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Introducción.
La Educación Religiosa Escolar es un área, como lo señala la ley 115 de 19942, considerada
como obligatoria, necesaria y fundamental dentro de la formación integral de los
estudiantes, para lograr los objetivos propuestos en la Constitución Política de Colombia de
1991, como educación obligatoria. En ese orden de ideas, la fundamentación jurídica de la
ERE ha de justificar, desde lo legal, la importancia, pertinencia y relevancia de la misma
dentro de la formación. El presente capítulo pretende contextualizar, dentro del marco
jurídico, particularmente desde la identidad del Estado, la razón de ser de la formación en la
educación religiosa como uno de los componentes fundamentales de la educación.
1
Licenciado en Filosofía de la Universidad Santo Tomás, Especialista en Derechos Humanos de la Escuela
Superior de Administración Pública -ESAP-; Magister en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana;
estudios en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana y Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad
Libre; profesor asistente e investigador de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana.
Correo electrónico: delara@javeriana.edu.co
2
Ley 115 de 1994. Título II Estructura del servicio educativo. Capítulo 1º. Educación formal. Sección tercer
Educación básica, artículo 23 Áreas obligatorias y fundamentales. Para el logro de los objetivos de la
educación básica se establecen áreas obligatorias y fundamentales del conocimiento y de la formación que
necesariamente se tendrán que ofrecer de acuerdo con el currículo y el proyecto Educativo Institucional. Los
grupos de áreas obligatorias y fundamentales que comprenderán un mínimo del 80% del plan de estudios, son
los siguientes:
1. Ciencias naturales y educación ambiental.
2. Ciencias sociales, historia, geografía, constitución política y democracia.
3. Educación artística
4. Educación ética y en valores humanos.
5. Educación física, recreación y deportes
6. Educación religiosa
7. Humanidades, lengua castellana e idiomas extranjeros.
8. Matemáticas.
9. Tecnología e informática.
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un valor social, para que a través de la ley se logren sus objetivos, es decir, que todos los
asociados logren la satisfacción de esos bienes en igualdad de condición y con la cobertura
necesaria para que todos alcancen sus fines.
Entonces, la educación, como bien social que le da identidad y cohesión a los grupos, al ser
confiada al Estado se convierte en un bien jurídico que dicha institución debe garantizar,
vigilar o controlar, tutelar e impartir para que a todos y a cada uno de los asociados les
corresponda el disfrute de éste bien de manera equitativa, justa e igualitaria3. Al convertirse
la educación en un bien jurídico se convierte en un bien público4.
Por eso, en la sana doctrina de los Estados, se señala que la educación es uno de los pilares
fundamentales que le da identidad a la sociedad. Razón por la cual en sus constituciones
políticas, los Estados buscan concretar sus proyectos antropológicos a través de la
comprensión de lo que la sociedad en general desea como identidad nacional y cultural para
sus ciudadanos, y que le corresponderá, como tarea, al Estado lograr los fines que la misma
sociedad ha establecido para los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Todo proyecto educativo tiene a la base una visión antropológica, para lo cual, el proceso
educativo lo lleva a formarse y desarrollarse de manera integral. Así, el sujeto como unidad
biopsicosocial en proceso, en el marco de la naturaleza y de la cultura, busca desarrollar sus
dimensiones: corporal, anímica, intelectiva, comunicativa, lúdica, creativa, interrelacional,
3
Constitución política de Colombia 1991. Título II. De los derechos, las garantías y los deberes. Capítulo 2.
De los derechos sociales, económicos y culturales. Articulo 67. […] Corresponde al estado regular y ejercer la
suprema inspección y vigilancia de la educación con el fin de velar por su calidad, por el cumplimiento de sus
fin y por la mejor formación moral, intelectual y física de los educandos, garantizar el adecuado cubrimiento
del servicio y asegurar a los menores las condiciones necesarias para su acceso y permanencia en el sistema
educativo.
4
Constitución política de Colombia 1991. Título II. De los derechos, las garantías y los deberes. Capítulo 2.
De los derechos sociales, económicos y culturales. Articulo 67. La educación es un derecho de la persona y un
servicio público que tiene una función social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la
técnica y a los demás bienes y valores de la cultura.
La educación formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia; y en la
práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección
del ambiente.
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de autoestima, su conciencia social, moral, ecológica y ética, su sensibilidad estética, su
condición histórica, su capacidad crítica, su habilidad psicomotora y su sentido de
trascendencia5. En ese orden de ideas, se comprende por qué lo trascendente o espiritual es
una de las dimensiones del sujeto, razón por la cual dentro de los procesos formativos se
debe educar para lo espiritual.
Para comprender mejor el valor y sentido de lo trascendente, hay que reconocer, tanto a
nivel nacional como internacional, el aporte milenario que ha dado la religión a las culturas,
como una forma de conocimiento que enriquece y contribuye a la educación integral de las
personas6. Por ejemplo, en dos informes de la Unesco en 1996, se precisó el valor y rol de
la religión en las culturas de las sociedades. En la perspectiva de la globalización, el
informe de la Comisión Internacional sobre Educación para el siglo XXI, presidida por Jean
Jacques Delors en París, publicado en 1996 como La educación encierra un tesoro,
propuso pensar y edificar el futuro común y educar para la aldea planetaria al entrar en el
nuevo milenio. Llama la atención cómo en su introducción refiere la tensión entre lo
espiritual y lo material:
Por último, la tensión entre lo espiritual y lo material es una constatación eterna. El mundo
frecuentemente sin sentirlo o expresarlo, tiene sed de ideal y de valores que vamos a llamar morales
para no ofender a nadie. ¡Qué noble tarea de la educación la de suscitar en cada persona, según sus
tradiciones y convicciones y con pleno respeto del pluralismo, esta elevación del pensamiento y del
espíritu hasta lo universal y a una cierta superación de sí mismo¡ La supervivencia de la humanidad –
la Comisión lo dice midiendo sus palabras– depende de ello.7
La religión parece ejercer en nuestros días una renovada influencia sobre los asuntos humanos. En
numerosas regiones del mundo la tendencia a la secularización se ha mermado o se ha invertido. En
un momento en que los valores tradicionales se disuelven, la religión aparece como una defensa para
individuos y grupos cuya identidad es cada vez más frágil.
Las diferentes confesiones religiosas son a su vez creaciones culturales, simbólicas e intelectuales
que, a su manera, reflejan la diversidad de la experiencia y de actitudes humanas frente a las
promesas, desafíos y a lo trágico de la existencia. Tanto ciertas formas de fundamentalismo, como la
búsqueda religiosa en general, puede ser consideradas como fenómenos constructivos. Estos
fenómenos muestran la búsqueda tanto de identidad y de un sentido para dar a la existencia, en un
mundo sacudido por valores conflictivos, como de una respuesta creativa a esta crisis de identidad y
de un campo para la experiencia socio-cultural.
