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IBM – Instituto Bíblico Maranata

Ética Ministerial
El estudio de cómo debe ser
la conducta moral del Ministro Cristiano

Autor: Francisco do Nascimento

CONTENIDO

Primera Parte: CONCEPTOS BÁSICOS EN EL ESTUDIO DE ÉTICA

Segunda Parte: PERFIL DEL MINISTRO CRISTIANO

Tercera Parte: CONDUCTA MORAL DEL MINISTRO CRISTIANO

Cuarta Parte: CÓDIGO DE ÉTICA MINISTERIAL

Ética Pastoral, Autor: Pr. Francisco do Nacimento


– Edición: Asamblea de Dios Maranata Paraguay - octubre 2015 Página 1
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Primera Parte:

CONCEPTOS BÁSICOS EN EL ESTUDIO DE ÉTICA


El objetivo de este estudio es definir algunos conceptos básicos en el estudio de la Ética y explicar
la relación entre algunos conceptos, como por ejemplo entre ética y moral, entre virtudes y
valores, y entre valores y principios éticos.

1. Ética y Moral

¿Qué es ética? ¿Qué es moral?


¿Cuál es la relación entre ética y moral?
Casi siempre asociamos la ética con no contar algo que nos han confiado, o no hacer las cosas de
manera incorrecta. La verdad es que la ética va más allá de eso, conforme veremos a continuación.
La Ética, como asignatura, es la rama de la Filosofía que tiene como objeto de estudio la moral,
llamada también Filosofía moral. Por tanto, como parte de la filosofía, la ética es la reflexión y
sistematización filosófica sobre la moral.
Como podemos observar, “ética” y “moral” están bien relacionadas, y para una mejor
comprensión debemos buscar el origen etimológico de ambos términos. “Ética” tiene su origen en
la Grecia, y viene de la palabra griega ethikos, que de forma directa significa “aquello que
pertenece al ethos”. Por su vez la palabra ethos significa “buena costumbre” o “portador de
carácter”. Así que la palabra ética significa aquello que pertenece a la buena costumbre. La ética
estaba ligada a las costumbres y los modos de la época de la Grecia antigua. (1)
“Moral” tiene su origen en el latín moralis, que significa literalmente “relativo a la conducta o
comportamiento”. Es derivado de la palabra mos, que significa “modo de actuar, conducta,
costumbre”. Moralis es una tentativa de la antigua Roma de traducir la palabra griega ethika.
Actualmente la palabra moral significa “conducta adecuada de alguien en una sociedad”. (2)
Así que, al referirnos a la Ética como área de estudio, podemos definirla como: el estudio de la
conducta moral del ser humano. En el sentido de la práctica, la definición de ética sería
equivalente a de moral: “el conjunto de normas, reglas, principios, valores y costumbres que rigen
el comportamiento de los grupos humanos” (3).
La ética es una ciencia normativa, porque busca un ideal o norma, según el cual se pueden
formular las reglas y leyes de la conducta. Así que una conducta ética viene a ser sencillamente
una conducta de acuerdo con cierta norma. En este sentido, Francisco Lacueva define Ética como
“un código de reglas o principios morales que rigen la conducta, considerando las acciones de los
seres humanos con referencia a su justicia o injusticia, a su tendencia al bien o al mal” (4).

2. Virtudes, valores y principios éticos

¿Qué son virtudes? ¿Qué son valores?

Ética Pastoral, Autor: Pr. Francisco do Nacimento


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¿Qué son principios éticos? ¿Existen valores y principios éticos universales?


Al estudiar Filosofía observamos que los filósofos griegos no hablaban directamente de una
conducta moral, sino de las virtudes que uno debería cultivar para volverse un ciudadano y una
persona “buena”. Esto porque la finalidad de la filosofía era la vida virtuosa y por medio de ella
alcanzar la felicidad.
Virtudes son características morales de la personalidad, que de alguna manera corres-ponden a
valores morales. Para los filósofos griegos habían cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia,
moderación y valentía. La prudencia es la sabiduría práctica que nos conduce a una buena
elección. La justicia está relacionada a la equidad, la honestidad y la norma de la ley. Moderación
es autodisciplina, la capacidad de controlar los impulsos de satisfacer deseos inmediatos que
pueden ser perjudiciales a largo plazo. La valentía, también llamada de fuerza, es la capacidad de
hacer lo que es correcto o necesario, mismo delante de las adversidades. (5)
Los primeros teólogos, como San Agustín y Tomás de Aquino, consideraban las virtudes cardinales
como las características naturales más excelentes que el ser humano puede descubrir por medio
de la razón. A las virtudes cardinales, añadieron las virtudes teológicas de la fe, esperanza y amor,
recibidas por medio de la revelación. Por muchos siglos, la vida moral cristiana consistía en su
mayor parte en la busca por las virtudes correctas. En general, una vez que alcanzase una vida
virtuosa, la persona era considerada “buena”. (6)
Hoy día se habla con mucha frecuencia sobre valores. Por un lado, se dice que vivimos una crisis
mundial de los valores fundamentales. Por otro, hay una necesidad urgente de rescatar los valores
por medio de la educación. Los principales responsables por la educación en valores deben ser la
familia y la iglesia. Pero, tal vez porque la familia y la iglesia han fallando, el Estado está repasando
esta responsabilidad a la escuela.
Valores y principios éticos son conceptos que por lo general van unidos, por cuanto se relacionan
entre sí. Algunos los utilizan como sinónimos y otros invierten su definición. Razón porque vamos
definir cada concepto en esta obra, para evitar malentendidos.
En un sentido genérico, decimos que valor es una cualidad que confiere a las cosas, hechos o
personas una estimación, ya sea positiva o negativa. En el sentido ético, “los valores son
características morales inherentes a la persona, como la humildad, la responsabilidad, la piedad y
la solidaridad” (7).
Los valores pueden ser entendidos como códigos morales que aplican universalmente a las
sociedades, donde casi siempre está presente la dualidad entre el bien y el mal. Así que los valores
presentan siempre dos caras de la moneda: la cara afirmativa, positiva –la propia de los valores–, o
la cara negativa, que podemos llamar antivalor o contravalor, que es su antípoda:
generosidad versus egoísmo, amor versus odio, lealtad versus traición.
Una característica de los valores es que en general son expresados por medio de un sustantivo.
Ejemplos de valores: Solidaridad, responsabilidad, humildad, lealtad, justicia, honestidad, dignidad.
Principio ético es un concepto muy parecido a valores, y que algunos los confunden. Aquí vamos
intentar definirlo y establecer la diferencia entre valores y principios éticos. De forma sencilla y
sintética, decimos que principios éticos son las creencias y convicciones que fundamentan nuestra

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conducta moral. En otras palabras, los principios éticos determinan como debemos comportarnos
o explican porque las personas se comportan como se comportan.
Diferente de los valores, en general los principios éticos son expresos en forma de reglas o normas
de conducta que orientan la acción del ser humano. Se trata de normas de carácter general,
máximamente universales, como, por ejemplo: amar al prójimo, no mentir, respetar la vida, etc. En
general los principios éticos son universales y se les puede apreciar en la mayoría de las doctrinas y
religiones a lo largo de la historia de la humanidad. Un ejemplo muy conocido son los Diez
Mandamientos. (8)
La pregunta que surge ahora es: ¿Existe valores y principios éticos universales? Algunos afirman
que los principios éticos por definición son universales, en el sentido de que todo el mundo los
reconoce, a pesar de que muchos no se comportan en conformidad a ellos. Es cierto que en todos
los pueblos y naciones la gente reconoce que se debe amar a su prójimo, no matar, honrar a los
padres, respetar y obedecer las autoridades, no mentir, no robar, etc. La Biblia nos hace entender
qué todos los hombres saben lo que es cierto y lo que es errado, porque hay una ley escrita en su
consciencia. Lea Ro 1.18-20; 2.11-16.
En conclusión, podemos afirmar que existen valores y principios éticos universales, es decir, que
están presentes, de una forma o de otra, en todas las culturas y sociedades. Aquí damos una lista
de los valores considerados universales: Amor, Justicia, Honradez, Humildad, Honestidad, Amistad,
Solidaridad, Fidelidad, Igualdad, Respeto, Tolerancia.

3. Ética Cristiana

¿Qué es ética cristiana?


¿En qué se diferencia la ética cristiana de la ética en general?
Los valores y principios éticos son parte de la ética general y de cualquier ética. Pero debemos
resaltar que la ética siempre es normativa, es decir, su función no es describir la conducta moral
del ser humano, sino prescribir como debe ser. La tarea principal de la ética es preguntar: ¿Cómo el
ser humano debe comportarse? Así que, la finalidad de la ética de forma general es orientar la
persona en cuanto a lo que es cierto y lo es errado dentro del grupo social al cual pertenece. (9)
La ética cristiana es considerada como una rama de la Ética. Sin embargo, puede ser entendida
también como un tipo de ética, distinta de la ética en general. No es una ética filosófica,
humanística y secular; sino una ética teológica y cristiana. La base de la ética cristiana es la
revelación divina, las Escrituras Sagradas.
La ética cristiana es la ética para los cristianos. Mientras la ética considera lo que es
moralmente cierto o errado para las personas en general, la ética cristiana considera lo que es
moralmente cierto o errado para los cristianos. Según Rogelio Nonini, Ética Cristiana "es la ciencia
de la conducta humana, tal como está determinada por la conducta de Dios" (10).
La Ética Cristiana se centra en Dios y se fundamenta en la revelación divina. Las Escrituras nos
llevan a comenzar con Dios y sus requerimientos, y no con el hombre y sus costumbres. Mientras
un filósofo investiga datos para llegar a conclusiones sensatas, el cristiano se conforma con declarar

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la voluntad revelada de Dios, sin tener la necesidad de justificar sus opiniones. Razón porque la
enseñanza moral se expresa siempre en forma de mandamientos y no de afirmaciones.
Por todo lo expuesta hasta aquí, podemos definir la Ética Cristiana como el conjunto de principios
y normas bíblicas que rigen la conducta del cristiano. Así que, cuando hablamos de ética cristiana,
estamos pensando en la conducta que debe observar el cristiano en todo momento y en toda
circunstancia. El apóstol Pedro escribe: "Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que
antes teníais estando en vuestra ignorancia, sino, así como aquel que os llamó es santo, sed
también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir, porque escrito está: Sed santos, porque
yo soy santo" (1 Pe 1.14-16).
A continuación vamos resumir las principales características distintivas de la ética cristiana en
contraste con la ética filosófica y secular, siguiendo el libro Ética Cristiana de Norman Geisler. (11)

a) La ética cristiana se base en la revelación de Dios


La ética cristiana se basa en los mandamientos de Dios, que son encontrados en su revelación, que
es tanto general (Ro 1.19-20; 2.12-15) cuanto especial (Ro 2.18; 3.2). Dios se ha revelado a si
mismo tanto en la naturaleza cuanto en las Escrituras (Sal 19.1-6, 7-14). La revelación general de
Dios contiene mandamientos para todas las personas; y la revelación especial declara la voluntad
divina específica para los cristianos.

b) La ética cristiana se basa en la voluntad de Dios y en su carácter


La ética cristiana tiene la forma de mandamiento divino; es una prescripción de Dios, que expresa
su voluntad de conformidad con su carácter. Dios desea que se haga lo que es cierto en
concordancia con sus propios atributos morales. “Ustedes deben ser santos, porque yo soy santo”,
fue el mandamiento de Dios para Israel (Lv 11.45 RVC). Jesucristo dijo a sus discípulos: “Sean
ustedes perfectos, como su Padre que está en los cielos es perfecto” (Mt 5.48 RVC). Otros
ejemplos: No mientas, porque Dios nunca miente (Heb 6.18); “amarás a tu prójimo como a ti
mismo”, porque “Dios es amor” (Mt 22.39; 1 Jn 4.16).

c) La ética cristiana es prescriptiva y absoluta


Una vez que el derecho moral es prescripto por un Dios moral, él es prescriptivo. Por eso, no existe
ley sin un legislador moral. Por lo tanto, la ética cristiana es, por su propia naturaleza, prescriptiva
y no descriptiva. Además, como el carácter de Dios no cambia (Mt 3.6; Stg 1.17),
La consecuencia es que las obligaciones morales derivadas de su naturaleza son absolutas y son
obligatorias a todas las personas, en todos los tiempos y en todos los lugares.
Finalmente, La ética cristiana nos desafía a mejorar nuestra manera de vivir porque demanda que
vivamos según las normas de santidad que Cristo vivió. El apóstol Juan escribe: "El que dice que
permanece en él debe andar como él anduvo" (1 Jn 2.6). El cristiano debe ser un ejemplo de vida
para el mundo sin Cristo, tanto en su conducta personal como en su relación con la familia, la
sociedad y las autoridades (Ef 5.21; 6.9).
Francisco Lacueva afirma que, debido al pecado, el hombre natural no puede vivir la ética
cristiana, porque la única fuerza para vivirla “viene de la acción del Espíritu de Dios” (12). Esto

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significa que la ética cristiana sólo puede vivirla plenamente el cristiano, ya que solo él puede
alcanzar ese nivel de conducta como resultado del poder del Espíritu Santo obrando en su vida.

