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Facultad de Ciencias Humanas.

Maestría en Historia

Seminario de teórico I: historia social y variantes, profesor Mauricio Archila

Sergio Daniel Riveros Castañeda

Reseña Nº 9: Fazio Véngoa, Hugo (2010) La historia de Tiempo Presente: historiografía, problemas y
métodos. Universidad de los Andes, Bogotá, D.C.

Sobre el autor

Hugo Fazio Véngoa es profesor titular del Departamento de Historia de la Universidad de los Andes.
Graduado como historiador en la Universidad Amistad de los Pueblos, en Moscú. Obtuvo su magíster en
Historia de la Universidad Nacional de Colombia e hizo un doctorado en Ciencia Política en la Universidad
Católica de Lovaina. Dentro de sus líneas de investigación se encuentra las religiones y reformulaciones de
lo público y lo privado en el mundo globalizado. Ha publicado sobre temas históricos, historiográficos y
contemporáneos, destacándose: El presente histórico. Una mirada panorámica (1968-2009) (2009); Los
caracteres fundamentales de la primera globalización (2008); Cambio de paradigma: de la globalización a
la historia global (2007); La Unión Europea y América Latina: una historia de encuentros y desencuentros
(2006); Rusia en el largo siglo XX: ¿hacia una formación social global? (2004); El mundo frente a la
globalización: diferentes maneras de asumirla (2002), entre otros.

Resumen del texto

El texto de Hugo Fazio inicia con una breve introducción donde expone el objetivo transversal al trabajo, que
es ofrecer una visión global sobre el nuevo campo de la disciplina histórica, que es el estudio sobre la
historia del presente. Como esbozo planteará que la historia del presente aun hoy en día resulta extraña o
molesta para la el estudio de la disciplina, en tanto su aparición no deja de ser reciente, lo que supone un
cuestionamiento frente a una visión que plantea que el pasado debe seguir conservándose como el tiempo
propio de la preocupación en la investigación histórica. Es decir, que transgrede los límites específicos de la
historia. No obstante, el autora asegura que la característica potente de esta corriente es tomar la forma de
pliegue transdisciplinar, capaz de articular cuestiones diversas de los saberes sociales, que incluyen, entre
otras, reflexiones de la ciencia política. ¿A la historia sólo le concierne el pasado como tiempo histórico por
excelencia? Responder a este interrogante es la idea rectora que manejará Fazio Véngoa, a la vez que le
servirá de puente para establecer el diálogo interdisciplinar mencionado más arriba.

La primera parte, que se denomina Los contornos de la historia del tiempo presente, parte de cuestionar lo
que a ciertas corrientes del estudio histórico se les endosa: aparecer como moda. Según Fazio, esta propuesta
se ha consolidado a través de una historiografía que ha logrado trascender marcos nacionales y hacerse
corriente de pensamiento histórico. La historización del presente se ha convertido en una necesidad social de
primer orden, entendiendo el presente como un proceso, adjudicándole una condición de contemporaneidad.
La explicación a ello se da por medio del establecimiento de un régimen de historicidad caracterizado por
una mayor ascendencia del presente por sobre otros tiempos.

Para otorgarle una especificidad a la noción de historia presente, el autor confronta a esta acepción con otras
que le son cercanas. A partir de ese ejercicio delimita teórica y metodológicamente los alcances de la historia
presente. Una primera noción que se le asemeja es la de historia contemporánea, que para él no es otra cosa
que el establecimiento de un acontecimiento al cual se le asigna el rango de evento fundante del tiempo
contemporáneo. El límite que tiene esta presentación es que aunque puede existir un supuesto punto de
partida, no es claro el punto de conclusión o llegada que tiene, por lo que la arbitrariedad de la elección de la
fundación, deja en vaguedad la delimitación de un tiempo preciso. En segundo lugar, hablará de la historia
moderna, de la cual dirá, que aunque se asemeja a un tiempo del ahora, tiene un contenido universal que
impide asociarla a cuestiones más específicas, dándose el efecto contrario de la historia contemporánea.
Luego mencionará a la historia inmediata, que se ocupa del estudio de eventos o situaciones en completa
sincronía con el observador, lo que le priva de una densidad o profundidad temporal, además de las
complejidades que para el presente tienen los elementos diacrónicos. Finalmente se referirá a la historia del
presente, que aunque se asemeja en demasía con el tiempo histórico, no logra delimitar sin vaguedades e
incurre en límites del tipo de definición que implica el tiempo inmediatamente actual, partiendo
fundamentalmente de una pugna entre la historia experimentada y la historia tradicional que se recibe.