Pero, como lo muestra la historia, la religión ha estado con frecuencia ligada a la conciencia de una
identidad nacional hasta el punto de llagar a lastimar las relaciones entre grupos mayoritarios y
minoritarios. Con frecuencia también ha servido de pretexto para conquistas materiales o
territoriales.8
5
Villarini, “Desarrollo humano integral: autonomía y competencias para una educación basada en ciclos”, 30-
36.
6
Ministerio de Educación Nacional, Educación religiosa, 13.
7
Delors, J. La educación encierra un tesoro. 51; Ministerio de Educación Nacional. Educación religiosa, 14
y 15.
8
Comisión mundial de cultura y desarrollo citado por MEN, Educación religiosa, 15 y 16.
228
Ya en el ámbito colombiano, con la promulgación de la Constitución Política de 1991, y
con la inclusión de los derechos humanos como parte normativa de la misma, al
proclamarse la libertad de cultos9 se crearon las condiciones legales para la comprensión de
la dimensión religiosa del sujeto y el reconocimiento del hecho religioso como parte de la
identidad del sujeto y de la cultura del pueblo colombiano. Esta perspectiva, en plena
concordancia con el principio pluralista y con el fin de proteger a las personas en sus
creencias, ambos consagrados en la Constitución, permite una nueva comprensión de la
necesidad de formar para el ejercicio de la libertad religiosa y para la garantía, tutela y
aplicación de este derecho constitucional a través de la educación. Como señaló el Ministro
de Educación Francisco José Lloreda Mera, en el 2000:
Cuando en 1991 la Constitución Política estableció la libertad de cultos, creó las condiciones legales
para una cultura religiosa amplia que proporcione los conocimientos necesarios para comprender el
fenómeno religioso en nuestro medio y asumir una actitud pluralista. […] Ahora más que antes, se
requiere brindar a los estudiantes oportunidades para conocer distintos credos religiosos, expresar sus
ideas, críticas, dudas, y temores, fundamentar sus decisiones y adquirir criterios y principios que
orienten su vida10.
En ese orden de ideas se comprende por qué la Educación Religiosa Escolar es uno de los
componentes formativos necesarios en los procesos educativos. Por ello, el Estado, la
sociedad y la familia, como responsables de la educación11, tienen la grave tarea de
garantizar y tutelar el derecho a la educación, y en ella el derecho a la formación para el
ejercicio de la libertad de cultos.
9
Constitución política de Colombia 1991. Título II De los derechos, las garantías y los deberes. Capítulo 1 De
los derechos fundamentales. Articulo 19. Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a
profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual y colectiva. Todas las confesiones
religiosas e iglesia son igualmente libres ante la ley.
10
Ministerio de Educación Nacional, Educación religiosa, 4 y 5.
11
Constitución política de Colombia 1991, Artículo 67.
12
Conferencia Episcopal de Colombia, Escuela y religión, 9
229
trascendente, conocida también como dimensión religiosa, dimensión de sentido o
dimensión espiritual. La Organización de las Naciones Unidas, organismo encargado de
tutelar el cumplimiento de los Pactos Internacionales, en la Resolución 36/55 ha desglosado
el alcance y validez de los derechos que, para el caso de la libertad de cultos, señala entre
otros aspectos que el derecho a la libertad religiosa implica el hecho de ser formado en la
religión o en la fe religiosa.
Por tanto, se puede afirmar que la libertad religiosa hace parte de la identidad de la persona
y de las comunidades, manifestada de dos maneras, creyendo o no creyendo. Y si es parte
de la identidad cultural de los pueblos es lógico señalar que la identidad de los mismos
Estados está dada por los intereses de sus asociados, en relación con la religión. Por ello
esta realidad de la religión, ha permitido desarrollar la identidad de los Estados, sean éstos
confesionales o aconfesionales, donde se garantiza y tutela los derechos fundamentales del
sujeto humano, uno de ellos, el derecho a la libertad de cultos.
La estructura del capítulo tiene tres partes: en una primera, se indicará el alcance y
compresión de la libertad religiosa en cuanto bien jurídico tutelado por el Estado, ya que
dicha libertad contiene en sí un bien social que debe particular protección y garantía
jurídica como una concreción de la libertad; en una segunda, se expone la comprensión de
la naturaleza del Estado de cara a la religión; y, en la tercera, se determinará una
comprensión de la ERE en el marco jurídico estatal, particularmente la fundamentación
jurídica colombiana.
13
En la medida en que la educación entendida como servicio público se va convirtiendo cada vez más en un
asunto de todos, la misma sociedad va ejerciendo un mayor control social de los contenidos que son objeto de
conocimiento y formación en la escuela y va procurando llegar a mayores y mejores consensos acerca de los
saberes escolares (Ibíd., 10).
230
8.1. La libertad religiosa o de cultos.
La norma aprobada por la Asamblea garantiza a toda persona no solo el derecho a profesar libremente
una religión sino a difundirla en forma individual o colectiva. Las personas pueden tener sus propias
creencias religiosas, no tenerlas o modificarlas, y pueden divulgarlas de manera individual o en
asociación con otros individuos, sin interferencia previa o posterior de las autoridades o de otras
personas que profesen religiones diferentes. También pueden competir pacíficamente con otros con el
fin de ganar adeptos para su fe. Como complemento a la libertad religiosa se garantiza la libertad de
cultos; esto es, el derecho de toda persona a celebrar ceremonias, ritos o actos, de acuerdo con las
propias convicciones religiosas, así como a no practicar ningún culto sin que pueda ser castigada o
presionada para obligarla a hacerlo.15
Así, la nueva Constitución Política, en concordancia con su principio pluralista, crea las
condiciones legales para la comprensión de la dimensión religiosa y la respectiva cultura
religiosa de una manera más amplia y no restrictiva a una religión oficial, de tal manera que
desde el canon constitucional se garantice las condiciones necesarias para que los ciudadanos
tengan acceso a los conocimientos necesarios para comprender el hecho religioso y su
respectivo fenómeno religioso que permita desarrollar actitudes de reconocimiento de la
diferencia y la necesaria aceptación del pluralismo religioso16.
El origen del derecho a la libertad de cultos está relacionado con el principio de la tolerancia,
término que se viene utilizando desde el siglo XVI, en el contexto del problema en torno a la
14
Madrid-Malo, Sobre las libertades de conciencia y de religión, 103.
