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HECHOS/IDEAS

CÉSAR A. SALGADO

Orígenes y la ecúmene letrada:


Lezama entre Gaztelu y Rodríguez Feo

I.

E
l 2 de octubre de 1953, día de los ángeles custodios, el poeta
cubano José Lezama Lima obsequia al sacerdote y poeta na-
varro Ángel Gaztelu, amigo y colaborador suyo en múltiples
revistas y empresas literarias, un libro para festejar su onomástico.
En sus páginas titulares, Lezama Lima inscribe como dedicatoria
un poema abundante y hermético, repleto de guiños eruditos, con

Revista Casa de las Américas No. 288 julio-septiembre/2017 pp. 3-13


referencias a la poesía de Fray Luis de León, el duodécimo canto
de la Odisea, la escolástica tomista y la precaria salud de Blaise
Pascal. No se trata pues de una dedicatoria hecha al vuelo. Escrita
con menuda pero esmerada caligrafía, parece el resultado de un
cuidadoso proceso de composición, la transcripción final de varios
borradores. Lezama luego lo incorporaría a una serie de poemas
bajo el título «Glorieta de la amistad» publicados en Dador, su
tercer libro de versos, siete años más tarde. «¿Quién podría decir,
Ángel de las Escuelas, que en Fray Luis, las serenas son las sire-
nas?». Así reza su primer verso. El apóstrofe de la pregunta retórica
que le da inicio preludia un complejo juego de nomenclaturas y
retrúecanos, un lúdico re-naming, irónico y halagador a la vez.
Esta irreverencia juguetona, este no tan disimulado choteo,
atraviesa no solo el poema sino el obsequio mismo entregado al

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«Ángel de las Escuelas». No se trata de la edi- creyentes como Cintio Vitier y Fina García Marruz
ción de Fray Luis de la Biblioteca de Autores han asumido como un hecho fundacional; como
Cristianos ni de un estudio helénico por Alfonso la piedra angular del carácter, digamos, doctrinal
Reyes, sino de una de las obras más famosamente tanto de la revista como del grupo.
blasfemas, obscenas y escandalosas de la época Quisiera esbozar en mi discusión una tesis
moderna, novela cuyo eje central es la crítica sobre cómo, en el proyecto origenista según lo
fulminante del catolicismo como ordenamiento concibió e implementó Lezama junto a Rodrí-
occidental, bastión pacato y conservador, y freno guez Feo y otros coeditores, opera siempre un
de la rebeldía antibritánica en la Irlanda colonial secularismo radical dictado por la modernidad
de principios del siglo xx. Se trata de la reimpre- literaria tal cual la definieron Joyce y otros
sión de 1953 de la edición de la Editorial Rueda escritores contemporáneos como contrapeso a
del Ulises de James Joyce en su traducción al cualquier filiación o profesión extrema de una
castellano por J. Salas Subirat, publicada por sola religión o doctrina. Esta resistencia hetero-
primera vez en la Argentina en 1945. La famosa doxa y librepensadora ante los dogmas cerrados
novela –considerada por muchos críticos como se manifiesta siempre en las revistas lideradas
la más radical, experimental e influyente del si- por Lezama, aun cuando estas contaran con
glo xx– hace una actualización transhistórica de importantes colaboraciones pías de Gaztelu y
la Odisea en el Dublín del 16 de junio de 1904. otros origenistas creyentes. Al analizar cómo
Aquí, en efecto, las «serenas son las sirenas». el carácter polémico, polisémico y heterodoxo
Quisiera cuestionar el consenso aún vigente de la revista literaria, según la concibe y dirige
entre muchos críticos de la literatura cubana Lezama, reta e incomoda el binomio mítico-fun-
que asume que el proyecto origenista liderado dacional de Lezama/Gaztelu, asumiré a Espuela
por Lezama operó mayormente de acuerdo a de Plata y Orígenes como paradigmas y tomaré
una tácita convicción religiosa de raíz católica y al pie de la letra la designación de cuaderno que
monoteísta y un concepto excepcionalista de la dio Lezama a Nadie Parecía, en vez de revista.
cubanidad ligado con esta tradición espiritual. También consideraré cómo las habituales refe-
Lo haré interrogando de lleno cómo la relación rencias a la obra de James Joyce en las revistas
que estableció Lezama con José Rodríguez Feo sirven como una suerte de barómetro o medida
para fundar el proyecto crítico-moderno de la de este contrapeso antidogmático.
revista Orígenes conflige y corrige la propues-
ta de la fidelidad expectante que propusieron
II.
Lezama y Gaztelu en los cuadernos de Nadie
Parecía (es decir, la apuesta a Dios como asunto El gesto de combinar poema y obsequio, de
inminente e inmanente cuando cesa la obviedad consolidar dación y creación en un mismo ob-
expresa de su presencia en la creación, según el jeto, es parte de lo que varios estudiosos han
verso de San Juan de la Cruz en su «Noche os- llamado el «ceremonial origenista» al revisar los
cura»). Sin embargo, es la amistad con Gaztelu, testimonios que dieron Vitier, Lorenzo García
no la de Rodríguez Feo, la que los origenistas Vega, el mismo Lezama y otros poetas-miembros

