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BATALLA DEL PANTANO DE VARGAS

De Tame partieron los próceres con el ejercito organizado así:

La tropa de Santander continuaba lo mismo bajo la denominación de División de


Vanguardia; Todas la tropas de caballería e infantería formarían una sola división
comandada por el General Anzoategui, se llamaría División de Retaguardia; por su parte
El Cuerpo de Artillería estaría al mando del Coronel Bartolomé Salom.

De Tame a Pore el ejercito fue faldeando la cordillera, luego tomando el camino de


Labranza Grande pero al llegar a Paya encontraron un fuerte realista, el cual fue tomado por
el general Santander. El temor de encontrar más fuerzas realistas hace que Bolívar resuelva
atravesar por el Páramo de Pisba, lo que representaba un alto riesgo debido a las
dificultades del terreno y las inclementes condiciones atmosféricas del trayecto, pero solo
El Libertador podría atreverse a tanto.

El frío aumentaba día a día al subir las


tropas, pasando muchas penalidades, en
los abismos se perdieron muchos
hombres. Lo único que mantenía la moral
era el ejemplo de Bolívar, quien los
motivaba para que siguieran adelante,
con su gran voluntad era normal verlo
ayudando para acomodar una carga o a
los soldados cansados. El camino quedo
lleno de muertos pero los mas fuertes pudieron pasar. La caballería había llegado sin un
solo caballo, las provisiones fueron abandonadas por falta de mulas para transportarlas, la
infantería por poco no puede mantener secos los cartuchos en medio de la lluvias, las armas
estaban sucias.

El 5 de Julio llego Santander con la vanguardia al pueblo de Socha al otro lado del páramo,
mientras que Anzoategui llega al mismo sitio al día siguiente. Los pueblos le prestaron
apoyo y ayudaron a ese ejercito a recuperarse.

Por su parte, al enterarse los españoles de la invasión, se dirigen hacia la región invadida
del Sogamoso. El General Barreiro presento dos columnas de 800 hombres en Corrales y
Gameza, a ambos lados del río Sogamoso. Allí acontecen enfrentamientos donde Justo
Briceño derrota a los realistas mientras Barreiro no empeñaba la lucha, para reunir mayores
fuerzas.

El comando patriota debido a lo inexpugnable de las posiciones realistas en Tasco deciden


concentrar todo el ejercito para invadir a Cerinza y Santa Rosa. Marchan Santander y
Anzoategui, mientras Soublette se reconcentra en Tasco. Siguen avanzando y con este hábil
movimiento entran en las provincias de El Socorro y Pamplona, dominando el Valle del
Sogamoso.

Para el 25 de julio, los patriotas habían logrado aumentar sus efectivos a 2600 hombres, por
lo que Bolívar decide llevar a su tropa por el camino del Salitre de Paipa para atacar al
enemigo por su espalda o forzarlo a abandonar sus defensas. Pero al este del Pantano de
Vargas se presentaron los relistas para cerrarle el paso. El ejercito patriota se sitúa al frente
de la posición realista , pero con desventajas de terreno, lo que supieron aprovechar los
españoles para atacar.

La táctica salvadora improvisada a última hora por Simón Bolívar consistió en primer lugar
en colocar en reserva casi toda su caballería, legión británica y llaneros. Se quedarían
encerrados en el patio de una hacienda situada al pie de la cota que había convertido en su
puesto de observación. Consistía también en enviar al resto de sus tropas por olas sucesivas,
con orden de disputar el terreno milímetro por milímetro, a sabiendas claramente que no
estaban en capacidad de resistir frente a la presión de los españoles. El resultado era que
con cada repliego de los patriotas se incitaba a Barreiro a comprometer parte de sus
reservas para lanzarlas contra ellos. La acción se había iniciado a las once de la mañana.

A las dos horas del combate, la derecha realista desaloja la izquierda patriota de la altura
del este que tenía Santander, pero bolívar organiza un contraataque con las tropas
vanguardistas dispersas recuperando nuevamente el terreno. El jefe realista, para repelerlos
y acabar de una vez por todas, utilizó el resto de sus tropas. Los patriotas retrocedieron en
desorden y se creyeron perdidos, con un enemigo encarnizado que les pisaba los talones y
cuyo ardor se duplicaba ante la perspectiva de un triunfo inminente. Fue el momento que
escogió Bolívar para lanzar la masa de sus tropas frescas. La legión británica en primer
lugar, con james Rooke a la cabeza, quien cargó y se echó en el combate. Desconcertados,
con su avance detenido, los españoles, sin embargo, seguían luchando encarnizadamente y
era incierta la suerte de la batalla.

