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DEDICATORIA

Este presente trabajo está dedicado al esfuerzo de


nuestros padres por permitirnos tener estos
estudios universitarios y a nuestros compañeros
para que se nutran del conocimiento de distintas
patologías que acontecen a la población.
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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................ 4

SÍNDROME DE EXALTACIÓN DEL HUMOR ....................................................................... 5

1. Estado maniaco .............................................................................................................. 5

1.1. Criterios para el Episodio Maníaco .......................................................................... 8

1.2. Diagnóstico diferencial......................................................................................... 10

1.3. TRATAMIENTO .................................................................................................... 12

2. El Estado Hipomaníaco ............................................................................................... 13

2.1. Diferencia entre manía e hipomanía: ................................................................ 13

2.2. Características Episodio Hipomaníaco ............................................................. 14

2.3. Síntomas dependientes de la cultura y la edad ............................................... 16

2.4. Curso ...................................................................................................................... 17

2.5. Diagnóstico diferencial......................................................................................... 18

2.6. Criterios para el episodio hipomaníaco ............................................................. 19

2.7. Tratamiento para la hipomanía .......................................................................... 21

3. MANÍA SIN SÍNTOMAS PSICÓTICOS F30.1 ......................................................... 22

3.1. Pautas para el diagnóstico ...................................................................................... 23

4. MANÍA CON SÍNTOMAS PSICÓTICOS F30.2 ....................................................... 23

5. LA EXALTACIÓN DEL HUMOR EN LAS PSICOSIS BIPOLARES ..................... 24

5.1. ¿Cómo es la psicosis en el trastorno bipolar? .................................................. 26

5.2. ¿Cuándo aparecen estos síntomas? ................................................................ 26

5.3. Consecuencias...................................................................................................... 27

5.4. Consideraciones psicopatológicas .................................................................... 27

5.5. Diagnóstico y tratamiento .................................................................................... 29

6. MODELOS ETIOLÓGICOS DE LOS TRASTORNOS DEL AFECTO.................. 35

6.1. Modelos Biológicos................................................................................................... 36


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6.2. Modelos Genéticos............................................................................................... 37

6.3. Modelos Psicológicos .......................................................................................... 38

CONCLUSIÓN .......................................................................................................................... 39

LINKOGRAFÍA .......................................................................................................................... 40
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INTRODUCCIÓN
Los trastornos del estado de ánimo son trastornos de la salud mental
caracterizados por la existencia de alteraciones emocionales,
consistentes en periodos prolongados de tristeza excesiva (depresión), de
exaltación o euforia excesivas (manía), o de ambos. La depresión y la
manía representan los dos polos o extremos de los trastornos del estado
de ánimo.
Los trastornos del estado de ánimo (trastornos del humor) se conocen
también como trastornos afectivos. Afecto significa estado emocional, que
se expresa a través de gestos y expresiones faciales.
La tristeza y la alegría son parte de la experiencia habitual de la vida
diaria, y difieren de la depresión y la manía que caracterizan a los
trastornos del estado de ánimo. La tristeza es una respuesta natural a la
pérdida, la derrota, el desengaño, el trauma o la catástrofe.
La aflicción o el duelo es la reacción normal más habitual ante una
separación o una pérdida, como la muerte de un ser querido, el divorcio o
el desengaño amoroso. Generalmente, el duelo y la pérdida no causan
depresión persistente e incapacitante, excepto en personas predispuestas
a padecer trastornos del estado de ánimo o del humor.
El diagnóstico del trastorno del estado de ánimo se realiza en los casos
en que la tristeza o la euforia son demasiado intensas, aparece
acompañado de otros síntomas característicos y de la limitación de la
capacidad de llevar una vida normal a nivel físico, social y laboral.
Si únicamente se sufre depresión, se denomina trastorno unipolar. Otros
trastornos del ánimo, llamados trastornos bipolares, incluyen episodios de
depresión que alternan con episodios de manía. La manía sin depresión
(llamada manía unipolar) es muy poco frecuente.
Alrededor del 30% de las personas refieren depresión como uno de sus
síntomas cuando acuden al médico. Pero menos del 10% sufren
realmente depresión grave. Casi el 4% de la población estadounidense
sufre trastorno bipolar.
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SÍNDROME DE EXALTACIÓN DEL HUMOR

El síndrome de exaltación del humor es un estado de hiperexcitación de las


funciones psíquicas que corresponde a los estados denominados “maníaco” e
“hipomaníaco”. Según Ey (1975), en este síndrome “la liberación desordenada y
excesiva de la energía se manifiesta por igual en los dominios psíquico,
psicomotor y neurovegetativo”.

El cual se presenta y caracteriza por un estado del humor, eufórico, expansivo,


irritado y exaltado, en el pensamiento manifiesta la taquipsiquia, fuga de ideas y
verborrea, actitud lúdica, megalomaníaca e hiperactiva, en cuanto a conciencia
muestra una gran distraibilidad.

1. Estado maniaco

Se define por un período concreto durante el cual el estado de ánimo es anormal


y persistentemente elevado, expansivo o irritable. Este período de estado de
ánimo anormal debe durar al menos 1 semana (o menos si se requiere
hospitalización)

Se trata de un estado extremo de exaltación aguda, tal como puede observarse


en el curso de la evolución de la psicosis maníaco-depresiva. Siguiendo a Henry
Ey (1975) el síndrome aparece entre los 20 y 50 años en pacientes que
frecuentemente presentan un biotipo pícnico y tienen antecedentes familiares.

Puede iniciarse con una fase depresiva acompañada de insomnio o por un


estado de exaltación premonitorio de algunas horas o días. Este estado
premonitorio tiene algunos síntomas “señales” que ponen al entorno familiar en
alerta de la recaída crítica, por ejemplo, comportamientos insólitos, cartas o
llamadas telefónicas extravagantes, vestimentas diferentes a las habituales o
actos impulsivos o irreflexivos, entre otros. El inicio también puede ser súbito y
sin avisos previos, en donde el paciente se presenta repentinamente radiante,
animoso, optimista, verborreico, lleno de iniciativas y “proyectos”, hipersexual,
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bebedor, irritable y a veces agresivo y grosero con el entorno, modificando


dramáticamente su conducta habitual.

Según Capponi (1987), en el estado maníaco la psicopatología se ordena en 3


áreas fundamentales:

A. La afectividad,
B. El curso del pensamiento y
C. La actividad psicomotriz.

a) La afectividad, se caracteriza por la expansividad y la hipertimia (euforia)


que se expresan en un incremento desproporcionado de la autoestima,
omnipotencia, alegría, optimismo y proyectismo, con pérdida de la distancia
social. El paciente se siente extremadamente bien, infatigable, dichoso de vivir y
con tendencia a la hiperactividad. De todos modos su afectividad es lábil,
pasando rápidamente de la alegría a las lágrimas y de las lamentaciones a la
cólera. Se presenta irónico, agresivo y con tendencias a ridiculizar a sus
interlocutores.

b) El curso del pensamiento, evidencia la aceleración en las asociaciones de


ideas, la sucesión de representaciones y de la memoria. Esta aceleración del
curso del pensamiento o taquipsiquia se manifiesta en el activismo, la verborrea
y locuacidad no habitual. Una representación tan pronto es evocada puede
desaparecer del campo de la conciencia para ser reemplazada por otra a manera
de un “caleidoscopio de los contenidos de la conciencia (Ey, 1975).

“En el curso del pensar la ideofugalidad o al menos la experiencia subjetiva de


un conocimiento hiperlúcido, ideación fácil y ocurrente sin filtro de autocrítica. La
atención espontánea se exalta en tanto que la capacidad de concentración se
muestra extremadamente reducida” (Capón, 1987).

c) La actividad psicomotriz, está caracterizada por la excitación y el juego. El


paciente maníaco siente la exigencia de la hiperactividad, con movimientos de
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gran desorden, inadaptación e incongruencia. En esta hiperactividad no hay


fatiga proporcional, reduciéndose la necesidad de dormir al tiempo que la libido
se exalta.

Los síntomas más típicos serían:

 Excitación, alteración, sentidas como «presiones internas»;

 Humor elevado: clásicamente eufórico, aunque también destacan


irritabilidad, mayor reactividad y tendencia a ponerse fácilmente colérico;

 Actividad sin reposo, agitación improductiva. Se empiezan varias cosas


que no son acabadas;

 Disminución del pudor, pérdida de inhibición, pudiendo llegar a actitudes


de seducción y contactos sexuales excesivos, teniendo en cuenta que la
persona en estado normal no habría deseado tener ese tipo de
comportamiento;

 Aceleración del pensamiento: nuevos y numerosos pensamientos pasan


por la mente de la persona sin que ésta pueda detenerlos;

 Dificultad para concentrarse, fácil distracción;

 Trastornos del curso del pensamiento (digresiones múltiples), pérdida del


hilo de la conversación;

 Fuga de ideas: dificultad para seguir el discurso de una persona que sufre
de manía, ésta suele olvidar el tema inicial;

 Logorrea: habla abundante, acelerada e imparable, siendo esto el reflejo


de la aceleración del pensamiento;

 Excesiva confianza en sí mismo;

 Disminución de la necesidad de dormir sin que la persona sienta la fatiga


asociada a esa falta de reposo. Esta falta de sueño es a menudo uno de
los primeros signos de un episodio maníaco;
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 Sentimiento altruista: ganas de ayudar a los demás, hiperempatía;

 Hipersensibilidad afectiva y sensorial;

 Labilidad emocional: pasar de la risa a las lágrimas con mucha facilidad.

