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Debates ambientales

contemporáneos

Informe de Investigación
del Grupo de Investigación en Derechos Colectivos y
Ambientales - GIDCA

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


SEDE BOGOTÁ
FACULTAD DE DERECHO CIENCIAS POLÍTICAS YSOCIALES
INSTITUTO UNIDAD DE INVESTIGACIONES
JURÍDICO-SO CIALES GERARDO MOLINA- UNIJUS
Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

Las políticas públicas de las diversidades : identidades y emancipación 1 compiladores y


Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

Debates ambientales contemporáneos 1 Grupo de Investigación en Derechos Colectivos


y Ambientales- GIDCA; ed. Gregori:o Mesa.-- Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia. Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales. Instituto Unidad de
Investigaciones Jurídico-Sociales Gerardo Molina (UNIJUS), 2010
358 p.

Incluye referencias bibliográficas

ISBN : 978-958-7 19-473-9

l. Derecho ambiental 2. Protección del medio ambiente - Aspectos


Socioeconómicos 3. Política ambiental I. Mesa Cuadros, Gregorio,l961- II. Grupo
de Investigación en Derechos Colectivos y Ambientales (GIDCA)

CDD-21 346.046 1 2010

Debates ambientales contemporáneos


© 2010 Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá,
©Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales
Grupo de Investigación en Derechos Colectivos y Ambientales - GIDCA
Editor Gregario Mesa Cuadros

Primera edición: mayo de 2010


Bogotá, 2010
ISBN: 978-958-719473-9

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


Moisés Wasserrnann Lerner -Rector-

Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales


José Francisco Acuña Vizcaya -Decano-
Alejo Vargas Velásquez -Vicedecano de Investigación y Extensión-

Instituto Unidad de Investigaciones Jurídico-Sociales Gerardo Malina UNIJUS


Bemd Marquardt -Director UNIJUS
Paola Niño Capera -Coordinadora de Investigaciones-
Florelia Vallejo Trujillo -Coordinadora de Investigaciones-
Diagonal40a Bis 15-38, Bogotá D.C., Colombia, Sur América
Mail: insisjpg_bog@unal.edu.co, Tel. 57-1-287 90 44 ext. 101-115

Apoyo de Grupos de Investigación:


Grupo de Investigación en Derechos Colectivos y Ambientales - GIDCA

Diseño de carátula:
GIDCA, Pedro A González Calderón y Diana Fonseca Robayo
Fotografías: Pedro A. González Calderón, de GIDCA

Diagramación:
Margoth C. de Olivos

Impresión:
Digiprint Editores E.U.
Calle 63 Bis No 70-49
Bogotá D.C., Colombia, Sur América, Tel. 57-1-251 70 60

Impreso en Colombia/ Printed in Colombia


Principios a•nbientales coDlo reglas
de organización para el cuidado, la
vida, la conservación y el futuro
Gregario Mesa Cuadros1

a causa principal del deterioro ambiental son "las


( ( modalidades insostenibles de producción y consumo,
particular en los países industrializados" y "la res-
ponsabilidad de contener, reducir y eliminar los daños al ambien-
te mundial debe recaer en los Estados que los causan". Se indica
también que "habrá que encauzar recursos financieros nuevos y
adicionales a los países en desarrollo a fin de asegurar su plena
participación en los esfuerzos mundiales en pro de la protección
del ambiente". Se decidió, por lo demás, "examinar la relación en-
tre la degradación del ambiente y el clima económico internacional
[... ]sin introducir nuevas formas de condicionalidad" . El examen
de las estrategias nacionales e internacionales que favorezcan un
"desarrollo sostenido y ambientalmente racional" deberá realizar-
se "teniendo presente que no debe utilizarse la incorporación de
preocupaciones y consideraciones ambientales en la planificación
y las políticas de desarrollo para introducir nuevas formas de con-
dicionalidad en la ayuda o en la financiación del desarrollo y que
ello no debe servir de pretexto para crear barreras injustificadas al
• 11
comerc10 ».

Asamblea General de Naciones Unidas, Resolución 44/228, de 22 de diciembre de


1989. Convocatoria a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente
y el Desarrollo NCONF.151/PC/100/Add.1, párr. 3. Principios y premisas. Informe
Ksentini, numeral 65.

1
Abogado, Magíster y Doctor en Derecho. Profesor Investigador del Departamento de De-
recho de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional
de Colombia y Director del Grupo de Investigación en Derechos Colectivos y Ambientales
- GIDCA y Codirector del Grupo de Investigación en Política y Derecho Ambiental - PODEA.
/

Actualmente se desempeña como Director del Area Curricular de Derecho.


Gregario Mesa Cuadros

Resumen
Los principios hacen relación a ideas básicas de organización sobre el que-
hacer humano (como límites o autorizaciones) y en el derecho ambiental
son múltiples y diversos. La mayoría de ellos ha sido el resultado de in-
corporar en el discurso jurídico algunos de los principios de las ciencias y
disciplinas ambientales y ecológicas, compartiendo las inquietudes gene-
rales sobre la crisis ambiental y civilizatoria, y la creciente preocupación
por la no resolución de las problemáticas y los conflictos ambientales que
son su sustrato material. Dentro de los principios ambientales hay unos
orientados a limitar el proceso productivo en sí mismo (como el principio
de extracción y emisión sostenible), otros más genéricos desde las ciencias
ambientales (como el principio de globalidad e interdependencia) y otros
más de orientación jurídico-legal (como los principios de jerarquía norma-
tiva y de rigor subsidiario). En este escrito además se indica cómo los
principios orientan la producción normativa en el ámbito legislativo, la
aplicación por los agentes gubernamentales y la interpretación por parte
de los jueces, en la idea de contribuir a concretar derechos y resolver con-
flictos y problemáticas asociadas.

Palabras clave: principios, principios ambientales, reglas, derecho am-


bientat conservación, política ambientat gestión ambiental.

Abstract
The principies are basic ideas regarding the organization of human ac-
tivity (such as limits or permits) and in environmentallaw are many and
varied. Most of them have been the result of incorporating sorne of the
principies of science and environrnental and ecological disciplines into
legal discourse, sharing sorne general issues about the environrnental and
civilization crisis and the growing concern over the non-resolution of the
problems and the environmental corúlicts that are the substrate material.
Within environmental principies, there are ones designed in order to limit
the production process itself (as the principie of sustainable extracting
and emission), other more generic from the environmental sciences (such
as the principie of indivisibility and interdependence) and finally others
more laws (such as principies of legal hierarchy and subsidiary rigor). In
this context also shows how principies lead the rules production in legis-
lation, its implementation by governrnent agents and their interpretation
by judges, in the idea of contributing to ensuring rights and resoiving
conflicts and problems associated.

Key words: principies, environmental principies, rules, environmental


law, conservation, environmentai policy, environmental management.
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

Introducción
Sobre el Derecho Ambiental se viene hablando desde hace mucho
tiempo pero no hay acuerdo sobre su significado y sus contenidos.
La historia del derecho ambiental puede ser vista como la historia
de la apropiación del ambiente y los elementos que lo conforman,
conocidos usualmente en la literatura jurídica convencional como
'recursos naturales' y que en este escrito denominaremos 'bienes
naturales y ambientales'; esta historia hace relación tanto a los lími-
tes como a las autorizaciones para acceder al ambiente o a alguno
de sus elementos constitutivos. Se reconoce que la historia de la
apropiación del ambiente no ha estado exenta de tragedias, retóri-
ca y grandes y graves desastres ambientales, pero después de los
principales debates conexos es en definitiva la manera como los
grupos humanos, los individuos, y en el último tiempo, las em-
presas, justifican y dan razones para apoderarse de algo que no es
suyo porque siendo de otros o de todos, se requiere argumentar a
favor del despojo, la confiscación o la expropiación en sentido lato,
no solo por la acción estatal, sino sobre todo, en los últimos tiem-
pos, por la acción de los grandes agentes privados y privatizado-
res tanto de carácter nacional como transnacional, desde las formas
como el :modelo de desarrollo se expresa en su versión más actual,
el capitalismo industrial, financiero, depredador e injusto.

Este escrito2 pretende establecer, en primer lugar, algunos ele-


mentos del concepto sobre derecho ambiental y la historia ambien-
tal colombiana desde los lineamientos básicos de la manera como
el capital ha venido formulando sus estrategias básicas para la
acumulación de los nuevos tiempos, los tiempos de la desregula-
ción ambiental, la privatización y la apropiación del ambiente y
los elementos ambientales y conocido como el tiempo neoliberal, el
tiempo de la privatización del mundo, de la vida y de lo que hasta
la fecha no ha sido apropiado. En un segundo momento enuncia
los principales argumentos y razones para la defensa de los dere-
chos colectivos y ambientales desde una nueva caracterización de
la legislación ambiental, la incorporación de principios y derechos
ambientales como límites a las acciones humanas en el escenario

2
Agradezco el apoyo y comentarios a este trabajo por parte de los integrantes de GIDCA,
Gustavo Adolfo Ortega Guerrero, Edwin Novoa Álvarez y Luis Fernando Sánchez Su-
pelano.
Gregorio Mesa Cuadros

actual de la privatización de los últimos escenarios del ambiente y


la vida.

Concepto y elementos de Derecho Ambiental


No existe un concepto unívoco sobre el derecho ambiental, pero
podemos destacar algunas concepciones que ilustran tal diversi-
dad y buscaremos formular una que contribuya a consolidar una
orientación de esta área del derecho, desde una perspectiva de de-
rechos y además pensados desde su integralidad, globalidad e in-
terdependencia.

Por una parte, se considera que el derecho ambiental es la rama


del derecho que busca integrar distintas ramas del ordenamiento
jurídico con el fin de prevenir, reprimir o reparar las conductas
agresivas al bien jurídico ambiental, teniendo en cuenta las caracte-
rísticas del medio donde se desenvuelven. De otra parte, para el
profesor Serrano Moreno (1992: 42) el derecho ambiental es el siste-
ma de normas, instituciones, prácticas e ideologías jurídicas even-
tualmente útiles para la tutela del equilibrio de los ecosistemas.
Por su parte, para Jacquenod (1991: 351) el Derecho Ambiental se
caracteriza por sus dimensiones espaciales indeterminadas, su ca-
rácter preventivo con sustrato técnico, distribución equitativa de
costos, la preeminencia de los intereses colectivos, multidisciplinar
y transnacional.

Desde el ejercicio que GIDCA desarrolla, entendemos el Derecho


Ambiental como la rama del Derecho de carácter inter y transdisci-
plinar que orienta los debates, la producción, aplicación e interpre-
tación normativa en materia ambiental; entendiendo por ambiente
el conjunto de inter-relaciones dinámicas entre los elementos an-
trópicos, bióticos y abióticos en los cuales se desarrolla la cultura
y, en este sentido, el ambiente es esencialmente cultural, es decir,
lo es por las formas propias y específicas de ser usado, apropiado,
deteriorado, contaminado, conservado o reconstruido por prácticas
culturales, sociales, políticas, económicas y ambientales asociadas
a culturas específicas en tiempo y espacio determinado3 . Igualmen-

3 En este trabajo establecemos que no es lo mismo hablar de derecho ambiental que de dere-
cho ecológico, derecho de los recursos naturales o de legislación ambiental. Así mismo conside-
ramos que se requiere de una precisión sobre el concepto ambiente: qué es y qué significa
para determinadas disciplinas, por ejemplo, qué es y debe ser su sentido y significación
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

te consideramos que el Derecho Ambiental debería caracterizarse


por ser un derecho público, universal, preventivo, redistributivo,
inter y transdisciplinar (conexiones del derecho con otras discipli-
nas como la ética, la política, la economía ec<?lógica, la ecología y
las ciencias ambientales), sistémico, proactivo y prospectivo, que
tiene como objeto central la conservación del ambiente y los bienes
naturales y ambientales y la protección y prevención del daño y la
contaminación ambientales.

Por otra parte, consideramos que la legislación ambiental4 es


aquel conjunto de normas ambientales que tienen por objeto la pro-
tección de los sistemas ambientales en cuanto tales, regulando el
manejo de los factores y elementos que los constituyen desde una
perspectiva sistémica, sobre la base del reconocimiento de las inter-
acciones dinámicas que se dan entre ellos, y con miras a afianzar
el mantenimiento, renovabilidad, permanencia, no agotamiento,
conservación y si es posible, a incrementar los presupuestos de la
sostenibilidad y el equilibrio funcional del todo, entendido como
'Ambiente', 'Ecosfera', 'Tierra' o 'Naturaleza'.

En las últimas décadas, diversos análisis sobre la legislación am-


biental ha llevado a concluir para el caso colombiano, entre otras,
características como la dispersión, incoherencia y vacíos normati-
vos; así como una deficiente técnica legislativa y un entendimiento

para el Derecho (bien o valor jurídico a proteger por las normas nacionales o internacio-
nales y asociado a ideas de límites/ autorizaciones para usar, acceder o apropiarse con
cuidado de sus elementos o de él como un todo), para la Sociología y la Antropología
(las relaciones entre cultura y entorno), para el ecólogo (el hábitat), para el climatólogo
(la atmósfera); para el biólogo (el escenario de la vida) o para el ambientalista (el con-
junto de inter-relaciones dinámicas entre factores abióticos, bióticos y antrópicos, con-
cepto del cual partimos en este escrito) y que no debemos confundirlo con el concepto
tautológico 'medio ambiente' cuyo debate no es sólo retórico o lingüístico, sino esencial-
mente político pues existe una clara pre-ordenación ideológica desde el capitalismo y el
liberalismo para ver el ambiente solo como la mitad, un tercio o cada vez más hoy, una
pequeñísima parte del rrúsmo, la que está en poder de comunidades y pueblos dueños
de los bosques naturales y a los que se les quiere expropiar, incluso forzadamente.
4 Para el profesor español Martín Mateo (1991: 72) la legislación ambiental es en todos los
países variada, dispersa y frecuentemente confusa, pudiéndose detectar tres tipos de
normas: unas que constituyen simple prolongación o adaptación a las circunstancias
actuales de la legislación sanitaria o higienista del siglo pasado y de la que, también en
épocas anteriores, protegía el paisaje, la fauna y la flora; otras de orientación moderna
y de base ecológica aunque de dimensión sectorial para partes del ambiente como el
aire, el agua o el ruido y; otras de carácter más ambicioso, las cuales intentan conectar
diversos factores, recogiendo en una normativa única todas las reglas relativas a eso que
se denorrúna ambiente.
Gregorio Mesa Cuadros

equivocado que la cuestión ambiental es una tarea local o regional


cuando debe ser pensada de manera integral, interdependiente,
sistémica y global, especialmente si retomamos los postulados de
la norma constitucional (artículos 79 y 80), que imponen el deber
al Estado de ser el garante de la conservación, sostenibilidad y res-
tauración ecosistémica en el país y para ello debe proteger no solo la
diversidad del ambiente, sino también y muy especialmente, la inte-
gridad del ambiente, al ser nuestro país diverso en las múltiples ma-
nifestaciones ecosistémicas (selvas, bosques y sabanas tropicales en
Amazonia, Orinoquia y el Chocó biogeográfico, valles, montañas,
piedemontes y páramos andinos, sabanas y desiertos costeros, eco-
sistemas marinos, entre otros).

No debemos olvidar que la gestión ambiental tiene su sustento en


diversas circunstancias contextuales respecto de territorios, espa-
cios y ambientes específicos, las cuales tienen que ver especialmen-
te con fijar políticas ambientales, tanto globales como sectoriales,
así como con dictar normas jurídicas que desarrollen los instru-
mentos que permitan dar aplicación a las definiciones de la políti-
ca ambiental previamente adoptadas y, de otra parte, establecer la
institucionalidad que responda a los requerimientos de los puntos
anteriores. Por lo anterior, la política ambiental y las normas que la
desarrollan están condicionadas principalmente por aspectos refe-
ridos al contexto político, económico, social y ambiental imperante
en un territorio en un momento dado, a la situación de la gestión
ambiental imperante y, de manera importante, por las característi-
cas y especificidades de los sistemas jurídicos donde se desarrollan.

