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Documento de Trabajo Profesor André Menard

Folklore Araucano (Reseña por Omar Emeth), La Epoca, Temuco, 4 de abril 1911

(Refranes, cuentos, cantos, procedimientos industriales, costumbres prehispanas) por


Tomás Guevara, rector del liceo de Temuco.- Santiago 1911. (1 vol. De 288 pájs. 10 por 18).

Con esta nueva obra, el eminente araucanista don Tomás Guevara acaba de enriquecer la
biblioteca de los aficionados al Folklore chileno.
En ella todo es de valor, pero me parece particularmente valioso el primer capitulo relativo a los
refranes y el quinto en el que se estudia la sicodolia [sic] prehispana de Arauco.
De un análisis de aquellos proverbios dedúcese en primer lugar el escaso desarrollo moral de la
raza que los creó.
“El cuadro de proverbios y refranes de un pueblo primitivo reviste un alto valor etnológico:
viene siendo como una comprobación de sentimientos y actividades habituales.
Basta aducir un ejemplo. Los principios que reglan la conducta moral del indio forman un
sistema exclusivo, una moral araucana. No distingue con claridad el bien y el mal.
Hace consistir el primero en la observancia de unos preceptos tradicionales y el segundo en la
desobediencia de estos preceptos: aquel consulta el interés de la comunidad y este toma en
cuenta los perjuicios.
“El robo no era reprobado fuera del grupo, a condición que no comprometiera a la masa de los
habitantes.”
“Se practicaba al contrario como industria legítima de beneficio común en que se hacen
partícipes todos a fin de que no se descubra el ladrón... También trabado en el número de hechos
criminosos la muerte y lesiones cuando se ejecutaban fuera de la tribu. Mas allá de la agrupación
primaban la astucia, la falsedad y la venganza sobre la justicia y el derecho.”
(Pajs. 11-12)
Sobre la cual preguntaré: ¿acaso este sistema moral (o inmoral) no tiene analogías sorprendentes
con otros más modernos cuya moralidad busca su única base pretendidamente científica en el
bienestar social? ¿No hay algo (i mucho) de esto, no está todo esto, a la base misma del
socialismo?
Y en política internacional ¿ no suelen con frecuencia primar la astucia, la falsedad, etc., etc.?...
Si así fuere ¿qué significado tendría el vocablo progreso?
Otras cuestiones interesantísimas tienen su solución en este libro y entre ellas, la del valor
crítico-histórico de “La Araucana” de Ercilla. El señor Guevara pone en evidencia algunos de los
chocantes anacronismos del poeta. Tantos y tan grandes son que, si se tratara de un autor menos
moderno, la crítica colocaría de plano a Ercilla en el número de los embusteros. A la verdad,
pudo con todo derecho el autor “Caligula” invocar al de “La Araucana” e incluirlo en la lista de
los poetas para quienes son cosas baladíes la historia, la psicología y el color local. A la cual
añadiré yo que Ercilla, testigo visual de la guerra cantada en su libro es imperdonable... por
hermosa que sean sus mentiras.
En el capítulo VIII y último traía el señor Guevara de las “Concepciones fisiológicas de los
araucanos”. Capítulo muy “realista” es este, y las inmoralidades que apunta sin explayarse
mucho en ellas contribuyen a explicar la rápida decadencia de la raza. Si al alcohol se junta,
como es natural, una desenfrenada erotomanía, el mal es incurable. Los lectores del señor
Guevara verán que aquella dos plagas no fueron, como lo pretenden algunos, importadas por los
conquistadores.
Omer Emeth
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Protesta Araucana (por Charles A. Sadleir), La Epoca, 27 de abril 1911

Entre los que mas se han distinguido por sus trabajos literarios con respecto a nuestra raza, como
[se ha dicho en] La Epoca [ha s]ido don Tomas Guevara, autor de la “Civilizacion de la
Araucania”, “Psicolojia del Pueblo Araucano” i de su “Folklore Araucano. Refranes, cuentos,
cantos, procedimientos industriales i costumbres prehispanas”, pu[blicados en estos] años.

Podriamos dejar pasar desapercibidos algunos errores en obras de esta naturaleza, pero cuando
bajo [...] palabra de la verdad cientifica... distinguido autor publica... “proverbios”, frases ....
nales i refranes”, frases ... ... pero dijeridas ... que desprestijian nuestra raza aun [mas ...] dichos
obscenos que ningun araucano que no fuese en estado de borrachera o un hombre sin ninguna
verguenza pensaria o dejaria caer de sus labios.

Estamos agradecidos al autor por su interés en nuestra raza, ... al distinguido crítico de “El
Mercurio” Omer Emeth... carta reproducida [en La Epoca] el 4 del presente, citando a nuestro
autor como autoridad [...] para quitarnos ... honor i entregarnos a la ... suerte de los seres mas ...
protestamos en nombre de...

todos estos ... son calumnias, Señor Editor ... la mas de verdad que ... dirijidas en contra del ...
civilizado orgulloso de su ... Con testimonio : pruebas innumerables podriamos llenar columnas
en constancia de nuestra afirmacion.

“Como muestra basta un boton!” Pájina 17, se cita como proverbial refran la frase: “Weni
pikaingün”. La traduccion literal [señala:] “Amigo no dicen”, cuando deberia ser “Amigo, dicen”
(La [partícula] negativa es ausente). ... la traduccion literal del... al revez, la traduccion li[bre...]
porque dice: “Ni el más amigo se escapa”. En la esplica[cion que] sigue consiste la calumn[nia
porq]ue dice: “Dicho jenuinamente mapuche para espresar que hasta con los amigos, sobre todo
cuando no son de familia, hay que obrar con astucia para engañarlo o robarle”. La amistad [en
los] aborijenes del mundo [ha sido] una de sus virtudes sociales i cualquier conocedor ... de las
costumbres arau[canas sabe] cuan sagrada es la [amistad] entre nosotros.

¿Sería justo formar un criterio de la raza chilena yendo a los prostíbulos y chineles de sus
pueblos?, o ¿de su relijiocidad dibujando algunas escenas que se presentan en cada fiesta
relijiosa? o ¿publicando (diremos en Europa) como muestras de su moralidad (!) frases obscenas
del bajo pueblo? ¡Claro que no! Averiguó nuestro autor entre la jente indíjena sana y decente las
ideas araucanas, y no de jóvenes algunos de los cuales son semicivilizados a quienes su contacto
con la civilizacion que les rodea les ha quitado algo de la virilidad, la moral, la pureza de la vida
araucana del campo. El valor, constancia y heroicismo desplegados por los araucanos por siglos,
y su paciencia de hoy bajo una carga abrumadora de injusticia i atropellos que las autoridades de
un pais civilizado ni toca casi uno de sus dedos: estos caracteres de la raza araucana no han
surjido de un cieno inmoral como lo haría aparecer el libro de nuestra referencia.
El mal que nos aflije en la actualidad no es “incurable” señor Editor; la raza araucana está
despertandose cual jigante “Que se cumplan las leyes, que se purifique la administración i se
reformen sus procedimientos, que se eduquen a los hijos, castiguen a los bandidos i salteadores
que nos hostigan, respetando nuestros derechos; i los araucanos no faltaran en ayudar al
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ennoblecimiento de la nación chilena con las cualidades que son su orgullo, estampadas en las
páginas de la historia de nuestra patria comun.”1
A pedido de varios de araucanos.
Carlos A. Sadleir, Superintendente de la Mision Araucana.

A reglon seguido (T.Guevara)

Cada cual en su oficio.


