You are on page 1of 7

http://catoliscopio.

com/2016/02/14/8-canciones-
catolicas-para-dedicar-el-dia-de-los-enamorados/

Por qué soy Católico


Autor: Hombre Nuevo

POR QUÉ SOY CATÓLICO...

"Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a la que habéis sido
llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre."
Efesios 4,4-5

LA FE VALE MAS QUE EL ORO.

La fe vale más que el oro. Por ello, si dudas, cerciórate antes; si estás cierto,
compártela; si la perdiste, recupérala.

Yo antes era católico pero ahora soy...

Yo no apruebo, pero respeto tu decisión de cambiar la fe que Dios te dio por la que
a ti te gusta. Pero permíteme decirte al menos, por qué soy católico, y por qué
quiero seguirlo siendo.

1. Yo soy católico porque es la Iglesia que Cristo fundó.

¡Así de fácil y así de sencillo! Todo lo que hace Cristo, lo hace para nuestra
salvación. Si Cristo fundó una Iglesia, lo hizo para salvarnos, y todos debemos
adherirnos a ella. (Lumen Gentium n. 14). Si Cristo no fundó ninguna, entonces
todas las iglesias son falsas y no debemos pertenecer a ninguna.

Por ello, a pesar de que reconocemos los muchos elementos de santidad y verdad
en otras iglesias, para el católico no tiene sentido ni razón el dejar la Iglesia de
Cristo para pasarse a otra fundada por un hombre, por más inteligente y famoso
que éste sea.

Cristo nuestro único Salvador instituyó a su Iglesia Santa... Esta única Iglesia
subsiste en la Iglesia católica. (Lumen Gentium n. 8). Esto es lógico, si hay un
único Salvador, debe haber una única Iglesia. Yo respeto y reconozco las muchas
cosas buenas que hay en otras iglesias cristianas pero yo quiero vivir y morir en la
Iglesia que Cristo fundó.

2. Yo soy católico porque mi Iglesia es una familia.


Hay quien afirma: "Yo soy Cristiano de la Biblia y no necesito de la Iglesia". Pero
esto es un error, porque ser cristiano es vivir en comunión con los demás, Dios
quiere que nos ayudemos unos a otros en el camino de salvación.

Yahvé‚ mandó construir una barca a No‚ y se salvaron todos los que estaban
dentro. Lee: 1 Pedro 3, 21 No‚ se salvo en familia. Por eso la barca es símbolo de la
Iglesia.

Los israelitas se salvaron juntos, con Moisés como su jefe y guía. La Iglesia es el
nuevo pueblo de Dios. Si tú crees que puedes recorrer solo el desierto usando como
mapa tu propia interpretación de la Biblia, no culpes a Dios si te pierdes. Lee: CIC
= Catecismo de la Iglesia Católica, 781 ss.

Por eso Cristo no escribió un libro, sino fundó una Iglesia. (CIC 108).
Por eso S. Pablo no llama a la Iglesia "club de Jesús", sino "cuerpo de Cristo" para
que entiendas que al separarte de su Iglesia te separas de Cristo. Lee: Juan 15, 1-
6.

3. Yo soy católico porque en la Iglesia conozco con certeza y totalidad la


doctrina de Cristo.

Cristo mandó a sus apóstoles enseñar toda su doctrina, a todos, todo el tiempo.
Lee: Mateo 28, 16-20. Y a nosotros escucharles a ellos: "quien a vosotros oye a mi
me oye, quien a vosotros rechaza a mí me rechaza". Lee: Lucas 10,16.

Hoy hay muchos que predican a Cristo, y como S. Pablo nos alegramos, pero
nosotros queremos escuchar sólo a quienes Cristo envió. Estos son los apóstoles y
sus legítimos sucesores. Estudia: Lumen Gentium n. 8.

