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Elizabeth Jelin

Elizabeth Jelin (9 de septiembre de 1941) Es una socióloga argentina cuyos temas de investigación
giran en torno a los derechos humanos, las memorias de represión política, la ciudadanía, los
movimientos sociales y la familia. Realizó su licenciatura en sociología en la Universidad de Buenos
Aires (UBA) y obtuvo su doctorado en sociología en la Universidad de Texas.1

Índice

 1 Carrera profesional

 2 Temas de investigación y obra principal

 3 Referencias

 4 Categorías

Carrera profesional

Durante los años de 1964 y hasta 1973, Jelin realiza y trabaja en estudios de sociología en Estados
Unidos, donde obtiene su doctorado en la Universidad de Texas en Austin; sobre carreras
ocupacionales, industrialización y migración rural-urbana en Monterrey, México. Mientras que en
Brasil, a principios de la década de 1970, realiza investigaciones sobre el trabajo de las mujeres en
Salvador, Bahía. De allí vendrán temas centrales como el de la organización obrera y sindicalismo;
mostrando interés por los movimientos y acción colectiva y las condiciones de vida cotidiana y
trabajo.

De 1976 a 1983, durante el periodo de la dictadura militar, regresa a Argentina. Un año antes del
golpe militar, en 1975, Jelin logra conformar, junto con un grupo de académicos e intelectuales, un
centro de investigaciones privado, sin fines de lucro, el CEDES que permitió un espacio de
investigación crítica a pesar de las condiciones hostiles que el país enfrenta.

Ha desempeñado importantes cargos como directora del CEDES, siendo miembro del directorio del
Instituto de Investigaciones de las Naciones Unidas para el Desarollo Social (UNRISD), en la
Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo de Naciones Unidas (UNESCO), dentro del SSRC (Social
Science Research Council, Nueva York) y formando parte del Directorio Académico del
Wissenschaftskolleg zu Berlin (2007-08) y miembro del Directorio Académico de dicha institución.
Sus temas de investigación son los derechos humanos, las memorias de la represión política, la
ciudadanía, los movimientos sociales y la familia.

Ha sido profesora e investigadora visitante en numerosas universidades (Princeton, Chicago,


Oxford, Amsterdam, Florida y Texas, entre otras). 2

En 2006 fue homenajeada con un premio otorgado por la Fundación Konex.2

Temas de investigación y obra principal


Como temas de investigación que destacan son: ciudadanía y derechos humanos, las memorias de
la represión política en el Cono Sur, las transformaciones de las familias y los movimientos sociales.
Entre sus libros destacan Los trabajos de la memoria (2002) Pan y afectos: la transformación de las
familias (nueva edición revisada y aumentada, 2010), Fotografía e identidad: captura por la
cámara, devolución por la memoria (con Ludmila Da Silva Catela y Mariana Giordano, 2010), Por
los derechos. Mujeres y hombres en la acción colectiva (con Sergio Caggiano y Laura Mombello,
2011) y El cudado infantil y el género del bienestar. Entre las familias, el estado y el mercado (con
Valeria Esquivel y Eleonor Faur, 2011).3

Referencias

1.

 «Currículum Vitae de Elizabeth Jelin». Consultado el 15 de marzo de 2015.

  «Premio Konex a Elizabeth Jelin». Fundación Konex. 2006. Consultado el 15 de marzo de 2015.

3.  «Elizabeth Jelin: biografía». Freie Universitat Berlin. Consultado el 15 de marzo


de 2015.

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Nunca más

Para el informe de la CONADEP, véase Nunca más (libro).

Para otros términos similares, véase Nunca Más (desambiguación).

Nunca más es una frase utilizada en Argentina para repudiar el terrorismo de Estado ocurrido
durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. La misma es utilizada
frecuentemente en marchas y actividades políticas. Debe su popularidad al haber sido el nombre
de la edición en libro del informe final de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de
Personas. Esta comisión, a su vez, eligió ese nombre por propuesta del rabino y miembro de la
misma Marshall Meyer, siendo la expresión utilizada originalmente por los sobrevivientes del
Gueto de Varsovia.1

Índice

 1 La CONADEP

 2 Popularización

 3 En el memorial de Yad Vashem

 4 Véase también

 5 Referencias
 6 Enlaces externos

La CONADEP

Acto conmemorativo del levantamiento de Varsovia realizado en Buenos Aires

Artículo principal: Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas

La comisión fue creada por Raúl Alfonsín el 15 de diciembre de 1983 y sus miembros eran
Ernesto Sabato, Ricardo Colombres, René Favaloro, Hilario Fernández Long, Carlos T. Gattinoni,
Gregorio Klimovsky, el rabino Marshall Meyer, el obispo Jaime de Nevares, Eduardo Rabossi,
Magdalena Ruiz Guiñazú, Santiago Marcelino López, Hugo Diógenes Piucill y Horacio Hugo
Huarte.

El objetivo de la comisión era esclarecer los hechos sucedidos en el país durante la dictadura
militar instaurada desde el 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983.

