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Juan Lafarga.

El
psicólogo que México (y
América Latina) necesita
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Escrito por Juan Lafarga Corona
Categoría: Artículos de Psicología
Publicado: 25 Noviembre 2015

Conferencia de Juan Lafarga Corona en el Sexto Congreso al Encuentro de la


Psicología Mexicana - Segundo Congreso Latinoamericano de Alternativas en
Psicología que se llevó a cabo del 20 al 23 de noviembre del 2002, Hotel Crown
Plaza Puebla, México.

INTRODUCCIÓN:
México, a mi manera de ver, está atravesando por uno de los momentos
más importantes de su historia. México se esta redefiniendo como país:
En lo político, está transitando de una dictadura de 70 años al
pluripartidismo electoral y a la participación democrática en todos los
ámbitos de la vida pública. En el área económico-social, se va moviendo
lentamente de la injusticia y las grandes diferencias socioeconómicas a
una convivencia más solidaria y más plural.

En la economía del estado, México transita de un modelo neoliberal-


capitalista a un modelo propio que no nos margine de los mercados
mundiales, pero que tampoco desmantele las economías precarias de los
menos privilegiados.
En lo religioso, va pasando de los dogmatismos y fundamentalismos
excluyentes en materia de creencias y valores a la convivencia armónica
entre las diferentes religiones e ideologías y hacia una ética más universal.

México es un país en crisis de crecimiento: En toda la amplitud de su


territorio conviven la abundancia con la miseria, los recursos humanos y
materiales con la pobreza y la marginación. Diferencias raciales y nuevas
oportunidades de convivencia y colaboración entre razas y sectores
diversos de la población. México se debate entre el dolor y la esperanza.

1.- NECESIDADES DE
MÉXICO
México, pues, crece con dolor en una coyuntura interna y externamente
desfavorable y al mismo tiempo necesita: Estructuras sociales más justas
y equitativas que permitan el desarrollo armónico de los diferentes estratos
de la sociedad. Mecanismos de gobierno más democráticos que aseguren
la libre participación de todos y garanticen que la diversidad sea una forma
de riqueza más que un motivo de luchas internas. Que los partidos
políticos trasciendan sus ambiciones de poder partidario y se unan en el
interés por un México más unido y próspero.

Necesita una administración más transparente en lo público y en lo


privado. Una fuerza de trabajo más eficiente y una educación más
conectada con la vida, con las necesidades y con los intereses de las
mayorías y de las minorías que conforman la sociedad.
Necesitamos urgentemente que se reduzca la violencia, que se
establezcan programas prácticos para ir disminuyendo el consumo de
drogas en la niñez y en la juventud, así como programas serios de
conscientización sobre la paternidad responsable para abatir sistemática
y voluntariamente los índices de sobrepoblación.

En una palabra, y aquí entran los psicólogos, sus gremios y sus escuelas,
México necesita mejores personas, más saludables y de mayor calidad
humana. ¿Qué significa mejores personas?

Voy a tomar esta descripción de los postulados básicos de la psicología


humanista y de la investigación emanada de ésta: Abiertas al
autoconocimiento, menos defensivas, en búsqueda de oportunidades y
experiencias que aumenten significativamente los ámbitos de la propia
conciencia. Con más elevados niveles de autoestima y de autovaloración,
no sólo a niveles individuales y familiares, sino grupales y sociales. Con
mayor interés por la equidad y por la justicia que trascienda las
perspectivas individualistas y parroquiales. Capaces de dialogar y de
negociar. Con relaciones interpersonales de cercanía y de afecto.
Eficientes en el trabajo. Con sentido del humor. Cuidadosos de la ecología
y el desarrollo armónico del planeta y abiertos a la trascendencia, es decir,
a la dimensión espiritual de la existencia humana.

Mi hipótesis esta tarde es que si la labor del psicólogo en México no va


encausada a la satisfacción de las necesidades de los mexicanos, si no
toma en cuenta los recursos reales del país, y su trabajo como científico y
como profesional no esta orientado a favorecer el surgimiento y desarrollo
de personas de calidad, nuestro trabajo como psicólogos individualmente
considerados y como gremio profesional es inútil al menos para el México
de la coyuntura presente.

2.-DISEÑO
CURRICULAR
Por esto, directores, maestros, y estudiantes de nuestras escuelas de
psicología necesitamos diseñar y actualizar currículos que no estén
centrados exclusivamente en los contenidos teóricos y metodológicos de
la disciplina científica y profesional, sino en el para qué de nuestros
conocimientos, de nuestras investigaciones y de nuestras técnicas. ¿Para
qué somos psicólogos? ¿Para atender qué necesidades? Responder a
estas preguntas es recuperar la dimensión ética y humanista de nuestra
profesión. No responder a ellas en el contexto mexicano es abdicar del
sentido y del propósito que debe animar el diseño curricular a nivel
licenciatura y a nivel posgrado.