4. Ética Ministerial
¿Qué es ética ministerial o pastoral?
¿Cuál es la relación entre la ética ministerial y la ética cristiana?
¿Por qué es importante el estudio de la ética ministerial?
De inicio decimos que ética ministerial o ética pastoral es una rama de la ética cristiana, y se
refiere específicamente a los ministros cristianos, a los pastores. A pesar de que puede haber
distinción entre pastores y ministros, en este estudio preferimos por la nomenclatura ética
ministerial.
Es importante resaltar que todo lo que se refiere a la ética cristiana, se refiere a los pastores y
ministros cristianos. Porque los pastores también son cristianos. En general los ministros son
elegidos de entre los mejores cristianos. La necesidad de una ética ministerial es debido a los roles
del cristiano como ministro del Evangelio, especial-mente en su relación con los miembros de la
iglesia.
Rogelio Nonini define Ética Ministerial de la siguiente forma:
“Es el conjunto de normas escriturales que rigen los ministros cristianos tanto en la esfera
de las motivaciones como en la de sus acciones y que determinan su conducta en relación
con Dios, la sociedad, su familia, su iglesia, la denomi-nación a la que pertenece y las
instituciones cristianas” (13).

El estudio de la ética ministerial es importante porque: 1) Se espera que el carácter moral del
ministro del Evangelio sea ejemplar e irreprochable (1 Ti 3.2); y 2) en el ejercicio de su ministerio
el pastor asume muchos roles y tiene que tomar las deci-siones acertadas. La ética en el ministerio
incluye estilo de vida personal, compromisos con la familia, responsabilidades pastorales,
decisiones financieras, la forma como se relaciona con la Iglesia y con la comunidad. (14)

Referencias Bibliográficas

1) Etimología de “Ética”: http://www.gramatica.net.br/?s=Etimologia+de+%22%C3%A9tica%22


2) Etimología de “Moral”: http://www.gramatica.net.br/?s=Etimologia+de+%22moral%22
3) Angulo Parra, Y. (2008). Ética y valores. México: Editorial Santillana; edición virtual.
4) Lacueva, F. (s/f). Ética cristiana. Edición virtual.
5) Carter, J. E. y Trull, J. E. (2010). Ética ministerial: una guía para la formación moral de líderes cristianos. Pág. 56.
São Paulo: Vida Nova.
6) Carter, J. E. y Trull, J. E. (2010). Ética ministerial: una guía para la formación moral de líderes cristianos. Pág. 57.
São Paulo: Vida Nova.
7) (2014). Ética, Moral, Valores y Principios. BuenasTareas.com. Recuperado 28, 2015, de
http://www.buenastareas.com/ensayos/Ética-Moral-Valores-y-Principios/52954712.htpm
8) (2014). Ética, Moral, Valores y Principios. BuenasTareas.com. Recuperado 28, 2015, de
http://www.buenastareas.com/ensayos/Ética-Moral-Valores-y-Principios/52954712.htpm

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9) Bibo de Aquino, R. (2013). Os desafios da ética cristã. Joinville/SC – Brasil: BiboTalk


10) Rogelio Nonini (s/f). La ética de la conducta ministerial. http://www.desarrollocristiano.com/articulo.php?id=106
11) Norman Geisler (2010). Ética cristã, Alternativas e questões contemporâneas. São Paulo: Vida Nova.
12) Lacueva, F. (s/f). Ética cristiana. Edición virtual.
13) Rogelio Nonini (s/f). La ética de la conducta ministerial.
http://www.desarrollocristiano.com/articulo.php?id=106
14) Carter, J. E. y Trull, J. E. (2010). Ética ministerial: una guía para la formación moral de líderes cristianos. Pág. 22.
São Paulo: Vida Nova.

CUESTIONES DE REPASO

1. ¿Qué es ética?
2. ¿Qué es moral?
3. ¿Cuál es la relación entre ética y moral?
4. ¿Qué son virtudes? Liste ejemplos de virtudes.
5. ¿Qué son valores? Dé ejemplos de valores.
6. ¿Qué son principios éticos? Dé ejemplos de principios éticos.
7. ¿Existen valores y principios éticos universales? Explique y liste ejemplos.
8. ¿Qué es ética cristiana?
9. ¿En qué se diferencia la ética cristiana de la ética en general?
10. ¿Qué es ética ministerial o pastoral?
11. ¿Cuál es la relación entre la ética ministerial y la ética cristiana?
12. ¿Por qué es necesario una ética ministerial?

Segunda Parte:

PERFIL DEL MINISTRO CRISTIANO


El objetivo de este estudio es especificar los roles de los Ministros Cristianos y listar las
características y competencias que se esperan de los mismos. Son los requisitos mínimos exigidos
al Ministerio de la Palabra (presbíteros, evangelistas y pastores). La Iglesia y el ministerio al
consagrar personas al ministerio de la Palabra deben examinar cuidadosamente los candidatos a la
luz de estos requisitos bíblicos y ministeriales.
El perfil del Ministro Cristiano está directamente relacionado a los roles que él desarrolla en el
ejercicio del ministerio. Por eso, antes de tratar der perfil propiamente dicho, vamos hablar de los
distintos roles del ministro, principalmente cuando se trata del ministerio pastoral.

1. Roles del Ministro Cristiano


¿Qué hace el ministro cristiano?
¿Cuáles son las funciones y responsabilidades del ministro del Evangelio?
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El en ejercicio de su ministerio el obrero cristiano asume distintas funciones y respon-sabilidades,


que constituyen los roles del ministro cristiano. En este estudio vamos listar los roles o funciones
más sobresalientes, conforme mencionan James Carter y Joe Trull en su libro Ética ministerial en el
capítulo 4. (1)
Las funciones o roles más sobresalientes del ministro cristiano son:
1) Liderazgo y cuidados pastorales
2) La administración
3) La predicación
4) La enseñanza
5) La consejería
6) La visitación
7) Casamientos y funerales
8) Celebración de fechas especiales

1.1- Liderazgo y cuidados pastorales


El ministro del Evangelio es un líder, sea como pastor de una iglesia local o ejerciendo otro
ministerio. Especialmente como pastor, el ministro actúa como líder en una iglesia o en medio de
personas. Y en la comunidad donde está su iglesia él es reconocido como líder y puede ejercer
mucha influencia. Además de ministrar y cuidar del rebaño del Señor, el pastor también debe
guiar y conducir el pueblo en la vida cristiana. Razón porque el ministro cristiano debe tener
habilidades y competencias para el liderazgo.
El ministro como líder y pastor debe ser un ejemplo del rebaño. La mejor manera de cuidar del
rebaño de Dios y liderar el pueblo es con el ejemplo, como dicen los apóstoles Pedro y Pablo,
respectivamente:
“A los ancianos… les ruego esto: cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su
cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios
quiere. No sea tiranos con los que están a su cuidado, sino sea ejemplo para el rebaño.
Así, cuando aparezca el Pastor supremo, ustedes recibirán la inmarcesible corona de
gloria” (1 Pe 5.1-4 NVI).

“Ninguno tenga en poco tu juventud; mas sé ejemplo de los fieles en palabra, en


conversación, en caridad, en espíritu, en fe, en limpieza” (1 Ti 4.12 RVC).

Debido a sus grandes responsabilidades e importantes relaciones interpersonales, el pastor debe


buscar mejorar sus competencias de liderazgo por medio de los estudios y sobre todo siguiendo
los buenos ejemplos bíblicos, especialmente el ejemplo del Señor Jesucristo. Pablo dijo: “Sed
imitadores míos, así como yo soy de Cristo” (1 Co 11.1). Jesucristo dijo: “…aprended de mí, que
soy manso y humilde de corazón” (Mt 11.29; compare Jn 13.15).

1.2- La administración
La Biblia describe la Iglesia como un organismo vivo, conformada por sus miembros, semejante al
cuerpo humano (1 Co 12.12, 27; Ef 4.15-16). Sin embargo, hay el aspecto humano, según el cual
las iglesias locales son organizaciones humanas, incluso con personería jurídica para poder ser

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reconocidas por el Estado. En este sentido la iglesia es conformada por personas y bienes
materiales y necesita un administrador.
En el ejercicio de su ministerio el pastor asume también el rol de administrador de la iglesia. El
ministro cristiano, además de asumir las funciones de cuidado y liderazgo, en general tiene que
asumir también funciones administrativas. Por lo tanto, se espera que el candidato al pastorado
tenga también competencias para administrar.
El pastor es responsable por toda la organización y gestión de la iglesia. La iglesia debidamente
organizada y que funciona de forma adecuada es capaz de seguir la dirección de sus líderes
ministeriales. Es necesario que las organizaciones dentro de la iglesia tengan propósitos y metas
definidas. Los líderes de los departamentos o organi-zaciones necesitan entender eses propósitos
y metas y ser entrenados para colocarlos en práctica. Es función del pastor ofrecerles asistencia,
orientación e incentivo.
El ministro de Cristo debe ser fiel en su administración, es decir, debe ser una persona digna de
confianza. El apóstol Pablo afirma que se espera que la gente considere a los pastores como
“servidores [ministros] de Cristo y administradores de los misterios de Dios” y añade: “lo que se
requiere de los administradores es que cada uno sea hallado fiel” (1 Co 4.1,2). La palabra
administrador aquí es la traducción del término griego oikonomon (de oikonomias = economía) que
en Lc 16.1 es traducido como “mayordomo”, de donde viene la palabra “mayordomía”. El énfasis
cuando se habla de mayordomía es en la administración de las finanzas de la iglesia.

1.3- La predicación

Las denominaciones cristianas tradicionales, en general, consideran la predicación como la


responsabilidad prioritaria del pastor de la iglesia. Los seminarios teológicos y facultades cristianas
enfatizan la Homilética, con una extensa carga horaria, en detrimento de otros cursos como
evangelismo, discipulado, liderazgo, consejería y administración eclesiástica. Tal vez la razón es
porque algunas iglesias en la hora de buscar un ministro para ser su pastor quieren saber si es un
buen predicador.
La predicación es una de las funciones importantes del ministro de Cristo, de tal manera que a
veces se le llama también “ministro de la Palabra”. Pero es importante recordar que la
predicación eficaz sucede en el contexto de la relación pastoral y cuidado con los miembros de la
iglesia. Predicar no es un simple ejercicio espiritual, sino una manera de aplicar la palabra de Dios
a la vida de las personas con las cuales el pastor se encuentra profundamente involucrado.
Los pastores deben considerar sus sermones como parte integrantes del culto, y no apenas como
un momento en que realizan su función pastoral. La oración y la alabanza en la liturgia no son una
simple introducción para el mensaje. Todas las partes del culto deben encajar como expresiones
deliberadas de adoración a Dios. Cada sermón debe ser planeado, preparado en actitud de oración
y transmitido de manera eficaz. El pastor que improvisa sermones, colocándose en la dependencia
de la inspiración del momento, desvaloriza la oportunidad de la prédica.

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1.4- La enseñanza

La enseñanza es uno de los elementos esenciales de la iglesia, tal vez el principal y más importante
que la predicación. Jesucristo es llamado de Maestro y la mayor parte de su ministerio fue
enseñar. En Mt 9.35 tenemos un resumen de su ministerio: “Recogía Jesús todas las ciudades y
aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del Reino y sanando toda
enfermedad y dolencia en el pueblo”. Los apóstoles daban mucha importancia a la enseñanza en
la vida de la iglesia. La verdad todas las Epístolas son enseñanzas de los apóstolos a las iglesias.
Pablo dijo a los obreros de Éfeso: “…les he enseñado públicamente y en las casas” (Hch 20.20 NVI).
El ministro cristiano, principalmente en el ejercicio del ministerio pastoral, debe tener
competencias para enseñar. Pablo recomienda a Timoteo: “Lo que has oído de mí ante muchos
testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Ti 2.2). El
pastor es también un maestro, de ahí que algunos eruditos consideran apenas cuatro ministerios,
envés de cinco, en Ef 4.11: “Y él mismo constituyo a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros”. El cuarto ministerio sería pastor-maestro.
El ideal es que la carrera de Teología, especialmente en la formación de pastores, sea una
licenciatura o por lo menos que tenga cursos de Didáctica. Tal vez pueda disminuir la carga horaria
de Homilética para incluir Didáctica. Pero si el pastor puede seguir también una Facultad de
Pedagogía será mejor.

1.5- La consejería
La consejería es otra de las funciones esenciales del ministro cristiano como pastor de una iglesia.
Al cuidar del rebaño de Dios no hay como no aconsejar las ovejas. El pastor está siempre
aconsejando, sea de manera formal o informal. Para ello el pastor necesita tener competencias y
está preparado para aconsejar a cualquier momento. Debe le gustar estar con personas, tener
habilidades para relacionarse y preparo espiritual y académico para aconsejar las personas.
Muchas situaciones de consejería no exigen mucho preparo y un entrenamiento específico. El
pastor puede contestar a una pregunta, escuchar alguien compartir una preocupación, demostrar
amistad, hablar palabras de reafirmación y ánimo. Esto es lo que algunos llaman de “diálogo
pastoral sucinto”.
Otra forma de consejería es lo se llama “consejería pastoral y psicoterapia”. Este tipo de consejería
se hace en encuentros marcados, en varias sesiones, y exige entrenamiento especializado para
poder realizarla. Si el pastor no tiene es tipo de preparo, debe encaminar la persona a un
especialista. En general, la consejería pastoral debe limitarse al área de las relaciones.