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del renombrado «grupo Orígenes» sobre el tipo encarnación material de lo divino según la esco-
de sociabilidad que fomentaron entre sí. Según lástica tomista («la arenosa resistencia del esse
Vitier, más que los protocolos de una capilla sustancialis», le llama Lezama en el poema),
literaria, se trató de un comportamiento «coral» parecerían confirmar que Lezama escribe este
de raíz ética fundamentado en lo que Vitier poema según lo que Vitier reclamó ser la catolici-
insistió fue la «catolicidad incorporativa», dad raigal del proyecto origenista, en la línea del
el «silencioso cristianismo» y la «apasionada humanismo integral neoescolástico planteado en
desposesión [...] piadosa y litúrgica» que el la obra de Jacques Maritain y Charles du Bos y la
grupo asumió a contrapelo de la desintegración poesía de Paul Claudel. ¿Cómo interpretamos en-
de valores cívicos y espirituales ocurrida bajo el tonces la travesura de Lezama de inscribir, como
segundo período constitucional de la República de parte de este ceremonial, este poema a Gaztelu
Cuba (1994: 72). En su novela-memoria De Peña en un ejemplar de la obra que tantos han tomado
Pobre y en otros textos, Vitier plantea cómo, con como meridiano de la vanguardia moderna y
el ceremonial origenista, la amistad y el trabajo anticlerical? En la narrativa experimental del Uli-
poético convergieron de manera cristiana para ses, Buck Mulligan, un irreverente estudiante de
proteger la integridad del carácter cubano de los medicina de Dublín, blasfema recitando el introito
asedios que sufría bajo los intereses mercanti- de la misa mientras pretende que el bote de jabón
listas norteamericanos y la corrupción política. para afeitar es el cáliz; el publicista Leopoldo
La producción del poema origenista adquiría Bloom se masturba viendo a Gerty McDowell
así su mayor sentido como parte de una ética o exhibir sus ropas menores mientras se escucha
fineza redentora sostenida por los origenistas en el fondo el coro de una misa dedicada a la
católicos –Lezama, Gaztelu, Diego, Vitier, Virgen; y el sacerdote Conmee camina por Dublín
García Marruz, Gastón Baquero y Octavio simplonamente ajeno a las genuinas necesidades
Smith– cuando empalmaban el habitus de sus espirituales, los desvíos carnales y los acelerados
reuniones y cenáculos con un calendario litúr- procesos de modernización que transforman a su
gico de misas, bautizos, bodas y onomásticos. feligresía y su ciudad. Al final vemos a Esteban
Los miembros no creyentes del grupo –García Dedalus reafirmar su non serviam, es decir, su
Vega, Virgilio Piñera, José Rodríguez Feo, Justo rebelión contra la fe católica y su educación
Rodríguez Santos y otros tantos– al sumarse, jesuita, negándose a arrodillarse y rezar ante su
regular o esporádicamente, a estos rituales, madre moribunda a pesar de sus ruegos. Cabría
también participaron en el desarrollo de este preguntarse cómo Gaztelu pudo infiltrar en la re-
trascendental «estado de concurrencia poética», sidencia parroquial este y otros libros «malditos»
según lo describió Lezama; contribuyeron así a la de la literatura más contemporánea cuya lectura la
renovación espiritual de la nación cubana aunque Iglesia aún le prohibía a sus seminaristas pero que,
no ejercieran como católicos practicantes. según testimonió el mismo Gaztelu en un escrito
Aparte del hecho no tan obvio de que se trata sobre Lezama solicitado por Carlos Espinosa,
de una dedicatoria a un sacerdote, las referencias Lezama le fue regalando para que pudiera ampliar
a Fray Luis y la afirmación de la sustancia como y modernizar su aprendizaje literario.