Elementos de una historia del derecho ambiental


colombiano
Indicábamos más arriba que la historia del derecho ambiental es
la historia de la apropiación de la naturaleza o el ambiente (que la
modernidad identifica como recursos naturales), y esa historia está
asociada al establecimiento de límites o autorizaciones para acceder,
usar, consumir, transformar, intercambiar o desechar tales bienes
naturales y ambientales. Para el caso colombiano, la historia del de-
recho ambiental puede incorporar diversos momentos, partiendo, en
primer lugar, de las formas propias de pueblos y comunidades indí-
genas quienes previamente a la llegada de los conquistadores con-
taban con fonnas especiales de uso y acceso colectivo a bienes naturales
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

y ambientales, y a pesar del largo período de más de cinco siglos de


expropiación algunas de esas formas todavía se conservan en buena
parte de estas culturas tanto en zonas andinas como amazónicas, ori-
noquenses, caribeñas y del chocó biogeográfic?.

En un segundo momento la Colonia establece las fonnas de apropia-


ción basadas en el derecho peninsular, justificando la apropiación en argu-
mentos como los esgrimidos por la duda indiana (Ginés de Sepúlveda:
1550), desconociendo el carácter de sujeto a los indígenas. El proceso
de conquista y colonización implicó el desmonte de selvas y montañas
y figuras jurídicas como las mercedes de tierras, la encomienda y la
mita, contribuyeron a cambiar de dueno tanto las personas como los
bienes y los territorios a favor de los conquistadores.

Posteriormente, en la época de la Independencia y primeros


años de la República se establecen algunas normas que protegen
ciertos recursos (los bosques por ejemplo, en el ano de 1821 con
el conocido decreto expedido por el Libertador), con un sentido
orientado a la posterior explotación, el cual se incrementa con las
prácticas librecambistas de mediados del siglo diecinueve, es decir,
es la primacía de una perspectiva patrimonialista, que buscaba prote-
ger determinados recursos naturales.

En período subsiguiente, a fines del siglo diecinueve, se en-


cuentra el origen de las primeras leyes de relevancia ambiental dic-
tadas en nuestro país, las cuales partieron de un criterio higienista
(de ahí los diversos Códigos Sanitarios). Desde comienzos del siglo
veinte y a partir de las grandes concesiones a empresas extranje-
ras (ferrocarriles, banano, petróleo, entre otras), se da un período
donde no existe una preocupación específica por el ambiente y la
conservación, salvo la defensa que hacen determinados actores, es-
pecialmente campesinado y comunidades étnicas.

Posteriormente, a partir de algunas normas, se crean las pri-


meras reservas y p arques naturales como la Macarena y los Guá-
charos, así como la protección de bosques, páramos y cumbres
nevadas a fines de los anos cincuenta (Ley 2a de 1959). Es a partir
de la Conferencia de Estocolmo de 1972, cuando se inicia un pro-
ceso legislativ o de protección del ambiente desde una perspectiva
ecosistémica, cuyo centro de producción normativa es la Ley 23 de
1973 y el Código de Recursos Naturales (Decreto Ley 2811 de 1974),
Gregario Mesa Cuadros

pero sin una adecuada técnica legislativa que derogara y sistema-


tizara las normas legales vigentes que eran contrarias a la idea de
incorporación de la dimensión ambiental en la toma de decisiones.

Años más tarde y con ocasión del debate constitucional de 1991,


es un momento de especial importancia en nuestro país pues con-
solida una serie de principios, derechos y orientaciones de la políti-
ca ambiental, aspecto que ha llevado a la afirmación de indica que
nuestra norma fundamental es una Constitución ecológica.

Al año siguiente, se avanza y se siguen consolidando en la Cum-


bre de Río de Janeiro de 1992, las ideas defendidas por algunos paí-
ses incluido Colombia (que estuvo abanderada en la defensa del
ambiente, no tanto por el Estado y sus instancias gubernamentales,
sino muy especialmente por pueblos, comunidades y los nuevos
movimientos ecologistas y ambientalistas), contribuyendo signi-
ficativamente a las definiciones que llevaron a la expedición de
normas ambientales (realmente ecológicas) desde la perspectiva del
desarrollo sostenible, que buscan regular los aspectos ambientales,
pero también sigue siendo precaria su técnica pues no cobija todos
o la mayoría de sus aspectos; aunque hay dos puntos de particular
interés, por una parte, se introduce en la legislación ambiental la
protección de los derechos de las personas, en cuanto se les reco-
noce el derecho a un ambiente sano y algunos mecanismos o instru-
mentos jurisdiccionales para asegurar que no sean amenazados o
vulnerados y, por otra parte, se involucra a los agentes económicos,
para que dirijan su actividad bajo sistemas de gestión coherentes
con niveles de protección previamente establecidos, y asegurar que
quienes potencialmente podrían generar efectos negativos sobre el
ambiente, paguen por la contaminación o el deterioro. De este perío-
do se predica especialmente el carácter esencialmente retórico de
las normas ambientales que le acampanan pues una mirada retros-
pectiva indica que tales normas quedaron en la mera formulación,
pero los países, especialmente los denominados desarrollados,
hicieron muy poco o nada por cumplir los mandatos estableci-
dos tanto en la Declaración Universal, la Declaración de Bosques,
la Agenda 21 y las dos Convenciones acordadas (Biodiversidad y
Cambios climáticos).

Por la misma época en que se dan las grandes conferencias uni-


versales para la protección del ambiente (incluida la Cumbre de
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el f uturo

Johannesburgo en 2002), y en solo un período de menos de cuatro


décadas, se formulan a su vez las previsiones materiales y norma-
tivas que son contrarias a la protección, el cuidado y la conserva-
ción, las cuales están asociadas a prácticas C?da vez más amplias
de explotación, depredación y contaminación, orientadas por la
propuesta de dejar en manos del mercado el principio absoluto
de la apropiación ilimitada neoliberal, momento que tiene su especial
desarrollo a comienzos de la década de los años ochenta cuando
triunfan las tesis conservadoras tanto en Estados Unidos como en
el Reino Unido y que se extienden por el globo en los años noventa
y en esta primera parte del nuevo siglo, donde las previsiones am-
bientales de interés público y general deben ceder al interés par-
ticular de los dictados del capital y las empresas desde el horizonte
planteado por la Organización Mundial de Comercio.

Principios en el Estado Social de Derecho


Reconociendo que derecho, política y economía no resuelven por sí
mismos los conflictos y problemas ambientales, se ha indicado que
aspectos éticos y referencias explícitas a formas de cuidado, preven-
ción y conservación deben ser enunciadas y defendidas como ideas
de principio, orientadoras del accionar humano, en este escrito
consideramos que tales ideas asociadas a los principios ambienta-
les pueden contribuir de manera significativa a definir los presu-
puestos básicos de la política ambiental y de la misma producción,
aplicación e interpretación normativa orientada a la protección de
los derechos humanos integrales y en especial los denominados
derechos ambientales.

Los principios han sido conceptualizados como criterios políti-


cos de fines mayores que no son estricta o directamente obligatorios
pero que generalmente iluminan la actuación de las autoridades,
tanto del legislador cuando hace las normas, como los jueces en su tarea
de interpretar las normas y, el gobierno en la ejecución de sus atribucio-
nes ejecutivas y aplicador de las normas.

Una comprensión amplia de los principios debe partir de reco-


nocer la existencia de unos principios y unos fines constitucionales,
los cuales son el soporte básico de su concreción, en la medida que
prefiguran la forma Estado y a la vez indican las orientaciones de to-
das las relaciones al interior de ét tanto de los particulares como de
Gregario Mesa Cuadros

los servidores públicos y, por ello, nos parece pertinente enunciar


en primer lugar los principios del Estado Social de Derecho, los cuales
prefijan las bases sobre las cuales se construyen las relaciones de los hu-
manos entre sí y con el ambiente en el caso colombiano.

La Constitución Política en su artículo 1° afirma que Colombia es


un Estado Social de Derecho5 y como tal establece una serie de prin-
cipios que lo orientan. La organización político-administrativa del
Estado también se establece en ese artículo, afirmando el principio
de unidad republicana que significa que hay un poder central sobre el
cual deben girar los demás poderes y las entidades territoriales que
tienen una autononúa ponderada, deben sujetarse a las normas que vie-
nen desde el poder central, quien es el verdaderamente autónomo.
De otra parte, se enuncia el principio de descentralización, que tiene que
ver con la posibilidad que el Estado central se descargue de alglinas
de sus funciones y deberes para entregarlos a entidades de carácter
regional o local. 6 Así mismo se enuncia el principio de autonomía 7 te-
rritorial8 en el entendido que en Colombia existen algunas divisiones

5 Es la forma de organización jurídico-política de una nación en la que lo primordial son las


personas, no solo individualmente consideradas, sino sobre todo, entendidas como grupo
social y ese Estado sólo tiene razón de ser y existir si está al servicio de la protección efectiva
de los derechos, principios y deberes que la misma Constitución establece. La Corte Consti-
tucional en su Sentencia de Tutela T-426/92 define el Estado Social de Derecho como el paso
del Estado formal de derecho a un Estado material de derecho, el cual debe esforzarse en la
construcción de un" minimo social de existencia" buscando la promoción de las condiciones
indispensables para asegurar a todos los habitantes una vida digna dentro de las posibilida-
des económicas a su alcance.
6 A la fecha y después de casi dos décadas no se ha expedido la Ley Orgánica de Ordena-
miento Territorial, la cual debería establecer claramente la distribución de competencias
entre la nación y las entidades territoriales, competencias atribuidas a los distintos niveles
territoriales y que serán ejercidas conforme a los principios de coordinación, concurrencia
y subsidiariedad y donde las autoridades administrativas deben coordinar sus actuaciones
para el adecuado cumplimiento de los fines del Estado, primordialmente para la protec-
ción de los derechos y la prestación de los servicios, que deberían ser esencialmente públicos
y basados en el interés general.
7 La Constitución de 1991 introdujo cambios fundamentales en el régimen territorial. Este
pasó de un esquema con centralización política y descentralización administrativa a un sis-
tema de autonomía ponderada para las entidades territoriales sin perder de vista la unidad
del Estado. La Corte Constitucional (Sentencia C-517 de 1992) interpretando el artículo 287
de la Constitución ha entendido que el concepto de autonomía es relativo y debe armoni-
zarse con la noción de descentralización y de Estado Unitario, precisando que autonomía
es la capacidad de manejar los asuntos propios, pero Colombia continúa como una orga-
nización centralizada en la cual "los entes locales están subordinados al Estado Central y
ejercen las facultades propias de la autonomía y la descentralización en diversos grados,
los cuales no impiden en modo alguno la centralización de la organización política".
8 Las entidades territoriales gozan de autonomía para la gestión de sus intereses y dentro de
los límites de la Constitución y la ley y por ello, entre sus competencias se cuenta gober-
Principios ambientales como reglils de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

del territorio (departamentos 9, municipios10, distritos y territorios indíge-


nas), y como tales, tienen unos derechos y la obligación de prestar
determinados servicios, pero frente al poder central su autonomía no
es absoluta sino relativa o ponderada, pero .sí gozando de autonomía
para la gestión de sus intereses, d entro de los límites que establece
la Constitución y la ley. Además la Carta política enuncia el principio
de soberanía y democracia, explicitando que la soberanía reside exclusi-
vamente en el pueblo, del cual emana todo el poder público y ejerce
la soberanía directamente (por ejemplo, cuando se reúne, convoca a
Asamblea Constituyente, convoca a referendo, propone iniciativas
normativas, controla el ejercicio del poder, entre otros), o por medio
de sus representantes (eligiendo a las personas que ocupen los dife-
rentes cargos de elección popular, ya sean senadores, representantes
a la cámara, diputados, concejales, alcaldes, gobernadores, presiden-
te, etc.)

De otra parte, se indica el principio de participación, en cuanto


que todos los colombianos tenemos derecho a participar en la vida
económica, política, administrativa y cultural de la n ación, y el Es-
tado tiene como uno de sus fines esenciales, facilitar la participa-
ción de todos en las decisiones que puedan afectarlo. Por tanto, el
ejercicio de la democracia participativa Qunto con los mecanismos
que la harán efectiva dentro de un concepto de soberanía popular que
supera en gran medida el restringido alcance de la democracia re-
presentativa o electiva), es un proceso que tenderá a más y mejores
formas democráticas.

Por lo anterior, la redefinición del Estado colombiano como Es-


tado Social de Derecho y de la soberanía (ahora popular), dentro
de una concepción de democracia participativa lleva a que el pue-
blo directamente tome parte tanto en la gestión como en el control,

narse por autoridades propias, administrar los recursos y establecer los tributos necesarios
para el cumplimiento de sus funciones, así como participar en las rentas nacionales.
9 Sus funciones principales son: administrar autónomamente sus asuntos seccionales, pla-
nificar y promover el desarrollo económico y social dentro de su territorio, ejercer las fun-
ciones administrativas de coordinación, de complementariedad de la acción municipal y
de intermediación entre la nación y los murúcipios y, prestar los servicios que determina la
Constitución y la ley.
10 Entidad fundamental de la división político-administrativa del Estado que tiene como fun-
ciones principales la prestación de los servicios públicos que la ley determine, construir las
obras que demande el progreso local, ordenar el desarrollo de su territorio, promover la
participación comunitaria y el mejoramiento social y cultural de sus habitantes.
Gregorio Mesa Cuadros

vigilancia, fiscalización, concertación y decisión de sus asuntos; ya


que la democracia participativa no cobija solamente la participación
política, sino que es una ilimitada gama de mecanismos y posibilida-
des populares con miras al logro de la convivencia pacífica, política
y social, pero evitando las manipulaciones que formas autoritarias
co1no las de los denominados 'Estados de opinión' que desconocen
la esencia de la democracia, que parte del respeto a la diferencia y a la
oposición desde un concepto de mayorías no solo en las formas sino
basada en los límites que implican los derechos, garantías y liberta-
des de todos los asociados.

Respecto del principio de pluralismo, el Estado, al reconocer y pro-


teger la diversidad étnica y cultural de la nación colombiana, está
indicando que en Colombia existen diversas formas de ver, pensar y
entender el mundo, y no solo una, como se daba en la Constitución
anterior; por lo tanto, en Colombia caben todas las ideas, todas las
expresiones, cultos, todas las personas tienen la libertad de expre-
sar y difundir su pensamiento y opiniones. Así mismo, se renueva y
hace expreso el principio de prevalencia del interés general, donde se in-
dica la tarea del Estado de promover los derechos de los individuos,
pero además no se pueden desconocer los derechos de los asociados,
llevando a considerar los asuntos generales como de interés público.

De otra parte, no se puede desconocer que la Constitución tam-


bién incorporó el principio de propiedad privada y libre competencia
económica el cual tiene un peso significativo en relación con lo am-
biental, ya que en materia económica la propiedad privada y la li-
bre competencia económica son principios fundamentales, pues
la dirección general de la economía está a cargo del Estado quien es
propietario del subsuelo y de los recursos naturales no renovables
e interviene en la explotación de los recursos naturales, en el uso
del suelo, en la producción, distribución, utilización y consumo de
los bienes, y en los servicios públicos y privados, para racionalizar
la economía con el fin de conseguir el mejoramiento de la calidad
de vida de los habitantes, la distribución equitativa de las oportu-
nidades y los beneficios del desarrollo y la preservación de un am-
biente sano. Infortunadamente este principio se ha convertido en la
norma rectora que orienta y limita los demás principios y formas
de acción, supeditando casi siempre el interés general y colectivo
al interés particular e individualista del capital, la empresa y la ini-
ciativa privada.
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futu ro

Por su parte, los fines del Estado Social de Derecho están con-
signados en la Constitución Política, tanto en los artículos 2°, 7°, 8°,
como en el334 y en el336, cuando se enuncia que nuestro Estado
está para servir a la comunidad y promover la prosperidad gene-
ral, así como para garantizar la efectividad de los principios, dere-
chos y deberes consagrados en la Constitución, además de facilitar
la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la
vida económica, política, administrativa y cultural de la nación.
Así mismo, son fines del Estado Social de Derecho en Colombia
asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo;
proteger la diversidad étnica, cultural y natural de la nación co-
lombiana; conseguir el mejoramiento de la calidad de vida de los
habitantes; conseguir la distribución equitativa de las oportunida-
des y los beneficios del desarrollo; la preservación de un ambiente
sano y; buscar el bienestar general y el mejoramiento de la calidad
de vida de la población, no solo como retórica constitucional sino
como prácticas cotidianas traducidas en políticas públicas, norma-
tividad, institucionalidad asociada y recursos para traducirlos en la
práctica que contribuyan a resolver las necesidades básicas de los
asociados y protejan efectivamente los derechos de todas y todos,
especialmente de aquellos que no pueden y no tienen.

