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Como docentes colombianos nos hemos interesado en profundizar sobre los procesos de
evaluación de los cuales somos participes desde las directrices del Ministerio de Educación
Nacional (MEN) en Colombia, que tiene como objetivo mejorar la calidad de educación en el
país, por eso nos vemos avocados a la reflexión como componente principal en el desarrollo
profesional. Es así, que una educación de calidad urge de una evaluación docente que contribuya
a proponer alternativas de mejoramiento y resignificación de la profesión, lo cual no es
consecuente con lo observado actualmente porque los espacios, tiempos y maneras de aplicación
no son los adecuados.
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Estudiantes de cuarto semestre de la Maestría en Docencia, Universidad de La Salle, extensión El Yopal
Al hacer la revisión de los aportes teóricos frente a la evaluación docente nos encontramos
con autores como Rodríguez & Romero (2010) que resaltan los aportes de Santos (1996) quien
se refiere a la evaluación como un proceso de estimación de la calidad de la enseñanza, asentado
en evidencias y realizado para poder comprender y mejorar la práctica educativa. Y Niño (2001)
que plantea la evaluación como mecanismo de atención a necesidades de “recualificación” de la
educación, y se refiriere a cuatro tendencias, evaluación como rendición de cuentas, evaluación
como pago por méritos, evaluación como desarrollo profesional y la evaluación para la mejora
de la escuela, donde le dan importancia al desarrollo profesional, ya que da el aval de atender a
una cualificación perdurable de la profesión docente. Lo anteriormente expuesto, permite
asimilar la importancia que cobra el proceso evaluativo del desempeño de la práctica docente,
encaminado a mejorar la calidad de la educación, pues de unos docentes cualificados, depende
unos procesos de enseñanza adecuados que conllevarán al aprendizaje óptimo por parte de los
estudiantes.
Retomando a Duke & Stiggins (1997) (citados en Rodríguez & Romero, 2010), quienes al
referirse a este tipo de evaluación, resaltan que el desarrollo profesional puede darse cuando, aún
los profesores con bajo desempeño, tienden a buscar la excelencia a través de la reflexión de sí
mismos, ampliando así el conocimiento de sus responsabilidades de individuos y participantes de
una carrera profesional; además para describir el desarrollo del profesorado identifican cinco
áreas generales en las cuales puede tener lugar el crecimiento: Desarrollo pedagógico, desarrollo
profesional, desarrollo organizativo, desarrollo de la trayectoria profesional y desarrollo
personal. Los autores definen el desarrollo profesional como el “proceso mediante el cual el
profesorado mínimamente competente alcanza niveles más altos de competencia profesional y
amplía su comprensión de sí mismo, de los papeles, de los contextos y de la carrera profesional”
(p. 4).
Por otra parte Lozano (2008) resalta el planteamiento de Duke y Stiggins (1997), quienes
proponen que la evaluación del profesorado puede servir a dos propósitos básicos:
responsabilidad y desarrollo profesional y señalan que “(...) la evaluación, cualquiera que sea su
clase, es extremadamente importante no sólo para alcanzar un grado de competencia mínima
sino para que tenga lugar un crecimiento profesional continuo” (p. 169) . Por su parte Lozano
(2008) alude que ese crecimiento es estratégico para el desarrollo educativo de un país
porque, de un lado, hace parte de los lineamientos de política educativa internacional que se
formulan para promover el desarrollo profesional de los docentes y figura entre los
principios que fundamentan las normas jurídicas que regulan las relaciones entre docentes y el
Estado y; de otro, porque contribuye al desarrollo institucional de los centros y de las profesiones
y, además, porque interesa a los docentes; estos aportes teóricos muestran como se han
preocupado por el desarrollo profesional del docente, buscando con ello que mejore su práctica y
brinde mejores posibilidades de aprendizaje a los estudiantes.
“Evaluar el desempeño de los docente y directivos docentes, es un proceso por medio del cual se
busca emitir juicios valorativos sobre el cumplimiento de sus responsabilidades en la enseñanza,
aprendizaje y desarrollo de sus estudiantes, previo un seguimiento permanente que permita
obtener información válida, objetiva y fiable para determinar los avances alcanzados en relación
con los logros propuestos con los estudiantes y el desarrollo de sus áreas de trabajo”. (p.10).
