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Abstract:
Teóricos pos progresistas han tratado de leer las “alternativas al desarrollo” de las acciones de
movimientos sociales locales o de organizaciones no gubernamentales. Estudios más recientes
de desarrollo, sin embargo, se enfocan en la imbricación de agendas de estado con las de la
sociedad civil. En el contexto de una iniciativa para mayor integración regional en América del
Sur, este ensayo argumenta sobre la necesidad de ir más allá del pos progreso. La Iniciativa
para la Integración de Infraestructura Regional en América del Sur (IIRSA [Initiative for the
Integration os Regional Infrastructure in South America] ) llama para una expansión masiva del
transporte, energía y redes de telecomunicación en el continente y tiene la tentativa de re
definir el panorama ecológico y el político-económico de América del Sur. El proyecto IIRSA ha
causado manifestaciones por parte de los ambientalistas y los las personas nativas de la zona.
Examinando los métodos que los activistas están usando para desafiar IIRSA, este documento
se opone al post-desarrollo y argumenta que los activistas no rechazando proyectos de elite,
pero en cambio los están involucrando en el mismo. Los activistas generan este espacio de
compromiso al invocar y problematizar la idea de ciudadanía activa. El ensayo termina
explorando las implicaciones de dicha estrategia, haciendo hincapié en el reconocimiento de
los enredos entre la sociedad civil y las instituciones dominantes mediante una consideración
de temas como progreso, medio ambiente y ciudadanía.
Palabras Clave: Integración regional; pos progreso; sociedad civil; medio ambiente;
ciudadanía; Amazonas
Introducción
Después de situar el proyecto IIRSA mediante un breve esquema histórico del desarrollo en el
Amazonas, el documento discute sobre las limitaciones de las teorías del pos progreso. Yo
argumento que el pos progresismo idealiza una completa separación de la sociedad civil del
esto y que esta perspectiva encubre de nuestra mirada los importantes debates que son
cruciales para muchos activistas en América Latina. Después de describir este dilema en
términos más conceptuales, este ensayo trata un estudio de caso. Basados en un análisis
discursivo crítico de documentos del proyecto IIRSA como también en entrevistas informativas
claves con la IDB (Inter-American Development Bank), BIC (Bank Information Center), más de
doce socios locales de ONGs de BIC activas en la zona de la Amazonía del Ecuador y Perú en
2009 y 2010, primero describo algunas de las vías con que los creadores del proyecto IIRSA
visualizan la integración regional, y luego examino algunos de los métodos que los activistas
usan para desafiar el proyecto, en particular sus llamados a la ciudadanía activa a través del
gran flujo de información y participación en el proceso de desarrollo. Finalmente, exploro las
implicaciones de las estrategias de los activistas para el estudio del progreso, haciendo
hincapié en el reconocimiento de los enredos entre la sociedad civil y las instituciones
dominantes mediante una consideración de temas como progreso, medio ambiente y
ciudadanía.
El enfoque del proyecto IIRSA lo hace el más ambicioso de todos los proyectos de desarrollo
en la región, y su intención es conectar el Amazonas con el resto de Sur América. IIRSA tiene el
potencial de extender la riqueza de bancos multilaterales, gobiernos, y capital trasnacional en
áreas marginales y ricas en recursos, literalmente dejando el trabajo en la tierra para
extracción acelerada de recursos, capitalismo de exportación, y acumulación por la
desapropiación de regiones indígenas. Últimamente, alrededor de América Latina, la
integración regional es legitimada por una ideología neoliberal y de libre mercado que asume
que las barreras para el comercio obstaculizan el desarrollo.
Estudiosos pos progresistas identifican los movimientos sociales como lugares para el
imaginario del desarrollo de alternativas o incluso como “alternativas para el desarrollo”.
Fuertemente informadas por el pos colonialismo, pos estructuralismo y pos modernismo, las
discusiones frente al desarrollo son profundamente escépticas de suposiciones Ilustradoras
como “progreso” y “crecimiento”. El antropólogo Arturo Escobar tiene probablemente el
argumento más claramente articulado en este respecto (1992, 1995, 2001). Para él, “los
movimientos sociales constituyen un terreno analítico y político en el que el debilitamiento del
desarrollo y el desplazamiento de ciertas categorías de la modernidad (por ejemplo, el
progreso y la economía) se pueden definir y explorar” (1992, p. 28). En contraste con las
fuerzas descontextualizadas del capitalismo, los movimientos sociales, siendo situacionales, se
convierten en el sitio de nuevos imaginarios para relaciones entre los hombres y el medio
ambiente basadas en principios de justicia, autonomía y cuidado.