1.6- La visitación
La visitación pastoral ha sido considera, desde mucho tiempo, una de las principales
responsabilidades del ministro cristiano. En la sociedad atareada de hoy, la visita ha se tornada
cada vez más difícil. No obstante, el contacto personal con los miembros de la iglesia aún es muy
importante. En muchas iglesias los miembros esperan que el pastor les visite.
Especialmente las iglesias de porte mediano o grande, deben tener grupos o comisiones de apoyo y
cuidados pastorales. Sin embargo, el pastor mismo debe visitar también. La visitación puede ser
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realizada con varios motivos: evangelizar, como parte del discipulado, ministrar a los enfermos,
mantener contacto con aquellos que no puede salir de casa o que están internados, o
simplemente socializarse y fortalecer la amistad y compañerismo.

1.7- Casamientos y funerales


Casamientos y funerales son dos experiencias humanos universales en que el pastor debe estar
presente y prestar todo el apoyo y solidaridad necesaria. La asistencia pastoral en estas ocasiones
contribuye para estrechar los vínculos entre el pastor y los miembros de la iglesia.
El matrimonio es uno de los momentos más importantes de la vida de una persona. Actualmente,
en casi todos los países hay el matrimonio civil, celebrado por el Estado, y el matrimonio religioso,
celebrado en la iglesia por el sacerdote o ministro cristiano. El ministro cristiano tiene en sus
manos la importante responsabilidad espiritual en relación al matrimonio.
A veces el pastor se encuentra en un dilema ético para decidir se realiza el matrimonio de algunas
parejas. Muchas veces surgen situaciones especiales, tales como novios divorciados o apenas
separados, parejas que ya conviven, novias encintas, o mismo matrimonio entre personas de
religiones distintas. En cada caso el pastor debe tomar decisiones en base a la enseñanza bíblica
sobre el matrimonio, la cultural local, el cuidado pastoral y la responsabilidad de la iglesia en
relación al ministerio.
Realizar funerales es otra responsabilidad del pastor y, con frecuencia una de las más
difíciles. No obstante, el ministerio en el momento del luto es muy relevante. El pastor representa
Dios, aquél que mira a todos y cuida de todos en todos los acontecimientos, hasta mismo en la
muerte. El pastor representa las personas que, con compasión, preocupación y apoyo, procura
aliviar el dolor intensa y el sentimiento de pierda. Además, representa una organización
eclesiástica y una profesional que presta un servicio público.
La responsabilidad del pastor no termina al sepultar el difunto. Él puede ayudar los familiares que
perdieron un ente querido al andar con ellos durante el proceso de luto, realizando visitas
constantes y ofreciéndoles apoyo.

1.8- Celebración de fechas especiales


El pastor, a diferencia de un ministerio itinerante, debe estar “casado con la iglesia”. El evangelista
predica un mensaje en una cruzada y al terminarla se retira para su casa en otra ciudad. Un
maestro da una conferencia durante algunos días y enseguida se retira sin preocuparse si los
oyentes van poner en práctica lo aprendido. El pastor, al contrario, está siempre presente en las
vidas de los miembros de la iglesia, en los momentos alegres y en los de tristeza. Podemos decir
que el pastor, al asumir el pastorado de una iglesia, promete estar con ella “en la alegría y en el
dolor”.
El pastor debe estar presente en la vida de las familias y miembros de la iglesia en todos los
momentos: desde el nacimiento al funeral. De ahí tenemos las fechas especiales de la familia y de
la iglesia, tales como cumpleaños, quinceañeras, bodas, aniversarios de la iglesia, día de las
madres, día de los padres, etc. Son momentos importantes en las vidas de las personas y familias
de la iglesia, en los cuales se exige la presencia del pastor y saber cómo actuar.

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El pastor debe estar preparado para tomar decisiones en todo momento y para dirigir o participar
en las celebraciones.

Conclusión
En este apartado vimos las funciones y áreas de actuaciones del ministro cristiano para las cuales
él debe tener competencia y estar preparado. La finalidad de este estudio es mostrar la necesidad
del pastor, o aspirante a ministerio, de prepararse para ejercer su ministerio de forma eficaz.

2. Perfil del Ministro Cristiano


¿Qué tipo de persona puede ser un ministro cristiano?
¿Qué cualidades y competencias debe tener un ministro cristiano?
En el apartado anterior vimos las responsabilidades, funciones y áreas de actuaciones del ministro
cristiano para las cuales él debe tener competencias y estar preparado. Vimos que el obrero
cristiano, principalmente en el ejercicio del ministerio pastoral, tiene muchas responsabilidades y
actúa en muchas áreas. En este apartado veremos qué tipo de persona puede ser un ministro
cristiano, es decir, que cualidades y competencias debe tener el candidato al ministerio cristiano.
Las cualidades y competencias que se esperan de los ministros cristianos están agrupa-das aquí en
tres áreas:
1) Cualidades personales
2) Competencias ministeriales
3) Conducta moral

2.1- Cualidades personales


a) El ministro no debe ser un recién convertido – 1 Ti 3.6
El aspirante al ministerio no debe ser un neófito, es decir, no debe ser un nuevo convertido. Al
contrario, debe ser una persona que demuestre madurez emocional y espiritual suficiente para
ejercer el ministerio con firmeza. El apóstol Pablo explica porque: “No debe ser un recién
convertido, no sea que se vuelva presuntuoso y caiga en la misma condenación en que cayó el
diablo” (1 Ti 3.4 NVI).
Muchos obreros han fracasados en el ministerio, y hasta caído en pecados graves, por falta de
madurez. Por eso es necesario examinar los candidatos, e incluso someterlos a pruebas en oficios
inferiores, antes de consagrarlos al ministerio, cómo recomienda Pablo: “Que primero sean
puestas a prueba, y después, si no hay nada que reprocharles, que sirvan como diáconos” (1 Ti
3.10 NVI).
Además, el ministro debe buscar su proprio desarrollo y crecimiento espiritual a través de una vida
devocional. El estudio académico en el seminario contribuye mucho para la comprensión de las
Escrituras, pero tendrá poco efecto en el crecimiento espiritual si el seminarista no lleva una vida
devocional. El pastor, mismo después de consagrado o ordenado, debe continuar a ser un
verdadero discípulo de Jesucristo, estudioso de la Palabra de Dios y practicante de las disciplinas
de la vida cristiana. El apóstol Pedro nos exhorta: “Antes bien, creced en la gracia y el
conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pe 3.18).

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El crecimiento espiritual continuo del ministro resulta de la práctica regular de la oración, del
estudio bíblico, de la adoración y obediencia en servicio al Señor. Pablo nos aconseja: “Así que yo
corro y lucho, pero no sin una meta definida; …mas bien, golpeo mi cuerpo y lo someto a
servidumbre, no sea que después de haber predicado a otros yo mismo quede eliminado” (1 Co
9.26-27 RVC).
b) El ministro debe ser lleno del Espíritu Santo – Hch 6.3
Ser lleno del Espíritu Santo es un requisito imprescindible al ministerio cristiano. Cuando fue
necesario elegir personas para el diaconato en la Iglesia de Jerusalén, los apóstoles recomendaron:
“Buscad, pues, hermanos, entre vosotros a siete hombres llenos del Espíritu Santo y de sabiduría,
a quienes encarguemos de este trabajo” (Hch 6.3).
Según las Escrituras el ideal de Dios es que todos los creyentes sean llenos del Espíritu Santo.
Jesucristo mismo era “lleno del Espíritu Santo” (Lc 4.1) y en el Día de Pentecostés, en “el aposento
alto”, todos sus discípulos “fueron llenos del Espíritu Santo” (Hch 2.4). Además, hay un
mandamiento para todo los cristianos: “No se emborrachen con vino, lo cual lleva al desenfreno;
más bien llénense del Espíritu” (Ef 5.18 RVC).
¿Qué se entiende por “llenura del Espíritu”? Algunos consideran como sinónimo del “bautismo
con el Espíritu Santo con la evidencia de hablar en lenguas”, para otros es un “revestimiento de
poder”. La verdad es que la “llenura del Espíritu Santo” es mucho más que eso. Otra expresión
equivalente para “llenura del Espíritu” es “Plenitud del Espíritu”, que se refiere a todo lo que el
Espíritu Santo puede hacer en el creyente y a través de él.
La llenura del Espíritu Santo transforma el creyente en un hombre espiritual, que lleva una vida
bien ajustada y capaz de servir a Dios. Estamos hablando del fruto del Espíritu y los dones
espirituales. En Gálatas 5.22-23 habla de nueve aspectos del fruto del Espíritu: amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Estas nueve palabras forman una
definición del carácter cristiano y a la vez es una descripción del proceder de Cristo mientras vivía
en la tierra. Por lo tanto, el Espíritu Santo produce en el creyente “lleno del Espíritu” el verdadero
carácter cristiano. Lea también 1 Co 13.4-7.
El Espíritu Santo capacita al creyente “lleno del Espíritu” para el servicio a Dios por medios de los
dones espirituales. En 1 Corintios 12.4-11 encontramos listados nueve dones, llamados también
“manifestaciones del Espíritu”: palabra de sabiduría, palabra de conocimiento, fe, dones de
sanidades, milagros, profecías, discernimiento de espíritus, diversos géneros de lenguas e
interpretación de lenguas. En Efesios 4.11 tenemos una lista de dones ministeriales: apóstoles,
profetas, evangelistas, pastores y maestros. La finalidad de estos dones que es “perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio” (Ef 4.12).

c) El ministro debe tener un llamado comprobado – Lc 6.12-16


En la Biblia encontramos tres llamados distintos: 1) llamado para la salvación; 2) llamado para el
discipulado; y 3) llamado para el ministerio de la Palabra (pastor, evangelista, misionero).
Dios llama a todos los seres humanos para la salvación. En Mt 11.28 el Señor Jesús invita: “Venid a
mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Jesucristo llama a todas las
personas, sin embargo son salvados apenas aquellos que atienden su llamado (Ap 3.20; Jn 5.24).
De modo semejante, Dios llama a todos los cristianos para el discipulado. A todos los creyentes el
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Señor Jesús ha dicho: “Síganme, y yo haré de ustedes pescadores de hombres” (Mc 1.17 RVC). Le
toca a cada cristiano atender a este llamado y estar dispuesto a hacer lo que el Maestro mandar.
Desafortunadamente pocos creyentes atienden a este llamado.
De forma distinta y selectiva, Dios llama algunos de sus discípulos para ser pastores, evangelistas y
misioneros. Es un llamado especial y personal. Leyendo Lc 6.12-16 vemos que Jesucristo “llamó a
sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles”. Leyendo Hechos
13.1-3 podemos concluir que el misionero es un obrero con un doble llamado: el llamado para el
ministerio de la Palabra y el llamado para una obra específica. En la iglesia de Antioquia había un
grupo de obreros con dones ministeriales distintos, y el Espíritu Santo dijo: “Apártenme a Bernabé
y a Saulo, porque los he llamado para un importante trabajo” (RVC).
El llamado al ministerio implica capacitación en potencia para el ejercicio del ministerio. En otras
palabras, aquél que fue llamado para el ministerio ha sido dotado por Dios con habilidades y
dones específicos para su ejercicio (Mt 25.12-18; Ef 4.7). En la vida cristiana, la medida que
crecemos “en la gracia y el conocimiento de Cristo” y en el servicio a Dios, descubrimos y
desarrollamos estos dones y habilidades.
Según Rick Warren, en nuestra formación para servir a Dios entran tres factores importantes: 1)
los rasgos de nuestra personalidad, 2) los talentos y habilidades naturales y 3) los dones
espirituales. La personalidad es tu forma de ser: tu temperamento, forma de actuar, tus intereses,
gustos y pasiones. Dios te formó para un ministerio específico y te sientes bien cuando haces lo que
Dios quiere que hagas, conforme tu personalidad. Talentos son las habilidades naturales que ya
nacemos con ellas, pero que necesitan ser desarrolladas. Es la facilidad para ejecutar determinada
tarea. Los dones son habilidades especiales dadas por Dios a los creyentes para servirle. (2)

Dios les da a cada creyente dones espirituales para usarlos en el ministerio. El apóstol Pablo dice:
“Cada uno de nosotros ha recibido los dones que Cristo le ha querido dar” (Efesios 4.7 BDHH).
Hablando de los ministerios Pablo dijo: “En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles,
luego profetas, y en tercer lugar, maestros; después los que sanan…, los que administran…” (1 Co
12.28 RVC; lea también Ef 4.11).
Por tanto, si alguno anhela ser un ministro de la Palabra, “desea una buena obra” (1 Ti 3.1 RVC).
Pero, es necesario estar consciente de su llamado antes de aceptar a ser consagrado u ordenado al
ministerio. El aspirante debe estar seguro de su llamado y la iglesia y ministerio puede
comprobarlo por los dones, habilidades, dedicación y perseverancia en el servicio a Dios.