Su misión fue la de recibir documentos y denuncias sobre las desapariciones, los secuestros y las
torturas acontecidos dentro de aquel período a manos del régimen, y generar informes a partir
de estos.2 El informe tuvo resultados satisfactorios, demostrando que la desaparición forzada de
personas sí existió, y que no fueron casos aislados, pudiendo contar al menos 8961 personas que
sufrieron esas atrocidades.3

Popularización

En el Juicio a las Juntas la frase Nunca más formó parte del discurso de acusación del fiscal Julio
Strassera:4

«Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar
esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el
pueblo argentino. Señores jueces: ¡nunca más!»

Fiscal Strassera en el Juicio a las Juntas.5

En ese momento la gente aplaudió y gritó, viendo juzgados por la justicia en democracia a los
que habían llevado adelante el golpe militar más sangriento de la historia argentina. 6 7 Muchos
de ellos eran familiares, amigos, compañeros, hijos y sobrevivientes de los asesinados durante el
golpe militar. A partir de ese momento, el decir «nunca más» es un regla a seguir, que significa el
deseo de no volver jamás a esa época, de no volver a tropezar con la misma piedra, y
permaneció intacta, indiscutida, e impoluta en la sociedad argentina, convocada constantemente
por personas de renombre en la Argentina y en el mundo.

Se han hecho ediciones y reediciones del informe de la CONADEP por diferentes escritores y
editoriales, y el sentir del «nunca más» se ha propagado en las generaciones siguientes que no
vivieron durante la dictadura militar del 76.
Para la historia de la elaboración, usos y resignificaciones del informe Nunca Más, puede
consultarse "La historia política del Nunca Más. la memoria de las desapariciones en la
Argentina" Emilio Crenzel, Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2008

En el memorial de Yad Vashem

Durante el viaje del papa Francisco a Tierra Santa, el pontífice visitó el memorial de Yad Vashem
en Jerusalén el 26 de mayo de 2014. En el libro de visitas del museo del Holocausto, incluyó la
expresión «Nunca más» en un escrito de su puño y letra:

Con la vergüenza de lo que el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, fue capaz de hacer.
Con la vergüenza de que el hombre se haya hecho dueño del mal; con la vergüenza de que el
hombre, creyéndose dios, haya sacrificado a sí a sus hermanos. ¡Nunca más!! ¡Nunca más!!» 8

Francisco

Así mismo, Francisco reiteró la frase «Nunca más» al hacer referencia en su discurso a las
torturas y asesinatos masivos en los campos de exterminio.

[...] En este lugar, memorial de la Shoah, resuena esta pregunta de Dios: "Adán, ¿dónde estás?"

Hombre, ¿quién eres? Ya no te reconozco.[…]


¿Quién te ha convencido de que eres dios? No sólo has torturado y asesinado a tus hermanos,
sino que te los has ofrecido en sacrificio a ti mismo, porque te has erigido en dios.[…]
Escucha, Señor, ten piedad.
Acuérdate de nosotros en tu misericordia. Danos la gracia de avergonzarnos de lo que, como
hombres, hemos sido capaces de hacer, de avergonzarnos de esta máxima idolatría, de haber
despreciado y destruido nuestra carne, esa carne que tú modelaste del barro, que tú vivificaste
con tu aliento de vida.

¡Nunca más, Señor, nunca más! […]9

Véase también

 Lista de desaparecidos en Argentina

 Tejas Verdes: diario de un campo de concentración en Chile

 Dawson. Isla 10

Referencias

1.

 Marcelo Horestein y Daniel Silber (25 de marzo de 2011). «Día de la Memoria, la Verdad y la
Justicia: No es una suma de casualidades». Clarín. Consultado el 4 de noviembre de 2012.
  FERNÁNDEZ MEIJIDE, GRACIELA (2009). La Historia Íntima de los Derechos Humanos en la
Argentina. Buenos Aires: Editorial Sudamericana.

  Conadep, Informe Nunca Más, Capítulo II, Título Primero: Víctimas

  Acusación del fiscal Julio Strassera (extracto). Albergado en la página del Museo de la
Memoria de Rosario.

  YouTube.com (video del juicio a las juntas, en el momento de exclamación de la frase


«¡Nunca más!»]

  Nunca más (prólogo original): Nuestra Comisión no fue instituida para juzgar, pues para eso
están los jueces constitucionales, sino para indagar la suerte de los desaparecidos en el curso de
estos años aciagos de la vida nacional. Pero, después de haber recibido varios miles de
declaraciones y testimonios, de haber verificado o determinado la existencia de cientos de
lugares clandestinos de detención y de acumular más de cincuenta mil páginas documentales,
tenemos la certidumbre de que la dictadura militar produjo la más grande tragedia de nuestra
historia, y la más salvaje.

  30 años de la dictadura argentina. Artículo en el periódico español El País, 24 de marzo de


2006.

  Agencias EFE y AP (26 de mayo de 2014). «El emotivo mensaje del papa Francisco en el libro
de visitas del museo del Holocausto». La Nación. Consultado el 26 de mayo de 2014.

