50% de la
indemnización otorgada, vale decir, $5.446.172. En cuanto al recargo legal, cabe
precisar que la demandante solicitaba el recargo previsto en el artículo 168 letra c) del
Código del Trabajo, equivalente al 80%, el Tribunal otorgará el ya señalado, por cuanto
es al Tribunal a quien corresponde aplicar correctamente el derecho, lo que importa
aplicar en la especie aquel recargo previsto en el artículo 171 para el auto despido y no
aquel, pedido por la parte, regulado por el artículo 168, siempre del Código del trabajo,
para el despido del empleador que además sea injustificado, indebido o improcedente;
por lo demás, en caso alguno puede estimarse que ello importe incurrir en algún vicio
de ultra petitas, dado que, en definitiva, el recargo otorgado sigue siendo menor que
aquel pedido.

Además, siempre de acuerdo al inciso tercero del artículo 489, se debe otorgar
la indemnización especial de seis a once meses de remuneración, la que atendidas las
circunstancias de los hechos denunciados y acreditados en autos, considerando
principalmente que lo que se imputa a la demandada es un actuar omisivo, negligente,
al permitir que otros vulnerasen los derechos fundamentales de la trabajadora
mientras se encontraba bajo su órbita de dirección y protección, y no un actuar doloso
ejercido en contra de la trabajadora, es que dicha indemnización se regulará en el
equivalente a seis meses de remuneraciones, lo que de acuerdo a aquella última
remuneración establecida en autos, asciende a la suma de $5.941.278.

UNDÉCIMO: Que, asimismo, la actora pretende el pago de un período de


feriado legal, equivalente a la suma de $531.173 y el feriado proporcional devengado
durante la última anualidad en curso, por la suma de $14.756. Respecto de ambas
prestaciones, la demandada no ha controvertido la circunstancia de adeudarlos, sino
únicamente la base de cálculo empleada, cuestión previamente resuelta, de modo que
la parte empleadora no ha ofrecido e incorporado al proceso los comprobantes que
den cuanta del cumplimiento de sus obligaciones relativas al otorgamiento o, en su
caso, pago de dichos feriados, documentos que es su obligación emitir y mantener.

De este modo, siendo el otorgamiento de feriado una obligación que pesa sobre
el empleador, quien en la especie no ha alegado, ni acreditado su pago, se hará lugar a
esta prestación, ordenando pagar aquel feriado legal y proporcional demandado, en
cada caso, por los montos expresamente pedidos, los que se ajustan a la remuneración
ya establecida en autos.

DÉCIMO SEGUNDO: Que, finalmente, la demandante reclama el pago de sus


cotizaciones previsionales de salud correspondientes a los meses de julio 2011, mayo,
julio y agosto de 2013, además de marzo y mayo de 2014, solicitando únicamente el
pago de dichas cotizaciones, sin accionar de nulidad de despido, al tenor de lo previsto
en el artículo 162 inciso quinto del Código del Trabajo; la demandada por su parte, se
opone a dicho pago, alegando el pago íntegro de las cotizaciones de salud y destacando
que la demandante no ha accionado de nulidad de despido.

