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ampliada de Siete teorlas sobre la natumleza hu-

ESTEmana
libro(publicado
es una edición
también completamente
en la colección revisada
Teorema). y
una notable introducción popular a las cuestiones funda-
mentales del pensamiento occidental. Esta nueva edición
incorpora nuevos capltulos sobre el Hinduismo, el Confu-
cianismo y Kant. También amplía y profundiza el debate
original de las siete teorías, teniendo en cuenta la más
reciente erudición y los estudios sobre feminismo y relati-
vismo. El capítulo final examina las perspectivas y los iími-
tes de la interpretación científica de la naturaleza humana
e incluye una propuesta de nueve tipos diferc:1tes de psi-
cología. De forma lúcida y en pocas páginas el texto con-
densa tanto la esencia de las tradiciones más antiguas,
como las ideas de Platón, Kant. Marx, Freud, Sartre,
Skinner y Lorenz, poniendo de manifiesto cómo la humani-
dad ha luchado por comprender su naturaleza. Examinan-
do cada teoría desde cuatro puntos de vista (la naturaleza
del universo, la naturaleza de la humanidad. los males de
la humanidad y la propuesta para curar dichos males).
pretende estimular a los lectores para que reflexionen so-
bre quiénes somos, qué nos motiva y cómo podemos en-
tender y mejorar el mundo

0111081
Leslie Stevenson y David L. Habennan

Colección Teorema
Diez teorías
sobre la naturaleza humana
Confucianislno) Hinduismo) la Biblia)
Platón) Kant) Marx) Freud) Sartre)
Skinnel'~ Lorenz

Traducción de Elisa Lucena

CÁTEDRA

TEOREMA
Título original de la obra:
Ten 71?eories ofHuman Natl/re

Índice

PREFACIO 13

Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido PRIMERAPARTE
por la Ley. que establece penas de prisión y/o multas. además de las INTRODUCCIÓN
correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios. para
quienes reprodujeren. plagiaren. distribuyeren o comunicaren 21
públicamente. en todo o en parte. una obra literaria. artística CAPÍTULoPRIMERO.Teorías rivales y valoración crítica de ellas .,.
o científica. o su transformación. interpretación o ejecución 1. Concepciones rivales de la naturaleza humana . 21
artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada 2. Comparación entre el cristianismo y el marxismo . 24
a través de cualquier medio. sin la preceptiva autorización. 3. Otras «ideologías» sobre la naturaleza humana . 27
4. La crítica de teorías . 30
5. Defensas frente a objeciones: «sistemas cerrados» . 31
6. La esperanza de una discusión y valoración racionales 34
7. La validez de las proposiciones . 36
7.1. Juicios de valor . 37
7.2. Proposiciones analíticas . 38
7.3. Proposiciones empíricas que incluyen las teorías
cien tÍficas . 40
© 1974, 1987. 1998 by Oxford University Press, Inc. New York. 7.4. Proposiciones metafisicas . 41
N. Y.. USA. 'This translation of Ten Tbeories of Human Nature.
Tbird Edition. originally published in English in 1998. SEGUNDA PARTE
is published by arrangement with Oxford
TRES ANTIGUAS TRADICIONES RELIGIOSAS
University Press, Inc"
© Ediciones Cátedra (Gmpo Anaya. S. A.), 2001
Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid CAPÍTULO 2. Confucianismo: el camino de los sabios [Da-
Depósito legal: M. 16.144 -2001 vid L. Haberman] . 47
I.S.B.N.: 84-376-1905-X Teoría del universo . 48
Pril1ted in Spail1 Teoría de la naturaleza humana . 50
Impreso en Closas-Orcoyen. S. L. Diagnóstico . 52
Polígono Igarsa. Paracuellos de Jarama (Madrid)

7
Prescripción . 55
Prescripción 165
Desarrollos posteriores . 62 Lecturas recomendadas 170
Discusión crítica . 67 CAPÍTULO 7. Mane la base económica de la naturaleza hu-
Lecturas recomendadas . 69 mana 172
CAPÍTULO 3. El hinduismo upanisádico: la búsqueda del co- Vida y obra "......................... 173
nocimiento último [David L. Haberman) . 71 Teoría de la historia 177
Teoría del universo . 72 Teoría de la naturaleza humana 183
Teoría de la naturaleza humana . 77
Diagnóstico 186
Diagnóstico . 80
Prescripción 189
Prescripción . 82 Lecturas recomendadas 193
Interpretaciones divergentes . 83 CAPÍTULO 8. Freud: la base inconsciente de la mente 195
El Advaita Vedanta de Sankara . 84 Vida y obra 195
El Vishishta Advaita Vedanta de Ramanuja . 89 Teoría básica 199
Discusión crítica . 94 Teoría de la naturaleza humana 200
Lecturas recomendadas . 95 Diagnóstico 205
CAPíTULO4. La Biblia: la humanidad en relación con Dios . 97
Prescripción 207
Base metatlsica: la concepción judeocristiana de Dios . 99 Discusión crítica 210
La teoría de la naturaleza humana del Antiguo Testamento . 103 Lecturas recomendadas 217
Diagnóstico . 107 CAPÍTULO 9. Sartre: la libertad radical..................................... 219
Prescripción . 108 Vida y obra de Sartre 222
La doctrina cristiana de la naturaleza humana . 109 Teoría del universo 224
La doctrina cristiana del pecado . 111 Teoría de la naturaleza humana 225
La salvación cristiana . 112 Diagnóstico 229
Algunas observaciones críticas acerca del cristianismo . 115
Prescripción 234
Lecturas recomendadas . 118 Lecturas recomendadas 238

TERCERAPARTE CUARTA PARTE


CINCO PENSADORES FILOSÓFICOS DOS EJEMPLOS DE TEORÍAS CIENTÍFICAS
SOBRE LA NATURALEZA HUMANA
CAPÍTULO 5. Platón: el imperio de la razón . 123
Base m('tafisica . 126 CAPíTULO 10. La psicología conductista: Skinner sobre el con-
Teoría de la naturaleza humana . 131 dicionamiento 243
Diagnóstico . 136 Supuestos teóricos básicos 247
Prescripción . 141 Teoría de la naturaleza humana 249
Lecturas recomendadas . 146 Diagnóstico 259
CAPÍTULO 6. Kant: razón y libertad, historia y gracia . 148
Prescripción 261
Metafisica y epistemología . 151 Lecturas recomendadas 263
Teoría de la naturaleza humana . 154
CAPÍTULO 11. La psicología evolutiva: Lorenz sobre la agre-
Diagnóstico . 160 sión 265

8 9
Base teórica: la evolución 266
La teoría de la naturaleza animal de Lorenz 270
Teoría de la naturaleza humana 274
Diagnóstico '" .., 275
Prescripción 277
Discusión crítica 278
Lecturas recomendadas 282

QyINTA PARTE
CONCLUSIÓN A mis hijas, Sonia y Lydia,
que sin duda me han enseñado muchas cosas
CAPÍTULO 12. Hacia una interpretación unificada: nueve ti· sobre la naturaleza humana
pos de psicología . 287
Lecturas recolnendadas . 296 L. S.

A mis padres, Reuben y Ruth,


que son en muchos sentidos lasfuentes
de mi propia naturaleza humana

D.H.

10
Prefacio

A comienzos de los setenta me encontré, como profesor


inexperto de la Universidad de Saint Andrews, frente a un
nutrido número de estudiantes de primer año a los que el
sistema tradicional escocés exigía seguir un curso de filoso-
fía. (Saint Andrews ha decidido sabiamente desde entonces
que es mejor que el impulso para hacer filosofía provenga
de dentro antes que de fuera.) Me pregunté entonces qué
convenía a un auditorio semejante de reclutas, la mayor
parte de los cuales no continuaría estudiando filosofía. Mi
respuesta consistió en ampliar un curso convencional de fi-
losofía de la mente a una discusión sobre diversas teorías de
la naturaleza humana (y le estoy agradecido al jefe de de-
partamento, Len Goddard, por permitirme hacerla). La pri-
mera edición de este libro surgió de aquella experiencia pe-
dagógica.
Ha pasado un cuarto de siglo desde su primera publica-
ción, y el libro sigue siendo útil para cursos introductorios
que se imparten en numerosas instituciones de diversos paí-
ses. La segunda edición tenía un nuevo capítulo final, pero se
limitaba a hacer cambios cosméticos aquí y allá, dejando sin
tocar, de una manera bastante complaciente, los siete capítu-
los principales (yo tenía también la errónea impresión de que
la economía requería introducir cambios mínimos en la com-
posición). El tiempo ha pasado, la investigación filosófica ha
avanzado, el feminismo y el postmodemismo han ganado in-
fluencia en las humanidades, la investigación científica en psi-
cología y biología se ha desarrollado deprisa, y ahora ha sur-

13
gido una nueva ola de teorías evolutivas sobre la naturaleza sólo he empezado a apreciar el aspecto más práctico de su
lmmana. pensamiento recientemente. Gran parte de los escritos de Kant
Tras veinticinco años más de estudio -y de vida-, posi- son tremendamente abstractos y técnicos, pero he intentado
blemente se esperará de mí que encuentre algo más que decir ofrecer un resumen inteligible de su teoría de las facultades
sobre la naturaleza humana. Pero el tema es infinito, la tarea humanas, de la base de su tratamiento de la ética, la política y
resulta desalentadora y mis conocimientos y capacidades son la religión, así como del reconocimiento del mal radical en la
finitas. Me doy cuenta de que supone un raro privilegio ser naturaleza humana y su esperanza en el progreso en los asun-
leído por tantos miles de estudiantes, y Robert Miller, de Ox- tos humanos. Yo me inclino por defender una conveniente-
ford University Press, me ha persuadido para aceptar la corres- mente modernizada versión de su llamamiento a la razón de
pondiente responsabilidad de mejorar el libro hasta donde la Ilustración tardía, en contraste con las aproximaciones
me sea posible hacerlo en estos momentos. postmodernistas o culturalmente relativistas que se han pues-
La primera cuestión era la de adherirse o no al número má- to de moda últimamente.
gico siete. La idea de exponer algunas teorías no occidentales En el caso de las siete teorías originales, esta vez he reescri-
resultaba atractiva. Pero no estoy cualificado para hacerla yo to cada capítulo exhaustivamente, ampliándolos hasta más de
mismo: precisaba de alguien con la competencia apropiada, la mitad de la longitud original y (espero) profundizando su
que simpatizara con el espíritu del proyecto y que estuviera dis- tratamiento al tiempo que he mantenido el nivel introducto-
puesto a escribir en un nivel introductorio, utilizando la estruc- rio. Pero soy dolorosamente consciente de que no puedo afir-
tura cuatripartita de teoría del universo, teoría de lo humano, mar ser un experto en ninguno de estos temas y de que mi dis-
diagnóstico y prescripción que los lectores y educadores pare- cusión tiende a detenerse cuando la argumentación se vuelve
cen haber encontrado útil, Es un placer para mí decir que ditlcil, lo que es, desde luego, el destino de todo libro intro-
David Haberman, de la Universidad de Indiana en Blooming- ductorio.
ton, ha satisfecho periectamente estos cirterios, contribuyendo Los comentarios de diversas personas que han servido
con dos nuevos capítulos sobre confucianismo e hinduismo que como árbitros me han salvado de cometer errores y han suge-
confio aumentarán el rango y el interés intercultural del libro. rido un tratamiento más adecuado en algunos lugares. Estoy
Los demás capítulos continúan siendo obra mía -por tanto, el especialmente agradecido a Julia Annas por hacerme ver
«yo»relativo al autor hace referencia a Leslie Stevenson. cuántas cosas había pasado por alto en la República de Platón,
Desde luego, una vez que uno empieza sugiriendo más teo- sobre todo el argumento moral basado en su teoría tripartita
rías por considerar, no se sabe dónde parar -Aristóteles, el del alma, que aún tiene mucha relevancia para nosotros en la
estoicismo, el islam, Aquino, Hobbes, Spinoza, Hume, Nietz- actualidad. Mi exposición previa estaba seguramente int1uida
sche, Heidegger, Chomsky ... El feminismo requiere una me- por la critica de Popper del programa político platónico. Es-
jor respuesta que el mínimo ajuste que hice en la segunda edi- toy agradecido a Allen Wood por sus comentarios a mi capítu-
ción. Pero parecía dificil escoger una única figura feminista re- lo sobre Kant, a Richard W. Miller por los suyos sobre Marx,
presentativa o una teoría para someterla a consideración. Lo a un colaborador anónimo por sus observaciones sobre Freud
que hemos intentado hacer es indicar lo que cada una de las ya Stephen P. Stich por su ayuda con Skinner y Lorenz. Al re-
teorías implican acerca de las mujeres, y a lo largo de todo gresar a estos temas, también oigo en mi mente los débiles
el libro hemos empleado un lenguaje neutral en lo tocante al ecos de la voz tonante de Isaiah Berlin en las conferencias
genero. que pronunció en Oxford hace algunos años (y que fue una
He decidido añadir un capítulo sobre Kant, el tllósofo al de las inspiraciones que me llevaron a escoger la tllosofía
que he dedicado más tiempo en el resto de mi obra, aunque como primera opción).

14 15
Varios lectores han apuntado que Skinner y Lorenz son fi- en la primera edición, lo que debió de contribuir a su éxito y
guras obsoletas, pero no cabe duda de que no hay nada tan espero que se haya trasmitido a través de mí a las ediciones si-
actual como el pasado reciente. Aceptaría que, sub Jpeáe aeter- guientes. También quisiera agradecer a Robert Miller su con-
nitatis, ninguno de ellos merecería probablemente estar en el tinuo aliento y apoyo en la redacción de esta edición revisada
mismo panteón que los demás autores tratados aquí. Pero ex- y ampliada.
plorar supuestas teorías científicas más recientes sobre la natu-
raleza humana parecía un cometido demasiado elevado para
mis conocimientos y para la extensión pensada para este li- L. S.
bro. AsÍ, tras alguna vacilación, he decidido mantener un tra- StoAndre'ws
tamiento actualizado de Skinner y Lorenz. Espero que la dis- Agosto de 1997
cusión crítica de ellos (y, en particular, de su extrapolación de
animales a seres humanos) equipará a los estudiantes para
abordar las teorías más recientes con una mirada igualmente
escéptica. En la nueva conclusión ofrezco una breve visión de
conjunto de algunos desarrollos recientes y distingo no me-
nos de nueve diferentes tipos de psicología.
Los dos antiguos capítulos introductorios han sido unidos
en uno. En él he intentado hacer de la epistemología y la filo-
saRa de la ciencia algo un poco menos primitivo, pero es fun-
ción de otros libros ofrecer introducciones sistemáticas a estas
áreas. Éste parecía ser el lugar en el que tocar, aunque sólo
fuera de pasada, el desaRo del relativismo, que ha derribado
tantas academias humanÍsticas desde la primera edición de
este libro.
Con la adición de los capítulos sobre confucianismo, hin-
duismo y Kant y la decisión de no prestar una atención pro-
porcionada a las teorías más recientes, el libro ha crecido más
bien hacia atrás que hacia delante. Aunque esto puede refle-
jar mi propia especialización filosófica, tal vez no sea una
mala cosa ofrecer un contraste con la obsesión prevaleciente
de estar a la última en las últimas investigaciones y especula-
ciones. En nuestra precipitación hacia el futuro seguramente
existe el peligro de caer en un provincialismo del presente que
olvide la sabiduría del pasado.
Me gustaría dar las gracias a Anne Cameron y a Barbara
Orton por haber procesado el texto de la segunda edición y a
Nora Bartlett por su ayuda en la edición final. Me gustaría re-
cordar afectuosamente a mi padre, Patrick Stevenson (muerto
en 1983), por su fastidiosa atención a los asuntos estilísticos

16 17
PRIMERA PARTE

Introducción
CAPÍTULO PRIMERO

Teorías rivales
y valoración crítica de ellas
1. CONCEPCIONES RIVALES
DE LA NATURALEZA HUMANA

Esto es lo que depende de nuestra concepción de la natu-


raleza humana: para los individuos, el sentido y el propósito
de nuestras vidas, lo que debemos hacer o aquello por lo que
debemos esforzamos, lo que podemos esperar conseguir o lle-
gar a ser; para las sociedades humanas, qué concepción de co-
munidad humana podemos esperar desarrollar y qué tipo de
cambios sociales deberíamos hacer. Nuestras respuestas a to-
das estas grandes cuestiones dependen de si pensamos que
existe alguna naturaleza «verdadera» o «innata» de los seres
humanos. Si es así, ¿en qué consiste? ¿Es diferente para las
mujeres y los hombres? ¿o no hay tal naturaleza humana
«esencial», sino tan sólo una capacidad para ser moldeada por
el entorno social, esto es, por fuerzas económicas, políticas y
culturales?
Sobre estas cuestiones fundamentales acerca de la naturale-
za humana existen grandes discrepancias. «¿Qyé es el hombre
para que de él te acuerdes ... Apenas inferior a un dios le hicis-
te, le adornaste de gloria y esplendof», escribió el autor del
Salmo 8 del Antiguo Testamento. La Biblia considera a los
hombres como seres creados por un dios trascendente con un
propósito definido para nuestra vida. «La naturaleza real del

21
hombre es la totalidad de las relaciones sociales», escribió podrá haber ninguna solución real hasta que se transforme la
Karl Marx a mediados del siglo XIX. Marx negaba la existencia sociedad humana. Si somos radicalmente libres, nunca pode-
de Dios, y sostenía que cada persona es el producto del esta- mos escapar a la necesidad de la elección individual; tendre-
do eco~ómico particular de la sociedad humana en la que él mos que aceptarlo y tomar nuestras decisiones con total con-
o ella Vive. «El hombre está condenado a ser libre», dijo Jean- ciencia de lo que estemos haciendo. Si nuestra naturaleza bio-
Paul Sartre en la Francia ocupada de la década de los 40, lógica nos predispone o determina a pensar, sentir y actuar de
Sartre también era ateo, pero difería de Marx en que soste- determinada manera, tendremos que tener en cuenta esto
nía que nuestra naturaleza no está determinada por la sacie- de una forma realista.
Las creencias rivales acerca de la naturaleza humana se en-
?ad, l~i por nin'guna otra cosa. Mantenía que cada persona
ll1dlVldual es completamente libre para decidir qué es lo que carnan por lo general en distintos modos de vida y en siste-
él o ella quiere ser y hacer. En contraposición a él, los teóricos mas políticos y económicos. La teoría marxista (en una de sus
modernos de la sociobiologÍa han tratado a los seres huma- versiones) dominó tanto la vida pública en los países goberna-
nos como productos de la evolución dotados de patrones de dos por el comunismo que el cuestionamiento de ella podía
con,ducta biológicamente determinados y específicos de la es- tener serias consecuencias para aquel que la ponía en duda.
peCIe. Podemos olvidar fácilmente que hace unos siglos el cristianis-
No escapará a los lectores contemporáneos que estas tres mo ocupó una posición dominante similar en la sociedad oc-
citas de la Biblia, Marx y Sartre utilizan la palabra masculina cidental: los herejes y los no creyentes eran discriminados,
«hombre» (en la traducción española) cuando es de suponer perseguidos e incluso quemados en la hoguera. Aun en la ac-
que la intención era la de referirse a todos los seres humanos, tualidad, en algunos países o comunidades existe un consen-
incluyendo a las mujeres y a los niños. Este uso ha sido muy so cristiano socialmente establecido al que los individuos sólo
extendido, y se le defiende a menudo como algo convenien- se pueden oponer asumiendo un ciert? coste para ell~s mis-
temente breve y taquigráfico, pero no hace mucho que ha mos. En la República de Irlanda, por ejemplo, la doctnna ca-
sido criticado por contribuir a presunciones cuestionables tólica romana ha sido aceptada hasta hace poco como una
acerca del dominio de la naturaleza humana masculina y el política restrictiva en materias sociales tales como el aborto,
consecuente desprecio u opresión de la naturaleza humana la contraconcepción y el divorcio. La Iglesia católica ejerce
femenina. Aquí hay importantes asuntos dignos de ser trata- también una fuerte influencia en la Polonia postcomunista.
dos que implican mucho más que los usos lingüísticos. Toca- En los Estados Unidos, un informal erhos cristiano protestan-
remos temas feministas en algunos puntos de este libro, pero te afecta a gran parte de las discusiones públicas, y ello a pe-
no los abordaremos directamente; no hay ningún capítulo so- sar de la separación oficial de la Iglesia y el Estado.
bre teorías de la naturaleza humana específicamente feminis- Una filosofIa «existencialista» como la de Sartre puede pa-
tas. Nos hemos esforzado al escribir por evitar el lenguaje se- recer menos proclive a tener implicaciones sociales, pero una
xista, pero no se puede evitar en las citas. manera de justificar la moderna democracia «liberal» es ape-
Diferentes concepciones de la naturaleza humana condu- lando a la concepción filosófIca de que 110 hqy valores objeti-
cen a diferentes ideas sobre lo que debemos hacer y cómo po- vos para la vida humana, sino tan sólo elecciones subjetivas e
demos hacerla. Si nos hizo un Dios supremo y todopodero- individuales. Esta asunción (que es incompatible tanto con el
so, entonces es su intención lo que define lo que podemos y cristianismo como con el marxismo) ejerce una gran influen-
debemos ser, teniendo que dirigimos a él para solicitar ayuda. cia en la sociedad occidental moderna, superando con creces
Si, por otra parte, somos productos de la sociedad, y si descu- a su manifestación particular en la fllosotla existencialista
brimos que nuestras vidas no son satisfactorias, entonces no francesa de mediados del siglo xx. La democracia liberal está

22
23
conservada religiosamente en la Declaración estadounidense paso al comunismo. Las dos concepciones ven un patrón y
de Independencia, con su separación entre política y religión un sentido en la historia, aunque difieren en la naturaleza de
y su reconocimiento del derecho de cada individuo de perse- la fuerza que la impulsa y en la dirección de su avance.
guir libremente su propia concepción de la felicidad. (Debe- En segundo lugar, siguiendo las contradictorias afirmacio-
ría sei1alarse, sin embargo, que alguien que cree que existen nes acerca del universo, se dan diferentes descripciones de la
estándares morales objetivos puede seguir defendiendo un sis- naturaleza esencial de los seres humanos individuales. Según
tema social liberal si él o ella piensa que no es prudente inten- el cristianismo, hemos sido hechos a imagen de Dios, y nues-
tar imponer/os) tro destino depende de nuestra relación con Él. Todas las per-
sonas son libr~s de aceptar o rechazar los designios divinos y
serán juzgadas según cómo ejerzan esa libertad. Este juicio va
2. COMPARACIÓN ENTRE EL CRISTIANISMO más allá que cualquier cosa que pertenezca a esta vida, ya que
Y EL MARXISMO todos sobrevivimos a la muerte física. El marxismo niega la
vida después de la muerte y todo juicio eterno. También qui-
Examinemos un poco más de cerca el cristianismo y el ta importancia a la libertad individual, y dice que nuestras
marxismo en tanto que teorías rivales de la naturaleza huma- ideas y actitudes morales vienen determinadas por el tipo de
na. Aunque difieren radicalmente en su contenido, presentan sociedad en que vivimos.
notables similitudes en su estructura, en la manera en que las En tercer lugar, existen diferentes diagnósticos sobre lo que
partes de cada doctrina encajan y dan lugar a modos de vida. falla en la vida humana y en la humanidad. El cristianismo
En primer lugar, cada una hace afirmaciones acerca de la na- afirma que el mundo no se corresponde con los designios de
turaleza del universo como un todo. El cristianismo se com- Dios, que nuestra relación con Dios se ha roto porque hace-
promete, por supuesto, con la fe en Dios, un ser personal que mos un mal uso de nuestra libertad, rechazamos la voluntad
es omnipotente, omnisciente y sumamente bueno, siendo divina y estamos infectados por el pecado. Marx reemplaza la
creador, soberano y juez de todo lo que existe. Marx condenó noción de pecado por el concepto de «alienación», que sugie-
la religión al considerada «el opio del pueblo», un sistema ilu- re también algún estándar ideal que la vida humana real no
sorio de creeficias que lo distrae de sus problemas sociales rea- satisface. Pero la idea de Marx parece referirse a la alienación
les. Mantenía que el universo existe sin la necesidad de nadie de uno mismo, de la propia y verdadera naturaleza: su atlrma-
que esté detrás o más allá de él y que su naturaleza es funda- ción reside en que los seres humanos tienen potencialidades
mentalmente material. que las condiciones socio económicas del capitalismo no per-
Tanto el cristianismo como el marxismo presentan creen- miten desarrollar.
cias acerca de la historia. Para el cristiano, el sentido de la his- La prescripción para un problema depende del diagnósti-
toria viene dado por su relación respecto de lo eterno. Dios co. Así, para terminar, el cristianismo y el marxismo ofrecen
usa los acontecimientos de la historia para realizar sus desig- respuestas completamente diferentes a los males de la vida
nios, revelándose a Su pueblo elegido (en el Antiguo Testa- humana. El cristiano cree que sólo el poder de Dios mismo
mento), pero sobre todo en la vida y muerte de Jesús. Marx puede salvamos de nuestro estado de pecado. La afirmación
afirmó haber encontrado un patrón de progreso en la historia que sorprende es que Dios ha actuado para redimir al mundo
humana que es completamente interno a ella. Pensaba que en la vida y muerte de Jesús. Todos necesitan aceptar este per-
hay un desarrollo inevitable desde un estado económico a dón divino para poder comenzar entonces a vivir una vida
otro, de manera que así como el sistema económico del feu- nueva y regenerada. La sociedad humana no estará verdadera-
dalismo fue superado por el capitalismo, el capitalismo daría mente redimida hasta que los individuos se vean así transfor-

24 25
mados. El marxismo dice lo contrario: no puede haber una hace valer una cierta autoridad sobre la doctrina y la práctica.
mejora real de las vidas individuales hasta que se haya produ- Para el cristianismo está la iglesia, y para el marxismo el parti-
cido un cambio radical en la sociedad. El sistema socioeconó- do comunista. O, para ser más exactos, han existido desde
mico del capitalismo debe ser reemplazado por el comunis- hace mucho tiempo iglesias cristianas rivales y una diversidad
mo. Dice que este cambio revolucionario es inevitable debi- de partidos comunistas o marxistas. Cada uno afirma seguir la
do a las leyes del desarrollo histórico; lo que los individuos verdadera doctrina de su fundador, definiendo las versiones
debieran hacer es unirse a este movimiento progresista y ayu- rivales de la teoría básica como ortodoxas y siguiendo diferen-
dar a mitigar los dolores del palia de la nueva era. tes políticas prácticas.
Dentro de estas prescripciones rivales se hallan implícitas
concepciones dispares de un futuro en el que la humanid,ld
será redimida o regenerada. La concepción cristiana remite a un 3. OTRAS «IDEOLOGÍAS»

pueblo que es restituido al estado que Dios se propone que al- SOBRE LA NATURALEZA HUMANA
cance, un estado en el que ese pueblo ama y obedece libre-
mente a su hacedor. La vida nueva comienza tan pronto Mucha gente ha notado esta semejanza en estructura entre
como el individuo acepta la salvación de Dios y se une a la el cristianismo y el marxismo, y algunos han sugerido que el
comunidad cristiana, aunque el proceso debe completarse último es una religión tanto como el primero. Esto da que
más allá de la muerte, pues los individuos y las comunidades pensar tanto a los creyentes de los dos tipos, como a la per-
son siempre imperfectas en esta vida. La concepción marxista sona no comprometida con ellos. ¿Por qué explicaciones tan
remite a un futuro inscrito en este mundo, a una sociedad diferentes de la naturaleza y el destino del ser humano ten-
perfecta en la que las personas pueden convertirse en sus ver- drían que tener estructuras semejantes?
daderos sí mismos, no estando ya alienados por las condicio- Pero existen muchas más concepciones de la naturaleza hu-
nes económicas, sino actuando libremente en mutua coope- mana que estas dos. Las teorías de los antiguos griegos, en es-
ración. Tal es el fin de la historia, si bien no se debería esperar pecial de sus grandes filósofos Platón y Aristóteles, siguen in-
su realización inmediatamente después de la revolución; se fluyendo en nosotros en la actualidad. Desde la emergencia
precisará un estado de transición antes de que la fase superior de la ciencia moderna en el siglo XVII, diversos pensadores
de la sociedad comunista pueda darse. han intentado aplicar los métodos científicos (tal y como los
Tenemos aquí dos sistemas de creencias que presentan un entendieron) a la naturaleza humana -por ejemplo, Hobbes,
alcance total. Tradicionalmente, los cristianos y los marxistas Hume y los pensadores franceses de la Ilustración diecioches-
han afirmado ser poseedores de la verdad esencial del con- ca. Más recientemente, las teorías de la evolución de Datwin
junto de la vida humana; han establecido algo acerca de la y las especulaciones psicoanalíticas de Freud han afectado fun-
naturaleza de todos los seres humanos, en cualquier tiempo damentalmente a nuestra comprensión de nosotros mismos.
y lugar. Y estas cosmovisiones no reclaman un mero asenti- La biología y la psicología modernas otrecen una gran varie-
miento intelectual, sino acción práctica; si creemos realmen- dad de teorías supuestamente científicas acerca de la naturale-
te en cualquiera de las dos teorías, deberíamos aceptar sus za animal y humana. Algunos distinguidos científicos, inclu-
impl~caciones para el propio modo de vida y obrar en conso- yendo a Skinner y a Lorenz, han ofrecido su propio diagnós-
nanCIa. tico de la condición humana, aparentemente sobre la base de
Como último punto de comparación, conviene sellalar su competencia científica.
que para cada sistema de creencias ha existido una organiza- Fuera de la tradición occidental se han dado concepciones
ción humana que reclama para sí la lealtad de los creyentes y de la naturaleza hwnana chinas, hindúes y africanas, algunas

26 27
de las cuales siguen estando vigentes. El islam, a menudo Sólo las teorías que combinan tales ingredientes nos ofi-e-
considerado «oriental», y estrechamente vinculado al judaís- cen la esperanza de solucionar los problemas de la humani·
mo y al cristianismo en sus orígenes, está experimentando dad. Por ejemplo, la afirmación individual de que todos so-
un resurgimiento de su fuerza popular en la medida en que mos egoístas es un breve diagnóstico, pero no otrece manera
los pueblos de Oriente Medio expresan su rechazo de algu- de comprender por qué somos egoístas ni sugerencia alguna
nos aspectos de la cultura occidental, y ha ganado también sobre si podemos y cómo podemos superar el egoísmo. La
influencia entre los afroamericanos. Como decrece la influen- máxima de que todos deberíamos amamos los unos a los
cia de la teoría marxista, en Rusia hay algunos que han bus- otros es una breve prescripción, pero no explica por qué lo
cado orientarse por su pasado cristiano ortodoxo, y otros por encontramos tan difícil ni ayuda a 10grarIo. La teoría de la
una gran variedad de formas modernas de espiritualidad; en evolución, aunque tiene mucho que decir sobre los seres hu-
China, el confucianismo ha recibido una cierta re activación manos y nuestro lugar en el universo, no da por sí misma ni
oficial. diagnósticos ni prescripciones.
Algunas de estas concepciones están inscritas en las socie- Las teorías que examinamos comprenden las del cristianis-
dades e instituciones humanas, como lo han estado el cristia- mo y Marx. También dirigimos la mirada hacia el hinduismo
nismo y el marxismo. Si esto es así, no son meras teorías in- . y el confucianismo, antiguas tradiciones de India y China que
telectuales, sino modos de vida susceptibles de cambio, creci- siguen ejerciendo una gran influencia. Contemplamos la filo-
miento y decadencia. Un sistema de creencias acerca de la sofía de Platón (en su mayor parte, tal y como aparece expues'
naturaleza humana sostenido por algún grupo de personas ta en la República, uno de los mejores libros de todos los tiem-
que considere que dicho sistema origina su modo de vida, es pos y una obra todavía fácil de leer) y la de Kant (uno de los
lo que comúnmente se denomina una «ideología». El cristia- más grandes filósofos). De entre los pensadores del siglo xx,
nismo y el marxismo son seguramente ideologías en este examinamos a Freud (cuyas teorías psicoanalíticas tanto han
sentido; incluso el subjetivismo de valores puede formar, afectado al pensamiento del siglo xx); al filósofo existencialis-
como ya se ha señalado, la base ideológica del liberalismo ta francés Sartre; a B. F. Skinner (un psicólogo estadouniden-
político. se que atlrmaba tener la clave del condicionamiento de la
Una ideología, pues, es más que una teoría, pero incluye al- conducta humana) y a Konrad Lorenz (un biólogo austriaco
guna concepción teórica de la naturaleza humana. Lo que que intentó explicar la naturaleza humana en los términos de
proponemos hacer en este libro es examinar ciertas influyen- la evolución darwinista).
tes teorías que afirman tener implicaciones prácticas para los En cada uno de los casos tratamos de esbozar sucintamente
asuntos humanos. No todas son ideologías, ya que no todas el trasfondo esencial, pero es imposible explorar las diversas va-
tienen el correspondiente grupo de gente que sostenga la teo- riedades de cada tipo de teoría, especialmente en el caso de una
ría y que considere que origina su modo de vida. Pero las teorías «teoría» surgida de toda una cultura religiosa más que de un úni-
que hemos seleccionado para discutir exhiben en su totalidad co pensador. Con las teorías psicológicas o biológicas modernas
los principales elementos de esa estructura común que hemos no podemos esperar estar al día en los últimos desarrollos, pues
visto en el cristianismo y en el marxismo: las fronteras científicas y especulativas están en continuo movi-
miento. Pero tal vez sea más importante en un libro introducto-
1. una teoría de fondo sobre el mundo; rio concentrarse en cuestiones fundamentales de metodología,
·2. una teoría básica de la naturaleza de los seres humanos; conceptos y valores, con la esperanza de equipar a los lectores
3. un diagnóstico de lo que falla en nosotros; y para que puedan aplicar estas lecciones a futuras nuevas teorías.
4. una prescripción para enmendarIo. AsÍ, intentamos resumir claramente las ideas clave de cada teo-

28 29
ría, interpretándolas a través de la estructura cuatripaltita antes siglo xx. De manera que, ¿¡lO tenemos aquí una evidencia di-
bosquejada. Sugerimos una cuidada selección de lecturas adicio- recta contra la teoría de Marx?
lules que son relevantes para cada teoría. Las afirmaciones cristianas y marxistas acerca de la naturaleza
de las personas individuales también suscitan grandes proble-
mas filosóficos. ¿Somos realmente libres y responsables de nues-
4. LA CRÍTICA DE TEORÍAS tras acciones? ¿O todo en nosotros está determinado por nues-
tra herencia, educación y entorno? ¿Puede la persona individual
Al tiempo que exponer las ideas básicas de cada teoría, que- continuar existiendo después de la muerte? A la vista del hecho
remos sugerir algunas de las principales ditlcultades a las que universal y obvio de la mortalidad humana, la supuesta eviden-
se enfrentan. Así, en cada capítulo aparecerá alguna discusión cia de la supervivencia resulta una cuestión altamente controver-
crítica que alentará -esperamos- a los lectores a seguir pen- tida. Mas ¿puede ser verdadera la concepción materialista de
sando por sí mismos. (En unos capítulos, la crítica sigue a la que los seres humanos están hechos nada más que de matelia, a
exposición; en otros, está entretejida con ella.) Antes de que la luz de nuestras distintivas capacidades mentales para percibir
comencemos nuestra tarea principal, revisaremos las posibili- y sentir, pensar y razonar, discutir y decidir?
dades de valoración racional de estos controvertidos temas. También surgen dudas sobre las respectivas presClipciones
Una vez más, será útil considerar primero los casos del cristia- para los problemas humanos. Desafia la razón humana ]a afir-
nismo y del marxismo para ver qué suele suceder cuando cri- mación cristiana de que hay un hombre particular que es divi-
ticamos teorías de la naturaleza humana. no y que constituye e! medio de! que se vale Dios para su recon-
La afirmación cristiana más básica acerca de! universo, que ciliación con e! mundo. La creencia marxista de que la revolu-
Dios existe, se enfrenta, desde luego, a múltiples objeciones es- ción comunista es la respuesta a los problemas de la humanidad
cépticas. Por escoger una de ellas, es seguro que el sufrimiento adscribe casi tanto significado a un acontecimiento histórico
y el mal que se dan en e! mundo cuentan contra la existencia particular como la concepción cristiana. En ninguno de los ca-
de Dios, tal y como es concebido según la tradición. Pues si Él sos viene apoyada la afirnlación cósmica por la histOlia subsi-
es omnisciente, debe conocer el mal, y si es omnipotente, debe guiente de esas comunidades, instituciones o naciones en las
ser capaz de eliminado, de manera que, si es sumamente bene- que se supone que surte efecto la regeneración prevista. Las igle-
volente, ¿por qué no lo hace? En particular, ¿por qué no res- sias cristianas y los distintos países gobernados por el comunis-
ponde Dios a las plegarias de los creyentes para mitigar los di- mo han mostrado, en épocas pasadas las primeras y en el si-
versos padecimientos que acontecen en todo e! mundo? glo xx los segundos, una mezcla de bien y mal como la que ha
La atlrmaeión marxista básica acerca del mundo -que se sido evidente en el resto de la historia humana. La práctica cris-
da un progreso inevitable en la historia del mundo a través de tiana y la comunista no han eliminado e! desacuerdo, el egoís-
distintas etapas de desarrollo económico- está tan expuesta mo, la persecución, la tiranía, la tortura, e! asesinato ni la guerra.
al escepticismo como la anterior. ¿Es en absoluto plausible
que tal progreso sea inevitable? ¿No depende de muchos fac-
tores que no son económicos y que no están predetermina- 5. DEFENSAS FRENTE A OBJECIONES:
dos, tales como las contingencias de la política y las guerras? «SISTEMAS CERRADOS»
En concreto, no se han producido revoluciones comunistas
en e! corazón del capitalismo -los Estados Unidos y los paí- Estas objeciones comunes al cristianismo y al marxismo es-
ses industrializados de Europa occidental-, y los regímenes tán bastante gastadas en la actualidad. Lo que resulta intere-
comunistas de Europa oriental han colapsado a tlnales del sante es que la fe en ellos no ha desaparecido. La influencia

30 31
del cristianismo ha sufrido una erosión a lo largo de los últi- conciencia», y también puede decir que el modo capitalista
mos siglos, pero sigue gozando de gran vitalidad. De una u de producción tiende a impedir que los que se benefician de
otra forma, conserva el poder de convencer y convertir. Cier- él reconozcan la verdad de su sociedad. AsÍ, en caela caso, los
to es que el marxismo tiene en la actualidad menos defenso- motivos de! crítico pueden ser analizados en los términos de
res que antes (excepto, quizá, en China), pero contó con la la misma teoría analizada en ese momento, y e! creyente, por
lealtad de ,!1Ucha gente durante gran parte del siglo xx a pesar tanto, puede intentar rechazar la crítica. En e! caso de la teo-
de sus obVIOSproblemas de principios y de práctica. Aun aho- ría freudiana -que ofrece su propia y distintiva manera de
ra,. algunos pod~ían argumentar que los regímenes de Europa explicar las acciones y actitudes humanas-, este método
onental no pUSIeron adecuadamente en práctica la teoría de de contraataque ffente a la crítica ha sido profusamente em-
Marx y que sus ideas básicas continúan siendo válidas. pleado.
¿ Cómo podría alguien seguir creyendo en el cristianismo y Las siguientes son dos maneras típicas de mantener una
en el marxismo en vista de las objeciones comunes? En pri- creencia a la luz de dificultades intelectuales. Si se defiende
mer lugar, los creyentes buscan alguna manera de justitlcarlas. una teoría mediante estas estratagemas:
El cristiano afirma que Dios no siempre elimina el malo res-
ponde a nuestras plegarias, lo que es una torma de decir que 1. no permitiendo que ninguna evidencia cuente en con-
lo que nos parece mal a nosotros puede ser lo mejor. Algunos tra de la teoría, es decir, hallando siempre algún modo
marxistas sugirieron que en Occidente no ha habido revolu- de justificar evidencias putativas contrarias, o
ciones comunistas porque se «sobornó y despachó» a los 2. respondiendo a la crítica mediante e! análisis de los mo-
obreros mediante la concesión de mejores niveles de vida, sin tivos del crítico en los términos de la propia teoría,
darse cuenta de que su verdadero interés residía en el derroca-
miento del capitalismo. A las dudas sobre las respectivas pres- entonces decimos que la teoría en cuestión se sostiene como
cripciones de estas ideologías, los creyentes pueden responder un «sistema cerrado». Parece que el cristianismo, el marxismo
que la completa regeneración de la naturaleza humana está y la teoría freudiana pueden ser mantenidos como sistemas
aún por llegar y que las terribles cosas sucedidas en la historia cerrados, pero esto no significa afirmar que todos los cristia-
del cristianismo y el comunismo representan sólo una etapa nos, marxistas o ffeudianos sostienen su creencia de esta
más en el camino de la perfección. Al justitlcar de este modo forma.
las dificultades de la teoría y apelar al futuro como reivindi- ¿Por qué podría la gente querer mantener una creencia a la
cación, los creyentes pueden mantener su compromiso con luz de dificultades conceptuales y evidencias contrarias? La
algunos visos de plausibilidad. Los teóricos de las iglesias y inercia y la escasa disposición a admitir que se está equivoca-
de las «repúblicas populares» han adquirido mucha práctica do deben de desempeñar aquí un papel impOliante. Si uno ha
en la justificación de los métodos de Dios o del partido go- sido educado en una cierta creencia y en su modo de vida aso-
bernante. ciado, o si uno se ha convertido a ella y ha seguido sus pre-
En segundo lugar, el creyente puede ponerse a la defensiva ceptos, hace falta valor para cuestionar o abandonar el com-
atacando los motivos del crítico. Los cristianos suelen decir promiso de una vida. Cuando una creencia es una ideología
que aquellos que persisten en suscitar objeciones intelectuales empleada para justificar el modo de vida de un grupo social,
al cristianismo están cegados por el pecado, que es su propia resulta ditlcil para los miembros de esa comunidad conside-
soberbia lo que les impide ver la luz. El marxista puede atIr- rarIa objetivamente. Existen fuertes presiones sociales que
mar que a aquellos que no reconocen la verdad del análisis conducen a seguir reconociéndola, y a los creyentes les resul-
marxista de la historia y de la sociedad les engaña su «falsa ta natural sostenerIa como un sistema cerrado. La gente esta-

32 33
rá inclinada a sentir que su creencia, aunque expuesta a algu- sido descrito como el «maestro de la sospecha» porque siem-
nas dificultades teóricas, contiene cierta penetración vital, pre estuvo dispuesto (como Marx antes que él y Freud des-
cierta visión de las verdades esenciales que poseen importan- pués) a diagnosticar un compromiso ideológico o una necesi-
cia práctica. Cuestionarla puede amenazar lo que otorga sen- dad psicológica no reconocida detrás de las afirmaciones su-
tido, finalidad y esperanza a la propia vida y poner en peligro puestamente «objetivas» sobre la verdad o la moralidad. Si
la propia posición social. saltamos a la conclusión de que no puede haber una discu-
sión objetiva y racional de las teorías rivales de la naturaleza
humana, el proyecto de este libro puede parecer condenado
6. LA ESPERANZA DE UNA DISCUSIÓN al hacaso desde el principio.
Y VALORACIÓN RACIONALES Qtiero sugerir, sin embargo, que tal desesperación es pre-
matura. Por una parte, no todas las teorías que discutimos son
¿Es posible, por tanto, discutir diferentes teorías de la natu- ideologías de un grupo social identificable, y en tales casos es
raleza humana de una manera racional y objetiva, como nos menos probable que sean defendidas de esta manera tan estre-
proponemos hacer en este libro? Pues, cuando tales teorías es- cha de miras. Pero más importante resulta que, aun si una
tán inscritas en modos de vida, creer en ellas parece ir más allá creencia se convierte en una ideología y es mantenida como
del mero razonamiento. En último término se puede apelar a un sistema cerrado, la valoración racional de ella sigue siendo
la fe o a la autoridad, a la pertenencia a una comunidad, a la posible para aquellos que estén dispuestos a intentado. Pues
lealtad o al compromiso: puede que no haya respuesta a las siempre podemos distinguir lo que alguien dice del motivo
preguntas «¿Por qué debería creer esto?» y «¿Por qué debería que tuvo esa persona para decido. El motivo puede tener re-
aceptar esta autoridad?» que satisfaga a alguien que no sea ya levancia si deseamos entender la personalidad de quien habla
miembro del grupo o tradición en cuestión o se sienta atraído o algo sobre su sociedad. Pero si lo que nos importa ante todo
por él. En el mundo contemporáneo, las tradiciones e ideolo- es la verdad o la falsedad de lo que se dice y si hay buenas razo-
gías rivales son tan influyentes como siempre. Los dogmas nes para creedo, el motivo es irrelevante. Las razones que el
propios de un culto, los religiosos, políticos, nacionalistas, ét- hablante puede ofrecer para algo no son necesariamente las
nicos, psicoterapéuticos y los basados en el género son afir- mejores razones a las que se puede acceder para apoyado.
mados con grados diversos de agresividad o cortesía, crudeza Nada nos detendrá a la hora de discutir lo que se dice sobre
o sofisticación. Los medios de comunicación de la denomina- la base de sus propios méritos.
da «aldea global» parecen unir culturas diferentes sólo en el sen- A pesar del desprecio de Nietzsche por la teoría del cono-
tido de la confrontación, no del diálogo. Los atractivos de la cimiento y la filosofía moral (por expresado con la agudeza
certeza, el compromiso, la «identidad» y la pertenencia a un acostumbrada), despliega una doble norma en su propio
grupo en una. comunidad fuertemente definida son tan pode- pensamiento, pues tiene que presuponer que pose~ algún
rosos como SIempre. modo de conocer o justificar lo que él mismo afirma. El escri-
El escepticismo resulta tentador como reacción a lo ante- bió: «La falsedad de un juicio no es para nosotros, necesaria-
rior. En nuestros días suele adoptar la forma intelectual del mente, una objeción a éste. La cuestión es hasta qué punto fo-
«relativismo cultural» o del «postmodemismo», según los cua- menta y preserva la vida, hasta qué punto preserva y aun re-
les ninguna tradición cultural o concepción de la naturaleza produce la especie.» Por una parte, describe el juicio como
humana en particular está más justificada racionalmente que falso, y, por otra, sugiere que puede tener algún otro tipo de
otra. Uno de los más influyentes profetas de esta tendencia es virtud que incrementa la vida. Pero hómo sabe que es falso?
el filósofo alemán del siglo XIX Friedrich Nietzsche, quien ha No cabe duda de que se puede aceptar una proposición y ac-

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tuar basándose en ella al tiempo que se reconoce que puede re- mejante es racionalmente justificable y cuándo es mera «justi-
sultar falsa -tal es la condición humana ordinaria. Pero si ficación». Para hacerlo, debemos distinguir diferentes tipos de
Nietzsche piensa que una afirmación es falsa o un juicio mo- proposiciones que pueden introducirse como parte de una
ral inaceptable, debería tener una idea de qué le jltStifiC{{ para teoría.
mantener ese punto de vista. Nadie puede optar por algo sin
razonar ni justificar: todos tenemos que efectuar nuestros pro-
pios juicios a la luz de las evidencias que nos resultan accesi- 7.1. Juicios de valor
bles, incluyendo lo que los demás dicen sobre el asunto.
El segundo rasgo de los sistemas cerrados -la técnica de En primer lugar, una proposición puede ser un juicio de va-
responder a toda crítica atacando los motivos del crítico- es, lor que dice lo que debe ser el caso en lugar de una atlnnación
pues, racionalmente insatisfactoria. Porque si lo que se discu- f<ktica acerca de lo que es el caso. Por ejemplo, supongamos
te es si una teoría es verdadera o si hay buenas razones para que alguien dice que la homosexualidad es antinatural. Se po-
creerla, las objeciones que alguien pueda aducir contra ella dría objetar que en casi todas las sociedades conocidas existe
deben ser respondidas fundándose en sus propios méritos, sin una cierta proporción de homosexualidad. Supongamos que
tener en cuenta sus posibles motivaciones. La motivación de la persona responde que esto no refuta la aseveración prime-
alguien puede ser peculiar u objetable de algún modo, pero lo ra, pues la homosexualidad atañe sólo a una minoría en cada
que la persona en cuestión dice puede ser verdadero y justi- sociedad. Tal vez sugiera el que objeta que es posible que una
ficable mediante buenas razones. (La crítica no se refuta des- mayoría en la sociedad se entregue a prácticas homosexuales
preciando al crítico. Los críticos más anodinos son los que tanto como heterosexuales (como parece que sucedió en el
tienen -al menos en parte- razóll.) Y si se considera la mo- caso de los hombres en la antigua Grecia). La respuesta podría
tivación, analizarla en términos de la teoría que se está so- ser: «Aunque fuera así, seguiría diciendo que es antinatural.»
metiendo a discusión es tanto como asumir la verdad de esa Una respuesta semejante sugiere que el que habla no está afir-
teoría, por lo que se incurre en una petición de principio. mando nada acerca de lo que la gente hace en realidad, sino
Una objeción a una teoría no puede ser vencida racionalmen- expresando una opinión sobre lo que debe hacer (esto se con-
te limitándose a reafirmar una parte de ella. tlrmaría si descubriéramos que el hablante reacciona con re-
pugnancia ante la práctica homosexual). Si lo que se dice
resulta, pues, más valorativo que Hctico, las evidencias exis-
7. LA VALIDEZ DE LAS PROPOSICIONES tentes acerca de lo que realmente sucede no lo refutan. Pero, con
el objeto de insensibilizarnos de esta manera a las evidencias
El primer rasgo de los sistemas cerrados, que es el rechazo fácticas, la atlrmación debe ser reconocida como un juicio de
de todas las evidencias existentes que contradicen la teoría, valor que ni siquiera intenta decir qué es el caso. y, si esto es
debe ser tratado con cierta reserva. A menudo sentimos que así, tampoco habrá evidencia que lo ap~ye, pues lo que sucede
tal «explicación" es tan sólo «justificación", que no resulta de- en realidad no es necesariamente lo que debería suceder.
masiado convincente excepto para aquellos que están dis- Las proposiciones acerca de la naturaleza humana son es-
puestos a creer en la teoría. (Consideren cómo los cristianos pecialmente susceptibles de este tipo de ambigüedad. De he-
tratan de resolver el problema de por qué Dios no evita el su- cho, las palabras «naturaleza" y «natural), deberían considerar-
fi-imiento, o las dificultades de los marxistas al enfrentarse al se como señales de peligro, indicadoras de posibles ambigüe-
problema de por qué no se han dado revoluciones en Occi- dades o confusiones. Si alguien dice: «Los seres humanos
dente.) Debemos intentar decidir cuándo una explicación se- son X por naturaleza», deberíamos preguntar de inmediato:

36 37
«¿QIieres decir que todos o la mayoría de los seres humanos animales, si bien de una clase especial, dado que nadie puede
somos de hecho X, que todos deberíamos ser X o qué?» (Ponga- negar que vivimQs, nos alimentamos, nos reproducimos y
mos que <J(" es heterosexual, altruista o amable con los niños morimos? Supongamos que se hicieran autómatas capaces de
por ejemplo.) l caminar y hablar, pero no de comer o reproducirse como no-
En ocasiones, puede que se quiera decir algo de la forma: sotros. En ese caso, no serían animales. Podríamos tratados
«En las condiciones y, los seres humanos serían X.>l Conside- como personas si interactuasen con nosotros adecuadamente,
remos, por ejemplo, la afirmación de que todos los niños edu- de manera que estuvieran implicados los deseos, los senti-
cados apropiadamente son buenos y considerados, o que en mientos y la responsabilidad de las acciones, pero seguramen-
una sociedad más igualitaria los hombres no serían tan agresi- te no pasarían por humanos. (Los alienÍgenas inteligentes
vos. Pero, entonces, nos vemos obligados a preguntar qué se también podrían pasar por personas, pero no serían humanos.)
supone que son exactamente las condiciones relevantes Y Parece como si no pudiera llamarse a nada ser humano excep-
(qué es lo que constituye, en los ejemplos, una «educación to cuando se cuenta como un animal. Si es así, la proposición
ap.ropiada» o «una sociedad más igualitaria») y qué evidencias de que todos los seres humanos son animales no afirma nada
eXIsten que apoyen las afirmaciones hipotéticas (¿cómo po- acerca de los hechos, sino que se limita a revelar parte de los
dría alguien saber lo que sucedería en tales situaciones contra- que significamos por la palabra «humano». Esta proposición
Hcticas?). es verdadera por definición y, en la terminología filosófica, se
Tal vez lo que se quiera decir sea algo de la forma: «Siem- dice que es «analítica», esto es, su verdad depende meramen-
pre que los seres humanos no son X, sufren las consecuen- te del análisis del significado de sus términos. Si una proposi-
cias Z.» Aquí podemos tener tanto una generalización fácti- ción es analítica en este sentido, no puede ser refutada por
ca como un juicio de valor implícito acerca de la no deseabi- ninguna evidencia concebible, pero tampoco puede ser de-
lidad de Z, por lo que deberíamos exigir evidencias que mostrada por evidencia alguna, ya que no intenta decir nad<l
apoyen la pnmera y razones en favor de! segundo. La obje- sobre e! mundo.
tividad de los juicios de valor es, por supuesto, uno de los Una proposición que parece decir algo sobre los hechos de
pro.blemas flmdamentales de la tilosofía, pero no lo estoy la naturaleza humana puede ser en realidad, por tanto, tan
preJu~gando a9~í. Sólo apunto la necesidad de este tipo de sólo una definición encubierta. Si una palabra se ha usado ya
cuestIOnes clanfIcadoras cuando se discute sobre la naturale- con un significado estándar en e! lenguaje, resulta engaí1oso
za humana. usada con un significado diferente, a no ser que se ofrezca
una advertencia explícita. En ocasiones, las teorías científicas
o filosóficas introducen nuevos términos o usan palabras an-
7.2. Proposiciones analíticas tiguas de una nueva manera, siendo entonces necesario dar
definiciones y aclarar que no se trata de afirmaciones fácticas.
Hay una segunda manera, muy diferente, en la que una No todos los asuntos relativos al significado son triviales. Las
proposición puede ser invulnerable a evidencias contrarias, y definiciones pueden tener consecuencias que no son inme-
esto sucede cuando se trata de una cuestión de definición. Por diatamente obvias. Por ejemplo, si es analítico que todos los
ejemplo, si alguien dice que todos los seres humanos son ani- animales mueren y que todos los seres humanos son anima-
males, no está claro cómo podría contradecirlo cualquier evi- les, entonces es analítico que todos los humanos mueren. Las
dencia concebible. Supongamos que alguien afirma, frente a proposiciones analíticas, pues, pueden tener sus usos, pero
la teoría de la evolución, que los animales y nosotros no tene- sólo si se las distingue claramente de las «proposiciones sinté-
mos un ancestro común. ¿No seguiríamos contarido como ticas», que realizan afirmaciones fácticas. (Ha surgido un de-

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bate entre los filósofos acerca de si la distinción analítico-sin-
El tllósofo de la ciencia de! siglo XX Karl Popper primó en
tético es tan clara como parece a primera vista, pero no hay este punto la falsación sobre la verificación. Sostenía que la
necesidad de entrar aquí en ese difIcil problema teórico.) Así, esencia del método científico consiste en que las teorías son
si alguien mantiene que todos los humanos son X y rechaza hipótesis de cuya verdad nunca se puede estar seguro, pero que
cualquier sugerencia que apunte a que algunos podrían no son sometidas deliberadamente a la prueba de la observación
ser X, deberíamos preguntar: «¿Es parte de tu definición de ser ye! experimento y revisadas o rechazadas si sus predicciones
humano el que él o ella deba ser X, o aceptarías la posibilidad resultan falsas. Puede ser que resulte tan imposible de conse-
de que alguien no sea X?» Sólo si la persona admite que se tra- guir una veritlcación concluyente como una falsación absolu-
ta de una simple cuestión de definición se le permitirá recha- ta de una hipótesis que esté más allá de cualquier posible
zar toda evidencia Hctica sin investigación. duda o consideración. Pero la cuestión principal sigue siendo
que, si una afirmación ha de contarse como cie.ntítlca? teJul1:á
que contar a favor o en contra de ella alguna pOSible eVidenCia
7.3. Proposiciones empíricas observable, y cualquiera que defienda esa afirmación deberá
que indlOlen las teorías cient{ficas estar dispuesto a evaluar toda evidencia que pueda ser rele-
vante para ella. En este sentido, las proposiciones de las teo-
Los juicios de valor y las proposiciones analíticas, pues, no rías científicas deben ser empíricas, sometidas a la prueba de
pueden ser demostrados descubriendo hechos acerca del nuestras percepCIones.
mundo. Si una afirmación puede ser confirmada o no por
una investigación tal, que entraña en último término expe-
riencia perceptiva, esto es, lo que podemos observar median- 7.4. Proposiciones metafísicas
te nuestros sentidos, entonces los científicos la denominan
proposición «empírica». Empleando las preguntas clarificado- Los casos difIciles son aquéllos en los que una proposición
ras que acabamos de sugerir, debería ser posible dilucidar si no parece caer en ninguna de estas tres categorías. Considere-
una proposición es valorativa o analítica antes que empírica. mos una vez más la afirmación cristiana de la existencia de
No cabe duda de que la ciencia depende de una manera Dios y la marxista del progreso de la historia humana. Parece
crucial de informes empíricos de hechos observables. Pero las que intentan afirmar alguna verdad fundamental acerca de la
teorías científicas se extienden hasta los últimos confines del
naturaleza de! universo. Qtienes las propusieron difícilmente
espacio y e! tiempo y hasta la estructura microscópica de la admitirían que se trata de juicios de valor o simples cuestio-
materia. Los filósofos de la ciencia han tratado de dilucidar
nes de definición. Sin embargo, tampoco está claro que estas
qué posibilita el que las teorías cient(ficas nos ofrezcan conoci- afirmaciones sean genuinamente empíricas, pues, como he-
miento fiable acerca de tales aspectos de! mundo inobserva- mos visto, aunque existe una gran cantidad de evidencias que
bles para los seres humanos. Ciertamente, la ciencia debe de- parecen contradecirlas, sus proponentes no están inclinados a
pender de lo que podemos percibir, por ejemplo, cuando se aceptar esto como una refutación, sino que tratan de encon-
dirige un experimento, pero ¿cómo pueden las teorías cientí· trar maneras de justificarlas. Ahora bien, si un creyente de una
ficas sobre entidades imperceptibles exigir asentimiento racio- teoría pareciera dispuesto a justificar toda posible evidencia
nal? La respuesta reside en que dichas teorías pueden ser pro- en contra de ella (tomándose la libertad de introducir adicio-
badas indirectamente, pues tienen consecuencias (en conjun- nes a la teoría siempre que fuera necesario), comenzaríamos a
ción con otras asunciones empíricas) cuya verdad o falsedad sentir que él o ella gana con demasiada facilidad, infringien-
puede ser observada. do las reglas de! juego.

40 41
Esto es por lo que algunos filósofos del siglo xx se vieron Sin embargo, persiste el desafío de la posición profunda-
atraídos hacia «el principio de verificación)', el cual establecía mente problemática en la que se encuentra cualquier propo-
que ninguna proposición no analítica puede ser significativa sición que no sea analítica ni un juicio de valor y que no pa-
a no ser que sea verificable o, al menos, susceptible de ser some- rezca susceptible de ser probada por observación. Los ejem-
tida a la pmeba de la percepción. Esto implicaría que cualquier plos ya mencionados sugieren que algunas proposiciones
proposición «metafísica» que no sea analítica ni empírica ca- controvertidas acerca de la naturaleza humana pueden no ser
rece, literalmente, de significado, resultando una especie de en absoluto afirmaciones científicas, hipótesis empíricamente
sin sentido encubierto. Reputadas proposiciones como éstas demostrables. Esto no las condena necesariamente, pero es
no serían proposiciones en absoluto; no podrían ser verdade- un rasgo muy importante que es preciso establecer, pues no
ras ni aun falsas y estarían aquejadas del radical defecto de no pueden distl:utar de las ventajas del status científico, como,
expresar ninguna proposición inteligible. Las afirmaciones
acerca de la existencia de Dios o el inevitable progreso de la por ejemplo, y los
observables gue argumentos
sus defensores puedan con
conectados señalar
ellas,evidencias
de modo
historia y muchas otras (incluyendo algunas que versan de que puedan desafiar a quienes crean que pueden rechazar ra-
una forma más directa sobre la naturaleza humana, como las cionalmente tales afirmaciones. Tales proposiciones pueden
que tratan de la existencia de un alma inmortal o de causas tener otro tipo de función, siendo posible que existan otras
que predeterminan toda acción humana) fueron, de hecho, re- clases de razones para aceptadas, pero lo más conveniente es
chazadas por los «positivistas lógicos» (proponentes del prin- indagar con cuidado en lo que son en cada caso.
cipio de verificación en los años 20 y 30). Los juicios de valor Los manuales convencionales y los cursos de tllosoHa per-
también fueron rechazados por considerados proposiciones siguen estos problemas mucho más allá de lo que lo estamos
«cognitivamente carentes de sentido», expresiones emotivas o haciendo aquí (y permanecen situados en los límites de la in-
actitudinales, no afim1aciones que intentan expresar la verdad vestigación filosófica), pero el objetivo de este libro es diferen-
sobre algo. te: examinar en detalle teorías de la naturaleza humana. Así,
Desde entonces, muchos filósofos han llegado a la con- esto es lo más que podemos otrecer a modo de metodología
clusión de que la anterior es una vía demasiado expeditiva preparatoria; procedamos a nuestro examen crítico de teorías
para solucionar cuestiones de tanta relevancia. Aunque es concretas.
muy importante distinguir entre proposiciones analíticas o
empíricas y las que no son ni unas ni otras, no podemos re-
chazar simplemente las últimas por considerarlas carentes
de sentido. Son un cajón de sastre, y merecen atención in-
dividualizada. La decisión fuerte entre lo que tiene sentido
y lo que no lo tiene parece un instrumento demasiado bur-
do para explorar las atlrmaciones acerca de la existencia de
Dios, el progreso de la historia, la inmortalidad del alma o
el determinismo que ~e asoma detrás de las decisiones hu-
manas. Tales afirmaciones no son, después de todo, sin sen-
tidos de la manera en que lo es «La crisa fluje» o «Las gran-
des ideas duermen con furia»; tampoco son explícitamente
contradictorias como «Algunas hojas son, a la vez, verdes e
incoloras».

42 43
SECUNDA PARTE

Tres tlnligutls tradiciones religiosas


CAPÍTULO 2

Confucianisn10:
el cunino de los sabios

No h.lY f¡gllr~lque haya tenido m.1s influencia en el pensa-


miento y en la civilización chinos que ConfilCio (551-479 a.c.).
Poco Se sabe con certeza de este importante personaje, que
llegó a ser considerado como "el Maestro» en muchos pe-
ríodos de la historia china. Nació en el seno de la familia aris-
locdtica (aunque pobre) Kung en el estado de tu, que forma
parte en la actu.didad de la provincia de Shantung. Se cuentl
que qucdó huérLlIlo joven y que le gustaba estudiar. Poste-
riormente abandonó su estado natal, Lu, y viajó por diversas
regiones de Chin.l ofreciendo sus servicios como consejero de
sci10res feudales; sin embargo, no llegó a alcanzar una posi-
ción que le permitiera poner en pdctica sus ideas, de manera
que regresó a Lu para dedicar el tiempo restante de su vicb a
h enseí1anza. Convendd tener en mente este fi'acaso cuando
consideremos ciertos aspectos de sus enseñanzas. Confucio
llegó a ser honrado en las crónicas chinas como el Gran Maes-
tro Kung, o Kung Fu-tsé, mejor conocido en Occidente por la
fórma Iatinizada "Confucio".
Al decir de todos, el texto conocido como LIIIl-Yu-usual-
mente tClducido como las /ina/eelas - es la fuente más fiable
de las ideas de Confucio. Las Ana/n/m consisten en máximas
dispersas del Maestro que hIeron compiladas por sus discípu-
los después de su muerte. Es objeto de discusión académica si
algunas o todas las /lllil/ec!ilI pueden ser consideradas repro-

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ducciones literales de las pabbras de Confucio, y mUl hus ;11"- te ,tct'pt.ldu en b Chin:l de Coni""ucio. La Ley del Cielo se en-
gument<lr;Ín que ciertos capítulos de esL1 obra sun ,¡diciones tendía por lo general como un imperativo moral par<l el go-
posttliores. Aunque el coni""uci,lIlismo es un,l tr,Hlición COJ1)- bierno, hasado en J.¡ creencia de que el Cielo se preocupa
pleja con una larga historia de desarrollo, las AII"/"(/Iil olor- hondamente dd bienestar de b gente ordinaria. EJCielo apo-
g,lll voz a anl iguas ide,ls cJ.¡ve de Con (ucio que con tiI1U,HOll yaría a un ernper,ldor tan sólo si hubier,l gobernado atenién-
defIniendo 1,1tradición durante muchos siglos. Por t,lllto, y duse a este 1111superior y no en su propio beneficio. Confu-
plcg,1l1dome al objetivo de esta introducción, me centT.\ré ex· cio JI1adió a esta doctrina J.¡ extensión del imbito de validez
clusivamente en bs Alltl/n/lil, tr,ll,llldo el texto U)1lI0 Utl del m,1I1(lato celesti,¡\ a tO(las las personas, de manera que to-
todo, y usaré el nombre "Confucio" para rLÍúinne a b iúen- dos -no sólo el emperador- estarían sujetos al decreto uni-
te de bs m~1xim,ls recogi(L!s en las Allitlcc/m. Haci:l d final de vers,t1 que ohlig;l a actuar moralmente para estar en armonía
este capítulo se exploradn dos desarrollos t.lrC!íos del conlll con 1,1Ley del Cielo. La perfección m~1xim;1,para Confucio,
cianismo que se encuadran dentro dé J.¡s teorí,ls de J.¡ natur.\- tiene que ver, pues, con el cultivo de una moralidad trascen-
leza humana. dente de J.¡ que es autor el Cielo. Es posible, sin embargo, re-
sistirse o desobedecer su ley.
No obstante, h,lY ciertas dimensiones de b vida que exceden
TI;OIUA DEI. UNIVERSO el control humano, úreas en bs que el esfuerzo de los hombres
no tiene ningún d-ecto. Esta dimensión indeterminada de la
1,0 que m,1s se subraya en bs /J/lII/i'dIlJ
es el humanismo, vida hUm,1I1,1cae en el apartado del Destino, ese aspecto del de-
no b meufísica. Esto significa que a Con/úcio le import.lb.l, signio del Ciclo que está mis allá de la comprensión humana.
sobre todo, el bienestar humano búsico, por lo que habló EllugM de uno en b vida, el éxito soci,ll, la riqueza y la longe-
poco sobre b natur,lleza últin1.l del mundo en que vivimos. vi(hd son dc'hidos al Destino. Los esfuerzos, sean cualcs sean,
Cu,llldo una vez le pregunuron por la ador~Kión de los dio- no n1.lrGH;Ín ningun,l dilerencia en su resultado; estas cosas es-
ses y los espíritus, Confucio respondió: "Ni siquin,l eres l.l t.ín sencilhmente determinadas por el sino que uno tiene.
paz de servir al hombre. ¿Cómo podrías servir a los espíri- !vlientras que la Ley del Cielo puede ser entendida -si bien
tus?" (XI.12). y cu,I11Clole preguntaron por b muerte, elijo: con gran dificult,ld--, el Destino sobrepasa locla comprensióli.
"Ni siquiera comprendes la vida. ¿Cómo podrías comprender La distinción entre la Ley del Cielo (a la que los humanos se
b muerte?" (XI. 12). Evitando las especu1Jciones mct.l1lsiCls, pueden conl(lImar o no) y el Destino (que excede al albedrío
Confucio abogó por un buen gobierno que lograr,l J(¡mentar humano) es tllnd.ul1enLlI para Conlúcio, pues si entendemos
el bienestar de la gente ordinaria y diera origen ,1unas re!.lcio- que ti bienestar matelill de la vida se debe al Destino, recono-
nes armoniosas entre ciudadanos. Sin emb;¡rgo, Confucio re- ceremos la Illtilidad de perseguido y consagraremos nuestros
cOlloció que hay fuerzas en el universo que determinan nues- esfuerzos a la observancia de la moralidad del Cielo. Por tanto,
tras vieL\s. Caracterizó a éstas empleando dos sentidos rela- la moralidad -que no tiene nada que ver con el éxito social-
cionados del término JJlillg: la Ley del Cielo (tim lIIin,t) y el es la única búsqueda digna en la vida. Confl1cio arguyó que es
Destino (lnin,t). preciso entender la naturaleza de la Ley clel Cielo (H.4) y del
Confucio insistió en que vivimos en un mundo moral. La Destino (XX.3), aunque por diferentes razones. La Ley del Cie-
moralidad es parte de !.l Líbrica del universo; para Conlltcio, lo es el verdadero objeto de auténtica preocupación, mientras
h,IY algo esenci,d y tr.1scendente en !.l conducta ética~ En cier- que hemos de limitamos a aceptar valientemente el Destino.
ta ocasión, sel1aló: «El Cielo es el quc h,1 eng.endr,ldo en mí la Antes de adentrdrnos en b concepción de Confucio sobre
virtud" (VI1.23). El concepto de Ley cleI Cielo era ampliamen- la naturaleza humana, será útil examinar otro concepto suyo:

48 49
el Camino (IdO). Ai\l1que el térmillo 7:{{) llegó a ser us.1do en potencial humano, sin emb,lrgo, no es lo mismo que el opti-
China como un principiu met.1t1sico abstracto (cspeci.]lmt.'n· mismo ,lCcrca del estado n'ld de los asuntos humanos. La ver-
te por los Lloístas), para Confucio signilicalu, sobre roclo, el dad es que Confucio prosigue atestiguando que el sabio es un
"Camino de los sabios», aquellos ancianos que gobenJ.1ron ser b'lst.lnte inhecuente. DecLuó: "No tengo esperanzas de
en tllla época pretérita idc,]!. El conccpto cOllfuci,lllO de el- encontrar un sahio» (VI [,26). Aunque todos los seres huma-
rnino esLl estrechamente ligado al de Cielo, ya que compren- nos son sabios en potencia, en realidad esto sucede raras ve-
de el sendero de la conducta correct.1. AUIlCjue resulta difI- ces. Casi todos los seres humanos existen en un estado lamen-
cil dc-discernir, el Camino del Cielo puede ser cOllqcido .1lr.]- t.lhlL.
vés de las acciones previas de los sabios. Con respecto .11 sahlo ¿Q~lé es lo que permite que los sabios en potencia piereL1n
Yao, han quedado registradas esUs paLtbras de Confllciü: el rumbo? LJs alusioncs directas de Confucio a la naturaleza
,,¡Grande en verdad fue Yao como goherllJllte! jQ~I¿ Ilohkz.l! humana son Un escasas que sn discípulo Tse-kung llegó a afir-
Es el Ciclo el que es grande y hle Yao el que se moddó .1su m.lr: "l\Jllemos llegar a oír cosas acerca de los logros del
imagen. Era Un ilimiLldo que la gente ordinaria no era C.1p.1Z Maestro, pero raras veceS oímos h,lbLu sobre su visión de
de: poner nombre a sus virtudes)' (V1II.l9). Según esto, los an- Lt n,llur,]leza hUm,lIl,l yel Camino del Cielo» (V 13). Su esca-
o tiguos s,lhios -que se modelaron ,] sí mismos a imagen cleI sez de declaraciones acerca de la naturaleza hUm,lI1,l hizo que
Cielo-- se convirtieron en modelos del CJmino hacia la per- se des,llToILtr,HI teorías bastante divergentes en el contÍJcianis-
fección humana en el presente, del Camino que deherí,l se· 1110 tardío. Pese a la Ltlta de comentarios explícitos acerca de
guir todo el mundo (Vl.17). En último término, son tres las la naturaleza humana, parece claro, a la vista de las máximas
cosas que merecen vener,leión según Confucio. Se ha escrito de Confucio, que en ciertos ámbitos de la vida los seres huma-
que dijo: "El noble teme y respeta tres cosas. 'feme y respeta nos ejercen la lihertad de la voluntad. Aunque no tenemos
la ley del Cido. Teme y respeta a los grandes hombres. lellle control sobre nuestro Destino -no podemos, por ejemplo,
y respeta las palabras de los sabios» (XVI.8). determin.lr nuestra posición social o nuestra espeL1nza de
vid,]---, somos libres de rechazar o seguir 1.1 moralidad y la
conc!uct<l correcta. Esto significa que tenemos la capacidad de
TEORíA DE LA NATURALEZA IIUMANA resistimos o contórmarnos a la Ley del Cielo, que es la fuente
misma de LJvirtud. Aun reconociendo que los seres humanos
Confucio parece haber sido muy optimista acerca dt los ta- 1\0 tenemos posibilidad de elección en lo que respecta a bs
lentos humanos potenciales. De hecho, e1lin de gran parte de circunstancias de 1.1 vida que vivimos, Confucio subrayó que
la tllosofía china consiste en ayudar a LJgente ,1convertirse en sí tenemos elección en lo que se refIere a cómo vivimos en
sabi,l. La observación de Confucio de que "El Cielo es el que cu,dquier situación dada.
ha engendrado en mí LJ virtud,) demuestra su convicción de Aun cuando no definier;l la natur,lleza humana en detalle,
que los seres humanos tienen acceso a la realidad última de la Confucio insistió en que todos los seres humanos son iguales
moralidad del Cielo. P,]J;l Confucio, todas las personas son sa- en lo fundamental. Nos diferenciamos tan sólo por nuestros
bias en potencia, entendiendo por sabio aquel que actúa con diversos modos de ser. "Los hombres son afines entre sí por
extrema benevolencia (VI.3ü). Esto quiere decir que todos los naturaleza. Divergen como resultado del hábito» (XVII.2).
seres humanos tienen b capacidad de cultivar la virtud y de Esto quiere decir, entre otras cosas, que los seres humanos
ponerse a sí mismos en ,umonía con la Ley del Cielo. Confu- son extremadamente maleables. Podemos llegar a ser práctica-
cio indica que el resultaclo de seguir el Camino del Cielo es mente cualquier cosa. Somos seres inacabados e impresiona-
la experiencia subjetiva de b alegría. El optimismo acerca del bles, y necesit,lInos modelamos constantemente para alcan-

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Z;H nuestro fIn último de la perlección mor,l!. De ;1Cucrdo ma más sucinta, los seres humanos están en desacuerdo con
con los sociólogos y psicólogos modernos, Confucio p,lrece Li I,ey dd Cielo. En consecuencia, las interacciones humanas
esLH sugiriendo que nuestro entorno y modus de ser dl'lcrmi- se ven (!csfigllr;ldas por la lucha, los dirigentes gobiernan aten-
nan de un;l nLlI1era signifIcativa nuestro car,1eteL De ahí su diell(lo t.1n sólo al provecho personal, la gente ordinaria sutie
gran preocupación por las fIguras p;nadigm:lticas -los S.1 el peso de cargas injustas y la conducta social en general está
bios~ y por el p,lpcl que éstos desempel1.ln en 1.1 conslruc determinada por el egoísmo y la avaricia. 'El1 es el triste esta-
ción de la vid,l human,l ideal. LI vid.t IllUn,lI1;lpruduce resul- do de los seres humauos.
tados aesastrosos cU;lI1do no posee una cultura cuid,ldosa- ¿Cu;íles son las rJzones que explican estas inquietantes cir-
mente trabaj,lda. El estado consiguiente, cuactcriz,ldo por cunstanci,ls? Al menos se pueden distinguir cinco causas en
presentar condiciones sociales problem;llicas, sed tr,ludo en Lis ,~JII(//t'd(/\: (1) los seres humanos están apegados al benefi-
la siguiente sección. cio; (2) b sociedad carece de respeto por la piedad filial; (3) no
Hay dos temas adicionales que son dignos de mención se puede conli,lr en b conexión entre palabra y acción; (4) pi'e-
con respecto a la concepción de Confucio de' la natur,l!ez,1 valece b ignorancia respecto del Camino de los sabios; y (5) la
humana. En primer lugar, la figura moral ideal para Confu- benevolencia estí ausente de los asuntos humanos. Examine-
cio es el "noble» (dIllJl-lsc). Este término es decididamente mos estas causas por sep;1rado.
masculino. Aunque puede ser aplicado de manera que inclu- Confucio dijo: (,Si os dej;íis gui;lr en vuestras acciones por
Y;l ambos géneros, está cldro que ConfllCio lo usó de t(mna el provecho, seréis despreciados por todos» (IV 12). Uno de
exclusiva. Tiene poco que decir de bs mujeres, y cuando ]¡;l- los pilares centrales del pensamiento confuciano es la oposi-
bla de ellas lo suele hacer con palabras poco halagadoras. En ción entre corrección y provecho o benefIcio. «El noble en-
una oClsión, por ejemplo, las agrupa junto con los "hombres tiende lo que es moral. El hombre vulgar entiende lo que le
vulgares», advirtiendo que es "difícil tratar con ellos» en la beneficia» (IVI6). El comportamiento humano normal está
propia casa (XV II.25). dirigido por la preocupación dominante de cuM será el resul-
En segundo lugar, si bien ConJi.lCio nos infórma de que la tado de cad,l acción concreta con respecto al yo. Es decir, tI
naturaleza humana es fUllLbmentalmente uniforme, 110 acla- gente suele preguntar: ¿Q!:¡é me reportará esta acción? El ob-
ra si ésta es una buena natur;lleza que necesiu ser cuidadosa- jet ¡vo común en la acción es, por tanto, egoísta. Las acciones
mente preserv,HLl o una m;lb que precis;l una seri;l re!(lrIna, se realizan por lo general para aumentar la propia riqueza o el
Su Cdt.l de especificaciones en este tema suscitó un ac.dorado propio poder. Esto es lo que quiere decir Confucio cuando
debate en el confücianismo posterior. En la óltima sección de habla de ,lCciones guiadas por el provecho. Aun cuando una
este capítulo veremos lo que dijeron ;Icnel de este imporLlIl- persona hag.1 lo que es correcto, si la motivación es un propó-
te lema dos grandes figuras dd contüci.lnismo. sito no moral ~como ascender de rango~, esa persona se-
guid estando guiada por el provecho. Confucio advierte en
las /l)Ja/ccltlS: "Es vergonzoso hacer del salario tu solo objeti-
DIi\CNc)SI'ICO vo» (XIV 1). Odclo que creía que la moralidad debía ser la úni-
ca guía pard Id acción, Confucio sostüvo que la acción guiada
Aunque las múximas de Confucio son sohre todo prescrip- por el provecho conduce a consecuencias inmorales y a la fal-
tivas, indican c1arMnente qué es lo que blla en la vida huma- U de armonía en la sociedad, donde todos mirarán egoísta-
na. Hablando en términos generales, la condición humana se mente tan sólo por sí mismos. Los beneficios materiales deri-
caracteriza por la discordi;l social que ha provocado ti egoís- vados clel trabajo realizado no son malos en sí mismos, pero
mo yel desconocimiento del p'lsado. Dicho c¡uiz;í de una h)f- los meclios mediante los que se obtienen poseen una gran im-

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portancia para Confucio. «La riqueza y el rango alcanzados Camino de los sabios, las personas se ven separadas de la pe-
por medios inmorales tienen tanto que ver conmigo como las netración moral del pasado. En semejante estado, se convier-
efimeras nubes» (VII.16). ten en seres moralmente a la deriva, proclives a cometer accIo-
, La conducta egoísta motivada por el provecho personal im- nes incorrectas. Confucio tenía tanta fe en el Cammo de los
plica una taita de auténtico respeto por los otros dentro de sabios que señaló: «No ha vivido en vano aq~el que muere el
una sociedad dada. Para Confucio, esta falta de respeto revela día en que le hablan acerca del Cammo» (IV.8).
la existencia de relaciones inapropiadas en las familias, lo que Para Confucio, la virtud más importan~e que puede tener
~emuestra por su parte una falta de autodisciplina. Lo ante, un hombre es la benevolencia (¡en). Persomficar la.benevolen-
nor sucede porque los individuos han dejado de fundarse en cia equivale a alcanzar la perfección moral; Esta I~ea central
la mor~l, y esto conduce a problemas en la familia, que es la de Confucio viene representada por un caracter chmo que ha
base misma de una buena sociedad. En este sentido, el confu- sido explicado pictográficamente en dos partes .. El. compo-
cianismo tiene mucho de tradición de valores familiares. Un nente «humano» y el componente «dos». Esto Significa que
hijo que no sabe cómo tratar a su padre será un ciudadano representa a dos person~s q~e están juntas y en armoní~. En
muy pobre. Por tanto, los individuos corruptos, que no han esencia, la benevolenCia tiene que ver con las relaClon~s
cultivado la virtud personal necesaria para mantener relacio- humanas. Muchos especialistas han argumentado, que sena
nes familiares apropiadas, extienden a mala voluntad por tOda preferible traducir jm p<;>r«~ordialidad» o «humamdad». Sea
la sociedad. Por otra parte, «es raro que un hombre cuvo ca- como fuere, jm es un termmo mora.1 de ar:npho esp~ctro se·
rácter es tal que se comporta como un buen hijo y un 'joven mántico que representa para ~O~fuClC~el pmaculo mismo de
obediente tenga la inclinación de faltar a sus superiores» (1.2). la excelencia humana. Y, segun el, esta claramente al alcance
Otro problema señalado por Confucio es el hecho de que de los seres humanos. «El Maestro dijo: "¿Se halla realmente
a menudo se ~a u!1a diferencia entre lo que se dice y lo que se la benevolencia lejos de nosotros?" Basta con que la desee
hace. ConfuClo diJO: «Yo acostumbraba a aceptar a ciegas los para que venga hacia mí» (VII.30). El, núcleo de un ser huma-
hechos de los hombres después de haber escuchado sus pala- no perfeccionado es, p~es, un c?razon benevo,lente. Por des-
bras. Ahora, una vez que he escuchado sus palabras, procedo gracia, observa Con~Clo, esta vlftud es demasiado rara en el
a observar sus hechos» (\'.10). Confucio reconoce que la mundo: «Nunca he Visto a un hombre que encuentre atrac,n-
gente con frecuencia no es de fiar. Sin la existencia de una co- va la benevolencia» (IY.6). Por consiguiente, la armonia SOCIal
nexión directa entre palabras y hechos no hay base alguna que podría existir en potencia viene a ser reemplazada por la
para la confianza, pues ésta reside en la premisa de que las lucha.
personas harán lo que dicen. Sin esta confianza fundamental
los in~ividuos pierden la capacidad de representarse a sí mis:
1110s~mceramente y de contar con otros con algún grado de PRESCRIPCJÓN
segundad. En consecuencia, la sociedad pierde su base.
El desconocimiento del pasado es también una de las prin- La prescripción confuciana para los males de la existencia
cipales causas de la problemática condición humana. A lo humana se basa en la autodisciplina. Cuan90 le pre9Untaron
que Confucio se refiere específicamente al hablar de esto es a por el hombre perfecto, Confucio dijo: «El se cultiva y, de
la falta de familiaridad con el Camino de los sabios. Ya seña- este modo, lleva paz y seguridad a la gente» (XN.4?). Para
laI?os más arriba que los sabios modelan su vida en confor- Confucio, el gobernante ideal .ejer~e .su ,~abor mediante e~
midad con el Cielo, estableciendo de esta manera el paradig- ejemplo moral personal. Pero (que slgnlhca culnvarse a SI
ma del sendero hacia la perfección moral. Por no conocer el mismo en este contexto? La respuesta a esta pregunta puede