4. Mi Iglesia es la Casa de Dios.

Yo conozco iglesias protestantes muy grandes y bonitas y ahí Cristo puede hacerse
presente si se reúnen en su nombre. Mateo 18,20... Pero no las cambio por la
silenciosa, pobre y pequeña iglesia de mi pueblo, porque ahí está Cristo realmente
presente, bajo las especies Eucarísticas. Lee: Sacrosantum Conciliumn.14. Ahí
puedo hablar con Dios como con un amigo.
Lee: Éxodo 33,11.

Hay quien dice que todas las iglesias son iguales y es verdad, pero sólo por fuera.
Por dentro, en mi Iglesia siempre está la lámpara encendida en el santuario,
símbolo de la presencia de Dios. Lee: 1 Samuel 3,3. Con razón dice S. Pablo que la
Iglesia es la casa de Dios vivo. Lee: 1 Timoteo 3,15. Yo no estoy dispuesto a dejar
la casa de Dios para irme a la casa del vecino.

5. Yo soy católico porque es la única Iglesia que me ofrece a Cristo como


Pan de Vida.

Yo no quiero que Cristo me reproche a mi: "Vosotros escudriñéis las


Escrituras...pero no queréis venir a mí para tener vida." Lee: Juan 5,39-40. Él me
invita: "Yo soy el pan de vida,... el que viene a mí no lo echaré fuera". Lee: Juan 6,
34 y 37.
Todas las iglesias cristianas escudriñan las Escrituras, es verdad, pero sólo la
Iglesia Católica me ofrece a Cristo: el Pan de Vida eterna. Lee: Juan 6, 55-58.

Si Cristo me dejó la Eucaristía como memorial de su amor, ¿cómo me voy a olvidar


de su amor? Lee: CIC1380.

No hay duda que en todas las iglesias se predican cosas bonitas de Cristo, pero
¿qué me pueden dar a cambio de recibir en mi corazón a Cristo realmente presente
en la Eucaristía?

6. Yo soy católico por que Cristo me encomendó a su Madre.

El discípulo amado al pie de la cruz representaba a todos los cristianos. Si Cristo me


dice: "Ahí tienes a tu Madre" ¿Cómo me voy a ir a una iglesia que me dice: "No,
María no es tu madre"? Si S. Juan se la llevó a su casa ¿cómo me voy a ir a otra
iglesia que ni siquiera me deja tener un cuadro de María?

7. Yo soy católico por amor a la Verdad.

Según el principio protestante de la interpretación privada de la Escritura, cada


quien puede enseñar su opinión. Yo respeto la opinión de los demás, pero Cristo es
la Verdad y no la opinión. La opinión lleva a la confusión y división, la verdad a la
unidad y certeza.

Cristo erigió a su Iglesia como columna y fundamento de la verdad. Lee: 1 Timoteo


3,15. Por eso "La Iglesia Católica es la maestra de la verdad, y su misión es
exponer y enseñar automáticamente la Verdad que es Cristo." (Dignitatis Humanae
n. 14).

Nosotros no negamos que en otras iglesias cristianas haya muchos elementos de


verdad. Un trozo de espejo puede muy bien reflejar la luz del sol, pero no por eso
voy a dejar al sol para quedarme con su reflejo.

8. Yo soy católico porque me entusiasma el testimonio de sus santos, el


heroísmo de sus mártires, la multitud de sus vírgenes, el celo de sus
predicadores, el ardor de sus misioneros.

Hay quien pretende confundirnos mencionando los malos Papas, los malos
sacerdotes, la Inquisición, etc. Yo les respondo así: "A mí enséñame una Iglesia
que tenga más mártires que hayan dado su vida por Cristo, más misioneros que
hayan predicado el Evangelio, más mujeres consagradas al servicio de los más
pobres, y yo me voy con ella". Su silencio es elocuente.

Sí, es en la Iglesia Católica donde yo veo el poder de Cristo más fuerte, la gracia de
Cristo más abundante, su santidad meas atractiva, su caridad más eficiente, por
eso soy y quiero seguir siendo católico.