15
Cepeda, Los derechos fundamentales en la Constitución de 1991, 182.
16
Ministerio de Educación Nacional, Educación Religiosa, 5.
17
Cepeda, Los derechos fundamentales en la Constitución de 1991, 183.
231
religión que surgió en Europa, sobre fenómenos de divergencia respeto a los ritos o los
misterios de la fe18.
Cabe señalar que desde sus orígenes se presentó como un principio ético que permitía a los
vencedores de las disputas religiosas otorgar el indulto a los antiguos disidentes, herejes o
impuros. Se intentaba proteger la libertad de las convicciones religiosas y el derecho a la
asociación de los miembros de dicha religión, dentro del ámbito de los nacientes estados de
derecho europeo.
Que la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los
hombres deben estar inmunes de coacción, tanto por parte de personas particulares, como por parte de
grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera que, en lo religioso, ni se obligue a
nadie a actuar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público,
sólo o asociado con otros, dentro de los límites debidos.20
La garantía de este derecho fundamental del ser humano debe articularse con la vida misma de
tal forma que al ser violado, vulnerado, restringido o suspendido por parte del Estado o de
cualquier particular, se estaría violando el derecho a la vida digna, como se consagra en la
Constitución Política de Colombia de 1991, en los artículos 11 a 21; articulación necesaria
para considerar y valorar la dignidad del ser humano de manera íntegra e integral.
18
El principio de tolerancia se debe al grupo italiano de reformistas, encabezado por Fausto Sozzini, que
rechazó la doctrina de la Trinidad en 1574 (Ver Cisneros, Se escribe tolerancia, pero se debe leer
democracia, 239).
19
La primera interpretación se da sobre la base de algunos grupos religiosos que se consideran los
depositarios de la verdad; la segunda interpretación se da sobre el perjuicio respecto “al otro” y en este
sentido se funda la discriminación. Sobre la tolerancia se puede tener presente las obras de Marsilio da
Padova, Baruch Spinoza, Jean Bodin, John Locke, Francois Marie Arouet de Voltaire (Ibíd., 240).
20
Concilio Vaticano II, Declaración sobre la libertad religiosa. Dignitatis Humanae, 2.
232
Desde la teoría del Doctor Mario Madrid-Malo, en sus conferencias compiladas en los textos
de divulgación de la Defensoría del Pueblo21, señala, en relación con el derecho a la libertad
religiosa, que:
[…] es el que toda persona tiene para creer, descreer o no creer, y para manifestar cualquiera de estas
tres actitudes interiores mediante conductas positivas o negativa.22
De esta forma se reconoce la dimensión religiosa del hombre, sin importar la adscripción a un
conjunto determinado de concepciones religiosas, como una concreción de la dimensión
trascendente del sujeto de cara a su propio sentido de vida.
A la base del derecho constitucional de la libertad de cultos está la categoría libertad, que es el
denominador común de muchos de los derechos fundamentales. Ahora bien, la estructura de la
libertad misma está constituida por la autonomía –a diferencia de la heteronomía–, dentro de la
cual el ser humano se desarrolla y se desenvuelve cotidianamente, puede actuar libre de
apremio o de coacción, y actuar con inmunidad de coacción.
Esta libertad, igualmente, exige la reflexión completa, es decir, la capacidad del hombre para
que a través de su inteligencia sepa responder a la vida y a las nuevas situaciones que le
presenta su horizonte de posibilidades. Por tanto, en el desarrollo de la libertad religiosa se
exige para su ejercicio la formación de la persona, no solo en el plano de lo racional –para
emitir juicios racionales y razonables– sino también en su capacidad intelectual, su
inteligencia, que le permite expresar o manifestar ontológica y fenomenológicamente sus
creencias.
Pero, esa libertad de por sí resulta un ente abstracto, una facultad etérea, una realidad sin
sentido, si no se plasma en realidades concretas, es decir, cuando el hombre puede precisar la
praxis de su libertad en proyectos de vida, en opciones fundamentales, en creencias; por eso se
aprecia que:
21
Madrid-Malo, Estudios sobre derechos fundamentales, 97-102; Ídem., Sobre las libertades de conciencia y de
religión, 99-185.
22
Madrid-Malo, Estudio sobre los derechos fundamentales, 97.
23
Lara Corredor, Cultos y libertad de cultos, 47-60
24
Lozano Bedoya, Persona, Religión y Estado, 40.
233
No existe una libertad religiosa en forma pura, porque ella no está aislada de otras manifestaciones de la
libertad [...] De hecho, en los instrumentos internacionales, la libertad religiosa siempre aparece
asociada con otros derechos, pero bajo tratamientos diferentes. Por tanto, habrá libertad de expresión
religiosa cuando la persona haga explícitas sus creencias en materia de fe por cualquier medio de
comunicación (verbal, escrito, audiovisual o artístico). Habrá libertad de opinión religiosa cuando al
manifestar aquellas creencias la persona haga apreciaciones valorativas sobre hechos o sucesos. Y en su
relacionalidad social, en una sociedad donde se practica el pluralismo propio de una verdadera libertad
religiosa la persona puede actuar lícitamente por fuera –e incluso en contra– de los postulados de las
religiones practicadas en dicha sociedad.25
Dentro de los ordinales que concretan la libertad cultos, según el artículo 1º de la Resolución
36/55 de la Asamblea General de la ONU26, están las siguientes acciones:
El ejercicio del derecho a la libertad religiosa es una de aquellas actividades que la persona necesita
realizar en sociedad. Se trata de una libertad cuya titularidad y ejercicio tienen simultáneamente
dimensiones individuales y colectivas.27
25
Ibíd., 45.
26
ONU, Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la
religión o las convicciones, Art. 1o.
La libertad de tener una religión o cualesquiera convicciones de su elección, así como la libertad de manifestar
su religión o sus convicciones individual o colectivamente, tanto en público como en privado, mediante el culto,
la observancia, la práctica y la enseñanza (Ver Madrid-Malo, Derechos Fundamentales).
27
Lozano Bedoya, Persona, Religión y Estado, 53.
234
Si ya se ha puntualizado en el numeral anterior el alcance de esta libertad de cultos, sólo queda
señalar el elemento de la difusión de la misma, que debe tener en cuenta28:
a. Que con arreglo a las normas convencionales internacionales, toda persona tiene
derecho a la libertad de manifestar su religión o creencias...mediante...la enseñanza
(art. 18,1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos).
b. Toda persona tiene la libertad de...divulgar su religión o sus creencias (art. 21,1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos).
