Este recurso de amparo presentado por la multinacional minera Anglo Gold
Ashanti, puso sobre la mesa un tema de debate ampliamente discutido como lo es
el bien particular vs el bien común. Desde todos los ángulos es descabellado destruir o diezmar de manera considerable una zona de despensa agrícola, y de una inmensa riqueza natural como lo es Cajamarca. Para el Estado y las elites políticas que lo componen no es tan descabellado, ya que Colombia es un país que históricamente se ha dedicado a la extracción de materias primas debido a la baja y casi nula iniciativa industrial, siendo la locomotora minera una de las más importantes del actual gobierno, claro está por sus amplias regalías, que vistas desde un punto de vista más crítico son considerablemente bajas frente a las de otros países de la región con una tradición cultural más arraigada como Bolivia. En un país como el nuestro es un poco ingenuo pensar que la extracción minera, que es más un negocio particular y de elites (hasta de bandas criminales y de grupos armados) marcara una senda de progreso, frente a una explotación agraria hecha de manera casi artesanal que no deja grandes secuelas ambientales. Eso quiere decir que ¿El Estado está incumpliendo su deber primordial de garantizar el bienestar de las mayorías?