Principios ambientales
Concepto
Los principios, han sido objeto de permanentes debates y evolucio-
nes históricas en su conceptualización y aplicabilidad en ámbitos
como la filosofía, la teoría del derecho, la ética, y las ciencias, entre
muchas otras, de las cuales se pueden distinguir desde la filosofía
de Aristóteles tres tipologías generales, los principios como causas
(relaciones causa-efecto), como leyes y como axiomas lógicos.

Los principios como leyes físicas, éticas o jurídicas, según dicha


filosofía clásica, representan códigos orientadores de carácter irre-
futable y demostrable en diversas situaciones, punto desde el cual
han nacido a lo largo de la historia de la teoría del derecho diversos
tipos de debates referidos al lugar de éstos en el ordenamiento jurí-
dico y la forma como se interrelacionan entre sí.
Gregario Mesa Cuadros

Debates entre el iusnaturalismo y el derecho objetivo o entre


teóricos como Hart y Dworkin, han venido construyendo definicio-
nes, acuerdos y líneas argumentativas al momento de interpretar
los principios del derecho, llegando a ser uno de los temas más
discutidos desde hace unas décadas. Los principios generales del
derecho, fueron nombrados ya desde el Código Civil austríaco
en 1811, y en términos internacionales desde la jur~sdicción de la
Haya,11 sin embargo, los grandes debates y conceptualizaciones so-
bre los principios se dan después de la Segunda Gran Guerra con
debates como el mencionado más arriba entre Hart y Dworkin.

El derecho, como ordenamiento dirigido a la resolución de pro-


blemas jurídicos, se plantea en tomo a los principios una pregunta bá-
sica desde la filosofía del derecho, ¿existe una respuesta correcta para
todo caso? Esta pregunta ha dinamizado varios de los principales
debates en torno a la definición de los principios del derecho y en
general de las discusiones entre el positivismo y el iusnaturalismo.
Sin embargo, es posible hablar de una definición genérica antes
de abordar dichos debates, de modo que en el ámbito jurídico De
Castro (1984: 420) indica que ulos principios jurídicos son las ideas
fundamentales e informadoras de la organización jurídica de una
determinada comunidad, ideas que no son otra cosa que valores
ético jurídicos evidentes en una comunidad y en un momento histórico
determinado".

De esta definición general se debe hacer una claridad concep-


tual en el sentido de distinguir las normas positivas de las reglas y,
éstas a su vez, de los principios, ya que según Alexy (1988), las re-
glas y los principios son normas que se diferencian entre sí por di-
versos criterios de distinción en donde el elemento de generalidad
es el más citado (los principios son más generales que las reglas).

Adicionalmente se encuentran los criterios de distinción de


Dworkin, según los cuales las reglas son aplicables bajo la fórmula
"todo o nada", es decir que se aplican en su totalidad o no se apli-
can, mientras que los principios pueden brindar razones al ope-
rador para que éste tome una decisión, sin embargo puede tomar
argumentos de varios principios a la vez. Lo anterior implica una
diferencia en el caso de choques o diferencias entre reglas o entre

11 Art 38 del Estatuto del Tribunal Internacional de Justicia de la Haya.


Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

principios respecto de la validez de cada uno: ante un conflicto en-


tre dos principios, se sopesa uno de los dos y se aplica el de mayor
peso, pero ello no le resta validez al otro, mientras que en un con-
flicto de reglas, la que no se aplique pierde tot~l validez.

Sin embargo el criterio central de diferenciación, radica en que


los principios son mandatos de optimización (Alexy 1988: 143), lo cual
implica que su aplicación debe realizarse en la mayor medida po-
sible según las posibilidades de cada caso, es decir, que la validez
de un principio se predica en varios grados, mientras que una regla
solo tiene dos grados de aplicación uno positivo y uno negativo.
Dicho de otro modo, las condiciones fácticas y jurídicas se deben
adaptar a las reglas para éstas poder ser aplicadas, mientras que
los principios se adaptan a las condiciones y se aplican en mayor o
menor medida.

Esta perspectiva de principios es la que utiliza Dworkin para ata-


car la separación entre derecho y moral que hace el iuspositivismo,
pues se argumenta que los principios tienen un contenido moral que
crean significantes para el sistema jurídico desde una labor de optimi-
zación, punto en el cual nace la teoría de la única respuesta correcta.

La única respuesta correcta hace referencia al papel de los princi-


pios en la resolución de casos, punto en el cual sopesar principios se
convierte en una labor central del operador jurídico; los principios
asumidos como valores", le dan un valor axiológico a las discusio-
'l

nes entre principios más allá de lo deontológico, por lo que finalmen-


te la única respuesta depende de la jerarquía de los valores.

Dada la inviabilidad de un criterio estricto para determinar di-


chas jerarquías, Alexy describe tres sistemas: uno de condiciones
de prioridad, otro de estructuras de ponderación y otro de prio-
ridades prima facie. Las condiciones de prioridad se refieren a que
según el caso específico, las reglas pueden ser la vía argumentati-
va para darle prevalencia a uno u otro principio, las reglas serían
entonces parámetros de cada caso a tener en cuenta para definir
las prioridades de los principios. Por su parte, las estructuras de
ponderación hacen referencia al principio de proporcionalidad, el
cual implica que el grado de cumplimiento de un principio influye
directamente en el grado de cumplimiento o incumplimiento del
Gregario Mesa Cuadros

otro con el cual esté en disputa, lo que implica una argumentación


preponderantemente racional lógica.

Por su parte, las prioridades prima facie implican cierto orden


de prevalencias preestablecidas que vendría a confirmarse según
las pruebas del caso, como por ejemplo la prevalencia del derecho
a la información frente a la personalidad, prevalencias que eviden-
temente no son rígidas sino que obedecen también a la argumen-
tación del caso.

La Corte Constitucional colombiana al respecto ha desarro-


llado los conceptos de proporcionalidad y razonabilidad a través
de juicios y test para cada caso específico, tema en el cual existen
numerosas sentencias con una base jurisprudencia! que ha venido
siendo ratificada a lo largo del tiempo. Básicamente, la Corte parte
de una facultad excepcional del Estado de limitar el cumplimiento
pleno de los derechos fundamentales y constitucionales, si existen
razones constitucionales para ello, esto es, otro principio constitu-
cional, por ejemplo12. El juicio de proporcionalidad es entonces la
herramienta de la Corte para determinar si una limitación al cum-
plimiento de un principio o derecho constitucional es constitucio-
nalmente aceptable o no, por lo que establece si los menoscabos a
un derecho "son 'proporcionados stricto sensu', esto es, que no se
sacrifiquen valores y principios que tengan un mayor peso que el
principio que se pretende satisfacer" 13 •

También ha mencionado la Corte que la proporcionalidad se


puede entender como un principio propiamente dicho, el cual está
conformado por tres subprincipios (necesidad, idoneidad y pro-
porcionalidad). El primero refiere a que si se pueden lograr los
objetivos a través de otra medida diferente a la limitación del dere-

12
Al respecto ha dicho la Corte que según el principio de proporcionalidad "una restric-
ción de los derechos fundamentales podrá considerarse constitucionalmente aceptable
siempre y cuando no vulnere una garantía constitucional específica (como por ejemplo
la prohibición de la pena de muerte o el derecho a una defensa técnica en materia penal)
y supere el test o juicio de proporcionalidad. Este juicio quedará superado cuando: 1) tal
restricción persiga un fin constitucionalmente legítimo¡ 2) constituya un medio idóneo
para alcanzarlo¡ 3) sea necesaria, al no existir otro medio menos lesivo y que presente
una eficacia similar para alcanzar el fin propuesto¡ 4) exista proporcionalidad entre los
costos y los beneficios constitucionales que se obtienen con la medida enjuiciada" . Sen-
tencia C-720/07 M.P. Catalina Botero Marino.
13 Sentencia C-309/97
. M.P. Ale1andro
'
Martínez Caballero.
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservaci6n y el futuro

cho, entonces no es posible hablar de proporcionalidad; la idonei-


dad implica por su parte, que la medida efectivamente conlleve a
la aplicación de otro principio y el tercer subprincipio implica que
ambos principios se puedan sopesar en cuanto a sus razones y a su
intensidad.

Por otra parte, el principio de razonabilidad está referido más


exclusivamente al principio de igualdad constitucional, y es apli-
cado a través del denominado test de razonabilidad para determi-
nar si una determinada norma viola o no los criterios de igualdad
establecidos por la Corte en su diversa jurisprudencia, de modo
que este test es aplicado para el análisis de constitucionalidad de
muchas normas.

Clasificación de los principios


Una d e las primeras clasificaciones teóricas de los principios se pre-
senta con Carrió (1986) y Guastini (1990), de los cuales se despren-
de una clasificación básica esquematizada por Atienza y Manero
(1991) de la siguiente forma:

a. Principio general: regula casos muy generales, sin entrar en


especificaciones o detalles.
b. Principio como norma redactada en términos particularmente va-
gos: tienen una periferia de textura abierta de modo que son
aplicables para la gran mayoría de casos, pero existen otros
en donde es dudosa su aplicación.
c. Principio como norma programática o directriz: por ejemplo,
los derechos fundamentales de carácter programático, como
el derecho a la paz.
d. Principio como norma especialmente importante: si bien no es
genérica, sí tiene una aplicabilidad especializada, por ejem-
plo, normas relacionadas con la realeza en el caso español.
e. Principio como norma de elevada jerarquía: por ejemplo las nor-
mas constitucionales.
f. Principio como regula iuris: implica un enunciado de máxi-
ma ciencia jurídica y que está provista de generalidad en el
ordenamiento jurídico.

Aclara Carrió que esta clasificación no implica taxatividad, por


lo que un mismo enunciado puede estar en más de una de las ca-
Gregario Mesa Cuadros

tegorías de principios, por lo que Manero y Atienza proponen otro


esquema de clasificación más abierto, y que se basa en un sistema
de identificación de principios según criterios determinados.

Los principios entonces pueden ser (1) en sentido estricto ó direc-


trices programáticas; (2) principios del sistema primario (súbdito) ó prin-
cipios del sistema secundario (del juez); (3) principios explícitos o principios
implícitos. A partir de estos criterios, los autores retoman a Alexy en
las discusiones sobre las distinciones entre reglas y principios, que
, .
aqu1 ya se mencionaron.

Como se indicó más arriba, los principios ambientales como cri-


terios políticos de fines mayores contribuyen a precisar los límites
centrales a las conductas humanas en su relación con el ambiente
y sus elementos y con otros seres humanos. De otra parte, los prin-
cipios ambientales contenidos en la Constitución y en las leyes
principales que los desarrollan (Ley general ambiental, Código de
Recursos Naturales, Convenio de Biodiversidad, Protocolo de Kyo-
to, etc.) han sido definidos como normas de textura abierta que ad-
miten aplicación directa en función del caso concreto, su posición
dentro de la jerarquía normativa del ordenamiento jurídico y los
hechos puestos a consideración del operador jurídico, pues orien-
tan la producción normativa desde todos los poderes del poder
público y la administración en relación con el alcance de cláusu-
las constitucionales, aspecto que puede ser especialmente pertinente
cuando se invocan directamente dichos principios en las leyes, los
decretos, reglamentos y actos administrativos que tienen que ver
con el ambiente y su conservación y protección, aspecto ligado di-
rectamente al respeto y concreción efectiva de los derechos huma-
nos ambientales.

La mayoría de los principios ambientales han sido recogidos


distintamente en cada uno de los países. Hay unos que los inclu-
yen de manera explícita en sus legislaciones nacionales como cri-
terios fundamentales de su política ambiental. Otros, al considerar
que los principios no poseen obligatoriedad jurídica, han optado
por no consagrarlos en sus textos constitucionales o legales, pero sí
en la exposición de motivos para la discusión de las normas. En
materia normativa, la mayoría de principios ambientales se en-
cuentran en las grandes Declaraciones globales sobre ambiente y
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

desarrollo, efectuadas en Estocolmo 197214, Río de Janeiro 199215


y Johannesburgo 2002. Así mismo para el caso colombiano se en-
14 La Declaración de Estocolmo de 1972 consagra principios ambientales de especial signifi-
cación, incluidos los del Derecho Ambiental Internacional, entre otros, los siguientes:
a. Principio de igualdad: reconoce que en m ateria ambiental todos los Estados son igua-
les en deberes y derechos y se hace una doble mención, en un caso a los seres huma-
nos, e implícitamente, a los Estados, al condenar el apartheid, la segregación racial y
la discriminación, entre otras.
b. Principio del derecho al desarrollo sostenible: señalando que hay un vínculo estrecho
entre desarrollo económico y social y ambiente.
c. Principio de soberanía estatal sobre los recursos naturales propios: establece que los Es-
tados exploten sus recursos naturales libremente, cuidando el uso racional de los
mismos.
d. Principio de no interferencia: implica la obligación de los Estados de no perjudicar con
sus actividades el ambiente de otros Estados.
e. Principio de responsabilidades compartidas: obliga a los Estados a asumir su responsabi-
lidad internacional cuando con sus actos dañen el ambiente de otro(s) Estado(s).
f. Principio de cooperación internacional: como guía de los Estados en todas las activida-
des relacionadas con la conservación del ambiente, teniendo en cuenta los intereses
correspondientes de los demás Estados.
15 La Declaración de Río de Janeiro sobre Ambiente y Desarrollo o Cumbre de la Tierra de 1992,
contiene 27 principios guías que deben regir el comportamiento de los seres humanos y las
instituciones, particularmente de los Estados en relación con el ambiente. Consagra nuevos
derechos y deberes, que pese a no tener carácter vinculante, constituyen la base para la ela-
boración de una Carta de la Tierra. Entre los principios que se enuncian están los siguientes,
los cuales, a pesar de ser explícitos, muchos de ellos contienen elementos contradictorios, no
se han desarrollado o no se han cumplido por parte de Estados, empresas y particulares:
a. Principio de humanidad: los seres humanos son el centro de las preocupaciones rela-
cionadas con el desarrollo sostenible y para los países en desarrollo la protección
ambiental requiere en primera instancia la protección de la vida humana a través de
la satisfacción de las necesidades básicas y el mejoramiento de la calidad de vida.
b. Principio de soberanía estatal sobre el ambiente y sus elementos y recursos que lo conforman:
reafirma el derecho soberano de los Estados de aprovechar sus propios recursos,
de acuerdo con sus políticas ambientales y de desarrollo.
c. Principio de sostenibilidad: reconoce el derecho al desarrollo, el cual debe ejercerse de
forma que responda equitativamente a las necesidades del desarrollo y ambientales
de las presentes y futuras generaciones. La erradicación de la pobreza es un requisito
indispensable para el desarrollo sostenible. Los Estados deberán expedir una legis-
lación ambiental acorde con los objetivos y prioridades del ordenamiento ambiental.
Deberá promoverse un sistema económico internacional favorable y abierto que lle-
ve al crecimiento económico y al desarrollo sostenible.
d. Principio de solidaridad y cooperación ambiental: la cooperación dentro de un espíritu de
solidaridad mundial es un imperativo para la conservación, protección y restaura-
ción del ecosistema planeta tierra. Así mismo, la cooperación tecnológica mediante el
intercambio de conocimiento, la adaptación y transferencia de tecnología, particular-
mente las limpias e ilmovadoras, contribuirá significativamente a la sostenibilidad.
e. Principio de participación: la participación ciudadana es el mejor modo de manejar los
asuntos ambientales, particularmente en el acceso a la información sobre todo acerca
de las actividades que ponen en peligro a las comunidades. Se considera fundamen-
tal la participación de la mujer y los jóvenes para el logro del desarrollo sostenible.
f. Principio de precaución, no contaminación y el que contamina paga: insta a los Estados a
buscar la reubicación o transferencia de actividades y sustancias que causan degra-
dación ambiental, igualmente se recomienda la aplicación de los principios precau-
telativos y el que contamina paga.
Gregario·Mesa Cuadros

cuentran en la Constitución Política de 1991, en la Ley General Am-


biental 99 de 1993, en el Código de Recursos Naturales o Decreto
Ley 2811 de 1974, autorizado para ser expedido por la Ley 23 de
1973 y las demás normas legales y reglamentarias que desarrollan
este Código y las leyes específicas en materia ambiental.