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Auscultemos pues qué significa el gesto de figuró como un modelo ejemplar junto con la
regalar el Ulises de Joyce y la importancia de de otros iconos del agnosticismo, el ateísmo y
este escritor y esta obra en la empresa origenista. el existencialismo modernos como Friedrich
No debemos olvidar que, como manifestaciones Nietzsche, Franz Kafka, Jean Paul Sartre y Al-
de una posvanguardia latinoamericana con la bert Camus. La presencia consistente de estas
ambición cosmopolita de lograr la universalidad figuras (junto a la de sus equivalentes o avatares
a través de su inserción en la literatura como cubanos, como Piñera y García Vega, por ejem-
sistema mundial, las revistas que los críticos hoy plo) en los índices y los temarios constituye un
estudiamos bajo la etiqueta origenista se organi- contrapeso de alta modernidad que evita que
zaron respondiendo a cómo el canon emergente podamos clasificar estas publicaciones como
de la alta modernidad europea recurrió al formato revistas religiosas o verlas como el legado de
del little review o revista para minorías como un grupo de poetas católicos que, por cuestión
instrumento de diseminación, autolegitimación de fe, suscriben proféticamente la expresión
y redención cultural secular. Siempre hubo un trascendental de lo cubano a través de su poesía.
consenso entre Lezama y sus coeditores cubanos Incluso en Nadie Parecía, la publicación más
en que, en cuanto a su surtido de temas, el calibre programáticamente religiosa de todas según
de las colaboraciones, el prestigio de las firmas dicta su subtítulo «Cuaderno de lo bello con
y la calidad del diseño gráfico, la publicación Dios», aparece la escritura agnóstica del high
debía emular los criterios de The Dial bajo Ezra modernism como contradiscurso para conjurar
Pound, The Criterion bajo T.S. Eliot, transition la monomanía dogmática en su contenido a
bajo Eugène Jolas, la NRF bajo André Gide y través de la participación del mismísimo José
la Revista de Occidente bajo Ortega y Gasset, Rodríguez Feo. Me explico.
entre otras. Todas ellas fueron militantemente Nadie Parecía surge, sin duda, como respuesta
seculares; poco de la escritura de la alta vanguar- al primero de los varios sismos que dividen a
dia europea suscribió una agenda religiosa. Sus los miembros de lo que será el grupo Orígenes
autores más emblemáticos –Gide, Joyce, Valéry, cuando estos participaban en la gestión de la
Woolf y Beckett, entre tantos otros– no fueron revista Espuela de Plata, publicada entre 1939 y
creyentes, sino que más bien procuraron consta- 1941. Empresa transatlántica y cosmopolita con
tar en y con sus obras el pronóstico de Nietzsche una idea amplia de la alta vanguardia y un intento
sobre la muerte de Dios y lo que señala Marshall de representatividad global («la ínsula distinta
Berman sobre la vertiginosa transitoriedad de [...] o, lo que es lo mismo, la ínsula indistinta en
toda certidumbre institucional, cultural, teológi- el Cosmos»), contaba con un equipo editorial
ca o técnica en el mundo moderno; mundo donde, de temperamentos diversos, incluyendo el del
según la expresión de Marx que sirve de título al criticista ateo Virgilio Piñera. En mayo de 1941,
libro de Berman, «todo lo sólido se desvanece para adoptar un cariz más religioso al agudizarse
en el aire». el conflicto de la Segunda Guerra Mundial, Guy
Espuela de Plata y Orígenes fueron revistas Pérez Cisneros maniobra para sacar a Piñera del
en las que la obra irreverente de James Joyce consejo editorial y sustituirlo con Ángel Gaztelu.