9. Yo soy católico porque a Cristo no le gustan las divisiones y quiere que


todos unidos formemos un solo rebaño bajo un solo pastor.
Jesucristo quiere la unidad. Lee: Juan 17,21. El sectario primero siembra duda y
desconfianza, después corta y separa, y por ultimo acapara.

Jesucristo quiere que en su Iglesia haya un solo rebaño y un solo pastor. Lee: Juan
10,16. Cristo desea que estemos unidos y no divididos en multitud de iglesias al
gusto del consumidor. Lee: CIC820.

Los apóstoles nos exhortan a la unidad. ´Un solo cuerpo y no miembros divididos,
un solo Espíritu y no muchos espíritus, una sola esperanza, un solo Señor, una sola
fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre. Lee: Efesios 4,4.

Hay algunos cristianos que dicen que ellos sólo aceptan la Biblia, y se auto
nombran pastores con derecho a formar su propio rebaño, fundar su propia
esperanza, inventar su propia fe y establecer su propio bautismo y, en definitiva,
no aceptan otro señor que el de su propia razón y juicio para interpretar la Biblia.

10. Porque mis padres me bautizaron.

Yo soy católico porque mis padres me bautizaron, es verdad, y no me avergüenzo,


porque un padre quiere siempre lo mejor para sus hijos. A otros les heredan dinero,
a mi me heredaron la fe, y no la cambio por todo el oro del mundo.

11. Soy católico por la gracia de Dios.

La fe católica es un talento que Dios te dio y te va a pedir cuentas de él. Tú eres


culpable si lo pierdes por tu negligencia. Lee: Mateo 25, 24-28. Por eso dice Jesús:
"El que perseverare hasta el fin, se salvará." Lee: Mateo 10,22.

El Papa lo decía hace poco con estas palabras: "La enseñanza de las sectas y de los
nuevos movimientos religiosos,... se opone a la doctrina de la Iglesia católica; por
eso, la adhesión a ellos significaría renegar de la fe en que habéis sido bautizados y
educados". (J. Pablo II al Emigrante).

Si la fe es un talento de Dios, entonces tengo el compromiso de conservar,


fortalecer y multiplicar mi fe evangelizando a los demás. Esto me ayuda además, a
entender que no basta tener argumentos, es necesaria la luz de Dios para acercar a
otros a la fe. Por ello te voy a dar varios consejos:

• Estudia tu fe. La Iglesia Católica no tiene miedo de la verdad, lo único que teme
es la ignorancia.

Martín vendía piedras del desierto para coleccionistas. Un día, un geólogo entró a
su tienda para comprar un recuerdo para sus hijos. Tomó una que le llamó la
atención y preguntó: "¿Cuánto vale esta?" - "Todas valen 20 dólares, pero como
esa no es muy bonita se la dejo en 10". El cliente pagó el precio y de ahí se dirigió
al Banco a depositarla: Era un zafiro en bruto que valía meas de un millón de
dólares, pero Martín ignoraba su valor.

• Practícala. Muchos cambian su fe porque nunca la practicaron. La fe no


entusiasma sino al que la vive.
En esa misma línea el Papa decía hace poco: "Uno de los motivos que pueden llevar
a acoger las proposiciones de esos nuevos movimientos religiosos es la poca
coherencia con que algunos cristianos viven su compromiso cristiano, y también el
deseo de una vida cristiana más fervorosa, que se espera experimentar en
determinada secta, cuando la comunidad que se frecuenta está poco
comprometida.

Pero se trata de un engaño. Del malestar interior antes mencionado, se sale


mediante una verdadera conversión interior, según el evangelio y no afiliándose
irreflexivamente a esa clase de grupos". (J. Pablo II, Jornada Mundial del
Emigrante).

• Compártela. La fe se fortalece dándola.

La fuerza de las sectas está en el silencio y en la inacción de los católicos. La


verdad no necesita ni de gritos ni de alharacas, se impone por sí misma, basta
predicarla con claridad y vigor. Cumple tu deber de evangelizar repartiendo los
folletos de Fe y Evangelio y ora antes de hacerlo para que Cristo bendiga tu
trabajo.