Y ese difundir no debe confundirse con el fenómeno, muy presente en las sectas, del
proselitismo, de ganar a la fuerza o con violencia adeptos:
Como lo señala la resolución de la ONU, dentro del alcance la libertad de cultos está la
facultad de enseñar la religión, la cual permite que cada grupo social puede y se le garantiza
la posibilidad de enseñar para el ejercicio de la libertad religiosa, ya sea desde su credo
confesional o desde los lugares aptos, es decir, formar en el reconocimiento de la libertad en
el ámbito del pluralismo. Si bien, todas las confesiones religiosas tienen el derecho de educar
a sus seguidores en sus propias doctrinas, la sociedad en general, reconociendo el valor de la
religión en la cultura, podrá enseñar para la tolerancia, el pluralismo y la diversidad en los
lugares aptos para ello, no como un ejercicio de proselitismo o de adoctrinamiento.
La educación religiosa, como saber sobre lo trascendente del sujeto, hace referencia a la
experiencia espiritual de la persona en relación con el Referente último de la vida que le da
sentido a la misma. Por tanto, la enseñanza de lo religioso le permite formar la dimensión
28
Madrid-Malo, Sobre las libertades de conciencia y de religión, 107.
29
Ibíd.
235
religiosa de la persona en cuanto a la capacidad de religarse y ob-ligarse en relación a éste
Referente último. Por tanto, el derecho a la libertad de cultos permite que el sujeto exprese su
experiencia creyendo o no creyendo. Igualmente, la libertad de cultos implica la educación en
la comprensión de la manifestación cúltica de la experiencia religiosa acorde en una confesión
religiosa y la lectura crítica de los fenómenos que se dan en relación a las prácticas cultuales.
8.1.2.2 El derecho de los padres de familia de escoger el tipo de educación para sus hijos30.
Con esta prescripción legal se pretende garantizar el derecho y deber de los padres de familia
de ser los responsables de la educación. En ese orden de ideas, la Ley 115/94 señala que son
los padres quienes escogerán el tipo de educación religiosa que desea para sus hijos sin mayor
límite que lo establecido en la ley estatutaria de la libertad religiosa, Ley 133/94. Así mismo,
el Estado garantizará que la educación religiosa se ofrecerá en todos los establecimientos
educativos.
Por lo anterior, el Estado hace responsable a los padres de familia para que ejerzan su deber
de responsables de la educación de sus hijos, pero con la garantía de su derecho de elegir la
formación en el área de educación religiosa que a bien ellos decidan. La elección ha de
garantizar el derecho a la formación de la fe y, consiguiente, derecho a profesarla y difundirla
libremente, sin más restricciones que la de no aprovechar la cátedra para realizar ejercicios de
proselitismo o adoctrinamientos31.
El Estado, como una de sus funciones, garantizará y tutelará, que en el caso de la educación
religiosa también se respetará el derecho consagrado en la misma constitución sobre las
libertades de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra. Ello permitirá que el docente
logre los objetivos establecidos para la educación, en cuanto al mejoramiento cultural y
científico, y, a su vez, el Estado vigilará con el fin de velar por su calidad. Razón por la cual el
30
Constitución Política de Colombia de 1991, artículo 67. Ley General de Educación, artículo 24.
31
Ningún docente estatal podrá usar su cátedra, de manera sistemática u ocasional, para hacer proselitismo
religioso o para impartir una educación religiosa en beneficio de un credo específico (Ver Decreto 4500 de
2006).
32
Constitución Política de Colombia de 1991, artículo 27.
236
docente de la ERE debe ser un profesional idóneo, un licenciado en pedagogía con la
experticia de la educación religiosa.
Así, la ERE, como un área de conocimiento y formación, permitirá que el educando logre no
solo la formación de su dimensión religiosa sino, además, en el amplio horizonte de la cultura
religiosa, podrá investigar críticamente sobre las distintas culturas y confesiones religiosas,
aprovechar la cátedra como escenario didáctico de aprendizaje para indagar sobre las
manifestaciones religiosas y profundizar en los fundamentos de su propia confesión religiosa.
Por ello es necesario puntualizar el segundo inciso del derecho consagrado a la libertad de
cultos, que reza “Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la
ley”. Ya el Doctor Madrid-Malo en su texto sobre Los Derechos Fundamentales, señala, como
prólogo de análisis del inciso segundo, la dificultad que entraña la disyuntiva confesiones e
iglesias “aunque no todas las confesiones son iglesias, todas las iglesias son, sin excepción,
confesiones. La confesión es el género. La iglesia es la especie”33. La confesión es la
manifestación ontológica y fenomenológica de la dimensión religiosa del ser humano,
mientras que la iglesia es el componente eclesiológico –de comunidad– de la religión en sí. El
Doctor Madrid-Malo, quizá buscando el reemplazo de la disyuntiva por una alternativa, señala
que:
Lo técnico y correcto, pues, hubiera sido hablar de confesiones o de religiones, para que el término
comprendiera todas las comunidades de creyentes, desde la iglesia Católica hasta el más insignificante
de los fenómenos sectarios hoy manifestados bajo la forma de iglesia pirata o iglesia silvestre.34
33
Madrid-Malo, Derechos Fundamentales, 233.
34
Ibíd.
237
Por ello, la pretendida igualdad de las confesiones y de las religiones, aunque cobije los
diversos credos y expresiones de lo religioso, pone a las sectas en una limitante particular, ya
que si bien exigen el reconocimiento e igualdad ante la ley, concomitantemente se les está
limitando y ordenando, desde los límites del ejercicio de los derechos humanos
(fundamentales) hasta el criterio último de la dignidad humana, un referente preciso si quieren
ser reconocidas por la cobertura del artículo 19. No solo se acoge su manifestación ontológica
y fenomenológica, sino además, si quieren igualdad ante la ley deben presentar las exigencias
de ley, como su personería jurídica y la celebración de tratados con el Estado, si quieren la
tutela desde un ordenamiento internacional. Finalmente, el Doctor Cepeda comenta que:
La Constitución de 1991 pone en pie de igualdad la libertad de todas las confesiones religiosas e iglesias
ante la ley, para marcar el contraste con la protección especial del Estado a la Iglesia Católica [...] De
esta manera consagra la neutralidad del Estado frente a las confesiones religiosas y a las iglesias, actitud
indispensable para asegurar el pluralismo religioso [...] En la norma se incluyeron los conceptos de
“confesiones religiosas” y de “iglesias” con el propósito de comprender todos los credos religiosos así
como el conjunto de las personas que los profesan, sin importar que cuenten o no con una organización
jerárquica.35
La libertad de cultos y/o libertad religiosa tiene el carácter de libertad pública, pues crea para
sus titulares un ámbito de autodeterminación y de inmunidad de coacción que fija límites al el
ejercicio del poder gubernamental36. Esta garantía constitucional contiene una doble
dimensión: negativa, por cuanto las autoridades se hallan impedidos para restringir este
derecho cuando se ejerce dentro de los límites que establece el orden constitucional y las
leyes. Positiva, por cuanto las autoridades del Estado deben hacer efectiva la protección o
garantía de este derecho a la libertad de cultos:
Quienes ejercen el poder deben intervenir para garantizar que todas las personas puedan disfrutar sus
derechos, protegidos contra los abusos de otros, cualquiera que sea su condición jurídica...los
gobernantes tienen el ineludible imperativo de favorecer el ejercicio de la libertad religiosa, al igual que
el de todas las libertades públicas. El derecho a la libertad religiosa ampara no una determinada
concepción de Dios, sino la decisión de aceptar la existencia de la divinidad -independiente de sus
connotaciones-, o de practicar la religión, inclusive aquéllas donde pueda estar ausente la idea de Dios.
