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s/ Daños y perjuicios" -
CNCIV - SALA G - 16/08/2001
En la Ciudad de Buenos Aires, Capital de la República Argentina, a los 16 días del mes
de agosto de Dos Mil Uno, reunidos en Acuerdo los Señores Jueces de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Civil, para conocer en el recurso de apelación
interpuesto en los autos caratulados:"Zuffo, Magdalena B. c/ Martínez P., D. H. s/
Daños y perjuicios", respecto de la sentencia de fs.296/304, el Tribunal estableció la
siguiente cuestión a resolver:
¿ES JUSTA LA SENTENCIA APELADA?
II.-Por razones de método corresponde examinar en primer lugar los agravios del
accionado. Es preciso adelantar que no obstante el empeño puesto en desvirtuar la
sentencia de la anterior instancia las críticas no resultan atendibles. En efecto, en ellas
se pretende demostrar que el "a quo" no ha valorado correctamente la prueba testifical
producida y que ha condenado al emplazado sin que los actores hubieran demostrado
ninguno de los elementos de la responsabilidad civil y que tampoco tuvo en cuenta la
conducta de los contrarios que, en todo caso, constituye una excusa válida para
liberarlo de la obligación. Cuestiona también las partidas por las cuales ha prosperado
el planteo, las que serán examinadas junto con las críticas vertidas al respecto por la
otra parte.-
III.- Si se trata de la inejecución o cumplimiento defectuoso del contrato de servicios
profesionales, lógicamente la responsabilidad es de origen contractual. Esta se
configura a partir de cuatro elementos esenciales: a) la antijuridicidad: se conforma
como elemento esencial u objetivo, con la violación de un deber jurídico preexistente
que está consagrado en una o más reglas normativas;; b) el factor de atribución, en
cuyo mérito el letrado debe responder por el resultado lesivo de su comportamiento,
sea éste doloso o por imprudencia o negligencia, es decir, culposo; c) el menoscabo o
"daño", tomado el mismo en sus diversas y tan variadas especies, que aquel
comportamiento -ya activo u omisivo- cause a su cliente; y por fin, d) la necesaria y
adecuada relación de causalidad que enlace la calificada conducta con la imputable
pérdida de la oportunidad o expectativa, tomada esta última como "chance malograda"
(Kemelmajer de Carlucci, Aída, en su trabajo "Daños causados por abogados y
Procuradores", en J.A. 1993-III-704; Andorno, Luis O. en "La responsabilidad de los
abogados" en "Derecho de Daños. Homenaje al Dr. Mosset Iturraspe", ed. La Rocca,
Bs.As. 1989, pág. 473, nº 1, pág. 479, nº 3; Trigo Represas, Félix A., "Responsabilidad
Civil de los Abogados", en " Responsabilidad Civil de los profesionales", pág. 62 y ss,;
del mismo autor, "La responsabilidad civil del abogado por dejar prescribir una acción",
en J.A. 1997-III-20 y ss., y numerosas citas más, esta Sala, L. 246.152, del 29-12-98;
ídem L. 313.2929).-
IX.- Por último, en cuanto a las costas del juicio que en primera instancia fueron
aplicadas al demandado, las críticas tampoco resultan atendibles. No se trata de una
doble indemnización como erróneamente se sostiene, sino que la partida que se
menciona en el acápite anterior lo es a título de daño emergente en razón del
desembolso que deberá realizarse y reconocen fuentes distintas e inconfundible con
las que corresponde aplicar con motivo del criterio objetivo de la derrota en este juicio.
Por lo tanto, las objeciones al respecto no merecen ser atendidas.-
Por razones análogas, los Dres. Carlos A. Bellucci y Roberto E. Greco adhieren al voto
que antecede.-