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Resumen
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: Egresada de la Facultad de derecho de la Universidad Católica de Colombia, sede Bogotá D.C. Ha cursado
la totalidad de las materias del pensum exigido por la facultad para obtener el título de abogada. Actualmente
se encuentra trabajando en asistencia jurídica para la oficina de ABOGADOS “LIZCANO & ABOGADOS
ASOCIADOS S.A.S”.
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la verdad que se espera sea reconocida por el juez, una vez sea allegado el
material probatorio respectivo por cada cual de las partes.
Abstract:
The enactment of the so-called "adversarial system" in the native legal system,
brought profound changes in criminal procedure. Among them, one way to test
under a new redefinition of roles that now rests with the two adversaries
(prosecution and defense), completely build and bring the truth to the judge, who
therefore lacks initiative probation. In charge is therefore particularly important in
this new task of testing, calls "technical trial" which constitute legal tool designed to
obtain the truth through them.
Understand then what should be the proper understanding, use and development
of new evidentiary practices today, besides all those that have their exclusive
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setting in the trial, is a topic of study important because it must henceforth be clear
what these are and what they are, what their proper management, because there
is the truth that emerges is expected to be recognized by the judge, once the
relevant evidentiary material by each of the parties is insider.
Then it forms the subject of this article lay below a critical reflection on them, not
without help noticing that we have perceived that there is a certain contempt for the
recognition of them by considering them almost purely formal and subordinate
aspect of the test, which on the fact has led to misuse these podiums in a situation
which in turn ultimately consolidates a serious mistake, since one such malpractice
could lead to a failed trial, to the extent that does not reach the levels of reality
judicial truth proclaims completion.
SUMARIO
INTRODUCCIÓN:
Para hablar de técnicas de juicio oral en el marco del nuevo sistema penal
acusatorio establecido por la ley 906 del 2004, es necesario hacer contexto sobre
la entrada en vigencia de este nuevo código que ha significado grandes cambios a
la justicia penal. Este sistema fue estructurado sobre la base del acto legislativo
03 del 2002, el cual reformó los artículos 250 y 251 de la Constitución Nacional
para el efecto. Es así como esta reforma constitucional evidenciaba la decadencia
de la ley 600 del 2000, la cual se caracterizaba por auspiciar un sistema procesal
con rasgos inquisitivos y reglas acusatorias, de allí que se le denominara “sistema
mixto”.
Estructurado sobre dos etapas, la primera de las cuales reconocida como una fase
de la instrucción destinada a la actividad de la investigación y de la formación de
la prueba, facultad en cabeza del fiscal, quien actuaba por iniciativa propia con el
objetivo de lograr establecer la verdad material, real o verdadera, cometido que se
efectuaba bajo las reglas de reserva y secreto investigativo, dentro del cual si bien
no se impedía a los otros sujetos procesales participar, si se relegaba al
investigado y a su defensor a una plano secundario en la búsqueda de dicha
verdad, en tanto que la segunda etapa a cargo del juez, caracterizaba por la
apropiación de reglas que eran aplicadas en el juicio, el cual ostentaba algún
carácter público y oral, esto, dependiendo del resultado que obtenía el fiscal en la
fase de instrucción, es decir, si tras de concluida su investigación profería o no
resolución de acusación, dando paso al proceso a su segunda etapa de juicio o
causa ante el juez, o por el contrario, si dictaba la resolución de preclusión de la
investigación, por lo que el proceso ahí concluía y una vez en firme, haciendo
tránsito a cosa juzgada, pasaba para su archivo.
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Es muy importante tener en cuenta que el fiscal del sistema mixto afectaba
garantías, lo cual significa que dictaba detenciones, embargos, podía perturbar
intimidad, correspondencia, domicilio, con los actos de investigación que realizaba,
pero con la entrada en vigencia del nuevo sistema acusatorio, por ser éste un
sistema de partes, el fiscal alineado como tal, tiene que ir a un juez de control de
garantías para pedir la afectación de las garantías de las personas.