Es una libertad que tiene por titulares tanto a sujetos individuales (la persona concreta) como a sujetos
colectivos (la familia y la comunidad religiosa) y que puede ser ejercida con igual protección en el
ámbito privado como en el público.37
35
Cepeda, Los derechos fundamentales en la Constitución de 1991, 183.
36
Lozano Bedoya, Persona, Religión y Estado, 47.
37
Ibíd.
238
La autonomía y la inmunidad del hombre en materia religiosa tienen, pues, unos límites. De ellos, unos
son intrínsecos y emanan de la propia esencia del derecho humano a la libertad religiosa; otros son
extrínsecos y provienen de los derechos ciertos y prevalentes de la sociedad y de sus miembros.38
Igualmente, esta libertad se haya limitada y sometida a las limitaciones prescritas en la ley,
acerca o con relación al orden público, como le señala el párrafo 3 del artículo 18 del Pacto
Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, “que sean necesarias para proteger la
seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los derechos y libertades fundamentales de
los demás”. Infiere el Doctor Madrid-Malo que:
En ese orden de ideas, se colige que en el ejercicio del derecho fundamental a la libertad de
cultos no se tutela ni se amparan las manifestaciones contrarias al querer de la comunidad,
tanto internacional como nacional. En el criterio del Constituyente y del Legislador para
colocarle un mínimo de límites que sirvan de criterio ordenador del sujeto titular del derecho a
la libertad de cultos, se busca la protección individual y colectiva.
En la reglamentación de aquellos aspectos del ejercicio de la libertad religiosa que se desarrollan en sitios
públicos o abierto al público, o de modo que escapan a la esfera puramente privada. Igualmente, en la
represión de los hechos punibles que pueden llegar a darse con ocasión y pretexto de profesar o difundir
las creencias religiosas.40
Para comprender las relaciones entre el Estado y las iglesias, es imprescindible comprender
la fisonomía del Estado en el cuál se desea verificar dichas relaciones tanto en la libertad de
cultos como en la educación de los ciudadanos. El caso Colombia se ha de estudiar desde la
proclamación de la Constitución Política de 1991, por la cual el Estado colombiano se
38
Madrid-Malo, Derechos Fundamentales, 245.
39
Ibíd., 246.
40
Ibíd.
41
Lara Corredor, Libertad Religiosa y Educación Religiosa Escolar, 45-50
239
define laicista o aconfesional. El alcance de la opción laicista42 del Estado colombiano,
desde la Constitución de 1991, se ha de entender dentro de la sana doctrina sobre la
fisonomía de los Estados en relación con la religión.
Cuando hay Estados confesionales sin tolerancia religiosa, en ellos sólo se establece una
religión oficial, siendo obligatorios jurídicamente los contenidos de dicha religión, de
suerte que se prohíben las religiones diversas a la oficial, o al menos se les discrimina
considerablemente.
También, Estados laicos con plena libertad religiosa, donde existe una estricta separación
entre el Estado y las iglesias; no existe una religión oficial y el Estado no tiene doctrina
oficial en materia religiosa y existe el pleno derecho a una igualdad entre todas las
confesiones religiosas. Estos regímenes reconocen el hecho religioso y protegen la libertad
de cultos, pero por su laicismo, dentro del proceso de secularización, no favorecen ninguna.
Finalmente, los Estados oficialmente ateos, aquellas organizaciones políticas que hacen del
ateísmo una suerte de nueva religión oficial, y que presentan ciertos grados de hostilidad
hacia el fenómeno religioso. Algunos de estos Estados toleran las prácticas religiosas pero
no establecen una plena libertad de cultos. Otros son Estados totalmente anticlericales por
desconocer toda libertad religiosa.
42
Monseñor André Lacrampe puntualiza el concepto de laicidad de la siguiente forma: “el sentido profundo
de la laicidad: el Estado es neutral con respecto a la Iglesias, pero su neutralidad no significa ni ignorancia ni
exclusión, sino más bien no injerencia en los asuntos de las Iglesias”…”Al tener a su cargo el garantizar el
ejercicio del culto, el Estado asume el diálogo y el acuerdo con las diferentes organizaciones religiosas”…”El
concepto de laicidad deriva de los principios de la no confesionalidad del estado y de su no competencia en
materia de fe religiosa y de organización interna de las comunidades religiosas” (Lacrampe, La laicidad
francesa y las religiones, 4).
240
religiosas, independiente de la cantidad de creyentes. Se trata de una igualdad de derecho, o
igualdad por nivelación o equiparación, con el fin de preservar el pluralismo y proteger las
minorías religiosas como Estado social de derecho.
Para el caso del Estado colombiano, a partir de 1991 el pueblo colombiano a través de la
Asamblea nacional Constituyente, reconoció como marco jurídico fundamental del Estado,
de cara a la libertad religiosa dos realidades: la primera, se proclama la aconfesionalidad
del Estado, lo cual obliga el reconocimiento y garantía jurídica de todas las confesiones
religiosas; la segunda, como principios rectores y de identidad del Estado se consagraron
los Derechos Fundamentales, como proyecto antropológico de la Nación, lo cual consagra
la libertad de cultos, hecho que obliga la garantía, tutela, alcance y validez la necesidad de
formar a los colombianos para el ejercicio de la libertad de cultos, en consonancia con la
libertad de pensamiento y la libertad de conciencia.
