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¿Cómo te fue en la escuela? ¿Qué aprendiste de nuevo hoy? Son las preguntas
que suelo hacer a mi pequeño hijo cuando después de terminar mi jornada laboral,
llego a la casa. Entre el ir y venir poniendo un objeto aquí y allá, establecemos una
conversación y comienza a contarme lo acontecido ese día.
—Sabes mami, hoy pasó algo terrible. Uno de mis compañeritos, ¿te
acuerdas?, ese que siempre llega como enojado a la escuela, golpeó a uno en el
ojo y le abrió la frente. La maestra se molestó mucho y se fueron a la dirección.
¡Echaba chispas y hablaba y hablaba y hablaba! ¿Qué crees que pase mañana?
—Nunca la había visto así mami. Ella me gusta, es alegre. ¿Tú crees? ¡Dice
chistes! Pero hoy ¡la desconocí! Ella no es así, siempre está tranquila. Yo creo que
Jared le colmó el plato, como tú siempre dices.
llamo “El binomio corazón y cabeza en la docencia”, es decir, una explicación clara
de la manera en cómo nosotros los docentes empeñamos nuestro yo personal y
profesional en el trabajo y cómo, manteniendo la conciencia de las tensiones y
controlando nuestras emociones, salvaguardamos la alegría de la enseñanza.
1Eltérmino estar quemado, se refiere a la manifestación del Síndrome burnout definido como una
respuesta de estrés crónico formada por tres factores fundamentales: cansancio emocional,
despersonalización y baja realización personal.
Aprendiendo a ser persona: del ser y convivir en la escuela. Xóchitl Maldonado Padilla
llegada a un nuevo centro de trabajo o bien una emoción de frustración y coraje ante
un complot fabricado por algún compañero o compañera de trabajo que, por envidia
o coraje de no saberse capaz de alcanzar sus ideales, intenta con desenfreno
destruir a alguien que puede librar mejor esas batallas día a día hacia la
profesionalización y el éxito profesional.
Sutton (tomado de Day, 2006) menciona que el amor (como relación social)
y el afecto, la satisfacción en el trabajo, la alegría, el orgullo, el entusiasmo y el
placer por el progreso se encuentran entre las emociones positivas citadas con más
frecuencia y a causa de su implicación emocional, es inevitable que los profesores
experimenten también una serie de emociones negativas cuando se desafía el
control de principios y prácticas aceptados desde antiguo o cuando se debilita la
confianza y el respeto a los padres, el público y sus alumnos.
Nuestra confianza, deberá ser la garantía para enfrentarnos con acierto a las
condiciones actuales de la enseñanza y es y será el alimento para nuestra
autoestima profesional. En este sentido ese sentimiento de valía profesional supone
y debe ser una señal de interiorización de identificar plenamente hacia dónde
vamos. ¿Qué docente deseamos ser? ¿Cuáles serán nuestras maneras de luchar
en contra de estos tiempos líquidos? ¿Qué caracterizará nuestro actuar cotidiano?
Si nos reconocemos como docentes profesionales, debemos ser capaces de librar
las batallas en este terreno, combatir situaciones problemáticas con valentía y
tranquilidad, reconocer nuestros errores y aceptar sin angustia las dificultades en
nuestro devenir.