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Consideraciones sobre el Producto Interno Bruto

en México: Relevancia, evolución, y debate.


Francisco Eleazar Ramos Hernández
29 de diciembre de 2017

Introducción

Desde hace al menos trescientos años ha existido la necesidad de cuantificar la ri-


queza, ya sea producto de alguna actividad económica, actividad del hogar o incluso
a nivel agregado, la actividad de un paı́s. Las formas de llevar a cabo estos cálculos
de la riqueza han cambiado a lo largo del tiempo, se han modificado y sofisticado de
tal manera que permiten realizar cuentas más exactas sobre la actividad económica.

Actualmente, el cálculo del Producto Interno Bruto (PIB) permite conocer la


riqueza de un paı́s, su crecimiento y su dinamismo en un tiempo o periodo deter-
minado (incluso permite hacer comparaciones entre paı́ses). Además, aparte de la
sola cuantificación, es posible realizar análisis vinculándolo con procesos y contextos
sociales y polı́ticos, incluso relacionarlo con aspectos humanos cualitativos como la
calidad de vida de las personas, pobreza, etc. Aunque es el método más utilizado,
existe un debate en cuando la efectividad en sus mediciones, y aun más en cuanto
a su relación con otras variables de aspecto cualitativo; incluso existen alternativas
para realizar esta contabilidad.

En el siguiente ensayo se presentan algunos de los aspectos más relevantes del


PIB, la relevancia de su cálculo, su evolución en la economı́a mexicana (es decir,
cómo ha variado el PIB en el tiempo en México) sin establecer un perı́odo especı́fico
de tiempo (tan solo se hará mención de los cambios más significativos), y finalmente,
se hará mención de la relación del PIB con el crecimiento y el desarrollo, debate de
actualidad que permitirá realizar una reflexión acerca de su posible relación.

Consideraciones sobre el PIB en México: Relevancia, evolución y de-


bate.

¿De qué forma podrı́amos saber cuál es o fue el comportamiento económico de


un paı́s? ¿cómo podrı́amos evaluar el impacto de conflictos bélicos, por ejemplo,
en una economı́a en particular? ¿cómo podrı́amos evaluar una polı́tica pública? o
¿cómo averiguarı́amos qué sector es de mayor relevancia de un paı́s? estas preguntas
y muchas otras pueden ser resueltas mediante el cálculo y análisis del PIB. Para
Heath (2012) el INEGI define al PIB como la ”suma de los valores de mercado de
todos los servicios y bienes finales producidos por los recursos (trabajo y capital) de
la economı́a que residen en el paı́s”. Cabe resaltar que se refiere a productos estricta-

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mente finales producidos (aunque no sean vendidos) para evitar la doble contabilidad
de algún insumo. Sin profundizar en la metodologı́a, este es el criterio fundamen-
tal que se debe tener en cuenta para saber cuál es el comportamiento de la economı́a.

La evolución del PIB en México ha mostrado tendencias muy varias en el tiempo,


tendencias marcadas no solo por shocks externos (como la crisis del 29 o de 2008)
sino por los cambios estructurales en su organización productiva (modelo ISI, aper-
tura económica, etc) y los conflictos sociales por los que ha atravesado (Revolución
Mexicana, entre otros).

Al término de la Revolución Mexicana, el paı́s se abrirı́a paso hacia la reconstruc-


ción económica y consolidación de un régimen que garantizara estabilidad polı́tica,
económica y social. Como menciona Knight (2010), la economı́a mexicana hacia 1927
dejarı́a de crecer, y hacia la primera mitad de la década de los treinta, derivado de
la gran depresión, la situación del paı́s se complicarı́a aún más hasta observar una
considerable reducción del PIB del 16 %; además, la recuperación rápida se alcan-
zarı́a en parte gracias a la formación de un Estado aún mas firme.

Figura 1: PIB de 1920 a 1950 (precios de 2013)

Como se observa en la Figura 1, a partir de 1932 la economı́a mexicana alcanzarı́a


tasas de crecimiento del PIB muy significativas, a pesar de los cambios observados
del comercio mundial, México verı́a reducidas sus importaciones y exportaciones por
la baja de los precios y por las barreras al comercio que comenzarı́an a caracterizar
a los paı́ses en estos años. Las polı́ticas anticı́clicas de los presidentes Ortiz Rubio y
Abelardo Rodriguez, y la recuperación de los precios del oro y la plata fueron unos
de los factores que justifican tal recuperación del PIB.

