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GUIA PARA EL DOCENTE

Material bibliográfico actualizado de apoyo para el docente de 2° año de


Enseñanza Media del Sistema Educacional Chileno para abordar
Aprendizaje Esperado N° 3 de la unidad La Tierra y el Universo

Elaborado por:
Jennifer Szeinkierman San Martín
Rossana Velozo Mardones

Alumnas de pregrado de la carrera de


Pedagogía en Ciencias Naturales y
Física de la Universidad de Concepción.

Concepción, marzo de 2014.

ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 3

RESEÑA HISTORICA 4

UN BREVE REPASO DE LAS TEORÍAS MODERNAS 10

LA TEORÍA DEL PROTOPLANETA 11


LA TEORÍA DE LA CAPTURA 14
LA TEORÍA DE LA NEBULOSA SOLAR 19
LA TEORÍA MODERNA DE LAPLACE 21

LA TEORÍA VIGENTE QUE EXPLICA EL ORIGEN Y FORMACIÓN DEL SISTEMA SOLAR:


LA TEORÍA PLANETESIMAL 24

SATÉLITE 26
COMETAS 26
ASTEROIDES 28
Diferencias entre cometas y asteroides 31
METEORITOS 32
CINTURÓN DE ASTEROIDES 33
POLVO INTERPLANETARIO 34

IMPORTANCIA DE LAS COLISIONES EN LA FORMACIÓN DE CRÁTERES EN CUERPOS


DEL SISTEMA SOLAR 35

EL CASO DE LOS IMPACTOS EN LA LUNA 37

RELACIÓN DEL MOMENTO ANGULAR 𝑳 CON LOS MOVIMIENTOS PLANETARIOS EN EL


SISTEMA SOLAR 39

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INTRODUCCIÓN

Muchos profesores que imparten clases en 2º año de enseñanza media, se


encuentran con el problema de que los contenidos de la 4º unidad “La Tierra y el
Universo” no tienen relación con los programas de estudio de la asignatura,
especialmente los contenidos asociados con el Aprendizaje Esperado Nº 3 de
dicha unidad1. Por lo tanto, esta Guía para el Docente busca entregar un apoyo
al profesor que desea actualizar sus conocimientos relativos al Origen y
Formación del Sistema Solar según la teoría científicamente aceptada hoy: la
Teoría Planetesimal.

Para esto, se presenta a continuación una reseña histórica que abarca las
nociones que tenían los antiguos babilonios y griegos y el salto en el
conocimiento astronómico dado durante el Renacimiento.

Posteriormente, se presentan las 4 teorías previas a la Planetesimal, dando las


características generales de ellas y detallando las dificultades que presentaban
dichas teorías, por lo que fueron sujetas a modificaciones y dejaron de ser un
modelo plausible para la explicación de los fenómenos que ocasionaron el origen
y evolución del Sistema Solar.

Se presenta la Teoría Planetesimal. Esta teoría es un mejoramiento de los


planteamientos previos, los que fueron mejorados y actualmente constituye la
explicación vigente y científicamente aceptada y que el currículum nacional
incluye en la unidad anteriormente mencionada. El tema de la teoría planetesimal
en esta guía tiene además una referencia al estudio de los cuerpos celestes
involucrados en esta teoría, como son los cometas, meteoritos, asteroides, etc.,
el rol de las colisiones y la descripción de los astros en el Sistema Solar.

1 Disponible en http://curriculumenlinea.mineduc.cl/descargar.php?id_doc=201112051645270
RESEÑA HISTORICA

“En el principio había un vacío sin forma, denominado ‘caos’. De esta oscuridad
surgió un pájaro negro conocido como Nyx (diosa de la noche). Con el tiempo el
pájaro puso un huevo de oro, de los cuales nació Eros, el dios del amor. La
cáscara del huevo se rompió en pedazos, uno de los cuales se elevó en el aire
y se convirtió en el cielo (que Eros llamó Urano) y el otro se convirtió en la Tierra
(llamada Gaia)” (McFadden, Weissman, & Johnson, Encyclopedia of the Solar
System, 2007). Esta es una versión del mito de la creación griega. Considera
que empezamos con “nada” para luego evolucionar rápidamente hacia lo que
conocemos hoy. De hecho, ésta es una característica de casi todos los mitos de
la creación (que tratan de explicar la formación del Sol, la Tierra, sus habitantes
y, por inferencia, el sistema planetario alrededor de nosotros). Todo se formó
poco después de un acontecimiento divino para añadir efectos a la nada
preexistente, o el caos. (Bland, McBride, Moore, Widdowson, & Wright, 2004)

Muchas civilizaciones primitivas estudiaron los cielos, pero fueron los babilonios
del primer milenio antes de Cristo los primeros en usar las matemáticas para
intentar predecir las posiciones del Sol, la Luna y los planetas visibles (Mercurio,
Venus, Marte, Júpiter y Saturno) en el cielo. En esto difieren de los griegos:
mientras que los babilonios fueron los sacerdotes que trataban de predecir el
movimiento de los cuerpos celestes con fines religiosos, los filósofos griegos
intentaron entender por qué se movían en la forma en que lo hacían. Los
babilonios estaban fascinados por los números, mientras que los griegos
estaban más interesados en las figuras geométricas.

La exactitud de las predicciones babilonias, en el segundo siglo antes de Cristo,


es notable. Por ejemplo, su estimación de la longitud del año sideral estaba
dentro de 6 minutos de su valor real, y que del mes anómalo promedio estaba
dentro de 3 segundos. En suma, el periodo sideral de Júpiter y los periodos
sinódicos estaban dentro de 0,01% de su valor correcto.

Pitágoras (580-500 a. C.) fue un filósofo griego antiguo, altamente, influyente que
estableció una escuela de filósofos, ahora conocidos como los Pitagóricos.
Ninguno de los escritos originales pitagóricos perduraron, pero evidencias
posteriores sugieren que los pitagóricos fueron probablemente los primeros en
creer que la Tierra era esférica, y que todos los planetas se movían en órbitas
inclinadas independientes al ecuador celeste. Pero la Tierra pitagórica esférica
no giraba y estaba rodeada por una serie de esferas cristalinas concéntricas,
soportando el Sol, la Luna y los planetas individuales. Cada uno tenía su propia
esfera, que giraba alrededor del Sol, a diferentes velocidades, produciendo un
sonido musical, el “sonido de las esferas”, al pasar más allá de nosotros.

Hiceto de Siracusa (siglo V a. C.) fue quien sugirió, específicamente, que la


Tierra giraba sobre su eje, en el centro del Universo. Este modelo fue
posteriormente desarrollado por Heráclides, que propuso que Mercurio y Venus
orbitan el Sol y éstos a su vez orbitan la Tierra. Aristarco (310-230 a. C.), filósofo
pitagórico, fue un paso más allá y propuso un universo heliocéntrico, en el que
los planetas orbitan el Sol en el orden (correcto) de Mercurio, Venus, Tierra,
Marte, Júpiter y Saturno, con la Luna orbitando una Tierra que gira en su propio
eje. Esto fue 1700 años antes de que Copérnico se le ocurriera la misma idea.
Aristarco fue también el primero en producir una estimación real de la distancia
Tierra-Luna, aunque su estimación de la distancia Tierra-Sol es un orden de
magnitud más baja.

Cuando los pitagóricos estaban desarrollando sus ideas, Platón (427-347 a. C.)
estaba desarrollando una escuela totalmente diferente de pensamiento. Platón,
que fue un filósofo altamente respetado, no tuvo demasiado éxito con su modelo
geocéntrico del universo. Su principal legado a la astronomía fue su estudio de
que todos los cuerpos celestes deben ser esféricos, ya que es la forma perfecta,
y que se deben mover en órbitas circulares uniformes, por la misma razón.
Aristóteles (384-322 a. C.), un seguidor de Platón, fue uno de los más grandes
filósofos griegos, cuyas ideas fueron imponiéndose en Europa hasta bien
entrada la Edad Media. Sin embargo, su modelo geocéntrico del universo fue
altamente complejo, requiriendo un total de 56 esferas para explicar los
movimientos del Sol, la Luna y los planetas. Desafortunadamente, muchas de
sus predicciones fueron erróneas, y pronto cayeron en desuso debido a las
correcciones que realizó Ptolomeo en el siglo II d. C., en donde introduce la
noción de “epiciclo” para explicar los fenómenos observados por Aristóteles.
Hiparco de Nicea (185-120 a. C.) quien fuera la primera persona en cuantificar
la precesión de los equinoccios, era consciente que la velocidad del Sol a lo largo
de la eclíptica no era lineal. Esto fue conocido por los babilonios y Calipo de
Cícico (siglo IV a. C.), pero ellos no buscaron una explicación a este fenómeno.
Hiparco, adoptando la idea de Platón sobre el movimiento circular uniforme de
los planetas en su modelo geocéntrico, se dio cuenta que para poder reproducir
el movimiento del Sol en el cielo, este debía moverse en una órbita alrededor de
la Tierra, pero que esta última no estaba en el centro de la órbita, sino que en un
punto corrido del centro; en otras palabras, se dio cuenta que tal vez la órbita era
elíptica y no circular. Al estimar la distancia del foco de la elipse al centro de la
órbita, este resultò muy grande, a pesar que la posición del apogeo (visto desde
la Tierra) fue estimado con un error de sòlo 35 minutos de arco.