Luego, pasará a definir la historia del tiempo presente como una historia que está abocada al estado del
ahora, interesada principalmente por un tiempo compartido, que observa el rumbo de la vida como acontece
en la actualidad. Para profundizar, pasará a definir cada uno de los elementos que la constituyen, es decir, la
historia, el tiempo y el presente. Sobre la primera dirá que es un “campo del conocimiento que estudia lo
social a través de la interacción entre disimiles registros espacio-temporales y que se forja en la permanente
interpenetración entre el observador y lo observado”1. De la segunda noción dirá que es una “cualidad
intrínseca de los fenómenos sociales, lo que le otorga su condición de invariabilidad en ritmos, velocidades,
densidades y extensiones (…) en un entrelazamiento de diferentes dimensiones, estratos y dinámicas que
entran en resonancia”2. Finalmente, sobre el presente, manifestará que “constituye un dilatado régimen
temporal y representa, al mismo tiempo, un tipo de espacialidad donde coexisten y se sobreponen variados
estratos del tempo que convergen en simultaneidad”3.

La segunda parte La contemporaneidad y su relación con el tiempo inicia con la última parte sobre el
presente, al reflexionar sobre el tiempo histórico. Esa composición de variedad de situaciones sincrónicas y
diacrónicas supone una constante tensión entre el pasado y el futuro, que es característico de las sociedades
contemporáneas. De hecho, su hipótesis es que existe un tiempo propio del mundo, que está globalizado, y a
partir de allí sustentará la necesidad propia de una corriente como esta. Para ello establece una sutil
diferencia entre la historia del tiempo presente y el presente histórico, siendo la primera un procedimiento
teórico-metodológico que se utiliza para dar inteligibilidad y profundidad a la condición de
contemporaneidad, mientras que el segundo es un periodo histórico que caracteriza a lo contemporáneo y es
donde se practica la historia presente.

Además hablará del régimen de historicidad, ya mencionado, al atribuirle la característica de ser un orden
dominante de tiempo, de acuerdo a la estructura socio-cultural preponderante en un momento determinado.
Esta es la manera de reforzar su argumentación, a través del concepto, de que actualmente hay una prioridad
del presente sobre cualquier otro tiempo, sea el pasado o el futuro. No obstante, tratando de no deslindarse de
otros tiempos históricos, plantea que hay una estricta relación entre el presente como experiencia y el futuro
como expectativa, y ello es lo que produce una convergencia de temporalidades.

La tercera parte Construyendo la historia del tiempo presente es un esfuerzo por mencionar el balance en
términos de los objetivos, métodos y fuentes que le atañen a esta corriente histórica. Al hablar de las fuentes,
Fazio arguye, ante la crítica que llega a afirmar sobre una abundancia de las mismas, es que el oficio del
historiador siempre ha supuesto este inconveniente como latente, entendiendo que la cantidad de documentos
no supone un límite, en tanto al seleccionar, procesar, elegir y evaluar la información siempre ha acarreado
un esfuerzo de imaginación e inventiva para desanudar el problema en la investigación histórica. Otro
problema es el vínculo entre el historiador y su objeto, por convivir en el tiempo, a lo que el autor responderá
de manera similar al problema anteriormente reseñado, entendiendo que los vínculos y pasiones ideológicos
han estado presentes en investigaciones sobre el tiempo pasado o presente. Con respecto al tercer problema,
asociado al desenlace incierto de la historia presente, Fazio dirá que la historia de tiempo presente es mucho
más ecuánime en la valoración en torno al desenlace, apelando a la virtud de conocer vivamente el tiempo en
que acontece.