9.  Santa Sede, ed. (26 de mayo de 2014). «Visita al Memorial de Yad Vashem:
Discurso del santo padre Francisco». Libr. Editrice Vaticana. Consultado el 26 de
mayo de 2014.

Para la historia de la elaboración, usos y resignificaciones del informe Nunca Más, puede
consultarse "La historia política del Nunca Más. la memoria de las desapariciones en la
Argentina" Emilio Crenzel, Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2008

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Teoría de los dos demonios

Se le llama teoría de los dos demonios a la concepción según la cual los actos de violencia y
terrorismo perpetrados por las Fuerzas Armadas durante el Terrorismo de Estado en Argentina en
las décadas de 1970 y 1980 en la Argentina son de algún modo equiparables con los actos de
violencia y terrorismo de las organizaciones guerrilleras, como Montoneros y el Ejército
Revolucionario del Pueblo, tanto durante gobiernos democráticamente electos (1973-1976) como
durante la propia dictadura cívico-militar (1976-1983)

La siguiente frase de Ernesto Sabato en el prólogo al informe Nunca más se suele aludir como
representativa de esta visión imperante durante el juicio a las juntas:
Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la
extrema derecha como de la extrema izquierda, fenómeno que ha ocurrido en muchos otros
países. Así aconteció en Italia, que durante largos años debió sufrir la despiadada acción de las
formaciones fascistas, de las Brigadas Rojas y de grupos similares. Pero esa nación no abandonó en
ningún momento los principios del derecho para combatirlo, y lo hizo con absoluta eficacia,
mediante los tribunales ordinarios, ofreciendo a los acusados todas las garantías de la defensa en
juicio; y en ocasión del secuestro de Aldo Moro, cuando un miembro de los servicios de seguridad
le propuso al General Della Chiesa torturar a un detenido que parecía saber mucho, le respondió
con palabras memorables: «Italia puede permitirse perder a Aldo Moro. No, en cambio, implantar
la tortura».

No fue de esta manera en nuestro país: a los delitos de los terroristas, las Fuerzas Armadas
respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido, porque desde el 24 de
marzo de 1976 contaron con el poderío y la impunidad del Estado absoluto, secuestrando,
torturando y asesinando a miles de seres humanos.

Ernesto Sabato

De todos modos, la distinción fundamental entre la respuesta legal y la ilegal en Italia, hace que el
escritor en ningún modo justifique, sino que condene, el plan sistemático de represión ilegal
montado desde la dictadura.

La investigadora Elizabeth Jelin afirma respecto de la versión original del prólogo que "allí se habla
de las dos violencias, pero no en términos de equivalencias (interpretación habitual -a mi modo de
ver equivocada- que dio lugar a la "teoría de los dos demonios") sino en términos de "escalada de
violencias": hubo una violencia guerrillera que despertó una represión mucho más brutal. Y se
trataba de un momento en que el clima político-cultural era de condena a la violencia". 1

El Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel ha afirmado al respecto:

[...] No podemos dejar de señalar que en varios países del continente y en la Argentina había
guerrillas. Estas deberían haber sido contenidas a través de las leyes vigentes y dentro del marco
del estado de derecho.

Adolfo Pérez Esquivel. 2

Índice

 1 Modificación del prólogo del 'Nunca Más'

 2 La teoría de los dos demonios en Uruguay

 3 Véase también

 4 Referencias
Modificación del prólogo del 'Nunca Más'

En la edición del año 2006 del Nunca más se agregó un nuevo prólogo que cambió la posición
expresada por Sabato, lo cual originó la reacción de miembros originales de la CONADEP Comisión
Nacional sobre la Desaparición de Personas, cubierto por algunas fuentes periodísticas. 3

El Presidente Kirchner ha sido el responsable de la modificación del Anexo del Libro "Nunca Mas" y
afirmó:

[...] Eduardo Luis Duhalde dijo que la decisión de incorporar el prólogo no había sido consultada
con ninguna organización. "Es la política que ha fijado el Presidente y no es susceptible de
discusión con otros organismos", afirmó.3

La teoría de los dos demonios en Uruguay

Esta "teoría" ha sido muy comentada también en Uruguay, en una versión local donde entran en
juego, por un lado, la acción del aparato represivo estatal, y por el otro, la guerrilla tupamara. Uno
de sus más enfáticos impulsores fue el ex presidente Julio María Sanguinet.4

Referencias

1.

 Jelin, Elizabeth: Militantes y combatientes en la historia de las memorias: silencios, denuncias y


reivindicaciones, en Lucha Armada en la Argentina pág. 78 año 5 Anuario 2010 Buenos Aires 2010
Ejercitar la memoria editores, ISBN 978-987-24295-4-6

  30 años, suplemento especial del diario Página/12: V. 21 de marzo de 2006.