Dicha tendencia se alargarı́a por la inserción de México a un proceso de In-


dustrialización por sustitución de Importaciones (ISI) por la década de 1940, que
básicamente consistı́a en la estimulación de la industrialización del mercado interno
mediante una participación activa del Estado, bajo una polı́tica central de protec-
cionismo a los productores e industriales nacionales. Condiciones externas como
la Segunda Guerra mundial posibilitaron el éxito durante estos años; tan solo en
la década de 1940 el PIB crecerı́a en alrededor 6.4 %. Para Moreno-Brid and Ros

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(2010), el crecimiento registrado en estos años fue causa de la expansión de la in-
dustria manufacturera y sus exportaciones, (principalmente la industria textil) y no
de la sustitución de importaciones; ésta aumentó en 10.2 %.

Figura 2: PIB de 1950 a 1970 (a precios de 2013)

La actividad económica de estos años permitió que se avanzara en la urbanización


del paı́s, pues el estı́mulo del mercado doméstico hacı́a imprescindible la creación
de la infraestructura necesaria como servicios, transporte, comunicaciones, etc. La
Figura 2 muestra la evolución del PIB de 1950 hasta 1975; aunque existieron tasas
de crecimiento positivas (5.15 % de 1951 a 1962 y 6.3 % a 1968) en todo el periodo
correspondiente en al ISI, existe un consenso sobre los lı́mites del modelo y los des-
ajustes que provocarı́a hacia 1980. Salgado (2010) menciona que en mejor perı́odo
del ISI fue de finales de la década de 1950 hasta finales de la de 1960 conocido como
Desarrollo Estabilizador, pues el crecimiento estuvo acompañado por el comporta-
miento de variables como el incremento del ahorro interno, la inversión y la baja
inflación.

Figura 3: PIB de 1975 a 1995 (a precios de 2013)

A pesar de los lı́mites y el claro agotamiento del modelo, para Marquez (2010)

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factores como ”el auge petrolero de la segunda mitad de la década de 1970 y el gasto
público impulsado por el aumento de la deuda externa”dieron a la economı́a me-
xicana uno de los mayores impulsos al crecimiento no visto hasta entonces, de tal
forma que ésta creció más del 7 % anualmente hasta 1981. Tal situación posicionaba
a México como un captador potencial de deuda, y las ofertas no se harı́an esperar,
hasta que a mediados del 81 el súbito crecimiento de los precios del petroleo se de-
tuvo y presentó una muy considerable caı́da hasta duplicar el déficit de las finanzas
públicas: México perderı́a la solvencia económica y registrarı́a una gran crisis ante
su incapacidad de pago por la deuda adquirida.

Las condiciones exigı́an un cambio de modelo, los desajustes y desequilibrios en


algunas variables macroeconómicas dieron las condiciones para que México diera un
cambio en su polı́tica, pasando de la protección del mercado interno a la apertura
comercial como priorización en la actividad económica. En la Figura 3 se observa es-
ta caı́da en las grandes tasas de crecimiento que se habı́an venido presentando en los
últimos años; la tendencia del PIB creció y decreció a tasas del 3 % aproximadamen-
te a partir de 1981. El concenso de aquel perioro era, en palabras de Moreno-Brid
and Ros (2010), que la crisis de la deuda fue resultado del claro agotamiento del
modelo y de la fuerte intervención que tuvo el Estado como estimulante del creci-
miento. Dentro de las medidas que se tomaron para resolver los desajustes que se
presentaron, destacan la fuerte reducción del Estado como inversor e impulsor en
la economı́a, la reducción de los subsidios a productores y la gradual reducción del
aparato paraestatal.

Para la segunda mitad de la década de los ochenta, México pararı́a a ser, despues
de una economı́a proteccionista a una de las economı́as más abiertas al exterior. Las
reformas aplicadas serı́an diametralmente distintas a las observadas en la ISI; el
paı́s comenzarı́a a establecer acuerdos comerciales con otras economı́as, como su
adhesión al GATT en 1986 y posteriormente la firma del TLCAN en 1993. Aunque
para los años posteriores a 1985 la economı́a tuvo una recuperación en las tasas
de crecimiento del PIB, la inflación alcanzaba crecimientos de hasta del 159 %, y
la poca capacidad de competitividad de la economı́a doméstica al exterior dejarı́a
sentir sus efectos para finales del siglo XX.

Figura 4: PIB real de 1990 a 2000 (a precios de 2013)

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Como muestra la evolución del PIB en la década de los noventa en la Figura 4,
hacia 1994 el PIB tendrı́a su última caı́da en ese sigo, ello agregado al cambio en
las polı́ticas implementadas, que cambiaron los objetivos de crecimiento y bienes-
tar social por el combate a la inflación (principalmente). El rezagado crecimiento no
vendrı́a acompañado con la mejora en otras variables macroeconómicas, la perspecti-
va de mejora ante los cambios estructurales resultó ser muy superior a los resultados
obtenidos, y prueba de ello son las bajas tasas actuales de crecimiento del PIB, que
no superan el 2 % anual.