Entonces, dada esa identidad del Estado, el responsable de la educación religiosa escolar es
el Estado por cuanto está cumpliendo, garantizando y formado para el desarrollo de la
libertad de cultos de cada uno de los colombianos y residentes en Colombia. Este problema
de la Educación Religiosa Escolar, en relación con el derecho a la libertad de cultos y/o
libertad religiosa, está a la orden del día en las discusiones académicas, en particular en los
escenarios educativos de la estructura formal de la educación, cuyo primer responsable es el
Estado, en la prestación de este bien público que es la educación, es decir, en las escuelas y
colegios de los países que tienen la tarea de formar, darle identidad y cohesionar a sus
ciudadanos.
43
Corte Constitucional Colombiana, Sentencia C-350 de agosto 4 de 1994.
44
Constitución Política de Colombia 1991. Título II. De los derechos, las garantías y los deberes. Capítulo 1
De los derechos fundamentales. Artículo 19. Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tienen derecho a
profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva. Todas las confesiones religiosas
e iglesias son igualmente libres ante la ley.
45
Ellacuria, Historización de los Derechos Humanos desde los pueblos oprimidos y las mayorías populares.
46
Concilio Vaticano II, Declaración sobre la libertad religiosa, 681.
47
Lozano Bedoya, Persona, Religión y Estado, Presentación.
241
8.3. La Educación Religiosa Escolar en Colombia48.
Colombia a partir de 1991 dio un giro en su concepción como Estado y, por consiguiente,
en su relación con la religión49. Al declararse como un país aconfesional, de inmediato
surgió el problema de la educación religiosa escolar que, desde el Concordato celebrado
con la Iglesia Católica, gozaba de libertad para formar en la religión del Estado: la católica,
a través de la Ley 20 de 1974.
La Ley Marco de Educación, conocida como la Ley 115 de 1994, incluyó en la formación
del preescolar, la básica y la media vocacional, la asignatura de educación religiosa escolar,
pero por no conocer el alcance de la misma y por la implicaciones del pluralismo religioso,
en la práctica muchos establecimientos públicos desconocieron la exigencia curricular de la
asignatura. Trece años después, ante la decisión del Ministerio de Educación Nacional
expresada en la Directiva Ministerial No. 002, de febrero 5 de 2004, renace el problema de
la educación religiosa escolar en consonancia con el artículo 19 constitucional de la libertad
religiosa. Dicha directriz señala que la ERE debe ofrecerse en todos los establecimientos
educativos, como lo señala la Ley General de Educación (Ley 115 de 1994)50.
48
Definida desde el punto de vista de la pastoral católica, es la enseñanza de la fe cristiana en el ámbito
escolar, en relación con los fines, objetivos y métodos propios de la escuela (Ver Estupiñán, La clase de
religión, 13).
49
El Estado Social de Derecho colombiano se identifica como Estado laico. Sobre la laicidad Monseñor
André Lacrampe señala: “La laicidad es un régimen socio político concreto que se diferencia del laicismo
como sistema filosófico cerrado a cualquier dimensión espiritual” (Lacrampe, La laicidad francesa y las
religiones, 1).
50
Lara Corredor, La libertad religiosa escolar en Colombia.
51
Constitución Política de Colombia 1991. Artículo 27. El Estado garantiza las libertades de enseñanza,
aprendizaje, investigación y cátedra.
52
Zafra Calderon, Manual de derecho docente.
53
Ley 115. Artículo 23: “Áreas obligatorias y fundamentales”. Para el logro de los objetivos de la educación
básica se establecen áreas obligatorias y fundamentales del conocimiento y de la formación que
necesariamente se tendrán que ofrecer de acuerdo con el currículo y el Proyecto Educativo Institucional.
Los grupos de áreas obligatorias y fundamentales que comprenderán un mínimo del 80% del plan de estudios,
son los siguientes:
1. Ciencias naturales y educación ambiental.
2. Ciencias sociales, historia, geografía, constitución política y democracia.
3. Numeral modificado por el artículo 65 de la Ley 397 de 1997. El nuevo texto es el siguiente: Educación
artística y cultural. Numeral 3 modificado por el artículo 65 de la Ley 397 de 1997, publicado en el Diario
Oficial No. 43.102 del 7 de agosto de 1997.
4. Educación ética y en valores humanos.
5. Educación física, recreación y deportes.
242
parte de estas áreas fundamentales y obligatorias del currículo común, tanto en instituciones
oficiales como privadas.
En el parágrafo único del artículo 23 y el artículo 24 de esta misma ley 115, precisa el
alcance de la obligatoriedad del área de Educación Religiosa, debido a que ella está
protegida por los derechos de libertad de conciencia, libertad religiosa, libertad de
pensamiento y el derecho de los padres a escoger para sus hijos el tipo de educación que
esté de acuerdo con sus convicciones. Señalamiento que permite una lectura sistemática y
concordada entre la Constitución Política y la Ley General de Educación 54.
Y como los menores de edad son los directamente destinatarios de la educación formal, la
misma ley reconoce la responsabilidad de los padres de familia en la decisión sobre la
obligatoriedad para alumnos y padres de familia, recayendo en manos de ellos mismos,
quienes tienen derecho a manifestar su voluntad de recibir o no recibir esa educación; los
padres por sus hijos si éstos son menores de edad y los alumnos directamente si son
mayores de edad. Hay que aclarar que no se trata de preguntar a los padres y alumnos qué
credo religioso profesan, pues esto violaría el derecho de libertad de conciencia reconocido
en el artículo 18 de la Constitución Política55
6. Educación religiosa. Numeral 6o. declarado exequible por la Corte Constitucional mediante la Sentencia C-
555-94 del 6 de diciembre de 1994, Magistrado Ponente Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz.
7. Humanidades, lengua castellana e idiomas extranjeros.
8. Matemáticas.
9. Tecnología e informática.
PARÁGRAFO. La educación religiosa se ofrecerá en todos los establecimientos educativos, observando la
garantía constitucional según la cual, en los establecimientos del Estado ninguna persona podrá ser obligada a
recibirla. Aparte subrayado declarado EXEQUIBLE por la Corte Constitucional mediante la Sentencia C-555-
94 del 6 de diciembre de 1994, Magistrado Ponente Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz.
Artículo 24. EDUCACIÓN RELIGIOSA. Se garantiza el derecho a recibir educación religiosa; los
establecimientos educativos la establecerán sin perjuicio de las garantías constitucionales de libertad de
conciencia, libertad de cultos y el derecho de los padres de familia de escoger el tipo de educación para sus
hijos menores, así como del precepto constitucional según el cual en los establecimientos del Estado ninguna
persona podrá ser obligada a recibir educación religiosa. Aparte subrayado declarado EXEQUIBLE por la
Corte Constitucional mediante la Sentencia C-555-94 del 6 de diciembre de 1994, Magistrado Ponente Dr.
