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CAPÍTULO 8

FUNDAMENTACION JURIDICA DE LA ERE

David Eduardo Lara Corredor1

Introducción.

La Educación Religiosa Escolar es un área, como lo señala la ley 115 de 19942, considerada
como obligatoria, necesaria y fundamental dentro de la formación integral de los
estudiantes, para lograr los objetivos propuestos en la Constitución Política de Colombia de
1991, como educación obligatoria. En ese orden de ideas, la fundamentación jurídica de la
ERE ha de justificar, desde lo legal, la importancia, pertinencia y relevancia de la misma
dentro de la formación. El presente capítulo pretende contextualizar, dentro del marco
jurídico, particularmente desde la identidad del Estado, la razón de ser de la formación en la
educación religiosa como uno de los componentes fundamentales de la educación.

Con la creación del Estado de derecho, como institución jurídica-política propia de la


modernidad, los grupos sociales buscan darse una identidad particular mediante la
normatividad, es decir, regular sus relaciones y comportamientos a través de las leyes. En
esa lógica, la sociedad delega en las instituciones esos bienes sociales, que en sí contienen

1
Licenciado en Filosofía de la Universidad Santo Tomás, Especialista en Derechos Humanos de la Escuela
Superior de Administración Pública -ESAP-; Magister en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana;
estudios en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana y Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad
Libre; profesor asistente e investigador de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana.
Correo electrónico: delara@javeriana.edu.co
2
Ley 115 de 1994. Título II Estructura del servicio educativo. Capítulo 1º. Educación formal. Sección tercer
Educación básica, artículo 23 Áreas obligatorias y fundamentales. Para el logro de los objetivos de la
educación básica se establecen áreas obligatorias y fundamentales del conocimiento y de la formación que
necesariamente se tendrán que ofrecer de acuerdo con el currículo y el proyecto Educativo Institucional. Los
grupos de áreas obligatorias y fundamentales que comprenderán un mínimo del 80% del plan de estudios, son
los siguientes:
1. Ciencias naturales y educación ambiental.
2. Ciencias sociales, historia, geografía, constitución política y democracia.
3. Educación artística
4. Educación ética y en valores humanos.
5. Educación física, recreación y deportes
6. Educación religiosa
7. Humanidades, lengua castellana e idiomas extranjeros.
8. Matemáticas.
9. Tecnología e informática.

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un valor social, para que a través de la ley se logren sus objetivos, es decir, que todos los
asociados logren la satisfacción de esos bienes en igualdad de condición y con la cobertura
necesaria para que todos alcancen sus fines.

Entonces, la educación, como bien social que le da identidad y cohesión a los grupos, al ser
confiada al Estado se convierte en un bien jurídico que dicha institución debe garantizar,
vigilar o controlar, tutelar e impartir para que a todos y a cada uno de los asociados les
corresponda el disfrute de éste bien de manera equitativa, justa e igualitaria3. Al convertirse
la educación en un bien jurídico se convierte en un bien público4.

Por eso, en la sana doctrina de los Estados, se señala que la educación es uno de los pilares
fundamentales que le da identidad a la sociedad. Razón por la cual en sus constituciones
políticas, los Estados buscan concretar sus proyectos antropológicos a través de la
comprensión de lo que la sociedad en general desea como identidad nacional y cultural para
sus ciudadanos, y que le corresponderá, como tarea, al Estado lograr los fines que la misma
sociedad ha establecido para los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Sin embargo, en la perspectiva de la globalización que se impone hoy, esas pretensiones


estatales confluyen en las intenciones que tienen los organismos multilaterales para lograr
el cumplimiento de sus compromisos internacionales como sociedad de Naciones. Para
ello, la UNESCO, la agencia de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura, tiene la tarea de reflexionar sobre la comprensión de la educación como desarrollo
humano. Entonces los intereses nacionales de los Estados frente a la educación quedan
insertos en las pretensiones mundializadoras de dichos organismos, buscando una identidad
universal en los procesos educativos. Una preliminar comprensión de la educación permite
comprender el alcance de la misma cuando se presenta como educación integral o del
desarrollo integral de la persona.

Todo proyecto educativo tiene a la base una visión antropológica, para lo cual, el proceso
educativo lo lleva a formarse y desarrollarse de manera integral. Así, el sujeto como unidad
biopsicosocial en proceso, en el marco de la naturaleza y de la cultura, busca desarrollar sus
dimensiones: corporal, anímica, intelectiva, comunicativa, lúdica, creativa, interrelacional,

3
Constitución política de Colombia 1991. Título II. De los derechos, las garantías y los deberes. Capítulo 2.
De los derechos sociales, económicos y culturales. Articulo 67. […] Corresponde al estado regular y ejercer la
suprema inspección y vigilancia de la educación con el fin de velar por su calidad, por el cumplimiento de sus
fin y por la mejor formación moral, intelectual y física de los educandos, garantizar el adecuado cubrimiento
del servicio y asegurar a los menores las condiciones necesarias para su acceso y permanencia en el sistema
educativo.
4
Constitución política de Colombia 1991. Título II. De los derechos, las garantías y los deberes. Capítulo 2.
De los derechos sociales, económicos y culturales. Articulo 67. La educación es un derecho de la persona y un
servicio público que tiene una función social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la
técnica y a los demás bienes y valores de la cultura.
La educación formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia; y en la
práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección
del ambiente.

227
de autoestima, su conciencia social, moral, ecológica y ética, su sensibilidad estética, su
condición histórica, su capacidad crítica, su habilidad psicomotora y su sentido de
trascendencia5. En ese orden de ideas, se comprende por qué lo trascendente o espiritual es
una de las dimensiones del sujeto, razón por la cual dentro de los procesos formativos se
debe educar para lo espiritual.

Para comprender mejor el valor y sentido de lo trascendente, hay que reconocer, tanto a
nivel nacional como internacional, el aporte milenario que ha dado la religión a las culturas,
como una forma de conocimiento que enriquece y contribuye a la educación integral de las
personas6. Por ejemplo, en dos informes de la Unesco en 1996, se precisó el valor y rol de
la religión en las culturas de las sociedades. En la perspectiva de la globalización, el
informe de la Comisión Internacional sobre Educación para el siglo XXI, presidida por Jean
Jacques Delors en París, publicado en 1996 como La educación encierra un tesoro,
propuso pensar y edificar el futuro común y educar para la aldea planetaria al entrar en el
nuevo milenio. Llama la atención cómo en su introducción refiere la tensión entre lo
espiritual y lo material:

Por último, la tensión entre lo espiritual y lo material es una constatación eterna. El mundo
frecuentemente sin sentirlo o expresarlo, tiene sed de ideal y de valores que vamos a llamar morales
para no ofender a nadie. ¡Qué noble tarea de la educación la de suscitar en cada persona, según sus
tradiciones y convicciones y con pleno respeto del pluralismo, esta elevación del pensamiento y del
espíritu hasta lo universal y a una cierta superación de sí mismo¡ La supervivencia de la humanidad –
la Comisión lo dice midiendo sus palabras– depende de ello.7

En un segundo informe bajo el nombre Nuestra Diversidad Creativa, la Comisión Mundial


de Cultura y Desarrollo, presidida por Javier Pérez de Cuellar, señala:

La religión parece ejercer en nuestros días una renovada influencia sobre los asuntos humanos. En
numerosas regiones del mundo la tendencia a la secularización se ha mermado o se ha invertido. En
un momento en que los valores tradicionales se disuelven, la religión aparece como una defensa para
individuos y grupos cuya identidad es cada vez más frágil.
Las diferentes confesiones religiosas son a su vez creaciones culturales, simbólicas e intelectuales
que, a su manera, reflejan la diversidad de la experiencia y de actitudes humanas frente a las
promesas, desafíos y a lo trágico de la existencia. Tanto ciertas formas de fundamentalismo, como la
búsqueda religiosa en general, puede ser consideradas como fenómenos constructivos. Estos
fenómenos muestran la búsqueda tanto de identidad y de un sentido para dar a la existencia, en un
mundo sacudido por valores conflictivos, como de una respuesta creativa a esta crisis de identidad y
de un campo para la experiencia socio-cultural.
Pero, como lo muestra la historia, la religión ha estado con frecuencia ligada a la conciencia de una
identidad nacional hasta el punto de llagar a lastimar las relaciones entre grupos mayoritarios y
minoritarios. Con frecuencia también ha servido de pretexto para conquistas materiales o
territoriales.8

5
Villarini, “Desarrollo humano integral: autonomía y competencias para una educación basada en ciclos”, 30-
36.
6
Ministerio de Educación Nacional, Educación religiosa, 13.
7
Delors, J. La educación encierra un tesoro. 51; Ministerio de Educación Nacional. Educación religiosa, 14
y 15.
8
Comisión mundial de cultura y desarrollo citado por MEN, Educación religiosa, 15 y 16.

228
Ya en el ámbito colombiano, con la promulgación de la Constitución Política de 1991, y
con la inclusión de los derechos humanos como parte normativa de la misma, al
proclamarse la libertad de cultos9 se crearon las condiciones legales para la comprensión de
la dimensión religiosa del sujeto y el reconocimiento del hecho religioso como parte de la
identidad del sujeto y de la cultura del pueblo colombiano. Esta perspectiva, en plena
concordancia con el principio pluralista y con el fin de proteger a las personas en sus
creencias, ambos consagrados en la Constitución, permite una nueva comprensión de la
necesidad de formar para el ejercicio de la libertad religiosa y para la garantía, tutela y
aplicación de este derecho constitucional a través de la educación. Como señaló el Ministro
de Educación Francisco José Lloreda Mera, en el 2000:

Cuando en 1991 la Constitución Política estableció la libertad de cultos, creó las condiciones legales
para una cultura religiosa amplia que proporcione los conocimientos necesarios para comprender el
fenómeno religioso en nuestro medio y asumir una actitud pluralista. […] Ahora más que antes, se
requiere brindar a los estudiantes oportunidades para conocer distintos credos religiosos, expresar sus
ideas, críticas, dudas, y temores, fundamentar sus decisiones y adquirir criterios y principios que
orienten su vida10.

En ese orden de ideas se comprende por qué la Educación Religiosa Escolar es uno de los
componentes formativos necesarios en los procesos educativos. Por ello, el Estado, la
sociedad y la familia, como responsables de la educación11, tienen la grave tarea de
garantizar y tutelar el derecho a la educación, y en ella el derecho a la formación para el
ejercicio de la libertad de cultos.