El matemático Apolonio de Perga (265-190 a. C.) fue el primero en examinar las


propiedades de los epiciclos. Estos fueron posteriormente adoptados por
Ptolomeo (100-170 d. C.) en su modelo geocéntrico del universo. En el esquema
de Ptolomeo, la Luna, el Sol y los planetas describen cada uno órbitas circulares
llamadas epiciclos2, cuyo centro se desplaza sobre otro círculo, llamado
deferente3, alrededor de una Tierra no giratoria. La teoría de Ptolomeo sostenía
que la Tierra estaba inmóvil y se encontraba en el centro del Universo; el astro
más cercano a la Tierra era la Luna y, según nos vamos alejando, estaban
Mercurio, Venus y el Sol casi en línea recta, seguidos sucesivamente por Marte,
Júpiter, Saturno y las “estrellas inmóviles”. Desafortunadamente, este sencillo
sistema no entrega estimaciones de posición lo suficientemente precisas, por lo
que Ptolomeo introduce un número de modificaciones. En el caso de la Luna,
hizo que el centro del deferente de la Luna describiera un círculo cuyo centro era
la Tierra. Para todos los planetas, introdujo el concepto de ecuante4. En suma,
asumiendo que no existen diferencias entre la parte más alejada de un epiciclo

2 3Para explicar los diversos movimientos de los planetas, el sistema de Ptolomeo los describe formando pequeñas
órbitas circulares llamadas epiciclos, los centros de los cuales giraban alrededor de la Tierra en órbitas circulares
llamadas deferentes. Ver imagen en http://www.profesorenlinea.cl/imagenUniversalH/UniversoGrecia004.jpg

4 Término utilizado en astronomía para designar el centro de rotación de la órbita circular de un astro cuando no se
encuentra en el centro geométrico de rotación, sino a una cierta distancia de dicho centro. La velocidad angular del
astro parecía uniforme si se observaba el movimiento desde este punto.
y la parte más cercana, estimó el tamaño del sistema solar en alrededor de
20000 veces el radio de la Tierra (o alrededor de 120 millones de Km).

En el siglo XII, las traducciones árabes encontraron su camino a Europa,


principalmente vía España islámica. Luego, en el siglo XIV Ibn al-Shatir (1304 –
1375), trabajando en Damasco, mejoró el modelo de Ptolomeo modificando sus
epiciclos y borrando su ecuante. Curiosamente, el modelo de al-Shatir era muy
parecido al posterior sistema de Copérnico, pero con la Tierra, y no el Sol, en su
centro.

La teoría heliocéntrica de Copérnico del universo fue publicada en su De


Revolutionibus Orbium Caelestium (en 1543). Curiosamente, a la luz de los
problemas posteriores de Galileo con la Iglesia, el libro fue bien recibido, debido
al Prólogo, escrito por el teólogo Andreas Osiander, donde explica que el libro
describe un modelo matemático del universo, en lugar del propio universo.

Copérnico (1473 – 1543), reconoció que su idea de una Tierra que giraba en un
universo heliocéntrico no era nueva, habiendo sido propuesta por Aristarco.
Además, la teoría de Copérnico estaba basada en el movimiento circular de los
planetas alrededor del Sol y todavía dependía de los epiciclos, pero eliminó el
ecuante. Él resucitó la teoría heliocéntrica, que no fue considerada seriamente
por casi dos mil años (en el apogeo del Renacimiento) que estaba ávido de
nuevas ideas.

En la Edad Media, las ideas de Aristóteles se enseñan en todas las universidades


europeas. Pero ahora Copérnico había roto el concepto aristotélico de una Tierra
inmóvil en el centro del universo. En 1577, Tycho Brahe (1546 – 1601) refutó otra
de las ideas de Aristóteles. Aristóteles creía que los cometas permanecían en la
atmósfera de la Tierra, pero Tycho fue incapaz de medir cualquier paralaje claro
para el cometa de ese año. Por último, Tycho en su libro de 1588, rechazó otra
de las ideas de Aristóteles en la que los cuerpos celestes son transportados en
sus órbitas en esferas cristalinas. Esto es porque, en el nuevo modelo de Tycho
del universo, todos los planetas, excepto la Tierra, orbitan el Sol como el Sol
orbita la Tierra. Esto significó que la esfera que lleva a Marte alrededor del Sol
interceptaría la que lleva al Sol alrededor de la Tierra, que era claramente
imposible si fuera cristalina.
Johannes Kepler (1571-1630) observó el universo de una manera totalmente
diferente a sus predecesores. Los babilonios habían examinado
aritméticamente, y los griegos y los astrónomos posteriores lo consideraron en
términos geométricos. Kepler, por su parte, trató de comprender la estructura del
Sistema Solar, considerando las fuerzas físicas.

Kepler concibió una fuerza emanando del Sol, que impulsa a los planetas en sus
órbitas alrededor del Sol de manera que el movimiento planetario se detendría
si la fuerza se interrumpe. La magnitud de la fuerza, y por lo tanto la velocidad
lineal de los planetas, disminuiría linealmente con la distancia. Esto da como
resultado que el período de los planetas varía según su distancia al cuadrado,
pero Kepler cometió un error matemático y se acercó con otra relación 5. Por
casualidad, sin embargo, su análisis arrojó resultados muy precisos.

Tycho había pedido inicialmente a Kepler para analizar la órbita de Marte, tarea
que continuó mucho después de la muerte de Tycho. Kepler publicó sus
resultados en 1609 en su libro Astronomia Nova, en el que se presenta de nuevo
el término ecuante, previamente eliminado por Copérnico. En el modelo de
Kepler, todos los planetas giraban alrededor del Sol en un círculo, con el Sol en
el centro, pero no pudieron encontrar un círculo adecuado para que coincidiera
con las observaciones de Marte, incluso con un ecuante. Así que decidió volver
a examinar la órbita de la Tierra, ya que la ésta fue la plataforma desde la cual
se han hecho las observaciones.

Copérnico había propuesto que la Tierra se movía alrededor del Sol en un círculo
a una velocidad uniforme, con el centro en el Sol, así que no había necesidad de
un ecuante. Pero Kepler encontró que un ecuante estaba obligado a explicar la
órbita de la Tierra. Sin embargo, incluso con la adición de ésta, no podía
adaptarse a un círculo. Y así, en su desesperación intentó una elipse con el Sol
en un foco, y, para su sorpresa, funcionó.

Kepler se cuestiona ahora qué tipo de fuerza impulsaba a los planetas en sus
órbitas, y llega a la conclusión de que el movimiento circular básico fue producido

5El error consiste en que Kepler todavía pensaba que las órbitas planetarias eran circulares al realizar dichos cálculos.
Ver
por vórtices6 magnéticos que seguían la rotación del Sol (a semejanza de un
“huracán”). Las fuerzas magnéticas de estos vórtices crearon las órbitas elípticas
al interactuar con los campos magnéticos de los planetas en movimiento. Así
Kepler pensó que el Sol giraba sobre su eje y que los planetas y el Sol fueron
magnéticos7 debido a que aún no se conocía la fuerza de gravedad. En ese
entonces, se tenía noción de la fuerza magnética debido a los estudios de
William Gilbert. (Hawking, 2008)

Inicialmente, Kepler sólo había mostrado que Marte se movía en una elipse, pero
en su Epitome Astronomiae Copernicanae de 1618-1621 demostró que éste era
el caso de todos los planetas, al igual que la Luna y los satélites de Júpiter.
También dijo lo que hoy conocemos como la tercera ley, que el cuadrado de los
periodos de los planetas es proporcional a los cubos de la longitud de los
semiejes mayores de sus órbitas elípticas. Por último, en sus Tablas de
Rudolphine8, Kepler cataloga predicciones detalladas de las posiciones
planetarias y predice los tránsitos de Mercurio y Venus a través del disco solar
usando como base los datos obtenidos por Tycho Brahe.

En 1664, Isaac Newton (1642-1727) considera el movimiento de un cuerpo en


un círculo. Al año siguiente, demostró que la fuerza que actúa radialmente a
dicho cuerpo es su masa multiplicada por su velocidad al cuadrado dividido por
el radio del círculo. Con esto, él fue capaz de demostrar que la fuerza
(centrípeta), sobre un planeta que se mueve en una órbita circular, es
inversamente proporcional al cuadrado de su distancia desde el centro. Newton
se dio cuenta de que esta fuerza centrífuga9 hacia el exterior en un planeta debe
ser compensado por una igual en la fuerza centrípeta opuesta, pero no estaba
claro en ese momento que esta fuerza era la gravedad.

En este momento, se sabía que la gravedad actuaba sobre objetos en la


superficie de la Tierra, pero no se sabía cuán lejos de la Tierra. Para entender

6 Torbellino o remolino. Flujo turbulento en rotación espiral.


7 Erróneamente, Kepler pensó que la fuerza que generaba las órbitas planetarias era de origen magnético, lo cual corrige
posteriormente Newton.
8 Son una publicación de Johannes Kepler de 1627, consistentes en un catálogo estelar y unas tablas planetarias, usando

los datos recabados por Tycho Brahe en sus observaciones.


9 Como fuerza ficticia que aparece en un sistema de referencia en rotación, o equivalente a la fuerza aparente que

percibe un observador no inercial que se encuentra en un sistema de referencia giratorio.


mejor esto, Newton ideó su prueba llamada “Luna”. En esta prueba, comparó la
fuerza que actúa sobre la Luna, debido a su movimiento casi circular con la
fuerza de gravedad de la Tierra en la órbita de la Luna y se encontró que no eran
los mismos. La diferencia no era grande, pero era suficiente para hacer que
Newton abandonara su investigación sobre la gravedad. De hecho, en ese
momento, Newton parece haber pensado que la fuerza centrípeta era una
mezcla de la fuerza gravitatoria y la fuerza creada por vórtices en el éter, por lo
que no se sorprendió demasiado por su resultado.

Newton fue finalmente incitado a volver al tema de la gravedad mediante un


intercambio de cartas con Robert Hooke en 1679. Al año siguiente, Newton
demostró que, en el supuesto de una ley del cuadrado inverso de la atracción,
los planetas y las lunas orbitarán un cuerpo central en una elipse, con el cuerpo
central en un foco. Luego, en 1684, finalmente rechazó la idea de los vórtices
etéreos10 y comenzó a desarrollar su teoría de la gravitación universal. (Bland,
McBride, Moore, Widdowson, & Wright, 2004)

UN BREVE REPASO DE LAS TEORÍAS MODERNAS

Desde 1960 cuatro nuevos enfoques o teorías con respecto al Sistema Solar se
han propuesto y pueden ser considerados como teorías existentes – en el
sentido de que cada uno de ellos tiene adherentes activos. Éstos son: la teoría
del Proto-planeta (McCrea 1960, 1988), la teoría de la Captura (Wolfson 1964),
la teoría de la Nebulosa Solar (Cameron 1973) y la teoría Laplaciana Moderna
(Prentice 1974).