EL CONCILIO NOS HABLA.

El Concilio reconoce que fuera de la Iglesia Católica se encuentran muchos


elementos de santidad y verdad, y nos sentimos unidos a esos hermanos en Cristo
(Lumen Gentium n. 8). Pero con igual firmeza afirma que la plenitud de gracia y de
verdad fue confiada a la Iglesia Católica, y a esta Iglesia el Señor confió todos los
bienes de la Nueva Alianza (Unitatis Redintegratio n. 3).

Todos enseñan verdades, unos menos, otros m s, pero la Iglesia Católica es la que
me guía a toda la verdad (Lumen Gentium n. 4).
Ella, por voluntad de Cristo, es maestra de la verdad (Dignitatis Humanae n. 14).

La Iglesia reconoce que hay muchos que honran la Sagrada Escritura como norma
de fe y vida (Lumen Gentium n. 15), pero afirma que a esa Escritura va unida la
Tradición y el Magisterio de modo que ninguno puede subsistir sin los otros. (Dei
Verbum n. 10).

Como las grandes obras maestras, a la Iglesia de Cristo todos la imitan, pero
ninguno la iguala ni supera, porque es obra de Cristo.

ORACION

Señor Jesús, no dejes que los cuervos de la duda se coman la semilla de la fe que
Tú plantaste en mi corazón; ni sea ahogada por las espinas de mis propias
pasiones, sino que a través del estudio y del testimonio, eche raíces en mi corazón
y da mucho fruto. Amen.
Recorriendo el Camino de la Madre
A qué estamos llamados: Gál 2, 20.
Misión de María: Jn 19, 26; Hch 1, 14; Jn 2, 5.
María modelo de entrega: Lc 1, 46-48.
María modelo de servicio: Lc 1, 39.
María modelo de humildad: Lc 1, 46-48.
María modelo de acogida: Lc 11, 28.
María y la Vida Cristiana
María Madre de Jesús y nuestra: Gén 3, 5; Is 7, 14; Jn 19, 26-27; Gál 4, 4.
María nos muestra a Jesús: Mt 2, 11; Lc 2, 16.
Función dinámica de María: Jn 2, 1-5; Hch 1,14
Modelo de vida cristiana: Mt 12, 46-50; Lc 1, 26-38; Lc 1, 39-45; Lc 2, 19.51; Lc 11, 27-28.
La Piedad Filial
Maria es verdaderamente Madre nuestra: Jn 19, 26-27.
Nos conduce al Señor Jesús: Jn 2, 5.
Nos acompaña en nuestra vida cristiana: Hch 1, 14.
La piedad filial nos introduce en la dinámica del anuncio evangelizador y del servicio
solidario: Lc 1, 39-45.
María, Mujer del Silencio
María medita la palabra: Lc 2, 19.51.
María acoge y comunica la Palabra: Lc 1, 39-45; Lc 1, 46-55; Lc 8, 19-21; Lc 11, 27-28.
Silencio en la alegría: Lc 2, 15-20.
Silencio en el dolor: Lc 2, 35; Lc 2, 51; Jn 19, 25-27.
María, en el Plan de Dios
La mujer: su lugar en el designio de reconciliación: Gén 3, 15.
María, anunciada por los profetas: Is 7, 14; Mi 5, 2-3; Mt 1, 22-23.
María, Madre de Dios: Lc 1, 26-38; Gál 4,4-7.
El Señor Jesús explicita la matemidad espiritual de María: Jn 19, 25-27.
María en la Iglesia: Hech 1, 14.
La mujer vestida de sol: figura de la Iglesia y de María: Ap 12, 1 ss.
El Apostolado de María
María mujer de silencio y oración, es maestra cómo se acoge la Plabra. Lc 2, 19 51.
Como mujer de acción nos enseña y alienta a ponerla por obra. Lc 8, 21; Mt 7, 21; Jn 2, 5.