En el transcurso de un episodio de manía, o un delirio de grandeza, el enfermo


puede envolverse en asuntos que pueden tener consecuencias muy graves para
las personas concernidas, sus familiares o él mismo. Puede por ejemplo
endeudarse con grandes créditos, que luego no podrá devolver.

La imagen completa de una manía en el paciente puede ser muy variable según
la persona y a cada episodio. El enfermo toma conciencia de las consecuencias
sociales así como del sufrimiento de sus familiares y amigos cuando la manía
empieza a disminuir. Es muy probable también que sentimientos de vergüenza
y culpabilidad sigan estos episodios. Mientras trascurren los familiares no
pueden impedir la acción del enfermo, ya que éste no se deja frenar ni aleccionar.
Es posible que el paciente reaccione con hostilidad y agresividad cuando se lo
contradice en sus deseos o proyectos.

Es importante comentar que la mayoría de los comportamientos observables


durante la manía no provienen del carácter o de la personalidad del enfermo,
que durante un episodio maníaco no tiene conciencia de que está enfermo,
puesto que se siente «perfectamente bien, nunca se ha sentido mejor», lo que
hace que el paciente no acepte el tratamiento por no considerarlo necesario.

1.1. Criterios para el Episodio Maníaco


A. Un período diferenciado de un estado de ánimo anormal y persistentemente
elevado, expansivo o irritable, que dura al menos 1 semana (o cualquier duración
si es necesaria la hospitalización).

B. Durante el período de alteración del estado de ánimo han persistido tres (o


más) de los siguientes síntomas (cuatro si el estado de ánimo es sólo irritable) y
ha habido en un grado significativo:
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1. autoestima exagerada o grandiosidad.


2. Disminución de la necesidad de dormir (p. Ej., se siente descansado tras
sólo 3 horas de sueño).
3. Más hablador de lo habitual o verborreico.
4. Fuga de ideas o experiencia subjetiva de que el pensamiento está acelerado
5. Distraibilidad (p. Ej., la atención se desvía demasiado fácilmente hacia
estímulos externos banales o irrelevantes).
6. Aumento de la actividad intencionada (ya sea socialmente, en el trabajo o los
estudios, o sexualmente) o agitación psicomotora.
7. implicación excesiva en actividades placenteras que tienen un alto potencial
para producir consecuencias graves (p. Ej., enzarzarse en compras
irrefrenables, indiscreciones sexuales o inversiones económicas alocadas).

C. Los síntomas no cumplen los criterios para el episodio mixto.

D. La alteración del estado de ánimo es suficientemente grave como para


provocar deterioro laboral o de las actividades sociales habituales o de las
relaciones con los demás, o para necesitar hospitalización con el fin de prevenir
los daños a uno mismo o a los demás, o hay síntomas psicóticos.

E. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una


sustancia (.Ej. una droga, un medicamento u otro tratamiento) ni a una
enfermedad médica (p. Ej., hipertiroidismo).

Nota: Los episodios parecidos a la manía que están claramente causados por un
tratamiento somático antidepresivo (p. Ej., un medicamento, terapéutica electro
convulsiva, terapéutica lumínica) no deben ser diagnosticados como trastorno
bipolar I.
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Los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10 para el episodio


maníaco mencionan nueve síntomas, a diferencia de los siete que contiene el
DSM-IV. Estos dos síntomas adicionales hacen referencia a impulsos sexuales
acusados o indiscreciones y pérdida de las inhibiciones sociales normales. No
obstante, el número de síntomas requeridos por los Criterios Diagnósticos de
Investigación de la CIE-10 es igual al del DSM-IV (es decir, tres síntomas si el
estado de ánimo es de carácter disfórico, y cuatro si es de carácter irritable), lo
que probablemente da lugar a una definición más amplia del episodio maníaco
en la CIE-10.

1.2. Diagnóstico diferencial

Un episodio maníaco debe diferenciarse de un trastorno del estado de ánimo


debido a enfermedad médica:

El diagnóstico apropiado debe ser trastorno del estado de ánimo debido a


enfermedad médica si la alteración del estado de ánimo se considera un efecto
fisiológico directo de una enfermedad médica específica (p. ej., esclerosis
múltiple, tumor cerebral, síndrome de Cushing ) (v. pág. 375). Esta decisión se
basa en la historia, los hallazgos de laboratorio y la exploración física. Si se
considera que los síntomas maníacos no son un efecto fisiológico directo de una
enfermedad médica, entonces el trastorno primario del estado de ánimo se
registra en el Eje I (p. ej., el trastorno bipolar I) y la enfermedad médica se registra
en el Eje III (p. ej., infarto de miocardio). Un inicio tardía de un primer episodio
maníaco (p. ej., después de los 50 años) debe alertar al clínico sobre la
posibilidad de que la causa del trastorno sea una enfermedad médica o una
sustancia.

Un trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias:

Se diferencia de un episodio maníaco por el hecho de que una sustancia (p. ej.,
una droga, un medicamento o la exposición a un tóxico) se considera
etiológicamente relacionada con la alteración del estado de ánimo (v. pág. 379).
11

Síntomas como los que se dan en un episodio maníaco pueden ser precipitados
por una droga (p. ej., los síntomas maníacos que sólo se producen en el contexto
de una intoxicación por cocaína serían diagnosticados como trastorno del estado
de ánimo inducido por cocaína, con síntomas maníacos, de inicio durante la
intoxicación). Síntomas como los que se dan en un episodio maníaco también
pueden ser precipitados por un tratamiento antidepresivo, bien sea un
medicamento, una terapéutica electroconvulsiva o una terapéutica lumínica.
Estos episodios también son diagnosticados como trastorno del estado de ánimo
inducido por sustancias (p. ej., trastorno del estado de ánimo inducido por
amitriptilina, con síntomas maníacos; trastorno del estado de ánimo inducido por
la terapéutica electroconvulsiva, con síntomas maníacos).

Los episodios maníacos deben ser distinguidos de los episodios hipomaníacos:


Si bien los episodios maníacos y los episodios hipomaníacos tienen unos
síntomas característicos idénticos, la alteración en el episodio hipomaníaco no
es tan grave como para provocar un deterioro social o laboral importante, ni para
requerir hospitalización. Algunos episodios hipomaníacos evolucionan hasta
episodios maníacos completos.

Los episodios depresivos mayores con estado de ánimo con predominio del
humor irritable:

Pueden resultar difíciles de distinguir de los episodios maníacos con estado de


ánimo irritable o con los episodios mixtos. Esta decisión requiere una evaluación
clínica cuidadosa de la presencia de los síntomas maníacos. Si se cumplen los
criterios tanto para un episodio maníaco como para un episodio depresivo mayor
casi cada día durante al menos 1 semana, dicho cuadro constituye un episodio
mixto.

Un trastorno por déficit de atención con hiperactividad y un episodio maníaco:

Se caracterizan los dos por una actividad excesiva, comportamiento impulsivo,


empobrecimiento del juicio y negación de problemas. El trastorno por déficit de
atención con hiperactividad se distingue de un episodio maníaco por su inicio
12

típicamente temprano (p. ej., antes de los 7 años), su curso crónico en lugar de
episódico, la falta de un inicio y final relativamente claros y la ausencia del estado
de ánimo expansivo o elevado o de síntomas psicóticos.

1.3. TRATAMIENTO

Cuando el paciente empieza a experimentar los primeros síntomas de manía,


debe actuar de la siguiente manera:

 Consultar urgentemente con el psiquiatra


 No abandonar el tratamiento
 Evitar el consumo de tóxicos, incluido el alcohol
 Intentar conseguir dormir al menos 8 horas cada noche
 Intentar controlar la hiperactividad
 Y, MUY IMPORTANTE, confiar en las personas del entorno, que nos
pueden avisar de la recaída

En estas fases se usan fármacos que frenan los síntomas de "subida" o euforia.
Reciben diferentes nombres como antimaníacos, antipsicóticos o neurolépticos.

Ejemplos de fármacos para frenar la fase de manía son: la risperidona, la


ziprasidona, la olanzapina, la quetiapina, el aripiprazol, la clozapina y el
amisulpiride.