Por otro lado, la Ley 115 de 1994 (Ley General de Educación) En el artículo 80, la Ley
General de Educación ordena la creación de un Sistema Nacional de Evaluación con el fin de
velar por la calidad de la educación, el cumplimiento de los fines de la educación y la mejor
formación moral, intelectual y física de los estudiantes. Para ello es necesario evaluar la calidad
de la enseñanza que se imparte, el desempeño profesional del docente y de los directivos
docentes, los logros de los estudiantes, la eficacia de los métodos pedagógicos de los textos y
materiales empleados, la organización administrativa y física de las instituciones educativas y la
eficiencia en la prestación del servicio.
En el artículo 84, reitera la necesidad de que en todas las instituciones educativas se lleve
a cabo al finalizar cada año lectivo una evaluación de todo el personal docente y administrativo,
de sus recursos pedagógicos y de su infraestructura física para propiciar el mejoramiento de la
calidad educativa que se imparte.
En este mismo sentido, la Ley 715 de 2001 El artículo 5, establece que compete a la
Nación definir y establecer las reglas y mecanismos generales para la evaluación y capacitación
del personal docente y directivo docente. El artículo 10 establece como una parte de las
funciones del rector o director de las instituciones públicas, “Realizar la evaluación anual del
desempeño de los docentes, directivos docentes y administrativos a su cargo.” (Numeral 10.10)
Esta normativa da cuenta del interés que ha tenido el estado en mejorar la calidad educativa
desde el fortalecimiento de la profesión docente, mediante el seguimiento y revisión periódica de
los procesos realizados por los docentes en su praxis. Pero lo anterior se ha quedado solo en ese
interés, ya que en la práctica lo que se evidencia es que esta se ha venido aplicando para castigar
a los docentes y aunque se plantea con un interés formativo este no se cumple debido por un lado
al incumplimiento del MEN en su aplicación y estructuración y, por otra parte, por el uso
punitivo que se le da a los resultados y la falta de retroalimentación.
Una evaluación docente que propenda por mejorar la calidad educativa y la práctica
docente, debe brindarle condiciones propicias al docente en términos de oportunidad y calidad de
los instrumentos, y demás herramientas que se utilizan para realizar dicho proceso y del análisis
de los resultados deben emerger oportunidades de formación en la que el docente adquiera unos
conocimientos que le permitan la resignificación de su practica y por ende favorezca los procesos
de enseñanza aprendizaje, pero este ideario en el sistema educativo no se da por las múltiples
disculpas que alude el MEN como ente encargado de guiar la aplicación de las políticas
educativas en Colombia
En cuanto a la evaluación docente en nuestro país es de destacar que todo emerge a partir
de las situaciones presentadas en cuanto al desarrollo económico que en el mundo se presentaba
en la década de los 80. En las reformas que las instituciones de orden internacional aplicaban en
los países desarrollados y como una fiel copia se tomaba en los países en proceso de
subdesarrollo, el Banco Mundial (BM) siendo una de las entidades reguladoras con sus políticas
económicas convierten la educación y principalmente la profesión docente en un mecanismo
de medición, que denigra de la labor de los maestros, los estigmatiza. Cabe señalar que es en
este contexto, según lo señala Niño (2002) (citado en Lozano, 2008) que emerge la Evaluación
como Rendición de Cuentas “(…) como actividad técnica indispensable para la toma de
decisiones económicas, dando a la evaluación el sentido estratégico de medición”.(p.135)
Empecemos por recordar las propuestas del Fondo Monetario Internacional (FMI) el
BM a finales de la década de los 80 y comienzos de los 90, los cuales establecen políticas para
orientar el nuevo orden económico mundial, donde de manera efímera y muy superficial, se
plantea la educación como parte fundamental en el desarrollo de las naciones, pero que en la
realidad se implementa de manera desigual. A partir del Consenso de Washington que vio la
educación como una formula de expansión económica de los países desarrollados especialmente
de EEUU, ante lo a anteriormente expuesto se vio un gran vacío en ese proceso de expansión
educativo especialmente del desarrollo docente, que solo se vinculo en este consenso como
prioridad en el gasto público y no como inversión para el desarrollo social, no fuese sino hasta
1998 en la cumbre de las Américas realizada en Santiago de Chile, donde se da el consenso de
Santiago y se pone la Educación en orden prioritario, es decir como primer elemento, porque