El señor Sadleir es un distinguido pastor protestante que conoce a fondo la teolojia de su relijion;
pero en lo que hace a la etnolojia, ciencia que estudia las razas i los pueblos, de aplicaciones
largas i complejas, me permito dudar de la suficiencia británica del señor Sadleir i no aceptar sus
intemperancias de lenguaje contra el ilustrado crítico Omer Emeth.
Uno de los mas preparados etnologos americanos, el arjentino señor Ontes, ha escrito
recientemente que los congresos de americanistas dejan mucho que desear, porque a ellos no
concurren los profesionales tan solo sino tambien los aficionados, que van a discutir i no resolver
asuntos de ciencia aplicada, sin el conocimiento exacto de la etnolojia en su desenvolvimiento
actual.
Este mismo criterio puede aplicarse tambien en las discusiones, a las cuales el aficionado, de
ordinarle con tendencias utilitarias, lleva poco lastre y muchas afirmaciones sin prueba alguna,
sin investigaciones serias.
Por esta razon nunca constesto a los criticos dilettantes, con quienes no es posible entrar en una
discusion cientifica.
Sin embargo, para que el señor Sadleir no se imagine que rehuyo contestar su articulo, voi a
estampar unos ligeros parrafos.
Me llama la atencion esa especie de auto-sugestion del señor Sadleir al creerse araucano i
escribir de manera i forma que asi parezca. El proposito se me escapa.
El que suscribe hace quince años que estudia la raza en lo vivo, en la literatura historica i en los
archivos, ha educado por centenares a jovenes mapuches i trabaja constantemente por el
progreso de la raza, i nunca se ha creido araucano si no amigo de los araucanos.
I entro en materia.
Niega el caracter cientifico el señor Sadleir de mi libro “Folklore araucano”. Cientifico es todo
aquello que esta reglado segun los principios de una ciencia dada.
La etnolojia esta basada en principios generales, que se aplican a todas las razas segun el estado
de desarrollo en que se encuentran. El criterio cientifico está en investigar bien los hechos, sin
preocupaciones relijiosas o de otro género, i en saber aplicarles esas reglas universales. Es el
plan que he seguido en el libro que observa el señor Sadleir, con absoluta imparcialidad i sin
entrar en fantasías, panejiricos o descrédito sistemado de la raza, porque eso es precisamente lo
cientifico, i asi lo han entendido analistas nacionales i estranjeros, de mas autoridad que el de
Temuco.
Los detalles que marca el señor Sadleir van a demostrar la verdad de lo que dejo espuesto.
Critica el material orijinal o en mapuche que contiene el libro. No hai una frase, una palabra, ni
una traduccion de él que no la haya escrito el autor con sus cooperadores
mui intelijentes i conocedores de su lengua, el profesor don Manuel Manquilef i el ex-normalista
Lorenzo Coliman. Confio mas en el saber de estos que en del señor Sadleir.

1
Este párrafo entre comillas se encuentra en el libro de Manuel Manquilef Las tierras de Arauco, publicado en 1914,
o sea tres años después de esta columna en La Epoca... [NdE]
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Asi, la frase Weni pikaingün dice que tiene la particula negativa tacita. Esa es la verdad, pero en
el castellano, que difiere del mapuche, hai que espresarla para mayor claridad. La traduccion
literal es: “Amigo no dice ellos”, i el sentido libre seria: “ Aunque no es amigo aparenta serlo”, o
“Ni el mas amigo se escapa”, es decir, de poder ser engañado.
Cuantos han estudiado etnolojia saben que una de las características del hombre inferior es su
tendencia a desconfiar, i a esta propension ajusta todos los actos de su vida, no solo en el mundo
real sino en lo fantástico, como en el miedo a los brujos i ajentes sobrenaturales. Si desconfian
los civilizados de sus relaciones ¿por qué no han de hacerlo los bárbaros?
La amistad en las sociedades aborijenes es cualidad sobresaliente, efectivamente, con una
salvedad, que se aplica entre los miembros de la familia; fuera de ahí dominaba la agresion o el
malon. La hospitalidad es, asimismo, un sentimiento mui pronunciado, pero es vulgar en
etnolojia saber que tenia por base la recíproca o la compensacion indispensable.
Se escandaliza el señor Sadleir por haberse anotado en ese libro algunos refranes realistas i
sostiene que solo mapuches borrachos pueden hablar semejantes desatinos.
El lenguaje familiar de los pueblos no evolucionados es mucho mas real que el de los
civilizados. Hai, pues, que encontrarse a cada paso con frases de esta clase, que por el comun
envuelven un principio fisiologico o una costumbre i no una simple groseria. Mr. Junod en un
estudio que se titula Les Conceptions phisiologiques des Bantous sud-africains et leurs tabous,
1910, amplia suficientemente el tema.
“La Revue du Mois” del mismo año consigna en un estudio de refranes de los pueblos negros
numerosas frases de esta índole.
Las sociedades ya sean cultas o bárbaras, se estudian por todas sus caras o aspectos, sobre
todo las inferiores, en las que predomina lo concreto.
Dice el señor Sadleir que no seria racional analizar a la raza chilenos yendo a los burdeles y
prostíbulos. ¿I seria exacto el retrato de los canadenses, a que él pertenece, yendo a buscar sus
caractéres solo en la clase escojida, en la Aristocracia?
Otras afirmaciones de que protesta el señor Sadleir. “El escaso desarrollo moral de la raza”. La
moral de los pueblos está en relacion con su desarrollo mental. En los no evolucionados es una
moral negativa, basada en costumbres tadicionales i en una nocion del bien i del mal que se
adquiere en un estado superior de adelanto. Este principio es aplicable a todas las razas en estado
de barbarie i no solamente a los mapuches. Lugar comun tambien en etnolojia.
“El robo fuera del grupo no tenia castigo, ni las lesiones ni el homicidio”. Esta costumbre ha
sido comun a todas las razas incivilizadas. En la araucana lo dicen muchos usos de los que aun
quedan huellas, innumerables tradiciones i el testimonio de todos los cronistas. En el libro se cita
un pasaje de Nuñez de Pineda i Bascuñan que corrobora este aserto.
“Carencia de pudor en la mujer araucana”. El pudor es la resultante de la civilizacion de los
pueblos; mientras mas adelantados son, el sentimiento del pudor aparece mas refinado en la
mujer. Puede leer esto el señor Sadleir en numerosos psicólogos, especialmente en el frances
Ribot. La mujer inferior amamanta libremente a su niño i descubre a veces las formas de su
cuerpo sin ruborizarse por ello.
Réstame solo decir al señor Sadleir i a los dos o tres mapuches medio civilizados que
representara, si es efectiva tal representacion, que los autores que estudian la raza desde sus
orígenes no lo haran en ellos sino en el comun de los individuos, i que él ni ningun mapuche de
ahora tiene derecho para protestar de un análisis étnico que se remonta a trescientos o mas años
de esta fecha.
Sobre la ultima fraseolojia de mister Sadleir, acerca de que el elemento araucano se levanta
como un jigante, etc, hai que agregar que no es tanto eso. Cierto es que hai un progeso material
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debido a las nuevas necesidades de vida del indio, a las vias espeditas, a los instrumentos de
agricultura, al comercio i mayor atencion de los poderes publicos , pero al adelanto mental no ha
ido en rigurosa marcha paralela. Los colejios de indijenas no han hecho ni han podido hacer su
obra a este respecto.
Será materia de otro artículo.
Tomas Guevara.