Todas nuestras experiencias educativas deberían estar guiadas por esta


inquietud o no tendrían sentido en el contexto del México y del mundo
actuales.

Con esta finalidad en mente, los currículos de los psicólogos en cualquier


campo de aplicación de nuestra disciplina y a cualquier nivel de
licenciatura o de posgrado, deberían girar sobre estos cinco ejes. Esta es
esta tarde mi propuesta:

1. Conocimiento de la teoría psicológica: La teoría sólida se deriva de la práctica


creativa y de la investigación pertinente.
2. Familiaridad con la metodología científica: No con una metodología
reduccionista y positivista que descalifica métodos legítimos de investigación.
3. Práctica profesional supervisada: Sin la práctica profesional, nuestras escuelas
de licenciatura no estarían formando profesionistas, sino teóricos que sólo van
a saber trabajar como profesores de psicología y no como profesionales
competentes al servicio del público. Recordemos que las prácticas no
supervisadas corren el riesgo de repetir indefinidamente los mismos errores.
4. Reflexión sobre la ética, entendida ésta como la promoción de los valores
humanos, de amor a la vida y de respeto, y no únicamente como cumplimiento
de preceptos emanados de los códigos éticos de los diversos países.
5. Desarrollo personal a través de experiencias significativas que deriven en
autoconocimiento, autoestima y mejor manejo de las relaciones
interpersonales.

3.- ÉTICA
PROFESIONAL:
Me voy a fijar, esta tarde en el eje cuatro que tiene que ver con la reflexión
sobre la ética, como la promoción de los valores humanos.

Ante todo ¿Qué entiendo por ética? En un sentido general, la promoción


del crecimiento y desarrollo de la persona humana individualmente
considerada, así como la promoción de la responsabilidad social.

Cualquier acción que impulse el desarrollo armónico de las personas


individualmente consideradas, de sus grupos y de la sociedad es por
naturaleza ética. La conducta ética esta caracterizada por la vivencia de
los valores que promueven el amor a la vida, la búsqueda del conocimiento
y del autoconocimiento, el aumento de la autoestima, las relaciones
interpersonales justas, respetuosas y armónicas, la eficiencia en el trabajo,
el cuidado de la naturaleza y la búsqueda del sentido de la vida y de la
trascendencia.

En segundo lugar ¿Qué significa la formación del psicólogo en estos


valores humanos y qué significa la transmisión de estos valores? Los
valores no se aprenden de la conferencia en el salón de clases a través de
explicaciones y libros de texto. Éstos, si acaso, ayudan. Los valores se
transmiten y se aprenden por el contagio de los maestros y de los
educadores que tienen influencia en la vida de los psicólogos.

El respeto sólo se aprende por la experiencia de haber sido respetado. El


amor sólo se aprende por la experiencia de haber sido amado y la
confianza sólo se aprende por la experiencia de haber sido objeto de la
confianza de otra persona importante y cercana.

Los valores se aprenden fundamentalmente en la familia y en la escuela


por la vivencia y el ejemplo de los educadores que tienen verdadera
ascendencia y autoridad moral.

El respeto, la solidaridad y la honradez sólo se aprenden de educadores y


maestros respetuosos, solidarios y honrados.

Así mismo los valores de la profesión se aprenden de otros psicólogos


considerados valiosos y cercanos que tuvieron influencia sobre nosotros
por la vivencia de la honradez en la investigación, el respeto cuidadoso de
las personas, el interés genuino por el desarrollo y crecimiento de todos,
las relaciones interpersonales caracterizadas por el respeto, el afecto, la
sinceridad y la sabiduría para combinar la transparencia con la
confidencialidad.

Para favorecer la dimensión ética de nuestra profesión, ayudan también


las experiencias de reflexión sobre dilemas éticos importantes, la
presentación de casos y su discusión, así como la clarificación de los
valores propios que se va adquiriendo a medida que se reflexiona sobre la
experiencia personal.

4.- AREA EDUCATIVA


¿Cuáles son las necesidades de México en el área educativa que plantean
un reto al psicólogo profesional? Todas las escuelas del país, publicas y
privadas requieren la asesoría de los psicólogos educativos en el diseño y
evaluación de programas de estudio menos teóricos, más centrados en la
vida, más conectados con las necesidades, con los intereses y con los
recursos de los estudiantes que acuden a nuestras aulas. Cada vez son
más conscientes las escuelas en todos los niveles de la importancia que
tiene, más allá de la transmisión de la información, el proceso de desarrollo
personal que tiene que ver con la práctica y la vivencia de los valores de
la salud y el crecimiento.

