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Con metas más claras y coherentes, las conferencias pasaron a tener más impacto y
amplitud en sus pautas, siguiéndose en 1992 la Conferencia de la ONY sobre Ambiente y
Desarrollo, donde nació la Agenda 21 y se aprobaron la Convención sobre Alteraciones
Climáticas, la Convención sobre Diversidad Biológica (Declaración de Río de Janeiro –
ECO-92), además de la Declaración de Principios sobre Florestas.
Con el “cerco” cerrándose sobre las naciones, vino en seguida (1997) el Protocolo de
Kioto, exigiendo compromisos más rígidos para la reducción de la emisión de gases y el
‘efecto invernadero’, lo que tuvo gran impacto en naciones tales como los Estados Unidos
y China.
Como compensación y para volver los esfuerzos de las empresas más transparentes y
valiosos, en 1999 se creó el índice Dow Jones Sustainability World Index, el primer
indicador de desempeño financiero de las empresas líderes en sustentabilidad global. Sus
derivaciones incluyen actualmente compañías de las bolsas de valores de los Estados
Unidos y Europa. Siguiéndose la misma metodología, en 2005 se creó el Índice de
Sustentabilidad Empresarial (ISE), la primera iniciativa de la América Latina (Bovespa,
Brasil), constituyendo una manera eficiente del sector económico fomentar acciones de
sustentabilidad en las empresas brasileñas.
Y, más recientemente, en 2009, en la Conferencia de Copenhagen, ocurrió un refuerzo al
Protocolo de Kioto, que expira en 2012.
El término “sustentabilidad” adquirió un significado más amplio, propagándose
rápidamente, ahora incorporado al vocabulario políticamente correcto empresarial, de los
medios de comunicación masiva, de las organizaciones de la sociedad civil, a punto de
volverse una unanimidad casi global. Mientras tanto, la solución de las causas de la
“insostenibilidad” parece avanzar en ritmo mucho más lento, mismo con las previsiones
más catastróficas sobre el futuro. Esa lentitud aparente ocurre a pesar del incentivo a los
debates sobre propuestas de soluciones posiblemente contradictorias entre los varios
participantes.
Por otra parte, dentro de la perspectiva social, enfrentamos nuestros propios desafíos.
Según investigaciones recientes hechas en Brasil, desde la cosecha hasta la participación
de la comunidad, 20% de todo alimento producido en el país es desperdiciado (IBGE).
Eso sería suficiente para proveer toda la población necesitada brasileña. Además, se
producen diariamente 125 mil toneladas de desechos orgánicos y basura reciclable. Sin
mencionarse el desperdicio de 50% de agua tratada en todo el país. De la misma manera,
se derrocha 9,5% de toda la producción anual de energía.
Estos números son impresionantes. La Asociación Brasileña de Mantenimiento indica que
los costos con mantenimiento en el País alcanzan la figura de 4,2% del PIB, además de
4% de la facturación bruta de las compañías gastados en mantenimiento
Tratase de datos suficientes para que en este escenario complicado, lleno de desafíos, la
ingeniería de automatización pueda proveer el apoyo necesario a todas las demandas de
la sociedad, siempre en búsqueda del punto óptimo de equilibrio de esa ecuación cuyas
tres variables principales son los requisitos ecológico, social y económico.
La figura siguiente muestra los desvíos de resultados ocurridos cuando se olvida una de
las variables principales de esa ecuación. Los resultados obtenidos se vuelven muy
diferentes de lo que se entiende como sustentabilidad:
Automatización y Sustentabilidad
Solamente el equilibrio de las tres variables podrá producir una solución autosustentable.
La automatización de procesos es uno de los instrumentos para viabilizar una realidad
sustentable.
El apoyo tecnológico de organizaciones mundiales para la estandarización de recursos de
equipos es un buen ejemplo. Actualmente equipos y soluciones completas de
automatización salen de fábrica con el timbre verde de la sustentabilidad, no solo porque
consumen menos, pero también porque se han concebido con un perfil de aplicación
estandarizado que posibilita que la propia planta pueda apagarse en sus sectores
ociosos. Un ejemplo de ese concepto es el ProfiEnergy, el más nuevo perfil de aplicación
de la Profibus International.
El ProfiEnergy objetiva no solo procedimientos básicos, tales como las sintonías finas de
los circuitos de control; pero también otros aspectos para la mejoría de procesos, los
sistemas de supervisión de activos, los sistemas de control de ejecución (MES) y de
Inteligencia de Negocios (Business Intelligence – BI), cuyas finalidades se esbozan
claramente: aumentar la capacidad productiva sin investir en expansiones o nuevas
fábricas, elevando la disponibilidad operativa a su punto máximo y evitando paradas
imprevistas, desperdicios con la variabilidad del producto final y fallos en el control de
producción, debido a la falta de informaciones en tiempo real para tomas de decisión.
Con las redes industriales y los equipos inteligentes, el fundamento de la automatización
industrial incorporó datos hasta entonces solo imaginados como ficción. Las
informaciones No Controladas están cada vez más disponibles y listas para satisfacer los
sistemas especializados.
Beneficios
Con la digitalización de los procesos la necesidad de impresión de todos los documentos,
certificados, informes, avisos y otros papeles comunes en el ambiente de trabajo se ha
vuelto superflua y ha tenido una caída muy grande. A través de e-mails, certificación
digital y otras herramientas, los colaboradores muchas veces no usan papel en el día a
día.
Todas las características citadas anteriormente culminan con la mejora del ambiente
interno de la empresa y con la mejora de la salud de los colaboradores, que trabajan con
mayor confianza y motivación.
Conclusión
Sin embargo, no se puede menoscabar los avances alcanzados hasta ahora, pues es un
concepto muy difícil de mantenerse con la ausencia de herramientas y políticas
adecuadas. En este contexto, la automatización tiene importante papel. A través de
nuevas investigaciones y la adopción de métodos y herramientas de producción más
inteligentes, ese cuadro tiende a mejorar mucho, con pocas inversiones.
Con la modernidad y la automatización han llegado un sin fin de beneficios para el ser
humano pero también han llegado las consecuencias, muchas de las cuales plantean
retos muy serios para el planeta; el controlar el calentamiento global, derivado de la
emisión de diversos gases, particularmente los llamados de efecto invernadero, es uno de
dichos retos. Se auna a esta problemática, los grandes flujos migratorios, la escasez de
agua y las pandemias, esto conlleva una serie de cambios conductuales y sociales, de tal
forma que se consiga equilibrio ecológico, social y económico.
Es por ello la importancia de este trabajo ya que se plantean los beneficios y las
desventajas que trae consigo la automatización por lo cual debemos plantearnos muchas
preguntas sobre nuestro futuro y como podremos hacer que no nos afecte demasiado la
automatización y aportar soluciones.
Cabe resaltar que todos debemos ser parte de este movimiento que no debe de ser una
moda sino una cultura de vida para ésta y las siguientes generaciones.