1
Fazio Véngoa, Hugo (2010) Historia del tiempo presente: historiografía, problemas y métodos. Universidad de los
Andes, Bogotá, D.C. Pp. 53.
2
Ibíd., Pp. 61
3
Ibíd., Pp. 64.
Un punto de debate en el que ingresa Fazio, es la asociación directa de la historia con el estudio del pasado,
como criterio constitutivo de su lógica interna. El modo de polemizar al respecto, es argüir que en la
historiografía existen suficientes ejemplos sobre el estudio del presente, desde la Antigua Grecia y el Imperio
Romano, pasando por la Edad Media y el Renacimiento hasta le Época Moderna, el tiempo actual fue una
preocupación, y tan sólo la pugna que ganó el pasado sobre el presente desde el siglo XIX, significó que el
interrogante sobre el hoy en cada época se diluyera.

El capítulo concluirá con una mención a una serie de elementos que darán fuerza a lo que hasta el momento
ha planteado Fazio en torno a la historia del tiempo presente. Para él, la relación historia, tiempo y presente
le da una constitución interna de antemano, que se prolonga cuando plantea que se debe considerar como
historia en tanto es un enfoque que tiene énfasis en el desarrollo de los acontecimientos y situaciones sobre
los que trabaja; siendo tiempo en la medida que comprende la cadencia y extensión diacrónica y sincrónica
de dichos fenómenos; y es presente, debido a que su duración es un registro de tiempo abierto, evocando
tanto al pasado como al presente. En segundo lugar, esta historia traduce las transformaciones que han tenido
las sociedades contemporáneas, lo que le da un carácter explicativo e interpretativo. En tercer lugar, esta
historia incluye –según Fazio a la manera de Koselleck– distintos tipos de escritura y de experiencias que
pertenecen a la producción de la historia. Concluirá diciendo que la virtud de la historia del tiempo presente
radica en ser un esfuerzo por (re) diseñar las coordenadas de la contemporaneidad en clave histórica. En la
historia del tiempo presente está incluida una historia global, capaz de incluir los tiempos históricos de
pasado, presente y futuro.

Finalmente, El lugar de 1989 en el presente histórico contemporáneo es una aproximación a un intento de


historia del tiempo presente. En este momento del texto planteará nuevas cuestiones que resulta inevitable
mencionar. Por un lado, esbozar que el acontecimiento toma la forma de herramienta heurística, ya que
supone ser el punto de conexión entre el investigador y el movimiento del presente histórico, siendo el
productor de la historia, aunque con representaciones y significaciones que pueden ser variables. Al respecto,
Fazio concluirá sobre 1989 que es un punto de inflexión y no un año-acontecimiento, que modificó un
cambio en lo que ha sido el desarrollo del presente histórico mundial. Según él, a partir de ese momento no
es donde se constituye el devenir histórico del mundo para un nuevo periodo, sino que ese punto se
encuentra, cronológicamente hablando, en 1968, donde se pone en cuestión la modernidad clásica para darle
paso a una modernidad global, lo que logró estructurar al conjunto de las sociedades y producir la fisionomía
del tiempo histórico presente.

Comentario

En torno a los problemas de método y metodológicos no da mayores pistas, en tanto supone que por ser un
inconveniente del pasado para el oficio del historiador, se puede resolver de igual manera en el tiempo
presente. Resulta paradójico, entonces, que la corriente sea innovadora en torno a sus esfuerzos por
conceptualizar sobre las necesidades del tiempo propiamente actual, pero se valga de los mismos
instrumentos, en términos de su lógica y su sentido, para resolver algo que resulta novedoso. No es
comprensible que una nueva corriente no se haga a nuevas consideraciones de tipo metódico, como si sobre
el paso del tiempo el oficio no se viera también comprometido con la modificación de la disciplina. Si bien
es entendible que existan cuestiones que componen el espíritu mismo del oficio, no parece satisfactorio que
se pueda resolver siempre bajo una misma dirección, lo que aparece como crítica o innovación en la historia.

En esa medida, resulta problemático que se hable incluso de un nuevo acceso a las fuentes, a través de una
era digital y tecnológica, pero que no se haga mención a herramientas que permitan establecer un marco de
diferenciación entre los contenidos que existen en los documentos, entre una utilidad investigativa e
información irrelevante que sólo complejiza el mismo oficio del historiador. Al parecer allí, varias de las
virtudes de la historia del tiempo presente se quedan sin un sustento, al menos en el texto de Fazio, de
aspectos metódicos, que no obstaculicen el ejercicio que debe emprender el historiador.

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