Jurisprudencia sobre principios ambientales


Desde el nacimiento de la Corte Constitucional, la jurisprudencia
ha venido desarrollando y ratificando los contenidos conceptuales
y teóricos de los diferentes principios ambientales, hasta el punto
de existir definidas líneas jurisprudenciales de algunos de los prin-
cipios ambientales, especialmente los referidos a dos grandes temas
que ha reiterado la Corte al respecto y de los cuales se desprenden
los diferentes principios: (i) el deber genérico de protección del am-
biente en cabeza del Estado bajo la concepción de la Constitución
ecológica y (ii) el desarrollo sostenible. Veremos a muy grandes
rasgos las principales sentencias:

En cuanto al deber de protección del ambiente, desde la Sen-


tencia C-359 de 1996 (M.P. Antonio Barrera Carbonell), de la Cor-
te Constitucional, se mencionó que no son los particulares sino el
Estado el encargado de proteger el ambiente, lo cual constituye un
interés universal de todo Estado, no solo en términos institucionales,
sino también en sus obligaciones internacionales. Luego, desde la
Sentencia SU-442 de 1997 (M.P. Hernando Herrera Vergara), se aso-
cia lo anterior al principio de universalidad y solidaridad a la vez
que con el derecho a la salud, a fin de obtener el mejoramiento de
la calidad de vida de la población y el aseguramiento del bienestar
general.

La Sentencia C-339 de 2002 (M.P. Jaime Araujo Rentería), ra-


tifica y recoge lo correspondiente al principio de precaución a raíz
del análisis de una norma del Derecho Minero y desarrolla también el

g. Principio de interdependencia e integralidad: se establece que la paz, el desarrollo y la


protección ambiental son interdependientes e inseparables. La guerra es por defini-
ción enemiga del desarrollo sostenible.
h. Principio de resolución pacífica de controversias ambientales: se llama a los Estados a re-
solver sus controversias ambientales por medios pacíficos y de acuerdo con la Carta
de las Naciones Unidas.
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

principio in dubio pro ambiente convalidando los estándares interna-


cionales a la jurisprudencia nacional.

Al respecto del desarrollo sostenible, el inicio de la línea juris-


prudencia! se da a partir de la sentencia C-223 de 1994 (M.P. José
Gregario Hernández Galindo), principalmente en su salvamento
de voto, según el cual se establece el concepto básico de desarro-
llo sostenible que ha sido ratificado durante los siguientes años.
A partir de la sentencia C 423 de 1994 (M.P. Vladimiro Naranjo
Mesa), se establece que este principio debe estar presente en toda
forma de planeación ambientat obligación que está en cabeza del
Estado y se debe asociar además con la función ecológica y so-
cial de la propiedad (Sentencia C-519 de 1994 M.P. Vladimiro Na-
ranjo Mesa).

Con la Sentencia C-126 de 1998 (M.P. Alejandro Martínez Ca-


ballero), se establece el principio de solidaridad ínter-generacional
de acuerdo con la creación de una armonía entre la producción y el
sustento del entorno ecológico, por lo que el desarrollo sostenible
tiene consecuencias interpretativas y jurídicas concretas. Estos pará-
metros de armonización se refieren, principalmente (Sentencia T-760
de 2007 M.P. Clara Inés Vargas Hernández), a los núnimos constitu-
cionales de mejoramiento de la calidad de vida y la prevalencia de
los intereses colectivos y ambientales sobre los particulares.

A continuación haremos referencia a algunos principios am-


bientales destacando especialmente los elementos del concepto y
algunos presupuestos de su fundamentación.

1. Principio de realidad: para el Derecho Ambiental interesa el aná-


lisis de los conflictos y sus problemáticas asociadas, partiendo
de las condiciones reales del ambiente (carácter sistémico que
regula sistemas interconectados) y de los bienes naturales y
ambientales (conocidos usualmente en la literatura conven-
cional como 'recursos naturales') en un tiempo, espacio y
sociedad determinada.

Dependiendo de la manera como observamos e interpretamos


la realidad, así mismo, identificaremos los problemas y conflictos
ambientales asociados y en tal sentido, indicaremos las respues-
tas para la solución de tales problemáticas, existiendo como criterio
Gregario Mesa Cuadros

general dos grandes visiones, una visión sectorial y parcelada de la


realidad y una visión global e integradora de esa realidad y en me-
dio de tales visiones, múltiples posibilidades como tonos de verde
en el sentido ambiental de la conservación o la contaminación que la
identifica.

2. Principio de globalidad e interdependencia: en los últimos tiem-


pos, los más grandes y graves problemas ambientales tie-
nen un carácter global y muchas de las acciones humanas (así
como las relaciones entre los ecosistemas y sus diversos com-
ponentes) están interconectados.

Una cabal comprensión de los mismos debe incorporar estos


principios, especialmente porque los límites naturales y artificia-
les no son un real límite para que los problemas ambientales se
muevan por el globo sin ninguna restricción, y porque tal como lo
establece una de las leyes informales de la ecología, todo está rela-
cionado con todo y lo que sucede en algún lugar del ambiente o con
alguno de sus elementos, tiene que ver o afecta otros elementos y lo
que pasa en otros lugares.

3. Principio de solidaridad: teniendo en cuenta que los sujetos


además de ser tenidos en cuenta individualmente, por esen-
cia en los derechos denominados de "tercera generación"
son colectivos, afectan a un grupo indistinto de personas.
Entre ellos tenemos el de información, vecindad, coopera-
ción internacional, igualdad y patrimonio universal. Este
principio también se conoce como principio de solidaridad
entre los pueblos.

El profesor De Lucas (1994: 55) entiende la solidaridad como


conciencia c'onjunta de derechos y obligaciones que surgirían de
la existencia de necesidades comunes y de similitudes de recono-
cimiento de identidad que preceden a las diferencias, pero la ca-
racterística central tiene que ver con la ausencia de pretensión de
eliminarlas.

El principio de solidaridad (que no es privativo del derecho am-


biental), es el fundamento del derecho a un ambiente sano además
de incorporar un elemento de vital importancia referido a la so-
lidaridad ínter-generacional. Pérez Luño (1991:211) afirma que si la
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

libertad fue el valor guía de los derechos de la primera generación,


como lo fue la igualdad para los derechos de signo económico, social
y cultural; los derechos de la tercera generación tienen como princi-
pal valor de referencia a la solidaridad, en el entendido que los nue-
vos derechos exigen para su realización la comunidad de esfuerzos
y responsabilidades a escala planetaria y, por ello, "sólo mediante
el espíritu solidario de sinergia, es decir, de cooperación y sacrificio
voluntario y altruista de los intereses egoístas será posible satisfa-
cer plenamente las necesidades y aspiraciones globales comunes
relativas a la paz, a la calidad de vida o a la libertad informática".

Desde nuestra perspectiva consideramos que el principio de


solidaridad incorpora una relación solidaria desde tres dimensio-
nes, una solidaridad ambiental respecto del tiempo (diacrónica y
sincrónica, es decir, como generación actual debemos ser solidarios
con las futuras generaciones pero también con las generaciones ac-
tuales que no pueden y no tienen derechos); del espacio (la gene-
ración actual que vive y disfruta de derechos tanto en los países
del Norte desarrollado como en los países en desarrollo, debe ser
solidaria ambientalmente hablando con las actuales y futuras gene-
raciones que no viven en sus Estados nación, es decir, ser solidario
ambientalmente hablando no implica serlo sólo con nuestros con-
nacionales sino que debemos serlo como habitantes del globo, in-
dependientemente del territorio, país o Estado de donde somos), y
la especie (solidaridad ambiental independientemente de la especie,
solidaridad no solo con lo humano, sino también con lo no huma-
no, presente y futuro) o calidad del sujeto.

4. Principio de justicia ambiental: el incremento inusitado de los


intercambios económicos, los cuales casi siempre han origi-
nado grandes y graves desastres ambientales al incrementar
a su vez la explotación de recursos naturales, con poco o
sin ningún control de carácter ambiental, social y público,
los cuales han llevado a desequilibrios y deudas sociales y
ambientales de los países del Norte con los países del Sur,
acreedores de esas deudas. La justicia internacional está li-
gada hoy a precisiones de justicia ambiental global, pues
una nueva teoría de la justicia deberá incorporar tanto el
componente ambiental como generacional, en una nueva
idea de los derechos y responsabilidades con el presente y
el futuro, desde la solidaridad.
Gregorio Mesa Cuadros

La justicia ambiental está conectada con el principio de solidari-


dad ínter y trans-generacional ya que una nueva visión sobre la res-
ponsabilidad y solidaridad reclama las obligaciones con el presente
y el futuro, con quienes todavía no existen y con los que siendo hoy
no tienen ni pueden. Así mismo, se destaca el principio de no discri-
minación ambiental, ni legal ni de aplicación, según el lugar donde
se producen los efectos ambientales negativos, usando normas me-
nos rigurosas e impidiendo y no concretando el principio de justicia
ambiental.

5. Principio de ciudadanía y democracia ambientales: para la con-


servación del ambiente y la garantía de los derechos de
las presentes y futuras generaciones,· se requiere superar
la limitada relación de reciprocidad por solidaridad y res-
ponsabilidad con el presente y el futuro, unas limitaciones
concretas a la huella ambiental insostenible de individuos,
culturas y Estados, propender por un cosmopolitismo redis-
tributivo, unas compensaciones y pago de deudas sociales
y ambientales, un avance en las consideraciones de ciuda-
danos globales, en una especie de des y re-territorialización
más allá del Estado-Nación y más allá del individualismo
· propietario; tener en cuenta a los otros y otras sin importar
el tiempo y el espacio asumiendo responsablemente y con
cuidado nuestra presencia y acción en y con la naturaleza.

De la misma manera, el principio de democracia ambiental: requie-


re unas consideraciones nuevas que permitan concretar una sobe-
ranía que radique en cabeza y en poder de todas y todos los sujetos
(incluidos los no humanos), todos los derechos son para todos los
seres (globalización de los derechos humanos), democracia radical
y no formal sino sustancial, participativa, y deliberativa pensada
para un Estado ambiental global, internacional, regional, nacional
y local.

6. Principio de regulación jurídica integral: que contenga elemen-


tos para la prevención y muy poco para la represión, para
la defensa y conservación, para el mejoramiento y restaura-
ción, tal como indica Jacquenod (1991: 372).

El análisis de la producción, aplicación e interpretación norma-


tiva vigente es esencialmente parcial y sectorial, cuando debería
Principios ambientales como reglas de organizaci6rr para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

ser integral y global. Producimos normas como si los elementos


ambientales fueran solo recursos naturales a explotar y no compo-
nentes de un sistema integrado denominado ambiente; el legisla-
dor ordinario o el extraordinario expide normas sobre el agua sin
tener en cuenta los otros componentes del ambiente (como el bos-
que, la fauna, el aire, el suelo, etc.) y de la misma manera actúa el
ejecutivo al aplicar la norma, olvidando los contextos específicos
en los cuales se desenvuelven los conflictos y problemáticas asocia-
das y hasta el momento el intérprete (incluso el juez constitucional)
sentencia desde una visión parcelada dejando de lado las diversas
interacciones dinámicas que se suceden en el ámbito ambiental

7. Principio de responsabilidad: la protección del ambiente y los


elementos que lo componen corresponde no solo al Estado y
a sus distintas autoridades (gubernamentales, legislativas o
jurisdiccionales) sino a los particulares, incluyendo la empre-
sa privada, las organizaciones no gubernamentales y, todos
aquellos que de una u otra forma tienen la capacidad de afec-
tar el ambiente y los recursos naturales, por ello, el principio
de responsabilidad se identifica directamente como principio de
responsabilidades compartidas pero diferenciadas.

Por supuesto es necesario distinguir que a pesar de estar com-


partidas las responsabilidades (todos de una u otra forma afectamos
el ambiente), estas son diferenciadas y es distinta la responsabili-
dad que le compete al Estado por acción (cuando él es el que con-
tamina) o por omisión (cuando d ebiendo actuar no actúa para la
protección efectiva del ambiente, previendo y evitando los daños).

En el ámbito internacionaP6 y según la Carta de Derechos y


Deberes económicos de 1974, los Estados son responsables por la

16
Por ejemplo, la Convención de Biodiversidad firmada en Río en 1992, consagra una serie de
compromisos para su conservación y uso sostenible, estableciendo la obligación a los Esta-
dos de desarrollar estrategias nacionales para su conservación y uso sostenible, tiene pre-
visto dentro de sus objetivos, conservar los recursos biológicos de la tierra, asegurar que
los países utilicen esos recursos en forma sostenible y promover la utilización y goce de los
beneficios que resultan de ellos en forma justa y equitativa. Los Estados Unidos afirmaron
que no firmarían porque ponia en peligro su industria biotecnológica y consiguientemente
a sus transnacionales. Los principios ambientales formulados son:
a. Propiedad estatal y derechos del país de origen: los Estados tienen derechos soberanos
sobre sus propios recursos biológicos.
b. Principio del interés común: la conservación de la diversidad biológica es interés co-
mún de toda la humanidad.
Gregorio Mesa Cuadros

comisión de actos ilícitos que violan normas ambientales inter-


nacionales y por ello deberán reparar, indemnizar, compensar, mi-
tigar los daños o la contaminación producida. Tal obligación ha
sido denominada principio de responsabilidad y reparación del daño
ambiental, donde los Estados están obligados a asegurar que cual-
quier actividad que se realicen sobre el suelo, el subsuelo, cuerpos
de agua, en la atmósfera del territorio nacional, en las 12 millas
náuticas de su mar territorial y en las 188 millas adicionales de su
zona económica exclusiva, en su plataforma continental e insular,
no cause daño en el ambiente y los recursos naturales de otros paí-
ses, ni en las aguas de alta mar o en la atmósfera superestante, ni
en la Antártida ni los fondos marinos internacionales o en el espa-
cio ultraterrestre (es decir, en todas aquellas denominadas "zonas
situadas fuera de toda jurisdicción nacional") y, en forma corres-
pondiente a esa obligación, los demás Estados tienen el derecho a
que ninguna actividad que se lleve a cabo en otros países o en las
mencionadas zonas, perjudique o amenace perjudicar su ambiente.

Así mismo, siendo la responsabilidad ambiental común a todos


los Estados es diferenciada de acuerdo a sus prácticas e interven-
ciones en su ambiente, en el de los demás Estados o en el ambiente
global, por ello deberán responder de manera distinta en la pre-
vención, reducción, mitigación o compensación de los daños am-
bientales.

Una de las versiones del principio de responsabilidad se tradu-


ce como principio de responsabilidad 'de la cuna a la tumba', formula-
do en el sentido que quien incorpora algo en el ambiente se hace
responsable desde el momento de su incorporación hasta cuando
ese producto o elemento deja de producir efectos ambientales ne-
gativos, es decir, que quien genera o dispone algo en el ambiente,
particularmente si puede generar dano o peligro, se hace respon-
sable de ello, incluso una vez que ha traspasado su dominio o se
ha desprendido de ello, partiendo del'principio del ciclo de vida
del producto', ya que su manejo debe regular desde su generación
hasta su disposición final.

c. Principio de responsabilidad: los Estados son responsables de la conservación de la


diversidad biológica y de la utilización sostenible de sus recursos biológicos.

42
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

En derecho ambiental internacional17, los Estados y las empre-


sas son responsables por los impactos ambientales negativos de los
productos que incorporen al ambiente, desde el momento en que
los incorporan hasta cuando estos dejan de producir impactos am-
bientales negativos. Se conoce en algunos ámbitos como principio
del ciclo de vida del producto y comprende temporalmente desde su
origen hasta su disposición final.