La protesta araucana (por C. Sadleir), La Epoca, 3 de mayo 1911

Me permitirá, señor Editor, una esplicacion personal respecto [a ...] Mi parte en una protesta
fue escribirla a ruego de varios Araucanos (civilizados) a los cuales habia mostrado el libro del
señor Guevara; al presentársela me pidieron que la firmase yo por ellos, no queriendo que sus
nombres aparezcan, por razones relacionadas con el autor del libro en cuestion.
No es verdad que he usado “intemperancias de lenguaje contra el ilustre crítico Omer Emeth”.
La ciencia no desciende a personalidades sino trata de hechos. Lo que motivo la protesta fue que
una persona de la categoria de Omer Emeth citó al autor i “las inmoralidades que apunta” como
comprobantes de que el alcoholismo junto con la sensualidad “desenfrenada” de la raza
esplicaban su “rapida decadencia” i la conducian inevitablemente a la estincion. Perjuicio [...]
para la raza. ¿Qué sabia Omer Emeth de las “intemperancias” escritas en el libro que le fue
presentado? Aún hizo él una pequeña protesta, no podia mas por faltarle datos.
Oh Ciencia! En tu nombre cuantos crimenes se cometen! Dice nuestro autor: “La etnolojia
está basada en principios jenerales”. Yo creia que estaba basada en los hechos como el resto de
las ciencias. Lo admite él en la primera parte de la frase siguiente “El criterio cientifico está en
investigar bien los hechos sin preocupaciones relijiosas o de otro jenero i en saber aplicarles
estas reglas universales” Por el resto del dicho nos hace falta todavia “reglas universales”,
especialmente en el ramo de que tratamos. Seria un bien tenerlas, pero entonces pasariamos de la
ciencia esperimental o inductiva, a la deductiva. La ciencia de etnolojia o estudio de las razas i
pueblos está todavia en su infancia. La etnolojia comparativa es mas nueva todavia. Quedan
cientos de razas para estudiar en América del Sur solamente, primero aisladamente i enseguida
comparar los resultados. ¿Podrá el señor Guevara darnos ya las “reglas universales”? Su carta no
[es] nada si no es dogmatica. Dice el Dr. Lenz en el Programa de la Sociedad de Folklore
Chileno: “En la determinacion i definicion de estas ciencias hai mucha vaguedad. No puede ser
de otro modo, todas ellas son mui modernas i no estan todavia bien desarrolladas”. Le
recomiendo al señor Guevara las palabras del Embajador britanico en Washington señor Bryce,
recientemente nuestro huesped en esta (Páj. 4 de la Introduccion de su “American
Commonwealth”) – “Lo mas que uno estudia un vasto tema, mas [ratcicso] se hace en sus
inferencias”.
Ideas preconcebidas (“preocupaciones”) son la base de la terjiversacion de los hechos que
caracteriza la parte del libro de que tratamos, como son en todo ramo de la ciencia humana. El
señor Guevara ha herrado [principiatido] como “reglas universales” non- existentes o
imajinarias, i aplicando estas a los hechos que ha observado, oido o leido respecto a los
Araucanos. Resultado, que los mismos Araucanos no conocen su propio retrato, i todos ellos que
conocen el libro se indignan por lo que ellos llaman “calumnias”.
No me he “escandalizado” con las frases apuntadas. He oido peores de hombres mui educados.
Los mapuches son los mas escandalizados al ver insultos i dichos groseros publicados como sus
proverbios i refranes.¿Cual es la moral o instrucción que encierran [tales] dichos?
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Respecto a los colaboradores del [señor] no creo que las “traducciones libres” ni menos las
[“sasapilenciones”] pueden ser de ellos. En la frase que fue citada “[asdsad”] Valdivia, Febres,
Havestadt i [sdaas], las cuatro autoridades en la lengua, no contienen la traduccion dada. Aunque
la “traduccion literal” fuese correcta, juzguen los lectores si existe relacion entre:
“Amigo no dicen”; i
“Ni el mas amigo se escapa”.
Parece que la traduccion es tan libre que no tiene conexión ninguna.
Mas interesaria a ellos, señor Editor, referirme a una cita tomada por el autor del libro
“Cautiverio feliz” i de que todo araucano protestaria enerjicamente. Se hace aparecer a una joven
araucana, hija de un cacique, como una deshonesta e inmoral. ¿Diria esto Pineda de una cuya
“hermosura, con honestidad compuesta” él quedó admirado, i de cuyo padre habla en términos
elojiosos, diciendo: “Estaré toda mi vida con el reconocimiento debido a tamañas honras i
agasajos” (páj. 290). El señor Guevara deshonra a la niña atribuyéndole un canto erótico, i
suprime la traduccion que Pineda da en la misma pájina de su libro (477). Como prueba
irrefutable coloco las dos versiones una al lado de la otra:
Traduccion de Pineda i Bascuñan.

“Mui lastimado tengo


I triste el corazon porque me dejas;
A despedirme vengo
Alvaro, de tu vista, pues te alejes,
I a decirte cantando
Que he de estar en no viéndolo llorando”.

Traduccion “moderna”(!).

Me voy a acostar a tu lado hermanito;


Como ya te quieres ir, Alvaro mio,
Tienes que despedirte;
Lllorará, llorará el corazon si no te ve”.

Añadiré que los traductores modernos no han podido haber estudiado esta pájina del
“Cautiverio Feliz” porque habrian entendido que las palabras no tenian en ningun sentido el
significado inmoral que se les atribuye. Dejo cualquier discusion respecto a la estructura
lingüística araucana del canto, aunque pudiera hacerla con uno que verdaderamente entienda la
maravillosa lengua de Arauco. Basta decir que la niña trataba de la tristeza que sentia i no de una
pasion vergonzosa. Ademas, dice el cronista que muchos cantaban la estrofa, hombres i mujeres.
¿Querrian todos acostarse con Pineda?¿Es científico suponerlo?
Respecto a varios puntos que da el señor Guevara para probar la inmoralidad natural de los
indíjenas (admitimos que no son todos “santos”), parece que no ha comprendido la
magnanimidad del padre ni la obediencia i respeto filial de la hija respecto a la “mariage de
convenance” propuesta. El cautivo aceptó, a lo menos en parte, la oferta, por haber entrado en el
baile, aunque por escrúpulos de conciencia no consumó el matrimonio. Pero, en todo caso, la
niña una vez dada, no seria retirada la palabra, i fue considerada su esposa lejitima. El padre
herido en su amor propio (páj. 304) despues buscaba como librar la hija del desprecio que otros
sentirian hacia ella por la accion del español. Hai que entender no solamente a los araucanos,
sino al hombre natural, i dejar las ideas preconcebidas. Entónces, como en casi cada capítulo del
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“Cautiverio Feliz” se veran caracteristicas que colocan a los aboríjenes de Chile por encima de
muchos pueblos, i que demandan la admiracion justamente sentida hacia ellos por siglos.
Tratando del “proposito” mio, que se le escapa al rector, créame que el único que abrigo es
que se manifieste la verdad (veritas praevalebit). Se ha incurrido con gravísimos errores al
perjuicio de una raza entera, que estimo por sus multiples virtudes, i por la amistad que he
esperimentado entre ellos, de pobres i ricos, “loncos” i “conas”, una amistad igual a la que he
hallado en mi pais nativo i en este mi adoptado. Explíquenla como quieran los sabios.
Allá en el estranjero leí la historia de los Araucanos, traducí al ingles la Gramatica de Febres
(comprada en Londres) a bordo del vapor que me traia a este pais tan querido para dedicar mi
vida a sus aboríjenes. Aunque no me congratulo de ser sabio, he estudiado la etnolojía sud
americana por mas de diez i seis años, i detenidamente a la raza araucana, dia i noche por casi el
mismo tiempo. Respecto a psicolojia i muchos otros ramos de la antropolojia, creo que por los
años de estudios tengo derecho de tratar el asunto, i si la ocasión lo demanda, mis conocimientos
estan a la disposicion de los que los necesiten.
Al fin “aficionados” i “dilettantes” somos los dos, señor Guevara, “Cada cual en su oficio”.
Ud. como el rector del Liceo de Temuco, i yo, misionero i siervo de los Araucanos. Ambos
amantes de nuestra comun raza – la humanidad – i científicos (!).
Su amigo,
Carlos A. Sadleir, Supte. de la Mision Araucana.

Cuestion Araucana, La Epoca, 4 de mayo 1911

El pastor protestante mister Sadleir me dedica un largo articulo sobre este particular.
Mucha paja y poco grano, como la cosecha del último año.
A pesar de la estensión, me perdonará el señor Sadleir dedicarle sólo cinco minutos a su
artículo, mas por consideracion a su persona que por las ideas que contiene.
[He viando] mi afirmación de que, la etnolojía esta basada en principios jenerales, dice: “yo
creia que estaba basado en los hechos como el resto de las ciencias”.
En etnolojia no vienen estable[cidos] los hechos ó las razas aboríjenes desde tiempos
prehistóricos [hasta el presente ], y d[ond]e to[gh] los [mjh]colos [hasta] Chile.
De estos hechos se han deducido los principios jenerales, que son los que sirven para el
análisis y las je[rarquiza]ciones . Tal es el [okdskfsd] en que se encuentra la ciencia de que nos
ocupamos y del [sahdjg] [rfbado] hoy para [estudiar] la evolucion de la sociedad. El señor
Sadleir [hizo], pues, el [hhgfd] por las [ho]jas.
Esta teoria puedo hallarla en [...]