Con creciente urgencia se necesitan programas de rehabilitación y


capacitación asesorados por psicólogos profesionales, pero más que
nada, se necesitan orientadores y asesores, no psicoterapeutas, que
puedan acompañar a los estudiantes en una acertada elección de carrera,
en la búsqueda del aprovechamiento de los propios recursos y en el
fomento de la salud emocional y mental con miras a prevenir la
disfuncionalidad.

Cómo necesita México psicólogos educativos que colaboren en dar un


rumbo nuevo a la educación mucho más centrada en el desarrollo de
habilidades, actitudes y destrezas que en la acumulación memorística de
la información que debe pasar a ser más una tarea de las computadoras y
menos de la mente humana.

Pero, y sobre todo, psicólogos que puedan devolver a los estudiantes al


poder para decidir sobre su propio aprendizaje.

La educación tradicional ha estado sistemáticamente centrada en la


enseñanza que proporcionan los profesores, en la elaboración de los
programas, en la evaluación del aprendizaje, en las técnicas educativas e
inclusive en los espacios físicos. ¿Y donde queda el aprendizaje de los
estudiantes? El que los estudiantes aprendan y que aprendan lo más
posible todos, no sólo la información, sino actitudes, habilidades y valores,
debería ser el objetivo conciente y la máxima preocupación de todo tipo de
trabajo educativo.

La investigación contemporánea es contundente en el descubrimiento de


que únicamente el aprendizaje que está conectado con los intereses, las
necesidades y los propósitos del estudiante se convierte en significativo,
es decir, que permanece en el repertorio de los estudiantes por períodos
largos de tiempo o por toda la vida.

A pesar de todos estos descubrimientos de los psicólogos sobre la


motivación del aprendizaje todavía se considera, que el castigo, la
humillación y la reprobación son motivadores del aprendizaje. Desde los
años treinta con el descubrimiento del condicionamiento operante quedó
demostrado que en animales y humanos el reforzador positivo es más
eficiente para fijar o modificar una conducta que la condición aversiva. A
pesar de estos hallazgos, en todas las escuelas del mundo la práctica
educativa sigue vinculando la condición aversiva al éxito en el aprendizaje.

Es responsabilidad de los psicólogos devolver a los sistemas educativos


el valor de los reforzadores positivos como son el aprecio, el aliento, la
confianza y cualquier otro factor que eleve la autoestima como
reforzadores básicos del aprendizaje.

5.- AREA CLÍNICA:


Necesita México un nuevo modelo de promoción de la salud. El modelo
médico está gastado y perdiendo vigencia aun para los mismos médicos.
La mayor parte de éstos considera que la carencia de enfermedad no es
lo mismo que la salud, sin embargo la práctica médica en general sigue
consistiendo en curar enfermedades. Todos están de acuerdo que es más
importante la prevención y la profilaxis que la curación, son muy pocos los
que se dedican a prevenir la enfermedad y a la promoción directa de la
salud.

Desafortunadamente, el modelo médico ha invadido no sólo el ámbito de


la psicología clínica, sino el de la psicología en general. Palabras
como diagnóstico, tratamiento, síntomas y otras todavía más relacionadas
con el modelo médico como terapia son utilizadas normalmente no sólo en
los ambientes relacionados con la clínica sino por todos los psicólogos en
general.
Los usuarios de nuestros servicios requieren un modelo menos médico,
más psicológico para la promoción de la salud, más relacionado con el
desarrollo de recursos en las personas y en los grupos, con la creación de
condiciones y climas ambientales que favorezcan el crecimiento y
desarrollo que con la curación de la enfermedad. Hablar de enfermedades
psicológicas es sólo una metáfora. La mayor parte de las personas no
sufrimos por enfermedades psicológicas sino por dificultades e
incapacidad en el manejo de la problemática de la vida.

Necesitamos no de diagnósticos basados en hipótesis médicas sino de


evaluaciones más cuidadosas y precisas y de estrategias más claras para
la promoción de conductas y aprendizajes que no supongan que las
personas están enfermas, sino en proceso de evolución y de crecimiento.
Necesitamos un nuevo concepto de psicoterapia, mucho más psicológico
que médico que ponga más énfasis en los aprendizajes significativos de la
persona que en las interpretaciones intelectuales del comportamiento,
emanadas éstas de teorías médicas que no están basadas en la
investigación psicológica de calidad con que contamos en el presente.
Lo más importante, nuestros psicólogos están siendo bien entrenados para
ser científicos, no tanto para ser profesionales y rara vez tienen
oportunidad de participar en experiencias y talleres para crecer como
personas.