Por lo general los antimaníacos se utilizan durante un periodo breve de tiempo,


necesario para que remita la fase maníaca. Las molestias más comunes de estos
fármacos al tratar la manía aguda suelen ser: la somnolencia, la rigidez de
extremidades, el elentecimiento y el aumento del apetito.

En algunas ocasiones, se recetan a unas dosis inferiores a las utilizadas para la


manía aguda para evitar recaídas, es decir, para complementar el tratamiento
regulador del humor. Al tomarlos durante largo tiempo, hay que atender a
posibles efectos adversos como el aumento de peso, la sedación, las
repercusiones para la concentración, el enlentecimiento y una posible elevación
del azúcar y del colesterol.
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Además de los fármacos señalados, es frecuente añadir al tratamiento de base


medicamentos que disminuyan la ansiedad o que contribuyan a mejorar el
insomnio, como los ansiolíticos o las benzodiacepinas y los hipnóticos.

En ocasiones, cuando con el tratamiento ambulatorio no es posible controlar


estas fases, y existe riesgo para el paciente o para las personas del entorno,
puede resultar imprescindible una hospitalización temporal en un centro
adecuado.

2. El Estado Hipomaníaco

La hipomanía, es un estado afectivo caracterizado por


un ánimo persistentemente expansivo, hiperactivo y/o irritable, como también
por pensamientos y comportamientos consecuentes a ese ánimo que se
distingue de un estado de ánimo normal. Los individuos en estado hipomaníaco
tienen menos necesidad de dormir y descansar, pueden ser hiperempáticos y
tienen una enorme cantidad de energía. Este estado de ánimo patológico
constituye una de las fases del trastorno bipolar tipo II y de la ciclotimia.

2.1. Diferencia entre manía e hipomanía:


A diferencia de los que padecen manía, aquellos con sistemas hipomaníacos
son plenamente funcionales, e incluso son de hecho a menudo más productivos
de lo normal. Específicamente, la hipomanía se distingue de la manía por la
ausencia de síntomas psicóticos y por su menor grado de impacto en la
funcionalidad. Un episodio hipomaníaco no es un trastorno psicopatológico en
sí, sino que es una característica de otros cuadros como la Ciclotimia y
el Trastorno Bipolar tipo II (según el DSM-IV-TR: Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales, en su cuarta edición), pero también puede
ocurrir en el trastorno esquizoafectivo. Con la hipomanía a veces se presenta
aumento de la creatividad y de la energía productiva. Existe una significativa
cantidad de gente con talentos creativos que ha experimentado hipomanía u
otros síntomas del trastorno bipolar, y le ha atribuido su éxito.
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También, es muy importante poder distinguir entre la hipomanía y la alegría. La


alegría suele tener una justificación clara, dura poco tiempo y tiende a decrecer
con el paso de los días. Por el contrario, la hipomanía puede aparecer sin ningún
motivo aparente, puede durar varios días o semanas y suele evolucionar a un
episodio maníaco, depresivo o mixto. Además, en la hipomanía se presentan
síntomas que no son propios de la alegría, como la irritabilidad, la disminución
de la necesidad de dormir o la aceleración del habla.

Una forma de hipomanía menor es llamada Hipertimia.

Según algunos autores se denomina a este estado como forma “benigna” de la


manía, dada la atenuación de los síntomas. Es al mismo tiempo la forma más
frecuente del síndrome de exaltación del humor que se caracteriza por la
presencia de humor eufórico, superabundancia de ideas y tendencia a la
hiperactividad.

El paciente se muestra conversador, verborreico y con propensión a escribir


mucho. Según Ey (1975) “en el grado más ligero, el sujeto pasa por vivo,
espiritual, inteligente, brillante pero rápidamente agresivo, irritable, autoritario y
sarcástico”.

Es hiperactivo y no muestra cansancio, asume diversos emprendimientos pero


raramente los finaliza. Con menor fuerza que el maníaco, el paciente
hipomaníaco puede desarrollar una conducta sexual exacerbada y
desordenadas que pueden tener consecuencias médico-legales (exhibicionismo,
abusos, hostigamiento, etc.).

2.2. Características Episodio Hipomaníaco

Un episodio hipomaníaco se define como un período delimitado durante el cual


hay un estado de ánimo anormal y persistentemente elevado, expansivo o
irritable que dura al menos 4 días. Este período de estado de ánimo anormal
debe ir acompañado por al menos otros tres síntomas de una lista que incluye
aumento de la autoestima o grandiosidad (no delirante), disminución de la
15

necesidad de dormir, lenguaje verborreico, fuga de ideas, distraibilidad, aumento


de las actividades intencionadas o agitación psicomotora e implicación excesiva
en actividades placenteras con un alto potencial para producir consecuencias
graves. Suelen ser de menor intensidad a la vez que no lo suficientemente
graves como para ocasionar un deterioro social o laboral importante o precisar
hospitalización.

Si el estado de ánimo es irritable (en lugar de elevado o expansivo), debe haber


al menos cuatro de los síntomas anteriores. Esta lista de síntomas adicionales
es idéntica a la que define un episodio maníaco excepto en que no puede haber
ideas delirantes y alucinaciones.

El estado de ánimo durante un episodio hipomaníaco debe ser claramente


distinto del estado de ánimo habitual del sujeto cuando no está deprimido y tiene
que haber un cambio claro de su actividad habitual Puesto que los cambios del
estado de ánimo y de la actividad han de ser observables por otras personas, la
evaluación de este criterio suele requerir la intervención de otros informadores
(p. ej., los familiares). La historia obtenida de otros informadores es
particularmente importante en la evaluación de los adolescentes. Contrariamente
a lo que sucede en un episodio maníaco, un episodio hipomaníaco no es
suficientemente grave como para ocasionar un deterioro social o laboral
importante o para precisar hospitalización, ni está caracterizado por la presencia
de síntomas psicóticos. En algunos sujetos el cambio de la actividad puede tomar
la forma de un importante aumento de la eficiencia, los logros y la creatividad.
Sin embargo, en otros la hipomanía puede causar un cierto deterioro social o
laboral.

La alteración del estado de ánimo y los demás síntomas no se deben a los


efectos directos de una droga, un medicamento, otros tratamientos somáticos de
la depresión, de la exposición a un tóxico. El episodio tampoco se debe a los
efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica (p. ej., esclerosis
múltiple, tumor cerebral) Síntomas similares a los que se dan en un episodio
16

hipomaníaco pueden ser debidos a los efectos directos de un medicamento


antidepresivo, a un medicamento prescrito para algunas enfermedades médicas.

El estado de ánimo elevado en un episodio hipomaníaco se describe como


eufórico, extrañamente bueno, alegre o alto. Si bien el estado de ánimo del sujeto
puede inicialmente tener una cualidad contagiosa para el observador externo,
los que conocen bien a la persona lo reconocen como excesivo. La cualidad
expansiva del estado de ánimo se caracteriza por el entusiasmo en las
interacciones sociales, interpersonales o laborales. Aunque el estado de ánimo
elevado se considera el síntoma prototípico, la alteración predominante del
estado de ánimo puede ser la irritabilidad o alternar la euforia y la irritabilidad. Es
característico que exista una exageración de la autoestima, normalmente en un
nivel de confianza en sí mismo carente de autocrítica, más que en el de una
evidente grandiosidad. Muy a menudo hay un descenso de la necesidad de
dormir; el sujeto se despierta más temprano de lo habitual y lleno de energía. El
discurso de un sujeto con un episodio hipomaníaco suele ser algo más enérgico
y más rápido de lo habitual, pero en general no es difícil de interrumpir. Puede
estar repleto de chistes, equívocos, juegos de palabras y desatinos. La fuga de
ideas es rara y, si se da, es de duración muy breve.

2.3. Síntomas dependientes de la cultura y la edad

Las consideraciones respecto a la cultura que se sugirieron en relación con los


episodios depresivos mayores también son aplicables a los episodios
hipomaníacos. En las personas más jóvenes (p. ej., adolescentes) los episodios
hipomaníacos pueden ir asociados a ausencias escolares, comportamiento
antisocial, fracaso escolar o consumo de sustancias.

Síntomas como los que se dan en un episodio hipomaníaco pueden ser


precipitados por una droga.

Síntomas como los que se dan en un episodio hipomaníaco también pueden ser
precipitados por un tratamiento antidepresivo, bien sea un medicamento,
terapéutica electro convulsiva o terapéutica lumínica. Estos episodios también
17

son diagnósticos como trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias
.Los episodios maníacos deben ser distinguidos de los episodios hipomaníacos.
Si bien los episodios maníacos y los episodios hipomaníacos tienen unos
síntomas idénticos, la alteración en el episodio hipomaníaco no es tan grave
como para provocar un deterioro importante social o laboral ni para requerir
hospitalización. Algunos episodios hipomaníacos evolucionan hasta episodios
maníacos completos.