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Piñera había asumido a Lezama como un aliado ellos), traducciones del latín por Gaztelu de la
por su compromiso con la integridad literaria y, tradición patrística y originaria de la Iglesia, y
en una famosa carta de protesta, le reprocha in- editoriales singularmente barrocos que profe-
dignado su pasividad ante este giro doctrinario san una creencia gozosamente católica aunque
y maniqueo que oblitera el derecho crítico a la permeada por visos y entusiasmos paganos:
otredad y el disentir que antes Lezama había «Acorralad, tropezad cabritos: al fin, empezad
defendido. Bufa Virgilio: chirimías, quedan solos Dios y el hombre. Tre-
menda sequía, resolana: voy hacia mi perdón»
He tenido que soportar que este mismo mani- (No. IV, dic. de 1942).
queo [...] me comunicase como un gran descu- Todos estos contenidos sirvieron como una
brimiento que Espuela de Plata era una revista calculada negación de la visión seminihilista y
católica [...] no ya solo en sentido universal antillanista de Cuba como isla condenada y a
del término sino como cuestión dogmática la deriva que Piñera había articulado magistral-
[...]. Así expresado creo más en una cuestión mente en La isla en peso. En vez del antillano
de catoliquería que de catolicidad [2011: 33]. angustiado y agobiado por la maldición de una
isla colonizada por siglos, Lezama se junta con
La rebeldía de Piñera precipita el cierre de un sacerdote poeta cuyo género predilecto es el
Espuela... y el inicio de la revista Poeta, donde, nocturno religioso frente a la bahía de La Habana.
en un par de editoriales, «Terribilia Meditans I» y En los poemas publicados en Nadie Parecía y lue-
«II», Piñera continúa su denuncia de la autotrai- go recogidos en el libro Gradual de laúdes (1955),
ción del Lezama plural ante lo uno dogmático. Gaztelu resemantiza la condición fatal de estar
Según testimonia el propio Piñera, la lectura del «rodeado de agua por todas partes» como una
editorial ofendió a Lezama en su ser más íntimo bendición en todas sus designaciones cristológicas
y en un encuentro el 16 de junio de 1943 en el salvacionales. Sin embargo, ya para el número
Lyceum de La Habana, este le impreca y hasta lo seis del cuaderno esta piedad se interrumpe y le
agrede físicamente (2011: 47-51). Pero Lezama vuelve al Lezama revistero el deseo, el ansia, el
fue mucho más allá de los puños. Se confabula con picor de lo múltiple: introduce una sección títulada
el enemigo, el odiado usurpador, el escolástico «Alta Espiga de Siempre», que torna el cuaderno
presbítero Ángel Gaztelu, para diseñar y editar en una especie de colectánea de citas por autores
los exquisitos cuadernos de Nadie Parecía. Sin contemporáneos (Yeats, Proust, Nietzsche, Maul-
pretensión de hacer revista (es decir, repasar la nier, Meredith, Ortega y Gasset, entre otros) que,
actualidad literaria mundial a través de la traduc- en vez de manifestar una sola fidelidad católica
ción y la local a través de la preantologización), y piadosa, plantean una diversidad de respuestas
los diez cuadernos más bien combinan poemas a un amplio surtido de preguntas sobre la fe, los
de convicción o intuición religiosa por contados portentos y la poesía. Es significativo entonces
autores (Luis Antonio Cuadra, Eugenio Florit, que, tal como Espuela de Plata cierra con el
Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén, Fernández de ascenso de Ángel Gaztelu, Nadie Parecía con-
Obieta, Alfonso Reyes, Lezama y Gaztelu, entre cluya con la irrupción de José Rodríguez Feo,