A continuación entregaremos una descripción general de las cuatro teorías más


recientes, sin incorporar ningún tipo de detalles matemáticos, dando una idea
completa de sus estructuras básicas y cómo se relacionan con las teorías

10 El Sol constituye el centro de un vórtice o flujo turbulento de materia etérea, cuyo movimiento arrastra a los planetas
a su alrededor. Los choques corpusculares del éter contra los planetas provocarían una acción central dirigida al sol que
equilibraría exactamente la tendencia centrífuga del giro.
antiguas. Además, indicaremos sus características esenciales, los posibles
problemas asociados y la necesidad de ser resueltos.

La teoría del Protoplaneta

Uno de los problemas fundamentales en cosmogonía es la razón por la que el


Sol y otras estrellas de tipo tardío (se refiere a una estrella con una temperatura
más fría que la del Sol) (Ridpath, 1999) giran lentamente ya que poseen menor
momento angular. McCrea sugiere que la formación estelar y planetaria debe
considerarse conjuntamente. Siguiendo esta idea, surge una teoría que podría
explicar la formación de un Sistema Solar como formación de un sistema de
planetas, además de una estrella la cual contiene la mayor parte de la masa del
sistema, mientras los planetas tienen la mayor parte del momento angular.

El punto de inicio del modelo de McCrea es una nube interestelar de gas y polvo
la cual finalmente es la que formará un cúmulo de estrellas. Aproximadamente
el 1% de la masa de la nube está en forma de granos y el resto consiste en una
mezcla cósmica normal de hidrógeno y helio. Se asume que la nube se
encuentra en un estado de turbulencia supersónica11. Debido a las colisiones de
elementos turbulentos, casi toda la masa de la nube se compone de .regiones
comprimidas de gas que se mueven en forma aleatoria dentro de un fondo de
baja densidad (Figura 1). En la forma original de la teoría de 1960 las regiones
comprimidas fueron llamadas “flóculos” y poseían alrededor de tres veces la
masa total de la Tierra. En una revisión posterior de la teoría (McCrea 1988) las
masas se aumentaron a poco más de 100 veces la terrestre, aproximadamente
la masa de Saturno, y fueron redesignados como proto-planetas. Aquí vamos a
utilizar el término “blobs” para describir estos objetos y entonces distinguirlos de
los “proto-planetas”, las entidades que serán en última instancia las que colapsan
para formar planetas.

11 Se refiere a un estado de agitación de un fluido a velocidades mayores que la del sonido (1225 𝐾𝑚 ⁄ℎ).
Figura 1: Descripción de los movimientos aleatorios de las partículas dentro de
la nube de gas, las cuales colisionarían para formar proto-estrellas.

Una suposición razonable es que las colisiones entre blobs12 debieran ser
colisiones inelásticas para que éstos pudieran unirse y construir gradualmente
agregados más grandes. Cuando por casualidad uno de estos agregados en una
región particular es más grande que sus vecinos, entonces, a causa de la
focalización gravitacional13, su radio de colisión (radio en el cual se alcanza una
mayor probabilidad de colisión) aumentaría, dando paso a una mayor tasa de
absorción de otros cuerpos a su alrededor. Finalmente, un cuerpo en cada región
se convertiría en dominante y absorbería la mayor parte de los blobs originales
dentro de él, produciéndose una proto-estrella que comienza su evolución hacia
la secuencia principal.

A partir del número y la velocidad media aleatoria de los blobs originales, es


posible calcular el momento angular total esperado asociado con la nube original,
pero muy poco de este momento angular se asocia con el giro de las proto-
estrellas que se forman. El momento angular que falta está distribuido en los
movimientos aleatorios entre los cuerpos pequeños.

McCrea asume que todos los proto-planetas iniciales fueron más masivos que
los planetas residuales que ahora vemos y que se produjo alguna forma de
pérdida de masa. En los procesos de colapso, parte del momento angular del
espín original del protoplaneta se produciría por el movimiento relativo de dos

12 Gotas de material gaseoso (H2 y He) comprimido que tienen 100 veces la masa de la Tierra, que contribuyen a formar
la planeta.
13 Relacionado con la sección eficaz de dispersión que corresponde a la desviación de los agregados respecto a la

dirección inicial de movimiento, provocada por la interacción con la gravedad de un cuerpo mayor.
fragmentos, con la parte menos masiva que tiene una velocidad relativa al centro
de masa ocho veces mayor que la parte principal. Las velocidades de escape
del Sistema Solar en formación serían menores en sus regiones externas y
McCrea propone que las porciones pequeñas se perdieron en las regiones de
los planetas mayores, dejando las principales porciones rotacionalmente
estables aunque con giros muy rápidos como los que se observan. Otro resultado
de la fisión de los proto-planetas originales es que en el “cuello”14 entre las
porciones de blobs se habría condensado y retenido mayormente como un
sistema de satélites regulares (Figura 2). Así, los cuerpos producidos habrían
consistido en sólidos: el cuerpo más pequeño no tendría la suficiente velocidad
para escapar, ya que estaba muy cerca del Sol.

Figura 2: Se observa un que cuello separa las dos regiones de Blobs, en donde
el blob de menor tamaño posee mayor velocidad de rotación respecto a la
porción mayor. Los blobs centrales generarían los satélites.

Las características y los posibles problemas que enfrenta esta teoría son:

i. Es una teoría monista15 que se ocupa tanto de la división de la masa y


cantidad de momento angular.
ii. La formación de blobs de una masa adecuada por colisiones turbulentas
debe demostrarse.
iii. Los blobs deben ser estables, por lo menos durante el tiempo necesario
para que se combinen en proto-estrellas o pequeñas agregaciones.

14 sección que une las dos porciones de blobs.


15 Teoría basada en un solo evento que origina el Sistema Solar.
iv. El giro solar (con respecto a su propio eje) predicho debe demostrar que
es compatible con el que tiene actualmente.
v. Se deberá demostrar que el momento angular faltante después de la
formación de la proto-estela es absorbido por los proto-planetas en órbita
y que no se recoge en alguna otra forma.
vi. El mecanismo básico no da un sistema plano de los planetas en órbitas
circulares entonces debe ser explicado cómo sucede esto. (Woolfson,
2000)

La teoría de la Captura

La desaparición de la teoría de las mareas de Jeans16, que fue aceptada por un


periodo largo de tiempo (1919- 1963), convenció a más cosmogonistas que no
había teoría plausible que se derive de la teoría de Jeans. En 1964, Woolfson
introduce una nueva variante de la teoría de marea, diferente del modelo de
Jeans en una serie de aspectos importantes, pero que usaba muchos de los
mecanismos investigados por Jeans17 los que en general fueron aceptados como
teóricamente sólidos.

En particular, las primeras estrellas formadas tenían una masa solar de un poco
más de ~1.4 𝑀⊙ y posteriormente se forman las estrellas de menor masa. En el
entorno más bien denso de un cúmulo joven, las interacciones estelares pueden
ser muy comunes – de hecho son éstas las que dan a las estrellas individuales
la energía suficiente para escapar del cúmulo haciendo que éste gradualmente
se disperse, proporcionando así campos estelares. La forma de interacción
considerada por Woolfson es coherente con el modelo de formación estelar y las
observaciones de cúmulos jóvenes, incluyendo una estrella de masa solar
condensada, identificada como el Sol en relación a la formación del Sistema
Solar, y una proto-estrella de menor masa recién formada y en un estado difuso.
En esta interacción, la proto-estrella se mueve en una órbita hiperbólica relativa

16 Una estrella viajera se acerca al Sol y arranca un filamento de materia de su superficie. Tras la partida de la estrella
viajera, el filamento se deshace en gotas (blobs) que dan lugar a los planetas que orbitan en torno al Sol.
17 Como por ejemplo, la masa y el radio de Jeans.
al Sol pasando dentro del límite de Roche 18. El comportamiento de las proto-
estrellas era similar a la mostrada en la figura 3, formándose un filamento de ésta
desde la extremidad del abultamiento de marea (porción deformada de material
de la proto-estrella por efecto de marea provocado por otro cuerpo), el cual se
divide en una serie de granos condensados. La densidad de los filamentos fue
suficientemente alta para cada blob19, obteniendo una masa superior a la masa
crítica de Jeans20, por lo que los blobs se convirtieron en proto-planetas
contraídas.

Figura 3: Una ilustración de la teoría de Jeans. (a) Una estrella interactúa con
la proto-estrella recién formada para producir un filamento por fuerzas de
marea. (b) En el filamento se producen una serie de granos condensados por
colapso gravitatorio. (c) Los granos se dividen debido a la atracción de la
estrella masiva, formando los proto-planetas.

Las diferencias esenciales entre este modelo y el de Jeans son:

18 se denomina límite de Roche a la distancia mínima que puede soportar un objeto que mantiene su estructura
únicamente por su propia gravedad y que orbita un cuerpo masivo antes de comenzar a desintegrarse debido a
las fuerzas de marea que genera el objeto principal.
19 Blobs = cuerpos menores a los protoplaneta.
20 bajo condiciones apropiadas, una nube cósmica o una parte de la misma, podría volverse inestable. El proceso

comienza cuando no posee suficiente presión gaseosa para contrarrestar la fuerza de gravedad. Sin embargo, la nube
sería estable para una masa suficientemente pequeña a temperatura y radio constates, pero si rebasa cierta masa crítica,
empezaría un proceso de contracción hasta que alguna otra fuerza impidiera el colapso.
a) El material que viene de una proto-estrella fue capturado por una estrella
masiva– que es el aspecto que da a la teoría ese nombre.

b) El material que forma los planetas era helado, eliminando así muchas de las
objeciones a la teoría de las mareas de Jeans.

c) Al tiempo de la interacción, la proto-estrella tiene un radio de alrededor de 20


UA y la distancia del afelio de su órbita es del orden de 40 UA
aproximadamente. Ésta es la última distancia la que gobierna la escala del
Sistema Solar y los momentos angulares orbitales intrínsecos de los
planetas, lo cual la teoría de Jeans no reproduce.