Los padres de familia, por su parte y en consonancia con el artículo 68 constitucional,


tendrán la responsabilidad, como derecho, de escoger el tipo de educación para sus hijos
menores. En el desarrollo de éste derecho, los padres de familia podrán elegir la respectiva
formación con la garantía, como deber del Estado, que encuentren las posibilidades reales
para se logre el objetivo de esta formación. La sociedad, valorando el aporte de la religión a
la identidad de los grupos sociales, valorará la importancia de formar a los niños y niñas en
la comprensión y valoración de la religión como identidad cultural. Así mismo, es
responsabilidad del Estado, en consonancia con los compromisos adquiridos como Estado-
Parte12 de los pactos internacionales, obligarse a garantizar la formación en la libertad
religiosa y para el ejercicio de esta misma libertad.

Esta libertad religiosa, reconocida por la normatividad internacional y la normatividad


interna de muchos Estados como derecho humano fundamental, sitúa a la persona y a la
sociedad frente al reconocimiento jurídico de una de las dimensiones humanas: la

9
Constitución política de Colombia 1991. Título II De los derechos, las garantías y los deberes. Capítulo 1 De
los derechos fundamentales. Articulo 19. Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a
profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual y colectiva. Todas las confesiones
religiosas e iglesia son igualmente libres ante la ley.
10
Ministerio de Educación Nacional, Educación religiosa, 4 y 5.
11
Constitución política de Colombia 1991, Artículo 67.
12
Conferencia Episcopal de Colombia, Escuela y religión, 9

229
trascendente, conocida también como dimensión religiosa, dimensión de sentido o
dimensión espiritual. La Organización de las Naciones Unidas, organismo encargado de
tutelar el cumplimiento de los Pactos Internacionales, en la Resolución 36/55 ha desglosado
el alcance y validez de los derechos que, para el caso de la libertad de cultos, señala entre
otros aspectos que el derecho a la libertad religiosa implica el hecho de ser formado en la
religión o en la fe religiosa.

Al elevar a la categoría de derecho y reconocerlo como un derecho humano la libertad


religiosa, se está reconociendo jurídicamente el valor y función de la religión como parte de
los valores culturales, es decir, la humanidad reconoce en la religión un bien de cara a la
construcción de la cultura, así cumple una función y significado en toda matriz cultural.
Históricamente éste reconocimiento del derecho a la libertad religiosa permitió la
construcción de las nacientes naciones en la época moderna a partir del principio de
tolerancia, por el cual se reconocían en pie de igualdad jurídica todas las confesiones
religiosas.

Por tanto, se puede afirmar que la libertad religiosa hace parte de la identidad de la persona
y de las comunidades, manifestada de dos maneras, creyendo o no creyendo. Y si es parte
de la identidad cultural de los pueblos es lógico señalar que la identidad de los mismos
Estados está dada por los intereses de sus asociados, en relación con la religión. Por ello
esta realidad de la religión, ha permitido desarrollar la identidad de los Estados, sean éstos
confesionales o aconfesionales, donde se garantiza y tutela los derechos fundamentales del
sujeto humano, uno de ellos, el derecho a la libertad de cultos.

Teniendo en cuenta lo anterior, el presente capítulo ampliará la comprensión jurídica de la


educación religiosa escolar como tarea de la sociedad13, dentro de la lógica del derecho de
la persona a la educación, que busca, siendo un servicio público con función social, el
acceso al conocimiento, su validez científica y su legitimación social de cara a formarse
como persona y realizar el proyecto educativo. Así, en consonancia con los compromisos
del Estado, la ERE debe garantizar las condiciones para que todo miembro de la sociedad
pueda ser educado en la libertad religiosa y para el ejercicio de esa libertad.

La estructura del capítulo tiene tres partes: en una primera, se indicará el alcance y
compresión de la libertad religiosa en cuanto bien jurídico tutelado por el Estado, ya que
dicha libertad contiene en sí un bien social que debe particular protección y garantía
jurídica como una concreción de la libertad; en una segunda, se expone la comprensión de
la naturaleza del Estado de cara a la religión; y, en la tercera, se determinará una
comprensión de la ERE en el marco jurídico estatal, particularmente la fundamentación
jurídica colombiana.

13
En la medida en que la educación entendida como servicio público se va convirtiendo cada vez más en un
asunto de todos, la misma sociedad va ejerciendo un mayor control social de los contenidos que son objeto de
conocimiento y formación en la escuela y va procurando llegar a mayores y mejores consensos acerca de los
saberes escolares (Ibíd., 10).

230
8.1. La libertad religiosa o de cultos.

La Constitución Política de 1991 consagró, garantizó y tuteló –existe y es exigible–, en el


artículo 19 el derecho a la libertad de cultos14, en concordancia con la normatividad
internacional de los derechos humanos. El Doctor Cepeda, en su análisis de los derechos
fundamentales de la Constitución de 1991, al precisar el alcance de la norma, señala que:

La norma aprobada por la Asamblea garantiza a toda persona no solo el derecho a profesar libremente
una religión sino a difundirla en forma individual o colectiva. Las personas pueden tener sus propias
creencias religiosas, no tenerlas o modificarlas, y pueden divulgarlas de manera individual o en
asociación con otros individuos, sin interferencia previa o posterior de las autoridades o de otras
personas que profesen religiones diferentes. También pueden competir pacíficamente con otros con el
fin de ganar adeptos para su fe. Como complemento a la libertad religiosa se garantiza la libertad de
cultos; esto es, el derecho de toda persona a celebrar ceremonias, ritos o actos, de acuerdo con las
propias convicciones religiosas, así como a no practicar ningún culto sin que pueda ser castigada o
presionada para obligarla a hacerlo.15

Así, la nueva Constitución Política, en concordancia con su principio pluralista, crea las
condiciones legales para la comprensión de la dimensión religiosa y la respectiva cultura
religiosa de una manera más amplia y no restrictiva a una religión oficial, de tal manera que
desde el canon constitucional se garantice las condiciones necesarias para que los ciudadanos
tengan acceso a los conocimientos necesarios para comprender el hecho religioso y su
respectivo fenómeno religioso que permita desarrollar actitudes de reconocimiento de la
diferencia y la necesaria aceptación del pluralismo religioso16.

En cuanto a su exigibilidad y respeto, la libertad de religión y de cultos no puede ser


suspendida en ningún momento, incluso se debe garantizar durante los estados de excepción
(aquellos momentos en que el Estado tiene una conmoción interior o internacional), de
acuerdo con los tratados internacionales sobre derechos humanos, dado su carácter de derecho
intangible; sí puede ser limitado su ejercicio al igual que los demás derechos para proteger
otros valores constitucionalmente garantizados17.

Para comprender mejor el contenido y alcance de la libertad religiosa es conveniente realizar


una mirada histórica de cómo se ha desarrollado este misma libertad en el ámbito político,
religioso y jurídico, en especial en la formación de los Estados dado en el período de la
Modernidad.

8.1.1 Origen del derecho a la libertad religiosa.

El origen del derecho a la libertad de cultos está relacionado con el principio de la tolerancia,
término que se viene utilizando desde el siglo XVI, en el contexto del problema en torno a la

14
Madrid-Malo, Sobre las libertades de conciencia y de religión, 103.
15
Cepeda, Los derechos fundamentales en la Constitución de 1991, 182.
16
Ministerio de Educación Nacional, Educación Religiosa, 5.
17
Cepeda, Los derechos fundamentales en la Constitución de 1991, 183.

231
religión que surgió en Europa, sobre fenómenos de divergencia respeto a los ritos o los
misterios de la fe18.

Cabe señalar que desde sus orígenes se presentó como un principio ético que permitía a los
vencedores de las disputas religiosas otorgar el indulto a los antiguos disidentes, herejes o
impuros. Se intentaba proteger la libertad de las convicciones religiosas y el derecho a la
asociación de los miembros de dicha religión, dentro del ámbito de los nacientes estados de
derecho europeo.

Por eso, es en la Modernidad, en el marco del mundo secularizado, donde el principio de la


tolerancia se gesta inicialmente como principio religioso que garantizaba el derecho de las
pequeñas confesiones religiosas a ser reconocidas por las grandes religiones; después se
desarrollo como pensamiento político en torno al problema de la diferencia y de la diversidad,
que en últimas es el problema de la interpretación sobre la posesión de la verdad por parte de
un determinado grupo o élite o el reconocimiento de la diversidad en relación con quienes
podían ser considerados como diferentes por razones exclusivamente físicas o raciales19.

El derecho a la libertad de cultos conlleva correlacionalmente el derecho a la libertad de


conciencia, la libertad de pensamiento y la libertad de expresión, es decir, el reconocimiento
del otro como sujeto y como interlocutor válido de cara a su propia existencia y a su propia
experiencia religiosa.

En relación con la libertad religiosa el Concilio Vaticano II declara:

Que la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los
hombres deben estar inmunes de coacción, tanto por parte de personas particulares, como por parte de
grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera que, en lo religioso, ni se obligue a
nadie a actuar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público,
sólo o asociado con otros, dentro de los límites debidos.20

La garantía de este derecho fundamental del ser humano debe articularse con la vida misma de
tal forma que al ser violado, vulnerado, restringido o suspendido por parte del Estado o de
cualquier particular, se estaría violando el derecho a la vida digna, como se consagra en la
Constitución Política de Colombia de 1991, en los artículos 11 a 21; articulación necesaria
para considerar y valorar la dignidad del ser humano de manera íntegra e integral.

18
El principio de tolerancia se debe al grupo italiano de reformistas, encabezado por Fausto Sozzini, que
rechazó la doctrina de la Trinidad en 1574 (Ver Cisneros, Se escribe tolerancia, pero se debe leer
democracia, 239).
19
La primera interpretación se da sobre la base de algunos grupos religiosos que se consideran los
depositarios de la verdad; la segunda interpretación se da sobre el perjuicio respecto “al otro” y en este
sentido se funda la discriminación. Sobre la tolerancia se puede tener presente las obras de Marsilio da
Padova, Baruch Spinoza, Jean Bodin, John Locke, Francois Marie Arouet de Voltaire (Ibíd., 240).
20
Concilio Vaticano II, Declaración sobre la libertad religiosa. Dignitatis Humanae, 2.

232
Desde la teoría del Doctor Mario Madrid-Malo, en sus conferencias compiladas en los textos
de divulgación de la Defensoría del Pueblo21, señala, en relación con el derecho a la libertad
religiosa, que:

[…] es el que toda persona tiene para creer, descreer o no creer, y para manifestar cualquiera de estas
tres actitudes interiores mediante conductas positivas o negativa.22

De esta forma se reconoce la dimensión religiosa del hombre, sin importar la adscripción a un
conjunto determinado de concepciones religiosas, como una concreción de la dimensión
trascendente del sujeto de cara a su propio sentido de vida.

