ECONOMÍA
ECONOMÍA Y AGUA
Por: Carlos Gustavo Cano
Codirector del Banco de la República
S egún la sabiduría convencional,
se estima que el 70% del agua de
que dispone el planeta se emplea en
la agricultura, y que apenas el 30%
restante es el que absorbe directamente
su población. Lo cierto es que cualquiera
que sea el cálculo correcto sobre los
distintos componentes del empleo del
recurso hídrico en el mundo, aparte de su
relevancia vital para los seres humanos
en su condición potable, su uso en
términos volumétricos representa una
magnitud sustancialmente superior en el
caso de la agricultura y la agroindustria.
Al punto de que el comercio de alimentos
equivale a una forma masiva de comer-
cio de agua. Lo cual quiere decir que la
escasez de aquella – ya sea por sequía
(provocada por el fenómeno de El Niño)
o alteración del suministro por desbor-
damiento de los causes e inundaciones
(provocados por La Niña), según el caso-,
equivale a la carestía de éstos, y ésta a su
turno, a inflación. Un tipo de aumento de
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precios ante el cual no pueden responder
las políticas tradicionales de los bancos
centrales. Se trata de lo que se podría
denominar la dominancia climática y ali-
mentaria de la política monetaria.
A la luz de estas consideraciones, el agua
tiene que ser tratada como el primer bien
público en orden de importancia para la
supervivencia de la humanidad, e igual-
mente para la estabilidad del poder adqui-
sitivo de las monedas. Supervivencia y
estabilidad cada vez más dependientes
de lo que suceda con la oferta y los pre-
cios de los bienes de origen agropecua-
rio, tal como ha comenzado a acontecer
en especial a partir del inicio del presente
milenio, principalmente como conse-
cuencia del cambio climático.
Ahora bien, en materia regulatoria del
agua las cargas sobre deberes, derechos
y responsabilidades suelen ser dispa-
rejas. En efecto, las políticas de tarifas
y controles sobre su uso por medio de
los acueductos en las ciudades en gene-
ral son más rigurosas que en el campo.
Aunque no necesariamente equitativas
y eficientes.
Por tanto, desde el ángulo de su apro-
vechamiento en la producción primaria
rural, es preciso que el Estado, que en
no pocas instancias ha entregado su
manejo mediante concesiones bajo con-
diciones en extremo laxas o por simple
abandono a los particulares, e incluso
1. El propósito de este escrito no es otro que el de
contribuir, desde una órbita estrictamente personal,
a darle la bienvenida a una trascendental iniciativa de
la Subgerencia Cultural del Banco de la República.
Se trata de la organización y realización de un
encuentro de altísimo nivel académico sobre el tema
de Economía y Agua, el cual tendrá lugar los días 6
y 7 del próximo octubre. Dicho evento, que contará
con la participación de un muy destacado grupo de
conferencistas de renombre internacional, se suma a
los idóneos escenarios de reflexión y discusión sobre
los temas del mayor interés planetario que desde su
área cultural el Banco le ha brindado a la comunidad.
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a instituciones con autonomía regional
(que en no pocos casos están capturadas
por intereses privados y políticos), en
nombre de la sociedad recupere su com-
petencia como administrador del recurso
hídrico, sin duda el rey entre todos los
recursos naturales, desde sus fuentes, sus
cuencas, su conducción, sus característi-
cas físico-químicas, hasta su disposición
final al amparo de los distintos métodos
de riego predominantes.
Frente a semejante imperativo de carác-
ter ético, cabe analizar la propuesta de
crear una agencia nacional del recurso
hídrico, que, de manera integral y a la
luz de los más caros intereses de las
generaciones del presente y del futuro,
con base en un desarrollo genuina-
mente sostenible, aborde la responsa-
bilidad de su manejo; o, en su defecto,
es perentorio dotar sin vacilación alguna
al nuevo Ministerio del Medio Ambiente
de suficientes instrumentos financieros
y legales (incluyendo el ejercicio de la
autoridad sobre el ordenamiento terri-
torial de la Nación), para que le permi-
tan volcarse de manera prioritaria por
encima de cualquier otra consideración
hacia dicho cometido.