54 55
encontrarse explorando las soluciones propuesLls para los cin- Cielo nos t'llvíe. Es de nuevo el cultivo dd yo lo que impor-
co males bosquejados en la sección precedente. t;l, no el reulnocimiento social. «Al noble le preocupa su
P.lla superar la tendencia hum~ll1a de obrar motivados pur propia f;t11.l de aptitud, no el que los demás no sepan apre-
el proVécho, COJdúcio propuso «actuar por Ilada». Esto impli- ciade» (XY.19).
ca, en concreto, hacer lo correcto sólo porque es mor,dmente El cultivo del yo cu,lIldo se es un huen miembro de una f;l-
correcto y por ninguna otra razón. Para Confucio, la luch,l m ili;} es otr,} de hs prescripciones de Confucio para una socie-
moral es un fin en sí mismo; pese a ello, alc,lllzamos 11 unión chd ~Hmoninsa. Creía que ser un buen miembro de una I;uni-
de la vo.\Lrntad con la Ley del Cielo. Actuar 1',11,1h,lcer lo co- li.1 posee Ull,l tremenda influencia mjs allá de los límites de la
rreClo en lug.ll de lo provechoso puede servir también como LlI1lilia propia. «Sólo con ser un buen hijo y cordial con sus
Ull escudo protector contra las decepciones de J.¡ vida. El es- hermanos pueden los hombres ejercer influencia en el gobier-
tado de l?enevolencia se Clracteriza por la serenill.Jd interior y no" (f 1.21). La transfónnación de la sociedad comienza con el
la ecu~llllmldad, así como por la indiferencia respecto de lus cultivo del yo en el entorno bmiliar; de ahí se extiende como
asuntos relativos a la lórtuna y I.J desgracid, sobre los cu,lles I.IS ond~ls f-orm,ldas ,d lanzar un guijarro en un tranquilo es-
no poseemos un control directo. Ld corrección es su propia unqut. Las regl.ts y relaciones que rigen en la f:1Il1ilia deben
recompensa, una recompensa alegre que tr~lsciende CLulquicr ser ampliad,ls a toda b sociecbd. La benevolencia hacia las
situación soci~lllxllticular. Aun cuando no se reconOZCl nin- person,lS que se hallan fuera de b familia propia debería ser
gUllO de nuestros estÍJerzos, siguiendo el principio de «~1Ctuar una extensión del amor que sentimos por los miembros de
por nacb, no nos sentiremos nUnG1 descontentos. «¿AClSO no nuestro entorno t;1I11Íli~1r.La relación más importante de to-
es nobl.c no ott~nderse cuando los demús no reconocen tllS ap- das es, para Conftlcio, la que se d~l entre padre e hijo. Cuan-
t1tudcs~,) (1.1). rvUs allll, este principio nos debe motivar p~lra do le pregunuron por la pieclad filial, Confucio aconsejó:
segUIr luchando por la corrección en un mundo que I.J apre· "Nunca dejes de obedecer» (II.5). La forma en la que un buen
c.la poco. El propio ConfllCio es descrito como alguien «que hijo honr.1 a su padre es imitando sus acciones: "Se puede de-
sigue luchando por un objetivo cuya re~dización sabe que es cir que es lIn buen hijo el hombre que tres años después [de
imposible» (XIV.38). La le en el Camino del Cielo no depen- la m lIerle de su padre] sigue imitando sus acciones" (I.lI).
de de los resulLldos que se den en el mundo social de los ran- Esto depende, desde luego, de las cualidades virtuosas del pa-
gos y el reconocimiento. Recordemos que Confucio no logró dre. Confucio es intlexible con el padre de familia o, por
asegurarse una posición política que le aportara reconoci- extensión, con el emperador del Estado, que deben gobernar
miento y permitiera poner en prjcticl sus ideas. En LIS Al/tI- d,llldo ejemplo moral. «Si das ejemplo siendo correcto, ¿quién
/((/tlJ dice que el hombre debe aspirar ,1 entrar en política sen- osaría seguir siendo incorrecto?" (XII. 17).
CIllamente porque sabe que es lo correcto, aun cu,lIldo es A Conli.lCio le pregunt~1ron una vez qué sería lo primero
muy consciente de que no pueden prevalecer estos principios que haría si le pusieran ~1cargo de la administración de un Es-
(XVIlI.7). ESlo se relaciona con el concepto de Destino discu- tado. Respondió: «Si hay algo Cjue tenga prioridad, es, quizá,
tido en la primera sección de este ClpÍtUJO. El éxito social es b rectitlcación de los nombres" (XIII.3). Rectificación de los
un asunto del Destino. Confucio concluye, por tanto, que es nombres signifiCl Cjue hay correspondencia entre los nom-
fútil perseguido. La integridad moral, sin emb.ugo, cae dentro bres y la re,llidad. Esta corrección es necesaria porque sin la
de nuestra jurisdicción, y es en verddd I.t única cosa en la vida correspondenci.l entre nombres y realidad, o entre palabras y
que es digna de ser perseguida. Podemos esfclrzarnos en com- hechos, se pierden muchas cosas. Par~l Confucio, un nombre
prender los designios del Cielo, pero está claro que debería- tiene ciertas implicaciones que constituyen la esencia misma
mos actuar humanamente independientemente de lo que el del objeto nombrado. Por ejemplo, cuando un duque le pre-

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guntó sobre el buen gobierno, Confucio respondió diciendo: de los cLísicLlSse entiende como un elemento vital en la con-
"Q!le <:1gobernante sea gobernante, quc el súbditu se,l súbdito, secucil'>n de la excelencia y como una empresa sagrada que
que el padre sea padre y el hijo, hijo» (XII.J 1). Por ejemplo, el expal1lk nuestu n;1turaleza. T1mbién es un impOlünte as-
concepto de "hijo", como acabamos de ver, es m.ís que U1Ll de- peLtll del huen g(lbierno. "Cu;mdo un estudiante descubre
sign~lción biológica. El nombre implica cicrLls allitudes y Il.S que puede ~lrregl.írselas con nüs cosas que con sus estudios,
pOJlS.lbilid~\(Jesesencialts P~H~1 una existenci,l MnIOl1iuS,l.Por lo entra en lúncioncs» (XIX. U).
dcm.ís, sin J.¡ conexión entre p,tiabras y re,did,ld no Il.lYgenui- La excelenci,l es ddinich por la tradición confuciana sobre
na con/lanza. ¡':sta es la delinición de la melltir,l. T1.1S escuchar todo como 1.1enclrnación de la benevolencia. La manera en
J.¡ obstrvación de Confucio sobre el buen gobierno, ti duqlle Lt que alguien Ileg~1a encarnar la benevolencia constituye la
exdamó: ,,¡Espléndidu! En verdad, si d gobernante no tllc'u últim,l de las ciilco soluciones que se exploran. Este proceso
gobernante, si el súbdito no !llera súbdito, si el p~1dreno fue- c()mprendl~ en rcalidad tres elementos: aferrarse a la benevo-
ra padre ni el hijo, hijo, entonces, aun cu,ll1do hubiera gr,HlO, lencia en todu momento a b vez que se sigue la '<regla de oro"
<lograría comcrlu?" Esto es, J.¡ p;llabr~l "gr,lIlO" y la dislxmibili- y se observan lus "ritos".
dad dd mismo Sl)n dos COS,lSdiICrentes. Si no hay ninguna co- Conflicto dijo: "El noble nunca abandona la benevolencia,
nexión entre ellos, es posible que nos quedemos hambrientos ni aun dur,mte el intervalo que se emplea en ingerir una co-
por causa de un gr~ll1ero cerrado, t.ll vez V~lcío.Es Llcil emitir mida" (lv. 5). Esto quiere decir que debemos tener siempre
palabras; si un,l persona o gobierno las US,1pMa ocult~lr la ver- presente b benevolencia en todo lo que hagamos. El objetivo
dad, se seguir.í el uos social. La con/lanza es un ingrediente nÍ de Con/llcio es hacer que la benevolencia determine todos
tico de toda interacción social formal. Por tanto, el noble que se los :lspectos de b vid,l, pues es la virtud perfecta que denota
cultiva a sí mismo es "digno de confi~lI1zaen lo que dice" (1.7)y la I.ey dl~1Cielo. F.I propio Confucio es descrito en las .I11l'{-
"tr~lsJ.¡(1.tsus pal.lbras a acciones» (11.13). In'/tI\ C0l110 alguien que mantenía siempre la corrección y
El antídoto para el desconocimiento del pasado al que nos LJ benevolencia (VI I.4). Pero hómo podemos saber lo que
hemos referido en la sección precedente es el estudio, El con constit uye la benevolencia?
1llcianismo es una tudición académica. En China es conoci· Ll pr~1cticl de Lt benevolencia consiste en consider,H de
do como b EscuelaJu -el términojll viene a significar "espe- una lórma equilibrJcla a los c1em;ls y a uno mismo. Una me-
cialista»- y ap~Hece registrada en fllentt's chin,ls como 1.1 es dida de J.¡ consideración klCi~l los c1em~ísviene determinada
cuela que se deleita en el estudio de los Seis CI<ÍsicllS(1.111 rl). por e!ICl!allliento que deseamos para nosotros mismos. Con-
De lo anterior resulta evidente que Confucio puso un gr,lI1 flicio dice: "El hombre benevolente ayuda <llos demJs a tener
ént:lsis en el estudio. Aconsejó: <(1('nun~l fe firme par,l con- unJ base firme en la medida en que él mismo desea tener-
sagrarle al estudio y espera b muertl' de la m~ll1era adecua- b" (VI.30), En otras palabras, ésta es LJ regla de oro: "Haz a los
da" (VlI.13). Pero <cu~ll es el contenido de ese estudio que den1<ls lo que te hubieras hecho a ti mismo.» Confucio tam-
nos permite esperar de la m,mera adecuada? Parece cbro, a bién menciona esta regla en su forma negativa. Cuando le pi-
juzgar por la represenLlción del confucianismo que acabamos dieron que definiera la benevolencia, dijo: "No impongas so-
de mencionar, que el contenido del estudio confuciano son bre los denús lo que tú mismo no deseas" (XII.2). En sentido
los C1,lsicos, una colección de libros que constituye el legado general, pues, el propio yo se convierte en la medida de la
cultural del p,lsado. Y n1.ls importante aún para Contúcio es conducta decente. Sin emb~Hgo, Confucio tiene mJS que de-
que dichos CLisicos son expresión del Camino de los sabios, cir acerc.1 de b medida de la conducta excelente. Aun cuando
por lo que garantiz,lll ~lCcesoa una conduct,l ejemplar que con- 1I1J.1 persona pong,l su corazón en el lugar correcto, es posible

duce a la perfección mor~d. De aquí se deriv,l que el estudio okmln a otros ¡xn no saher cu<Í1es la conducta apropi;,¡da en

SR 59
una situ,lCión partici.t1,H. El conocimiento es un compunente diante la pr,ktica de los ritos, a los cuarenta pasó de la mera ob-
clave de las acciones éticas. P,lra Confucio, esto significa, es- st:lvanci,l de ac¡uéllus a su ver(bdera comprensión. Esto le con-
pedllcaJl1enl~, conocer el comportamiento ritualconeuo, o dujo, a los cincucnt,l, a la consiguiente comprensión de la Ley
los ritos (li). Estos cOllSisten en regulaciones que gobiem,lIlll del Cielo. A los sesenta, Con{~lcio experimentó una unión de
acción en todos los aspectos de Li vid,l, así como ell LJsU)\l- volunLldes con i.l Ley del Cielo, de manera que a los setenta
vencjones ceremoniales, tales como Lis ofi-elldas a los .1nces- pudo seguir sus propios deseos -ahora en armonía con la Ley
tros. Los rilos esLín pellSados par;l enseí'ur a los jnclividuos a dd Cielo-, con el resultado de que comenzó J actuar espontá-
;lctuar-bien, por lo que son un componente de vital impor· nC,lll1ente con perfecta benevolencia.
tancia en la educación mora!. Conocer los rilos funciona Aquí aparece indicado el camino salvílico de la acción pa-
como una guía para la acción que se encuenlr.l rn.ís alLí de la r,lc!igmátiCl. En cuanto seres perfectos, los sabios actúan nd-
decencia general derivada de usar el propio yo C0l110medi(/'¡ tur,llmente con bcnevolenci,l. Su benevolencia es la expre'
de conducta. El interés propio debe ser superado por los rilos Sil')ncxtt'rn,l de un estado interior perfeccionado. Como tales,
p,Ha ,dcamar la perfección moral. «l\egres,lr a b observ,lllcia de sus acciones benevolentcs se convierten en modelos de per-
los ritos venciendo al yo constituye la benevolencia» (XlI. 1). tección para los conlllcianos que dese,m alcanz:lf el estado
Observando esL1Sreglas es como las personas trascienden el in- consumado de los sabios. De nuevo, el Camino de los sabios
terés propio. Los ritos fónnan un cuerpo de reglas entresacad,ls se encuentra disponible en los Clásicos; de ahí la enorme
de ideas morales del pasado y orientan bs acciones hacia b per- atención que b tradición confuciana pone en el estudio. Lo
fección. ¿¡~n qué se basan los ritos y cómo llegamos a s,lber de que los sabios re.t1izan de forma natural se convierte en el n:o-
ellos? Se b,ls,m en los CL1sicos, y Ileg,lmos ,1 saher de ellos a Ir,l- delo de la autoc!isciplina consciente que conduce a la perfec-
vés del estudio. Así, la interconexión de las ideas de Confucio ción mor'l!. La acción disciplinada apropiada o correcta viene
pasa a ser el centro de Iluestra atención. La perJección 111oral,o represenuda en la tr,ldición confuciana por los ritos (li). Des-
benevolenci,l, se consigue siguiendo los ritos, los cu,des se co· de una perspectiva externa, la acción benevolente natural cle
nocen estudiando los Clúsicos, los cuales cLI11expresi()Il ,1 su un sabio y b de una persona autoclisciplinacla que sigue los ri-
vez al Calnino del Cielo encan1.ldo en los sabios. tos p.lrecen ¡gu,des, pero el motivo interno es diferente. El
Tal vez el p,lsaje m:ls importan le de todos los registrados en comp(Jrt,llnicnto del s,lbio es la expresión natural de un esta-
las //J/{{/CdiH sea uno que otrece una exposición sum,lria de 1.1 do inlcrior perleccion,ldo, mientras que la conducta de 1.1 per··
send.l h'Ki.l 1.1 pnJección tal y COIllOna entemlida Cl}el con/u' sona disciplinad;) consisle en acciones estudiaeL1s -los ritos-
cianismo antiguo. «El Ivlaestro dijo: "Cuando tcnÍa quince que estJn modeladas seglll1 IJ benevolencia de los s'lbios.
ai1os, estaba empei1ado en aprender; a los treinta, contaba con El fin de la acción disciplin,lda es, sin embargo, alcanzar
una base firme; a los cuarenta, ya no tcní.l dudas de nada; a los un estado en el que la ,lcción moral perlecta se convierte en
cincuenta, conocía la Ley del Cielo; a los sesent,l, tenía los oídos natural y espont,ínea. Éste es el estado del «noble», y esto es
bien abieJ1os; a los setenta, era capaz de satisCicer los deseos de lo que se dice que le ocurrió a Confucio hacia el fInal de su
mi corazón sin excederme"" (HA). ConfllCio eSI;)diciendo aquí vida. Los sabios expresan la perfección moral de una forma
que a los quince ai10s comenzó a estudiar seriamente los CLlsi· natural, mientr,ls que el noble ha alclI1zado la perfección mo-
coso Esto le dio acceso al conocimiento del Camino de los sa- delando su vi(b según el comportamiento de los sabios. Las
bios y, por Unto, le hizo tomar conciencia de los rilos, la forma ,lCciones del noble y del estudiante disciplinado de la tradi-
institLlcional cleI perfecto comport,lmiento de aquéllos. A los ción conlllCianJ pueden parecer iguales desde el exterior, de
treinta era Clpaz de encontrar una base firme en los ritos, po- la mism,l manera que un profesor de música y un estudiante
niendo en pr,ictica la conducta correcta exigida por éstos. 1\1e- disciplinado p,Hecen hacer los mismos movimientos. Pero, re·

6() 61
pctimos, los motivos' son diferentes en los dos C1\OS. El pro la siguiente cucstión: ¿Es 1.1natur.dez,l humana buena o mala
fesor dc música 11<1interiorizado unto b digitación del instru- en su origen? Dos pri mer.1S figuras de la tr~ldición confuciana
mento que toca que }'.l no es consciente de e1Ll, mientras quc ofi-ecieron respuestas opuestas. Como representante del «ala
e! estudiante continúa siguiéndob conscientemen!e. Dell11is idealist,l», ~vkl1cio (37 j -289 a.e.) sostenía que la naturaleza
mo modo, el noble ha interiorizado el Camino de 1m sabios hum.\lIa es origil1~lriamente buena; como representante de!
de lal nl.lnera que ac!ú~l espont,lneamente, mientras que el es- ,da realista», 1Jsul1-tsé (298-238 a.e.) arguyó que la naturale-
tudi~1I1te _confuciano que "se somete' a los ritos.) sigue cons za hUl1una es originariamente mala. Aunque no es posible
cicntemente Lt condUela correcta que éstos represent.lll. Fn h~lLcr justicia aquí a b enter~l tr~ldición confucilIl~l, un breve
cualquier caso, siguiendo los ritos, unto el nohle como el es- eX~lmen de eslC ddxlte ofí'ecerá algunas indicaciones más acer-
tudi,1l1te diligente cncHlun 1.1benevolencia, pin.lculo mismo u de b complejidad de esta tradición, al tiempo que ampli,l-
de Lt pnf('cción mor.1I . 1.1 nuestra sumaria consideL1Ción de la n.lluraleza humana.
. Como tradición paradigmática, el cordlicilllisn 10 gtl1\:ra tus escritos e ideas de Mencio ocupan un segundo lugar en
una cadena de acciones mor~¡jes pedt:ccion~llbs que revel.111a la tr,ldición sólo con respecto a los de Confucio, est<lI1do su
la gente ordill.lria el benevolente Camino de los sabios y erra nnm bre asoci~ldo, sobre todo, a su teoría de la bondad origi-
ejemplos morales p~lra aquellos que no están involunadus en n.d de la natur~llez.l humana. En una colección de m~lxim.ls
L1 tradición elitista de los estudius textuales. A estas altur.ls de- que lleva su nombre, lVlencio articula su posición en la con-
bería estar claro que b perfección moral, p~lra el conlLlci_1I1is- tTuversia sobre 1.1naturaleza humana que llegó a ser conside-
mo, viene representlda por los s~lbios y que el nuble, como r~ld.l ortodoxa denlro de la tradición confuci~ll1a y normativa
ideal de la perfeL"Ción humana, ha alc.lI1z.ldo b perfección mo- p.lr,l gran p.lrlC de la cultura china_ En el Alenáo, éste refuta a
r.1I estudiando los CLlsicos e interioriz.mdo el Camino de los un filósofo llamado Kaotsé, quien arguye que la naturaleza
sabios. El prolesioml confi.lciano se mueve ide.dmcllte en este humana es intrínsecamente indifercnte, por lo que la morali-
mismo sendero. I.~lobserv,lción direLla de los profesion.des hu- dad es algo que debe ai"1adirse de fórrna artiflcial desde fuera.
manos ocupa el lugar del estudio de los lexlos p~na .lquellos <,Ll natuLllez,l hllln~lI1,l», m~lntiene Kao-tsé, «es como un re-
que no pueden leer. Y esto es así h~lsta el punto de que un pro- molino dc agua. 1hz que desagüe por el Este y Huirá hacia el
fesional puede e1lC1ITI.lr la benevolencia siguiendo los ritos Este; h.1Z que des.lgüe por el Oeste y fluid hacia el Oeste. La
confi.lcianos. Por unto, d Camino de los sabios se hace presen- naluLlIeza hum,lI1.\ 110 muestr~l preferencia alguna por lo bue-
te ~l¡od.! la sOLinbd como algo que debe ser observado y se~lli no o I(J malo, de/mismo modo que el agua no muestra prde-
do. De esLl ll1~lll(.T~l,h.1Y UI1.1líne.l de pedección moral que :,e renci.l ~llgun.l por el Este o el Oestc». lvlencio, sin embargo,
exticnde desde e! tiempo de los sabios iJ:lst,l el presente mismu. insiste en qUL' L1 naturaleza humana es buena de forma ¡nna-
Seglln UtÍ.l Confi.lcio, si todo el nlllndn siguier.l este C.lmino, t.!. Replica a Kao-tsé explicando: «En vcrcbd es así que d agua
los individuos alcanzarían b perfección, la sociedad se translor- no muestra prderencia alguna por el Este o el Oeste, pero
maría radicalmente e imperaría la benevolencia. ánuestra la misma indiferencia por lo alto y lo bajo? La natu-
raleza humana es buena del mismo modo como el agua bus-
ca las tierras baj;ls. No hay hombre que no sea bueno; no hay
DESARROI.l.oS POSTERIORES agua Cjue no fluya hacia abajo» (Vl.A.2).
El núcleo de la teoría de Mencio acerca de la naturaleza
Dado que Confucio no explicó con detalle su concepción humana innata nos remite a su interpretación del corazón hu-
de la n,lturaleza Ilum,Hla, poco después de su muerte se susci- mano. Para Mencio, el corazón pensante, compasivo, es un
tó un importante debate en el seno dc esta tradición acerca de regalo del Cielo (VI.A. J 5)_ Eso es lo que define nuestra huma-

62 63
nidad esellcial y lo que nos sep,na de los animales. En CUlll rc, Cl<..'rtaml"nk, se sentid,l movido ,1 la compasión, pero 110 1'01'-
to, el corazón es el receptjculo de CU,ltro teneieIlCl,ls IIlCl' qUl" l!L-Sl",H,lcongraci,nse con los padres, ni porque quisiera
pieIltes o «semillas", corno tv'lencio ].¡S denomina. Smtlcl1t: g,.IILlrse el Llvur llc sus conciud,H.bnos, ni siquiera porque le
(,El hombre tiene estos cuatro gérmenes al igual que liene Lllel lb,lgL1d,IL1 e111.1I1to delniilo" (11.A.6). Lo que Mencio p,ne-
lm extremidades" (11.1\.6). Si no se las obst.lculiza )' sc las ,di ce querer ckcir aquí es que cu,llquier persona en esLl situación
menta COIl cuidado, estas semillas d,11l como frulo bs CUJlro :;enrirÍa el impulso inl11cdi,lto, espontáneo e irreflexivo de sal-
virtudesL1n apreciadas por la tr,ldición cunfuciana, de b mis' var al ni¡)o. Fsto rL'vela la existencia de un impulso puro de
ma maJlera que los :lrbules altos crecen nalur,t!ll1ente ,1 p.lrlir rectilud que prevalece sobre el provecho egoÍsLl. fvlencio no
de semillas pequeiias. Las CU,llro semiJLts de la compasión, el dice nalb acerCl de L1acción resultante. Podría suceder que el
pudor, la cortesÍ,] yel sentimiento de lo correcto y lo incorn:c hon¡\ne en LueSlil'1I1, reflexionando a rJÍz de lo que ve ,(dc' re-
to se desarmllan, rt:spectiv,lmcIlte, en las CU,ltm virtudes de 1,1 pente", enlrara en dlculos sobre el interés propio. Indepen-
benevolencia, d sentido dd deber, Ll observancia de los ritos dientemente de lo que ocurrieL1 a continu<lCión, el impulso
y la sabidurÍJ (1I.A.6). Y Mencio insiste en que esLls cualro se- rnomendneo indicado en esta observación es todo lo que ne-
millas ('no se unen a mí desde el exterior; estjn originalmcn- cesit,l i'vlencio p.na demostrar lo que denomina semilla de b
te en mí" (VI.6). Para Mencio, nuestro corazón origin,lI nos compasión. Para d, esto prueba que la naturaleza humana es
identifica <1todos como sabios eu potenci;\. intrínsecamente buelL\.
Mencio, sin embargo, coincide con mudlOS de los filóso- El mayor oponente de Mencio íúe Hsun-tsé, importante
tós de su tiempo en que los seres hum<1I1os son criatur;ls dt! escritor conlúci<1l1o nacido hacia el /inal de b vida de Men-
deseo. Y el deseo egoísta, en p<Hticubr, ,1m t'n;1Z,l con subyu- eio. Ilslln-Isé sostenía que nuestro mundo interior está domi-
gar LIS cuatro semillas que definen la fuente de nuestra n,llll- n,Hlo por impulsos ditl<1micos de deseo. El problema hu-
raJez,l mor,d superior. Se reconoce, por (,\I1to, que el ré'g,llo 111ano básico reside, según I-Isun-tsé, en que los impulsos li-
celestial del corazón pensante es li-.ígil y puede perderse si no bidinosos del ser hUIn,1l1O cuecen dé' un límite claro. La
se US,l y cultiva. f~sl<1es, por supucsto, L1nornu. Mencio dice: natllrak-z,l nos ha otorgado deseos ilimitados en un mundo
(,El Cielo 110 ha enviado a la tierra a hombres de dones tan con recursos qUé no lo son; por tanto, surge un conflicto so-
disp,nes. La dih:rencia
se debe a lo que uptura sus cor,lzoncs·, (i,ti entre seres humanos que son necesariamente competiti-
(Vf.A.7). La uptur,l del corazón hum,lllo es, P,lL1 Ivlencio, \,¡ vos. En un lcxto que él mismo compuso, I-Isun-tsé escribe:
fuente de todo nul; de ahí el inlerés por 'llimen!.lr COIl cuid.l ,·1.:1 [¡on1hre h.\ nacido con deseos. Si sus deseos no se satisb-
do sus cualid;ldes iI1lUt.1S. "Con un,l alimentación ,ldccuadJ cen, no tendrá más remedio que buscar por sí mismo la ma-
no hay nach que no crezca, sin ella no h,lY n,lcla que no se nera de satisLH,erlos. Si no se ponen límites ni grados a su
marchite» (VI.8). búsqucdJ, disput.1r.í inevitablemente con. otros» (sección 19,
'J(lda la esperanza de I.t humanidad reside, segLIn Mellcin, pág. K9). Esta visión le hizo tC)J'(nubr una posición sobre la na-
en el corazón humano. Nuestra naturaleza desean le es algo tur,tieza hum,1I1,1 que se opone diametr<llmente a la de Men-
que com¡xHtimos con todos los anim,lles, pero es nuestro eo- cio: (,Ll naturalezJ del hombre es malv,llb; la bondad es el re-
uzón pensante -el regalo especial del Cielo- lo que I10S sult,ldo de una actividad consciente» (sección 23, pág. 157).
dispone pena ser sabios benevolentes. Mencio oli-ece un,l !-Islln-tsé conocía muy bien las ideas de Mencio, pero insistió
prue!),l de L1bondad innata de todo el mundo. "La razón que en que est.1bJn equivocadas. «Mencio afirma que la naturale-
tengo para decir que l1ingún hombre está privado de un cora- za del hombre es buena, y que el mal es el resultado de la pér-
zón sensible al sufrimiento de los otros es ésta: supón que un dic!<l de su naturaleza original. Creo que esta concepción es
hombre viera, de repente, a un niilo a punto de caer a un pozo. erróneJ" (158). Hsun-tsé reemplaza la teoría de Mencio de las

64 65
cuatro semillas por b SUY,lpropia de las cuatro tt'ndC'llcUS 111 lial de la n,lturaleza humana. '1()(lo lo que es bueno es pro-
cipientes a sacar provecho, sentir envidi.l, odiar y dc'sear, l.is ducto del esfuerzo humano consiente. El hecho de que tene-
cu.lles, si se dejan en su esudo natural, dan origen a 1m cua-
mos dos brazos es algo n~llural, pero Lr virtud aparece. ún~l:a-
tro males del conflicto, b violenci.1, el crimen yel destnti-eno_ mcnte tras lItl asiduo esfuerzo humano. Par~l él, la aplICaClon
. Estas tendenci,ls, insiste, son innatas a todos los seres ÍlUIlL!- atc'nt.l de los ritm, que no son naturales, es b clave para "lcan-
nos, de nunera que el camino que sigue nuestra propi.l rl.ltll- Z,1l'Lt perrt'cci()n hum~lI1a. «En lo que respecta a la naturaleza
ralaa conduce un sólo al mal. «Cualquier hombre que obe- hllm~ll1,l, el sahio es igual que el resto de los h~)mbres y no los
dezGfsu naturaleza y ceda a sus emocioncs se ver.í invuluu.ldo
sobrepasa; es un sólo en su actividad conSCiente en lo que
inevitablemente en riíbs y disputas, transgredirú las fórmJs y difIere de los denLls y los sobrepas~l» (161). Por tanto, para
reglas sociales y acabad como un criminal" (157). IlslIn-tsé, el sabio es un ser humano cuya natur~J1eza ha SIdo
llsun-tsé prosigue clllllparando al ser 11l1111~lnollilllill.d lr.lllskll'l11'lda r.lelic.J!mente por los ritos confllcial:os. .
con un trozo de madera abbe~ldo. «Un trozo de madt'ra ,11.1-
El contraste entre Mencio y Hsun-tsé es dramáttco. Menclo
he,ldo debe esper,H a ser estirado, traL1do al vapor y fórz.ldo a creía que Lt mOLllidad cst~í presente de forma natural en nues-
Ut1.1iónna antes de que se vuelva recto, y.l que eSLí abbe.ldo tros cor,lzonc'S, mientras que Ilsun·tsé creía que es -algo lI1cul-
por naturaleza" (J 64). Sorprendentementc, 1-lsuIHs¿ es b,IS' cado ,1l'ti!jcialmente desde el exterior. No obstante, observa-
!ante optimisLl acerca de los talentos hum,lllOs, pues CrtÍol mos una coincidencia en las ideas de I-1sun-tsé y Mencio que
también que todo el mundo podría convertirse en s,lbio con los identifica ,\ .1Inbos como confllci,mos. Los dos coinciden
la adecuada educ,lCión y entren~lmiento. "El hombre de Ll ca-
en que el sendero CJue conduce a la perfección comprende los
lle puede llegar a ser Yu Isabiol" (16b). ¿Qué es lo que t:,lIlS' ritos conlúciJllos, eS~lS m,ll1er~lS adecu~l(bs de actuar que se
tórm,l los trozos de madera abbeados que sun los seres hum.l- b.1S~Hlen el comporLlmienlo paradigmútico de los sabios del
nüs en los rectos tdblones de los sabios, o ,11menos en ciu·
pasado. P,na llsull-tsé, los ritos fllllcionan como el tablero de
dadanos decentes? Esto es, ¿qué es lo que estira a los :;UtS cstir,lr que tLll1sfórm,l a los al.Jbeados seres humanos .en rec-
hum~ll1os? TI'~lSesta observación acerca de b madera ~ll.J1)ead.l, [os ciud~llLll1os bencvolentes, mientras que, para MenClo, [un-
Hsun-tsé escribe: «De igual modo, dado que b naluulezJ del cion,lll m.1s biell como una prensa ideada par,l evitar que se
hombre es malvada, dél)e esperar a la upacidad orden.ldor.1 comben I.Js raquetas alm,lCenadas; aunCJue pre.sente de [on.na
de los reyes sabios y al poder tr,lI1st;)rn1.1dor de los principios innat,l, el cOrJl.ón lornpasivo puede torcerse SI no se ve rdor-
rituales; sólo entonces puede alcanzar el orden y confórlll.ll-
z.ldo por I.J COIlSt.l11te observ~ll1cia de los ri,tos. ~unque los
se a la bondad" (164). En este punto, Hsun-tsé con/irma el va dos Ijlósol(}s discrepan cLlI'amenle en b teona, esta n en com-
lor absoluto de un,l ide<l confmi1n,l fllllclamental; lo Cjue es-
pleto acuerdo en lo que se refiere a Lt pdctica. L1 perfec~ión
tira ~1los hombres son los ritos o lo que aquí hemos trac!uci hUllun,1 se alcanza a tr,lvés del proceso consIstente en seguIr las
do por "principios rituales". Para él, los ritos son el producto ide,ls y acciones p,lrMligm<lticas de los s~lbios del pasado.
de la mer~l actividad intelectual de los sabios, y fueron conce-
bidos para refren~1l' y canalizar los ilimitados deseos de los se-
res humanos. Cu,lI1do Ilsun-tsé dice que "la bondad es el re- DISCIISI()N ClziTICA
sultado de ulla aetivilhd conscietlte», se rdiere a un esfutlzo
conscienlé por tr,lIlslormarse ~lsí mismo aplicándose diligen- Podemos concluir esta introducción al contllciJnismo con
temente a los ritos, aquellos principios rectores LTtados yen' LInos cU.ll1tos comentarios concebidos para centrar la aten-
urnadus por 1m sabius. Hsun-tsé es, sin dud,l, un deÍ<:nsor de
ción ell algunas posibles críticas ya insinuadas en nuestra dis-
la cultura sobre la naturalez,l, pues los ritos no son p.lrll' ese n- cusión. Aden1<Ís de ser un sistema enralzado en el decoro co-

66 67
l1lún de la regl.l de oro, el confúcianismo es un,l tr,ldición que Id.1 p!.lntean un problema para los lectores que creen en la
enseí1a la obediencia a los superiores. Los superiores que im iguaiLhd de los scxos.
port,1I1 son el padre de 6milia, el gobernante del !:Sudo y el es PUl' último, el ur.lcter pr,lgm,ltico dd confÍJcianismo 11<1sido
pecialisu confi.lli1l1o que tom,1 acce<,il>le el C.llllil)O de los ).1- criticlLlo por otros 1,lósofos chinos, tales como los taoístas, que
bios_ Si el cabeza de E1I1lilia y el del Fsudo son hombres ju,¡OS, poseen una menlalilbd m,ls metafísica. El fllósofó taoíst,l
tudo est1 bien. Pero si esos hombres son injustos, se <'UGIV.lIOdo C!luang-tsé, por ejemplu, criticó a los confucianos por haber re-
el sis!ema. El propio Confucio t'r,\ consciente de este problc ducidu b realidad úniumente ,1 ,1quello que concierne a los
m,\, por lo que insistió en el car.kler mural de los diri>~enks_ asu n tos h uma nos. Ch uang-tsé i
11 virtió b consideración de
No obstante, su sistema confiere mucho poder .1 pocos -inc!lVl [lsun-tsé de lo que es valioso defendiendo la natur,lleza por en-
- duos, dej,lIldo a la mayoría en un,l posición subordinada. cim,l de h cultura. Como místico de la naturaleza consciente de
El confucilIlismo también es un,1 tr,ldición muy comer".l 1.1inmemilbd de la vida en tOlhs sus lónnas, Chuang-tsé creía
dora que busu orienución en el pasado. Esto puede conside. ljue los con!llci,1l1os ocupaban un mundo tr.ígic.U11ente reduci-
rarse como una actitud que ¡¡mitl b creatividad de los indil'i do. 'Llmbién caracterizó ,1 los confucianos como personas abier-
duos ~n el p.resente. Adem,ls, es Ull siskma que depende de [.lmente preocupadas por cuestiones materialistas, oponiéndose
una eltt~ de literatos,. los especialistas confucianos. Cabría pre a ello con b celcbr,lción de la utilidad de la inutilidad. En el cur-
guntlr SI estos espeCIalIstas acceden ,ti p,lsado de una nLlner.1 ',0 de los siglos, sin embargo, el confucianismo ha demostrado
independiente a sus propias agendas ideológicas. El conlltcia· ser un sistema rnucho más atractivo a los ojos de los pens,ldores
I1lsmo, como hemos explicldo, se b.lsa fundamentalmente en dJinos /)'lr,1 establecer una sociecbd humana viltuosa que el
una concepción trascendente de b moralid,ld. Se podrí.1 argu- pens,lIniento md,dlsico de los taoístas, más abstracto.
mentar que tal concepción no es sino la tC)J"Il1aen 1.1que un
cIerto grup~) otorga Ull privilegio especial a su propia visión
de 1.1moralidad. y, entonces, pudríamos pregunLlr: ¿¡)e qlli¿n
es la concepción del p,lsado y de 1.1mOl,t1idad cn la que se
bas,l el confucianismo? En h actualidad, la mayor p,lIte de' los 'texto b,lsico: 17)[' /lJ/(¡/cd.\ (numerosas tr,lc!ucciones y edicio-
11Istonadures esgrimen que ningun,l cOl1lepción del pas.ldo ncs). lIe ciudo de 1.1excelente tr,lducción d~ D. C. bu, C'OI!JÍt-
cs completamcnte neutra o apolítiC!. Tl)(bs las reprcscnl,Hiu (/11\: ]lit' /111"/((/.1 (/ .ondres, Penguin, /979). Este es un texto fia-
l1eS históricas implican cucstiunes de puder. ble y de Lícil lectura que incluye un,l valiosa introducción, Otr,l
. Muchos parecen haber sido excluidos de la empresa conft¡- traducción accesible a la lectura es la de Arthur \x!;]!ey, T1Je /llltl-
C1ana. La gellle ordinaria est,l represellt,lda como UI1.1masa in- /((/s o/ ClI/IJit(/m (Nueva York, Macmillan, 1938; Nueva York,
dileremi,lda e inepLl por lo genc'1,d. L1S mujeres, en p.lrticu· Vint,lge, j 9g9). ll.1y también edición en espaí10l de las
lar, no se incluyen en el sistema educativo de Confucio. Su ."11f¡,it-'-¡i/1: /lJ/(t/(cltls (trad. M. Rosenberg, Barcelona, Adi,Lxs,
concepción de la perfección hum,lI1,l es decididamente Ims- 1982); otl.1S uhr,lS de Coníi.lcio traducidas al espaíiol pueden
culina, y, consider<lndolo todo, tiellC' poco que decir .llerc.l enconlr,me J
en Los (/I,IIm /ibros, trad. Pérez Arroyo, Madrid, AJ-
de la capacid,H.I de las mujeres p.II.1 cultivarse a sí misnLls. Es L!gu,na, 1991.
cierto que ConlÍJcio h,lbla de las mujeres, pero lo luce usal1- ~Mencio: he ciudo de la traducción de D. C. bu, i11t'llállS
do términos despect.ivos que sugieren que por lo general SOI1 (Londres, Penguin, 1970). Esta traducción incluye también
mdlsClplll1adas)' retract,lrias ,1 1.1autoridad legítim,l. Aunque una excelente introducción. Hay edición espaíi.ola de los
el Clm1l10 ~oniuciano 1tclCia la perfección puede ser ampliado textos de Mencio: Confucio, Mencio, el a/., Los cuatro ¡i/;rm
por sus defensores h,lsla incluir a los dos géneros, ],¡s ,'jlla/I'(- (tvLJdrid, AILlgu,Ha, 1995),

68 69
Hsun-tsé: he citado de la traducción de Burtoll 'JZHson,
H\1fI1 lZu: BrlslC \f"Í-itillgs (Nueva York, Columbia University
Press, 1963).
Para saber m~ls sobre
el confllciallismo, véase 77JillÁ'illg
//;roug/; COI(jilCl1fS, de Roger
T Ames y David 1.. Hall (AlbdI1Y,
State University of New York Press, 1987).
Para comprender mejor el lugar que ocupa el confilcianis-
1110en la filosofla china, véanse /l 5/;01'/ HislOlJl (ICbilll'sC !YI/fo-
so!'!!),, de Fung Yulan (Nueva York, Macmillan, 1948; Nueva
CAPÍTULO 3
York, Free Press, 1966); Dispulcn o/l1Jc Z'IO, de A. C. Grah;1I1l
(Lasalle, Ill., Opcn Court, 1989); y TZ,1' \\'Iorld (?f17Joug/;1 ill 1'111-
cienl C/;illrl, de Benj;1I11in 1. Schwartz (Cambridge, Mass., lbr-
El hinduisnlo
upanisádico:
vard University Press, 1985). la búsqueda del conocinliento últ¡nlo
Dos buenas introducciones en espaiiol de las dol.lrinas de
Confucio son: His/oria r/e !a./i!os(?j1a, Primer,l Parte, Clpílulo 2,
de Hans Joachim Storig (Madrid, Temos, 19(5); f-OJ S1i/l/dt' \ fí- Un examen introductorio del hinduismo puede resulLll
M.fO/OJ.LOJ bomlm's Bur/a, COllji,cio, /1'.11(,\,de
r/aisi'JOJ: 515(11111'5, 1\:111 muy esti111uI.1I1te, ya que «lrece de fi.ll1dador, de punto de
Jaspers (Madrid, Tecnos, 1993); y Co}(ji,áo, de R. \Vilhel1l (Ma- <1rranque histórico claro y de texto central, C01110 encontr.l-
drid, Alianza, 1992). mos en la mayoría de las tradiciones religiosas restantes. El
hinduismo es una tradición extrcmad;¡mcnte c!ivcrsificad,l que
consiste en un ;¡mplio espectro de pdcticls y ereencJ;ls
que convierten la tarea de gcner,llizar en algo casi imposible.
El propio término «hinduismo» es en gran medida un cons-
(ructo occidental concebido simplemente para hacer referen-
cia ;¡ la religión domin;lIlte de la mayoría de las personas que
klhit~lIl en el subcontinente sudasi~ílico. Por tanto, ('n mu-
chos sentidos, es absurdo intentar reprcsent~lr el hinduismo
apelando a un único texto, pues no existe ninguno en parti-
cular que sea aceptado corno autoridad por todos los q\le
puedan identificarse a sí mismos como hindúes, siendo ~lsí
que mlHJlOs piensan que su religión se hasa en un modo de
actu~H mjs que en un texto escrito. No obstante, si nos viéra-
mos oblig<1dos a huscar un «texto tlllúbcional,) que represen-
tara los dogmas principales de la filosofla hindú, Ull;1 buena
selección sería la de las Upanisads. El grupo de textos conoci-
do corno las UpanisJds ha desempeiiado un papel decisivo a
lo largo de la historia religiosa hindú; en la India ha definido
dur~1I1te siglos los temas filosóficos más significltivos y sigue
siendo una filente de inspiración y orien(;1Ción f~lIlclamenL11

70 71
en el mundo hilJ(lú ~lltU.l1. Uno de lus ohjetivos de e~te l.lpí unid.ld interconectacLl. Puede verse Un ens~lYO de identificar
tulo es otI-ecer un;l idea de! .lmplio espectro de posibilidades cse principio unificador en un bmoso pasaje en el que inter-
interpreLltivdS que cmng,en de los lc'XIOShindúes. delllOSlr,lJ)- vienen !.l Jilósof:l Gargi V,lclknavi y el gran sabio Yagnaval-
do espccífiClmcnte cómo pr~íctic.ls Un diversas Cu1l10 !J re- k,l (3.6). Gtrgi abre un.l investigación sobre la natur~lleza úl-
l1ul1ci.l .11mundo y distil1t.ls tornl.lS de adoración que dhr,1I.1n tim,l del I1luDdo, desafiando a Yagnavalka a que identifique
el propio rnulldo como algo divino est:lI1 justillcad,ls en los el funcLlJ11L'nto mismo de toda existencia. Ella le pregunta al
mismos tex tus. s~lbio: "Dado Ljue el mundo avanza y retrocede en el agua,
L.lS O,xlI1is.lds mJS antiguas fueron compucstas en e!llorle ¿en qué, pues, ~lV~1I1zay retrocede el agua?» Yagnavalka res-
de la India dllf~lI1te e! siglo VJJ o el VIII a.e. El término "UP,l- P( l]lde en un principio: "En el aire, Gargi.» Pero a Gargi no
nis.ld" significd, liler.llmente, «sentarse cerCk. pero 11,1llegado le s,ltist:1ce C'St~lrcspuesta. ,,¿En qué, pues, avanza y retroce-
~lsigniliclr "ellSell,lI1Z,l esotérica", dado que estos textos rcpre (le el ,Iire?" Y.lgnav;t1k.l ofrece otra respuesta, y luego otr~I, y
sent.lI1 enScJ1anz.lS secrdas transmitidas por maestros de b me- otra In,ís mientras G,ngi le obliga a identificar sucesivamen-
dilxión que viven en la selva ~l grupos de discípulos .Jllega· te los estratos Cundamentales de la realidad. Alllnal, el sabio
dos. Las Upanisads, que contienen un pens,lI11ienlo ,1Iumen- le revd,l que lodo el universo aV~lI1za y retrocede en lo que
le especuLttivu .lCnCl de la natur,lieza últim,l de Lt re~illddd. se él denomin,1 /JIí¡/I//ltÍlI. Llegado a este punto, afirma que no
encuentran elltre las m,lyores cre.lciones intelectuales del pucde continu,lr, y declara al /mz!lIJuin conclusión de la in-
mundo. Aunque 110 presentan un único siste1l1d tilosótllo, vestigación de C~ngi. Aunque se sugirieron otras entidades
sino que prestan su voz ~l reflexiones explor,ltorias )' ~lmenu- como posible· Cundamento de todos los seres (p. ej., el espa-
do contradictorias, su tem.l global es la ul1icbd ontológica, b cio [4.1.11 y el agua [5.5.1 D, fueron rechazados cu,l11do se
creenci~l de que todas LIS cosas esLín r,lc!ic.llmente interconec- llegó a identilicar en el /mi/}mtlJl la realiebd t'Jltima y el fun-
tad.ls. La m,ls an tigua y extensa es la UPtlJús"r! Bnj,,,tI Illilllj'({- cl.tmenlo absoluto de todos los seres. El brahmán fue procla-
/úl ("Las gr.lndes y secretas el1SeI1anZ~lS de la selva,). hte teXtO mado fin m.ís elevado de toda investig~lción metafísica.
no es el producto de un único <lutor, sino la compilación de Tllc!O el s,lber védico adquirido se subsume bajo el braIJ-
un cierto número de conversaciones entre maestros y estu Ii/iíli (1.5.17).
diantes. La UjJtlJlÚ"t! Dnhtltl f}¡ílll)ltlktl tiene ll1ucho Ljue decir El término /Jr,t!JI}ltíJl deriva de una raíz s<Ínscrita que signil1-
acerca de la luturalez,l última del mundo y de 1.1verd,ldna el «crecer,', «cxp,lnt!irsc» o «~lumenL1P¡. Aunque en su uso pri-
idellliclad de los seres IlunLlllos, oJi-eciendo, pur l.llllu. 1I1l mitivo se asoci,lba con palabras sagraelas, en el curso del tiem-
buen ¡)lJnIO de p~lrtilla par,l explor~lr imporLlI1tes temas de la po llegó a identifIcarse con la fuerza misma que sostiene el
Iilosofí.l hindú. mundo. Durante LJ época de las Up:l11isads, el vocablo preci-
pitó en el signifiClclo dominante de «re~llidad última", esto es,
la CIUS~l prim<Hi,l de la existencia o el fundamento absoluto
TEURÍA lWI. UNtVERSO del ser. Otro Clmoso pasaje de la UpanÍJad Bnhad L4rm~}I([ka
describe a J.¡ perfección /.¡ búsqueda metaflsica dd fundamen-
En la Upanis~ld mencionada observamos un~l ardiente to unitario del ser. que termina en el brahmán (3.9). Como
búsqueda met~IHsic<l del fundamento absoluto de todos los este pasaje ohece un.l buena perspectiva de la filosofía hindú,
seres. Uno de los dogm~ls filosóficos celltr~lles de LIS UP.lI1l- lo citaré en su totalidad.
sads es el que afirnu que existe un principio único y ulliti- El fr.1gmento se abre con e! investigador Vidagdha Shakala,
c:ldor subyacente en todo el universo. En el plano de !.l rc.l- que pregunta al s~lbio YagnavJlka sobre el número de dioses
liz,lCión última, el ll1undo de la multiplicicl.ld revela 11Il.l que existen. ,,¿Cu,íntos dioses hay?», pregunta. Yagnavalka res-

72 73
ponde en un primer momento: (;rrescientos tres y tres mil En el origen no había nada n1.ls que un único prinCIpiO
tres.» No satistCcho con est~l respuesta, Viclagdh,l continúa: UllII.IrlO, el /1J¡t!IJ)"íJl. Sin embargo, como no tenía compai1Ll,
se selltía solo y "no hallaba placer en luda» (1.4.2). En este es-
"Sí, por supuesto", dij(), "pero en rc.!lILLtd, YagluvJlkJ, tado de soleLlad deseaba a otro, así que se dividió en dos par-
¿cuántos dioses h.IY?". tes, UILl nLlsculin~l y otra femenina. Partiendo del estado ori-
"Treilll.l y tn:s." gin.11 neutralmente abstracto, la pareja j~ml1ada por un hom-
,.'Sí, por supuesto •., dijo, "pellJ en re,!lldad, Y,lglJaV,llb, bre y una mujer comenzó a tener relaciones sexuales, de las
¿cU:l1ltos dioses h,IY?'" que uació lodo el universo con su diversidad de formas.
«Seis. °
Así, el PUllto original de unidad indilerenciada se dividió y, al
"Sí, por supuesto", diJo, "pero ell r<,,!lid.ld, YJgn,lV,db,
explotar, originó el mundo fenoménico de múltiples formas.
¿ul.íntos dioseS hay;'.>.
"Tres." LI U/'{IJ/i.l"tlt! Bri¡',u! /lJiIIO'flkfl denomina este proceso «la ultra-
"Sí, por supuesto", dijo, "[lt"ro en re,lliLLtd, Y,lglJ,IV,11b, creación del /JJil/JJJI,íJl'" (1.4.6). Esta explicación de 1<1 creación
¿cuántos dioses h.1Y?". expresa b vel cbdera naturaleza de la realidad y el fin último
«(Dus.» de los seres existentes en esa realidad. Tendremos ocasión de
"Sí, por supuesto", dijo, '·pen) en re.didJd, Yagll~lV,IIk,¡, referimos ~1est~l histori~l m~ls adelante, pero lo importante es
(cu,íntos dioses hay?». advertir que da cuenta de la multiplicidad del mundo, al
"Uno y medio." tiempo que reconoce, bAsicamente, la interconexión radical
"Sí, por supuesLO", dijo, "pero en re,didad, Y,lglJ.IV,llb,
del mundo. Ll unidad original no se pierde nunca; sencilla-
(cuántos dioses hay?».
"LJ no.» menle adopt.l la apariencia de múltiples formas.
Esta teotÍ,1 sobre el origen del universo reconoce la simul-
Cuando Vidagdha le pide que identilique a e';e "dios LlIli- uneidad de I.l unidad y la diversidad. La realidad única se di-
«J", Yagnavalka concluye: «Se !Iam,l blíl/;lIItlll." Aquí volve- rercnc!~l a través de lo que el texto llama «nombre y aparien-
mos a asistir a una incLtgación filosófica en la n,ltur~deza últi- CIa VISIble" (1.4.7). Por t.mto, el mundo que experimentamos
m,1 de la realidad que culmina con el descubrimiento de un con nuest ros sentidos es una realidad única, aunque revestida
único principio unifIcador denominado /m¡/¡¡I/Ií". Pero si J,¡ de una gran variedad de nombres y apariencias. Esto aparece
certeramente expresado en el siguiente poema:
rc.1lidad es única, hómo y por qué se convirtió en l1lúltiple~
La historia sobre la creación que lll.1ntiene una tradición cllal-
quiera nos dice mucho ;lCerGl de ell~l. En I.l UPIII/Is"t! Briht1f/ El mUl\(lo lejano est;ílleno;
1"IIíIl~y"kl encuntr;ll1lOS una explicación de la cre,lción que El mundo cercano está lleno;
Ll plenitud procede de IJ plenitud.
proporciona respuestas a estas preguntas y sirve de modelo
'T"ras coger a manos llenas de J,¡ abundancia,
para el grueso del pensamiento hindú.
Sigue pérmaneciendo completamente llena (5.1.1).
«En el principio no había nada» (1.2.1). Sin emb~lrgo, de la
nada pueden proceder muchas cosas, pues gran p~Hte de la tra-
dición hindú sostiene que el universo entero surgió de eS,1 Aquí tenemos un retrato de la divinidad, que es simultá-
naclJ original. Como una "teoría del Big Bang» moderna, este neamente II1lllanente y trascendente. El brahmán no está solo

texto describe Lt expansión producid~l a partir de un punto de


m el mundo, sino que t'S el mundo; hay también una dimen-
unidad infinita que es adilllension~ll en su origen; pero, ,11 sión del /J/ít!¡¡Jllí" que excede totalmente el mundo de múlti-
contrario que la teoría del Big Itlllg, esta explicación de la ples t<:>rIllJs. Esto se afIrma en la Upmziwd Brihad AmJl)'aka
creación nos dice por '7"/ tuvo lugar la expansión. como una enseÍ1anza acerca de los dos aspectos (rupa) del

74 75
Imt/JIIItÍIl, que son L1J~mn.l y lo infónnc: «l'l uno tiene una ti- luz y oscuridJll, deseo y ;llxllía, ir;l y bondad, rectitud y per-
gllla definida (11Iu r!,"), el otro no la ticne (,IIJlllrl,,)" (2.3.1). l:I versid,ld; e~te yo estj hecho de toclo» (4.4.5). En directo con-
/mt/)lIItÍJI, en Ul.lIlto todas las fórmas, es algo sólido y transito- lrelste COI1 Lt concepción del «ni esto ni lo otro», este pasaje
no, Imelltr,lS que él mismo, en CU;lIlto lo inJónne, es ettreo t lontinlu: "L2sLíhecho de esto. Est,i hecho de lo otro.» Estas
inmutable. Una buena nl;lnera de acercarse a esta filuso!!.l u dos /()rmas distinta~ de describir el brahmtÍlI condujeron a in-
reflexionando sobre el doble sentido de la expresión "nad,1 terpretaciones divergentes del mundo y del yo, lo que por su
permane¡;c siempre lo mismo". El mundo de bs COS~¡S concre- pJrte resultó en diferencias signilicativas en la pdctica religio-
tas se encuentra en consLlIlte J1ujo y camhia sin ceS~lr;las co- S;1. En 1.1sección tinal de este capítulo se explorarán dos de las
sas nunCl perm;lIlecen las mism;ls. Por otTa parte, 1.11ud.¡ de inll'rpretaciones m~1simportantes de las Upanis~lds.
la que todo procede es eterna e inmutable; siempre permane-
ce la misma. Es imporlante recurdar, sin embargo, que ésl.1~
no son dos realiebdes separadas, sino b mism~1 realidad vista Tu llZlA DI: 1'\ NAIUIZAI.EZ/\ IIUM/\N/\
desde dilerentes perspectiv,ls. El mundo de LISfórmas se ha-
lla atravesado por el unitario bmbJll,íll, como b sal .ltravies,1 el El reconocimiento de que todo lo que tiene vida eSl.l inter-
agu,1 en la que se disuelve: «Así es. Cuando se echa al agua conecLldo tiene cbrc1s implicaciones para la teoría de la natu-
un trozo de sal, se disuelve en esa misma agua y no puede rc- r;dtzc1 hum ..lll"_ De ~lcuerdo con I,¡ Upillúsml B,.ihad /llí/l~J'{{I({/,
cuperarse de ninguna fórma_ Sin embargo, desde dondequie- nUl'stro prójimo no está representado tan sólo por nuestros
ra que tomemos un sorbo, ¡allí eSLí la sal! De igual manera, congéneres humanos, sino también por los den1.ls seres. Este
estt: Ser Inmenso carece de límites o frOnlt'Lls y es un,1 úniu texto ensella que el yo esencial de un ser humano se encuen-
maS,1 peru:ptiv,l'> (2.4_12)_ trel radic"lmenll' conectado con todos los seres: ,<El yo exis-
Antes de proseguir con el examen de lo que la Uj'llllis,,'¡ telll(.· dentro de todas las cosas es este yo tuyO» (3.5.1). El )'0
j¡,.ih"tI /lmIO"t/ú/ tiene que decir ~lCerClde la natlll~lleza hu- último -al que se refieren las Upanis;llls mediante el térmi-
mana, deberíamos mencionar otTU punto imporLlIlte. Nu- no tllllliÍn- no es, por tanto, una unidad autónoma que
merosos pasajes insisten en que l'1 Imt/Jllllíll es inexpresabie opera con independencia de otros seres, sino más bien una
y~ en consecuencia, imposible de delinir. Se nos dice, por parte de la ampli,l red de interrelaciones que es la realidad.
ejemplo, que "no es basto ni lIno; nu es corto ni Ltrgo, no "Este mismo yo !({lmiÍn! es el seriar y el rey de todos los seres.
tiene sangre ni grasa; carece de sumlll~1 u oscurid~ld; "clrcce Así como los radios est;Ín sujetos al cubo y a la llanta de la
de aire o espacio; no tiene tacto; no tiene sabor ni olor' no rued,l, al propio yo est:m sujetos todos los seres, todos los dio-
tiene vista ni oído; no tiene habla ni mente; no tiene e'ner ses, todos los mundos, todos los alientos y todos estos cuer-
gía, aliento ni boca; eXll'de toda medida; 110 tiene nada dell- PoS» (2.5.15). El texto ;lClar~lque el verdadero yo no sólo ani-
tro ni fuera de sí; no come nada y nada se lo comen (3.8.0). m~1a todos los seres, sino que es inseparable del todo que
Eslo quiere decir que ellmilJlluíll está del todo m;is alLí del forma la re;llicJ.¡d (2.5.1-14). El yo lo es todo, y todo es el yo.
mundo que experiment~lmos con nucstros sentidos_ El texto Las Upanis<1lls reconocen ciertamente un yo que es transi-
lo expresa a menudo diciendo que ellmilJIIllíll "no es esto ni lo torio y que est,l separado de otros yoes, es decir, el yo en cuan-
otro ("eti 111'11)'>. to eg9 (t¡f)i/lJllwm) se identifica con el cuerpo y su entorno so-
Por otra parte, hay p,lsajes que identillL1Jl al IJlíillll/lí" con cial. Este es el yo en el que pensamos inm~c1iatamente cuan-
todo lo que experiment.ullos con nuestros sentidos: "CJ,ua- do ;llguien nos pregunta quiénes somos. Este es también el
mente, este yo es d /m¡/JI",í", un yo que est~l hecho de percep- yo ;t\ que otorgamos de ordinario tanta importancia y que
Ción, mente, vlsla, ;diento, oído, tierra, agua, viento, espaciu, aspiramos a preservar. Pero no es el yo último ni la verdade-

76 77
ra identidad del ser humano. El yo esencial viene definido el «perceptor de ,,~ percepción» .. «Sin emb~rgo.' ClIa.l~do el
como {{Imán. Nuestro yo comlJn es simplemente una nüsCJ- Toclo se h~1convertIdo en el propIO yo [aIJJlauj, (a qUien ole-
r~1finita y condicion,lda que cubre nuestra verdadera lutur.l- mos y por medio de qué? ¿A 9uién v~m.os y p,or medio de
leza infinita.
qué? ¿A quién oímos y por mecha de que? (A qUIen salud~mos
Algunos pasajes de la Upl/nis{{d Bri!J{u/ AnlJ?J'¡¡/(11sugieren y por medio de qué? ¿En quién pen~amos y po~' medIO ~e
que el {{lmtÍn es indefinible: "Sobre el yo (illm,íll) sólo se pue- qué? ¿A quién percibimos y por mecha d~ qué? (Por me~\¡?
de decir "in-, in-". Es inconcebible, pues no se puede conce- de qué podemos percibir ~laquél por mecha del cual perCIbI-
bir. Es i.l1marcesible, pues no se puede nurchitar. No tiene mos el mundo entero? Atiende: ¿Por medio de qué podemos
n,lda y, sin emb,¡rgo, no tiembla de miedo ni suli'e of-el1Saal- percibir al perceptor?» (2.4.14~. En cuanto p~rcer~tor de la per-
guna» (3.9.28). O~ros pasajes, sin embargo, id('ntit1can ('1111- C\~pción, el ({Imán no es un objeto de la con~len.Cla, por lo que
mtÍlI con todo: "j El es el hacedor de todas las cosas, el ;Iulor
no puede ser conocido de u.na n~anera orch~a~-Ia, ya. que .se le
de todo! El mundo es suyo, i¿l es el mundo mismo!» (4A.U). considera como la concienC1~l mlsm~l. El obJetIVO pnmJno de
En cualquier C,¡SO, el texto prosigue defIniendo el tllmtÍll las Upanisads es provocar un desplazamiento de la identidad
como el yo inmortal e inmutable: "está más alLí del l13m- desde el tr;lIlsitorio yo-ego asociado con el cuerpo al yo eter-
bre y de la sed, del pesar y del eng~lño, de la vejez y de la no e infinito idéntico ::11 Todo. En otras palabras, el Í1n es dar-
muerte» (3.5.1). se cuen la de que el ({Imán es el bmlJl/uíl1, aunque se dejó a es-
Una enseÍ1anza central de las Upanisads es que el verdade- critores posteriores la tarea de describir los detalles de esta
ro yo es esa dimensión eterna de la realidad que de algún ecu~lCión.
modo no di/lere de la realidJd suprema representad.¡ por el Según las Up,ll1isads, nuestra vida presente es sólo. l\l~a más
!miJ)J}uín: "y éste es el yo inmenso y aún por nacer, que no en- dentro de una serie muy larga de muertes y renaClImentos.
vejece ni muere, que es inmortal y ajeno al miedo: el /m¡h- Cuando nuestra vida presente termina, volvemos a nacer ei1
mán» (4.4.24). Dado que el atmtÍu se identifica con el bmhlJltÍlI, un nuevo cuerpo. «Es como sigue: Al igual q.ue un gu.sano,
también aparece de/inido aquél como la fuente misma de después de h.¡ber llegado a tI punta de una bnzna de hIerba,
toda vida, como la raíz de todo lo que existe: "Así como una alcanza una nuev.1 posición y avanza desde ella, así el yo {al-
arai1a lanza su hilo hacia delante, así como saltan chispas del mánj también, tras haberse sacudido el cuerpo y d~sprendl.~o
fiJego, todas las funciones vitales, todos los mundos, todos de la conciencia, empieza de nuevo desde un C01111enzo(:hte-
los dioses y todos los seres nacen de este )'0 ¡l/lmtÍn/. Su nom- rente» (4.3.3). Es decir, así como un gusano se mueve de l~l?a
bre oculto es: "Lo redl detrás de lo real", pues lo real consiste brizna de hierba a otra, nosotros nos trasladamos tamblen
en las funciones vitales, y el yo es lo real detriÍs de las {úncio- desde un cuerpo a otro. Aunque algunos IIlósofos posteri~res
nes vitales» (2.1.19). En suma, b Upal/isad Bribttrl "'lril/~)'tlktl insistieron en que es un tipo diferente de yo el que COnstItu-
enseiia que el propio yo esencial trasciende L1 individualidad, ye el yo individual que sufre la reencarnación, ésta parece ha-
las limitaciones, el sufrimiento y la muerte. ber sido asumida en las Upanisads.
OtrJ design,lción común que encontramos para el {{I- Inspirados por esta asunción, en la. Upal1is({d B.riba~lAraf~)la-
mán es la que lo identillca con el «regulador interno» de toda }w se trazan dos caminos como pOSIbles expenenClas poste-
vida (3.7.2-23). Esta designación se coneela con unJ caracteri- riores a la vida (6.2.15-16). La primera opción es el camino de
zación del almfÍu que descubrimos en la Upanisttd Brtbtu/ retorno a esta vida. Después de la muerte, los cuerpos se colo-
Aim~)I(/kfl y que t'11vez sea la n1<lSnotable. El {{Imán no es un can en la pira funeraria. Aquellos que realizaron sacrificios re-
objeto ordinario de b conciencia, sino más bien el sujeto de
ligiosos para incrementar la vida mundan,a, .rasan, al .humo.
la misma. El almán es el conocedor de todo conocimiento, o Del humo, pasan a la noche y acaban, en ultimo termll1o, en

78 79
el mundo de los alrcestros. De ahí pasan ,1 la Jun,l; donde ~(' s,me; que percibe pero no puede percibirse. Aparte de lo impe-
convierten en lluvia, a través de la cual regresan la tierra. 1\1
<1
recedero, no luy nadie que ve,i, oiga, piense o perciba» (3.~.11).
alcanzarb, se convierten en comid,1. La comida es ingeridJ Si IW conocemos el unilicado e infinito bm/m"in, percibImos
por algún hOI~lbre que luego se oliece a! ruego (le: una muj,'r, sólo los objetos ordinarios de la conciencia y, por tanto, sufri-
en la que los fallecidos vuelven a nacer. Este es el ciclo pro"rc- mos el destino de identificamos completamente con el mor-
sivo de muertes y renacimientos que define b vida de 1.1 ~1,1- tecino mundo de las ti:mnas fi-agmentarias y transitorias. "De-
yo ría de la gente. hemos percibi do con la mente sola. j En él no hay nada diver-
lhx btro camino, sin embargo, para los maestros de la me- so! Va de muerte en muerte aquel que ve en él cualquier tipo
ditación que víven en la selva y que han alLlnzado d conoci- de diversidad" (4.4 .19).
miento supremo. li-as la Illuerte, sus cuerpos se colocan en la Ignorar b venLJdera naturaleza de la realida~i equivale a i~-
pira fimeraria, pasando así a las Ibm'ls. De bs llamas pasan ,ti nor.n la verdadera naturaleza de nuestros proPiOS yoes. 0, c{¡-
día, y tinalmente llegan al mundo de los dioses. De ahí pas,m ello en términos dilerentes, la dificil situación hümana des-
al sol. El sol representa, para b mayor p,lIte de la mitología cansa en un grave problema de identidad: no sabemos quié-
hindú, b puerta que conduce fuera de este mundo y nos nes somos de verdad. Nos identificimos con el fi-agmentario
cuentan que aquel/os que alcanzan el conocimiento Sl;¡;remo )' en apariencia inconexo mundo fenoménico de la diversidad
parten del sol hasta llegar al mundo dd /J/il!Jm<ÍJl, desde el Cll.ll en lugar de h,lCerio con el brahmán único. Somos cr!a~uras in-
nunca regresan a la vida mundana. tsta es una de las prime- hnit,ls adheridas a personalidades altamente condICIonadas
ras representaciones de la mo/ml o "liberación» del ciclo pro- y finitas. Mientras que en realidad somos afines al inmenso ~m~-
gresivo de muertes y renacimientos. Aunque estos dos cami- verso, nos paS,llllOS la vida abrunudos y cegados por los 111111-
nos se presentan en la Uptllliwt! Br,J¡a¡J /lrtlJ~},{,k,-¡simplemen- t,ldos proyectos de nuestro propio ego. El resultado. de esto es
te como las dos posibili<bdes que pueden darse después de la la alienación respecto de los otros, de la fuente mIsma de la
~llIerte, algunas Upanisads posteriores aclar,lJ) que el camino ,,¡cb, de lo Uno y aun de nuestro propio yo verdadero. La
S1l1retorno es muy superior al camino de retorno. Regresar J condición humana es, pues, una experiencia progresiva de
este mundo indica que hemos ffac1sado en la tarea de alean- fi·agmenl.1ciÓn, aislamiento y soledad. En consecuencia, nues-
z.ar el conocil~1ie.nto último de nuestro )'0. Por tanto, hay un tros mundos sociales se ven infectados de crímenes y conflic-
tipO de conOCIl11lento muy especial que se considera la culmi- tos hostiles inspirados por la creencia en nuestra propia indi-
lución de una vida hUll1an.1 lograda. vidualidad, y nos atormenta la angustia existencial, enraizaeb
en la inversión que h,lCemos en nuestro yo transitorio e inco-
nexo.
DIAGN(,)STICO
Según !.ls Upanisads, la vid,} del solitario individuo es todo
menos libre. La vida hmdada en la creencia en un yo separa-
El principal problema de la existencia humana es que igno- do está fuertemente condicionada y determinada. Los facto-
ramos la verdadera naturaleza de la realidad. "Digno de com- res determin,l11tes se identifican con el !wrma en la Upanisad
pasión es el hombre, Gargi, que abandona este mundo sin Bri!JIII//iJw(l'akll, el primer texto que menciona este concepto
conocer lo imperecedero» (3.8.10). En esta afirmación ob- tan importante en el pensamiento hindú posterior. El sabio
servamos que todo logro reside eú el conocimiento del im- Yagnavalb habla del/wrJlw de la siguiente manera: «Lo que
perecedero bm/m"iJl, pero es extremadamente difícil cono- un hombre resulta ser depende de cómo actúa y de cómo se
cer/o, pues se trata de aquello «que ve pero no puede verse; conduce. Si sus acciones son buenas, se convertirá en algo
que oye pero no puede oÍrse; que piensa pero no puede pen- bueno. Si sus acciones son malas, se convertirá en algo malo.

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Un hombre se convierte en algo bueno mediante las acciones n1.lsciega entrar.ln aquellos que c1isfi'utanaprendiendo» (4.4 .10).
buenas y en algo malo mediante las acciones malas» ('lA.5), Los tntos upanis:ldicos no menosprecian todo aprendizaje,
La vida humana ordinaria, orientad,l por ti
creencia en UII \'0 sino que, m.ls bien, advierten sobre los límites del conoci,
autónomo, revela ser algo muy contingente que eSLí con~li· miento convenciOlul. Lo Cjue este pasaje parece decir es que
cionado por fuerzas determinadas por acciones previas. Yag resulta peligroso confiar demasiado en el conocimiento ordi-
navalka continlla: "El hombre decide de acuerdo con sus de· nario. La infórm.lCión ordinaria está bien para desenvolverse
seas, actúa de acuerdo con sus decisiones y acaba siendo de en el mundo convencional con sus múltiples formas; sin em-
acuerdo -con sus, acciones.» Esto significa que estlmos psico- b,lIgo, es inútil para conocer la naturaleza última de la reali,
lógicamente programados de tal manera que ell circul1St.1Il' (bd y el yo.
cias normales las acciones libres son imposibles. AClll,unos La Upallisad Bribad /lmJ?)'fl!<tl aclara que, en último término,
guiados por algún deseo, que por su parte es el resuludo de debemos abandonar toda dependencia de los modos de co-
alguna acción previa registrada en la mente inconsciente. Ese nocimiento ordin.lrios. El texto nos dice que "deberíamos de-
deseo se manifiesta como una decisión orienwL\ .1la acción. jar de ser j'tllJdils':- e intentar vivir como un niño. Cuando ha-
La ~lCción consiguiente deja una impresión en la mente, que yamos dejado de vivir como un nii10 o como un pandit, nos
entonces pasa .1 determinar la naturaleza de otro deseo, raíz convertiremos en sabios» (3.5.1). Es decir, desptiés de haber-
de una acción futura. Lo anterior nos ohece, pues, un bosque' nos Llmiliarizado lo suficiente con las escrituras y después de
jo de la difkil situación humana, considerada como Ull cido habemos convertido en especialistas en el sentido académico,
de esclavitud psicológica. Una gran p~llte dd yoga y de la me deberíamos abandonar la confianza en el aprendizaje e inten-
ditación hindúes aspira a liberarnos de este estado limitaclo y tar regresar al estado simple y espontáneo de un niüo. Sin em-
condicionado. b.ugo, esto no nos aclara cómo podemos lograr el conoci-
miento y la libertad definitivos. Sólo en términos muy gene-
rales recomienda la Upmúsad Bribad Aranyaka un camino
PRESCRIPCIÓN para apartamos de los modos ordinarios de ser y meditar con-
tinuamente sobre el tllJ}}{ill. Esta ambigüedad es característica
Las Upanisads son por lo general optimistas en lo que res, no sólo de este texto, sino también de otras Upanisads. Q.!:le,
pect.1 a la posibilidad de alcanzar la libertad última. La lJjJl//ti· dó para comentaristas posteriores la tarea de explicar en deta-
Jad Briba" ,,¿}mJ!JI(/!w, sin embargo, no traza un único camino lle lo que entr.1I1.1el estado final y cómo se puede alcanzar.
prescriptivo. Una tarea import<tnte de los escritores sistem.lti·
cos posteriores fue la de articular una interpretlCióll coheren-
IN'lT.RPRETt\CIONES DIVERGENTES
te de é~ta y otras Upanisads y delimitar un c1mino especíh-
co que condujera al estado final descrito por estos textos.
Como veremos, las intel1Jretaciones divergentes que surgieron Una de las mayores disensiones que se dan dentro del hin-
diferían enormemente respecto de la naturaleza dd mundo duismo es la que tiene lugar entre aquellos que ven la realidad
y del yo. última como un absoluto impersonal y aquellos que subra-
Hablando en términos generales, ti camino upanisádico 1'.111una relación personal con esa realidad última. No sor-
hacia la perfección implica adquirir una clase especial de co-
nocimiento. El conocimiento ordin.uio no cortará bs cade-
nas que nos esclavizan. "En una ciega oscuridad entrar<Ín .; Ilindú estudioso del s.ínsLTito, IJ tiloso/h, la religión y la jurisprudencia.
aquellos que veneran la ignorancia, y en una oscuridad aún IN. dI'!./ r¡ .

82 83
prende que estas dos i)osturas tan diferentes hayan conduci- la siguiente: ¿Cuál es la relación existent~ eI~t~'ela realidad ú~-
do a interpretlciones que divergen notablemente de 1.1lIpa- tinu dellmt!JIlhíJl y el mundo de la multiplICIdad que expen-
lIis{[{1 Bribad Ali//?y(¡fW. Una introducción completa al hin- mentamos con nuestros sentidos? Surgió una cuestión conco-
duismo posterior supondría la descripción de ulla cxrCI1S,l mitante: ¿Cu,ll es la posición del Dios personal y del alma in-
serie de prúeticas religiosas que incluyen ritos dom¿~ticus, n dividu,tI? Sank.1r,¡ fue llllO de los primeros filósofos hindúes
tuales de los templos, peregrinaciones, disciplina yóguica, ete_, en formular un singubr y consistente punto de vista b~sado
así como un examen de las creencias que inspiran estas pr.\c- en las Upanisads que,lbordaba estas importantes cuestIO!les.
ticas diversas. Aunque una tarea semej~ll1te es imposible den- La SU)',I es una tllosolla de la unidad que devalú,J, en úl,tn:lo
tro de las limitaciones de eSle capítulo, examinamos las iLleas ttrmino, tod.l diversidad. Para S,lllkara, el bmbman es la ll11lea
de dos figur<lsseikras de la tradición hindú -Sankara y R.lIl1.] verd,]d, el mundo es blso y la distinción entre Dios y el alma
nuja- para indicar el amplio especlro de prklicJs y creen- individual es tan sólo una ilusión.
cias contenidas bajo la rúbricl de hinduismo. Ambos se iden- Ellmt!J/l/líll, para Sanbra, es la única realidad. Es la absoh~-
tifican como filósofos Vedanta, donde ,Vedan!;l" significa la realidad inditerenciada, una realidad única a la que no le SI-
literalmente el "fin de los Vedas», esto es, la culminación de gue otra (adz1tli/il) y que eSl<ldesprovista de cualidades espec!-
los libros revelados de la sabiduría conocidos como los Veelas. ticas (Jlil;~ltll({). Puesto que entiende que la más elevada realt-
Este término se toma en primer lugar para hacer referencia a zación dcllmt!lIIuiJl es un estado en el que se borran todas las
las enset1anzas de las Upanisads, pero tJmbién incluye el BIJa- distinciones enll-e sujeto y objeto, concluye que el mundo de
lWlJtltl-Gila y el I3mlmuz-Sulra. Aunque asimismo hay escuelas b diversidad debe ser f:llso en última instancia. Sankara reco-
de filosofía hindú que no son Vedanta, Sankara y RamanujJ noce que !.ls Upanisads hablan de do~ aspectos ~eI brahmán,
representan dos de las m~ís influyentes escuelas del pensa- uno con cU~llidJdes (Jtlgltlltl) y otro S111ellas (mrgI(JUl), pero
miento y la práctica hindúes. Dado que tanto SJnkara como mantiene que el primero es el mero resultado de la percep-
Ramanuja escribieron comentarios al BmlJlJIil-S"IIif, un texto ción condicionada por 6ctores limitantes: "El brabmán es. co-
que se aclentra en la investigación del concepto de /Jmbl/llíll nocido por dos aspectos, uno en cuanto -poseedor ?el atnbu-
introducido en las Upanisads, podemos usar estas dos obrJs to no esencial y limitante constituido por las cltversId~des del
par,l explorar esta divergencia interpretativa ti.lI1damental. universo, que es una modifIcación del nombre y la forma, y-
el otro en CU,lI1toque está desprovisto de todos los factores
condiciolunles, oponiéndose al primero» (1.1.12). De hecho,
El Adllaitd Vedm¡f({ de Salllwnt Sankara afirma que tQ(L1s las distinciones aparentes que s~
dan en el seno de! llJ'tt!muin SOI1el resultado de la superpOSI-
Sankara (788-820) es uno de los tilósotc)S hindúes m.\s co- ción de los marcOS de referencia cleI espectador. Esto nos con-
nocidos tanto en su país como en Occidente. Aunque su sis- duce a uno de los más importantes conceptos de esta filoso-
tema filosófico, el Advaita ("No dualismo"), orienta las actitu- fía: la teoría de la ilusión o 11111ya. 1I1aya es el proceso me-
des de tan sólo una pequeib minoría de hindúes y domina diante e! cual nace el mundo de"la multiplicidad, es la fuerza
abiertamente las interpretaciones occidentales del hinduismo, a través de la cual lo informe adquiere forma. Maya oculta y
representa una importante posición filosófica dentro del mun- distorsiona la verdadera realidad del brahmán y se manifiesta
do hindú y constituye una de las racionalizaciones más popu- epistemológicClmente como ignorancia (avid)'a/ Sus efe~tos
lares del acto de renuncia religiosa. no se pueden explicar con palabras, p.ues ~l proPiO lenguaJ~ e.s
¿Q~Jé significa conocer el lmtlmuín? La cuestión más aeu- producto de lII(~}'tl. Dacio que tocla dIverstdad es fa~sa en UltI-
ciante que quedó de la especulación upanis,ldica fue, tal vez, mo término para Sankara, lIutya es el mayor obstaculo para

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acceder a b lll;lS elevai:b re;llización, que es ti conocimiento El mismo argumento se aplica a otras dos impo.rtal~t~s en-
último. tiebdes ditertnciaebs: el Dios personal y el alma mdrvlclual.
Lo que esto significa es que el mundo que experimentamos S,mkar.l defIne al Dios personal como el brabmán con atribu-
con nuestros sentidos no es c1lmt!JIIlríll, por lo que 110 es re,11: tos. Pero) lbdo que todo.s los ;llri~utos SOl.l,el p~-oducto de. los
«Lqs sentidos comprenden naturalmente objetos y no el Elctorcs limitantcs de b IgnoranCia, tamblen DIOS se conSide-
Brahm;Ín" (1.1.2). Al decir esto, Sankara no quiere decir, des- ra Iln;llmente cumo una ilusión. La adoración al Dios perso-
de luego, que el mundo es un constructo de Iluestra imagina- nal, sin emb'lrgo) resulta altamente beneficiosa, pues si ?ien
ción. Següú él, el mundo tiene una realidad aparente, esto es, Dios no es la realidad más elevada, al menos es IJ realidad
es existcncialmente real. Sanbra escribe: «No se puede alir- n1.lselevada concebible por las criaturas aún atrapadas en la ilu-
mar que no existan las COS~IS externas. ¿j\)f qué? Porque son sión cósmica de J1/tl)'({. Es decir, el Dios personal es ün com-
percibidas. De hecho, percibimos con C.llb acto cognitivo (O- . ponente necesario ~Ie la experiencia espiritual, ya que ofi-ece
SJS tales como una columna, un lllUro, un;l marrnita, una tela. una transición entre el mundo y el briI!)J}ltín a aquellos que
y no puede ser que b COS;1rnisma percibida sea inexisten- aún siguen atados al mundo. Al tinal, sin emb~rgo, debemos
te" (2.2.28). SJnbra reconoce la cJtegol"Í;l de inexistente y o/j-e- abandonar esta sensación de alejamiento y remtegrar todos
ce como ejemplo cLisico «el hijo de unJ mujer estéril". Nuestro los dioses en el propio yo.
mundo, por otra parte, tiene una re;llidad aparente, y en este Un concepto rebcionado con el anterior es, para Sankara,
sentido· «existe". Sin emb;lrgo, dado que la experiencia del el alma individu;ll (¡"im). A estas Jlturas debería estar claro que
mundo est.l devaluada por la experienci;lúltima del bmhllltÍ!I, Sankara considera toda diversidad como resultado de una
en la que se borran todas bs distinciones, no puede ser la rea- percepción ilusoria, de 1.11Jr~e.ra
que no so.rpren?erá que el fi-
lidad absolut,l. Al igual que los contenidos del suei'lo se ven lósoló rechace el alma mdlvldual como Ilusona. Aunque la
devaluados al despertar, también se ve devaluada la experien- jiud, o alma indiviclll<ll, entrai1a un plano de realización su~~-
Ci;l del mundo al despertar J la iluminación finJI. El ejemplo rior a la identidad del yo asociJdo con el cuerpo, en el analr-
clásico usado para explicar esto es la serpiente y la cuerda. sis tinal también es irreal. El vercladero yo es, según SanlcarJ,
Bajo una luz tenue, una person'l percibe erróneamente unJ el almán, definido como conciencia pura. Como el mundo y
serpiente en lugJr de una cuerda. El miedo que la persona Dios, el ,llm,l individual no es sino una realidad aparente cuya
siente a continuación es b'lst'Ulte real hablando existencial- apariencia es el resultado de contemplar el y? a tra~és de los
mente. Sin embargo, cuando la luz del conocimiento ilumi- betores limitan les de la ignor.mcia. El filósofo escnbe que el
na b «serpiente", se descubre de repente que se trata de UIU yo «eS!;l dotado de una conciencia eterna, ... es tan sólo el ~u-
cuerda. La serpiente estaba mer,unente superpuesta a la cuer- premo l3r<lhnün mismo, el cual, al ~ier~ll?oque pe~-nul1ece m-
da, ebndo a aquélla un.l realidad aparente. Así sucede tam- mutable, parece existir como alma lllclrvldual debido a la JSO-
bién -tal y como se aplica la ilustración- con el mundo ciación con atributos limitantes no esenciales" (2.3.18). Aun-
y el brahmán. El mundo de la multiplicidad está por lo ge- que en la experiencia dÍJria nos sentimos agentes de n:lestr:as
nerJI superpuesto JI bmbmt1n único, con el resultado de que propias acciones, esto es también una ilusi?n. Lo antenor srg--
vivimos en un mundo ilusorio. Lt experiencia del mun- niflca que el verdadero yo es eternamente hb~e respecto de lo.s
do, sin embargo, se revela falsa en el conocimiento último efectos condicionantes del karJ1/tl; para ser hbres sólo necesr-
del brahmán. Esta teoría permite a los filósofos disociar el tamos damos cuenta de que las ataduras son una construc-
problemático mundo de la vercladera realidad, al igual que ción mental. Sankara mantiene asimismo que el yo se en-
se disocian los reflejos de 1.1luna en distintas vasijas de la cuentra m.ls alU de toda experiencia, y elló implica una dife-
luna misma. rencia entre el que experimenta y lo que es experimentado.