[salto de cuatro párrafos ilegibles]

En [cuanto] a la idealidad de los [animos] de la mujer ésa, de que [tanto] habla mister Sadleir,
la niego también, porque así no sentía, [vfbg] ni siente ahora la mujer [msderna]. La prueba de
ello es que ella siguió al cronista cautivo hacia el norte, donde murió.
Dice, por último, en orden a sus afirmaciones, que tanto un rector como un pastor, en este
caso, pueden ser aficionados. Otro error de mister Sadleir. Uno y otro tienen orientaciones
diversas: al pastor le preocupa primordialmente la relijion y en ella reconcentra sus aptitudes, su
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suerte y su tiempo; un rector se dedica con mayor acción é independencia y por esto mismo con
mas provecho á una ciencia dada. Por eso en los tiempos en que estamos son los rectores y
profesores del mundo entero, y no los pastores, los que dan un numero mas crecido y brillante de
investigadores y sabios.
Este es un concepto jeneral; en lo personal, yo [cado] respetuosamente la primacía a mister
Sadleir.
Lo mejor que se puede hacer en servicio de los araucanos es prop[un]dar a su mejoramiento
futuro por medio de una enseñansa racional, en vez de halagarlos con pre[ten]didas defensas.
En este sentido el señor Sadleir puede trabajar por los araucanos con cierto éxito, pero para
ello es menester que modifique el plan de enseñanza de su escuela misional. La educación
indijena ha sido un fracaso en Chile desde los conquistadoresá la fecha por falta de métodos y
personas adecuadas.
Tengo un programa de alguna de esas [escuelas] en que figuran muchos [rezos], oraciones,
elementos de aritmetica i lectura, carpintería y [irdc]cultura. Todo esto resulta poco menos que
inutil cuando no esta graduado por cursos metódicos, desempeñados por normalistas de la
lengua, que piensan en conformidad al cerebro de un educador, i que no son en esta
particularidad como el maestro extranjero que habla unas cuantas frases vulgares para hacerse
comprender.
En cuanto a los trabajos manales de estos colejios, deben cimentar los fines económicos y las
[dedicaciones] esclusivas de la [...].
Esto es lo que han hecho Estados Unidos, Francia i Alemania en sus colegios indíjenas, con
provecho real y sin mistificaciones para la esportación.
Próximamente detallaré al señor Sadleir este tema.
Tomás Guevara

Defensa Araucana, por C. Sadleir


5 de mayo 1911

He tomado, dice el señor Guevara, “el rabano por las hojas”; y voi ahora á arrancarlo. El
rabano es el libro “Folklore araucano” (!).
Con dos esfuerzos saldrá del campo científico donde ha sido plantado sin derecho.
Dice el autor que “la prueba” de la sensualidad de la niña araucana (y como conclusion
irrefutable-de la raza), es que ella “siguió al cronista cautivo hacia el norte, donde murió”.
Terjiversación de hechos, otra vez. Ninguna Araucana hizo lo que el dice. La niña del canto era
hija de Quitalebo del sur de Imperial; y la niña á que hace referencia ahora era la hija de
Maulican, de Repocura, al norte de Cholchol. Dice Pineda que “cautivaron” a esta última
“despues de mi rescate”. Habiéndola rescatado, la “llevé á mi casa con deseos de volverla a su
tierra y remitirla a su padre, por mostrarme agradecido a los favores y agasajos que me hizo
siendo su esc[asds] y añade que “la tenía en lugar de hija” (páj. 151). Es “prueba” pero
solamente de la falsedad de los hechos (!) en que está basado el libro.
Respecto a la cancion, dice el señor Guevara que he negado la “participación de sus
colaboradores de la lengua araucana”. Incorrecto, otra vez! Participaron, sin duda, é hicieron las
“traducciones literales”. Pero tengo razones, sacadas de su propio libro, para [ds] dicho: “No
creo que las “traducciones libres” ni menos las “esplicaciones” puedan ser de ellos. Pregunté al
jóven que nombra el rector, profesor bajo su dependencia sin decirle por qué, como traduciria él
la palabra “ab[c]uduam[sd]”, la primera del canto; y me contestó, sin saber de que trataba yo,
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que significaba: tener aflijido o acabado el corazón o la mente. Esta tambien es la traducción de
Pineda, y tiene que ser la actual, ya que no se puede hacer revivir a los actores para hacerles
hablar el araucano “moderno” e nuestro autor, quien lo traduce: “Me voi [á] acostar [á] tu lado,
hermanito; ...... Tienes que despedirte”. La ciencia no gana nada con tales disparates.
Lo digo sin ideas “preconcebidas”, que no hay casi una pajina de la parte de que tratamos del
libro en cuestión que no tenga gravísimos errores, y no soi el único entendido en la materia que
se queja de ello. Uno que ha trabajado mucho por el bien de la raza lo ha llamado “una
calamidad”. Aprecian los Araucanos el interés que el rector ha tomado en su historia y en la
educación de ellos; y deseo, por mi parte, que no perjudique más con tales desaciertos la tarea en
que los hombres de ideas prácticas están empeñados, ni tampoco su propia obra.
No de[sc]iendo a las personas da[das], ni me arre[dra]n las amenazas. No son cientificas ni
re[injre]sas, n[i] tienen categoría. Conozco las di[ficul]tades con que tropiezan los educa[jg]tas
aun en los liceos de la República. ¿No sabrá el rector que una Rectoria [...] me pidio que
escribiese un libro sobre la educación chilena? Dispénseme la referencia personal. Las Escuelas
de la Misión Araucana seguirán ejerciendo influencia benéfica. De veras, persiguen un “fin
utilitario” (de utilidad) para el país, como él mismo ha reconocido.
Al fin, como historiador, sabra el que los anales de la historia chilena no comprueban los
asertos del libro, que estan en discusión, excepto cuando los aborijenes han estado en estrecho
contacto con los soldados españoles.
La autoridad que nuestro autor cita, Nuñez de Pineda y Bascuñan, expresa en muchas pájinas
las cualidades sobresalientes araucanas: “gratitud”, “natural afecto”, “cortesia”, “simpatía”,
“piedad”, “fineza grande”, “jenerosidad de ánimo”, “compasión”, “amor y ternura conyugal”,
“capacidad y entendimiento”, “patriotismo”, “limpieza”, “hospitalidad”, “amor de familia”,
“viveza de entendimiento”, “buena memoria e intelijencia”- de los Araucanos de su día. ¿Para
qué mas?
Nada que no sea verdad puede ser cientifico. Arranco el rábano en dos “minutos”, i lo dejo.

Carlos A. Sadleir.