Un trastorno por déficit de atención con hiperactividad y un episodio hipomaníaco


se caracterizan los dos por una actividad excesiva, un comportamiento
impulsivo, un empobrecimiento del juicio y la negación de problemas. El trastorno
por déficit de atención con hiperactividad se distingue de un episodio
hipomaníaco por su inicio típicamente temprano (p. ej., antes de los 7 años), su
curso crónico en lugar de episódico, la falta de un inicio y final relativamente
claros y la ausencia del estado de ánimo expansivo a elevado autoestima
exagerada o grandiosidad, disminución de la necesidad de dormir (p. ej., se
siente descansado tras sólo 3 horas de sueño), más hablador de lo habitual o
verborreico, fuga de ideas o experiencia subjetiva de que el pensamiento está
acelerado, distraibilidad (p. ej., la atención se desvía demasiado fácilmente hacia
estímulos externos banales o irrelevantes), aumento de la actividad intencionada
(ya sea socialmente, en el trabajo o los estudios o sexualmente) o agitación
psicomotora, implicación excesiva en actividades placenteras que tienen un alto
potencial para producir consecuencias graves (p. ej., enzarzarse en compras
irrefrenables, indiscreciones sexuales o inversiones económicas alocadas).

2.4. Curso

En general, los episodios hipomaníacos comienzan de forma brusca, con un


incremento rápido de los síntomas en 1 o 2 días. Los episodios suelen durar de
algunas semanas a varios meses y son más breves y con un final más brusco
que los episodios depresivos mayores. En muchos casos el episodio
hipomaníaco puede ir precedido o seguido de un episodio depresivo mayor. Los
18

estudios disponibles sugieren que un 5-15% de los sujetos con hipomanía


acabarán presentando un episodio maníaco.

2.5. Diagnóstico diferencial

Un episodio hipomaníaco debe diferenciarse de un trastorno del estado de


ánimo debido a enfermedad médica. El diagnóstico apropiado es trastorno del
estado de ánimo debido a enfermedad médica si la alteración de estado de
ánimo se considera una consecuencia fisiológica directa de una enfermedad
médica específica (p. ej., esclerosis múltiple, tumor cerebral, síndrome de
Cushing) (v. pág. 375). Esta decisión se basa en la historia, los hallazgos de
laboratorio y la exploración física. Si se considera que los síntomas
hipomaníacos no son la consecuencia fisiológica directa de un enfermedad
médica, entonces el trastorno primario del estado de ánimo se registra en el Eje
I (p. ej., trastorno bipolar II) y la enfermedad médica se registra en el Eje III (p.
ej., infarto de miocardio).

Un trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias se diferencia de un


episodio hipomaníaco por el hecho de que una sustancia (p. ej., una droga, un
medicamento o la exposición a un tóxico) se considera etiológicamente
relacionada con la alteración del estado de ánimo (v. pág. 379) . Síntomas
como los que se dan en un episodio hipomaníaco pueden ser precipitados por
una droga (p. ej., los síntomas hipomaníacos que sólo se producen en el
contexto de una intoxicación por cocaína serían diagnosticados como trastorno
del estado de ánimo inducido por cocaína, con síntomas maníacos, de inicio
durante la intoxicación). Síntomas como los que se dan en un episodio
hipomaníaco también puede ser precipitado por un tratamiento antidepresivo,
bien sea un medicamento, terapéutica electro convulsiva o terapéutica
lumínica. Estos episodios también son diagnósticos como trastorno del estado
de ánimo inducido por sustancias (p. ej., trastorno del estado de ánimo inducido
por amitriptilina, con síntomas maníacos; trastorno del estado de ánimo
inducido por la terapéutica electro convulsiva, con síntomas maníacos).
19

Los episodios maníacos deben ser distinguidos de los episodios hipomaníacos.


Si bien los episodios maníacos y los episodios hipomaníacos tienen unos
síntomas idénticos, la alteración en el episodio hipomaníaco no es tan grave
como para provocar un deterioro importante social o laboral ni para requerir
hospitalización. Algunos episodios hipomaníacos evolucionan hasta episodios
maníacos completos.

Un trastorno por déficit de atención con hiperactividad y un episodio


hipomaníaco se caracterizan los dos por una actividad excesiva, un
comportamiento impulsivo, un empobrecimiento del juicio y la negación de
problemas. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad se distingue
de un episodio hipomaníaco por su inicio típicamente temprano (p. ej., antes de
los 7 años), su curso crónico en lugar de episódico, la falta de un inicio y final
relativamente claros y la ausencia del estado de ánimo expansivo a elevado.

Un episodio hipomaníaco se debe distinguir de la eutimia, especialmente en los


sujetos que han estado crónicamente deprimidos y que no están
acostumbrados a la experiencia de un estado de ánimo no depresivo.

2.6. Criterios para el episodio hipomaníaco

A. Un período diferenciado durante el que el estado de ánimo es


persistentemente elevado, expansivo o irritable durante al menos 4 días y que
es claramente diferente del estado de ánimo habitual.
B. Durante el período de alteración del estado de ánimo, han persistido tres
(o más) de los siguientes síntomas (cuatro si el estado de ánimo es sólo irritable)
y ha habido en un grado significativo:

1. Autoestima exagerada o grandiosidad.


2. Disminución de la necesidad de dormir (p. ej., se siente descansado tras
sólo 3 horas de sueño).
3. Más hablador de lo habitual o verborreico.
20

4. Fuga de ideas o experiencia subjetiva de que el pensamiento está


acelerado.
5. Distraibilidad (p. ej., la atención se desvía demasiado fácilmente hacia
estímulos externos banales o irrelevantes).
6. Aumento de la actividad intencionada (ya sea socialmente, en el trabajo o
los estudios o sexualmente) o agitación psicomotora.
7. Implicación excesiva en actividades placenteras que tienen un alto
potencial para producir consecuencias graves (p. ej., enzarzarse en
compras irrefrenables, indiscreciones sexuales o inversiones económicas
alocadas).

C. El episodio está asociado a un cambio inequívoco de la actividad que no es


característico del sujeto cuando está asintomático.

D. La alteración del estado de ánimo y el cambio de la actividad son


observables por los demás.

Dos síntomas adicionales - aumento de la energía sexual e incremento de la


sociabilidad.
Los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10 para el episodio
hipomaníaco mencionan y no recogen algunos síntomas presentes en el DSM-
IV, en concreto aumento de la autoestima y fuga de ideas. Además, los criterios
de la CIE-10 no exigen que el cambio del estado de ánimo sea observable por
los demás.

E. El episodio no es suficientemente grave como para provocar un deterioro


laboral o social importante para necesitar hospitalización, ni hay síntomas
psicóticos.

F. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una


sustancia (p. ej., una droga, un medicamento u otro tratamiento) ni a una
enfermedad médica (p. ej., hipertiroidismo).
21

Nota: Los episodios parecidos a los hipomaníacos que están claramente


causados por un tratamiento somático antidepresivo (p. ej., un medicamento,
terapéutica electro convulsiva, terapéutica lumínica) no deben diagnosticarse
como trastorno bipolar II.

2.7. Tratamiento para la hipomanía

Los mismos medicamentos como para la manía. Estos incluyen los


estabilizadores del ánimo como el litio, Tegretol, Depakote, Topamax, Lamictil y
Neurontin. Algunas personas responden a altas dosis de aceites de pescado
omega 3. Estos medicamentos pueden reducir la agresividad y la hiperactividad
para que la persona tenga menos cambios de humor. Si el paciente también
sufre de depresión, un antidepresivo puede ser necesario también.

- Terapia

El tratamiento para la hipomanía puede implicar consultar con un psiquiatra,


quien puede ayudar a encontrar la causa del comportamiento agresivo o irritable.
La terapia puede implicar la búsqueda de técnicas de relajación, como la
meditación, que te ayudarán a sobrellevar el estrés de factores externos. La
terapia también puede ayudarte a aprender a lidiar con la depresión y a averiguar
qué está causando el estrés excesivo y que debe eliminarse de tu vida.

- Cambio de estilo de vida

Un cambio de estilo de vida puede ser útil en el tratamiento de la hipomanía.


Alguien que sufre de este desorden debe evitar el exceso de azúcar, el cual
puede aumentar la hiperactividad, así como evitar el alcohol y la cafeína. Es
bueno comer una dieta bien balanceada para mantener tu cuerpo saludable. Esto
te ayudará a ser capaz de lidiar de mejor manera con ciertas situaciones. Debes
de tratar de participar en actividades pacíficas, como la lectura y el descanso, y
tratar de evitar actividades sobre-estimulantes, como el baile y las visitas a varios
bares en una sola noche.
22

¿Cómo recuperarse de una hipomanía y sus episodios?

• No deje su medicación. Continúe hasta que su médico le pida que deje de


hacerlo.

• Tómese el tiempo y la oportunidad de volver a su vida normal.

• Tómese un ambiente relajado, tranquilo y relajante.

• Haga ejercicio con regularidad y que también puede tratar de una cierta
meditación.

• No dude en pedir ayuda a sus familiares, seres queridos, personas de apoyo,


etc.