Este principio está íntimamente relacionado con el principio de


equidad ínter-generacional, y por lo tanto, es muy importante para la
concreción de los derechos de las generaciones futuras, en la medi-
da en que define que la responsabilidad va más allá de mi propia
existencia, pues decisiones que yo tome pueden afectar de ma-
nera grave no sólo a mis contemporáneos, sino que muy segura-
mente si no actuara con cuidado, prevención y precaución estaré
poniendo en riesgo los derechos y la vida de generaciones futuras,
seguramente lejanas en el tiempo, como podrían ser los impactos
generados por un desastre nuclear, ya que la eliminación o desapa-
rición de los efectos ambientales negativos tardará en desaparecer
varios miles de años, y por lo tanto mi responsabilidad continúa o
se traslada al futuro, hasta la medida de mis impactos generados.

17
Son diversas las normas ambientales de carácter internacional (aunque desde nuestra
perspectiva no debería existir tal distinción entre el ámbito nacional y el internacional
global) pues somos esencialmente ciudadanos globales. Entre las numerosas normas de
derecho ambiental internacional tenemos Ia Convención de Viena sobre el derecho de los
tratados; Declaración de Es~ocolmo sobre medio humano; Declaración de Río de Janeiro
sobre ambiente y desarrollo; Declaración de Johannesburgo sobre desarrollo sostenible;
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, Río, 1992; Proto-
colo de Kyoto de la Convención marco sobre cambio climático; Convenio de Estocolmo
sobre contaminantes orgánicos persistentes; Convenio sobre diversidad biológica, Río,
1992; Protocolo de Cartagena sobre seguridad de la biotecnología del Convenio sobre di-
versidad biológica; Convención para la protección de la flora, fauna y bellezas naturales
de países americanos, Washington, 1940; Convenio relativo a los humedales de especial
importancia internacional, especialmente como hábitat de aves acuáticas, Ramsar, 1971;
Convención para la protección del patrimonio mundial, cultural y natural, 1972; Conve-
nio sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres
-CITES, Washington, 1973; Convención sobre la conservación de especies migratorias
de animales silvestres, Bonn, 1979; Protocolo adicional a la Convención Americana so-
bre derechos humanos en materia de DHESC, artículo 11: 1) Toda persona tiene derecho
a vivir en un ambiente sano y a contar con los servicios públicos básicos. 2) Los Estados
partes promoverán la protección, preservación y mejoramiento del ambiente; Conve-
nios sobre protección del espacio ultraterrestre; Conferencia de la Biosfera, reunida en
París, 1968; Conferencia sobre la ecología para el desarrollo internacional, Washington,
1968.
Gregario Mesa Cuadros

8. Principio de incorporación de la dimensión ambiental enlato~


de decisiones: el proceso y la planificación del desarrollo debe
partir de las consideraciones ambientales como límites a
ese desarrollo y proceso productivo, teniendo en cuenta las
características naturales y ecosistémicas propias de cada te-
rritorio.

Como criterio general de este principio se ha indicado por la ley


general ambiental que el uso, acceso o explotación del ambiente,
los elementos y bienes naturales y ambientales requieren licencia
ambiental previa. Por lo anterior, una de las funciones centrales del
Estado que tiene por objeto prevenir y controlar los efectos nocivos
que pueden producir en el ambiente el uso o la explotación de re-
cursos naturales tiene que ver con el establecimiento de condiciones
y requisitos para el uso de cualquiera de los elementos ambienta-
les, ya sean las aguas, el aire o el suelo. En el caso de las aguas, por
ejemplo, en lo que tiene que ver con el beneficio o el tratamiento de
minerales, se prohíbe su deterioro de modo que su contaminación
no impida ulteriores usos de las mismas, o su uso en la exploración
y explotación petrolera, para que no produzca contaminación del
suelo ni la de aguas subterráneas y no produzcan riesgos o perjui-
cios ambientales; o que las alteraciones topográficas originadas en
las labores mineras sean adecuadamente tratadas y no produzcan
deterioro del entorno, entre otras restricciones.

Para muchos países (principalmente del denominado Tercer


Mundo) ha sido un tema de alta controversia, en la medida que se
cree que esta introducción es una limitante en su proceso de desa-
rrollo, en el entendido que los países industrializados a comienzos
de los setenta y especialmente en la Cumbre de Estocolmo, 1972,
instaban a los países menos industrializados a tener en cuenta es-
tas previsiones, pero el argumento de los países pobres indicaba
que por qué cambiar de doctrina cuando los desarrollados siempre
habrían esgrimido la idea de crecimiento, progreso y desarrollo y
ahora que ellos se encontraban en esa carrera por la industriali-
zación, se les verúa a prohibir con restricciones ambientales. Hoy,
tanto en la Constitución Política como en la ley está consagrado
este principio, y es la base de la sostenibilidad y del enunciado más
general de las políticas ambientales en Colombia, ya que la conser-
vación del ambiente y de sus elementos constitutivos es el límite
principal al proceso de desarrollo económico.
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

9. Principio de transpersonalización de las normas jurídicas: mu-


cho se ha discutido sobre la posibilidad que el ambiente o
sus elementos (los bienes naturales y ambientales como el
agua, el aire, el bosque, la fauna), los ecosistemas o la propia
biosfera sean sujetos del derecho ambiental.

Esto ha generado nuevas formas de abordar la ética, la políti-


ca, la legislación, la doctrina y la jurisprudencia en temas ambien-
tales18. Ya desde finales del siglo XIX se viene insistiendo desde los
postulados del ecologismo radical, la configuración de los espa-
cios prístinos como zonas de reserva natural intocada, que tales
ecosistemas estarían bajo la figura de máxima protección en pers-
pectiva de derechos, en el sentido de ser intocables, no apropiables
y destinados a la preservación y negándose cualquier uso.

En el último tiempo, varios países europeos y latinoamericanos


vienen debatiendo la necesidad de otorgar derechos al ambiente y
a los animales; tales debates pasan por explicitar los límites a las ac-
ciones humanas, que en el caso de los animales busca evitar danos
y afectaciones especialmente en el laboratorio, en la fábrica y en el
circo, como los lugares donde se atenta de manera más directa lo
que se ha venido en denominar los 'derechos de los animales'. En el
laboratorio, porque la industria alimentaria, química, farmacéutica
y cosmética requieren permanentemente de la experimentación con
animales; en la fábrica porque los animales han sido convertidos
en máquinas de producir carne y derivados de ella y porque en
el circo (tauromaquia, riñas de gallos, actos circenses, entre otros)
sigue siendo el lugar, conjuntamente con el laboratorio y la fábrica,
predilecto para la tortura a los animales. La Corte Constitucional
colombiana viene decidiendo en varias demandas de la Ley 84 de
1989 o Estatuto de protección de los animales, y GIDCA (2009) ha
intervenido con escritos en las demandas de inconstitucionalidad
presentadas el año pasado en mayo.

10. Principio //el que contamina, paga": el numeral16 de la Decla-


ración de Río establece que "las autoridades nacionales de-
berán procurar fomentar la internalización de los costos
ambientales y el uso de instrumentos económicos, teniendo

18
Mayor información sobre este debate se puede encontrar entre otros, en Singer (1984;
1999), Sosa (1990), Riechmann (2000), Dobson (1997).
Gregario Mesa Cuadros

en cuenta el criterio de que el que contamina debe" en prin-


cipio, cargar con los costos de la contaminación19, teniendo
en cuenta el interés público y sin distorsionar el comercio ni
las inversiones internacionales.

La legislación nacional también incorpora este principio y lo


hace en el artículo 1° de la Ley 99 de 1993, indicando en su numeral
7 que el Estado fomentará la incorporación de los costos ambienta-
les y el uso de instrumentos económicos para la prevención, correc-
ción y restauración del deterioro ambiental y para la conservación
de los recursos naturales renovables.

Desde la doctrina ambiental restrictiva esta formulación se con-


sidera que no es un principio ambiental en estricto sentido sino un
anti-principio, en la medida en que a partir de la aceptación cul-
tural de que es imposible no contaminar, lo que realmente indica
este principio no es tanto prohibir la contaminación o incorporar
los costos ambientales sino promover la contaminación y ordenar
pagar por ella.

En este orden de ideas y siendo que nuestro Estado no es muy


dado a cobrar por la contaminación y nuestras empresas (incluso
las estatales) no están habituadas a pagar por la contaminación,
consecuentemente los factores de incumplimiento de la norma" la
perversión de lo mandado por ella, la corrupción consecuente y las
prácticas habituales de las empresas de no someterse a los estánda-
res ambientales (reconociendo que ellas mismas han hecho la nor-
ma a su medida ejerciendo el cabildeo ante el legislador ordinario
y extraordinario cada vez que conviene para sus prácticas produc-
tivas y de desarrollo), se incrementan sustancialmente como lo de-
muestran las cifras de las exiguas multas, de lo poco o nada que se
ha reducido la contaminación y depredación y de cómo se han in-
crementado las violaciones a los derechos colectivos y ambientales.

19 El Código de Recursos Naturales entiende por contaminación la alteración del ambiente


con sustancias o formas de energía puestas en él_ por actividad humana o de la naturale-
za, en cantidades, concentraciones o niveles capaces de interferir el bienestar y la salud
de las personas, atentar contra la flora y la fauna, degradar la calidad del ambiente de
los recursos de la nación o de los particulares. Se entiende por contaminante cualquier
elemento, combinación de elementos, o forma de energía que actual o potencialmente
pueda producir alteración ambiental de las precedentemente descritas. La contamina-
ción puede ser física, química o biológica.
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

En escenarios internacionales, respecto del principio "quien con-


tamina paga", el Estado causante de la contaminación deberá asu-
mir (por ello también se le conoce como principio de internalización
de los costos ambientales o principio contaminador- pagador) los costos
ambientales que esa contaminación generó. Una visión alternativa
viene propugnando el principio del derecho igual a los sumideros de
carbono, atacando el mercado de los supuestos derechos de conta-
minación, y por ello consideramos que debe promoverse un límite
al uso de la naturaleza y el ambiente en la búsqueda de una huella
ambiental sostenible-2°, que sumado al principio de equidad generacional,
donde las visiones intra e ínter-generacional insisten en el derecho
que tienen tanto las generaciones actuales como las futuras para
satisfacer sus propias necesidades sin comprometer las de los otros
y otras en la presente generación ni los derechos de las generacio-
nes futuras para satisfacer sus propias necesidades y gozar de un
ambiente sano.

11. Principio de prevención: está basado en las indicaciones de la


buena fe, buena vecindad, diligencia debida, uso sostenible y
equitativo de los recursos naturales; este principio se precisa
desde dos vertientes, la prevención del daño ambiental in ge-
nere, y la prevención del daño ambiental transfronterizo. Este
principio es diferente de la precaución, que implica tomar
medidas con base en la información científica acumulada y la
prevención implica medidas ambientales preventivas.

Consideramos que el principio de prevención alimenta la precau-


ción, la cual siendo muy importante para la gestión ambiental, le
falta un elemento central que aparece en la prevención, al incorporar
aquellas preparaciones y disposiciones que se hacen anticipada-
mente para evitar un riesgo o ejecutar un proyecto, obra o actividad
y es por ello que la prevención busca anticiparse a los efectos nega-
tivos o destructivos sobre el ambiente y los elementos ambientales
y así se asegura su protección, conservación y adecuada gestión,
uso y disposición21 . Este principio, en definitiva, en situaciones es-

20
Para un debate más extenso, véase además Mesa Cuadros (2007).
21 Riechman, siguiendo a Daly (1991) y a Jonas (1995), ha indicado sobre el principio de pre-
caución que ante la magnitud de los riesgos a que nos enfrentamos, se impone una acti-
tud de vigilante anticipación, que identifique y descarte de entrada las vías que podrían
llevar a desenlaces catastróficos, aun cuando la probabilidad de éstos parezca pequeña
y las vías alternativas más difíciles u onerosas.
Gregorio Mesa Cuadros

pedales y en particular para concretar la idea de preservación (no


tocar o no usar), debería contar con las previsiones de no hacer,
no actuar desde agentes externos (ya sean estatales o privados) y
no solo de la idea de conservación (asociada a usar con cuidado, a
actuar, es decir, la precaución).

12. Principio de precaución22 : el numeral 15 de la Declaración de


Río expresa que con el fin de proteger el ambiente, los Esta-
dos deberán aplicar ampliamente el criterio de precaución
conforme a sus capacidades, ya que "cuando haya peligro de
daño grave o irreversible, la falta de certeza absoluta no deberá
utilizarse corno razón para postergar la adopción de medidas
eficaces en función de los costos para impedir la degrada-
ción del ambiente".

Este principio lo recoge el numeral sexto del artículo 1° de la


Ley 99 de 1993, y la Corte Constitucional lo ha precisado en algu-
nas de sus sentencias indicando, por ejemplo que este principio,
estando consagrado en la ley general ambiental sobre los principios
generales que rigen la política ambiental colombiana, además asig-
na funciones al Ministerio de Ambiente, especialmente cuando le
asigna el establecimiento de límites máximos permisibles a las emi-
siones, descarga, transporte o depósito de substancias, productos,
compuestos o cualquier otra materia que pueda afectar el ambiente
o sus elementos y componentes, así como prohibir, restringir o re-
gular la fabricación, distribución, uso, disposición o vertimiento de
sustancias causantes de degradación ambiental, donde esos límites
máximos se establecerán con base en estudios técnicos, sin perjui-
cio del principio de precaución.

Es por ello que cuando la autoridad ambiental torne decisiones


orientadas a evitar un peligro de daño grave, sin contar con la cer-

22
En la Declaración de Wingspread (Wisconsin) se afirmaba que es necesario aplicar el
principio de precaución cuando una actividad amenace afectar la salud humana o el
ambiente y, por ello deben tomarse medidas precautorias aun cuando no haya sido cien-
tíficamente determinada en su totalidad la posible relación de causa y efecto. Por ello, a
quien propone una actividad le corresponde la carga de la prueba, y no al afectado. Así
mismo, en el proceso de aplicación del principio de precaución indica Riechmann (2000:
294) se debe ser transparente, democrático y con obligación de informar y se debe incluir
a todas las partes potencialmente afectadas, así como también se deben incorporar toda
la gama completa de alternativas, incluyendo las de no hacer.

( 48
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

teza científica absoluta, lo debe hacer de acuerdo con las políticas


ambientales trazadas por la ley, en desarrollo de la Constitución,
en forma motivada y alejada de toda posibilidad de arbitrariedad
o capricho, precisando claramente que para la toma de decisión se
cumplan los siguientes elementos:

a. Existencia de peligro de daño.


b. Gravedad e irreversibilidad en el peligro de daño.
c. Existencia de un principio de certeza científica, así no sea
ésta absoluta.
d. La decisión que la autoridad adopte esté encaminada a im-
pedir la degradación ambiental.
e. El acto que adopte la decisión debe ser motivado23 •

En materia ambiental se ha indicado el potencial daño o afec-


tación al ambiente, sus elementos constitutivos y los derechos de
las personas o comunidades involucradas cuando quiera que se pre-
tendan desarrollar proyectos, obras o actividades. Por ello, toda
persona natural o jurídica, pública o privada, que busque realizar
un proyecto, obra o actividad susceptible de producir deterioro
ambientat está obligada a declarar el peligro presumible que sea
consecuencia de tal proyecto, obra o actividad y para la ejecución
de los proyectos, obras o actividades que por sus características pue-
da producir deterioro grave a los recursos naturales renovables o
al ambiente o introducir modificaciones considerables o notorias al
paisaje, será necesario presentar previamente el estudio de impacto
ambiental- EIA, y, además, obtener licencia ambiental, así como de-
finir si se requiere diagnóstico ambiental de alternativas - DAA, y
precisar cómo se resolverán los problemas y conflictos ambientales
en un plan de manejo ambiental - PMA; en últimas, estos elemen-
tos hacen parte del denominado principio de evaluación de impactos
ambientales en el cual para la toma de decisiones en materia am-
biental deberá contarse con instrumentos y estudios técnicos que
orienten la toma de decisiones.

