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Estado subsidiario obedece doctrinariamente a la imaginería de un Estado exclusivamente garante

de la seguridad y el cumplimiento de los contratos y que, en lo económico, solo le preocupa


mantener y cultivar mercados competitivos (o cuasi perfectamente competitivos), como garantía de
la eficiencia y donde ciudadanos y consumidores serían conceptos indistinguibles. El estado
garante privilegia la acción de los grupos intermedios, permitiéndole canalizar y cautelar el poder y
libertad de los individuos. En este contexto, las políticas sociales son deseables solo cuando se
focalizan en los grupos más vulnerables (pobreza y extrema pobreza) a fin de no entorpecer el
esfuerzo individual.

Remontándonos particularmente en Chile, luego de una álgida situación política esgrimida como
argumento validador de una insurrección violenta al gobierno imperante en la década de los 70 y la
posterior instauración de una dictadura cívico militar, la cual junto con refundar la constitución, se
proponía la adopción de un nuevo modelo económico y social que resguardara al país de los
vaivenes económicos e ideológicos que podrían ocurrir en el mundo y que facilitara la participación
del mundo privado en el mercado nacional, en este contexto surge el concepto de Estado
Subsidiario en Chile como tal.

Jaime Guzmán, el principal ideólogo del modelo neoliberal, definía el concepto de subsidiaridad,
como el rol del estado en el que se estructura para cumplir aquellas funciones que los particulares
no pueden realizar adecuadamente, sin absorber lo que éstos puedan llevar a cabo.

Los Grupos intermedios al ser órganos no gubernamentales capaces de actuar por ciertos
objetivos y que están ubicadas entre el Estado y la personas conforman la denominada “sociedad
civil”, siendo este el eje sobre el cual la sociedad se organiza y estrucutura, Estos grupos
intermedios tienen fines propios distintos a los del Estado y sus órganos. Con ello se contribuye “a
la riqueza de la trama social y, en último término, al bien común de la sociedad”. Dichas
asociaciones expresan el “poder social” frente al “poder político” del aparato público.

los cuerpos intermedios no deberían arrogarse esferas de acción que las personas pueden
asumir de manera adecuada, no pudiendo ninguna sociedad intermedia invadir el ámbito de la
libertad individual. La vigencia de una sociedad libertaria como de la que hablaba la Declaración
de Principios exigiría entonces, no solo la redefinición del papel del Estado y del mercado en
la sociedad, sino también el desmontaje de todas las organizaciones sociales (sindicales,
gremiales y profesionales) que, amparadas por la ley, se habrían terminado por erigir en
monopolios atentatorios contra el libre albedrío de las personas. Al igual que el aparato
intervencionista del Estado, dichas organizaciones ejercerían una coacción ilegítima sobre los
individuos, restringiendo así su libertad

Jaime Guzman el Politico de Belen Moncada Durruti

Constitucion Politica de la Republica de Chile 1980 Articulos 1 y 19

Politica y Economía.cl

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