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Por tanto, en el p!.lIlo"m;ls elevado de realización, el ;lIma in-
dividual, sujeto de toda experiencia, desaparece como un,i ilu-
sión; el verdadero yo se considera id¿ntico allmtl}/Jliíl/, runclJ- l:l VisIJisIJ/iI/lr/t,,,it,, \tí'dill/liI de R"I1lIl/lllja
mento absoluto y unificado del ser.
El fin de toclo esfllerzo espiritual es, para Sank.u.l, b realI- Diametralmente opuesta a bs ide,ls de Sankara es la perspec-
zación de este hecho último_ El mayor grado de conocimitn- tiv.l de aquel/os hindúes -especialmente los Vaishnavas (ado-
to del vm/JlluíJl comprende la eliminación de toda distinción radures de Dios en b !i>nna de Vishnu)- para quienes la natu-
entre el ~lIjeto cognoscente y los objetos conocidus en el esLl- r,deza personal de lo divino es una actitud última y no una ilu-
do de iden tidad .-lbsoluta. Una metMora muy us'ld.1 de la ex- sión que hay;i de ser trascendida. Uno de los oponentes de
periencia última ,lsí concebida es el resurgimiento de todas las Sankar,l nüs decididos y conocidos fue Ramanuja (1017-1137),
gotas de agua como un único océano indüerenci.ldo. Así es importll1le teólogo y notable intérprete del Vedanta para el
como Sanbra interpreta IJ búsqueda upanisúdica dellOnoci- movimiento del sur de b India denominado Vishishta Advaita
miento último. . (<<No dualismo de lo diferenciado"), pues tiene por reales las co-
Pero ¿cuMes son los componentes esenciales del camino sas dilerencia<.bs y las considera atributos de unarealidJd no
con~~bido .para lograr esta hazai1a detinitiva? En la primera clual. La fllosofh de Ramanuja valora la unidad y la multipli-
secClon de este capítulo encontramos el mito de b cre,lCión de cidad, una postura que dio como resultado una concepción
la UPlIlJiJllt! Brih"d ArtlJ~ytl/<(/, que cuenta cómo el mundo muy diferente de la natur.lleza de Dios, el mundo y el yo.
de LIs múltiples formas nació de un deseo, el deseo de otro. El En su comentario al Bmhll1tl-Sttlra, Ramanuja critica a Sanka-
elemento esencial de la historia es, según S,lIlkara, b unidad r.l por h,lberse negado a reconocer cualidades o distinciones en
que precede a la diversidad producida por el deseo. Dado que la realidad no dual del bmIJlJ/(íJl. Como Sankara, Ramanuja
el deseo está asociado con la fúerz.1 cre,Hiva que divide la uni- acepu la aflrm'lCión upanis,1dica de que el brahmán es 1..1única
dad original, erradicar el deseo es lII' paso necesario hacia el re.lli<.bd; sin emlxugo, para él, bra/JlJuíJl significa Dios, dotado
proceso de reunificación. Esto nos conduce a la idea de renun- de innumerables cualidades excelentes. "La palabra "13rah-
cia. El camino espiritual nús elevado consiste, según Sankara, m.1n" denota en primer lugar la Persona suprema qüe es resi-
en una práctica meditativa concebida para hacemos compren- . dencia de todas las cualidades f;worables en grado infinito y .
der (~eI todo que "soy el vm/JlJuill". Denomin,l élla práctica de está libre de la corrupción del mundo. Esta Persona suprema es
~nedltar sobre y comprender el verdadero yo J({JIIllJlt/IJi. Un el único Ser cuya naturalez,l real, al ser conocida, libera» (1.1.1,
IInpo.rtante requisito para esta pdctica es, sin embargo, I.J re- púg. J). Por tanto, Ramanuja no distingue entre el bmbmtÍn y
nuncia a las actividades ordinarias, tanto sociales como do- Dios, como hace Sankara. Ramanuja intelvreta m,ls bien las
mésticas, y el abandono de nuestra común confianza en los descripciones up.l1lis,ldicas dd bmlmltÍn en cuanto que «no tie-
datos de los sentidos. Es decir, una de bs consecuencias más ne cualidades», como ausencia de ciertas clases de cualidades:
llamativas de la teoría de Sanbra es el movimiento haci~l b re- cualidades que son negativas u obligatorias. En efecto, el t1lóso-
nuncia del mundo. Se atribuye a Sankara la hmdación de una fó invierte el privilegio que Sankara otorga al bm/muín sin cua-
importante ord~n de renunciantes (J({JlI~)ltlJiJ)conocida como lidades (Jtirgwltl), arguyendo que el bra!Jmán con cualidades (Stl-
la D'lshan.unis. Estos son hombres que se embarcan en el cami- gJlJItl) es la forma superior. Ramanuja se resiste específicamente
no realizando su propio rito timerarió, y así indican el fin de a la conceptualización de Sankara del bralmuín como concien-
su identidad anterior y el comienzo de una participación ple- cia pura e indiferenciada, alegando que si esto fuera cierto, se-
na en una comunidad religiosa de célibes y en la meditación ría imposible conocer el brahmtÍn, puesto que toclo· conoci-
sobre el !Jm/JIJ/(iJlcomo el absoluto impersonal. miento depende de un objeto diferenciado. «El Brahmán no

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puede ser, como dictli los adv,litinos, Conciencia pura e indi- es, el mundo condicionado y transitorio es un atributo ~Iel
ferenciada, pues no se puede aducir prueba alguna par,l estable- Dios eterno e incondicionado, al igual que el cuerpo transIto-
cer objetos no diferenciados» (1.1.1., p,lgs. 19-20). rio es un atributo del alma eterna. Por tanto, el mundo difiere
El tipo particular de experiencia a la que deberíamos aspi- de Dios y, sin embargo, está conectado inseparable~nente a él,
rar es, según Ramanuja, la captación bienaventurada del bmf¡- al igu,d que un atributo eS1<lconectado a su. su~t,~ncla. ._
IJItíJl mediante la cual descubrimos que éste se identifica COIl También sucede esto en el caso del alma lIlJlvldual 6/'lJa). Se
el Seilor de infinitas y asombrosas cualidades. Dicho de una considera que ella forma parte del cuerp? de ~ios, y es ~i~e~ta
manera lllás simple, debe haber una distinción entre el sujeto manera como Ramanuja intel1)reta la Identidad upal1lsac!lca
cognoscente o aquel que anu (el alma individual) y el objeto entre el bJillmúÍJI y el verlbdero yo. Mientras que Sanleara carac-
conocido o el amado (el Seilor). Muchos de los teólogos de- terizó en último término el alma individual como una ilusión
votos del hinduismo señalan Cjue no quieren convertirse eIl blsa -ya que, según él, en la experienci~ final. del brahmán se
azúcar (el objetivo de Sankar,l); en su lugar, prelieren la expe- borran toclas LIs distinciones-, Ramanuja sostlene que es real
riencia dichosa de saborear el azúcar (el objetivo de Ramanu- y etern'l. Como parte dellmtlm/(ín, e! alma difier~ y no ditlere
ja). Esto significa que se debe tomar en serio la diferencia. e del 'lc)Llo(2.3.42, p;lg. 298). El mundo de la matena y las almas
implica un<1.inugen de la experiencia sensorial muy diferente individuales entra a fOrmar parte de Dios en el momento de la
de la que encontráb,l111os en e! sistema Advaita de Sanbra. disolución y se se¡1<uade Dios en el momento de la creación.
Para Ramanuja, el mundo es real y fue creado por el deseo Una vez rech<lZ,Hiala afirmación de Sankara de que el verdade:
de Dios de multiplicarse. Esto significa que el mundo es el re- ro yo es conciencia pura más all~ de la expel:iencia, Ramanuja
sultado de una transformación real de! brablJltÍn. El ejemplo cl.i- nuntiene que el verdadero yo disfruta espeCialmente de la ex-
sico que se usó para explicar este punto de vista es la translór- periencia (2.3.20, pág. 285). En su estado supremo, es el cono-
mación de la leche en requesón. El requesón producido ,1par- cedor eterno y dichoso del bmlmuín. ..,
tir del procesamiento de la leche difiere y no difiere de su El camino hacia b libertad y b expenencla dichosa del
fuente. Los hindúes aceptan mejor esta concepción Cjue la teo- !mt!)JJuín aparece bien representado en el siguiente pasaj~:
ría de Sankara según lel cual el mundo es en último término "Este hizo puede ser destruido tan sólo a través del ConoCl-
una ilusión. Ello implica que el proceso creativo que daba miento, esto es, conociendo que el bra/JJ1uín es el gobernante.
como resultado la multiplicidad no ha de ser superado al final, interno que difiere de las almas y la materia. Est~ Conoci-
sino que más bien merece ser apreciado por lo que es 'en reali- miento se alcanza por la Gracia del Sdior, complaCIdo por la
dad, el producto de la actividad creativa de Dios. Como Sanb- cumplida ejecución de los de~eres diarios l~rescritos para di-
ra, Ranunuja conecta el deseo de lo Uno de convertirse en mu- ferentes castas y etapas de la Vida, deberes ejecutados no COI1
chos con el concepto de JJlt~Y((, pero en lugar de concebida la idea de alcanzar cualesquiera resultados, sino con la de
como ilusión, como hace Sankara, Ramanuja la considera el aplaClr al Seilop' (1.1.1, pág. 80). Lejos de renunciar al mun-
"poder crealivo» de Dios. "La palabra Maya no significa irreal o do de la acción, en este punto se indica un modo muy pecu-
bl¡'o, sino el poder capaz de producir maravillosos efectos» liar de actuar que se relaciona con el k((rmfl~yogfl dell}hagavad-
(1.1.1, p,lg. 73). El mundo es concebido, pues, bajo una luz mu- Gita, el otro gran texto Vedanta. En el Bhaga'lJad-GlIfl 2.47 se
cho más positiva, y, de hecho, Ramanuja continúa caracterizán- afirma que al perseguir la liberación detlnitivJ deberíamos ac-
dolo corno el «cuerpo de Dios". Marí.tiene que el brabmán "es tuar de manera que evitásemos tanto la Jdhesión a los resulta-
~l creador, el conservador y el destructor de este universo, que dos de las acciones como el abandono de toda acción. Esto
El atraviesa y cuyo gobernante interno es. El mundo entero, es como modo de actuar, el/((lrJ1l((~y(}gtl se sitúa entre dos ti-
sensible y no sensible, fórma su cuerpo» (1.1.1, p<Íg.55). Esio P(;S de comportamiento habituales en la religión hindú. Por

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puede ser, como diceli los adv,litinos, Conciencia pura e indi- es, el mundo condicionado y transitorio es un atributo ~Iel
ferenciada, pues no se puede aducir prueb,l ,llguna par,l estable- Dios eterno e incondicionado, al igual que el cuerpo transIto-
cer objetos no diferemiados» (I.J.I., ~X1gS.19-20). rio es un atributo del alma eterna. Por tanto, e! mundo difiere
EJ tipo particllbr de experiencia a la que deberíamos aspi- de Dios y, sin embargo, est<1conectado inseparable~11ente a él,
rar es, según Ramanllja, la captación bienaventurada del bmIJ- ,11 ig,U,11
que un ,ltributo est,1 conectado a su. su~t,~ncu ...
IJltÍJl mediante la cual descubrimos que éste se identifIca con También sucede esto en el caso de! alma lIlulVIdual 6/'va). Se
el Seftor de infinitas y asombrosas cualidades. Dicho de una considera que ella forma p,ute del cuerp? de ~ios, y es ~Ie,e~ta
manera nlás simple, debe haber una distinción entre el sujeto m¡lllera como Ramanuja intel1xeta la IdentIdad upalllsaeltca
cognosccnte o aquel que ama (el ,lIma individual) y el objeto entre el b'ítlmúIJl y el verd,ldero yo. Mientras que Sankara carac-
conocido o el amado (el Seiior). Muchos de los teólogos de- terizó en último término el alma individual como una ilusión
votos del hinduismo seí1alan que no quieren convertirse en blsa -ya que, según él, en b experienci~ final. del bmhmtÍn se
azúcar (el objetivo de Sankara); en su lugar, prdleren la expe- borran tocbs bs distinciones-, Ramanuja sostIene que es real
riencia dichosa de saborear el azúcar (el objetivo de Ran1<llHJ- y etenl,l. Como p.lrte dellmtlJlJlfín, el alma dif1er~ y no difiere
ja). Esto signilica que se debe tomar en serio la diferencia, (' del '1()Llo(2.3.42, p,1g. 298). El mundo de la matena y las almas
implica un'l.imagen de la experienci,l sensorial muy diferente individuales entr,1 a formar parte de Dios en el momento de la
de la que cncontráb,lI11os en el sistema Advaita de Sanbra. disolución y se Separ¡l de Dios en el momento de la creación.
l\lra Ramanllja, el mundo es real y fue creado por el deseo Una vez rechazada la afirmación de Sankara de que el verebele:
de Dios de multiplicarse. Esto significa que el mundo es el re- ro yo es conciencia pura más alJ~ de la expel:iencia, Ramanuja
sultado de una tr,lJ1sfórmación real del vm/m"ín. El ejemplo cLl- m,llltiene que el vcrdadero yo dIsfruta espeCialmente de la ex-
sico que se usó para explicar este punto de vista es la transli)r- periencia (2.3.20, 11<1g. 285). En su estado supremo, es el cono-
mación de la leche en requesón. El requesón producido a par- cedor eterno y dichoso del bm/JJllfín. ..,
tir del procesamiento de la leche difiere y no difiere de su El camino hacia b libertad y la expenencla dIchosa del
fuente. Los hindúes accpt::m mejor est,l concepción que la teo- brahlJlán aparece bien representado en el siguiente pasaj~:
ría de Sanbra según la cual el mundo es en último término {,Este lazo puede ser destruido tan sólo a través del ConocI-
una ilusión. Ello implica que el proceso creativo que daba miento, esto es, conociendo que el brahmán es el gobernante.
como resultado la multiplicidad no ha de ser superado al final, interno que difiere de las almas y la materia. Est~ Conoci-
sino que nüs bien merece ser apreciado por lo que es 'en reali- mienlo se alcanza por la Grac'Í<¡del Señor, complaCIdo por la
dad, el producto de la actividad creativa de Dios. Como Sanka- cumplida ejecución de los deberes diarios prescritos para di-
r,l, Ramanuja conectJ el deseo de lo Uno de convertirse en mu- ferentes castas y etapas de la vida, deberes ejec~ltados no con
chos con el concepto de JJl(~Y{/, pero en lugar de concebid,l b idea de alcanzar cualesquiera resultados, S1l10 con la de
como ilusión, como hace Sankara, Ramanuja b considera el aplacar al Se'-loP' (1.1.1, p;Íg. 80). Lejos de renunciar al mun-
"poder creativo» de Dios. "La palabra N[;¡ya no significa irreal o do de la acción, en este punto se indica un modo muy pecu-
blSo, sino el poder capaz de producir maravillosos efectos» liar de actuar que se relaciona con el karn1tl~yoga del I!!Jagavar!-
(1.1.1, p,1g. 73). El mundo es concebido, pues, bajo una luz mu- Cita, el otro gr,lI1 texto Vedanta. En el B!Jflgm)(/d-Gltfl 2.47 se
cho más positiva, y, de hecho, Ramanuja continúa caracterizán- afirma que al perseguir la liberación definitiva deberíamos ac-
dolo como el «cuerpo de Dios". Marítiene que el bm!JllIán "es tuar de manera que evit,lsemos tanto la adhesión a los resulta-
~l creador, el conservador y el destructor de este universo, que dos de las acciones como el abandono de toda acción. Esto
El atraviesa y cuyo gobernante interno es. El mundo entero, es como modo de actuar ell«lrJll{/-yogtl se sitúa entre dos ti-
sensible y no sensible, fórma su cuerpo" (] .1.1, p;Íg. 55). ESiü P(;S de comport,lmiento I~abituales' en la religión hindú. Por

90 91
una parte, el camino dd sacriltcio védico -y la acción ordi- Cjue Vidagdha pregunt,1 a Yagnavalka cuántos dioses hay, estas
naria, por lo denüs- es un modo de aUuar en el que el acto form<1s concretas son consideradas formas múltiples de una
se realiza con una preocupación controlada por el n::sult.ldo divinidad única, no dual. Se entiende que el brahmán est,l del
de la acción. ¿Por qué, después de todo, hacemos algo si no todo presente en estos cuerpos especiales, que son formas li-
es por el resullado que esperamos alcanzar realizando e~c miLllbs del infinito que Dios asume compasivamente con el
acto? Una gran parte de la activicbd religiosa obedece a la mis- propósito de garantizar el acceso a los seres con cuerpos y sen-
ma lógica; un acto religioso como el sacrificio védico se reali- 1 idos ordinarios. Las formas limitadas son como el marco de-
za para -obtener algún resultado deseado. En consoll,ll1Cia COI1 linilorio que se coloca alrededor de ciertas obras de arte y
el nhagm1Ild-Gi/fl, sin embargo, Ramanuja sostiene que una que sirve paLI concentrar la atención en algo que de otro
acción semejante revela una ignorancia fundamental y sirve modo podrí<1 p<1sarsepor alto. Gran parte de las práctic<1s hin-
únicamente para esclaviz<lrnos m-Ís. La vida es, según R.ll1la- dúes entr,lIlan selvir con devoción a tales formas concretas de
nuja, un juego cósmico (lila) cuyo autor último es Dios (2.1.33, Dios. Mientras que Sanbra consideraba estos actos como los
pág. 237). La común necesidad hum,lIla de controlar el re- prelimin<1res de la tarea superior de la meditación sllJnadbi,
sultado de ·Ias acciones equivale a recorrer una extr,lOrdina- par<1Ramanuj<1 los actos devotos dirigidos a Dios son supre-
ria tienda llena de un asombroso surtido de urameJos con . 11105.La ador.1Ción devota implica una actitud muy diferente
el deseo fijo de adquirir un tipo especial de chocobtina, uno hacia las emociones hum<1nas de la observada en Sankara.
que, como se revela después, no se encuentra allí. El resulta- Dado que el mundo es real según Ramanuja, todo lo que hay
do es el sufrimiento y la esclavitud en una situación que en en él -incluyendo las emociones humanas- puede em-
potencia parecía maravillosa. ¿Qué lucer entonces? La res- plearse como combustible para la vida espiritual.
puesta no reside ciertamente en alxUldonar toda acción, pues El lin de tales actos devocionales es un tipo especial de
ése es el otro modo de comportamiento que debe evitarse. Si- unión con Dios en la que el alma liberada vive en la <1mante
guiendo el Bhf(~il'1}(ld-Cil(/, Ram,lI1uja insiste en que debería- presencia del Sellor, aunque no se disuelve en una unidad in-
mos actuar según se nos ocurra de acuerdo con /.¡ propia si- difercnci,HIa con él. Esto se concibe a menudo en el vaishna-
tuación vital. La renuncia del mundo no es mJs que 011'.1tel1- viSillO como una eterna y dichosa existencia en la residencia
tativa de establecer algún control, y no pucde conducimos al cdestial divina de Vaikunlha. Allí, «el yo liberado reside dis-
est,ldo de disti-ute dichoso. En su lug.H, Ram"l1uja nos ,ICon- hutando del supremo Brahmán» (4.4.20, p,'Íg. 493).
seja que nos entreguemos completaml'nte <1Dios, pues sólo Observamos, pues, dos sensibilid'ldes religiosas radical-
entonces seremos libres p,lr<1disfrlJ,tar del maravilloso espec- mente diferentes que surgen de -o, al menos, vienen justifi-
dudo que es el mundo. Mientras que Sanbra renunci,l al cadas por-- los mismos textos upanisádicos. Para Sankara, el
mundo, lbnunuja demuestra cómo vivir libremente t'n él. antidualismo de la UpII/ú.'itld Brihild AIíI1~yak(/ significa que
Aunque Ramanuja tiene poco que decir acerca de la adora- el mundo de la multiplicidad y t9do lo que está conectado
ción de las formas concreUs de Dios en su comenUrio al con él es, en última instancia, una ilusión. Con el ocaso de la ver-
BmhlJ1ll-Sulm, pertenece el una comunidad devocionJI en IJ cl..lder,1conciencia, el mundo, el yo individual e incluso Dios
que este tipo de mediución es la prelctica religiosa más impor- se revelan irre,1Ies. La participación en el mundo ordinario es
tante. Los actos dirigidos a complacer al Señor y no a nuestro considerada, por unto, un obstáculo en el acceso a la vida es-
propio yo egoísta se ejecutan a menudo en el contexto de IJ piritual superior. La consecuencia de esta concepción es una
ador<1ción de formas concretas o cuerpos de Dios, ya sea en el vicia religiosa que valora la renuncia al mundo y sospecha de
templo o en el santuario del hogar. Inspiradas por textos tales todo lo que se b,lsa en los sentidos humanos ordinarios. Ra-
como la conversación de la UPtlftiStlt/ BnJ¡rul/JIíIJO"lkil en la manuja, por otra parte, interpretó el antidualismo de la Upa-

92 93
Jlis"d Brihad /J¡iII~yalm como si quisiera decir que existe una Z,1de la lulitLrd últil11,l, el mundo y el yo. Por ejemplo, el
única causa de todas las cosas)' que los múltiples efectos de b/itll/J/(iJl de SanLna tiene poco que ver con el mundo ordi-
esa única causa son reales. Entiende que la realidad úhim,l es nario y trasciende toeb distinción ·normativa, y el vereladero
yo est,l n1.Ís al1.1de las categorías de bien y mal. Debemos se-
Dios ~n ~u.anto Regulador Interno del mundo múltiple y dd
ii.llar, no obSl.lI1le, que Sankara insiste en que, para la gente
alI~l,~IllJlvldual. La consecuenci,l de esta posición es una vida
que habita en d mundo condicionado de l1/({)}a, todas las ac-
relJ~l?Sa marcada por la actividad e1evocioIlJI, que contelllpla ciones tienen consecuencias morales. Los aétos desinteresa-
posltlva.n~ente el mundo y usa los sentidos ordinarios par,1
perseguir 1.1experiencia dichosa del br¡{hllltÍJl diferenciado. dos, compasivos, borran [lisos límites y conducen J una rea-
Aunque puede encontrarse aún personas que renuncian ,11 liz~lCión superior, mientras que los actos egoístas, violentos,
mundo en casi todos los centros religiosos de la India actual, refuerzan aquellos límites Lllsos y conducen a una mayor es-
las pdcticas devocionales realizadas en los tt'mplos y en los clavitud. ¡\dem,ls, aunque en teoría el sistema de Ramanuja
santuarios domésticos dominan la tradición hindú. . V,llor.l el mundo, en la pdctica sucede que en ocasiones los
objetos mundanos se valOl"Jn sólo en la medida en que con-
D1SCUSION CRíTJCA
ducen ~ll conocimiento de Dios y no por ellos mismos.
Aunque las mujeres participan activamente en las discusio-
La fIloso/la YeeL1ntarepresentada por S'lIlk.lra y Ramanllj~l es nes m~tansiCls de la UPt{)/ÍJ(u/ Brihttd ArtlJ~)laktl> y aunque no
h~lYeVIdencia en los textos que sugiera que ftIeron de alguna
un,:! t,radición textu'll. Esto significa, específlcamente, que los fi-
lósofos Yedanta -aunque insistan en que la prueba fin,ll de m,1l1er,1excluidas de los fInes superiores expresados en ese tex-
to, de hecho se aparta a las mujeres de la orden de renuncian-
to.do debe ser b experiencia- se apoyan princip,llmenlc" en es-
tes de Sanbra y nunCl se les permite selvir como sacerdotisas
c.nturas tales como b UpaJlis({d Brif,ad /lmJ?)'aka, que ellos con-
SIderan la autoridad. Muchos fllósolDs actuales no aceptJrÍan en el templo en la tradición de Ramanuja dd Shri Yaishnavis-
las escrituras existentes como hlente fiable dc verdad. Adem,ís mo. Aunque Ramanuja abrió esta tradición a las mujeres y a
IJ filosolIa Yedanta descansa en las afirmaciones trascendenta: bs clases inferiores, la filosoGa Yedanta en general, y la escue-
les de las Upanisads, que viencn representadas por el concepto· b de Sankara en particubr, tiende a ser muy ditista. Requiere
de /mtlJJJuíIJ.Como es obvio, los filósotc)S laicos sospechan de un ofici.lI1tc religioso que sea erudito' y se haya educado bien
en las escrituras, al menos en sus expectativas de unJ realiza-
esto, ~'~queyara ellos la ie,le,lde trascendencia es ,~Iumente pro- ción superior. En la sociedad cUsica de la India, esto disuadía
blenutlCa. l~sto es, despues de todo, lo que convIerte ,11Vedan-
ta en una filosof1a «religiosa". Las tradiciones filosóficas de la a todos n.1enos a los que ocupaban las clases más altas. Aqué-
India difieren de las de Occidente en este punto en concreto, llos a. qlllenes se les negaba tal preparación por nacimiento,
pues gran parte de la filosolla hindú pretende servir de ayuda tambIén se les solía negar del mismo modo la oportunidad de
práctica para la experiencia espiritual. . Jlcanzar el logro supremo (al menos en vieb).
En contraste con muchas de las otras teorías represcntaebs
en este libro, la filos<:.>fíaYedanta parece tener poco que decir LECTURAS RECOMENDADAS
sobre las luchas y reformas sociales y políticas o sobre la mo-
ralidad práctica. Aunque algunos defensores recientes de la ti- Texto básico: Upanis!Jat/ Bri!Jat/ Amll)'flktl (varias traduccio-
10sol1a Yee!Jnta han rechazado esta acusación, contiene un nes y ediciones). Todas las citas proceden de la traducción re-
cierto grado de verdad. Los escritos de los filósofos Yeclanta se ciente de Patrick Olivelle, UptlllÍJar/s (Nueva York; Oxford
University Press, 1996). Éste es un texto muy fiable y de facil
pre?cupan por e/logro de un conocimiento y una liberl.H1 su-
penores y por asuntos met.lIisicos concernientes a b n;ltllrale- lectura que incluye una nliosa introducción. Otras traduccio-

94 95
nes accesibles son las de Robert E. Hume, 7lJe T7JirteenPrinci-
pal Upanishads (Nueva York, Oxford University Press, 1971), y
la de R. C. Zaehner, en Hindu Scriptures (Nueva York, Knopf,
1966) [trad. esp.: Libros sagrados de la India, versión de Félix
G. I1árraz, 2 vols., Benarés, 1992].
Comentario de Sankara del Brahma-Sutra: existen pocas
traducciones fiables. He citado de una de las más accesibles
traducciones ingl~sas, a saber, la de Swami Gambhirananda,
Brahma-Sutra-Bhasya if Sri Shankaracarya (Calcuta, Advaita CAPÍTULO 4
Ashrama, 1977). Véase, en español, la siguiente edición de
Sankara: La esencia del Vedanta, Barcelona, Kairós, 1997. La Biblia:
Comentario de Ramanuja del Brahma-Sutra: existen pocas
traducciones fiables. He citado de una de las traducciones in- la humanidad en relación con Dios
glesas inás accesibles, que es la de Swami Vireswarananda
y Swami Adidevananda, Brahma-Sutras, Sri Bhasya (Calcuta,
Advaita Ashrama, 1978). . En el capítulo introductorio vimos que el Cristianismo con-
Para una introducción global a la filosofía hindú, véase tiene una teoría del universo, una teoría de la naturaleza lm-
M. Hiriyanna, Out/ines if Indian Phllosophy (Bombay, George mana, un diagnóstico y una prescripción, y revisamos algunas
Allen & U nwin, 1973). En español, sobre este tema, véase El de las objeciones estándares y sus respuestas. En este capítulo
hinduismo (Barcelona, Paidós Ibérica, 1991). consideraré con más detalle las principales ideas acerca de la
Para saber más sobre la filosofía de las Upanisads, véase naturaleza humana y el destino que aparecen en la Biblia.
Paul Deussen, T7JePhilosophy if the Upanishads (Nueva York, Existe una obvia distinción entre el Antiguo Testamento, re-
Dover, 1966). conocido como la palabra autorizada de Dios tanto por los
Para saber más sobre el Brahma-Sutra, véase S. Radhalaish- judíos como por los cristianos, y el Nuevo Testamento, distin-
nan, T7JeBrahma Sutra: T7JePhilosophy ifSpÍlitual Life (Londres, tivo del Cristianismo. Por ello, los trataré por separado. (La
George AlIen & Unwin, 1960). tercera gran religión del mundo de origen semítico es el Is-
Para saber más sobre el Advaita Vedanta de Sankara, véase lam, que comenzó en el siglo XVII y que considera a Abra-
Eliot Deutsch, Advaita Vedanta: A Philosophical Reconstructioll ham, los profetas. judíos y Jesús como precedentes, aunque
(Honolulú, University Press of Hawaii, 1969). afirma que Mahoma es el único mensajero autorizado de
Para saber más del Vishishta Advaita Vedanta de Ramanu- I?ios. Pero se necesitaría otro capítulo y una competencia di-
ja, véase John Carman, T7JeT7JeologyifRamanuja (New Haven, ferente para hacer justicia al Islam.)
Yale University Press, 1974). Existen problemas obvios a la hora de interpretar y evaluar
Para saber más sobre la adoración de las formas concretas las ideas de la Biblia. Por una parte, los creyentes han llegado
de la divinidad en el hinduismo, véase Diana Eck, Darsall: a tratada (a través de una tradición u otra) como un texto sa-
Seeing the Divine Image in India (Nueva York, Columbia Uni- grado, y mucha gente espera seriamente hallar en ella una
versity Press, 1996). orientación para su vida. Por la otra, durante los dos últimos
Existe una buena introducción a la filosofía hindú en elli- sigl?s ha crecido un gran cuerpo de especialistas en lenguas
bro de H. J. St6rig, Historia universal de lafilosofía, Primera Par- antIguas como el hebreo, el arameo y el griego, así como en
te, capítulo primero (Madrid, Tecnos, 1995). . la arqueología, la historia y la sociología de las comunidades

96 97
que engendraron los textos bíbli~os dur~nte much?s sig~os,y preocupación fundamental es el examen de las concepciones
en la actualidad existe una gran mdustna de estudIOSe Inter- judía y cristiana de la naturaleza humana. Esbozaré éstas suce-
pretaciones académicos. Los textos tienen fechas diferentes, sivamente, bajo los epígrafes de teoría, diagnóstico y prescrip-
fueron escritos y editados por distintas manos y su creación y ción. Al final mencionaré algunas de las dificultades a las que
uso obedecieron a fines también diferentes. Decir que existe se enfrentan ciertas afirmaciones distintivamente cristianas en
una creencia judeocristiana en X, una concepción Y del Anti- sus tradicionales interpretaciones metafísicas.
guo Testamento o una idea ~ del Nue:ro Te.stamento es hacer
generalizaciones y correr el nesga de sImp~Ificar,pero en una
introducción es difícil evitar esto. Resulta ImposIble compla- BASE METAFíSICA:
cer a todos, ya sea a los especialistas con sus controversias aca· LA CONCEPCIÓN ]UDEOCRISTIANA DE DIOS
démicas o a los creyentes con sus diversas fes.
Obviamente, el Judaísmo y el Cristianismo, al igual que el
En primer lugar, consideremos la atlrn:ación m.onot~ísta
confucianismo y el hinduismo, son difícilmente «teorías»pa- fundamental acerca de la naturaleza del Ul1lverso:DIOSeXIste.
rangonables a las otras que aparecen. en est~ libro. Las tradi- ¿De qué clase de Dios se atlrma, pues, que existe? Desde lue-
ciones judía y cristiana presentan dIferenCIas notables. L~s go no se trata de un ser que esté literalmente «allá arriba", lo-
doctrinas cristianas se han desarrollado a lo largo de dos mI!
calizado en algún lugar del espacio. Cuand~ los primeros. as-
años, y dentro de sus tres principales d~visiones (Catolicismo tronautas rusos informaron de que no hablan VIStOa DIOS,
romano, Iglesia ortodoxa y ProtestantIsmo) se dan muchas
sus palabras no representaban tan siquiera una evidencia d~-
más subdivisiones y diferencias. Aunque todos reconocen su bil en contra de Su existencia; no era el tipo adecuado de eVI-
derivación del Antiguo y del Nuevo Testamento y de los cre- dencia en absoluto. El Dios cristiano, aunque se le soncibe
dos de la Iglesia antigua, existe un claro desacuerdo acerca de como a una Persona, no se supone que tenga cuerpo. El no es
la autoridad relativa de estas fuentes. Algunos protestantes un objeto entre otros en el universo; no ocupa una posición
mantienen la infalibilidad de los textos bíblicos en tanto que en el espacio ni dura durante un tiempo determinado. Tam-
representan la Palabra inspirada de Dios. (Deberíamos seña- poco se le debe identitlcar con la totalidad del universo, con
lar, no obstante, que no ha habido acuerdo respecto de qué la suma total de todo lo que existe, ya que eso es panteísmo,
textos cuentan como inspirados por Dios. Así, por ejemplo, no monoteísmo. El Dios de la Biblia es trascendente a la vez
el status de los Apócrifos sigue estando disputado.) El Catoli- que inmanente: aunque de algún modo está siempre presen-
cismo y la Iglesia Ortodoxa subrayan la tradicional autoridad te en todas partes, también se encuentra más allá o fuera del
de la Iglesia en la interpre~ación. de las e~cr~turasy en la .f~r- mundo de las cosas situadas en el espacio y en el tiempo (Sal-
mulación de dogmas y onentaCIones practICas (el ~atohClS- mo, 90,2; Romanos, 1,20), pues Él es el Creador de todo el
mo proclamó finalmente la infalibi~ida~pap~l.en el sIglo XIX). universo físico.
Otros creyentes dicen que la expenenCla relIgIOsade la gente La existencia trascendente de Dios es, por tanto, esencial al
es la base última de la teología. monoteísmo bíblico. Pero esta teoría presenta dificultades
En este capítulo repasaré brevemente la teoría básica del descubiertas desde antiguo. ¿Cómo se supone que podemos
universo común al Judaísmo y al Cristianismo (y al Islam), a saber que es verdadera? Se han propuesto diferentes maneras
saber, la concepción monoteísta de Dios en cuanto Creador, de conocer. Algunos atlrman que hay argumentos válidos
Soberano y Juez. Es imposible evitar que toquemos ~quí este -o, al menos, buenas evidencias de tipo probabilístico- en
asunto tan debatido, pero sólo intentaré analizar sucmtamen- apoyo de la existencia de Dios. Éstos tendrían que consistir
te la concepción en sí y algunas de sus dificultades; pues mi en razones que todos podemos apreciar mediante el uso de

98 99
nuestra racionalidad humana (<<teología natural»). Otros ape- Pero ¿qué es exactamente aquello en lo que la gente cree
lan a la autoridad divina y afirman que Dios se reveló a noso- cuando dice que tiene fe en Dios? Una parte vital de la doc-
tros en los acontecimientos históricos, en la Biblia o en la trina judeocristiana de Dios es la que afirma que Él es el Crea-
Iglesia, y tal vez a través de milagros (<<teologíarevelada»). Al- dor del ~~undo (Génesis, 1, ~;J?b, 38, 4). Esto no implica que
gunos dicen que puede haber una conciencia ind~vidual de la creaCIOn sea un aconteCImIento dado en el tiempo. No
Dios, es una especie de conocimiento directo de El «<teolo- contradice al teísmo una teoría que diga que el universo tiene
gía experiencia!»). Y otros afirman una combinación de estas un pasado infinito, y las teorías más recientes acerca del «Big
supuestas maneras de conocer. Bang» que originó el universo flsico no deberían ser interpre-
Las afirmacioÍ1es de las autoridades bíblicas o eclesiásticas y tadas como la confirmación científica de la doctrina religiosa
la experiencia religiosa son, desde luego, controvertidas. Por ~e l~ creación. Pero l?ermanece la cuestión de qué es lo que se
decido con suavidad, no todos encuentran abrumadoramen- sIgmfica cuando se dIce que Dios es el Creador del mundo. Pa-
te convincentes los textos bíblicos o las afirmaciones de las
rece implicar que si Dios no existiera, el mundo no existiría,
iglesias. No todos declaran haber tenido una experiencia reli- o no seguiría existiendo y operando como lo hace. También
giosa, y aquellos que lo hacen discrepan en cuanto a lo que sugiere que el mundo y todo lo que hay en él coincide funda-
esa experiencia les dice. Se ha cuestionado seriamente la via- mentalmente con Su intención, que no hay nada que exista o
bilidad de la teología natural desde el siglo XVIII, cuando suc~da ,si no es por Su designio o, al menos, con Su permiso.
Hume y Kant formularon sus convincentes críticas de los ar- SI DIOS es trascendente, no es visible ni tangible, y segura-
gumentos ontológico, cosmológico y del designio, que de- mente tampoco sea como las entidades no observables (tales
mostraban clásicamente la existencia de Dios. Estos argumen- como los átomos o el magnetismo) que las teorías científicas
tos avanzan, respectivamente, a partir del concepto mismo de invocan para explicar lo que podemos observar a través de
Dios, de la mera existencia del mundo y del orden aparente nuestro§ sentidos. Dios no es un postulado científico. Sin em-
de éste. Desde la teoría de la evolución de Darwin, la moder- bargo, El tampoco es una mera abstracción, como los núme-
na ciencia biológica ha socavado gran parte de la fuerza del ros o los demás objetos de la matemática. Se supone que es
último argumento mencionado, al ofrecer explicaciones cien- un ser personal que nos crea, ama, juzga y redime. Dios, se-
tíficas de la maravillosa adaptación de las plantas y los anima- gún la concepción bíblica, tiene un inmenso significado hu-
les a su entorno.
mano: no es un mero arquitecto que establece las cosas y no
Algunos teístas han intentado contrarrestar estas críticas de se toma mayor interés por el progreso de la historia humana.
la teología natural, proponiendo rehacer algunos de los argu- Mantiene el control último de todo lo que sucede, es suma-
mentos tradicionales (sobre todo, a partir del orden del uni- m~nte byeno y benevolente y tiet;le planes específicos para la
verso hallado por la flsica moderna), pero la validez de esos eXIstencIa humana. Por tanto, su sIgnific~do es, al menos, tan-
argumentos reformulados se ve, desde luego, cuestionada por to moral como cosmológico: creer en El afecta a cómo nos
los no creyentes. Ha surgido hace poco un movimiento que concebimos a nosotros mismos y a cómo debemos vivir.
intenta presentar una «ciencia de la creación» supuestamente Sin embargo, continúa sin respuesta la cuestión de por qué
basada en la Biblia como alternativa racional a la geología y a deberíamos creer en la existencia de un Señor y Creador per-
la biología evolutiva, pero cuál sea su status es algo que se dis- son~l tal. A ~uchos (aunque no a todos) les gustaría creer en
cute acaloradamente. Muchos judíos y cristianos coinciden algUlen semejante, pues parece proporcionar un «sentido»
hoy en día en que la existencia de Dios no puede ser del)1os- global a la historia humana y a las vidas individuales, pero
trada ni refutada por la mera razón, que la creencia en El es aquí estamos buscando razones para pensar que es verdadero
más bien una cuestión de fe.
más que motivos para creer que lo sea. Se ha venido alegan-

100 101
do desde hace tiempo que hay evidencias obvias en contra en que el an:or es lo más, importante del mundo, que debería-
el célebre «problema del mal». El sufrimiento (animal y huma- mos sentImos agradecIdos por las cosas buenas de la vida
no) y el mal moral en el mundo parecen contradecir la exis- que deberíamos reconocer nuestra fInitud y nuestros fracaso~
tencia de un Dios omnisciente, omnipotente y benevolente. o, en general, que deberíamos comportamos como si el univer-
No obstante, como vimos en el Capítulo 1, los teístas no sue- so estuviera gobernado por un Dios que nos ama. Sin embar-
len tomar esto como una refutación, y han propuesto diver- go, un ateo podría sentir simpatía por tales actitudes al tiem-
sas defensas. A veces se ha sugerido que del sufrimiento pue- po que seguiría discrepando del problema metafIsico. Algu·
nos teólogos se han ofrecido a explicar que Dios es la realidad
d~ ,surgir fInalmen~e un bien mayor, o que debe darse la posi-
bIlIdad del mal SI hemos de ser genuinamente libres para última, el «fundamento de todos los seres»o lo que sea lo que
tomar decisiones morales. Pero el no creyente puede aún pre- n~s preocupa en último término. Puede parecer que las dos
guntarse por qué Dios no hizo un mundo donde el sufri- pnmeras expresiones sostienen alguna clase de afirmación
miento no fuera el único modo de producir bondad y donde metafísica, pero la última resulta bastante compatible con el
los seres humanos decidieran correctamente. Parece que el teÍs- ateísmo. La relación entre las actitudes ante la vida y las afir-
ta no considera que su fe en Dios sea falsable por las evidencias ~aciones metafísicas continúa siendo un profundo enigma.
acerca del estado actual del mundo. 51 algo ha de merecer el nombre de teísmo, ¿debe entrañar

Si la observación empírica no puede contar a favor ni en algo más que una actitud?
contra de la existencia de Dios, ¿qué es lo que se está dicien- La mayoría de los creyentes estarán de acuerdo en que su
do? Aquí es donde entra en juego el debate filosófico acerca fe no es científica, y muchos se verán atraídos por la idea de
de la signifIcatividad y la verifIcabilidad. Seguramente, cual- que la ciencia y la religión proporcionan explicaciones com-
quier proposición fáctica, cualquier afirmación acerca de cómo plementarias del universo que describen la misma realidad úl·
son realmente las cosas en el universo, debe ser de algún tima desde distintos lados, por así decir. Sin embargo, esto no
modo comprobable por la observación (véase el Capítulo 1). explica aún cómo las proposiciones religiosas pueden damos
Si la afirmación de la existencia de Dios es tal que ninguna a conocer un aspecto particular de la realidad, a no ser que
evidencia concebible puede contar a favor o en contra de ella, s~an demostrables por algún tipo de experiencia. Éste sigue
resulta difícil ver cómo puede ser una afirmación fáctica. SIendo uno de los problemas filosóficos más básicos concer-
Algunos teístas sugieren que en ciertas experiencias humanas nientes a las afirmaciones religiosas, y es la razón por la que
-morales, religiosas o mÍsticas- existe la posibilidad de una gran parte de la discusión contemporánea que tiene lugar en
verificación empírica de Dios. Pero las descripciones de tales la fllosofIa de la religión se centra en cuestiones de significa-
experiencias son altamente controvertidas, y los no creyentes do y.epistemología. En este libro no puedo desarrollar tales
las interpretarán de otra manera y no en términos de un Dios cuestIOnes, pues la tarea que he elegido es la de concentrarme
trascendente. También se ha sugerido que en la vida después en la interpretación de la naturaleza humana.
de la muerte podremos verificar la existencia y la naturale-
za de Dios mediante algún tipo de observación directa. Pero esto LA TEORÍA DE LA NATURALEZA HUMANA
equivale a enfrentarse a un problema de verificabilidad plan- DEL ANTIGUO TESTAMENTO
teando otro, pues, ¿cómo podemos encontrar evidencias aho-
ra de la realidad de la vida después de la muerte?
Algunos «teístas» modemizadores han sugerido que todo Los capítulos que abren el Génesis, el primer libro de la Bi-
blia hebrea, narran la historia de la creación divina del mun-
lo que la gente hace cuando dice que Dios existe es expresar
y recomendar un conjunto de actitudes ante la vida -' tal vez do, incluidos los seres humanos. Pero surge de inmediato la

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pregunta de si deberíam~s ~eer esto.s ~a.sajes liter~lmen.te, de lo demás puede ser poesía, parábola, símbolo, alegoría o
como si relataran aconteclmlentos hIstoncos, o sena mejor
mito, pero no Dios, que se concibe obviamente com.o la Rea-
verlos como un conjunto de mitos que pueden expresar ver- lidad suprema. La concepción hebrea de la humamdad nos
dades importantes sobre la condición humana, a~mque no en considera como seres que existimos primariamente en rela-
el plano de la histo.ria o la ciencia. Dos ~randes dIfi~ultades se ción con Dios, el cual nos creó para ocupar una posición .es-
enfrentan a cualquler ensayo de v.eraqUl v~rda?es hte!ales. ~a pecial en el universo. Tenemos (para bien o pa~a mal) un ~ler-
primera remite a que el. text? m~smo exhIbe mcon~l~tenCias to grado de poder sobre la naturaleza: domesticamos amma-
internas, pues hay dos hlstonas dlferentes de la creaclOn en el
les y cultivamos mediante la agricultura la mayor part~ de
Génesis -concretamente en 1, 1-2,4 y en 2, 5-25-, que ofre- nuestra comida. Como dice el Génesis, 1, 26, la humamdad
cen explicaciones incompatibles en diversos puntos (sobre ha sido hecha a imagen de Dios para dominar sobre el resto
todo en la creación de la mujer, que se discutirá más adelan- de la creación. Los seres humanos somos únicos en el sen-
te). Los especialistas en el Antiguo Testame~to han conclu\do tido de que tenemos algo de la.racionalidad y de l.a,persona-
que el libro del Génesis debió de ser com~nlado por los edtto- lidad de Dios. Somos seres raclOnales, pero tamblen somos
res antiguos partiendo de dos fuentes (ettquetadas por lo ge-
personas poseedoras de auto~onciencia, libertad de elecció~ly
neral como P y J). El texto que tenemos, sea lo que sea lo que
la gente pueda creer acerca de su inspiración divina original, capacidad de mantener relaclOnes pers,onales y de amar. D~os
nos creó para que participáramos ?e El, de manera que solo
es seguramente el resultado de pro~esos edi~orialeshumanos. cumplimos con el fin de nuestra VIda cuando amamos y ser-
La otra dificultad para una lectura literal reslde, por supuesto, vimos a nuestro Creador.
en la inconsistencia de tal interpretación con los resultadosde Pero aunque se considera que los seres humanos desempe-
la cosmología, la geología y la biología modernas. . ñan un papel especial en comparación con el resto de la crea-
Lo que propongo es qu~ sól? pueden t0I1"l:~rse en seno las ción, al mismo tiempo existe una continuidad entre nosotros
lecturas simbólicas de las hlstonas de la creaClOn.En la actua· y el resto de la naturaleza. Estamos hechos del «polvo de la
lidad se acepta mayoritaria, si no universalmente, que son, tierra"(Génesis, 2, 7), esto es, de la misma materia que compo-
más que historia o ciencia, mitos o parábolas. g~e expresan ne el resto del mundo. Es una mala interpretación común y
profundas verdades .religiosasac~rca de la.condlC~onhuma?~~ recurrente de la doctrina bíblica de la naturaleza humana afIr-
de manera que no tlene por qU~,haber nm~una mcompaubl mar que entraña un dualismo entre el cuerpo material y el
lidad con la teoría de la evoluCionoCualqmera que afirmela alma o espíritu inmaterial. Tal dualismo es una idea griega (la
existencia histórica de Adán y Eva como los únicos.ancestros vemos en Platón), pero no se encuentra en el Antiguo Testa-
de toda la humanidad insiste, según creo, en una ll1terprera- mento (ni tampoco en el Nuevo, como veremos). Somos per-
ción demasiado literal de las escrituras. Pero interpretar las sonas: diferimos tanto de la materia inanimada como de los
historias como parábolas no implica que sea I? qu~ ~ealo que animales, pero nuestro carácter personal no consiste en la po-
se interpreta que dicen es verdad. En esta dtscuslon no .me sesión de una entidad inmaterial separable del cuerpo. «El há-
aproximo a los textos desde el presupuesto de la fe, ~~uml~n- lito de vida» (Génesis, 2, 7), que, según se describe, Dios insu-
do que de algún modo deben conten~r algur:a l~c~lOnVltal fla en las fosas nasales de Adán, no es el alma, sino el regalo
para todos nosotros. Pregunto qué dlCen, slrr:bol~cament~ mismo de la vida. No se da una expectativa firme de vida des-
acerca de la naturaleza humana, y espero exammar 10 que dI- pués de la muerte en el Antiguo Testamento.
cen con un espíritu imparcial. .. La relación de las mujeres con los hombres en el esquema
Dios mismo puede ser tratado dlflctl~ent~ como un mero hebreo de la creación es, en cierto modo, ambiguo desde el
símbolo bíblico (como señalamos mas arnba). Gran parte principio. Una historia de la creación representa a la entera

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raza humana como algo que ha sido creado de una vez (Gé- que s.u~tituyeal uso griego del intelecto para razonar las cosas
nesis, 1,27); la otra nos cuerita que Eva fue creada a partir de y ~mltlr nuestros propios juicios acerca de la verdad y la mo-
la costilla de Adán (Génesis, 2, 21-23). Una explicación sugiere raltdad. Un?, de ellos es la historia de Abraham, al que Dios
ordena sacnhcar a su único hijo, Isaac (Génesis, 22). Dios re-
igu~ldad, mientras que la otra sugiere una dependencia de la
mUjer respecto del hombre. Dios mismo es casi siempre des- compel~sa a Abraham por su disponibilidad para obedecer
crito en términos masculinos, y se pone un tremendo énfasis esa ternble orden, y le promete que será el patriarca de innu-
en la importancia de engendrar descendientes masculinos. El merables descendientes. (Una respuesta diferente de esta si-
Génesis, 3, 16, no es el único lugar donde se describe al esposo tuación, claram.ente no aprobada por el escritor, hubiera sido
como el «seño[» de la esposa. (El menosprecio de las hijas y rechazar el asesma~o de un niño inocente por inmoral y aun
las esposas tampoco es específico de la cultura hebrea.) obsc~no, y conclUIr que un «mandato» tal no podría venir de
Probablemente, el punto más crucial de la interpretación un DIOSbueno que ama a sus criaturas. Aunque sólo se hicie-
bíblica de la naturaleza humana sea la noción de libertad ra como una «prueba de fe», ¿qué tipo de «dios» emplearía un
concebida como la elección entre la obediencia a la voluntad truco así?) Otro célebre caso de la fe antepuesta a la razón es
de Dios, la fe en Él y el amor por Él, o la desobediencia, la fal- la resolución de la lucha de Job y sus interlocutores con el
ta de fe y el orgullo. La necesidad de la elección entre la obe- problema del mal. No se ofrece ninguna solución razonada'
diencia y la desobediencia, entre el bien y el mal, se presenta al final, Dios se limita a aparecer y afirmar Su poder y autori:
ya al principio, en el Génesis, 2, 16-17.El pensamiento griego dad, a los que Job se somete humildemente Gob, 38-42).
dio gran importancia al intelecto, a nuestra capacidad de al-
canzar el conocimiento racional de la verdad teórica y moral; DIAGNÓSTICO
Platón y Aristóteles creyeron que el cumplimiento supremo
de la naturaleza humana es alcanzado tan sólo por aquellos
que pueden lograr un conocimiento semejante. La tradición Dada e~ta doc~rina de la humanidad contemplada como
judeocristiana, por el contrario, subraya la bondad humana, y obra de DIOS,se sigue el diagnóstico de lo que falla en el fon-
eso es algo que está abierto a todos, con independencia de do en el género humano. Estamos infectados por el pecado,
la capacidad intelectual. Hay, pues, un ímpetu democrático, a~usamos de nuestra voluntad libre concedida por Dios, ele-
un ideal de igualdad de todos los seres humanos finitos ante gimos e~~al en l~gar del bien y, por tanto, rompemos nues-
Dios, implícito en la Biblia -aunque se puede poner en tra relacIOI~con DIOS(Is,aías,59,2). Pero.es preciso distinguir
duda en qué medida la práctica judía y cristiana ha vivido se- esta doctrIna de «la calda» de sus malmterpretaciones. La
gún esto. La preocupaCión por la bondad humana no con- caída no es un acontecimiento histórico particular: la historia
cierne sólo a las acciones correctas, sino que al menos se de la tentación de Adán y Eva, quienes al sucumbir a ella
funda de igual forma en el carácter y en la personalidad hu- c.omen la fruta prohibida del árbol del conocimiento (Géne-
manos a partir de los cuales fluye la vida. Y de una manera SIS,3, .1-24!,debería leerse como una parábola más que como
decisiva, va más allá de las concepciones sofisticadas de la ~na histOrIa. Es un sí.mbolo del hecho de que, aunque somos
virtud humana ofrecidas por Platón y Aristóteles, pues los ltbres, somos susceptibles de pecar; hay una mancha deletérea
escritores bíblicos ven la única fundamentación firme de en nuestra naturaleza.
la bondad humana en la fe en el Dios trascendente y per- . Es interesante señalar que el Génesis, 3, 14-19, presenta
sonal. ciertos rasgos familiares de la naturaleza humana como resul-
Hay varios ejemplos dramáticos en el Antiguo Testamento tado de la caída, como castigos impuestos por Dios debido a
de esta exigencia última de sometimiento obediente a Dios, nuestra desobediencia. Son ejemplos de esto el dolor del par-

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to, el deseo de la mujer hacia su esposo (y su sometimiento a conquistador poderoso y un Estado sometido- establecido
éQ, la necesi?ad del hombre de trabajar duro para conseguir entre Dios y su pueblo elegido. Hizo un pacto con Noé (Gé-
alImentos e ll1cluso la muerte. Tal vez resulte fácil desear una nesis, 9, 1-17), otro con Abraham (Génesis, 17), y el tercero y
vida en la que no fueran necesarias estas cosas, o imaginar más importante con los «hijos de Israel» conducidos por
ociosamente un edén primigenio o un paraíso celestial en el Moisés, mediante el cual Dios los redimió de su esclavitud en
que no se diera ninguna tensión entre la inclinación y la ne- Egipto, prometiéndoles que el~os formarían Su pueblo si
cesidad, entre el deseo y el deber. Pero otra cosa es, sin embar- mantenían Sus mandamientos (Exodo, 19).
go, concebir estos rasgos de la vida (excepto quizá las relacio- Pero ninguno de estos pactos parece ser totalmente eficaz
nes entre los sexos) como resultado de los fallos morales de en el cumplimiento de la voluntad divina: el pecado no desa-
los seres humanos. parece de la faz de la tierra (ni ha desaparecido todavía,
En el Antiguo Testamento son recurrentes las identificacio- nos gustaría añadir). Existe incluso el peligro del orgullo espi-
nes y las condenas de los pecados humanos. Caín y Abel, los ritual si un cierto grupo se concibe a sí mismo como «el pue-
dos hijos de Adán y Eva, dan inicio a la historia fratricida de blo elegido de Dios» y se siente por tanto justificado para con-
la humanidad cuando el primero mata a su hermano. En el quistar y oprimir a los pueblos vecinos. El Antiguo Testamen-
Génesis, 6, 5-7,se llega incluso a representar a Dios como un to registra el genocidio perpetrado por los hijos de Israel y a
Ser que lamenta amargamente haber creado a la humanidad menudo parece aprobado (véase,por ejemplo,Josué, caps. 8-11).
y decide eliminar todas las cosas vivientes -hasta que Noé se Hay una obvia tensión entre las tendencias potencialmente
gana Su favor y se le permite salvar una muestra representati- universales (Dios como Padre de toda la humanidad) y un tri-
va de todas las especies. En el Génesis, 11, 1-9, se describe a balismo exclusivo.
Dios confundiendo el lenguaje único de la humanidad por- Cuando la gente no logra obedecer los mandamientos y
que la gente se estaba volviendo demasiado orgullosa y había las leyes divinos, surge la idea de que Dios usa los aconteci-
intentado construir la Torre de Babel, que llegaba al cielo. mientos históricos, en especial la derrota de mano de las na-
A través de la historia posterior de los hijos de Israel, se dan de- ciones vecinas, para castigados por sus pecados (un tema
l1lll1ciasproféticas repetidas de los pecados y la falta de fe de que se repite a lo largo de las historias y profecías del Anti-
los humanos. La soberbia, el egoísmo y la injusticia conti- guo Testamento). Pero también se da la profética promesa
núan manifestándose a lo largo de la historia. del misericordioso perdón de Dios, Su olvido de las trans-
gresiones humanas y Su regeneración de la humanidad y del
conjunto de la creación (IsaÍas, caps. 40-66). Y la esperanza
PRESCRIPCIÓN viene a expresarse en una nueva iniciativa divina de salva-
ción, la idea del advenimiento del MesÍas, al que los cristia-
La prescripción hebrea para la humanidad se basa en Dios nos (pero desde luego no los judíos) identifican con la figu-
en la misma medida en que lo hacen la teoría y el diagnósti- ra de Jesús.
co. Si Dios nos ha creado para acompañarle y servirle, y si le
hemos vuelto la espalda y hemos roto nuestra relación con Él,
es preciso que Dios nos perdone y restaure la relación. De ahí la La doctrina cristiana de la naturaleza humana
idea de salvación, una regeneración de la humanidad posibi-
litada por la gracia, el perdón y el amor de Dios. En el Anti- En el Nuevo Testamento aparece el contraste entre lo que
guo Testament,? descubrimos el tema recurrente del "pacto», a menudo se traduce por "el espíritu» y «la carne». Esto se atri-
un acuerdo casI legal -como el que se podría dar entre un buye a Jesús en Juan, 3, 5-6. Obviamente, resulta tentador in-

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terpretar este contraste en términos tllosóficamente dualistas, atestiguan las continuas controversias sobre la ordenación fe-
signitlcando la distinción entre e! alma incorpórea y el cuerpo melll11a.
físico. Pero hemos de cuidamos de ver ideas griegas (u otras ¿Qlé sucede con la inmortalidad? En este punto hay una
más recientes) en la Biblia. La distinción de San Pablo entre el clara diferencia entre e! Antiguo y el Nuevo Testamento. En
espíritu y la carne (Romanos, 8, 1-12) no parece referirse tan- e! último se hace bastante explícito que podemos esperar al-
to a la mente y a la materia como a la humanidad regenerada gún tipo de supervivencia a la muerte. La expresión «vida eter-
y a la no regenerada. na" se usa muy a menudo, especialmente en e! Evange!io de
También es tentador identitlcar «la carne» con nuestra na-
San Juan, donde se representa a Jesús ofreciel}do vida eterna
turaleza biológica'-nuestros deseos corporales, especialmen-
o «para siempre» a quienquiera que crea en El Qua?, 3, 16).
te la sexualidad- y ver la oposición entre la carne y e! espíri- También se le describe proclamando e! advemmIento del
tu como otra versión del conflicto platónico entre e! apetito, «Reino de los Cielos» o «Reino de Dios» (véase Mateo, 4,
e! espíritu y la razón (conviene advertir los diferentes usos de! 17,23). Pero tal vez no deberíamos pasar inmediatamente a la
término «espíritu»). Pero es seguramente una malinterpreta- conclusión de que esta expresión signitlca la continuación de
ción de la concepción cristiana de la naturaleza humana iden- la vida humana después de la muerte. ¿y si, en lugar de esto,
titlcar la distinción entre bueno y malo con la que se da entre
signitlcara una forma mejor de vivir est~ vida, una fo~ma que
nuestras naturalezas mental y física. La concepción según la
cual nuestros deseos sexuales son intrínsecamente malos no remite propiamente a lo eterno? Es posI~le que ~a:<vIdaeter-
na» signitlque eso, al menos en e! pensamIento cnstIano, pero
forma parte en la actualidad de la teología cristiana, aunque es imposible ignorar que el Cristianismo también ha puesto
hay que admitir que tal ascetismo tuvo una fuerte influencia
gran énfasis en la esperanza de todos los creyentes en la ~esu-
en e! desarrollo y popularización de! Cristianismo. Podemos rrección en una transformación de nuestra presente eXIsten-
atisbar su rastro en San Pablo (véaseI Corintios, 7,25-40, donde
cia corp~ral en este mundo en algo radic~lmente nuev~ (vé.a,se
el matrimonio se describe como e! segundo estado mejor, des-
Juan, 5,24-29, y, de un modo más explíCIto,en la explIcaCI?n
pués de! celibato), y tuvo una influencia aún mayor gracias a de San Pablo de la Resurrección que aparece en I Conn-
San Agustín. tios, 15). Exploraremos algunas de las ditlcultades de esta doctri-
En cuanto a las relaciones entre los hombres y las mujeres, na más adelante.
se ha señalado con frecuencia que en las historias que apare-
cen en los Evange!ios Jesús trata a las mujeres con gran respe-
to. No obstante, no eligió a ninguna como discípula. Al pro- La doctrina cristiana del pecado
ceder así demostró ser un hombre de su tiempo, un rabino ju-
dío. Aunque dice que para Cristo no hay judíos ni gentiles, La doctrina de! «pecado original» no implica que somos
hombres o mujeres, San Pablo también escribió que «el hom- completamente depravados. Implica que nada de lo que
bre no fue creado para la mujer, sino la mujer para e! hombre»
hacemos puede ser perfecto según e! criterio .divino: «Todos
(retlriéndose a la segunda historia de la creación que aparece han pecado, y están privados de la Gloria de DIOS»(Romanos,
en e! Génesis). También exhibe una curiosa obsesión por e! 3,23). Hallamos en nosotros mismos un conflicto. Con fre-
pelo de las mujeres (algunos atlrman que hablaba sobre ve- cuencia reconocemos lo que debemos hacer, pero de alguna
los), cuyo contexto cultural es oscuro para los lectores con- manera no lo hacemos. San Pablo lo expresa claramente en
temporáneos (1 Corintios, 11,2-16). Ha de admitirse que gran Romanos, 7, 14 y ss., y lo hace de una forma tan vigorosa que
parte de! pensamiento cristiano ha considerado siempre a las llega a personitlcar él mismo e! pecado hasta e! punto de de-
mujeres como seres teológicamente problemáticos, como lo cir que «ahora no soy yo e! que obra, sino e! pecado que ha-

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bita en mí» (versículo 17). Pero esto amenaza con excusar al en especial), donde encontramos la idea de salvación, distin-
pecador de su responsabilidad, algo que seguramente no era tiva del Cristianismo. La afirmación más impOltante es que
la intención de San Pablo. Dios sólo estuvo presente en una persona en particular, Jesús,
El pecado no es básicamente sexual por naturaleza: la se- y que Dios usa la vida, la muerte y la resurrecs:ión de aquél
xualidad ocupa su lugar propio, dentro de nuestra naturaleza para devolvemos a una adecuada relación con El.
creada por Dios, en la institución del matrimonio. La verda- Debido a la enorme influencia histórica del Cristianismo
dera I1<lturalezadel pecado no es corporal en esencia; es algo en la civilización occidental, las palabras «cristiano» y «Cris-
mental o espiritl;lal,y consiste ante todo en el orgullo, en la tianismo» se emplean a menudo en todo tipo de usos vaga-
afirmación de nuestra voluntad contra la de Dios y en nues- mente honoríficos. Hasta una fecha reciente, resultaba bas-
tra consiguiente alienación respecto de Él. El pecado podría tante chocante o temerario no declararse a uno mismo cris-
ser descrito como el abuso de la autoafirmación, pero esto no tiano, y sigue siéndolo en algunos círculos. ¿Qlé queremos
signitlca seguramente que toda autoafirmación sea pecamino- decir con esa palabra? ¿Q1é criterios tiene alguien para sentir-
sa. Resulta llamativo que Nietzsche caracterizara al Cristianis- se satisfecho por contar entre los cristianos? ¿y por qué se
mo como una religión que recomienda una «moral de escla- considera esta cuestión tan importante? Seguramente sea así
vos» que elogia la mansedumbre y la humildad, incluso la debido a una herencia cultural que se ha extendido amplia-
autohumillación, y que no alienta el florecimiento humano mente por Occidente, al menos hasta hace poco tiempo. Se
vigoroso. Una lectura superficial de las «bienaventuranzas,) en trata de la asunción de que de algún modo «nos» identifica-
el Sermón de la montaña de Jesús (Mateo, cap. 5) puede suge- mos con el Cristianismo, siendo, por tanto, necesario detlnir
rir esto. «Bienaventurados los pobres de espíritu», dijo, ¿pero lo que éste es en esencia para distinguimos a nosotros mismos
cómo entender estas palabras? Algunas de las otras historias de «los demás». Resulta llamativo que con frecuencia se insis-
de Jesús (por ejemplo, la expulsión de los mercaderes del tem- ta en otras distinciones fragmentadoras cuando diversos tipos
plo) y los escritos de San Pablo no sugieren la inhibición del de cristianos se definen a sí mismos por oposición a clases ri-
juicio moral claro, de la cólera justa ni de la acción resuelta. vales.
La Caída de la humanidad envuelve de algún modo a toda Sean cuales sean las connotaciones que el término «cristia-
la creación en el mal (Romanos, 8, 22); todo está de alguna no» ha llegado a tener, por lo menos se conecta por su signi-
manera «privado de la Gloria de Dios». Pero los cristianos no ficado con una figura histórica particular: Jesús. Para ser cris-
necesitan personificar el poder del mal en una concepción del tiano no basta decir que Jesús fue un buen hombre o al-
Diablo, o en potencias demoníacas, para expresar la idea de la guien con una gran penetración religiosa, pues un ateo o un
Caída cósmica. Y es herejía creer en unas potencias gemelas e miembro de otra fe podría decir también tales cosas. Los ju-
iguales del bien y el mal; para los judíos y los cristianos, Dios díos, que creen que Dios actuó en la historia al escogerlos
controla en último término todo lo que acontece. Pero esta como Su «pueblo elegido» y aún esperan al Mesías, no han
creencia desemboca directamente en el problema del mal, aceptado nunca la identificación cristiana de Jesús como ge-
que ya hemos señalado. nuinamente divino. El Islam lo reconoce como un gran
maestro, pero sólo en cuanto antecedente de otro más gran-
de, Mahoma.
La salvación cristiana La afirmación cristiana más importante es posiblemente la
de la acción exclusiva de Dios sobre una persona en particu-
Es en el Nuevo Testamento, en la vida, ministerio y muerte lar en un episodio de la historia humana. Esto se ha expresa-
de Jesús, así como en los escritosde sus seguidores (de San Pablo do tradicionalmente en la doctrina de la Encarnación, según

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la cual Jesús es el hijo de Dios, a la vez humano y divino, el un proceso que se extiende a lo largo de la vida, que apunta a
Verbo eterno hecho carne Quan, 1, 1-18). Tal vez no sean esen- la vida después de la muerte para completarse y perfeccionar-
ciales las primeras formulaciones filosóficas de esta doctrina se (Filipenses, 3, 12).
-dos n~turalez~s en una sustancia, etc.-, pero seguramente
l? ~eala Idea básIca de la Encarnación, según la cual Dios está
ALGUNAS OBSERVACIONES CRÍTICAS
umcamente presente en Jesús. Y de igual importancia es la idea
ACERCA DEL CRISTIANISMO
d.e,la Redención, según la cual la vida, la muerte y la resurrec-
CI~:>n.de Jesús (Y. su continuada representación por la Iglesia
~nstIana) son los medios de los que Dios se vale para reconci- Las doctrinas de la Encarnación, la Redención y la Resu-
lIar Su creación consigo mismo. No basta decir que la vida Y rrección suponen un problema para la racionalidad humana,
la. ~uerte de Jesús son un ejemplo para todos nosotros: los y, de hecho, sus formulaciones han provocado grandes disen-
c.ns~Ianosafirman que la resurrección de Jesús fue real (1 Co- siones en el seno del Cristianismo. ¿Cómo puede un ser hu-
nntIos, 15, 17), por muy flagrante que resulte la contradicción mano particular que vivió y murió en un episodio de la histo-
de esta .do.ctrina con todas las leyes de la naturaleza. (La idea ria ser miembro de la Divinidad trascendente y eterna? La
del naCllTI1entovirginal es casi tan milagrosa, aunque tal vez doctrina de la Trinidad, según la cual hay tres personas en un
menos crucia!.) solo Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo), multiplica los pro-
La prescripción cristiana no se completa, sin embargo, con blemas conceptuales en lugar de resolverlos. Lo que se suele
la labor salva?or~ .de Jesucristo. Esta salvación requiere que decir es, desde luego, que éstos son misterios más que contra-
c.ada.pe~sonamdI~Idualla acepte y haga efectiva y que la Igle- dicciones, que la razón humana no puede esperar compren-
sI.acnstIana la extI~nda por el mundo. El amor de Dios y la der los misterios infinitos de Dios, que sólo podemos aceptar
vIda en consonanCIa con su voluntad están abiertos a todos por la fe lo que Dios nos ha revelado de Sí mismo. Pero este
con inde.pe~dencia de la capacidad intelectual de cada perso- tipo de afirmaciones emitidas desde la perspectiva de la fe no
na (1ConntIos, 1,20). «Aunque conociese todos los misterios responden a las genuinas dificultades que se presentan al
y toda la ciencia ... si no amase, nada soy» (1 Corintios, 13,2). no creyente o al no comprometido con la religión. Lo mismo se
Este am?r (cuya acepción griega es agape y que antiguamente aplica a la Redención: no hay muchos cristianos que la inter-
se tra~uJo ~e una forma bastante engañosa por «caridad») no preten en la actualidad como un sacrificio propiciatorio,
debe IdentIficarse con una afección meramente humana. En como si Dios exigiera el derramamiento de sangre (de todo
último término es divino por naturaleza y sólo puede ser tipo de sangre, aun la del inocente) antes de estar dispuesto a
brindado por Dios. perdonar pecados. Sin embargo, sigue siendo un enorme mis-
Todos deben aceptar la redención que Dios ha llevado a terio cómo la crucifixión en Jerusalén de un maestro religioso
c.abo para ell~s en Cristo y convertirse en miembros de la Igle- judío a,manos del gobernador romano Poncio Pilatos allá por
SIa,~a.comun~d~d en la que opera la gracia divina. Diferentes el año 30 puede redimir al mundo entero del pecado.
tradICIOnescnstIanas han subrayado la respuesta individual o Al contrario que el Antiguo Testamento, en el que apenas
la pertenencia a l~ Iglesia, pero la mayoría coincide en que se hace mención de la inmortalidad, el Cristianismo desarro-
amb~s son necesanas. Así se produce la regeneración de la hu- lló una clara esperanza en la vida después de la muerte. Pero
mal11dad.y del mundo: «De modo que el que está en Cristo, se piensa en ella como «la resurrección del cuerpo» más que
es u~a cna~u~anueva)~(11 ~orintios, 5, .17). No es preciso que como la idea griega de la supervivencia del alma incorpórea.
se de una Ul11caexpenenCIa de converSIOnen cada individuo Los teólogos de la Iglesia antigua comenzaron a usar ideas de
así como la regeneración tampoco tiene lugar de una ~ez; e~ la filosofia griega, y la concepción de un alma inmaterial e in-

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mortal se abrió camino en el pensamiento cristiano y se ha en el tiempo. ¿Es acaso una posibilidad. atracti~a U1~avida que
mantenido ahí desde entonces. Los credos cristianos, sin em- literalmente prosiga por siempre, en un ttempo Il1fil1lto?La res-
bargo, expresan de una forma explícita la creencia en la resu- puesta no es, sugiero, tan obvia como acostumbramos a s~-
rrección del CIte/PO, Yla principal justificación de ella que apa- poner, y ello porque no solemos pensar acerca de ~oque podna
rece en las Escrituras se encuentra en 1 Corintios, 15,35 Yss., significar tal posibilidad. Pero si se trata de u~a vI~a que no se
donde San Pablo afirma que morimos como cuerpos físicos da en el tiempo, ¿cómo podemos darle senttdo? <,-Cómopue-
pero somos alzados como «cuerpos espirituales". No está cla- den las personas vivir una vida personal en relacIón con otras
ro qué se supone que es un cuerpo espiritual, pero San Pablo personas, pero en un estado atemporal?
emplea la palabra griega soma, que significa cuerpo. Al final de la Edad Media (en el siglo XIII), Santo Tomás de
Esta creencia en la resurrección del cuerpo es otra de las Aquino realizó una impresionante síntesis de las ideas cristia-
doctrinas distintivas del Cristianismo. Interpretarla como si sig- nas y aristotélicas que se convirtió desde entonces en la orto-
nificara tan sólo que el bien o el mal que hacen los hombres les doxia católica. Sobre la cuestión de la inmortalidad, conservó
sobrevive, o tomar la promesa de la vida eterna Quan, 4, 14) (con dudosa consistencia) un elemento del platonismo al de-
únicamente por una nueva manera de vivir en este mundo, pa- cir que, aunque la resurrección entraña la nueva creación de
rece vaciar la doctrina de parte de su contenido. Pero este con- un ser humano completo, una combinación de cuerpo y
tenido metafísico se enfrenta a dificultades filosóficas. Si los alma, el alma tiene no obstante una vida separada hasta la re-
cuerpos resucitan, entonces es plausible que, siendo ate/pos surrección. Esto puede parecer que resuelve el prob.lema ?e
de cierto tipo, tendrán que ocupar espacio y tiempo. Segura- mantener la identidad personal, pero lo hace al precIo de I~-
mente no se quiera decir que existen en algún lugar dentro de currir en problemas de dualismo, concreta~ent: e~1los re}att-
nuestro universo físico, que a gran distancia de la tierra exis- vos a la coherencia del concepto de la eXIstenCiaIl1corporea
t~n los cuerpos resucitados de San Pablo, Napoleón y la tía de cualquier tipo de personalidad. ..
Agata. Así, parece que debemos intentar buscarle un sentido Surge un último problema conceptual (o mIsteno): los pa-
a la idea de que hay un espacio en el que existen los cuerpos peles que desempeñan Dios. y los .se:es humanos en el dra~a
resucitados, un espacio que, sin embargo, carece de relaciones de la salvación. La concepCIon cnstlana fundamental es CIer-
espaciales con el espacio en que vivimos. Pero ¿podemos ha- tamente que la redención sólo puede provenir de Dios, al
cerlo? ofrecerse a Sí mismo en Cristo. Estamos «justificados» a los
El problema del tiempo resulta, al menos, tan dif1cilcomo ojos de Dios no por nuestras obras, sino sencillamente por la
el anterior. Tal vez no se pretenda decir que habrá un tiempo fe (Romanos, 3, 1-28),por nuestra mera aceptación de lo que
en el futuro de este mundo en que tendrá lugar la resurrec- Dios hace por nosotros. Si somos salvados, somos salvados
ción -aunque, cuando San Pablo afirma «lados seremos trans- por esta gracia libre de Dios y no por ~lgo que pudi.éramos ha-
formados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, al son cer nosotros mismos (Efesios, 2, 8). SIl1embargo, Igualmente
de la última trompeta" (1 Corintios, 15,51-52), sus palabras claro es que la doctrina cristiana dice que nuestra voluntad es
suenan como si quisieran decir eso, al menos tomadas en su libre; ante todo es por nuestras propias decisiones l??r l~ que
sentido literal. Lo que se quiere decir es que de algún modo pecamos, y por decisión propia aceptamos la sal~aCIondIVll1a
hay un sistema de acontecimientos que carece de relación y llevamos a cabo su regeneración en .nuestras vIdas. E~~ue-
temporal con los acontecimientos de este mundo, o que los vo Testamento está lleno de exhortacIones al arrepenttmlen-
cuerpos resucitados son atemporales, en cuyo caso no se en- to, a la fe (véase, por ejemplo, Hechos, 3, 19) Y a vivir la vida
tiende cómo pueda tener sentido la idea de la vida resucitada, que Dios hace posible mediante el poder regenerador del Es-
pues la vida, tal como la entendemos, es un proceso que se da píritu Santo (Gálatas, 5, 16).

116 117
Existe, por tanto, una tensión, si no una contradicción, en- Para una introducción al Judaísmo, véase N. de Lan!?e,
tre la idea de que la salvación y la gracia se deben a Dios y la
¡udaism (Oxford, Oxford University P~e~~,1986). Pa;a un~ In-
insistencia en que éstas dependen de nuestra respuesta indivi-' troducción al Islam, la tercera gran reltgl0n monotelst~, ve~se
dual y libremente elegida a Dios. En una célebre controversia F. Rahman, Islam, 2.a ed. (Chicago, Chicago Umverslty
que tuvo lugar en los siglos IV y V, San Agustín subrayó lo pri- Press, 1979). Sobre el judaísmo, en español puede leerse la
mero y Pelagio lo segundo. Aunque las ideas de Pelagio fue- obra de Hans Küng, Eljudaísmo (Madnd, Tr~tt~, 1993).
ron condenadas por heréticas, la doctrina del libre albedrío lm- Para saber más sobre las interpretaciones cnstlan.as de la na-
mano es seguramente un elemento esencial en la fe cristiana, turaleza humana véanse el clásico de Reinhold Nlebuhr, T7Je
por muy difícil que pueda ser reconciliarla con la teoría de la Nalure and Destlll)1 of Man (Nueva York, Scribner's, 1964);
soberanía completa y absoluta de Dios. La relación de las ac- E. L. Mascall, 7he Imporlance of Being Human (Nueva York, ~o-
ciones humanas con la gracia divina continúa suponiendo un lumbia University Press, 1958), que presenta una concepclOn
problema interno crucial para la teología. neotomista; Man: Fallen ami Free, ed. E. W. K~mp (Londres,
Muchos cristianos pensantes pueden reconocer que tales Hodder & Stoughton, 1969), que presenta una Interesante va-
problemas conceptuales existen en las doctrinas distintivas riedad de ensayos, entre los que se incluye un notable resu-
del Cristianismo. Pero subrayarían que éste es más que una men del Antiguo Testamento escrito por J. A. Baker; y J. Mac-
teoría; es una forma de vida, aunque no una ideología políti- quarrie, In Search o/ Humanity (Londres, SCM Press, 19~,2;
ca y mundana como el marxismo. Qyedan aún cristianos Nueva York, Crossroad, 1983), que presenta una concepclOn
practicantes que aceptan esta teoría pese a sus dificultades, más existencialista.
movidos por lo que descubren en la lectura de la Biblia, en el Para una crítica feminista del Cristianismo, aunque mante-
culto y en los sacramentos de la Iglesia, en la práctica de la niendo el teísmo, véase Daphne Hampson, After Chrislianity
oración: un cierto crecimiento en la vida interior o «espiri-
(Londres, SCM Press, 1996). . .,
tual». No puede haber una valoración completa del Cristia- Son incontables los libros sobre filosofla de la reltglOn. Un
nismo si no se considera esto. Pero debemos advertir que 10 conjunto muy amplio de lecturas es Philosophy of Religio~:
que se considera «crecimiento espiritual" no deja de ser con- Selecled Readings, ed. M. Peterson el al. (Oxford, Oxford U111-
trovertido, y afirmar que tal crecimiento sólo es posible en versity Press, 1996).
una tradición religiosa particular es aún más cuestionable.

LECruRAS RECOMENDADAS

El texto básico es obviamente la Biblia, de la cual existen


muchas traducciones y ediciones. Una excelente versión que
se adapta a nuestros propósitos actuales es la O:ifOrdSludy Bi-
ble:Revised English Biblewith IheApocrypha, ed. M.j. Suggs el al.
(Oxford, Oxford University Press, 1992). Esta edición contie-
ne útiles ensayos sobre el trasfondo histórico, sociológico, li-
terario y religioso de los textos bíblicos. En español, puede

consultarse
los apócrifos,LaLos
Biblia de¡entsatén (Madrid, Alianza,
evangeliosapócrifOs(Madrid, Edaf,1994) y, para
1993).