8.1.2 Profesar libremente: individual y colectivamente23.

A la base del derecho constitucional de la libertad de cultos está la categoría libertad, que es el
denominador común de muchos de los derechos fundamentales. Ahora bien, la estructura de la
libertad misma está constituida por la autonomía –a diferencia de la heteronomía–, dentro de la
cual el ser humano se desarrolla y se desenvuelve cotidianamente, puede actuar libre de
apremio o de coacción, y actuar con inmunidad de coacción.

Esta libertad, igualmente, exige la reflexión completa, es decir, la capacidad del hombre para
que a través de su inteligencia sepa responder a la vida y a las nuevas situaciones que le
presenta su horizonte de posibilidades. Por tanto, en el desarrollo de la libertad religiosa se
exige para su ejercicio la formación de la persona, no solo en el plano de lo racional –para
emitir juicios racionales y razonables– sino también en su capacidad intelectual, su
inteligencia, que le permite expresar o manifestar ontológica y fenomenológicamente sus
creencias.

Otro elemento de la libertad es la autodeterminación, esa especial facultad del hombre de


determinarse a sí mismo, de "exteriorizar mediante conductas que se proyectan sobre los
demás, la libertad"24. Por ello, el último elemento de la libertad como nota constitutiva, así se
observe desde lo exterior, es la interrelación del hombre con-en-su entorno social, ya que no
habrá libertad si no es posible su ejercicio (profesar y difundir) y predicación en relación con
los otros, con los demás miembros de la familia humana.

Pero, esa libertad de por sí resulta un ente abstracto, una facultad etérea, una realidad sin
sentido, si no se plasma en realidades concretas, es decir, cuando el hombre puede precisar la
praxis de su libertad en proyectos de vida, en opciones fundamentales, en creencias; por eso se
aprecia que:

21
Madrid-Malo, Estudios sobre derechos fundamentales, 97-102; Ídem., Sobre las libertades de conciencia y de
religión, 99-185.
22
Madrid-Malo, Estudio sobre los derechos fundamentales, 97.
23
Lara Corredor, Cultos y libertad de cultos, 47-60
24
Lozano Bedoya, Persona, Religión y Estado, 40.

233
No existe una libertad religiosa en forma pura, porque ella no está aislada de otras manifestaciones de la
libertad [...] De hecho, en los instrumentos internacionales, la libertad religiosa siempre aparece
asociada con otros derechos, pero bajo tratamientos diferentes. Por tanto, habrá libertad de expresión
religiosa cuando la persona haga explícitas sus creencias en materia de fe por cualquier medio de
comunicación (verbal, escrito, audiovisual o artístico). Habrá libertad de opinión religiosa cuando al
manifestar aquellas creencias la persona haga apreciaciones valorativas sobre hechos o sucesos. Y en su
relacionalidad social, en una sociedad donde se practica el pluralismo propio de una verdadera libertad
religiosa la persona puede actuar lícitamente por fuera –e incluso en contra– de los postulados de las
religiones practicadas en dicha sociedad.25

Dentro de los ordinales que concretan la libertad cultos, según el artículo 1º de la Resolución
36/55 de la Asamblea General de la ONU26, están las siguientes acciones:

- Practicar el culto religioso.


- Celebrar reuniones de carácter religioso.
- Fundar y mantener lugares para la práctica del culto y la celebración de reuniones
religiosas.
- Fundar y mantener instituciones benéficas o humanitarias.
- Confeccionar, adquirir y utilizar en cantidad suficiente los artículos y materiales
necesarios para los ritos o costumbres de una religión.
- Escribir, publicar y difundir publicaciones.
- Enseñar la religión en lugares aptos para esos fines.
- Solicitar y recibir contribuciones voluntarias de particulares y de instituciones.
- Capacitar, nombrar, elegir y designar por sucesión los dirigentes religiosos.
- Observar días de descanso religioso.
- Celebrar festividades y ceremonias.
- Establecer y mantener comunicaciones con individuos y comunidades en el ámbito
nacional e internacional.

Sin embargo, esa libertad de profesar la religión, debe entenderse y precisarse. Si es de su


constitución ontológica, la profesión de la religión necesariamente comporta los dos planos,
tanto el individual como el social, y la profesión de las creencias o religiones es del fuero
interno de la persona, de la esfera de lo íntimo, en cuanto es la manifestación fenomenológica
de su propia dimensión religiosa.

El ejercicio del derecho a la libertad religiosa es una de aquellas actividades que la persona necesita
realizar en sociedad. Se trata de una libertad cuya titularidad y ejercicio tienen simultáneamente
dimensiones individuales y colectivas.27

25
Ibíd., 45.
26
ONU, Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la
religión o las convicciones, Art. 1o.
La libertad de tener una religión o cualesquiera convicciones de su elección, así como la libertad de manifestar
su religión o sus convicciones individual o colectivamente, tanto en público como en privado, mediante el culto,
la observancia, la práctica y la enseñanza (Ver Madrid-Malo, Derechos Fundamentales).
27
Lozano Bedoya, Persona, Religión y Estado, 53.

234
Si ya se ha puntualizado en el numeral anterior el alcance de esta libertad de cultos, sólo queda
señalar el elemento de la difusión de la misma, que debe tener en cuenta28:

a. Que con arreglo a las normas convencionales internacionales, toda persona tiene
derecho a la libertad de manifestar su religión o creencias...mediante...la enseñanza
(art. 18,1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos).

b. Toda persona tiene la libertad de...divulgar su religión o sus creencias (art. 21,1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos).

c. Que el ejercicio de la libertad de enseñar y divulgar la religión tiene contenidos y


límites análogos a los del disfrute y el goce de las libertades de opinión, expresión e
información reconocidas por el artículo 20 de la Constitución Política de Colombia.

Y ese difundir no debe confundirse con el fenómeno, muy presente en las sectas, del
proselitismo, de ganar a la fuerza o con violencia adeptos:

La Constitución y los Pactos Internacionales reconocen el derecho a evangelizar, no el pretendido


derecho de obtener adeptos con la ayuda de corruptelas, engaños, aprovechamientos indebidos o ilícitas
coacciones.29

8.1.2.1 Enseñar religión en lugares aptos para esos fines.

Como lo señala la resolución de la ONU, dentro del alcance la libertad de cultos está la
facultad de enseñar la religión, la cual permite que cada grupo social puede y se le garantiza
la posibilidad de enseñar para el ejercicio de la libertad religiosa, ya sea desde su credo
confesional o desde los lugares aptos, es decir, formar en el reconocimiento de la libertad en
el ámbito del pluralismo. Si bien, todas las confesiones religiosas tienen el derecho de educar
a sus seguidores en sus propias doctrinas, la sociedad en general, reconociendo el valor de la
religión en la cultura, podrá enseñar para la tolerancia, el pluralismo y la diversidad en los
lugares aptos para ello, no como un ejercicio de proselitismo o de adoctrinamiento.

La enseñanza de la religión va más allá de la cultura religiosa, en cuanto a impartir un


conocimiento general acerca de las religiones o confesiones religiosas, su historia y
cosmovisiones, se centra en la formación de la dimensión de sentido de la persona o la
capacidad de fe del sujeto como capax fidei. Cuando las confesiones religiosas enseñan desde
su credo se forma la capacidad de respuesta de fe de la persona a esa revelación o capax
revelationis.

La educación religiosa, como saber sobre lo trascendente del sujeto, hace referencia a la
experiencia espiritual de la persona en relación con el Referente último de la vida que le da
sentido a la misma. Por tanto, la enseñanza de lo religioso le permite formar la dimensión
28
Madrid-Malo, Sobre las libertades de conciencia y de religión, 107.
29
Ibíd.

235
religiosa de la persona en cuanto a la capacidad de religarse y ob-ligarse en relación a éste
Referente último. Por tanto, el derecho a la libertad de cultos permite que el sujeto exprese su
experiencia creyendo o no creyendo. Igualmente, la libertad de cultos implica la educación en
la comprensión de la manifestación cúltica de la experiencia religiosa acorde en una confesión
religiosa y la lectura crítica de los fenómenos que se dan en relación a las prácticas cultuales.

8.1.2.2 El derecho de los padres de familia de escoger el tipo de educación para sus hijos30.

Con esta prescripción legal se pretende garantizar el derecho y deber de los padres de familia
de ser los responsables de la educación. En ese orden de ideas, la Ley 115/94 señala que son
los padres quienes escogerán el tipo de educación religiosa que desea para sus hijos sin mayor
límite que lo establecido en la ley estatutaria de la libertad religiosa, Ley 133/94. Así mismo,
el Estado garantizará que la educación religiosa se ofrecerá en todos los establecimientos
educativos.

Pero la controversia se origina en la misma normatividad, cuando en el parágrafo del artículo


23 de la Ley 115/94, en concordancia con la Constitución Política, se establece que en los
establecimientos del Estado ninguna persona será obligada a recibirla. En una sana
interpretación, se mantiene vigente la obligatoriedad y fundamentalidad de la formación en
educación religiosa, lo que se debe garantiza es la libertad religiosa, que se puede interpretar
de manera negativa, es decir, ninguna persona podrá ser obligada a recibirla.

Por lo anterior, el Estado hace responsable a los padres de familia para que ejerzan su deber
de responsables de la educación de sus hijos, pero con la garantía de su derecho de elegir la
formación en el área de educación religiosa que a bien ellos decidan. La elección ha de
garantizar el derecho a la formación de la fe y, consiguiente, derecho a profesarla y difundirla
libremente, sin más restricciones que la de no aprovechar la cátedra para realizar ejercicios de
proselitismo o adoctrinamientos31.

8.1.2.3 La garantía de la libertad de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra32.

El Estado, como una de sus funciones, garantizará y tutelará, que en el caso de la educación
religiosa también se respetará el derecho consagrado en la misma constitución sobre las
libertades de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra. Ello permitirá que el docente
logre los objetivos establecidos para la educación, en cuanto al mejoramiento cultural y
científico, y, a su vez, el Estado vigilará con el fin de velar por su calidad. Razón por la cual el

30
Constitución Política de Colombia de 1991, artículo 67. Ley General de Educación, artículo 24.
31
Ningún docente estatal podrá usar su cátedra, de manera sistemática u ocasional, para hacer proselitismo
religioso o para impartir una educación religiosa en beneficio de un credo específico (Ver Decreto 4500 de
2006).
32
Constitución Política de Colombia de 1991, artículo 27.

236
docente de la ERE debe ser un profesional idóneo, un licenciado en pedagogía con la
experticia de la educación religiosa.

Así, la ERE, como un área de conocimiento y formación, permitirá que el educando logre no
solo la formación de su dimensión religiosa sino, además, en el amplio horizonte de la cultura
religiosa, podrá investigar críticamente sobre las distintas culturas y confesiones religiosas,
aprovechar la cátedra como escenario didáctico de aprendizaje para indagar sobre las
manifestaciones religiosas y profundizar en los fundamentos de su propia confesión religiosa.