2.2- Competencias ministeriales

a) El ministro debe ser capaz de liderar – 1 Ti 3.4-5


El trabajo del ministro cristiano en general involucra el liderazgo, sea pastoreando una iglesia,
coordinando un departamento o comisiones, dirigiendo o cuidando de un grupo de personas. Por
tanto, es necesario que el ministro tenga las competencias necesarias para liderar.
Según el apóstol Pablo la iglesia es semejante a una familia, y quien no es capaz de “gobernar bien
su casa”, no es capaz de “cuidar de la iglesia de Dios”. Por eso, el aspirante a pastor “debe

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gobernar bien su casa y hacer con que sus hijos le obedezca con el debido respeto; porque el que
no sabe gobernar su propia familia, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?” (1 Ti 3.4-5 NVI).
El pastor de una iglesia no es solamente “el presidente”, para presidir, dirigir, gobernar, dominar. Al
contrario, el pastor debe “cuidar del rebaño del Dios”, así como un pastor cuida de sus ovejas. El
apóstol Pedro nos exhorta: “cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por
obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere. No sea tiranos con
los que están a su cuidado, sino sea ejemplo para el rebaño” (1 Pe 5.2-3)

b) El ministro debe ser capaz de enseñar – 1 Ti 3.2; 2 Ti 2.2


El apóstol Pablo recomiendo que el aspirante al ministerio sea “apto para enseñar” (1 Ti 3.2) y
exhorta a Timoteo: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que
sean idóneos para enseñar también a otros” (2 Ti 2.2). Las expresiones “aptos para enseñar” y
“idóneos para enseñar” se refieren tanto a las competencias intelectuales como las cualidades
morales del obrero que lo torna “apto” para ministrar la Palabra de Dios. Es por eso que Pablo dijo
a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte ante Dios aprobado, como obrero que no tiene de
qué avergonzarse y que usa bien la Palabra de verdad” (1 Ti 2.15).
En conclusión, el ministro deber tener un conocimiento profundo de las Escrituras, vivir de
acuerdo a las enseñanzas de la Palabra de Dios y ser capaz de transmitir a otros lo que sabe y vive.
El ministro de la Palabra debe ser como el escriba Esdras, que “se había entregado de corazón al
estudio de la ley del Señor, y a cumplirla y enseñarla a los israelitas” (Esd 7.10 RVC). Por lo tanto, el
ministro de Cristo “debe ser apegado a la Palabra” (Tit 1.9 NVI), que “se deleita en la ley del Señor,
y de día y de noche medita en ella” (Sal 1.2 RVC).

c) El ministro debe ser fiel a la sana doctrina – Tit 1.9


El ministro debe demostrar lealtad a la Palabra de Dios, a las doctrinas fundamentales profesadas
por la denominación y a las normas del ministerio al cual pertenece. El apóstol Pablo recomienda
que el aspirante al ministerio debe ser “apegado a la palabra fiel, tal como ha sido enseñado, para
que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (Tit 1.9 RVC).
Esto está acorde a lo que se dice de los primeros cristianos en la iglesia de Jerusalén, “los cuales se
mantenían fieles a las enseñanzas de los apóstoles y en mutuo compañerismo” (Hch 2.42 RVC).
Es importante que la denominación y el ministerio, convención o asociación, que congrega los
ministros e iglesias tenga sus estatutos y reglamentos al día y una decla-ración de fe. La finalidad
de la declaración de fe es formar una base común para la comunión y unidad en el ministerio. La
Palabra de Dios recomienda “que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros
divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y un mismo parecer” (1 Co
1.10).
2.3- Conducta moral

El ministro de la Palabra (presbíteros, evangelistas, pastores, misioneros) debe tener una conducta
moral intachable. Aquellos que ejercen la función pastoral, u otra función ministerial, deber ser
líderes que no se le puede acusar de nada. Debe ser como Daniel, que sus compañeros “buscaban

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la ocasión de acusarle…, pero no podía hallarla, ni tampoco acusarlo de ninguna falta, porque ele
era confiable y no tenía ningún vicio ni cometía ninguna falta” (Dn 6.4 RVC).
Los detalles en cuanto a la conducta moral del ministro encontramos principalmente de los
siguientes textos: 1 Timoteo 3.1-13; Tito 1.6-9 y 1 Pedro 5.1-4.
En conclusión, podemos decir que el aspirante al ministerio debe demostrar madurez como
cristiano y como líder, especialmente con respeto a su carácter y sus actitudes. La Iglesia y el
ministerio que quiere consagrar personas al ministerio de la Palabra deben examinar
cuidadosamente a los candidatos a la luz de estos requisitos bíblicos. Los candidatos deben
primero ser puestos a prueba, y luego, “si son irreprochables” serán consagrados (1 Ti 3.10). Esta
prueba en general sucede como cooperador para poder ser consagrado a diácono, después a
presbítero. Después de presbítero a evangelista y después a pastor (modelo de las Asambleas de
Dios de Brasil).

Referencias Bibliográficas

1) Carter, J. E. y Trull, J. E. (2010). Ética ministerial: una guía para la formación moral de líderes
cristianos. São Paulo: Vida Nova.
2) Rick Warren (2005). Una vida con propósito. Miami: Editorial Vida.

EJERCICIO DE REPASO

1. En un parágrafo conteste la siguiente pregunta: ¿Qué hace el ministro cristiano?


2. Liste los distintos roles o responsabilidades del ministro cristiano y para cada rol cite un texto
bíblico o escriba una frase que justifique la importancia del mismo.
3. En un parágrafo conteste la siguiente pregunta: ¿Qué tipo de persona puede ser un ministro
cristiano?
4. Liste las cualidades personales que debe tener el ministro cristiano con textos bíblicos o
referencias para cada cualidad.
5. Liste las competencias para el ministerio cristiano con textos bíblicos o referencias para cada
competencia.
6. Con una frase conteste la siguiente pregunta: ¿Cómo debe ser la conducta del ministro
cristiano? Justifique con versículos bíblicos.

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Tercera Parte:

CONDUCTA MORAL DEL MINISTRO CRISTIANO

El objetivo de este estudio es exponer los distintos aspectos de la conducta moral del ministro y
explicar su importancia en el contexto de la iglesia. La base para este estudio será los textos bíblico
de 1 Timoteo 3.1-13; Tito 1.6-9 y 1 Pedro 5.1-4.
A pesar de que algunas cualidades del ministro puedan ser clasificadas como personales, la
conducta del ministro siempre es pública y se manifiesta en la relación con las personas o grupos
de personas, sean en la familia, en la iglesia o en la sociedad en general. Por eso, en este estudio
de la conducta moral del ministro cristiano vamos considerar estas tres áreas.

1. Conducta Personal del Ministro Cristiano

El ministro de Cristo debe tener una conducta personal intachable en sus relaciones con las
personas en general, sea de la comunidad donde vive, en su familia o en la iglesia.
Los textos bíblicos base para este estudio son: 1 Timoteo 3.1-13 NVI y Tito 1.6-9 NVI.
En este estudio vamos contestar la siguiente pregunta: ¿Cómo debe ser, o cómo debe
comportarse, el ministro cristiano en sus relaciones con las personas en general?
Respuesta: El ministro cristiano es una persona que…
1) Debe ser moderado, sensato, respetable – 1 Ti 3.2.
Moderación aquí se refiere al fruto del Espíritu Santo, el dominio proprio o templanza
(Gl 5.23).
Sensato quiere decir sabio, que vive sabiamente. No se refiere a conocimientos, sino a la
sabiduría de vida, como vivir bien. Es la sabiduría que habla el libro de Proverbios: “El
principio de la sabiduría es el temor al Señor” (Pv 1.7).
El ministro debe ser una persona respetable, es decir, debe tener una buena reputación.
Que la gente habla bien de él y le respeta por su integridad.
2) Debe ser hospitalario, amigo del bien – 1 Ti 3.2; Tit 1.8
El pastor [anciano] “con agrado debe recibir visitas y huéspedes en su casa” 1 Ti 3.2
NTV), “debe estar dispuesto a recibir en su casa a los necesitados” y “hacer el bien” a
todos (Tit 1.8 PDT).
3) Debe ser amable, apacible, manso y humilde – 1 Ti 3.3; Tit 1.7.
Ser amable se refiere al fruto del Espíritu, la amabilidad (NVI). Quiere decir que el
ministro debe saber tratar bien las personas.
Apacible quiere decir pacífico o pacificador. Aquél que no es conflictivo, que no se mete
en problemas, sino que busca la paz. En Tit 1.7 complementa el sentido: “No debe ser

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arrogante, ni iracundo, ni borracho, ni violento”. Jesucristo dijo que son


“bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5.9).
El ministro “no debe ser arrogante, ni iracundo, ni violento”; al contrario, debe ser un
hombre “menso y humilde de corazón” (Mt 11.29).
En conclusión, el ministro debe cultivar todos los aspectos del fruto del Espíritu Santo,
conforme Gl 5.22-23 y 1 Co 13.4-7. Una paráfrase del último texto sería: “El pastor es
paciente y bondadoso, no es envidioso ni jactancioso, no es egoísta, no es rencoroso ni
se irrita con facilidad. El pastor puede sufrir y soportar todo con paciencia”.
4) Debe ser justo, santo y disciplinado – Tit 1.8.
Ser justo se refiere a la integridad personal y la equidad al tratar con otros. El ministro
debe ser íntegro, recto e ecuánime. Al tratar con las personas debe saber reconocer sus
razones y derechos, debe ser imparcial.
Ser santo en la Biblia quiere decir consagrado o dedicado. Habla de algo o alguien que
ha sido apartado del uso común y dedicado al servicio a Dios. Por tanto, cuando dice
que el pastor debe ser santo quiere decir que debe vivir apartado del pecado y dedicado
a al servicio a Dios. Esto implica “una vida de devoción y disciplina” (Tit 1.8 NTV).
El obrero del Señor debe ser un hombre disciplinado en todas las áreas, tanto en su vida
particular como en el ministerio. No puede ser perezoso, ni negligente. El apóstol Pablo
dice que el obrero cristiano debe ser dedicado y disciplinado “como buen soldado de
Cristo” y “como el que lucha como atleta” (2 Ti 2.3-5). Él dijo: “Así que yo corro y lucho,
pero no sin una meta definida; …mas bien, golpeo mi cuerpo y lo someto a servidumbre,
no sea que después de haber predicado a otros yo mismo quede eliminado” (1 Co 9.26-
27 RVC).
5) No debe ser codicioso, ni amigo del dinero – Tit 1.7; 1 Ti 3.3,8.
La codicia o “el amor al dinero” ha sido uno de los tres pecados capitales de los obreros
cristianos. Los otros dos están relacionados a la inmoralidad sexual y al abuso del poder.
Pablo nos exhorte a no considerar la iglesia como “una fuente de ganancia”, y explica
porque: “los que quieren enriquecerse caen en la trampa de la tentación”, “porque el
amor al dinero es la raíz de todos los males” (1 Co 6.5-10). Pedro completa diciendo que
los que pastorean la grey de Dios, deben hacerlo “de manera voluntaria y con el deseo
de servir, y no por obligación ni por el mero afán de lucro” (1 Pe 5.2 RVC).
6) Debe tener buen testimonio de los de afuera – 1Ti 3.7.
Es muy importante el “buen testimonio de los de afuera” en el momento de reclutar y
consagrar a alguien al ministerio.
Jesucristo dijo que sus discípulos somos “la luz del mundo” y es necesario que esta luz
“alumbre delante de todos, para que todos vean sus buenas obras y glorifiquen a su
Padre, que está en los cielos” (Mt 5.14-16). Pedro nos ordena: “mantengan una buena
conducta entre los no creyentes para que, aunque los acusen de malhechores, al ver las
buenas obras de ustedes glorifiquen a Dios” (1 Pe 2.12 RVC).

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2. Conducta de las Relaciones Familiares del Ministro

El ministro cristiano debe tener una conducta moral intachable en sus relaciones con la esposa y
con sus hijos. Además, su familia debe ser bien ordenada, viviendo conforme los principios de la
Palabra de Dios.
Los textos bíblicos base para este estudio son: 1 Timoteo 3.1-13 y Tito 1.6-9 NTV.
En este estudio vamos contestar la siguiente pregunta: ¿Cómo el ministro cristiano debe ser o
actuar con su familia?
Respuesta: En relación a su familia el ministro cristiano…
1) Debe ser fiel a su esposa –1Ti 3.2, 11. Tit 1.6.
La traducción Reina-Valera en estos textos dice “marido de una sola mujer” (RV95) o
“que tenga una sola esposa” (RVC). El sentido original es que el aspirante al ministerio
no sea bígamo o polígamo, sino “que tenga una sola esposa”. Esta recomendación de
Pablo era debido a la existencia de la poligamia en la cultura corintia y que en la propia
iglesia había hombres casados con más de una mujer.
Por este frase “debe ser marido de una sola mujer” algunos entienden que el pastor
debe ser casado, y casado una sola vez. No puede ser pastor un soltero (que nunca casó,
viudo, o divorciado), ni un divorciado casado otra vez. Tal vez un viudo casado por
segunda vez pueda ser acepto como pastor.
El principio aquí, y la contextualización en nuestra cultura occidental, es que el ministro
sea “un hombre de una sola mujer”, es decir, que su esposa sea la única mujer en su
vida conyugal. Esto habla de la fidelidad conyugal, es decir, el hombre debe ser fiel a su
esposa, y la contrapartida es que la mujer debe ser fiel a su esposo.
El ministro debe “honrar su matrimonia, y ser fiel a su cónyuges” (Heb 13.5 RVC).
Actualmente la infidelidad conyugal (fornicación, adulterio, asedio, etc.) ha sido uno de
los pecados capitales de los ministros cristianos y que ha causado muchos daños al
pueblo de Dios. El pastor debe tener mucho cuidado al relacionarse con las mujeres de
la iglesia, sean casadas o solteras.
La recomendación bíblica es huir de la inmoralidad y de las pasiones juveniles (1 Co 6.18; 1
Ts 4.3-7; 2 Ti 2.22). Por ejemplo, el pastor debe evitar quedarse a solas con una persona
del sexo opuesto. Al aconsejar una señora o señorita que sea acompañada con otra
persona, o que el pastor esté con su esposa.
Además, el pastor nunca debe descuidar de sus responsabilidades como esposo,
conforme ordenan las Escrituras:
“Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla
santa… Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa
se ama a sí mismo, pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo
cuida, así como Cristo hace con la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo” (Ef .25-30 NVI).
“De la misma manera, ustedes, los esposos, sean compresivos con ellas en su vida matrimonial.
Hónrenlas, pues como mujeres son delicadas, y además, son coherederas con ustedes del don de la
vida. Así las oraciones de ustedes no encontrarán ningún estorbo” (1 Pe 3.7).