Cuestion araucana, por T.Guevara


6 de mayo 1911, La Epoca

Tercera tanda del pastor protestante don Carlos Sadleir. Otra vez saca mal al rábano.
El público, aunque no docto en estas materias, suele ser un juez que aprecia con bastante
criterio estas discusiones. Este juez va teniendo al polemista señor Sadleir como un pastor
iluminado, con un fondo individual decidido, lo que vale decir, como a un pretendido civilizador
i defensor de los araucanos, que a cada paso trae el yo por los cabellos. Síntoma el último de
decadencia en los hombres.
Las controversias cientificas, lo repito , son inútiles cuando tienen por base un fin utilitario i la
exhibición personal de los individuos.
Principio por donde acaba el señor Sadleir. Dice que un araucanista ha corroborado su opinión
de que mi libro es una calamidad.
No me merece absolutamente ninguna confianza esa opinion, que es de un aficionado como el
señor Sadleir. Es curioso lo que pasa a este respecto. Cualquier caballero que ha visto un
“machitun” o “nguillatun”, o que habla unas cuantas frases en mapuche, se cree una autoridad i
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tercia en cuestion de etnolojía con una suficiencia admirable. Por lo jeneral, estas personas no
tiene conocimientos serios de esta ciencia en sus diversas ramas; no se han dedicado al estudio
de la vastísima literatura americana, ni de la prehistoria, ni la arqueolojia de este continente.
Entre los especialistas no se toman en cuenta las opiniones de éstos prácticos, porque hasta los
materiales que reunen aparecen de ordinario mal observados i mal clasificados. Sin un
conocimiento profundo de etnolojía comparada, como lo aprecia Rodolfo Oranau en su obra “La
América”, las observaciones de estos prácticos aparecen truncas i mal hilvanadas.
Otro punto del señor Sadleir. Persiste en la idealidad de los amores de una araucana con el
cautivo cronista Nuñez de Pineda i me anonada diciendome que no es la niña A sino la niña B la
que fue a dar al lado de ese español.
No tengo el “Cautiverio Feliz” a la vista, porque el único ejemplar que hai aquí, de mi
propiedad, no sé cómo se halla en poder del señor Sadleir.
Consultaré su rectificacion, pues escribe de memoria lo que a esto se refiere. Pero para la tésis
que quiero demostrar, lo mismo da la niña A que la niña B, puesto que las dos estuvieron
inclinadas al [cronista] con el amor caracteristico de las mujeres de todas las sociedades
inferiores.
Cita el señor Sadleir un rosario de calificativos aislados del cronista Nuñez de Pineda para
probar la bondad de los araucanos del siglo XVII. No niego las buenas pa[rtid]as de los
araucanos “[de entonces i de ahora]; se lo digo bien claro al señor Sadleir para que no siga
representando comedias. Lo que ad[eria] en compañía con todos los autores de etnolojía, es que
al lado de esas buenas cantidades los pueblos incultos, entre ellos los araucanos, han tenido i
tienen costumbres, in[stituc]iones y [...] latinas ente[...] diversas de las sociedades evolucionadas,
lo que diferencia su moral, sus sentimientos, [su ...] i su psicolojía, en una palabra, de la nuestra.
Ademas, el testimonio de los cronistas, dado el estado de adelanto de las ciencias
antropolójicas, no merece en la actualidad completo crédito. Guiabalos antes que todo el espiritu
relijioso de su tiempo. Lea a este respecto el libro del señor oriental Armando V[arse]ur titulado
“Orijen i desarrollo de las instituciones occidentales”.
El señor Sadleir discute no como persona cientifica i preparada, sino como escolástico
protestando. Se lo pruebo: el libro “Cautiverio Feliz” del cronista Nuñez de Pineda está lleno de
datos sobre las costumbres esclusivas i re[Ose] de los araucanos de ese tiempo; habla hasta de la
[pederastia] como institucion de los machis. ¿Por qué no las menciona también? Sencillamente
porque mira a una raza , por cálculo i conveniencia personal, por uno solo de sus aspectos. Yo no
vivo de los araucanos i por eso digo de ellos la verdad, sin dejar de servirlos cada vez que se me
presenta la ocasion con todo desinteres.
Lo que mas ha torturado el cerebro del señor Sadleir, (i lo único que talvez pueda juzgar) son los
refranes en araucano de mi libro. Ese trabajo se ha hecho con este método: frases recojidas en
mapuche, traduccion al pie de la letra, traduccion libre i comentario del dicho. En las dos
primeras partes el trabajo es de mis colaboradores; la frase libre la he redonde[ado] tambien con
ellos, dándole un corte castellano para hacerla mas comprensible y sin separarnos de su sentido
de fondo. El señor Sadleir no conoce el castellano en sus pormenores i no esta en aptitud de
juzgar la flexibilidad de su sintaxis.
El comentario, que es lo que escandaliza a este crítico, se ha desarrollado en conformidad a las
costumbres antiguas de los araucanos , de las cuales apenas quedan huellas en algunas. Esos
comentarios están tra[z]ados pr otra parte en relación a la etnolojía jeneral, o reglas comunes
aplicadas a hechos iguales en todas las razas, a instituciones vulgarizadas por la ciencia.
El señor Sadleir, encerrado en el marco estrecho de la Biblia, no ha estudiado, ni ha podido
creer en las instituciones de pueblos aboríjenes, como el totemismo, la majia, el tabú o ciertas
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prohibiciones, la moral negativa, la evolucion del sentido relijioso, la organizacion social, las
uniones sexuales, el derecho tradicional, la modalidad guerrera, etc. Lójica es, pues , para mi su
estrañeza, su radio de observación no pasa mas allá de unos cuantos indios de [ahora]. Ignora por
completo tambien la arqueolojía prehistórica del pueblo araucano, sin el conocimiento de la cual
es aventurado el estudio de conjunto.
Mister Sadleir: hagamos obra beneficiosa en favor de esta raza, que los dos queremos en igual
grado, Ud. aunque nunca podrá llamarse rejenerador de un pueblo, por que esa tarea no puede ser
la de un solo hombre ni la de una sola jeneracion, está en condiciones de hacer mucho. Hasta
ahora su accion por la enseñanza ha sido nula. Se lo pruebo en dos palabras con su programa i
métodos de enseñanza en vijencia en su escuela de Quepe. Son los que siguen:
6 ½ A.M. Oracion e himnos para dar gracias a Dios por la buena noche.
7 ½ A.M. Desayuno i oracion como gratitud a Dios por los alimentos.
De 8 a 9 Lecciones bíblicas.
De 9 a 12 la mitad trabaja en calidad de peones en los ci[er]os, confeccion de cajones para
abejas (industria desconocida al índio) i plantaciones a cargo de un mayordomo i de un hortelano
práctico; la otra parte va a la escuela.
De 12 ½ a 1 P.M. Cantos, rezos i oraciones.
De 1 a 4 P.M. La mitad trabaja i la otra va a la escuela a estudiar lectura, nociones
elementalísimas de aritmética i relijion. La primera clase es de hora i media.
A las 5 P.M. Comida i oracion.
De 6 ½ a 7 ½ Lecciones biblicas.
De 7 ½ a 9 Paso de estudio.
A las 9 P.M. Cantos i oraciones.
Los preceptores son estranjeros que no poseen ni castellano ni el mapuche. Ninguno es
normalista ni técnico siquiera en la enseñanza primaria.
Basta la enunciacion de este programa para convencerse de su inutilidad.
El tedio se apodera de estos educandos, que réquieren metodos especiales en conformidad a su
psicolojía especial. Por eso es que los niños araucanos solo frecuentan an colejio los meses de la
escasez para ellos, que son dos o tres.
Los colejios de indíjenas de otras naciones cuentan con un personal mui preparado i con
métodos absolutamente pedagójicos.
Están graduados con toda atencion i los maestros son del habla del pais unos i otros del habla
del educando, que alternan las clases.
Tanto los estudios primarios como los trabajos materiales, se desarrollan i se complementan
de un modo tan armónico, que esa enseñanza de indijena ha pasado a ser la mas compleja i
delicada de cuantas se refieren al cultivo del niño. Hai que crear i dirijir la mentalidad del jóven
indio.
En otro artículo haré un estudio comparativo entre los programas de otros paises i los
inadecuados de Chile.
Una última observacion: el señor Sadleir protesta de las “personalidades” despues de provocar
una polémica a quien era su amigo i debia atenciones i despues de usar en todos sus artículos un
lenguaje inmoderado. La Biblia llama a éstos hombres fariseos.

Tomas Guevara.
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Protesta araucana, por C. Sadleir