23
La Corte Constitucional indica que en uso del principio de precaución el acto administrati-
vo por el cual la autoridad ambiental adopta decisiones, sin la certeza científica absoluta,
debe ser excepcional y motivado y como cualqwer acto administrativo, puede ser demandado
ante la jurisdicción de lo contencioso administrativo como lo establece el Estado Social
de Derecho.
Gregario Mesa Cuadros

Es pertinente indicar, como Riechmann ha indicado (2000: 194),


que el principio de precaución presupone y fomenta varias 'vir-
tudes', entre ellas, la responsabilidad, pues al iniciar una actividad
nueva, recae sobre quien la inicia la carga de la prueba de demos-
trar que no hay vía alternativa más segura para lograr lo que ha de
lograrse; respeto, pues en condiciones de riesgo grave, se impone la
actuación preventiva para evitar daños, incluso si no existe una cer-
tidumbre científica total de las relaciones causa- efecto; prevención,
es decir, existe el deber de ingeniar medios que eviten los daños po-
tenciales, más que de buscar controlarlos y 'gestionarlos' a posteriori;
obligación de saber e informar, pues existe el deber de comprender, in-
vestigar, informar y actuar sobre los potenciales impactos; no cabe
escudarse en la ignorancia y; obligación de compartir el poder, en el
sentido de la democratización de la toma de decisiones en relación
con la ciencia y la tecnología.

13. Principio de sostenibilidad: Como indica Norgaard (1978, 177),


este principio consiste en el proceso de transferir recursos
suficientes a la generación siguiente, de manera que sus
integrantes sean tan prósperos como nosotros. Las transfe-
rencias inter-generacionales de bienes requieren de una acción
colectiva facilitada por instituciones intergubernamentales
de bienes comunes. Los individuos no pueden garantizar
la prosperidad de sus nietos sin la ayuda de todos los otros
bisabuelos de los bisnietos, que no se conocen entre sí. A
diferencia de la sustentabilidad24, es: capacidad de mante-
ner el equilibrio, combinando la acción prescriptiva con la de
propiedades duraderas y defensoras del bienestar, buscando
superar o resolver los problemas de distribución de bienes en
el tiempo (generaciones actuales y futuras) y en el espacio (re-
mite a necesidades básicas).

La Declaración de Río, en su numeral3, afirma que el derecho


al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda equitativa-
mente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las genera-
ciones presentes y futuras y la Constitución Política de Colombia,
en su artículo 80, asigna al Estado el deber de planificar el manejo
y aprovechamiento de los recursos naturales para garantizar tanto
el desarrollo sostenible como la conservación, restauración o susti-

24 La sustentabilidad se refiere especialmente a la capacidad de procurarse alimento.


Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el f uturo

tución de esos recursos naturales (que no son más que los diversos
elementos y bienes naturales y ambientales), con prevención y con-
trol sobre los factores que deterioran el ambiente.

Por su parte la Ley 99 de 1993, en su artículo 3°, define el desarro-


llo sostenible como aquel que conduce al crecimiento económico, a la
elevación de la calidad de vida y al bienestar sociat pero sin agotar
la base de recursos en que se sustenta ni deteriorar el ambiente o ir
contra los derechos de las futuras generaciones a usarlo para satis-
facer sus propias necesidades.

La anterior conceptualización ha dado pie a múltiples contro-


versias, especialmente referidas a indicar cómo es muy difícil con-
cretar la sostenibilidad partiendo de una visión desarrollista que se
estructura sobre la idea de 'crecimiento económico', que significa
necesariamente recurrir a incrementar la 'explotación' de recursos
naturales hasta niveles exagerados y seguramente, si se cree que
esos recursos son ilimitados, pues además se fundamenta que no es
necesaria la prevención y el cuidado porque no se agotarán sino
que siempre estarán ahí para ser explotados. Tal circunstancia tiene
su origen en el mismo Informe Brundtland (CNUMAD, 1988).

No sobra destacar que permanentemente las decisiones judicia-


les, incluyendo las del máximo tribunal constitucional colombiano
han privilegiado la tesis de que a pesar que existan unas restric-
ciones ambientales, la libertad de empresa y el derecho al trabajo
(así sea de manera ficta) a su vez limitan esas consideraciones am-
bientales, por lo que la contaminación, depredación y explotación
estarían autorizadas hasta cierto punto para garantizarle a las em-
presas su 'libertad a desarrollar el país' y para garantizar los dere-
chos laborales, las fábricas, empresas o actividades contaminantes
'podrán' seguir haciéndolo en un determinado nivel para evitar la
pérdida de empleos.

14. Principio de participación: entendido como la necesidad que


todos y cada uno de los asociados en el Estado Social de De-
recho tienen derecho a tomar parte en los asuntos, discu-
sión, análisis y decisiones sobre el ambiente y los recursos
naturales, en la medida que esas decisiones pueden afec-
tarles.
Gregario Mesa Cuadros

Este principio que se desarrolló de manera amplia desde los


movimientos ambientales y ecologistas ha venido perdiendo su
concepción inicial y se ha pervertido por las prácticas que tanto
empresas como Estado ejecutan, haciendo de la participación un
aspecto netamente formal y procedimental formal, eludiendo las
responsabilidades asociadas al respeto, protección efectiva y concre-
ción de los derechos de las comunidades involucradas en territorios,
espacios y ambientes que le son propios; tal es el caso de las audien-
cias públicas y las consultas previas a comunidades étnicas en
las cuales se desconocen los mandatos constitucionales (previstos
en el parágrafo del artículo 330 de la CP) y de pactos internaciona-
les (tales como el Convenio 169 d e la OIT), donde ha primado la
mala fe de empresas y Estado, y el derecho a ser consultados en sus
propias lenguas se viola permanentemente sin entender que la con-
sulta previa es un acto complejo de múltiples y variados eventos
intra, inter y transculturales que permitirían concretar el principio
que tiene en cuenta la diversidad cultural y los derechos territoria-
les y ambientales de pueblos indígenas, comunidades afrodescen-
dientes, raizales y campesinas25 •

En derecho ambiental internacional, el principio de participación


en la toma de decisiones en materia ambiental hace referencia a que los
Estados deberán promover una participación real, auténtica, efec-
tiva y decisoria en asuntos ambientales a las comunidades concerni-
das, siendo consagrado en Río 92, como principio 10,20 y 22.

15. Principio de los derechos ínter y transgeneracionales: este es un


principio de especial importancia y vigencia, tanto que ha
sido reconocido por la Corte Internacional de Justicia de
La Haya y en los preámbulos de Convenciones y Acuer-
dos como el Cambio Climático y la Biodiversidad de 1992,
y está referido a los derechos de las futuras generaciones y
el deber que tenemos las personas de la generación actual
de no recurrir a acciones que puedan poner en peligro su
existencia y sus derechos (Brown Weiss, 1999:28, 29). A este
principio viene aparejado el principio de fideicomiso de los re-
cursos de la ecosfera, que afirma que la actual generación sólo
es fiduciaria (y no propietaria) de los recursos del planeta

25 Para un debate con mayor profundidad sobre este aspecto puede verse Mesa Cuadros
(2008) y Castrillón, Jaramillo y Mesa Cuadros (2008).
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

y es su deber usarlos y conservarlos para que las futuras


generaciones tengan el mismo derecho.

La visión moderna de apropiación privada ilimitada ha venido


eliminando paulatinamente los límites necesarios a la apropiación
como medida para garantizar el futuro; en tal sentido, se ha indicado
que todo puede ser objeto de apropiación y privatización y que
como duenos absolutos de lo que existe, no nos es exigible cuidado,
mesura y prevención. Las nuevas tendencias en derecho ambiental
implican, como lo hemos enunciado más arriba, responsabilidad y
solidaridad ambientales tanto con el presente como con el futuro,
con las futuras generaciones así como con las presentes generacio-
nes que no pueden y no tienen, además de incorporar un deber
hacia lo no humano.

16. Principio de conjunción de aspectos colectivos e individuales: en


el derecho ambiental convergen intereses y derechos colec-
tivos y simultáneamente individuales. Somos de la idea que
el derecho al ambiente sano, así como otros derechos am-
bientales son a la vez colectivos pero también individuales
y pueden ser exigibles de manera diversa tanto individual-
mente como grupos, colectivos y comunidades (incluso a
favor de la comunidad humana), y en tal sentido, el derecho
ambiental comienza a alejarse de ciertas teorías jurídicas que
privilegian las formas del derecho por sobre la sustanciali-
dad ligada a la protección efectiva y a la concreción de todos
los derechos, independientemente de si son individuales o
colectivos, partiendo sí de aquellos que se predican de los
más débiles y que no pueden o no tienen capacidad para
acceder a los derechos.

En tal sentido, titularidad y ejercicio van de la mano y no pueden


ser excusa, ninguno de los dos, para desconocer la posibilidad de su
demanda, siendo que, además, debe involucrar las dos ideas pre-.
sentadas insistentemente a lo largo de este escrito: responsabilidad
y solidaridad ambientales, en el tiempo, en el espacio y respecto de
sujetos más allá de lo humano, pero empezando por los humanos
que no pueden y no tienen.

17. Principio de publicidad, información y comunicación ambiental:


las actividades ambientales y la información que sobre ellas
Gregario Mesa Cuadros

se genere son esencialmente públicas y de acceso universal,


buscando eliminar cualquier clase de restricción para que
todos puedan acceder a ella, atendiendo la consideración
que la protección ambiental es esencialmente de interés pú-
blico, colectivo y generaF6 •

El derecho ambiental y el ambiente son por excelencia de in-


terés público, de ahí el principio de primacía de lo público, en el cual
se destaca que una política no es pública por ser estatal sino por
contar con legitimidad social alrededor de lo común, lo colectivo
y lo general y, siendo las normas ambientales de interés público, por
lo tanto, el interés particular deberá ceder ante el interés común,
general o público.

Sobre el principio de información ambiental, y tal como lo establece


el Código de Recursos Naturales en sus artículos 20 y siguientes, la
información ambiental es de interés público, por ello, los propieta-
rios, usuarios, concesionarios, arrendatarios y titulares de permiso
de uso sobre recursos naturales renovables v elementos ambien- ./

tales, están obligados a recopilar y a suministrar sin costo alguno,


con destino al sistema de informaciones ambientales, la información
sobre materia ambiental y, especialmente, sobre la cantidad consu-
mida de recursos naturales o elementos ambientales.

Así mismo, los datos del sistema serán de libre consulta y debe-
rán difundirse periódicamente por medios eficaces, cuando fueren
de interés generaL Para cumplir con este man~ato la ley general

26
Según el Código de Recursos Naturales, corresponde al Estado propender por una acción edu-
cativa en materia ambiental y para ello deberá usar adecuadamente los medios de comunicación
y orientará el servicio nacional ambiental y para ello, el Gobierno deberá reglamentar la educa-
ción primaria, secundaria y universitaria, procurando incluir cursos sobre ecología, conservación y
preservación ambiental y de recursos naturales; fomentar el desarrollo de estudios interdiscipli-
narios; promover la realización de jornadas ambientales con participación de la comunidad, y de
campañas de educación popular, en los medios urbanos y rurales para lograr la comprensión de
los problemas del ambiente, dentro del ámbito en el cual se presentan. De la misma manera y
por medio de comunicación adecuada, se motivará a la población para que formule sugerencias
y tome iniciativas a la protección ambiental y para el mejor manejo de los recursos naturales
renovables, y se adelantarán programas de divulgación y adiestramiento en la identificación y
manejo de sustancias nocivas al ambiente. De otra parte y para contribuir a formar y mantener en
la comunidad conocimiento y convicción suficientes sobre la necesidad de proteger el ambiente
y de manejar bien los recursos naturales renovables, el Gobierno, en los contratos sobre espacios
de televisión o frecuencias de radiodifusión, estipulará cláusulas concernientes a su colaboración
con las otras partes contratantes, en programas educativos y de divulgación apropiados para el cum-
plimiento de estos fines.
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futu ro

ambiental insiste en la reactivación del Sistema Nacional de Infor-


mación Ambiental, organizado con los datos físicos, económicos,
sociales, legales y, en general, concernientes al ambiente y a sus
elementos constitutivosf el cual procesa y analiza diversos campos de
información (cartográfica.r hidrometeorológica, hidrológica.r hidro-
geológica y climática, edafológica, geológica, de usos no agrícolas
de la tierra, inventario forestal, fáunico y normativo, niveles de
contaminación por regiones e inventario de fuentes de emisión y
de contaminación), debiendo las entidades oficiales suministrar la
información de que disponga o que se les solicite.r para la garantía de
la diversidad e integridad ecosistémica que define la Constitución
en sus artículos 79 y 80.

Este principio se viene desconociendo especialmente por la pri-


macía de determinados derechos o mejorf privilegios.r los cuales son
esgrimidos por las empresas y que están asociados a derechos de
propiedad intelectual, en la medida en que, por ejemplo, cuando hay
solicitudes de licenciamiento ambiental o permisos o autorizacio-
nes para acceder a recursos genéticos o a elementos de la diversi-
dad biológica, por terceros quienes tendrían su derecho individual
o colectivo a ser informados sobre los impactos ambientales, socia-
les y culturales de un proyecto, obra o actividad, se les desconoce
bajo el argumento que en los estudios de impacto ambiental se pue-
den contener patentes haciendo primar el derecho individual de
propiedad privada sobre derechos colectivos y ambientales.

Tal como se indica en el artículo 10° del Código de Recursos


Naturales, para prevenir o solucionar los problemas ambientales y
regular la utilización de recursos naturales renovables compartidos
con países limítrofes, el Gobierno debe procurar como desarrollo del
principio de información el recíproco y permanente intercambio de in-
formaciones necesarias para el planeamiento del desarrollo y el uso
óptimo de los elementos ambientales y los recursos naturales de
ecosistemas limítrofes27, propendiendo por: una recíproca y previa
comunicación de las alteraciones o desequilibrios ambientales que
27 Los recursos naturales a que se hace referencia en el Código son, entre otros, los siguientes:
a. Las cuencas hidrográficas de ríos que sirven de límite o que atraviesan las fronteras
de Colombia, incluidas las aguas superficiales y subterráneas y los demás cursos
naturales conexos;
b. Los bosques de ambos lados de una frontera;
c. Las especies de la fauna en que tengan interés común Colombia y los países vecinos;
d. Las aguas marítimas nacionales y los elementos que ellas contienen;
Gregorio Mesa Cuadros

puedan originar obras o trabajos proyectados por los gobiernos o


los habitantes de los respectivos países, con antelación suficiente
para que dichos gobiernos puedan emprender las acciones perti-
nentes cuando consideren que sus derechos e intereses ambienta-
les pueden sufrir menoscabo; una administración conjunta de los
gobiernos en los recursos naturales renovables cuya explotación o
aprovechamiento no pueda ser físicamente divisible entre los paí-
ses interesados, o que desde el punto de vista técnico o económi-
co no resulte conveniente dividir y; la adopción de medidas para
que no cause perjuicios sensibles a otros países del uso puramente
interno de los recursos naturales no renovables u otros elementos
ambientales, hecho en Colombia o en naciones vecinas.

Tales circunstancias no han sido llevadas a cabo de la mejor


manera por los países andinos y amazónicos, en la medida que los
contextos de estos países y el específico colombiano (asociado al
conflicto armado y a una limitada protección efectiva de ecosis-
temas estratégicos comunes de selva húmeda tropical -con Pana-
má, Venezuela, Ecuador, Perú y Brasil-, de sabanas inundables -con
Venezuela- o de páramos andinos -con Ecuador-) impide trabajar
coordinada y armónicamente para la concreción de los derechos co-
lectivos y ambientales de países con ecosistemas compartidos y
con poblaciones campesinas y étnicas que requieren especial pro-
tección al ser guardianas de la diversidad biológica y grupos repre-
sentativos de nuestra diversidad cultural, y quienes han permitido
la conservación de tales ecosistemas estratégicos para las diversas
nactones.

En el espacio internacional respecto del principio de información y


consulta ambiental, los Estados deberán informar y consultar a otros
Estados y estos a su vez a sus pobladores, cuando quiera que se
pretendan desarrollar proyectos, obras o actividades que puedan
causar impactos ambientales negativos al ambiente de otros Esta-
dos, a la vida y a la salud de los habitantes de otros países; así
mismo y consultado el principio de acceso a procedimientos administra-
tivos y judiciales ambientales, los habitantes de los Estados afectados

e. La atmósfera, en cuanto los actos ya verificados o los proyectados en un país puedan


producir efectos nocivos en el vecino o alteraciones climáticas perjudiciales;
f. Los yacimientos geotérmicos que se extienden a ambos lados de una frontera. Son
ríos internacionales los que atraviesan el territorio de dos o más Estados o que sirven
de límite entre Estados.
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

por el deterioro del ambiente por causa de un tercer Estado deben


tener los mismos derechos de acceso que los nacionales del Estado
contaminador.