Los proto-planetas fueron producidos en órbitas altamente excéntricas, en el


rango de 0,7 – 0,9 y un afelio21 que va más allá de 100 UA. Los movimientos
iniciales, desde el momento en que los blobs proto-planetarios fueron separados
del filamento y dirigidos hacia los afelios (como se ilustra en la figura 4), los proto-
planetas tuvieron desde decenas hasta cientos de años para condensarse antes
de tener que sobrevivir a las fuerzas de marea cuando pasan por el perihelio 22.
Si bien esto permitió condensar a los proto-planetas para dar lugar a planetas
mayores, fueron posteriormente distorsionados por las fuerzas de marea solares.
El material exterior, especialmente en el abultamiento de marea, adquirió
momento angular (figura 5 (a)). La forma de colapso de la proto-estrella,
especialmente con un espín inducido, está relacionada con el material de
abultamiento de la marea que queda progresivamente detrás a medida que
colapsan los cuerpos principales, como se muestra en la figura 5 (b). Por lo tanto,
el material en el bulto tomó la forma de un filamento y el mecanismo de Jeans
de la inestabilidad gravitatoria se produce con la condensación de blobs
individuales para formar una familia de satélites regulares. Este mecanismo, para
la formación de satélites, fue el propuesto por Jeans en su modelo original de las
mareas.

21 es el punto más alejado de la órbita de un planeta alrededor del Sol.


22 es el punto más cercano de la órbita de un cuerpo celeste alrededor del Sol.
Figura 4: Movimiento de los protoplanetas condensados que se desprenden del
abultamiento de marea en la proto-estrella (filamento).

Figura 5: (a) Un proto-planeta de marea distorsionada con espín inducido en el


abultamiento de marea. (b) La forma del proto-planeta después del colapso
considerable que muestra la formación de un filamento.

La transferencia de material desde el filamento de marea de la proto-estrella a


los proto-planetas dejó un poco de material difuso remanente alrededor del Sol,
proporcionando así un medio resistente al movimiento de los proto-planetas por
un efecto gravitacional llamado “fricción dinámica”. Estos cuerpos remanentes
interactúan gravitacionalmente con los proto-planetas, frenando su movimiento.
Esto redondea las órbitas planetarias, puesto que el movimiento alrededor de un
cuerpo central es más estable si se realiza a posiciones equidistantes del mismo
que, junto con diversas interacciones entre los planetas, dio las órbitas que
vemos hoy.
Este filamento gaseoso fue sin duda inestable, y al enfriarse la materia, esta se
separa en varias regiones independientes, cada una de las cuales da lugar a un
planeta (figura 6).

Figura 6: Esquema que muestra la disposición de los planetas según el tamaño


de ellos y la forma del filamento.

Las características y potenciales problemas de la teoría de Captura son:

a) Es una teoría dualística mostrando mecanismos distintos para producir un


Sol girando lentamente.

b) Se debe demostrar que las condensaciones en el filamento de la proto-


estrella fueron capturadas por la estrella masiva preexistente y no retenidas
por la proto-estrella.

c) El filamento de la proto-estrella debe haber tenido una suficiente densidad


lineal de masa para formar condensaciones proto-planetarias estables.

d) Los proto-planetas se condensaron en una escala de tiempo suficientemente


corta para haber sobrevivido al primer paso por el perihelio.

e) La forma de colapso de un proto-planeta distorsionado por las mareas para


dar un filamento y satélites debe ser demostrada.

f) Se debe demostrar que, con una masa razonable de medio que resiste, la
forma redondeada de los planetas toma lugar dentro del tiempo de vida del
medio.

g) Una explicación es requerida para la alineación cerca del giro solar y vectores
de momento orbital planetario. (Woolfson, 2000)
La teoría de la Nebulosa Solar

En la teoría original de Laplace la separación del disco de la condensación


central tenía la forma de una serie de anillos concéntricos, cada uno formaba la
base de un solo planeta. En la Teoría de la Nebulosa Solar, el punto de partida
para la formación de los planetas era un disco de composición principalmente
gaseosa con 1 o 2% de material sólido y una temperatura que disminuiría al
aumentar la distancia al centro de dicho disco. En algunas versiones anteriores
de la teoría, el disco era bastante masivo, de alrededor de una masa solar, y la
densidad y temperatura dentro del mismo era tal que las regiones con una masa
cercana a la de Júpiter cumplirían con el criterio de Jeans. Así, el disco hubiera
sido gravitacionalmente inestable y los planetas gigantes se habrían formado
espontáneamente. Este modelo no tiene dificultades en la producción de
planetas, pero produce tantos que la teoría queda con un problema de
eliminación de planetas ya que se generarían demasiados. Por esa razón, un
disco menos masivo es actualmente la teoría preferida, con una masa
comprendida entre 0,01 y 0,1 masas solares, lo que concuerda con las
observaciones y requiere que los planetas sean formados por un proceso de
acreción.

Se supone que la acumulación de planetas terrestres y los núcleos sólidos de


los planetas gigantes han tenido lugar en dos etapas. La primera se refería a la
formación de planetesimales, un término usado por primera vez en 1905 por
Chamberlin (1843-1928) y Moulton (1872-1952), los que incluirían cuerpos en un
amplio rango de tamaños, desde cientos de metros hasta decenas de kilómetros.
Un primer paso esencial en la formación de planetesimales es la sedimentación
del polvo para formar una fina capa en el plano medio del disco proto-estelar.
Este proceso fue gravitacionalmente inestable y las condensaciones de los
sólidos en su interior habrían proporcionado los planetesimales. Hay un punto de
vista minoritario, que dice que la formación de planetesimales requiere material
sólido para permanecer unido cuando entran en contacto, en el caso en el que
el disco de polvo fuera formado en un tiempo suficientemente corto.
Independientemente de la forma en que se formaron los planetesimales, la
manera en que se han unido para formar los planetas fueron descritos con cierto
detalle. Dentro de cada región de la nebulosa anular23 un cuerpo se habría
convertido cada vez más dominante, ya que su sección transversal de su captura
(región en la cual es más fácil que se capturen los cuerpos) aumenta con la
masa, hasta que finalmente se absorben todos los planetesimales en una región
local. Una vez producidos los núcleos de los planetas gigantes, éstos atraerán la
nebulosa de gas para formar los planetas gaseosos gigantes en un proceso que
podrá haber sucedido en una escala de tiempo muy corto, de algunos años, más
o menos.

No existe ningún mecanismo específico que explique la formación de satélites


naturales en la Teoría de la Nebulosa Solar, excepto una versión del mecanismo
para producir planetas. Así, en un proto-planeta colapsado se habría
desarrollado un disco en su plano ecuatorial y se formaron condensaciones de
proto-satélites dentro de ella.

Las características, problemas y críticas potenciales de la Teoría de la


nebulosa solar son los siguientes:

1. Es una teoría monista que se ocupa simultáneamente de la división de la masa


y momento angular.

2. Algún mecanismo, o combinación de mecanismos, debe demostrar que la


suficiente transferencia de momento angular del Sol produce condensación en
el disco.

3. Es preciso demostrar que los planetas se pueden formar en una escala de


tiempo compatible con las observaciones de los tiempos de vida de los discos
circunestelares (< 107 años).

4. El material del disco sobrante, después que se forman los planetas, debe ser
eliminado de alguna manera.

5. Dado que el modelo parece predecir un sistema muy plano, la inclinación del
eje de rotación solar requiere explicación. (Woolfson, 2000)

23 Es una nebulosa con forma de anillo.


La teoría moderna de Laplace

La Teoría de la nebulosa solar es un derivado del modelo original de la nebulosa


de Laplace aunque la propuesta del tiempo de la formación de la nebulosa era
algo diferente - por ejemplo, el material en el disco no poseía forma de un
conjunto de anillos. Una idea fue propuesta por Prentice (1974), seguido de la
imagen Laplaciana y así se le llama la Teoría Moderna de Laplace. En un intento
por rescatar el modelo de Laplace, Roche (1854) sugiere que la nebulosa tiene
una muy alta condensación central, de manera que gira uniformemente. La
mayor parte de la masa habría tenido muy poco momento angular. Esto sin duda
no sólo habría ayudado al problema del momento angular, sino que también hizo
imposible la resolución de producción de planetas, ya que la densidad en la parte
externa de la nebulosa habría sido demasiado baja para condensar dentro del
campo de marea la masa central. Una contribución de Prentice era proporcionar
un mecanismo que al mismo tiempo posea de un alto grado de condensación
central, un momento de inercia de 0,01 y también material concentrado en las
regiones externas donde se habrían formado los planetas.

La primera etapa del proceso fue la formación de un proto-Sol condensado en


una nube fría y densa, de tal manera que cuando su radio alcanzo
aproximadamente 104 radios solares, contenía sólo el 1% del momento angular
intrínseco original del material de la nube de la cual se formó. Se propuso que
en el interior de las nubes densas las temperaturas son tan bajas que se pueden
formar granos de hidrogeno molecular con algo de helio a modo de impureza.
Estos granos al unirse se convirtieron en parte del colapso nebular, hasta que
el plano de la nube de granos se redujo en un factor de diez y se acoplan a la
nube por fricción dinámica. De esta manera, la nube definitiva conserva sólo 1%
del momento angular inicial de su material. La energía gravitacional del colapso
vaporiza los granos de H2 sólidos, de manera que en el mmento en el que el
radio de la nube alcanza los 104 radios solares, el proto-Sol es una esfera
gaseosa colapsada. Una vez más, el modelo muestra que una nube gaseosa
colapsando formaría un núcleo denso.