Eduardo Cifuentes Muñoz
En todo caso la educación religiosa se impartirá de acuerdo con lo establecido en la ley estatutaria que
desarrolla el derecho de libertad religiosa y de cultos.
54
Ministerio de Educacion Nacional. Conceptos jurídicos emitidos por el Ministerio de Educación Nacional
en atención a consultas y derechos de petición.
55
Ibíd.
243
religiosas56. En América Latina y El Caribe, la Educación Religiosa Escolar, está
fundamentada jurídicamente en:
56
Ibíd, 9
57
Consejo Episcopal Latinoamericano, Orientaciones generales para la Educación Religiosa Escolar en
América Latina y el Caribe 1999, 10
244
8.3.2 La obligatoriedad de la Educación Religiosa Escolar.
Pero, más allá de la discusión jurídica conviene señalar tres aspectos importantes para una
mejor comprensión de la ERE, antes de responder si al formar en ERE se estaría o no
violando el derecho fundamental a la libertad religiosa o libertad de cultos.
58
“Llegados a este punto quisiera subrayar, brevemente, el problema crucial que constituye para toda
sociedad, las condiciones de una eficaz y exigente educación de la libertad religiosa y de la presencia de la
iglesia en el mundo de este tiempo…” (Lacrampe, La laicidad francesa y las religiones, 1).
245
b. Nivel del Estado: La figura de Estado, de cual somos hijos, nace en la Modernidad,
buscando darle identidad a las nacientes naciones desde un marco jurídico: Estados
de derecho. Desde esta visión se fue construyendo el Estado como aquel aparato
social y persona jurídica, que permite la cohesión y la identidad de sus asociados,
con un proyecto mediado por el contrato social o constitución. Dentro de las
funciones o tareas que le competen al Estado, está la de ser el responsable de
garantizar el alcance y la obtención de los bienes públicos que necesitan los
ciudadanos para lograr su pertenencia y su responsabilidad social como comunidad.
Unos de esos bienes es la educación y, como bien público, ha de estar al alcance de
todos los asociados y exigible al Estado su garantía como parte fundamental de la
identidad de los ciudadanos.
246
cada de los ciudadanos el derecho a la libertad de cultos y/o religiosa, consiste en
favorecer las condiciones para lograrlo, es decir, para que la sociedad pueda formar
en ese mismo sentido. Por tanto, no resultará extraño que en Colombia surja una
directriz ministerial que obligue a todos los establecimientos educativos a formar en
ERE en consonancia con la constitución política. Y en esta tarea la ERE
necesariamente deba garantizar las bases pedagógicas y del conocimiento para que
los estudiantes puedan sortear el problema de la tolerancia, de la pluralidad de cultos
o de la permisividad para obviar la formación en ERE60.
60
“Lo que está aquí en juego, es el devenir de la sociedad, su forma de considerar la dimensión religiosa, su
capacidad de acogida de la alteridad, su respeto de la libertad de creer, su ingeniosidad para desarrollar este
arte de ‘vivir juntos’ tan querido por el filósofo Paul Ricoeur. Existe un tronco común en el que creyentes y
no creyentes pueden entenderse. El devenir de la sociedad, también es el lugar de la juventud en su seno y el
futuro de la Iglesia, también es la transmisión de la fe a las jóvenes generaciones” (Ibíd., 2).
61
Ibíd.
247
La Ley General de Educación, Ley 115 de 1994, desarrolla y respeta los principios
constitucionales enunciados anteriormente dentro de la concepción de que la educación es
un proceso de formación integral, permanente, personal, cultural y social de la persona
humana; por tanto se ocupa de señalar las normas generales para regular dicho servicio
público, acorde con las necesidades e intereses de las personas de la familia y de la
sociedad.
Dentro de las áreas obligatorias que señala la Ley 115, los grupos obligatorios y
fundamentales comprenderán como mínimo el 80% del plan de estudios. dentro de estas
nueve áreas se consagra la educación religiosa, la cual se establecerá en las instituciones
educativas, sin perjuicio de las garantías constitucionales de libertad de conciencia, cultos y
el derecho de los padres de familia de escoger el tipo de educación para sus hijos menores
así como del precepto superior según el cual en los establecimientos del estado ninguna
persona podrá ser obligada a recibir ésta obligación62. La educación religiosa se impartirá
de acuerdo con la Ley estatutaria que desarrolla el derecho de libertad religiosa y de cultos,
Ley 133 de mayo de 1994.
62
Ministerio de Educación Nacional, La enseñanza de la educación religiosa en los establecimientos
educativos. Oficina Asesora Jurídica.
63
Decreto 1860 de 3 de agosto de 1994, por la cual se reglamenta parcialmente la ley 115 de 1994 en los
aspectos pedagógicos y organizativos generales.
64
Ministerio de Educación Nacional, La enseñanza de la educación religiosa en los establecimientos
educativos.
248
observando las garantías constitucionales de libertad de conciencia de cultos y de
enseñanza65.
Bibliografia.
Cepeda, Manuel. Los derechos fundamentales en la Constitución de 1991. Santafé de Bogotá: Imprenta
Nacional de Colombia, 1993.
Cisneros, Isidro. “Se escribe tolerancia, pero se debe leer democracia”. Revista Universidad de Antioquia 239
(Marzo 1995): 4-15.
Concilio Vaticano II. Declaración sobre la libertad religiosa. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1965.
65
“Los alumnos menores de edad cuyos padres hacen uso del derecho de no recibir educación religiosa y los
alumnos mayores de edad que hacen uso de ese mismo derecho, plantean un problema serio de orden
educativo que no se reduce a problemas disciplinares. Se trata de que estos alumnos se priven del acceso a un
componente de la cultura altamente formativo de la personalidad e integrador a la plenitud de la misma
(cultura). Que actividades curriculares se deberán desarrollar con estos alumnos que seriamente contribuyan
al desarrolla integral de la personalidad y al conocimiento pleno de su cultura de pertenencia y de las demás
culturas? La alternativa al área de educación religiosa debe contemplar la misma seriedad académica y la
misma seriedad pedagógica y metodológica para que no queden con un vacío formativo y cultural que afecte
gravemente el desarrollo integral humano de estos alumnos. El PEI debe considerar seriamente en sus
contenidos esta situación” (Ibíd., 2).
66
Ibíd.
249
Ellacuría, Ignacio. Historización de los Derechos Humanos desde los pueblos oprimidos y las mayorías
populares. Artículos, material fotocopiado. San Salvador: Ediciones Estudios Centroamericanos (ECA), 1989.