8.1.3 Confesiones religiosas e iglesias: Igualdad ante la ley.

La misma Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y


discriminación fundadas en la religión o en las convicciones, puntualiza más el derecho
universal de la libertad de religión, que comprende la libertad de practicar el culto, celebrar
reuniones en relación con la religión o las convicciones, fundar y mantener lugares para esos
fines, confeccionar, adquirir y utilizar en cantidad suficiente los artículos y materiales
necesarios para los ritos o costumbres y hasta observar los días de descanso.

En ese orden de cosas, una secta o “religión personal", amparada en el reconocimiento a la


libertad religiosa, no puede ligeramente abrogarse el derecho a la libertad de religión; además,
no puede, amparada o buscando la tutela de este derecho fundamental, iniciar una serie de
prácticas cúlticas contrarias a la dignidad humana y, menos, adoctrinar o profesar una serie de
comportamientos supuestamente religiosos para enajenar o alienar a las personas
aprovechándose de su minoría de edad cronológica, mental, afectiva o social.

Por ello es necesario puntualizar el segundo inciso del derecho consagrado a la libertad de
cultos, que reza “Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la
ley”. Ya el Doctor Madrid-Malo en su texto sobre Los Derechos Fundamentales, señala, como
prólogo de análisis del inciso segundo, la dificultad que entraña la disyuntiva confesiones e
iglesias “aunque no todas las confesiones son iglesias, todas las iglesias son, sin excepción,
confesiones. La confesión es el género. La iglesia es la especie”33. La confesión es la
manifestación ontológica y fenomenológica de la dimensión religiosa del ser humano,
mientras que la iglesia es el componente eclesiológico –de comunidad– de la religión en sí. El
Doctor Madrid-Malo, quizá buscando el reemplazo de la disyuntiva por una alternativa, señala
que:

Lo técnico y correcto, pues, hubiera sido hablar de confesiones o de religiones, para que el término
comprendiera todas las comunidades de creyentes, desde la iglesia Católica hasta el más insignificante
de los fenómenos sectarios hoy manifestados bajo la forma de iglesia pirata o iglesia silvestre.34

33
Madrid-Malo, Derechos Fundamentales, 233.
34
Ibíd.

237
Por ello, la pretendida igualdad de las confesiones y de las religiones, aunque cobije los
diversos credos y expresiones de lo religioso, pone a las sectas en una limitante particular, ya
que si bien exigen el reconocimiento e igualdad ante la ley, concomitantemente se les está
limitando y ordenando, desde los límites del ejercicio de los derechos humanos
(fundamentales) hasta el criterio último de la dignidad humana, un referente preciso si quieren
ser reconocidas por la cobertura del artículo 19. No solo se acoge su manifestación ontológica
y fenomenológica, sino además, si quieren igualdad ante la ley deben presentar las exigencias
de ley, como su personería jurídica y la celebración de tratados con el Estado, si quieren la
tutela desde un ordenamiento internacional. Finalmente, el Doctor Cepeda comenta que:

La Constitución de 1991 pone en pie de igualdad la libertad de todas las confesiones religiosas e iglesias
ante la ley, para marcar el contraste con la protección especial del Estado a la Iglesia Católica [...] De
esta manera consagra la neutralidad del Estado frente a las confesiones religiosas y a las iglesias, actitud
indispensable para asegurar el pluralismo religioso [...] En la norma se incluyeron los conceptos de
“confesiones religiosas” y de “iglesias” con el propósito de comprender todos los credos religiosos así
como el conjunto de las personas que los profesan, sin importar que cuenten o no con una organización
jerárquica.35

8.1.4 Límites en el ejercicio del derecho a la libertad de cultos.

La libertad de cultos y/o libertad religiosa tiene el carácter de libertad pública, pues crea para
sus titulares un ámbito de autodeterminación y de inmunidad de coacción que fija límites al el
ejercicio del poder gubernamental36. Esta garantía constitucional contiene una doble
dimensión: negativa, por cuanto las autoridades se hallan impedidos para restringir este
derecho cuando se ejerce dentro de los límites que establece el orden constitucional y las
leyes. Positiva, por cuanto las autoridades del Estado deben hacer efectiva la protección o
garantía de este derecho a la libertad de cultos:
Quienes ejercen el poder deben intervenir para garantizar que todas las personas puedan disfrutar sus
derechos, protegidos contra los abusos de otros, cualquiera que sea su condición jurídica...los
gobernantes tienen el ineludible imperativo de favorecer el ejercicio de la libertad religiosa, al igual que
el de todas las libertades públicas. El derecho a la libertad religiosa ampara no una determinada
concepción de Dios, sino la decisión de aceptar la existencia de la divinidad -independiente de sus
connotaciones-, o de practicar la religión, inclusive aquéllas donde pueda estar ausente la idea de Dios.
Es una libertad que tiene por titulares tanto a sujetos individuales (la persona concreta) como a sujetos
colectivos (la familia y la comunidad religiosa) y que puede ser ejercida con igual protección en el
ámbito privado como en el público.37

El Doctor Madrid-Malo, señala –citando a Joaquín López Prado–:

35
Cepeda, Los derechos fundamentales en la Constitución de 1991, 183.
36
Lozano Bedoya, Persona, Religión y Estado, 47.
37
Ibíd.

238
La autonomía y la inmunidad del hombre en materia religiosa tienen, pues, unos límites. De ellos, unos
son intrínsecos y emanan de la propia esencia del derecho humano a la libertad religiosa; otros son
extrínsecos y provienen de los derechos ciertos y prevalentes de la sociedad y de sus miembros.38

Igualmente, esta libertad se haya limitada y sometida a las limitaciones prescritas en la ley,
acerca o con relación al orden público, como le señala el párrafo 3 del artículo 18 del Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, “que sean necesarias para proteger la
seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los derechos y libertades fundamentales de
los demás”. Infiere el Doctor Madrid-Malo que:

Cuando se ejerce el derecho a la libertad religiosa en su ámbito de manifestación o exteriorización, tal


ejercicio puede ser limitado por leyes cuyo objeto sea la tutela del orden público (seguridad,
tranquilidad, salubridad, moralidad) o intereses jurídicos cuya existencia y mantenimiento se estiman
indispensables para la existencia, la conservación y el desarrollo de la sociedad.39

En ese orden de ideas, se colige que en el ejercicio del derecho fundamental a la libertad de
cultos no se tutela ni se amparan las manifestaciones contrarias al querer de la comunidad,
tanto internacional como nacional. En el criterio del Constituyente y del Legislador para
colocarle un mínimo de límites que sirvan de criterio ordenador del sujeto titular del derecho a
la libertad de cultos, se busca la protección individual y colectiva.

Por ello, el comportamiento al margen de la ley o los comportamientos ilícitos, no están


tutelados por la Constitución y mal podría el titular de los derechos a la libertad de cultos
justificar sus comportamientos violatorios a la normatividad constitucional, a la normatividad
de policía y la normatividad punitiva, como libres de todo apremio o coacción por la
inmunidad inherente al derecho. Si se reprocha este comportamiento es porque su
comportamiento escapa a un mínimo que exige la convivencia humana y la positivización de
los derechos fundamentales. Es la misma comunidad la que puede sancionar:

En la reglamentación de aquellos aspectos del ejercicio de la libertad religiosa que se desarrollan en sitios
públicos o abierto al público, o de modo que escapan a la esfera puramente privada. Igualmente, en la
represión de los hechos punibles que pueden llegar a darse con ocasión y pretexto de profesar o difundir
las creencias religiosas.40

8.2. Un Estado aconfesional41.

Para comprender las relaciones entre el Estado y las iglesias, es imprescindible comprender
la fisonomía del Estado en el cuál se desea verificar dichas relaciones tanto en la libertad de
cultos como en la educación de los ciudadanos. El caso Colombia se ha de estudiar desde la
proclamación de la Constitución Política de 1991, por la cual el Estado colombiano se

38
Madrid-Malo, Derechos Fundamentales, 245.
39
Ibíd., 246.
40
Ibíd.
41
Lara Corredor, Libertad Religiosa y Educación Religiosa Escolar, 45-50

239
define laicista o aconfesional. El alcance de la opción laicista42 del Estado colombiano,
desde la Constitución de 1991, se ha de entender dentro de la sana doctrina sobre la
fisonomía de los Estados en relación con la religión.

Existen varias formas de regulación jurídica:

Cuando hay Estados confesionales sin tolerancia religiosa, en ellos sólo se establece una
religión oficial, siendo obligatorios jurídicamente los contenidos de dicha religión, de
suerte que se prohíben las religiones diversas a la oficial, o al menos se les discrimina
considerablemente.

Encontramos Estados confesionales con tolerancia o libertad religiosa, si bien consagran


una determinada religión como la oficial, no por ello excluyen a las otras creencias y a los
otros cultos. En algunos casos las religiones diversas son simplemente toleradas sin que
exista plena libertad; en otros eventos el carácter oficial de una religión se ha acompañado
de una plena libertad religiosa y de la ausencia de cualquier discriminación por este factor.

Una variante de la anterior son los Estados de orientación confesional o de protección de


una religión determinada, en los cuales si bien no hay una religión oficial, el régimen
jurídico acepta tomar en consideración el hecho social e histórico del carácter mayoritario
de una o más confesiones religiosas, a las cuales les confieren cierta preeminencia.

También, Estados laicos con plena libertad religiosa, donde existe una estricta separación
entre el Estado y las iglesias; no existe una religión oficial y el Estado no tiene doctrina
oficial en materia religiosa y existe el pleno derecho a una igualdad entre todas las
confesiones religiosas. Estos regímenes reconocen el hecho religioso y protegen la libertad
de cultos, pero por su laicismo, dentro del proceso de secularización, no favorecen ninguna.

Finalmente, los Estados oficialmente ateos, aquellas organizaciones políticas que hacen del
ateísmo una suerte de nueva religión oficial, y que presentan ciertos grados de hostilidad
hacia el fenómeno religioso. Algunos de estos Estados toleran las prácticas religiosas pero
no establecen una plena libertad de cultos. Otros son Estados totalmente anticlericales por
desconocer toda libertad religiosa.

Aunque la mayoría de los colombianos confiesan la religión católica, la nueva Constitución


invoca la protección de Dios pero no se consagra un Estado confesional, expresando las
creencias religiosas que constituyen un valor constitucional protegido; se consagra la
libertad religiosa y de cultos confiriéndoles igual valor jurídico a todas las confesiones

42
Monseñor André Lacrampe puntualiza el concepto de laicidad de la siguiente forma: “el sentido profundo
de la laicidad: el Estado es neutral con respecto a la Iglesias, pero su neutralidad no significa ni ignorancia ni
exclusión, sino más bien no injerencia en los asuntos de las Iglesias”…”Al tener a su cargo el garantizar el
ejercicio del culto, el Estado asume el diálogo y el acuerdo con las diferentes organizaciones religiosas”…”El
concepto de laicidad deriva de los principios de la no confesionalidad del estado y de su no competencia en
materia de fe religiosa y de organización interna de las comunidades religiosas” (Lacrampe, La laicidad
francesa y las religiones, 4).