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2) Debe dirigir bien su propia familia – 1 Ti 3.4-5,12.


El pastor debe “dirigir bien su propia familia, y que sus hijos lo respeten y lo obedezcan.
Pues, si un hombre no puede dirigir a los de su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la
iglesia de Dios?” (1 Ti 3.4-5 NTV).
En algunas iglesias y denominaciones cristianas los aspirantes al ministerio necesitan
casarse y tener hijos antes de poder asumir el pastorado. Esperar que el pastor sea
casado y tenga familia es natural, pues la familia es un modelo de la iglesia. Pues Pablo
dijo: “el que no sabe gobernar su propia familia, ¿Cómo podrá cuidar de la iglesia de
Dios?” (1 Ti 3.5 NVI).
El pastor, como el líder de su familia, debe “dirigir bien a sus hijos y a los demás de su
casa” (1 Ti 3.12 NTV). Para ello Pablo recomienda: “No exasperen a sus hijos, sino
edúquenlos en la disciplina y la instrucción del Señor” (Ef 6.4 RVC).
3) Su esposa debe ser digno de respeto y no calumniadora – 1 Ti 3.11.
La esposa del pastor tiene un rol muy importante en el ministerio, principalmente como
esposa y madre. Debe ser una mujer creyente, que ame a su esposo y le sea sumisa; que
cuide bien del hogar; que ame a sus hijos y les cuida bien. Lea Ef 5.22-24; Tit 2.3-5.
Debe ser una mujer virtuosa, como la de Pr 3.10-31. Una mujer de confianza,
trabajadora, habilidosa, inteligente, sabia, generosa, prevenida, elegante, digna de
elogios.
4) Sus hijos deben ser creyentes, no sean desenfrenados ni rebeldes – Tit 1.6.
El pastor debe tener una familia bien ordenada, viviendo conforme los principios de la
Palabra de Dios. La esposa debe ser creyente, bien como sus hijos y dar buen
testimonio. La familia del pastor debe ser un ejemplo de familia cristiana.
En la actualidad hay pastores que sus hijos son rebeldes, desobedientes, malcriados,
conflictivos; algunos inconversos y incluso delincuentes. Eso puede ser porque no
tuvieron una buena formación en el hogar, quizás porque los pastores no estuvieron el
tiempo necesario en el hogar ya que estaban pendientes en de la iglesia. Es incorrecta
esa forma de vida, es decir, dedicarse primero la iglesia y después mi familia.
El pastor no puede descuidar de su familia, por ocuparse del pastoreo de la iglesia. La
familia del pastor es su primera iglesia y se fallar en el cuidado de la familia fallará en el
pastoreo de la iglesia. Pues, “el que no sabe gobernar su propia familia, ¿Cómo podrá
cuidar de la iglesia de Dios?” (1 Ti 3.5 NVI).

3. Conducta Ministerial del Pastor

El pastor debe tener una conducta moral ejemplar en sus relaciones ministeriales. El pastor debe
ser ejemplo para el rebaño y un siervo al liderar los miembros de la iglesia y sus consiervos.
El Texto base para este estudio es 1 Pedro 5.1-4 NVI.

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En este estudio vamos intentar contestar la siguiente pregunta: ¿Cómo el pastor debe actuar con
la iglesia?
Respuesta: Con la iglesia que pastorea el ministro debe…
1) Cuidar de la iglesia como un pastor cuida de su rebaño – 1 Pe 5.2.
El ministro, al pastorear la iglesia a su cargo, debe hacerlo “de manera voluntaria y con
el deseo de servir, y no por obligación ni por el mero afán de lucro” (1 Pe 5.2 RVC). Debe
cuidar del rebaño de Dios “con gusto, no de mala gana ni por el beneficio personal que
pueda obtener de ello” (NTV).
El pastor debe cuidar de la iglesia como Jesucristo cuidaría, pues Él es el Supremo Pastor
y nuestro modelo. Este modelo está descrito en el Salmo 23 y en Juan 10.1-18. El buen
pastor guía, cuida, y hasta da su vida por las ovejas, si necesario. Aquél que no es pastor
ni el dueño de las ovejos, que es apenas un asalariado, no se preocupa con las ovejas,
sino que “huye y abandona las ovejas cuando ve venir al lobo, y el lobo las arrebata y las
dispersa” (Jn 10.12).
2) Liderar y conducir el pueblo de Dios con su ejemplo – 1 Pe 5.3.
El ministro debe tener el cuidado para no abusar del poder, como exhorta el apóstol
Pedro: “no abusan de la autoridad que tienen sobre los que están a su cargo” (1 Pe 5.3
NTV). El abuso de poder o autoridad es una de las tres áreas en la cual muchos pastores
han fallado, causando escándalos y mucho daño a la iglesia. El pastor debe siempre
recordar que no es el dueño de la iglesia, sino que la Iglesia es de Dios.
El pastor no debe “gobernar” o “presidir” la iglesia como un tirano o dictador, sino que
debe “liderar” con su ejemplo. Pablo nos exhorta: “Preséntate tu mismo en todo como
ejemplo de buenas obras y muestra en la enseñanza integridad y seriedad, con palabras
sanas e irreprochables, de modo que el adversario se avergüence y no tenga nada malo
que decir de ustedes” (Tit 2.7-8 RVC).
El verdadero líder no es aquél que manda, que ordena, sino aquél que tiene seguidores.
El pastor debe ser un verdadero líder, que va delante de sus ovejas, “y las ovejas le
sigue, porque conocen su voz” (Jn 10.3-4).
Mas una vez más el modelo es el Jesucristo, nuestro Maestro y Señor. En Juan 13.1-20
Jesucristo nos da un ejemplo de cómo debemos liderar, lavando los pies de sus
discípulos. Enseguida Él dijo: “les he puesto el ejemplo, para que lo mismo que yo he
hecho con ustedes, también ustedes lo hagan”, “deben lavarse los pies unos de los
otros” (Jn 13.14, 15 RVC). Entonces, el Maestro nos enseña que liderar es servir,
“porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida
en rescate por todos” (Mc 10.45).
3) Recordar que prestará cuenta al Supremo Pastor – 1 Pe 5.4.
El pastor en el ejercicio de su ministerio debe siempre recordar que no es el dueño de la
iglesia, sino que es solamente un mayordomo, es decir, un siervo del Señor Jesucristo, el
cual le ha encomendado Su rebaño. En 1 Pe 5.2 NTV dice: “Cuiden del rebaño que Dios
les ha encomendado”.

Ética Pastoral, Autor: Pr. Francisco do Nacimento


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El pastor debe recordar también que habrá un juicio, “cuando venga el Gran Pastor” (1
Pe 5.4 NTV), y hemos de prestar cuenta al dueño de la Iglesia. El principal texto sobre
este juicio es 1 Co 3.8-15. “Cada uno debe tener cuidado de cómo edifica sobre el
fundamento que ya está puesto”, es decir, de cómo pastorea la iglesia de Dios, “y la
obra de cada uno, sea la que sea, será revelada y probada por el fuego” (1 Co 3.10, 13).
Si el obrero trabajar bien, conforme las normas de la Palabra de Dios, “ese recibirá
recompensa”, “recibirá la corona incorruptible de gloria” (1 Co 8.14; 1 Pe 5.4).

LECTURA COMPLEMENTAR

ÉTICA DE LA CONDUCTA MINISTERIAL


Por Rogelio Nonini - http://www.desarrollocristiano.com/articulo.php?id=106
(Reproducido sin fines de lucros para uso didáctico en el curso Teología Ministerial)

La palabra ética viene de un vocablo griego que se define como carácter. Ética es la parte de la filosofía que
trata la valorización moral de los actos humanos, y es un conjunto de principios y normas que regulan las
actividades humanas. "Es la ciencia de la moralidad", entendiéndose por moralidad el conjunto de juicios
que la gente hace referente a lo que es correcto o incorrecto, bueno o malo, en las relaciones interiores o
entre individuos.
Concluimos diciendo que la ética tiene como objetivo orientar a las personas a fin de que sepan cómo
deben proceder para que su vida sea correcta, especialmente en relación con el bien y el mal.

1. DEFINICIONES

1.1- La ética cristiana


Ética cristiana "es la ciencia de la conducta humana, tal como está determinada por la conducta de Dios".
Cuando hablamos de ética cristiana, estamos pensando en la conducta que debe observar el cristiano en
todo momento y en toda circunstancia. El apóstol Pedro escribe: "Como hijos obedientes, no os conforméis
a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed
también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy
santo" (1 P 1.14-16).
La ética cristiana nos desafía a mejorar nuestra manera de vivir porque demanda que vivamos según las
normas de santidad que Cristo vivió. El apóstol Juan escribe: "El que dice que permanece en él debe andar
como él anduvo" (1 Jn 2.6).
La ética cristiana sólo puede vivirla plenamente el cristiano, ya que solo él puede alcanzar ese nivel de
conducta como resultado del poder del Espíritu Santo obrando en su vida. En Romanos 8.5-6, el apóstol
Pablo nos explica: "Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del
Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es
vida y paz".
Cuando el apóstol Pablo escribe sus cartas explica el cambio de vida que debe experimentar toda persona
después de aceptar a Cristo como salvador (Ef 4.17-32). Declara que los que están en Cristo son una nueva
criatura y que las cosas viejas, las formas de vida, y aun las motivaciones deben ser hechas nuevas (2 Co

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5.17). El cristiano debe ser un ejemplo de vida para el mundo sin Cristo, tanto en su conducta personal
como en su relación con la familia, la sociedad y las autoridades (Ef 5.21, 6.9).

1.2- La ética ministerial


Es el conjunto de normas escriturales que rigen los ministros cristianos tanto en la esfera de las
motivaciones como en la de sus acciones y que determinan su conducta en relación con Dios, la sociedad,
su familia, su iglesia, la denominación a la que pertenece y las instituciones cristianas.
Es importante notar que llamamos ministro a todo cristiano que desarrolla un ministerio de liderazgo
dentro de la iglesia, en su denominación, o dirigiendo un ministerio o entidad de servicio.

2. LA NECESIDAD DE ESTE ESTUDIO

Somos parte de una sociedad sin Dios que está gobernada por un relativismo moral alarmante. Hay una
falta total de ejemplos de ética en todas las esferas. En el periódico La Nación, salió un artículo titulado "El
fracaso moral de la civilización", en el cual se expresa: "Desde el Decálogo de Moisés a través de toda la
poderosa influencia moral del cristianismo, la civilización occidental había mantenido tenazmente un
conjunto de reglas morales y de principios éticos que constituían la base misma de la educación y de la
conducta civilizada”.

“El reconocimiento de esos grandes principios morales llegaba a conformar una manera de distinguir
fácilmente entre lo que era el bien y lo que era el mal. Lo que ha ocurrido desde la Primera Guerra Mundial
equivale a una inmensa hecatombe moral de nuestra civilización. Se ha ido estableciendo tenazmente un
divorcio entre los principios éticos y las realidades de la vida social, con inmensas consecuencias
destructivas del ideal mismo de una civilización digna de ese nombre".
Lo grave es que ese relativismo moral y la filosofía hedonista de nuestra decadente sociedad han ingresado
a las iglesias.

2.1- La sociedad
Todos conocemos la situación moral de nuestros países latinoamericanos. Nuestros dirigentes no son un
modelo de conducta ética. La mentira, la vida ostentosa, el fraude, la corrupción, la impunidad, la falta de
justicia y de seguridad y un nivel de transgresión generalizado han creado un ambiente de libertinaje.
Los medios masivos presentan, además, como sumun de felicidad, el tener cosas, el ser exitoso, aunque no
virtuoso. Propone disfrutar de la vida, pero sin responsabilidad. Por otro lado las mafias de la droga y la
pornografía así como los grandes emporios de la diversión, han abierto las puertas a todo tipo de
posibilidades de placeres sin pensar en el daño que hacen.
Pareciera que el apóstol describe nuestra sociedad moderna cuando dice: "Estando atestado de toda
injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y
malignidades.... quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos
de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican" (Ro 1.29-32).
Frente a estas situaciones nos preguntamos: ¿Qué es correcto hoy? ¿Quién lo determina? Nuestra sociedad
no puede. Sabemos que como cristianos evangélicos esa es nuestra responsabilidad, pero ¿tenemos la
capacidad y la disposición para hacerlo? Jesús dijo que somos la sal de la tierra, pero que si la sal pierde sus
propiedades y no cumple su función "no sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los
hombres" (Mt 5.13). ¿Estaremos perdiendo nuestra capacidad de ser sal?