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cuando Lezama decide publicarle en el último Lezama y Rodríguez Feo, emitida desde abril
número una traducción de un ensayo del poeta de 1945 hasta septiembre de 1953. Esta se puede
y crítico norteamericano Parker Tyler títulado leer como una especie de crónica sobre los proce-
«La ilustración poética» (No. X, marzo de 1944). sos de producción de la publicación durante esos
Este ensayo se sitúa en un plano póetico-secular años. Vástago de una millonaria familia habanera,
no creyente para glosar cómo el cosmopolitismo Rodríguez Feo regresa a la Isla tras haberse reci-
de la nueva camada de poetas jóvenes norteame- bido de la Universidad de Harvard con una tesis
ricanos asumía y trascendía a la vez los díscolos sobre la narrativa de Henry James supervisada por
legados de Edgar Allan Poe y Walt Whitman. En el profesor de historia y literatura norteamericana
él, Tyler arguye que, como lectores y seguidores F. O. Matthiessen. Seguro de su compromiso con
de Rimbaud, poetas como Elizabeth Moore, el quehacer literario y tras escuchar en Harvard a
William Carlos Williams y e.e. cummings habían Pedro Henríquez Ureña hablar sobre la fama de
logrado «escapar de la prisión provincial de los Lezama Lima como promotor de revistas literarias
Estados Unidos» (s.p.), Tyler (1904-1974) fue cubanas versadas en la estética y el elenco del high
nada menos que un intelectual queer de avanzada modernism que había estudiado con profesores
(en el artículo Tyler señala que Whitman «fue lo como Harry Levin y Theodore Spender, el joven
suficientemente sensual para ignorar fronteras decide reunirse con el poeta para proponerle la
sexuales» s.p.), y precursor de la generación beat fundación de una publicación sufragada con el
que estuvo asociado con la escena underground dinero de su familia. Vemos en la correspondencia
en el Greenwich Village, y fue pareja del poeta de cómo, a pesar de las diferencias de edad y for-
tendencia surrealista Charles Henri Ford. Además mación letrada, estos intelectuales instituyen una
de la poesía, Tyler se especializó en la crítica de división del trabajo editorial cuya productividad
un arte popular de escasa trascendencia religiosa y unidad de criterios contribuirán a la fama y el
institucional, rara vez abordado en las revistas ori- éxito de su empresa hasta 1954. Por una parte,
genistas: el cine. Fue uno de los primeros en estudiar Lezama prepara los números en La Habana mano
y documentar la presencia y la representación del a mano con los impresores de Ucar, García y Co.,
homosexual en este medio. tras recoger contribuciones del círculo de poetas,
escritores, críticos y pintores amigos radicados en
III. esa ciudad. Por otra, siempre solícito y seductor,
a través de sus contactos en las universidades de
La convicción moderna, progresista y aventurada Harvard, Princeton y Middlebury, sus frecuentes
representada por la aportación de Parker Tyler que viajes al extranjero y su chequera, Rodríguez
cierra Nadie Parecía gracias a la contribución de Feo logra en sus viajes procurar un número im-
Rodríguez Feo ayudó a reorientar y matizar la vi- presionante de singulares colaboraciones entre
sión editoral y el criterio de selección de Orígenes, los escritores y académicos más prominentes en
no obstante la religiosidad del «núcleo» de poetas los Estados Unidos, Europa y la América Latina.
creyentes que operó en su centro. Esta convicción Nunca, dentro de la prolijidad de temas y preo-
reluce, sobre todo, en la correspondencia entre cupaciones y la densidad creativa de referencias