240
religiosas, independiente de la cantidad de creyentes. Se trata de una igualdad de derecho, o
igualdad por nivelación o equiparación, con el fin de preservar el pluralismo y proteger las
minorías religiosas como Estado social de derecho.

La laicidad del Estado se desprende del conjunto de valores, principios y derechos


contenidos en la Constitución. El Estado se define ontológicamente pluralista en materia
religiosa y reconoce la igualdad entre todas las religiones 43. El alcance del ejercicio del
derecho a la libertad de cultos se señala en los verbos rectores de profesar y difundir, en
forma individual y colectiva44.

Para el caso del Estado colombiano, a partir de 1991 el pueblo colombiano a través de la
Asamblea nacional Constituyente, reconoció como marco jurídico fundamental del Estado,
de cara a la libertad religiosa dos realidades: la primera, se proclama la aconfesionalidad
del Estado, lo cual obliga el reconocimiento y garantía jurídica de todas las confesiones
religiosas; la segunda, como principios rectores y de identidad del Estado se consagraron
los Derechos Fundamentales, como proyecto antropológico de la Nación, lo cual consagra
la libertad de cultos, hecho que obliga la garantía, tutela, alcance y validez la necesidad de
formar a los colombianos para el ejercicio de la libertad de cultos, en consonancia con la
libertad de pensamiento y la libertad de conciencia.

Sin embargo, no basta con la positivación o reconocimiento jurídico de un derecho


fundamental, si no se reconoce su correlativa historización en la concretez de la vida de los
pueblos45, ya que la persona tiene derecho a la libertad religiosa46, reconocido universalmente
como derecho fundamental –igual e inalienable– de todos los miembros de la familia
humana47.

Entonces, dada esa identidad del Estado, el responsable de la educación religiosa escolar es
el Estado por cuanto está cumpliendo, garantizando y formado para el desarrollo de la
libertad de cultos de cada uno de los colombianos y residentes en Colombia. Este problema
de la Educación Religiosa Escolar, en relación con el derecho a la libertad de cultos y/o
libertad religiosa, está a la orden del día en las discusiones académicas, en particular en los
escenarios educativos de la estructura formal de la educación, cuyo primer responsable es el
Estado, en la prestación de este bien público que es la educación, es decir, en las escuelas y
colegios de los países que tienen la tarea de formar, darle identidad y cohesionar a sus
ciudadanos.

43
Corte Constitucional Colombiana, Sentencia C-350 de agosto 4 de 1994.
44
Constitución Política de Colombia 1991. Título II. De los derechos, las garantías y los deberes. Capítulo 1
De los derechos fundamentales. Artículo 19. Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tienen derecho a
profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas
e iglesias son igualmente libres ante la ley.
45
Ellacuria, Historización de los Derechos Humanos desde los pueblos oprimidos y las mayorías populares.
46
Concilio Vaticano II, Declaración sobre la libertad religiosa, 681.
47
Lozano Bedoya, Persona, Religión y Estado, Presentación.

241
8.3. La Educación Religiosa Escolar en Colombia48.

Colombia a partir de 1991 dio un giro en su concepción como Estado y, por consiguiente,
en su relación con la religión49. Al declararse como un país aconfesional, de inmediato
surgió el problema de la educación religiosa escolar que, desde el Concordato celebrado
con la Iglesia Católica, gozaba de libertad para formar en la religión del Estado: la católica,
a través de la Ley 20 de 1974.

La Ley Marco de Educación, conocida como la Ley 115 de 1994, incluyó en la formación
del preescolar, la básica y la media vocacional, la asignatura de educación religiosa escolar,
pero por no conocer el alcance de la misma y por la implicaciones del pluralismo religioso,
en la práctica muchos establecimientos públicos desconocieron la exigencia curricular de la
asignatura. Trece años después, ante la decisión del Ministerio de Educación Nacional
expresada en la Directiva Ministerial No. 002, de febrero 5 de 2004, renace el problema de
la educación religiosa escolar en consonancia con el artículo 19 constitucional de la libertad
religiosa. Dicha directriz señala que la ERE debe ofrecerse en todos los establecimientos
educativos, como lo señala la Ley General de Educación (Ley 115 de 1994)50.

Si bien, la carta política constitucional legisla acerca de la libertad de enseñanza,


aprendizaje, investigación y cátedra51, es la Ley General de Educación (Ley 115 de 1994)
en los Artículos 23 y parágrafo único, 24 y 3152 la que establece las áreas obligatorias y
fundamentales para el logro de los objetivos de la Educación Básica y de la Educación
Media Académica que, además, se materializan de forma particular en el currículo y el
Proyecto Educativo Institucional53. Por tanto, se infiere que la Educación Religiosa forma

48
Definida desde el punto de vista de la pastoral católica, es la enseñanza de la fe cristiana en el ámbito
escolar, en relación con los fines, objetivos y métodos propios de la escuela (Ver Estupiñán, La clase de
religión, 13).
49
El Estado Social de Derecho colombiano se identifica como Estado laico. Sobre la laicidad Monseñor
André Lacrampe señala: “La laicidad es un régimen socio político concreto que se diferencia del laicismo
como sistema filosófico cerrado a cualquier dimensión espiritual” (Lacrampe, La laicidad francesa y las
religiones, 1).
50
Lara Corredor, La libertad religiosa escolar en Colombia.
51
Constitución Política de Colombia 1991. Artículo 27. El Estado garantiza las libertades de enseñanza,
aprendizaje, investigación y cátedra.
52
Zafra Calderon, Manual de derecho docente.
53
Ley 115. Artículo 23: “Áreas obligatorias y fundamentales”. Para el logro de los objetivos de la educación
básica se establecen áreas obligatorias y fundamentales del conocimiento y de la formación que
necesariamente se tendrán que ofrecer de acuerdo con el currículo y el Proyecto Educativo Institucional.
Los grupos de áreas obligatorias y fundamentales que comprenderán un mínimo del 80% del plan de estudios,
son los siguientes:
1. Ciencias naturales y educación ambiental.
2. Ciencias sociales, historia, geografía, constitución política y democracia.
3. Numeral modificado por el artículo 65 de la Ley 397 de 1997. El nuevo texto es el siguiente: Educación
artística y cultural. Numeral 3 modificado por el artículo 65 de la Ley 397 de 1997, publicado en el Diario
Oficial No. 43.102 del 7 de agosto de 1997.
4. Educación ética y en valores humanos.
5. Educación física, recreación y deportes.

242
parte de estas áreas fundamentales y obligatorias del currículo común, tanto en instituciones
oficiales como privadas.

En el parágrafo único del artículo 23 y el artículo 24 de esta misma ley 115, precisa el
alcance de la obligatoriedad del área de Educación Religiosa, debido a que ella está
protegida por los derechos de libertad de conciencia, libertad religiosa, libertad de
pensamiento y el derecho de los padres a escoger para sus hijos el tipo de educación que
esté de acuerdo con sus convicciones. Señalamiento que permite una lectura sistemática y
concordada entre la Constitución Política y la Ley General de Educación 54.

Y como los menores de edad son los directamente destinatarios de la educación formal, la
misma ley reconoce la responsabilidad de los padres de familia en la decisión sobre la
obligatoriedad para alumnos y padres de familia, recayendo en manos de ellos mismos,
quienes tienen derecho a manifestar su voluntad de recibir o no recibir esa educación; los
padres por sus hijos si éstos son menores de edad y los alumnos directamente si son
mayores de edad. Hay que aclarar que no se trata de preguntar a los padres y alumnos qué
credo religioso profesan, pues esto violaría el derecho de libertad de conciencia reconocido
en el artículo 18 de la Constitución Política55

8.3.1 La Educación Religiosa Escolar en la Legislación Civil.

En algunos países tienen en su legislación, un tipo de instrumento jurídico que regula la


Educación Religiosa Escolar impartida por Iglesias no-católicas y otras denominaciones

6. Educación religiosa. Numeral 6o. declarado exequible por la Corte Constitucional mediante la Sentencia C-
555-94 del 6 de diciembre de 1994, Magistrado Ponente Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz.
7. Humanidades, lengua castellana e idiomas extranjeros.
8. Matemáticas.
9. Tecnología e informática.
PARÁGRAFO. La educación religiosa se ofrecerá en todos los establecimientos educativos, observando la
garantía constitucional según la cual, en los establecimientos del Estado ninguna persona podrá ser obligada a
recibirla. Aparte subrayado declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante la Sentencia C-555-
94 del 6 de diciembre de 1994, Magistrado Ponente Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz.
Artículo 24. EDUCACIÓN RELIGIOSA. Se garantiza el derecho a recibir educación religiosa; los
establecimientos educativos la establecerán sin perjuicio de las garantías constitucionales de libertad de
conciencia, libertad de cultos y el derecho de los padres de familia de escoger el tipo de educación para sus
hijos menores, así como del precepto constitucional según el cual en los establecimientos del Estado ninguna
persona podrá ser obligada a recibir educación religiosa. Aparte subrayado declarado EXEQUIBLE por la
Corte Constitucional mediante la Sentencia C-555-94 del 6 de diciembre de 1994, Magistrado Ponente Dr.
Eduardo Cifuentes Muñoz
En todo caso la educación religiosa se impartirá de acuerdo con lo establecido en la ley estatutaria que
desarrolla el derecho de libertad religiosa y de cultos.
54
Ministerio de Educacion Nacional. Conceptos jurídicos emitidos por el Ministerio de Educación Nacional
en atención a consultas y derechos de petición.
55
Ibíd.

243
religiosas56. En América Latina y El Caribe, la Educación Religiosa Escolar, está
fundamentada jurídicamente en:

- Constituciones políticas: Costa Rica, Brasil, Panamá, Venezuela, El Salvador,


Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
- Concordatos: Colombia, Perú y República Dominicana.
- Leyes de Educación: Venezuela, Argentina, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Bolivia,
Chile, Costa Rica y República Dominicana.
- Decretos sobre la Educación Religiosa Escolar: Colombia, Chile, Perú, Bolivia, Costa
Rica y Brasil (Decretos estatales).
- Convenios y acuerdos: Bolivia, Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú.
- En algunos países no es permitida la Educación Religiosa Escolar, como en Cuba,
México, Paraguay y Uruguay y no se prevé este tipo de enseñanza en la escuela pública.
En Paraguay, es opcional para las instituciones educativas, incorporarla como cultura
religiosa dentro de la adecuación curricular. Reciben financiamiento del Estado,
siempre que aparezca con otro nombre en el plan curricular.
- En algunos países, aunque existan los instrumentos legales, no se imparte la Educación
Religiosa Escolar, en su debida forma, por diversas causas: en seis, por falta de
presupuesto; en cinco, por falta de profesores preparados; en tres, por falta de horario
suficiente, en cinco por falta de claridad en los acuerdos Iglesia-Estado, en cuanto a su
operatividad; en dos, por obstaculización de algunos mandos medios”57.