Pero además de una redefinición de los roles procesales, como en el caso del
fiscal que viene de verse, muchos otros fueron los cambios importantes y
significativos de un sistema a otro, alguno de los cuales mencionaré para poder
entender la real variación ocurrida entre uno y otro de dichos sistemas: se adopta
la oralidad como herramienta de la actuación, la publicidad de los actos
procesales, la inmediación como principio de la misma, y se es -al decir de
algunos- más garantista con el procesado, cobra auge la publicidad -esto quiere
decir que la actuación procesal se realiza y está a la vista de la comunidad, la que
puede estar al tanto no solo del desenvolvimiento del proceso penal sino lo que es
más, de sus resultas, ejerciendo así una suerte de control.
Entre las modificaciones sustanciales que también trajo consigo la ley 906 de
2004, fue la construcción de la verdad por las partes al juez, pues en ellas reside
ahora toda la iniciativa probatoria, la cual pierde por completo el juez. Como
consecuencia de lo anterior, se visualiza desde ahí la importancia de las llamadas
técnicas de juicio oral, pues son el medio por el cual se le va a probar al juez, con
apego de la lealtad, a la lógica y a los cánones de la contradicción, celeridad,
inmediación, cuál es la verdad que debe declarar procesalmente.
poder establecer la verdad judicial más apropiada para el caso. Así se tiene que
de no usarse bien estas y otras técnicas de juicio oral, el proceso caerá en una
conclusión que se aleje cada vez más de la verdad esperada.
Más allá de las generalidades propias del Sistema Penal Acusatorio y que fueron
trazadas en la introducción, hay que entender que el mismo funciona en la misma
medida que sus propios postulados lo definen. Ferrajolí explica que los mismos
principios se definen unos como orgánicos y otros como procesales, siendo los
primeros aquellos que definen el rol de juez y las otras partes procesales y los
segundos frente a la forma en la que se da el juicio, pues determinan como se
recolectan las pruebas, al ejercicio de la defensa y al convencimiento del juez
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Por otra parte, y entendiendo que la facultad probatoria reside en las partes, y que
el juez ahora sea convertido en el valorador de las pruebas allegadas, se obliga al
mismo a examinar ésta bajo serios espectros de imparcialidad y objetividad, pues
son fiscal y acusado-defensor, los encargados de la recopilación del material
probatorio idóneo que llevará al juez a la verdad.
En otras palabras, a pesar de que es cierto que la actividad probatoria del juez no
genera, por sí misma, una relación directa del juez con las partes o un interés o
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Por otra parte, entendiendo que los principios en comento son aquellos
clasificados como orgánicos, vale la pena hacer un estudio rápido sobre los
procesales, para poder entender el juicio y sus diferentes etapas y roles
procesales.
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Sobre los mismos, basta decir que son aquellos que dan garantías procesales a
sus protagonistas, es decir que en estos se pueden encontrar principios como el
de defensa, legalidad, celeridad, presunción de inocencia, no autoincriminación,
concentración, contradicción, inmediación de la prueba, publicidad, oralidad entre
otros, los cuales describen de forma más que exacta las generalidades del
proceso oral penal actual.
Ahora bien, como se nota en esa muy breve enunciación de principios procesales,
se denota la importancia que tienen allí los relacionados con las prácticas de las
pruebas, pues surge claro que las mismas han de ser públicas, presentadas y
recopiladas de forma correcta, además de que pueden ser controvertidas por las
partes interesadas en ellas.
Por otro lado, por aplicación del principio de oralidad, debe entenderse que los
antecedentes acumulados en el procedimiento penal relevantes para el juicio
deben exponerse verbalmente en la etapa preliminar, de manera que la sentencia
sólo pueda fundarse en aquello que el tribunal ha escuchado, visto, en fin,
percibido a través de la exposición oral que los distintos comparecientes han
efectuado en el proceso que materialmente se lleva a cabo en una audiencia
pública.
