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Introducción
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mente finales producidos (aunque no sean vendidos) para evitar la doble contabilidad
de algún insumo. Sin profundizar en la metodologı́a, este es el criterio fundamen-
tal que se debe tener en cuenta para saber cuál es el comportamiento de la economı́a.
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(2010), el crecimiento registrado en estos años fue causa de la expansión de la in-
dustria manufacturera y sus exportaciones, (principalmente la industria textil) y no
de la sustitución de importaciones; ésta aumentó en 10.2 %.
A pesar de los lı́mites y el claro agotamiento del modelo, para Marquez (2010)
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factores como ”el auge petrolero de la segunda mitad de la década de 1970 y el gasto
público impulsado por el aumento de la deuda externa”dieron a la economı́a me-
xicana uno de los mayores impulsos al crecimiento no visto hasta entonces, de tal
forma que ésta creció más del 7 % anualmente hasta 1981. Tal situación posicionaba
a México como un captador potencial de deuda, y las ofertas no se harı́an esperar,
hasta que a mediados del 81 el súbito crecimiento de los precios del petroleo se de-
tuvo y presentó una muy considerable caı́da hasta duplicar el déficit de las finanzas
públicas: México perderı́a la solvencia económica y registrarı́a una gran crisis ante
su incapacidad de pago por la deuda adquirida.
Para la segunda mitad de la década de los ochenta, México pararı́a a ser, despues
de una economı́a proteccionista a una de las economı́as más abiertas al exterior. Las
reformas aplicadas serı́an diametralmente distintas a las observadas en la ISI; el
paı́s comenzarı́a a establecer acuerdos comerciales con otras economı́as, como su
adhesión al GATT en 1986 y posteriormente la firma del TLCAN en 1993. Aunque
para los años posteriores a 1985 la economı́a tuvo una recuperación en las tasas
de crecimiento del PIB, la inflación alcanzaba crecimientos de hasta del 159 %, y
la poca capacidad de competitividad de la economı́a doméstica al exterior dejarı́a
sentir sus efectos para finales del siglo XX.
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Como muestra la evolución del PIB en la década de los noventa en la Figura 4,
hacia 1994 el PIB tendrı́a su última caı́da en ese sigo, ello agregado al cambio en
las polı́ticas implementadas, que cambiaron los objetivos de crecimiento y bienes-
tar social por el combate a la inflación (principalmente). El rezagado crecimiento no
vendrı́a acompañado con la mejora en otras variables macroeconómicas, la perspecti-
va de mejora ante los cambios estructurales resultó ser muy superior a los resultados
obtenidos, y prueba de ello son las bajas tasas actuales de crecimiento del PIB, que
no superan el 2 % anual.
Sunkel and Paz (1999) mencionan que estas diferencias de fondo entre crecimien-
to y desarrollo no advertidas por la teorı́a neoclásica no proporcionan un panorama
amplio sobre una economı́a; por ejemplo, si solo vinculamos al desarrollo con el au-
mento de las inversiones y el capital (importantes para tasas positivas en el PIB),
ignoramos cuestiones como la productividad de las inversiones, la calidad de las
instituciones, los servicios sociales existentes, la distribución del ingreso o las dispa-
ridades entre las regiones, ciudades y localidades. Además, vinculan a esta relación
entre crecimiento y desarrollo de la teorı́a neoclásica como una de las condiciones
que explican en parte la deficiente efectividad de las polı́ticas estructurales ”suge-
ridas”por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial durante décadas
pasadas en economı́as latinoamericanas, principalmente. Sin embargo, Sorensen and
Whitta-Jacobsen (2009) en su libro Introducción a la macroeconomı́a avanzada pre-
sentan información empı́rica sobre la correspondencia entre crecimiento y reducción
dela pobreza, o crecimiento y la reducción de la desigualdad en el ingreso.
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Por ejemplo, el cálculo del PIB percápita (PIB total/población total) dice cuál es el ingreso
promedio de las personas en un paı́s, pero este cálculo no considera aspectos como la concentración
del ingreso
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Conclusión
Hemos visto cómo el cálculo del PIB constituye una herramienta cuantitativa
de gran relevancia, que permite realizar un seguimiento de la trayectoria de la his-
toria económica de México, que permite vincularla a procesos sociales, polı́ticos y
económicos no solo internos, sino también externos y que permite también realizar
diagnósticos de las principales polı́ticas implementadas en un periodo en particular.
Aunque no exista un consenso sobre la veracidad que pudiera tener la forma del
cálculo, su utilización cobra gran relevancia. Sobre su utilización en la medición de
aspectos cualitativos, existen hechos empı́ricos que no siempre pueden ser genera-
lizables como, por ejemplo, la relación entre crecimiento y bienestar observada en
algunos paı́ses ”desarrollados”. Para ello han sido creadas otras herramientas como
el ı́ndice de Desarrollo Humano, que engloba variables que suelen no tener una re-
lación con el crecimiento o PIB observado.
Referencias
Heath, J. (2012). Lo que indican los indicadores. INEGI, Mexico, 10.