118 119
TERCERA PARTE

Cinco pensadores filosóficos


Cf\J'ITU LO 5

Pbtón: el iI11perio de la razón

Comencelllos nuestro examen de las teorías no religiosas


de la natLIJ,I!cza hum,ma considerando la lilosofLt de Platón
(-127-347 a.c.). Aunque vivió hace cerca de dos milenios y
medio, en los comienzos griegos dd pensamiento occidental,
el pensamíellto pionero de Platón sigue teniendo una gran
importancia en I.l actualidad. Fue uno de los primeros en ar-
gumenLlr que ti uso imp'lrcial pero sistemÚlico de 1Hléstra ra-
zón puede mostrarnos el mejor modo de vivir. Una concep-
ción cLlra de la virtud y la felicidad hununas basada en una
auténtica comprensión de la naturaleza humana es, según Pla-
tón, 1,1 úniCl respuesta a los problemas individuales y sociales;
Un hreve bosquejo de los antecedentes de Platón nos ayu-
dar:l ,1 entender el origen de sus ideas. Nació en el seno de
una influyente bmilia en la ciudad-estado de Atenas, que dis-
frulaba de una gran prosperidad económica gracias a su impe-
rio y comercio y que, en una cierta etap;l, desarrolló un admi-
r,lhle sistema democr;Ítico de gohierno. Recordamos Atenas,
sobre todo, COl1l0 un centro de avances inusitados en la inda-
gación intelectual, entre los que se encontraban el teatro y la
historia, la maten);)tica y la ciencia, y como la patria del gran
filósofo moral Sócrates, cuyas enseí1Jnzas tanto impresiona-
ron a Platón (y a tantos otros después). Pero Platón creció en
un período políticamente convulso para Atenas: la guerra con
Espart.t terminó en una desastrosa derrota, y a ella le siguió
una tiranLL Cuando se restauró la democracia -que era ines-

123
tablc--, Sócrales P,lSÓ' ,1 ser polí ticamCllle SOSPC'l!Joso; IUe lIe d,I". Sl'JCLlles se sintió 1I,lm,ldo con una intensidad casi religio-
va.do .1 juicio y condenado a ll1uerte en el 399 a.C., ,1CU).lLio 5.1.1 1¡.Icer esto, J pcrtlllh.n Lt comp],¡cencia mental de la gen-
elt: impicdad y de corromper a LJ juventud. le Iller~l1l CU.lles Ilteran bs consecuencias, de manera que no
El método socr.1! ¡cu de argllJ nen Llr y c:nsell.lf se pa r<"LÍ,len slllprcndc que en un período de turbulencias políticas se des-
algunos aspectos al de los sofisLlS de su épocl. Eslm eran su' cu!JrieLI a sí mismo COIl1U un foco de hostilidad, incluso lus-
puestos expertos que se oli·ecí.m (por un salario) ,1 illlp,lrlir L1 el punto de Jlcv.lrle ,1 J.¡ muerte.
ciertos tipos de técnicas; en pallicu!ar, emei1,lb,lI1 el arte de la bl todo esto Sócrates inJluyó profundamente en PLltón,
retórica ti persuasión ,1 lr,lvés de discursos pl'lblicos, que er,l que s(' sintil') cOIHnocionado por la ejecución del maestro Cjue
importante P,ILl el progreso político ,I!eniense. (podrí,iIl ser le ILlhi.l impirJdo. Desilusion,ldo con la política contempor,i-
descritos como los reLlliones públius lle su tiempo.) T~ní,ll1, nt,l, PLtlón conservó la fe socr,ítica en la investigación racio-
pues, que tocn cuestiones de valor, y una de LIS opinioIll's nal; est,lb,l convencido de que er,1 posible aicanz,H el conoci-
m.1s comúnmt:nte expresadas er.l el escepticismo sobre' si la mielllo dt: LIS verdJdes profundas dd mundo y de la natura-
mor.ll, la política o Lts religiones enlrai1.lh.m algo m,ís que la,l IIUI1WI.\ y .lplicar este conocimiento en bcnet1cio de la
convenciones 'HhitLlri.ls. Los ,llenienses eran cOllScicnles de vidJ hUIILIl1'1. VKraILs no dejó ningún escrito; su influencia
Lt diversidad de creencias y pr.1etius que prev,tiecí,1l1 en otr.1S lúe cnteramcnte OL11.El mismo Platón expresó cierto escepti-
ciudades·cstado gric'ps y en otras culturas meditt'lr-Ílle,ls, de cismo ,Icerca del valor de los libros, y coincidía con Sócrates
m,lI1era que se vi<:ron tnfi'clItados a Lt cuestión {ilosólica de si en que el ddlog,o n:,l! era la mejor Jónna de h,lcer que la gen-
existe un criterio de verdad no arbitrario en estos asuntos. Le te pensaLl por sí misma, produciendo así un cambio verdade-
que hoy denonlinamos «relativismo cultural" era, por tanto, ro cn sus Il1enles. Sin cmb<1rgo, Platón escribió por extenso, a
una opción tentadora aun en est,1 primera etapa de pensa· menudo con gLll1 deSlreZ<1 literaria, siendo sus obras los prime-
mlen to. rus grandes tr,ILlrlos de la historia de la tIloso/la. Se encuen-
Al contrario que los solist,IS, Sócrates no cobraha saL1rio ,d· tLIll en 10rl11:1de di.i1og,os, en los que Sócr~11es suele detentar
guno, y se preocupó de cuestiones tilmólicls y mor.des rnJs el P,lpe! primipJI. Muchos especi<distas piensan que en los
fUJlCLlJnenta!es. Su gran idea inspiradorJ cOllSistí,1 en que po· pri meros cli<í1ogos, ta les como la ./ljJo/(~~ítl, el Crilón, el Elfliliún
demos IlcgJr ~1conocer J.¡ m,lIler,1 correcta de vivir si nos ¡imi· yel ¡j/mtÍn, Phtón se ocnpab<1 hllldament<1lmente de exponer.
tllnos a US,lr Lt r<lZón adecuad,lIllente. Sócr,ltes ha sido deno· I.b ide,ls de Sócrates, mientras qne en los últimos diálogos (en
minado "el ,lhudo de h f1Ioso/Ia", aUllque no 1;1I1to por J.¡s su Jl1aY(J(í~1IlIJS I.Hl:',OSy técnicos) expresab,1 sus propias teo·
conclusiones que alcanzó, sino por h.lbn sido pionero CII cl rÍ-ls. Pl.ltón lundó ('11 Atenas la Academia, que puede ser des-
JJláodo de L1S,lrlos .Hgumentos y la investig,lCión racionales dr' criLI como 1.1primcra univcrsielad del mundo. La tradición
un modo no dogm<Ítico (' imparciJI. Es sabido que SC')cr,lks dt' 1.1investig,lcil')n filosófica sistem:ítica file continuada en
afIrmó su superioriebd con respecto a los hombres que no el Liceo por ArislótcJes, su gr,lll sucesor, durante b siguiente
piensan sólo en la medida en CJue él era consciente de su pro generJción.
pía ignouncia, mientras Cjue los otros no lo er'l1l. Los prime· Uno de los di,i1ogos de Pbtón m~is célebres y estudiados es
ros diúlogos de Platón (especialmente la /IpoIU.gÍtI) demuestr<1n la RljJlÍ/JIi(ll. I~sta es una obra Iarg,I, cOlnpleja y muy argumen-
que esto no hle pJra Sócrates una merJ h,lbilidad intelectual, ud.! que se divide tr,ldicionalmente en diez "libros» (los cua-
sino un modo de vida, una VOLICión de h.lCer pensar a SllS les, sin embargo, no se corresponden siemprc con las divisio-
com¡xltriotJs Jtenienses sobre sus vidas de una maner<1 que nes naturales de! argumento). Como sugiere el título, e! tema
de otro modo no hubieran hecho, dc convencerlos de que ,da principJI es un bosquejo de la sociedad humana ideal, pero
vida que no se somete a examen no merece J.¡ pcna~er VIVj· su argumento central se dedica al menos tanto a la naturaleza

124 125
ya 1.1virtud hUm,ll1,l i-mlivídual. En el curso de eSl,l Obr.l j)l.t~ nIJIIl>, se eslórzó por expresar y elucidar ideas Illl1damentales
y dd íciles.
tón nos olrele sus puntos de visu sobre muchos tem,IS, ~utre
los que se ~ncluyen b met.lI1sica, la teoría del conocimiento, Un,l COS,lLJuepodemos seilalar de inmediato es qne Platón
se da cuenta de que el conocimiento hum,lllo no es simple-
la ps~col~)gla huma~1a, la mor,1I, la política, la cdllc.llión y b
pues"l. I:n este capitulo me concentraré en Lt RtJi,íUilll, JUlJ~ mellte un "sunto de mer,l observación pasiva de las cosas y
que ouslon,dlllente haré reh:Tcncí,l a otr,ls obr,ls de Pbtón. aUlntecimicntos en el Inundo que nos rodea. Nuestro cono-
I~lC~rpor~lré algunas observalioJ~es crílic.ls al hilo de mi cxpo~ cimicnto enlr,1l1a comprensión y, en b medida en que inter-
SICJOll.U~~lsteun sl~tema trad.lclon'll de tlLllIIl'r,ll'¡ón P,lr.l los preLlnlUs atlivamente los datos que recibimos a través de
textos: mis referenCIas se ren~lten a la Ri'l'tÍUÚII ,1 no ser que nuesl ros órg,\I1os sensoriales, aplicamos conceptos para clasi-
(liga expresamente lo contrano.) . Jiur y urg,lIlizar mentalmente lo que percibimos, usando
IHlestr.1SLtculLldes r"cionales (véanse las observaciones relacio-
n,llbs sobre K,lI1t en el C,lpítulo 6). Los especialistas disput"n
BASE (\IEI/\FisICi\ ,1lerc.l de si las Ide,ls pbtónicas pueden identificarse con con-
ccplus, pero esto puede resultar útil como primera aproxima-
Aunque Pl.ltón menciona a Dios, o los dIoses, en v,lrios lll~ ción P"1.1 entenderlo. Presentaré "CJuí cuatro aspectos princi-
gares, no esLí cLiro hasu qué punto toma litt'ralmelllc tJks p"b de !.ls Ideas: el lógico o semJntico (que tiene que ver
con los Sigllilicados y los conceptos), el metafIsico (relaciona-
alusiones (él e~t,í muy lejos del p~liteísmo de b religión po-
pular gnega). Cuando habJ.¡ de "DIOS» en slllguLu no se relle~ do con lo que es real en último término), el epistemológico
rea la concepción de Dios que nos resulta bmiliar por b Bi- (que tiene que ver con lo que podemos conocer) y el moral o
blia, lIn ser ptrs()Jl~ll ql~e se rdaciona mn los individuos y que pulítico (reLtcion,ldo con cómo debemos vivir).
IIltervlene en la hlstona humana. Platón tiene en mente un El aspecto lógico atal1e a las Ideas en cuanto principios de
ideal hastan te mJS abstracto: en el Flk!l() Yen las Lt'J'l'\, Dios o cbsitlcación; esto remite al significado de los términos gene-
lo dIvino se identifica con la razón en el univers:). (Ll ¡,'ase rales. ¿(2~lé justifica que apliquemos una palabra o concepto
que abre el Ev,\Ilgelio de Juan ~«En el comienzo hIt' el Ver~ tal c,?mo (,cama" o "mesa" a muchas camas y mesas particula-
res? Estos son los propios ejemplos presentados por Platón en
b~),,~esto ~es,eJ /(:..gos---)deI~lues~raJ.¡inl1uenc.i,1 de,esLl ide:1pl.l~ J.¡ RljJtÍ/JIl(il, 596, Y parte de su explicación en este punto con~
10nIL1.) Ln el fllllm, llaton ol1ece una explJclClon no hlbllCl
de la creación e1,lJ.¡ que. 1.1«sabiduría hum;lI1a" ludl.l por or~ sisle en que los artesanos que construyen cunas y mesas de-
g;llllzar la l1utena preeXlsknte. ben tener un concepto de lo que intentan construir. Pero este
Lo más cU,lCterístico de id metdisiu de Plcltón es su jlall1.l~ prohlema de "lUlO sobre muchos» puede surgir respecto de
da "teoría" de hls Ideas (la p,llabr,l griega es úr/o,\). Pero es Ull cualquier COllcepto general y no sólo de los artef;lctos huma-
asunto I:1~IYcontrovertido y difIcil decir qué significa esto, nos. En 507, Platón distingue entre muchas cosas buenas y be-
pues el hlosofo nunca llega a presentada como una "teoría» o IJ.¡s y !.ls Ideas únicas del Bien y la Belleza. La concepción
doctrina explíciu, ni tampoco la argumenla de una ll1anerd "nominalista" afirma que no hay lucla que tengan literalmen-
sistem,\tica. Se da por supuesta en los puntos LTuciales de algu- te en común todos los casos de un concepto; como mucho,
nos dlalog,os, aunque, par,1 hacerle justicia a PLltón, hay que pueden existir ciertas similitudes entre ellos. La concepción
reconocer que también lo encontramos Illlhando con las c1i~ denominada tradicionalmente "realismo platónico» dice que
Ilcultades que se dan en e1iJ, sobre todo en el nlml/){it!<,S. Es~ lo que hace que las cosas particulares se consideren Fs es su
peci,dI,nente, en este tema he~nos de reconLlr que lúe pionero semejanza COll,o su "participación de» la Idea o Forma F, que
en la Itlosofta, y que, por pnmera vez en el pens,lmient() hu~ es una entidad abstracta, algo diferente de todos los casos in-

126 127
dividu.t1es. Pudiera p~ln"ler Cjue b respucsta ofrecid,l por 1'1,1- í.!,n':ll cunoen I.i re,didad última, el mundo de l.is Ideas, El
tón cn la RiJIJÍ/JI¡(tl, 5')6, es ésta: el principio de LJue par.l l.HLl
~lSpell() epistemolt'lgico de esta teoría consiste en. que sólo
término gencLtlltay una Idea. Pero en otro lugar sugiere llUe: cuent.l pll'pi;lnlcnte como conocimiento esta fJmlhandad Ill-
sólo ciertus tipos de pabbLls o concéptos, ,lt¡udlos LJue reC(l- tlledual con l.is Idc,ls. Platón discute la natmaleza del cono-
gen gcnuinas unidades (o <,tipos n.ltur.l!eS>-), expres.lJ1 lu qlll: él cin1Ícnto ell Illuchos di;lll)gos, pero en b Rql/Í/;/ictl encontra-
dcnornin.lfí.l Ide~l. Se resiste a aceptar, por ejelnplo, quc 11,1)',1 IllUS I.i tesis dé que sólo lo que existe plena y realmente pue-
Ideas correspl)l]dil'nles a los términos "barro", "sucinLl<.I" o de ser conocido plen.l o rl.'almente: la percepción de objetos
"b.\rlurcY;(l.'1 último se aplicaba a lod,ls las person.lS que nu V acontecimil.'ntus transitorios en el mundo f1sico es tan sólo
eran de Creci.l, y su sentido equivalía al dc nuestro térmillO ~TeeJllil u "opinióll", no conocimiento (476-480).
"ext r.lnjero»). Un,l de las ilustr.lCiones m.\s clar;ls de estos aspectos de la
Un aspecto meulísico inll)(lILlIllL dc Lls Ilbls es qUl' ]lh te:orí.1 de bs Ide.ls procede del razonamiento geométrico con
tón piens.l en c1Lls como t'lltid.ldes m.\s n:.dc'S Cjue LIS lUS,IS el qUl' I'latón es[,lha Limiliarizado y que Euclides sistemati¿l-
m~1teri.t1es, pues no call1bian, no se dl'lerioran ni liLj,lIl dc rÍJ m,\s tarde. Consideremos cómo al hacer geometría pens~l-
existir. LIS cosas nuteriales Individuales se d.liian y destru)'t"ll, Jnos ell líneas, lÍrculos y cuadrados, aunque ningún objeto H-
pero las ldl'.ls no est.\n en el espacio ni en el tiempo, y no se sico o diagr.lI11a se~l PCJ/l~(/,(JIII'JlIt' recto, circubr o equilátero.
pueden conocer por los sentidos, sino tan sólo .l través dd in- Lo que uliflc.1I11os, con cierto grado de aproximación, de rec-
telecto hununo o razón (485, 507, 526-527). Ll gr,ll1 teoría
to o igu.d para ~dgLIn fIn pr~lctico no lo sed al emplear un:l
metansic.l de Platón parece It,lber consistido en que, m.\s JILí
medid.1 m,ls precisa; siempre se pueden encontrar lJT~Wlbn-
del mundo de cosas llluLlbles y perecederas, existt' otro mun dades o dikrenci~ls si se examinan las cosas con el suÍJClente
do de Ideas inmutables y eternas. Las COS.IS LJue podemos detenimiento. Sin ell1b~\lg(), los teoremas relativos a los con-
percibir sólo se rcl.lcic)¡j.ln de lejos con esLlS re.lliclades últi-
ceptos geométricos --líneas rectas sin grosor, círculos perfec-
mas, como el tilósotó sugirió con su célebre y obsesiva im,l tos, cuadrados exactos--- pueden ser demostrados con certeza
gen tic la condición humana típica, equiv.llentc' .1 Ll de los pri- I1ledi,lIltl' .IIgumentos deductivos. Da b impresión de que he-
sioneros encadenados frente .11muro interior de una cwerJ1J, mos obteni~lll de este modo el conocimiento de objetos ma-
en la que todo lo que pueden ver son mer,lS sombras proyec- tcm~lticos definidos con eX~lCtitud e inmutables, que son los
tadas sobre el muro, sin conocer nada dd mundo real del ex-
p,ltrones o f(¡rm~ls a los que se asemej,l1l imp~r!ect~lmente l;~s
terior (515-517). (iSi Pblón estuVitT~l vivo en 1.1.1C!uJlilbd, 1.11 COS;lSmateriales. Al igual que otros muchos Jtlosofos despues
vez se apresur<lr,l a sei1abr lo biell que se aplica esa imagen a que él, Pl.ltón estaha profuncl.lmente impresionado por b cer-
la gente que contb Sil conocimiento .1 lo que ve en Lt telL\'i- 1L¿1 y precisión del conocirniento matem;itico, tomándolo
sión, en el cine y en las p,lIltallas de los ordenadores!) PLltÓll como el ideal ~ll que todo conocimiento humano debiera as-
el.ibor.l su imagl.'n de b eavelll~l p.na que enGlje t'n I.i estruc- pir.H. Por l~l1lto, recomendó b matem,Ítica como un medio
tura m<Ís deuJJada de su teoría. Sus prisioneros ven 1,1ssom- educativo vital para desvincubr nuestr;1 mente de las cosas
bras proyectadas por un fuego de los ,HteLlCtos que se tr.lIls- percept ihles.
portan dentro de la cucva, mientr~ls que fuera hay otros ohjetos Es b aplicación moral de la teoría de IJS Ideas lo que de-
m,\s re,lles que proyectan asimismo sombras ,¡j ser iluminados sempei'la el papel mJS importante en la teoría platónica de la
por el sol. n.¡turalez,l y b sociedad humanas. Cuando consideramos los
La condición hum~lIl~l normal puede ser b ignor,lJ1ei~l, pero conceptos mor.¡les tales como el «valor» y la "justicia», pode-
Platón pensó que, mediante un proceso de eduGlción, es po-
mos distinguir muchJs acciones concretas valerosas o sólo
sible que las melHes humanas ---al menos las m.\s apLis--- 10- conductas acordes con los conceptos generales de Valor y]us-

128 129
tiei,\. En los primero~ diúlogos, PJ.¡lón describe .l Sóc!,lleS bus- en que podemos alcanz.lr un conocimiL'nto seguro acerca del
Lllldu una adl'cu.ld,l concepción geneul de LIS virtulie,>, 11l11]- Illundo como un todo y acerca de los fines y de la conducLl
Ll s.ltiskdlO con meros ejt.'mplos o con ,>ubthses de ellos. ,lpn lpiad,l ell LI vid,l y 1.1 sociedad humanas. Sin embargo,
Hemos de distinguir entre eslm ideales y la conhls.l re~llidJd bien podemos pellsar que Pi.ltón ha inteleclualizaclo demasia-
de los seres humanos en situ,lCiones rt.';lles. UIU .lcción o UIl.l do el p;l(d de Lt r,lzón y del conocimiento. Él se defiende ale-
pelSOn,l pueden ser correr!.lS, jusLIS o bellas en un '>l'rll,do gando que toclos necesitamos una sdbiduría ¡míctica (como
pero no.en otro; por ejemplo, h,lcer lo mejor por un .lJlIl)!,U() emeguid,l veremos); necesit,\l110S US;lr nuestr,l razón en el
pariente puede impliLH él rechazo de otrn. Ningún individuo ejercicio de un prudente ,1lItodominio, moderando nuestr.lS
es el parangón de J.¡ virtud, ninguna sociccl.ld hUIll,lILl eS emociones y desl~os, así como bs expresiones y el cumpli-
ide,tl. Platón sostiene, no uhstante, que exislen p;llrunl~s ahso- micnl<) de éstos. Pero en LIs secciones centr;lles clt: la Rl'plÍNi-
lutos de V;dlH esuhlecidos p,na nosotros por LIS [dC,lS mo- (ti (Libros V-V 11) insiste en una concepción de la razón alta-
rales (472-473). Y, pMa él, tl Idea del Bien es preeminente. mente /t'LÍri(¡{, segllll la cual ésta consiste en un conocimien-
Desempeíla en su sisttm.l llll p,lpci que sel11l'j.l prjllicHllen to de las Ideas CJue eSl.1 ahierto tan sólo a una elite intelectual
te a Dios, y es descrita como la fuente de tod,1 re,t1ilLld, ver especia!Jnente Jdiestrada. Pero no es tan obvio que el pensa-
dad y hOlllbd. Compar.l lo Bueno en el mundo de LIS llleas mil'lllO filosólico explícito SC,I necesario o suficiente par.l la
con el sol en cuanto ¡úente lInic.1 de luz en el mundo de LIs IJond.ld humall,!.
COS,IS nl.1teri,tles (508-50lJ).
L~sdecisivo ¡XH.I el cClIljunto de !.I lilosolb pl.ltónic.l el lle
TU)ld!\ !lió 11\ NATl IRALE/A HUMANA
d}() de que nosotros podemos llegar ,1 (OIlO(¡'J lo que es hllCllO
usando adecu,ld,lInenle nueslr.l 1~1ClIIL1dr,lcion,l!. Fn esto se-
guía I.l send.l trazada por su maestro, Sócr.lles. En ,tlgunos de PLllón es un;] de LIS principales fuentes de la concepción
"du.llisL1", sn!,lll1 la cual el alma o mente hum,1J1a es una entj-
los primeros di;ilogos (Pro/,~~()m.i y illt'¡¡ÓII), Phtón retr,ll.l a
SÓcr,Ill'S arguyendo en Livor cit- Lt que p.!rece h.llxT sido J.¡ d"d inJllateri:11 quc puede existir separada eJeI cuerpo. Según
propia doctrina del Sócr.ltes históriLO, seglIn la cU;ll, para su Pblón, el ;ill11,1existe antes del nacimiento; es indestructible y
virtlloso, par.! ser un ser humano bueno, h.lst.l con conocer lu existid eternamente después de la Jlluerte. Los principales ar-
que es Lt virtud hum,lIla. 'Ic)d,ls las virtudes son identiliudas gumentos de PLltón en bvor de estas doctrin;ls aparecen cn
en su raíz, en ClWltO que no pode,nos poseer realmellte lIn,] los primeros di.ilogos_ En el ,llmóJI intenta demostrar la pree-
sin las otras; este bien hum,lllo único se identifIca LOn el co- xistencia del alm,l, arguyendo que lo que denomin,lmos apren-
nocimiento, en el sentido ;lmplio de sabidurÍJ. SÓCrJles se dizaje es en realidad un tipo de "reminiscencia» de la bmi-
compromete, ;lsí, con tI doctrina de que nadie hace lo Cjue li;uid,ld que tuvieron supuesLunente nuestras almas con las
cree incorrecto a sabiendas o volunLlfiamente. Pero esto entr,l Ideas antes del nacimiento (en este punto establece una ver-
en conflicto seguramente con los hechos demasiado obvios sión de la reencarnación). Se puede hacer que la gente de in-
que existen acerca de I.l natur;1lezJ hunull,l; ¿acaso no sdbe- teligencia media entiemb teoremas matem.1ticos (en cll<ll-
mos a menudo b;1stante bien lo qUé debemos h.lCer y, SIl1em- quier caso, sólo algunos de los 111.1ssimples) y se dé cuenta
bdrgo, no lo hacemos~ 1'vUs adelante vnemos cómo intenLl de por qué deben ser verdaderos atrayendo su atención hacia
Pbtón solucionar esta dificultdd. los pasos de una demostración. Pbtón dice (con bastante
La teoría de LIs Ideas es la base de J.¡ respuest,l platónica al plausibilidad) que la capacidad de reconocer la validez de los
escepticismo o relativismo intelectu;d y mor,ll de su tiempo. pasos y 1.1 necesidad de la conclusión debe ser innata. Pero
Es una de las primer;1s y mejores expresiones de b esper;lI1ZJ ;ltirma .lIgo mucho más discutible: que tales capacidades in-

130 131
nat~ls pueden proced"er t~ln sólo de! conocirnielHo de Lts Ideas cerebro bien desarroll.ldo. (Para los fines introductorios de
en una vida previa, mientras que en LI aLtualid,HI podríamos este libro me centraré en la teorÍJ tripartíla de Platón, pero
ofi-ecer explicaciones evol ucioni~Lls. deho st'ilaLlI que en el FI/dl() Y en J.¡s Lc)'l's Platón considera
En e1/'1't!tÍlI, Pl.ltl')Jl present.l un cierto nLlmero de argull1ell- CJue la natuI,l!ez.l hUl1l,lIla se divide entr~ la razón y el placer;
tos en los que atirm~l que el alma humalla debe de persislir también hah!.l Ill,ís sohre el placer en el COl;~i(/J y en el Pro/tÍ-
después de '" muerte de! cuerpo. Intenta refutar Lt teoría IlU- ,~tllII.\.) Se pueden descubrir ecos de la distinción tripartita de
terialista de antiguos ,ltomistas griegos tales como Demócrito, PLttl)n en IJS obras de muchos pensadores posteriores, tales
quien sostuvo que e! alnu humana se compone de d.il.l1inULIS como heud, como veremos en el Capítulo 8.
IXlItÍcuias que se dispers,1l1 en e! ,lire tr,IS 1.1muerte. Lllllbltll En este punto del pens;lmiento platónico, podemos decir a
arguye cOlltr,1 1.1concepción (que Aristótcles desarrulló 111:1S su L1vor que vemos que reconoce la escasa plausibilidad de
l,lIde en términos m,l5 técnicos) segltn la cu,l! el ,11m.] es un la dOUrin,l socr,llica de que nadie hace el mal voluntariamen-
tipo de «,lrtll011í,l" del cuerpo en funcioll'lll1ien[o.' cumo 1.1 le. (Cuando San Pablo dice «llago lo mismo que odio", nos
1l11')siel emitid,l por un inSlfllll1ellto cU;lI1do se ,11lila y toca reLlta Ull,l experiencia humana Cjue todos reconocemos.) Pla-
adecuadamente. Los argumenlos de Platón siempre n1l'reCCI1 tón se dch,lte con la cuestión teórica de cómo es posible un
un estudio cuiebdoso, y ,lun cuando se esté en des,lCut"ldo contlicto interno semejante y con el problema prJuico de
con ellos, podemos aprender mucho in telll.llldo especi IiUI cómo podemos alclIlzar la arrnonía interna. Examinemos pri-
dónde LlJLtn. El filósofo sostuvo, con ,ligu cit la fULTza de un,1 mero sus argumentos en {;¡vor de la estructura tripartita.
creenci,l religiosa, que es el alma inm,lterial, y no los sentidos Consideremos un ejemplo de conflicto o inhibición men-
corpor~des, la que ,l!canz,l el conocimiento de hs Ide,ls ..Com- tal, tal como una persona que tiene sed pero no bebe el agua
p<Ha el alll1,1 con lo divino, lo racional, lo Il1mort,t1, lo lI1dISI)- disponible porque cree que está envenenada o por algún tipo
luble y lo inmutable. En su célebre representación en el h·¡fólI de ascetismo religioso. A menudo no satisElcemos (,11menos
de I<lSúltimas conversaciones de Sócr,lles ,1I1tes de su muertc', inmediatllnente) JlUestr,lS necesidades corporales, y ello por
Pl<ltón present.l a su héroe Jilosó¡Íco ;lIlhelalll!o liher,lI su divers,ls razones. Pero, a la inversa, algunas veces nos descu-
alma de todas las preocupaciones y limitaciones del cuerpu. brimos cediendo a las tentaciones del cigarrillo que nos ofre-
LIS doctrinas de la inm,lleri,t!ie"'d y b inmOll.t!id,ld del cen, del segundo pastel de crema, del quinto vaso de vino o
alma ap;lrecen ,11/Inal de la RC/,iÍUi(¡/ en ,<ti mito de Fp, del LI- de la enclIHador,l seductora, aun cuando sabemos que las
bro X (608620), pero este libro ha p,lrecido ;1 mudlOs comen- consecuencias ser.in malas para nosotros (o para otros). Los
t,lrist,ls un ,ü'udido l/ue enel),l mal con el resto de la obr,\. Lu malos h<Íbitos se vuelven notoriamente adietivos --reconoce-
realmente impml,lnte de la princip,l! discusión mm,ll de PLI mos la gula (o, en estos días, la ,1I10rexia), el alcoholismo, la
tón es su distinliv,l teoría dé bs tres p~lrtl's del alma (-U 5-4-1 I). drogodependencia, al seductor h,lhitual o al hombre o la mu-
Aunque la presenta como un argumento que tr,lla de demos jer que persigue sin (¡egu,l parej,ls imposibles. Platón arguye
tr.lr \.¡s partes existentes dentro de lo que él denomina «,llm,I", que allí donde exista cualquier tipo de conflicto, como en la
no necesiumos inlerpreurlo como al(!,o que depénde de ul1a persona con tendencias o deseos contradictorios, deben dis-
concepción mdal1sicl duaJisu: podemos comiderarll) corno tinguirse dos elementos diferentes. En el caso del hombre se-
una distinciém enlre tres aspectos diferentes de b n<ltuule2J diento, debe de haber una parte que le hace querer beber y
humana. Es posihle reconocer la existenci,1 de tendencias 111- una segunda Cjue se lo impide; a la primera la denomina P!a-
km,lS cOIlJ1ictiv,ls en nosotros mismos incluso si adopLlll1os tón «Apetito" (en la que incluye todas las necesidades tlsicas,
la concepción materialista, evolucionista, de los seres hUllu tales como el ILlmbre, la sed y el deseo sexual), y a la segunda
1.1denomina "ltlzón».
nos que los comidera como un tipo de anin1.l1 dOLIdo de 1I11

132 133
Ilasta este punto, Phtón ha fundamentado su an,lIisis su- tres direcciones por los dikrentt's elementos ~por ejemplo,
bre una bdse bmili~lr. Pero aVJnza otro paso, postui,lnLilJ J.¡ pur b lujuria, el amor romJntico o el juicio razonado sobre el
existencia de un tercer dcmento en lll](.:str~lnatur.1lez~1. Esto mejor comp,1I1ero o compaí'lera par~l b vida.
se demuestra, arguye, mediante diferentes casos de conl1iLto PLltón presenta su teorLl tripartita con in1.lgenes vivas, si bien
ment~ll. El primer ejemplo que ohece p~tn:ce un Unto extlJ ~llbo crudas. En el n·tlJO, 253-254 (diálogo que versa principal-
110: es la historia de alguien que experimenlJ el insisttnte cie- mente sobre el amor), compara el alma con un carro empujado
seo de contemplar una pila de cld:weres, aunque se siente dis- por un clhallo bLinco (el Animo) y un caballo negro (el Apeti-
gustado consigo mismo pur querer hacerlo (cl'IO). I'Lltl)n ~llir- to) y conduc ido por un auriga (b Razón), que lucha por man-
ma que p,Ha explicar casos de conflicto interno como Éste tt'llcr el control. En el Libro IX de la RrjJtÍbhm, en 588, describe
necesitamos reconocer la existenci~l en nosotros mismos de a LIS perSOlL1Scomo compuestas por un hombrecillo, un león y
un tercer elemento, que dcnomin,l "Ánimo» o p,lsión. Su ar UI]'l l)l'sti,1 policéLlla. Estu implica obviamente un regreso infi-
gumento par~l apoyar esto no es dell1~lsi,ldo explícitu, pero dJ nito ---una pnsona dtntro de una persona, etc.--, pero PIatón
la impresión de que, debido ,1que entr,lJla una t'lI/o(/áll de re- er.l demasi,ldo bucn filósofo para no advertido; debió de ol1-e-
pugn~lIlcja de llllO mismo, y no sólo un reconocimiento inte- CtTl'Sta descripción sólo por la viveza de sus imJgenes.
lectual de la irracionalidad o no clese,lbilidad del deseo, el ¿¡~s adecu,lti,l I.J anatomÍJ tripartita del alma elaborada por
Ánimo debe ser distinto de la razón. PLttón? Puede COllsider,lrse una interesante primera aproxima-
Segur~lmente tengamos que coincidir con ¿¡ en que la emo- ción distinguir algunos elementos en b naturaleza humana que
ción difiere tanto de los deseos corporales COl1l0dd Juicio racio- pueden entrar en cOllÍlicto. Pero es posible que no sea una di-
nalo mor,l!. El ,lmor no es lo mismo que la lujuria, alll1que Um- visión rigurosa o exhaustiva, incluso si volvemos a nombrar las
poco es un mero juicio sobre las admirables cualid.ldes del partes en términos Illodernos como intelecto, emoción y deseo
amado o la amada. La cólera, la indign~lción, la ambición, la corpor,tl. En particular, no está dt'm~lsiado claro lo que signifi-
agresiviclad y el deseo de podn no son deseos cor¡xú·,des ni el el elemento medio platónico del Animo. Las emociones for-
tampoco simples juicios acerca del v~llor o disvalor de las Illan parte de nuestra n,lluraleza humana, desde luego, pero ¿te-
cosas, aunque entraüan t,l!eS juicios. Platón prosigue, stll,dan- nÍ.l PLltón umbién en mente deseos o impulsos que no son
d~) que 1m nillos (y ,1lIn los ~Ulim,des) demuestran poseer apetitos (()JjJo/¡ti¡'i", pero que tampoco son emociones, como la
«Animo» antes de exhibir "Razón»; uJ.1!quicra que haya [r,ILl- alirm~1Ciónpersonal, la ambición o el deseo de dinero, posición
do con nillos podrJ contirm,H esto por la t'XlwrienLiJ con su soci,tl o poder? ¿Y dónde entra la voluntad en la historia? ¿No
ClIJcter animoso, su seguridad en sí mismos, su obstÍIl.lCión tendr,l PlJtón que actpt.u que una cosa es reconocer o juzgar
y (a veces) su agresivicl~ll! y tirallÍa. (con la propia razón) lo que debemos hacer y otra hacerlo real-
Plalón ~Jtirma que el Allimo estJ por lo general del I.Jdo de mente? Se ha hecho común, especialmente desde la aparición
la Razón cuando surge un contlicto interno. Pero es un ele- del Cristianismo, un,l distinción tripartiu diferente de las facul-
mento genuinamellte diferente en la mente, y es posible que Lldes que se estructura en razón, emoción y 'voluJltad. Qlizá
haya casos en los que entre en conflicto con la R<lZón. Para nos veamos obligados a distinguir cinco factores en la naturale-
confirmar esto, Pbtón cita este verso de Homero: «Golpdn- Z~lhumana: razón, voluntad, impulsos no corporales, emocio-
dose el pecho, increpó a su corazón.» Y seguramente poda- nes y apetitos o deseos corporales.
mos aüadir ejemplos de nuestra propia experiencia, ocasiones El grueso de la argumentación de Platón parece desarrollarse
en las que hemos sentido emociones de cólera, celos o amor con los hombres m~ls que con las mujeres en mente, pero el fi-
que juzgamos irracion~lles, indeseables o aun inmorales. Q¡i- lósofo tenía opiniones acerca de las similitudes y diferencias
d haya incluso casos en los Cjue nos sintamos impelidos en entre los sexos que sorprenden por su originalidad y que re-

134 135
sultJwn incluso sulw~rsiv.ls en su tiempo. En tI smiCl!.ld Ile sohre el rc·sto, hay tres tipos de personas cuyo principal de-
griega, las lI1ujeres no dcsempei'uban lasi ningún lupd l'l,l la Sl>O,'S el cOllocimiento, el éxito o las ganancias. Platón las des-
vida púhlic.l, conlinad.ls como esub.lJl .1 bs lare.lS dunlCsll- crihe, respectiv,lInenle, como filosóficas, amantes de los ho-
ClS; LIs discusiones íllosóllClS sobre el amO! que ,lp,lrl"CL'11en llores y alllan les del 1 ucro (581). El filósofo tiene una concep-
los di:llogos pbtónicos se refieren en su totalid.ld al anHlr hu ción I1lUYc1ar.1 de cu.íl de los ~res elementos debería gobernar:
mosexu~ll entre hombres, que la sociecLtd aprobaba. PLllón ar- Lt Razón dd,c controlar el Animo y el Apetito (590). Pero
guye, sin emb,ngo, que no hay ninglllla función en 1.1socie- CllLi 1l/1O tiene su propio P;lpel que desempeñar; ideJlmente,
cLld que h~lya de ser restringida d un sexo en conu~to. (:on- 1l'lldrLI que haber un acuerdo armonioso entre los tres aspec-
cede que dlgulus mujeres son ddéticds, ll1usic.des, hlusóhL<IS tos de nuestra naturaleza, con la Razón dominando a los de-
y dun «animosas» (id dlll1.1 se entusi~lsm,t! Sin embargo, que mis. PLllón expreSJ esto en el elocuente pasaje (443) que aho-
rí,l decir Ljue son v~llienles y, por unto, ~lptJS P,1I",1el servIcIo 1.1sIgue:
militar.) (Véase *15.) Con todo, asume con condesct'ndenCl,l
que los hombres son por lo generJI mejores que bs mujeres
Li 1m!Icia... no se re/iere a Lis acciones externas, sino al yo
interior del hombre. El hombre justo no pennitir,l que los
en todo, ~Iunque piensa que la única distinción ahsoluu es 1.1
tres elementos que componen su yo interior tr;lspasen sus
biológica. En e/l.'UO, los hombres engenlklll hijl~s y LIS mu!l'
tltllliunes respectivas o interlleran entre sí, sino que los man-
res los tienen, reduciéndose las resLlutes dlkn:'IlClas a cueS!ll) Ielllld .1 los tres cn silltonía, como bs notas de la esc,lb mu-
nes de grado. En consecuencia, Pbtón esLí dispuesto ,1 admitir SIL.tI ... En el m.ís auténtico sentido de la p.llabra, pondrá su
a Lts mujeres con el t,dento apropi,ldo en la clase gobernante. (,lS,1en orden y scr,) su propio maestro y seilor, en paz consi-
El último rasgo de la teoría platóniLl de IJ IlJtura!cz,l itu· glJ IllISlllO. Cu,lIldo haya unido estos elementos en un único
mJnJ es el Ilecho de que somos irremedi,lblemente sociales: lodo orden;ldo )' regulado, unitldndose de cste Jl10du a sí
vivir en sociedad es algo natural para los sereS hUll1anos. Los mismo, est~lr,í dispuesto para cualquier tipo de acción.
individuos humanos no son autosuhcientes; todos tenemos
mudus necesidades que 110 podl"mos sJtisf~lcer por nosotros Al igu,d que la pJrte r.lcional del alma inclivicILI<l1 debe di-
mismos. Illcluso la comida, el cobijo y el vestido pueden ob- rigir y controlar Lis restantes p~Htes, así aquellas personas
tenerse ddkilmente sin la ayuda de los dem<Ís. Un individuo -homhres o ll1ujeres- cuya «razón" se haya desarrollado
en un;l isla desierta tendría que luchar para sobrevivir y se per- nl.Ís (lo que incluye L1 sabiduría moral, como hemos visto)
dería Lis ~Ktivill.ldts peculiarmente humanas de b amistad, el llcher.ín gohern.1r Li sociedad en interés de todos. Un,l socie-
jucgo, el arte, b políticl, el estudio y el r,lCiocinio. Es obVIO dad bien orcien,llb, «justa", es aquélla en b que cacl,l clase de
que personas dikrentes tientn diferentes aptItudes e m!ere- personas desempeí1a un pdpel distintivo de ella, en armonía
ses; son gr,lI1jeros, arteS,1I10S, soldados, adn~llllSlr,ldores, cte., con las otr,IS clases ('-13-1).
<ljust<Índose Glda cual por su naturaleza, al!lestrallllenlo yex- Platón describe est,1 condición ideal de los seres hum,ll1os
periencia a b especi.lliz'lCión en un tipo de tarea; la división y LIS socie(bdes con la palabra griega diktlio~)!JIe, que se ha tra-
del tT~¡/Xljo es esencial (369-370). ducido tradicionalmente por «justicia". Pero cuando se aplica
a los individuos, este término no tiene su connotación jurídi-
ca o política moderna. Qlizá no exista una traducción exacta
DIAGNOSTICO en espaiiol: «virtud", «moralidad», «vida correcta", «bienes-
1.11"»o «salud mental» pueden ayudar a transmitir lo que PJa-
La Rnón, el Ánimo y el Apetitu esLÍn preselHes en cierto tón pensab,l. En 444 dice, de hecho, que la virtud es un tipo de
gr.ldo en cacL1 persona. Dependiendo de qué elemento c1omi- salud mental, belleza o buena disposición de ánimo, mientras

1.)6 137
que IJ injusticia es ulltipo de enfermed,HI o dd()ITnid.ld () En una sociccLld "timocr.ítiu" como Lt de Esparl<l, se V,l-
lIaqueza. Su ide,l funcLl1llental es que lo bueno o lo m,lil) P~lr.l Juran sohre todo el honor )' la bma, especialmente en J.¡
nosotros depende de nueslr.l human.l 11Jtur,t1ez,l, del com- guerra)' en la caza. Se red~az.l la razón y la comprensión ti-
plc:jo de bclores que compOI1CJI Ilueslr<l estructura psico- losófiCl de /.¡S cosas, y el Animo desempeíl,l el papel domi-
kJgica. nante en 1.1socie(bd y en los miembros de la clase gobernan-
La teorÍJ de Lis partes del alma (junto J la temí,l h.ísiCl de te (5cJ 55-ll)). Se p.nece a UI1.1sociedad «aristocr.ítiGl» en n ues-
las Ideas COIllO ohjetos de conocimiento) deJine los ideales tl\) selltido de la palabr,l, como lo fueron, por ejemplo, las
de PLttón par,1 el bienestar social e indlvidu,ll, y cuando COIl- sociedades europeas de siglos precedentes, ell la actualidad
sideró los hedlos de su ¿poca descubrió que eSI,lban lejos del C1SI extll1t.1S.
ideal. Cabe pregunlarse si llubiera sido Illcnos riguroso su jlll- En UIl,l «oJig,HquÍa", las antiguas divisiones de clases de-
cio sobre J.¡ condición IlulllJna 'lCtual. tvluchJ genlc 110 de \aparccen, hacer dillero se convierte en la actividad predo-
muest rJ poscer demasiada «armon Ía in terna" o c()ord inJción lllill,lnle y el poder político p,lsa a residir entre los ricos.
controlada de sus deseos y cap,lcidades nlcnLlles. Y muchas PJ.¡IÓll expresa repugnancia por el tipo resultante de carác-
sociedades hum,llus no manifIestan el orden y la esl.lbilid.ld ter, que
que busuba PLttún.
Los problemas de los individuos humanos di,lgnostiudns elllllJlliz,lr.í su park codiciUSJ y amJnte de LIS riquezJs,
por PLttón est.ín Íntimamente reJJcionados con Jus defectos haci¿Jldub rey dentro de sí mismo ... y, en cuanto a la pJr-
te r<l(ional ya IJ del Ánimo, IJs hJ¡j agacharse sobre el sue-
de las sociedades humanas. No podemos ,1Iribuirle L1simplis-
lo ,1 ,1Inhus Lldos de .lqUe! trono, y IJs esclavizar.l ... No de-
ta concepción mor,ll de que los proble11l,ls socities se dL'ben
j,lr.l ~l UII,1 rdlexion~lr ni examinar ,ligo que no sea dónde
a las acciones incorrectas de los individuos ni 1.1concepción h,lr.í que su ri'Juez,1 se acreciente, ni a la otra entusiasmarse
puramente sociológica de que el orden social geneLl los Ltllos y Véllerar otra cosa que el dinero y los ricos, ni Jmbicionar
de los individuos. Platón diría, creo, que los dos son inlerde- olra COS~lCjue la posesión de riquezas y lo que lleve haci.1
pendientes. Una sociedad imper1(xla tiende a generar indiv¡- di.! (553) .
. duos imperfectos, y los individuos atribulados o con escaS,l
educación contribuyen ,1 producir problem,ls soci,lles. 1,.1"democracia" puede surgir si la mayoría oprimida toma
Platóll dcdica e1l.ihro VIII de la Rtj'IÍUú'I (5'-13576) a Ut!.l d podc!. En la Rt'jJú/JIi((I, Platón adopta una visión bastante
clasilic.¡ción siS(ell1.1liCl de cinco tipos de socit'lLld, comcn- parcial de J.¡ democracia tal C0l110 la entendía. Estaba influi-
zando por cl ideal bosCjuejado antes, que denomin,l «.lrislo- do, sin duda, por su experiencia de la arbitrariedad e inestabi-
nacia" (rdlri¿ndose a UIl.l aristocracia del 1.1Ien(o m.ls quc licLtd de la democracia ateniense. en b que todo ciudadano
de nacimiento). Prosigue con el di,lgnós(ico de cu,ltro ti- adulto (pero no bs mujeres ni los esclavos) podía votar en bs
pos de socieebdes imperleu,ls, que denomina "limocr,lCiJ)·, reuniones que decidían las distintas políticas, y los cugos de
('oligarquía", «democracia» y «tir,lIlÍ<1». TlInbién describe un gobierno se decidían a menudo a suertes (555-557). PLttón pen-
tipo de individuo supuestamente típico de cada sociedad. saba que es absurdo conceder a todas las personas la misma
Ohece una expliClción de cómo puede surgi r cad.l ti po de voz y voto, ya que, según él, la mayoría desconoce qué es lo
orden social por degeneración de su predecesor y de cómo mejor. Critica lo que denomina tipo «democrático» de perso-
puede IOfl1urse cad,l car<1Uer individual como resul(.ldo de lU por cOllSiderar que le ellta disciplina, al perseguir tan sólo
problem,ls surgidos en la gener,lCión <Interior (cenlr,índme, los pLtceres momentáneos, cediendo a deseos «innecesarios,
como buen hombre griego, en las relaciones entre padres e dernxhadores". (El avaricioso con éxito ejerce, al menos, cier-
hijos). to autodumÍnio.)

138 139
Un joven ... conv'ive con ti..·IOCl:Sy krribks besti.b que Plle' le de SIl e\plic;lción de por qué la justicia existe en interés cid
den pr()V~'er tod.l v.lried.ld de p!.tcer •..s, de llIúllipks u,j'Jles y indivi,llIo.
espeues .

... viendo 1:1 ciud.ld •..LI del .Ilm.l dd jOV('11V.leí.l de COI10Cl


nlientus y de preocup;lciones recLls y de ,líSllllsus v,'rd.lek-
ros ... restos deseosl termin.lIl por apoder.use de eS.l ciud.ldel.l.
Platón dijo que I.t "justicia» es en esencia lo mismo en el in·
... en CU.Hlto .11 discurso venLidtro, lll) lu ac0t',c ni le permite dividuo )' cn LI so~itdad: una sutil cooperación entre 1.1s
el .ICCtSu a su ciud,H.!ela. Si alguien le dice qut h.1Y placeres pro palies del ,dm~l u cntre las cLlses del Estado (435). La ausencia
vcnientes de deseus nobles y buenus y otros dc des~'os perl'l'ISUS de l.d armonÍ.l es la injusticia. Pero hay cierta ambigüed,ld en
y que dehe cultivar y homar LInos pero reprimir y sume ter .1 los Ll Rlj'IÍ¡,f¡m .lCerl~l de en qué medida pueden cambiar los in-
otros, en todus estus GISUSs,lCude la l.lbcLI y dcclara que todos dividuos sin una reJórnu institucional, o sobre si el cambio
son semej,HlleS y que hay que homarlus por igu,d (559561).
socd dcbe proceder de una mejora individu~ll. (Éste es un
problem,l que seguimos teniendo.) Uno de los propósitos
Ll Anarquía, cree Platón, es la consecuencia de b caótica y 1l1l1damentales de la argurnentación de Plartón es 1.1 de res-
desent-l'enad,1 libertad de la democracia: Ll permisiviebd Se ex- ponder al desafio del cínico Ti-asímaco (al que se presenta en
tiende, los padres y los profesores piercl('n autorieLtd. (De- el Libro 1) demostr~lJld() que es en interés del individuo el ser
muestra sentir hOITor ante la idea cle liberar a las mujeres y los jllSto. Platón h~lce esto eLlborando de nuevo el concepto de
esclavos.) Allí surge entonces el deseo de restaur,H algllll tipo justici,l, y d(' ('sta maner,1 insiste en que es la armonía entre los
de orden, y suele surgir un individuo Úlerte y sin escrúpulos tres elementos del alma (Libro IV) lo que nos convertid en se-
que se hace con el poder absoluto y se convierte en tirano res hum.ll1o$ n1<lS¡-dices y plenos (Libro lA').
(565569). El carácter tir.lnico, como diagnosticl Platón, no lo Pero ¿cómo se puede alcanzar esa armonía? Platón sei1ala
posee tanto el tirano (quien, después de todo, tiene CJue ejercitar en 444 que la virtud yel vicio son el resultado de nuestras ~lC-
b inteligencia y el autodominio )1<lramanlt:ner su poder), sino ciones, se~ll1 éstas buenJs o malas. Así, parece que depende
la persona totalmente dominada (·(tiranizad,l") por SllS pro- dc nosotros en lo que nos convirtamos, al menos hasta cier-
pios apetitos, especialmente por los deseos sexuales. No se dc to PUllto (un tema existencialista, véase el Capítulo 9 sobre Sar-
tendr.l ~lIllc n~l(b; sacrificará sus poscsioncs y su dinero, las re- trc). Sin emb,ngo, el mero reconocimiento intelectual o el
laciones. ramiliares y sus amigos en la ¡i-elléticl persecución de juicio moral 110 parecen suficientes, pues una cosa es recono-
sus apetItos. cer el atractivo de la armonía mental y otra a/raJlzar!'1 en uno
En csta serie de diagnósticos soci.des y de descripciones de mISI11O.
caracteres, podemos sentir CJue bs analogLis entre los indivi- En este punto se introduce en la historia de Platón el ele-
duos y la sociedad son a veces fórz.leL1s. Pero c~lda descripción mento social. El filósofo acentúa la necesidad de una educa-
demuestra una lloLlble penetración sociológiGl y psicológica, ción apropiada como la mejor forma de generar personas vir-
y sus aplicaciones contemp0r.llleas son obvias. Platón conclu- tuosas, armoniosas, equilibradas y "justas» (376-412 y 521-541).
ye que los distintos tipos de personas y de sociedades se ap.lr- Platón fue uno de los primeros en ver en la educación la clave
tan caela vez nüs del ideal, alcanzanelo un nivel progresiva- 11<1raconstruir una socied~ld mejor. Por eclucación no entien-
mente m<1Sprofimdo de degradación y de infelicidad. Platón de la mera escolarización formal, sino todas las int-1uencias
no duda de que la avarici~l, la búsqueda del placer y la gente sociales que se dan en el desarrollo propio -aunque ignora
dominada por la lujuria distan de ser (dices, y estu (órma par' el período de la inLtnci~l y de los primeros meses cle vida, que

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Lt psicología Ill.1S recil'ntc lu rcu)noLidocomo unJ cl.lp.1 UlI- Con el UIJjLlo de producir amantes de la sabiduría, capaci-
cid (véanse el CapÍlulo g sobrc Frcud y el CapÍtulu J O suhrt t.!llos par,l ser Rcyesfilóso/c)S o "Guardianes», Platón propone
Skinner). PLttón analiza COII gr.lI1 del.dk el tipo de l'duLlLi()11 que las tt,lpas superilHts de la educación estén abiertas tan
a la LjUl' ~Ispir.l, y los estudios .lcadélllicos tónl1.des 110 OLlIp.lIl sólu a lüs que sean menLllmente aptos para seguirl~\s. A la
ulla posición centr.d --eso es algo que se reserV.l .1 UII su!Jt',ru- ed.ld conveniente, estudiarían matem.íticls y luego liloso/h,
po e1ilista a un.l t'lLtd convenientemente Iludur.l. Lo que PLI disliplin.ls qUl~ dirigen la mente h:lCia el conocimiento de ],¡s
tón consider.l vir.d para cualquiera es el adiestr.l1nicnto de 1.1 ¡de.ls y II.lli,l el .1111Orde la verdad por sí misma. La elite así
persona como un lodu ~unid()s Lt R.1ZÓll, el Állimo y ti producid.\ prekrirÍ.l proseguir los estudios intelectuales, pero
Apetito. Por tanto, recomiend.l la gimn,lsia, Lt PUL">Í.ly b mú- Pbt(ln espera de ellos que respondan a la llamada del deber
sica como elementos del currÍculull1 común. h po.sibk <¡lit s(xi.d (uos preguntlmos por qué) y apliquen la competencia
encontremos .lrl.licos los dl'lalles de sus propucst.lS educ.llÍ- .Ic!quirilb en Ll dirección de la sociedad. Tras la experiencia
vas, y qLll' eso llOS divierta, pero el principio genCl.d e!Loqllt C(111los oficios suburdinados, algunos de ellos estarÍ<1n prepa-
los fund.lmt'ntos de la "!órmación del CJLÍcter» son m.ís im- r.ldos p.lI.\ el poder supremo. Sólo tales amantes de la sabielu-
porl.lI1tes illCluso que las superestrue tmas aCldémic.ls cOllli rí.l y de I.t verdad serían insensibles ~l la tentación usual de
núa siendo un.l visión t.1I1 realiSla como siempre. abus:lI' del poder, pues valorarÍ<1n la fdiciehd de una vida vir-
Pero ¿cómo dehe establecerse J.¡ ed uLlción ~ 1Zcqull're una tuosa y raciOll~llnl.1s qlle los bienes materiales (521).
concepción clara de aquello J lo que se .lspira, que es, de !Je- El estilo dt' vid.l de estos Guardianes sería espartano, al me-
cho, una teoril compkta de la natuLlla~1 y del conocimielltc) nos en el Sen 1 ido que esta palabra tiene en la actualidad (Pla-
hum.1I10s. A~lell1.ls, precisa reCursos y un.1 elaborada org.lI1iz;l- tón dl·bió de derivar algunas de sus ideas de la Esparta histó-
ción social. Esl.l eS una de las razont'S printip.des por i.ls que rica). No tendrí;ln propiedades personales ni vida LlIllÍliar, y
en la Rt'jJlÍf;/¡u{ Platón otiece tina prescripcióll r.ldic.dmtlltt se mantemlrí,l en común a las mujeres y a los niJios. El Esta-
pulíliu: do seleccion:uía a los Guardianes idóneos para la procrea-
ción, y org;lIlizarí.l oClsionales "festivales de aparcamiento".
No II.llnj litl de lus males p.lIa los Estados 111LlInpulo Los niilus resull.lI1tés serí~lIl criados comunalmente por nodri-
p.H.l el g~llCr<)Ilum.lIlo .1 mellOS qLlc' lus Jilósoll)S rcllll'L1l'1l zas, y se tOll1arÍ;\Il prcGluciones para garantiz.u que ningl'm
los Estados, o lus qLle ahora son Il.tlllados reyes y gobernantes padre reconociera a su propio hijo (457-461). En este punto,
filosoll-n de mudo gl'IILlillO y .ldClu.rdo, y que lUllllid.lI1 el1 PLtlón se dirigl' dirccLlmente contra b necesidad psicológica
Ull.l misma perSOll.l d puder PUlílilo y l.t liiusoti.l (473). que esublecc /llertes vínculos emocionales entre los niJios y
los .ldultos que los crían (nornulmente sus padres). Como va-
Platón es muy consciente lk que esto suena absurdo y n'm griego de alto linaje, obviamente no tenía experiencia en
poco realista, pero, d.ld.l su interpretación de bs Ideas, del co- el cuidado de los niilos o en las necesidades de éstos.
nocimiento humano y de Lt naturaleza humana, podemos La collcepción platónica según la cual sus GU<Hdianes
vislumbrar sus r~IZ()nes para ello. Si existe algo semej.lIlte .1 1;1 adiestrados serLm tan amantes de la verdad y la bondad que
verebd respecto de cómo hemos de vivir, lus que lo cónozc.lIl se podría con/lar en que llunu abusarían de su poder, resulta
ser.ín los únicos que estén adecuadamentl' cuali/icados para ingenuamente optimista. Necesitamos seguramente restric-
gobernar],¡ socielLld. Los filósofos S01l, segl'lI1 la deJinición dc ciones constitucionales p~lra evitar la exploución o la tiranía.
Pl.lIón, aquellos que h.111llegado a conocer LIs Ideas. Si gober- Platón pregunta: ,,¿Quién está cualillcado para detentH el po-
naran la sociedad, se podrían solucionar los problcTll.ls de I.l der absoluto?", pero ¿no deberíamos preguntar m:1S bien:
naturaleza human.l. ,,¿Cómo podemos g~lrantizar que l1<ldie tenga poder absolu-

142 143
tO?" ¿(~Ié sucede si .ltlll la gente bien educad.l disiente ell y.l ell ~ilg() .11 hiellestar de b societhd. Pero Pbtón parece con-
cuestiones de nloral y política, como sabemos qUl' ,1 l1lenudu templ.lr mjs que esto en su estricta división de clases y en su
OculTe? ¿[lay alguna m.mera de demostrar cu,í! es 1.1concep- illsistcncia en que ud.l persona cumpb con su funciónasig-
ción correcta? Platón espera usar b argulllenl.lción raciull.ll, y n.ltl.l y 11.lc!.lIl1.1S.Fs lo que él denomina "justicia» en el Esta-
es uno de los gLllldes pioneros en filosollel que lu ha' hL'cllo dll, PL'lO Sl'llCill.lll1t'nte no es esto lo que significamos con
Pero cuando algllien cree conocer la vcrtbd Cdtím.l de alguna el térrnino, que implica igualdad ante la ley y algo así como
cuestión il1lporLlllte, esta person.l puede ser intoler.1I1!C con un rep.\Ito equitativo p~lr;l todos. Si un tr.lbajador no se con-
aquellos que no estén dI.' acuerdo con ella, pudiendo sc'nlirse ¡(mlla con serio, con acept<lr una parte estrjctJmente limitada
justilicad,ls para [c¡rzar su visión en utros (como lo atestigu.l!.\ de los bienes económicos, con no tener voz ni voto en políti-
histori.l de las controversias políticas y religios,IS). (1, el Esl.ldo platónico lo lórzarb a permanecer en su posi-
¿(¿ué sucede con el resto de b sociedad, con los que 110 ción. Pcro ü!e qué sirve una sociedad estable si no es para ser-
pertenecen a b elite? Es preciso reali.'.H mudus 1l1l1Liones vir.l los intL'leses de los individuos que la componen?
económicas y soci,lles ditérentes, y b división del tr.lb.ljo es 1.1 La repúhlica p!atónica tiene un cLlro carácter autoritario y
fórma m:ls natural y e/lUZ de hacer/u. Pl.ttón establece Ull" en cierto modo totalitario. Por ejemplo, no tiene escrúpu-
división trip.utita de la sociedad (412-427), p,lraleL1 ¡j su teoría los en el emplec) de la censura; propone excluir a los poetas y
del alma. Aparte de los GU.lrdianes, habría una clase, denomi- a otros .lrtislaS, alegando que éstos apelan a LIs partes inferiores,
nada tr.ldicionalmente de los "Auxiliares", que deselllpei1a irr,\(jonales, de nuestra naturaleza (605). Pbtón se sentiría se·
rían los papeles de soldados, policía y funcionarios civiles. guramente horrorizado ante b penetralHe influencia que los
Pundrí.1n en pr;Íctica las directivas de los Cu.mliants. La ter- hoy Ibmados «medios» ejercen en todos nosotros a partir de
cera clase contendrí,l a tr.lbaj.ldores de tod.ls LIs especies \.¡ lll.1S til'rtLl inLmcia. Es posible que no nos guste su solu-
--gr.1I1jeros, artesanos, cOlllerci,lIl!es y todos aquellos que ción de la rcnsur,l estatal, pero atrae nuestra atención hacia el
producen y distribuyen bs necesid,ldes materia!.:s de la vid.1. const.lnte probkl1l.1 de cómo se puede presentar la verebd y
La división entre est,ls tres clases sel-í.! muy estricta; PL1tón la bondad en medio de un amasijo de influencias culturales
dice que la "justicia" o el bienestar de b suciedad depende de y económicas en competencia.
que cada person,l realice su propia funcióll y no inlLrtiera en I~n la RI'jJÚU¡(¡{, Pbtón rechaza las constituciones democrá-
otras (432434). tlCIS con basLmte resolución y, quisiéramos decir, injust,l-
mellle. Cierto es que pensaba en la democracia ateniense, en
Elobjetu llLoIlueslr.1 Icgisl.lción IIU es el bienestar de UIl.l I.Jque todos los ciucl.Jd.lllos votaban en \,¡S decisiones impoltan-
clase pMI icuLlr, sillo dl' I.i comullid.ld total. Se usa I.i pnsu.l
teso Aunque los sistem.1S de votación electrónica podrían vol-
sión o la IlJl'rza p.n.1 unir .1 todos lus ciudad.lnos )' hacl'llcs
ver léllliulllcn!e posible este tipo de democracia en los Esta-
Llllllp.lrlir jun(us los beneficios qUl' Lltl.i UIIO puede olurg.l1
individu;llmenlc .1 la cOlllunid.ld; )' el propósito de ,dell
dos modelllos, seguro que de ellos resultaría un gobierno
t.n esa aLtitud 110 cs f:1cilit.n a L1LI.i llllO b propi.l satisbc- intSLlblc, sujeto a los cambiantes caprichos de un enorme
cil'lIl, sillu hacer de clda hombre un eslabón en 1.1 unid.ld dd elector.ldo influido por las emociones colectivas y por la "re-
lodu (519520). tórica» o l.t publicidad inteligente --que era lo que criticaba
Pl.ttón de \,¡ democracia ateniense. Seguramente sería mordaz
En este punto, Platón ¡úrece más preocupado por I.t armo- con b manipulación de los medios de masas e!l las campaf'las
níay estabilidad del conjunto de b socied.ld que por el bie- políticas contempodneas. Sin embargo, el rasgo m.1s esencial
nestar de los individuos que 1.1integran. Podemos estar a b- de bs ciemocLlCias parLllnentarias modernas -que el gobier-
ven del «espíritu comunitariu", de que cada persona cOlllribu- no debe someterse a reelección dentro de un período preesta-

144 145
blecido de tjempo-- proporciolu un medio para dtClUeU un que Cl)llticnc introducciones igu.llmente magistrales ~lAristú-
pacífico cambio de gobierno que no se d.! en Li R'j'Ú/J!¡(II pLl~ teles (de 1(1);lth;]n Barnes) (/irÍI/á/dn, Madrid, Cátedra, 199~)
tónicl. Debemos seilaLlr, no obstante, que.', en el Polili(o y en y.l S.llI AgustÍn (de Henry Chadwick).
Lis LlJ'l'I, el filósoto ohece un.l presLTipcil'lI1 poJíticl susLlI1~ P.lrJ unel discusión lilosóflcJ profllI1da de la República, véase
ci.llmente diltrente. Aquí ddiende el imperio de Lt ley y elp()~ Jidi.l ¡\nlus, /llllll/rod/lltioll/o PltI/o's RtjJ/I/J/ir(Oxford, Oxt~lrd
y.l Ll demoLTelCi.l, con tod~ls sus imperfecciones, como elme~ ~U 11iversit y Prcss, J ~8 1). f:sta obra consigue com binar la erudi-
jor tipo de constitución, dada LJ natuLdeza Ilunwlel. ción JLlllémica (y la diticultad técnica, cuando es necesari~l)
La Rl'plÍb/il"tl es LUlO de los libros m~ís inlluyente::s de Iodos con unJ .ltcnción perspicaz JI argumento moral dominante, a
los tiempos. El esbozo ohecido en el presente capítulo otiece Sll tlll1delnwntlción en una concepción de la naturaleza hu-
una muestra de LJ riqueza de Lis ide.ls que contiene, pero no nun~l y a su dULldera importJnci~l en nuestra época (véase es-
puede ser un sustituto ;]decuado del estudio del texto mismo. pl'ci~t1mentc: el resumen del Capítulo 13).
En este capítulo me he centrado en un único dic1logo; los It'c~ PJra un ~lt.1(IUl'c/'bico al programa político de Platón (que
tores deberían recordar que PLitón escribió muchos m.ís, de~ tdl vez itdltlycra dem,lsi.ldo en las primeras versiones de este
sarrollando y alter.1ndo en ellos sus puntos de vist~l. Sócr.lles CJpítulo), vé,lse K. R. Popper, !7Jt' Opm e)'Ocic(¡¡lllld Íls Ellcmies,
y PLJtón iniciaron LJ tr;]dición de LJ invesligación racional de 4.J ed. (Londres, Routlcdge, 1962). lTrad. esp.: Buenos Aires,
cómo ckhenws vivir; esta LUC.l fue rctom.ld.l por Aristóteles Paidós, 1957.1
(con otra meLdísica menus alejad;] del mundo). Sospecho Parel un traLlmiento completamente ~lCadémico de la 610-
que nada agrad~lrí.l m;Ís a PLttón que s,lber quc aJbunos segui~ sotLJ l1\orJI de PLHón, véase Terence Irwin, Pla/o's E/bio (Ox-
mos dcsanolLmdo su investigación moral. flml, OX/(Jr(1 University Press, 1995).

LECrU1U\S luóCOI'vII.'.ND:\IHS

Texto b.ísico: la R1'l'ú/J/iCil, de Platón. l~xistL'n llullleroSJS


tradncciones, pero la mjs elogiJda llltill1~lmenle por su Iclcil
lectura y ViVez,1 de imjgenes es 1.1Vt'rsión de C. I'vr. A Gruhl"
que ha sido revisada por C. D. C. Reeve (I111liJIJ.ípulis, J (Je-
kctt, 191J2). La Rtj'lÍ/J/im es una obra I.uga y complej~l; albulJOs
lectorcs podrían prderir acercarse a PLltón a tLlvés de sus dij~
logos m.ís breves, tales C0ll10 ell~'¡¡/IljlÍll, la Ai'0lo.~í¡f,el en/áll,
el 10t1ó11 , el ¡limólI o el l)JO/{~o/ils. En espelllol, podemos ci~
tar la versión de la Rtpú/J/ic¡f de C. Eggers LlIl en Madrid, Gre~
dos, 1992.
Par.l una introducción general al conjunto del pensamiento
platónico, véase, en b serie n'.ll kit/s/a.l, b obra de R. M. Harc,
P/.I/O (Oxtórd, Oxford University Press, 1982) y David Ross,
La /eorÍtl tit' ¡t/\ itit'm ,Ir Pla/óJ/ (Madrid, C.ítcdra, 1997). TIJ11bién
est,l disponible COl110 primer.l p~Hte de un~l trilogíJ JLlln~lda
FUIIJldt'/".\ 4TJ,o/(/{IJ/ (Oxlórd, Oxlcll'C1 University Press, J 991),

146 147
J 111 ¡guo ejcrcieron una in flucncia renov~lda cn el pcn,,;llll ien-
lo occidcnl.i1. Cu,lIldo en el siglo XVI COlllcnzó la I~clorl1l.1,
dirigida por 1,u(ero y ealvino, se rompió la uni(l]d de la Igle-
Si.1Lllólic], y se dcs,lrr()lI~lrol1 un buel1 número de iglesi;]s, I11C)-
"imientus y·scc!~]s protest~lntes que dpeldbdn a la dutoriddd de
L! Bihli,] o d t] experiená] religiosa individual mjs que a LI
tr,lti iliÓI] de 1.1Iglesia ¡mI tt uciona l. El surgil1l icnto de L! mo-
dern,] ciencia físiGl en el siglo XVI! ~Ia combinación del mé-
IOcio experimental y de LJ teoría sistem~ltiC1 ejemplific.ld,] el1
Ct\l'írULO 6 L1Sohr,]s de G;1Iíleo y Ncwt on-~ dcmost ró CÓ1I10 pod í.] esLl-
hlccerse sól idamentc un l1uevo cOl1ocim ienl o sobre el m un-
I(ant: razón y libertad, historia y gracia do sohre la h;lse de la observaci{l\ 1.
EI1 esle período se dieron diversos ~1V~lnCl'Scn el peI1S.1-
miento sobre la n,ltur.]lez~] !Jum;ln,l, aV.lJlces que son dcma-
Saltamos ahora sohre un hrgo intcrv~1Io histórico, desde el siJdo nUlllerosos como p~Ha expJor~Hlos ~lqUí. J\ p.lrtir del si-
mundo antiguo de Grecia, ROJ11~ly el primer Cristianismo glo XVII, los filósofós intentaron apliClr los métodos de la
hast~1 el pensamiento de Inlll1anuclKlllt (172'1 1804), CJue 11.] ciencia al estudio de los seres humanos; esto ,lp.]reCc expresa-
sido considerado mayoriuriamente como el mayor filósofó do de dilercnles m~llleras en el pemamienlo de Hobbes, Spi-
desde Pbtón y Aristóteles. Pasaron muchas cosas en ese inter- !loza, lIume y muchos otros. En el moviluiento de ideas de-
valo. Tras la caída del Imperio romano, el Cristianismo se non¡jn~ldo Ilustración, est,l pretemión se convirtió en el tern,l
convirtió en la ideología dOlllilL]nte de Europa. Sus fórmu!a- dOJl1il1~1l1te. El pens;nl1iento político de Locke influyó pode-
ciones teológicas habían recibido la inl1uenci~l de LJ fllosofLJ roS.lll1el]te en los borradores de lc1 nueva constitucil')n est,]-
griega; en el caso de San Agustín, de P1~]tón yel neopl,¡tonis- dounidense que se el.lbol'.Holl desde 1776. Los /,/I//o.\O/'/;¡,s
1110. La expansión dcl IsLlJll en Oriente Próximo a partir del franceses --pensadores socialmente progr('sisl~lS t,l!cS como
siglo XVII condujo ~11florecimienlo de la teologÍ;], la /lIoso(i.l, Voluire, Diderot y Condorcet-- estahlc( ¡cron 1m filnd,lmcn-
la ciencia y lel medicina isLímicas en el norle de África y cn tos intelecltdes ¿le b Revolución fr,lI]ccs~] de 17g<J. L] gran
Espaii.a. Durante un tiempo se dio un fi'trclífero contacto en- esper,lnla de L] lIustr.lCión residía en que l.] r;lcion~llid,\l1 cien-
tre las civilizaciones rivales, ~1l1tesde que se impusieran LJ in- tdlel pudiera aplicarse a los ~]sunlos hUl1lanos, en que L] hu-
toler~1I1cia y el conflicto; parte del pensamiento del mundo m~lI]ilL!d pudiera dejar atr.ís la ;]uloridad de I.ts crecnci.ls Ila-
cI~lsico fue transmitido a Occidente a través de estudiosos ára- dicionales y del rango heredado y mejorascn bs ulIIdiciollCS
bes. La gran sistematización cristilJla de Salllo l()más de de b vi(L! l]um~lll;] lI1edi;ll]te el uso de b rnón.
Aquino, que tuvo lugar en el siglo XIII, se b,lsaba en la filoso- J\lInC]ue P,lSÓ toda Sil vida en la pequeii~] ciudad pnlsi~III~]
fía aristotélica. LJ caíd~l de niz~lIlcio (el heredero de 1.1mitad de Kónigsherg (la modern~l Kaliningr;ldo), que sc encontr.d)~l
oriental del Imperio romano) de m~lI1os de los musulmanes por cntonces en el límite oriental de la cllltur,l emopea, K~lI1t
en 1453 tuvo como consecuenci~l Ull nuevo inl1ujo dc los tex- recibió una amplia educlCión, alcanzando un eXh.lUslIvO co-
tos cLísicos en Occidente. nocimiento dc h] ciencia de su liempo. Comprendió bicn ~I
Tres movimientos de imporl~lJ1Cia históric] mUlldi,]1 se de- sistema de Newlon y siempre lo trató con enormc respelo. El
sarrollaron entonces el1 EUroP,l. EI1 el Renacimiento dc los si- mismo conlribuyó a 1,1ciencia cn un aspecto, al des;Jrroll,1I la
glos xv y XVI, la literatura, las artes y la filoso/b del mundo hipótesis ncbular, que fue la primera expliclción n;]turalist,1

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(no ttuklgica) del urigen del sistc'ma solar. Al {illal del siglu \VIII n.d, repul,ldo o s,¡grado que sea. La razón cleberÍa apelar tan
estaba en curso 1.1segunda gr~1I1Llse del des.lrrollo cientUi- s()lo al .lsl'ntimiento no tCJrz,ldo de cualquiera que sea C1paz
co -la revolución química---, des~lrrullu del que. K.mt éL! de )lIiuo laciun,¡1. 1.;1r,lzón !luman~l, pues, e1ebe proporcionar
cOJlSlitllle. Fue cit:vor.ldu, elt'sde lllt'gu, pur 1.1revulución e1.lr- su propi,l ,Iulodisciplilla: podemos analiz,lr las pretensiones y
wini,lI1a qllt' se dio cn !JiologÍ" en el siglu XIX, de 11Llnera qtW lilllilaciolles de LJ r;lzón misma medi,lI1te nuestra «r,¡zón crÍti-
algunos de sus cscritos .!Cercl LId disdlO cn la ILllur.dcz.l He- el superior". Resldt.1 irónico, por tanto, que en su vejez, cuan-
leología,,) resulLlIl .lI1ticlIaLlos. du su reputación est,lba bien asegurada, ¡Cmt se metier,1 en
K.lllt ll'IIÍ,1 t;lmbién un~1 sólida eduClción lJumani~LI que prohklll,IS con su gobicrIlo. Dur.lnte J.¡ mayor parte de su
,Ib~lrcaba J.¡ filosofía y la liter~ltur,l c!.ísiLlS, así comu la ¡iloso- vida Se IJ.lbL. hendlci~ldo de bs leyes comparativamente libe-
fía, la teología y la teoría política l~UI"UJX ..1S desde el siglo XVII. r.des de Federico el Grande de Prusi,l, pero tras la muerte del
U n escritor que prod uju u n,1 profunda i 111 pn:.'iión en su pen- mOIl.HLl tomó el poder un régimen más conservador. SUS
samielllo ético y social ILIe ROllsse,llI, el inconlonnjsLl de l., cemores dett.'ctaron una tendencia heterodox,1 en La Rd';giáll
l/ustración {i-ancesa. Las ideas de Rousst',1l1 sobre I~l l1Jturalt &11/10 de- IUI lílllilt'1 dI' lallll'lil mzúlI, prohibiéndole que siguiera
za hum;lll,l, la cultura, J.¡ educllión y 1.1hiswlia (espc'cialmtn puhlicando sobre ese tema. (No había necesiebd de beber ci-
te en sus dos Di.\mnm y en el Emilio) fueron translolTnJdas cut,l al estilo socrático, pero es interesante sel1aJar que fue una
por Kant en su propia lilosofb sohre la Ilatur.deza hUIll~ln~l. supuesLl subversión de I.J religión aprobad.] por el Est~ldo lo
Las obr,ls lk Ll "filosofía crÍticl" kantiana fueron PUb!JCl- que hizo que los dos filósolós entraran en conflicto COII sus
das en las dos décadas finales del siglo XVIII. SUS escritos mis g()bernalltes. ILly todavía países donde pueden suceder tales
importantes sun la Crílic" del" lílZÓJt P"/({ (1781), la 1~lIId"II',II- COS,IS.) LI respuesta de Kant fue ~lstuta y aun muy valiente:
hlciúJt di' 1" 11I1'I"jl\i(¡/ dI' IIIS co.r/llmlm'J (178.1), la Crílim di' Id lil- prometió obedecer, pero lo hizo de t.1! manera que se sintió
ZIÍII prtÍdlt" (l78g), 1,1 Ci-íIi(tI ddplláo (1790), L" Rdl:~iáll rlm/ro obligado a cUlllplirla sólo en vida de Federico Guillenno 1I, a
de los IJílli/cs de ItI 1IIt'1iI ItlZtÍlI (1793) Y LJ .~JII/ro/,(}loJ!,íil t!1'.irll' 1/11 Ljuien, por cierto, se las arregló para sobrevivir.
PIIJI/O devúltl j'liWllfíli((J (1'198). Ninguna de estas ohra" resul
ta fkil de leer, pero LJ r'IIIt!IIIIII'II/(/{iáll es Ic1ativ;lIllen!L breve
y suele empleMse como tcxto bJsico p~H.l estudi.ll1tl's de los f\'II'I,\I'i.'iICA y I'J'ISTF/'\IOLOCÍA
primeros ai10S de carrera (los Pmll:c:,iÍlllt'IIOJ es un,l introduc-
ción a la lilosofh tCl'Hica de Kant Ljue ha tcnido Illenos éxito). Kant l'S un homhre típico de su época (y ciertamente I;nn·
ICmt lambiéll escribió ensayus m~)s cortos y e!eg,llltcs P;II.l el bién de buena parte del pensamiento occidental hasta nues-
público educado sobre temas como ·,¿Qué es 1.1Illlstr,llión ?", tros días), pues heredó [JS influencias gemelas del Cristianis-
«¿C'¿ué signiJicl orientarse en el pens,lmiento?,', ,dde.l P.lrJ mo y b ciencia}' cOllSideró que los problemas fundamentales
una !listmi,] universal el1 clave cosmopo!it.l" y <>1,,1 P,17 pnpe- de b filosofía residen en cómo combinar las dos. En su caso,
tua". No qucría ser un Illero filósofo académico ~-;llt.0 Cjue b inlluencia cristiana se dividía entre las concepciones teoló-
ciert.lInenle er,l en todos Il)S sentidos de J.¡ p.dabr,¡--, sino giLls tradici(Jn~lles --Dios como un Ser omnisciente, omni-
Llmbién un pensador soci,¡lmente inlluyente y progresista. '(1 potente y benevolente; inmortalidad del alma y libre albe-
en su época se g;lIló lllla reputación en ambos terrenos y h.1 drío-- y LIs ideas mCH~lles de una fCHlna extrema del Protes-
sido reverenciado desde entonces calllo el pellSaclor m;Ís pro- tantismo, el Pietismo de sus progenitores, que subrayaba b
fundo de la lIl1str~lciól1. import;lIlcia de una vilb virtuosa por encima de todos los
Kant expresó repetid,lIllente Sll le cn el LISOlihre y c1emo- dogrn,ls }' ritos. Veremos mús adelante en este capítulo que la
cr.ltico de la razón p,lIa examinar/o todo, por muy tradicio· últilll~l inl1uencia derribó a b primera.