2.2- La iglesia
Al analizar la conducta de muchos líderes y congregaciones evangélicas, nos asombra encontrar un
relativismo moral similar al que rige a nuestra sociedad sin Dios. Pero peor aun es descubrir en nuestras

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iglesias y en ministerios cristianos los mismos pecados, las mismas situaciones censurables que
encontramos en nuestra sociedad contemporánea.
En esas congregaciones no se viven la santidad, la pureza, el amor, la verdad, la humildad y el respeto o
temor a Dios. Algunos líderes obran como si fueran dueños de las congregaciones, de los ministerios y de
los recursos, cayendo en los mismos excesos y pecados que condenan en los líderes que no son cristianos.
Bien se expresó Cipriano cuando dijo: "Los pecados de los cristianos han debilitado el poder de la iglesia".
Mencionaré algunos casos reales:
Después de abandonar a su familia, un hombre fue a otra ciudad en la cual fue designado evangelista y
enviado a otro pueblo para iniciar una iglesia.
En una iglesia un líder llevaba a las mujeres jóvenes a un salón aparte para liberarlas de "espíritus inmundos
de sexo"; les hacía sacar prendas íntimas y las manoseaba mientras pretendía reprender a los demonios.
Un pastor designó a un matrimonio joven como misioneros a otro pueblo, y les pidió que vendieran su casa
y que le entregaran el dinero. Cuando regresaron se encontraron sin su casa y estafados por su pastor que
había usado el dinero para otros fines.
Un pastor recibió la propiedad de unos ancianos como ofrenda, a cambio de que la iglesia les permita
usarla y les brindaran atención ya que no tenían familiares. Poco después, comenzó a tener problemas para
brindarles la debida atención. Los envió a un geriátrico y se quedó con la propiedad.
Un pastor se ufanaba de qué los vecinos le vendían sus casas a él a muy poco precio. La razón era que ya no
se podía vivir en las cercanías del templo por el ruido que hacían en las reuniones. Los dueños se las
vendían a un valor muy inferior con tal de irse del barrio.
Un pastor se ofreció a cooperar con ocho pastores del interior del país para que ellos cobraran la asignación
familiar que otorga el gobierno. Les hizo firmar una carta poder autorizándole a cobrar por ellos. Durante
tres años este pastor cobró mensualmente el dinero de sus colegas y a quienes jamás se los remitió.
Cuando el organismo estatal le requirió la documentación correspondiente, la fraguó falsificando firmas de
sus colegas y dando gracias a Dios porque no había sido descubierto.

2.3- El relativismo moral que está invadiendo nuestras iglesias


En un curso de ética ministerial que dictaba solicité una lista con faltas de ética más comunes el ministerio.
Estos son algunos de resultados:
Falta de integridad, tanto en la enseñanza como en el trato con los demás. Falta de un verdadero espíritu
de servicio. Marcado interés por lo material. En muchos casos, se anuncia que el Señor castigará a quienes
no ponen sus diezmos y ofrendas. El dar el diezmo se transforma en una especie de seguro contra la
pobreza. Falta de respeto por otros ministros y ministerios. No ser personas de palabra. Prometer y no
cumplir. Impuntuales crónicos. Falta de interés por aprender o capacitarse para ser mejores ministros.
Hacer acepción de personas, especialmente cuando tienen dinero.
Terminaremos mencionando las más obvias categorías del relativismo moral de la sociedad contemporánea
y su influencia en la iglesia.

a) Orgullo y ostentación
Algunos líderes viven y se comportan como si fueran magnates del evangelio. Sus casas, sus autos, su
vestuario y la suntuosidad de sus templos (y ministerios) contrastan totalmente con el estilo de Jesús y con
la pobreza de los miembros de sus iglesias. Visten y actúan como estrellas del cine o de la televisión. Hacen
de cada culto un "show" para demostrar todo lo que pueden hacer o cuánta "unción" o " poder" tienen.
La idea de que todo cristiano debe vivir en prosperidad no es una enseñanza bíblica. Los ministros que
viven en lujos y sin privarse de nada, mal usando las ofrendas que dan con amor al Señor cristianos que no
tienen casi para comer, es un pecado que Dios condena.

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b) Abuso de poder
El poder que tenemos por causa de nuestra posición en el ministerio nos corromperá si no lo usamos en
sujeción al Señor, sirviendo a la iglesia. Aprovechándose de las estructuras administrativas de su
denominación, hay líderes que se rodean de personas que los adulan, los secundan y los protegen de la
gente. Hay pastores que condicionan a los miembros de su iglesia para que ofrenden, asistan y cooperen
con las actividades y lo hacen no por amor, sino por temor. Otros ministros son duros con los miembros
pero muy permisivos con sus líderes y familiares. Algunos asumen actitudes de caudillismo, manejando la
congregación como si fuera su feudo y haciéndose acompañar por guardaespaldas.
Un caso lamentable lo constituye Diótrefes quien "...no contento con estas cosas (criticar al apóstol Juan)
no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se los prohíbe, y los expulsa de la iglesia" (3 Jn
9,10).

c) La mentira
En nuestras congregaciones e instituciones se miente, exagerando las estadísticas sobre la membresía y la
asistencia. Se miente cuando se promete a la gente la solución inmediata de todos sus males y la provisión
divina para cubrir todas las necesidades. Como consecuencia, miles de personas se sienten defraudadas por
los cristianos evangélicos que les prometieron en forma muy definida cosas que no se cumplieron.
Una familia conocida tenía una anciana internada en un hospital en estado muy grave. Algunos cristianos
les aseguraron que para la Navidad la anciana estaría sentada con ellos en la mesa compartiendo esa fecha
tan especial. Para esa fecha la abuela estaba sepultada y la gente decepcionada con los evangélicos. Ellos
nos decían que si no los hubieran ilusionado dándoles tanta certeza de sanidad, no se hubieran sentido tan
desanimados y frustrados.

d) Pecados sexuales
Nuestros jóvenes en porcentajes importantes tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio y se casan
apurados por un embarazo no deseado. Por otro lado cada vez son más los líderes y pastores que caen en
pecados sexuales.
Agrava el problema la falta de disciplina para con algunos líderes que caen en pecados sexuales. Aparte del
mal ejemplo que dan, esa falta de disciplina transmite el falso mensaje de que no es tan grave la
fornicación o el adulterio porque si ellos, que son los líderes, caen y no hay sanciones, da la impresión de
que se protegen entre sí y por lo tanto no se aplican disciplinas. Tienen la sensación de que los miembros
regulares pueden y deben ser amonestados y sancionados, pero los pastores no. ¿Por qué no puede pecar
un miembro y ser perdonado sin tener disciplina?

2.4- La necesidad de modelos


Es fundamental que los líderes y pastores cristianos evangélicos vivan éticamente, como modelos de
conducta cristiana. Esta responsabilidad tiene dos dimensiones, una hacia la iglesia, que necesita ver en sus
ministros modelos de vida cristiana, y la otra, hacia la sociedad sin Dios, que necesita desesperadamente
ver la posibilidad de cambiar y de alcanzar un estilo de vida que sea mejor.
La gente en nuestros días necesita con urgencia encontrar una posibilidad de comenzar de nuevo, de vivir
mejor y de vencer la presión de una sociedad enajenante. Nosotros sabemos que el evangelio es esa
alternativa porque es "poder de Dios para salvar" (Ro 1.16). Pero la iglesia no será ejemplo a menos que sus
líderes sean modelos que los miembros de las congregaciones puedan seguir. Como el apóstol Pablo,
debemos estar en condiciones de decir "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo." (1 Co 11.1;
véase 4.16; Fil 3.17).
Escribiendo a los cristianos de Tesalónica, Pablo les recuerda la conducta que él y su equipo habían tenido
en medio de ellos y los insta a imitarlos apartándose de los que vivían desordenadamente. "Ustedes son
testigos, y Dios también, de que nos hemos portado de una manera santa, recta e irreprochable con

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ustedes los creyentes; ...les hemos encargado que se porten como deben hacerlo los que son de Dios que
los llama a tener parte de su propio reino y gloria." (1 Ts 2.10-12 VP).
"Hermanos, les ordenamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de cualquier
hermano que lleve una conducta indisciplinada y no siga la tradiciones que recibieron de nosotros" (2 Ts
3.6-9 VP).
Nuestra responsabilidad es grande y no debemos fallarle ni al Señor quien nos llamó al ministerio, ni a la
iglesia que espera que no seamos guía viviendo delante de ellos como es digno de un siervo de Dios.
Frente a lo expuesto, no podemos menos que concluir declarando que urge estudiar y vivir la ética
ministerial para ser ejemplos a nuestras iglesias como lo fue Jesús para sus discípulos y para su generación,
y como lo fue el apóstol Pablo para las iglesias y líderes de su tiempo.

EJERCICIO DE REPASO

1. En una frase o en un parágrafo corto, conteste la siguiente pregunta: ¿Cómo debe ser, o cómo
debe comportarse, el ministro cristiano en sus relaciones con las personas en general? Cite
referencias bíblicas que justifique.
2. En un parágrafo corto, conteste la siguiente pregunta: ¿Cómo el ministro cristiano debe ser o
actuar con su familia? Cite referencias bíblicas.
3. En un parágrafo conteste la siguiente pregunta: ¿Cómo el pastor debe actuar con la iglesia?
Justifique con texto bíblico o por lo menos las referencias.
4. Liste los tres pecados capitales de ministros cristianos. Justifique con textos bíblicos.
5. Según la lectura complementar ¿Por qué es importante el estudio de la ética hoy?
6. ¿Cuál es el peligro del relativismo moral en la Iglesia Cristiana?
7. Mencione cuatro tipos de pecados que son resultados del relativismo moral dentro de las
iglesias cristianas.
8. Relate por lo menos un caso de pecados morales de su conocimiento que ha sucedidos en
alguna iglesia. Evite citar nombres, especialmente si tratar de personas de su ministerio o
convención.

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Cuarta Parte:

CÓDIGO DE ÉTICA MINISTERIAL

El objetivo de este estudio es explicar la importancia y propósitos de un Código de Ética Ministerial


y exponer el contenido en sus diversas áreas de alcance. Además, por medio de varios ejemplos de
códigos ministeriales, el obrero cristiano o aspirante al ministerio puede tener consciencia de sus
responsabilidades como ministro de Cristo y como debe comportarse o actuar en su vida
particular y en las relaciones con las personas en general, su familia, la iglesia en que sirve, los
compañeros de ministerio y la comunidad donde vive.

1. Importancia y Propósitos

¿Qué es un código de ética?


¿Por qué es importante un código de ética ministerial?
¿Cuáles son los propósitos o finalidades de un código de ética?
Las profesiones en general tienen un código profesional, que se adopta para evaluar la profesión,
los profesionales del área y su conducta. En este sentido, el código de ética es “una lista de las
obligaciones que el profesional tiene para con el cliente, compañeros y comunidad” (1). En el caso
del ministerio cristiano, el código ministerial es una lista de obligaciones que nortean la conducta
personal del ministro y sus relaciones con la iglesia la cual sirve, los compañeros y la comunidad
donde vive.
El ejercicio del ministerio cristiano conduce a varios dilemas ético y el código de ética es una
herramienta que ayuda a los pastores a situarse en su conducta personal. El rol complejo del
pastor moderno y la estructura de la iglesia actual dificultan la responsabilidad del pastor de
mantener la integridad ética. Según Carter y Trull, “el obrero cristiano de hoy muchas veces se
siente como un chofer en una gran ciudad, que toma el viaducto equivocado y termina
perdiéndose. Después de varias vueltas y calles sin salidas, resuelve buscar un mapa” (2).
Los códigos de ética profesionales cumplen cuatro propósitos: 1) Delinean las pautas
colectivamente aceptas por los compañeros de profesión y que sirven para proteger los
profesionales de posibles errores; 2) evitar la presencia de individuos incompetentes entre los
profesionales; 3) dan apoyo y protección a los individuos pertenecientes a un grupo profesional; y
4) Definen la naturaleza de la profesión y así ayudan a dar forma a los valores morales del grupo.
(3)

En general, los códigos de ética profesionales son diseñados para especificar los deberes del
profesional, según la concepción de su clase profesional. De modo semejante, un código de ética
para pastores debe reflejar cómo se espera que siervos ordenados por Dios ejerzan el ministerio,
según la concepción de sus compañeros pastores.

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Los cuatro propósitos centrales de los códigos de ética profesionales también se aplican a los
códigos pastorales. Los propósitos de los códigos ministeriales consisten en: 1) Proveer pautas que
reflejan los valores del ministerio; 2) Especifican las competencias necesarias para el ejercicio del
ministerio; 3) dan apoyo y protección al ministro como individuo; y 4) definen las necesidades
morales del ministerio. (4)
Según la ética ministerial, ser un obrero cristiano significa asumir determinadas obliga-ciones
básicas a todos los ministros. Son normas que orientan los obreros para que ejerzan un ministerio
ético y enfatizan las áreas en que los ministros presentan vulnerabilidad. Estas normas articulan
patrones éticos personales importantes, rigen las expectativas acerca de la conducta del ministro
en relación a los compañeros, a la congregación y a la comunidad y expresan los ideales del
ministerio.

2. Contenido y estructura

¿Cuál es el contenido de un código de ética ministerial y cual su estructura?