Así pues, quizá este principio da sustento a todo lo demás, pues es el que da
garantía a las partes que podrán actuar del modo en que ellos sientan que deban
llevar las pruebas al frente del juez, así como contradecir las presentadas por la
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contra parte. Ese principio de oralidad implica que precisamente que debe existir
publicidad y celeridad en el juicio, pues al ser orales las audiencias, y allí mismo
presentado el material probatorio, cualquiera que este sea, se hace público el
mismo, además de que dichos procesos se encuentra efectivamente abiertos a la
inspección ciudadana, al tiempo que es un proceso que asume celeridad, pues la
misma practica probatoria se hace en audiencia y se controvierte en aquella
ocasión, haciendo que dicho proceso se termine en un tiempo razonable, haciendo
de estos proceso, en el ideal, uno de calidad. (Hernández García, 2012, pág. 165).
El juez en este sistema, debe verificar que este principio se materialice, que no se
impida a la población la entrada a las salas de audiencia. Pues como dice VELEZ
MARICONDE, «exige que todos los funcionarios públicos sean responsables ante
el pueblo soberano a quien representan, y esa responsabilidad no puede hacerse
efectiva, en toda su extensión, si sus actos no se realizan, por lo general,
públicamente». Las excepciones este principio, las constituyen las limitaciones de
espacio de la sala de audiencias cuando acude un número mayor que el que se
tiene previsto, caso que se da cuando se llega a plantear una causa que tiene una
gran repercusión social. (Santa Ana, 2014, págs. 40-)
Pero en adición a todo lo anterior, cabe añadir para destacar aún más la
importancia de la audiencia de juicio oral como la diligencia más emblemática y
trascendente del nuevo modelo procesal de corte acusatorio, que a diferencia del
pasado en el que las pruebas y las verdades procesales se iban obteniendo,
practicando y acumulando a lo largo del proceso, ahora bajo el nuevo proceso
estas van a tener lugar en un solo momento: justamente en la mentada audiencia
de juicio oral, en la que de manera concentrada y en un solo acto procesal va a
tener lugar la actividad de alegación de las partes, la demostración probatoria
también de su mano de su mano, y la faceta decisoria, obviamente a cargo del
juez. De ahí que se hable ahora de la “Teoría del caso”, expresión americana
afortunada a nuestros ojos, pues al no haber verdades consolidadas hasta ese
punto, cada cual de las partes no llega sino con su particular concepción acerca
de los hechos penalmente relevantes, de las pruebas para demostrar los mismos,
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Ahora sí ocupémonos de dar respuesta a la cuestión atrás planteada: qué son las
técnicas de juicio oral? Enmarcadas dentro de los fundamentos constitucionales y
los principios que regulan la prueba, con consagración legal en algunas
disposiciones procesales que más adelante se singularizarán, podemos entender
aquellas como el conjunto de habilidades y destrezas que permiten organizar la
actividad probatoria de cada cual de las partes desde la oralidad, con el propósito
de producir y llevar ante el fallador la mayor cantidad de información de calidad,
analizarla y depurarla, para que la misma llegue clara y limpia al juez.
Como bien fue señalado, la instauración de este nuevo sistema trajo consigo una
nueva practica probatoria, y se aprecia con ello un avance considerable en esta
materia entre lo traído por la ley 600 de 2000, contraída ésta a lo referido en los
artículos 276 y 277, los cuales apenas reseñan lo relativo a la práctica del
interrogatorio y a los criterios de apreciación del testimonio. Amén de los arts 249
y siguientes, que tratan análogamente lo relacionado con la prueba pericial y 259
en adelante, en cuanto a la prueba documental.
Así las cosas, pareciera que podemos definir las técnicas de juicio oral como
aquellos medios idóneos que posibilitan a una y otra parte inmersa en el proceso
penal, llevar una versión de los hechos al juez, debidamente sustentada y
depurada, que le permitirá a este llegar a la verdad esperada.