María nos enseña a entrar en nosotros mismos y a abrir con prontitud al Señor que llama.
Ap 3, 20; Lc 1, 38.
María primera evangelizadora nos enseña a anunciar a Cristo llevándolo en nosotros
mismos. Lc 1, 39-45.
Su gozo es llevar y presentar a Cristo a todos los hombres. Lc 1, 41; Mt 2, 10-11.
Su misión es que Él nazca y crezca en todos sus hijos. Jn 19, 24.
Ella nos enseña a tener las disposiciones apropiadas para acoger el Espíritu que impulsa
la evangelización. Hch 1, 14; 2, 1-4.
Perseveraban con María en la oración
El Señor Jesús, hombre de oración Él mismo, es maestro y modelo de oración continua y
perseverante: Lc 3,21-22; Lc 5,16; Lc 6,12-13; Lc 9,18; Lc 9,28-29; Lc 11,1; Lc 21,37-38;
Lc 22,39-46.
El Señor nos enseña que es necesario perseverar en la oración: Lc 1,18; para no caer en
tentación: Lc 22,46; Mt 26,41; para tener fuerza en el momento de la prueba: Lc 21,36.
También Pablo invita a ser perseverantes en la oración: Rom 12,12; Col 4,2; a orar en toda
ocasión: Ef 6,17-18; Flp 4,6; a orar constantemente: 1Tes 5,17.
María, mujer de oración, nos enseña a guardar y meditar constantemente las obras y
palabras de Dios en nuestro corazón: Lc 2,19.51; A vivir la dinámica de la oración continua
obrando en amorosa obediencia a los designios divinos: Lc 1,38; Jn 2,5; Lc 11,27-28.
Los apóstoles y discípulos perseveraban en la oración con María: Hech 1,14.
Remar mar adentro, en compañia de María
El apostolado de María es hacernos cercano a Dios: Lc 1,30-31.38; Is 7,14; transmitirnos a
Jesús con todo su ser: Lc 1,40-44; darnos a Jesús, fruto bendito de su vientre: Lc 2,7;
mostrarnos a Jesús: Lc 2,16; Mt 2,11; remitirnos a Jesús e invitarnos a la confiada
adhesión a sus palabras: Jn 2,5; ofrecernos a su Hijo, asociada a su Cruz: Jn 19,25;
educarnos a acoger el Espíritu de su Hijo, que nos transforma en apóstoles intrépidos:
Hech 1,14;2,1-4.
El Señor Jesús nos ha señalado que María es nuestra Madre, hemos de acogerla en
nuestra "casa": Jn 19,26-27.
Bajo la guía de María hemos sido convocados a anunciar el mensaje de reconciliación:
2Cor 5,20.
Urge anunciar la Buena Nueva: 1Cor 9,16; a tiempo y destiempo: 2Tim 4,2; para ganar a
los que más podamos: 1Cor 9,19.
María, Madre de los Apóstoles
Anunciación-Encarnación: Lc 1,26-38.
Visitación: Lc 1,39-45.
Nacimiento del Niño y presentación a los reyes y pastores: Mt 2,1-23; Lc 2,1-20.
Presentación del Niño en el Templo: Lc 2,21-40.
Pérdida y hallazgo de Jesús: Lc 2,41-50.
Las bodas de Caná: Jn 2,1-12.
María al pie de la Cruz: Jn 19,25-27.
Pentecostés: Hch 1,12-14; 2,1-13.
María es la Mujer reflexiva que conservaba todas las cosas y las meditaba en su Corazón
Inmaculado: Lc 2,19.51.
María es la Mujer bienaventurada que escucha la Palabra de Dios y la pone por obra: Lc
11,27-28; Mt 7,21-27.
En la Madre vemos la urgencia de quien se descubre impulsado a anunciar el Evangelio:
1Cor 9,16. —

You might also like