De otra parte y en el ámbito internacional se enuncia el principio


de resolución pacifica de controversias ambientales, donde los conflic-
tos y controversias ambientales interestatales deberán resolverse de
manera pacífica y recurrirse a procedimientos especiales como el ar-
bitraje y la conciliación, así como en el ámbito interno el derecho
ambiental debe ser esencialmente preventivo y no represivo.

Tal como lo indicamos al iniciar este texto, los principios am-


bientales pueden verse desde tres versiones o clases. La segunda
de tales versiones o formas los reconoce como principios normativos
o legales. La Ley general ambiental 99 de 1993, en su artículo 63,
establece diversos principios normativos ambientales, tendientes a
garantizar el derecho a un ambiente sano, la primacía del interés
colectivo y general sobre el particular y garantizar el manejo armó-
nico y la integridad del patrimonio natural de la nación colombiana,
entre ellos:

18. Principio de armonía regional: precisa las funciones constitucio-


nales en materia ambiental asignadas a las entidades terri-
toriales, las cuales deberán trabajar de manera coordinada
y armónica y estar sometidas a las normas de carácter supe-
rior y a las directrices de la política nacional ambiental, con
miras a garantizar un manejo integraL unificado, racional y
coherente del ambiente y los elementos que lo conforman
(los cuales hacen parte del patrimonio natural físico y bióti-
co de la nación).

19. Principio de rigor subsidiario: indica que las normas ambien-


tales que dicten las entidades territoriales (departamentos,
distritos, municipios, territorios indígenas), deben respetar
la preeminencia jerárquica de las normas ambientales de
superior jerarquía o de mayor ámbito territorial (represen-
tadas por la ley, los reglamentos y las políticas del gobierno
nacional -Ministerio del Ambiente- y las de las Corporaciones
Autónomas Regionales).
Gregario Mesa Cuadros

Una previsión desde el principio de subsidiariedad indica que las


decisiones ambientales provendrán de las comunidades más afec-
tadas o en su defecto, de las autoridades más cercanas a ellas.

20. Principio de gradación normativa: afirmando que las normas y


medidas de policía ambiental (es decir, aquellas que tienen
que ver con la regulación del uso, manejo, aprovechamien-
to, movilización, restauración, conservación o preservación
del ambiente y de los elementos que lo conforman, o que re-
quieran licencia, permiso o autorización para ejercer activi-
dades por la misma causa), no podrán hacerse más flexibles
sino que podrán hacerse sucesiva y respectivamente más ri-
gurosas por las autoridades competentes en la medida que
se desciende en la jerarquía normativa y se reduce el ámbito
territorial de competencias.

Por lo anterior, las entidades territoriales o lasCAR no pueden


establecer estándares menores que aquellos establecidos por la au-
toridad superior que es el Minambiente, como máxima autoridad
ambiental en Colombia.

De otra parte, en el Código de Recursos Naturales se desarro-


llan una serie de principios que buscan concretar las ideas de con-
servación y uso adecuado de los bienes naturales y ambientales,
entre ellos:

21. Principio de propiedad pública y uso sobre los recursos naturales


y el ambiente: el dominio sobre los recursos naturales reno-
vables y demás elementos ambientales está en cabeza de la
nación colombiana, sin perjuicio de los derechos legítima-
mente adquiridos por particulares y de las normas especia-
les sobre baldíos y, el derecho de propiedad privada sobre
recursos naturales renovables, deberá ejercerse como fun-
ción social y ecológica tal como lo establece la Constitución
Política, en su artículo 58, estando sujeto a las limitaciones
establecidas en el Código de Recursos Naturales, en las pre-
visiones del artículo 107 de la Ley 99 de 1993, y demás leyes
que las desarrollan.

No podemos olvidar que las normas ambientales son de interés


público y las formas de propiedad en Colombia son esencialmente
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futu ro

de dos clases, privada o pública. La propiedad en materia ambien-


tal se define como una función social a la cual le es inherente una
función ecológica en los términos del artículo 58 de la Constitución.
La función ecológica de la propiedad debe entenderse como el conjunto
de límites ambientales que se pueden establecer al derecho de pro-
piedad; la Ley 99 de 1993 reglamenta esta función ecológica como
los límites a la propiedad declarando de utilidad pública e interés
social la adquisición (por negociación directa o por expropiación)
de bienes o la imposición de servidumbres necesarias para la eje-
cución de obras destinadas a la protección y manejo del ambiente o
de sus elementos; la declaración, alinderamiento y saneamiento de
las áreas que integran el Sistema de Parques Nacionales Naturales
y; la ordenación de las cuencas hidrográficas.

22. Principio ambiente como patrimonio común de la humanidad:


necesario para la supervivencia y el desarrollo económi-
co y social de los pueblos/ tal como lo establece el artículo
1° del Código de Recursos Naturales colombiano28, y en el
mismo sentido, una perspectiva como la de Ost (1996), el
patrimonio común está conformado por el patrimonio na-
tural y el patrimonio cultural y es deber de la generación
actual propender por su conservación y cuidado, por ello,
encontramos esta forma de responsabilidad con el presen-
te y el futuro, en el entendido que debemos fijar límites a
las acciones humanas del presente para que los derechos de
otros integrantes de la generación actual y las generaciones
futuras puedan tener efectivamente derechos.

28
Informa el Código de Recursos Naturales que el ambiente es patrimonio común y como
tal, es deber del Estado y de los particulares participar en su conservación o preservación
y manejo, los cuales son de utilidad pública e interés social. Como parte del deber estatal y
de los particulares para la conservación del ambiente y los elementos que lo conforman
se entiende que son objetivos de la política ambiental colombiana:
a. La preservación y restauración del ambiente y la conservación, mejoramiento y utili-
zación racional de los recursos naturales renovables, según criterios de equidad que
aseguren el desarrollo armónico del hombre y de dichos recursos, la disponibilidad
permanente de estos y la máxima participación social, para beneficio de la salud y el
bienestar de los presentes y futuros habitantes del territorio nacional.
b. Prevenir y controlar los efectos nocivos de la explotación de los recursos naturales no
renovables sobre los demás recursos.
c. Regular la conducta humana, individual o colectiva y la actividad de la adminis-
tración pública, respecto del ambiente y de los recursos naturales renovables y las
relaciones que surgen del aprovechamiento y conservación de tales recursos y del
ambiente.
Gregario Mesa Cuadros

La figura del patrimonio común ha sido ampliamente contro-


vertida por los países del Sur y fue la síntesis de las normas am-
bientales del período posterior a la Segunda Guerra, afirmando de
manera amplia el ambiente como patrimonio común de la huma-
nidad, posición que triunfó en Estocolmo 72, y que nuestro país
acogió en la Ley 23 de 1973 y en el Decreto 2811 de 1974, que es el
Código de Recursos Naturales. En la actualidad diversos ecosis-
temas han sido consagrados como patrimonio mundial: Antártida
(Ley 67 de 1988), Fondos Oceánicos, entre otros, siendo persistente
la controversia sobre cómo los países industrializados son aliados
de esta concepción y los países en desarrollo se oponen a ella.

Este principio tiene un momento de quiebre en Río 92, cuando


los países del Sur apoyados mayoritariamente por los movimien-
tos ecologistas y ambientalistas del Tercer Mundo demandaron el
principio de patrimonio estatal sobre los recursos genéticos con-
tenidos en recursos biológicos de los Estados en los cuales se en-
cuentran, para evitar que los países desarrollados y las empresas
transnacionales cumplieran directamente su misión de apropiarse
de la diversidad biológica que ya no existe en sus países, y que vie-
nen depredando desde hace siglos en los países del Sur y donde
una figura como la del patrimonio mundial propiciaría o haría más
fácil acceder a los recursos que ya no existen en sus territorios. En
la última década el movimiento social global liderado por pueblos,
comunidades y organizaciones de pueblos indígenas, comunida-
des afrodescendientes y campesinas lideran el concepto de patri-
monio de los pueblos al servicio de la humanidad, como en el caso
de las semillas, el conocimiento tradicional y otros elementos y
componentes de la diversidad biológica y cultural.

23. Principio de soberanía estatal o patrimonio estatal ambiental: tam-


bién conocido desde la Cumbre de Estocolmo 72 como prin-
cipio de soberanía estatal sobre los recursos naturales y en el cual
los países del Sur insistieron en la necesidad de defender sus
recursos naturales, pues la figura del patrimonio común de la
humanidad lo único que favorecía era la apropiación de
aquellos bienes que los países del Norte desarrollado ya no
tenían o habían sobreexplotado y contaminado.

Esta figura triunfa en Río 92 y se expresa claramente en el Con-


venio de Biodiversidad, donde se indica que los recursos genéticos
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

son de propiedad de los Estados donde se encuentran contenidos


esos recursos genéticos, es decir, en los recursos biológicos. El dere-
cho soberano de aprovechar sus propios recursos por parte del Estado
no implica entonces menoscabar el derecho de los demás Estados a
su conservación, es decir, no deberá danar el ambiente de los otros
Estados o de zonas más allá de su jurisdicción.

24. Principio de prioridad ambiental: Tal como se establece en los


artículos 48 y 49 del Código de Recursos Naturales Reno-
vables, Decreto 2811/74, las prioridades para el aprove-
chamiento de las diversas categorías de bienes naturales
y ambientales (recursos naturales), debe tenerse en cuenta
la conveniencia de la conservación y jo preservación am-
bientaF9, la necesidad de mantener suficientes reservas de
recursos cuya escasez fuere o pudiere llegar a ser crítica y
la circunstancia de los beneficios y costos económicos y so-
ciales de cada proyecto. Por lo anterior, las prioridades re-
ferentes a los diversos usos y al otorgamiento de permisos,
concesiones o autorizaciones sobre un mismo recurso serán
senaladas previamente como carácter general y para cada
región del país, según necesidades de orden ecológico, eco-
nómico y social, debiendo tenerse en cuenta la necesidad de

29 Son factores que deterioran el ambiente (según el artículo 8° del Código de Recursos
Naturales) entre otros:
a. La contaminación del aire, de las aguas, del suelo y de los demás recursos naturales
renovables.
b. La degradación, la erosión y el revenimiento de suelos y tierras;
c. Las alteraciones nocivas de la topografía;
d. Las alteraciones nocivas del flujo natural de las aguas;
e . La sedimentación en los cursos y depósitos de agua;
f . Los cambios nocivos del lecho de las aguas;
g. La extinción o disminución cuantitativa o cualitativa de especies animales y vegeta-
les o de recursos genéticos;
h. La introducción y propagación de enfermedades y de plagas;
1. La introducción, utilización y transporte de especies animales o vegetales dañinas o
de productos de sustancias peligrosas;
J· La alteración perjudicial o antiestética de paisajes naturales;
k. La disminución o extinción de fuentes naturales de energía primaria
l. La acumulación o disposición inadecuada de residuos, basuras, desechos y desper-
dicios;
m. El ruido nocivo;
n. El uso inadecuado de sustancias peligrosas;
o. La eutrificación o crecimiento excesivo y anormal de la flora en lagos y lagunas y;
p. La concentración de población humana urbana o rural en condiciones habitacionales
que atenten contra el bienestar y la salud.
Gregario Mesa Cuadros

atender a la subsistencia de los moradores de la región y a


su desarrollo económico y social.

Tal como indica el artículo 9° del Código de Recursos Naturales,


el uso, acceso, apropiación o trasformación de elementos ambien-
tales y de recursos naturales renovables, debe hacerse de acuerdo
con los siguientes principios:

a. Principio de eficiencia: los recursos naturales y demás ele-


mentos ambientales deben ser utilizados en forma eficiente,
para lograr su máximo aprovechamiento con arreglo al inte-
rés general de la comunidad y de acuerdo con los principios
y objetos que orientan este Código;
b. Principio de interdependencia: los recursos naturales y demás
elementos ambientales, son interdependientes. Su utiliza-
ción se hará de manera que, en cuanto sea posible, no inter-
fieran entre sí;
c. Principio de primacía del interés general: la utilización de los
elementos ambientales o de los recursos naturales renova-
bles debe hacerse sin que lesione el interés general de la co-
munidad, o el derecho de terceros;
d. Principio de prioridad y coordinación: los diversos usos que
pueda tener un recurso natural estarán sujetos a las prio-
ridades que se determinen y deben ser realizados coordi-
nadamente/ para que se puedan cumplir los principios
enunciados en los ordinales precedentes;
e. Principio de sostenibilidad: los recursos naturales renovables
no se podrán utilizar por encima de los límites permisibles
que/ al alterar las calidades físicas, químicas o biológicas
naturales/ produzcan el agotamiento o el deterioro grave de
esos recursos o se perturbe el derecho a ulterior utilización en
cuanto esta convenga al interés público;
f. Principio de integralidad: la planeación del manejo de los re-
cursos naturales renovables y de los elementos ambientales
debe hacerse en forma integrat de tal modo que contribuya
al desarrollo equilibrado urbano y rural. Para bienestar de
la comunidad/ se establecerán y conservarán/ en los centros
urbanos y sus alrededores/ espacios cubiertos de vegetación.
25. Principio de cooperación: traducido en dos deberes de los Es-
tados, un deber general de concluir o implementar los
mandatos de los instrumentos internacionales y un deber
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

específico de difundir e intercambiar información, notifica-


ción, consulta y participación en la toma de decisiones de ca-
rácter ambiental.

Este principio debe estar alimentado por el principio de solidari-


dad, en particular desde los componentes diacrónicos y sincrónicos,
y la discusión sobre quién(es) es(son) sujeto de derecho, incluidos
los no humanos, prestando además, asistencia mutua para adoptar
medidas preventivas necesarias para eliminar, atenuar o corregir
los impactos ambientales negativos de las políticas estatales contra
poblaciones y ecosistemas de otros Estados.

26. Principio de sanidad: las normas ambientales tuvieron en su


origen una visión esencialmente sanitaria e higienista, por
ello, para evitar la introducción, propagación y distribución
de enfermedades en los humanos, en los animales y en los
vegetales, el gobierno nacional puede declarar la existencia
de una enfermedad en una región o en todo el territorio na-
cionaL y su identificación epidemiológica; así como ordenar
medidas sanitarias y profilácticas y, en general, adoptar las
que fueren apropiadas, según la gravedad de la enferme-
dad y el peligro de su extensión.

Los anteriores principios pueden ser complementados con las


ideas que Jacquenod (1991:388) ha formulado respecto de lo que
se denominaría el principio de nivel de acción más adecuado al espacio a
proteger, donde la administración en sus diversos niveles (local, regio-
nal, nacional, internacional) no debe ser una traba para la actuación
más adecuada sobre un ecosistema, un elemento o un recurso; por
el contrario, la cooperación entre las distintas instancias guberna-
mentales debe promover la protección del ambiente. De la misma
manera podría hablarse del principio del tratamiento de las causas y
de los síntomas, que indica que es necesario tratar el origen de los
daños así como los síntomas, ya que si se atendiera exclusivamente
a éstos últimos, la conservación del ambiente sería parcial e incom-
pleta. Igualmente podemos hablar del principio de la unidad de gestión,
ya que una gestión global, integral y sistémica del ambiente exige
buscar un grado eficaz de correspondencia entre el aspecto orga-
nizativo y el legislativo ambiental; así, debe existir coordinación
entre las instituciones, participación, clarificación de las competen-
cias, eliminando la superposición de jurisdicciones.
Gregorio Mesa Cuadros

27. Principio de reuso, reutilización y reciclaje: tal como lo expresa


el artículo 34 y siguientes del Código de Recursos Naturales,
en el manejo de residuos, basuras, desechos y desperdicios,
deberán utilizarse los mejores métodos para la recolección,
tratamiento, procesamiento o disposición final de residuos,
basuras, desperdicios y, en general, de desechos de cual-
quier clase; teniendo en cuenta que la investigación científi-
ca y técnica se fomentará para desarrollar los métodos más
adecuados para la defensa del ambiente y para reintegrar al
proceso natural y económico los desperdicios sólidos, líqui-
dos y gaseosos, provenientes de industrias o actividades do-
mésticas, sustituyendo además la producción o importación
de productos de difícil eliminación o reincorporación al
proceso productivo, perfeccionando y desarrollando nuevos
métodos para el tratamiento, recolección, depósito y dis-
posición fmal de los residuos sólidos, líquidos o gaseosos no
susceptibles de nueva utilización y, precisando los medios
adecuados para eliminar y controlar los focos producto-
res de mal olor3°.