Pero más allá de ello, se tiene que toda la actuación en medio del juicio oral debe
ser altamente técnica pues:
Se dice que es una actuación técnica, por cuanto las acciones que realizan los
sujetos procesales están ceñidas a pautas que perfeccionan sus intervenciones;
cada uno de estos actos tiene sus propias técnicas y con un buen manejo de éstas
se logra presentar al juez una teoría del caso perfectamente relacionada con las
pruebas, acopladas a un alegato de conclusión que lleva al juez al convencimiento,
más allá de toda duda razonable, sobre la responsabilidad penal o no del acusado.
(Cortés Velasco, 2012)
Así, es entendible aquel auge en la doctrina penal que tienen las técnicas del juicio
oral, pues sin la adecuada técnica, no se presenta un juicio en buenos términos.
Es decir, si las partes no tienen la debida técnica, el índice de fracaso en su
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empresa judicial, es mucho más alto, visto que no cuentan con los debidos medios
para llevar al convencimiento del juez a buen punto. Así las cosas y siguiendo el
orden mismo del proceso, pasaremos a examinar las técnicas de juicio oral.
El primer inciso del artículo 383 de la ley 906 de 2004, dice que:
Si bien se afirma por el autor, siguiendo en ello la disposición legal traída por el
art. 391 C.P.P. en su inciso primero, que se interrogará en directo al declarante
por la “parte que hubiere ofrecido su testimonio como prueba”, en lo cual se sigue
en ello la vieja clasificación de Jeremías Bentham en razón de la cual se presume
que el testigo ubicado por la parte es colaborativo con sus intereses procesales, a
causa de lo cual se le supone afecto a los mismos, la experiencia ha demostrado
que en más de una ocasión un testigo es ubicado y solicitado ante el estrado
judicial tanto por la fiscalía como por la defensa, quebrando así un tanto dicha
generalización.
2.3. Contrainterrogatorio.
Como se anticipó, ese testigo citado pasa por ser interrogado por el primer
interesado en su testimonio, pues es quien inicialmente lo ha preparado para
conducir debidamente el caso que con anterioridad ha conocido y por el cual ha
sido citado y puesto en interrogatorio en el turno que lo disponga el interesado.
Así mismo, el artículo 393, del mismo cuerpo legal en cita, habla de que el
contrainterrogatorio debe respetar las siguientes reglas:
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El testigo deberá permanecer a disposición del juez durante el término que éste
determine, el cual no podrá exceder la duración de la práctica de las pruebas,
quien podrá ser requerido por las partes para una aclaración o adición de su
testimonio, de acuerdo con las reglas anteriores
Así, pareciera que para que dicho contrainterrogatorio pueda tener los efectos que
se espera del mismo, la forma de ejecutarlo debe permitir que sean evidentes las
contradicciones o falencias en el testigo, mediante la formulación de preguntas
sugestivas y asertivas.
Y aflora de lo anterior una técnica para llevar a cabo el contraexamen, toda vez en
que ese ejercicio, a cumplir con el declarante presentado y examinado por el
contradictor, se reconoce su condición de “testigo hostil”, esto es, aquella persona
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Los testigos hostiles siempre están buscando una entrada para escabullirse con
una respuesta dañina. Preguntas que piden un “cómo”, o “por qué”, o que extraen
explicaciones de cualquier clase invitan al desastre. Es mejor evitar
completamente esa clase de preguntas. (2011)
Uno de los momentos cumbre son los contrainterrogatorios de los testigos, pero,
de modo reprochable, por desconocimiento de su propósito y alcance, en las
siguientes circunstancias son realizados erradamente o limitados sin fundamentos:
i) cuando al plantear preguntas sugestivas se avala una oposición, al considerar
que con ellas se busca confundir o maltratar al testigo, ignorando que son propias
de la técnica del contraexamen; ii) el contrainterrogador, en su turno, simplemente
convierte las preguntas abiertas del interrogatorio en sugestivas; iii)se declaran
fundadas a las objeciones pro preguntas repetitivas, en el evento en que el
litigante tome aspectos del interrogatorio para iniciar las líneas del
contrainterrogatorio; iv) aprobar oposiciones, si el abogado –conocedor del objetivo
que persigue- formula preguntas abiertas; v) se confunde los conceptos “temas” y
“preguntas” del interrogatorio directo; vi) el juez limita la extensión del
contraexamen u “objeta” preguntas de este; vii) no se permite contrainterrogar por
temas relacionados con la credibilidad del testigo o su dicho; viii) se niega el
derecho a contrainterrogar en audiencias distintas a la de juicio oral, o la
imposibilidad de contrainterrogar relativo a las preguntas efectuadas por el
ministerio público o el juez. (Ospina, 2011)
Así pues, como bien señala el autor antes citado, pareciera incluso que las
técnicas, en este caso siguen siendo mal aplicadas por parte de los operadores
jurídicos, y en este caso en concreto, como bien hemos dicho, generando que se
viole uno de los principios más importantes, el de contradicción.