  Controversia por el prólogo agregado al Nunca más. Rechaza la teoría de los dos demonios.
Diario La Nación, viernes 19 de mayo de 2006

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http://www.pagina12.com.ar/2001/01-03/01-03-26/pag12.htm

ELIZABETH JELIN Y LA CONMEMORACION

“La Justicia es la parte más sólida de la memoria”


En Argentina el 24 de marzo ya es un día de repudio instalado, pero en otros países que también
sufrieron golpes de Estado la memoria tiene otras dificultades. Una especialista explica la
construcción de la conmemoración.

Por Victoria Ginzberg

Para los argentinos es natural que el 24 de marzo sea un día de repudio al golpe militar, pero en
otros países de Latinoamérica todavía hay una lucha simbólica por la apropiación de este tipo de
fechas. La doctora en sociología e investigadora del Conicet Elizabeth Jelín estudió estos
fenómenos desde un programa sobre “memoria histórica y represión en el Cono Sur” que coordina
desde hace tres años bajo el auspicio del Social Science Researh. Jelín expone en este reportaje
algunas de sus conclusiones, explica que recordar no es suficiente para no repetir hechos
aberrantes si no hay una “elaboración del recuerdo” y asegura que “la justicia es la parte más
sólida de la memoria”.

–¿Qué es lo que observaron al comparar las conmemoraciones de los golpes de Estado en los
países latinoamericanos? –El programa de investigación tiene como eje la idea de que hay luchas
sociales por la memoria. Los actores sociales y políticos se enfrentan por qué sentido le dan al
pasado, y en distintos momentos históricos hay alguien que tiene más voz que otros. Lo
interesante es que en Argentina a partir de 1984, quien ocupa la escena pública durante los 24 de
marzo es siempre el movimiento de derechos humanos. Los militares, si hacen algo, lo hacen en
los cuarteles y ni nos enteramos, pero más bien no hacen nada. En Chile en cambio, los 11 de
setiembre la confrontación es en las calles. En algunos países el tema es qué fecha se conmemora.
En Brasil el golpe fue en la madrugada del 1º de abril, pero ese día es el día de la mentira, como si
fuera el Día de los Santos Inocentes, entonces hicieron aparecer como que el golpe fue el 31 de
marzo. En Paraguay la conmemoración más importante de la dictadura es el día del cumpleaños de
Stroessner. En Uruguay hay dos fechas, una conmemoran los militares y las fuerzas políticas de
derecha y otra conmemoran el movimiento de derechos humanos y las fuerzas progresistas. En
Argentina los militares no tienen presencia en la esfera pública. Esto representa una batalla
simbólica que ha sido producto del accionar del movimiento de derechos humanos.

–A partir de asunción de la jefatura del Ejército de Ricardo Brinzoni hubo un avance de los
militares, que quisieron volver a reivindicar la dictadura.
–Depende de si se lo mira en el corto o largo plazo. Este año la sentencia del juez Gabriel Cavallo y
el 24 de marzo son dos eventos muy significativos en una historia de 25 años. Mi interpretación es
que Brinzoni es un incidente menor, en una historia que tiene sus puntos fuertes. Eso no quiere
decir que tengamos que negar la existencia de esos incidentes menores o que no haya que estar
alerta porque los incidentes menores se pueden convertir en procesos mayores. Pero en términos
de los 25 años, está este 24 de marzo y la sentencia del juez Cavallo que es un documento
histórico.

–¿Cuál es el rol del Estado en las conmemoraciones de las dictaduras?

–Una de las características de las conmemoraciones en Argentina es la ausencia total del Estado. Ni
el Estado militar decretó el 24 de marzo feriado nacional ni fecha patria, cosa que sí se hizo en
Chile con el 11 de setiembre. En Uruguay también fue fecha oficial el 14 de abril. Ese día en 1972,
todavía en “democracia”, hubo un atentado tupamaro en el que se mató a cuatro personas de
derecha y, en represalia, el régimen mató a ocho tupamaros. Ese día fue “el día de los caídos por la
insania” y en 1975, cuando los militares lo incorporaron en el calendario oficial, lo llamaron “día de
los caídos en la lucha contra la sedición”. En la transición Sanguinet buscó resignificar la fecha y le
cambió el nombre a “día de los caídos en defensa de las instituciones democráticas”, fecha que
sigue existiendo.

–Este año hubo algunos homenajes organizados por municipios y el Gobierno de la Ciudad hizo
una serie de actividades.

–Pero acá el protagonismo central es un protagonismo social. Puede ser que los políticos vayan a
las conmemoraciones si quieren que se los vea. Pero no es un momento de reconocimiento
público del Estado. Aunque esto está cambiando: en la provincia de Buenos Aires existe una ley
que establece que los chicos en las escuelas tienen que tener una clase alusiva y en la Ciudad, para
los 25 años, lo llamaron el Día de la Memoria. Pero recién en 1996 empieza a haber una respuesta
del Estado, aunque no necesariamente del Estado nacional en su conjunto.

–En todos estos años, ¿cuánto se extendió la conmemoración hacia la sociedad en general, más
allá de las víctimas y de los organismos de derechos humanos?