10 de mayo 1911, La Epoca

Dice ahora el señor Guevara que “otra vez saco mal el rábano”. ¿Cuantas veces quiere el que lo
sabe? A lo menos admite que lo he sacado. Ahora dice que traigo “el yo por los cabellos.
Sintoma...de decadencia en los hombres”, Cuidado! El público, buen juez sabe cual es el “yo”
que ha salido con este rábano: el del autor. Sintoma! ¿de qué?
Pero no estamos tratando del señor Guevara, ni de “mister Sadleir”, Recuerdo que mi padre,
abogado, repetia a veces este dicho en boga entre los de la profesion: “cuando no tenga razones
ataque al litigante”. Como las tengo de sobra dejo esto para el que no las tiene.
Respecto a la relijión no abusaré de la bondad de “La Biblia” en referirme a lo que dice, [las]
dejo al público, solamente advirtiendole que tengo preparada una “carta abierta” con el título:
“¿Son incredulos los sabios?” que publicaré en su debido tiempo.
De las Escuelas de la Mision Araucana: ¿Como se atreve él a dar a luz como mi (!) “programa
i métodos de enseñanza” uno que nunca hemos tenido i en que hai varias cosas enteramente
falsas? Ha adelantado mucho la Escuela Agrícola e Industrial desde el 28 de Setiembre de 1903,
cuando el mismo escribio que era “el mejor establecimiento de enseñanza indíjena que hai en la
frontera” i que “la obra es mui benefica i de grande abnegacion”. Ahora es con “fines utilitarios”
i que “vivo de los araucanos”. Por su antiguo testimonio estoi como siempre mui agradecido.
Desde aquel tiempo no hemos tenido el honor de verle allí, i le invito que consulte los informes
que han dado los Intendentes, visitadores de escuelas i agrónomos rejionales. El programa
publicado no es mas parecido al de nuestras escuelas que su caricatura de la raza a la actualidad.
Otra vez, digo, deje el las personalidádes. En su último articulo ya ataca a otro, mas
relacionado con los mapuches que el mismo, i que trabaja muchísimo para su bien. No me sacará
el “yo” mio. No espero ser, ni menos quiero ser llamado “rejenerador de un pueblo”, ni menos
todavía ser tildado de ser su desprestijiador; o un prestidijitador de hechos con la pluma en los
dedos.
Los Araucanos protestan de las animadversiones del señor Guevara respecto a su raza. Mi
parte ha sido formular la protesta; ahora sostengo que era fundada.
He negado lo cientifico del método que ha seguido, i que debe haber sido puramente inductivo
en el [ramo] de folklore. Dice el sabio Doctor Lenz, fundador de la Sociedad de Folklore
Chileno: “El Folklore es aquella rama de la ciencia del hombre que busca la mayor parte de los
materiales que se necesitan para la aplicacion del método inductivo i comparada en la etnolojia”.
Habla el señor Guevara otra vez de “reglas comunes aplicadas a hechos”. Hombre de ciencia!
Usted se ha puesto anteojos verdes i de aumento, i todo lo ve “[carti]” i aumentado. Aunque sus
“principios” fuera los mas fundado en el mundo, en su propia opinion, i de la escuela a que
pertenece, no era cientifico mirar los hechos mediante ellos. De esta aberracion non-cientifica se
culpa a los teólogos i ahora el sumo pontifice de la ciencia etnolojica dice que sus “principios”
son infalibles, i que ninguna nacion podrá tener una individualidad que los contradiga. Ud.
mismo esta en sus principios de estudios, señor Guevara. Con mis pocos conocimientos del
asunto podre decirle que sabe mui poco (por lo visto) [...]ismo, totemismo, [tabu], [...] de la
moral negativa, la evolución (fisica, psicolójica i etnol[ó]jica) de las naciones, etc, etc. De todo
soi ignorante, dice él, sin ninguna prueba, especialmente en “arqueolojía prehistórica” (por
ejemplo, de la piedra de Retricura, que no se conoce por el dibujo en su libro). I de traducciones
modernas de canciones antiguas, ser[é] ignorante también! Espere!
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Empero siendo ignorante, podré tratar de todas las ciencias, en que el señor rector es
especialista: desde la cosmolojia (la ciencia del universo ordenado) hasta su libro, lo único que le
pido es que no me diga que este último es científico.
El señor Guevara es responsable de las traducciones que ha publicado bajo su nombre, i su
“respuesta” (por que así la llama) con el nombre de otro, respecto al canto, contra-producente:
Ahora el “abenduan in” de Pineda tiene tres significaciones, (a), (b) i (c); primeramente tenia una
sola i ésta la más mala para una pobre niña muerta que no podrá defenderse i para una raza, que
siempre hallara mas que mi [humana] persona para su defensa. Cierto es que cambiando a la “o”
([.], segun Havestadt páj. 601) en “d”, la “m” en “n”, imajinando una “e” que falta, i haciendo
que el “in” tenga el significado de “si” (que nunca ha tenido en Arauco), ha podido de esta
manera sacar “acostar”; i con unos pocos cambios mas podria sacar lo que quiera, redondeando
las frases con un corte castellano, como dice, pero ¿como ha podido con solo cortar, incorporar
en su primer proverbio (no hay que ir lejos para hallar las faltas) la palabra “malicia” en su
esplicacion (trabajo de él solo), cuando no se halla ni en la trduccion literal ni en la libre[!]
Dice el autor ahora, que no niega “las buenas partidas de los araucanos de entonces i de
ahora”. Ya estamos adelantando. Para disculpar “las inmoralidades que apunta” (Omer Emeth)
ha dicho que hai que estudiar las clases bajas del pueblo para conocer el jenio de la raza.
Admitido, pero no hai necesidad de estudiar las inmoralidades de ellas ni de las capas superiores
so pena de corromperse i de tener gravado en la memoria de él i de sus lectores hechos que
nunca podran olvidar. Que pregunte a un doctor de medicina si hai necesidad de estudiar la
patolojia (que traia de las enfermedades) para conocer la fisiolojía. Ledirá que nó. ¿No queda
claro entonces que no hai necesidad de estudiar la psico-patolojía (las enfermedades del alma)
para conocer la psico-[fisi]olojia de una raza? Está equivocado en su método i en su
procedimientos (por esto, sus conclusiones no son normales sino anormales para el perjuicio de
la raza [araucana]- Casi iba a decir sin [...] porque sera [...] en la historia i en el [...] actual de los
Araucanos [...] el libro [...]”.
Si son “comedias” que representa el autor en su libro, son funest[í]simas para el bien de un
pueblo entero, i que sea honesto i escriba al “Mercurio” que sus palabras no tiene el alcance que
se les han atribuido. O sino quiere hacer esto, que nos diga a lo menos que tenia “ideas
preconcebidas”, “preocupaciones”, al proseguir sus estudios.
Me maravillo que “el amor caracteristico de todas las sociedades inferiores” sea
menospreciados por el autor Si, creo en la “idealidad” de gran parte del amor que existe entre los
llamados salvajes. Testigo, la literatura norte-americana respecto a las razas del norte del
continente. ¿La conocerá? ¿No ha visto él un amor ideal, que perdura toda la vida entre jóvenes,
i aún niños, mui poco educados? Recuerdo un caso de “amor” humano, en Canada, de una mujer
indíjena. Segun las “teorias” de nuestro autor, el amor de una madre indíjena, debe ser mui
inferior al que atente una moderna, i si es así como es que los estadistas de los paises mas
civilizados del mundo estan preocupandose de los estravios que imperan en muchas familias de
las mas educadas de Francia, Inglaterra, etc? La madre indíjena a quien me refiero, habiendo
tenido que cruzar una laguna helada al nor-oeste del lago Superior, fué sorprendida por una
furiosa ventisca, tempestad de nieve i viento. En la mañana sus parientes le buscaron
ansiosamente, i viendo un monton de nieve un poco mas alto que la superficie vecina,
descubrieron el cadáver de la madre, désnuda. La levantaron i debajo, envuelta, en los vestidos
de sus projenitora, hallaron la guagua, viva, gracias al excelso amor de ella, quien, como el
último recurso, habia quitado la única proteccion que tenía contra los elementos devastadores,
ímpulsada por un amor “ideal”. No fué un desarrollo mental, señor Guevara, fué mas profundo i
de mas valor! Amor! Esa [er]accion indecible, tiene una idealidad en el ser humano, en todas las
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capas sociales, i en todas las edades, que supera el análisis del rector. no entiende él al hombre
natural. Primer deber de un pedagogo, porque es sobre este entendimiento en que la pedagojía
moderna se basa.
Dentro de poco publicaré en sus columnas, señor Editor, la traduccion de un articulo, escrito
por un amigo mio, el doctor Eastman, indíjena “sioux” de pura sangre, con el [titulo]: “El codigo
de honor de un aboríjen”. Probablemente el Rector modificará sus [...] a los aborijenes, i ten[...]
pluma [...] el que criticamos.

Carlos Sadleir.

