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RESUMEN
Este trabajo trata de ofrecer las claves de comprensión de la figura del contrato adminis-
trativo, su razón de ser, su origen histórico y lo que pueden constituir notas definitorias
del mismo, que le identifican —al tiempo que le separan— respecto del contrato civil. Esta
tarea se lleva a cabo sobre tres grandes líneas de tensión (casi de contradicción): a) la que
existe entre contrato y poder público (el contrato público es casi una imposibilidad lógi-
ca); b) la que se da entre contrato y acto, en relación con el principio de legalidad, y c) la
que diferencia el contrato administrativo del contrato privado de la Administración. Como
conclusión se ofrece un juicio sobre la utilidad —o inutilidad— de seguir manteniendo
este instituto jurídico para una mejor realización de la justicia.
ABSTRACT
This paper deals with the problem of the administrative contract, an institution very much
contested in latin countries and almost unknown in the Anglo-Saxon World. The author try
to explain its origin, raison d’etre and main traits in the Spanish law. Key problems to
understand the public contracts are: 1) the relation, almost a contradiction, between
contract and police power; 2) the different position of contracts, following the legality
principle; and 3) the legal regime of private contracts that not apply against the State. To
conclude, the author present pros and cons of the administrative contracts doctrine.
Key words: administrative contract; contract clause v. police power; rule of law v.
discretion; governmental capacity v. proprietary capacity.
1. INTRODUCCIÓN
Esta lección lleva por título «El enigma del contrato administra-
tivo». Dice el Diccionario de la Lengua Española que enigma es
aquel «dicho o cosa que no se alcanza a comprender o que difícil-
mente puede entenderse o interpretarse». Algo de esto ocurre, sin
duda, con el contrato administrativo. Es un concepto que ha dado
puestos de muy diferente guisa: las mercedes enriqueñas, la capitulaciones colombinas, las
concesiones de tierras y lugares, las ventas de oficios públicos, los arrendamientos de im-
puestos, las ventas de bienes nacionales, las land grants de la colonización americana, las
grandes concesiones de obras y servicios públicos, las modernas técnicas de acción por
concierto entre la Administración y las empresas (contratos de programa, acción concerta-
da, concesiones urbanísticas), o los contratos de investigación y desarrollo tan frecuentes e
importantes hoy en los Estados más avanzados. Todas estas actuaciones de los poderes pú-
blicos, desarrolladas a lo largo de los últimos cinco siglos —que se dice pronto—, son ma-
nifestaciones de un mismo fenómeno. Todas se han vestido de contrato, o al menos así lo
intentaron, no sin discusión, algunos de sus protagonistas. En sus luchas con el Poder —el
Poder Real de los siglos pasados o el Poder Administrativo del Estado moderno— creye-
ron encontrar en el contrato la más solemne y sagrada garantía en la protección de sus
derechos. Sobre algunos de estos supuesto, vid. el excelente trabajo de MEILÁN GIL (1982:
7 y ss.).
4 Vid. mi trabajo en J. C. CASSAGNE (1998: 867 y ss.).
elección del acto o del contrato como modos de actuación del Estado.
la invalidez de los contratos públicos podría limitarse a esto: «los contratos serán inválidos
cuando lo sea el acto de adjudicación por el que se perfeccionan».
que escribe: «la lex contractus no puede ser infringida por la Administración so pretexto de
advertir a posteriori una ilegalidad en el contrato celebrado».
13 F. GARRIDO FALLA, Tratado de Derecho Administrativo, tomo II, 8.ª ed., págs. 36-37.
dio Introductorio a nuestros Comentarios a la Ley de Contratos. Quien quiera una explica-
ción detallada puede encontrarla en ARIÑO Y ASOCIADOS (2002 a 2005: especialmente Estu-
dio Introductorio, 1 a 45).
15 J. R. PARADA VÁZQUEZ (1963).
16 J. L. MEILÁN GIL (2005: 513).
5. LA TIPIFICACIÓN LEGAL
Unos años más tarde, la reforma de esta Ley, en 1973, formuló con
mayor claridad ambos criterios en un nuevo artículo 4 que disponía:
general, pues éste puede ser muy variado según los distintos ramos de la misma; tampoco
era muy precisa la expresión «servicio público», pues su contenido es multívoco. Como de-
cía VILLAR PALASÍ, ambas expresiones, que tanta fortuna tuvieron, era como meter el crite-
rio en un cajón y dejarse la llave dentro. Quizás por ello, en el nuevo texto se precisa más y
se habla del giro o tráfico, no en general, sino «específico de la Administración contratan-
te», lo que equivale a la «competencia específica».
BIBLIOGRAFÍA