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El iJ~lP.aclO_de la cicnci,l sobre Kant es igualmellle obvio. UI) eSI,ldo de COS,lSque h;l(e que el aconlecimiento de que se
Un .obJctlvo fundamental de su filosofb es explicar CÓIllO es tr,lta tenga lugar neces,Hi;lmenle~- es un presupuesto ck: 1,1
pOSIble el conocimiento científico. Dcsarrolló una sistem,íli cienál y aun de lodo conocimicnto empírico del mundo. Lu-
ca teoría del conocimiento)' de hs facultades cognilivas hu- c1J(') por reconcili;lr esta idca con su creencia igtdmcnte firme
n?Jna.s l~a.ra demos,tr,lr cómo los '.llétoclos empíricos de 1.1 ell el libre alhedrío humano. Nunca abandonó su afirmación
CienCIa flSICl y el metoclo dcmostr.Hlvo dc las m,llem<ÍliCls de- de que todos los acontecimientos del mundo fisico est;ll1 de-
penden de presupuestos ({priori. Afirmab,l que tslns 110 puc- terminados clusalmente. El problenL1 para él (como par,l
dcn ser probados por la experiencia (observ,lción de/nlull(ill), otros muchos pensadores) residía en una "Antinomia" cntre
a~lI1que tampoco son meras verdadcs lógicas ("'1Il,I/ítlC1S"). dos crcellci,ls IllCL1físicas en aJxlriencia conlradictori,ls. Desde
SJIl emb;Hgo, la reflexión filosófIca )', en concreto, los ".lrgll- luego, no previó la meGÍnica cu,lnlic1 del siglo xx, con sus
l11~nt?s.trascendent.l!es» hacen que puedan consider.mt eSlos ;lcon1l'cimicntos indeterminados en el plano subatómico,
J~nnc.lpl()S C;)~110 condiciones neces,lri,lS de cu,l!quicr expc pno /,¡ aparición de un,l ICOrí,l lisic1 indeterminisLl no resuel-
nenCla empIrIC1 del mundo. En su Uí/ild dI' /a 1t17rJI/ /'11111, vc por sí mism;l el problema de/libre albedrío, pues scgllimos
Kmt des,molla una e!.,bor,lda teoría de LIs (()rmas de 1.1pl'1 ilcccsil.mdo comprender cómo se puede consideLH COII jusli-
cepción, el pens,lmjento y el juicio, o(ieciendo Ulla cxpliCl- ci,l ,1 Ll.Spersonas como respollsa bles de SIlS aelos.
ción d~ có.mo podemos tener algún conocimiento que sea l\;mt Ilerecló y de{élldió ];1 metodología científIca gcner,J!
(1prlon y, Slll emb,ngo, «sintético» (quc no sea una mera cues- de su éPOC1_ CreÍ;¡ que se pueden encontrar ÓUS,lS sllficienlc's
tión de defInición o de anJlisis conceptual). P,lLl todos los ,lContecimicntos m,lteri,lles cntre otros aconle-
La «revollJ~ión copcrnicana" de K,1I1t viene rcpresenLlda cimientos m ,ltc li<lIcs. No aceptaba el dU;llismo c.Htesiano, se-
por su doctrina de que ,dos objetos deben confórmarse .l t,OÚll el CIl,ll nuestras mentes son entid,lCles inmateri,lles clue in-
nuestro cOllOcimiento", lo que parece significar que ciertos lnaClLJ;ln clus;llmenle con nuestros cerebros. En su «Primer;l
rasgos b,ísicos de los objetos de lIueslro conocimiento se de- i\IJ,dogí,l" argllYó que todos los acontecimientos del mundo
ben a la naturaleza de nuestras f:lcll/lades cognitivas hunn (inclu idos los procesos men ta les) tienen quc ser cOllSidl'l';ldos
nas. Podemos conocer el mundo sólo "como se nos ap,uece»; como cambios en una «sustancia» persistente, que en eslc
no podemos conocerlo "como es en sí mismo". El mundo tll punto IXlI'ece significar matnia. En Lt ,;lercera An,llogí,ll> dijo
como lo experimentamos, el mundo de los "fenómenos", csl,í que tocl.ts LIs cosas del mundo deben fórmar p,Hfe de un sis-
imbuido de las formas de nuestra percepción (espacio y liem- Iem;l de realidad único e interactivo. Pero su ,lCtitud respecto
po) y de las form,ls de nueslro entendimimto (!.ls calego de la visión malcrialistcl de la natuL11cza humana el,l ambigua,
rías, que son las formas lógius de los juicios). El mundo t,~1y como veremos m.1s ;ldelante.
como es en sí mismo puede no ser espacial ni telllpor,d (de [n la segunda sección principal de Lt Crí/iw tll' /11 I'fIz(íll
hecho, Kant se desliza ~sin verdadera jusliflc<1Ción---- h;lli,l 1.1 /'llIif,la ,,1Ji,lléctica", Kant di;lgnostic1 cómo)' por qué tende-
afirmación m,ís fllerte de que deflnitivamenle JlO est.í en el es- mos a ,Hlogarnos un conocimiento mel.1físico ilusorio de /,¡S
pacio ni en el tiempo). Este "idealismo tr,lscendcntal" remo COS;lStal C0l110 son en sí mismas (el <1lmJ, el universo como
v.ió los fundamentos de t(xb la filosofía anterior, y se h;1Il sell- un todo, acontecimientos inclus,ldos y «libres» y Dios n "ser
lldo sus ecos desde entonces, hasta en los debates (ilosóficos neces'lrio"). TlI ,1I'rogación h,l venido ocup;1I1c1o una posicic\n
cOl1tempor{uleos sobre e1le,llismoy el ide,dismo. central en 1.1teologí,l cristiana y, por tanto, en gr,ln P,HtC de
Kant argumentab<l (cn la «Segunda Analogía" de su prime- 1.1 (IIoso(b occidenl,ll. pero excede los límites del conoci-
ra Crí/iw) que el dele.rminislIlo. univers,d ~el principio de miento que Kant hahÍa establecido en la sección precedente,
que todos los ;1Conteclmlenlos llenen una (¡lUSJ precedellte, 1.1"Analítica". Ll concepción cle KJnl se b,IS;l en que 110/'0-

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dl'Jl/IJ.i rlL'IIlol/mr 1/1 njítlar csUs alinnaciolles melalisicl~ lr.ldi 1\.,\I1t des,lITulló Ul1.l leorÍa epistemológica Cjue reconcilia
CiOILl!es. En un aspecto rompe delinitiv,llncnte COI) la ILI LIScUllct'pciones unilater,tles de sus predecesores r'lcion'11ist.1S
dición de la ¡iluso/la r,lciolJalista y con Lt tcologí.l 11.IlULl! y cmpiristas. El conocimiento depende de J.¡ interacción de
(que aún 110 eSl.lba ni mUlho menos ac.lb.ld.l), que ill!elll.i dus ¡~1Cton:s: pur una parte, lo que es dado en la percepción,
cArecer demostraciones (lógicJS o empírius) de la existenci,1 esto es, los estados sensoriales causados pasiv.llllente por ob-
de Dios y del alllla. Pl'ro l.lmbién 11,1éXistido desde anti"lIll idOS exkriores ,1 I.l mente, y, por la otr,l, la manera en que la
una tradición «lidl'Ísl.1)) en el pensamiento religioso, eJen;~)lJ. mente org.lIJiza ,lltiv;lmente ("espontáneamente,,) estos datos
[icada especi,lllllenl~ pm San Agustín, J>asc.d y Kiclkega,lJ(l, suL)sumilndolos bajos conceptos y haciendo, así, juicios ex-
Cjue subraya que la le debe ir m,ís alLí de Lr r,lzón. A primcl.l pres,tldes en ¡íroposiciones. Los ani.males poseen la primera
VIsta, Kant p~lrece encajar en esU tradición, al conserv,lr COIl c.rp,lcid,lcI ((sensibilidad))), pero les blu«entendImIentO)); no
ceplos teulógicos con sus signilicados [r.ldicion.des pero ;dir- hacen juicios III ,1Iirnuciones. (Pero queda Lt interesante cues-
mando que son lucstión de Il: mis que de COllocilllientu. \'e._ tión de h.ls1.1 Cjué punto los ,lJ1Ím,lles superiores, t.lles como
remos si esto es así.
los prim;1ks o los delfines, no podrían aproximarse :¡] pens~-
micnto l1um,1I10.) Los .Inimales perciben claramente la C0I111-
d.!, Lrs preS,lS, los depred.ldores, los machos o las hembras .Y
TUlRL'\ UI; lA NAJlJRAI.I'Lf\ I I U [\l!\NA
l.1s Crí,IS, pero no piensan que algo sea el caso. Pueden sentIr
dolor, placl'r CUrpllr,tl, ellor o tí'k), y puede.n encontrarse .e~l
El problenla que penetra toda la ¡ilosofía Llllli,lIl,l es el de eSl.ldus de exciución emocion,ll como el mIedo o la agresIvI-
reu)ncili;lr ].¡S pn:temiones de 1.1moralidad y I.r religll111 (u! dad, l1<:'ro no t iel1el1 (Ol/le'pIUs de sens;:ciones o d~ emo~io-
(On1O las veí.l) con el conocimiento cientÍ¡ico (ul como lu en- nt's---un .ll1lm,tino puede pensar 'l1I/, el, u otro ~l11lmJI, sIen-
tendía). De este modo, esper.lba rebcionar bs nalur.duas lisi- te dulor o tit'ne mil'do. (En este punto, puede considerarse
ea ~' IU.lln;ll];l en u.n.l única visión general. Esto hace que con- (¡Ut' Kant ediliu sobre la base de la distinción aristot¿Jica en-
tJJ)ue SIendo una ligura cenlral y car.lCterística de toda b ép( )la tre pL1111.1S,.1Ilim;r1es y humanos.) .
«nwdenu)), que se extiende desde el despliegue de la cienci,l En algul10s de sus escritos, Kant ;1l1<ldea este duaiI~JI1o de
acaelldo en el siglo XVtl 1.1 "sel1Sibilidad·. y el «entendimiento» una tercer,l facultad
Comencemos con la explicación LlIlti,ma de las L1cult,l- que dcnomilu "imaginación)). Anticip<Índose a la psicología y
des cognitivas humanas. Al principio de la primer,l (¡/till!, ,1 la ciencia cognitiva modernas, 1(;1111vio que debe haber al-
escri bc:
gún tipo de procesamiento mental que conduzca desde los
lLttOS desnudos de nuestros órganos sensoriales a nuestros re-
Nuestro UJIlOCillIiellto surge b,ísic.]menle de dos Iuentes conocimientos conceptuales y juicios. Su nombre general
c1e1psiquisll1o: tI primera es J.¡ f.lcultad de lúibir represen-
para este proceso es el de «síntesis». El jilósofo se da cuenta de
LllIones (rneptlvld.ld de J.¡s Impresiones); J.¡ segunda es tI
qne la síntesis es clsi por entero inconsciente, y la atnbuye a
bculLld de COJ10CtTun objeto a lr,lV¿S (le- t,llcs representl
Lt (, im,lginación». La razón de esta denominación reside en
ClOnes (espont,ulel(Lld (le- los conceptos). ¡\ través de 1.1PII_
mera se nos dI! un objdo; .1 tr,IV¿S de J.¡ segund,l, lo /'r'IIJi{- Cjue eS!.1 capacidad mental opera a veces produciendo meros
1110.\ .•. Nlllgun,1 de eslas propiedades es preICrible ,] J.¡ otra: result.lc!os im'lgin.Hios o ilusorios, como, por ejemplo, cuan-
SIn s<:llSIbilid,¡d ningún objeto nos selÍa d,ldo y, sin <:nkll- do ('vemos» una cara en el fllego o creemos ver a una persona
dll1l1ento, Jlll1gUllO serí.] pensado. Los pens,llllielllos SIn escondicl.1 entre los arbustos cuando en realidad se tr,lla tan
contellldo son vacíos; J.¡s intuiciones sin conceptos son cie- s(')lo de 1I11.lsombra. Kant sostiene que es la misma facultad
g,]S (A 50 J /H74-5).
de 1.1imagin.lCión la que tamhién oper;1 en la percepción ve-

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rídica, como cu,ll1do'vel11os Cjue h.lY re,tlmcn!e ,dt~uiL'n en tLur" lit: IlJrlnJ muy dic1Z en un sentido. Pero no tienen con-
cierto lugdr o, desde 11Iego, cu,lI1do reconocemm en un,1 per Cl~ptos de lo que intentan a!cmzar, de manera que no les po-
son.1 J un individuo conocido. Ll im;lgin,lCión LlInbién est.í demos ~ldscrihir la intención de h;1Cer qllC tal-y-tal estado de
involucrada cUdndo alirmdl110s que una c1ricatur.l quc' vemos CuS,IS se dé en e1l11undo. Las causas de su comportamiento se
en un periódico representa a un individuo en p,HlicuLtr. L1 Cllcuentr,ln en sus deseos internos y en sus percepciones exter-
im.lgin.lción es un ingrediente necesario de Ll percepción di.l- nas, pero d.ldo que los ,mimales lIO pueden dar liIZVIlt:.\ que ex-
ria, pero Kant afirma que t;ll11bién opera en Lt conciencia es- pliquen sus actos, no se puede decir realmente que ImgilJl ra-
t¿tic.l, donde puede ejercitar un (,libre juego., y producimos ZOlleS p,1I"a ellos. En este sentido, IlO IIctlÍan, sólo se compor-
una sensación de deleite, como, por ejemplo, cuando aprecia- \;111de una dderminada m'1I1era.
mos la música o los trazos visuales del arte <lbstr<lcto. Kant prosigue, distinguiendo entre las razones humalus
La explicación klllti,lJla de L1s f:¡cull.ldes hum,1n,1s se prolun- Il.lra ,1ctLI.1L P.lrk de nuestras razones remiten a los propios
diza aún nl.ís, pues el filósofl) h<lce mucho hinl.1pié en Lt ,'ra llcseos del agL'ntc (y a creencias Líeticas), como, por ejemplo,
zón» (el término que fIgura en los títulos de sus dos primt'l,lS CU,lIH!O digo que k1go }\ porque quiero conseguir B, y creo
Oi/i(¡fl). Algunas veces p;1rece que éSIe es otlO nombre para el qUé' en las circunsUncias presentes A es la m,1I1e1'a m~ís efIcaz
entendimiento, la CIIXlcid,ld de pensamiento conceptual que de producir B. Esto es lo que Kant denomina «imperativo hi-
nos distingue del resto de los ;lJlim,tles. Pero resulta Cjue Kant potético}). Pero insiste en que no toclas las razones para actuar
tiene en mente un papel nt.ls elevado de la r,lzÓn. Jnsisk en adoptan esta forma, que implica tan sólo la selección racional
que no nos limitamos a hacer series enteras de argumentos de los mé'dios para alcanzar unos fines dados, que representan
particul.tres acerca del mundo; intentamos inlegr,H tocL1s ('s- I.l s;ltisbcción de los propios deseos personaleso A veces acep-
tas porciones de conocimiento en un sistema lInilicado. A me- tamos una ohligación, un «debe» moral, un~l razón IXlra ac-
nudo no queremos saber meramente qu¿ es el ClSO, sino tLur que es v.ílid,l con independencia de nuestros deseos inte-
por qul es así; inlentamos explic.n un hecho en términos de resoldos y que puede incluso contradecir/os. Un ejemplo sim-
otros. En la sección de las "Antinomias» cle su primera Cri!i- ple: es cualquier situación en la que uno admite las exigencias
Clt, Kan! o/iece una el.Jhnrada teoría de cómo nuestr,1 LlCulLHI de la justici,l elemental del «reparto equiLHivo para todos»,
de 1:1«L1ZÓf\>'nos conduce haci,l una siempre creciente unilj- UH110 Cllando cortamos una Urta a nuestr,1 disposición. En ta-
L1lión de nuesllo conocimiento h~ljo leyes gl·ner,lics o princi les casos, Kant dice que reconocemos la validez de lo que de-
pios. En este punlo es\;í expresando algo crucial P,1I",1c1méto- nOlnina "imperativo Cltegórico», un imperativo Cjue tiene b
do cientítico, pero no es lmic,II1lCnte una ohscTvación .Ic('rc.1 {órma ,(Debo hacer e, se,1I1 cuales sean mis propios deseos e
de las teorías esptcializad~ls de la cienci,1, sino que se aplica a inclinaciones ,ti respecto». K,1I1t consiclera que ésta es la "ra-
Lt concepción de re,tii(lad de CLulquiera --acept,lInos que zón pur,\ pr;klicl» que opera en nosotros. En sus obras teóri-
cualquier hecho singular debe exhibir coherencia con el resto. elS sobre ét ica ofrece algunas /onnulaciones J1lUY abstractas
Hay una dimensión pr;ÍClica vital para /.¡ concepción kan- de ella, pero, en ellonclo, apeLt a la experiencia común de la
tiaIla cle la realidad (que se hace eco de Aristótcles ,11h,lblar de obl ig~1cjón moral.
«raz(Jl1 pr;)ctica,,). El Illósofó sei1.lla que no somos seres que I~I an;odisis kantiano de las Clcultades cognitivas humanas
nos limit,lIllOs a percibir, juzg,lr y teorizar; también somos '1.(1,¡"}/- me paré'ce b.ísicamente correcto. Pero surge la enjundiosa
les ---hacemos cosas, afectamos al mUllclo con nuestras acciones cuestión de cu~lI é'S la mdaf1sica o la ontología de los seres hu-
del mismo modo que somos afect,ldos por el mundo a tr.1Vé~ n1.1nos que tom.! posibles estas bcultades distintivas de aqué-
de la percer>L"ión. En este respecto Ir,1SCL']l<Jemos también a llos. En este punto, el camino se vuelve mis accidentado y
los ,mimales. Obvi,lInen!c, éstos <-!1,lCen" cosas; pueden «;1(- controvertido. La línea oficial de Kant en este tema del dua-

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lismo o el nl.lterialism~ de la naturaleza humana consiste Un,l illlerprdación nJtllral de estas propOSICIones es que
en que IlO /'Otit'JJllH (uIlOCi'/" lo que somos «en nosotros mis- podemos ser conscientes de las razones (,olas caUSJS inteligi-
mos)). A~lrm;l que los argumentos metaHsicos tT~ldicion:lles de bles") pMJ a(tUJr -y, desde luego, 11;1[acreer---:-de una mane-
lo que él denominaba «psicología racional)) (como en P1.ltón ra que difiere de nuestra percepción del mundo externo y aun
y Descartes) no pueden demostr;lr la existencia de un alma in- de la conciencia introspectiva, pJsivJ, de nuestras sensacio-
corpórea. Sólo nos podemos conocer a nosotros mismos tal nes, deseos físicos y emociones. (En la terminología técnica
como «nos aparecen lOS))en b introspección (t'n el "sentido de Kant, la "apercepción" es diferente de los sentidos "exter-
interno))), ya los den1L1s,sólo en cuanlu que somos Serl"Shu- no" e "inlerrlO)).)
manos que actuamos en el mundo (observado por el «sentido ILlsLl ahora todo va bien -iquid! Pero (cómo puede esto
externo"). Pero Kant insistía en que tampoco podemos de- resulver el problema de Ll libertad de la voluntad? En el Ca-
mostrar que seamos en último término Seres ¡¡/(flni,,/C): se- píllllu 3 de la h'Jlr!,/JI/('JI!tláÓJI, Kant distingue dos plintos de
gún él, sencilLunente no podemos conocemos de ninguna de vistJ desde los cuales podemos consideramos ,1nosotros mis-
las nuneras mencionalbs. A su m,lIlera característica, dCJa mos como pertenecientes al mundo sensible de los fenóme-
abierLl el problema Illelallsico, consider.índolo UI1.lcuestión nos perceptibles o ;11mundo inteligible de las leyes y las razo-
de fe rn.ís que de conocimiento. Sus propi,ls preferencias se nes. Afirma que nuestra razón es Clusal respecto de los fenó-
revelan al rechaz;lr «el materialismo sin alnH)) y ;11 sugerir que rnenos (o ,11 menos nos la representamos así). Esto signifIca
hay razunes de índole moral para creer que podemos sobrevi- probablemente que nuestro reconocimiento de bs normas ra-
vir ~lId muerte y seguir viviendo en un futuro intlnito. cionales y mor~llcs tiene efectos perceptibles en lo que hace-
Kant creía firmemente en b libertad hun1.lna y en la res- mos. Si emlxlrgo, de acuerdo con su teoría de la limitación de
ponsabilidad moral. Nos considera seres racionales y libres b categoría de la causalidacl a la experiencia perceptible, no
que podemos actuar por razones morales y no sólo por de- deberíamos ser capaces de (oJlOCt'J" esta causalidad de la razón.
seos egoístas. Es probable CJuesu mayor problenl.l filosófiCO, Kant parece haber caído aquí en una antinomia de propia
al que dedicó algunas de sus teorías m<1Soscuras y controver- creación, que se da entre el truismo de que las razones o las
tidas, (uera el de cómo reconcili,lr la liberLld de la volunL1d intenciones de la gente son estaclos mentales que cursan en el
con el deterlllinismo físico. Es célebre .lunque OSCUr.lsu dis- tiem po y que son cog,noscibles a través de nuestras formas
tinción entre los fenómenos y las COS:1S en sí, que es L cbve usuales de comprendemos los unos a los otros, y su propia in-
p.lr~lresolver el enigma de la libertad. En su solución a la ,der sistencia en !.l incognoseibilidad y atemporaliclacl clel mundo
cera Antinomia)) de la primera CrítiCtl, sugiere que si los lenó- nouménico, incluidos todos los seres humanos «como son en
menos son «ccmsider;ldos no como cosas en sí, sino tan s(')lo sí." es decir, según su «clr.ícter intdigible".
como represent.lciones)), pueden tener C.lusas empíricas y ¿ Es verdad que no podemos conocer las razones ni las mo-
«causas inte!igibles)) o «fund,lInentos)): tiv,lciones morales de la gente? En algunos pasajes, Kant pare-
ce resignado al estoicismo, afirmando que la moralidad real
El hombre se conoce también J sí mismo a tLI\'~Sde la sim-
de bs acciones y aun nuestra propia conducta nos están ente-
ple apercepción ... medi.l1lte actos y determinaciones intern.ls
ramente vedadas y que "nuestras imputaciones sólo pueden re-
que 110puede en modu alguno incluir en bs impresiclIles de los
sentidos. El hombre es, pueS, fenómeno, por una parte, y, por
ferirse al car,lcter empírico" (A551/B579, nota). Esto impli-
otra, esto es, en relación con ciertas I:tcultades, ohJeto mera- Cl que no podemos hacer ningún juicio perftclillllellle justo
mente inteligible, ya que su acciónllo puede en ,¡bsoIUlo SLrin- (como sabiamente reconoce), pero también que no poclemos
cluida tn la receptivid.ld de b sensibiliebd. L1am;ullos a estas Ll- h.lcer ni siquiera un juicio razonablemente bien justificado
cutlades entendimiento y razón (A546-·//B574-5). ;lCerca de los aspectos morales de una acción. T11 escepticis-

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Jno tllLaja dilIcilnltllte COll Lt imistencia dc K,lId Cll que 1.1 deber, pues 110 tienen concepto alguno de! deber ni, desde lue-
pcrsona ordinari,l tiene L1I1 bUCll juiciu nlOr.1I en 1.1pr,lClicl :;0, LIL·ningllll lipo de razón para aclU,H, aunque no hay duda
como el filósofo. TUl1POU) encaja con su núxim,l de qUL' !H Ir de que lit'nen dL'seos. Un hipotético ser racional que carecie-
muchu CJue COrlllZClI111lS las inl1uenci.ls que inducen.! ,11 l.l de deseos (¿Ull ~íllgd?) t.lJnpoco experimentarÍ,l ninguna ten-
guicn a mentir, no ob.'>!.lIlk culpamos .11agellle y n1.1I1knc- S\(ll1 ellt re el deber y LIS il1llin,lciones, si bien por L1 r,lzón
mos que podría haber opuesto r('.'>istencia a LIIL's illlluL'nci~l.'l, opues!.l: un ser tal 110 eslaría sujeto a las tentaciones de los de-
1\.'1IIt, C0Jl10 /.¡ mayorí,l, se ve empuj.ll.lo en dos direLL iones. seuS y siempre h.Hía lo correClu. Pero nosotros, seres huma-
Creemos que ptJlkmos y debemos continuar Cl1n nueSlr,l nos, sumos cri.ltUL1S mixLls, a medio cllnino entre los anima-
pr.íclil.l de tener a b gellk por responsable de sus acciollL'S, les y lus ~lngeles. Somos seres finitos con necesiebdes indi-
elogi.ílldol.! o censur,lndola, a veces recompellS.ll1doLl o LISII vidu,i1es (no sólu deseos físicos, sino también necesidades
b,índoia -~y no sólo de un.! manera l1unipuL,doLl, C1U'i.t1- en1Ullon.i1es () impulsos orienl.ldos al arnor, a la Jprobación,
mente calcub.l.1. Mas, por otr.l parte, cuandL) pel1S.1I110:, so- a 1.1PUSiUÓll soci,1I y al poder); sin enilxngo, asimismQ somos
hre el asunto, deSt,lmos ser debidamt'nk sellSibles a Lls ill- seres r.lciOlLlles, lo que (l.tra Kant lambién incluye la «rnón
I!uencias cllls,lIes que ~)(_tLl.lnsobre b {(1I111.1cióndd C.lr,ÍLlcr pur., pr!tclic.l", ti recollocimiento de las obligaciones morales.
y los eSLHlos emocion.t1es de las personas, y Lonvenientemen- 1..1 tensión entre estos dos aspectos de llucstrJ n~lluraleza es
te cautos en nuestras interpretaciones y juicios sobre J.¡s muti- un rasgo illSuslayable de la condición human.'.
vaciones que b gente tiene par,l actU.H. Un problema filos('lfico b.ísico en este lema es cómo puede
En la FUlld"Jllt'lIl"áóJl, K.mt ofi-t'ce Ull.l dd~ns,l pr,íctic,l de mutivarse a h gente par,l que cumpla COll su deber, par,t que
la libertad lllUY propia de él. En cualquier situación en J.¡ que' S.ltisLlga un.\ obl ig;lción moral cu,mdo contradice sus propios
nos veamos en 1.1tesitura de decidir n'lmo actuar, rcvisallL!.:) dcsl'uS eguístls. "d\)r qué ser mora!?", pregunta el filósofo es-
las razones ,1 Llvor y en conlLl de d ¡versos cursos de aCl ión CépliLO. Sobre esl.lcuestión, Kant ohece algunas teurÍ.ls dem,l-
posibles, no poclémos pensar simult,íneamente que I1lIl:str.! .'liado ahstTus~IS qUL' h.1I1 mantenido ocupados ,1 sus intérpre-
decisión ya est,í detcrmin~lda. Por mucho que nos impreslo tes desde que LIs {<1rI1111br,l,pero creo que en el fondo apela
nen los argumentos teóricos que apoyan el dderminisllJo, a lo lJUC cLJl1Sider,\ el hecho universal y necesario de que to-
no hay vía de escape posible a b decisi/Jn de qué h~ller ,lljuí dos aceptamus l.1 validez de unas obligaciones morales u otras
y ahora. En palabr.ls de Kant, siempre debemos actuar "b.1I0 (aunque a veces disentimos sobre qué sean éstas en casos par-
la ide,l de libert.ld". Por tlnlu, desLIL· el PUIlIO de vista pr.íLli- liluI.Hes).
co ya soI1:o.s libres. Es cuestión por deh.ltir e! que eS!.1 respues- Couviene introducir aCjuÍ una distinción -que K,mt reco-
ta sea sufiCIente para resulvcr el problema de la lihertad de h
noce oClsioll,dmente-- &I/Iro de 1.1cLtse de Lts r.lZones relati-
vo lun t.l( 1. V;lS ;11inlL'lh propio. Pur un" p,Hle, estín los deseos de satis-
EH:cil1n inmedi~lta, y, por otra, las consideraciones del interés
propio prudente, a m¡)s !.lrgo pLtzo. Podemos resistir el atrac-
DIACNC)STICO tivo de un segundo pastel de crema, de un vestido o un coche
cnos o de un seductor o seductora en interés de nuestra pro-
Hemos visto cómo subraY~l Kant l.1 distinción entre las r;l- pi,l salud, bienestar material o felicidad. AsÍ, nuestra naturale-
zones morales y las egoísLls, entre el debn y !.ls inc!ill'lCiones. Z,\ rnixta -m,ís que anindes, pero menos que seres perfecta-
COlitrasta nuestra n,lluralez.' humana cun los animales, por mente r.lCion,lles-- se m.mifiesta también en nuestr,l capacj-
una p.nte, y COIl Lt concepción de Ull~l ',volunLld santa», d.ld de reconocer bs razones prudentes y nuestr.l habilidad
por otra. En los animales no hay tensión cntre los deseos ye! par,l 'lctU.lr confórme a elbs, al menos en ocasiones. Todos

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necesitamos ser capa(:es de posponer la satisLlcción de Ic,s I.lSrecompens,ls y los castigos externos se re1Jeren únicamen-
deseos inmediatos en interés de fines nl.1s a brgo pLlzo. Ser te, seglin Kant, ,11 ",ílllbilO de la legalidad», no .11de la mora-
incapaz de lucer esto significa no ser enteramente humano, licLid. Ninglin deber moral puede ser refórz,lllo mediante re-
quedar reducido a un nivel clsi ~lI1imal (como e! hombre compenS,lS y castig~)s de ninguna clase sin violar los derechos
«tir,lnico" de Platón). Cualquier nii)o necesit.l comell!..lr a de los seres libres. Esta es una importante doctrina ética kan-
,lprender a una temprana edad ,1posponer .dgunas gralilic.l- ti.ln,l que le distancia de un buen número de teorías morJles
ciones (Freud h,lCe interesantes conlenLlrios sobre este (especi,llmente de la tradición de! utilitarismo).
asunto, como veremos en el Capítulo 8). Tódos tenemus En sus obras sobre teorLl ética, Kant presenta su punto de
que negociar un equilibrio entre satisbcciones ,1 cortu y ,1 vist.l de UILl manera ap.uenlemente rigorista, lo que sugiere
largo plazo. que la linica motivación que aprueba en realidad es la inflexi-
En la cuestión moral se les pLlIltea un problema de índu/e ble determinación de cumplir con el e1eber independiente-
entLramellle pr.lctica .1 los p.ldrcs, proksores, tr.lb.lj,ldores su- mente de las propi~ls inclin.lCiones. Kant parece llegar a decir
ci.lles, legisladores y re/órmadores soci.des, a saber, cómo pUl' que si alguien se siellte espontúneamente inclinado a cuicbr
de adquirir 1.1gente la motiv,lción precis,1 p,lIa ohrar rec!.l- de sus hijos, a decir I.l verdad o a ayudar a una persona afligi-
mente. Kant tiene mudlO que decir sobre estas cuestiones d.l, eso no convierle tales acciones en admir,lbles, pudiendo
pnlcticas; no todos sus escritos se t'ncuentr.1l1 tn el plano de incluso estar pril'¡ft/{/\ de valor moral. Una lectura mús exhaus-
las intrincadas teorías metatlsicas. Una respuesta obvi,l es oIie- liva y cuicLtdosa de Kant disipa esta malinterpretación tan
cer recompensas o amen<lZ.u con castigos. Esto puede ayud.lr común. Desde luego, J Kanl le preocupaba (como a todos)
a resol ver la cuestión pr<lctica, pero no responde al problema aprobar y 'l!cnLlr Lts virtudes que se convierten en rasgos del
filosófico de cómo ~llguien puede esur motivado por otra carúeter humano: CU,l11tasmús disposiciones mentales a hacer
cosa que el interés propio. Establecer un sistema de recom- lo correcto desarrolle la gente, tanto mejor. De lo que se tra-
pensas y castigos conduce tan sólo a poner en juego nueV,IS 1.1, P<lLlKant, es de CJueno somos meras colecciones de incli-
razones egoísus. Eso puede (io tal vez no!) inducir a UIU con· n,lciones innatas o desarrolladas socialmente; tenemos razo-
formidad externa con las reglas morales o kg.lles, pero no nes para actuar, y estas razones son siempre generales de ulla
puede crear b auténtica actitud inlern.l virtuos,l, Cjue se (r<l- lorma implíciu, de manera que pueden explicitarse C0l110
duce en querer lucer lo correcto .\tÍ/o por/11ft' 1'.1 /0 (011'1'1/0 (y es "m;lximas" evaluadas racional y moralmente. No nos basta
reconocido por el agente como LlI). "1',11 "volunt,ld" bllen.l con producir resultados adecuados en el mundo: la virtud dis-
es, insiste Kmt, Li única cosa que es realmente bucna nl sí tintiv<l de los seres hUllpnos requiere que tengamos razones e
mlsnu. in tenciones ll1ol.11mell t.e buenas.
Kant no considera la censur.1 yel elogio mor.des como me- ¿Cómo, pues, logr,lr y ;llentar las acciones correctas y las dis-
ros incentivos externos par,l que la gente cunlpla SllS deberes posiciones virtuos.ls? No es suliciente fórmular una teoría (¡-
éticos. Son, mas bien, formas "r.lZonables de compartir los lusó/lcl de lo que exige la razón pura pIÚctica: universaliz.u
unos con los otros". El que yo te censure por transgredir un J.¡s m.íximas que esconden nuestras acciones, aplicar esto ato·
deber moral no es como d.nte un.l bofetada. El elogio y 1.1 dus lus seres r,lciona!cs y tr,ltar a todas las personas como JI-
censura morales deberían inducirte a .lCtuar en consonal1lia nes "en sí mismos». -Elmpoco basl<l con est,lblecer reglas m:1s .
sólo si estuvieras racionalmente convencido de que son apro- específiLls o describir su ,lplicación a casos particulares. Pues,
pi,¡c!os. Si estuvier.111 concebidos J);H~loperar sobre ti apel.lI1- como vieron Platón y San Pablo, una cosa es reconocer un
do únicamente a tu interés por evitar ti dispbcer y b mala "debe» y otra I¡'lcer/o. Li tilosoHa y la ética han limitado no-
opinión de los dem:1s, perderían su contenido mor.d. T(x!as ublemente su efecto sobre Ll conducta humana.

162 163
En su obra urdía I-." Rd',~ití" dt'l/Im dI' los lti,,/¡,·\ dI' I"'''t'ril'il~ 1..1posili/lli ck K,mt 110 se reduce a que el mal r,ldie]1 debe
ztÍ", Kant continuó dcb.llléndose con los pruhlelll.1s l11,lSpru- ser Inlplllado .1 lOd.1 criatura necesitae!.l que sea racional aun-
fundos de LI mturalez'l Ilulll,llla, su~iriclldo lIuevas idc,l'>, o que: lillit.1 (ulIltempla el ide.!1 de la ,dlumanichd agracl.lhk a
nuevas versiones de LIs antiguas. 1 I.1hl.1 del "mal radie,iI" Cll 1.1 I)i()s" y lihre: de este lIlal, pero lJue conserv.1 bs mislll,ls nece-
naturalcz.l hUIll.1n'l, empleando un kngu,lje c.lsi bíblic(). Cil.1 sid.ldes e illllin,lliunes que nosotros). Nuestras necesicLides
o p'H,drase'l 1.1Bibli.l con frecuellci,l y sugiere CÓIllO est,ls Fs- COIIlll seres finitos remiten a nuestra naturaleza anim.ll, que
crit ur.1S sagradas de 1.1tradición cristi,lI1a dehní.lJl ill tnprct ,11 K,ln! considera inocente en sí mism.l. Tampoco cree coheren-
se C0l110 expresiones de vnd,ldcs morales fUllcL!mellt,des .1CL'r- te ,llrihuir un.1 disposicit'ln al mal a nucstr,l ILltur'1Iez,1 racio-
ca de la etnn.1 condición hUlllan,l, aun CU.Ulllll t.ste no Sc',l II.d, ya que c'so nos convertiría en Seres diabólicos. PiellSa que
su signiliudo liter,d o histórico. Rt'lonoce lo que denominJ el 111,11r.llliul es impulable a nuestra disposición a la humani-
"Ii,lgilidad,. dc 1.1n,lturalez.l hum.Ul.l, es decir, nUt',>[I',l dificu! d,ld (al amor propio racional), pero no como una consecuen-
tad para h.lcn lu que dehcmos, ,lSÍ Ulmu JlUl'str,l "impuro,\" Ci,l i 1¡evi (.lhle de esr,1 disposición, si 1\0 como resultdClo de su
--nuestra tendellci'l.1 confundir o ,ldulterar LIS r.1Z011eSIllor.l- des,lrlnl!o en condiciones sociales. bte es d aspecto rousseau-
les con otros motivos. Par.1 K.1nl, lo que c,> (r,¡dicdlllcnk) ni.lno de I.l doctrina de Kan!: J.¡ "insociable sociabilidad" de
malo !lO son lluestros deseos Jlaturaks; l,lmplllo lo es J.¡ [c'I)- los seres 1llllnanos, nueslra necesidad de y la inclinación a ser
sión entre los desc~os }' el deber. Se tr.l[.I, m,ís hien, dc J.¡ "I1lJ micmbros de '" sociedad, que se combinJ con nuestra len-
lignid.ld» de la n.l[ur.deza hUI1l,ln.l u dd cor,lzón hUIll,lnu, denci.l ,1 ser egoístas y competitivos. Paradójicamente, la tesis
que comiste cn la .1///lIIrdi""o'ó", lihrelllente' e1egicL!, dd dehn k,lIl!i'lna de que somos l11,ilos por naturaleza viene a equiv,l~
a Lt inclinación, en la deliber.lda l)relc-n:nci,1 por la klicid,ld ler ,1 1.1célebre doctrina rousseauni.lI1a de que somos buenos
propi,l (l.d como 1.1cOllcebimos) sobre IlllcsIL1S ohllg,lCiollC'S por Il,lluraic-Z'l (huho un debate semejante dentro de la tralli-
C()J1otr.1S personas, en la medidJ en que Jlllb.IS entr.ln en con ción con/llci.lIL1; vt.Jse el final del C'lpÍtulo 2)_ La expresión
Ilieto. "por n.llur.deza» es empleada por los dos filósofos de forma
tste es otro de los lug'lres en los que K.lllt, como t,lI1llJS opuesta. Para Rousseau, signi/iel "anterior a la condición so-
otros pensJdores, se ve empujado en dos direccioncs. Por Ull,l ci,d", y ~lrg.uye que el desarrollo soci.l! ha corrompido la natu-
parte, insiste Illucho en que el m.d en nosotros es rcsull.ldo de r.dcz'l humana original. 1\.1I1t, por el contrario, piensa que
11 lIl'St LI ll.ltllr.t!eza sólu se desarrolla adecuadamente en socie-
nucstr,1 propi,l elección, de nuestro Il)al uso de /.¡ libert.ld.
IvL1s, por otr.] p.lrte, en su propi,l versión de 1.1doctrin~l del pe l!.ld, pero nu cree que exisl,l Jlgo así como unJ condición hu-
Cldo origin'll, quiere decir que el mal es "r.ldical" o inn,lto, UI1 m.lll,l pI'nIJti,tI.
rasgo unjvers,t1l~ insosl.l}'.!hle de llueslr.l condicióll de seres lIe
Cl~sjt.ldos .1lInque r.lcjon.t1es:
)'R['SCJU 1'( :[cll\l
Iby el! el homhre Ul1.lpropensión ncltur,d ,ti mal; yesLI
propensióll mism,l, puesto que lu de ser tiu,llll1Cllre busClti,l La respuesta dc Kant a los problemas de la naturaleza hu-
en un libre albedrío y, por lo tanto, puede ser ill1puud,l, es
mJn~l comparte la ambigüedad de su diagnóstico. La cita de
moulmel!tc l11,d,1.Este l11aleS ]'¡{{//(It!, pues corrompe el 11111-
d,lIllelJtn de todas Lis m,íximas; J I.lvez, como prOpellS¡ÓII Ila I.l Rd,/!,ió" sugiere que sólo bastará con una respuesta religio-
tur,d, nu se lo puede extermillar ílledi~lJlte Jl.lerzas hUllun,b .._ S.l. Si el mal en nosotros no puede ser "exterminado con 111er-
Sin embargo, ha de ser posible prl'l'tI/t((r sobre esu prOIll'n' zas hum.lIlas", pero es necesario "prevalecep, sobre él de algu-
sión, pues e1LISe encuentra ('11el h(lInbre como ser que Oilr.l na manera, los creyentes de una u otra Índole se apresurarán
lihll.'l11c·nte(Rd,~~,áll,p.1g. 47 de tr,lll espJ a saltarse el ,lrgumento ya decir que sólo la salvación divina

] 64 165
(en su versión recom"endad.l) puede resolver el prublc1l1.l. en 1.1L)i.tI~llica de la CdtiuI lit- 111rtlLÓI/ prtÍ(/illl, en los par,ígra-
Cr.1I1 parte de los escritos m~lduros dt' K,1I11,incluidas Lts últI- j()S 86 ;1 l) I de 1.1Críti/tl ddj"irio (donde subraya Lt importan-
mas secciolles de I.ls Ires CU'tiúlS, tocan temas rel i~iosos. LJ 11.1 ci.l de los sentimientos de gratitud por el bienestar disti"utac!o,
primera mirall.l puede sugerir que se [ral,1 dt' Ulla piL'dad ll1e- lit- oblig,lCil'lI1 de sacrillcar el deseo en aras del deber y de res"
ramente convellcionJl, ,1I1,ldid,l artitici;dmellte ~Isu ubr.l lilu punsdbilllLtd ante los juicios) y, desde luego, en la Rdigióll.
SÓfICl seria (.¡]gullos lectores lo hall ,Ilribuido .1 Lt senilid.ld de Ell diversos lug,lres, Kant distingue tres cuestiones que re-
Kant, ;1 su deseo de agrJd.lr a su sirviente, a su públilo o ~ISIIS sUlllen "todos los intereses de b razón, tanto de 1.1especubti"
goben1.lntes). Pero UIIJ lectura m,ís atenta dell1uestr.l que su V~Icomo de 1.1pr,lctica":
interpret,lción de! p.lpcl legítimo de b le religiosa eSI.í lejos d •..
la ortodoxi,l cristian~l, de maller.l que no 110S sorprende ni.ld, l. ¿(-2ué puedo s.lber?
mira que los cellsores prusi.lllos illlent.lr.ln impedir !.I publi" ") ¿ (.!u~debo l1.1cer?
cación de su pensamienlo. 3. ¿(lué puedo esperar?
El Capítulo.) de 1.1Di.tJ¿ctiCl de !.I CU!ili/ d,. III I/lZÓII/'I/I,I
se ,lbrc Cllll algunas observ.lciones sobre 1.1il1Spir,lción que de' 1.1 primcta cuestión es discmida en profll11c1idad en la pri-
bemos recibir de los idt'ales de Lt pnlt:cción y 1.1s.lbidurÍJ di- meL1 (,dO!II. ¡..1 segunda, que versa sobre el deber moral, es
vin.ls, que trascienden tC>L!.Iexpcrienci.l (es!.1 re!.lción lleg.l .1 t Lltad,l en Lt l'IJlIII,III1t'JJtllo/JJI, en b segunda Críti({I V en otr.lS
ap.lrecer descriu como un (·romance"). K.11ll cl.isilica etlloll- Obr.lS lIIor.1les. Ll tercera «,Si hago 12>que debo h:lCer, ¿que
ccs tudos los argumentos teóricos posibles de b existcllci,l de me c,lbe esper.lr?),) es un tem.l nuevo, comparativamente me-
Dios ell tres -ontológico, cosnHJlógico y "físicoteolt)gico,) nospreciado el) lilosolb, que pbntea una pregunta que es en
(del design io)---, cri tic.\Jldo cada uno por p.l rtes. Sus Mgull1e n- cinto modo !.Inlu teórica COl1l0 pr.1ctica. En la Dialéctica de
tos apart'cen expresados de llIU t(lI"ll1a cLua y viguros;l; sun 1.1segulld.l Críti,il, Kant oli'ece una de sus I11.1Scompletas ex-
cLlsicos de la crítiCllilosótiCl dc !.I teoJogí.l Ilalur.d (Junto COIl posiciOllt'S de su argumento "prúctico» sobre b creencia en b
los Ditilu,~().l dI' 11/ rd(~ióll lit/tI/lit!, de [[u1l1e). Un aSI1L"cl()Otigi- inmort.llid.ld y t'11 Dius, pero en obras m;\s tardí.ls, C0l110 en
nal es 1.1atirI11~lCión dc Kant de quc el ;ngull1ento del designio l.l Rd(~/tÍJI, b Cuerza de estos argumentos y b interpretación
proviene de Iel cusflJología, que depende, por su p,nte, del .11'- de I.ts ,1lirmaClunes metallsius mismas p,Hecen quedar hasta
gumento ontológico. Así, si esl~í en lo cicrlo, .11dellloler el úl ciuto punto atenuad.ls.
timo hace qUl~ se llcrrunlbe tudu d caslillo lit- Il.lipcs. AK.1tlt le preucup.\ mudlo la relación entre I.t virtut! y la fe"
1\::1"1) K;1I11 sólo destruye para volver ,1 eddicar sobre un.l I¡cilb!. Argumenta, como hemos visto, que la moralicLtd es
b;lse diferente, pr.ícliGl. AunLjue las proposiciolles sobre Dios, m,1S que l.l realización de acciones correctas. También avanza la
1.1 inmorulicLld y Lt liberud de 1.1~oluntad no pueden ser i~lea de que debe haber un fin final de toda aspiración moral.
dcmostr;ld,ts (ni rcfulacLls) por el uso teórico de !.I r.lZón, Este es el "bien supremo", que es una combinación de virtud y
K;1l1t crt:e que pueden ser justificad.ls desde e! punto de ViS!'1 j('licicLtd a la Cjue debe tender todo ser racional. Sin embargo,
"pr.íctico». CU;l11do pensamos en cómo ¡/(/"iIJ; surgen dittrcll es dem.lsi.ldo obvio que LIs acciones virtuosas no se ven nect-
tes consider;lCiones. La idea de libertad se h.tlla implicad.l de sari.lmt'llle recompens;ldas con Lt felicidad en el mundo que
lUl.l forma muy direcLl en nuestr,lS deliber.lciones sobre Ljué conocemos. l\lrece un P,lS0 obvio --que han dado millones de
hacer. Pero ¿qué sucede con Dios y b inmorlalidad? ¿Dónde pnson;lS~- decir que Lt justicia requiere la existencia de una
se introducen, si es que se h~l de h,lcer!o en absoluto? Kanl ohe- ,,¡tizón suprema" subyacente .1 b naturaleza que gnbierne de
ce v,uias versiones de su "teología mor.tI " , que podemos en- ;ICundo con bs regbs morales y que recompense a todos ade-
contrar en la sección del Método de la Cdtim de !tI lilZÓ11lililí l. lU.llLlIllenle en una vida flltura n1<Ísalti de este mundo.

1M 167
Puede p.m.'cer que, ~tl invocar a Dius y .1 la inll1()rulllLlll, ¿.¡ ,11 hk
d,",)("r. sellllllo cOllsisll: en que JIU h.1y ell .lbsolu-
KJI1t no h.lCc m.1s que repetir J.¡ esper.II1i'.1 itlllll.lI}'\ CCllllllll en lu s.tllld p.lra los ilolllbres si lit) es en el ílllil1lu ~lloginllcJltn
I.l justicia y en Lt recompensa poskriores .1 1.1nHlcrle. Pero es de g,'IIIIIIIOS PllllUpllJS mor.tlcs en su intención ... (N.dl:~¡ÓII,
[).íg. il5 lk 1Lit!. esp.).
lúnd.l111ental en 511filosofí.l mor,d el que nuestro ll1ulivu par.1
h~lCer nuestro deber JlO debe residir en extr.ler un helll'llllu di:
ello; por t~lnto, serí,1 cl.lr.lf11ente inconsistente p.lra él posLul.lr No l'Xlr.1I1a que tal kllguaje «desmitilicadoP) preocupara J
recompensas ll1is .IILi de la ll1uerte con el ohjeto de nllltiv.lr /()S cUl1Servadurt's rd igiosos prusi,1l10s de hace dos siglos; per-
LIS acciones correcL1S. Y, sin embargo, ,dillll.l, necesitamos te- tUlh.1 Lt urloduxi,l cristian,l incluso en nuestros días, quiz;l es-
ner un fllnd~lmento p.1r.1 la esperanz.l en que I.l virtud ser.í 1,- pecdlllenle ahur,l que nos inclinamos menos que Kant y PIa-
n~¡Jmente reC0111pt'nsJdJ. 1..1 cuest iéJll que preocup.l .1 1\.l1l1 tón .1 dislingllir entre lo que es creíble por lllH elite y lo que
p.trcce consistir en qUt Iluestr.l mUliv.lción mislll.l par.l n'ali I() es pillO..1.1gente comlln').
zar ,1c¡unes m()r~des se verí,l sOl.lv.lda .1 nlcnus que I)udiésl'- I\'se .1 su uso del Icngll.1je religioso y, n1<1Sconcret.lJllente,
mos creer J! menos que el bien sUprtlllO, I.l comhin,lCiólI (¡I- dd eri stilJl o, Kant también albergó esperanzas m.1s l1lul1lb-
tim.l de virtud y telicidJd, S('.lj'osi/J/t". No Sl' supone que deL)e- n.lS, que ap.lrecen expresadas especi.1lmente en sus ens~lY()S
1110S aspir.tr direcLlInellle .1 d por nosutrus mismos, pero solm' historia. t~slOS prepar;uon el camino para LJs 1,losofbs
lIecesitJll10s tentr t">jJt'JllI/Zt/l, necesitamos .1sumir lJue hacer lo m.1s abinLlmente Ilistóricas lit- Hegel y Marx, Cjue Se des;)ITo-
correcto ,lquí y ahur,l no eS!:l ddtodo l.lrellte de sentidu. Pero Il.lrun en el siglo siguiente. Vislumbró la posibilidad del pro-
(requiere realmente la decisión mOl",1I 1~1creellci.1 en I.ls alir- grl'so en l., historia humana ;1 través de b emancipación gr,)-
maciones teológic,¡s trJdicionales aCerCJ de J.¡ supervivcnci.1 du.1I de 1.1Spersonas de I.t pobreza, la guerra, la ignorancia y b
de los individuos en un futuro inlinito, o <Icerc.l de J.¡ exis dependenci.1 respecto de las .Iutoridades tradicionales. l~ue un
tencia de un Dios omnipotente, omnisciente y benevok-nte~ delcnsor de la RevolUCión hancesa, aunque era consciente de
Esto disLl de ser ubvio. sus excesos. I~n su enS~lYO "La l)'lZ perpetua» esboza un orden
En Lt Rd¿~itíll, K~1Il1se retract,} a veces, como cu.lndo dice l11ulldi<d hltllro de p,1cífic1 cooperación entre las naciones
que Lts nociones convencion~lles del cielo y el inl't'mo son con constituciones democr~1tic1S. (Seguramente estaría encan-
«represclltacic1I1cS lo b.lsl,lIlte podcros.ls ... sill que sea neces.l- (,Ido lon lus logros alcanzados por b Unión Económica Euro-
rio suponer t.lI11bién objeliv;lI1lente Ik lIIodo dl~l!,lIltí¡¡((I, COl1l0 pe~1en 1.1segunda mit"d del siglo xx, pese a todos sus taJJos.)
tesis doetrin,ll, una eternidad dd bicn o lkl m;d con resl1L'Cto /\1 Iln,1I de su /l!llrojJol().~ítl, sus espcr;1l1zas adoptaron una fór-
.11destino dd hombre" (p;1g. 74 de tr,ld. esp.). Y «eS!.l k sólo ne- 111.1explícil.1111entc mundan;). Contemplaba el progreso de J.¡
cesitl de Lt idt'11 tit' Dim ... sin pretender pOlit-r asegurara esa humanidad en !.I historia, ;1pesar de su propensión al m;ll. En
ide,l por medio dd conocimiento teóricu Lt re,did,ld oh¡eliva» lodo eslO, Kant se revela como un pensador ilustrado, pero, al
(p.1g. 229, nota, trad. esp.). Y, de nuevo, habl.lIldo de 1.1lucha CCll1trLuio que muchos otros, tenía una sensibilidad viva y rea-
entre (dos principios bueno y lllalo»: lista par;l el lado oscuro de la naturaleu humana, para nues-
tLl perversidad potencial-que se ha confirmado con dema-
¡;.ícilIJlenle se Ve' que, si Sé désl'Oj,1 dé su l'n\'ollul.1 mísll-
si.1da c1arilLJd desde entonces. Su optimismo social no es in-
C.I e'ste I11mlu de rcpreSelll.lu.)lI ,lIlimJdo, que verosÍmil- genuo, y deberemos juzgar por nosotros mismos en qué
mente er.1 el único /,11/'"/111" p.U.l su liempo, el mismu (su es- medid;l es realista cuando hayamos tomado medida de su
pírilu y su stlllido r.lcioll~tI) ]¡.1 Sido pr.íltic,¡mcnte v.ílido y pensamiento.
oblig.lIoriu p,¡r.l ludu el lllullllo en lodo tiempo, pUeS cSLí In La 1'losufl.l pr:1uic.1 kantiana, con su provocadora y funda-
h.ISI.III!l- pn'¡¡,illlo a Lld.l homhre P.lr.1 qUl' ¿sle r('UlIIO/l.1 en l11ellLtI .ltllhig¡·,ed,ld entre la esperanza en una mejora social, _

168 169
con Lt correspondiente resolución de contribuir ,1 ella, )' un UlIlversity Press, 1991). V¿¡se, en espai1ol, Filos(?/l'Itlt'la/;is-
punto de vis!.l m,'ls religioso que ve nuestra última C'IX'lJní',1 IOlltl, fvléxico, Fe:!':, 19n. A algunos t,¡\ vez les apetezca
en la gracia divin,l, 110Sd,1 a ek~gir Itasta qué PUlllu ljlll'll'IllUS lljear Ltl rdl:~lIíll tlmlro tic' 10.1lillllús tlt' 1" Illl'r" razóJI (Madrid,
reconocer Illlestra lillitud y 11Ut'stros errores)' delidir ser me- f\li,lIlza, I ()() 1).
jlnes serl'S IluuLlI10s ell la nledid,1 en que nuestr,1 imlwrkc·
ción nos lo permit.!.

LECTlJRAS lu;corvIENIM[l!\S

P,ILI una inlrudulci('lIl ,1 las ideas liJndall1cI1Ldcs de 1\,111[,


v¿¡se Roger SuUtlHl, l\tll/l (Uxlord, Oxlonl Universlly Prl'ss,
1(82), perteneciente a Lt snie nlsl /1lt1.1lt'n , Se trat.! de Ulla
joya llena de penetr,lCión y concis:1.
Para UlU introducción m~1s extens~l, aunque aún Il'gible, ~l!
conjunto del pCIlSJmienlO LlIlti~HlO, vé,lse Ollí·ied llcine, 1{,II11
(Barcelona, Ilerder, 19¡{6).
P,lra una explicacióll clara de 1:1 ética, Vé,lSe Roger J Sulli·
van, /iJl htlrotl/l¡-¡/{))/ lo K"IlI's Llbln (C\lllbridge, Cambridge
lJniversity Press, 1994),
Allen Wood, en !\tlll¡'S t1f01lt! Rdl:/!,loJl(hlt,le1, CornelJ Uni·
vcrsity Press, ]Y70), ofrece una excelente delcllSa de L1 teorí,l
bnti,ll1a de la religióll. Desgraci~ldarnente es!.í desClta!og,lda,
pero Wood ha contribuido con un ClpÍtulo sobre este asunto
en 71Jt'CalJlllrttZ~t' COIJIPlllt/OJllo l\llJIl, ed. Paul Cu)'er (C'¡I11'
bridge, Cll11bridge LJniversity Press, 1C)l)2l.
Par,¡ los valientes que se atrev,lll .1 cmpCZ,H .1 leer ,1 Kanl
por sí mismos, los PUlltos de p,Htida convc'ncion,lles son
sus dos obr;ls m.ís breves, rnagnÍllcamente titlll~1CLls FII}/{Itl-
JJll'Ill"rúíll " 1" JJlt'!,,/!Ji('I lIt 1".1cosll/JJlLm's (M,ldrid, Esp.ls,1
Calpe, 1(96) y Prolt',~iÍ)Jft'llOS" lod" JJll'ItIj/limjillllrtl (lvl,¡drid,
Aguilar, 195Y).
Lectur,ls m;)s Liciles para los interesadus en el ~lspec-
to pr,1ctico del pens,m1iento de Kanl pueden encontrarse
en KIlIII UIl Hi.\/olj, eel. L. W. l3eck (Indian.ípolis, Bobbs·
Merrill, 1963), LI Filosu/fa (l'lli(" de K'IIII, de Gilles Delt'uze
(Madrid, C.ítedra, 1997), !.tI lcod" del WlloáJJlil'lllo de f\11I11,
de )ustus Jlartnack (Madrid, Cátedra, ]Y99) o en 1\,,"/\ fltJ-
I'!lml WrltlJlgl, 2.J ed., ed. H. Reiss (Cambridge, Call1bridge

170 171
VI/)/\ \ ()I\IZ¡\

l\arl Marx n,lCió en J 81R en la Renani~l "('¡-l1lana en el ';('no


de una t:lI11i1ia jUc!Ll que sc convirlió al Cri~~(i,lIlisn;o; rÍle'edu-
CIclo cn el Protes!;lIltismo, pero no tardó en ~lb,lI1don,lr la reli-
gión. Dcsl'icg,ó pronto su Cll,acicl.td intc!cctu.l!, yen I
ii3h in-
gre;ó en J.¡ Universicl.1c! de Berlín como estulli~ll1te de J.¡ racul
C'\I'íTlIl() 7 ud de Derccho. IL1hía un knncnto de ideas tilosófic.1S, esléliclS
y Soci.lles en elmovimicnto "rom~íntico» de .lLluella ('poca, t'n
Marx: la base econónlica el que IvLlrxse sumergió con dccisión. Escribi(') pocsí,l y 11,lb,l-
jó cn una tcsis <l(,ldt"m iCl sobre J.¡ ,111(igua Illeta (!sicl gl ieg;l, ,11
de la natur~lleza 11UI11<111<1
tIempo que sc SClltí,l hond,lmcllte pn..'ocup,ldo por la rcf(mll.l
soci'.11. Sus pri meros escritos ten í<ln un estilo ti losófico y poél i-
c() vigoroso ql/e eXllf'(-'saha I.t apasionacb in!t'lJSiJ,ld dc su pcn-
Al compar,u el m,lrxismo con el Cristi,lllislllo en el C,lpítu- s.lmicnto. 1 ..1 inf1ucnci,1 intelectual dominante en la Alcmani,l
lo 1, mencioné L1Side~ls m.ís b,ísic1S del Illarxismo y ,dgtm.\s de ,1qUe! (icmpo er.1 la liloso(b de 1 [egel, y f'vbrx se vio envuel-
de las objecioncs estínciares. En este capítulo pro(Lllldiz,lIé ,ligo lo cn el estudio y la discusión dc 1.1sicle~ls hel',eli.1I1.1s, 1,111(1)es
más en L1s temí,ls de I'vLux. Nuest 1,1concepción con !cm por.í- .1sí que ,1h,lIldonó sus estudios de derecho p,~r,l c1edic.lrse ,1 1.1
nea dcll11arxismo esl;l, desde luego, ILlertcmellte l11<1rc.ld,lpUl' ¡ilosolía (en un sentido ;1I11plio del término).
nuestro conocimiento de la ascensión y clída dclcol11unislllo La il]Spil,ICi(1n rectora del pensamientu hcgcli.lno es 1.1ide.l
durante el siglo xx, pero propongo centr,Hnos aquí en el pen- del progreso cn 1.1historia hum,ma. 1 fegel .HgullIenLiI',1 quc
samiento decimoJlónico del propio Karl M,ux (incluyendo cada cultm,l o nación tienc un tipo de person.1Iid.1d Glr.Hle
bs obras que escribió en coLd)()J'ación con Engels). Aunque rística y que su des;lrrollo histórico 11;1de explic;Hsc cn 1(>lIlli-
sus ideas fueron enormemente influyenles, no se le puede nos de su carácter parlicul.lr. Aplicó esta l'C1soniticlción al
considerar totalmente rcsponsable de los fi,lUSOS de los pos- mundo entero, idenlilic1I1do la realicbl COI] lo que denomi
teriores regímenes comunistls. nó (7";.\/, esto es, LI Mcnte o el Espíritu (este lérmino pucde
Si Kant hle el filósofó lll.íS pro(LlIldo de la Ilustr.lCióll, SOIl.II· v,lg~lmclltc lC'ol()gico, pero p~lrcce estlr nds próximo ,11
Marx fuc el mayor (eórico de la Revnhllióll illdustli;ll, del p,U1tcíSlllO q'le ~l la concepción bíbliCoI de Dios). [Ilterpretó la
desarrollo del contcmpor.íllco sistelll.1 económico ClpiLllis historia humalla como 1.1 plogresiva 'llllo]Tc"llil.1Ci(')J) del
ta. Aunque hostil ,1 la religión, ~,tll'X (con h m,lyor p,nlc de GI'i.\/, y comíderó esto como e1movimicnto espilitll.ll fUllda-
la civi IiZ<1ción occiden lal) hel celó el ¡de;]1 nis! i,lno de 1.1 l11ent,1I que 1ll1lCVl' la historia. 1,;ISelap~ls slllcsiv,lS de 1.1vid,]
igualdad entre los homhle.~, y <OIllP,lllió la eSpCr<lllz,l i1us- social hUl11an,l expresan iclcas cada vez 11],1S;ldccu.lIL1S de Ii-
trad,l en que el método científico podría di,lgnostiGlr y re- hertad, pero (,](1,1 el,lpa est~í sujel.1 a Icnclcncús en CO/Jlllllo;
solver los problemas de 1.1socied,lll hUllIana. Ddr,ís de to- su extinción esL1hlcce el fÚlllbmenlO de 1.1siguiente etlp.1 de
das sus c1aboracbs teorías sociales y económiCls, POSeí.1 el Idwrt.ld. Ilcgcl dCS,lllolló la inrlllyente concepción dc I.J ".die-
celo profético de seíiaLn el c11llino 11.\(i'l un,l kJrlll~l laica de Ilación", scgún la cual el sujeto cognoscente sc ve en(lcn{;\c!o
redención. ,1 Ull ohjelo dilcrCllIc de (ajcllo ,,) él o ella. Estl distillc ic)n ell-

172 173
tre sujeto y objeto se SUPClIlCque es supcr;lda de algull,l m.lIIc- pió el hechizo que Hcgcl !J.lbÍ,l efcclu<ldo sobre él, pero con-
ra en el proceso mediante cl cual el Espíritu se rc,din g.r;¡dual- servó el suplleslo de que 1.1fil(JSofía hegeliJIIJ del c1es;nrollo
mente en el mundo. hisl/nico C011!l'11í,lverdades <lcerca de 1.1n,ltuLllcZ<l hUlll,ll1,l y
Los seguidores de I-Iegel se dividcn en dos ,das que difieren 1.1sociedld, si bien de UII;' ((mll,l invertid<l. t\1arx escribió una
en cuanto al llJodo de .1plicar hs ideas del ~i1ósof(J ;1 1,1políti clÍliC<l de la h/osofía tll'/ tlt'J/'{J¡o de J legel en 1842-JkLI3, y se
ca ya la religión. La «f)eredl;l» hegeliana sostuvo que se po- convirtió en editor de Ull periódico r"die;]1 denomin,ldo R¡'tilli-
db confiár en que los procesos históricos conducirí,lIl .1 los .\(;'/, ZeitllllK Es!,1 public<lción no t,¡rdó en ser suprimitb por el
mejores resultados posibles, considerando el Estado prusiano gobiemo prusiano, y l'vLnx huyó a París. En 1845 lile expulsa-
de la época COIlJO la culminación de toclo des,ltTollo histórico do;] su vcz dc eS!,l úllima ciud<ld y se trasladó a Brusel.ls. Du-
precedent e. De este modo, m,lIltuvo concepciones poi í 1iCl'; rante eslos <líios de fórnLlción, M<lrx cnlró en conLlClo COll
conservadoras y subrayó los elementos religiosos dd [ltnS,l l,lS olr,lS gr,llldes influencias intelectuales dc su vida_ Sus ;1111-
miento hegeliano. Por el contrario, la (<Izquierda» hcgclidn;l o pli.1S Iccl ur,lS abarcaban las obr,ls del economisu bril:lIlico
los (,Jóvenes» hegeIianos sostuvieron que ,ll'lI1 no seh,l rC,lliza l\d,llll Slllitll v del socialisl,l fí-ancés Saint-Simon. Adelll,ls,
do la mejor ~ónna de libertad, que LIS 11.1Cioncs ¡;.sL1do de 1.1 COIHlli/) a otl:OS pens;llJores socialist.1s y c01l1uI'¡sL1S, lales
época estaban lejos del ideal y que dependía de 1.1gente el <¡lIe COl1lll Proudllul1 y Bakul1il1, e inició su dur,ldcL1 col.lbor;l-
ayudara a ealllbi,lr el orden anliguo y contrihuyeL1 a !allegad,l ci('lll con hicdricll Engcls.
de la siguiente etapa de 1.1histmi,1 hUIlJ,lI1,l. En conseulenci,l, En 1<1décaeb de 1840, Marx y Engels C0111Cn7,11'0na lónllu-
mantuvieron concepciones radic1les en política y en religióll. br 1.11I,1111,ld,lcOIlCcpción l11aterialisla de L1historia. lnvirtien-
Uno de los mayores pcnsadoles de este grupo radic,11 dI) 1.1concepción hegcliana C0l110 había sugelido FeuClbacll,
fue Feucrbach, cuya E'('I/cill dd ai.l/imús!l1Ii fue publicad.l 1\I.IIX llegó ,1 considerar que 1,1(i.lclza reelora de los cll1lbios
en 184/. Feuerbach consider,lba que I Jegel lu había collfi.lll- históricos es l11,ltcrial antes que espiritual. La cbve dc lod,1
diclo todo, que, lejos de que Dios se re,llice a sí mismo progre- histori,l 110 reside cn las meras idl'tl.l, y cierLllllenle 1,1I111)()(0
sivamente en la historia, son los seres hum,lIIos los quc gcncr;lI1 en ningl'lIl Espíritu cósl11ico, sino en las condiciol1es ((O/llí-
las creenci,ls religiosas como un p<Ílido reflejo de este mundo, !lIÚtI.1 de 1.1viel.l_ Ll alien,lCión, creÍ,l, no es en el (óndo ni me-
que es 1,1úllica re;llidad. Es porque I.l gCllte se siente illS,ltisk- t.lfísiCl ni religios.1, sino social y económic;l. En el sistcm,l C.1-
cha con sus vie!.ls reales, pr.ícticas, por lo que necesiu creer cn pitalist<1, el lr,lhajo es algo ajeno p,n<l el obrero; no trab.lj,l
semejantes ideas ilusorias. De est;l maner,l, se «alienan" al pro- p,na éllllisl11o, sino P,1I,1,l/guien dikrente que dirige cl proce-
yectar su propia eapaeiehd superior en LlIIt<lsí,lS teológiCls y ;11 so y es duciio del producto, cOllSiderado eOl11o propiedad pri-
minuw.lIorar sus relaciollcs hlllll,lIl,lS re'llcs. Fcuerb,ldl di,lg- v'lda. Esl,l cOllCcpci(')n de 1<1alienación ,1parece exprcs'ld.l ell
Iloslieó que la metaf!sica es "psicolugí,l esotérica", 1,1expre- los /1 [tllIIl.l(ntos /'(()llIími(().I)lji/o.l(?ji(().I, que l'vLux escri bió eu Pa-
sión de sentimienlos íntimos mis que de verd<ldes sobre el rís en I H44 pero que permanecieron inéditos dur:lI1te un si-
universo. La religión es un síntoma de ,dien.lción, de la cllal glo. La concepción l11,lterialista de 1<1historia ;lparece p!.Jsma-
debemos liberamos medi,lnle la re<llización de nueslro desli eLI cn Otr.1S obL1s de este período, sobre todu en /'1/ itl(¡Jf¡~(:¡;1
no puramente humano cn esle mUlldo. Feuerb,](-h fi.le un pre- illt-l/lll1lt1, de 184h (escrita con Engels), y en l,llmi.IITitl (it- /ilji-
cursor del hUm,lllisl11o moderno y de las explicaciones socio- /olOjifl. de J g'l7.
lógicas o psicológicas de b religión ofrecidas por l'vLllx, Durk- rvLtrx se vio envucllo en 1.1organiz<1ción pr.1ctic<1 dc los 1110-
heilll y heud. vi 111ienlos social ista y comun ist,]. Vic) que el propósi to de su
Ésta era, pues, b atmósfera inte!eclu,d d()min<lnle dur,lIlte ()bLl residíJ cn 1.1tarea de '<llO sólo interpretJr clmul1do, sinu
los aíios de form;lCión de M'lrx. Su leuur<l de Feuerb,1Ch rom- tr,1I1s1()rl11;11'Io>< (como escribió en el célebre pasaje de sus Tr.lis

174 175
solm' ¡;('lfCliJrI(iJen ] 845). Convencido de que 1.1hisloria l'SI.J!).1 (im/l/im correcto p;1I'a el estudio de la sociedad humana,
avanzando hacia un,1 revolución a tr,lVés de la ud el «lpit.l- pudicndo cS{;lbJecer así la vCllbd objel iva del f'unciona-
lismo dejaría paso al comunismo, intentó educar y organi¿lI mi('nlo actual y de los des<1rrollos futuros dc h socied<1d en
al "proletariado" -1.1 cl,lse de los obreros industri,des quc de- que VIVI'lIl.
ben vender su trabajo p.1L1sobrevivir y que, según creía IvLlIx) Sin emh<ugo, b public<1ción en este siglo de LIS primer,1
lograrían la victoria final. Le pidieron que escribier,l UII (('\10 obr,ls de 1Vtlrx, concret;1I11cnte de La ¡(lctll{),t~/ill¡f(lllllllil Y de los
definitivo con los fines del movillliento cOlllunist.l intern,l- ¡l1l!llllloi/o.\ (mlltllllim.1 )' ¡jlo\ti¡jm.\ de I ¡)¿I'I, nos 11.1nloslr,ldo
c¡onal, de 11];)(1era que redactó junto con Engcls el /lJllil{/it's/o que sus ide<1s prncedel~ de las dc lkgcl. Así, se 11<1pbnle<1du
del Partido COllllfJlista en 1848. Más av,1I1z,ldo el aúo (aunque Id cucsli()n de si existen dos períodos distintos en su pcnS,l
diHcilmente como resultado del 11/llilljin/o), se dieron revolu IlJientu. De este modo, und primera L1se, quc IJ,1 sido deno
ciones l!-ustr,ldas en muchos p,líses é'liropcos. Tras su fi-,ll,lSCl. 1l1in;ld,1 humanista y aun eXiSIc'11Ci<1lisl.l,y olr,1 poslcrior, 11.1-
1'vLux encontró exilio en Gran Bret,li1a, donde perm,lIH::ció el m,ld<1 "socialismo ciell! íficoll• Creo que es justo decir que h<1y
reslo de su vida. consenso en CU,1I1to ,1 que se da un<1 continuiebd entre l<1sdos
En Londres, M,nx IIcvó un,l "id;1 de rcl,ltiva pobrc'!.], de hses, y,1 que el {em<1 de 1.1alienJción humana,! 1.1csper<1nl.;l
biendo su subsistencia a sus csf'uerzos periodísticos y a I.Js cn I.J salvación sigue t'stando en la ohra Lndí<l. Los conleni-
donacioncs de Engels. Comenzó ,1 investig,n en 1.1s,li.J de dos de los GUfIlr!rislt' confirman esto. lvli discusióll sobre
lectura del Museo Bri(;ínico, donde encontró ,1l1lplia docu f'vlarx se b,lS<l, por (,1I110, cn el supuesto de que su pensamien-
mentación sobre las condiciones sociales_ Enl re 18')7 v 11)')1) to es fund<lmCnlalmenle unit.lrio. A mcdida quc V.l\',l expo-
escribió otro conjunto de manuscritos, los Gmllr!ri\_It',- en los n icndo su h;lSC meta física, su tcoría de la Ilat u Lllcza hu nl;ln,l,
que esbozaba un pl.1n para su teoría total de L111istoria y 1.1so- Sil di;lgnóstico y su prescripción, incluiré ,llguuos comcnl<l-
ciedad; c!.lex{o cOlllpleto no estuvo disponible en inglés has- rios críticos sohre cad,l punto.
ta la década de 1970. En 1859 publicó su Cdlim dI' lill'(()/lOlil¡t/
po/íli(a y, en 1867, el primer volumen de su obra lIl;ís sel'ler,])
Blcapital. Estas dos últimas Obr,1$ contienen una detalbda his- Tu IRíA DI' 11\ IIIC;¡OIU¡\
toria económicl y soei<ll, reflejo del {r,lb,ljo Iiev,ldo ;1cabo por
Marx en el Museo Brit,ínico. Aunque ;1IlOra hatÍ,1 mucho me- Ivl.lrx era ateo, y la línea general de su pensamiento Cla m,l-
IlOS uso de la filosofía hegcli,lIla, tvLlIx scguí,l intentando ,lpli Il'ri,11isL1 y del elfll in iSI'I. Como un supucst o cicn t ílico soci,ll,
cal' su interpretación materialista de la hislori;l con el objelo propuso cxponer todos los fenómenos Inlill,111os con los mé-
de mostl,lI la inevilabiliebd y b dcsc;lbililbd de 1,1super,lci(')n todos de 1.1cienci;l, 1.11como los entendL1. Pero todo esto no
del capitalislllo por el conltll1ismo. es de ningún modo peculi<lr dc L'I, pues I.J misma descripción
Son estas últim,ls obras, a partir del ¡l1tlll(jic.\/o COllllfl!Íl/il, se .lplicl a J.¡ m,lyoría de los pensadores de la Ilustr,lción del
las que 11,111 llegado ,1 conocerse mejor y bs que han f(JrIl1ado siglo XVIII, incluidos Voiraire, de la Mettrie y [[ume.
la base de la mayor p,lrtc de b teoría y pr,íctica cCJlnunisl,l La 110vecLJd clL1c{erística de 1.1interpret.lCión de rvLnx resi-
posterior. En ellas cncon{r,ll1l0S filosofb ,1Iem,lIl;1, socialismo de cn que ,1finn,lba h,lber descubierto el vcreLJdero método
francés y econolllía políticl brit,ínic.l ~1.1S tres principales in- cientít!co p;U.1 estudi,lr el r!l'sllrrollo iJis!Óriw dc 1,IS socicda-
fluencias de M;lrx-- unid,]s en una olllniab,lrGlJ1le teoría de des hum'lIl;)s. En su primer;l tilosofla program<Ílica, anhel.lb;1
la historia, la economÍ<l, 1.1.sociología y 1.1política. Esto es el día en que huhiera una única ciencia que ;lharca.se las cicn-
lo que Engels llegó a denominJr «socialismo científico". En cias hunl,m;ls junto con la cicncia nalural. Pero esl,l "cienci.l
efecto, I'vL1rx y Engels creían h,lbcr descubierto el método única» incluirí;1 seguLlmcnte muchos niveles: físic,l, quími

]76 In
ea, biología, psicología, sociología. M.HX no era Ull reduc· ea de una sociedad delermina lorlo lo que éSt~l cUllliene, h,ISI.1
cionist,l, y no creía que lodo pudier,l explicme en los lérllli c1nl.ís mínimo detalle. Pero LIS propús ;¡(irtn;lCiones cOllsick
nos de la física. Sostenb que klY leyes socioeconómic.ls t.CIH' r,ldas de J\:LlrX son m,ís vagas y no le comprollleten ncceS;lri.l-
rales que operan en la bistori.l humana y que los mayores melllL' con un c1ctelminismo t,ln rígido e inverosímil como
cambios Soci,lles y políticos pueden ser cxplicldos apliclIHlo ésle.
estas leyes a las condicioncs rein.1I1Ics. En el Prebcio a i.l Prl' Es illllCg,lhlc quc los ElCtoles económicos son tremenda·
mera edición del Capiltr!, comp,nó es le método con la lisio, mente illlporLlIltes y que ninglJn estudio histórico o cienci,l
diciendo que "el fIn último de esla obra es revelar 1.1ley eco· soc:i.lI serios pueden ignor.lIlos. Jvfarx puede atTog,nsc gr.lIl
nómica del movimiento de I;¡ socieLbd modern.l". 'r:1mbién p,lrte dclmérito del hecho de que hoy reconozcamos esto \;In
habló de las leyes n;ltur,lles de 1.1producción l.lpilalisLl, que r.ípid.lI11enle. Pero ¿ddCJJJJiJJ(( h b,lse ecollc)mica de l., s()cjclhd
«operan con necesidad lerrea h,lcia rcsllll,ldos inevitables». Es' su superes(llI( tllra iclcnlógiC<l? Lo que M,lI"X dice ,1celel de
tas célebres expresiones retóric1s sugieren un est rieto cielertni- este punto result,l difícil de interpreur, pues no cst<Í claro por
nismo histÓlico, pero examinemos si fVl.1rx qucrí.l decir eslo dt'lll<!c dehe p,ls,lr 1.1Iínc;] divisoria entre el I'undamento y la
en rea Iidad. sUPClcsllullllla. lhhla de "las rilCIL1S m~llet-j;1Ies dc produc-
El r,lsgo mis distintivo de 1;1concepción de Marx es Ll de· ción», cllle pusihlclllente incluycn los recursos naturales (tie'
nominacL! concepción materdisLI de 1,1Ilisluli.l. ConHl IIc 1!;1,clima, pL1I1t,ls, .1I1il11,1Ics,minerales), lus illStnll11cntos y 1.1
gel, sostení,l que cada (~poca tiene un definido cadcter propio m'lquin.lri,1 y ,1C;lS0 LlIllhién el conocimiento y las h'lhil;da·
y que las únicls leyes univcTs,lles dc h his(uri,l se refieren .11 des m~l(crj;lli/,ldos por los seres Illllll,1I10S (<<recursos IIIIIII,1
proceso de desarrollo por el que una et'lp.l da P.lSO a L1 si· ¡IUS'». Pcru 1.1111hién hahla de b «est rull u ra eco IlC'lllliun, que
guiente. La teoría de Marx, sin cmbargo, alirma que CSL1Sle aharCl, según él, bs «relaciones de producción". Esta úllima
yes no son mentdes, sino de naturale/a ((()Il(I"tÍ({r. C01110 lo expresión se rcficre prohahlemellle ;1 la 111.1I1eLl('n la que se
expresa en su formulación In.ís ciLlcL1, que .lp;lIece en el I\e' org~lni¿l cIIT;¡b.1jo (p. ej., la división dcl tr,lhaj!), 1.1SjCLlrquí,ls
bcio a la Críti(d dI' !d I'(O}101I1Ítl /'o!íli¡-,,: dc .llllnrid;ll!t's cn el lugar de Ir.lb'ljo, los dnechos Ieg;llcs y LIS
hler".ls de 1.1propied;¡d, ;lsí como los sistelllas de rCCOlllpell
En 1.1producción soci.t1 que los Ilomhres Iln';1I1 ;1GliJo ('s- S.IS y de p.lgUS). La deseri pción de L1s Ú 1, im,ls deht' cmlllea 1', al
tablecen difCrenles rebciones que son indispcllS,lbles e illde mcnos el) bs sociedades llloc!t'ln,lS, conceptos l.llcs cumo los
pendientes de su volunt,ld; cstas rel.lliollcs de produce ión se ck propielbd y dinClo.
corresponden COll un.l Cl.lp,1 dclinida de dcs,lIIollo de sus Parece quc fv'L1rx distingue (m el pas;lje ciudo, al I11C1l0S)
fuerzas materi.lles de producción. Lo, lot.llid.ld de estas rel.l- 1/(1 Ilivelcs y no dos: hs fuerzas lllatCt-;'l!cS de producción,
ciOllt:s de produccillll cOllslituye 1.1estructura económica de 1 as rci.leiunes dc prod ucción y la superestTuct ur.l ideológil,l
la sociedad, que es el fi.1I1LL11lH_'nto
re,ll ('11el que surgen las su-
(ide;¡s, crcenCÍ;ls, moral y leyes, política, religión y Jilosofl.1).
perestructuras juríc!ic.1S y polítiG1S y a 1,ls que correspol1dcn
dt'lermin;1das «>rIllaS de cOlJLienci,l soátl. El modo de 1'1'0 ¿Qué en(cndía entonces por "base"? ¿Q_ué deterlllina eX.leta·
ducción de 1.1vid,l Illatericll determin;l el car:1Ltcr g,cnCl,¡J dé' tllente que Si 1,1b,lse sólo incluye las fUCtL1S estric LlIllcnl e
los procesos de vida sociales, polílicos y espirituales. No es la m,lleri,lles de producción, se compromete con un «delt'lllli-
conciencia de 1m hOlllhres lo que deterlllill,l su ser, sino que. nismo tecnolc)gico" que resulta hastantc inverosímil. Pero ;no
por el conlr,lrio, es Sil ser socd lo que ddt'rlllin,l su cOlllicllCl.1. pueden usarse los mismos recursos naturales y tecnologías cn
socie( LIdes con di feren (es idcologías (crist i.1I1.1S,isl.í m iGIS o
En las exposiciones poplll,lres del «m,lrxismo» se cOllsic!e !.ticas, por poner un L')emplo)? Si b b~lse incluye t,llllhién las
1'.1en ocasiones que este p'ls.1je signifiCl que h h,lse ccollóll1i· rel.1ciolles de proC!uccic'lI), b dislinción cntre 1.1h.lse y h superes-

178 17(J
tructura se torna confilsa. Al principio, parecí,l que i\L1rx con- decirlus, ya quc eso prccis,Hí,l un conocimiento de!.llLHlo c1si
taba con conceptos jurídicos cOlno el de propiclL1d C0ll10 ,11ilJlinilo de las cOl1junciones P,HliclIlarcs de cOlldici(lIlt's.
parte de la superestructura ideológicl, pern si pueden lIs,me Resulu, pues, que lo más pl.l\lsiblc que se puede decir --y p,1-
las mismas tecnologías en los sistcmas capitalist,l y SOCi,l!ISI,I, rcce ser lo que H,nx mismo dijo, CU,lIlc!u eL1 cl1ilLJdos()~
que poseen dilercnlcs rehlciones de propied,ld, podría p,lr(:'(CI es (llIC 1,1h,lse eumómicl ejerce una influclJci,l mu)' sibllificl-
que hay poco c1eterminismo económico. No extraii,l qlle cun- tiva en todo lo dcm<Ís: pone límites denlro de los Cll.t1es de-
tinúe el debate acerca de lo que quiso decir M,lrx y de lo quc scmpcií,lIl su p,lpel los dem,ls LlCtores. La maner,l en que
pueda ser verd,ldero en su tcorÍ<1. 1.1sociCll.td produce los ,HtÍlulos de primera necesid,HI de 1.1
Marx aplicó su concepción materialista dc la socielLlll de vid,l en un,l primer,1 et.lp'l de dcsarrollo económico ejerccr<Í
dos m,11leras: sincrónica y di'lcrániclmcnte. En un prill1er lIlJ,l imporLmte influencia cn cómo picns,1 1.1 gente en cse
momcnto, la base cconómiLl (sea lo quc sca con exactilud) se I¡po de socicd.lll. Pero eslo es V;lgo, pucs, (qllé (lIenLl COl11U
supone quc deternlina L1 supcrestnlctur,l ideol('¡giu C1LlCIl' "11111)'sÍl.~nific.lti\'o', o "illlporLlnle»? Vale Lln s(')ln COIllU U11.1
rística de esa cLlpa de J.¡ sociedad. Pero (011 clliemp() ,1P,lIl' "_'Ct);l1l'l\d.1ción de husl.1r los /;1Ctores ecol'lómicos en cu,¡\
cen cambios: los sistemas cconómicos pueden ser est.lhlcs du <¡llin (,lSO p.1rlicllbr y dc cx'lmin.1r h.1s!;l qué punto puedcn
rante un tiempo, pero permitcn procesos de des,nroliu tn inlluir cn el reslo. Sin clllh,llgo, ésLl ha dcmostr,ldo ser 1111.1
nológico y económico quc producen fin,lImente call1hlos mcloL!ulu!!,í,1 inmcns,lmcntc fi'uclífera en el estudio de 1.1his
sociales a gr,111 cscab. !vLnx dividió 1,1 histori,l, muy tOS(;l [mi,l, L1;lI;lropologí,l, b sociologí,l y L1 políliCl.
mente, en éPOC1S idcntific1das por sus diferentes sistcm,ls 1.<1histuri,l es un estudio I'lIlpíri((J cn LJ mcdid;l cn qlle sus
económicos ----l.Js L1ses asi<Íticl, c1:1sicl, ICud,d \' "bur~ucsa,' e prnpusicioncs deben ser probad,ls COI1el r<lsero de 1.1evidcll-
capitalist,l-~, y sostuvo que ud,l hlse debe d:u' pasl~ a 1.1si- ci,l de lo que h,l p.1s,ldo re.1lmcnte. Pero de allí no se sigue que
guiente cuando L1s condiciunes econóll1icas eslé'n 111'ldur.1S. Se,l lll1.1 (il'lll'i". cn el scntido de que la ciencia puedcj(lI'IlIlfl"r
Esperaba que el capitalismo cedelÍ,1 el P,lSO, incviublcmel1te, In,," r/I' 1" 1!"!lflil!c7¡I, generalizacioncs de ilimitad,l univlTs.11i-
al comunismo. d,ld. Pues L1 histori,l es, dcspués de todo, el cstudio de lu que
¿Cuánto determinismo estaba l'vLJrx dispuesto a afirm,n, h.1 sido de los seres hum,lIlos en nuestro pbncl.1, cn IIn pelÍo
sincrónica o di,lcróniclmcnte? Es innegable que toda socie- do finito de tiempo. El tcm.1 es ,lmplio, pero se tra!.l de un,1
dad debe producir los suficientes artículos de primer,1 nece- serie p¡lI'/illfl"r de ,lcontccimienlos; no tencmos nOlicia lit:
sidad para g,lrantizar b supervivenci,l y 1,1reproduClión. 'klle- nillgún ,llontel imiel1to similar cn otros lug,ncs dclulllvcrso.
mos que comer si vamos a pensar, pero de ,lhí no sc sigue que P,l"l cualq'lier conjunto p,lrticllbr de acol1tecimiclltos, inclu-
el que lo que com,lmos, o h manera en que produzclmos lo so LJ clÍd.l de un,l m.lnZ'lI1'l de IIn ;Írbol, 110 hay límite (LIrl)
que comemos, determine lo que pensamos, No todos los ,IS ,ti 11I'1I11crO de leyes dilerentes y hechos contil1gcntcs qllc pue-
pectos de la cultura, b política y la religión esLln complet,l- den eslar ill1pliCldos ('n su C1l1s,lción ---L1s leyes de L1 gr<lve
mente determinados por los (:ldores económicos. Ni el pro d.ld y dc 1.1mel.Ínic1, L1 presic'lI1 del vicnto y el (lim,l, L1 PU-
pio IvL1IX llegó a afirmar eslo, sino quc, .11.111,1Iiz<lrlus episo- t rcl;l~lión de L1m,lder,1 y 1.1eLJsl icilLld de LIS r,lll1.1S, así cumo
dios particubres de la historia, conlempló 1.1posibilid,ld de la el pellizcar de L1s J11,1110ShUIn,1I1.1s. Si nO h.l)' ningún detcr1l1i-
influencia de (~lCtores culturales conlo 1.1religión y el nacion,l- nismu que gobierne lan siquiera LJ Clíd.1 de L, 111.1117,ln,1dc
lismo. De una maner,l h,lstante plausible, comp,Hó su propi,l Ncwton, cII.lnlo m,ís invcrosímil SCLl decir qlle el curso de b
teoría con la teorÍ<l de 1.1cvolución de Darwill, que también histori,] est.l predcterminado. Puede haber (iert.ls !mr/m(i"s a
esboza un mecanismo gcner,ll en términos del cual se puedcl1 Lllgo pbzo y .1 gr,111escaLl, t,lles como el ;ltJlllcnto dt' 1.1po-
explicar los cambios pero quc no o(rt'ce un método p,Ha prc- bL1ción hllm,lna desde la E(bd fVfedi,l. Pero IIn,l tcndenci,l no

180
es una ley; su continuación n() es illcviLlblc, sino CjIIC puede Li t~P0C.l de rvlarx, y I.1s divisiones dc clases se han dilllnlina-
depender de condiciones quc posiblemente camhien. ([s ohvio, do ell vez de intensitiC.lrsc (consideremos el gran nl1lllero (le
por ejemplo, que la pohL1ción no puede ,lunlcnl.n indclinici,l IT.1bajadorcs ·,dc corb,lL1", C0l110 son los ;Hlministraliv()s, 11)5

mente, pues su crecimicnto pUt'L1c il1\'Crtirse de un.! m,lIll"Ll lilllcion;ni()s, los profesores, cte., que no son ubreros n1;lnU.l-
bastante repentina por las guelT,lS, las enfer1l1ed~ldcs o el les ni pr('pie!.lrios jndllstri~dcs). Esta es um illlporl.lI1te ráut.1-
hambre.) ción de 1,1predicción de tvbrx. No se puede justillcn dicien-
Baséíndose en su teolÍa general dc I.t histori~l, IvLnx espcr~l do que el proletari;lclo ha sido "sobornado» mediante 1.1con-
ba que el capitalismo se volvier.1 c1da vez mis inestahle cco- cesil\n de m,l)'ores s.llarios, pues M,lIX predijo que éslos
nómicamente, que la ludlJ de clases entre los propiet.lIios scrí.1n peores. 'T:lInpoco hasta con decir que LJs coloni,ls h.1n
burgueses del capital y los miemhros dd pro!ct.ni'1do, que tiC servido C01l10 prolcL1ri.1do de los p.líses industri'llizados. pues
ne que vender su tT'lh'1jO, se incrcmt'n(aría. Fn efeclo, el prole- ;1lgunos países capit.llisl.ls, como los esclIldin.lvo5, 110 tiellcn
tariado se empobrecería y '1l1l11en(arÍ<1en /llllllelO, hast,1 quc' ('11 coloni,15. Cabe sugerir, sin embargo, que el capitalismo, ((11110

una gran revolución social los trah'1jadorcs tll1l1,lr'1n el poder :1 [({IX lo ((I)/o(ití, 11.1dejado de existir, que refórn1.15 p.lcílicas y
e il1Stituyeran la nueV,l t;1se c01l1unista de la historia. Slll cm ~1.1dll,lIcs h.1I1 t r,111SI(1I1ll,1do radicdmente 1.1 n~lIur.1kza de
bargo, lv1arx, contrari.1mcnte .1 la interprct.1Ción común, no ~luesl ro siStclll.1 económico. Examinaré esL1 idea Illjs 'lde!.lIl-
predijo confiallamente que la rcvolución tendría lugar prime- te, CII J.¡ 5ClCi('lII de h "¡\cscripción».
ro en los países donde el capitalismo estuviera mis desarroll,l
do: Gran Bretaíla, hanci.1 y los Est1dos Unidos. Fn el ¡]f¡{)¡¡-
jil'.\/o COlllullista seii.,lló .1 Alemani.1, que era aún sC1l1ifcud.d TI;( lld/\ 1)1' 1/\ NAIIIIZI\II:L./\ IllJrvl/\N/\
por ~Hluella época, como c1lug.n donde espnaba una revolll
ción burguesa a la que le .segllirí~1 en breve otra prolet.lIia. En ExceplO por sus estudios de juventud sobre Hegcl y los
algunos de sus artículos periodísticos sugirió Cjue el comuni:;- griegos, M a rx no est.1ba in leresado en cuestioncs de Ji10solLt
1110 podría surgir primero en China. Vio que el desarrollo' el ('PUL1» o ac,démicl. l'kís tarde llegó .1 rechazar!.t, )',1 que IJ
pitalista del mundo permite LJ importación de ideas soci.1iis consideraha van.1 especubción comparad,1 con b tarel vila]
tas en 1),1íses donde un proletariado re],1t iv.lI11cnte pec¡ueilo, de Ir,lI1sl;Hm~1r el mundo. Así, si se le t.1cha c!e m,llcri.llista,
aliado con los empobrecidos campesinos, podría hacersc con este Cllilicalivo dcbe de referirse m,ís a su tcorÍ<l matcri.disLl
el poder que tradicion.dmenle dclcntaba 1.1 clase dirigente. de 1.1historia que .1 su posición en la relación de los estados
Todos esto se .1plica cl.H;lmcnle a 1,ls dos revolucioncs rLlS,lS mcnlales con el cerebro. Segllll una estricla interprcl,lCión de
de 1917. h tcorÍ<, dc rvLlrx, la conciencil ('st,Hía dctcrmin;]tla por 1.1S
Acerca de RlISi~1y China, 1VI,lrx parecc h,ll1Cr ,Icerl.ldo h.ísi cOlllliciolles n1.1teriaks de b vid;]. Pero esto podría cOllsic!er,lI"-
camente;ll predecir la revolución, si no sus subsiguicntes vici- se como una posición «epilcnomena I isl.l", segú 1I I.J cu,11 los

situdes (c1iHciImen te podemos con (a r la imposición por el cUlllenidos de la conciellci.l, aunque on(ológiClmellte no
Ejército Rojo del comunisll1u en Furup,] orienlal <l Illcdiados se.11l IIsicos, csLín en ter.lmen te dcterm i nac!os por los .ICnl1te-
de siglo como una revolución prolct.Hi~1 cn el sentido marxis· cimientos m.lleri'lles. Marx se sintió con derecho a edilicar bs
ta). En los p~1íses c'pit~1Iist,ls .1vanz<ldos, sin eml),ugo. el siste- idc~ls dc Illuch;] gente de «blsa concienci1». Esto quiere decir
m.l económico se ha vuelto mis eSl.1blc (en gener~d, aunquc (lile t.lles ide,1s no son adccuac!amen(e resp.lltl.Jd;]s por las «ra-
con Ilot;"lbles excepciones, tales como 1.1gr.1n Depresión de 1.1 cion.diz;]ciones» oti-ecill.JS par.1 ell,ls, siendo m.1s bien un re/le-
década de 1930). En electo, las condiciones de vid.1 de la m,l- jn de los roles socioeconómicos de 1.1gcnte, a los quc se lIeg,1
yoría han mcjor'ldo enormcmente respecto de lo que er~1n cn a lr.lvés de Ul1 proceso mental inconsciente p~H.l el sujoo.