A fin de acreditar sus alegaciones en relación a este punto, ambas partes


incorporaron certificados de pago de cotizaciones emitidos tanto por Isapre Consalud
como por Previred. De dichas probanzas se desprende que efectivamente la
demandada adeuda las cotizaciones del mes de julio de 2011, cuyo pago no ha
probado, período que según el oficio emitido por Isapre Consalud, aún se adeudaba a
la fecha de su emisión, en octubre de 2014; en cuanto a las cotizaciones reclamadas
respecto del año 2013, no obstante figurar aún como adeudadas en el oficio remitido
por la Isapre, de acuerdo al certificado emitido por Previred, estas fueron
oportunamente pagadas, por lo que, sin perjuicio de otras responsabilidades que la
parte pueda perseguir de dichas entidades, dada la discordancia entre la información
registrada en una y otra, y sin perjuicio, además, de las acciones que los propios
institutos previsionales puedan ejercer de conformidad al artículo 19 del DL 3.500, no
se dispondrá su pago en este procedimiento, por no constar que efectivamente se
adeuden; finalmente, respecto de los meses reclamados del año 2014, esto es, marzo y
mayo, debemos considerar que, de una parte, consta su pago en el certificado emitido
por Previred y, de otra, la trabajadora hizo uso de licencia médica durante ambos
meses en forma íntegra, por lo que el pago de dichas cotizaciones es de cargo del
pagador del subsidio por licencia médica y no del empleador. En consecuencia, sólo
consta que se adeuden las cotizaciones de salud del mes de julio de 2011, a cuyo
efecto se ordenará oficiar a la Isapre respectiva, sin efectuar más declaraciones a este
respecto, dado que como se ha dicho, la demandante no ejerció la acción de nulidad
de despido, ni efectuó más peticiones que el propio pago de las cotizaciones de salud
adeudadas.

DÉCIMO TERCERO: Que, habiéndose acogido la acción principal, resulta


improcedente pronunciarse respecto a la acción subsidiaria, por lo que se omitirá
cualquier análisis o decisión al respecto, sin que nada reste por resolver.

Y VISTOS, también lo dispuesto por los artículos artículo 19 N° 1 de la


Constitución Política de la República, los artículos 160, 162, 163, 171, 184, 420, 423 y
siguientes, y en especial los artículos 485 y siguientes del Código del Código del
Trabajo; SE DECLARA:

I.- Que SE RECHAZA la excepción de caducidad opuesta por la demandada de autos, en


contra de la acción de tutela laboral por auto despido vulneratorio de derechos
fundamentales.

II.- Que SE ACOGE la denuncia de tutela laboral por autodespido vulneratorio,


interpuesta por doña SANDRA DEL CARMEN ESCOBAR VALENZUELA, en contra de su ex
empleador, RIPLEY STORE LTDA. (ALTO STORES CO S.A.), representada legalmente por
don ALEJANDRO FRIEDMAN PIROZANKY, todos ya individualizados, SOLO EN CUANTO,
se declara que la demandada, como causa y con ocasión del despido indirecto, vulneró
derechos fundamentales de la actora, condenándose a la demandada al pago de las
siguientes prestaciones:

a) $5.941.278.- por concepto de indemnización de seis meses de remuneración,


prevista en el artículo 489 inciso tercero del Código del Trabajo.

b) $990.213.- por concepto de indemnización sustitutiva del aviso previo.

c) $10.892.243.- por concepto de indemnización por 11 años de servicio.


d) $5.446.172.- por concepto de recargo legal previsto en el artículo 171 del Código del
Trabajo.

e) $531.173.- por concepto de feriado legal.

f) $14.756.- por concepto de feriado proporcional.

III.- Que las prestaciones ordenadas pagar devengarán reajustes e intereses de acuerdo
a lo dispuesto en los artículos 63 y 173 del Código del Trabajo.

IV.- Ejecutoriada que sea esta resolución, ofíciese a Isapre Consalud a fin que inicie el
cobro de la cotización de salud devengada durante el mes de julio de 2011, de
conformidad a lo previsto en el artículo 19 del D.L. 3.500 y la ley 17.322.

V.- Que habiendo tenido la demandada motivo plausible para litigar y no habiendo
resultado totalmente vencida la demandada, se declara que cada parte soportará sus
propias costas.

VI.- Ejecutoriada que sea esta resolución, cúmplase dentro de quinto día, bajo
apercibimiento de remitirse los antecedentes al Tribunal de Cobranza Previsional y
Laboral de Santiago.

Anótese, regístrese y notifíquese.

Archívese en su oportunidad.

RIT T-464-2014

PRONUNCIADA POR DOÑA PATRICIA FUENZALIDA MARTÍNEZ, JUEZ TITULAR


DEL SEGUNDO JUZGADO DE LETRAS DEL TRABAJO DE SANTIAGO.

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