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eruditas, actuales y personales, invocan los autores rodoxa y no tan católica intimidad homoerótica
directa o indirectamente al catolicismo como credo manifiesta en el tono burlesco y el estilo borbo-
o como norma en estas cartas. Lo que les motiva y teante de sus epístolas, tan opuestos a la fina y
encausa en el fondo es la confección, producción hierática reverencia protocolar de las cartas entre
y distribución efectiva de Orígenes como revista García Marruz, Vitier y Lezama. Aquellas cartas
intelectual y artística que despliegue el mapa más se distinguen por un vivo estilo poético, juguetón
abarcador del mundo literario contemporáneo, una y lúdico; están pobladas de rebuscados afectos y
ecúmene letrada en vez de sacra. efectos estilísticos, y por muchísimas insinuacio-
¿Qué revela esta correspondencia en cuanto a nes homoeróticas que afloran en los comentarios
la impronta del ceremonial del «grupo creyente» sobre las obras de Whitman, Marcel Proust y
sobre los criterios editoriales de la revista? Tanto André Gide, entre otros. Esta chispeante inven-
estas cartas como los índices de su contenido tiva sardónica se desborda en particular en los
muestran que tanto la religión como el excepcio- apodos que Rodríguez Feo usa para encabezarlas:
nalismo cubano no fueron preocupaciones prima- «inestimable Cheribini», «mi querido Bubú»,
rias en la revista Orígenes. En el prólogo de una «mi querida abejita», «mi delicioso compilador
edición de la correspondencia entre Lezama, Vitier de salsas bizarras». Lo que predomina en la co-
y García Marruz de 1945 hasta 1976, propone rrespondencia entre Lezama y Rodríguez Feo es
Amauri Gutiérrez Coto que hubo en la revista dos la ambición incorporativa, el deseo de ensanchar
tendencias contrarias y no reconciliables: «una que más allá de previas normatividades nacionales,
mira hacia la literatura contemporánea universal religiosas y sexuales el horizonte mundial de la
(que llega de la mano de Rodríguez Feo) y otra publicación con colaboraciones internacionales,
más centrada en la necesidad de construir una todas aplaudidas si bien a veces con cierta sorna
nueva patria letrada (en la cual regentea Lezama)» por Lezama.
(26). Según Gutiérrez Coto, la segunda mirada, Sin embargo, lo que más desmiente la pro-
nacionalista, auténtica y religiosa, prevaleció sobre puesta de Gutiérrez Coto de ver a Orígenes como
la primera: «La correspondencia [...] da fe de lo una revista católica-cubana en su esencia es
poco que influía Rodríguez Feo dada la distancia cómo figura en esta correspondencia el padre Án-
en la decisiones editoriales» (24). Este juicio es gel Gaztelu como personaje anecdótico y colabo-
desconcertante ya que vierte un ojo ciego ante las rador de Orígenes. Después de todo, Rodríguez
muchas y muy complejas negociaciones que se ven Feo asumió entonces el lugar que antes había
relucir entre Lezama y Rodríguez Feo en cuanto ocupado Gaztelu en el aparato de producción edi-
al contenido de los números y la procuración de torial que regentaba Lezama en esos años. Este
artículos por firmas extranjeras; en esto Gutiérrez cambio en la codirección hizo que Orígenes se
Coto redunda en la injusta tendencia entre varios alejara muy visiblemente de las preocupaciones
comentaristas del origenismo de reducir el rol del teocéntricas que habían dictado el contenido, el
último al del «rico que pagaba la revista», según formato y las ilustraciones de Nadie Parecía. La
el decir de García Vega en Los años de Orígenes. nueva relación con Rodríguez Feo ayudó a que
También ignora –o más bien escamotea– la hete- Lezama se retrotrayera al horizonte mundano y

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mundial de la gestión de Espuela de Plata, en mente el episodio, imaginando cómo, en vez de
la que la exploración de la relación literatura y resolver la pelea con el convencimiento de uno por
modernidad crítica tuvo mucha más prominencia el otro, el trueque desatará una mayor obstinación
que la de poesía, creencia y fidelidad. Es por eso y un desencuentro aún más aparatoso de visiones
que en Espuela de Plata aparece el moderno y irreconciliables sobre lo literario y lo divino:
agnóstico Joyce representado con la publicación
del capítulo tercero del Ulises («Proteo») en En vano el iluminado Gaztelet te manda dosis
traducción castellana por Oscar Rodríguez Feliú masivas de Bloy. Tú prefieres el laberinto detrás
(Nos. 4 [E. y F.] abril-julio de 1940, y 5 [G.] de las lomas. Gaztelet no se convencerá nunca
febrero de 1941) y en Orígenes reaparece, con [de] que tú no puedes admirar a Bloy. Tú no te
la traducción por Rodríguez Feo del último capí- convencerás [de] que a Gaztelet no le va bien
tulo del estudio introductorio de 1941 por Harry James. Él es un espíritu recio, de tinta viscoci-
Levin sobre el escritor irlandés (No. 10, verano dad, que no se detiene a recorrer la continuidad
de 1946) y el prólogo de Theodore Spender a la de la uña en la porcelana. Tú no comprenderás a
publicación del inédito joyceano Stephen Hero Marchenoir hablando con los tigres, para que se
(No. 3, otoño de 1944). asombre el croquinol de Clotilde. Sin embargo,
a mí me parece delicioso el cambio mutuo en
IV. que ustedes se obstinan. Bloy por James. Qui-
zá el fracaso de James y la nostalgia de no ser
La anécdota más notable que incumbe a Gaztelu santos de Bloy, tendrán algún día que verse la
en la correspondencia entre Rodríguez Feo y cara. // Gaztelet confía mucho en los mazazos
Lezama ocurre en una carta de abril de 1946. Es de Bloy. Desconoce ciertas trampas. Yo presto
parte, de hecho, del recuento de otro «ceremonial Nietzsche y algunos poetas malditos. Los poetas
origenista» en los que, por su rol y autoridad como malditos dentro de Cristo. Cristo como poeta
sacerdote, Gaztelu asumía una posición oficiante maldito [Rodríguez Feo, 1989: 38].
indispensable. Lezama le manda a Rodríguez Feo
los saludos del prelado, recordándole que habían La sutil ironía del apodo «iluminado Gaztelet»
tenido, en el último cenáculo en Bauta, una de sus, –un lúdico y burlón re-naming análogo al «Ángel
al parecer, frecuentes «controversias teológicas» de las Escuelas» de la dedicatoria– establece un
(Rodríguez Feo, 1989: 49). La disputa entre el puente o código de complicidad entre los corres-
presbítero y el infiel, entre el oficiante y el hereje, ponsales: los motes y nombretes, aun cuando sea
concluyó con la promesa de un intercambio mutuo tierno su sarcasmo, generan un sentido de cama-
de regalos, el obsequio de novelas predilectas que radería entre quienes los comparten en la privaci-
retasen las intransigencias en la postura del otro. dad clandestina de una correspondencia. Lezama
Gaztelu ofrece La mujer pobre, del escritor cató- crea una microcaricatura de un cura recalcitrante
lico francés León Bloy, mientras que Rodríguez en sus credos y dogmas pero afrancesado en sus
Feo propone cualquier título de su venerado y muy gustos literarios del cual, juntos los dos Pepes, se
moderno Henry James. Lezama comenta burlona- puedan mofar discreta y amistosamente. Es decir,