3. MANÍA SIN SÍNTOMAS PSICÓTICOS F30.1

En este trastorno existe una exaltación del humor sin relación con las
circunstancias ambientales, que puede variar desde una jovialidad descuidada
hasta una excitación casi incontrolable.

La euforia se acompaña de aumento de vitalidad con hiperactividad, logorrea y


una disminución de las necesidades de sueño. Hay una pérdida de la inhibición
social normal, una imposibilidad de mantener la atención y gran tendencia a
distraerse. La estimación de sí mismo crece desmesuradamente y se expresan
sin inhibiciones ideas de grandeza o extraordinariamente optimistas.

Pueden presentarse trastornos de la percepción tales como una apreciación de


los colores en forma especialmente vivida (y por lo general hermosa), o bien una
preocupación con los detalles finos de las superficies o texturas, así como
hiperacusia subjetiva. El individuo se puede embarcar en proyectos
extravagantes e impracticables, gastar dinero de forma descabellada o tornarse
excesivamente agresivo, cariñoso o chistoso en circunstancias inadecuadas. En
algunos episodios maníacos, el humor es irritable y receloso más que exaltado.
La primera manifestación tiene lugar con mayor frecuencia entre los 15 y los 30
23

años de edad, pero puede presentarse a cualquier edad desde el final de la


infancia hasta la séptima u octava década de la vida.

Más de la mitad de pacientes bipolares desarrollan síntomas psicóticos a lo largo


de su enfermedad, incluyendo delirios congruentes o no con el estado de ánimo,
alucinaciones, trastornos formales de pensamiento o catatonía. Sin embargo,
otros pacientes no los desarrollan, independientemente de la gravedad de sus
síntomas afectivos.

Estos resultados sugieren que el subgrupo de bipolares con síntomas psicóticos


comparte carga hereditaria y algunos aspectos clínicos con otros pacientes
psicóticos, sobre todo del espectro esquizofrénico, sugiriendo la posibilidad de
una transmisión específica de la psicosis, superpuesta a la de las enfermedades
de base.

3.1. Pautas para el diagnóstico


El episodio debe durar al menos una semana, debe ser lo suficientemente grave
como para alterar la actividad laboral y social de forma más o menos completa.
La alteración del humor debe acompañarse de un aumento de la vitalidad y
varios de los síntomas descritos en el apartado previo (en particular la logorrea,
la disminución de las necesidades del sueño, las ideas de grandeza y el
optimismo excesivo).

4. MANÍA CON SÍNTOMAS PSICÓTICOS F30.2

El cuadro clínico es el de una forma de manía más grave que la descrita en


F30.1. El grado de aumento de la estimación de sí mismo y las ideas de grandeza
pueden desembocar en ideas delirantes, así como la irritabilidad y el recelo
puede dar paso a las ideas delirantes de persecución. En los casos graves
pueden presentarse marcadas ideas delirantes de grandeza o religiosas
referidas a la propia identidad o a una misión especial. La fuga de ideas y la
logorrea pueden dar lugar a una falta de comprensibilidad del lenguaje. La
24

excitación y la actividad física intensa y mantenida pueden dar lugar a agresiones


o violencias. El descuido de la alimentación, de la ingesta de líquidos y de la
higiene personal puede dar lugar a situaciones peligrosas de deshidratación y
abandono. Si fuere necesario, las ideas delirantes y las alucinaciones pueden
calificarse de congruentes o no congruentes con el estado de ánimo. "No
congruente" incluye las ideas delirantes y alucinaciones que se presentan con
un estado de ánimo neutro, por ejemplo, ideas de referencia sin sentimientos de
culpabilidad o sin sentirse acusado o voces alucinatorias sobre temas que no
tienen un significado emocional especial.

Incluye: Estupor maníaco.

5. LA EXALTACIÓN DEL HUMOR EN LAS PSICOSIS BIPOLARES

El trastorno bipolar puede ir acompañado de síntomas de tipo psicótico en la fase


maníaca del trastorno bipolar de tipo I y también en la fase depresiva del
trastorno bipolar de tipo II.

Los síntomas psicóticos (delirios y alucinaciones) son mucho menos frecuentes


en las personas con trastorno bipolar de tipo II que en las de tipo I. Los síntomas
psicóticos aparecen aproximadamente en el 70% de las personas con trastorno
bipolar de tipo I. Recordemos que la hipomanía no puede acompañarse de
síntomas psicóticos. Cuando las personas con trastorno bipolar de tipo II
presentan síntomas psicóticos es siempre en fase depresiva.

Las fases agudas de manía o depresión pueden tener síntomas psicóticos. Lo


más frecuente en el trastorno bipolar son los delirios, es decir, tener unas
creencias erróneas que no pueden ser explicadas de una forma lógica. Por
ejemplo, una persona en fase maníaca puede estar segura de que le va a tocar
la lotería. También pueden tener alucinaciones, esto es, ver, oír o sentir cosas
que no existen en la realidad.

Estos síntomas psicóticos pueden ser:


25

• Congruentes con el estado de ánimo: por ejemplo, después de la pérdida


de un ser querido una persona puede tener una recaída depresiva y tener
síntomas psicóticos relacionados con la culpa, la enfermedad o la inutilidad.

• No congruentes con el estado de ánimo: como en el ejemplo anterior, la


persona tiene síntomas psicóticos que no están relacionados con la depresión,
por ejemplo, ideas de persecución.

Cuando las personas tienen esta clase de síntomas es necesaria una


intervención urgente por parte del psiquiatra y en la mayoría de los casos, es
necesario realizar un ingreso hospitalario.

En resumen, los síntomas psicóticos son frecuentes en el trastorno bipolar de


tipo I. Cuando estos síntomas agudos aparecen se tiene que actuar de forma
rápida.

En estos casos, conjuntamente con los síntomas maníacos, se integra la


semiología melancólica, caracterizando una psicosis con aspectos antagonistas
insertos en una misma estructura.

Kraepelin engloba dentro del término demencia precoz a aquellas personas que
tienen un brote psicótico (afectivo e intelectual), y conforme van sucediéndose
dichos brotes van demenciándose a una edad temprana. Puesto que es la
patocronía (evolución) la característica nosológica diferenciadora de los cuadros
anteriores, Kraepelin clasifica bajo el concepto de demencia precoz las
entidades: la hebefrenia de Hecker, la catatonia de Kahlbaum y la demencia
paranoide, estableciendo de esta forma una clasificación más actual. Kraepelin
también crea los conceptos de paranoia, para referirse a un trastorno delirante
crónico; y psicosis maniaco-depresiva, para referirse a pacientes con trastornos
afectivos, describe una “serie de formas de estados mixtos que, yendo de los
más maníacos a los más melancólicos son: la manía acinética – la manía
depresiva – la manía improductiva – el estupor con elementos maníacos – la
melancolía agitada”.
26

5.1. ¿Cómo es la psicosis en el trastorno bipolar?

Esta pérdida de contacto con el mundo real tiene consecuencias como los
cambios de humor. El paciente puede sentirse alejado del mundo y tener
momentos de intensa alegría seguidos por momentos de depresión. Además de
este aumento de intensidad, sus emociones también podrían volverse menos
vivas y fuertes. Los cambios afectivos y de percepción son habituales porque el
estado de ánimo varía mucho. El paciente va a tener pensamientos extraños,
poco relacionados entre sí, y los demás tendrán dificultades para comprender lo
que dice. Podría tener problemas para concentrarse y para recordar, dos
síntomas que, junto con el pensamiento acelerado o ralentizado, dificultan que
los demás puedan comprenderle. Puede sufrir delirios, o convicciones que se
alejan mucho de la realidad. El paciente estará tan convencido de estas ideas
que será imposible convencerle de lo contrario. Las alucinaciones también son
habituales durante la psicosis en el trastorno bipolar. El paciente verá, oirá,
sentirá, olerá o saboreará lo que realmente no estará presente, pues las
personas que tienen este trastorno pueden oír voces. El comportamiento es
diferente en comparación con la conducta de otras personas. Podría sentirse
muy energético, o desganado y sin motivación para realizar ninguna actividad
durante todo el día. Son habituales la risa en situaciones serias y los enfados sin
ningún motivo

5.2. ¿Cuándo aparecen estos síntomas?

Los síntomas psicóticos pueden aparecer en la fase maníaca del trastorno


bipolar de tipo I así como también en la fase depresiva del trastorno bipolar de
tipo II. Son más habituales en el trastorno bipolar de tipo I, y aparecen en el 70
por ciento de estos casos.

La psicosis en el trastorno bipolar puede tener síntomas congruentes o


incongruentes con el estado de humor del paciente. Cuando son congruentes,
coinciden con el estado de humor más reciente o actual, mientras que durante
los incongruentes existe una incompatibilidad con el estado de humor más
27

reciente o actual. Los delirios de grandeza serían incongruentes si el paciente se


siente deprimido, pero no serían incompatibles si se siente eufórico.