Respecto a la composición del PIB en México, Marquez (2010) menciona que de


1921 al 2007 la estructura económica del paı́s tuvo cambios significativos reflejados
en la composición del PIB:

La contribución de este sector (primario) en 1921 se ubicó en poco más de


una quinta parte del PIB, mientras que a principios del siglo XXI descendió
a 4 %. En contraste, el sector secundario aumentó su contribución al PIB de
24 % en 1921 a 32 % en 2007. El sector de servicios tuvo un comportamiento
mucho más estable entre 1921 y 2007: su participación pasó de 54 a 64 %.

La historia de la economı́a mexicana resulta demasiado amplia, y los pequeños


esbozos que se presentan permiten advertir la relevancia del cálculo de la riqueza de
un paı́s, de su actividad productiva y el ingreso de quienes la integran.

El cálculo del PIB ha sido vinculado a la explicación de otras variables, es utili-


zado generalmente como medida del ”bienestar”de las personas1 , pues para a teorı́a
ortodoxa el crecimiento resulta igual a desarrollo.

Sunkel and Paz (1999) mencionan que estas diferencias de fondo entre crecimien-
to y desarrollo no advertidas por la teorı́a neoclásica no proporcionan un panorama
amplio sobre una economı́a; por ejemplo, si solo vinculamos al desarrollo con el au-
mento de las inversiones y el capital (importantes para tasas positivas en el PIB),
ignoramos cuestiones como la productividad de las inversiones, la calidad de las
instituciones, los servicios sociales existentes, la distribución del ingreso o las dispa-
ridades entre las regiones, ciudades y localidades. Además, vinculan a esta relación
entre crecimiento y desarrollo de la teorı́a neoclásica como una de las condiciones
que explican en parte la deficiente efectividad de las polı́ticas estructurales ”suge-
ridas”por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial durante décadas
pasadas en economı́as latinoamericanas, principalmente. Sin embargo, Sorensen and
Whitta-Jacobsen (2009) en su libro Introducción a la macroeconomı́a avanzada pre-
sentan información empı́rica sobre la correspondencia entre crecimiento y reducción
dela pobreza, o crecimiento y la reducción de la desigualdad en el ingreso.

1
Por ejemplo, el cálculo del PIB percápita (PIB total/población total) dice cuál es el ingreso
promedio de las personas en un paı́s, pero este cálculo no considera aspectos como la concentración
del ingreso

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Conclusión

Hemos visto cómo el cálculo del PIB constituye una herramienta cuantitativa
de gran relevancia, que permite realizar un seguimiento de la trayectoria de la his-
toria económica de México, que permite vincularla a procesos sociales, polı́ticos y
económicos no solo internos, sino también externos y que permite también realizar
diagnósticos de las principales polı́ticas implementadas en un periodo en particular.
Aunque no exista un consenso sobre la veracidad que pudiera tener la forma del
cálculo, su utilización cobra gran relevancia. Sobre su utilización en la medición de
aspectos cualitativos, existen hechos empı́ricos que no siempre pueden ser genera-
lizables como, por ejemplo, la relación entre crecimiento y bienestar observada en
algunos paı́ses ”desarrollados”. Para ello han sido creadas otras herramientas como
el ı́ndice de Desarrollo Humano, que engloba variables que suelen no tener una re-
lación con el crecimiento o PIB observado.

Actualmente recabar esta información no presenta ninguna dificultad, y aunque


es basta la literatura existente (sobre todo en el área de historia económica) aún es
posible explorar nuevos elementos de la economı́a mexicana en décadas anteriores,
y además realizar análisis en otras áreas de la ciencia económica como en la teorı́a
del crecimiento, desarrollo regional, análisis factorial, etc.

Referencias
Heath, J. (2012). Lo que indican los indicadores. INEGI, Mexico, 10.

Knight, A. (2010). La revolución mexicana: su dimensión económica, 1900-1930.


Historia económica general de México. De la Colonia a nuestros dı́as, México, El
Colegio de México/Secretarı́a de Economı́a/Comisión Organizadora de las Cele-
braciones del Centenario, pages 473–499.

Marquez, G. (2010). Evolución y estructura del pib, 1921–2010. Historia económica


general de México: de la colonia a nuestros dı́as, pages 540–572.

Moreno-Brid, J. C. and Ros, J. (2010). La dimensión internacional de la economı́a


mexicana. História económica general de México. De la Colonia a nuestros dı́as,
pages 757–788.

Salgado, J. (2010). Crecimiento económico e indicadores de bienestar social en


méxico, 1950-2008. José Salgado Crecimiento y desarrollo económico de México,
Universidad Autónoma Metropolitana, pages 61–90.

Sorensen, P. B. and Whitta-Jacobsen, H. J. (2009). Introducción a la Macroeconomı́a


Avanzada: ciclos económicos. McGraw-Hill/Interamericana.

Sunkel, O. and Paz, P. (1999). El subdesarrollo latinoamericano y la teorı́a del


desarrollo. Siglo xxi.

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