Los códigos de ética cambian mucho en contenido y estructura, pero suelen incluir determinadas
categorías básicas de deberes. Los principales ingredientes de los códigos de éticas profesionales
son: 1) Obligaciones personales; 2) responsabilidades para con clientes y grupos de especial de
interés; 3) obligaciones para con los compañeros y la profesión; y 4) responsabilidades para con la
comunidad o sociedad en general. (5)
La mayoría de los códigos de ética ministerial, a diferencia de los códigos de ética profesionales,
tienen un enfoque relacionado al carácter moral del pastor. El ministro cristiano debe tener, como
virtudes fundamentales, ser confiable, prudente, fiel, integro y hablar siempre la verdad. Otra
diferencia de los códigos profesionales es que siempre incluyen el área de responsabilidades
personales y familiares del ministro. Además, en algunos, enfatizan las principales áreas
vulnerables al ministerio pastoral, tales como el sexo, el dinero y el poder.
En resumen, un código de ética ministerial en general tiene la siguiente estructura: (6)
Preámbulo
Sección 1: Vida personal y relaciones familiares
Sección 2: Relaciones en la iglesia en que sirve
Sección 3: Relaciones con compañeros de ministerio
Sección 4: Relaciones en la comunidad donde vive

A continuación tenemos un ejemplo de contenido de un código de ética ministerial, basado


en el “Código de Ética de los Discípulos”. Este código ministerial se encuentra el libro Ética
ministerial de James Carter y Joe Trull en las páginas 281-283 de la edición en portugués, pero
también encontramos una versión en español en internet (7). Sin embargo, aquí se hizo algunas
modificaciones para adaptar a los objetivos y contexto de este curso.

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Preámbulo
Soy un ministro del Señor Jesucristo, llamado por Dios a proclamar las inescrutables riquezas de su
amor. Por lo tanto, adoptaré voluntariamente los siguientes principios para que a través de la
dedicación y disciplina propia pueda demostrar un ejemplo digno para aquellos a quienes guiaré y
serviré.

I- Conducta personal y relaciones familiares


1. Cultivar una vida devocional personal, continuando firme en la lectura de la Palabra, en la
meditación y en la oración.
2. Cuidar que esté física y emocionalmente listo para el trabajo.
3. Esforzarme a vivir dentro de lo que mis ingresos me limitan y no permitir en que mis deudas
se queden sin pagar.
4. Esforzarme en madurar el trabajo a través de la lectura comprensiva y el estudio cuidadoso y
a través de mi asistencia a talleres y conferencias.
5. Ser honesto en la administración del dinero.
6. No permitir el plagio.
7. Buscar ser como Cristo en la actitud y conducta personal hacia toda la gente no importando
la raza, clase status o creencia de la misma.
8. Esforzarme para tener una familia bien ajustada, que sea ejemplo para la iglesia y los de
afuera.
9. Vivir una vida que honre los compromisos con mi familia, incluyendo la necesidad de
privacidad y el tiempo dedicado a mi cónyuge e hijos.
10. Ser fiel a mi esposa, evitando cualquier relación inmoral con otras personas, y considerarla
como mi ayudadora en el ministerio.

II- Relaciones con la iglesia en la que sirvo


1. Dedicar mi tiempo y energía al ministerio y mantener normas estrictas de disciplina.
2. Ser fiel la Palabra de Dios en las predicaciones y mantener mis convicciones, proclamando
las mismas en amor.
3. Mantener una actitud cristiana hacia los otros miembros del personal de la iglesia y no
esperar de ellos algo irrazonablemente.
4. No buscar gratificaciones especiales.
5. En las responsabilidades administrativas y pastorales, cuidar en no ser el pastor de
solamente grupos especiales dentro de la misma.
6. Esforzarme en que la iglesia esté cimentada por el celo evangelístico, pero sin descuidar de
mantener una actitud cristiana hacia los miembros de otros cuerpos religiosos.
7. Velar que la música en mi iglesia sea que honre a Dios y edifique la congregación; es decir, no
permitir ningún tipo de música mundana aunque la letra sea cristiana.
8. No violar, bajo cualquier circunstancia, asuntos confidenciales el ministerio.

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III- Relaciones con otros ministros


1. Rehusar en estar en competición contra otros ministros para asegurar un púlpito o un lugar de
honor.
2. Buscar en servir a mis compañeros de ministro y sus familias en todo lo que sea posible y en
ningún momento aceptar remuneración por tales servicios.
3. Evitar visitas frecuentes a la iglesia anterior que serví, excepto si invitado por su pastor actual.
4. Nunca avergonzar a mi sucesor entremetiéndome en los asuntos de la iglesia en la que una vez
serví.
5. Ser cortés con cualquiera de mis antecesores cuando él regrese al campo, y también ser
considerado con cualquier ministro que se haya retirado.
6. Tener en sincero respeto a cualquier ministro quien esté haciendo buen trabajo sin importar el
tamaño y naturaleza del campo en el que esté sirviendo.

IV- Relaciones con la comunidad en que vivo


1. Comportarme como buen ser humano en todas mis relaciones con la comunidad, pero nunca
tendré que bajar mi nivel de normas para aparentar ser un buen conciudadano.
2. No ponerme de parte de funerales o bodas que sean escandalosas.
3. Ser considerado con las horas de trabajo de los profesionales y hombres de negocios y no
consumir el tiempo con asuntos sin importancia.
4. Considerar que mi responsabilidad número uno con la comunidad es que yo sea una persona de
buen criterio y que pueda guiar a mi propia congregación, pero yo no tomaré esto como una
excusa para evadir las responsabilidades razonables a las que una comunidad me pudiera
otorgar que yo haga.

3. Ejemplos de Códigos de Ética Ministerial

Aquí transcribimos algunos ejemplos de código de ética ministerial para un estudio comparativo.
El objetivo de este estudio es el obrero o aspirante al ministerio conocer sus responsabilidades y
obligaciones como ministro de Cristo.

CÓDIGO DE ÉTICA MINISTERIAL DE LA IEP (8)


(IEP – Iglesia Evangélica Peruana)

Como un ministro de Jesucristo, llamado por Dios a proclamar el evangelio y dotado por el Espíritu
para pastorear la iglesia, yo me dedico a dirigir mi ministerio de acuerdo con los lineamientos
éticos y los principios asentados en el presente Código de Ética Ministerial, para que mi ministerio
sea aceptable a Dios, mi servicio sea de beneficio a la congregación y mi vida sea un buen
testimonio al mundo.
I- Mi Conducta Personal
1. Seré un testimonio vivo y un ejemplo del ministerio de Jesucristo. (1 Pe 5.3; 1 Ts 1.7)
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2. Dedicaré tiempo, energía, vitalidad y todo esfuerzo para realizar un ministerio efectivo. (2 Ti
4.2)
3. Buscaré crecer en la fe, el conocimiento y la práctica del ministerio, a través de las disciplinas
espirituales, el estudio, la educación continuada y el servicio hacia los demás. (2 Co 10.15;
Col. 2.19)
4. Seré veraz en mis predicaciones, nunca plagiando el trabajo de otro, exagerando los hechos,
haciendo mal uso de experiencias personales, o comunicando chismes. (Ro 15. 20; 2 Co 4.5)
5. Viviré una vida que honre los compromisos con mi familia, incluyendo la necesidad de
privacidad y el tiempo dedicado a mi cónyuge e hijos. (1 Ti 5.4)
6. Estaré junto con mi esposa en el ministerio en el lugar que me toca servir. (1 Ts 4.4)
7. Seré justo con cada miembro de mi familia, dándole el tiempo, amor y consideración que
ellos necesitan.
8. Consideraré a mis hijos como un regalo de Dios y buscaré satisfacer sus necesidades
individuales sin imponer expectativas indebidas sobre ellos. (Tit 1.6)
9. Tomaré tiempo para renovarme física y espiritualmente, a través de la recreación, las
vacaciones familiares, y la devoción personal. (Col. 3.10)
10. Seré un mayordomo de los dones que el Señor me ha otorgado, a través del manejo del
tiempo, los talentos y los recursos financieros de una manera generosa y responsable. (2 Ti
1.6; 1 Pe 4.10)
11. Aceptaré la responsabilidad de toda deuda en la cual incurra. (Prov. 22.26)
12. Me mantendré emocional y físicamente en forma y balanceado, absteniéndome de todo
que atente contra mi integridad física y espiritual. (1 Ts 5.23)
13. Usaré mi posición, poder y autoridad de maneras no explotadoras. (Ro 13.1,3)
14. Mantendré normas éticas morales en mi comportamiento sexual. (1 Ts 4.3-7)
15. Trataré a todas las personas con igualdad de respeto y cuidaré de ministrarles de manera
imparcial. (Lv 19. 15-18; Ro 12.18)

II- Mis relaciones con la Iglesia en la cual sirvo


1. Como llamado por Dios al ministerio, daré prioridad al servicio, consideraré la remuneración
como secundario. Esto no quita que el ministro reciba un salario adecuado al trabajo y a la
realidad en el lugar que viva. (Mt 6.33; 2Ti 5.17-18)
2. No me involucraré en otras líneas de trabajo remunerado sin el conocimiento y
consentimiento de la iglesia y del Consistorio.
3. Desarrollaré y ofreceré mis dones del ministerio para la iglesia. (1 Pe 4.10)
4. Reconoceré y estimularé los dones de otros en la iglesia, uniendo sus dones a los míos por el
bienestar de la Misión de Jesucristo y la salud de la Iglesia. (Ro 12.611; Ef. 4.11-13)
5. Predicaré y enseñaré el evangelio sin temor y sin favor alguno, hablando la verdad en amor.
(2Tim 4.2)
6. Administraré los sacramentos y los servicios de la iglesia con integridad. (1 Co 11.27-30; Lv
10.1-2)
7. Trabajaré en cooperación y colegiatura con todos a los cuales yo sirvo en el ministerio
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– Edición: Asamblea de Dios Maranata Paraguay - octubre 2015 Página 31
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particular en el cual yo he sido llamado. (3 Jn 5-8; Hch 18.27)


8. Vigilaré la administración de las finanzas corporativas de la iglesia con integridad personal.
(Tit 1. 7)
9. Me abstendré de aceptar regalos (regalía) que pudiera comprometer el ministerio de la
Iglesia.
10. Honraré toda confidencia que venga a mí en mi rol o función de ministro y me abstendré
de la murmuración. (Flp 2.14)
11. Me abstendré de parcializarme en mi trabajo pastoral.
12. Me sujetaré a los ministros presbiterales, sinodales y nacionales; apoyaré en el avance de
la obra presbiteral, sinodal y nacional de mi denominación. Haré que mi congregación
cumpla con los acuerdos nacionales y de todas las instancias. (1 Ti 4.14; Hch 15. 22 -23,30)
13. No renunciaré del ministerio en la IEP en momentos de dificultad hasta que sea
esclarecido.
14. Motivaré y participaré en la evaluación regular de mi ministerio y cooperaré con la Región
en las revisiones periódicas de la renovación de la licencia, manteniendo el reconocimiento
ya sea como ministro ordenado, pastor licenciado o ministro con ministerio reconocido.
15. Buscaré el consejo de la Comisión Ministerial o sus asociados cuando las tensiones divisivas
amenacen mi relación ministerial con aquellos a quienes sirvo. (Hch 15.1-2,6).
16. No iniciaré una obra nueva a título personal y sin aval de la IEP. (Hch 13.1-3; 14.26-27; 18.
24-26)

III- Mi Relación con los colegas en el ministerio


1. Me esforzaré por relacionarme con todos los ministros, especialmente aquellos con quienes
sirvo en mi iglesia, como compañeros en la obra de Dios, respetando su ministerio y
cooperando con ellos.
2. Estaré comprometido en relaciones de ministeriales con mis colegas las cuales envolverán
actividades de educación espiritual, disciplina, apoyo familiar, diálogo vigoroso, enseñanza y
predicación mutua y formación espiritual.
3. Sostendré y apoyaré a mis colegas en el ministerio sin tomar provecho de sus crisis y
problemas.
4. Ejerceré servicios pastorales con otra congregación o con algún miembro de otra
congregación solo si el pastor de dicha congregación me lo solicita.
5. Apoyaré y en ningún momento hablaré maliciosamente del ministerio de mi predecesor o de
otro ministro en la congregación de la cual yo soy miembro. (3 Jn 9-10)
6. Al retirarme o al renunciar al ministerio de la iglesia, animaré el ministerio de mi sucesor, sin
interferir con los procesos de decisión de la iglesia local y haré saber a los miembros de la
iglesia de que ya no soy el pastor en función.

IV- Mi Relación con la comunidad y/o sociedad y la Iglesia Universal


1. Consideraré mi responsabilidad primaria como Ministro de la Iglesia y nunca descuidaré mis
deberes ministeriales para privilegiar los de la comunidad. (Jon 1.2-3; 2 Ti 4.10)

Ética Pastoral, Autor: Pr. Francisco do Nacimento


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2. Participaré responsablemente en la vida y el desarrollo de mi comunidad llevando el


testimonio y el espíritu profético del Evangelio de Jesucristo, trabajando para que sea una
sociedad más justa y moralmente responsable. (Sal 34.11-18; Ro 12.17; Stg 5.1-6).
3. Ejercitaré mi ciudadanía responsablemente desde los principios bíblicos y sin involucrarme
en aquellas actividades políticas que sean contrarias a la ética cristiana y el buen testimonio
de la IEP (1 Pe 2.13-17).
4. Buscaré conocer, comprender y respetar la diversidad de opiniones y personas dentro de la
Iglesia. Seré un representante responsable de la sola Iglesia de Jesucristo y participaré en
aquellas actividades que contribuyan al fortalecimiento de su unidad, testimonio y misión.
(Ro 12.16-18)

CÓDIGO DE ÉTICA MINISTERIAL DE LA ICDC (9)


(ICDC – Iglesia Cristiana Discípulos de Cristo)

Creyendo que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, y proclamándolo Señor y Salvador del
mundo, yo, como ministro, reafirmo mis votos, de que a través de la dedicación y la disciplina
dirigiré y serviré con integridad. Descansando en la gracia de Dios, me comprometo a lo siguiente:

I- Mi Conducta Personal
1. Seré un testimonio vivo y un ejemplo del ministerio de Jesucristo.
2. Dedicaré tiempo, energía, vitalidad y todo esfuerzo para realizar un ministerio efectivo.
3. Creceré en la fe, el conocimiento y la práctica del ministerio, a través de las disciplinas
espirituales, el estudio, la educación continuada y el servicio hacia los demás.
4. Viviré una vida que honre los compromisos con mi familia, incluyendo la necesidad de
privacidad y el tiempo dedicado a mi cónyuge e hijos.
5. Tomaré tiempo para renovarme física y espiritualmente, a través de la recreación, las
vacaciones familiares, y la devoción personal.
6. Seré un mayordomo fiel de los dones que el Señor me ha otorgado, a través del manejo del
tiempo, los talentos y los recursos financieros de una manera generosa y responsable.
7. Aceptaré la responsabilidad de toda deuda en la cual incurra.
8. Me mantendré emocional y físicamente en forma y balanceado, absteniéndome del abuso
de substancias (drogas, alcohol) y otros comportamiento abusivos.
9. Usaré mi posición, poder y autoridad de maneras no explotadoras.
10. Mantendré un sano nivel de conducta sexual.
11. Trataré a todas las personas con igualdad de respeto y cuidaré de ministrarles de manera
imparcial.