5.3. Consecuencias

Los síntomas psicóticos que están muchas veces presentes en el trastorno


bipolar I, caracterizado por un conjunto de estados de ánimo alto y bajos, son un
obstáculo para la vida académica, laboral y social del paciente. Por este motivo,
el diagnóstico y tratamiento será fundamental.

5.4. Consideraciones psicopatológicas

“La realidad clínica de la enfermedad maníaco-depresiva es bastante más letal


e infinitamente más compleja de lo que la nomenclatura psiquiátrica –trastorno
bipolar- es capaz de sugerir. Ciclos de estados de ánimo y energía fluctuantes
sirven como telón de fondo a un constante cambio de pensamientos, conductas
y sentimientos. La enfermedad ejemplifica los extremos de la experiencia
humana. El pensamiento parece oscilar desde una psicosis o locura a patrones
de pensamiento inusualmente claros y rápidos, con asociaciones de ideas
creativas, hasta desembocar en un embotamiento tan profundo que ningun tipo
de actividad mental con sentido es capaz de ocurrir. El comportamiento puede
oscilar desde lo frenético, expansivo, bizarro o seductor hasta alcanzar el
aislamiento, la inactividad y los impulsos peligrosamente suicidas. Los estados
de ánimo oscilan erráticamente entre la euforia, la irritabilidad y la desesperación
más absoluta. Las rápidas oscilaciones y combinaciones de los extremos
anteriormente citados desembocan en una imagen clínica de intrincada y
compleja textura..” -Redfield Jamison,Touched With Fire, páginas 47-48-

Para Jean Bergeret (1975), el “hundimiento físico” y la “fusión con el objeto malo”
de la melancolía se resuelve con un movimiento opuesto denominado
“movimiento maníaco”. De modo similar a la indiferenciación esquizofrénica o a
la proyección de lo malo del paranoico, el estado maníaco es omnipotente,
rompe con la realidad y constituye la negación defensiva de la depresión. Ello
permite comprender la existencia de de períodos alternados maníacos y
28

depresivos, uno en posición defensiva en relación al otro, conformando la


psicosis maníaco-depresiva de Kraepelin.

Para Binswanger (citado por Ey, 1975), la manía representa una modalidad
regresiva global, tratándose de una profunda modificación de la estructura
temporal de la vida psíquica y caracterizándose por un desencadenamiento y un
endiablado impulso de deseos desenfrenados y orgiásticos.

El psicoanálisis también se ha referido a la existencia de esta “orgía” y este furor


libidinal en el acceso maníaco, el que es considerado como una “regresión súbita
a los estadios infantiles del instinto, anteriores a toda frustración exterior”.

Ey (1975) dice: “Las necesidades y los deseos se hacen ‘devoradores’. Las


pulsiones se liberan, especialmente las pulsiones orales pregenitales. La manía
es en este sentido lo contrario de la melancolía, en tanto que precipita al sujeto
a la satisfacción de sus pulsiones como para escapar a la angustia (Racamier)
por el orgasmo dionisiaco (J. Gillbert)”.

“Disminuido en la estructura ponderada y equilibrada de su conciencia, el


maníaco se lanza a una especie de dilatación de su existencia; se proyecta más
allá de lo imposible presente y volatiliza hasta el extremo de las posibilidades de
su potencia de optimismo y de ilusión” (Ey, 1975).

Para la Teoría del Núcleo del Yo de Rojas Bermúdez (1997), el síndrome de


exaltación del humor es un síndrome psicótico, por lo que su estructura básica
también emana de la confusión de las tres áreas del Núcleo del Yo, como
consecuencia de las porosidades que presentan en los Roles Psicosomáticos de
Ingeridor y Defecador. El maníaco conserva un solo rol psicosomático bien
estructurado, esto es, el Rol de Mingidor, lo que produce la diferenciación
sintomatológica característica de la exaltación del humor con hiperideación, fuga
de ideas, verborrea, excitación psicomoriz, incapacidad de contenerse, juego,
agresividad, etc. Se trata del denominado por Rojas Bermúdez “modelo en
chorro” que correspondiente a la lectura psicológica del modelo fisiológico
mingidor (ver Figura 6).
29

La elaboración que el Yo realice de la información proveniente de la confusión


de áreas y del Rol Psicosomático sano dará como resultado los diferentes
cuadros maníacos, hipomaníacos, maníacos alucinatorios, etc., con ruptura
moderada o seria con la realidad y ansiedad de características psicóticas con
predominio psíquico y gran repercusión psicomotriz, dilatación aguda o crónica
del SMP e imposibilidad de una adecuada relación con el entorno a través de los
roles sociales.

5.5. Diagnóstico y tratamiento

Para recibir el diagnóstico, el paciente debe haber tenido por lo menos un


episodio maníaco o mixto durante su enfermedad. En los episodios maníacos el
paciente sentirá euforia, mientras que en los episodios mixtos tendrá episodios
maníacos y depresivos a la vez. Si un paciente ha tenido síntomas psicóticos
durante los episodios maníacos, será más probable que se repitan estos
síntomas, como los delirios y las alucinaciones. En el caso de que se presenten
estos síntomas, el psiquiatra deberá ayudar urgentemente y muchas veces será
necesario ingresar al paciente en un hospital. No debe tener miedo a ser
ingresado, pues es una etapa temporal en la que podrá mejorar y crecer. Durante
el tratamiento de la psicosis se intentará controlar estos síntomas, con
psicoterapia y medicación. Es muy importante recibir ayuda frente a la psicosis
cuanto antes porque puede ser peligroso perder el contacto con la realidad. Las
personas que tienen este trastorno podrían estar tomando un estabilizador del
estado de ánimo, y en estos casos el médico podrá aumentar la dosis si existen
síntomas de delirios o alucinaciones. También será importante tomar un
antipsicótico.

La principal arma para el tratamiento de la enfermedad es todavía el Litio, puesto


que su eficacia para reducir el riesgo de recaídas ha sido demostrada. La
supresión del tratamiento con Litio, sin embargo, parece precipitar en mayor
medida una recaída que si el paciente no lo ha recibido, especialmente si la
supresión es brusca. La supresión lenta, en cambio, podría ser más segura. La
30

decisión de interrumpir el tratamiento preventivo debe ser meditada, ya que se


han descrito resistencias al Litio aparecidas tras la interrupción del mismo.

Las litemias deben realizarse después de cada modificación de la dosis, y una


vez ajustadas, cada 4-6 meses aproximadamente. La mayor eficacia profiláctica
se obtiene con unos niveles plasmáticos de Litio comprendidos entre 0.8 y 1.0
mmol/l.

Uno de los principales problemas del tratamiento es la gran reticencia de los


pacientes a seguirlo tomando cuando ya están bien. Los pacientes con muchas
recaídas y, especialmente, con cicladores rápidos, se benefician en mayor
medida del tratamiento con carbamacepina o ácido valproico asociados o no al
carbonato de Litio. La combinación de Litio y antidepresivos no supone una
mayor eficacia profiláctica, por lo menos en bipolares tipo I, pero podría tener
ventajas en bipolares tipo II, en los que una alternativa podría ser la lamotrigina.
El riesgo de viraje maníaco tras la instauración de tratamiento antidepresivo hace
que sea preferible evitar el uso de triciclos, y retirar siempre que sea posible
estos fármacos tras la remisión de la depresión, salvo pacientes muchos más
propensos a ésta que a la manía, o en bipolares tipo II con hipomanías suaves
pero depresiones graves.

La terapia electroconvulsiva de mantenimiento podría ser un tratamiento


eutimizante eficaz en algunos casos y, probablemente, es un recurso
infrautilizado por razones extracientíficas. Consiste en la administración de una
sesión cada 2-6 semanas de forma ambulatoria. No se ha descrito secuelas por
uso continuado de la TEC.

 Tratamiento de cicladores rápidos

El tratamiento de la ciclación rápida tiene algunos puntos en común con los


estados mixtos, pero no es exactamente igual. Un objetivo básico es mitigar la
intensidad de los síntomas al tiempo que se reduce la frecuencia de los ciclos,
31

por lo que no se recomiendan tratamientos con alto potencial de viraje, como


antidepresivos tricíclicos o antipsicóticos potentes a dosis elevadas.

Actualmente parece claro que la ciclación rápida es un estado bastante parecido,


en concepto, al estatus epiléptico, tanto por su reversibilidad como su respuesta
terapéutica preferente a anticonvulsionantes. Los predictores de respuesta al
valproato en cicladores rápidos serían la ausencia de síntomas psicóticos, una
frecuencia regular de episodios y ausencia de trastorno límite de la personalidad
concomitante, pero no el número de episodios. La levotiroxina ha sido propuesta
como eutimizante a partir de la observación de una elevada frecuencia de
hipertiroidismo subclínico en pacientes bipolares especialmente en cicladores
rápidos, y de una buena respuesta de éstos a su administración. Las dosis son
elevadas, entre 150 y 400 ug al día, pero puede ser suficiente con 100 ug/día en
muchos casos.