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en este enfrentamiento de amigos creyentes y no que Gaztelu enfila contra el otro una pieza de arti-
creyentes, Lezama está tomando partido por el llería de gran tonelaje dogmático, La mujer pobre
segundo para confabular con él una estrategia [La femme pauvre] de León Bloy, obra maestra
de reducación literaria o contraevangelización de lo que podríamos llamar el catolicismo sucio
secular del primero a través de la modernización de este desmesurado autor, contemporáneo de
de sus lecturas escolásticas. James, pero su total y opuesto rival en cuanto a
Ahora, la reducación de un espíritu de convic- creencia religiosa y procedimientos narrativos.
ciones religiosas tan «recias y viscosas» como Bloy logró en esta novela una hiperbólica, somá-
las de Gaztelu requiere de un armamento literario tica y truculenta descripción de la perdición, el
de mayor fuerza. Lezama entonces le reprocha pecado y el tremendismo masoquista de la santi-
burlonamente a Rodríguez Feo su opción por la dad sufriente en el París de 1886, tan intensa que
narrativa del muy moderno heredero de Gustave hizo que Jacques Lacan, en un aparte durante la
Flaubert, contemporáneo de E. M. Forster y pre- lección veintiséis de su seminario sobre la trans-
cursor de Virginia Woolf: el novelista finisecular ferencia, considerase que ciertas de sus escenas
norteamericano expatriado en Londres, Henry rozaban «el límite de lo soportable» (citado por
James. Lezama reconoce que es una obra genuina Galiussi: 288). La intención de Bloy con esta
por su gran sutileza sicológica (ese «laberinto escritura abyecta –suerte de pornografía apta solo
detrás de las lomas» que James explora cuando para católicos– era provocar un sacudimiento
despliega en filigrana las torcidas ambiciones sensorial y moral en el lector de tal violencia que
y disimulos de los narradores en Otra vuelta de precipitara una transformación espiritual irrever-
tuerca [The Turn of the Screw] y La figura en la sible; tal fue el caso del famoso filósofo cristiano
alfombra [The Figure in the Carpet]) y por la de- tan admirado por Vitier y García Marruz, Jacques
licadeza y ductilidad de su prosa como cuando el Maritain, quien siempre acreditó a la lectura de
monólogo interior del personaje jamesiano burila Bloy y a su compleja amistad con él su conver-
sus dilemas morales o afectivos en la descripción sión al catolicismo. Lezama reconoce entonces
de ciertos objetos (la «continuidad de la uña en la legitimidad de la inquebrantable descreencia
la porcelana», del jarrón que da título a La copa de Rodríguez Feo, acepta su escepticismo sin
dorada [The Golden Bowl]). Ahora, Lezama ambages ni regaños y no se atiene al mandato
implica que este no es el autor apropiado para católico de convertir al prójimo por vía pía o
persuadir al padre sobre la posibilidad humana de profana. A diferencia de Vitier, García Marruz,
recobrar, en el mundo moderno y sin la interven- Diego, Octavio Smith y quizá Gastón Baquero,
ción redentora de Dios, una brújula moral después su misión fue una poesía sin apellidos ni dogmas
de haberla perdido por intrigas de seducción o de religiosos particulares.
interés, tal como ocurre en los relatos de James. Ahora bien, la mayor expresión de compli-
Por otra parte, Lezama también da por sentado cidad con el secularismo literario de Rodríguez
que ninguna misión evangelizadora o letrada del Feo está en que Lezama ya ha procedido con
padre Gaztelu podrá disuadir a José Rodríguez un mejor plan, con unas «trampas» que tanto
Feo de su escepticismo moderno. Esto a pesar de Gaztelu como Rodríguez Feo «desconocen»: es