Cuando el proto-Sol alcanzó un radio igual al de la órbita de Neptuno existía un


equilibrio de las fuerzas centrífugas y gravitacionales de modo que el material
ecuatorial libre se encontraba en órbita alrededor de la masa central. Esto es
similar al modelo preliminar de Laplace y daría lugar a la baja densidad del
material ecuatorial que se deja atrás en el plano ecuatorial a medida que el proto-
Sol continuaba colapsando. Es aquí donde Prentice introdujo otra nueva idea, la
de la tensión turbulenta dentro del colapso de las nubes del proto-Sol. Si estas
nubes tienen una fuerte convección y movimientos turbulentos a altas
velocidades fueran generados dentro de la nube protosolar, entonces el material
en las zonas de menor densidad podría haber sido impulsado por los efectos de
empuje más allá de la superficie normal a altas velocidades.

Se produce una inestabilidad en el proceso de desprendimiento ecuatorial de


manera que el material en el plano ecuatorial se encontraba formando una serie
de anillos, tal como Laplace lo había postulado (Figura 7). En la Teoría Moderna
de Laplace todos los anillos tenían una masa muy similar, alrededor de 10 3
masas solares, en el momento en el cual estos se desprendieron, la caída de las
temperaturas fue un poco más lenta en relación al inverso del radio de anillo.
Prentice postula que varios anillos se formaron dentro de la órbita de Mercurio,
pero que su material se vaporiza completamente. Para los planetas terrestres los
anillos habrían contenido los granos de silicato y metal sólidos de 4 veces la
masa total del Sol, mientras que los grandes anillos de planeta gaseosos
también habrían tenido los granos de hielo que dan una masa total de sólidos de
11 a 13 masas solares dentro de cada anillo.
Figura 7: Una secuencia de secciones transversales de evolución de
contracción turbulenta del proto-Sol y su sistema concéntrico de anillos
gaseosos orbitando.

Prentice dio argumentos para demostrar que el material sólido en cada anillo
Laplaciano habría caído hacia el eje del anillo, como se muestra en la figura 8.
Una secuencia jerárquica de inestabilidades de Jeans24 causó agrupamiento del
material hasta que todo el material sólido a lo largo del eje del anillo se había
acumulado conjuntamente. La proporción de material sólido total dentro de todo
el anillo acumulado depende del equilibrio entre la velocidad de sedimentación
al eje y la velocidad a la que el material sólido axial acreta. Por último, en la
mayor parte de la región del planeta, los núcleos fueron lo suficientemente
masivos y el gas local en los mantos gaseosos lo suficientemente fríos para ser
acretados.

Figura 8: Partículas condensadas dentro de un anillo en la teoría Laplaciana


Moderna. En esta ilustración se aprecian las partículas condensadas acretando
hacia el eje central.

Prentice supone que la contracción de las atmósferas de los principales proto-


planetas recién formados siguió el mismo patrón que el del proto-sol con tensión

24Causa colapso de nubes de gas interestelar y la subsecuente formación de una estrella. Lo mismo ocurre cuando la
presión interna en la nube no es lo suficientemente alta para evitar que se produzca un colapso gravitatorio de una
región que contiene material. La nube es inestable si, o bien, es muy masiva a una temperatura dada o muy fría para
una masa dada para que la gravedad pueda compensar la presión del gas.
supersónica turbulenta y que generan el desprendimiento de anillos para formar
familias de satélites regulares.

Las características y problemas y potenciales críticas del modelo son los


siguientes:

1. Es una teoría monista que trata simultáneamente con la división de la masa y


momentum angular.

2. Depende fundamentalmente de una pérdida de 99% del momento angular


original del proto-Sol por la formación de granos de H2, requiriendo una
temperatura extremadamente baja en la nube.

3. La variedad de anillos postulados que se han constituido dentro de Mercurio


podrían haber tenido un momento angular total varios cientos de veces mayor
que la del Sol actual. Se debe demostrar que la energía estuvo disponible para
haber eliminado prácticamente toda esta masa.

4. ¿Habría caído el material sólido contenido en cada anillo hacia el eje central
de dicho anillo como se describe en esta teoría y habrían tenido los anillos
gaseosos un tiempo de vida suficientemente largo para que esto sucediera?

5. El modelo habría dado un sistema muy plano. ¿Cómo se explica la inclinación


del eje de rotación solar?

6. ¿Podrían los gases de los proto-planetas colapsados haber proporcionado la


energía suficiente para la tensión turbulenta supersónica y podría el problema
(4) haber sido aún más apremiante en el sistema más pequeño? (Woolfson,
2000)

LA TEORÍA VIGENTE QUE EXPLICA EL ORIGEN Y FORMACIÓN DEL


SISTEMA SOLAR: LA TEORÍA PLANETESIMAL

En la teoría actualmente aceptada de la formación de los planetas (denominada


teoría planetesimal) se sostiene que existe una nube de gas y polvo que fue
perturbada por ondas de choque provenientes de la explosión de una supernova
cercana. Posteriormente, los granos de polvo de esta nube chocan unos con
otros, uniéndose para formar cuerpos cada vez más grandes, denominados
planetesimales. Cuando estos alcanzan una medida aproximada de un
kilómetro, comienzan a atraerse unos a otros debido a su propia gravedad,
ayudando a un crecimiento mayor hasta la creación de protoplanetas de un
tamaño aproximado al de la Luna. Los cuerpos más pequeños, comparado a los
planetesimales, no eran capaces de ejercer una atracción gravitatoria suficiente
sobre las partículas vecinas como para agregarlas, pero sí producir colisiones
debido al movimiento browniano25 de las partículas o a turbulencias en el gas.
Alternativamente, algunos planetesimales también podrían haberse formado
dentro de una espesa capa de granos de polvo situados en el plano medio de un
disco protoplanetario, y que experimentasen una inestabilidad gravitacional
colectiva. Muchos de los planetesimales se destruyen debido a colisiones
violentas, pero unos cuantos, de los más grandes, pueden sobrevivir a esos
encuentros y continuar creciendo hasta convertirse, primero en protoplanetas y
posteriormente en planetas. (Beatty, Petersen, & Chaikin, 1999)

Está generalmente aceptado que hace aproximadamente 3.800 millones de


años, tras un período conocido como el Bombardeo Intenso Tardío (Late Heavy
Bombardment), muchos de los planetesimales dentro del Sistema Solar fueron,
o bien expulsados del mismo a distantes órbitas excéntricas tales como la Nube
de Oort, o bien colisionando con objetos más grandes debido a la atracción de
los grandes planetas gaseosos (particularmente Júpiter y Neptuno). Unos pocos
planetesimales pudieron haber sido capturados como lunas, tales como Fobos y
Deimos (las lunas de Marte), o muchas de las lunas pequeñas y de gran
inclinación de los planetas gigantes gaseosos, en especial Febe26, la pequeña
luna de Saturno. En la actualidad se están observando diversas zonas que,
según los indicios recogidos, estarían en plena formación de planetesimales en
nuestro Sistema Solar. (Jones, 2007)

Los planetesimales, sobrevivientes hasta nuestros días, son muy valiosos para
la ciencia, ya que contienen información acerca del nacimiento de nuestro
Sistema Solar. Aunque su exterior haya estado sujeto a una intensa radiación
solar (lo que habría alterado su composición), su interior contiene un material

25 El movimiento browniano es el movimiento aleatorio que se observa en algunas partículas microscópicas que se
hallan en un medio fluido (por ejemplo, polen en una gota de agua).
26 La particularidad de este satélite es que orbita a Saturno en dirección contraria a la de los otros satélites de este

planeta.
prístino, esencialmente idéntico desde la propia formación del planetesimal. Esto
convierte a cada planetesimal en una "cápsula del tiempo", y su composición
podría contarnos mucho acerca de las condiciones de la Nebulosa protosolar
desde la que nuestro sistema planetario se formó.

En esta teoría, ciertos cuerpos se formaron como consecuencia directa de los


procesos que intervinieron en la formación del sistema solar, como:

Satélite

Cuerpo celeste sin luz propia que gira alrededor de un planeta. Estos cuerpos
presentan evidencias de colisiones por la presencia de cráteres en su superficie,
debido a que fueron y/o son impactados por cuerpos menores. (Ridpath, 1999)

Cometas

Los cometas son los bloques de construcción del sistema solar exterior,
constituidos por hielo, polvo y rocas que orbitan alrededor del Sol siguiendo
diferentes trayectorias elípticas, parabólicas o hiperbólicas. Su formación fue a
bajas temperaturas prevalecientes en estas distancias en la nebulosa primordial
y conservan material volátil del sistema solar primitivo. Son cuerpos
relativamente antiguos por ello es importante su estudio. La mayoría de estos
cuerpos celestes describen órbitas elípticas de gran excentricidad, lo que
produce su acercamiento al Sol en un período considerable, dependiendo a la
distancia a la que se encuentren. Son cuerpos sólidos compuestos de materiales
que se subliman en las cercanías del Sol. A gran distancia (a partir de 5-10 UA)
desarrollan una atmósfera que envuelve al núcleo, llamada coma o cabellera.
Esta coma está formada por gas y polvo. A medida que el cometa se acerca al
Sol, el viento solar azota la coma y se genera la cola característica. (Marov &
Rickman, 2001)

Algunos cometas colisionaron y se fusionaron para formar los núcleos de los


planetas gigantes (Beatty, Petersen, & Chaikin, 1999). A partir de las órbitas de
los cometas nos encontramos con que muchos (~1012) se formaron en la región
de Urano-Neptuno, pero fueron expulsados para formar la esférica (y teórica)
nube de Oort con un radio de aproximadamente 50.000 UA. Las órbitas de estos
miembros distantes del sistema solar puede verse perturbadas por estrellas que
pasan. Ellos pueden entonces sumergirse en el interior del sistema solar donde
sus órbitas tienen inclinaciones al azar. Otros (~108) forman el cinturón de Kuiper
más allá de la órbita de Plutón; sus inclinaciones están cerca del plano de la
eclíptica. Cualquiera que sea su origen, los núcleos de cometas son bolas de
hielo sucia que, cuando se acercan al Sol, emiten gas y polvo que forman el
plasma y colas de polvo (visto en todos los cometas, por ejemplo Hale-Bopp en
1997) (Taylor, 2000)

Figura 9: El cometa Hale – Bopp

Se sabe que tras la órbita de Neptuno se encuentra el cinturón de Kuiper (entre


nos 30 – 100 U.A.) del que proceden los cometas de corto periodo mientras que
los de largo periodo proceden de la nube Oort (a unas 100.000 U.A.), que rodea
al Sistema Solar a modo de esfera. (Ridpath, 1999)
Figura 10: Cinturón de Kuiper y la nube de Oort.