 Tratamiento durante el embarazo

Las pacientes bipolares embarazadas corren el riesgo de presentar


malformaciones fetales si están en tratamiento profiláctico. Se ha descrito
teratogenia por Litio, espina bífida por el uso de carbamacepina y por valproato,
de modo que es conveniente una adecuada planificación familiar. Generalmente,
la paciente suele mantenerse eutímica durante el embarazo. De no ser así, se
tratará la recaída con antidepresivos o antipsicóticos de probada seguridad,
hasta superar al primer trimestre.

 Avances en psicoterapia y rehabilitación

Es necesario realizar estudios metodológicamente rigurosos que determinen la


eficacia de las intervenciones psicológicas en esta enfermedad. Sólo el método
científico avalará o descartará de forma objetiva la aplicación de técnicas
psicológicas como complemento del tratamiento farmacológico de los trastornos
bipolares. También deberán realizarse estudios controlados de eficacia de
diversas psicoterapias en el tratamiento de la depresión bipolar leve y moderada,
especialmente si no se consigue encontrar un antidepresivo con baja capacidad
32

inductora de viraje. Los pacientes bien informados, con una buena autoestima,
bien entrenados para la detección precoz de síntomas de recaída y conscientes
de la necesidad del tratamiento farmacológico tienen mejor pronóstico a largo
plazo.

El rol desempeñado por la psicoterapia en el abordaje de los trastornos bipolares


a lo largo de la historia presenta un curso similar al de un paciente bipolar tipo I:
de la euforia inicial en que se pretendía lograr la curación de este tipo de
pacientes mediante el uso de la palabra, se pasó a una "fase depresiva" una vez
hecha la constatación de la inutilidad de la psicoterapia como método de curación
para los trastornos bipolares. El progreso de la psicofarmacología,
especialmente patente en esta enfermedad, ha conllevado, en los últimos años,
un cierto desinterés hacia las posibilidades de complementar el tratamiento
farmacológico con una ayuda psicológica. Pero, afortunadamente, en la
actualidad todos los expertos coinciden en la necesidad de un apoyo psicológico
como tratamiento coadyuvante para algunos pacientes bipolares. (anexo 15)

La pretensión de un abordaje psicoterapéutico de los trastornos mentales graves


debe partir siempre de la consideración de que su ámbito de trabajo se halla muy
limitado, lo cual no quita que la aportación de la psicoterapia resulte, para
muchos pacientes, crucial en su evolución. A pesar de ello, el papel de la
psicoterapia en esta enfermedad es un tema polémico y en constante evolución.
De jugar un papel central y casi exclusivo, se ha pasado a una situación en que
se le confiere una función marginal o mínimamente complementaria.

Lamentablemente, la investigación aplicada en psicoterapia realizada hasta la


fecha adolece de graves defectos metodológicos que dificultan la extracción de
conclusiones objetivas. En la mayor parte de los trabajos resulta difícil distinguir
las conclusiones derivadas de la personalidad de base del sujeto de las que se
desprenden de los propios síntomas de la enfermedad.

La mayoría de estudios de personalidad del paciente bipolar hechos hasta la


fecha no relatan diferencias significativas en cuanto a neuroticismo entre
33

pacientes bipolares eutímicos y sujetos control o entre bipolares y grupos de


pacientes con depresión unipolar. Puesto que no parece existir un patrón de
personalidad específico para el enfermo bipolar, la psicoterapia debería dirigirse
a tratar síntomas (o las consecuencias de éstos) y no a modificar la personalidad
del sujeto.

 Psicoanálisis

Por las propias características del modelo psicoanalítico, que fundamenta el


abordaje del paciente más en el diagnóstico dinámico que en el diagnóstico
clínico, apenas hay trabajos que no sean meras descripciones de casos aislados.
A pesar de no haberse demostrado su eficacia, algunos autores defienden el uso
de psicoterapias de base psicoanalítica para mejorar el funcionamiento
interepisódico del paciente y reducir la frecuencia de futuros episodios. Al
contrario, la mayoría de las veces, el resultado de la psicoterapia analítica suele
ser la culpabilización del paciente acerca de sus síntomas y una cierta confusión
acerca de la causa de la enfermedad que puede repercutir negativamente en la
adhesión terapéutica de estos pacientes que, ya de por sí, suele ser bastante
baja.

 Terapia de grupo

Los pacientes bipolares han sido contemplados tradicionalmente como poco


aptos para participar en grupos terapéuticos. Afortunadamente, en los últimos
diez o quince años, y gracias a iniciativas como las de la National Depressive
and Manic-Depressive Association de Estados Unidos, se está volviendo a la
creación de grupos terapéuticos para bipolares como método de apoyo al
cumplimiento del tratamiento farmacológico, resolución de problemas
relacionados con la enfermedad, información sobre la enfermedad y
desestigmatización; es decir, se trata de grupos fundamentalmente
psicoeducativos y de apoyo.
34

Aunque no existe por ahora el suficiente soporte científico para afirmarlo, la


combinación de terapia de grupo y enfoque psicoeducativo constituiría el
enfoque óptimo para conseguir un buen manejo de la enfermedad y sus
consecuencias por parte del propio paciente, mejorar la adaptación interpersonal
y sociolaboral, y rentabilizar al máximo la intervención. Para ello, es fundamental
que uno de los objetivos primordiales del grupo sea mejorar el cumplimiento de
la medicación.

 Psicoeducación

La psicoeducación parte esencialmente de un modelo médico del trastorno


mental, e intenta proporcionar al paciente un marco teórico y práctico en el cual
pueda comprender y afrontar las consecuencias de la enfermedad, colaborando
activamente con el médico en el tratamiento.

Su aplicación en enfermedades crónicas como la diabetes mellitus, el asma o la


hipertensión se ha demostrado eficaz para disminuir la intensidad, la frecuencia
y el impacto de las crisis, mejorando sustancialmente la calidad de vida del
paciente y de su familia. Sólo exige un conocimiento exhaustivo de la
enfermedad y su manejo, facilidad de comunicación y empatía, y conocimientos
básicos de psicoterapia. Esto tiene la especial virtud, aplicada a los trastornos
bipolares, de enfocar el trastorno como una enfermedad biológica y de focalizar
el tratamiento, paradójicamente, en las medidas farmacológicas, que hasta la
fecha son las que han demostrado una mayor eficacia para mejorar el curso de
la enfermedad.

Aunque probablemente el enfoque psicoeducativo viene siendo practicado por


muchos médicos desde hace décadas, no ha sido hasta los años noventa que
han aparecido los primeros trabajos sobre su eficacia. Previamente, algunos
estudios intentaron analizar los motivos por los cuales los pacientes
abandonaban el tratamiento farmacológico.
35

El conocimiento de que muchas veces los motivos eran prejuicios, temores


irracionales e ignorancia, más que los propios efectos secundarios, señalaron la
necesidad de complementar dicho tratamiento con la psicoeducación.

 Terapia cognitivo-conductual

Hay poca literatura sobre el uso de la terapia cognitiva en el tratamiento del


trastorno bipolar, y la mayor parte de las veces se le cita como instrumento para
mejorar el cumplimiento del tratamiento farmacológico. Pero, más allá de este
uso, podría ser útil también para tratar la disforia post episódica, en la que el
paciente puede sentirse culpable de las cosas que ha hecho cuando estaba
maníaco y de las que ha dejado de hacer estando deprimido.

Por lo que se refiere a terapia conductual, se propone el uso del método de


registro para facilitar la identificación de estresores psicosociales específicos y
recurrentes con especial sentido para el paciente, que suelen asociarse a los
episodios. Esta jerarquización permitiría la utilización de técnicas como la
desensibilización sistemática. La terapia de conducta podría ser útil en pacientes
con un tono depresivo o distímico predominante, o en la depresión leve post-
maníaca, en que es frecuente que el paciente se muestre abúlico, desmotivado
e hipoactivo; en estos casos el tratamiento farmacológico antidepresivo puede
ser contraproducente, ya que existe el riesgo potencial de inducir un viraje o
acelerar los ciclos. Técnicas de autocontrol, manejo e inoculación del estrés,
exposición y afrontamiento podrían ser útiles para abordar problemas
específicos derivados de la enfermedad.

6. MODELOS ETIOLÓGICOS DE LOS TRASTORNOS DEL AFECTO

Desarrollos diversos e importantes han ocurrido en la investigación biológica,


psicológica y social de los trastornos afectivos, con repercusiones importantes
para el diagnóstico y tratamiento.
36

6.1. Modelos Biológicos


La hipótesis catecolamínica de los trastornos del afecto fue formulada
inicialmente por Glowiski y cols. En el año 1965. Proponía que la depresión se
relacionaba con una deficiencia funcional de neurotransmisores a nivel de los
receptores adrenérgicos, mientras en la manía ocurría lo inverso.