–El asunto es quiénes tienen voz legítima para hablar. Está claro que aquellos que tienen una
cercanía especial con las víctimas tienen voz. Pero ¿cómo se define la cercanía? En Argentina se
definió claramente por lazos de sangre familiares: han tenido la voz fundamentalmente Madres,
Familiares y ahora HIJOS. Recién el año pasado salió por primera vez un libro de testimonios de
compañeras. Las mujeres y maridos han estado un poco relegados. Ni qué hablar de los amigos y
compañeros de militancia. Pero la sociedad argentina ha estado acompañando, ha incorporado el
tema de derechos humanos como propio. El asunto es cómo se establece el diálogo. Y ahí hay más
abiertos y más cerrados.

–¿La legitimación primordial de los lazos de sangre está relacionada con una primera
despolitización de los desaparecidos?
–En el momento de mayor represión la legitimidad para actuar, incluso jurídica, está basada en
vínculos de parentesco. Pero cuando se sale de ese momento la pregunta es ¿cuánto se fue
ampliando? De entrada el movimiento de derechos humanos en Argentina fue plural; APDH se
conformó en diciembre de 1975 con políticos, gente de iglesias e intelectuales. Es cierto que en un
primer momento al definir el tema en términos de violaciones a los derechos humanos hubo una
tendencia a desdibujar la militancia, los proyectos y la participación social. Pero hay cierta
dinámica temporal en los procesos de memoria que no son sólo de Argentina. Y hay ciertas cosas
que necesitan de tiempo para ser recuperadas. No es que a medida que pasa el tiempo se va
olvidando, al contrario, hay activaciones que tienen que ver con procesos sociales, especialmente
con el momento en que entra a la vida activa una nueva generación que interpela y hace
preguntas.

–¿Cómo fue cambiando el sentido del 24 de marzo?

–El 24 de marzo de 1984 se hizo una actividad totalmente ligada al movimiento de derechos
humanos, donde no hubo ninguna presencia estatal. Al contrario, el día anterior Alfonsín hizo el
discurso de cien días de su gobierno y no mencionó el aniversario del golpe. En la medida en que a
lo largo de la década del 80, y especialmente después de los indultos, toda la actividad ligada a los
derechos humanos tuvo un bajón, quedaron pequeñas cosas. Y lo que lo reactivó claramente fue el
cambio en el ‘95 a partir de las declaraciones de Scilingo. La gran marcha en contra del indulto fue
masiva y el indulto fue un baldazo de agua fría. Pero Scilingo pasó a los 19 años del golpe y
después vino Balza con el reconocimiento oficial. Y ahí se amplía el movimiento de derechos
humanos a un movimiento social más amplio. Lo interesante es la multiplicidad de voces. En Chile
también está ocurriendo que en las manifestaciones del 11 de setiembre hay más diversidad social
y hay muchos que no quieren ver al movimiento de travestis ni al de los homosexuales ni al de los
sin techo. ¿Quién va a decir si corresponde o no? El que lo diga es un autoritario. A partir de los
noventa en Argentina hay una diversificación de sentidos con voces que van a hablar de la
reivindicación de la militancia y de los proyectossociales que fueron reprimidos por la dictadura,
otras voces que hablan de la represión de las personas y de las violaciones a los derechos humanos
y otras voces que hablan de la reivindicación de los derechos de otros grupos oprimidos en
democracia.

–Se dice que hay un boom de la memoria a nivel mundial. ¿A qué se debe? –Andreas Huyssen hace
una explicación de este boom vinculado a lo posmoderno, donde los tiempos son mucho más
fragmentarios y fugaces y al mismo tiempo uno busca raíces en algo que no está. También hay una
moda retro, una búsqueda de antigüedades. Pero eso a mí no me interesa tanto, lo que me parece
es que en momentos de crisis, en donde hay fuertes incertidumbres personales y sociales
necesitamos algunos anclajes éticos, históricos y que en parte estas búsquedas tienen que ver con
revisar ciertas modalidades de esos anclajes que parecen que no nos sirven más. La bandera, el
escudo tienen sus límites. Ahora hay una búsqueda de la dignidad humana y un anclaje en la
condición humana. Hay una revitalización de la valorización de la condición humana y un
cuestionamiento sobre qué es ser humano. Para muchos lo humano no está en la nacionalidad
sino en una integridad y a la posibilidad de elegir y de ser parte de una comunidad.
–Es casi un lugar común decir “recordar para no repetir”. ¿Es suficiente recordar para no repetir?

–La primera cuestión es recordar qué, quién y cómo. El que piensa que transmitir una información
va a cambiar la orientación frente a la vida de la gente es un ingenuo. La memoria es un fenómeno
subjetivo donde cada uno de nosotros y los grupos en los que estamos construimos un sentido del
pasado. Cada generación, cada grupo, va a darle un sentido en función de las condiciones y de las
circunstancias que le toca vivir. En un sentido estricto recordar para no repetir no me evoca nada.
En otro sentido uno podría decir que hay un aprendizaje a partir del pasado. Porque sino, en
términos psicoanalíticos más banales, recordar es repetir. Si el recuerdo es simplemente la
evocación del pasado y esa evocación es siempre la misma, es repetir. Recordar puede ser repetir
si no hay una elaboración del recuerdo, si no hay un trabajo de ese recuerdo.