Asteroides

Son una multitud de cuerpos celestes menores que orbitan el Sol ubicados entre
el interior de la órbita de la Tierra hasta más allá de Saturno. Se encuentran
distribuidos mayormente en un gran cinturón (con forma de toro) que se
encuentra más allá de la órbita de Marte, abarcando un volumen superior al de
la esfera del espacio interplanetario dentro de la órbita de ese planeta. (Ridpath,
1999)

Al parecer, los asteroides y sus predecesores fueron planetesimales al igual de


los que crecen en otras partes de la nebulosa solar durante la acreción
planetaria27. Antes de que pudieran formar un planeta, sin embargo, estos
cuerpos colapsaron gravitacionalmente en un todo único. Los asteroides que
impactaban entre sí, a velocidades de kilómetros por segundo, resultaron en la
fragmentación catastrófica y la interrupción en lugar de coalescencia28. Son
objetos sólidos que se estima que existieron en los discos protoplanetarios. En
esa primitiva nebulosa de gases y polvo en forma de disco, las partículas sólidas
más masivas actuarían como núcleo de condensación, dando lugar a objetos
sólidos cada vez más grandes que, en el curso de millones de años, acabarían
creando los planetas. Muchos de los primeros planetesimales podrían haberse
destruidos, ya sea por colisiones con otros planetesimales de Júpiter o colisiones
entre sí, lo cual será explicado con detalle posteriormente.

Una hipótesis sostiene que las fuerzas gravitacionales distantes de Júpiter


suscitó la merma de asteroides cuando el Sol estaba despojando al Sistema
Solar naciente de los gases que le dieron formación. Vemos numerosos espacios
– los huecos de Kirkwood29– lagunas en la distribución de los elementos orbitales

27 Término que se utiliza para nombrar el crecimiento de un cuerpo por agregación de cuerpos menores.
28 Posibilidad de dos o más materiales de unirse en un único cuerpo.
29 La resonancia de Júpiter es responsable de los huecos de Kirkwood: ausencia de asteroides a determinadas distancias

del cinturón de asteroides que guardan una relación conmensurable con el periodo orbital de Júpiter.
de asteroides que se deben a conmensurabilidades 30 y resonancias orbitales31
con Júpiter. Los efectos resonantes se producen en lugares fijos, pero podrían
haber arrasado la región asteroidal, mientras que el Sistema Solar fue perdiendo
masa desde que se formó. Tales interacciones de resonancia con Júpiter podrían
haber acelerado las velocidades de asteroides. De cualquier manera, parece
probable que el masivo Júpiter sea el responsable de la ausencia de un planeta
en la zona que actualmente se conoce como cinturón de asteroides. Los
fragmentos de material contenidos en la región del cinturón hubieran formado un
planeta (de acuerdo con la ley de Titius-Bode postulada en 1766), pero las
perturbaciones gravitacionales de Júpiter, el planeta más masivo, produjeron que
estos fragmentos colisionaran entre sí a grandes velocidades y no pudieran
agruparse, resultando en el residuo rocoso que se observa en la actualidad.

Se produjeron pequeñas “fugas” producto de la acción de fuerzas destructivas y


disipativas durante mil millones de años: si algún asteroide en el tránsito de su
órbita pasa por un hueco de Kirkwood – donde la densidad de asteroides se ve
notablemente reducida con respecto a la media del cinturón debido la
resonancias orbitales con Júpiter – es expelido en la mayoría de los casos fuera
del Sistema Solar, aunque en ocasiones puede ser enviado hacia algún planeta
interior, como la Tierra, y colisionar con ella. Desde la formación del Sistema
Solar se ha expulsado gran parte del material. Sin embargo un gran número de
pequeños cuerpos quedaron deambulando por todo el Sistema Solar después
de la formación de planetas, orbitándolos, arriesgándose a golpearlos, cayendo
en el Sol o siendo expulsados del Sistema Solar. Otros cuerpos, como los
Troyanos, están protegidos en órbitas resonantes especiales.

Desde su formación, el factor dominante en la evolución de los asteroides, es lo


que sucede, en esos raros momentos, en que se encuentran entre sí, a toda
velocidad por el espacio. Los únicos cuerpos que uno podría esperar que
sobrevivan a grandes colisiones más o menos indemnes son: (1) los que tienen

30 En astronomía, dos objetos en órbita, como por ejemplo planetas, satélites, o asteroides, presentan una
conmensurabilidad 1 si el cociente de sus respectivos períodos orbitales puede escribirse bajo la forma de un número
racional. 2 Por ejemplo, los períodos de revolución de Neptuno y de Plutón son conmensurables: su resonancia orbital
es de 2:3.
31 Se dice que hay resonancia orbital cuando las órbitas de dos cuerpos tienen períodos cuya razón es una fracción de

números enteros simple. Ello significa que se ejercen una influencia gravitatoria regular.
una fuerza de cohesión32 superior a la del hierro; y (2) los asteroides muy
grandes, cuyos interiores son fortalecidos por la compresión gravitacional. A
menos que un asteroide sea muy pequeño, las colisiones menores seguramente
causan la fragmentación, pero no la destrucción completa. Después de tales
colisiones marginales, la gravedad del objeto de destino puede mantener la
mayoría de los fragmentos de escape y no tardaron en unirse de nuevo en un
solo cuerpo. Si un asteroide que gira rápidamente fuera golpeado fuera de su
centro, el momento angular resultante podría ser demasiado grande para formar
un solo cuerpo, dando lugar a sistemas binarios o múltiples.

Una colisión supercatastrófica proporciona suficiente energía y el impulso


necesario para dispersar los fragmentos independientemente, pero las órbitas
heliocéntricas siguen sin modificarse. Estas piezas rara vez, o nunca, se
encuentran de nuevo, y por lo tanto la población de asteroides gana una familia
de miembros más pequeños a expensas del cuerpo objetivo más grande. Varios
de estos asteroides, en órbitas similares, fueron descubiertos por el astrónomo
japonés Hirayama y ahora se llaman familias Hirayama. Entre los miles de
asteroides más pequeños descubiertos en las décadas que siguieron, los
astrónomos han reconocido y tabulado varias decenas de familias en total. Las
familias más grandes están acompañadas por bandas distintivas de polvo
generado por el impacto detectable por sondas espaciales. De este polvo se
analiza el espectro para conocer su composición interna.

Los espectros de los miembros de una sola familia ofrecen pistas sobre la
composición interna de un asteroide precursor, aunque algunas familias tienen
variedad de tipos espectrales. Esto plantea preguntas acerca de: (1) si las
familias más pequeñas son realmente subproductos de colisiones; (2) las
interpretaciones mineralógicas para algunos tipos espectrales; y (3) los modelos
geofísicos y cosmoquímicos asumidos para la formación de asteroides. Dentro
de estas familias, se producen colisiones sucesivas, moliéndose a sí mismos.
Finalmente, se muelen en polvo que se barre fuera del cinturón de asteroides del

32 Las fuerzas de cohesión son las fuerzas que atraen y mantienen unidas las moléculas. Es la acción o la propiedad de
las moléculas, de cómo se pegan entre sí, siendo fuerzas de carácter atractivo. Esta es una propiedad intrínseca de una
sustancia que es causada por la forma y la estructura de sus moléculas que hace que la distribución de los electrones en
órbita irregular cuando las moléculas se acercan la una a la otra, creando atracción eléctrica que pueden mantener una
estructura macroscópica tal como una gota de agua. En otras palabras, la cohesión permite a la tensión superficial, la
creación de un estado condensado.
Sistema Solar, o en el Sol, en este caso, lo que supone una conversión eficiente
de la energía de impacto en las velocidades de eyección, donde los asteroides
actuales podrían representar un pequeño remanente de una población anterior
mucho más grande. Los asteroides más grandes que aún existen son los pocos
afortunados que escaparon a la destrucción.

Los fragmentos originados de colisiones súper catastróficas crean nuevas


familias de asteroides, y algunos de estos fragmentos se pulverizan en órbitas
resonantes que pueden ser rápidamente perturbadas en trayectorias elípticas
que cruzan las órbitas de los otros planetas. (Beatty, Petersen, & Chaikin, 1999)

Diferencias entre cometas y asteroides

Existen diferencias físicas entre asteroides y cometas. Un cometa, por definición,


debe contener hielo. Algunas observaciones espectroscópicas revelan que los
cometas emiten gases derivados de material helado en su núcleo, ya que la
atmósfera que los rodea está compuesta de elementos más comunes en el
espacio: hidrógeno, carbono, nitrógeno y oxígeno.

Por otro lado, se ha asumido que todos los asteroides “verdaderos” tienen
superficies cuyos espectros están dominados por materiales pétreos, metálicos,
u hollín carbonoso.

Los cometas son frecuentemente promocionados como los objetos más antiguos
del Sistema Solar, después de haber estado congelados durante miles de
millones de años, debido a que éstos son los restos de los comienzos del
Sistema Solar en el espacio interplanetario. Sin embargo, los cometas
procedentes de la nube de Oort en realidad se originaron mucho más cerca del
Sol, llegando a este lugar como consecuencia de la perturbación gravitatoria de
los planetas. (Beatty, Petersen, & Chaikin, 1999)
Meteoritos

Las muestras de material refractario33 más primitivo proveniente de las zonas


más centrales de la nebulosa solar, se conservan en forma de meteoritos
conocidos como condritas, las cuales se ha demostrado que son fragmentos de
asteroides. Los meteoritos condritas vienen en muchas variedades, incluyendo
las condritas ordinarias (Los meteoritos que se formaron en condiciones de
reducción) y condritas carbonáceas (meteoritos especialmente ricos en materia
orgánica que lleva carbono). Piense en las condritas como una especie de lodo
solar - una mezcla enfriada, muestra cristalizada del Sol, agotada solamente en
elementos volátiles como el hidrógeno, helio, oxígeno y nitrógeno que son
difíciles de condensar en forma sólida. Estos meteoritos primitivos contienen un
registro sin precedentes de la formación del Sistema Solar y su evolución más
temprana.