182 183
Marx no est;l necesariamente compromctido con 1.1COllll'P ,'>Omos seres ¡{{/17'O\ productivos; diferilllos por n'ltul.dC1.1 de
ción metafísica m;1teri,t1isu de que la cOJllicncia se idclltilic,l otros ,1Ilim.lles en que prod/fcill/oS nueslros Illedios de subsis-
literalmente con los procesos cercbr;llcs. lellcia. No somos como las ,lbejas productor,ls de miel, plJt.~S
Lo más característico del concepto m,lrxist,l de Ilum~1I1icbd eidboralllos conscientelllcnte planes p.lra nuestra vid,l. Es Ila-
es la ide;l de que nuestra natur;lkz,l es csellci,llmcnte .\oclill: lural par,1 los seres hUlll,lnos (r,lbajar p.lra vivir. No cabe dud.l
«La l1;l/uraleza real del homhre es !.llot,llid,ld de hs rel,lciol1cs de que ,Hluí se csconde UIl;l verc!.ld, pero (COIllO sucede con
sociales.» Aparte de la existencia de hechos bioll\gicos obvios Ilwdl.ls dfirl11dciollCs sobrc 1.1natur;1Iez,1 11lI111,lIL1)tvLllX (,1111-
tales como la necesiebd de comer y dc reproducirse, f'vLlIx bién h,lce UIl juicio de vdlor a propósito de cste asunto, ~1S~l-
creí,l que no cabe habhr de Utla naturalcz.1 hum,1I1a indivi- ber, que el tipo de "icb apropi(((lo para los seres hUIll,lIlos en-
dual y estática, que lo que es verc!.ld par,l 1,15personas de una so- tr,li;a un,l ,lCtivilbl prociuctiv,l deliberach. Como vcrcmos,
ciedad o período puedc no ser cicrto en otro tiempo o lug,n: eslo se h;dl.J implícito en ,su c1i.lgnóstico de la alicn,lción
«Ll historia entera no es mJS quc un,l continu,l tLlllSlónll.1- como E11l,)de realización el1 ellr,lbajo il1dllStTial y ('n su pres-
ción de /;¡ n;ltl1r~tlez,l hum'llla.>' Se.l lo quc S(\l lo que h,lga cripción de ul1a v('nider,l socicd,ld conlllnisla en I.J que Iodos
una person~l, seLl un acto escncialmcnte social que prcsllp() se,1I1 lihres P'lr.1 cultivar sus talen los en cualquier dirección.
ne b existenci,l de otras perSCJl1,lSquc 1l1~lntjenen cicrLls reh- D,~hido ,1 CS!.l comideración, que ap,lrece con Ill,ís claridad el1
cioncs con él o con ell.1. Incluso los modos dc producir comi sus 1"'1imeros escritos, J\;Llrx ha sido cOllSiderado humanist,l.
da o de criar el los nií;os son aprendidos cn socied,ld. I~slo ('s ~Qué se deduce de '" tcoría de f'vL1rx ('n CU,lll(O ,1 LIS Illllie-
cierto para toda producción econólllic.1, y,l que éS!.l cs una ,lC res y el fcminismo? Si hay ~llgun,l venbd el1 su insistcnci;l en
tividad soc';;ll típic.1 que rcquierc coupcr,lCión de alguna cspe 1.1illlport,lIlCia de la producciól1, segur~lmcl1lc lalllhiéll h,lhrj
cie. No deberíamos concebir 1.1sociedad COIllO una cnlid,ld otr,l el1 1.1nccesidad dc /;1 rt'j'mr!lI(oáJl. Pero debemos pcm,lr
abstracta que afcc!;l misteriosamcntc ,11individuo; anles biell, que Lt reproducción no sólo illcluyc Lt cuPUl.1C il'lIl, cl clllha-
el tipo de individuo que SOIllOS y el tipo de cosas <¡ut' h,lCC- r,lZO y el P,lIto, sino (;lI11bil'n el proceso Ill,ís I.¡rgo de C1illl/.~l,
mos esLlll determinados por el tipo de sociedad cn 1.1quCo "i- edUc.lCiól1 y soá1lizclCión. Obvi,llllcnte, nillglll1a sociedad
vimos. Lo que pJrece «instintivo" o "llatur,d" en una socied,l(i puede sohrevivir si no es (,lP,IZ dc producir IHJC'VOS iniclllhros
o época -por ejemplo, un ciello P~lpel de las mujeres-- puc- quc 1.1 h,lgan ;¡V;lllzar. EI1 algul10s lug,lres, fvl.Jrx recol1oció
dc ser bastante diferente en olr'l. ('slo (p. ej., cn lrr irkolo,~í¡{ (r/l'l1Iffl/tf), sicllclo Engels quicn <1bor-
dó Ill.lS Lmle esl,IS cucstiones de UI1;] m,lIler'1 Illis sistenl;ílica.
En términos modcrnos, podemos resumir este punlo 1.11l
importanle diciendo que la sociologL1 no es reductible ,1 L! J ~11 FloJze,m dI' ItfjrrJllilirr, lit propil'drTfl pJi7!{{(ld )' el /ls/tfr/o, E'1 gel s
psicologLl. No todo lo relativo ,1 los scrcs humanos pucde SlT ;lrgulllclll~lha quc L1 producción soci~ll determina los clos ti-
explicado en términos de hechos sobre individuos; debe con- pos dc produuión: el tr.1h,ljo y b LlInili;1. Pero, en gener,ll,
siderarse también el tipo de sociedad en la que viven. [q,l [\'1.11":\ er;lun hombre dc su tiempo que ,lsumí,l quc 1<1tT.ldicio-
consider,1Ción me(odológica es una de LIScontrihucioncs l11,ís n,i1 división scxu,d del tr,lb;ljo en b
t:lI11ilia, scgl'lIl el I.J ud
caraclerístic1S de Marx, así C0l110 una de las m;Ís ,1I11pljalllelJ- mujer es Glsi tot,1I1llt'l1te respol1S,lblc del cuid,ldo de los l1i
te 'lCeptacbs. Sólo por est a razón debe ser reconocido C01110 iios, tiene un "puro flllld,lmento (isiol()giu)) (I.a ir!(OIt~e.lá rlk-
uno de los padres fillld,ldores de la sociolngí'l. Y el II/áodo II/{l/!rl, p,ígs. 51-52). Parcce que no se dio cuent,l de que inclmo
puede ser aceptado con independenci,l de que coincidalllos o lo que ILlY,lIllOS podido cOllSiderar h;lsta ahora como dikren-
110 con L1Stol1dm;ol1t.í particuLtres ,1 L1Sque llegó. Ci,IS biológic11llC'nte determinadas entre los sexos puedcn ver
Pero hay, al menos, una genCl"alización sobre 1.1nalur~11cz.1 se ,lfl'cl.ld'IS por LlCtores sociocconómicos. Los c1es,trIollos
humana que Marx estuvo dispuesto ,1 h~lCCr. Se trata de que técnicos como LJ contracepción segura)' la leche para bebés )'

184 IH5
una estructura económica que requiere hahiliei.ldcs mCIILllcs pita!. Y la competilividad de la vilb h,ljO el capitllismo enlr,l
m,ís que trabajo mallual pes<ldo 11,ln IrallSlórll1adu J.¡ cuestión en cOIlf!ictu con el idcal de solid,lricLHI COIl otros seres Illlm,l-
de l<lnattH,lleza "I1lJsculina» y «icmenin<l" de una ll1allerel que nos (que su hL1YÓ Peuerbach). La ¡de,l gencr,ll resu!t,llli (un-
ni el propio Marx pudo prever, aunque su leorÍe1 tielle los re siste en que la sociecLld capitalista no se confonn.l a la n,Hu-
cursos sufIcientes P,lLl acL1plarse ,1 los nuevos tiempos. rala;] l1ulll,ln;l b,ísicl.
A veces PelreCe que Marx culp<l prillcip,J!mellte de 1,] ,lIien.l
(ión a b propiedad priv,lda, cuando dice quc «J.¡ ,l!Jolición de
D/AGNC\,)TICO h propicd,ld priv,ld,l es la ,1bolici('1I1 de la 'lliell,lción». Pero en
ot ra P,lI te dice que ",lIIlllJUC la propied,)(1 privaeb P,llec e ser b
LJ teoría de Marx de lo que and<lba mal respecto de las P"I base v b G1US;1del tr,lb;ljo ;llienado, es m,ís biell una conse-
sonas y la socied<ld en los comienzos de 1.1nel c.lpit.1Ii.<.l,1,qllC cucll¿ia del úllimo». Marx describe esta aliCliación como con-
él vivió, incluye su concepto de "alieILlCión" o "extr,lii,lI11icll sisknlc en el hecho de que eitr,lb,ljo no (HllLl parte de Ll 11a-
lo", que es heredero del concepto lIS<ldo por (¡egel y (:eucr- tlll,lIo,1 deltLll);lj,lllor; 110 se re,lliz,l ,1 sí mislllo en su tr.lhcljo,
b<lch. P,lra Marx, 1.1,diclLlCión» comprende un,1 descripción SillO que se sien(c miscr;lhlc, físiCllllcnte exkHlslo y Illcnl.1i-
dc ciertos r,lsgos de la socieei.ld Glpil<llist.l y el juicio lit- v,Jior mcn!c envilecido. Su IT,lb,ljO es obligatolio P;lr,l él COIllO Ull
de que éstos son fúnd,1Il1cnulll1cnle crll)ncos. Pero 1.1noci('tll medio pelr.l satisl~lCer otr,lS Ilecesicbdcs, y en el trabajo no "se
es tan V,lg<l que <l menudo rcsult<1 dilicil decidir eX,lctalllcnlc pCllenece ,1 sí mislllo"; est<Í b,]jo el control de otr,lS pcrSOIL1S.
(/ftik\ son los rasgos del C<lpilalislIlo que f\·'!.lrx critica. Despul;s Illtluso los matclilies que US;l y los objetos que produce son
de todo, no condenó comp!el,lmcnte el c.lpitcllismo, pues reco- ,l¡enos a él, y~l que son propiedad de otros. En (Kasiones, ivLlIx
noció que permite un gran <lUlllento de la productivid<ld econó- p,ucce culp,lr ,1 la aliendl ión de b instilución del dincro
mica. CreíJ que el clpiulismo es un,l ctap,l neces,lri,l del des,] COIllO Iln Illedio de intercambio que reduce tod,IS i.ls I('idcio-
nollo económico y socicll, pero t<lI11bién Ix'nS,lb<l que setÍ,l y nes sociales ,1 un c!cnomin,ldclr comerci,]1 COllll'11l«,el insensi-
debía ser superado. ble "p,lgo ,11contddo"", COIllO dice en el /H'7I1(j1t.\/o). Y uno se
Lógicamente, la ,llien,lCión es un,l rei.lción, es decir, dehe pregunta: ¿por qué el pago al contado ha de ser "inscnsible"?
ser aliel1<lción r('.I/'(,(/() dc ,ligo o de ,llguicn; no podemos esLn En este contexto, fVLlrx le,llizaba un;l comp,lI'ación con 1" so-
meramente «,llienac!os», ,lsí C0l110 tampoco podemos csLlI' el- cicdad (c'ullal, en I.J que hahía re!.Jciones econ()lllicas 110 IllO-
sac!os sin h,lbcrnos clsado con ,llguien. l'vL1rx dice que 1,1,die Ilet.lri,lS -dunque quiz,í pndicr,1I1 ser inscn.sihlcs en ciCl(o
nación lo es «respecto dclnHlllllo mismo y de 1.1N,ltur,llc¡'l". sent ido. En ni r,l p,lI'le sugiere quc b división del trabajo con-
Pero no est,í duo cómo poden1()s esLlI' alieneldm respecto de vlclle 1.1lahor de LIS person,lS en un;l t¡¡erza ajena que ks im-
nosotros mismos; el concepto de Naturalcn inlroducido pide Cllllhi,lr lit- aclivid,lll ;1 voluntad.
aquí tiene oscuras raíces hcgeli<lIl,ls que se remonl,lI1 a L1dis- d)lIé f'.\, pues, lo que fvfarx diagllosticl como CHlsa dc 1,1
tinción entre el sujeto y el sUplJesl.lmellte ajeno ohjeto. Par,l ,11ien,lcic'1n? Re'sul t a di fíci I de creer que a Igu ien pued,l def(-n-
tv1arx, la Naturaleza parece significH c1ll1llndo cOllstruido pm der scri,lInente h ;Iholición cleI dinCl'o (¿y el regreso del true·
los seres IHII1l,1I10S, de manera que podcmos elltellderlo di que?), el fin de 1,1especialización en el tldbajo o el control U)-
ciendo que los hom bres no son lo que dchicr,lIl ser porque es Illun<ll de todo (¿incluso de los cepillos de dientes, de la roP,1
t<Ín alienados respecto de los ohjetos y Lts relaciones soci.lles Y de 10\ lihros?). Es !.J propiedad privada o púhliLl de la ¡1It/m-
que crean. Las personas sin C<lpit<d dehcn vender su Ircli),ll\) /n17 -~d(' los Illedios de producción e interl<llllbio--Io que se
par,l sobrevivir y est,ín, por tanto, domineldas t'n el período cOllSider,1 comúnmente como el rasgo defilljtorio del c,lpit.l-
activo de sus vicias por los intereses de los propiel,lI'ios dd Ccl lislllo o del sc'ci,lIismo. Entre lo) princip,llcs puntos del pro

186 187
grama pdClico del AlaJlijit's/o se encuentra la n,1Ciull;dización g1.1menlos, «leb negocio explota natur'llmcntc ,1Im.lximo sus
de la tierra, las ElbriCéls, el trallSporte y los b,l1lcm. Pero p.lIe- oportun idades COI1lpet it ivas.
ce inverosímil que el control est<lt,d pueda sllbs~lIl,lr 1,1.liit·m- Q_uiLÍ p()(hmus expresar el tem,1 marxiSLl rUlld.1JllCnlal
ción del trabajo que Marx describiera COII tintes psiculógicos con una par;ífi'asis de la mjxima de Jesús sobre el .1,¡/JIl¡t/¡': la
en sus primeros escritos. Si el blt1do es 1.1IXlse de los ndes so producción eslj hech;l p;ua el homhre, no cl homhre p.na
ciales, la llacion~dización podría empeorar LIs COS,lS,11,llI111CIl- 1.1 prodllcción. Esto dehe incluir a /or/m LIS person,lS il1voIu-
tar el poder del Est,ldo, como sugiere la historia de los regíme- cr;l<las, y,l se;ln hombres () mlljeres, em presari(ls, em plcadus,
nes comunistas del siglo xx. cOllSumiclorcs y quienquier,1 que se ve~l afellado por e!Cllos
Tal vez deberí:lmos interpret<1l" que Marx declara, ~llmenos col.l(('r;des de l.t inc!ustri,l como la cont,lminación. Pero es di-
en su primera bse, lJue la alicn;1Cióll consistc cn una cuellci.l ficil coincidir en cómo rcdil.~u en la socied,lc1 este juicio de
de (Ollllflúr/ad, de manera que la gente no puede ver su tr,lI)<1 v.Jlur general.
jo como una contribución al grupo del que cs miembro, ya
que el Estado no es una comunid.1d re,d. T,d diagnóstico
puede sugerir una prcscripción no tanto de nacion,llilacióll
como de descentralización en «COIl1Un;lS)', en las que LJ ~lhuli
ción del dinero, la especi;lli?.lclón y la propinl.Jd priv;ld.1 po "Si el homhre esLí fimll,ldo por las cireunsl.lI11ias, eS!.lS cir
drían empezar a parecer mis realistas. Pero la viabilid.ld y (()Il- cunsLlnc ¡as clebcn eS!.lr fórmac!,ls human,lmcnte.» Si Lt ~llie-
veniencia de esto resulta obvi;\I11cnfe discutible por motivos n.Jción es un pruhlcm,l social cllls;ldo pcn la l];l(ur,l!eZ;l cleI
económicos propiamente m;uxislas. En electo, ¿cómo pUt'C1c sistcm~l económico capitalisl,l, la soluci<')Jl consistir;í en ,Iholir
el tipo de producción y distribución mllllcli<d de alt,l lccnolo- ese sistl'ma )' rcemplaz,ulo por uno mejor. Marx creí ,1 que
gía de la que hemos lIeg;ldo a depender org,lIli7arse en una so- esto ib,l ;] suceder de todos modos, que el capilalismo explo-
ciedad de comunas independientes? LlIí,l en ped.lzos debido;] sus contradice iones inLcmas y que
Sin embargo, en M,lrx hay un diagnóstico implícito lI1;ís 1.1consiguicl) Ie Revolución com UI1ista int roduci ría el 1)UL'VO
general, que tal vez exija un asentimiento universal: es malo ordcn dc cosas. De la misma m.mera que el Cristilllismo .1IIr-
tratar a los seres hUlll,1I1os sólo COIllO medios P,U,l un fin eco- m;1 qllc !.J s;llvaci('ln divina ha sido ya establecida p<lr~l noso-
nómico (véase b fórmu!ación de Kant de b ley 1ll0l.1l C0l110 tros, así lYf.Jrx decl,lI";]h~l quc 1,1 resolución dc los prohkn1.1S
el deber de tral<Jr siempre a los seres racion.1lcs como fines en del Llpil,dislllO est.í en camino en el movimiento de 1.1his-
sí mismos). 'ElI exploución tuvo lugar en el C<lpitalismo no tOIl.!.
restringido de principios clel siglo XIX, cuando los niiills Ir,lh.1 1.1 cOl1Ccpción de IvL1rx .sobre 1.1cuestión Illctaflsiu del li-
jaban muchas horas en pésimas condiciolles y los trab,lj,ldores hre ;llhcdrío es bast.lnte ambigua, Su concepción general re
morían pronto tr.1S llevar una vid.l miserable. Algo p;uecido sull.l obviamel1le deterministJ, sobre toclo su teoría del ap.lrcn-
sigue sucediendo en algunos p;líses; y ,wn e11 LIs sociedades temente inevitable progreso de la historia;] tr,lvés de distintas
av,l/1zadas, en las que el clpitalislllo se ;llluncia como un,l sor- etapas o t:lses económicas. Y, sin embargo, .11igual quc I~Icon-
prendente historia de éxitos, hay una cOllSlante tendencia en- troversia agust in i~lI1o-peL1gi,lna den tro del Crist i~lI1iSIllO, pare-
tre los directivos de las corporaciones J fj'enar 1,1cOlllpetenál ce haber un elemento irreductible de libert;ld hum,lI1;1 en la
extrayendo el mayor beneficio poslhle del tr'lhajo de sus el1l- teorí,\. I'vL1rx y sus seguidores ;lpe];llxl1l cOl1st.1nlcmente .11
pIcados, para lo que eSLlhlecen sal.Jrios h,ljOS, recort;ln bs pueblo para que se diera cuenta de la dirección cn la que se
plantillas o amplían bs hor,ls Iahorables. El EsLldo puede res- moví,l L: histori'l y ((({t((!.I(/( en consoll'lI1cia, ,1yucbndo a ha
tringir CSL1Spdctic1s, pero Un pronto COl1l0 se rcl.lj;lIl esos rc- cer re;llilhd la Revolución comnnist;]. Dentro de 105 movi-

188
mientas m.lIxistas se susciLlron controversias entre los que su~ 11.1C(,tienl(X) ell los c1enorllinados países clpitalistas --iln-
brayaban 1.1necesilbd de csper;u a Lt etap.1 ;ldecu;HLl de dCS,l~ pucsto gradu;tI sobre la rent1, centLllización de gran p.nte
ITollo económico antes de iniciar la Revolución y los que del control económico cn m.lIlos del Estado, n,lcionali7,1~
(como 1.el1in) aflrll1ab.ln la necesidad de tldlfrlr decididall1en~ ción de algtlll,lS grandes industri,ls en ciertos países, flluclCión
. te para provocada. Pero quiz,l no haya contradicción aquí. gr;ltuita en colegios eSLlt.tles. El si<,tema del Llpit,lIislllo no
pues es posible que Marx dijera que, aunC]ue la Revulución restringido, t,tI como lo conoció IvIarx en el siglo XIX, h~l de-
ocurrir;í antes o después, los individuos clarividentes y lus j.ldo de existir \:'n los p;líses n1<ís desarrollados. Esto ha suce~
grupos org,lIlizados pueden ,lsistir a su Ilcg,lda y "mitigar dido medi.mtc UIU rdórma lograeb paso a paso, no h,lcien~
los dolores del ¡iarto», actuando como bs comadronas dc h do un,l Revolución de una vez por todas. Esto no quiere
hislori,l. Prob,lblcmente conden,uía toda investigación adi~ decir <¡tiC el <,isten]'l existente SC.l perfecto --lejos de ello.
c¡oml sobre el dcterminismo y c1libre albedrío como van,l es Pno sí sugiere qtle el rech,lzo de ,lIgullos marxis!<ls (si no
pecu!ación. del plllpio ¡Vlarx) de los progr.llll.lS gradu.t1es de relÍJrn'a
tvLnx sostuvo que sólo una revolución conlplcta del siSIe- esl,í eqllivocado; la reflexión sohre el sufrimicnto y la vio~
ma económ ico puede sol LIC ¡OIUl' COITCC(.1Il1Cl1te sus prohlcm ,IS. kilCi.l que cOl1l1ev.ln LIS rcvoluciones ,1Clecid,ls en 01 ras
Refonn,ls limit<ld,lS del Clpit.disIllO, Lllcs como sal.lrios Ill.íS p,ntes lo «(Jlliirrllan.
altos, menos horas de trabajo y planes de pel1SiOlles pue Al igu." qllt' los cristi,1I1os, Ivlarx proyeCl.lh,1 un.l regene-
den ser mejol'<ls acept.lblcs de 1.1dureza del sistcma, pero no r.llióll tot." de h hUIll,1I1idad, aunque esperab;l qu(' Ill\-jese
alteran su naturaleza b,ísica. De ahí 1.1radical dilérencia exis- lugar c'n el fllllndo hico. Elcolllunislllo cs ,,1.1solución del
tente entre el P,ntido Comunista, dc un Ltdo, y I.llll,lYor P.lt~ cl;igma de 1.1 hislori;]>" pues I.l abolición de l., propied,ld
te de los sindiGllos y los p.Htidos soc;,ddcnll')(r.1tas o so(i.llis~ pl iV.lcl.l gar;)111i7.al';í 1.1dcsaparición de la ~dit'n;lliólI V d ad~
tas de los países occidel1ules, de otro. Pero los seguidores de vCllimiL'lllo de una gCl1uin,1 sociedad sin clases. I\llr~ es t'X~
Marx han vuelto a disentir sobre la cstrategia política pr.ícliCl lrem.ld,llllcnte ambiguo respecto de CÓIllO se ,dC.lllZ,lr~í esl,1
que seguir. Algunos temcn que trab.ljar cn la re/Clrm.l del sis- meta, pero es lo bastante rc.llista p.lra decir que h.lbr:, Ull
tema distraería la atención de la tarea realmcnte import,lI1le pníodo intnmcdio anlt.'s de quc se dé 1.1 tr,lllsici('JIl y que
de derrocado. Otros l1.1n dicho, ,lpoyándose en tvLnx, qUé el ésta exigir;í "I.l Revolución del proleLlri;ldo'). L1 ,Jiicll;lCión
proceso mismo de IevanLH a los trab,lj,ldores para que coope- no puede Sllpcr,lrSC el día después de la Revolución. En una
ren en la reforma «despertaría sus concicncias') y ere;lIÍ;] una e"presión dc resonancias sinicstras a Lt luz dc la historia dcl
«solidaridad de c!ase», lo que les permitiría percll.use dc su siglo \X, esc rihió quc ,d.l alteración de los hombrcs ('n UILl
fuerza y ,lCeler;u así mis clInbios revulucion.lrios. CSC",l 1ll.lsiv,l es nc(('sari,l» --pero en su dcl~m;l C1be dccir
Reformas poco sistem<Ílicas ¡Mil mod ilicldo dc u n.l m.lIle- que lení;1 en mente un,l alteración dc la concielHia, no los
r;l significativa el sistema económico del clpitalismo, ell1pc~ conlundentes métodos de ingeniería social de h ¡Zu.sia so~
zando por las Factory Acls brit<ínicas, que limitaban la tcrrible viétiCl. En !.l I~lse superior de la sociccl.ld cOIllunisLl, el Es~
explotación de los obreros y los niíios, y continuando con los lado c!es.lparcccr,í, y cOIllt'nzar;í el auténlico reino de 1.1li~
seguros sociales, el seguro de desempleo, los Servicios de 5,1- herl.ld_ En ese llJomcnto poc!r.l desarrollarse por sí misIllo
¡ud Pública (en Europa, aunque no en los Esudos Unidos) y el pOlencial hUfllano, y el principio oricnl,ldor podd ser:
el continuo progreso de los sindicatos obreros en el aumcn(o "De cld,l uno según su cap,lcidad, ,l c1da uno según SllS ne-
de los salarios reales y en Ll disminucióll de 1,ls 1101'.15de tr,l cesid.I'lcs.»
bajo. De hecho, Illuchas de las Illediclas cspecífic,lS propucst,ls 1\1IIe de ('<,1,1visión UtópiC.l pndr,í cOllSider,llv' scgur,Hllen-
en el J'rJtlllljil'.\/O ())/IlIoli.\ftl se h.l1l vcnido impl.lIltando dcsde te poco rc,dist.l. 1'vfarx no nos lLI una buclia r.l7.('¡n par.l creer

190 /9/
que b sociedad comunisLl clrrcn,í rClimcn1c dc cbses o (PIC re.diz,Hi(·)¡l IllIn1<II1<1.Debemos mirar ¡"leia olr;l parle -pOI
aquellos que ejercen 1.1dicLldllr,1 del pro!eI,Hlado no IOrlll.l cjclllplu, h.Hi,l hcud, Sarlre y bs loncqxioncs ,ciigillsas--
rán un,l nueva cbse goherllante COIl 1I111lhas opnrtuludadcs P,I];l 1t.dI.H ide.1s mis profund<ls sohre b naturalez,l y II)s pro-
de abUS,H de su poder, COl110 lo sugiere la hisloria de los p,lí- hlcm.ls de 1m illtli7,itlIlOl humanos.
ses con regímenes comunistas. No hay razón P,1I,1esperar que
un conjunto cu,dquicr,l de tr,lnsf(lIlll,lCioncs ccollól1liClS eli-
mine /()r/O.I los conflictos de interés. Los Esl.1dos no ]¡;1II desa- I.I·CII )1(;\<; RI'<;< )f\II'Nf)r\f)¡\S

parecido; se han hecho 1ll,)Spoderosos --aunque t,ul1l~ién he-


mos de reconocer el poder de las glgalltcsclS corpor,IClones )' Ninguno de los escritos lúncL!lllcnt.lles de Marx se pllede
la naturaleza cada vez m<Ís glold del mncldo, que limila cl rccumend,lr lomo texto b.ísico. EI;1f,7IIijit'l/o ((IIII/1I/1I/tI es UI1
poder de rodos los gobiernos. punto de parl ida 11,1tllr.1I(,1Un<juc su Ic'rccra .scni(·lIl l'Sf<Í,1Il-
Sin embargo, seguramcnte pnd,lmos coillcidir con otlOS licuad,l); !Al itl((lll~~ítl rrlt'IIIt1I1t1 es Ill,ís cxtcnsa, pero de Lícil
elcmentos de la visión dc Marx. 1.,1,1plicaciól1 de 1,1ciCllCi,l )' Icctllr.l.
1,1tecnología p.na producir·b.lsLlIlte par,l Iodos; LJ rLducci(')ll Exislcn vari;), ,cicn iOllcs ¡úiles de 1m escritos dc M.lIX, ell-
dc )a jornada Iabor,l); la provisión de UIl.1 educlClóll ulllvers,lI trc las que se incluye K,n/I1f,l1:r: 5;dt'tlt'rI \Fíi/ill,(;\ /11 S(ltiolo,~)'
para que todos los seres Illllll,lIJOS puedan des,lrrolbr sus C1- ,"NI So(Í,t! Il/,i/olo/'f,)', trad. T. B. BOllomore, cd. T 1-\. nutto
pacidades; Iel visión de un,l sociedad desccn (r,lll{,I(Ll cn lel que nwr(' )' i\1. Rubcl (Lol](I,es, Pcnguin, /9ú3; Nucva YOIk,
la gente coopere en comuni(hc!cs al objeto del bien común y 1.1 i'vIcGr;lwllill, 19hcl), que presenfa ulla pnWl'c!l(ls.1 división
iclca dc una sociedad en equilibrio con 1,1 11,1tur,t1 e7<l: éstos por IClllas; I;lInhién podemos cilar JlI'lI'X (l1111F,t.~t'h: B"sic IFíi-
son ideales que casi toclos compartidn, ,lllllque no resu]!.1 Lí- /Í1W 011 Poli/i,-I ,"/tI Pf,iloll!/,I!)" ed. L. S. foeuer (Nueva Yurk, An-
cil imaginarse cómo pueden re,lliz.lrse y h,lCerse cOl1lp.lliblcs cl10r Books, /(59).
entre sí. Es indudable que es porque el marxismo h.1 ofreCido Para UIl;] hiogr;db de Marx, véase la obra de Sir Isaia\¡ Ber
este tipo de visión esper.1I1z<ldora del llituro hl1m,1no por lo lin, Km/ Mmr(i\tLldrid, Ali,lIlza, 1(73).
Un,l crític,l ll;ísica del m;nxislllo se cncuentT,l en K,ul
que ha conseguido gan,Hse y Illantener 1.1 1c.1ILHJde LlI1t.1S
personas. Como el Cristianismo, el pens,1111ienlu d~ fvLIIX es Poppn, /~"\oll('(l,,rI (t/,il'r/",J' .\/IJ t'I1l'II/{:~1IJ (Buenos Aires, Peli
m<Ís que un,l teod,l; p'lr.1 Illuchos h,1 supucsto un,1 fe secubr, dós, Il)S7).
una visión de la salvación social. 1',1];1un;l discusión mis profl.l/ld,1 deltr,lfellllienlo dc i\-Ltrx
Aun en la aClu,lliclacl, Jlll1Ql1C al,l',l1n,lS de !<ls ,1IIr111,Hiol1es de L1 n,l/uLde!.a hunLlIl.l, véase l. PL1lnCIJ;lIZ, /(,"1 ¡l1m,,'s
teóricas de M<lrx en sus fOrllll1l.iciollcS m,ís ext rcm<lS s¡t..m 71J,'ol')' o/{I Iml (Oxford, Oxlórd tÚJivcrsity Press, 1()7S).
siendo ,lllamente cucstiomhles, y .1 pesar del I'racaso de los Una guía enciclopédica y crítica de las divers,ls v.Hied,ldes
llamados regímenes cOlllunistas del siglo XX, LIS idels de del lllarXi'il1lO es 1.1dc L. Kol.d(()wski, /.as pri/{oi'tlln corrim/n
Marx no csLín ni mucho mcnos IllUCrL1S. A PCS,H de qlle las ,Id /I/tlITi.\1Il0 (3 \'ols., fvl.1drid, Alianl.l, I q~rí).
reJórlll<ls sociales y los des,urollos técnicos y cconómicos 11,111 P,1IJ un,l sofistic.lda dcfem,l de fvLlrX a la luz de 1.1tiJosoll,1
alterado el rostro del clpitalislllo, algunos pens,Hlores vell 1.1 ;lIl,díticl, véase C. A. Cohen, K"rI ,l!"rx's lZ,t'I/{)' o/Il/I/o!')':
necesiebd de al1ond,H en Ll tr.1I1slónn,lCión del sislema so- .1 Ot"¡;'IICC (Oxlórd, Oxlórd Universify Press, 197~). - ,
cioeconómico y vuelven /.¡ mir.lda h.lci'l ivbrx en busca de P.1I;\ un,1 aproximación .1 b cuestión de hasl.l (]lIé plinto
debe 1ll0diflc,Hst' la feorí.l marxista pelra quc tomc en cuen-
inspi~aciól1 par<l t~ll transform~lCi~:)Il- S!n emb,Hgo, el énb;is
lll<lrXlsta en los lactores C(oIIOl1I1((H di rtge nuesl r.l al cnClon 1.1 e I fe In ¡ni s 111o, Vé,ln se Enge Is, El o!'~~t'I1 di' !t, ./t-1I/{¡¡itl, tk Id
sólo l1<lcia uno de los obst.ículos existentcs en el «lmino de 1.1 /'iO/'i,'rI"d /'rh'(Ir/tl.J' rld (,.I/(ldo (Barcelona, Pbllel,l-Agosfini, (993),

192 193
y A. ]aggar, Fel1lillist Politirs and HUtl/ilJl Nature (Totowa, Row-
man & Littlefield, 1983), cap. 4.
Una reciente defensa postcomunista de las ideas de Marx
se encuentra en la obra de Keith Graham, KarllVIarx Our COII-
temportll)'.' Sorial TheO/Jlfor a Post-LCllinist lflorld (Toronto, Uni-
versity ofToronto Press, 1992).

CAPíTULO 8
-
Freud: la base inconsciente de la mente

La siguiente teoría que voy a considerar es la de Freud,


quien revolucionó en el siglo xx nuestra comprensión de la
naturaleza humana. Freud pasó casi cincuenta aíi.os desarro-
llando y modificando sus teorías, y escribió una cantidad tan
vasta de material que sólo un especialista podría esperar dige-
rirla en su totalidad. Una adecuada discusión de la naturaleza
humana no puede dejar de enfrentarse con su pensamiento,
pero es una tarea dificil pretender hacerlo en un único y bre-
ve capítulo, aun cuando nos centremos en Freud mismo y no
en los diversos desarrollos posteriores de la teoría y la pdc-
tica psicoanalíticas. Trazaré un esbozo de su vida y obra,
expondré los rasgos más fundamentales de su teoría, presen-
taré el diagnóstico y la prescripción y haré algunas considera-
ciones críticas.

VroA y OBRA

Sigmund Freud nació en Moravia en 1856, pero en 1860 su


familia se trasladó a Viena, donde vivió y trabajó hasta sus úl-
timos días. Ya en su época escolar, sus precoces intereses se ex-
tendían al conjunto de la vida humana, y cuando ingresó en
la Universidad de Viena como estudiante de medicina no se
limitó a esta disciplina, sino que asistió a clases de otras mate-
rias, tales como las impartidas por el influyente filósofo de la

194 195
mente Franz Brentano. Freud llegó a sentir un profundo inte-
rés por la biología, por lo que consagró seis años a la investi- al p,ri~lcipio, POI:la m~mera en que el método puramente psi-
gación en el laboratorio del gran fisiólogo Brücke. Durante es- lares curas.de la hIpnOSIS de Charcot parecía inducir espectacu-
cologlco
tos aí10S escribió artículos sobre cuestiones tan técnicas corno
. Al enfrentarse con sfntomas sit~lilares en sus propios pa-
el sistema nervioso de los peces. Se hizo con Ul~apolémica re- c~entes, Freud comenzo por expenmentar con la electrotera-
putación de pionero en el uso médico de la c~caína. Para ca- pIa y ~on la sugestión hipnótica, pero encontrándolas insatis-
sarse con su prometida, Martha Bernays, necesitaba una carre-
factonas, e~ls~lYÓ~tro ,método ya u~ado por Breuer, un acredi-
ra que le ofreciera una remuner~ción. económica ,más segu:a, tado espeCialtsta VIenes que era anllgo suyo. El punto de vista
de modo que con algunas reticenCias comenzo a trabajar de .Breuer se basaba en la asunción de que la causa de la his-
como médico en el Hospital General de Viena. En 1886 esta-
ten~ era alguna exp~riencia emocional intensa (un «trauma»)
bleció su consulta privada, que se espe~ializó en «~nfermeda- olVIdada por el paCIente; su tratamiento consistía en inducir
des nerviosas». La mayoría de sus pnmeros paCientes eran
el recuerdo de la experiencia y una «descarga» de la emoción
mujeres vienesas acomodadas que padecían lo que entonces
corre~pondiente. La hipótesis de que la gente podía sufi:ir por
se denominaba «histeria», pero continuó tratando una gran
u.na «Idea», por un recuerdo o emoción del que no era cons-
variedad de problemas psicológicos durante el resto de su c~ente pero del que podría liberarse trayéndolo a la concien-
vida.
Cia, es la base a partir de la cual se desarrolló el psicoanálisis
La carrera de Freud a partir de entonces se puede dividir en de Freud.
tres fases principales. En la primera de ellas e~a~oró sus origi- ~reud descubri~ que las idea.s dominantes en sus pacientes
Iules hipótesis acerca de los problemas I.1eurotlCOsy desarro- teman .un caractenstlCo contemdo sexual, por lo que (aventu-
lló su propia teoría y método de t.ratam,I~n.to, los .cuale,s han rando. mcluso un~ generalización) pensó que las neurosis tie-
llegado a ser conocidos como «pslCoanahsIs». Su mter~s por ne.n j:wlljJre un ongen sexual. En muchos casos, sus pacientes
la psicología humana y por los problemas mentales se VIOIm- le lll~ormaban de una «seducción infantil" -lo que ahora de-
pulsado por una visita que hizo a París entre 1885 y 1886 con
n~:Hlll1.1amosabuso sexual infantil. Al principio creyó en estas
el objeto de estudiar con Charcot, un neurólogo francés que llIStonas, pero luego, en un dramático cambio de táctica teó-
usaba la hipn~sis para t~atar la hist.eria ..Las paci,e~l~esera~ tí- rica que más tarde consideraría como un descubrimiento Crtl-
picamente mUjeres aquejadas de I11lstenosas parahsIs, afasIa o
cial, lle~ó a pe~sar que se basaban en fantasías que reflejaban
pérdida de sensibili~ad en regior~es c~:>rporal~~que no g~~rda- deseos lllCOllS~Ientes ~el sujeto n~ás que recuerdos de lo que
ban relación con mnguna defiCienCIa o lesIon neurologlcas,
real~ente, habI~ sucedIdo. (A la VIsta de los debates y contro-
sino sólo con los conceptos ordinarios de las partes del cuerpo,
versIas mas .I:~~Ientes, cabe preguntarse si sus primeras ideas
como, por ejemplo, la «mano» o el «brazo». Eti~ológica~en-
sobre este dIfICIl asunto no estaban más próximas a la verdad.)
te, la palabra «histeria» remite a las int.erpretacIo_nes. antIguas En 1895 publicó sus Estudios sobre la bisteria junto con Breuer,
de tales síntomas, que buscaban su ongen en afeCCIones del
útero -y en la actualidad la palabra no significa más que un
pero po.co después s~ ~ompió la colabOl:ación, y Freud siguió
S~lpropIO cammo teonco. (Esta fue la pnmera de una larga se-
estado de emoción irracional. Pero en la época de Freud se re- ne de llltensas disputas con sus colegas.)
fería a un síndrome reconocido aunque enigmático que la En los últimos años del siglo XIX, Freucl comenzó a formu-
medicina ortodoxa consideraba casi imposible de tratar. (Uno
lar sus.~olémicas teorías sobre la sexualidad infantil y la inter-
se pregunta, desde luego, si su predominio a finales del sigl~ XIX pretaclOn de los sueíi.os, temas estos que son flmdamentales
entre las mujeres burguesas tenía algo que ver con su SItua-
e!l l~ teoría psicc.l:lalítica. También intentó psicoanalizarse a
ción social reprimida.) Freud quedó impresionado, al menos
SI mIsmo. IntrodUJO sus conceptos teóricos de resistencia, re-

196
197
presión y transferencia. En esta época estaba escribiendo (en
partita de la mente -ello, yo y super-yo-, que presentó en
correspondencia con Fliess, otro amigo médico consagrado a
E(yo J' el ello (192~). En una. obra popular, El tmálisÍJ ¡mf{mo
especulaciones poco ortodoxas que ejerció una gran influen- (1926), !lan1ddo aSI porque discute SIla preparación médica es
cia sobre él en este período) el Pro.yecto de una psicología cicnt(/i- necesan~ p~ra la práctica psicoanalítica, expuso sus ideas bási-
ca. En esta obra, Freud intentó poner en relación la teoría psi- cas en termmos de su nueva estructura tripartita.
cológica que estaba desarrollando por entonces con una base La mayor parte de los últimos años de Freud estuvieron
física localizada en las células nerviosas del cerebro, un tema cOl~sagrados a la teoría social. (En 1913 ya había intentado
que había estudiado en sus obras tlsiológicas. Aunque entu-
aplIcar sus teOl:ías a la antropología en Tótem)1 tabú.) En Elfu-
siasmado con este proyecto, su pensamiento iba muy por turo de una ¡fusIón (1927) trató la religión como un sistema de
delante de su tiempo, por lo que no intentó publicado. El creencias falsas cuya profimda raigambre en nuestras mentt's
manuscrito se perdió y no fue redescubierto ni publicado debe ser explicado psicoanalíticamente. En El malestar de la
hasta 1950.
c~tlturtl (1930) .discuti? ~~ conflicto existente entre las exigen-
La segunda fase en la carrera de Freud, en la que aparecie-
CIas.~e la sOCled~d CIVIlIzada y los instintos humanos, y en
ron los grandes títulos que exponían su teoría madura, se pue-
k'~OlsesJ: e! n1(J1l?~mmo (193~) of~e~ió ~na polémica interpreta-
de fechar convenientemente en la publicación en 1900 de La Clon pSICoanahtlca de la 111StonaJudla. En 1938, los nazis se
interpretación de los Slteños, el libro que más apreciaba. A él le si-
a~exionaron A~,stria, COI~el c,?nsiguiente peligro para los ju-
guió, en 1901, la Psicopatología de la 'vida cotidia/lu, en el que ~IOS, pero debIdo a su fama mternacional se le permitió a
analizaba las causas inconscientes de errores cotidianos tales
Freud marchar a Londres, donde dedicó el último año de su
como los lapstIJ linguae, y, en 1905, sus '¡;'esen.wyos sobre la teo-
vida a escribir una breve versión tlnal de su doctrina: Un esque-
ría sexual. Estas obras aplicaban la teoría psicoanalítica al con- ma del pJÍcotl1ltiliJÍs.
junto de la vida mental normal y no sólo a los casos de neu-
rosis. A partir de este momento comenzó el reconocimiento
internacional y la difusión del psicoanálisis. Así, en 1909 TEORíA BÁSICA
Freud fue invitado a visitar los Estados Unidos, donde ofreció
sus Cinco confirencias sobre psicoanálisis, la primera de una serie Lo más característico del pensamiento de Freud es su teo-
de exposiciones breves y populares de sus ideas. Entre 1915 ría de la mente humana, pero deberíamos tomar nota de sus
y 1917 presentó en la Universidad de Viena las mucho más presupuestos básicos y de cómo difieren éstos de los de las
extensas Lecáol1eJ" de introducción al psicoanálisis, en las que ex- teorías discutidas hasta el momento. Freud comenzó su carre-
ponía toda su teoría tal y como la había desarrollado hasta en- ra como tlsiólogo y procuró seguir siendo un cientítlco a lo
tonces.
l~~go de su vida, siempre esperanzado en poder explicar cien-
Desde el tlnal de la Primera Guerra MundiJl hasta su muer-
trf!camente todos los fenómenos de la vida humana. No
te desplegó la tercera fase de su obra, a lo largo de la cual in- adopt?yingún presupuesto que se retlriera a la teología, a la
trodujo cambios importantes en sus teorías fundamentales y metafisICa trascendente o al progreso de la historia. Contlan-
realizó ambiciosos intentos especulativos de aplicar sus ideas d? en su amplio conocimiento de la biología tal como se ha-
a las cuestiones sociales. En 1920 apareció AJás allá del princi- bla desarrollado hasta su época y en su sólido adiestramiento
pio de! placer, donde introdujo por primera vez el concepto del en la investigación tlsiológica, asumió que todos los fenóme-
«instinto de muerte» (para explicar la agresividad y la autodes-
nos .están, determinados por las leyes de la física, la química y
trucción), así como de los «instintos de vida» (autoconserva- la b~olog,a y que los seres humanos también están sujetos a
ción y sexualidad). Otro desarrollo tardío fue la estructura tri-
aquellas. Era un hombre que creía a ciegas en la biología de

198 199
finales de siglo XIX, posterior a la formulación de la teoría dar- síntomas neuróticos- debían de estar determinados por cau-
winiana de la evolución, por lo que aceptaba que los seres hu- sas ocultas en la mente. Creyó que éstas podían tener una
manos son una especie animal (si bien de ,una clas~ muy espe- gran importancia, al revelar de una forma disimulada lo que
de otra manera permanecería oculto. Nada de lo que una per-
cial). Así, propuso que se podrían di,agnostlcar yyahar nU,estros
sona piensa, hace o dice es realmente casual o accidental;
problemas con los métod?~ de la CIenCIa. Ha sIdo ?escr~to re-
cientemente como un «blOlogo de la mente>', ~elO veremo,s todo puede ser explicado en principio apelando a algo que se
halla en la mente de la persona. Esto parece que implica una
hasta qué punto se alejó de los métodos fisiológICos de explI-
negación del libre albedrío, pues, aunque creamos que elegi-
cación y tratamiento.
mos con completa libertad (incluso arbitrariamente), Freud
afirmaría que existen causas desconocidas que determinan
TEORÍA DE LA NATURALEZA HUMANA nuestra elección. Se da un interesante paralelismo con Marx
en este tema, ya que ambos creían que los contenidos de
nuestr<l conciencia, lejos de ser perfectamente «libres» y exclu-
Expondré la interpretación ~rel~diana de la ~laturaleza hu-
mana bajo cinco apartados pnnClpales. Su pnmer supuesto sivamente «racionales», están determinados por causas de las
básico es el materialismo. Freud distinguía entre estados me~l- que no somos normalmente conscientes. Pero, mientras que
Marx afirmaba que estas causas son de naturaleza social yeco-
tales y estados psicológicos del s,iste.~:1a.nervioso, pero ,esta dIS-
nómica, Freud decía que son individuales y psicológicas, en-
tinción era para él meramente lmgUlstlCa, no l~n <.!uahsmo de
dos sustancias (cuerpo Y mente). Muchos filosofos (aunque raizadas en nuestros impulsos biológicos.
no todos) coincidirán en la actu~lidad en que, al hablar, de los El rasgo más característico de la teoría de Freud -la postu-
estados de conciencia (pensamIentos, deseos y emoclon,es), lación de estados mentales iJlconscientes- surge, por tanto, del
no nos comprometemos con ningún dualismo metat1~ICo, segundo. Pero debemos tener cuidado en comprender correc-
tamente el concepto del inconsciente. Hay muchos estados
por lo que no hay razón para sup~mer q~le esto no se aplrque
también a los estados mentales mconsClentes que Fre_u~ p,o~- mentales, como, por ejemplo, los recuerdos de experiencias o
tuló. Tras su atrevido ensayo de identificar un~ base ,hslologl- de hechos particulares, de los que no somos continuamente
conscientes pero que pueden ser convenientemente traídos a
ca para todos los estados mentales (en su es~nto de Juventud
Proyecto de uua psicología cient(fica), Freud llego ~ c.reer que esta la, :nemoria. Freud los denomina «preconscientes», y esto sig-
te ¿ría se adelantaba demasiado a los conOCImIentos de su 11lfrca que pueden ser convertidos rápidamente en conscien-
tes; reserva el término «inconsciente» para aquellos estados
época. Durante el resto de su vida se resignó a c.onfi~r la base
que uo pueden tornarse conscientes en circunstancias norma-
física de la psicología al futuro desarrollo de la CIenCIa-y, de
hecho, la investigación en esta área ha progresado enorme- les. Su tesis f1.mdamental es que nuestras mentes no son coex-
mente en años recientes. Pero no dudaba de que tO?OS l?s tensivas con lo accesible a la atención consciente, sino que al-
bergan datos de los que no podemos tener un conocimiento
complicados estados y procesos mentales que postulo tuvIe-
ordinario. Por emplear una analogía familiar, la mente es
ran alguua base fisiológica.. .' , ' .
como un iceberg, con sólo una pequeña porción de ella visi-
El segundo punto es la estncta al?hc,aclon ?el determmlSlJlo
ble por encima de la superficie, pero con una gran parte ocul-
-el principio de que todo acont~C1mlel~to tiene ca,usas que
ta que ejerce su influencia sobre el resto. Freud aceptaría de
le preceden- al ámbito de lo mental. ,heud p~nso que los
buen grado los descubrimientos de la psicología cognitiva re-
pensamientos y l~ c(:mdu~ta que se hablan consIderado ante-
riormente poco slg11lficatlvos para comprende: a las personas ciente, según los cuales parece que en el reconocimiento de
-tales como los lapsus linguae, bs aCCIones frustradas y los objetos está involucrada una gran cantidad de información

201
200
procesada; no somos conscientes de estos procesos tal como ?r~anización ysicológica, el super-yo también presenta una
se desarrollan en nuestras propias mentes, pero los psicólogos ll1tIma coneXIon c~m el ello, ya que, a la manera de un padre
pueden deducir su existencia como la mejor explicación de s_evero,puede controntar al yo con reglas y prohibiciones. Las
los hechos de la percepción (y de la percepción fallida). t~l~rzas represivas se sitúan en el yo y en el super-yo, y operan
Lo que hemos visto hasta ahora nos proporciona lo que se tlplCamente ?,~,una manera inc~~sciente. ,El pobre yo se en-
ha denominado explicación descriplÍ'va del inconsciente, pero carga de la dIfIcIl tarea de reconcIlIar las eXIgencias en conflic-
el concepto freudiano también es de naturaleza dinámica. to del ello y del super-yo, dado~ los a menudo poco prove-
Para explicar fenómenos humanos tan enigmáticos como las chosos hechos del mundo real. Esta es la dramática represen-
parálisis histéricas, el comportamiento neurótico, los pensa- tación freudiana de la condición humana, constantemente
mientos obsesivos o los sueños, Freud postuló la existencia en acosada por problemas externos y conflictos internos.
la parte inconsciente de la mente de ideas con carga emocio- Se dan paralelismos interesantes, aunque parciales, COI1Pla-
nal, que de una forma activa y misteriosa ejercen influencia t~!men esta última teoría de Freud sobre la estructura tripar-
en lo que una persona piensa, siente y hace. Los deseos o re- tlta ~Ie la mente. El ello se corresponde obviamente con el
cuerdos inconscientes pueden hacer que la gente haga cosas ApetIto o deseo, pero no resulta tan claro cómo puedan corres-
que no puede explicar racionalmente ni a sí misma ni a otros. p~mder~el yo y el super-yo con la Razón y el Ánimo plató-
Algunos estados inconscientes pueden haber sido conscientes 111COS.E~lsu función de conocer la realidad, parece que el
con anterioridad (p. ej., las experiencias emocionales traumá- y? semeja a l~,razón, pero la Razón tiene también para Pla-
ticas), pero han sido reprimidos porque resultaba demasiado ton una funcIon moral que ~r~ud asig~ar~a al super-yo. Y, sin
doloroso reconocerlos. Pero las fuerzas rectoras últimas de embargo, el elemento platomco del Ammo parece realizar
nuestra vicia mental son innatas y operan inconscientemente una función moral en la situación de sentirse descontento
desde la infancia. con los deseos propios (véase el Capítulo 5).
Durante la década de 1920 Freud introdujo en su teoría un Los insfintos o «impulso~» forman e.l cuarto rasgo principal
nuevo concepto estructural de la mente que no coincide con de la teona de Freud. Son tuerzas motIvadoras que se encuen-
la distinción entre consciente, preconsciente e inconsciente tran en el aparato mental, y toda la «energía» de nuestras men-
que había usado hasta entonces. En esta fase tardía distinguió te,s procede de ellos. Freud usó este lenguaje mecánico o e1éc-
tres sistemas dentro del «aparato mental». El ello contiene to- tnco de una manera casi literal, influido por su educación
dos los impulsos instintivos que persiguen una satisfacción científica y por la teoría psicotlsica de su Proyecto de 1895 en
inmediata, como si se tratara de un bebé (se dice que operan el que escribió con clarividencia sobre flujos de cargas elé~tri-
sobre el «principio de placef»); el,Yocontiene los estados men- cas que recorren las neuronas en el cerebro. Su modelo de los
tales conscientes, y su función consiste en percibir el mundo impulsos mentales describe éstos como cargas reprimidas o
real y decidir cómo actuar, mediando entre el mundo y el ello c~}Jno desc~rga,s de un c~erto voltaje. La clasificación psicoló-
(está gobernado por «el principio de realidad»). Todo lo que gIca de .los mstI~ltos es, ~ll1,embargo, una de las partes más es-
puede volverse consciente está en el yo (aunque también con- peculatIvas, vanables e ll1Clertas de su teoría. Aunque admitía
tiene elementos que permanecen inconscientes), mientras que podemos distinguir un número indeterminado de instin-
que todo lo que hay en el ello es inconsciente de una forma tos, creía que se pueden derivar en su totalidad de unos cuan-
permanente. El super:yo se identifica con una parte especial de tos instintos básicos, susceptibles de combinarse o de reem-
la mente que contiene la conciencia, las normas morales he- plazarse mutuamente de múltiples maneras.
redadas de los padres y de las personas que nos influyeron en Desde luego, Freud sostenía que los instintos son de natu-
nuestra primera niñez. Aunque pertenece al yo y comparte su raleza sexual, haciendo remitir gran parte de los comporta-

202 203
mientas humanos a pensamientos y deseos sexuales, a menu- observación que el resto. Freud propuso ampliar el concepto
do reprimidos en el inconsciente. Es, sin embargo, una vulgar de sexualidad para incluir cualquier tipo de placer obtenido
malinterpretación decir que Freud intentó explicar todos los de las partes del cuerpo. Sugirió que los niños comienzan ob-
fenómenos humanos apelando al sexo. Lo que sí es cierto es teniendo placer de la boca (la fase oral), para, a continuación,
que concedió a la sexualidad un mayor alcance en la vida pasar al otro extremo del tracto alimenticio (la fase anal). Tm-
humana del que se le había reconocido hasta entonces. Afir- to los niíi.os c~)lno las. niíi.~s .se interesan luego por el órgano
mó que el germen de la sexualidad existe en los niños desde sexual masculmo (la fase fáltca). El niíi.o desea a su madre y
el nacimiento y que los factores sexuales desempeñan un pa- teme que su padre le castre (el «complejo de Edipo»). Tanto el
pel cmcial en las neurosis de los adultos. Pero Freud mantuvo deseo de la madre como la hostilidad hacia el padre son nor-
siempre que al menos existe otro instinto básico o grupo de malmente reprimidos. Desde los cinco años hasta la pubertad
instintos. En su primera fase introdujo lo que él denominó ins- (el período de «latencia»), la sexualidad resulta mucho menos
tintos de «autoconservación», tales como el hambre, y el aparente. Después vuelve a aparecer y -si todo va bien, lo
instinto erótico «<libido»). Consideró el sadismo como una que IH?, ocurre ~on demasiada fi-~cuencia- alcanza la plena
manifestación perversamente agresiva de la sexualidad. Pero expreSlOn «gemta),> de la sexualIdad, ya en la edad adulta.
en su obra posterior cambió de clasificación. En efecto, reu- Freud sugirió que en torno a la edad en la que aparece en los
nió la l¡bido y el hambre en un instinto de «vida» básico chicos el complejo de Edipo, las niíi.as desarrollan la «envidia
(Eros), y remitió el sadismo, la agresividad y la autodestmc- del pene». Sin embargo, por alguna misteriosa razón nunca
ción a un instinto de «muerte» (Tánatos). En el lenguaje po- abordó la sexualidad femenina de una forma tan exhaustiva
pular, su dualidad de amor y hambre fue reemplazada por la como la masculina. Ya al final de su carrera afirmó algo que
de amor y odio. sorprende por venir de alguien cuya práctica profesional con-
El quinto punto principal de la teoría de Freud es su inter- sistía fundamentalmente en tratar los problemas psicológicos
pretación evoluti1'a o bistórica del carácter humano individual. de las mujeres: escribió que «la vida sexual de las mujeres
No se trata de la trivial evidencia de que la personalidad de- adultas es un continente oscuro para la psicología».
pende de la experiencia tanto como de las dotes hereditarias.
Freud partió del descubrimiento de Breuer de que ciertas ex-
periencias «traumáticas», aunque aparentemente olvidadas, DIAGNÓSTICO
pueden seguir ejerciendo una influencia nociva en la salud
mental de las personas. La teoría plenamente desarrollada del Al igual que Platón, Freud afirma que el bienestar o la sa-
psicoanálisis generaliza esta observación y afirma la vital im- lud mental del individuo depende de una relación armoniosa
portancia que tienen para el carácter adulto las experiencias entre las di:rersas partes de la mente y entre la persona y el
de la niñez y de la primera infancia. Sostiene que los cinco mundo sOCl~I.extemo en el que él o ella tiene que vivir. El yo
primeros años son la época en la que se establecen los cimien- d.ebe reconClltar el ello, el super-yo y el mundo extemo, seIec-
tos de cada personalidad individual. De este modo, no pode- c.lOr:and~ las oportunidades para satisfacer las exigencias ins-
mos entender del todo a una persona hasta que no cono- tmtlvas sm transgredir las normas morales requeridas por el
cemos los hechos psicológicamente cmciales de su primera super-yo, representante interno de la sociedad. Si el mundo
infancia. no, suministra las suficientes oportunidades ' la voluntad sufi-i-
Freud elaboró detalladas teorías acerca de las fases psicose- ra, pero aun cuando el entorno sea razonablemente favora-
xuales de desarrollo que atraviesa todo niño al crecer. Estas ble, se producirán alteraciones mentales si se dan demasiados
teorías en concreto resultan más fáciles de demostrar por la conflictos internos entre las partes de la mente. Las enferme-

204 205
dades neuróticas son e! resultado de la frustración del instin- en cuenta este aspecto social de su diagnóstico, pues las nor-
to sexual, ya sea debido a obstáculos internos o por un dese- mas a las que la gente siente que debe conformarse son uno
quilibrio interno. de los llCtores más importantes en los problemas mentales.
Hay un proceso mental en particular que Freud consideró Estas normas son, según Freud, e! producto de! entorno so-
de extrema importancia en e! origen de las enfermedades neu- cial de cada persona -ante todo los padres, pero también
róticas: la represión. En una situación de conflicto mental ex- cualquiera que haya ejercido autoridad e influencia emocio-
tremo, en e! que alguien experimenta un impulso instintivo nal sobre el niüo en su desarrollo. Inculcar estas normas es la
claramente incompatible con las normas a las que siente que esenci~l de la educación, al convertir a los niíi.os en miembros
debe adhesión, lo más probable es que lo reprima, esto es, lo de la sociedad. En palabras de Freud, la civilización requiere
destierre de la conciencia, huya de él, pretenda que no existe. un cierto autodominio, un sacrificio de la satisfacción instin-
La represión es uno de los «mecanismos de defensa» median- tiva individual con el objeto de hacer posibles los logros cul-
te los cuales las personas tratan de evitar conflictos internos. turales .
. Pero es esencialmente un escape, un engaño, una evasión de Las normas inculcadas en cualquier f~lmilia o cultura par-
la realidad, y como tal está abocado al ffacaso. Pues lo que se ticular no son automáticamente las «mejores», las más racio-
reprime no deja de existir, sino que permanece en la región in- nales o las más conducentes a la felicidad. La gente varb en
consciente de la mente. Conserva toda su energía instintiva y amplio grado, y es probable que los padres mal adaptados
ejerce su influencia enviando a la conciencia un sustituto dis- produzcan hijos mal adaptados. Freud estaba dispuesto a
frazado de sí mismo -un síntoma neurótico. Así, una perso- contemplar la posibilidad de que la relación entre la sociedad
na puede hallar que se comporta de una manera que admite y el individuo se ha desequilibrado en su conjunto, convir-
que es irracional, pero se siente compelida a continuar sin sa- tiendo quizá en neurótica toda nuestra vida civilizada. Este
ber por qué. Pues, al reprimir algo y expulsarlo de la concien- tema pasó a ocupar un primer plano en una de sus últimas
cia, ha dejado de ejercer un control efectivo sobre ello, no se obras, El malestar de la cultura, pero ya en 1909, en sus Cinco
puede librar de los síntomas que causa ni puede eliminar vo- confirencias, había sugerido que nuestras normas civilizadas
luntariamente la represión y traerlo a la conciencia. hacen la vida demasiado dificil para las personas y que no cle-
Como cabría esperar de su interpretación evolutiva de! in- beríamos rechazar una cierta satisfacción de nuestros impul-
dividuo, Freud sitúa las represiones decisivas en la primera sos instintivos. De este modo, hay una base en los escritos del
infancia y sostiene que son básicamente sexuales. Es esencial propio Freud para aquellos neofreudianos, tales como Erich
para la futura salud mental del adulto el que el nil10 supere Fromm, que diagnosticaron más tarde que nuestros conflic-
con éxito las fases normales de desarrollo de la sexualidad. tos residen, cuando menos, tanto en la sociedad como en el
Pero esto no sucede siempre satisfactoriamente, y cualquier individuo.
choque deja una predisposición a futuros problemas. Una cla-
se típica de neurosis consiste en lo que Freud denominó «re-
gresión», e! regreso a una de las fases en las que se obtiene sa- PRESCRIPCIÓN
tisfacción infantil. Llegó a identificar incluso ciertos tipos de
carácter adulto como «oral» y «anal", por referencia a las tases Freud esperaba restaurar un equilibrio armonioso entre las
infantiles en las cuales creía que se originaban. partes de la mente e, idealmente, sugerir maneras de mejorar
Hay muchos más detalles en las teorías de Freud sobre las la adaptación individual al mundo. Esto último podría impli-
neurosis en los que no podemos entrar aquí, pero atribuye car programas de reforma social, pero Freud nunca llegó a es-
parte de la culpa de ellas al mundo externo. Debemos tener pecificarlos con detalle; su propia práctica profesional hasta el

206 207
final de su vida consistió en el tratamiento de pacientes neu- ciente la acepte. Los sueíi.os proporcionan un material de in-
róticos. Era realista acerca de los límites de la int1uencia tera- terpretación muy fj-uctífero, pues, según la teoría de Freud, el
péutica -es célebre su descripción del fin del psicoanálisis contenido «manit1esto» de un sueíi.o es la realización encu-
como la sustitución de la infelicidad neurótica por la infelici- bierta de los deseos inconscientes que componen su conteni-
dad ordinaria. (La palabra «psicoanálisis» se refiere, cuando do real o "latente». También puede intelpretarse que los err()~
menos, tanto al método freudiano de tratamiento como a las res y las acciones flUidas revelan su origen inconsciente.
teorías en las que se basa dicho tratamiento.) Es la terapia lo Como cabría esperar, las intel1)retaciones se refieren con mu-
que debemos examinar a continuación. cha frecuencia a la vida sexual de la persona, a las experiencias
El método se desarrolló gradualmente a partir del descubri- de la inf~U1cia,a la sexualidad infantil y a la relación con los
miento de Breuer de que se podía ayudar a una paciente his- padres. Es claro que todo esto exige una relación de especial
térica animándola a hablar sobre los pensamientos y fantasías confianza entre el paciente y el ana lista, pero Freud descubrió
que llenaban su mente, y se la poJía curar aparentemente si que era mucho más lo que sucedía; de hecho, sus "('lentes
se le podía inducir a recordar las experiencias «traumáticas» manifestaban a menudo un grado de emoción h,hJ,1 él que
que habían provocado sus problemas. Freud comenzó a usar podría llamarse amor -o a veces odio. Denominó este fenó-
su «cura mediante el habla», y, asumiendo que los recuerdos meno «transferencia», asumiendo que la emoción se proyec-
patógenos continuaban de alguna manera en la mente de la taba de alguna manera en el analista desde las situaciones de
persona, pidió a sus pacientes que hablaran de una forma la vida real en las que estuvo una vez presente o desde las fan-
desinhibida, con la esperanza de que podría interpretar las fuer- tasías inconscientes del paciente. El tratamiento de tal transfe-
zas inconscientes que operaban detrás de lo que decían. Les rencia es crucial para el éxito de la terapia, si puede ella mis-
alentaba para que dijesen lo primero que se les viniera a la ca- ma ser analizada y retrotraÍda a sus fuentes en el inconsciente
beza, por muy absurdo o embarazoso que pudiera resultar (el del paciente.
método de la «asociación libre»). r.:~roa menudo sucedía que El fin del tratamiento psicoanalítico puede resumirse di-
el flujo se detenía, el paciente afirmaba que no tenía más que ciendo que es autoconocimiento. Lo que haga el neurótico
decir e incluso se oponía a continuar con la exploración. supuestamente curado con el nuevo entendimiento que tiene
Cuando se producía esta «resistencia», Freud la interpretaba de sí mismo es una decisión individual, siendo posibles diver-
como una seíi.al de que la conversación estaba llegando al sos resultados. El paciente puede reemplazar la poco saluda-
complejo reprimido. Creía que el inconsciente del paciente se ble represión de los instintos por un control racional y cons-
daba cuenta de esto de alguna manera e intentaba evitar que ciente de ellos (supresión mejor que represión), puede tener la
aflorase a la conciencia la dolorosa verdad, al igual que al- capacidad de desviar los instintos y deseos por canales acepta-
guien al que le duele cierta parte del cuerpo puede negarse a bles (sublimación), o tal vez decida satisfacer/os después de
ser examinado. Sin embargo, si el material reprimido pudie- todo. Pero, según Freud, no hay necesidad de temer que esos
ra ser reintegrado a la conciencia, sería posible devolverle al instintos primitivos vayan a apoderarse del sujeto, pues su po-
yo el poder sobre el ello que había perdido, y el paciente se der se ve de hacho reducido al ser traídos a la conciencia.
curada de su neurosis. Freud nunca pensó que el psicoanálisis fuera la respuesta a
Pero conseguir este feliz resultado puede suponer un largo todos los problemas humanos. Cuando pensaba sobre los
proceso, requiriendo tal vez sesiones semanales durante un problemas de la civilización y de la sociedad, era lo bastante
período de aíi.os. El analista debe intentar llegar a la interpre- realista como para darse cuenta de su extremada complejidad
tación correcta de los estados mentales inconscientes del y abstenerse de ofrecer un programa social general. Pero sugi-
paciente y presentarla en el momento y de manera que el pa- rió que el psicoanálisis tiene aplicaciones mucho más variadas

208 209
que el mero tratamiento de las neurosis. Dijo: «Nuestra ci- des psicoanalíticas, se podría incluso decir que el psicoanáli-
vilización impone una presión casi intolerable sobre noso- sis es la ideología de esos grupos. Sin embargo, deberíamos
tros", y aventuró que el psicoanálisis podría ayudar a preparar examinar más detenidamente el asunto antes de emitir un
un correctivo. Al final del !Vl,z/csttlr de ItI CIlltltr¡;l propuso con JUICIO.
cautela una analogía entre las culturas y los individuos, sugi- Tendríamos que distinguir primero dos cuestiones inde-
riendo que las culturas también podían ser «neuróticas» y es- pendientes: la verdad de las teorías de Freud y la eficacia del
tar necesitadas de algún tipo de terapia. Pero reconoció la pre- tratamiento baSado en ellas. Cualquier duda acerca de la teo-
cariedad de esta analogía y se negó a «erigirse ante sus congé- ría psicoanalítica se extenderá naturalmente a la terapia. Pero,
neres como un profeta». como el tratamiento psicoanalítico se ha venido aplicando
con profusión hasta ahor.1, deberíamos ser capaces de formar
un juicio sobre su éxito. Esto sería, en principio, una prueba
DISCUSIÓN CRÍTICA de la teoría, pues, si las tesis teóricas fuesen ciertas, cabría es-
perar que el tratamiento fuera también eficaz. Sin embargo, el
La posición del psicoanálisis en el mapa intelectual ha sido asunto no es tacil. En primer lugar, comprender las causas de
materia de disputa desde su concepción. Los psicoanalistas de una condición no nos da necesariamente el poder de cam-
orientación fi-eudiana y neofI-eudiana continúan aplicándolo, biarIa (p. ej., los efectos de una infancia traumática, por muy
y se ha desarrollado una gran variedad de teorías y métodos bien que los entienda un terapeuta, serían imposibles de anu-
psicoterapéuticos no freudianos. Muchos psicólogos acadé- lar). En segundo lugar, es posible que una teoría verdadera sea
micos han condenado las teorías de Freud por ser poco cien- aplicada con ineptitud en la práctica clínica. En tercer lugar,
tíficas. Según esta crítica, las teorías son demasiado vagas hay una considerable ambigüedad en lo que constituye la
como para ser contrastables o no se apoyan en la evidencia «cura» de una enfermedad neurótica. ¿ Qyién deberá juzgar, y
cuando las tesis son contrastables. La terapia psicoanalítica ha basándose en qué? Se ha confirmado una tasa de recupera-
sido criticada por trabajar con el poder de sugestión, que se ción de dos tercios para pacientes que persisten en la terapia
asemeja más al lavado de cerebro o a la brujería que a la me- psicoanalítica. Esto puede parecer razonablemente favorable,
dicina científica. Algunos críticos han atacado la ortodoxia pero, desde luego, debe compararse con grupos de control de
objeto de culto impuesta por los institutos de psicoanálisis y casos similares que no hayan sido tratados en absoluto (o que
el «adoctrinamiento» por el que todos los aspirantes a analis- hayan sido tratados con métodos diferentes, tales como la te-
ta deben pasar (haciéndose objeto de psicoanálisis). La teoría rapia conductual u otros tipos de psicoterapia no analítica).
y la práctica de esta disciplina han sido comparadas incluso La proporción de recuperaciones espontáneas de la neurosis
con una fe casi religiosa. sin tratamiento también ha sido estimada en dos tercios, de
La teoría freudiana tiene obviamente un método fácilmen- manera que estas cifJ.-asno suponen una prueba clara de efica-
te accesible con el cual analizar despectivamente las motiva- cia terapéutica.
ciones de sus críticos. Sus defensores pueden alegar que cual- En la cuestión de la verdad de las teorías, el problema fun-
quier duda sobre su verdad se basa en una resistencia incons- damental es si son empíricamente contrastables. Freud pre-
ciente. Así, si, como se ha dicho a menudo, la teoría freudiana sentó sus teorías como hipótesis científicas basadas en la evi-
incorpora un método que justifica toda evidencia que parez- dencia observable, y hemos visto en el Capítulo 1 que ser
ca refutarIa, se tratará entonces de un sistema cerrado como contrastable por observación es una condición necesaria del
los definidos en el Capítulo 1. y, dado que la creencia en la status científico. Pero no está claro si algunas proposiciones
teoría es un requisito para entrar a fOl,nar parte de las sociéda- centrales de la teoría freudiana son contrastables o cómo pue-

210 211
dan seda. Ilustraré esto con ejemplos extraídos de diferentes ticos y las ondas de radio. Pero en estos casos hay reglas claras
niveles de la teoría de Freud. que conectan las entidades teóricas con los fenómenos obser-
Al aplicar su postulado general del determinismo psíquico, vables; podemos, por ejemplo, inferir la presencia o ausencia
Freud llega a algunas tesis muy específicas, como la de que to- de un campo magnético a partir del comportamiento visible de
dos los sueños son satisfacciones de deseos, a menudo de for- una aguja de brújula o de limaduras de hierro. Al explicar
ma encubierta. Pero aunque aceptemos que todo sueño debe las acciones y la conducta humanas en términos ordinarios,
tener una causa de algún tipo, de ahí no se sigue que la causa apelamos a creencias, percepciones, sensaciones, deseos e in-
(o causas) tengan que ser mentales más que fisicas (p. ej., una tenciones, ninguno de los cuales son estados literalmente ob-
reacción a lo que comimos la noche anterior o la necesidad servables. Algunas de las teorías de Freud van sólo un poco
neurofisiológica de una especie de proceso de «limpieza» de más allá de este tipo de interpretación ordinaria y relativa-
información en el cerebro). Y aun cuando la causa sea men- mente poco controvertida. Bajo sugestión hipnótica, los suje-
tal, de ahí no se sigue que sea inconsciente o que tenga un sig- tos pueden realizar deliberadamente acciones inusuales o
nificado profundo. ¿Podría ser el sueño una consecuencia de «tontas» que el hipnotizador les ha ordenado antes hacer. Si
una experiencia trivial del día anterior o una preocupación or- se les pregunta por qué hacen esas cosas absurdas, no parecen
dinaria sobre el mañana? ¿Puede probarse la tesis general freu- recordar las instrucciones del hipnotizador, sino que intentan
diana de que la causa de los sueños es un deseo (a menudo in- ofrecer «racionalizaciones» bastante débiles de sus acciones.
consciente y con frecuencia disfrazado)? Tendría que ofrecer- En este caso, parece aceptable explicar el comportamiento de
se una buena interpretación convincente en términos de u~ los sujetos (y sus racionalizaciones) en términos de un recuer-
deseo del soñador establecido independientemente. Pero ¿y SI do inconsciente de las instrucciones del hipnotizador. Algu-
no se encuentra una interpretación tal? Un freudiano conven- nos de los síntomas de los pacientes histéricos de Freud invi-
cido afirmará que debe haber un deseo cuyo disfraz no haya taban a pensar en explicaciones similares. Pero ¿cómo pode-
sido penetrado todavía. Pero esto haría imposible mostrar mos demostrar que estas explicaciones, por mucho que sean
que un sueño no es la satisfacción encubierta de un deseo y intuitivamente probables, son realmente verdaderas?
amenazaría con anular la defensa de cualquier contenido em- Se ha sugerido que el psicoanálisis no es primariamente un
pírico, dejando sólo la sugerencia de que siempre deberíamos conjunto de hipótesis científicas que han de ser contrastadas
buscar el deseo relevante en cada caso. Sólo sería posible res- empíricamente, sino más bien una manera de comprender a
paldar la tesis de Freud si pudiéramos encontrar una eviden- las personas, de ver un significado en sus acciones, errores, bro-
cia independiente de la existencia del deseo y una interpreta- mas, sueños y síntomas neuróticos. Dado que las personas,
ción correcta de su disfraz. Es exagerado mantener que se como seres racionales y conscientes, difieren tanto de las en-
puede descubrir una para cada deseo. (Surgen dudas similares tidades estudiadas por la fisica y la química, ¿por qué habría-
respecto de la postulación de causas inconscientes de los erro- mos de criticar el psicoanálisis por no lograr satisfacer los cri-
res ordinarios y de los lapsus linguae.) terios científicos tomados de las ciencias fisicas? O!:Iizála ex-
Consideremos a continuación el postulado fundamental plicación psicoanalítica de un sueño o de un síntoma se
de los estados mentales inconscientes. Debemos preguntar- asemeje más a la interpretación de una obra de arte como un
nos si éstos ofrecen una buena explicación de lo que sabemos poema o un cuadro, en los que se pueden encontrar buenas
sobre los seres humanos. No deberíamos despreciados sólo razones, pero de una especie no concluyente, para una gran
porque son inobservables, pues las teorías científicas post~lan variedad de interpretaciones. Muchas de las concepciones de
a menudo entidades que no son perceptibles por los sent1d~s Freud pueden ser consideradas como ampliaciones de nuestra
-por ejemplo, los átomos, los electrones, los campos magne- manera ordinaria de entender a los demás en términos de

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conceptos corrientes como los de amor, odio, miedo, angus- apeló al concepto de represión, que postula el proceso consis-
tia, rivalidad, etc. Y puede verse al psicoanalista experimenta- tente en hundir las ideas en el inconsciente y mantenerlas allí
do como alguien que ha adquirido una profunda compren- por la fuerza. En este punto corre el peligro de hablar de per-
sión intuitiva de las fuentes de la motivación humana y una sonas dentro de personas, de «homúnculos» internos dotados
habilidad para interpretar la variada complejidad de su fun- de conocimiento e intenciones propios. ¿~é es exactamente
cionamiento en situaciones particulares, con independencia lo que produce la represión y cómo sabe qué elementos esco-
de las concepciones teóricas que puedan adoptar. ger para reprimir? Como veremos en el Capítulo 9, Sartre rea-
Se ha dado apoyo filosófico a una concepción tal del psi- liza una crítica muy apropiada de este aspecto de la teoría
coanálisis mediante la distinción entre razones y causas. La ex- freudiana.
plicación científica en términos de causas ha sido comparada Es particularmente confuso el status ~e la teoría f~eu~iiana
a menudo con la explicación de las acciones humanas en tér- de los instintos o impulsos, como lo sugieren las vacilaCiones
minos de razones -las creencias y los deseos que convierten del pensador sobre el tema. Podemos describir como instinti-
en racional para el agente hacer lo que hace. (Véase en el Capí- va cualquier forma de comportamiento que no se haya apren-
tulo 9 lo que Sartre tiene que decir sobre este tema.) E inclu- dido durante la vida del individuo (aunque a menudo puede
so se ha sugerido que Freud interpretó erróneamente la natu- resultar dificil mostrar que no ha sido aprendida de una forma
raleza de sus propias teorías, al presentarlas como si ofrecieran u otra). Pero ¿se añade algo al remitir el comportamiento ins-
descubrimientos científicos acerca de las causas del comporta- tintivo a un instinto como su causa? Si se afirma que sólo hay
miento humano. Sin embargo, la exactitud de esta dicotomía un cierto número de instintos básicos, ¿cómo podríamos deci-
ha sido cuestionada por aquellos que argumentan que las dir cuáles son básicos y cómo se pueden distinguir y contar?
creencias y los deseos conscientes pueden actuar como causas Si el impulso sexual se esconde tras los comportamientos que
y como razones y que, por tanto, las creencias y los deseos in- no reconocemos primariamente como sexuales, tales como la
conscientes pueden muy bien desempeñar asimismo este doble creación artística o la persecución del poder político, ¿cómo
papel. Cabe discutir aquí hasta qué punto los métodos de la decidiremos quién tiene razón? Surge una cuestión simil~r si
investigación y la explicación científicas son aplicables a las se introduce un instinto agresivo o «de muerte» para explicar
creencias y acciones humanas, pero no puedo tratar estas la depresión y el comportamiento autodestructivo. ¿Podría al·
cuestiones en este capítulo (me referiré a ellas nuevamente en guna evidencia establecer si las principales teorías freudianas
el Capítulo 12). sobre los instintos están en lo cierto frente a, digamos, la teo-
Aun cuando aceptemos que los estados mentales incons- ría adleriana sobre un instinto básico de autoafirmación o
cientes pueden explicar la hipnosis y ciertos tipos de neurosis, frente a la teoría de Jung sobre la necesidad instintiva de
el éxito en estos casos tan especiales está lejos de demostrar el Dios? En este punto encontramos problemas de definición,
conjunto de las teorías de Freud. El problema de muchos de así como la necesidad de pruebas perceptibles para las entida-
los estados inconscientes freudianos es la falta de claridad des inobservables que se postulan.
de los criterios que permiten inferir su presencia o ausencia en La explicación freudiana de los instintos o impulsos pa-
una persona particular (como en la discusión sobre los sue- rece excesivamente reduccionista y fisiológica: «¿~é quieren,
ños). Si coleccionar sellos se afirma que es señal de una «regre- pues, los instintos? Satisfacción, esto es, el establecimiento de
sión anal" inconsciente, ¿cómo podríamos mostrar que este situaciones en las que las necesidades corporales puedan ex-
rasgo inconsciente no está presente en alguien? Freud propu- tinguirse. Nuestro órgano siente como agradable un descenso
so teorías muy generales que van mucho más allá de nuestras en la tensión de la necesidad, pero siente como desagradable
explicaciones corrientes en términos de razones. En concreto, un aumento de ella.» Obviamente, en este pasaje estaba pen-