según en la definición de ese consenso “es la llave para abrir la igualdad de oportunidades. El
siguiente es la salud. Después vienen las infraestructuras -especialmente carreteras rurales,
porque sin ellas la gente no puede ir a la escuela” (Serrano, 2000, p.8)
En razón a eso la vinculación de nuevos procesos para la educación con miras a generar
impacto económico, se vio como factor importante el desarrollo de la profesión docente, es allí
donde se parte en dos la historia de los maestro, a parir del año 2002 se divide en dos estatutos,
el primero el 2277 que rige los maestros en carrera docente antes de esta fecha, que para
entonces no habían sido evaluados, y su ascenso se hacía certificando estudios, créditos y/o
producción académica, entre otros. Los docentes que a partir del 19 de junio de 2002 serian
vinculados al estatuto docente 1278, en el cual el docente, para obtener derechos de inicio de
carrera docente, deberá presentar una prueba en una de las etapas el articulo N°9, apartado (d)
indica la “Selección mediante prueba de aptitudes y competencias básicas. Tiene por objeto la
escogencia de los aspirantes más idóneos que harán parte del correspondiente listado de
elegibles”. Sumado a esto empezaron a ser evaluados a través de unas pruebas de conocimiento
que se aplicaban directamente dependiendo del área de conocimiento o aquellas específicamente
en las que el docente se desenvuelve, seguido a esta prueba el docente debe participar de una
evaluación en periodo de prueba
En el año 2007 el MEN expide el decreto 3782 del 02 de Octubre de 2007 para
reglamentar una evaluación de desempeño que se aplicara anualmente a los docenes según el
Artículo 2. Da como Concepto.” La evaluación anual de desempeño laboral del docente o del
directivo docente es· la ponderación del grado de cumplimiento de las funciones y
responsabilidades inherentes al cargo que desempeña y del logro de resultados, a través de su
gestión. Esta evaluación es un proceso permanente que permite verificar el quehacer profesional
de los educadores, identificando fortalezas y aspectos de mejoramiento, mediante la valoración
de sus competencias funcionales y comporta mentales”. De esta manera el docente presentara
una serie de metas u objetivos a los cuales se les hará un proceso de seguimiento y de
evaluación propuestos y establecidos por el propio maestro en consenso con su superior
inmediato, que deberá cumplir para obtener así un puntaje que de mantenerse entre las
exigencias por lo reglamentado por el MEN hará que este continúe o sea excluido del proceso de
carrera docente.
La evaluación anual de desempeño laboral del docente, según la Guía metodológica 31 del
MEN, busca caracterizar el desempeño, identificar fortalezas y oportunidades de mejoramiento,
y propiciar acciones para el desarrollo personal y profesional. Se caracteriza por ser un proceso
continuo, sistemático y basado en la evidencia, diseñada desde un enfoque de competencias, lo
que implica una mirada integral de las personas que vincula sus características personales con su
desempeño laboral y con los resultados en su trabajo, promoviendo el reconocimiento de los
logros y aportes individuales.
Para el caso de los docentes, se asigna como evaluadores a los rectores de las
instituciones educativas donde laboran; los cuales deben generar un ambiente adecuado, un
seguimiento permanente y una valoración objetiva; proceso que está supervisado por las
Secretarías de Educación de la entidad territorial. En cuanto a los tiempos de evaluación, se debe
llevar a cabo durante la totalidad del año escolar, comprendiendo las cuarenta semanas de trabajo
académico y las cinco de desarrollo institucional, en dos valoraciones, una al finalizar el primer
semestre académico y otra al final del segundo, cuyo resultado depende de las evidencias
presentadas en estos dos momentos.
Conclusiones
Por otra parte, es necesario que los agentes en cargados de la ECDF lo hagan en unos
tiempos acordes y utilicen unas herramientas apropiadas que verdaderamente den cuenta de la
practica que realiza el docente en el aula, y que se desligue la evaluación docente de factores
fiscales que no hacen más que castigar al docente, afectando sus estados anímicos.
Referencias
Ministerio de Educación Nacional. (2002) Guía No. 31 Guía Metodológica Evaluación Anual de
Desempeño Laboral. Recuperado de: https://www.mineducacion.gov.co/1759/articles-
169241_archivo_pdf.pdf
Rodríguez, M & Romero, H (2010). La evaluación del desempeño docente: entre la regulación y
la oportunidad para potenciar su desarrollo profesional. Actualidades Pedagógicas N.º 56
julio-diciembre de 2010 páginas 109-122.