Así las cosas, políticas como las relati-
vas a la protección y preservación de los
glaciares y los páramos (las denomina-
das fábricas de agua); la deforestación
evitada; la conservación de los bosques
en pie y la recuperación asistida de los
mismos; la reforestación y la forestación
nueva; la regeneración y conservación de
El Emisor y su Gente
ECONOMÍA
...cabe analizar la propuesta de crear una agencia
nacional del recurso hídrico, que, de manera
integral y a la luz de los más caros intereses de las
generaciones del presente y del futuro, con base en
un desarrollo genuinamente sostenible, aborde la
responsabilidad de su manejo...
la biodiversidad, así como los parques
nacionales y los resguardos indígenas,
adquieren un valor geoestratégico y eco-
nómico sin par, en especial frente a los especialmente a partir de finales de la
impactos del cambio climático sobre la década de los ochenta del siglo anterior.
alteración de los regímenes de lluvias,
la erosión y la desertización de los sue- De otra parte, desde el ángulo de las
los, y, en últimas, sobre la disponibilidad tecnologías más apropiadas para el uso
del agua en los volúmenes suficientes, racional del agua en agricultura, igual-
las calidades mínimas requeridas y las mente resulta de la más alta prioridad
modalidades adecuadas para garantizar nacional establecer incentivos de índole
la supervivencia de la especie humana. económica que privilegien la adopción
masiva de sistemas de riego por goteo,
El aporte que en dicho ámbito Colombia en contraposición a sistemas caracteri-
está llamada a ofrecer frente a la mitiga- zados por el desperdicio y la mala uti-
ción del cambio climático del planeta es lización del recurso. Es decir, modos de
enorme. Por ejemplo, en el caso de la uso que sean realmente eficientes tanto
Amazonía, donde se concentra cerca del en lo ambiental como en lo productivo.
40% de la selva tropical húmeda que aún
le queda a la Tierra, nuestro país, a pesar En el ámbito normativo no debemos per-
de no ocupar una porción mayoritaria de der más tiempo esperando que la buro-
ese territorio cubierto en bosque, consti- cracia internacional acuerde, hasta el más
tuye una de sus principales fuentes hídri- mínimo detalle, la adopción y reglamen-
cas a partir de su gran Macizo Central. tación de protocolos sobre ‘topes y comer-
Además de exhibir hoy entre todos los cio’ relativos a las emisiones de gases de
siete países amazónicos la tasa de defo- efecto invernadero (conocidos en inglés
restación más reducida, en buena parte como cap and trade), y sobre la iniciativa
gracias a las visionarias políticas que en sobre Reducción de Emisiones por Defo-
materia de parques nacionales y resguar- restación y Degradación de los suelos
dos indígenas se pusieron en marcha (REDD, por su sigla en inglés), antes de
Fotografías de este artículo: María Cristina Ochoa Mendigaña.
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actuar con la máxima voluntad política y
un irreductible sentido de urgencia.
Por el contrario; resulta apremiante
formar desde ahora una nueva oferta
ambiental que en el más breve término
haga posible que el país se vuelva acree-
dor del mercado global de Certificados
de Reducción de Emisiones de Gases de
Efecto Invernadero (CERs) por concepto
de la prestación de estos servicios, que
los agentes económicos de las naciones
más avanzadas ya comienzan a remu-
nerar; tal como lo han emprendido de
manera unilateral varios países, como
por ejemplo Australia.
Tras dicho propósito, se debe adoptar
una política nacional para impulsar la
ejecución de proyectos forestales de con-
formidad con los criterios definidos por
Naciones Unidas, reunidos en lo que se
conoce como Mecanismo de Desarrollo
Limpio (MDL). Política que, además de su
efecto protector sobre las corrientes de
agua, contemple así mismo los grandes
valores agregados que se pueden des-
prender de la regeneración y preserva-
ción de la biodiversidad, que constituye
otro de nuestros más ricos pero menos
aprovechados patrimonios ambientales,
de donde provendrá en adelante buena
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parte de las materias primas naturales para
las ciencias de la nutrición y la salud.