Las condritas presentan pequeñas esferas, formadas por distintos minerales,


llamadas cóndrulos.

Las acondritas, literalmente "meteoritos sin condritas", conforman el segundo


grupo. Son el resultado de una fusión parcial dentro de los asteroides que,
presumiblemente, eran a su vez condrítico. Estos meteoritos son más afines a
las lavas que se encuentra en la Tierra, pero se formaron en diferentes
condiciones y con diferentes materiales de partida. En conjunto, las acondritas
comprenden aproximadamente el 8 por ciento de los meteoritos que caen a la
Tierra, otro 7 por ciento de la caída de meteoritos son meteoritos de hierro,
compuestos principalmente de aleaciones metálicas de hierro y níquel, que
también se forma por la fusión dentro de planetesimales. Las piedras de hierro
son mezclas complejas de metales y silicatos. Las piedras de hierro son
relativamente poco comunes, que comprenden sólo el 1 por ciento de los
meteoritos caídos. El tercer grupo de meteoritos se compone de acondritas
planetarias, rocas lanzadas por los impactos de la superficie de los cuerpos
grandes como la Luna y Marte.

Los meteoritos son a veces llamados "la sonda espacial de los pobres", ya que
proporcionan mucha información sobre el Sistema Solar, pero cuestan muy poco

33 Se aplica al cuerpo o al material que resiste la acción del fuego sin cambiar de estado ni destruirse.
de conseguir. Meteoritos condritas contienen diminutos granos de polvo de
estrellas intactos que son anteriores al Sistema Solar, así como las moléculas
orgánicas que conservan el sello isotópico del espacio interestelar. Los
cóndrulos, inclusiones refractarias y otros granos acretados para hacer
meteoritos condríticos fueron de los primeros materiales sólidos que se formaron
en la nebulosa solar. Acondritas, hierros y piedra de hierro revelan información
sobre la diferenciación de los planetesimales calentados a altas temperaturas, y
sus cuerpos principales fueron probablemente los pilares de la Tierra y sus
planetas vecinos. Acondritas planetarios nos dicen sobre procesos geológicos
en otros mundos. (Beatty, Petersen, & Chaikin, 1999)

Cinturón de asteroides

Región del espacio entre las órbitas de Marte y Júpiter donde la mayoría de los
asteroides en nuestro Sistema Solar son encontrados girando en órbita alrededor
del Sol. Los asteroides en el cinturón vienen en una gran variedad de tamaños,
algunos de ellos muy pequeños mientras que otros son muy grandes. (Ridpath,
1999)

Más de la mitad de la masa total del cinturón está contenida en los cinco objetos
de mayor masa: Ceres, Palas, Vesta, Higia y Juno. Ceres, el más masivo de
todos y el único planeta enano del cinturón, posee un diámetro de 950 km y una
masa doble que Palas y Vesta juntos. La mayoría de cuerpos que componen el
cinturón son mucho más pequeños. El material del cinturón, apenas un 4% de la
masa de la Luna, se encuentra disperso por todo el volumen de la órbita, por lo
que sería muy difícil chocar con uno de estos objetos en caso de atravesarlo. No
obstante, dos asteroides de gran tamaño pueden chocar entre sí, formando las
que se conocen como familias de asteroides, que poseen composiciones y
características similares. Las colisiones también producen un polvo que forma el
componente mayoritario de la luz zodiacal. Los asteroides pueden clasificarse,
según su espectro y composición, en tres tipos principales: carbonáceos (tipo-
C), de silicato (tipo-S) y metálicos (tipo-M).

El cinturón de asteroides se formó en la nebulosa protosolar junto con el resto


del Sistema Solar. Los fragmentos de material contenidos en la región del
cinturón hubieran formado un planeta, pero las perturbaciones gravitacionales
de Júpiter, el planeta más masivo, produjeron que estos fragmentos colisionaran
entre sí a grandes velocidades y no pudieran agruparse, resultando en el residuo
rocoso que se observa en la actualidad. Una consecuencia de estas
perturbaciones son los huecos de Kirkwood. (Beatty, Petersen, & Chaikin, 1999)

Figura 11: Ubicación del cinturón de asteroides entre las órbitas de Marte y
Júpiter.

Polvo interplanetario

Consiste en partículas microscópicas sólidas. El polvo interplanetario está


compuesto de pedazos de roca desde unas pocas a varios cientos de micras de
diámetro producidas por colisiones de asteroides o expelido por los cometas.
(Ridpath, 1999)

El polvo interestelar emigra hacia el Sol y, en su viaje, cierta cantidad de este


polvo es capturado por el campo gravitatorio terrestre y depositado en su
superficie. Actualmente, más de 20.000 toneladas de este material se acumula
en la Tierra cada año, pero la tasa de acumulación fluctuaría dependiendo de las
colisiones de asteroides y cometas activos. El análisis de los antiguos
sedimentos que incluyen tanto polvo interplanetario como sedimentos comunes
terrestres debería permitir la detección de los principales eventos productores de
polvo del sistema solar del pasado. Como las partículas de polvo interplanetario
son tan pequeñas y raras en los sedimentos en cantidades significativamente
inferiores a una parte por millón, son difíciles de detectar mediante mediciones
directas. Sin embargo, estas partículas son extremadamente ricas en un raro
isótopo de Helio - Helio 3 - comparadas con las terrestres. (Beatty, Petersen, &
Chaikin, 1999)

IMPORTANCIA DE LAS COLISIONES EN LA FORMACIÓN DE CRÁTERES


EN CUERPOS DEL SISTEMA SOLAR

Uno de los descubrimientos más sorprendente en cuatro décadas de exploración


espacial es el que la mayoría de las superficies sólidas de planetas y satélites -
desde Mercurio hasta los satélites de Neptuno – está llena de cráteres. De
hecho, el impacto “a escala planetaria” parece haber sido el proceso más
“común” en los planetas terrestres.

Los cráteres de impacto son, a lo más, las formaciones dominantes observadas


en la mayoría de los cuerpos rocosos y helados con o sin atmosfera (planetas y
lunas) analizados en el Sistema Solar hasta la fecha. La formación de éstos se
puede pensar como un sistema muy eficiente para entregar una gran cantidad
de energía cinética, provocando ondas de choque en el cuerpo impactador y en
el cuerpo impactado. Esto produce ondas de choque hacia el interior de la roca
que fluye inicialmente casi como un fluido debido a la energía entregada al
cuerpo en el impacto.

En la Tierra, los cuerpos que logran sobrevivir al paso de la atmósfera deben


cumplir con un tamaño umbral dependiente de la resistencia del material,
densidad del cuerpo y la velocidad en el momento de encuentro. Para un cuerpo
rocoso, ese tamaño parece ser de 100 m. A veces, una gran masa de hierro o
un grupo muy compacto de fragmentos golpea el suelo con la energía suficiente
para producir un solo cráter.

En la superficie terrestre, en cráteres producidos por meteoritos, se ha


encontrado la presencia de vidrio fundido debido a los golpes y deformaciones
macroscópicas y microscópicas distintivas de rocas fundidas, dos formas de alta
presión de sílice cristalino. En estos cráteres se han encontrado minerales de
coesita34 y stishovita35, así como en otras localidades de impacto alrededor del
mundo. Además, la contaminación de estas masas fundidas por el material de
los cuerpos que impactan crean cantidades mejoradas de oligoelementos como
los metales nobles (incluyendo platino, iridio y oro), que son relativamente
abundantes en meteoritos, pero en gran medida escasos en la corteza de la
Tierra. El iridio es extremadamente raro en la corteza de nuestro planeta, pero
mucho más abundante en meteoritos. Un estudio calculó que el exceso de iridio
en el mundo correspondió al impacto de un asteroide de unos 10 km de diámetro
– una estimación que sigue siendo válida hoy en día. Desde 1980, las anomalías
de iridio se han encontrado en la frontera arcillosa Cretácico–Terciario (K/T) en
más de 80 localidades en los continentes y las cuencas oceánicas. Se ha
demostrado que las proporciones relativas de otros metales, incluyendo platino,
osmio, y el oro, están cerca de las proporciones relativas en meteoritos rocosos
primitivos. De especial importancia fue el descubrimiento de granos minerales
impactados y fragmentos de rocas, precisamente en el límite cretácico- terciario.
Estudios paleontológicos han encontrado esférulas36 de vidrio de fusión de
impacto (tectitas) en los sedimentos de capas de aguas profundas y que sugieren
al menos de tres grandes impactos ocurridos en un intervalo de
aproximadamente 0,5 a 1,0 millones de años.

Una fuerte anomalía de iridio está asociada con la capa media de las esférulas.
El iridio se encuentra en las capas con impacto de vidrio, por lo que los geólogos
deducen una serie de cráteres que se formaron hace unos 35 millones de años.
Al parecer, la Tierra fue sometida en ese momento a un pulso de bombardeo que
se explica más fácilmente como una lluvia suave de cometas.

Debido a que la energía cinética escala como el cuadrado de la velocidad, un


cráter puede ser formado por un cuerpo de piedra de más o menos 150 m de
ancho – 1/20 el tamaño del cráter – si es que éste impacta a una velocidad de
unos 17 km por segundo, típica de los asteroides que cruzan la Tierra. Esta
proporción 20:1 es una buena “regla general” para medir el tamaño del cuerpo
meteorítico a partir del tamaño del cráter.