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II- Mi Relación Con Los Colegas En El Ministerio


1. Estaré comprometido en relaciones de pacto con mis colegas quienes son responsables de
actividades de edificación espiritual, disciplina, apoyo familiar, diálogo vigoroso, enseñanza y
predicación mutua y formación espiritual.
2. Sostendré y apoyaré a mis colegas en el ministerio sin sacar provecho de sus crisis y
problemas.
3. Ejerceré servicios pastorales con otra congregación o con algún miembro de otra
congregación, solo a petición de los ancianos y el pastor actual.
4. Apoyaré el ministerio de mi sucesor en caso de mi jubilación o partida de un ministerio, sin
interferir o inmiscuirme en los procesos de la iglesia. Informaré a los feligreses de que ya no
soy su pastor, y no ofreceré ningún servicio pastoral, a menos que sea requerido por los
ancianos y el pastor.
5. Al retirarme o al renunciar al ministerio de la iglesia, animaré el ministerio de mi sucesor, sin
interferir con los procesos de decisión de la iglesia local y haré saber a los miembros de la
iglesia de que ya no soy el pastor en función.

III- Mi Relación Con La Comunidad Y La Iglesia Universal


1. Participaré responsablemente en la vida y el trabajo de mi comunidad llevando
2. Participaré responsablemente en la vida y el trabajo de mi comunidad llevando el testimonio
profético del Evangelio de Jesucristo, trabajando por una sociedad justa y moralmente
responsable.
3. Participaré fielmente en la vida y la obra de todas las expresiones de la Iglesia
4. Cristiana (Discípulos de Cristo).
5. Buscaré conocer, comprender y respetar la diversidad de opiniones y personas dentro de la
Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo).
6. Seré un representante responsable de la sola Iglesia de Jesucristo y participaré en
actividades que fortalezcan su ministerio, testimonio y misión.

CÓDIGO DE ÉTICA MINISTERIAL DE LA CIBH (10)

Convención de Iglesias Bautistas Hispanas


Adoptado por la 86 asamblea de iglesias el 8 de agosto del 2009. El propósito de este documento es crear
una relación clara y honesta entre el pastor y la iglesia local.

Creyendo que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, y proclamándolo Señor y Salvador del
mundo, yo, como ministro ordenado o licenciado, reafirmo mis votos de dedicación y disciplina
para dirigir y servir con integridad la iglesia a la cual he sido llamado. Descansando en la gracia de
Dios, me comprometo a lo siguiente:

I- Mi conducta personal
1. Seré un testimonio vivo y un ejemplo del ministerio de Jesucristo. Dedicaré tiempo, energía,
vitalidad y todo esfuerzo para realizar un ministerio efectivo.

Ética Pastoral, Autor: Pr. Francisco do Nacimento


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2. Creceré en la fe, el conocimiento y la práctica del ministerio, a través de las disciplinas


espirituales, el estudio, la educación continuada y el servicio hacia los demás.
3. Viviré una vida que honre los compromisos con mi familia, incluyendo la necesidad de
privacidad y el tiempo dedicado a mi cónyuge e hijos.
4. Tomaré tiempo para renovarme física y espiritualmente, a través de la recreación, las
vacaciones familiares, y la devoción personal.
5. Seré un mayordomo fiel de los dones que el Señor me ha otorgado, a través del manejo del
tiempo, los talentos y los recursos financieros de una manera generosa y responsable.
6. Aceptaré la responsabilidad de toda deuda en la cual incurra.
7. Me mantendré emocional y físicamente en forma y balanceado, absteniéndome del uso de
substancias (drogas, alcohol) y otros comportamientos abusivos.
8. Usaré mi posición, poder y autoridad de maneras no explotadoras.
9. Mantendré altas normas éticas morales en mi comportamiento sexual.
10. Trataré a todas las personas con igualdad y respeto y cuidaré de ministrarles de manera
imparcial.

II- Mis relaciones con la Iglesia en la cual sirvo


1. Desarrollaré y ofreceré mis dones del ministerio para la iglesia.
2. Reconoceré y estimularé los dones de otros en la iglesia, uniendo sus dones a los míos por el
bienestar de la Misión de Jesucristo y la salud de la Iglesia.
3. Predicaré y enseñaré el evangelio sin temor y sin favor alguno, hablando la verdad en amor.
4. Administraré las ordenanzas y los servicios de la iglesia con integridad y no por ganancia
financiera.
5. Trabajaré en cooperación con todos a los que sirvo en el ministerio al cual he sido llamado.
6. Administraré las finanzas de la iglesia con integridad personal.
7. Me abstendré de aceptar regalías que pudieran comprometer el ministerio de la Iglesia.
8. Honraré toda confidencia que reciba en mi rol o función de ministro y me abstendré de la
murmuración.
9. Cooperaré con la Convención en la renovación de mi licencia ministerial, manteniendo ese
reconocimiento ya sea como ministro ordenado, pastor licenciado o ministro con ministerio
reconocido.
10. Buscaré el consejo de la Alianza Ministerial Bautista Convencional o sus asociados cuando
las tensiones divisivas amenacen mi relación ministerial con aquellos a quienes sirvo.

III- Mi relación con los colegas en el ministerio


1. Estaré comprometido en relaciones de pacto con mis colegas las cuales envolverán
actividades de edificación espiritual, disciplina, apoyo familiar, diálogo vigoroso, enseñanza
mutua y formación espiritual.
2. Sostendré y apoyaré a mis colegas en el ministerio sin tomar provecho de sus crisis y
problemas.
3. Ejerceré servicios pastorales con otra congregación o con algún miembro de otra
congregación solo si el pastor de dicha congregación me lo solicita.
Ética Pastoral, Autor: Pr. Francisco do Nacimento
– Edición: Asamblea de Dios Maranata Paraguay - octubre 2015 Página 35
IBM – Instituto Bíblico Maranata

4. Apoyaré y en ningún momento hablaré maliciosamente del ministerio de mi predecesor o de


otro ministro en la congregación de la cual yo soy miembro.
5. Al retirarme o al renunciar al ministerio de la iglesia, animaré el ministerio de mi sucesor, sin
interferir en los procesos de decisión de la iglesia y haré saber a los miembros de la iglesia de
que ya no soy el pastor en función.

IV- Mi relación con la comunidad y otras denominaciones cristianas


1. Participaré responsablemente en la vida y el trabajo de mi comunidad llevando el testimonio
profético del Evangelio de Jesucristo, trabajando en torno a una sociedad justa y
moralmente responsable.
2. Participaré fielmente en la vida y la obra de todas las manifestaciones de la Iglesia Cristiana.
3. Buscaré conocer, comprender y respetar la diversidad de opiniones y personas dentro de las
denominaciones cristianas.
4. Seré un representante responsable de la Iglesia de Jesucristo y participaré en actividades
que fortalezcan su unidad, testimonio y misión.

Referencias Bibliográficas

1) Carter, J. E. y Trull, J. E. (2010). Ética ministerial: una guía para la formación moral de líderes cristianos. Pág. 232.
São Paulo: Vida Nova.
2) Carter, J. E. y Trull, J. E. (2010). Ética ministerial: una guía para la formación moral de líderes cristianos. Pág. 227.
São Paulo: Vida Nova.
3) Carter, J. E. y Trull, J. E. (2010). Ética ministerial: una guía para la formación moral de líderes cristianos. Pág. 230.
São Paulo: Vida Nova.
4) Carter, J. E. y Trull, J. E. (2010). Ética ministerial: una guía para la formación moral de líderes cristianos. Pág. 237.
São Paulo: Vida Nova.
5) Carter, J. E. y Trull, J. E. (2010). Ética ministerial: una guía para la formación moral de líderes cristianos. Pág. 233.
São Paulo: Vida Nova.
6) Carter, J. E. y Trull, J. E. (2010). Ética ministerial: una guía para la formación moral de líderes cristianos. Pág. 265.
São Paulo: Vida Nova.
7) Código de Ética Ministerial: http://www.literaturabautista.com/codigo-de-etica-ministerial
8) Código de Ética de las Iglesias Evangélicas Peruanas:
http://pastor-misael-borda.blogspot.com/2010/03/codigo-de-etica-ministerial.html
9) Mi Código de Ética Ministerial de la Iglesia Cristiana Discípulos de Cristo:
https://www.discipleshomemissions.org/wp-content/uploads/2012/10/Codigo_de_Etica2011.pdf
10) Código de Ética Ministerial de la Convención de Iglesias Bautistas Hispanas:
http://convencionbautista.com/yahoo_site_admin/assets/docs/Codigo_de_etica_ministerial_aprobado_8-8-
2009.222100112.pdf

Ética Pastoral, Autor: Pr. Francisco do Nacimento


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EJERCICIO DE APRENDIZAJE

I- Lea los apartados 1 y 2 de la Cuarta Parte y conteste las siguientes preguntas:


1. ¿Qué es un código de ética?
2. ¿Por qué es importante un código de ética ministerial?
3. ¿Cuáles son los propósitos o finalidades de un código de ética ministerial?
4. ¿Cuáles son las áreas del contenido de los códigos de ética ministerial?
II- Haga un estudio comparativo de los modelos de códigos de ética ministerial de los apartados 2
y 4, enseguida escriba un código de ética para su ministerio o convén-ción. Siga los pasos a
continuación:
1. Compare las listas de obligaciones en los ejemplos dados y escriba las obliga-ciones
comunes de cada área de los cuatro ejemplos.
2. Busque las obligaciones que no son comunes en los cuatro ejemplos de códigos, pero que le
parece importantes para completar su código de ética ministerial.
3. Lea todo su código de ética para corregir y modificar el texto, para mejorar el texto y
adaptarlo al contexto de su ministerio o convención.

BIBLIOGRAFIA

Angulo Parra, Y. (2008). Ética y valores. México: Editorial Santillana; edición virtual.
Bibo de Aquino, R. (2013). Os desafios da ética cristã. Joinville/SC – Brasil: BiboTalk
Carter, J. E. y Trull, J. E. (2010). Ética ministerial: um guia para a formação moral de líderes cristãos. São
Paulo: Vida Nova.
Lacueva, F. (s/f). Ética cristiana. Edición virtual.
Norman Geisler (2010). Ética cristã, Alternativas e questões contemporâneas. São Paulo: Vida Nova.
Rick Warren (2005). Una vida con propósito. Miami: Editorial Vida.
Rogelio Nonini (s/f). La ética de la conducta ministerial.
http://www.desarrollocristiano.com/articulo.php?id=106
Código de Ética Ministerial:
http://www.literaturabautista.com/codigo-de-etica-ministerial
Código de Ética de las Iglesias Evangélicas Peruanas: http://pastor-misael-
borda.blogspot.com/2010/03/codigo-de-etica-ministerial.html
Código de Ética Ministerial de la Iglesia Cristiana Discípulos de Cristo:
https://www.discipleshomemissions.org/wp-content/uploads/2012/10/Codigo_de_Etica2011.pdf
Código de Ética Ministerial de la Convención de Iglesias Bautistas Hispanas:
http://convencionbautista.com/yahoo_site_admin/assets/docs/Codigo_de_etica_ministerial_aprobad
o_8-8-2009.222100112.pdf
Ética, Moral, Valores y Principios. BuenasTareas.com. Recuperado 28, 2015, de
http://www.buenastareas.com/ensayos/Ética-Moral-Valores-y-Principios/52954712.htpm

Ética Pastoral, Autor: Pr. Francisco do Nacimento


– Edición: Asamblea de Dios Maranata Paraguay - octubre 2015 Página 37
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Etimología de “Ética”:
http://www.gramatica.net.br/?s=Etimologia+de+%22%C3%A9tica%22
Etimología de “Moral”:
http://www.gramatica.net.br/?s=Etimologia+de+%22moral%22

Versiones de la Biblia utilizadas en este curso:


RV95 – Reina-Valera de 1995
RVC – Reina-Valera Contemporánea
NVI – Nueva Versión Internacional
BDHH – La Biblia Dios Habla Hoy
NTV – Nueva Traducción Viviente
PDT – La Palabra de Dios para Todos
Adonde no hay indicación se utiliza la versión Reina-Valera de 1995.

Ética Pastoral, Autor: Pr. Francisco do Nacimento


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