–¿Cuál es el rol de la Justicia en el proceso de la memoria?

–Para mí está claro que hay distintos planos y niveles en los que se juegan las memorias. El plano
institucional es central. Lo que de las memorias del pasado se incorpora a las estructuras y al
funcionamiento institucional es central y ahí la Justicia es muy importante. La opción no es entre
memoria o justicia, justicia es parte de la memoria y es la parte más sólida.

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http://www.telegrafo.com.ec/cultura/carton-piedra/item/elizabeth-jelin-hay-que-olvidar-para-
poder-vivir.html

Entrevista

Elizabeth Jelin: ‘Hay que olvidar para


poder vivir’
‘Debo empezar explicando que existen memorias en plural, ya que están asociadas a objetos,
materialidades o lugares...’ Foto: Santiago Aguirre

Mariana Alvear M. y Fausto Rivera Yánez

Para Elizabeth Jelin, la vida social, política y académica no se desarrolla por separado, y
aquello se entiende por el devenir de su historia como mujer, activista por los derechos
humanos, ciudadana que sufrió las secuelas de la dictadura argentina y estudiosa de las
memorias de la represión política, los movimientos sociales y la familia; temáticas
complejas por la estructura y las implicaciones sociales que conllevan.

Durante los sesenta e inicios de los setenta, esta pensadora argentina vivió fuera de su país
natal, Argentina. En ese entonces, estudió y trabajó en México, Brasil y Estados Unidos,
donde obtuvo un doctorado en la Universidad de Texas, en Austin, sobre carreras
ocupacionales, industrialización y migración rural-urbana en Monterrey, México.

En ese periodo, justo cuando Jelin vivía en Nueva York, se desarrollaban con fuerza
manifestaciones contra la Guerra de Vietnam, y el movimiento feminista empezaba a
crecer. Este momento histórico, intelectual y político influyó en gran medida en la vida
personal y académica de Elizabeth.

Asimismo, durante su estadía en Brasil, a principios de 1970, se da la primera


incorporación de la perspectiva de género en sus trabajos. En esta época, realiza
investigaciones sobre la labor de las mujeres en Salvador, Bahía. También comienza a
interesarse por temas de organización obrera y sindicalismo. Desde ese entonces, sigue la
línea de investigación sobre movimientos y acción colectiva, y condiciones de vida
cotidiana y trabajo (incluyendo la dinámica de la familia).
En 1973, regresa a Argentina, y con breves interrupciones, permanece en su país durante la
dictadura militar desde 1976 hasta 1983. Un año antes del golpe militar, Jelin logra
conformar junto con un grupo de académicos e intelectuales, un centro de investigaciones
privado sin fines de lucro, el Cedes (www.cedes.org). Este centro les permitió mantener un
espacio de investigación y debate crítico durante la dictadura.

Después de la transición posdictatorial, Jelin se integra a la Carrera de Investigadora del


Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (www.conicet.gov.ar), que le
permite desde entonces dedicarse principalmente a la investigación social y a la formación
de jóvenes investigadores.

Etimológicamente, la palabra memoria viene del latín memoria, formada a partir del
adjetivo memor (el que recuerda) y el sufijo ia, usado para crear verbos como
memorare (recordar o almacenar en la mente). En este sentido, podría reflexionar
sobre tres elementos centrales a los que apelaría la memoria: ¿Quién recuerda? ¿Qué
se recuerda? Y ¿Por qué se recuerda?

Hay que aclarar que no soy una experta en memoria, no sé casi nada de neurolingüística;
sin embargo, cuando abordamos el tema de las memorias de conflictos políticos y de
violencia, puedo reflexionar sobre esas preguntas. Dentro de ese campo, puedo decir que,
en primer lugar, el recuerdo no es permanente, tampoco el qué, el quién o el por qué, pues
hay momentos particulares en los que se activa la memoria.

El recuerdo, así como la etimología de la palabra memoria, es mucho más interesante,


porque significa “volver a pasar por el corazón”. Entonces, hay un elemento afectivo y
emocional muy fuerte en los procesos de la memoria.

¿Qué se recuerda? Bueno, si analizamos un periodo posconflicto, como el de una dictadura


o el de una guerra, en este tipo de situaciones siempre existirán dos bandos, y cada uno de
ellos recordará y nombrará de manera muy diferente lo mismo. Por lo tanto, tenemos un
principio básico: nunca hay una única memoria, sino un conflicto de memorias. En este
sentido, buena parte de lo que se recuerda en las situaciones de posguerra tiene que ver con
las vejaciones, masacres y memoria de las víctimas. Pero también, hay una contramemoria,
que corresponde a las narraciones de los militares o de quienes apoyaron a las dictaduras.
Entonces, recuerdan todos porque no hay una memoria única.