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sando en la sexualidad, sobre todo en el orgasmo masculino dentes cambios de parecer. En efecto, de aceptar las historias
-~unque sus palabras sobre la satisfacción agradable de las ne- de sus pacientes sobre abusos sexuales, pasó a decidir que tan
cesIdades corporales también pueden aplicarse al comer y al be- ostensibles recuerdos se debían en su mayor parte a la imagi-
nación.
be.r.Pero ¿es remotamente aceptable decir que todo comporta-
Este tratamiento de unos cuantos ejemplos sugiere por qué
mIento h~mano está impulsado, directa o indirectamente, existen serias dudas acerca del status científico de algunas de
p,0r necesIdades corporales a corto plazo? Esto ni siquiera es
Clerto de muchos animales. Consideremos el comportamien- las afirmaciones teóricas clave de Freud. Algunas no parecen
to parental. Muchas criaturas invierten una tremenda energía contrastables debido a ambigüedades conceptuales, y, entre
en la alimentación y defensa de sus hijos más jóvenes, y pare- las que pueden-ser contrastadas, sólo unas cuantas tienen apo-
ce que tal comportamiento es instintivo, aunque inducido yo empírico. Ni siquiera hoy se puede emitir un veredicto cla-
por un impulso distinto del sexual. Los seres humanos tam- ro sobre el conjunto de las teorías de Freud. Su imaginativo
bi~n exhiben (si bien de manera imperfecta) un comporta- genio al sugerir nuevas hipótesis psicológicas resulta obvio.
Freud poseía también considerables dotes literarias, por lo
~Ie?to p~rer;t~l que seg~ramente tenga un componente ins-
tmtIvo, blOloglCo. ConsIderemos también nuestra necesidad que es fácil verse arrastrado por su elegante prosa. Pero, por
muy influyente y persuasivo que un pensamiento y estilo lite-
~e t~abaj~r,de !ntentar hacer algo dificil que sirva a algún fin
sIgmficatIvo. SI nuestro deseo de comida y de sexo se ve ple- rario pueda ser, no podemos excusamos de hacer una valora-
ción crítica. Freud escribió tanto y de tanta importancia para
n~mente satisfecho pero no hay nada más que hacer, nos abu-
mmos. Veremos en el Capítulo 11 cómo Lorenz modificó las los seres humanos que la elucidación crítica de su obra nos
teorías de los impulsos o instintos. ocupará aún muchos años.
La interpretación evolutiva del carácter individual y la teo-
ría de las fases del desarrollo sexual infantil se contrastan bas-
LECTURAS RECOMENDADAS
tante mejor mediante la observación. En este terreno, algunas
~e la~ propuestas de Freud parecen confirmadas por la expe-
nenCla, otras no encuentran un apoyo tan claro, mientras que Un excelente punto de partida para leer al propio Freud
otras son muy dificiles de probar. La existencia de lo que Freud son sus «Cinco conferencias sobre psicoanálisis» (Obras com-
llamaba caracteres oral y anal ha sido confirmada por el des- pletas, vol. Il, Madrid, Biblioteca Nueva, 1996). También se

cubrimien.to de que ciertos rasgos de carácter tienden a ir jun- puede empezar por A General Se/ection from the Wórks of Sig-
tos (por ejemplo, la parsimonia, el orden y la obstinación: mund Freud, ed. J. Riclanan (Nueva York, Doubleday An-
los rasgos anales). Pero la afirmación de que estos tipos de ca- chor, 1957). Hay una segunda «exposición concisa» de Freud:
rácter surgen de ciertos procedimientos de crianza infantil no «El análisis profano», que introduce la teoría tardía del ello, el
está tan bien respaldada. Hay dificultades prácticas en el esta- yo y el super-yo. Una exploración más profunda del pensa-
blecimiento de correlaciones entre la experiencia infantil y el miento de Freud podría continuar con sus Lecciones introduc-
carácter adulto, de manera que la teoría resulta dificil de refu- torias al psicoanálisis (Obras completas, vol. Il, Madrid, Biblioteca
tar de una manera definitiva. Otras partes de las teorías psico- Nueva, 1996) de 1915-1917.
Para un breve examen de la obra de Freud, véase Anthony
sexuales de Freud presentan dificultades conceptuales para su
contraste. ¿Cómo, por ejemplo, se podría probar si los niños Storr, Freud (Oxford, Oxford University Press, 1989), en la se-
extraen placer erótico de la acción de succionar? Las tesis de rie Past Masters. Richard Wollheim, Freud (Barcelona, Grijalbo-
Freud sobre la sexualidad infantil requieren obviamente una Mondadori, 1973), ofrece una introducción escrita por un fi-
lósofo freudiano.
investigación en extremo cuidadosa, a la vista de sus hoy evi-

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Los estudios biográficos comenzaron con la obra clásica (si
bien algo hagiográfica) en tres volúmenes de Emest Jones,
Vida y obra de Sigmund Freud (Barcelona, Paidós, 1982). De en~
tre los numerosos libros recientes que versan sobre este asun-
to, cabe citar la obra de FrankJ. Sulloway, Freud: Eiologisto/the
Mind (Nueva York, Basic Books, 1979; Londres, Fontana, 1980),
así como el polémico estudio de Jeffrey Masson, El asalto a la
verdad (Barcelona, Seix-Barral, 1985), que cuestiona la integri-
dad de Freud.
De entre las muchas evaluaciones generales de la obra de CAPíTULO 9
Freud, el texto de B. A. Farrell, Tbe Standing o/Psycho-Analysis
(Oxford,. Oxford University Press, 1981), ofrece un examen Sartre: la libertad radical
claro y equilibrado. El libro de R. Webster, W7ry Freud Was
Wrong: Sin, Science and Psychoanalysis (Londres, Harperl
Collins, 1995), ofrece una visión más hostil en comparación Al pasar de Freud a Sartre vamos de la biología, la medici-
con las obras recientes. na y la psicopatología a un sistema filosófico académico que
Para un análisis de la teoría psicoanalítica postfreudiana, Sartre también expresó en novelas y en obras de teatro y apli-
véase Morris N. Eagle, Recent Developments in Psychoanaly- có a asuntos sociales y políticos. Sin embargo, hay una preo-
sis: A Crz"ticalEvaluation (Nueva York, McGraw- Hill, 1984). cupación común por la naturaleza de la mente y la concien-
Para una discusión de los temas filosóficos suscitados por cia humanas, así como por los problemas del individuo hu-
las teorías de Freud, véase R. Wollheim y J. Hopkins (eds.), mano. Para comprender a Sartre, resultará útil comenzar por
Philosophical Essays on Freud (Cambridge, Cambridge Univer- situarlo en el contexto del desarrollo histórico del pensamien-
sity Press, 1982). to existencialista.
Muchos escritores, filósofos y teólogos diferentes han sido
llamados «existeneialistas». En la medida en que se pueda des-
cubrir un núcleo común, hay tres preocupaciones principales
que ocupan una posición central en el existencialismo. La pri-
mera hace referencia a los seres humanos individuales. Los
existencialistas piensan que las supuestas teorías generales so-
bre la naturaleza humana dejan sin tratar precisamente lo más
importante: el carácter único de cada individuo y de su situa-
ción vital. En segundo lugar, hay una preocupación por el sen-
tido o propósito de las vidas humanas más que por las verda-
des científicas o metafisicas, aun cuando estas últimas traten
de los seres humanos. La experiencia interna o «subjetiva» se
considera más importante quela verdad «objetiva». En tercer
lugar, se da gran relevancia a la libertad de los seres humanos,
a la capacidad de cada individuo de elegir sus actitudes, fi-
nes, valores y acciones. Los existencialistas no sólo mantienen

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que lo anterior es una verdad, sino que intentan persuadir a la tos de nuestras vidas y encontrar nuestro sentido y fin exclu-
gente para que actúe de acuerdo con ella. Según la concep- sivamente en términos humanos. En esto tenía mucho en co-
ción existencialista típica, el único modo de vida verdadera- mún con su anterior compatriota Feuerbach, cuyo ateísmo
mente admirable, «auténtico», es el que elige libremente cada humanista mencioné al introducir a Marx. Lo más caracterís-
persona. tico de Nietzsche es su énfasis en nuestra radical e inquietan-
Este núcleo común del existencialismo puede encontrarse te libertad de cambiar la base de nuestros valores. Como en
en una amplia variedad de contextos. Aparece expresado, na- otros pensadores existencialistas, hay una tensión entre la te-
turalmente, en descripciones de los detalles concretos de ca- sis «relativista»de que no existe ninguna base objetiva para va-
racteres y situaciones particulares, ya sea en la vida real o en lorar un modo de vida más que otro y lo que parece ser una
las novelas. También es característico de las interpretaciones recomendación de una elección particular. En el caso de
religiosas de la condición humana, que no se limitan a afir- Nietzsche, esto viene sugerido por su visión del «Superhom-
mar proposiciones metafisicas, pues éstas se presentan como bre», que rechaza nuestros actuales y dóciles valores basados
tesis dotadas de un significado vital para las vidas humanas in- en la religión y los reemplaza por la «voluntad de podep> (una
dividuales; se busca la libre respuesta de cada persona. Sin expresión que, a la luz de la historia posterior, ha adquirido
embargo, alguien puede contar como filósofo existencialista . connotaciones siniestras).
sólo si ofrece algún análisis general de la condición humana. También en el siglo xx se han contado entre los existencia-
Las filosofias existencialistas adoptan diversas formas, siendo listas tanto creyentes religiosos como ateos, pero el existen-
la religiosa y la atea las que más radicalmente se diferencian cialismo ha sido ciertamente una fuerza importante en teología.
entre sí. La filosofia existencialista se ha concentrado en la Europa
El pensador cristiano danés S6ren Kierkegaard (1813-1855)es continental y ha tenido menos influencia en los países angla-
reconocido generalmente como el primer existeneialista mo- sajones. Aunque sus fuentes se encuentran en Kierkegaard y
derno, aunque hay, desde luego, una dimensión existencial Nietzsche, en las manos de Heidegger y Sartre se convirtió en
en la mayor parte del pensamiento cristiano, sobre todo en un estilo de filosofar más académico y jergal. Detrás de este
San Pablo, San Agustín y Paseal. Como su contemporáneo auge se encuentra la «fenomenología», sistema del filósofo
Karl Marx, Kierkegaard reaccionó contra la filosofia de Hegel, alemán Husserl, quien esperaba descubrir un nuevo punto de
pero de muy diferente manera. Rechazó el abstracto sistema partida de la filosofia que describiera no tanto el mundo ob-
teórico hegeliano, al que comparó con una gran mansión en la jetivo, sino los «fenómenos» tal como se dan en la experien-
que uno no vive realmente, y mantuvo la suprema impo.rt~n- cia humana.
cia del individuo y sus elecciones vitales. Kierkegaard dlst~~- Esta preocupación por lo subjetivo, por cómo se aparecen
guió entre tres modos de vida básicos, que llamó estético, etl- las cosas a la conciencia humana, más que por la verdad ob-
co y religioso, y exigió a las personas que escogieran entre ellos. jetiva en el mundo fisico es característica de los filósofos exis-
Sostenía que el modo de vida religioso (concretamente, el tencialistas del siglo xx. De entre éstos, el más original e influ-
cristiano) es el «más elevado», aunque sólo puede ser alca.nza- yente es, sin duda, Martin Heidegger (1889-1976), cuya prin-
do mediante un irracional y libre «salto a los brazos de DIOS». cipal obra de juventud, Ser y tiempo, apareció en 1927. El
El otro gran existencialista decimonónico fue un cruzado lenguaje de Heidegger es extraño y dificil. En efecto, al recha-
del ateísmo. El escritor alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900) zar los problemas y conceptos de la metafisica tradicional, in-
argumentaba que, dado que «Dios ha muerto» (esto es, p~r venta neologismos en alemán cargados de guiones con el ob-
fin se han comprendido a fondo las ilusiones de la fe relI- jeto de expresar sus características concepciones. Sus preocu-
giosa), tendremos que volver a pensar todos los fundamen- paciones fundamentales son el «Ser» y el significado de la

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221
existencia, humana, así como la posibilidad de una vida «au- te de la elección individual. Estos temas aparecen expresados
téntica». Esta se alcanza enfrentándose a la situación real en el en la trilogía de novelas de Sartre Los caminos de la libertad, así
~undo y, en p~rticular, a la inevitabilidad de la muerte pro- como en sus obras de teatro, tales como A puerta cerrada y Las
pI~. En los escntos de Heidegger, el «Sep>comienza a sonar a moscas. Sartre ofreció una breve y elegante exposición del exis-
DIos, o al menos a un sustituto impersonal del Dios bíblico. tencialismo en El existencialismo es un humanismo, una confe-
S~ tra.tade uIl:arealidad última de la que podemos tomar con- rencia pronunciada en París, con gran acogida de público,
c.lenc,laate,ndl,eIl:dode la manera apropiada (en tipos de expe- después de que la ciudad fuese liberada de los alemanes en 1945,
nencla casI mlstIcos) y que se puede expresar en la poesía o en pero su tratamiento en este escrito tiene un tono más popu-
la música. Sin embargo, las proposiciones filosóficas o cientí- la~ y no proporciona una adecuada explicación de su pensa-
ficas no lo pueden formular adecuadamente. mIento.
Sartre pasó a convertirse en un intelectual francés de masas
durante el resto de su vida. Con el tiempo, modificó el trata-
VIDA y OBRA DE SARTRE miento marcadamente individualista de sus primeros escritos
y prestó mucha más atención a las realidades sociales, econó-
El existencialista francés más célebre es Jean-Paul Sartre , micas y políticas. Llegó a abrazar una forma de marxismo que
(19~5-1980). La filosofia de Sartre tiene una gran deuda con describió como «la ineludible filosofia de nuestro tiempo)',
Heldegger, pero sus escritos (algunos de ellos, al menos) resul- que necesitaba, sin embargo, ser de nuevo fecundada por el
tan bastante más accesibles. A lo largo de una brillante carre- existencialismo. Este cambio aparece expresado en sus Cues-
ra .académica, Sartre absorbió, entre otros muchos, el pensa- tiones de método (1957) y en su segunda (y oscura) gran obra, la
mIento de los grandes filósofos europeos, especialmente Crítica de la razón dialéctica (1960). Ejerció la actividad política
Hegel, Husserl y Heidegger. Muchos de los puntos oscuros de en la izquierda, ya que se unió al Partido Comunista durante
su filosofia pueden deberse a la influencia de estos tres escritores algunos años, aunque luego lo abandonó en la época de la
alemanes y a sus graves abstracciones. Se pueden detectar al- Revolución húngara de 1956. Apoyó la lucha de Argelia por
~unos temas de la fenomenología de Husserl en los primeros liberarse del poder francés y se opuso a la guerra de los Esta-
lIbros de Sartre, sobre todo en la notable novela filosófica La dos Unidos en Vietnam. Hacia el final de su vida aplicó su
náusea, de 1938, y en sus cuatro estudios breves sobre temas método del «psicoanálisis existencial» en importantes biogra-
p'sicológicos: La trascendencia del ego (1936-1937), La imagina- fias de los escritores franceses Baudelaire y Flaubert. No inten-
ezón (1936), Bosquejo de una teoría de las emociones (1939)y La psico- taré abordar en este capítulo los últimos desarrollos del pen-
logía de la imaginación (1940). Su obra fundamental, que expo- samiento de Sartre; consideraré tan sólo la filosofia existencia-
ne por extenso su filosofia de la existencia humana, es la fa- lista del Ser y la nada (y de otros escritos de esa época o
mosa El sery la nada, escrita cuando era prisionero de guerra Y anteriores), indicando las referencias a página de la edición
publicada en 1943. española [véase el apartado «Lecturas recomendadas»].
Du:ante ~aSegunda Guerra Mundial, Sartre simpatizó con El ser y la nada, es justo advertir a los lectores, es probable-
la ReSIstencIafrancesa, que combatía la ocupación nazi, y par- mente el texto más dificil de leer de los que hemos citado en
te de la atmósfera de aquella época puede encontrarse en su este libro. No es una mera cuestión de extensión y repetición,
obra. La elección a la que se enfrentaban todos los franceses sino de un gusto abrumador por los términos técnicos, los
-la colaboración con los alemanes, la resistencia o la inmo- nombres abstractos, las metáforas evasivas y las paradojas sin
vilista autoconservación- es un obvio ejemplo de lo que los resolver. La influencia de Hegel, Husserl y Heidegger puede
existencialistas consideran como la necesidad siempre presen- explicar esto, pero no lo justifica. Uno se pregunta si Sartre no

222 223
cia;por tanto, la vida humana es «absurda". Estamos «desam-
p.U?,odecir,lo que tenía que decir con mayor claridad y con-
CISIon.Tema una gran confianza en su extraordinaria capaci- parados» o «abandonados" en este mundo, y no existe ningún
dad para verter verborrea filosófica en hojas de papel (lo que, Padre celestial que nos diga qué hacer y nos ayude a hacerla.
según cuentan, solía suceder en algún café, al final de la no- Como adultos, tenemos que decidir por y cuidar de nosotros
che), pero no parece haber sido tan bueno haciendo autocrí- mismos. Sartre insiste repetidas veces en que el único funda-
tica o revisando sus escritos (la leyenda relata que sus manus- mento de los valores reside en nosotros, en nuestra libertad
critos pasaban directamente de la mesa del café a la impren- humana para elegir, y en que no puede haber una justifica-
ta). Por eso resulta tanto más seductor cuando encontramos ción externa u objetiva para los valores, las acciones y el
pasajes de relativa lucidez y penetración dentro del conglo- modo de vida que uno elija adoptar.
merado de verborrea. Sin embargo, un lector que haga el es-
fuerzo de comprenderlo comenzará a descubrir una concep-
TEORíA DE LA NATURALEZA HUMANA
ción de la naturaleza humana que ejerce una irresistible fasci-
nación.
En un sentido, Sartre negaría la existencia de una cosa tal
como la «naturaleza humana" acerca de la cual haya teorías
TEORíA DEL UNIVERSO verdaderas o falsas. Este rechazo de las afirmaciones generales
acerca de los seres humanos y de las vidas humanas es típica-
Sartre tiene muchas cosas oscuras que decir acerca de la na- mente existencialista. Sartre lo expresó con la fórmula «la exis-
turaleza del «ser» o la existencia, pero para nuestros fines in- tencia del hombre precede a su esencia» (págs. 542-543). Con
troductorios su afirmación metafisica más importante es su esta expresión quería decir que no tenemos una naturaleza
rechazo de la existencia de Dios. Aunque fuertemente influi· «esencial" y que no hemos sido creados por Dios, la evolu-
do por el Sery tiempo de Heidegger, El sery la nada de Sartre ción o lo que sea con ningún propósito particular; simple-
no tiene la dimensión casi mística o religiosa del «Ser» hei- mente nos descubrimos existiendo sin haberlo elegido, y
qeggeriano. (Sin embargo, hay una obra póstuma de Sartre, tenemos que decidir lo que hacemos de nosotros mismos
Verdady existencia, que permanece de alguna manera más pró- -cada cual debe crear su propia «esencia". Sartre dificilmente
xima al espíritu de Heidegger.) p.odría negar que existen ciertos universales humanos -por
Sartre afirma que la idea misma de Dios es contradictoria ejemplo, la necesidad de comer para sobrevivir, la fisiología
en sí misma (El sery la nada, pág. 747), Yno argumenta much? de nuestro metabolismo y la fuerza de nuestros impulsos se-
más sobre el tema. Parece ocupado principalmente en conSI- xuales. Q!1e hay algunas verdades científicas sobre nosotros
derar las consecuencias de la inexistencia de Dios para el sen- resulta obvio, aunque, como señalamos en la discusión sobre
tido de nuestras vidas. Al igual que Nietzsche, sostiene que la Marx, no hay razón para disputar acerca de lo que cuenta
ausencia de Dios tiene la mayor importancia para las vidas como hechos puramente biológicos de la naturaleza humana.
humanas; el ateo no se diferencia del creyente tan sólo en un Posiblemente, lo que Sartre quiere decir es que no hay verda-
aspecto metafisico, sino que debe mantener una concepción des generales sobre lo que los seres humanos quieren ser o de-
radicalmente diferente de la existencia humana. Si Dios no ben ser.

existe, todo está permitido (como Dostoievski dijo ,una vez~. . En tanto que filósofo existencialista, sin embargo, Sartre
Según Sartre, no hay valores objetivos trascendentes establecI- tiene que hacer algunas afirmaciones generales acerca de la na-
dos para nosotros, ni leyes divinas ni Ideas platónicas. N<;> hay turaleza y la condición humanas. Su tesis central es la liber-
un sentido o fin último que sea inherente a nuestra eXIsten- tad. Estamos «condenados a ser libres», no hay límites para

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nuestra libertad, excepto que no podemos dejar de ser libres Sartre hace juegos verbales mistificadores con su concepto
(pág. 545). Examinemos cómo alcanza esta conclusión a tra- de nada, como en expresiones paradójicas tales como «la exis-
vés del análisis de la noción de conciencia. Parte de una radi- tencia objetiva de un no-ser» (pág. 43) (lo cual puede signifi-
cal distinción entre la conciencia o «realidad humana» (!'etre- car que hay enunciados negativos verdaderos). Y parece gus-
pour-soÍ, el ser-para-sí)y las cosas inanimadas, no conscientes tarle formular oscuras máximas metansicas como: «La nada
(l'étre-en-soÍ, el ser-en-sí;pág. 35). Este dualismo básico se sigue está en el seno mismo del ser, en su corazón, como un gusa-
de la verdad necesaria de que la conciencia es «intencional» no» (pág. 62). Pero el papel fundamental de la nada en Sartre
en el sentido que hizo célebre el filósofo austriaco Franz parece ser el de realizar una conexión conceptual entre la con-
Brentano, uno de los precursores de la fenomeno~ogía. La ciencia y la libertad. Pues la capacidad para concebir lo que
conciencia siempre tiene un objeto: si somos conSCIentesen no es el caso entraña la.libertad de imaginar otras posibilida-
absoluto, somos conscientes de algo que concebimos como des (págs. 28-29) y la libertad de realizarlas (págs. 388 y ss.).
distinto de nosotros mismos (pág. 30). (Aun cuando estemos Nunca podemos alcanzar un estado en el que no queden
equivocados o dudosos en un caso particular, como Macbe~h otras posibilidades inimaginables o no realizadas, pues, sea
lo estaba acerca de la daga ilusoria, pensamos en algo que eXIS- cual sea la situación en la que nos encontremos, siempre cabe
tina independientemente de nosotros si existiera en a~solu- pensar que puede ser de otra manera en el futuro. El deseo
to.) Para Sartre, por tanto, toda conciencia es conciencIa del implica el reconocimiento de la¡alta de algo (págs. 139-140),
mundo, o, al menos, de algo que se concibe en el mU!1do al igual que la acción intencional (págs. 537-538), ya que po-
-entraña lo que denomina conciencia «posicional» o «tétlCa». demos intentar producir un cambio en el mundo sólo si cree-
El siguiente punto por abordar es la conexión que ve Sartre mos que lo que intento no es el caso. La capacidad mental de
entre la conciencia y el misterioso concepto de <<nada»que negar es, pues, lo mismo que la libertad -libertad de pensa-
aparece en el título de su libro. Evitaré aquí cualquier in~ento miento (para imaginar posibilidades) y libertad de acción
de rastrear las raíces de este concepto en la filosona antenor y. (para actualizarlas). Ser un ser consciente equivale a enfrentar-
en su lugar, nos limitaremos a ver los aspectos inteligibles que se continuamente con elecciones acerca de qué creer y qué
podemos interpretar de Sartre. Hemos señalado que la con- hacer. Ser consciente es ser libre.
ciencia lo es siempre de algo distinto de ella misma; S.artre Obsérvese cómo esta posición de Sartre contradice direc-
sostiene que también es siempre consciente de sí mIsma tamente dos de las posiciones de Freud. Es incompatible
(págs. 19, 113), de manera que se distingue de sus objet?s: El su- con el postulado freudiano del determinismo psíquico
jeto es consciente de una forma no reflexiva (<<noposlClOnaH (pág. 567). Pero también entra en conflicto con el postula-
de que el objeto no es el sujeto. Un juicio acerca del mundo do de los estados mentales inconscientes, pues Sartre man-
puede ser negativo tánto como positivo; podemos afin:nar y tiene que la conciencia es necesariamente transparente a sí
reconocer lo que no es el caso, como cuando busco a mI am,I- misma (pág. 55). Exploraré un poco mejor esta diferencia
go en el café donde nos citamos y digo: «Pedro no está aqup> más adelante.
(págs. 48-49). Si hacemos una pregunta, debemos entender la Todos los aspectos de nuestras vidas mentales han sido, se-
posibilidad de que la respuesta sea «No» (pág. 43). Los seres gún Sartre, elegidos, y somos en último término responsables
conscientes, que pueden pensar y decir lo que es el caso, pue¡ de ellos. A menudo se cree que las emociones quedan fuera
den igualmente concebir, y algunas veces creer, lo ,que no es e del control de la voluntad, pero Sartre mantiene que, si estoy
caso (éste es un punto cuyas profundas implicaciones han triste; es sólo porque he elegido estar triste (pág. 107). Su coI?-
sido ponderadas por otros filósofos, desde Platón hasta Witt- cepción, desarrollada de forma más completa en el BosqUejO
genstein). de una teona de las emociones, consiste en que las emociones no

226 227
son sólo estados de ánimo que «nos sobrevienen», sino mane-
ras de aprehender el mundo. Lo que distingue a las emocio-
nes de otras formas de ser consciente de objetos es que inten- DIAGNÓSTICO
tan transformar el mundo por la magia -cuando no po-
demos alcanzar el racimo de uvas, las despreciamos por «de-
masiado verdes», atribuyéndoles esta cualidad aunque sa- La angustia,
1 la conciencia de nuestra libertad " es dolorosa y
bemos demasiado bien que su madurez no depende de su ac- genera mente tratamos de evitarla (págs. 83-84). Sartre piensa
qU,enos ~staría alcanzar .un estado en el que no nos quedaran
cesibilidad. De este modo, somos responsables de nuestras mas 0pCl.ones,en el que sImplemente «coincidiéramos con no-
emociones; son modos en los cuales elegimos reaccionar fren-
te al mundo (pág. 549). Somos igualmente responsables de sotros mIsmos», ~ás corno objetos inanimados (étre-en-sOl) que
corno seres cor:scIentes. Pero tal escape es ilusorio, pues es una
los rasgos duraderos de nuestro cará~ter. No podemos li.mi~a~- verdad nec~sana que somos seres conscientes (étre-pour-soz) y
nos a afirmar «soy tímido», corno SIfuera un hech? fiSlOlogI- p'0r tanto, lIbres. Este es el diagnóstico de Sartre de la condi~
co inmodificable de nuestro carácter, corno «soy negro», pues CIón humana. De ahí su descripción de la naturaleza humana
nuestra timidez es el modo en que nos comportamos en com-
co~o «una conciencia infeliz sin posibilidad de superar su in-
pañía, y podemos elegir comp0;t~rnos de f~:)Ill:adiferente. In- felIz estado» (pág. 45), una «pasión inútil» (pág. 570).
cluso decir «soy feo» o «soy estúpIdo» no sIgmfica afirmar un Un concepto crucial en el diagnóstico de Sartre es la «mala
hecho ya existente, sino anticipar cómo reaccionará la gente
fe» (mauvaise fOz: a veces traducida corno «autoengaño»). La
frente a mí en el futuro, y esto sólo puede ser contrastado por
mala ~ees el mter:to de escapar de la angustia pensando que
la experiencia presente (pág. 567). . las a~tItu~~Sy aCClOnespropias están determinadas por nues-
Así, aun cuando a menudo no seamos conSCIentesde ello,
tra sItuaclOn, nuestro carácter, nuestra relación con los otros
nuestra libertad y nuestra responsabilidad se extienden a to~o o nu~stro pape~ social -por cualquier cosa menos por las
lo que pensamos, sentimos y hacemos. Hay momentos, sm
eleCCl?~eSpropIas. Sartre cree que la mala fe es un rasgo ca-
embargo, en los que esta libertad ra~~cal s~ nos. ~anifiesta ractenstIco de una buena parte de la vida humana; no se limi-
con claridad. En momentos de tentaclOn o mdecIsIon -por ta a los que filosofan (pág. 511).
ejemplo, cuando el hombre que ha decidido dejar de jugar se
Ofrece dos célebres ejemplos de mala fe, que plasman
enfrenta de nuevo a los juegos de mesa- nos damos cuenta, dos escenas de los cafés parisinos que tanto frecuentaba
de forma dolorosa, de que no hay motivos ni decisiones pa- (págs. 100-106). Nos describe a una muchacha que está sentada
sadas, por muy firmes que puedan ser, que determine~ lo que con U? hombre que, según sospecha con toda razón, pretende
queremos hacer ahora (pág. 7~). <;:adamon:ento reqUlere un~ seduc!rla. Pero cuando él toma su mano, ella intenta evitar la
elección nueva o renovada. SIguIendo a Kierkegaard y a HeI- neces~dad de la decisión de aceptar o rechazar sus insinuacio-
degger, Sartre usa el término «angustia» para describir. la con-
nes, sImulando n?, da:se cuenta. De este modo, ella prosigue
ciencia de la libertad propia (págs. 71, 573): La ~ngustl~ no es con su conversaClOn mtelectual mientras abandona su mano
el miedo a un objeto externo, sino la conCIenCIade la Impre- entre las de él, corno si no fuera consciente de la situación. Se-
dictibilidad última de nuestro propio comportamiento. ~l
soldado terne caer herido o muerto, pero siente angustl~ gún la interpr;tación de Sartre, ella incurre en lamala fe porque
finge -no solo ante su compañero, sino también ante sí mis-
cuando se pregunta si será c~paz de «resistir» er:,la batal~a SI- ma- que es difer~nte de ~us acciones y gestos corporales, que
guiente. La persona que camma sobre un acantIlado pehgro- su mano es un objeto paSIVO,una mera cosa, cuando lo cierto
so terne caer, pero siente angustia porque sabe que no hay
es que ella es, desde luego, un ~er consciente que sabe lo que
nada que le impida arrojarse al vacío (págs. 72-75). pasa y es responsable de sus aCClOnesu omisiones.

228
229
La segunda ilustración es la del camarero que realiza su tra- pror:to como uno se describe a sí mismo de algún modo
bajo con un exceso de amabilidad; sus movimientos con las (p. ej.,.«soy un camar:ro», «soy tímido», «soy homosexual»), en
bandejas y las copas están llenos de gestos que resultan dema- ese rr:Ismo acto hay I~plíci~a una distinción entre el ser que
siado dramáticos. Obviamente, está «representando el papel» descnbe y el ser descnto. El Ideal de una completa sinceridad
de camarero. Si hay aquí mala fe (y quizá no la haya), en abso- parece conde?ado a}fracaso (pág. 109), pues nunca podemos
luto reside en el hecho de identificarse completamente con el ser meros objetos dIspuestos para ser observados y descritos.
papel de camarero, pensando que este papel determina cada El ensayo de alcanzar la sinceridad se convierte, por tanto, en
una de sus acciones y actitudes, mientras que la verdad es, des- otra forma de mala fe. El ejemplo que Sartre ofrece en este
de luego, que ha elegido aceptar el empleo y es libre de dejarlo p,tmto presenta a alguien que tiene un claro historial de acti-
cuando quiera, incluso si tuviera que enfrentarse al desempleo. VIdad homosexual pero que se resiste a ser descrito como ho-
Él no es esencialmente un camarero, pues nadie es esencialmente mosexual. (pág. 110). Su amigo, «un campeón de la sinceri-
nada. «El camarero no puede ser inmediatamente un camarero dad», le pIde que se reconozca a sí mismo como tal. Pero Sar-
en el sentido en que este tintero es un tintero»; «es necesario tre observa que nadie es meramente homosexual de la manera
que hagamos de nosotros lo que somos» (pág. 105). Las cosas que en que una mesa es una mesa o una persona es pelirroja (aun-
hacemos, los papeles que desempeñamos, incluso (querría de- que p:nsemos q':le las inclinaciones homosexuales de una per-
cir Sartre) las emociones que sentimos o los valores que respe- sona uenen la mIsma cat:goría que el hecho de ser pelirrojo,
tamos (págs. 43, 582), se sostienen sólo en ser gracias a las deci- Sartre se refiere a las aCClones). Si alguien admitiera efectiva-
siones que tomamos constantemente. mente que es homo~e?Cual,y significara con eso que no pue-
Sartre rechaza enfáticamente toda explicación de la mala fe de abandonar su act1V1dad·homosexual, incurriría en mala fe
en términos de estados mentales inconscientes (págs. 95-99). ,-y as~ ~ucedería con cualquier «campeón de la sinceridad»
Es posible que un freudiano intentase describir los casos arri- que eXIgIerauna confesión tal (pág. 110). Tenemos aquí otro
ba mencionados como ejemplos de represión en el incon~- tIpO de mala fe, que consiste en no admitir la libertad de ha-
cien te -se podría decir que la muchacha reprime el conoC!- cer otra cosa distinta de la que hacemos.
miento de que su compañero le ha hecho una insinuación se- Sartre se adentra aquí en las profundas dificultades del auto-
xual; el camarero podría estar reprimiendo el conocimiento conocimiento, en lo que otros han denominado «la elusivi-
de que es un agente libre que sólo actuará como camarero dad sistemática del yo». Pero su exposición amenaza con vol-
mientras así lo decida. Pero Sartre señala una aparente auto- ver estos tem~s aún más confusos y complicados de lo que
contradicción en la idea de represión. Debemos atribuir el son, pues exhIbe una desmesurada afición por la fórmula de
acto o proceso de reprimir a algún elemento dentro de }a que ~<lar~alidad humana sea lo que no es y no sea lo que es»
mente «<elcensop»; sin embargo, este censor debe poder dIS- Ú?' eJ:' pags. 114-115). Esto es, por supuesto, una autocontra-
tinguir entre lo que reprime y decidir qué mantener en la co~- dIcclOn, por lo que no podemos tomada en su sentido literal.
ciencia, de manera que ha de ser consciente de la idea repn- Pero S?rtre co~fia demasiado en proposiciones paradójicas
mida, aunque supuestamente con el objeto de no ser cons- c?m? esta, eludIendo por tanto la dificil tarea de explicar con
ciente de ella. Sartre concluye que el censor mismo incurre, t:rmI?OS claros y consistentes por qué el concepto de con-
pues, en mala fe y que no obtenemos explicación alguna de CIenCIagenera la posibilidad de la mala fe. (¿Repitió su consig-
cómo es posible la mala fe localizándola en una parte de la ~a «la co?cien~ia es lo que no es y no es lo que es" con la de-
mente más que en la persona como un todo (págs. 97-98). hb~ra?a mtenCIón de enfurecer a los filósofos? ¿O se engañó
Sartre continúa, afirmando que lo que llama «buena fe» a SIrrusmo al pensar que mediante este conjuro había llegado a
o «sinceridad» plantea otro problema conceptual. Pues, tan comprender a fondo el asunto?). Sugiero que 10 tomemos

230 231
como una engañosa abreviatura de «esmenester que la realidad riencia común, que a menudo tenemos una conciencia inme-
humana no sea necesariamente lo que es, y pueda ser lo que no diata no basada en la inferencia, de los estados mentales de
es» (que es mi paráfrasis de su fórmula ~e las págs. 118- ~19). Lo otras' personas. Cuando vemos dos ojos humanos dirigidos
más importante en este punto es que SIempre somos lIbres de hacia nosotros, creemos estar siendo observados, y sabemos
intentar llegar a ser diferentes de lo que somos en el pr~sente. esto con la misma certeza con la que podamos saber cual-
Pero persiste el problema de explicar cómo ~s posIble .la quier cosa acerca de los acontecimientos pu~amente fisicos
mala fe. Sartre puede tener algo que ofrec.e~aqUl c~~ndo dIs- del mundo. Si nos encontramos absortos haCIendo algo que
tingue entre la conciencia refl~~va (POSlCI?r:al,tetlca). y.la la sociedad no aprueba, como espiar a alguien a través del
conciencia prerreflexiva (no poslclOn~l, no ~etIc~).?sta dIstm- agujero de una cerradura, y entonces oímos (o creemos oír) pa-
ción desempeña un papel no demasIado bIen IndIcado pero sos detrás de nosotros, nos sentimos vivamente avergonzados.
aparentemente fundamental en su análisis..Co~o he~.os se- Tomamos conciencia de que otra persona está siendo (o po-
ñalado, afirma que toda concien~i~ es concle~:1CIa «poslCI9nal» dría ser) crítica con nuestras acciones (si nos sorprenden ha-
de algún objeto que se supone dIStIntOdel sUJeto.Pero, ~ad~, ciendo algo admirable, es posible que sintamos orgullo). Mu-
«la condición necesaria y suficiente para que una conCIel?Cla chos estados emocionales entrañan, en su estructura concep-
cognoscente sea conocimiento de su obj~t~ es que s~a conCIen- tual misma, la existencia de otras personas.
cia de sí misma como siendo ese COnOCImIento»(pag. 21). Re-
Pero Sartre prosigue, argumentando en favor de la tes~smu-
chaza el que esto pueda significar: «Conocer e~ cO~lOcerq~e cho más dudosa de que la relación entre dos seres conSCIentes
uno conoce», lo que implicaría que toda conCIenCIaentrana
cualesquiera es necesariamente .conflictiva porque cada .uno
una conciencia reflexiva de sí misma. Sugiere, en su luga~,q~e
quiere «poseer» al otro, convertIr al ~tro en ~~ mero o?Jeto.
«toda conciencia posicional de objeto es a la.vez con~IencIa En estos términos, ofrece una persuaSIva verSlOnde la celebre
no posicional de sí misma» (pág. 22). En s~ ejemplo, SI.cue~- relación dialéctica hegeliana entre el amo y el esclavo, en la
to los cigarrillos de mi paquete, soy consCl~nte de los cIg~m- que, paradójicamente, el esclavo acaba teniendo más poder
llos y de que hay una docena de ellos; ademas, soy prerrefleXlva-
porque el amo necesita al esclavo p~ra que lo acepte c?mo
mente consciente de que los estoy contando (como lo demues-
amo. Sartre aplica este análisis al sadIsmo y al m.asoqUlsmo
tra la respuesta que podría ofrecer sin dudar ~ime preg~.mtaran con bastante verosimilitud, pero añade la sugerencIa de que el
qué estoy haciendo), pero no tengo por que ser refleXlvamente genuino respeto por la libertad de los otros, el amor no pose-
consciente de mi actividad de contar -aunque es probable sivo, es un ideal imposible (págs. 421 y ss., 442 y ss.). En este
que lo sea en el momento en que alguien me pregunte. punto de su argumentación, el panorama resulta.bastante de-
El que podamos comprender .bien la di~ti~ción entre la solador.
conciencia prerreflexivay la refleXIvaes un dIfiCIlproblema fi- Pero ¿no hay una contradicción entre la insistencia de Sar-
losófico en el que no puedo adentrarme aquí. Pero I?o?err:?s tre en nuestra libertad y su análisis de la condición humana
señalar la ironía que supone el que Sartre rechace la dIstll~clOn como algo necesariamente determinado? Sostiene que siem-
freudiana entre lo consciente y lo inconsciente sólo l?ara.InVo- pre queremos llenar la <<n~da»que es .la ese.ncia.del ser cons-
car a continuación una distinción dentro de la conCIenCIatan
ciente; queremos convertImos en objetos Inammado~ ~ntes
oscura y controvertida como la anterior. .. que permanecer con posibilidades sin realizar y declSlones
Sartre ofrece un análisis aparentemente peSImIsta de las re-
por tomar (pág. 45). Mantiene, como acabam?s de ver, que.la
laciones interpersonales en la :rerc~ra Parte del Ser y /;'-nada. relación entre dos seres conscientes es necesanamente conflIC-
Arroja nueva luz sobre el tan dISCUt.Idoproblema filosofico de tiva. De estas dos maneras, analiza la vida humana c~mo ur:
las otras mentes, arguyendo, medIante el recurso a la expe- perpetuo intento de alcanzar lo que es lógicamente ImpOSI-

232 233
ble. Pero hiene esto que ser así? ¿No puede alguien elegir no as- ~e~za del sentimiento, pues no existe una medida de tal sen-
tImIento excepto e.n términos de 10 que el sujeto hace real-
pirar a convertirse en objeto o convertir a otras personas en
objetos? Si hasta la «buena fe» es un tipo de «mala fe», (cómo ment~, que es preCIsam~nte 10 que está en juego. Elegir a un
es posible la autenticidad? No está claro cómo resuelve Sartre co~seJero o a u?a autondad moral es otro tipo de elección.
estas tensiones que aparecen dentro de su teoría. ASI, c~ando el Joven le consultó a Sartre,' sólo pudo decir:
«Eres l!bre, 'p~r tanto elige.» Sin embargo, ni siquiera el siste-
ma t;nas obJetlVOde valores morales (platónicos, cristianos o
PRESCRIPCIÓN ka?tlanos) puede ofrecer una única respuesta correcta deter-
mIna.~a p~ra todos los dilemas humanos. Admitir que no toda
En vista de su rechazo de los valores objetivos, la prescrip- el~ccIon tIene una respuesta correcta no equivale a decir que
nznguna elección tiene nunca una respuesta correcta, que to-
ción de Sartre tiene que estar particularmente vacía. No exis-
das las reglas o valores morales son meramente «subjetivos».
te un módo particular de vida que pueda recomendar. Todo 10 Sartre se compromete claramente con el valor intrínseco de
que puede condenar es la mala fe, cualquier intento de pre- la elección auténtica. Su descripción de casos particulares
tender que uno no es libre. Y todo 10 que puede recomendar
es «autenticidad», que hagamos nuestras elecciones indivi- d~ mala fe no son moralmente neutros, ya que condenan implí-
CItamente todo autoengaño, toda evasión de la realidad de la
duales con completa conciencia de que nada las determina libertad propia y de la necesidad de afirmar nuestras decisio-
para nosotros. Debemos aceptar nuestra responsabilidad so-
bre todo 10 que nos atañe -no sólo nuestras acciones, sino nes. A~í, ?frece otra perspectiva de la antigua virtud del auto-
conOCImIento, prescnta por Sócrates, Spinoza, Freud y tantos
también nuestras actitudes, emociones, disposiciones y carac- otros.
teres. El «espíritu de seriedad», la ilusión de que los valores se
encuentran objetivamente en el mundo más que sustentados . Pero la interpretaci?n. de Sart:e de la naturaleza y la posibi-
lIdad del autoconOCImIento dIfiere radicalmente de la de
sólo por la elección humana, debe ser decididamente repudia-
~reud. Hemos visto que el :psicoan~lisis se basa en la hipóte-
do (págs. 707, 758). La conciencia entraña un permanente ries- SISde los estados mentales InCOnSCIentes,que tienen efectos
go de mala fe; sin embargo, Sartre sugiere que es posible evitar- causales en la vida mental de las personas. Freud concebía es-
10 y alcanzar la autenticidad (págs. 118-119). La mala fe pue- tas causas como instancias que actuaban de una forma casi
de ser común, pero es posible (si bien poco común y muy mecánica, como flujos de energía, y pensaba que su tarea en
dificil) afirmar reflexivamente nuestra propia libertad. el psicoanálisis era descubrir esas causas ocultas. Sartre recha-
En su conferencia El existencialismo es un humanismo, Sartre za la idea de causas inconscientes de acontecimientos menta-
ilustró la imposibilidad de una prescripción racional con el
caso de un joven francés de la época de la ocupación nazi. El les; para ~l, t~do lo mental está al descubierto, disponible a la
hombre se enfrentaba a la elección de unirse a las fuerzas fran- c.O?Cle~CIa (pag. 695). La tarea de 10que Sartre llama «psicoaná-
11S1S eXIstencial» no consiste en buscar las causas del com-,
cesas en Inglaterra o quedarse en casa con su madre, que vivía
pon:amiento de las personas, sino el significado de ese compor-
sólo para él. Un curso de acción estaría dirigido hacia 10 que
él veía como el bien nacional, pero tendría un efecto muy pe- ta~llle?to, por razones inteligibles (págs. 693-694). (Algunos
pSIqUIatrascontemporáneos han seguido a Sartre en este pun-
queño en el esfuerzo bélico total. El otro curso de acción ten-
dría un efecto práctico inmediato, pero estaría dirigido hacia to.) El ~lósofo francés mantiene q.ue, dado que la persona es
la felicidad de un único individuo. Sartre sostiene que ningu- una umdad y no una mera coleCCIón de deseos y hábitos in-
conexos, debe de haber para cada persona una elección fun-
na doctrina ética puede arbitrar entre estas dos demandas in-
damental (<<elproyecto original») que otorgue un sentido o
conmensurables. Ni tampoco puede solucionar el asunto la
235
234
fin último a cada aspecto de su vida (págs. 687-690). Las bio- ot~os
graBas de Sartre de Baudelaire, Genet y Flaubert son ejercicios d seres
d inferiores
h" a él? A la inversa , si alguien se d ed'lca a
cm ar e sus IJO~,a ayudar a los pobres o a interpretar músi-
particulares de interpretación del sentido fundamental de la
ca, pero no reflexlOna sobre su propia motivación para hacer-
vida de las personas.
lo, .Sartre lo condenaría aparentemente porno ser auténtico
Pero no está claro que para cada persona deba haber una
é O puede argumentarse que la autenticidad debe entrañ .
única elección fundamental. Sartre admite que a veces pode-
el re~p~to P?r la libertad de los otros, que valorar la liberta~
mos realizar un «conversión radical» de nuestro «proyecto ori-
propIa ID!phca de alpún mo?o que la libertad de los demás se-
ginal». (Es necesario que haya tan sólo un proyecto en cada res conSClentesy raclOnalesnene el mismo valor;>Sartre .. ,
período de la vida? ¿No podemos tener dos o más proyectos 1 l' k . . sugmo
a go en esta. mea antlana en su conferencia El existencialismo
simultáneos e inconmensurables, que no se deriven de ningu-
es ~n huma1!lsmo. Ur:a manera d~ desarrollar su pensamiento
na fórmula común -p. ej., la familia, la carrera profesional y sena'1adhenrse
las aficiones? 11'a la formula kannana del «Reino de los fines»
segun a cua ?S seres raclOnales están sometidos a la ley m~
Sartre nos implora que evitemos la mala fe y vivamos con ral de que nadIe debe nunca tratarse a sí mismo ni a los de '
autenticidad. Pero ¿en qué se diferencia la autenticidad de la
meramente como ~edios, sino siempre como fines en sí ~~~
buena fe o «sinceridad» que diagnostica como otra forma de
mos (Fun~at¡tentaclOn, cap. 2). Pero Sartre no siguió este cami-
mala fe? He aquí otra complicada cuestión conceptual a la no. Termmo El sery la nada con la promesa de escribir otr
que no le dedicó la suficiente atención. Una prometedora s~-
gerencia es que la autenticidad consiste en la elección refleXI- obra que se desarrollara en el plano ético, pero nunca llegó:
completarla -. y al~u!l?S han interpretado esto como una
va, en la que convertimos conscientemente en valor nuestra
prue.ba. de la Imposlbl1ldad de una moral propiamente exis-
propia libertad, mientras que la buena fe -la ausencia de en-
te?clahsta. Sus Cu~ernos para una ética han sido publicados
gaño- permanece en el plano prerreflexivo. Sartre usa oca- postumamente,
sionalmente un lenguaje casi religioso, si bien tan sólo en tI' . 1aSI como. .sus Dian"os de guerra, que tamb"len
o~an a etlCa~ a autentIcIdad. ,En la última fase de su pensa-
evasivas notas a pie de página. De este modo, habla de «una
mIento ~dopto ':In,punto d~ "ylstamás. marxista. Desde esta
autorrecuperación del ser previamente corrupto» (pág. 25), de
r:erspecnva, an~hzo las C0!ldlClonesSOCIalesque restringen la
una ética de «liberación y salvación» (pág. 367) y, desde luego,
hhbertady ~USC?los c~mblOs
umanos ejerCItarsu hbertad. que permitirían a todos los seres
de una «conversión radical» (pág. 430). En otro lugar habla de
lo que denomina la reflexión «pura» o «purificadora» (pá~s. 110 ~~s~ a su oscuridad: hay algo ~~po~ante que aprender del
y ss.), y la línea general de su argumento parece atnbmr una at:allSl~sartreano de cOJ?o la nOClonmIsma de conciencia im-
fuerza moral particular a la consciencia reflexiva. . phca .I~bertad.Hemos VIStOque Sartre extiende el concepto de
Pero si no se puede dar ninguna razón para elegu una op-
ción antes que otra, las elecciones humanas parecerían total- elecclOn .mucho más allá de su, uso normal~ de manera que
nos c?,nsldera responsables no solo de nuestras acciones, sino
mente arbitrarias. Es como si de las premisas de Sartre se de~' t~mblen de nuestras emociones y au? de nuestros caracteres.
prendiera que recomienda al hombre que elige «~on aut~ntl-
cidad» dedicar su vida a exterminar judíos, sedUCira mUjeres ~I estoy enfadado.' es porque. he elegido estarlo; si soy el tipo
e persona que ~lende a reSIgnarse ante las condiciones rei-
o jugar con el ordenador, siempre que lo haya elegido con nantes, eso ~amblén es una disposición que yo elijo manten e
plena consciencia «purificadora». ¿Podría enconu:ar' Sartre en La co~cepclón de Sartre no reside en un abuso perverso d:i
su propia filosoBa razones para criticar a un pOSIble«Supe~' lenguaje. Pues por l? general nos reprochamos los unos a los
hombre» (o Supermujer) nietzscheano que resuelta y refleXl- otros n~e~tras emOClOnesy caracteres --«¿Cómo puedes sentir
vamente desarrollara su propia libertad a costa de la de los eso?» «2 Tzenesque ser tan egoísta, o tan impaciente?» y tales re-

236 237
proches no son siempre inútiles. En efecto, hacer que los de- española de Juan Valmar, Buenos Aires, Losada, 1966; 4.a
más tomen conciencia de que sienten o se comportan de una reimp., 1976).
determinada manera significa algo para ellos. Cuanto más El libro de F. Jeanson, Jean-Paul Sartre (Barcelona, Ed. 62,
conscientes sean de su cólera, orgullo o egoísmo, tanto me- 1992), es una interpretación de la primera filosofia de Sartre
nos se limitarán a ser egoístas o a estar encoleqzados u orgu- que fue defendida con entusiasmo por el propio filósofo
llosos, y tanto más serán capaces de cambiar. Esta es segura- cuando apareció.
mente la esencia de la opinión de Sartre. La profusa verborrea Mi propio articulito «Sartre on Bad Faith», aparecido en
de su filosofia nos lanza a todos el reto práctico e íntimo de Philosophy, 58 (1983), págs. 253-258, intenta poner a la obra la
llegar a ser genuinamente conscientes y ejercitar nuestra liber- distinción sartreana entre lo reflexivo y lo no reflexivo; este
tad para cambiar. punto de vista es criticado por Jeffrey Gordon en la misma re-
vista, vol. 60 (1985), págs. 258-262.
El libro de Ronald E. Santoni, Bad Faith, Good Faith and
LECTURAS RECOMENDADAS Authenticity in Sartre's Early Philosophy (Filadelfia, Temple Uni-
versity Press, 1995), acomete un valiente ensayo de distinguir
Introducciones sugerentes al existencialismo en.gene~als~n entre las tres nociones que dan título a la obra, tomando en
las de William Barrett, Irrational Man: A Study zn Exzstentlal cuenta las obras de Sartre que fueron publicadas a título pós-
Philosophy (Londres, Heinemann, 19.61),?~y desgraciadam~n- tumo. Este libro está de alguna manera infectado por la ver-
te agotada, y de David E. Cooper, Existentialism: A ~construc~z?n bosidad, las repeticiones y las indebidas abstracciones del pro-
(Oxford, Blackwell, 1990). En español, véase una mtroducClon pio Sartre, pero la Introducción ofrece una útil exploración
al existencialismo en P. Faulquié, El existencialismo (Barcelona, de la interpretación de Sartre que hace Santoni.
Oikos-Tau, 1973). .
Cabe citar algunas admirables guías breves de pensadores exIS-
tencialistas, como la de Patrick Gardiner, Kierkegaard (Oxford,
Oxford University Press, 1988) o la de M. H. Hartshom~,
Kierkegaard: el divino burlmlor (Madrid, Cáte~ra, ~992); la de MI-
chael Tanner: Nietzsche (Oxford, Oxford Umverslty Press, ~994),
en la serie Past Masters, o la de E. Fink, La filosofia de Nzetzsche
(Madrid, Alianza, 1994); la de George Steiner, Heidegger ,~on-
dres, Fontana, 1978) o la de G. Vattimo, Introducczon a
Heidegger (Barcelona, Gedisa, 1996); y la de Arthur C. Danto,
Sartre (Londres, Fontana, 1975), en la serie Modern Masters.
Aquellos que deseen acercarse a la primera filosoBa de
Sartre por sí mismos podrían comenzar con su novel~ La
náusea o su conferencia El existencialismo es un humanzsmo
(Barcelona Edhasa 1992). A continuación, recomenda-
mos la lec~ura de l~s obras breves La trascendencia del ego
(Barcelona, Dilema, 1981) y el Bosquejo de un.a teoría de/as
emociones (Madrid, Alianza, 1987). Ya por último, podr~~n
sumergirse en las profundidades del Ser y la nada (verslOn

238 239
CUARTA PARTE

Dos ejemplos de teorías eientffieas


sobre la naturaleza humana

I
CAPÍTULO 10

La psicología conductista:
Skinner sobre el condicionamiento

Algunos lectores se preguntarán a estas alturas si merece la


pena prestar tanta atención a las tradiciones religiosas, a los fi-
lósofos y a los teóricos especulativos del pasado. Ahora que el
método científico se ha establecido como la manera correcta
de entender y explicar el mundo, ¿no deberíamos dirigir la mi-
rada hacia las ciencias, y en particular hacia la psicología, para
encontrar la verdad de la naturaleza humana? Este pensamien-
to ha inspirado a muchos pensadores desde el surgimiento de
la ciencia moderna, especialmente desde la Ilustración. En el
siglo xx, la psicología se ha erigido en rama independiente de
la ciencia empírica, desmarcada institucionalmente de sus an-
cestros filosóficos. Así, tal vez pensemos que ahora podemos
esperar algunas respuestas científicas a nuestras preguntas so-
bre la naturaleza humana.
Sin embargo, ha habido una gran variedad de escuelas de
pensamiento y de metodologías dentro de la psicología, y si-
guen existiendo diferencias de interpretación. En efecto, la
psicología no está tan libre de presupuestos filosóficos como
quisieran pensar muchos de los que la ejercen, y tan poco está
tan claramente demarcada respecto de otras disciplinas tales
como la sociología y la lingüística, por una parte, y la biolo-
gía y la fisiología, por otra. La mayor parte de los psicólogos
académicos se han mostrado cautos al hablar de algo tan ge-
neral como la «naturaleza humana». Cuando figuras como

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Skinner y Lorenz alzan sus cabezas sobre sus especializadas el mundo anglosajón. Watson es generalmente reconocido
disciplinas y se aventuran a ofrecer algún tipo de diagnóstico como el fundador del movimiento «conductista» de la psico-
y prescripción para los problemas humanos, sus afirmaciones logía. La conducta de los animales y de los seres humanos es
resultan tan especulativas como las de los otros teóricos gene- públicamente observable, de manera que los informes y las
rales de la naturaleza humana que hemos considerado. Revi- descripciones de la conducta bajo condiciones observadas y
sar lo que los diferentes tipos de psicología tienen que decir controladas pueden arrojar datos objetivos y consensua~os
acerca de la naturaleza humana es una tarea demasiado am- para el análisis. Y también había que contar con el atractIVO
plia para un libro introductorio, aunque en el capítulo final adicional de que el concepto de conducta no parecía entra-
intentaré explorar brevemente las principales tendencias. En ñar presupuestos filosóficos cuestionables acerca del alma,
los dos capítulos siguientes me centraré en la evaluación críti- la mente o la conciencia, sino tan sólo estímulos y respuestas
ca de lo que dijeron Skinner y Lorenz acerca de la naturaleza observables.
humana, con la esperanza de que las lecciones así aprendidas Este rechazo del método introspectivo fue el punto funda-
puedan ser útiles para evaluar las teorías psicológicas recientes mental del nuevo programa de Watson; se t.rataba de un~ po- /
y futuras. sición puramente metodológica acerca del objeto de estudlO de
En primer lugar, ayudarán a situamos en escena los antece- la psicología que son los datos. Como tal, la psicología no ex-
dentes históricos. Hacia el final del siglo XIX, la psicología co- cluye el recu'rso a los estados y los procesos mentales al expli-
menzó a emerger como ciencia empírica, y los primeros la- car los datos. Pero Watson y muchos de sus seguidores, como
boratorios psicológicos se formaron bajo la dirección de per- Skinner, tendían a imponer también esta restricción a la teo-
sonas como Wundt, en Alemania, y William James, en los ría psicológica. La estipulación de los datos psicológicos
Estados Unidos. Ellos definieron la psicología como el estu- no implica la tesis metafísica de que la conciencia no existe o no
dio, no del alma o la mente, sino de los estados de concien- es sino los procesos materiales dados dentro del cerebro de
cia. Asumieron que, puesto que cada cual se da cuenta de sus una persona. También es independiente de la tesis filosófica
propios estados conscientes, podemos describirlos por intros- (llamada conductismo lógico o analítico) de que el significado
pección para así generar datos útiles para la psicología. Pero de todas nuestras palabras ordinarias para diversos tipos de es-
no tardó en descubrirse que tales informes orales rara vez tados mentales puede ser definido enteramente en término.s
coincidían con la descripción y la clasificación en términos de conducta o disposición a conducirse de un modo determI-
de sensaciones, imágenes y sentimientos, de manera que el nado. Watson fue más allá de este aspecto metodológico y
método de la introspección dejó de ser usado. Al mismo mantuvo la posición metafisica de que la creenc~a.en la con-
tiempo, la obra de Freud sugería la existencia de importan~es ciencia es un vestigio de nuestro pasado superstlClosOy pre-
aspectos de la mente que no eran accesibles a la concie~Cla. científico, semejante a la creencia en la brujería. Afirmó que
En el estudio de los animales, la introspección no está dISpO- hay contradicciones internas en nuestros conceptos mentales
nible, como es obvio; sin embargo, desde Darwin cabe espe- ordinarios, pero nunca aportó razones que justificaran esta te-
rar que la vida mental de los animales esté relacionada con la sis conceptual.
de los hombres. El credo de Watson contenía otros dos puntos principales,
De este modo, cuando J. B. Watson (1878-1958) proclamó, que son en realidad teorías empíricas de la psicología. El pri-
en una célebre serie de conferencias pronunciadas en 1912, mero era su creencia en que el ambiente es mucho más Im-
que el tema de la psicología debería ser la conducta y no la portante que la herencia en la determinación de la conducta.
conciencia, sus puntos de vista encontraron una rápida acep- Esto era una consecuencia natural de su metodología, pues
tación que comenzó a reorientar la psicología académica en las influencias externas de la conducta de un organismo son

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relativamente fáciles de observar y manipular, mientras que tales de su generación. También escribió de una manera ele-
las influencias internas (los genes en particular) resultan mu-
gante y fácil de seguir por un público más amplio,'ya que
cho más dificiles de descubrir y manipular (aunque se han ofrecía diagnósticos de problemas sociales y sugerenCIaspa!a
abierto nuevas posibilidades técnicas desde la época de Wat- resolverlos. Por tanto, encontraremos muchas cosas que dIS-
son). Estas diferencias no descartan la influencia de la heren- cutir sin tener que adentrarnos en los detalles más técnicos de
cia en la conducta, pero Watson asumía que los únicos rasgos sus trabajos experimentales. La psicología conductista, de la
de conducta heredados son simples reflejos fisiológicos; todo que Skinner fue uno de los mayores representantes, domina-
lo demás lo atribuía al aprendizaje. De ahí su lema (que admi- ba la psicología académica, al menos en el mundo anglosa-
tía que iba más allá de los hechos conocidos): jón, a mediados del siglo xx, pero en los últimos años ha sido
ampliamente superada por la psicología cognitiva.
Dadme una docena de niños sanos, bien formados, y el
Tbe Behavior of Organisms: An Experimental Ana/ysis ([La con-
ambiente específico adecuado para educados, y me compro-
meto a tomar al azar cualquiera de ellos y adiestrarlo para ha- ducta de los organismos: un análisis experi~e~tal], ~938)
cer de él el tipo de especialista que yo elija -médico, abogado,
es su obra técnica fundamental sobre el condlClOnamIento.
artista, negociante, e incluso mendigo y ladrón-, sin tener Intentó aplicar sus teorías a la vida y la sociedad humanas en
en cuenta sus talentos, tendencias, habilidades, vocaciones y Science and Human Behavior ([Ciencia y conducta humana],
raza de su~ antepasados (Bebavionsm [Conductismo], 1924, 1953), y al lenguaje humano en particular en Verbal Behavior
ed. revisada, 1930, pág. 104). ([Conducta verbal], 1957). Escribió una novela, Walden Two
([Walden Dos], 1948), en la que describe una comunidad utó-
Esperaba que la psicología nos enseñara cómo qfectar (y aun pica organizada según sus principios del condicionamiento
controlar) a la conducta humana (p. ej., en la publicidad, cam- de la conducta. Y más tarde produjo otro libro supuestamen-
po con el que se ganaría la vida más tarde, después de aban- te popular con el siniestro título de Beyond Freedom and Dig-
donar su posición académica). nity ([Más allá de la libertad y la dignidad]' 1971), en el que
La otra conjetura empírica de Watson era una teoría par- volvió a afirmar que la tecnología de la conducta podría resol-
ticular sobre cómo se produce el aprendizaje, que es, a saber, ver los problemas de la vida y la sociedad humanas, si la gen-
por el condicionamiento de reflejos. Ello fue sugerido por los te se desprendiera de sus ilusiones sobre la libertad, responsa-
célebres experimentos de Pavlov, que adiestró a perros para bilidad y dignidad individuales. En lo que sigue haré referen-
que segregaran saliva al sonido de una campana, haciéndola cia a las páginas de Scienceand Human Behavior (en la trad. esp.:
tocar regularmente justo antes de darles la comida. El progr~- Cienciay conducta humana, Barcelona, Fontanella), que es la de
ma de investigación de Watson buscaba explicar la compleja más vasto alcance y la más legible de estas obras.
conducta de los animales y de los hombres como resultado
de un condicionamiento tal por el medio ambiente.
Los trabajos en psicología experimental llevados a cabo SUPUESTOS TEÓRICOS BÁSICOS
desde la época de Watson han arrojado dudas sobre su extre-
mo énfasis en el ambiente y sobre su particular teoría del Skinner tenía una enorme fe en la ciencia; probablemente
aprendizaje por el condicionamiento de reflejos. Sin. emba;- le hubiese gustado describirse a sí mismo corno el más riguro-
go, B. F. Skinner (1904-1990), que fue profesor de pSlCologIa samente «científico» de todos los pensadores considerados en
de la Univesidad de Harvard desde 1948 a 1974, llevó el pr?-
este libro. Creía que sólo la ciencia puede dec~~os la verd~d
grama conductista a nuevas cotas de exactitud técnica, C~:mvIr- de la naturaleza, incluida la humana, y defendlOcon audaCIa
tiéndase en uno de los más influyentes psicólogos expenmen- la capacidad de la ciencia para resolver los problemas huma-

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nos. Cuando escribe que «es posible que la ciencia haya veni- las,instituciones sociales que manipulan la conducta humana
do a rescatamos y que finalmente se alcance el orden en el (pags. 373-~~1). Los juici?,s de. val.or son típicamente, piensa,
campo de los asuntos humanos» (pág. 36), oímos los moder- u.na expr~slOn de la preSlOn ejerCIda por cualquier grupo sa-
nos ecos de dos temas platónicos: el anhelo de «orden» y la clal para Imponer ~onfo~idad (págs. 438-440), una especie
esperanza de que un tipo especial de conocimiento nos per- d.em~ndato .e~cub~erto (pag. 451). Se les puede dar una base
mita (o más bien, le permita a una elite capaz de alcanzado) clentlfica ObjetIva SIse refieren a medios para fines. «Deberías
reorganizar la sociedad humana (tal vez incluso imponer «or- coge.r un paraguas» puede ser traducido burdamente como
den»). Skinner desarrolló las principales líneas del conductis- «Q!1Ieres ~antenerte seco, los paraguas te mantienen seco
mo de Watson, aferrándose a la metodología y evitando todo baJO la llUVIa,y va a llover» (aunque Skinner propone reem-
recurso a entidades inobservables en la explicación psicológi- plazar la nO,ció!1or~inaria de «deseo» por su concepto supues-
ca. Conservó la fe en el programa de explicar toda conducta tamente mas clentlfico de «refuerzo»). La única base objetiva
animal y humana en términos de su ambiente pasado y pre- que puede ver para la evaluación de las prácticas culturales
sente, mediado por unos cuantos mecanismos básicos de con- co;n0 u~ todo es su .valor de supervivencia para la cultura
dicionamiento. (pags. 4::>2-458) .. Pero. mcluso aquí dice que no elegimos real-
Al intentar defender estas tremendas aspiraciones, Skinner mente la supervIvencIa como un valor básico. Lo que sucede
señala que la ciencia es única entre las actividades humanas, es que nuestro pasado nos ha condicionado tanto que tende-
ya que muestra un progreso acumulativo (pág. 42). Lo que es mos ~ buscar la supervivencia de nuestra cultura.
fundamental para la ciencia no es ni la medida ni los instru- Skinner es un ejemplo extremo de la tendencia a pensar
mentos, sino el método científico -la disposición de ir a los que todas las preguntas -incluso las que se refieren a la natu-
hechos, ya sean esperados o sorprendentes, agradables o re- raleza humana y a !o que merece la pena hacer o aspirar-
pugnantes. Todos los enunciados deben ser sometidos al con- pueden se~respondIdas de una manera puramente científica,
traste de la observación o el experimento, y allí donde haya en .la ~edlda en que sean preguntas genuinas en absoluto.
una evidencia insuficiente debemos admitir nuestra ignoran- «ClenCIsmo» es un rótulo conveniente para esta posición
cia. El científico intenta descubrir uniformidades o relaciones pero es, desd~ luego, una concepciónjilosójica extremadamen:
legaliformes entre los fenómenos y construir teorías generales t~ controvertIda; no es en sí misma una teoría científica, y
que expliquen con éxito todos los casos particulares (pág. 44). cI~rtam~nte tampoco algo que pueda ser contrastado por la
Además, Skinner no ve una distinción clara entre la ciencia y eVIdenCIaobservable.
la tecnología, afirmando que la labor de la ciencia no es sólo
predecir, sino controlar el mundo (pág. 45).
La mayor parte de los científicos y filósofos de la ciencia TEORíA DE lA NATURALEZA HUMANA

encontrarán poco que objetar al breve bosquejo que Skinner


elabora del método científico, aunque es posible que muchos Skinner propone que el estudio empírico, científico de la
quieran establecer una distinción más clara entre la ciencia y conducta humana es la única manera de llegar a una teoría ver-
la tecnología, entre la predicción y el control. Pero algunos dadera de la naturaleza humana. La ciencia, afirma es la bús-
científicos son cristianos, mientras que otros son humanistas, q~eda de orden, de relaciones legaliformes entre lo~ aconteci-
mIentos de la naturaleza:
otros de izquierdas y otros de derechas. Skinner parece pensar
que sólo en la ciencia se puede encontrar la base de cualquier
tipo de creencia. No encuentra ninguna base científica para la Por tanto, nos ocupamos de las causas de la conducta hu-
creencia en Dios, y trata la religión meramente como una de mana. Q!Ieremos saber por qué los hombres se comportan

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como lo hacen. Debe tomarse en cuenta cualquier condición
que nunca pueden tener un valor explicativo. Según él, de-
o acontecimiento que se pueda demostrar que tiene un efec-
to sobre la conducta. Mediante el descubrimiento y el análi-
cir que un hombre come porque tiene hambre no es asignar una
sis de estas causas podemos predecir la conducta; en la medio causa a su conducta, sino simplemente redescribirla (pág. 60).
da en que podamos manipuladas, podremos controlar la con- No es más explicativo que decir que el opio produce sueño
ducta (pág. 46). porque tiene un «poder dormitivo», o que Jill cuenta buenos
chistes porque tiene «sentido del humop>.
Skinner tiene que admitir que los factores genéticos son rele-
¿Cuáles son, pues, las causas de la conducta humana? Skin- vantes, pues resulta obvio que diferentes especies de animales
ner rechaza con firmeza todo ensayo de explicar lo que hace- se comportan de forma diferente. Y entre los seres humanos, es
mos en términos de entidades mentales «internas». Admite la bastante obvio para el sentido común que individuos diferen-
posibilidad de descubrir condiciones previas de la conducta tes nacen con diferentes capacidades innatas para, por ejemplo,
de orden fisiológico (los estados literalmente «internos» ~el las matemáticas, la música y el arte. Pero Skinner desprecia el
cuerpo, en especial del cerebro). Un día conoceremos, ~ug¡.e- uso profano de la «herencia» como una explicación puramente
re, las condiciones neurológicas exactas que preceden mme- ficticia de la conducta, y sostiene que los factores genéticos tie-
diatamente, por ejemplo, a la respuesta «No, gracias»(pág. 50). nen poco valor en el «análisis experimental» porque no pueden
Pero afirma que, aun cuando el progreso de la fisiología ser manipulados por el experimentador (pág. 56).
nos hable con gran detalle de los estados cerebrales, tendre- La interpretación de Skinner de la naturaleza humana bási-
mos que seguir rastreando sus causas en el ambiente. De esta ca es una combinación potencialmente confusa de preceptos
manera, podremos evitar la fisiología y buscar directamente metodológicos y teorías empíricas, derivados en su totalidad
las causas ambientales de la conducta: «La objeción a los esta- del conductismo de Watson. Debemos intentar discriminar
dos internos no reside en que no existan, sino en que no son los diferentes componentes de la mezcla. Obviamente, define
relevantes en un análisis funcional» (pág. 56). Así, Skinner su- la psicología como el estudio de la conducta, siendo éste su
pone que por cada ejemplo particular de conducta, aunque punto metodológico básico. Debemos preguntar, sin embar-
debe haber una causa fisiológica -un estado total del cuerpo go, qué significa exactamente la «conducta» en el caso de los
en ese momento-, también debe haber algún conjunto pre- seres humanos. Pero señalemos en primer lugar que decir que
vio de condiciones ambientales (ya sea en el presente, en el la conducta establece los datos observables para la psicología
pasado inmediato o en la más duradera historia de condicio- no decide si los psicólogos pueden postular entidades inob-
namientos de ese individuo) que sea la causa de ese estado servables para explicar los datos.
corporal interno. De este modo, en principio deberíamos ser La mayor parte de los psicólogos, antes y después del apo-
capaces de evitar los intermediarios aquí y establecer leyes geo del conductismo a mediados del siglo xx, ha hablado en
causales generales que conecten las condiciones ambientales términos de impulsos, emociones, memoria (acorto y a largo
relevantes con ese tipo de conducta. plazo) y de otras muchas entidades «mentales». Skinner adop-
Skinner es hostil con todos los intentos de explicar la con- tó una metodología muy austera, rechazando en sus explica-
ducta humana en términos de entidades mentales, ya sean ~s- ciones la mención de entidades inobservables. A este respec-
tas conceptos cotidianos de creencias, deseos, emociones, m- to intentaba ser más «científico» que la mayoría de los cientÍ-
tenciones o decisiones, o postulados más teóricos. com.o los ficos y filósofos de la ciencia, ya que las ciencias fisicas suelen
estados y procesos cognitivos inconscientes, o los freudlanoS postular entidades teóricas tales como campos magnéticos,
ello, yo y super-yo (págs. 58-59). Rechaza tales entidades ~en- fuerzas mecánicas y partículas subatómicas. Algunos filóso-
tales no sólo porque son inobservables, sino porque piensa fos, influidos por el positivismo lógico, han dudado de que

250 251
éste sea un procedimiento adecuado, proponiendo interpreta- servar o manipular no demuestra que no desempeñen un pa-
ciones «instrumentales» u «operacionales» de las entidades pel fundamental en el proceso de causar la conducta. Skinner
teóricas de la ciencia. Sin embargo, hoy se reconoce general- asume que los estados fisiológicos que se dan dentro del orga-
mente que es una restricción del método científico poco con- nismo se limitan a mediar en el efecto del ambiente (pasado
vincente. Suponiendo que lo que se dice sobre las entidades y presente) en su comportamiento. Así, piensa que la psicolo-
inobservables es contrastable por la observación, no hay nin- gía debe restringir su atención a las leyes que conectan direc-
guna objeción válida contra ellas en principio. Así, si Skinner tamente las influencias ambientales con la conducta. ¿Pero es
rechaza las causas mentales de la conducta sólo porque son válido esto para los animales, para complejos sistemas inani-
inobservables, debemos juzgar esto como una metodología mados como los ordenadores e incluso para los seres huma-
innecesariamente restrictiva para cualquier ciencia, incluida la nos? Lo que hace un ordenador como reacción a la pulsación
psicología. de una tecla depende típicamente del estado interno en que
No obstante, ofrece otra razón para rechazar lo que deno- se encuentre en ese momento. En efecto, no hay leyes univer-
mina causas internas «conceptuales» de la conducta (pág. 60), sales que conecten pulsaciones concretas de teclas con lo que
a saber, que no tienen valor explicativo. Parece pensar que las aparece en pantalla, sin tener en cuenta el estado interno pre-
entidades no observables son especialmente poco explicativas sente. Es posible que Skinner dijera que es la entera historia
en la psicología como supuestas causas mentales de la con- pasada de pulsaciones de teclas lo que ha provocado que el
ducta. Pero ¿ha demostrado que tales causas internas concep- ordenador entre en cualquier estado interno en que se en-
tuales deben ser meramente descriptivas de lo que explican? cuentre en este momento, de manera que seguramente debe
Todo lo que hace es ofrecer unos cuantos ejemplos en los que haber leyes que conecten su historia total con su estado pre-
piensa que esto se cumple e invitar a los lectores a generalizar sente. Pero podemos responder que: (a) para cualquier expli-
a partir de ellos. Ciertamente, un estado interno S puede ser cación completa tal también tendremos que tener en cuenta
una genuina explicación de la conducta B sólo si podemos te- la programación del ordenador -el software, y quizá también
ner alguna evidencia de la existencia de S distinta de la ocu- algunos aspectos del hardware, como el deterioro y la sustitu-
rrencia de B, una condición que seguramente se satisface a ve- ción de los componentes; (b) en la práctica es mucho más
ces. Así, según el propio ejemplo de Skinner, podemos tener simple, y proporciona una explicación mucho más accesible
buena evidencia para decir que alguien tiene hambre aun de la reacción del ordenador a la pulsación particular de una
cuando no esté comiendo realmente, si sabemos que no ha tecla, apelar a estados internos presentes tales como «ha sido
comido durante veinticuatro horas (tal vez diga incluso que seleccionada una cierta cantidad de texto».
tiene hambre). Sencillamente no es cierta la afirmación de Hay aquí dos suposiciones que pueden ser separadas. En
que hay un único conju9to de hech~s que viene descrito por primer lugar, que la conducta humana está gobernada por le-
las dos proposiciones: «El come» y «El tiene hambre». Como yes científicas de alguna clase: «Si vamos a usar los métodos
advirtió Platón, la Razón puede entrar en conflicto con el de la ciencia en el campo de los asuntos humanos, debemos
Apetito: podemos tener hambre pero no comer aunque se asumir que la conducta está determinada y regida por leyes»
nos ofrezca comida, y podemos comer sin tener hambre (por (págs. 38, 468). En segundo lugar, que estas leyes establecen
ejemplo, por cortesía). Skinner no ha dado una razón adecua- conexiones causales entre los factores ambientales y la conduc-
da que explique el rechazo de todas las causas conceptuales ta humana: «Nuestras "variables independientes" -las causas
de la conducta. de la conducta- son las condiciones externas de las que la
¿Qyé sucede con el rechazo de los estados fisiológicos conducta es una función» (pág. 65). Estas dos suposiciones se
como causas? El hecho de que éstos no resultan fáciles de ob- podrían tomar, en una interpretación puramente metodológi-

252 253
ca, como expresión de un programa de búsqueda de leyes que cualquier otra cosa? Tomada en su conjunto, la afirmación es
gobiernen la conducta humana, y específicamente de leyes fals~. ~l ~echo de que las diferencias en habilidad entre geme-
que conecten el medio ambiente con la conducta. Tomadas los IdentlCos educados por separado son mucho menores que
en este sentido, no puede haber ninguna objeción decisiva el rango. med~o de habilidad en el total de la población es una
contra ellas. Pero resulta bastante claro que Skinner las consi- clara eVIdencIa con~a ell~. La herencia desempeña algún pa-
dera también como aserciones generales de lo que es el caso. pel, ~unque e~to !lo ImplIca negar la enorme importancia del
Como tales, debemos preguntar si hay alguna buena razón a~bIente. AtnbUlr todas o la mayoría de las diferencias al am-
para pensar que son verdaderas, pues éstas son suposiciones bIente es otra suposición empírica que Skinner no somete a
cruciales sobre las que se basa la teoría skinneriana de la natu- contraste empírico.
raleza humana. Deberíamos prestar ahora algo de atención a los mecanis-
En primer lugar, ¿tenemos que asumir que toda conducta m~s específicos de condicionamiento mediante los cuales
humana está gobernada por leyes causales si vamos a estudiar creIa Skinner que el ambiente controla la conducta. Aunque
la conducta científicamente? Hay tantas razones para asumir ~u te.oría desciende de las ideas de Pavlov y Watson, éste es el
esto como las hay, según Marx, para sostener que, si vamos a a~bIto en el que Skinner contribuyó al avance del conoci-
estudiar científicamente la historia, debe haber leyes que de- mIen~o psicológico. En el condicionamiento «clásico» de los
terminen el detalle de todo lo que acontece. El determinismo expenmentos de Pavlov, se presenta repetidamente el elemen-
universal no es un presupuesto necesario del conocimiento to «reforzante» (la comida) junto con un «estímulo» (el soni-
científico (i con el mayor de los respetos hacia Kant!), aunque ~o d~,una campana), y entonces aparece la «respuesta» (la sa-
la búsqueda de leyes causales es fundamental para la ciencia. IIvacIOn)cada ~ez que se h~ce sonar.la campana, aunque no
Cierto es que sería bastante decepcionante si la psicología no veng~ ~comp~nada de comIda. La pnncipal diferencia con' el
pudiera desarrollarse más allá de los meros informes de regu- condIcIOnan:I~nto «operante» de Skinner reside en que lo
laridades estadísticas. Pero hasta qué punto pueda haber leyes que se con~lCI~~a e~ este caso no es una respuesta refleja
causales que gobiernan la conducta es algo que debemos de- co~o la salIvacIOn, SInOcualquier tipo de conducta que el
jar a la psicología para que lo descubra empíricamente. Decir ammal.pueda desp~egarespontáneamente, sin ningún estímu-
que toda conducta está gobernada por tales leyes es un supues- lo paruc.ular. Por ejemplo, se puede adiestrar a las ratas para
to metafisico que encaja mal con un empirista tan supuesta- que preSIOnenpalancas y a las palomas que mantengan sus ca-
mente estricto como Skinner. bezas ano~almente alzada.s.En .cada caso, esto se logra sim-
La suposición más específica de que toda conducta es una plemente alImentando al amm~l SIempreque presione la palan-
función de variables ambientales es aún más dudosa. Lo que ca o le,:"antesu cabeza por enCIma de un cierto nivel. Cuando
significa, más detalladamente, es que, para cualquier fragmen- el an~.bIent~se dispone de manera ql;le al reforzante le sigue
to de conducta, hay un conjunto finito de condiciones am- un CIerto tI~O de conducta (que Skinner llamó «operante»
bientales (pasadas o presentes) tales que es una ley causal qu~ porque el anI,mal opera de este modo sobre su ambiente), esa
cualquiera a quien se apliquen esas condiciones desplegara conducta sera desplegada con mayor frecuencia (págs. 92-96).
esa conducta. Esto es una reminiscencia de la aserción de (Esto es, por supuesto~ el pri~cipio general en el que se basa
Watson de que podía convertir a cualquier niño en lo que él la .ma~or parte del adIestramIento animal.) A través de una
quisiera, dado el ambiente adecuado. También entraña la ne- mInl;lCIOSalabor experimental, Skinner y sus seguidores des-
gación de que los factores hereditarios signifiquen algo para la cubneron muchos detalles nuevos de la eficacia de varios pro-
conducta de los seres humanos. ¿Se podría, pues, adiestrar a ~esos de c0!ldicionamiento «<programas de refuerzo», en su
un niño sano hasta convertido en velocista, fisico nuclear o Jerga). Por ejemplo, el refuerzo intermitente tiende a producir