A pesar de que teoristas pos progresistas han escrito elocuentemente sobre los costos medio
ambientales y humanos del desarrollo, y sobre “alternativas para el desarrollo” ofrecidas por
comunidades locales o ONG locales, las perspectivas abiertas por otros estudiosos pueden
profundizar nuestro conocimiento de largos debates alrededor del desarrollo. Si los activistas
están de hecho comprometiéndose con proyectos de elite más que rechazándolos, luego, los
problemas alrededor de proyectos de desarrollo pueden hablar de cuestiones ecológicas y de
sostenibilidad social. Mientras que un conflicto está en la superficie sobre la protección de
ambientes y de formas de vida, la disputa debería tratar preguntas fundamentales acerca de la
relación entre las comunidades, el estado y el capital, y el significado de la ciudadanía.
El proyecto IIRSA entró con fuerza luego de una reunión de los jefes de estado de los países
latinoamericanos en el 2000. Las razones por las que se formuló el proyecto han sido varias,
tomadas desde diferentes perspectivas. El razonamiento clave del proyecto se ha explicado de
la siguiente forma:
Otros autores también opinan que la iniciativa de IIRSA se centra en integrar a los países
latinoamericanos mediante la infraestructura necesaria para transportar alimentos y bienes y
facilitar la comunicación mercantil, desplegando la potencia económica de los recursos del
continente. En una conversación con el personal de IDB, razones adicionales salieron a la luz:
Primero, IIRSA existe para conectar económicamente a los países que están apartados por el
conflicto. Segundo, IIRSA busca crear estas conexiones mediante la extracción de materias
primas y su exportación para puntos claves de comercio, así estableciendo una comodidad
primaria para la economía. Tercero, IIRSA también tiene el propósito de desarrollar áreas de
no-mercado, previamente delimitadas.
Implementando IIRSA
Bajo el IIRDA, Sur América ha sido partido en diez “ejes de integración y desarrollo”: 1) centro
Andino; 2) centro de escudo Guayanés; 3) centro Amazónico; 4) centro Peru-Brazil-Bolivia; 5)
centro interoceánico central; 6) centro Capricornio; 7) centro Mercosur-Chile; 8) centro
Sureño; 9) centro del camino acuático Paraguay-Paraná; y el 10) centro Sureño Andino. (ver
figura 1).
Al demandar que la evaluación del impacto ambiental y social es insatisfactorio, que el proceso
de implementación no es transparente y es opresivo, y que los imaginarios de las alternativas
en cuestiones territoriales y de formas de vida están siendo silenciados, grupos ambientalistas
y defensores de indígenas buscan cambiar los términos en que IIRSA extiende y legitima su
control en el Amazonas.
Uno de los programas que más está en contra del proyecto IIRSA se ha formado entre ONG del
norte, liderados por el BIC. BIC ha desarrollado una iniciativa de la sociedad civil llamada
BICECA (Building Informed Civic Engagement for Concervation in the Andes-Amazon). El
objetivo de BICECA es el de ayudar a las “organizaciones de la sociedad civil a analizar e influir
sobre proyectos de integración económica y políticas en el territorio de los Andes-Amazonas
para ayudar a proteger la diversidad biológica y cultural de la región” y de “promover la
participación informada y la defensa efectiva de la conservación a través de la vinculación de
iniciativas de la sociedad civil a nivel local, regional e internacional” (BIC 2009). La
consecuencia principal de esta iniciativa es la de la generación de una red de activismo
internacional.
El BIC organizó una reunión en Lima de organizaciones de la sociedad civil del norte y del sur
en el 2005, en la que concluyó en el acuerdo Articulación Frente a IIRSA. El principal objetivo
de la declaración fue el de desenmascarar y frenar el proyecto IIRSA en la forma en que está
actualmente planeado, y generar alternativas sostenibles con el fin de lograr otra posibilidad
para la integración de los países latinos. La Declaraci´´on de Lima fue firmada por 16 ONGs,
incluyendo BIC. Existen tres organizaciones que en este momento componen esta red: 1) las
ONGs de Estados Unidos que promueven la justicia social y medio ambiental internacional
activa; 2) ONGs Latinoamericanas de justicia ambiental y social ubicadas en las capitales; 3)
Federaciones indígenas en los terrenos bajos del Amazonas.
Replanteando la sostenibilidad
Una de las demandas claves provenientes de los movimientos sociales y de las ONGs es por la
planeación del IIRSA y el proceso de implementación de la misma, para incluir la completa y
activa participación de la sociedad civil. La Declaración de Lima expresa que “una forma
diferente de integración es posible, pero sólo a través de un debate informativo abierto con la
completa participación de nuestra gente” (Declaración de Lima 2005). Los grupos de la
sociedad civil están demandando un espacio institucional para las bases de las estructuras de
la dirección de IIRSA. Solo la inclusión de un amplio rango de actores puede proveer la
participación crucial que puede ayudar a prever daños ecológicos y sociales. La participación
en este sentido debería ocurrir en todas la etapas del proceso de planeación, incluyendo las
decisiones de cuáles deberían ser las prioridades de una integración regional.