Los trastornos del afecto serían precipitados por cambios en la función cateco-
lamínica. Así, un estado afectivo dado podría representar un balance entre una
actividad colinérgica central y una a nivel de los neurotransmisores, en áreas del
cerebro que regulan el afecto. De acuerdo con esta hipótesis, propuesta por
Janowsky y col., la depresión es una manifestación de dominio colinérgico,
mientras que la manía es adrenérgica. El soporte para esta hipótesis procede de
experimentos en animales que demuestran efectos antagonistas centrales de
naturaleza colinérgica y adrenérgica. La reserpina, una droga que causa
depresión tiene propiedades colinomiméticas centrales. En humanos, la
fisiostigmina y otras drogas de acción colinomimética central, que aumenta los
niveles centrales de acetilcolina, pueden contrarrestar la manía y causar
depresión en ciertos sujetos. Por otra parte, los antidepresivos tricíclicos tienen
propiedades anticolinérgicas centrales.

Otros investigadores han informado, también, una reducción funcional en los


niveles de serotonina, que podría contribuir directamente o predisponer al
desarrollo de síntomas de depresión y probablemente de manía. Es importante
señalar, sin embargo, que un defecto en la transmisión serotonérgica podría
permitir el desarrollo de un trastorno afectivo, aunque es insuficiente como
agente causal.

Actualmente, es posible influir la producción de neurotransmisores a través de


los siguientes mecanismos: 1) aumentando los precursores; 2) reduciendo los
precursores por inhibición enzimática; 3) modificando la dinámica de la descarga
del neurotransmisor, así como la reabsorción del mismo a nivel de la membrana
presináptica; y, 4) alterando la recepción del neurotransmisor, afectando la
membrana post-sináptica y mediante la destrucción o inhibición de las enzimas
37

que degradan los neurotransmisores. Esta información ha dado lugar a dos


resultados importantes. Primero, a medida que los agentes farmacológicos son
más específicos en sus efectos bioquímicos, la respuesta a la medicación
psicotrópica se hace más predecible. Segundo, una hipótesis monoamínica de
los trastornos afectivos tiene que ser abandonada.

Una opinión reciente es que existe un desequilibrio entre los diferentes


neurotrasmisores en la manía y la melancolía. Esta hipótesis considera que, en
todo momento, el equilibrio entre los neurotrasmisores accesibles en el receptor
es el que determina la conducta y la naturaleza del fenómeno depresivo.

6.2. Modelos Genéticos

Existe suficiente información que sugiere la existencia de un factor genético en


la etiología de los trastornos afectivos; que los trastornos unipolares y bipolares
son genéticamente distintos; y, que los trastornos afectivos son genéticamente
diferentes de la esquizofrenia.

Recientemente, dos grupos de investigadores han publicado,


independientemente, resultados que asocian los trastornos del afecto bipolar con
localizaciones genéticas específicas. En ambos estudios, los análisis
estadísticos sobre la probabilidad que tales observaciones sean resultado de la
asociación genética en vez del azar, excedían 1.000: 1. En el primer informe,
Egeland y colab. Identificaron en una comunidad Amish, en los Estados Unidos,
un segmento cercano al punto distal del brazo corto del cromosoma 11 como el
locus del gen que predispone a la enfermedad bipolar. Un segundo estudio,
basado en el análisis de linajes por Barón y cols. Provee nueva evidencia en
apoyo de una cercana asociación entre enfermedad bipolar y dos marcadores
en un extremo del cromosoma X: ceguera al color y deficiencia de glucosa-seis-
fosfato-dehidrogenasa.
38

6.3. Modelos Psicológicos

En la revisión del tema emergen ciertas áreas en relación al papel de las pérdidas
en la infancia, los modelos cognoscitivos de la depresión y a la relación entre
personalidad y trastornos del afecto.

Akiskal y cols. Revisaron la literatura acerca de la relación entre personalidad y


trastorno del afecto, y resumieron las posibles interacciones en las siguientes:

1) Ciertos rasgos de personalidad predisponen al individuo a desarrollar


trastornos afectivos; 2) la personalidad subyacente modifica la forma clínica de
presentación de los trastornos del afecto; 3) alteraciones de la personalidad
evidencian, en ciertos casos, la presencia de un trastorno subyacente del afecto;
4) ciertos trastornos de la personalidad representan formas atenuadas de un
trastorno afectivo.

De otro lado, la teoría cognoscitiva señala que ocurren distorsiones muy


tempranas en el proceso del pensamiento; una cadena de acontecimientos
evaluados negativamente que culminan en depresión. Demandas no realistas de
uno mismo o de otros, o creencias en el destino, son vistas como causantes de
la vulnerabilidad para desarrollar delusiones, pérdida del optimismo, y
eventualmente producir depresión. Analizando material grabado en entrevistas
de psicoterapia, de sujetos deprimidos y no deprimidos, Beck, encontró que los
primeros tienden a hacer interpretaciones equivocadas de sucesos irrelevantes,
en el sentido de fracaso personal, privación o rechazo. Tienden a ser exagerados
y crear generalizaciones erradas sobre cualquier acontecimiento, con
información negativa sobre ellos mismos. Basado en tales hechos, Beck propuso
que ciertos esquemas cognoscitivos adquieren importancia durante la depresión,
dominan el proceso mental y llevan a distorsiones cognoscitivas.
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CONCLUSIÓN
El humor es aquella disposición afectiva fundamental, rica de todas las instancias
emocionales e instintivas, que da a cada uno de nuestros estados de ánimo una
tonalidad agradable o desagradable, oscilando entre los dos polos extremos del
placer y del dolor (J Delay). En el lenguaje popular se habla de ánimo (tener buen
o mal ánimo). En un lenguaje más científico, se habla de timia, de función tímica,
de afectos (estados psíquicos inmediatos expresando los matices del deseo, del
placer, del dolor).

Un humor totalmente neutro (eutimia) supondría una indiferencia total a los aleas
existenciales y no se observa excepcionalmente en unas condiciones
psicológicas normales; en efecto, las fluctuaciones del humor son
eminentemente moduladas por la satisfacción o la insatisfacción de diversas
necesidades instintivas (el hambre, la sed, el sueño, la sexualidad); relacionales
(vida conyugal, familiar, profesional); o culturales (ocio, vacaciones). Las
variaciones patológicas del humor pueden hacerse en el sentido negativo (la
depresión), positivo (un carácter muy expansivo) o inscribirse en el sentido de
una indiferencia.

El humor depresivo significa bajar. Los afectos depresivos expresan todos los
matices de la morosidad, de la languidez, de la nostalgia, de las ideas negras,
del desaliento, hasta la depresión más auténtica y más profunda, estado de
tristeza patológica y de dolor moral.

El humor expansivo expresa todos los matices de la satisfacción, del bienestar,


de la felicidad, de la euforia hasta los paroxismos de la exultación o del éxtasis.
Esos estados de exaltaciones tímicos son de grados muy diversos, yendo desde
la hipomanía habitual de algunos sujetos hiperactivos hasta la gran excitación
tímica, ideática y motora de la manía aguda. Algunas intoxicaciones (alcohol,
éter, anfetaminas) pueden dar lugar a unas exaltaciones tímicas pasajeras.
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LINKOGRAFÍA

- http://www.redsanar.org/Textos/Episodio_Hipomaniaco.htm
- https://es.wikipedia.org/wiki/Hipoman%C3%ADa
- http://www.depresion.psicomag.com/epi_hipo.php
- http://www.psicomed.net/dsmiv/dsmiv6.html
- http://www.ehowenespanol.com/tratamiento-hipomania-manera_52022/
- http://www.doctorinternalmedicinemd.com/index.php?option=com_conte
nt&view=article&id=638:hipomania-causas-sintomas-medicamento-y-
tratamiento&catid=118&Itemid=644
- https://www.psicoactiva.com/cie10/cie10_18.htm
- http://www.psiquiatria.com/psicosis/factores-asociados-al-desarrollo-de-
sintomas-psicoticos-en-la-mania/#
- https://www.ecured.cu/Trastorno_afectivo_del_humor
- http://www.redsanar.org/Textos/Episodio_Maniaco.htm
- http://www.depresion.psicomag.com/epi_maniaco.php
- http://es.calameo.com/books/00391315643ef6628e681
- http://es.slideshare.net/mescobal/psicosis-agudas-3
- https://www.google.com.pe/search?q=sindrome+de+exaltacion+del+hum
or&biw=1366&bih=662&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjc
4fHxoMDRAhVCRSYKHdLABuY4HhD8BQgGKAE#imgrc=dgQiQ-
HSXQXpkM%3A
- https://es.wikipedia.org/wiki/Emil_Kraepelin
- http://www.soybipolar.com/psicosis-trastorno-bipolar/
- http://www.monografias.com/trabajos33/trastornos-animo/trastornos-
animo2.shtml#trastorn

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