Cuestion araucana, por T. Guevara


11 de mayo 1911, La Epoca

Cuarta letania ó cuarto artículo del pastor protestante don Carlos Sadleir sobre su tema defensa
de los araucanos, que, por no salir de la moderacion que se debe observar en discusiones de esta
naturaleza, no le doy el calificativo que comienza a darle el público.
Aparte de esta consideración que bastaria para dar por terminada toda controversia, hay en la
dialectica del señor Sadleir tal número de repeticiones, vaguedades, a veces de su premisa y sus
conclusiones, que uno cree encontrarse en presencia de un caso de infantilismo, sintoma de
decadencia en los hombres maduros.
Así el señor superintendente ya no le basta hablarnos de su persona y nos recuerda al abogado
su papá, quien repetia este aforismo: “Cuando no tenga razones, atáquese al litigante”. Es de
sentirse que no haya conocido este otro aforismo chileno: “El litigante que emplea la libertad de
decirlo todo, tiene el deber de oirlo todo”.
Me repite por cuarta vez lo siguiente: “Ha negado lo cientifico del método que ha seguido y
que debe haber sido puramente inductivo en la rama del folklore”. Le he dicho que el método de
todo trabajo de la índole del mio debe consistir en reunir los materiales, clasificarlos según los
principios jenerales del ramo, ó deducir de ellos algunas consecuencias. ¿Es ó no método
inductivo? Inducción es la “operacion lójica del entendimiento, en virtud de la cual ascendemos
desde el conocimiento de los fenómenos, hechos ó casos á la ley ó principio que virtualmente los
contiene ó que se afecta en todos ellos uniformemente”.
Es el método de la investigación de caracter sociolójico. Carl Penson en su “Gramatica de la
ciencia” dice: “Podemos estudiar el orijen de las agrupaciones de las sociedades humanas y de
los estados. Para esto, pedimos auxilio á la arqueolojía, al folklore, a la antropolojía en su sentido
mas amplio, y a las historias de las costumbres, del matrimonio, de la propiedad, de las relijiones
y de las leyes, etc.” Para esta labor no bastaria la simple esposicion de hechos, menos
desvirtuados como pretende el señor superintendente.
En contradicción á la terquedad británica y a su talante grave de pastor, el señor Sadleir entra
tambien al terreno de lo jocoso y asegura que veo con anteojos de aumento a los mapuches, etc.
Pero si en su sentir trato de empequeñecerlos ¿cómo puedo percibirlos con vidrios que dan
grandes proporciones? En cambio, el señor cura los ve con los anteojos de la biblia, de una visual
que no llega al dominio de la ciencia.
Enrostrarme mi inconsecuencia por cuanto en 1906 visité su escuela de Quepe y escribí en uno
de mis libros que era el mejor establecimiento indíjena de la frontera.
Que en ese tiempo fuera el mejor no quiere decir que aún lo sea y que haya sido la suma
expresión en sus clase. Desde entonces á la fecha los colejios de indijenas han mejorado
notablemente su enseñanza técnica y metódica y el señor Sadleir no ha seguido ese progreso, a
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juzgar por datos que nos han suministrado y que despues analizaremos con detención. Fue una
[tonta] esperanza y ojala que hubiera sido una mejor realidad, en beneficio de una raza que tan
desinteresadamente deseo que adelante y se incorpore a la civilización común. Los informes de
funcionarios no entendidos en esta enseñanza especial, carecen de valor efectivo; son testimonios
arrancados a la complacencia.
Hasta el cansancio he demostrado al señor superintendente que la psicolojia de las razas no
civilizadas difiere radicalmente de la que corresponde a los pueblos evolucionados: sienten,
piensan y obran de distinta manera. A este respecto dice Herbert Spencer en su libro “Ensayos
Científicos”. “Hay entre las razas humanas inferiores y superiores un gran contraste” Nacen de
esta diferencia costumbres é instituciones muy diversas, que no es posible ni esbozar siquiera en
un artículo de diario. La enumeración de estas instituciones entre los araucanos y de las
particularidades de su desarrollo mental, en relación con su manera de vivir y su [esta]do social,
es á lo que llama el señor Sadleir calumnias á la raza, caricaturas, etc ¡[Santa] ignorancia!
Como existen variaciones en la intelijencia y en la moral, las hay asimismo en la sensibilidad.
Por eso, he sostenido con el celebre autor de psicolojía étnica Letourneau que el pudor, el amor y
otros sentimientos difieren en la mujer de raza inferior y la civilizada: en ésta el amor es una
emocion más compleja y en aquélla rara vez se aparta de la función je[ne]sica. Sin embargo, el
señor superintendente, nos cuenta un episodio dramático de amor materno, desarrollado hasta en
los animales; siendo que se trata de amor sexual. ¿Es esto ó nó tomar el rábano por las hojas?
Escúseme el señor Sadleir sí anotamos aquí un refrán chileno, ya que los refranes tanto lo
torturan: “pasarse a la otra alforja”.
Con la autoridad del cura que reconviene á sus feligreses, me da esta regla de investigación:
“no hay necesidad de estudiar la psico-patol[ó]jica (enfermedad del alma) para conocer la psico-
fisiolojía de una raza”.
Esta afirmación prueba de un modo fehaciente la absoluta ignorancia de mister Sadleir en
ciencias sociales. A falta de lastre sólido, tiene bastante vanidad, lo que es un contrasentido con
su profesión de cura.
Al presente la psicolojía mórbida ó de las anormalidades es motivo de estudios preferentes:
ellos están dando nuevas orientaciones a la lejislación penal, á la medicina, á la pedagojía y hasta
a la literatura, pues conociendo las anomalías y dejeneraciones, se pone en evidencia la
necesidad de reformar los vicios sociales. Gonzalez Blanco en su libro “El [...]nismo de las
sociedades [modernas?]”, dice acerca de este [tópico] [...] muchos conceptos. [...] ahora las
aplicaciones del [...] cientifico al estudio de las costumbres públicas y privadas, vienen á ser las
reglas de la moral social. La anomalía pasional es objeto de análisis, de examen esperimental, de
inducciones y jeneralizaciones técnicas llevadas a cabo sin sentimiento ni emoción”.
Pero, tratándose de un pueblo no civilizado como es el araucano, ciertas aberraciones que
halla el investigador, no son casos aislados sino jeneralizados. Por eso en los trabajos de
etnolojía contemporánea se recojen los dichos y usos realistas (ó colorados), que reflejan una
costumbre pasada ó vijente y dan luz sobre las nociones fisiolójicas de una raza.
Dejaré para otra ocasión otros puntos del orden de c[h]ismes científicos de mister Sadleir,
como la noticia que le han dado del no parecido de un dibujo de la piedra de Retricura, hecho por
el distinguido injeniero señor Toro y el mayor Acosta.

Tomas Guevara.
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Protesta araucana, por C. Sadleir