En cuanto al Estatuto Jurídico de la Educación Religiosa Escolar, respecto a su


obligatoriedad, se constatan las siguientes modalidades:

- Es obligación ofrecerla en los establecimientos educativos públicos de Bolivia,


Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Perú, República Dominicana y Venezuela.
- Es obligatorio que los padres expresen su opción, en Venezuela y Chile.
- Es opcional para los alumnos y padres de familia en Brasil, Colombia, Costa Rica,
Chile, Ecuador y en algunas provincias de Argentina.
- Es obligatoria para los alumnos católicos, en República Dominicana y Perú.
- Es opcional para las instituciones educativas en Paraguay (aparece como cultura
religiosa).
- Es opcional para alumnos e instituciones educativas en El Salvador.
- En algunos países, se ofrece una asignatura alternativa a la Educación Religiosa
Escolar: como ética, en Argentina, y en El Salvador, como educación en valores
éticos y cívicos.

56
Ibíd, 9
57
Consejo Episcopal Latinoamericano, Orientaciones generales para la Educación Religiosa Escolar en
América Latina y el Caribe 1999, 10

244
8.3.2 La obligatoriedad de la Educación Religiosa Escolar.

Pero, más allá de la discusión jurídica conviene señalar tres aspectos importantes para una
mejor comprensión de la ERE, antes de responder si al formar en ERE se estaría o no
violando el derecho fundamental a la libertad religiosa o libertad de cultos.

8.3.2.1 ¿De qué ERE se hace referencia?

La formación en ERE se fundamenta en la comprensión del desarrollo integral de la


persona, lo cual implica reconocer la dimensión religiosa de cada sujeto humano. Pero,
¿qué implica dicha dimensión? Implica dos aspectos: primero, el desarrollo, a nivel de la
conciencia, del juicio religioso, en relación con la tensión hacia el misterio; y en segundo
lugar, la formación de la fe. En ese orden de ideas surge la pregunta ¿de qué fe hace
referencia?:

a. Nivel de la fe genérica: El punto de partida de la reflexión sobre la ERE


necesariamente ha de ser antropológico, y desde allí se constata que el hecho
religioso es un fenómeno social, un fenómeno humano por excelencia, ya que en el
marco de la historia, desde el origen mismo del sujeto humano hasta el hoy
contemporáneo, se encuentran lugares, símbolos, instrumentos, expresiones y
experiencias de sentido connotadas por la religión.

Por tanto, el fenómeno religioso es real y se plasma o manifiesta a través de diversos


símbolos, en particular el lenguaje. A partir de la constatación de este hecho, junto
con el fenómeno de las grandes religiones, la humanidad en su normatividad
internacional reconoció como derecho fundamental humano: la libertad de cultos
y/o religiosa. Pero, cuando se habla de libertad de cultos y/o religiosa ¿a qué nivel
se está haciendo referencia?

El nivel básico de la religión es la fe genérica, es decir, la capax fidei o capacidad


del sujeto humano de darle sentido a su vida, de reconocer su dimensión
trascendente, de construir su proyecto de vida desde una espiritualidad concreta, de
poder manifestar a aquello que va más allá del simple ejercicio de la psiqué como
proyección. Por eso la Comunidad Internacional de Naciones (ONU) reconoce este
derecho y le da un alcance, de tal manera, que del derecho a la libertad de cultos y/o
religiosa hace parte, entre otros, el derecho a la educación en la religión, en la
dimensión de la fe básica. Así, todo sujeto humano podrá exigir una formación en
su fe genérica para darle sentido a su respuesta de creer o no creer. Ahora bien, si es
un derecho humano es responsabilidad del Estado generar las condiciones de
posibilidad necesarias para que un ciudadano, en iguales condiciones de igualdad y
libertad, pueda ejercer su derecho fundamental58.

58
“Llegados a este punto quisiera subrayar, brevemente, el problema crucial que constituye para toda
sociedad, las condiciones de una eficaz y exigente educación de la libertad religiosa y de la presencia de la
iglesia en el mundo de este tiempo…” (Lacrampe, La laicidad francesa y las religiones, 1).

245
b. Nivel del Estado: La figura de Estado, de cual somos hijos, nace en la Modernidad,
buscando darle identidad a las nacientes naciones desde un marco jurídico: Estados
de derecho. Desde esta visión se fue construyendo el Estado como aquel aparato
social y persona jurídica, que permite la cohesión y la identidad de sus asociados,
con un proyecto mediado por el contrato social o constitución. Dentro de las
funciones o tareas que le competen al Estado, está la de ser el responsable de
garantizar el alcance y la obtención de los bienes públicos que necesitan los
ciudadanos para lograr su pertenencia y su responsabilidad social como comunidad.
Unos de esos bienes es la educación y, como bien público, ha de estar al alcance de
todos los asociados y exigible al Estado su garantía como parte fundamental de la
identidad de los ciudadanos.

En ese orden de ideas, la sociedad le presenta al Estado un proyecto de formación de


los ciudadanos, sea él o ella, que les permita identificarse con su proyecto político;
por tal razón, el Estado es el primer responsable y gestor de la educación, y desde
allí, ha de articular el proyecto de constitución a través de todas sus funciones.
Después de la II Guerra Mundial, la Sociedad de Naciones asumió el proyecto de
defensa del individuo ante el abuso del poder por parte del Estado y, a través de los
derechos humanos, asumidos por la gran mayoría de Estados, se fue configurando la
identidad jurídica de los Estados de derecho que reconocen y ratifican los tratado
internacionales de los derechos humanos. Si el Estado colombiano asume los
derechos humanos como parte de su identidad constitucional, de entrada ya está
planteando una intención formativa o curricular para educar a los ciudadanos, no
solo en el marco de una visión antropológica, además, de cara a la concreción del
mismo proyecto de ciudadanía59.

El Estado asume la normatividad internacional de los derechos humanos civiles y


políticos (Pacto Internacional de los Derecho Civiles y Políticos PIDCP), por
consiguiente, es su responsabilidad darle cumplimiento al alcance de la
normatividad internacional, generando las condiciones de posibilidad para lograr la
garantía en el cumplimiento de los derechos humanos y la tutela de los mismos. En
ese orden de ideas, en consonancia con la Resolución 36/55 de la ONU antes
señalada, el Estado ha de garantizar las condiciones reales para que cada uno de los
ciudadanos tengan la libertad de vivir su libertad de cultos y debe garantizar la
posibilidad real de ser formados para el ejercicio de la misma. Por tanto, cuando se
habla de ERE como un área del saber en la escuela, es la sociedad la que demanda
del Estado las garantías necesarias para que todo ciudadano se le pueda formar en la
libertad religiosa. Así la responsabilidad del Estado, en cuanto éste le reconoce a
59
Frecuentemente se trata del hecho religioso y de la perspectiva de su enseñanza en la escuela…Preconiza el
paso de una laicidad de incompetencia a una laicidad de inteligencia. Formula a propósito de su enseñanza en
la escuela unas recomendaciones sobre los programas escolares, la formación de los profesores y los enfoque
pedagógicos, diferenciando la catequesis y la cultura religiosa. La primera tiene como destinatarios a los
creyentes en su inicio o en crecimiento espiritual. La segunda apunta únicamente a una aprensión del mundo
cercano y desde esa manera a una comprensión neutral del hecho religioso (Ibíd., 8).

246
cada de los ciudadanos el derecho a la libertad de cultos y/o religiosa, consiste en
favorecer las condiciones para lograrlo, es decir, para que la sociedad pueda formar
en ese mismo sentido. Por tanto, no resultará extraño que en Colombia surja una
directriz ministerial que obligue a todos los establecimientos educativos a formar en
ERE en consonancia con la constitución política. Y en esta tarea la ERE
necesariamente deba garantizar las bases pedagógicas y del conocimiento para que
los estudiantes puedan sortear el problema de la tolerancia, de la pluralidad de cultos
o de la permisividad para obviar la formación en ERE60.

c. Nivel de la religión: Finalmente, el ámbito de la religión propiamente dicha. Si toda


religión, así como todo ciudadano, tiene derecho a educar en la religión, cada una de
las religiones han de formar en su fe particular. Por tanto, la ERE tendrá un
contenido particular en cuanto que buscará formar la fe de sus seguidores más allá
del simple capax fidei. Más aún, esa misma religión procurará madurar en la fe de
sus catecúmenos, o iniciados en la fe; entonces, hará procesos de catequesis que le
permitirán al sujeto fundamentar su libertad religiosa desde su expresión de fe. Toda
religión ha de velar por la formación en la fe, sus contenidos, los procesos
metodológicos, los ritmos, las personas idóneas para estos procesos y los niveles de
aprendizaje. Si ya se ha formado la persona en la fe particular se espera que pueda
madurar en esa fe a través de procesos catequéticos y alimentar esa formación a
través del acompañamiento de sus iglesias.

8.3.2.2 La ERE en la Legislación Educativa Colombiana.

La Constitución Política de Colombia consagra en sus artículos 18 y 19 la libertad de


conciencia y de cultos. Con base en ellos nadie puede ser molestado por razón de sus
convicciones ni compelido a revelarlos ni obligado a actuar contra su conciencia. Así, en el
reconocimientos de estos derechos fundamentales, toda persona tiene derecho a profesar o
no libremente sus creencias o confesionalidad religiosa y a difundirla, garantizando el
Estado la libertad de enseñanza de la religión61

Por otra parte, el Constituyente Primario señaló en los artículos 67 y 68 de la Constitución


Política que la educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una
función social y busca el acceso al conocimiento, la ciencia, la técnica y los demás bienes y
valores de la cultura estipulando a su vez que los padres de familia tendrán derecho de
escoger el tipo de educación para sus hijos menores y, además, que en los establecimientos
del Estado ninguna persona podrá ser obligada a recibir Educación Religiosa.

60
“Lo que está aquí en juego, es el devenir de la sociedad, su forma de considerar la dimensión religiosa, su
capacidad de acogida de la alteridad, su respeto de la libertad de creer, su ingeniosidad para desarrollar este
arte de ‘vivir juntos’ tan querido por el filósofo Paul Ricoeur. Existe un tronco común en el que creyentes y
no creyentes pueden entenderse. El devenir de la sociedad, también es el lugar de la juventud en su seno y el
futuro de la Iglesia, también es la transmisión de la fe a las jóvenes generaciones” (Ibíd., 2).
61
Ibíd.