34 SiO2 sometido a altas presiones y temperatura ligeramente alta.


35 Variedad mineral poliforma del sílice, resultado de someter esta sustancia a altas presiones.
36 Bolas pequeñas.
La mayor parte de las estructuras de impacto conocidas ocurren en los escudos
continentales. Estos escudos son núcleos de las masas de los continentes que
están constituidos por rocas muy antiguas donde se exponen las rocas estables
y bien conservadas de la Tierra.

Para los asteroides que cruzan la órbita de la Tierra - aproximadamente unos 4


cráteres de más de 20 km de diámetro - deberían producirse por millón de
kilómetros cuadrados por cada mil millones de años. Si se incluye la contribución
que se espera de las colisiones con cometas, la tasa total de cráteres prevista
está en excelente acuerdo con los registros geológicos. La correspondencia es
buena para tamaños de los cráteres más pequeños también. (Beatty, Petersen,
& Chaikin, 1999)

El caso de los impactos en la Luna

A diferencia de la Tierra donde la erosión, la deformación y la renovación de la


corteza tienden a ocultar los efectos del impacto. La superficie de la Luna
conserva un registro impecable del bombardeo de cuerpos sólidos que se
remonta miles de millones de años. Debido a la ausencia de una atmósfera,
incluso partículas microscópicas golpean la Luna a alta velocidad, produciendo
un sinnúmero de cráteres minúsculos en las rocas expuestas. Partículas de
mayor tamaño dan golpes y baten la superficie en una capa de escombros de
roca molida: el regolito37 que cubre casi toda la totalidad de la Luna. Esta capa
de 3 m de espesor promedio es en donde se cubren los flujos de lava unos 3 mil
millones de años. (Thompson, 2005)

La mayor parte de la superficie de la Luna ha sido oscurecida por la acumulación


de regolito negro, en donde los impactos producen vidrio (silicato con diferentes
tipos de agregados: aluminio, calcio, sodio, magnesio, hierro entre otros. Cabe
destacar que no se trata del vidrio que se encuentra en la casa.

Los asteroides y los núcleos de cometas que chocan la Luna han producido
cráteres visibles. El más joven de ellos está rodeado de depósitos brillantes de

37Capa de materiales no consolidados, alterados, como fragmentos de roca, granos minerales y todos los otros depósitos
superficiales, que descansa sobre roca sólida inalterada.
roca recién excavada que se extienden radialmente hacia el exterior formando
trazas brillantes discontinuas llamadas rayos. Los rayos forman un gran
chapoteo asimétrico, cuyas prolongaciones se pueden remontar a una distancia
de hasta aproximadamente un cuarto de la circunferencia lunar.

Figura 12: Cráter lunar donde se visualizan las trazas discontinuas o


prolongaciones llamadas rayos.

A partir de las observaciones podemos inferir la existencia de dos poblaciones


de cuerpos que cruzan la órbita de la Tierra. Un grupo se agotó con el tiempo a
medida que sus componentes colisionaban con los planetas o eran expulsados
del sistema solar. El segundo grupo corresponde a aquellos que observamos
hoy en día – una población que, aparentemente, se va renovando de otras
regiones del Sistema Solar aproximadamente a la misma velocidad que se
pierde. Sin esta renovación, la población estable disminuiría rápidamente.

La primera, la población que se descompone rápidamente, puede tener su origen


al menos de tres maneras: (1) los cuerpos impactados fueron un remanente de
un grupo principal de pequeños planetesimales de la mayor parte de la Tierra
acretada (2) que fueron inyectados en las orbitas que cruzan la Tierra del
cinturón de asteroides tal vez después de grandes colisiones allí, (3) un gran
planetesimal de Urano o Neptuno fue perturbado en una de las 4 orbitas
terrestres38 de cruce y se vio alterada por efecto de marea durante la
aproximación cercana a uno de los planetas terrestres. (Beatty, Petersen, &
Chaikin, 1999)

Relación del momento angular (𝑳) con los movimientos planetarios en el


Sistema Solar

Para poder explicar los movimientos que existen el sistema solar partiremos en
primer lugar con el del concepto de momento lineal (también llamado cantidad
de movimiento o ímpetu) usualmente representado por la letra 𝑝. Esta magnitud
se define como el producto de la masa de un cuerpo por su velocidad. Este
concepto ya es conocido por los alumnos por lo que será más fácil explicar los
movimientos haciendo las analogías respectivas.

𝑝=𝑚∙𝑣

Sabemos que la velocidad es un vector (posee modulo, dirección y sentido), por


lo tanto el momento lineal también lo es. El momento lineal nos da una idea
matemática de la noción de inercia: al no haber fuerzas externas, el momento
lineal se conservará sin cambios. Pero no sólo eso, no se alterarán ninguna de
sus propiedades vectoriales. Por tanto, un cuerpo que se traslade y no esté
sometido a fuerzas externas, no variará su estado de movimiento.

Cuando se habla de rotaciones aparecen unas nuevas variables que poseen un


rol equivalente. Así, en lugar de desplazamientos, hablamos de giros; en vez de
distancias ahora usaremos ángulos; en vez de velocidades, ahora serán
velocidades angulares (velocidades de giro 𝜔). Todas las fórmulas y relaciones
matemáticas que se usaban para las traslaciones tendrán su equivalente en el
mundo de las rotaciones. También la masa posee su equivalente al tratamiento
con rotaciones. Donde antes teníamos masa ahora juega su papel una nueva

38 Las cuales son: Geo, Meo, Leo y Hale.


magnitud llamada momento de inercia, 𝐼. El momento de inercia de un cuerpo
(por ejemplo, un planeta) que gira alrededor de un centro viene dado por 𝑚 ∙ 𝑟 2,
donde 𝑚 es la masa del cuerpo y 𝑟 la distancia al centro de rotación (ecuación
1).

También existe una magnitud equivalente al momento lineal. Es el momento


angular, L. Éste es un vector paralelo al eje de rotación. Siguiendo la analogía,
será igual al momento de inercia multiplicado por la velocidad angular.

𝑝 =𝑚∙𝑣 ⟶ 𝐿 =𝐼∙𝜔 (1)

Al igual que ocurre con el momento lineal, el momento angular se conserva en


ausencia de fuerzas externas. Es más, se conserva incluso con la presencia de
fuerzas externas si éstas son fuerzas centrales (como la gravedad). La
conservación del momento angular en un sistema cerrado (como el Sistema
Solar donde no se ejercen fuerzas exteriores a él) tiene la característica de hacer
que las órbitas de los planetas sean planas. En efecto, como el vector, tanto su
valor como su dirección, no cambia y el vector es paralelo al eje de giro, tenemos
como consecuencia que el eje de giro no cambiará su dirección, no se inclinará,
y por tanto la órbita seguirá siendo plana.
Como el momento angular es el producto de 𝐼 (𝑚 ∙ 𝑟 2 ) y 𝜔 (la velocidad angular),
vemos que será mayor cuando
a) mayor sea la masa
b) mayor sea la distancia a la que gira
c) mayor sea la velocidad
De estas tres características tiende a dominar la distancia de giro, pues va
elevada al cuadrado y un pequeño incremento en la distancia supone un gran
incremento en el momento angular.

Si tomamos el centro del Sol como punto de referencia para los momentos
angulares de los cuerpos del Sistema Solar, al astro rey que gira lentamente en
torno a sí mismo, a pesar de disponer del 99.9% de toda la masa del Sistema
Solar, tan sólo le corresponde un 1% del momento angular total del Sistema
Solar. Los planetas tienen el 99% restante del momento angular. Sobresalen
Júpiter con el 60% y Saturno con el 25%. La teoría de Laplace tenía dificultades
para explicar estos valores.

Otra forma de comenzar con el tema de momento angular es a través de una


actividad en la cual se utiliza la analogía de una bailarina de hielo, la cual se
mostraría en el aula para así comenzar el tema.

Figura 13: Movimiento de amplitud de los brazos en una bailarina que gira
sobre su eje, el que hace variar su momento de inercia (𝐼) y velocidad angular
(𝜔).

Cuando una bailarina que gira sobre el hielo extiende sus brazos su velocidad
giro disminuye, en tanto que si teniéndolos extendidos los recoge su velocidad
aumenta.

Análogamente, si se hace girar una piedra atada al extremo una cuerda y se


acorta la distancia entre la piedra y la mano, que sirve de soporte, se observa un
aumento en la velocidad de rotación. Ambos hechos responden al llamado
principio de conservación del momento angular.
Figura 14: Explicación de la conservación del momento angular, variación del
momento de inercia y velocidad angular en una piedra unida a una cuerda que
gira en relación a un centro.

Esta magnitud es una entidad física abstracta que ha sido definida para dar
cuenta del estado de movimiento de un cuerpo que gira alrededor de un eje. Así,
se puede hablar del momento angular correspondiente al movimiento de rotación
de los planetas sobre sí mismos, o del momento angular de su movimiento de
giro alrededor del Sol.

Aunque esa magnitud tiene una definición rigurosa, aquí basta con saber que es
directamente proporcional a la masa del cuerpo que gira, a su velocidad y a su
distancia al eje de rotación. Una característica muy importante del momento
angular es que se conserva para un sistema aislado, es decir, que se mantiene
constante para un cuerpo o sistema de cuerpos que giran alrededor de un eje,
completamente aislados de acciones exteriores. Este hecho se conoce como
principio de conservación del momento angular.

Así, en el caso de la piedra, al acortar la cuerda disminuye la distancia al eje de


giro, el cual pasa por la mano que sostiene la cuerda, y, por tanto, como la masa
es siempre la misma, aumentará la velocidad de rotación para que el valor del
momento angular no varíe.

Por otra parte, cuando un sistema aislado de dos o más cuerpos unidos o no gira
alrededor de un mismo eje, estando cada cuerpo a distancia diferente de éste,
se mantiene constante el momento angular del conjunto, el cual se puede
calcular sumando convenientemente los momentos angulares de cada cuerpo;
es decir, de no existir acciones exteriores el momento angular de un cuerpo del
conjunto sólo puede aumentar o disminuir a expensas de una disminución o
aumento correspondientes en el momento angular de los demás cuerpos.

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