Afortunada o desafortunadamente la clientela de los psicólogos clínicos se


fija en las características de la persona que es el psicólogo, más que en
sus cualidades profesionales, aunque estas últimas, claro está, le
interesan también. Podría decirse, pues, que los psicólogos clínicos
impactamos más a nuestra clientela por el tipo de persona que somos, que
como científicos o profesionales.
Consecuentemente nuestros propios métodos profesionales deberían
tener menos de análisis conceptual y estar más centrados en la vivencia
de una relación interpersonal saludable.

A través de relaciones interpersonales saludables, formales e informales,


nuestros psicólogos deberían aprender y desarrollar habilidades para la
comunicación terapéutica, además de la preparación profesional para
actuar como psicoterapeutas.

Es decir, a través de genuinas relaciones interpersonales con los maestros


o en talleres de encuentro y crecimiento, aprender la escucha empática
como base de cualquier relación interpersonal o profesional y el valor de
la actitud positiva incondicional frente al cliente, de tal suerte que éste
entienda que su conducta y comportamiento pueden ser cuestionados,
pero que nunca perderá la estima y el aprecio que merece como persona.

6.- AREA LABORAL:


No únicamente las empresas de México, sino los trabajadores en general
de todas las posibles especificaciones, necesitan un nuevo concepto de
productividad que incluya la generación de mejores personas hacia dentro
y hacia fuera de la empresa tan importante como la generación de
ganancias materiales y productos útiles para la sociedad.

En efecto, urgen en las empresas y en los medios laborales programas de


capacitación no únicamente para desempeñarse técnicamente con
pertinencia y calidad, sino para crecer constantemente como personas a
través de las relaciones interpersonales entre los individuos y entre los
grupos. Los programas de capacitación técnica deberían ser
complementados con cursos y talleres de crecimiento personal que
sirvieran para que todas las experiencias de tipo laboral favorecieran no
únicamente un desempeño técnico de calidad, sino que fueran al mismo
tiempo un aliciente para el desarrollo de la persona.

Tanto las empresas de gobierno como las de la iniciativa privada necesitan


un nuevo tipo de liderazgo que involucre la participación de todos en las
responsabilidades del estado y de las empresas frente a la sociedad. Un
nuevo liderazgo que permita que cada persona ejerza su poder e influencia
en aquellos ámbitos en que tiene mayor competencia y se sienta
indispensable para la corporación en el desempeño de su labor específica.

7.- AREA SOCIAL


En el trabajo con grupos y comunidades de toda índole, urge un nuevo
concepto de desarrollo social que integre el desarrollo humano personal,
a niveles individual y colectivo, con el desarrollo de habilidades
indispensables para ejercer un oficio, profesión o cualquier otro trabajo del
que dependa la subsistencia.

La mayor parte de los problemas en grupos y comunidades no necesitan


intervenciones de tipo psicoterapéutico, necesitan programas y asesorías
de promotores del desarrollo humano que acompañen a dichos grupos en
el planteamiento y solución de la problemática comunitaria, sea ésta de
índole educativo, económico o social.
Afortunadamente crece en todas las comunidades del mudo la consciencia
de la importancia de la ecología para mantener en equilibrio los diversos
sistemas del planeta con el objetivo no sólo de evitar una catástrofe
ambiental, sino de promover un desarrollo integral de los vivientes que
preserve y multiplique los recursos naturales para beneficio de todos.

CONCLUSIÓN:
México esta esperando del gremio profesional de los psicólogos
investigaciones descriptivas y predictivas sobre la realidad presente y
sobre lo que los psicólogos pudiéramos hacer objetiva y realistamente para
promover el crecimiento y desarrollo de las personas y de los grupos.
Necesita programas curriculares en las escuelas de psicología que pongan
de manifiesto con creciente claridad la relación entre la disciplina
psicológica y las necesidades nacionales y regionales de México. Necesita
que existan en las licenciaturas prácticas profesionales supervisadas
encaminadas a promover e impulsar la salud psicológica, individual y
social en todos los sectores de la población. Así como la organización de
talleres para promover el desarrollo de los psicólogos como personas.

Si la docencia y la investigación en nuestras escuelas de psicología no


generan una práctica profesional encaminada a diseñar estrategias que
incidan en una administración más limpia y transparente a nivel nacional,
en estructuras sociales más justas, en reducción de la violencia y del uso
de las drogas, en reducción de la sobrepoblación, muy pronto van a ser
irrelevantes.
Si los psicólogos desde nuestras escuelas y desde nuestros gremios no
consideramos como responsabilidad básica frente a la nación la
generación de personas más saludables, más libres y más responsables,
perderemos relevancia, nuestras escuelas carecerán de sentido y nuestro
trabajo estará siendo desperdiciado.

En ustedes, estudiantes de hoy, psicólogos del futuro, en manos de


ustedes está dar a la profesión mayor sentido y relevancia al servicio de
México, todavía no es demasiado tarde.

¡Muchas gracias!

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