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decir, libros más propios y potentes para poder cultura antigua, lejos de fatigarlo, exacerbaba sus
modernizar la contenida mirada católica del facultades creadoras, haciéndolas terriblemente
primero. Lezama revela que ha prestado libros sorpresivas» (1993: 160). Para Lezama, Joyce fue
de Nietzsche (asumamos Más allá del bien y el el autor modélico por antonomasia que logró su-
mal y La genealogía de la moral, por lo menos) perar el dualismo infranqueable entre la tradición
y de los poetas malditos (Lautréamont, Baude- y la modernidad al generar una escritura que nada
laire, Verlaine, Rimbaud y otros que, por estar excluye y que todo incluye para llegar, metódica
tildados de «satánicos» en el índice, estuvieron y compulsivamente, «a una forma de novela teo-
prohibidos en el seminario y cuya posesión, gónica, donde caben todas las cosas» (Simo: 56).
según varios testimonios, le valieron a Gaztelu Al regalar Ulises, Lezama apunta hacia lo que es
varios regaños de sus superiores). Con esto, sin para él un nuevo horizonte en el espacio literario
embargo, Lezama aquí va mucho más allá de mundial. No se trata de marcar con la obra de
hacer la defensa de la función secularizadora Joyce un meridiano de la modernidad literaria
de la literatura moderna y empieza a proponer cuya hegemonía vertical deba acatarse desde las
una suerte de metástasis de la misma dentro de la periferias, según las ideas de Pascal Casanova. Le-
escritura sagrada. Lo que busca conseguir es que zama parece proponer a Joyce en Orígenes como
este prelado lea a «Cristo como poeta maldito», es una suerte de nueva longitud que conecte al Bloy
decir, que vea al escritor moderno como un po- mediterráneo-católico-francés-latino y al James
sible mesías de la humanidad y su obra profana nórdico-protestante-anglo-americano-sajón, un
como una fuente de conocimiento y salvación tan trópico de integración horizontal de espacios
legítima como la tradición bíblica y cristológica. literarios antes jerarquizados o enemistados
Lezama propone como modelo la integración de –norte y sur, razón y fe, pasado y presente, tra-
la escritura excesiva e hiperbólica sobre el peca- dición y modernidad, religión y secularismo,
do carnal y el dogma de la caída que representa creencia y crítica, devoción e irreverencia, centro
Bloy con la sofisticada exploración narrativa y periferia, hetero y homo– en una nueva ecúmene
de la conciencia moderna que busca levantarse letrada sin imposturas dogmáticas o esencialistas
y perfeccionarse a pesar de la enajenación y el de nacionalidad, sexualidad o religiosidad.
tropiezo moral, tal como se despliega en James.
La santa vergüenza de Bloy y el fracaso ético Bibliografía citada
de James viéndose algún día cara a cara. Bloy’s
shame and James’ choice. En Orígenes y para Berman, Marshall: Todo lo sólido se desvanece
Lezama, este encaramiento ocurre en la obra de en el aire. La experiencia de la modernidad,
James Joyce. Recordemos que, en La expresión trad. de Andrea Morales Vidal, México,
americana, Lezama destacó a Joyce como para- Siglo xxI Editores, 1988.
digma supremo del creador literario que supera Bloy, León: La mujer pobre. Episodio contem-
los límites melancólicos del cansancio crítico poráneo, trad., pról. y notas de Carlos Cámara
contemporáneo asumiendo la tradición en toda y Miguel Ángel Frontán, Buenos Aires, Edi-
su desmesura: «nutrido por todo el aporte de la ciones Simurg, 2007.

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