Toda memoria es selectiva. Se elige


aquello que nos permite vivir, armar un relato que es congruente con quienes somos hoy y
queremos ser. Al mismo tiempo, se silencia y se olvida lo que se considera más traumático
y complicado. Personalmente, pienso más en el silencio que en el olvido

Usted señalaba que la capacidad de construir los propios recuerdos y de invocar al


pasado desde el presente es lo que permite formar nuestra identidad, hablar de
nosotros mismos, de nuestra historia en un tiempo y espacio específicos. ¿La memoria
necesariamente tiene la función de construir identidad?
En un nivel que casi es obvio, la memoria forma la identidad de un individuo o de un grupo
social para que luego pueda decir: “este soy yo, pero esta foto de ayer, también soy yo”. Es
decir, que pueda vincular el presente con un pasado. No hay manera de pensar en una
cuestión de identidad mínima que no incluya una dimensión del tiempo. Siempre hay una
temporalidad en la identidad, por ello la construimos sobre la base de un recuerdo de lo que
fuimos y, también, en función de un horizonte futuro. La experiencia pasada, el presente y
el futuro se conjugan en ese acto conocido como memoria. En un nivel general, diría que
por eso se recuerda

¿Se elige lo que se recuerda o hay condiciones sociales que inducen a que recordemos
aspectos particulares de nuestra vida y de la historia?

Toda memoria es selectiva. Se elige aquello que nos permite vivir, armar un relato que es
congruente con quienes somos hoy. Al mismo tiempo, se silencia y se olvida lo que se
puede considerar más traumático y complicado. Pienso más en el silencio que en el olvido
en los procesos de formación de la memoria, pues el primero responde a motivaciones
diversas. Hay estudios sobre sobrevivientes de guerras que demuestran que hay que gente
que no contó todo lo que le pasó, por cuidar al otro o porque nadie les iba a creer.

También hay silencios por miedo y silencios estratégicos porque no se quiere que se
descubran ciertas cosas. Por otra parte, a veces uno no tiene control del olvido, es más
involuntario y juegan factores de tipo inconsciente.

¿El olvido lastima a la identidad?

No sé si la lastimaría. Todos conocemos y hasta estamos cansados de citar un famoso


cuento de Jorge Luis Borges llamado Funes el Memorioso. Quienes estudiamos memoria,
en algún momento lo contamos porque es nuestro caballito de batalla. Funes tenía una
capacidad especial, recordaba absolutamente todo, pero no tenía el concepto de lo que
recordaba, porque cada cosa que veía o describía era diferente. Pienso que lo que trataba de
decir es que nosotros olvidamos muy fácilmente lo que nos pasa a diario y solo recordamos
aquellas que realmente son importantes para cada uno, mientras que él era capaz de
recordar cada detalle por mínimo que fuera. No podemos vivir con una memoria total, el
olvido es parte integral de nuestra vida. Tanto el recuerdo como el olvido hacen a la
memoria. Para mí, la memoria es recuerdo, olvido y silencio, juntos los tres. Tenemos que
olvidar para poder seguir viviendo, no podemos recordar todo, porque eso implica ocupar la
mente y el tiempo.

¿Podemos hablar de memorias colectivas, aun cuando estas se construyan desde


particularidades específicas, ya sean personales, históricas y hasta políticas?

No uso la expresión de memoria colectiva, sino de memoria compartida, pues cada


individuo le va a dar un sentido diferente. Para mí, la memoria no está en las piedras, en los
monumentos, al contrario, la gente vive permanentemente derrumbando estatuas. La
memoria es un acto subjetivo de la gente que interpreta y da sentido al pasado a partir de
todos los estímulos con los que se topó en la vida y que se le pudieron haber impuesto a
través de la escuela y la educación formal.
En este punto, vale la pena hacer una diferenciación entre transmitir e imponer. La memoria
se transmite. Por ejemplo, no todos los ecuatorianos de ahora estuvieron presentes en
determinados momentos históricos, pero muchos de ellos se pueden identificar con ese
acontecimiento a través de una transmisión que recibieron. Si esa transmisión intenta ser
totalitaria, es decir, que no permite plantear versiones alternativas, hablamos de imposición,
porque no hay disenso, porque se intenta imponer lo que hay que pensar.

El mundo contemporáneo se piensa a sí mismo con sujetos reflexivos y pensantes,


entonces, la posibilidad de una imposición o un lavado de cerebro es lejana.

La historia está recuperando a la memoria como un ejercicio para construir los


grandes relatos nacionales. Sin embargo, al ser subjetiva, ¿es confiable basarse en
ella?

La memoria no es confiable para construir la historia. Los testimonios orales son una de las
fuentes de la historia, por supuesto, pero no es la única.

Pero la historia, a pesar de sustentarse en fuentes y relatos “oficiales”, tampoco es un


medio confiable para conocer lo que realmente sucedió o quienes nos precedieron,
pues siempre un hubo un poder que dictó las grandes líneas argumentales de cómo
debía narrarse la historia...