12 de mayo 1911, La Epoca

De los errores tipográficos en el libro del señor Guevara, no he escrito como lo hace aparecer
él, aunque en una linea de cuatro palabras he contado ocho. O ¿será del autor?... Contrario a su
dicho, los científicos son los que atienden más á estos detalles . Errores en tales cosas son una
muestra de una neglijencia imperdonable, y que siempre se estienden a las mayores. Testigo
alguno presente.
Defiendo el honor de individuos y de una raza célebre, que siempre han merecido la alta
estima de los autores chilenos, hasta don Tomas Guevara. Y él dice que concentro mi “examen a
detalles insignificantes”. Trata de enredar el asunto: ¿Por qué tanto de “relijión, educación,
Obispo de Concepción, pastor protestante atrevido(!), ilustrados capuchinos” [...] y un sinnúmero
más de asuntos Incoherentes. ¿a dónde me quiere llevar? No iré.
Planteraré la cuestión otra vez: El ha probado (!) muchas cosas de mi persona. He manifestado
que un libro carece de fondo cientifico y que las frases que apunta tan groseramente como
proverbios (!) no son de la raza araucana en jeneral. Hace poco leí una de las frases a un indíjena,
y sorprendido me dijo: “Esto es escandaloso. Nosotros no hablamos nunca de esta manera. Ni los
chiquillos que no saben nada. Y ¿cómo es que se permite á un caballero publicar un libro con
estas cosas?” Consultarlo es inútil...
Ahora niego terminantemente los mismos principios avanzados por el autor, y basado en los
cuales condenó de antemano á los Araucanos. Dice él: “ La moral de los pueblos está en relación
con su desarrollo mental”. Error, señor Editor. Cito como prueba lo siguiente de “Los Elementos
de la Filosofía intelectual” de José Aldan cap. 19, p. 164 “En casos sencillos y claros, la
cognición (ó conocimiento) del carácter moral de una acción es intuitiva, en casos complicados
la cognición es por inferencia.- éso es, condicionada por las cogniciones anteriores”. Aunque el
autor es inglés, no serà por esta razón, menos entendido en los principios en que se basa la moral.
Como en el caso del “amor”, esta es mas profunda que la ciencia del rector; Añado que en los
pueblos como en los individuos, una alta intelectualidad existe muchas veces al lado de una
terrible depravación moral. No hay relación necesaria entre las dos. La “regla” del autor no es
solamente non-universal sino es falsa. Y ¿mide a los araucanos por esta regla? Sus
conocimientos de Historia Jeneral debieron haberle salvado de este gravisimo error.
Respecto a la moralidad araucana, recuerdo que hace años un caballero chileno, muy conocido
en Temuco, me dijo que la moral de los Araucanos era una vergüenza para los civilizados.
Algunos científicos no pueden entender tal hecho, y sus teorias ¿han de quedar
“universales”?... La moral en las familias araucanas es mas estricta que entre nosotros, por una
razón sencilla: “La conservación de la vida es la primera ley de la naturaleza”. Donde se
practique la poligamia, la familia instintivamente se defiende contra el enemigo común de todas
las razas, evolucionadas ó no que la destruiría. El parentesco no es tan estrecho entre los hijos de
varias mujeres, aunque de un padre común, como en la familia monógama. Y hay más peligro de
relaciones funestisimas cuando hay nietos y nietas en una familia polígama. Un caso entre
muchos: Era costumbre araucana que, si uno no fuera pariente hiciese cariño á una hija de la
casa, tirándola por su “icüll[a]” ó tocándole siquiera licensiosamente, le era obligatorio casarse
con ella. Si no hubiera querido tenerla por su esposa lejítima, ¿por qué le había hecho cariño de
esta manera? Si no la aceptara como tal, el padre llevaría la niña á casa de éste, y si su familia no
la reciviese, un “malon” vengaría el honor de la niña y el insulto hecho a sus padres.
Vive todavía un[a] matrimonio que fue formado por esta regla estricta de honestidad.
Habiendo llegado á saber un padre que un joven había penetrado en el dormitorio de su hija, le
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llamó y tuvo que llevarla a su casa como esposa. Los detalles son interesantisimos, pero no estoy
escribiendo para satisfacer curiosidad, sino para vindicar el código moral que ha tenido la raza
araucana desde tiempos inmemoriales. Los hechos citados contradicen al señor Guevara respecto
á su aseveración de “la gran libertad, sin miramientos, de costumbres que la mujer araucana tenía
como soltera”. Que él reconozca su falta, y quede como hombre sabio, más sabio aún...
Le prevengo que su articulo del 9 respecto al a[s]ímismo, etc., no lo dejaré pasar sin
corrección. Cada eslabon de su cadena se romperá.
No podré coincidir sin referirme á un punto que parece importantísimo al señor Rector, y esto
es que se titula “etnólogo”. En La Epoca del 6 afirma algo en compañía de todos los autores de
etnolojía”. ¿Conoce él a todos? Cuando parece que nunca ha leido un boletín del “Bur[eau] de
etnolojía” de los Estados Unidos ¿Ha leido él la “Antropolojía” de Brin[t]on, ó siquiera, las
publicaciones de la “Real Sociedad Antropolójica de Londres”? Y, ¿toda la [liter]atura inglesa
respecto a los indíjenas de America del Sur? Probablemente no ha leido ninguno de estos miles
de documentos. Que el público sepa esto, y que juzgue a los Araucanos, no por una pretendida
“autoridad científica”, sino por la verdad.
Y ¿este pobre “pastor protestante iluminado” que protesta en el nombre de ellos y que les ha
dedicado diez y seis de los mejores años de su vida; que ha estudiado un poco (!) los indíjenas de
todos los paises de Sudamérica; que ha sido compañero en su juventud de los dos hijos del
cacique jeneral de las Seis Naciones en Canadá, habiendo jugado con dicha tribu muchas
partidas de su juego nacional “La Crosse”, y vencido á sus mas lijeros campeones; habiendo
ademas predicado el evanjelio a otra tribu por la primera ves, fundando enseguida una misión
entre ellos?... Según el rector, aunque he sido Secretario del Consejo y del Congreso del Estado,
y miembro de la Comisión para formular las leyes municipales bajo un primer ministro medio
indíjena [que] superaba en poder intelectual á todos sus contemporáneos, no tengo ni el derecho
de hablar, porque me entierra en el “marco estrecho de la Biblia”, la gloria y el secreto de la
grandeza de Inglaterra y de los Estados Unidos, como ha sido llamado.
Dispénsenme sus lectores la digresión personal. El “yo” mío se me ha escapado un poco, pero
la provocación ha sido muy grande. No contesto a los insultos de su último articulo que ahora
tocan aun á funcionarios públicos. Sus citas científicas lo condenan solo. Dejemos de latas, el
publico se fastidia.

Carlos A. Sadleir.

Cuestion araucana. Mi última respuesta. por T.Guevara


13 de mayo 1911, La Epoca

Fácil seria analizar el último articulo del señor Sadleir sobre lo que él ha llamado defensa
araucana; pero deferente a los deseos del público y de mis amigos, daré por terminada esta
discusión. Sólo dejaré anotados muy brevemente dos errores de aquella pieza: el caso que cita el
señor Sadleir acerca de la obligación de casarse de un mapuche que toca la icülla ó el pañuelo de
una niña, no se relaciona con la moral sino con el derecho tradicional de resarcimiento de
perjuicios. El que un individuo no haya leido tres libros en ingles, lo que él no puede saber, no
significa que no conozca una ciencia en otras fuentes, siendo que las publicaciones forman
cientos de miles en la de que tratamos.
Quedo creyendo que la mentalidad de las razas aboríjenes ó el desenvolvimiento de sus
facultades cerebrales, se diferencia de la de los pueblos civilizados, que, por lo tanto, al ser moral
é intelectual de los primeros realiza costumbres, hábitos é instituciones diversas y que dentro de
Documento de Trabajo Profesor André Menard

esa idiosincrasia propia se desarrollan sus cualidades buenas o malas. Con este criterio seguiré
pensando y escribiendo.
Por lo demás, debo declarar con toda imparcialidad, que la opinión del señor Sadleir, sobre
todo despues de sus artículos, no me merece ninguna confianza, ni me importa.

Tomas Guevara.

Protesta Araucana, por C.Sadleir


14 de mayo 1911, La Epoca

Ultima tanjente del autor de “Folklore” (!). La protesta, aunque llevando mi firma “a ruego”, fué
de los araucanos. Me contestó atacandome personalmente, defendí la protesta, i se despide con
una última “respuesta” (!). Esta es la verdad de los hechos.
Dice que me deja con dos errores pero no quiero quedarme con ellos. “Resarcimiento de
perjuicios” llama él el caso que cité de un araucano y su hija, ésta habiendo sido tratada de una
manera inmoral. I, dice el autor, que el asunto “no se relaciona con la moral”, ¡Curioso!!......En
todo caso, el incidente contradice lo aseverado por el señor Guevara respecto a la libertad,
licensiosa de las solteras araucanas, que todos sabemos que no existe. Esto es lo importante.
¿Cómo he podido ilusionarme creyendo convencer a uno, el cual, cuando cité un caso
conmovedor de amor ideal entre una madre y su criatura, lo llamó “amor sexual”... Que lo llame
como quiera, este sentimiento era de un valor intrínseco, infinito! I, en una indíjena! Como!......
En su segundo párrafo su conclusión, contiene un factor ausente de sus premisas. Debo decir
su premisa, porque su silojismo (!) trae una proposición en lugar de dos. La verdad es que no
distingue claramente lo “moral” de lo “cerebral”. El asiento de la moral está en la conciencia
personal, y no en la materia grís del cerebro. Aun los Araucanos saben esto, porque la colocan en
el corazon (piuque) y en la cabeza (lonco). La psicolojía moderna lo confirma, habiendo
penetrado mas profundamente en el ser humano, que èl para quien la mente es todo. Por basarse,
los estudios del autor en una psicolojía deficiente, todo lo pervierte.
No entro en un “profundo análisis” de la evolución ó educacion moral. El roble, existe
primeramente en la semilla antes de su desarrollo. Si nó, no existieria algo para desarrollarse. La
moral existió en el Araucano ántes de cualquier desarrollo. Que el señor rector se dedique a la
enseñanza y práctica de la moral dentro de su propio ramo, y no calumnie a una raza de cuyas
virtudes se muestra ignorante. No soy caricaturista de ellos, como lo afirmó, porque yo no he
presentado la prueba de ese arte como él.
Dirá que no los ha calumniado. ¿Por qué no contestó entonces cuando fue acusado de haber
introducido a su propio antojo la palabra “malicia” en la esplicacion de su primer proverbio?
Deseaba que lo hubiera hecho no queriendo atribuirsela injustamente.
Respecto al estudio de inmoralidades, no contestó al argumento mio sino hizo referencia a
dicho estudio como medio para “reformar los vicios sociales”, que es un ramo enteramente
diferente del “Folklore”. Su libro. ¿será obra de reforma social?......
El dia 1[1] citó del Diccionario una definicion del método inductivo, pero que inconsecuencia!
No habia seguido su propia definicion. Fijó primero sus “reglas universales”, “preocupaciones”.
Hé ahí, los “anteojos” y la protesta.
No hay palabras suficientemente enérjicas para protestar de lo que ha atribuido a los
Araucanos. Estoy listo para hacerles justicia, dentro de la verdad y de mis atribuciones, por la
prensa, en la tribuna ó en el púlpito.
Carlos A. Sadleir.

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