254 255
una mayor proporción de la respuesta, de modo que, si quere- tidos por ellos en la infancia). Así, un bebé nacido en una fa-
mos que una rata presione tantas palancas como le sea posi- milia de habla y cultura hispanas tiene a su alrededor muchas
ble, deberíamos alimentada de forma irregular, no después de
muestras del idioma español en uso. Skinner sugiere que
cada presión. cuando sus respuestas son reproducciones razonablemente
Los trabajos experimentales de Skinner con animales (so-
fiel~~de lo que ha oído, se ven «reforzadas» médiante la apro-
bre todo con ratas y palomas) en condiciones artificiales de la- baclOn y la recompensa, y de este modo el niño aprende a ha-
boratorio son impresionantes, y no pueden ser impugnados bl~r español. El habla de los adultos también es analizada por
excepto por los especialistas en este tipo de trabajos, pero lo Skinner ~omo .una serie de respuestas a estímulos procedentes
que podemos y debemos criticar es su extrapolación de los del ambiente, mcluyendo los estímulos verbales de otras per-
animales a la naturaleza humana en general. En la Sección 2 sonas.
de Ciencia y conducta humana esboza la interpretación de la Los defectos más importantes de la explicación de Skinner
conducta que extrajo de sus experimentos con animales. Lue- del lenguaje han sido señalados por Noam Chomsky, cuya
go continúa, en la Sección 3, aplicando su interpretación a los o~ra h~ ?ado un nuev? rumbo a la investigación lingüística y
seres humanos individuales' y, de la Sección 4 a la 6, vuelve a
p~lColo~ca d~sde la,decad~ ~e 1,960. Chomsky arguye que, si
aplicada a los grupos e instituciones humanas, tales como el bien. Ski!J;ner.mtento descnblr como se aprende el lenguaje, su
gobierno, la religión, la psicoterapia, la economía y la educa- exphcaclOn nene poco valor porque no presta atención a la
ción. Pero el método de inferencia es en su conjunto altamen- cuestión de qué es lo que aprendemos cuando adquirimos
te cuestionable. Es muy posible que los hallazgos de Skinner la habilidad de hablar un idioma como nuestra lengua materna.
en sus trabajos con ratas y palomas sean aplicables tan sólo a Está claro que dificilmente podemos preguntar cómo apren-
esos animales (y a especies estrechamente emparentadas), ,demos X a menos que sepamos en primer lugar qué es X. En
pero no a los seres humanos. O puede ser que Skinner hay~ efecto, debemos tener un criterio para decidir que alguien ha
identificado algunos mecanismos de condicionamiento aph- logrado aprender X. El lenguaje humano es un tipo de fenó-
cables a los animales (también a nosotros), pero ignore otr~s meno muy diferente de las ratas que presionan palancas o las
maneras en las que se puede afectar a la conducta o produCIr- palomas que levantan sus cabezas al picotear la comida. Skin-
la, ya sea en ratas y palomas o, por supuesto, también en los ner .t,l0 podría negar esto, pero aduciría que las diferencias son
seres humanos. Aunque señala acertadamente que no pode- un simple asunto de,grado de complejidad. Chomsky sugiere
mos asumir que la conducta humana ~s diferente ?~la ~nimal que los rasgos creatzvos y estructurales del lenguaje humano
(págs. 67-68),su enfoque parece asumir de forma I!1Justlfica,da -la manera en la que todos podemos decir y entender frases
que lo que se aplica a los animales de labo~~tono se aphca que nunca hemos oído antes, gracias tan sólo a que conoce-
también (con una mera diferencia en complepdad) a los seres mos el vocabulario y la gramática de nuestro idioma- hacen
humanos (págs. 232 y ss.). . que sea diferente de cualquier conducta animaL Si esto es así,
Un ámbito especialmente importante en el que Skinner el ensayo de analizar el habla humana en términos derivados
intentó aplicar sus teorías a la conducta humana es nuestro de la conducta de animales inferiores parece estar condenado al
uso del lenguaje. En su libro Conducta verbal se propUS? fracaso desde el principio. Y lo mismo se puede aplicar a otras
mostrar que el habla humana puede ser explicada en t~rml- formas de conducta típicamente humanas.
nos del condicionamiento de los hablantes por su ambiente Incluso las sugerencias de Skinner sobre cómo se aprende
(incluidos, como elementos cruciales en este caso, su am- e~~enguaje s~ pueden considerar basadas en analogías poco
biente social en la niñez, los sonidos emitidos por los sere,s sohdas. Por ejemplo, el «refuerzo» que puede estimular a un
humanos de su entorno y las reacciones ante los sonidos ernl- niño a hablar correctamente no es la comida, sino algún tipo

256 257
de aprobación social. Afirma que podemos ser «reforzados» estímulo lingüístico que recibimos. La evidencia disponible
cuando otras personas nos prestan atención, o incluso sólo apoya esta fascinante hipótesis en detrimento del extremo am-
con que nos digan algo que nos resulte satisfactorio, tal vez bientalismo de Skinner.
porque es una reproducción ajustada de lo que hemos oído. Hablar no es la única actividad humana. Pero tiene una es-
Pero esto es mera especulación. El uso de un término como pecial importancia como representativa de lás capacidades
«refuerzo», que tiene un significado estrictamente definido en mentales «superiores» de los seres humanos (es la manifesta-
ciertos experimentos con animales -por lo general significa ción de la facultad del entendimiento y de la razón subraya-
la satisfacción de un deseo biológico obvio, como la comida da por Platón y Kant). De este modo, si las teorías de Skinner
o el sexo-, no garantiza de ninguna manera la objetividad no logran explicar adecuadamente el lenguaje, debemos con-
científica de su uso en situaciones humanas aparentemente cluir que, aunque explican algunos rasgos de la conducta hu-
análogas. Así, una vez más, el enfoque de Skinner, que se su- mana, no pueden ofrecer una interpretación apropiada de la
pone estrictamente empírico, resulta ocultar una buena dosis naturaleza humana en general. Nos resta la posibilidad de que
de especulación no empírica. otros importantes aspectos de la conducta humana no sean
Hay otro importante aspecto en el que, según arguye aprendidos del ambiente, sino que sean primariamente inna-
Chomsky, se derrumban las teorías de Skinner cuando se apli- tos (véase el Capítulo 11).
can al lenguaje humano. Es el caso de los factores heredita-
rios, de la contribución hecha por el hablante más que por el
ambiente al aprendizaje del lenguaje. Obviamente, los niños DIAGNÓSTICO
franceses aprenden francés y los chinos, chino, por lo que el
ambiente social produce un efecto muy importante. Pero, de El diagnóstico de Skinner puede ser considerado como el
nuevo, todos los niños normales aprenden uno de los lengua- opuesto exacto del de Sartre. Como vimos en el Capítulo 9,
jes humanos, mientras que ningún otro animal aprende nada Sartre mantiene que somos libres, aunque fingimos que no
que se parezca a los lenguajes humanos en el aspecto crucial lo somos. Skinner dice que estamos determinados, pero pre-
de la formación de un número indefinido de frases comple- ferimos creer que sonios libres. Afirma que nuestras prácticas
jas de acuerdo con las reglas gramaticales (ni siquiera los sociales actuales se basan en una confusión teórica. Somos
chimpancés a los que supuestamente se les ha enseñado un cada vez más conscientes de la manera en que el ambiente de-
sistema de signos). termina la conducta, y de ahí que descarguemos a la gente de
Skinner sostiene que nuestro aprendizaje del lenguaje se culpa apelando a las circunstancias que les han influido -la
debe a una compleja serie de refuerzos procedentes de nues- educación, la escuela y, en general, su cultura. Sin embargo,
tro ambiente humano. Chomsky arguye que la sorprendente también solemos mantener que los individuos siguen siendo
rapidez con la que los niños, a partir de una muestra limitada responsables de sus acciones -culpamos a los criminales y
e imperfecta del idioma que oyen, aprenden las reglas grama- decimos que merecen un castigo. Skinner afirma que nos en-
ticales de ese idioma, puede explicarse tan sólo asumiendo contramos, por tanto, en una fase inestable de transición y,
que la especie humana tiene la capacidad innata de procesar además, que «la actual condición desgraciada del mundo pue-
el lenguaje de acuerdo con esas reglas. Así, detrás de la aparen- de, en gran medida, ser atribuida a nuestra vacilación», «es
te diversidad de lenguajes humanos debe haber una, estructu- casi seguro que seguiremos siendo incapaces de resolver estos
ra sistemática básica que sea común a todos, y debemos supo- problemas hasta que adoptemos un punto de vista conse-
ner que no aprendemos esta estructura de nuestro ambien~e, cuente» (pág. 41). «Se necesita una revisión demoledora del
sino que procesamos en términos de esa estructura cualqUler concepto de responsabilidad» (pág. 269), porque nuestra ac-

258 259
tual práctica del castigo es notablemente ineficaz en el con-
trol de la conducta (pág. 366). «Tendremos que. abandonar la
ilusión de que los seres humanos son agentes lIbres que con- PRESCRIPCIÓN
trolan su propia conducta, pues nos guste o no todos estamos
"controlados"» (pág. 460). . ., .
Este diagnóstico genérico sobre «l~ condlClon desgracI~da Al igual que Marx, Skinner sostiene que las circunstancias
del mundo» resulta muy dudoso. CIerto es que plantea Im- humanas pueden y deberían ser formadas humanamente. Si
portantes problemas prácticos y éticos decidir el alcance de la es fundamentalmente el ambiente social 10 que nos convierte
responsabilidad, problemas que es~án estrech?mente co?ecta- en lo que somos, 10 que produce las diferencias individuales
dos con profundas cuestiones teóncas y filo.soficasrelatIvas al y culturales más importantes, deberíamos «cambiar el am-
concepto de libertad. Pero el rechazo de Skinner de este con- biente social deliberadamente de manera que el producto hu-
cepto es.una respuesta inadecuada y mal a~gu~entada a tales mano encuentre especificaciones más aceptables» (pág. 448).
problemas. En Más allá de la libertad y la dlgnldad, parece de- Skinner afirmaba que la psicología ha llegado al punto en el
cir que así como era un error de! a~imismo trat~r las co~as que puede ofrecer técnicas de manipulación y control de la
inanimadas como personas y atnbmrles pensamIentos e In- conducta humana y, por tanto, del cambio de la sociedad hu-
tenciones también es un error tratar a las personas como per- mana para mejor o para peor (pág. 459). Sólo si abandona-
sonas y a~ribuirles deseos y decisiones. Esto es seguramente mos las «ilusiones» de la libertad y la dignidad individuales,
podremos crear una vida más feliz condicionando la conduc-
absurdo. ., l" ta de todos de la forma apropiada. Por ejemplo, dejaríamos de
Un primer paso par~ ~alir de e.sta confusIOn es e sIgmen:
te La tesis del determmlsmo unIversal es que todo ac~nte lado la ineficaz práctica del castigo y, en su lugar, induciría-
ci~iento (incluyendo toda~ las decisiones humanas) tlen~ m,?s a las personas a actuar moral y legalmente haciendo que
un conjunto de causas suficIentes que le precede. A.un cuan quzeran conformarse a las normas de la sociedad (pág. 369).
do esta tesis sea verdadera (y recordemos que S!cin~er no Esto puede hacerse mediante una combinación de educación
e inducciones positivas «<refuerzo,», no necesariamente me-
nos da ninguna
leccionar r~zón para
como «lIbres>} creerla),
aquellas .ello no nos ImpIde
aCCIOneshumanas que ~~: diante la propaganda o la manipulación encubierta. De este
cluyen entre sus caus~s la .elección de la p,ersona. El concep- modo, la ciencia podría conducir al diseño de un gobierno
to de acción libre no ImplIca que la aCCIOnno tenga c~us~s que promoviera realmente el bienestar de los gobernados, y
quizá también a un conjunto de «valores morales» (que Skin-
en absoluto (esto la volvería azarosa y, por tanto, dlficIl- ner pone quisquillosamente entre comillas) que pudieran ser
mente atribuible a su «agente»), sino que está.causada por a
generalmente aceptados. Suponiendo que se diversificara el
elección del agente. Podríamos segmr consI~erando a ~~ control entre los diferentes individuos e instituciones, no ten-
personas responsables de las aeiones que elIgen, ~unq.
dría por qué haber peligro de despotismo (págs. 462-468).
pensemos que esas elecciones tienen causas. El propIO Skini Este vago programa parece ingenuamente optimista y,
ner parece creer que es importante u~ar I:?é~od?s.de contror sin embargo, bastante inquietante por su confiado despre-
social que dependan más de la consc~enCla mdlVIdual y, po
cio de la libertad individual. Lo que Skinner quiere decir se
tanto, de la elección en algú? sentldo de.1~ pala~ra, qu~ manifiesta con mayor claridad en su poco sólida novela
de 11Lormas subliminales '. encubIertas de condlCIonamIento
S' b el dI'
1- Walden Dos, en la que su comunidad ideal combina la atmós-
las que las personas no son conSCIentes. m em argo,
bre albedrío sigue siendo una fuente de profundo asom ro b fera cultural y feroz de una escuela de verano para adultos
filosófico. con el sistema político de la República platónica (pues hay un
sabio diseñador de la comunidad que 10 ha dispuesto todo
260
261
desde el comienzo de acuerdo con los principios conductistas tado una actitud diferente respecto de las cuestiones sociales
«correctos»). y políticas, ba.sad.a~n una apasionada preocupación por la li-
La utopía de Skinner está abierta a las mismas objeciones bertad de los mdlvlduos y los grupos; las diferencias entre es-
que la de Platón. ¿Sobre qué base deciden los diseñad ores de to~ dos teóricos se extienden desde la teoría puramente acadé-
la cultura lo que es mejor para todos? Y ¿cómo prevenir el mICa a la política práctica.) .
abuso de su poder? Pese a su mención de salvaguardas contra S~ría una l~s~imaque los fallos de las generalizaciones de-
el despotismo, Skinner parece políticamente ingenuo. Su pro- masIado ambICIosasy -reconozcámoslo- de alguna mane-
pia terminología de «diseñar una cultura» y «el producto hu- ra poco rigurosas de Skinner acerca de la naturaleza humana
mano» sugiere que admite la suposición, altamente cuestiona- nos desanimaran en la búsqueda de una mejor comprensión
ble, de que el fin de la política debería ser producir un tipo de nosotros mismos a partir de la psicología empírica. En el
ideal de sociedad y de individuo. Pero una importante con- Capítulo 11 examinaré un tipo diferente de enfoque, y en la
cepción··alternativa es que este fin debería ser entendido en Conclusión ensayaré una revisión más general de las perspec-
términos más limitados, negativos -eliminar las causas espe- tivas posibles.
cíficas de la infelicidad humana, tales como la pobreza, la en-
fermedad y la injusticia padecida-, y que intentar producir
personas de acuerdo con algún esquema es traspasar lo q1!e LECTURAS RECOMENDADAS
debería ser el ámbito de la elección individual. (Esta es la dIS-
tinción que hizo Popper, en sus críticas a Platón y Marx, Dos exhausti~as y sugerentes historias de la psicología son
entre ingeniería social «utópica» e ingeniería social «pieza a la de G. A. MIllar y R. Buckout, Psychology: The Science of
pieza».) Mental Lifi, 2. a ed. (Nueva York, Harper & Row, 1973; Lon-
De este modo, no tenemos que aceptar el juicio de Skinner dres, Penguin, 1966), que se concentra en el siglo xx, y la de
de que la libertad individual es un mito y, por tanto, carece ~e L. S. Hearnshaw, The Shaping of Modern Psychology: An Histon-
importancia. Esto entraña cuestiones prácticas, pues la terapIa caJ /ntroduction (Londres, Routledge, 1987), que cubre toda la
de la conducta basada en los principios skinnerianos del con- hIstoria de la disciplina desde la antigüedad. En Behaviour
dicionamiento ha sido aplicada a neuróticos y criminales. (Londres, ~e~huen, 1961), p. E. Broadbent revisa el progre-
Pero en los casos de la conducta que se considera mediante al- so del mOVImIento conductlsta en psicología.
gún criterio como «anormal» o «desviada», ¿cuándo (si es que El principal texto al que nos hemos referido en este capítu-
alguna vez) tiene alguien el derecho de condicionar la. con- lo es B. F. Skinner, Ciencia y conducta humana (trad. M. J. Ga-
ducta de algún otro? Como vimos en el Capítulo 6, dedlCado llofré, Barcelona, Fontanella, 1963; 3. a ed., 1974).
a Kant, hay profundos problemas -fácticos, concept1!ale~y La novela utópica de Skinner Walden Dos (Barcelona, Fonta-
éticos- acerca de cómo la consideración puramente clentlfi- nella, 1968) y su Más aDá de la libertad y la dignidad (Barcelona,
ca de la persona, como organismo cuya conducta tiene causas Fontanepa, 1972) ofrecen un bosquejo de su sociedad ideal y
identificables y manipulables, puede combinarse con nuestro los medIOSpor los que pensaba que podríamos alcanzarla.
tratamiento ordinario de nuestros semejantes como seres Bryond the Punítive Society: Operant Condítioning and Política!
racionales que son responsables de sus acciones. Skin~er Aspects, ed. H~ey Wheeler (Londres, Wildwood House, 1973),
asume que estos dos puntos de vista son sencillamente ¡n- es una coleCCIónde ensayos críticos sobre el programa social
compatibles y que el último debe dar paso al primer.o.,Pero de Skinner.
esto es sólo la dogmática posición adoptada por un pSlCologo Para una introducción a las teorías de Chomsky, véanse su
particular en el apogeo del conductismo. (Chomsky ha adop- Language and Mind., ed. ampliada (Nueva York, Harcourt

262 263
Brace]ovanovich, 1972) [trad. esp.: Ellenguaje y el entendimiento,
Barcelona, Seix Barra!, 1971);]. Lyons, Chomsky (Nueva York,
Viking, 1970; Londres, Fontana, 1970, serie Modem Masters)
[trad. esp.: Barcelona, Grijalbo, 1974]. Steven Pinker ofrece una
ágil exploración de los desarrollos recientes en The Language
lnstinct: The New Science of Language and Mind (Nueva York,
Morrow, 1994; Londres, Penguin, 1995).

CAPíTULO 11

La psicología evolutiva:
Lorenz sobre la agresión

He criticado a los conductistas por rechazar la posibilidad


de que ciertos rasgos importantes de la conducta sean innatos
en las especies más que aprendidos por la experiencia. Ahora
dirigimos la mirada hacia Konrad Lorenz (1903-1989), quien
ofrece un diagnóstico de los problemas sociales humanos que
se basa precisamente en esta suposición. Lorenz fue uno de
los padres fundadores de la rama de la biología denominada
«etología». Etimológicamente, el término significa el estudio
del carácter, pero ha llegado a representar a una tradición par-
ticular en el estudio científico de la conducta animal.
Hemos visto que los conductistas suponían de forma muy
general que la conducta está casi enteramente causada por las
influencias ambientales mediadas por mecanismos de con di-
cionamiento, y sus experimentos estudiaban cómo los am-
bientes artificiales de laboratorio podían modificar la conduc-
ta. Los primeros etólogos se dieron cuenta de que muchos pa-
trones de conducta animal no podían ser explicados de la
manera conductista. Lo distintivo de gran parte de la conduc-
ta era su carácter innato ofijado: no podía ser eliminada o mo-
dificada de un modo significativo, por mucho que se manipu-
lara experimentalmente el ambiente. Los etólogos se centra-
ron en estos patrones «instintivos» de conducta y pensaron
que era importante observar con detenimiento la conduc~a
de los animales en su ambiente natural antes de intervemr

264 265
con los experimentos. Para explicar tal conducta innata, los de las emociones, como su título indica, fue una obra pionera
etólogos apelaron, no a la experiencia pasada del animal indi- en etología.
vidual, sino al proceso de evolución que ha dado lugar a las La teoría de Darwin es en esencia una elegante deducción
especies. Para explicar la presencia de u.na p~uta instintiva d~ lógica que parte de generalizaciones empíricas ..Lasdos prime-
conducta en una especie, debemos deCIrque valor de supervI- ras se refieren a cuestiones genéticas:
vencia tiene para los genes que cont?b~yen a esa con~ucta.
La etología se basa, de una forma tpas dIrecta que la PSICOlo- 1. que hay una variación en los rasgos de los individuos de
gía conductista, en la evolución. ~ste parec~, pues, el lug~r una especie dada, y
más conveniente para esbozar las lmeas esenCIalesde la teona 2. que los rasgos de los padres tienden en general a pasar a
darwiniana de la evolución, que ninguna teoría adecuada de su descendencia.
la naturaleza humana puede rechazar.
Est~s dos verdades emergen de una gran diversidad de ob-
servacIo~~s, y han sido u~ilizadas desde hace tiempo en la
BASE TEÓRICA: LA EVOLUCIÓN produccIon de nuevas vanedades de animales domésticos y
de plantas. Su explicación teórica fue ofrecida en primer lugar
Tras un largo período de observación y reflexión, Darwin por la ,t~oría de l?s genes de Mendel, y la base bioquímica de
llegó a su teoría de la evolución, que conmo~i(:mó al m,:mdo. la gen~tIca, localIzada en la molécula de ADN, fue dilucidada
Esta teoría fue publicada primero en su Orzgtn o/ Speczes [~1 a comIenzos de la década de 1950. Las premisas restantes del
origen de las especies] en 1859. El título completo ,de ese lI- argumento de Darwin son las siguientes:
bro es The Origin of Species by Means o/ Natura( Seleetta,,!: or the
Preservation o/ Favored Races in the Struggle o/ Life [El ongen de 3. que las especies son en principio capaces de una tasa
las especies por medio de la selección natural: o la preserva- geométrica de aumento de la población, mientras que
ción de las razas favorecidas en la lucha por la VIda]' que 4. los recursos del medio ambiente no pueden soportar tal
aumento.
efectivamente resume la idea principal que lo inspira: la gra-
dual divergencia de las diferentes especies respecto de los an-
cestros comunes mediante la selección natural. El Origen fue De (3) Y(4) se sigue que una proporción ínfima de semillas
escrito para el público educado en general, y docu~enta, el huevos y crías alcarrzan la madurez, de manera que hay un~
argumento principal con una inmensa riqueza de eVIdenc~as l~cha por la superviv~ncia y la reproducción, que se da prima-
empíricas detalladas, que Darwin había acumulado en sus m- n.amente entre los mIembros de la misma especie. De lo ine-
vestigaciones a lo largo de veinte años. ,Con .cautela y ple~a VItablede tal lucha y de (1) las variaciones dentro de la misma
conciencia de las implicaciones revoluCIonanas de su teona, especie podemos deducir que habrá ciertos individuos (aque-
Darwin no afirmó en un principio que los seres humanc:»s llos ~uyas características sean más «adaptativas» en un medio
también descienden de ancestros animales, pero esta ObVIa ambIente dado) que tendrán más posibilidades de vivir el
vinculación suscitó una gran polémica, cuyos ecos se han tiempo suficiente para reproducirse y dejar descendencia; por
prolongado hasta nuestros días. En obras posteriores, T}7e tanto, dad? .(2)el hecho de la herencia, sus rasgos tenderán a
Deseent of Man ([El origen del hombre], 1871)Y The Expresszon
ser transmItldos a la generación siguiente, mientras que los
rasgos menos ventajosos tenderán a desaparecer. Así, tras mu-
ofthe Emotions in Man andAnimals ([La expresión,de las.e~o-
ciones en el hombre y los animales], 1872), Darwm aplIco ~e chas generaciones, las características de una población de ani-
forma explícita sus teorías a los seres humanos. La expreslOn males pueden cambiar. De este modo, dada la inmensidad

267
266
disc~tir sobre la naturaleza humana. Como señalamos en el
del tiempo geológico (confirmada por primera vez por los
geólogos de principios del siglo XIX) y la distribución de plan- 2aPItulo 1, las I?ersonas con creencias políticas o religiosas
ertemente arraIga?as.no ,están dispuestas a cambiadas sólo
tas y animales a lo largo de la gran variedad de ambientes exis; porqu~ alguna teona CI~ntIfi~al~s c~ntradiga; por lo general
tentes en el mundo, pueden evolucionar diferentes especies a pondran en duda la eVIdencIa CIentifica y su interpretación.
partir de ancestros comunes. Todo lo que se necesita es la pre- Por su~uesto, no po~emos responder adecuadamente a las
sión constante de la selección natural, que actúa sobre las va- afir~aCIO?e.screaCIODlstaslimitándonos a diagnosticar motí-
riaciones causadas por mutaciones aleatorias. No hay necesi- v.0s IdeologIcos ocultos tras ellas -eso equivaldría a correr el
dad de postular la herencia biológicamente inadmisible de ca- nesgo de mantener la teoría darwinista como un «sistema ce-
racterísticas «adquiridas», como sugirió Lamarck (aunque el rr~do», una manera de proceder que condenamos en el Ca-
propio Darwin oscureció la claridad de su teoría al apelar a pItulo 1. Lo q.ue.hay que hacer es considerar en detalle cada
esta idea en algunas fases de su obra). una de sus ObjeCIOneSa la t~oría ~e la.evolución y demostrar
Aparte de esta argumentación muy general en favor del que a la l~z de todas las eVIdenCIasdIsponibles no se sostie-
mecanismo de la evolución, hay una gran cantidad de eviden- ~en. pero este no ~s el lugar más apropiado para hacerlo (Phi-
cias empíricas que indican que el hombre tiene ancestros co- hp Kitch~r.ha reahz~do eficazmente esta labor).
munes con otros animales. La anatomía comparativa muestra No qUlSler~sugenr que la teoría de la evolución carece de
que el cuerpo humano tiene la misma estructura que otros problemas. NInguna te?ría ,científica puede disfrutar de una
vertebrados -p. ej., cuatro extremidades y cinco dígitos en
cada una. El embrión humano atraviesa estadios de desarro- ierteza ,completa,
as teonas y la hIstona
se desarrollan de la ciencia
y cambian. muestra
Pero, tal como que todas
lo entien-
llo en los que se asemeja a los embriones de distintas form~s do yo? no. ha~ ~n la actualidad ningún competidor serio ae
de vida inferiores. En el cuerpo humano adulto hay «reSI- una hIst.on~ baslCamente darwinista de la evolución humana
duos» de estas formas inferiores -p. ej., una cola rudimenta- CualqUIer Interpretación adecuada de la naturaleza huma:
ria. La química de nuestro cuerpo -p. ej., la sangre, las pr,o-
teínas, lOS genes- es similar a la de otras criaturas. Por ul- rao debe tomarenenmente
q~~ tengo cuenta,
enpor
estetanto,
punto nuestro origen
no es sólo queevolutivo.
debemos
timo , estamos descubriendo cada vez más restos fósiles ,de adn~lltIresto (como muchos teólogos cristianos han venido
criaturas con aspecto de monos, pero que se parecían mas a haCIendo durante más de un siglo), sino que también debe-
los humanos que a los simios existentes. Por tanto, nuestra a~- mos co.ntar con la posibilidad de que nuestra evolución pue-
cendencia animal está aplastantemente confirmada por la eVI- da expltcar,muchas cosas sobre la naturaleza humana.
dencia. Pueden subsistir interesantes cuestiones científicas Pero cuale~,sean exactamente las implicaeiones de la teoría
acerca del mecanismo detallado de la evolución en general
y acerca de los orígenes humanos en particular, pero que los geumana,
la evo~ucIOl1:para nuestra
.a SOCIedady comprensión
la cultura de la naturaleza
contemporánea es materia
seres humanos han evolucionado a partir de ancestros más de profundas controversias religiosas, filosóficas y políticas
primitivos es hoy un hecho tan bien establecido como cual- que no pu~den ser resueltas por la teoría científica misma.
quier otro hecho científico. . . . Marx ~l?reCIabala.~e,oríade Darwin, tomándola por una con-
Es cierto que algunos creyentes relIgIOSOS(espeCIalmente firmacIOn de su V~SI?ndel progresivo desarrollo de la historia
los cristianos fundamentalistas de los Estados Unidos) han h~~a~a, pero. qUIza no se die!a cuenta de que la evolución
vuelto a abrir los debates decimonónicos sobre la evolución bI?l~gIca es dIferente en espeCIede las transformaciones eco-
humana. El hecho mismo de que se reaccione de esta mane- nO.~I~as.y culturales. (Marx quiso incluso dedicar a Darwin la
ra ante la teoría de la evolución resulta interesante, pues edlCIon Inglesa de Das Kapila!, pero el último, con su caracte-
muestra lo dificil que es mantener la objetividad científica al
269
268
rística cautela, declinó cortésmente el honor.) En el otro lado
pero no nos da derecho a rechazadas sin haberlas oído antes.
de la política, los pensadores de. ~~rechas ~o~o Sumner .ha~ Durante.la Segunda Guerra Mundial, la carrera de Lorenz fue
llegado a afirmar que la competIcIon economIca no restnng¡-
muy vanopinta. En efecto, designado como el último de los
da es tan «natural» como la supervivencia de los más aptos en
la evolución de las especies, y por tanto justa (esta doctrina suc~sores de Kan~ en una cát~?r~ profesional en K6nigsberg,
fue denominada «darwinismo social»). paso a ser absorbI~o p~r el ejercito a~emán como médico y,
Entre los científicos y los teóricos sociales, así como entre t::~sla derrota, cay? pnsIOnero en RUSIa.Cuando se le permi-
tIOre~esar a ,,~.ustna,retornó su profesión científica y alcanzó
los cristianos que aceptan la evolución, su~siste una ~an con- fama.mte~acIOnaI. En sus artículos técnicos sobre la conduc-
troversia sobre la manera como nuestro ongen evolutIvo pue-
ta ammal mterpretó sus extensas y cuidadosas observaciones
de explicar nuestra condición y nuestros pro~lemas actuales.
Durante las décadas de 1960 y 1970, muchos lIbros populares de .numerosas especies, y algunos de los conceptos que intro-
dUJOpasaron a.lacervo común de la ciencia biológica, al me-
se basaron en la idea de que nuestra evolución a partir d~ los
homínidos es la clave de nuestra verdadera naturaleza. EJem- nos en su propIa generación. Recibió el Premio Nobel por sus
trabajos etológicos.
plos de ello son el libro de 'Robert Aldrey, The Territorial. Impe- Lorenz también escribió para el gran público y en El aniDo
rative [El imperativo territorial], y el de Desmond MOITls,The
delrry Salo'?;ón (1950), El hombre encuentra al pe";o (1954) y So-
Naked Ape [El mono desnudo]. (A su propia m~nera no p~o- bre la agrestan (1963) hace alarde de estilo, de sentido del hu-
fesional, Arthur Koestler ofreció, en The Ghost m the Maehme Il?o~,de una personalidad seductora, de un penetrante cono-
[El espectro en la máquina], su diagnóstico de que en el pro-
ceso de la evolución humana nuestros cerebros se han dete- cImI~nto ~e profundos temas de filosona, psicología humana
y s?~IOlogIa,a~í c0?10 de un cierto celo misionero en la apli-
riorado.) Desde los trabajos de Edward O. ~lson en l?s se- caCIOn?e su .cIencIa a los problemas humanos. Los dos pri-
tenta se ha producido una verdadera explo~~onde teonas de me~os lIbros mtr~du~en temas etológicos al hilo de una gran
la naturaleza humana basadas en la evoluClon, pero no pue-
vanedad de descnpcIOnes anecdóticas, en muchos casos pro-
do revisadas aquí. Propongo que nos ce~tremos en el caso
cedentes de las mascot.as del propio Lorenz. Era un gran lec-
particular de Konrad Lorenz, uno de los pIOneros de este en- t?r de la filosona y la lIteratura alemanas, y podía citar de los
foque, con la esperanza de que un examen crítico, de s~s po- lIbros de Kant y Goethe con tanta soltura como de los últi-
lémicas ideas nos ayude a acercamos a las obras mas reCIentes
sobre este tema con simpatía y escepticismo. mos a.rtícl:llosde biología. E? petrás del espejo: la búsqueda de
una hlstOrzf1:n~tu.ral del cono~lmlento humano (1973) aplicó su
~nfoque bIOlogIcO a cuestIOnes filosóficas, remitiendo sus
LA TEORÍA DE LA NATURALEZA ANIMAL DE LORENZ Ideas a algunas de Kant y esbozando una especie de «episte-
mología evolutiva» que ha sido desarrollada desde entonces
por filósofos y científicos cognitivos. Prometió un segundo
Al igual que Freud, Konrad L~renz fue el producto de !as volumen en el que proy~ctaba ofrecer un diagnóstico funda-
grandes tradiciones culturales y Cle!1tíficasde Viena. Fue PIO-
nero en un nuevo ámbito de estudIO del que pensaba que te- mental de problemas SOCIalesy culturales, pero no vivió para
completarlo. Sobre la agresión describe patrones de conducta
nía profundas implicaciones para la h.umani~ad. La a~usa-
agreSIvaen muchas especies animales y aporta un diagnóstico
ción de que solicitó el ingreso en el PartIdo naZI en los pnme- de los problemas humanos que se deriva de nuestras tenden-
ros' años de ese movimiento debería hacemos conSIderar
ci.asagresiyas innatas. Dirijo la mirada hacia este libro, expo-
críticamente sus afirmaciones sobre los asuntos humanos ~como n.I~ndopnmero sus principales argumentos para, a continua-
deberíamos hacer, desde luego, con todas las afirmaCIOnes), Clon, cntlCados.

270 271
Lorenz era un biólogo, de manera que el más. ~mportante
de sus supuestos básicos es la teoría de la e~olucIOn. Para ex- individuo defenderá su «territorio» frente a los miembros de
plicar la existencia de cualquier órgano partICular o pauta ?e su misma especie, aunque tolere a peces de otras especies. En
conducta busca su valor de supervivencia para la especIe. segun?o lugar, la ~gr~s~ónentre machos rivales de una especie
Como et6logo, introdujo los d.os in::portantes conceptos de gar~ntI~a qu~ los mdlVIduos más fuertes dejen descendencia y
pauta fija de conducta y mecamsmo mna~o de descarga. H~y esten dIspomb1es para la defensa de la familia y la manada o
ciertas pautas de movimiento que son típIcas de cada ~specle el rebaño. Por último, la agresión puede servir para establecer
y que parecen ser claramente innatas. A me!,"lUdose eJecu~an y mant~ner una «ley del más fuerte» o jerarquía en la comuni-
en respuesta a ciertos ~ipos ~specíficos de estimulos, p~ro solo da? a~l1:nal,que puede ser beneficiosa porque los animales
cuando el animal esta en cIerto estado, como, por eJemplo, mas VIeJOS y expe~~entados tendrán la posibilidad de dirigir
el grup~ y transmItir lo que han aprendido (cap. 2).
hambriento, asustado o excitado sexualmente. La. co~~ucta
parece estar causada, en cons~cuencia, por la combmacIOn de Pero (c?mo puede ~enerla agresión intraespecífica un valor
estímulos externos y estados mternos. de supervlvenc.la tal sm lle~ar a J1erir y matar, lo que obvia-
Lorenz sostiene que hay muchas pautas tal.es.de cor:du~ta mente contradIce la supervIvencIa? El hecho más notable es
que son «coordinaciones hereditarias» o «movImIentos mstm- que, a pesar de la omnipresencia de la agresión entre los ani-
tivos»; son innatas más que aprendidas, y por cada una hay ~ales verteb!ados, es raro que un animal caiga muerto o se-
un «impulso» que provoca que la conducta aparezca espon.ta- namente hendo en la naturaleza a manos de los miembros de
neamente. Pero también sugiere, de forma un tanto vaga e m- su misma especie. Gran parte de la conducta agresiva adopta
decisa, que estas pautas fijas de conducta están a l?enudo a l~ forma de amenazas y persecuciones más que de combate fí-
SICO. rea~.,Lorenz arguye que la evolución ha generado una «ri-
disposición de uno o más. ~e los .«cuatro grandes I~pulsc:s»
'tu~hza~lor;» .de la Jucha, de manera que pueda producir ven-
-alimentación, reproduccIOn, hUl~a y lucha o agreSIOn.DIC~
que todo fragmento de conducta vIene. causado por lo gene taJas bI010gIcas sm causar realmente daños físicos. Espe-
ral por, al menos, dos impulsos o ca~sas mternas, y que el c~r:- cialmente en lo~ animales fuertemente armados, que deben
flicto entre los impulsos independIer:t~s puede dar estabIh- cooperar para alImentarse y tal vez para cazar, se da la necesi-
dad a todo el organismo, como el eqUlhbno de fuerzas en un dad de un ,n::ecanismo q.uepu~da inhibir la agresión. Así, hay
sistema político (Sobre la agresión, cap. 6). . un gesto tiPICOde apaCIguamIento o de sumisión ritual me-
Lorenz cree que lo que selecciona como c~nducta agresIva diante el cual un animal puede inhibir la agresión de otro.
es instintivo, movido por uno de los grandes.lmpuls.os. No se Los perros mordidos, por ejemplo, ofrecen su vulnerable cue-
ocupa de la conducta que pueda parecer a pnmera vIsta «~gre- llo a las.fauces de su oponente, pues es como si el vencedor
no pudIera ser capaz de administrar por sí mismo el mordis-
siva», sino de las luchas y amenazas que se dan entre mlem~ co fatal, limitándose a aceptar la victoria que le ha sido con-
bros de una misma especie. Los ataques d~ los depredadores cedida (cap. 7).
las presas incluido el acoso de las potenCIales presas a los de-
predador~s, no cuentan como agresión para ~l. Al centrarse Según Lorenz, hay un impulso innato para la agresión in.
traespecífica, c~m su propia reserva única de energía y sus
en la agresión
función intraesp~~ífica,
en la preservacIOn se espeCIe,y
de la preg~nta cual puedecon
concluye sern~ propIOSmecamsm?s de descarga. Lo que ofrece en este pun-
to puede ser descnto como un modelo hidráulico concebi-
merosas respuestas. Puede extender los individuos de una ti: do para. exp1ic~rla conducta innata:. Cuando la presión sube
pecÍe por el territorio disponible, de manera qu~ haya ~u I
en un SIstema mterno (como el agua en una cisterna o, des-
ciente comida
cada tipo para
de pez cadasuuno
tiene de ellos.
particular En undearrecI~ecoralmx,
fuente comIda, y ca a de luego, como la presión creciente en la vejiga), se reduce
el umbral de la conducta correspondiente, y un pequeño es-
272
273
tímulo pue~e «descargarl.a».En casos extremos, puede «des- ción posible de los conflictos y las guerras a lo largo de la his-
bordarse» sm la ocurrenCIa de un estímulo externo. Las pau- toria humana, de la continua conducta irracional de los su-
tas fijas de c(:mduct~ tien~n lugar a veces de forma espontá- puestos seres racionales. Sugiere que la teoría freudiana del
nea, como SI estuvIeran Impulsadas por causas internas al instinto de muerte es una interpretación de este mismo hecho
pr?pio animal. Así, una paloma macho a la que se le haya tan poco atractivo de la naturaleza humana. Lorenz busca
pnvado de su compañera comenzará a realizar la danza de una explicación evolutiva de nuestra agresividad innata y de
cortejo a una paloma disecada, a un trozo de tela o incluso su peculiar naturaleza comunitaria (la lucha humana más des-
al rincón vacío de su jaula, y un estornino alimentado a tructiva no es la que se da entre individuos, sino la que se da
mano qu~ nunc~ haya caz~d<?moscas ni visto a otro pájaro entre grupos, ya sea organizada como guerra o desorganizada
hacerla ejecutara los mOVImIentos apropiados aunque no como en las masacres comunitarias). Especula que, en una
haya moscas (cap. 4). cierta etapa de su evolución, nuestros ancestros lograron do-
minar más o menos los peligros de su medio ambiente no hu-
mano; la principal amenaza a la que se enfrentaban procedía
TEORíA DE LA NATURALEZA HUMANA de otros grupos humanos. (Las teorías recientes han sugerido
la existencia de una competencia con homínidos diferentes
Lorenz ve en los seres humanos una especie animal parti- pero emparentados, tales como los Neandertales.) La compe-
cular que ha evolucionado a partir de otras. Al igual que nues- tición entre tribus podría haber sido el principal factor en la
tros cuerpos y su fisiología muestran una reconocible conti- selección natural, hasta el punto de que tendrían valor de su-
nuidad con los de otros animales, así espera que nuestras pau- pervivencia las <<virtudesguerreras». En esta etapa prehistórica
tas de conducta sean fundamentalmente similares. Pensar de .que se postula, aquellos grupos que se unieran para luchar
nosotros que somos de una especie diferente, ya sea en virtud contra otros grupos tenderían a sobrevivir durante más tiem-
~e l.a,conciencia o de nuestro supuesto libre albedrío, es una po. Así, Lorenz ofrece la explicación de lo .que él llama «entu-
I1uslOn.Nuestra conducta está sujeta a las mismas leyes causa- siasmo militante», según el cual una multItud humana se ex-
l~s que. toda conducta animal, y será peor para nosotros, su- cita y muestra una gran agresividad contra otro grupo percibi-
gIere, ~Ino logramos reconocer este hecho. Por supuesto, so- do como extraño, perdiendo el control y las inhibiciones
mos dIferentes en «grado» del resto del mundo animal; somos morales. Esta tendencia, sugiere, ha evolucionado a partir de
el logro «supremo» de la evolución hasta la fecha. Explicar la respuesta de defensa comunitaria de nuestros ancestros pre-
nuestra conducta causalmente no nos resta necesariamente humanos.
«dignidad» o «valop" ni tampoco demuestra que no seamos
libres, pues cuanto más sepamos sobre nuestra propia natura-
leza, tanto más aumentará nuestro poder para controlamos a DIAGNÓSTICO
nosotros mi.smos (Sobre la agresión, caps. 12-13). Aunque
Lorenz no ~Iscute con demasiada profundidad estas cuestio- «Todos los grandes peligros que amenazan a la humanidad
nes en su lIbro, se muestra mucho más sensible a ellas que con la extinción son consecuencias directas del pensamiento
Skinner.
conceptual y del lenguaje verbal.» Nuestras mejores dotes son
Un aspecto crucial de la concepción de Lorenz de la natu- ventajas a medias. Los hombres son criaturas omnívoras, físi-
raleza humana es la teoría de que el hombre, como muchos camente bastante débiles, sin garras, pico, cuernos ni colmi-
otros animales, siente un impulso innato a la conducta agresi- llos que puedan suponer algún peligro, de manera que es bas-
va hacia su propia especie. Piensa que ésta es la única explica- tante difícil que un hombre pueda matar a otro en un comba-

274 275
te sin armas. En consecuencia, no ha habido necesidad evolu-
tiva de fuertes mecanismos de inhibición que evitasen la lu- PRESCRIPCIÓN
cha entre homínidos. Los animales mejor armados precisan
tales inhibiciones para evitar herirse los unos a los otros, pero Si la agresión es en realidad algo tan innato en nosotros, po-
otros no las necesitan, al menos en su medio ambiente habi- dría parecer que a la raza humana le queda poca esperanza.
tual. Pero la paloma -el símbolo mismo de la paz- puede Apelar a la razón y a la moralidad resulta poco útil, y si inten-
picotear sin inhibiciones a otra paloma hasta la muerte, si es- tamos eliminar todos los estímulos que provocan la agresión, el
tán encerradas de forma antinatural en la misma jaula y no impulso intemo seguirá buscando vías de salida. Teóricamente,
pueden huir una de otra. Con los seres humanos, el desarro- podríamos eliminarlo mediante una deliberada planificación
llo cultural y tecnológico nos pone armas artificiales en las eugenésica de la reproducción humana. Pero aun cuando esto
manos - desde los palos y piedras de nuestros ancestros pre- fuera moral y políticamente posible, Lorenz cree que no sería
humanos, pasando por las flechas y las espadas de la historia, aconsejable en absoluto, ya que desconocemos hasta qué pun-
hasta llegar a las balas y las bombas, a las armas químicas y to puede ser esencial el impulso agresivo para la construcción
nucleares de nuestros días. El equilibrio biológico entre la ca- de la personalidad humana como un todo. Si intentáramos eli-
pacidad de matar y la inhibición se ha roto. De este modo, minar la agresión, podríamos destruir al mismo tiempo muchas
Lorenz intenta dar una explicación de cómo es que los seres de las formas más elevadas de realización humana.
humanos son los únicos animales que consienten la masacre No obstante, Lorenz confiesa un cierto optimismo en el úl-
de su propia especie. timo capítulo de Sobre la agresión. Cree que "la raza puede ejer-
Apelar a la racionalidad y a la responsabilidad moral ha re- cer y ejercerá una presión selectiva en la dirección correcta».
sultado claramente ineficaz para el control de los conflictos Cuanto antes comencemos a entender la naturaleza de nuestro
humanos. Lorenz afirma que la agresión es innata en noso- impulso agresivo, más capaces seremos de dar los pasos adecua-
tros y que, como los instintos en el ello freudiano, debe en- dos para reconducirlo, guiados por la razón. El autoconoci-
contrar una salida de una forma u otra. La razón sola no tiene miento es el primer paso hacia la salvación (otro eco de Freud,
ningún poder; sólo puede concebir medios para fines por los Sartre y Sócrates). Una posibilidad es la sublimación, la recon-
que ya nos hemos decidido, y sólo puede ejercer control so- ducción de la agresión para que sustituya objetos de una mane-
bre nuestra conducta cuando está respaldada por alguna mo- ra inofensiva. Podemos romper una vajilla barata para expresar
tivación instintiva. Así, al igual que Freud, Lorenz ve un con- ira, y podemos canalizar la competitividad grupal en juegos de
flicto entre los instintos implantados en nosotros por la evo- equipo. Podemos hacer desaparecer la desconfianza entre gru-
lución y las nuevas restricciones morales necesarias para toda pos promoviendo el contacto personal entre individuos o entre
sociedad civilizada. Piensa que en los grupos prehumanos de- diferentes naciones, clases,culturas y partidos. Y debemos redi-
bió de haber una moralidad primitiva que condenara la agre- rigir nuestro entusiasmo por causas que son universamente
sión dentro del grupo, pero que animara al «entusiasmo mili- aceptables -el arte, la ciencia y la medicina. Por último, Lo-
tante» contra cualquier grupo percibido como extraño. Nues- renz expresa una gran confianza en el sentido del humor hu-
tra tecnología armamentística ha dejado atrás con mucho las mano como una herramienta para fomentar la amistad, para
restricciones instintivas sobre su uso, y, de esta manera, nos combatir el engaño y descargar tensiones sin abandonar el con-
encpntramos en la situación altamente peligrosa de nuestros trol racional. El humor y el conocimiento son sus grandes espe-
días, en la que tenemos el poder de aniquilar a millones de ranzas para la civilización. Así, afirma ver razones para esperar
personas, e incluso al mundo entero, y la disposición para ha- que en los siglos futuros nuestro impuso agresivo pueda redu-
cerla en ciertas ocasiones. cirse a un nivel aceptable sin alterar su función esencial.

276 277
tán a menudo al servicio de uno o más de los «cuatro gra~des
DISCUSIÓN CRíTICA impulsos» (alimentación, reproducción, huida y agresIón).
Sostiene que una «función autónom.a» nunca es e~,resultado
Lorenz escribe con elocuencia, y puede hacer que sus ideas de un único impulso, y llega a sugenr que la agreslOn es una
resulten muy persuasivas. En efecto, parece combinar la pene- de las fuerzas impulsaras que «subyacen a pautas de cor:~uc-
tración humana de Freud con el rigor científico de Skinner. ta que externamente no tienen nada q~e ver con la agreslO~y
Pero se plantean importantes problemas en su teoría y diag- que parecen incluso ser su opuesto mIsmo» (Sobre. la a~eslOn,
nóstico. Otros biólogos han suscitado dudas acerca de las teo- cap. 3). Esto parece permitimos atr~buir cualqu~er t~~o de
rías de Lorenz -Dawkins lo considera culpable de la inter- conducta a la agresión, lo que convIerte esta atnbuclOn en
pretación no darwinista de la evolución en términos de «selec- algo que no es contrastable ni científico. (I,\.~cuerdasosp~00-
ción de grupos», cuando ésta debería operar en individuos. samente a la teoría freudiana de la «formaCIon de la reaCCIon»,
y al~nas de sus afirmaciones sobre ciertas especies, como, mediante la cual una tendencia interna puede expresarse en la
por ejemplo, las supuestas «sangrientas batallas de masas» de cond~cta opuesta.) J:. no ser qu~ .existan f?rmas de contrastar
las ratas, han sido cuestionadas. este dIscurso de los Impulsos baslCos, los Impulsos e?tremez-
Lo que podemos discutir aquí, sin entrar en el detalle de las dados y la diversidad de impulsos para conductas dIferentes,
cor:troyersias~ientíficas,.es la metodología consistente en postu- tal teoría no es científica. y hasta que las pruebas confirmen
l~rmstlntos o Impulsos mtemos para explicar la conducta. Con- tales teorías, no hay razón para supone~ que son verdaderas.
Sideramos que ésta era una de las partes más débiles de las teo- ¿Es la agresión innata, «espontánea», Impulsa?a por una r~-
rías de Freud, aunque no podemos coincidir con el rechazo ca- serva distinta de energía que se crea ~n el mtenor ?e los am-
tegórico de Skinner de este postulado. ¿Ha encontrado Lorenz males? El modelo de presión hidráulIca puede aplIcarse a al·
el punto medio entre esos extremos? La cuestión más importan- gunas conductas, como la defecación, el cel~ (al menos en los
te es si su aplicación de los conceptos de impulso e instinto es machos de muchas especies) y la conducta Impulsada por el
contrastable por la observación y el experimento. Cuando pos- hambre (la caza, por ejemplo). Pero no está claro que haya
tula un impulso para explicaruna pauta fija de conducta concre- una reserva interna de energía para otras formas de cond~cta
ta en una especie particular, como el ritual de la caza de moscas que parecen meras reacciones a estímulos exter~os. Por ~Jem-
del estornino, no parece haber una manera clara de contrastar la plo, resulta poco convincen~e decir qu~ las cnaturas tlenen
proposición. Podemos establecer que una pauta dada de acción una necesidad interna de buzr, una necesIdad que se descarg~
es innata mostrando que todos los individuos normales de la es- ante un estímulo amenazador. Y es una cuestión controverti-
pecie de la edad y el sexo pertinentes la exhiben, sin haberla da el que haya criatur~s qu~ ~i~ntan una necesi~ad inte~a de
aprendido antes de otros individuos o por ensayo y error. Si des- volar y no una mera dlSposlcIon a hacerla en Clertasclrcuns-
cub~mos que el estímulo que descarga por lo general la acción ~nCl~. .
no siempre lo hace con la misma eficacia (p. ej., la conducta de Así como hay problemas metodológicos acerca de su teo-
apareamiento varia con la estación del año) y descubrimos asi- ría general, también debe haber bastant7s dudas sobre la ma-
mismo que la acción puede producirse en ocasiones con un es- nera en que Lorenz ex~~apolade ~,?sa~l1malesa los seres h,u-
tímulo menor del normal (como en el caso del pájaro solitario manos. (Esta era tambIen una cntlca Importante que haCl~-
que ,corteja el rincón de su jaula), es razonable decir que hayal- mas a Skinner.) En Sobre la agresión, Lorenz extrae la mayona
gún factor interno impulsivo que varia de intensidad. de sus ejemplos de los peces y los pájaros, un?s cuant~s de los
Lo que resulta más dudoso de la metodología de Lorenz es mamíferos y apenas ningur:o de nuestros p~n7ntes mas cerca-
su sugerencia de que tales «pequeños impulsos parciales» es· nos, los grandes monos. Sm embargo, esta dispuesto a argu-

279
278
mentar por analogía que si los peces y los pájar~s s~n agresi- que la competición económica propia de la clase media es tan
vos de forma innata, la conducta humana estara sUjeta a las «agresiva»como las guerras entre bandas de la clase obrera,
mismas leyes básicas. La agresión puede ser innata en los pe- pero con tal uso el significado del término se amplía hasta cu-
ces territoriales o en los ciervos durante la época de celo, pero brir más que la violencia fisica y la amenaza. Una definición
que esto sea cierto de los seres humanos es, cuanto menos, al- conceptual más clara de la agresión es un requisito previo
tamente discutible. Debemos considerar que esta analogía es para futuras investigaciones, y esas investigaciones tendrán
débil. Su argumento tendría más fuerza si Lorenz hubiera es- que ser al menos tan sociológicas como biológicas. Debemos
tudiado más detalladamente a nuestros parientes más cerca- juzgar la teoría de Lorenz de la agresividad innata de los seres
nos, los chimpanéés y los gorilas, como han hec~o etólogos humanos como una generalización especulativa de sus obser-
más recientes como Jane van Lawick-Goodall y Dlane Fossey. vaciones con animales que no está demostrada.
Pero incluso las evidencias existentes sobre los grandes mo- La agresión plantea ciertamente problemas urgentes para la
nos están lejos de probar la naturaleza esencial de la humani- humanidad. A lo largo de la historia, las tribus, las razas y las
dad, aunque muchos divulgadores del evolucionismo nos ha- naciones se han infligido las heridas más terribles, y todos los
yan hecho creerlo, pues las diferencias entre los hu~an?~ y días los nuevos boletines informativos ofrecen más ejemplos
otros animales pueden ser tan Importantes como las slmIlttu- de ello por todo el planeta. Los más irresolubles problemas
des. En general, mostrar que X ha evolucionado de Y no políticos y militares en el mundo entrañan hostilidad entre
muestra que X sea Y, que se reduzca a Y o que se~ en esen- comunidades, y la supervivencia misma de la especie humana
cia Y Aun cuando pudiera demostrars~ que los confltctos secta- en la tierra sigue viéndose amenazada por la accesibilidad de
rios, étnicos o raciales (p. ej., en Los Angeles, Irlanda del Nor- las armas nucleares, químicas y biológicas. Puede haber espe-
te o Bosnia) han evolucionado a partir de los mecanismos de ranza en el hecho de que la hostilidad entre naciones o alian-
defensa territorial de tribus de homÍnidos, eso no demuestra zas puede cambiar a veces con relativa rapidez; por ejemplo,
que los primeros se reduzcan a los últimos. En cualquier cas?, la Guerra Fría se prolongó durante menos de cincuenta años,
las teorías sobre la conducta prehumana, tales como la tesIs un período que no resulta demasiado largo en términos histó-
de Lorenz acerca de la competición entre tribus hostiles, son ricos. Pero en el plano étnico, resulta deprimente reflexionar
altamente especulativas, y es dificil ver cómo podamos en- sobre la hostilidad transmitida durante siglos de una genera-
contrar evidencias sólidas a favor o en contra.
ción a otra en tantos lugares del mundo.
Estas dudas se contagiarán, por tanto, al rasgo fundamental La agresión no resulta fácil de entender, de explicar o inclu-
de la teoría de Lorenz de la naturaleza humana: la idea de la
so de definir. La hipótesis freudiana y lorenziana de un impul-
agresión innata. Pues, si la analogía procedente de los anima- so o instinto agresivo específico que busca constantemente
les no prueba este punto, tendremos que observar directa- liberarse parece, cuanto menos, una simplificación. Una con-
mente la conducta humana para contrastarlo. En este plano, cepción más plausible, que asigna un papel crucial al ambien-
Lorenz es tan poco profesional como el resto de nosotros, te social, es la que remite a nuestra predisposición genética a
que no somos ni antropólogos sociales ni sociólogos. No de- volvemos altamente agresivos los unos hacia los otros en co-
bemos atender a sus especulaciones, sino a los hechos. Los an- munidad, aunque sólo en ciertas condiciones sociales.
tropólogos sociales han descrito algunas socie~ades en las que Los teóricos evolucionistas como Lorenz, que investigan
la agresión está claramente ausente. Ello sugiere que la agre- en la etología o la sociobiología humanas, han sido criticados
sión es algo aprendido socialmente más que innato. En las por aquellos que mantienen que, aparte de los universales
modernas sociedades industriales, la violencia explícita varía biológicos más obvios, como comer, dormir y copular, la con-
de acuerdo con la extracción social. Algunos podrían sugerir ducta humana depende mucho más de la cultura que de la

280 281
mentar por analogía que si los peces y los pájaros son agresi- que la competición económica propia de la clase media es tan
vos de forma innata, la conducta humana estará sujeta a las «agresiva» como las guerras entre bandas de la clase obrera,
mismas leyes básicas. La agresión puede ser innata en los pe- pero con tal uso el significado del término se amplía hasta cu-
ces territoriales o en los ciervos durante la época de celo, pero brir más que la violencia fisica y la amenaza. Una definición
que esto sea cierto de los seres humanos es, cuanto menos, al- conceptual más clara de la agresión es un requisito previo
tamente discutible. Debemos considerar que esta analogía es para futuras investigaciones, y esas investigaciones tendrán
débil. Su argumento tendría más fuerza si Lorenz hubiera es- que ser al menos tan sociológicas como biológicas. Debemos
tudiado más detalladamente a nuestros parientes más cerca- juzgar la teoría d( Lorenz de la agresividad innata de los seres
nos, los chimpancés y los gorilas, como han hecho etólogos humanos como una generalización especulativa de sus obser-
más recientes como Jane van Lawick-Goodall y Diane Fossey. vaciones con animales que no está demostrada.
Pero incluso las evidencias existentes sobre los grandes mo- La agresión plantea ciertamente problemas urgentes para la
nos están lejos de probar la naturaleza esencial de la humani- humanidad. A lo largo de la historia, las tribus, las razas y las
dad, aunque muchos divulgadores del evolucionismo nos ha- naciones se han infligido las heridas más terribles, y todos los
yan hecho creerlo, pues las diftrencias entre los humanos y días los nuevos boletines informativos ofrecen más ejemplos
otros animales pueden ser tan importantes como las similitu-
de ello por todo el planeta. Los más irresolubles, problemas
des. En general, mostrar que X ha evolucionado de Y no
políticos y militares en e.l mU!1do.entrañan hosttl!dad entre
muestra que X sea Y, que se reduzca a Y o que sea en esen- comunidades, y la supervIvencIa mIsma de la espec!e.~umana
cia Y Aun cuando pudiera demostrars~ que los conflictos secta- en la tierra sigue viéndose amenazada por la accesIbIlIdad de
rios, étnicos o raciales (p. ej., en Los Angeles, Irlanda del Nor- las armas nucleares, químicas y biológicas. Puede haber e~pe-
te o Bosnia) han evolucionado a partir de los mecanismos de ranza en el hecho de que la hostilidad entre naciones o alIan-
defensa territorial de tribus de homÍnidos, eso no demuestra
zas puede cambiar a veces con relativa rapidez,; por ejemplo,
que los primeros se reduzcan a los últimos. En cualquier caso,
las teorías sobre la conducta prehumana, tales como la tesis la Guerra Fría se prolongó duran~e menos de CI?CU~ntaa!10~'
un período que no resulta demasIado largo .en termmos ~IStO-
de Lorenz acerca de la competición entre tribus hostiles, son ricos. Pero en el plano étnico, resulta depnmente reflexlOnar
altamente especulativas, y es dificil ver cómo podamos en- sobre la hostilidad transmitida durante siglos de una genera-
contrar evidencias sólidas a favor o en contra.
ción a otra en tantos lugares del mundo. "
Estas dudas se contagiarán, por tanto, al rasgo fundamental La agresión no resulta fácil de entender, d~ explIcar o.mc1u-
de la teoría de Lorenz de la naturaleza humana: la idea de la
so de definir. La hipótesis freudiana y 10renzIana de un lmpul- .
agresión innata. Pues, si la analogía procedente de los anima-
so o instinto agresivo específico que, bus~~ c0!1,stantemente .
les no prueba este punto, tendremos que observar directa- liberarse parece, cuanto menos, una slmplIhcaCl~:m.Una ~on-
mente la conducta humana para contrastarlo. En este plano, cepción más plausible, que asigna un papel cr~~I,alal an;?Ien-
Lorenz es tan poco profesional como el resto de nosotros, te social, es la que remite a nuestra predlSP?SlClOngenetIca a
que no somos ni antropólogos sociales ni sociólogos. No de- volvemos altamente agresivos los unos haCla los otros en co-
bemos atender a sus especulaciones, sino a los hechos. Los an- munidad, aunque sólo en ciertas condiciones socia~es. .
tropólogos sociales han descrito algunas sociedades en las que Los teóricos evolucionistas como Lorenz, q~e m~e,stlgan
la agresión está claramente ausente. Ello sugiere que la agre- en la etologÍa o la sociobiología humanas, han sIdo c~ltlcados
sión es algo aprendido socialmente más que innato. En las por aquellos que mantienen que, aparte, de los u11lversales
. modernas sociedades industriales, la violencia explícita varía biológicos más obvios, como comer, dormIr y copular, la con-
de acuerdo con la extracción social. Algunos podrían sugerir ducta humana depende mucho más de la cultura que de la

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biología. Parte de esta protesta puede reflejar el resentimiento de la destructividad humana (Madrid, Siglo XXI, 1987); M. F.
de los sociólogos y los antropólogos sociales hacia otros aca- Ashley Montagu, Hombreyagresión (Barcelona, Kairós, 1970);
démicos que «invaden su territorio». Pero los críticos también y Steven Rose, R. C. Lewontin y Leon J. Kamin, Not in our
han expresado sus sospechas acerca de los motivos ideológi- Genes: Biology, Ideology and Human and Nature (Harmond-
cos ocultos tras la teoría de que ciertas formas de conducta sworth, Penguin, 1984). -
humana, como la agresión y la competición, son innatas a
nuestra naturaleza biológica. Perciben el peligro de que tales
afirmaciones sean utilizadas para justificar como «naturales» o
«inevitables» ciertas prácticas sociales, como la incitación a la
agresividad, el dominio masculino, la guerra y la preparación
para la guerra o los sistemas económicos competitivos. Pero,
desde luego, es posible que haya motivos sociales y políticos
detrás de la resistencia a las tesis sociobiológicas. En este caso,
como en otros, no podemos damos por contentos con atacar
los motivos de los demás. Tenemos que llevar a cabo la ardua
tarea de investigar la evidencia en favor de esas tesis.

LECTURAS RECOMENDADAS

La primera formulación de la teoría de la evolución se


encuentra en la obra de Darwin, El origen de las especies(Méxi-
co, UNAM, 1959).
Para una exhaustiva discusión crítica de las pretensiones
científicas del «creacionismo», véase Philip Kitcher, Abusing
Science: the Case against Creationism (Cambridge, Mass., MIT
Press, 1982; Milton Keynes, Open University Press, 1983).
Para una útil exploración de la etología y de su relación con
otras disciplinas, véase Robert A. Hinde, Ethology (Londres,
Fontana, 1982).
El texto principal al que nos hemos referido es la obra de
Konrad Lorenz, Sobre la agresión (trad. Félix Blanco, revisa-
da por Armando Suárez, México- Madrid- Buenos Aires, Si-
glo XXI, 1971). La obra tardía de Lorenz La otra cara del espejo
(Barcelona, Círculo de lectores, 1990), prometía un diagnósti-
co más general de la enfermedad de la civilización, pero pare-
ce haber quedado incompleta. -
Para una crítica de Lorenz y otros diagnósticos etológi-
cosde la condición humana, véanse Erich Fromm, Anatomía

282 283
CAPíTULO 12

Hacia una interpretación unificada:


nueve tipos de psicología

Sería una locura esperar concluir este libro con alguna ver-
dad final o completa sobr~ la naturaleza humana. Las verda-
des finales no parecen habernos sido dadas a nosotros, seres
humanos finitos, excepto tal vez en matemáticas, pero desde
luego no en un tema tan complejo y controvertido como la
naturaleza humana. De este modo, no dispongo de una un-
décima teoría que ofrecer, pero sí de una invitación a intentar
reunir lo que parece más aceptable de las teorías consideradas
en este libro -y de otras muchas. Aunque algunos lectores
pueden pensar que éstas rivalizan por nuestra lealtad, no son
incompatibles entre sí en todos los aspectos. Cada una de
ellas puede seguramente hacer alguna contribución positiva a
nuestra comprensión de nosotros mismos y de nuestro lugar
en el universo. A menos que nos hayamos comprometido es-
pecialmente con un marco particular de pensamiento -la
clase de lealtad total y exclusiva a un «sistema cerrado» que
discutimos en el Capítulo 1-, podemos considerar que cada
concepción subraya (aunque tal vez lo haga en exceso) dife-
rentes aspectos de la verdad total y compleja de la naturaleza
humana. De esta manera, podemos empezar a ver que las dife-
rentes teorías se añaden unas a otras en lugar de excluirse.
Para este proyecto pacificador, me aventuro a sugerir que el
sistema de pensamiento de Kant (con algunas modernizacio-
nes) es el más comprensivo, el más apto para incluir lo que

287
otras concepciones tienen de aceptable en una visión de con- nos (propiedades o vocabularios) mentales y fisicos inevitables
junto coherente. Su distinción entre diferentes tipos de verdad en la práctica, pero esto también es fuente de asombro filosófi-
o niveles teóricos -a pnon y aposterion- nos permite recono- co. Una forma tradicional de plantear esta serie de problemas es
cer un lugar para la reflexión puramente filosófica y para los re- preguntar cómo puede haber espacio para el libre albedrío en un
sultados científicos basados en la observación. Kant escribió mundo de causas determinantes. Sin embargo, recientemente se
antes que DalWin, desde luego, pero no hay nada que nos im- ha considerado esta posición coms> una parte de otra cuestión:
pida integrar la teoría evolutiva en el aspecto empírico de su ¿Cómo puede haber espacio para la racionalidad en un mundo
pensamiento. Así, podemos tener tanto una descripción a ¡ríon fisico? ¿Cómo las personas, cuyos cerebros funcionan con des-
de lo que distingue a los seres humanos como pensadores ra- cargas neuronales, pueden tener razones para sus creencias y ac-
cionales y agentes morales como explicaciones a posteriori de ciones? Como hemos visto, estos asuntos son fundamentales
cómo las facultades de percepción, pensamiento, sentimiento en el pensamiento de Kant, se encuentran en la evaluación críti-
y acción han evolucionado hasta ser englobadas por nuestra ca de Freud y Skinner, y Sartre los presenta de una forma dramá-
especie biológica. Mediante el estudio empírico de la historia tica aunque idiosincrásica. Están en el centro de la filosofia con-
y la antropología podemos llegar a comprender cómo se ha temporánea de la mente y la acción, y son decisivos para la psi-
desarrollado a través de las diversas culturas humanas la expre- cología y todos los estudios sobre la naturaleza humana.
sión de las facultades humanas. Y quizá podamos albergar es- Continúa siendo un tema dificil y controvertido cómo de-
peranzas de un futuro progreso ético, político y social. ban entenderse la psicología y las otras supuestas ciencias de
Una de las grandes cuestiones que Kant suscitó es hasta qué la naturaleza humana -qué estudian, cuáles son los datos
punto las acciones y los pensamientos humanos se avienen a la y los métodos con los que trabajan y qué tipo de resultados y
explicación científica. En este punto surge una hueste de difici- teorías pueden esperar alcanzar. En los dos capítulos prece-
les problemas filosóficos. Alguien que crea, como Platón y Des- dentes he examinado dos pretendidas teorías científicas de la
cartes, que somos en esencia almas inmateriales, considerará naturaleza humana, las propuestas por Skinner y Lorenz,
que la naturaleza humana que nos distingue está más allá de pero representan sólo dos clases particulares de psicología. Ha
cualquier investigación científica. Debemos enfrentamos al habido una gran variedad de escuelas de pensamiento y de
tema metafisico del monismo o el dualismo -(estamos hechos metodologías dentro de la psicología, entre las que siguen
exclusivamente de materia, o es la conciencia necesariamente existiendo diferencias significativas. Haciendo una amplia re-
inmaterial por naturaleza? ¿Son los estados mentales (p. ej., las visión histórica, ofrezco a continuación algunas de las princi-
sensaciones, las emociones, las creencias, los deseos) y los esta- pales respuestas a la pregunta: ¿Qyé es la psicología?
dos cerebrales (las idas y venidas eléctricas y químicas investi-
gadas por los neurofisiólogos) dos clases diferentes de cosas, o 1. El estudio del alma, como sugiere la etimología de la pa-
sólo dos aspectos de un mismo conjunto de sucesos? De las teo- labra «psicología», (Una manera de interpretar esta con-
rías consideradas en este libro, sólo la de Platón es claramente cepción es como el amor por la sabiduría --philo-sophia-:
dualista, yeso sólo en algunas partes de su obra. En efecto, ya la indagación sobre cómo vivir, sobre cómo prepararse
dije que el dualismo del cuerpo y el alma no es esencial a su teo- para la muerte y tal vez para la vida después de la muer-
ría de los tres elementos en conflicto en la naturaleza humana. te. Esta indagación también incluye métodos prácticos
Aunque rechacemos el dualismo de dos sustancias, sigue ha- de autodisciplina, enseñanza, psicoterapia, desarrollo u
biendo algo característico del pensamiento y la acción hum~os orientación espirituales, meditación y oración, al igual
que vuelve inadecuadas las explicaciones científicas en ténrunos que en las diversas tradiciones religiosas y, hasta cierto
de causas y leyes. Encontramos una dualidad de áspectoshurna- punto, en Sócrates y Platón.)

288 289
2. El estudio de los conceptos defacultades y operaciones men- 9. El estudio de estadosy procesosfisiológicos en el cerebro y
tales «<psicologíamoral», «psicología filosófica» o filoso- el sistema nervioso central, que, según se piensa, subya-
tia de la mente. Las tradiciones religiosas entrañan tales cen en y explican la conducta y la conciencia.
concepciones, pero han sido desarrolladas de una forma
más sistemática por Platón, Aristóteles, Kant y la filoso- William James definió la psicología como «el estudio cien-
tia moderna). tífico de la vida mental», una definición lo suficientemente
3. El estudio de los estados de conciencia (tal como fueron vaga y amplia como para abarcar todas las posiciones men-
abordados por empiristas clásicos como Locke, Hume cionadas. Pero la disciplina académica de la psicología, tal
y J. S. Mill; por psicólogos de la introspección como como se ha desarrollado en los departamentos universitarios
Wundt, William James y Freud en la interpretación de en el siglo xx, ha tendido a limitarse a problemas muy bien
los sueños y las fantasías; por parte de la psicología de la definidos sobre temas específicos. Gran parte de esta psicolo-
Gestalt y la fenomenología). gía se concentró durante mucho tiempo en (5) y, más recien-
4. El estudio de las acciones humanas en su contexto social, temente, en (7) y (9). Lo emotivo y lo social -y no digamos
definidas por sus intenciones (p. ej., la psicología social y lo filosófico o lo espiritual- se ha considerado a menudo
gran parte de la sociología y la antropología social; el es- como algo no susceptible de tratamiento científico preciso.
tudio freudiano de los errores, los chistes y el comporta- Así, la mayor parte de los psicólogos experimentales han
miento neurótico; el psicoanálisis existencial de Sartre). mostrado cautela al hablar de una idea tan general como la
5. El estudio de la conducta, entendida como movimientos «naturaleza humana». Los temas que aparecen en (1) y (2)
tisicos del cuerpo que no son interpretados en términos han sido típicamente rechazados por «extralimitarse»,hablan-
de intenciones o fines (p. ej., Pavlov y conductistas esta- do en términos profesionales. No hace mucho han aparecido
dounidenses como Skinner, quien estudió la conducta de algunos enfoques más amplios, como el concepto de Jerome
los animales en condiciones controladas de laboratorio). Bruner de "psicología cultural», que propone hacer de (4) su
6. El estudio de la conducta, entendida como movimientos patria, aunque apela con mucha frecuencia en sus explicacio-
tisicos del cuerpo que no entrañan intenciones, pero nes a (7) y (8).
que admiten ser interpretados en términos de sufunción La adhesión evolucionista de Lorenz a (6) ha demostrado
biológica y su origen evolutivo (los etólogos, incluidos Tin- ser, pese a todos sus fallos, más fértil que la restricción de
bergen y Lorenz, que estudiaron la conducta natural de Skinner a (5). En 1975, E. O. Wilson publicó su Sociobiology:
los animales en libertad). The New Synthesis [Sociobiología: la nueva síntesis], en cuyo
7. El estudio de la naturaleza y el desarrollo de estructuras último capítulo el autor afirma que los nuevos métodos de lo
y procesos cognitivos, que, según se piensa, subyacen en Y que denomina «sociobiología» pueden aplicarse a los seres
explican la conducta y los estados de conciencia (l~ste~ humanos y revolucionarán las ciencias sociales. En su siguien-
rías de alto nivel de Piaget, Chomsky y de la «ClenCIa te libro, que lleva el ambicioso título de On Human Nature
cognitiva» contemporánea). [Sobre la naturaleza humana], Wilson aplicó su concepción
8. El eShJdio de la naturaleza y el desarrollo de los e~tados evolucionista a algunas categorías específicas de la conducta
y procesos motivacÍonales y emocionales, que, según se pIensa, humana, incluyendo la agresión, el sexo, "elaltruismo y la re-
subyacen en y explican la conducta y los estados de con- ligión. Otros biólogos han criticado acaloradamente tanto las
ciencia (las teorías de alto nivel de Freud y de psicoana- tesis científicas de la sociobiología como lo que consideran
listas posteriores como Bowlby, así como de etólogos declaraciones sociales y políticas reaccionarias pronunciadas
como Lorenz). sobre una base supuestamente científica.

290 291
En este punto volvemos a tocar el tema de las ideologías gica. Pero incluso este ineludible ejemplo plantea problemas
(suscitado en el Capítulo 1 y en nuestra discusión sobre de inmediato, pues las formas que adopta la sexualidad varían
Marx). Todo modo de vida humano presupone algunas considerablemente de una sociedad a otra, y en individuos
creencias sobre la naturaleza humana y, cuando creencias devotamente célibes como los monjes y las monjas su expre-
tan fundamentales dan forma a sus modos de pensar y ac- sión puede ser suprimida de una manera deliberada. Cierta-
tuar, las personas suelen resistirse a cambiarIas. Los propo- mente tenemos algunos impulsos biológicos innatos, pero pa-
nentes del cambio social pueden apelar a sus propias tesis rece que somos únicos por el modo en que nuestra conducta
sobre la naturaleza humana, inspirados tal vez por el énfasis depende de la cultura humana particular en la que hayamos
de Marx en la plasticidad de la naturaleza humana ante la crecido y, hasta cierto punto, de las elecciones individuales.
cultura. AsÍ, siempre que se aducen evidencias supuestamen- (Se han distinguido algunas diferencias culturales rudimenta-
te científicas para defender tesis acerca de nuestra evolución rias en algunos monos, pero no tienen el alcance que se ob-
o de las diferencias entre las razas, los sexos o las clases so- serva en los seres humanos.)
ciales humanos, debemos estar alertas ante la posibilidad de Por tanto, la cultura es crucial para la naturaleza humana.
que tales afirmaciones puedan estar sirviendo a los intereses Aunque Skinner estaba seguramente equivocado al conside-
de unos grupos sociales más que otros. La evidencia fáctica rar que los medios de influencia cultural son reducibles a los
puede mostrar tan sólo cómo se han comportado las perso- mecanismos del condicionamiento operante que impuso en
nas hasta el presente en ciertas formas de sociedad que tal sus experimentos con animales, estaba en lo cierto al recono-
vez queramos cambiar. Por ejemplo, el movimiento feminis- cer la enorme influencia de la cultura y el ambiente social en
ta ha planteado el importante problema de en qué medida todos los individuos humanos desde el nacimiento. (En las
las diferencias entre hombres y mujeres son materia de ten- economías capitalistas que dominan el mundo en la actuali-
dencias innatas, biológicas, «naturales» y no el resultado de dad, gran parte de esta influencia se ejerce obviamente a tra-
un condicionamiento cultural que sirve a los intereses de los vés del poder del dinero.)
hombres. El estudio de la evolución humana nos conduce al estudio
Durante las décadas de 1980 y 1990 se dio una gran explo- de las culturas humanas; por ejemplo, es muy posible que se
sión de teorías de la naturaleza humana basadas en la evolu- haya producido una doble interacción entre el uso de instru-
ción, y el término «psicología evolucionista» se puso de moda mentos y el desarrollo de las manos y los cerebros humanos,
debido a las controversias políticas sobre la «sociobiologÍa». así como entre la creciente capacidad craneal y la también cre-
Gran parte de los escritos recientes de esta tendencia, aunque ciente sofisticación de los humanos en el lenguaje y la organi-
pretenden ser estrictamente científicos, tienen cierto atractIvo zación social. Pero nuestros sistemas culturales de significado
popular porque prometen una explicación y un diagn~sti~o entrañan valores y creencias -teorías de la naturaleza huma-
de la precaria situación humana y tal vez algunas prescnpclO- na en el sentido amplio del término que hemos empleado en
nes para políticas futuras. Sin embargo, esto también es mo- este libro, incluyendo alguna concepción del lugar y fin gene-
ral, política y filosóficamente controvertido por esa misma ra- rales de los seres humanos en el universo y, por tanto, alguna
zón. Si hemos aprendido algo de este libro es que la valora- creencia de alcance religioso pero de contenido no necesaria-
ción filosófica es necesaria siempre que se proponen nuevas mente trascendente ni metafisico. (El confucianismo y la «re-
teorías de la naturaleza humana.
ligión dentro de los límites de la razón» de Ka~t son dos
Q!Ie hay algunas tendencias innatas en la naturaleza huma- ejemplos diferentes que contrastan con las creenCIastrascen-
na es algo indiscutible -por ejemplo, la conducta sexu~ h~- dentes del hinduismo, el judaísmo, el Cristianismo y la teoría
mana está obviamente enraizada en nuestra naturaleza blOlo- platónica de las Ideas.)

292 293
Está claro que la religión tiene un inmenso poder emocio- el estudio de la historia y la antropología social pueden ex-
nal sobre la mayor parte de la humanidad en comparación tender nuestros conocimientos, más allá de nuestra propia
con el enfoque puramente racional de la ciencia y la filoso- experiencia limitada, a otros individuos y sociedades lejanos
na, que son intereses minoritarios. Incluso los que digan en el tiempo y el espacio y dotados de sus propios caracteres
(con Freud y Marx) que el contenido metansico de las creen- particulares.
cias religiosas es ilusorio, se plantearán el problema de por Recordemos también cómo la literatura nos obsequia con
qué todas las sociedades conocidas padecen alguna forma de imaginarios, aunque muy «reales»'en otro sentido, casos par-
esta ilusión. ¿Puede ser explicado en términos psicoanalíticos ticulares de mujeres y hombres que despliegan su naturaleza
(el deseo de una figura paterna), sociológicos (como Marx y humana a través del sentimiento, el pensamiento y la ac-
Durkheim) o tal vez evolutivos, como han sugerido Wilson ción. En las grandes obras, nuestra comprensión de la natu-
y otros? Estas diversas explicaciones reduccionistas son inte- raleza humana se extiende y profundiza, si bien no necesa-
lectualmente interesantes, pero es dudoso que sean realmen- riamente de una forma que podamos expresar con palabras.
te convincentes. ¿No es la religión el ensayo de solucionar Por poner un ejemplo obvio pero inequívoco, consideremos
problemas a los que se enfrenta cualquier ser humano, por las obras de teatro de Shakespeare con la ayuda de intérpre-
muy confortable que sea su situación en el mundo, por muy tes sensibles. Las obras de ficción que disfrutan de más po-
reformada que esté su sociedad? ¿Cómo afrontar el carácter pularidad en los medios televisivos y cinematográficos
inevitable de la muerte propia y la de los seres queridos, contemporáneos suelen presentar personajes y situaciones
cómo hacer frente a nuestra conciencia del fracaso y del mal sociocuIturales planos y estereotipados, y de este modo res-
moral y cómo responder a las preguntas de a qué aspirar, qué tringen en lugar de ampliar la comprensión de l:l naturaleza
esperar? humana. (Platón se dio cuenta de la influencia que las artes
Sin embargo, es preciso abordar la cuestión filosófica de si y los «medios» pueden llegar a tener, para mejor o para
el contenido trascendente de las afirmaciones religiosas es peor.) La comprensión puede, sin embargo, hacerse más
ilusorio. Sugerimos tales cuestiones críticas acerca del Cris- profunda atendiendo a los casos particulares que encontra-
tianismo en el Capítulo 4, y descubrimos que Kant las expre- mos en nuestra propia experiencia, que nos narran la histo-
saba en sus meditaciones finales sobre religión. Evaluar las ria o la antropología o que las artes representan de una for-
tesis religiosas es uno de los caminos hacia indagaciones filo- ma imaginativa.
sóficas fundamentales sobre el significado, la epistemología La naturaleza humana como tema deshace los límites entre
y la metansica. Las explicaciones psicológicas o sociológicas las ciencias y las humanidades. Los problemas sociales y polí-
de la religión dependen de presupuestos relativos al significa- ticos del mundo exigen una mayor comprensión de la natura-
do y a la verdad o falsedad de las creencias por explicar. De leza humana. A menudo los problemas técnicos son resolu-
este modo, las cuestiones filosóficas sobre la religión son ine- bles, pero los obstáculos políticos, sociales y psicológicos
vitables. . parecen insuperables. Incluso en la opulencia y la paz, los
Al final de un libro que presenta tal cantidad de generali- problemas existenciales individuales, los dilemas y las tensio-
zaciones y teorías, merece la pena recordar que logramos nes permanecen. No hay contradicción alguna entre la espe-
comprender bastante la naturaleza humana de una forma ranza de Kant en el progreso social y su reconocimiento de la
práctica, no teórica, que parte de nuestra experiencia en. ca- necesidad de cada persona de aceptar su destino individual,
sos concretos. Por supuesto, ésta parte de nuestras expenen- sub specie eternitatis. Parafraseando a Alexander Pope, el estudio
cias vitales individuales -la gente con la que hemos tratado adecuado de los seres humanos es la naturaleza y la condición
y las comunidades y culturas en las que hemos vivido. Pero humanas.

)-
294 -. 295
7raditionsO(Minneapolis, University ofMinnesota Press 1986'
Brighton, Wheatsheaf Books, 1986), y Alison Jaggar, Feminis~
LECTURAS RECOMENDADAS Politicsand Human Nature (Totawa, N. J., Rowman and Allen-
held, 1983; Brighton, Harvester Press, 1983).
Los mejores análisis de la historia de la psicología son los Una interesante selección de lecturas, que abarca desde la
recomendados al final del capítulo sobre Skinner. En Acts of evolución científica del siglo XVII hasta las recientes discusio-
Meaning (Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1990), nes sobre temas «postmodemos», es Knowledge and Postmoder-
Jerome Bruner revisa el progreso de la psicología y reco- nism in Historical Perspective, ed. Joyce Appleby et al. (Nueva
mienda una «psicología cultural». Una reciente e innovado- York,Routledge, 1996).
ra introducción a una diversidad de enfoques sobre la teoría Roger Scruton, An InteUigent Person's Guide to Philosophy
de la personalidad y a la psicología social es el libro Under- (Londres, Duckworth, 1996) es una introducción poco con-
standing the Selj; ed. R. Stevens (Londres, Sage, 1996). Un li- vencional al tema, sugerida por la convicción del autor de
bro de referencia lleno de fascinantes artículos sobre una que «la verdad científica produce como producto residual
la ilusión humana, y la filosofia es nuestra arma más segura
gra.n variedad de tópicos es The Oxfórd Companion to the
Mind, ed. R. L. Gregory (Oxford, Oxford University Press, ~n el ensayo de rescatar la verdad de su precaria situación».
1987). Este es un mensaje que espero que el presente libro haya re-
forzado.
El enfoque sociobiológico de la naturaleza humana de
E. O. Wilson aparece en el capítulo final de su Sociobiología:
la nueva síntesis (Barcelona, Omega, 1980)y en On Human Na-
ture (Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1978).
Las siguientesson visiones de conjunto filosóficasde la socio-
biología: M. Ruse, Sociobiología(Madrid, Cátedra, 1989, 2.a ed.);
Mary Midgeley, Beast and Man: TheRoots ofHuman Nature (Lon-
dres, Methuen, 1980);F.von Schilchery N. Tennant, Philosophy,
Evolution and Human Nature (Londres, Routledge, 1984); y
Philip Kitcher, Vaulting Ambition: Sociobiologyand the Questfór
Human Nature (Cambridge, Mass., MIT Press, 1985).
Robert Wright, The Moral Animal: Evolutionary Psychology
and Everyday Lije (Nueva York, Pantheon Books, 1994; Lon-
dres, Abacus, 1996), entremezcla con inteligencia las ideas de
Darwin, la vida de éste, los desarrollos recientes en teoría evo-
lutiva y su aplicación a la naturaleza humana. Cebe citar dos
agudas introducciones a la genética y la teoría evolutiva con-
temporáneas: Richard Dawkins, Elgen egoísta (Barcelona, Sal-
vat, 1985), y Steve Jones, Dios, los genesy el destino (Madrid,
Alianza, 1997).
Dos vías de acceso a la explosión de escritos sobre temas fe-
ministas que tratan de la naturaleza humana son: Jean Grim-
shaw, Feminist Philosophers: l%men's Perspectiveson Philosophical

296 297
Colección Teorema
Serie menor
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