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SOBRE LA HISTORIA DE LA
GUERRA Y LOS CONFLICTOS
Primera circular
Desde los tiempos más antiguos, el ser humano ha hecho uso de la violencia. Más allá de si
consideramos o no el uso de la fuerza como algo legítimo, el fenómeno es posible rastrearlo
por cada parcela de la historia humana. De acuerdo con lo anterior, consideramos que el
conocimiento e investigación de la historia de la guerra puede estudiar las circunstancias
económicas, políticas, sociales y culturales que integran nuestra disciplina social y que
permiten generar un conocimiento más amplio del pasado.
Contexto Histórico
Sabemos que desde la antigüedad clásica, tanto griegos como romanos tomaron el
fenómeno bélico como elemento digno de ser investigado y comprendido como una
situación inherente al ser humano. Aristóteles reflejó en su Política que la condición de ser
ciudadano estaba intrínsecamente ligada con la capacidad que uno tenía para defender a su
patria (tomado el concepto de “patria” en el sentido actual de lo público-estatal), de manera
que no se tenía derecho en la participación política, si no se era capaz de utilizar todos los
medios para defenderla. Aquí tomamos la guerra en su sentido político, es decir, bajo la
mirada de que el uso de la fuerza militar está vinculado a un objetivo político. Con
posterioridad en el mundo antiguo, los esfuerzos por explicar estos procesos y conocer el
fenómeno fueron varios, entre los que destacaron las obras realizadas por Frontino,
Arriano, Eneas el Táctico, Jenofonte, Vegecio entre otros.
Durante la época medieval, las investigaciones de corte militar se mantienen muy cercanas
al alero de los antiguos, utilizando su conocimiento heredado para utilizarlo de manera
práctica o bien, para justificar realidades surgidas del contexto. El proceso de asimilación
del Cristianismo y su lugar como eje central de occidente tuvo como consecuencia el hecho
de ver al conflicto bélico como un medio para conseguir un objetivo mayor, el cual siempre
debía tener una trascendencia religiosa o atemporal. Los teóricos y filósofos de la época
como Tomas de Aquino, Alberto Magno, entre otros, establecieron siempre su aberración al
conflicto per sé, más cuando fuese visto con un objetivo para perpetuar el nombre de Dios,
o bien de expandirlo y hacer frente a los rivales del Cristianismo (refiriéndonos
principalmente al Islam) era legítimo. Si existía siempre una lucha fuerte entre el bien y el
mal a nivel celestial, ¿por qué no debía tener su símil a nivel temporal y la Iglesia, ser la
bandera que guiase los objetivos de príncipes y reyes contra el infiel?
Para los siglos XV al XVII, Europa entró en un nuevo periodo de expansión comercial y
política, lo que repercutió también en las artes, las ciencias, el conocimiento, y claramente,
en lo militar. Se revalorizaron a los grandes autores clásicos, se complementan sus estudios
e incluso nuevos personajes presentaron sus investigaciones. Autores de la talla de
Maquiavelo, por decir alguno, crearon y potencializaron sus explicaciones teórico-políticas
con propuestas de tipo bélico, al crear manuales. Fue la época de los tratados De Re
Militari, en donde el saber militar estaba completamente vinculado a los intereses políticos
y comerciales, pero también a la búsqueda de ascenso social, a la oportunidad de vivir de la
guerra y hacerse rico disfrutando de sus ganancias. Lo que en parte explica la continuidad
con que las grandes confrontaciones europeas tomaron ribetes impensados para esos días,
debido a la gran mortandad y destrucción que desarrollaron.
Hacia el siglo XVIII la situación pareció tranquilizarse. La guerra se volvió una actividad
“racional”, en donde la voluntad cortesana y el sentido del orden debían primar por sobre
todo. La guerra se convirtió en el “deporte de los reyes”, como dirá Fuller. El uso de la
razón y del pensamiento ilustrado debía tener su correspondiente cambio en el campo de
batalla. Pero, fue ese mismo pensamiento ilustrado la que llevaba el germen de la ruptura
de ese sentido de hacer la guerra. Decimos esto, puesto que al iniciarse el proceso de las
revoluciones norteamericana y francesa, el sentido de protección hacia la patria y los
ideales nacionales “vuelven”, por así decirlo, a estar en la palestra de los guerreros y sus
jefes. El romanticismo, el nacionalismo y la caída de los monarcas absolutos en Europa en
el siglo XIX marcan el inicio de un nuevo tipo de guerra que durará hasta bien entrado el
siglo XX, la llamada “Guerra de masas”. Este tipo de conflicto utiliza todos y cada uno de
los elementos disponibles por la sociedad en guerra para socavar y destruir al enemigo.
Esto inicia con el decreto de la Convención francesa en 1793, conocida como la Levée en
masse, que si bien surgió como una necesidad de proteger la república en peligro en contra
de la invasión de las monarquías enemigas, básicamente es el mismo elemento que se
utilizó para llevar a la humanidad a las grandes conflagraciones mundiales del siglo XX. La
idea de pertenencia a una nación, a un Estado, a una sociedad diferente que estaba
amenazada por el resto del mundo se presenta durante el siglo XIX. Si a esto le sumamos la
grave crisis social emergida por la expansión capitalista sin escrúpulos y la ideologización
que esto generó en el elemento social con menor cantidad de posibilidades de surgir, vemos
que la guerra se vuelve en un instrumento ya no solamente estatal, sino que mundial, en
donde las posibilidades de estar en las filas de uno y otro bando simplemente refieren a una
dirección ideológica. Tan grande es la asimilación y consentimiento de estas realidades que
vemos que tanto la primera como la segunda guerra mundial fueron las mayores masacres
vistas en todos los tiempos.
Objetivos
- Generar puntos de encuentro entre los académicos y estudiantes que se interesen por
éstas temáticas.
- Potenciar a aquellos investigadores o estudiantes que quieran iniciar estudios sobre
estos temas que no hayan tenido espacios donde poder participar para desarrollar
estos debates.
- Acercar posturas, generar vínculos entre los académicos y poner dentro de los
distintos debates historiográficos, remarcando la importancia de desarrollar
investigaciones correspondientes a estos temas tan poco estudiados.
- Desmitificar y alejar el prejuicio de la Academia y de algunos sectores del área de
las Ciencias Sociales sobre este objeto de estudio, poniendo en valor sus temáticas y
haciendo hincapié en el sentido de separar cualquier afiliación política de un sector
particular sobre estos asuntos.
Nuestra América tiene mucho que contar sobre las experiencias bélicas que ha tenido y las
consideraciones y contextualizaciones que las llevaron a cabo. Mas nuestra intención no es
meramente un posicionamiento propio. Sabemos que existen muchos estudiantes,
profesores, incluso gente que quiere aprender del tema que no cuentan con los espacios
necesarios para llevar a cabo sus propuestas. Es por esto que nuestra intención con este
encuentro es abrir el debate al mayor público posible, que todos puedan participar del rico
campo de investigación que se abre y que podamos nosotros, con la ayuda de la
Universidad y la Academia orientarlos a una buena consecución de sus investigaciones.
Nosotros no venimos a imponer nuestras diatribas desde el estrado. Estamos para orientar,
complementar, discutir y publicar las investigaciones. En palabras simples, lograr que
podamos incluir dentro de los distintos debates historiográficos, también el de la
historiografía de la guerra.
Atte.
Comisión organizadora.
CONVOCATORIA DE RESÚMENES
Organiza:
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Dirección de contacto:encuentrohistoriadelaguerra@gmail.com
Temáticas a tratar
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