Estupiñán, Edilberto. La clase de religión. Colección Vestigios. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana,
Centro de Universidad Abierta, 1997.
Lacrampe, André. La laicidad francesa y las religiones: un reto. XVI Curso de Formación de Doctrina Social
de la Iglesia sobre “La presencia de la Iglesia en una Sociedad Plural”. Madrid: Comisión de Pastoral Social
de la Conferencia Episcopal Española, Fundación Pablo VI, Instituto Social León XIII y la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociología de la UPSA, 2005.
Lara Corredor, David Eduardo. Cultos y libertad de cultos. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2004.
___________ Libertad Religiosa y Educación Religiosa Escolar. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana,
2006.
Lozano Bedoya, Carlos Augusto. Persona, Religión y Estado. Serie textos de divulgación. Bogotá: Defensoría
del Pueblo, 1995.
Madrid-Malo Garizabal, Mario. Sobre las libertades de conciencia y de religión. Serie de textos de divulgación
No. 20. Bogotá: Defensoría del Pueblo, 1996.
____________ Estudios sobre Derechos Fundamentales. Serie textos de divulgación No. 11. Bogotá:
Defensoría del Pueblo, 1995.
Ministerio de Educación Nacional. Conceptos jurídicos emitidos por el Ministerio de Educación Nacional en
atención a consultas y derechos de petición. Disponible en Internet:
http://www.mineducacion.gov.co/1621/article-86905.html
Organización de las Naciones Unidas. Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y
discriminación fundadas en la religión o las convicciones, Art. 1o. la libertad de tener una religión o
cualesquiera convicciones de su elección, así como la libertad de manifestar su religión o sus convicciones
individual o colectivamente, tanto en público como en privado, mediante el culto, la observancia, la práctica y la
enseñanza. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Disponible en
Internet: http://www2.ohchr.org/spanish/law/intolerancia.htm
Villarini, Ángel. “Desarrollo humano integral: autonomía y competencias para una educación basada en
ciclos”, en Revista Internacional Magisterio. Organización escolar por ciclos. Bogotá, Magisterio, número 38
(abril-mayo 2009): 30-36.
Zafra Calderón, David. Manual de derecho docente. Bogotá: Offset Impresores, 1995.
250
251
Anexo 1
Normatividad Internacional
Normatividad Nacional
252
- Decreto 3020 de 2002
- Directriz Ministerial 002 de 2004
- Acuerdo 007 de 2004
- Decreto 1286 de 2005
- Decreto 4500 de 2006
253
Anexo 2
Ante las diversas inquietudes y consultas sobre la organización y desarrollo del área de
formación Educación Religiosa, establecida de acuerdo con a Ley General de Educación, el
Ministerio de Educación formula las siguientes orientaciones.
Los padres tienen el derecho de escoger el tipo de educación religiosa y moral para sus
hijos y es deber del Estado garantizarles una educación acorde con sus propias
convicciones, de conformidad con los Tratados Internacionales y con la Ley 133 de 1994,
que desarrolla el artículo 19 de la Constitución Política, Ley Estatutaria sobre el derecho de
libertad religiosa y de cultos.
254
Las instituciones educativas no estatales deben ofrecer el área de Educación Religiosa. En
ejercicio del derecho de libertad de enseñanza, estas instituciones tienen autonomía para
determinar el tipo de educación y asistencia religiosa que ofrecen y las condiciones de este
servicio para sus usuarios, de acuerdo con el proyecto educativo institucional.
La Educación Religiosa debe impartirse de acuerdo con los programas que presenten las
autoridades de las Iglesias y los aprendizajes básicos que consideren pertinentes para cada
conjunto de grados, así como los criterios de evaluación de los mismos.
Estos programas deben estar articulados con la educación ciudadana, en aspectos como la
convivencia y la paz, el desarrollo moral, la toma de conciencia de la propia identidad y al
mismo tiempo el reconocimiento y respeto de pluralidad cultural y religiosa, la resolución
pacifica de conflictos, el respeto de los derechos humanos, la protección del medio
ambiente y la participación en la sociedad democrática.
La evaluación de los estudiantes en. Educación Religiosa hará parte de los informes
periódicos de evaluación y del informe general del desempeño de los estudiantes y será
tenida en cuenta para su promoción. En todo caso, no habrá lugar a ningún tipo de
discriminación respecto de quienes opten por no tomar la mencionada educación religiosa.
255
La asignación académica de Educación Religiosa debe hacerse a docentes de esa
especialidad o que posean estudios correspondientes al área tengan certificación de
idoneidad expedida por la respectiva autoridad eclesiástica, según lo establecido en el
literal i) artículo 6 de la ley 133 de 1994.
Ningún docente estatal podrá usar su cátedra, de manera sistemática u ocasional, para hacer
proselitismo religioso o para impartir una Educación Religiosa que no corresponda a la que
el establecimiento educativo debe ofrecer en virtud de acuerdos suscritos entre el Estado y
la respectiva Iglesia o Confesión, y al tipo de Educación Religiosa escogida por los padres
o con la voluntad, tácita o expresa manifestada por ellos en el acto de matrícula.
256
Anexo 3
DECRETO 4500
(De diciembre 19 de 2006)
DECRETA:
Artículo 1°. Ambito de aplicación. El presente decreto regula el desarrollo del área de
Educación Religiosa en los establecimientos educativos que imparten educación formal en
los niveles de educación preescolar, básica y media.
Artículo 3°. Desarrollo y contenido del Área. La intensidad horaria a que se refiere el
artículo anterior, se determinará teniendo en cuenta que la educación religiosa se
fundamenta en una concepción integral de la persona sin desconocer su dimensión
trascendente y considerando tanto los aspectos académicos como los formativos.
Artículo 5°. Libertad religiosa. Los estudiantes ejercen su derecho a la libertad religiosa
al optar o no por tomar la educación religiosa que se ofrece en su establecimiento
educativo, aunque no corresponda a su credo, y en tal caso a realizar las actividades
relacionadas con esta área de acuerdo con lo previsto en el Proyecto Educativo
257
Institucional, PEI. Esta decisión deberá ser adoptada por los padres o tutores legales de los
menores o por los estudiantes si son mayores de edad.
Ningún docente estatal podrá usar su cátedra, de manera sistemática u ocasional, para
hacer proselitismo religioso o para impartir una educación religiosa en beneficio de un
credo específico.
Artículo 8°. Deberes de los padres de familia. Los padres de familia a través de los
órganos de participación contemplados en el Decreto 1286 de 2005 velarán porque el área
de Educación Religiosa sea impartida de acuerdo con lo señalado en el Proyecto Educativo
Institucional.
258