El saber contrainterrogar al testigo, no es, sin duda, tarea fácil, toda vez que del
empleo adecuado de sus técnicas depende en buena medida el éxito o fracaso de
su caso; de allí que se diga que el adquirir o desarrollar esta destreza contribuye
también al establecimiento o por lo menos aproximación a la verdad material, a
partir de la reconstrucción lógica de los hechos. (Solorzáno Garavito, 2005)
Sobre este punto, pareciera que tampoco se requiriese extrema atención, no por
ser menos importante o carente de técnica, que no es así, sino porque el
interrogatorio redirecto y recontradirecto, son los derechos que les asisten a las
partes de interrogar luego del contrainterrogatorio (redirecto) y luego del redirecto
(reconectradirecto), cada uno con el fin de aclarar los puntos sensibles que han
sido atacados en cada intervención de parte.
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Ahora bien, cuando nos referimos a las objeciones u oposiciones, como las llama
la ley 906 de 2004, debemos entender que estas son herramientas que tienen las
partes para limitar el uso de preguntas incorrectas en el juicio. Dice el artículo 395
que:
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Así pues, tenemos que las oposiciones tendrán lugar cuando sean irrespetadas
las reglas del interrogatorio, ya antes enunciadas. La doctrina las entiende de la
siguiente forma:
3. Conclusiones
Hasta aquí, hemos estudiado las generalidades del Sistema Penal Acusatorio,
aplicado en Colombia y del mismo podemos decir que en efecto, en su estructura,
desde sus principios marca un nuevo precedente, sobre todo porque en él
adquieren especial importancia y significado la oralidad, la publicidad, la celeridad
y la contradicción en dicho molde procesal.
Haber establecido este tipo de proceso, indica que al incluir nuevos principios, así
mismo se redefinen los roles procesales, pues como hemos dicho, la
responsabilidad del juez es llevar, mediante la apreciación y valoración de las
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pruebas presentadas por las partes, a la verdad judicial esperada, la cual debe ser
decretada desde la imparcialidad.
Es indispensable entender ese nuevo rol de las partes, pues ya no solo trata –
como fuera en vigencia de la ley 600 – de la valoración de las pruebas o de
presentar lo que se conocía como prueba reina, sino de recabar, exhibir y
sustentar el debido material probatorio que sea útil y necesario para la resolución
del caso. Allí aparecen pues las técnicas de juicio oral, más específicamente
cuando se entra un momento culmen del sistema acusatorio, como lo es el de los
interrogatorios y las intervenciones orales de los participantes en su diligencia más
emblemática: el juicio oral.
Bibliografía
Santa Ana, R. (2014). Los retos del juzgador en el nuevo sistema oral penal. Nova
Iustitia,.
Suñez Tejera, Y., & Águila Pérez, v. (2011). LAS TÉCNICAS DEL
INTERROGATORIO DURANTE EL JUICIO ORAL EN EL PROCESO
PENAL CUBANO..