You are on page 1of 3

De cómo los sindicatos quiebran empresas: el caso de

Avianca en Colombia

(Wikimedia)
El problema con los sindicatos, tal y como los conocemos hoy en día, es que han
dejado de ser organizaciones voluntarias que representan afiliados para negociar
con el empleador, y se han convertido en grupos de presión antiempresariales y
anticapitalistas que funcionan a través del chantaje y que crean conflictos
permanentes entre los empleados y los empresarios.

Tener un grupo de representantes o asesoresde los trabajadores, que negocie con


el empleador, es sin duda una buena idea. Pero eso no es lo que vemos por estos
días. Los sindicatos se han transformado en grupos autoritarios que se dedican a
chantajear a los empresarios para conseguir aumentos en sus sueldos y otros
beneficios. Esto en perjuicio de los demás empleados que ni siquiera están de
acuerdo con las exigencias y el actuar del beligerante grupillo.

 Lea más: Tribunal colombiano rechaza pedido de Avianca de declarar ilegal huelga de
pilotos

Y es que en la mayoría de los casos cuando la empresa es privada las demandas


del sindicato no son más que una acción suicida. Los sindicatos parecen
dedicarse por estos días a quebrar empresas. Hago la aclaración de que esto
sucede en las compañías privadas, porque las empresas estatales al ver un
incremento de los costos simplemente recurren a sacar más dinero del bolsillo del
contribuyente.
Lo que consiguen los sindicatos chantajistas no es más que ponerle un impuesto a
las ganancias de las empresas. Si las peticiones económicas de los sindicalistas
perjudican en importante cuantía la rentabilidad de la empresa, lo que se viene
para la compañía es un proceso de desinversión, que para los trabajadores se
traduce en aumentos salariales para hoy, y despidos y peores condiciones para
mañana.

Las empresas con mayor grado de sindicalización, y con grupillos más agresivos a
la hora de chantajear, tienden a ir en declive y a ser desplazadas del mercado por
otras compañías que pueden tener mejores ganancias que son luego reinvertidas
en innovación y capital necesario.

De esto parece que muchos no se dan cuenta. Hay quienes solo miran el corto
plazo y quieren sacar lo que más puedan sin darse cuenta que están “matando a
la gallina de los huevos de oro”. Definitivamente no es buena idea arruinar a la
empresa en la que trabajas.

Pero, además de que el actuar de la mayoría de los sindicatos sea suicida y


perjudique a los trabajadores, hay otro asunto fundamental que tratar al respecto.
Por mucho que los abogados y expertos en derecho laboral salgan a recordar lo
que dice la constitución, el “derecho al trabajo” no existe.

Por supuesto que las personas tienen derecho a trabajar libremente, pero eso no
quiere decir que los empresarios están obligados a mantener a un trabajador. Si
usted se empeña en defender que el empresario debe mantener en su puesto a
este tipo de huelguistas, incluso a pesar de que no trabajan y generan pérdidas
para la compañía, usted está pidiendo que se viole el derecho de propiedad del
empleador.

Y es exactamente eso lo que sucede en este momento en Colombia con el caso


de Avianca. La aerolínea de bandera colombiana está soportando el chantaje del
sindicato de pilotos que exigen:

 Aumento en el salario global del 60%


 Tiquetes ilimitados para ellos y sus familiares bajo las condiciones de que
las rutas sean sin restricción, sin vencimiento de fecha, en clase ejecutiva,
con cupo confirmado y con equipaje ilimitado
 Que Avianca asuma el 100% de la póliza de servicios médicos para sus
familiares
 Que se les reduzcan 40 horas a su jornada laboral mensual

Estas, entre otras peticiones, han sido calificadas por Avianca como irreales, la
compañía dice que simplemente no puede costearlas porque significarían la ruina
de la aerolínea.
La empresa en este momento se encuentra “maniatada”. No puede despedir a los
pilotos que se encuentran en paro a pesar de que hay una fila de aspirantes que
quieren trabajar en Avianca.

Los gerentes de la compañía esperan que pronto un juez declare ilegal la huelga
para poder contratar a nuevos pilotos y parar las pérdidas que ascienden a unos
US$2,5 millones diarios por culpa de la protesta.

Los daños son incalculables, y es que no solo pierde Avianca, sino también los
viajeros y las empresas. Por ejemplo Cotelco, el gremio del sector hotelero,
informó que en los últimos días se ha cancelado el 30% de las reservas porque las
personas no han encontrado vuelos disponibles.

¿Tiene sentido obligar a un empresario a mantener a un empleado que no


trabaja? El país no debería estar sufriendo esta crisis, Avianca debería poder
contratar libremente nuevos pilotos que sí están contentos con las condiciones
laborales que la empresa ofrece. Pero el Estado se lo impide.

La idea de muchos, incluyendo colombianos que se ponen del lado de los pilotos
sindicalizados, de que la empresa es malvada y se quiere quedar con todo
mientras sus trabajadores son casi que esclavizados, no es más que la vieja teoría
de Marx en la que empresario y empleado son enemigos naturales.

Los empresarios no son tontos, y es que es lógica básica, si usted es gerente de


una empresa y un excelente empleado le pide un aumento salarial para
mantenerse en la compañía, mientras la empresa pueda costear el incremento, la
productividad del empleado sea mayor al sueldo y no exista otro que pueda hacer
el mismo trabajo por menos, usted no lo dejará ir, sabe que eso perjudicaría a la
compañía y que ni bien se haya ido, ese talento habrá sido cazado por otro
empresario.

Señores del sindicato de pilotos de Avianca, si sus peticiones son tan justas, si
ustedes se lo merecen y si sus jefes son tan malos, ¿por qué simplemente no
renuncian y van a otra compañía que sí los valore?

Pero si ningún empresario está dispuesto a concederles las exigencias que hacen
¿no creen que más bien su trabajo no vale tanto?

Es una dura realidad, yo quisiera ganar tanto como un cirujano plástico de Beverly
Hills, pero mi trabajo no es tan valioso para el mercado. Es hora de ser sensatos

You might also like