247
La Ley General de Educación, Ley 115 de 1994, desarrolla y respeta los principios
constitucionales enunciados anteriormente dentro de la concepción de que la educación es
un proceso de formación integral, permanente, personal, cultural y social de la persona
humana; por tanto se ocupa de señalar las normas generales para regular dicho servicio
público, acorde con las necesidades e intereses de las personas de la familia y de la
sociedad.

Como señala la Ley 115, la educación como proceso de formación permanente, se


fundamenta en una concepción integral de la persona humana. Además, señala el artículo 2
de la misma ley que este servicio educativo comprende el conjunto de normas jurídicas, los
programas curriculares, la educación por niveles y grados, la educación no formal e
informal, los establecimientos educativos privados y estatales, los recursos humanos,
tecnológicos, metodológicos, materiales, administrativos y financieros, articulados en
procesos y estructuras para alcanzar los objetivos de la educación.

Dentro de las áreas obligatorias que señala la Ley 115, los grupos obligatorios y
fundamentales comprenderán como mínimo el 80% del plan de estudios. dentro de estas
nueve áreas se consagra la educación religiosa, la cual se establecerá en las instituciones
educativas, sin perjuicio de las garantías constitucionales de libertad de conciencia, cultos y
el derecho de los padres de familia de escoger el tipo de educación para sus hijos menores
así como del precepto superior según el cual en los establecimientos del estado ninguna
persona podrá ser obligada a recibir ésta obligación62. La educación religiosa se impartirá
de acuerdo con la Ley estatutaria que desarrolla el derecho de libertad religiosa y de cultos,
Ley 133 de mayo de 1994.

Corresponde por mandato de la Ley 115, y de conformidad a lo previsto por la Ley


Estatutaria de la libertad religiosa o Ley 133 de 1994, al Ministerio de Educación Nacional
diseñar los lineamientos generales para la enseñanza de la educación religiosa. Así, en los
capítulos III y IV del Decreto 1860 de 199463 desarrollan con propiedad lo relativo al
contenido del Proyecto Educativo Institucional y a los criterios para la elaboración del
currículo, previendo que en el plan de estudios se incluirán las áreas de conocimiento
definidas como obligatorias y fundamentales en los nueve grupos enumerados en el artículo
23 de la ley 115 de 1994, así como la inclusión de grupos de áreas o asignaturas que
adicionalmente podrá señalar el establecimiento educativo para el logro de los objetivos del
PEI, sin sobrepasar el 20% de las áreas establecidas en el plan de estudio64.

El Ministerio de Educación en cumplimiento de lo dispuesto por la Ley General de


Educación elaboró los lineamientos curriculares para la enseñanza de la educación religiosa

62
Ministerio de Educación Nacional, La enseñanza de la educación religiosa en los establecimientos
educativos. Oficina Asesora Jurídica.
63
Decreto 1860 de 3 de agosto de 1994, por la cual se reglamenta parcialmente la ley 115 de 1994 en los
aspectos pedagógicos y organizativos generales.
64
Ministerio de Educación Nacional, La enseñanza de la educación religiosa en los establecimientos
educativos.

248
observando las garantías constitucionales de libertad de conciencia de cultos y de
enseñanza65.

Visto lo anterior, la enseñanza de la educación religiosa en los establecimientos educativos


oficiales no está circunscrita a ningún credo ni confesión religiosa sino a un área del
conocimiento para el logro de los objetivos de la educación básica, garantizando que en los
establecimientos educativos estatales ninguna persona será obligada a recibirla, pero para
efectos de la promoción y evaluación de los alumnos cada institución deberá decidir en su
PEI, de acuerdo a las condiciones de su entorno, cultural y social los programas a
desarrollar con aquellos alumnos que hacen uso de su legítimo derecho a no recibirla66.

Finalmente, en relación particular con la ERE el Ministerio de Educación Nacional ha


emanada dos instrumentos jurídicos en consonancia con la Ley 115 de 1994, donde
respalda el criterio del Ministerio en toRno a la obligatoriedad y necesidad de la ERE,
como son la Directriz Ministerial 002 de 2004 y el Decreto 4500 de 2006, que se
encuentran anexos.

Bibliografia.

Cepeda, Manuel. Los derechos fundamentales en la Constitución de 1991. Santafé de Bogotá: Imprenta
Nacional de Colombia, 1993.

Cisneros, Isidro. “Se escribe tolerancia, pero se debe leer democracia”. Revista Universidad de Antioquia 239
(Marzo 1995): 4-15.

Concilio Vaticano II. Declaración sobre la libertad religiosa. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1965.

Conferencia Episcopal de Colombia. Escuela y religión. Hacia la construcción de un modelo de educación


religiosa. LXVIII Asamblea Plenaria Extraordinaria. Santafé de Bogotá, 14 al 18 de febrero de 2000.

Constitución Política de Colombia 1991.

Consejo Episcopal Latinoamericano. Departamento de Educación. Orientaciones generales para la


Educación Religiosa Escolar en América Latina y el Caribe 1999. Revisión 2001.

Corte Constitucional Colombiana. Sentencia C-350 de agosto 4 de 1994.

65
“Los alumnos menores de edad cuyos padres hacen uso del derecho de no recibir educación religiosa y los
alumnos mayores de edad que hacen uso de ese mismo derecho, plantean un problema serio de orden
educativo que no se reduce a problemas disciplinares. Se trata de que estos alumnos se priven del acceso a un
componente de la cultura altamente formativo de la personalidad e integrador a la plenitud de la misma
(cultura). Que actividades curriculares se deberán desarrollar con estos alumnos que seriamente contribuyan
al desarrolla integral de la personalidad y al conocimiento pleno de su cultura de pertenencia y de las demás
culturas? La alternativa al área de educación religiosa debe contemplar la misma seriedad académica y la
misma seriedad pedagógica y metodológica para que no queden con un vacío formativo y cultural que afecte
gravemente el desarrollo integral humano de estos alumnos. El PEI debe considerar seriamente en sus
contenidos esta situación” (Ibíd., 2).
66
Ibíd.

249
Ellacuría, Ignacio. Historización de los Derechos Humanos desde los pueblos oprimidos y las mayorías
populares. Artículos, material fotocopiado. San Salvador: Ediciones Estudios Centroamericanos (ECA), 1989.

Estupiñán, Edilberto. La clase de religión. Colección Vestigios. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana,
Centro de Universidad Abierta, 1997.

Lacrampe, André. La laicidad francesa y las religiones: un reto. XVI Curso de Formación de Doctrina Social
de la Iglesia sobre “La presencia de la Iglesia en una Sociedad Plural”. Madrid: Comisión de Pastoral Social
de la Conferencia Episcopal Española, Fundación Pablo VI, Instituto Social León XIII y la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociología de la UPSA, 2005.

Lara Corredor, David Eduardo. Cultos y libertad de cultos. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2004.

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___________ Libertad Religiosa y Educación Religiosa Escolar. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana,
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Lozano Bedoya, Carlos Augusto. Persona, Religión y Estado. Serie textos de divulgación. Bogotá: Defensoría
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Madrid-Malo Garizabal, Mario. Sobre las libertades de conciencia y de religión. Serie de textos de divulgación
No. 20. Bogotá: Defensoría del Pueblo, 1996.

____________ Estudios sobre Derechos Fundamentales. Serie textos de divulgación No. 11. Bogotá:
Defensoría del Pueblo, 1995.

Ministerio de Educación Nacional. Conceptos jurídicos emitidos por el Ministerio de Educación Nacional en
atención a consultas y derechos de petición. Disponible en Internet:
http://www.mineducacion.gov.co/1621/article-86905.html

Ministerio de Educación Nacional. La enseñanza de la educación religiosa en los establecimientos


educativos. Oficina Asesora Jurídica. Disponible en Internet: http://www.mineducacion.gov.co/1621/article-
86905.html

Ministerio de Educación Nacional. Educación religiosa. Lineamientos curriculares. Áreas obligatorias y


fundamentales. Bogotá, D.C: Dirección General de Investigación y Desarrollo Pedagógico, Grupo de
Investigación Pedagógica, 2000.

Organización de las Naciones Unidas. Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y
discriminación fundadas en la religión o las convicciones, Art. 1o. la libertad de tener una religión o
cualesquiera convicciones de su elección, así como la libertad de manifestar su religión o sus convicciones
individual o colectivamente, tanto en público como en privado, mediante el culto, la observancia, la práctica y la
enseñanza. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Disponible en
Internet: http://www2.ohchr.org/spanish/law/intolerancia.htm

Villarini, Ángel. “Desarrollo humano integral: autonomía y competencias para una educación basada en
ciclos”, en Revista Internacional Magisterio. Organización escolar por ciclos. Bogotá, Magisterio, número 38
(abril-mayo 2009): 30-36.

Zafra Calderón, David. Manual de derecho docente. Bogotá: Offset Impresores, 1995.

250
251
Anexo 1

NORMATIVIDAD INTERNACIONAL Y NACIONAL


EN RELACIÓN CON LA LIBERTAD RELIGIOSA

La normatividad internacional y nacional es relación con la Libertad religiosa es


abundante. Señalemos algunos textos normativos:

Normatividad Internacional

- Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos PIDCP


- Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y
discriminación fundadas en la religión o las convicciones
- Concordato: Ley 20 de 1974
o Sentencia C-027 de 1993

Normatividad Nacional

En relación con la Libertad religiosa

- Constitución Política de Colombia de 1991


- Ley 25 de 1992
- Ley 133 de 1994
 Sentencia C-088 de 1994
 Sentencia C-350 de 1994
 Sentencia T-200 de 1995
- Ley 190 de 1995
- Decreto 782 de 1995
- Decreto-Ley 2150 de 1995
- Convenio de Derecho Publico Interno 1 de 1997
- Decreto 1396 de 1997
- Decreto 1455 de 1997
- Decreto 354 de 1998
- Decreto 1319 de 1998
- Decreto 1286 de 2001

En relación con la Educación Religiosa Escolar

- Ley 115 de 1994


- Sentencia C-554/94
 Sentencia T- 662 de 1999
- Decreto 1285 de 2001

252
- Decreto 3020 de 2002
- Directriz Ministerial 002 de 2004
- Acuerdo 007 de 2004
- Decreto 1286 de 2005
- Decreto 4500 de 2006

Dada la importancia para el texto de la normatividad propia colombiana reproducimos la


Directriz Ministerial y el Decreto 4500/06 por ser específicos de la ERE.