Es por ello que se requiere autorización, permiso o licencia para


descargar los residuos, basuras y d esperdicios y, en general, de dese-
chos que deterioren los suelos o causen daño o molestia a indivi-
duos o núcleos humanos, haciéndose necesario para la disposición
o procesamiento final de las basuras el uso de medios que eviten
el deterioro del ambiente y de la salud humana; permitan la reuti-
lización de sus componentes; producir nuevos bienes y restaurar
o mejorar los suelos, debiendo los municipios organizar servicios
adecuados de recolección, transporte y disposición final de basuras y
la prestación de este servicio por personas naturales o jurídicas de
derecho privado requerirá autorización ajustada a los requisitos y
condiciones que establezca el gobierno.

30 Para prevenir deterioro ambiental o daño en la salud del hombre y de los demás seres
vivientes, se establecerán requisitos y condiciones para la importación, la fabricación,
el transporte, el almacenamiento, la comercialización, el manejo, el empleo o la dispo-
sición de sustancias y productos tóxicos o pelígrosos. En particular, en la ejecución de
cualquier actividad en que se utilicen agentes físicos tales como sustancias radioactivas
o cuando se opere con equipos productores de radiaciones, se deberán cumplir los requi-
sitos y condiciones establecidos para garantizar la adecuada protección del ambiente, de
la salud del hombre y demás seres vivos.
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

El tercer tipo o clase de principios ambientales está asociado a


una amplia gama de formulaciones de principios que cada vez ad-
quieren mayor importancia, y son las formulaciones que provienen
de las ciencias ambientales y ecológicas, especialmente de la econo-
mía ecológica y que aquí enunciaremos como principios ambientales
en estricto sentido.

Dentro de ellos es pertinente destacar las formulaciones de uno


de sus principales exponentes, Daly (1991), quien ha considerado
que una manera de concebir la actividad económica de forma glo-
baP1 es imaginarla como una secuencia de procesos de acceso, pro-
ducción, distribución, consumo y desecho que se van encadenando
entre st y si se quiere que perdure en el largo plazo haciéndola
'sostenible', la sociedad debe ser capaz de garantizar sus condicio-
nes de reproducción y su economía ha de ser indefinidamente au-
to-reproductiva32. Las formulaciones de Daly son sintetizadas por

31 La biosfera desempeña tres funciones cruciales: 1) fuente esencial de la vida y hábitat


para las especies vivas; 2) almacén de energía y materias primas; 3) vertedero de desperdi-
cios. El modelo de desarrollo hegemónico privilegia las dos últimas precisando la ilimi-
tación en la acción humana, tanto para explotar los elementos del ambiente (recursos
naturales) como para devolverlos como contaminantes después de ser usados o desper-
diciados.
32
Así mismo y, respecto de actividades concretas cuyos problemas ambientales son evi-
dentes en el proceso productivo, se pueden destacar además los establecidos en la Ley
430 de 1998, sobre desechos peligrosos, al desarrollar la prohibición de introducir dese-
chos peligrosos al territorio nacional (siguiendo lo establecido en el Convenio de Basilea
y sus anexos, y con la responsabilidad por el manejo integral de los desechos generados
en el país y en el proceso de producción, gestión y manejo de los mismos; regulando la
infraestructura de la que deben ser dotadas las autoridades aduaneras y zonas francas y
portuarias, con el fin de detectar de manera técnica y científica la introducción de estos
residuos; regulando las sanciones previstas en la Ley 99 de 1993 para quien viole el con-
tenido de esta ley y permitiendo la utilización de los aceites lubricantes de desechos, con
el fin de producir energía eléctrica), principios que se pueden sintetizar en:
a. Principio de minimización: minimizar la generación de residuos peligrosos, evitando
que se produzcan o reduciendo sus características de peligrosidad.
b. Principio de prohibición de ingreso: impedir el ingreso y tráfico ilícito de residuos pe-
ligrosos de otros países, que Colombia no esté en capacidad de manejar de manera
racional y representen riesgos exclusivos e inaceptables.
c. Principio del uso de tecnologías adecuadas: diseñar estrategias para estabilizar la genera-
ción de residuos peligrosos en industrias con procesos obsoletos y contaminantes.
d. Principio de sustitución: establecer políticas e implementar acciones para sustituir pro-
cesos de producción contaminantes por procesos limpios; inducir la innovación tec-
nológica o la transferencia de tecnologías apropiadas; formar los recursos humanos
especializados de apoyo; estudiar y aplicar los instrumentos económicos adecuados a
las condiciones nacionales, para inducir al cambio en los procesos productivos y en
los patrones de consumo.
e. Principio de reducción: reducir la cantidad de residuos peligrosos que deben ir a los
sitios de disposición final, mediante el aprovechamiento máximo de las materias
Gregorio Mesa Cuadros

Riechmann (1995:27), precisando que una sociedad sostenible debe


estar basada en los siguientes principios y actividades:

• Principio de irreversibilidad cero: reducir a cero las interven-


ciones acumulativas y los daños irreversibles.
• Principio de la recolección sostenible: las tasas de recolección,
extracción o explotación (o erosión como lo denominamos
genéricamente en este texto) de los recursos renovables de-
ben ser iguales a las tasas de regeneración de estos recursos.
• Principio de vaciado sostenible: es cuasi-sostenible la explo-
tación de recursos naturales no renovables cuando su tasa
de vaciado sea igual a la tasa de creación de sustitutos re-
novables.
• Principio de emisión sostenible: las tasas de emisión de resi-
duos deben ser iguales a las capacidades naturales de asimi-
lación de los ecosistemas a los que se emiten esos residuos
(lo cual implica emisión cero de residuos no biodegradables),
en tal sentido, solo estaríamos autorizados a incorporar en el
ambiente en general o en alguno de sus elementos en par-
ticular, una cantidad equis de contaminación que permita
que el ambiente o sus elementos se renueven por sí mismos.
• Principio de selección sostenible de tecnologías: han de favore-
cerse las tecnologías que aumenten la productividad de los
recursos (el volumen de valor extraído por unidad de recur-
so o bien natural o ambiental) frente a tecnologías que incre-
menten la cantidad extraída de los mismos, privilegiando la
eficiencia frente a crecimiento.

De otra parte y desde la discusión planteada por la ética am-


biental y en particular por una de sus preguntas centrales asociada
a quién(es) es(son) sujeto(s) de derecho se ha indicado que la am-
pliación del ámbito de moralidad a no humanos implica el respeto,
deber y responsabilidad con lo no humano y por ello se enuncian
una serie de restricciones y límites para acceder a lo no humano, así

primas, energía y recursos naturales utilizados, cuando sea factible y ecológicamente


aceptable, los residuos derivados de los procesos de producción.
f. Principio de manejo y tratamiento: generar la capacidad técnica para el manejo y trata-
miento de los residuos peligrosos que necesariamente se van a producir a pesar de
los esfuerzos de minimización.
g. Principio de disposición: disponer los residuos con el mínimo impacto ambiental y a la
salud humana, tratándolos previamente, así como a sus afluentes, antes de que sean
liberados al ambiente.
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

sea para satisfacer necesidades básicas humanas. Por ello, la ética


ambiental ha venido precisando que a pesar de que teóricamente
formulemos reglas de respeto y protección a otras especies indican-
do los derechos de seres no humanos, en la práctica y especialmen-
te en situaciones de vida o muerte, tendremos que decidir quién
iría de primero en la moralidad. Tal asunto ha sido enunciado por
Attfield (1995), en su teoría de las prioridades cuando hay conflicto
entre valores, indicando que para superar el igualitarismo especieís-
ta formulado específicamente por los ecologistas radicales desde
sus propuestas ecocentristas, podemos establecer una jerarquía
de los valores, donde en primer lugar estaría lo humano y luego sí
lo no humano con unas reglas mínimas de actuación, estableciendo las
siguiente reglas formuladas a la manera de principios jerarquiza-
dos y organizados por orden de prioridad así:

• Principio de prioridad en la satisfacción de necesidades humanas


básicas: la satisfacción de necesidades básicas humanas tie-
nen prioridad sobre las de satisfacción de otras necesidades
humanas no básicas y además la satisfacción de tales necesi-
dades básicas humanas tiene prioridad sobre la satisfacción
de meros deseos y preferencias humanas33 •
• Principio de igualdad de la vida digna presente y futura: las vidas
dignas de ser vividas de seres futuros son de igual valor
que las vidas dignas de ser vividas de seres parecidos que
actualmente estén vivos.
• Principio de prioridad de intereses de seres más complejos: las ne-
cesidades básicas (y los intereses) de seres más complejos
tienen prioridad sobre las necesidades básicas (y los intere-
ses) de seres menos complejos.
• Principio de satisfacción de necesidades básicas de criaturas sin-
tientes: las necesidades básicas de una criatura sintiente tienen
prioridad sobre las preferencias de una criatura relativamen-
te compleja y sofisticada.

Por su parte, Sterba (2001), en las discusiones sobre ética am-


biental entre biocentrismos y antropocentrismos, desarrolla algu-
nos principios para indicar tanto el límite como la autorización que

33 La satisfacción de necesidades humanas de supervivencia tendrían prioridad sobre la de


otras necesidades humanas básicas, pero sólo en los casos en que ello implique una dife-
rencia mayor para el desarrollo de capacidades humanas esenciales que el resultado de
promover tal desarrollo por otros medios.
Gregario Mesa Cuadros

tendríamos los humanos a la hora de tomar decisiones, bien sea para


preservar nuestra especie, defendemos de otras especies o para sa-
tisfacer nuestras necesidades básicas. Entre estos principios encon-
tramos:

• Principio de defensa humana: las acciones de autodefensa y


defensa de otros humanos frente a agresiones dañinas se justi-
fican si implican matar o dañar animales o plantas, es decir,
podemos matar al animal que nos ataca para defender nues-
tra propia vida o la de otros humanos.
• Principio de preservación humana: está autorizado atentar
contra necesidades básicas de animales y plantas si es para
satisfacer necesidades básicas humanas, es decir, estamos
autorizados éticamente a matar un animal si es para resol-
ver la necesidad básica de alimento y es lo único que existe
para satisfacerla o si no, la vida humana desaparecería.
• Principio de no desproporción: se prohíbe atentar contra las
necesidades básicas de animales y plantas cuando es para
satisfacer necesidades no esenciales o superfluas de huma-
nos, como es el caso de muerte o tortura de animales en el
laboratorio, la fábrica o el circo (que incluye entre otros, a la
tauromaquia o las riñas de gallos).

A manera de conclusión
Hemos presentado las tres vertientes de los principios ambientales y
para terminar y teniendo en cuenta los principios establecidos por la
Ley 164 de 1994, que aprueba la Convención sobre cambio climático
y por el significado que tiene en las actuales circunstancias cuando
conocemos los precarios resultados de la Cumbre de Copenhague,
efectuada en diciembre de 2009, y que buscaba precisar los alcances
del Protocolo de Ky oto, queremos destacar los principios ambienta-
les sobre cambios climáticos incorporados en la Ley 164 de 1994, que
aprobó la Convención marco de cambio climático firmada en Río
de Janeiro en 1992 con ocasión de la Cumbre mundial.

En la Convención marco de cambio climático se precisa cla-


ramente el principio de responsabilidad ínter y trans-generacional in-
dicando cómo los Estados tienen el deber de proteger el sistema
climático en beneficio de las generaciones presentes y futuras, so-
bre la base de la equidad y de conformidad con sus responsabili-
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

dades comunes pero diferenciadas y sus respectivas capacidades,


siendo los países desarrollados quienes deberían tomar la iniciativa
en lo que respecta a combatir el cambio climático y sus efectos ad-
versos. De otra parte, considera que deberían tomarse plenamente
en cuenta las necesidades específicas y las circunstancias especia-
les de los países en desarrollo, especialmente aquéllos que son par-
ticularmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático, y
las de aquéllos países desarrollados que deban soportar una carga
consecuente con su contribución a los cambios climáticos.

Así mismo se destaca el principio de sostenibilidad y el principio


de precaución, desde el cual se insta a los Estados a tomar medidas de
precaución para prever, prevenir o reducir al mínimo las causas del
cambio climático y mitigar sus efectos adversos y cuando haya ame-
naza de daño grave o irreversible, no debería utilizarse la falta de to-
tal certidumbre científica como razón para posponer tales medidas,
tomando en cuenta que las políticas y medidas para hacer frente al
cambio climático deberían ser eficaces en función de los costos a
fin de asegurar beneficios mundiales al menor costo posible y, por
ello, esas políticas y medidas deberían tener en cuenta los distintos
contextos socioeconómicos, ser integrales, incluir todas las fuentes,
sumideros y depósitos pertinentes de gases de efecto invernadero
y abarcar todos los sectores económicos, y los esfuerzos para hacer
frente al cambio climático deberían basarse en la cooperación entre
los Estados, quienes tienen derecho al desarrollo sostenible y debe-
rían promoverlo, exigiéndose para ello que las políticas y medidas
para proteger el sistema climático contra el cambio inducido por
el ser humano deberían ser apropiadas para las condiciones espe-
cíficas de cada Estado y estar integradas en los programas naciona-
les de desarrollo, tomando en cuenta que el crecimiento económico es
esencial para la adopción de medidas encaminadas a hacer frente
al cambio climático.

De otra parte se indica el principio de cooperación en la promo-


ción de un sistema económico internacional abierto y propicio
que conduzca al crecimiento económico y desarrollo sostenible
de todos los Estados, particularmente de aquellos que son países
en desarrollo, permitiéndoles de ese modo hacer frente en mejor
forma a los problemas del cambio climático. En definitiva, las me-
didas adoptadas para combatir el cambio climático, incluidas las
unilaterales, no deberían constituir un medio de discriminación
Gregario Mesa Cuadros

arbitraria o injustificable ni una restricción encubierta al comercio


internacional.

Estas y otras previsiones legales y normativas internacionales


no se han cumplido ni por parte de los grandes países contaminado-
res (Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, Australia y Japón
a la cabeza de los Estados industrializados), y de los nuevos conta-
minadores (China, Rusia, Brasil, India, México), sino que los prin-
cipios enunciados se exigen de los países con limitada capacidad
económica aunque ricos en materias primas (recursos naturales o
bienes naturales y ambientales), haciendo inviable la concreción
de verdaderas políticas públicas ambientales y poniendo en grave
riesgo las posibilidades de desarrollo sostenible asociado al respe-
to, promoción y protección efectiva de los derechos colectivos y
ambientales.

Por último, se quiere destacar el papel central de los principios


ambientales en la concreción de la sostenibilidad y la conservación,
las cuales dependen en estricto sentido, de la escala de límites o au-
torizaciones que define cualquier modelo de desarrollo para apro-
piarse de la naturaleza o el ambiente (en términos de explotación o
contaminación) y permitir en menor o mayor medida la materiali-
zación de los derechos de todas y todos los sujetos.
Principios ambientales como reglas de organización para el cuidado, la vida, la conservación y el futuro

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Sobre la publicación

Ya umanidad est~ atravesando po ona de sus crisis más


ur~entes con efectos deva;tadores. ya <:orot:idos, los cual~s
f aTectan la vida e>sistente en el planeta y repercuten en el
fvturo cercano y lejano,-tanto de los sere·i bu anos como nd
humanos. El modelo de desarrollo capitalista y sus práctieas
de apropiación, E1xplotación, consum~ Qesecho sen cada ..

vez más grandes e ilimitadas; y p peligro las
condiciones de posibilidad ctivos los
derechos e los más
pobres, a lo la
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El Grupo de investigatióll !.1


Derechos Colectivos Ambientáles
A. - GJDCA realiza algun¡:;Js propuestas concretas de cara a las
necesidades ambie~táles actu~les, desde una visión críti a de

la expoliación del e~ ornp y las visiones simbólicas en ue se
sustenta. Este librol¡nedos partes principal~s; ur.~a referida a
reflexiones sobre temas transversales a· gran parte ·de los
debates ambi contemporáneos, }! una s~unda, sobre
s consideraciones ambientale$, teóricas,
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