Bolívar seguía cuidadosamente, con su catalejo, las fases del combate. Detrás de él,
percibía la agitación de algunos llaneros, ansiosos ante las noticias y que temblaban de
impaciencia; pero todavía no había llegado el momento. Eran las seis de la tarde cuando por
fin el Libertador ante la inminencia de la derrota se volteó hacia el jefe llanero.

—Coronel, gritó, ¡Salve usted la patria! a lo


que el intrépido coronel contestó “es que
Rondón no ha peleado todavía”. Rondón, un
negro, hijo de esclavo, electrizado, se desprendió
como un resorte largamente comprimido y
descendió, a galope tendido y con lanza en punta,
por la colina, en dirección de la batalla. Detrás de
él, catorce llaneros arrastrados por el ejemplo y la
voz: “¡Que los valientes me sigan!” clavaban las
espuelas sobre sus monturas. Catorce fieras que
surgieron en el medio de las filas enemigas para
perforar con sus lanzas a los infantes espantados que rápidamente fueron sumergidos por el
resto de la caballería llanera que siguió de cerca la heroica carga de Rondón.

Con está heroica acción, el ejercito de Bolívar logra arrebatarle la victoria de las manos a
los españoles, en el pantano de vargas, quienes al verse derrotados se repliegan a Paipa y
a Molinos de Bonza. Por su parte, el ejercito patriota se aloja en el campo y el 26 de julio
retrocede a sus posiciones de Corrales de Bonza. Esta cruel pero crucial batalla deja como
resultado 500 bajas en el ejercito realista y 350 más en el ejercito patriota; forjando las
bases que darían la libertad definitiva a la nueva granada solo 12 días después en la batalla
final del puente de Boyacá.

BATALLA DE BOYACA
El sábado 7 de agosto de 1819 los Ejércitos español y criollo se enfrentaron en el
campo de Boyacá. Cada uno tenía un objetivo diferente: El Ejército Realista tenía como
misión tomarse Santa Fe de Bogotá y el Liberador deseaba impedir a toda costa esta
maniobra.
El Ejército Liberador, conformado por 2.850 combatientes entre criollos, mulatos,
mestizos, zambos, indígenas y negros estaba comandado por el
general Simón Bolívar; la vanguardia, por Francisco de Paula
Santander y la retaguardia, por el general José Antonio
Anzoátegui.

Por su parte, el Ejército Realista – que pertenecía a la tercera


división del Ejército Expedicionario de la Reconquista - estaba
conformado por 2.670 soldados, de los cuales 2.300 eran de
infantería, 350 de caballería y 20 de artillería. Su Comandante General era el coronel
José María Barreiro; el Jefe del Estado Mayor, el Coronel Sebastián Díaz y lo comandaba
el Coronel Francisco Jiménez.
Pero para Simón Bolívar no fue un impedimento su fuerte rival y aprovechó las
oportunidades de su estadía en Tunja para vigilar los pasos del enemigo. Fue entonces
cuando los patriotas treparon por matorrales y se presentaron de improvisto al Ejército
de Barreiro en el puente de Boyacá.
A pesar de que la acción militar era intensa en los dos bandos, las Fuerzas Patriotas
tenían unidad y facilidad en las comunicaciones, mientras que los Realistas estaban
incomunicadas y separadas por el Teatino y la vanguardia patriota.
Al final, el coronel Barreiro no pudo lograr parar la rapidez con la que las tropas Patriotas
los rodearon como "anillo de fuego". No tuvieron más remedio que rendirse ante el
Ejército Patriota, con su comandante Santander, 'Héroe de Boyacá'.
La batalla terminó a las 4 de la tarde. Murieron más de 100 realistas, 13 soldados
patriotas y 53 resultaron heridos. Barreiro, junto a los principales Jefes Realistas y 1.600
soldados, fueron hechos prisioneros.
Así termina la Campaña Libertadora de 1819 que se realizó durante 77 días, desde el
23 de mayo cuando el Libertador Simón Bolívar expuso el Plan en la aldea de los Setenta
ante los Jefes del Ejército Patriota, siguiendo un trayecto militar desde los Llanos de
Casanare, la cordillera de los Andes y las tierras de Tunja. El Plan culminó en el Puente de
Boyacá.
La Batalla de Boyacá se convirtió en el inicio de la independencia del norte de
Suramérica, y se considera de suma importancia pues llevó a los triunfos de las Batallas de
Carabobo en Venezuela, Pichincha en Ecuador y Junín Ayacucho en el Perú y Bolivia.

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