253
Anexo 2

DIRECTIVA MINISTERIAL N° 002

Ministerio de Educación Nacional


Despacho Ministra
República de Colombia

PARA: Gobernadores, Alcaldes, Secretarios de Educación, Rectores y Directores de


Establecimientos Educativos.
DE: Ministra de Educación Nacional
ASUNTO: Orientaciones sobre educación religiosa
FECHA: 5 de febrero de 2004

Ante las diversas inquietudes y consultas sobre la organización y desarrollo del área de
formación Educación Religiosa, establecida de acuerdo con a Ley General de Educación, el
Ministerio de Educación formula las siguientes orientaciones.

FUNDAMENTOS DE LA EDUCACION RELIGIOSA

La Educación Religiosa debe ofrecerse en todos los establecimientos educativos de carácter


estatal y no estatal, de acuerdo con la Ley 115 de 1994 que la define como una de las áreas
obligatorias del, conocimiento y la formación.

Los padres tienen el derecho de escoger el tipo de educación religiosa y moral para sus
hijos y es deber del Estado garantizarles una educación acorde con sus propias
convicciones, de conformidad con los Tratados Internacionales y con la Ley 133 de 1994,
que desarrolla el artículo 19 de la Constitución Política, Ley Estatutaria sobre el derecho de
libertad religiosa y de cultos.

La Educación Religiosa que los establecimientos educativos estatales tienen el deber de


ofrecer es aquella que haya sido regulada por medio de acuerdos que e Estado haya suscrito
con la Iglesia o Confesión de la respectiva religión, en el marco del artículo 15 de la Ley
133 de 1994, cuyo objeto incluya la Educación Religiosa y a Asistencia Religiosa en los
establecimientos educativos oficiales, a quienes la deseen recibir.

El Estado Colombiano, a través de los establecimientos educativos que prestan el servicio


público de la educación, debe cumplir lo previsto en el Artículo XII del Concordato
suscrito en 1973 entre la República de Colombia y la Santa Sede sobre la Educación
Religiosa Católica, así como lo previsto en los artículos VII a IX del Convenio de Derecho
Público Interno No. 1 promulgado mediante decreto 354 de 1998 sobre la Enseñanza
Religiosa Cristiana no Católica.

254
Las instituciones educativas no estatales deben ofrecer el área de Educación Religiosa. En
ejercicio del derecho de libertad de enseñanza, estas instituciones tienen autonomía para
determinar el tipo de educación y asistencia religiosa que ofrecen y las condiciones de este
servicio para sus usuarios, de acuerdo con el proyecto educativo institucional.

La libertad religiosa de los estudiantes cuyo credo no se está enseñando en los


establecimientos educativos, debido a ¡a ausencia de acuerdos entre el Estado y la Iglesia o
Confesión Religiosa a la que pertenecen, se garantiza acogiendo la opción de no recibir
ninguna enseñanza religiosa, manifestada por los padres o tutores legales, o por los
estudiantes si son mayores de edad, respetando siempre la eventual decisión de unos y otros
de tomar la educación religiosa que se ofrece, aunque no corresponda a su credo.

Los establecimientos educativos estatales facilitarán a los miembros de la comunidad


educativa, la realización y participación en los actos de oración, de culto y demás
actividades propias del derecho a recibir Asistencia Religiosa, así como la protección a los
miembros de la comunidad educativa que no profesen ningún credo religioso ni practiquen
culto alguno Estas actividades se deben realizar de conformidad con los literales e) y f) del
artículo 6° y el artículo 8° de la Ley 133 de 1994, y con lo dispuesto en los acuerdos que el
Estado suscriba conforme al artículo 15 de esta Ley.

EDUCACION RELIGIOSA EN EL PLAN DE ESTUDIOS

La Educación Religiosa debe impartirse de acuerdo con los programas que presenten las
autoridades de las Iglesias y los aprendizajes básicos que consideren pertinentes para cada
conjunto de grados, así como los criterios de evaluación de los mismos.

Estos programas deben estar articulados con la educación ciudadana, en aspectos como la
convivencia y la paz, el desarrollo moral, la toma de conciencia de la propia identidad y al
mismo tiempo el reconocimiento y respeto de pluralidad cultural y religiosa, la resolución
pacifica de conflictos, el respeto de los derechos humanos, la protección del medio
ambiente y la participación en la sociedad democrática.

Los establecimientos educativos estatales asignarán para el desarrollo de las actividades


académicas de la Educación Religiosa, un tiempo específico en el plan de estudios, como
parte del conjunto de áreas obligatorias y fundamentales del conocimiento y de la
formación, según lo determine el Proyecto Educativo Institucional.

La evaluación de los estudiantes en. Educación Religiosa hará parte de los informes
periódicos de evaluación y del informe general del desempeño de los estudiantes y será
tenida en cuenta para su promoción. En todo caso, no habrá lugar a ningún tipo de
discriminación respecto de quienes opten por no tomar la mencionada educación religiosa.

DOCENTES DE EDUCACION RELIGIOSA

255
La asignación académica de Educación Religiosa debe hacerse a docentes de esa
especialidad o que posean estudios correspondientes al área tengan certificación de
idoneidad expedida por la respectiva autoridad eclesiástica, según lo establecido en el
literal i) artículo 6 de la ley 133 de 1994.

Ningún docente estatal podrá usar su cátedra, de manera sistemática u ocasional, para hacer
proselitismo religioso o para impartir una Educación Religiosa que no corresponda a la que
el establecimiento educativo debe ofrecer en virtud de acuerdos suscritos entre el Estado y
la respectiva Iglesia o Confesión, y al tipo de Educación Religiosa escogida por los padres
o con la voluntad, tácita o expresa manifestada por ellos en el acto de matrícula.

En la conformación de las plantas de personal las entidades territoriales asignarán a los


establecimientos educativos el número de docentes que requieran para la Educación
Religiosa. de acuerdo con la intensidad horaria asignada en el respectivo proyecto
educativo institucional Lo anterior debe estar de acuerdo con la relación alumno-docente
establecida en el decreto 3020 de 2002

COORDINACION CON LAS IGLESIAS

Los administradores y prestadores del servicio público de la educación facilitarán a las


autoridades de las Iglesias de la religión que se enseña, la realización de actividades,
destinadas a verificar la forma como se imparte la educación religiosa. Así mismo su
participación en el desarrollo de programas de formación permanente de los docentes
asignados al área, en lo relacionado con la idoneidad para impartir esa educación y en
general su participación en el logro de los fines y objetivos comunes de la educación y del
proyecto educativo institucional.

256
Anexo 3

DECRETO 4500
(De diciembre 19 de 2006)

Por el cual se establecen normas sobre la educación religiosa en los establecimientos


oficiales y privados de educación preescolar, básica y media de acuerdo con la Ley 115 de
1994 y la Ley 133 de 1994.

El Presidente de la República de Colombia, en ejercicio de sus facultades constitucionales y


legales, en especial las conferidas en el numeral 11 del artículo 189 de la Constitución
Política de Colombia y el numeral 5.2 del artículo 5° de la Ley 715 de 2001,

DECRETA:

Artículo 1°. Ambito de aplicación. El presente decreto regula el desarrollo del área de
Educación Religiosa en los establecimientos educativos que imparten educación formal en
los niveles de educación preescolar, básica y media.

Artículo 2°. El Area de Educación Religiosa. Todos los establecimientos educativos


que imparten educación formal ofrecerán, dentro del currículo y en el plan de estudios,
el área de Educación Religiosa como obligatoria y fundamental, con la intensidad
horaria que defina el Proyecto Educativo Institucional, con sujeción a lo previsto en los
artículos 68 de la C.P.N., 23 y 24 de la Ley 115 de 1994 y la Ley 133 de 1994.

Artículo 3°. Desarrollo y contenido del Área. La intensidad horaria a que se refiere el
artículo anterior, se determinará teniendo en cuenta que la educación religiosa se
fundamenta en una concepción integral de la persona sin desconocer su dimensión
trascendente y considerando tanto los aspectos académicos como los formativos.

Artículo 4°. Evaluación. La evaluación de los estudiantes en educación religiosa hará


parte de los informes periódicos de evaluación y del informe general del desempeño de los
estudiantes y será tenida en cuenta para su promoción. En todo caso, al estudiante que opte
por no tomar la educación religiosa ofrecida po r el establecimiento educativo se le ofrecerá
un programa alternativo el cual deberá estar previsto en el PEI con base en el cual se le
evaluará.

Artículo 5°. Libertad religiosa. Los estudiantes ejercen su derecho a la libertad religiosa
al optar o no por tomar la educación religiosa que se ofrece en su establecimiento
educativo, aunque no corresponda a su credo, y en tal caso a realizar las actividades
relacionadas con esta área de acuerdo con lo previsto en el Proyecto Educativo

257
Institucional, PEI. Esta decisión deberá ser adoptada por los padres o tutores legales de los
menores o por los estudiantes si son mayores de edad.

Los establecimientos educativos facilitarán a los miembros de la comunidad


educativa, la realización y participación en los actos de oración, de culto y demás
actividades propias del derecho a recibir asistencia religiosa, así como a los que no
profesen ningún credo religioso ni practiquen culto alguno el ejercicio de la opción de
abstenerse de participar en tal tipo de actos. Estas actividades se deben realizar de
conformidad con los literales e) y f) del artículo 6° y el artículo 8° de la Ley 133 de
1994, y con lo dispuesto en los acuerdos que el Estado suscriba conforme al artículo 15
de esta ley.

Artículo 6. Docentes. La asignación académica de educación religiosa debe hacerse a


docentes de esa especialidad o que posean estudios correspondientes al área y tengan
certificación de idoneidad expedida por la respectiva autoridad eclesiástica, según lo
establecido en el literal i) artículo 6° de la Ley 133 de 1994.

Ningún docente estatal podrá usar su cátedra, de manera sistemática u ocasional, para
hacer proselitismo religioso o para impartir una educación religiosa en beneficio de un
credo específico.

Artículo 7°. Plantas de personal. En la conformación de las plantas de personal las


entidades territoriales asignarán a los establecimientos educativos estatales el número de
docentes que requieran para la educación religiosa, de acuerdo con la intensidad horaria
asignada en el respectivo proyecto educativo institucional. En todo caso los docentes
asignados al área de religión cuentan para la relación alumno-docente establecida en el
Decreto 3020 de 2002 de la entidad territorial.

Artículo 8°. Deberes de los padres de familia. Los padres de familia a través de los
órganos de participación contemplados en el Decreto 1286 de 2005 velarán porque el área
de Educación Religiosa sea impartida de acuerdo con lo señalado en el Proyecto Educativo
Institucional.

Artículo 9°. Vigencia. El presente decreto rige a partir de su publicación.


Publíquese y cúmplase. Dado en Bogotá, D. C., a 19 de diciembre de 2006.

258

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