Dentro de este orden de ideas, se debe
suprimir la potestad que tienen los con-
cejos municipales de otorgar exenciones,
exclusiones y descuentos sobre el cobro
del impuesto predial rural, y sustituirla
por la concesión de créditos tributarios
sobre el mismo, pero exclusivamente
por concepto de las inversiones que
sus propietarios adelanten en proyectos
MDL de conservación de cuencas, bos-
ques, humedales y páramos, incluyendo
la ejecución de proyectos forestales de
protección, según lo certifique y califi-
que la autoridad ambiental.2
En este campo, uno de los pocos ejem-
plos pioneros que existen en Colombia,
a la manera de efecto de demostración,
es el programa conocido como Pro-
cuenca, el cual hasta el presente ha sido
el primero de esta categoría en el país
debidamente registrado ante Naciones
Unidas. Este proyecto, cuya meta es de
15.000 hectáreas hasta el año 2020, ya
cubre 4.539 hectáreas y 222 campesi-
nos que cambiaron el uso de sus tierras
de áreas degradadas, como efecto de
las actividades de ganadería y café, por
el desarrollo forestal sostenible en la
Río Amazonas, Colombia.
cuenca del río Chinchiná en el departa-
mento de Caldas.
A fin de facilitar el acceso de programas
de esta índole a tierras aptas para desa-
rrollarlos, sin que sea necesaria la pre-
via adquisición de las mismas, se deben
emplear modalidades tales como servi-
dumbres ecológicas y contratos de cuen-
tas en participación con sus propietarios,
o con el propio Estado, cuando se trate
de zonas no sujetas al otorgamiento de
títulos de propiedad por corresponder a
baldíos dentro de reservas ecológicas o
cuencas hidrográficas prioritarias.
2. En Colombia las tarifas del impuesto predial
las fijan los Consejos Municipales dentro de un
rango determinado por el gobierno central, entre
el 5 y el 16 por mil (la cota mínima estaba en el
uno por mil hasta que, en la dirección correcta,
fue reajustada recientemente en la ley del Plan
Nacional de Desarrollo del actual Gobierno). En los
municipios donde predomina el latifundio las tarifas
efectivas suelen ser las más bajas, y las exclusiones y
exenciones, de naturaleza meramente discrecional,
las más amplias. Adicionalmente, el Instituto
Geográfico Agustín Codazzi tiene establecido que el
avalúo catastral urbano esté entre el 75% y el 80%
del comercial, en tanto que en el caso rural oscila
entre el 40% y el 50%. No obstante, sólo la mitad
del rural se halla actualizado, y se estima que la otra
mitad se sitúa, a lo sumo, entre el 25% y el 30% del
comercial. En algunas zonas del país aún no existe
catastro, como por ejemplo en Vichada, donde sus
tierras están en procesos constantes de apropiación
sin control del Estado en sus impactos ambientales.
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 Proyecto cultural
del agua
La Subgerencia Cultural del Banco li-
derará entre 2011 y 2012 el proyecto
2011-2012
cultural Agua y memoria, que busca
ofrecer información sobre las cuencas
hidrográficas andinas, al tiempo que
permita la apropiación del concepto: yo
vivo, yo habito y yo afecto un entorno.

Actividades en proceso:
Encuentro internacional de agua y
economía, exposición itinerante en
Colombia y en los países de la Comu-
nidad Andina, 77 actividades en 24
ciudades lideradas por las sucursales
y agencias culturales del Banco de la
República; publicación del libro Cró-
nicas del Agua; sitio de referencia vir-
tual, y maleta didáctica Los zenúes y
el medio ambiente; cajas viajeras del
agua (BLAA), semana de la ciencia
del agua, y proyecto numismático.

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