El siglo XIX, que fue el de la construcción de nuestros estados nación, se erigió sobre la
base de un relato nacional, de una historia oficial, esperando que todos nos identifiquemos
con esas narraciones. Sin embargo, siempre quedaron sujetos y sociedades culturalmente
diversas, como los indígenas, por fuera de esos relatos. Después de mediados del siglo XX,
llegaron los procesos de democratización social: aumentó y se amplió la educación hacia
otros sectores. Por lo tanto, comenzó un importante proceso de cambio social en el que
muchas voces empezaron a contar su propia historia y a ser escuchadas. Las historias
ocultas estarán por todos lados siempre, como aquellas de las mujeres que han estado
subyugadas bajo la figura de grandes hombres. Sin embargo, con la emergencia del
feminismo, por ejemplo, empezamos a estudiar la historia desde otros enfoques. Lo que se
pretende es que es la historia convencional con pretensiones hegemónicas se transforme e
incorpore historias alternativas.

Podría reflexionar sobre lo que usted denomina como marcas territoriales de la


memoria, ¿son espacios donde se activa el recuerdo?¿cuál sería la función que tienen?

Debo empezar explicando que existen memorias en plural, ya que están asociadas a objetos,
materialidades o lugares diversos, y a estas se las entiende como marcas territoriales de la
memoria.

Las memorias son procesos incomprendidos que requieren de algún sentido con respecto
del pasado, pero siempre en vinculación con el presente y con el futuro. Las marcas pueden
ser entendidas como una huella territorial que permita un estímulo para que otros
recuerden, además, estas huellas están signadas al mismo tiempo por el silencio. Cuando se
saca a la luz algo, se oscurecen otras cosas también.
¿Los monumentos o las placas de conmemoración en el espacio público funcionan
como marcas territoriales de la memoria? ¿Son legítimas para todos?

Las constantes situaciones de conflicto no permiten una memoria única. Existen distintas
maneras en que la gente recuerda, olvida y silencia estos procesos que generalmente se dan
en escenarios de luchas con “otros” que tienen otras interpretaciones y otros sentidos. Gran
parte de lo que se trabaja actualmente bajo la noción de patrimonio tiene una distancia
temporal mayor del momento histórico en que se estableció determinada marca territorial, o
del momento histórico en el que se designó un monumento. En este marco, se generan dos
etapas: una de instalación porque existen sectores sociales que pugnan por instalar algo
como un monumento o una construcción, y después viene el momento en el que no tenemos
nada asegurado sobre lo qué va hacer la gente con esas instalaciones.

Hay casos específicos de instalaciones que de alguna forma tienen una pretensión de
legitimación y de patrimonialización de la memoria, de que permanezca como legado y de
que se recuerde como yo quiero que se lo haga a través de estas marcas territoriales. Es
decir, tienen una intención pedagógica.

¿Podría citar algunos ejemplos en los que se han empleado marcas territoriales?

El primer caso que he estudiado es sobre un memorial ubicado en la ciudad de Berlín, que
propone recordar a las víctimas homosexuales del nacionalsocialismo en la década de 1935.
El segundo se produce en Argentina, en la primera década de 2000, cuando se activó una
especial forma de territorialización de las memorias tras varios intentos de recuperar y
salvaguardar espacios públicos que habían servido como lugares clandestinos para torturar
a los desaparecidos. En su gran mayoría esos lugares seguían en poder de las fuerzas
armadas y, a partir de 2007, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, a través del
Archivo Nacional de la Memoria, tomó la iniciativa de marcar territorialmente esos sitios
de detención clandestina, para preservar la memoria de los caídos y desaparecidos durante
la dictadura en Argentina. En estos lugares se pusieron placas para que los identifiquen
como centros de tortura y detención clandestina.

Usted señalaba que las redes sociales también han servido como medio para establecer
marcas territoriales, ¿hay algún caso particular que haya estudiado?

El tercer caso tiene que ver con una acción conmemorativa hecha por el 24 de Marzo, fecha
insigne para los argentinos. Se rastrearon varias reacciones en Facebook, donde varias
personas reemplazaron su foto de perfil por placas que conmemoraban a los más de 30 mil
desaparecidos, evidenciando la dicotomía presencia-ausencia de las víctimas del periodo de
terrorismo de estado sufrido el siglo pasado. Este tipo de identificaciones simbólicas
permiten abrir nuevos debates sobre las marcas territoriales y simbólicas que se van
creando dentro de los procesos de recordar, olvidar y silenciar. Pero quedan algunas
inquietudes: ¿qué diferencia hace que el lugar elegido para un monumento, memorial o
marca histórica haya sido o no el lugar de los hechos? ¿Es necesario e importante sacralizar
los lugares o los espacios donde ocurrieron los hechos? ¿Se necesita la literalidad, la ruina,
el testimonio intransferible o valen también los espacios simbólicos? Estas preguntas
quedan abiertas para quienes estén interesados en seguir indagando sobre los procesos y los
trabajos de la memoria.

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