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LA POESÍA DE BLAS DE OTERO

a) Primera Etapa:

En la primera Etapa, que constituye su poesía inicial, se encuentra “Cántico espiritual”, publicada en 1942
marcada por una gran religiosidad, se perciben las influencias de la mística española, en especial de los
poetas san Juan de la Cruz y fray Luis de León.

b) Segunda Etapa (1950-1951)

Dentro de este ciclo, cabe distinguir varias direcciones temáticas:

 A raíz de una crisis existencial en la que influyó la obra de Dámaso Alonso “Hijos de la ira”,
Blas de Otero desecharía esta poesía primeriza e iniciaría una etapa de poesía desarraigada con
dos obras importantes: Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia.

Esta etapa surge de su visión de un mundo que ha sufrido una guerra devastadora tras la que el
hombre se ve sumido en el caos y la duda. Por este motivo, el poeta se siente solidario con
los hombres, víctimas de la destrucción. Estamos ante una etapa en la que domina el "yo" del
poeta, con sus problemas, su angustia existencial... Su poesía es asimismo de corte existencial ya
que se interroga sobre el sentido de la existencia, del mundo, del hombre. Parte el poeta de su
conciencia de que el “hombre está solo” y se sabe “vivo y mortal”. Junto a ello, es portador –
como Unamuno- de una sed de lo eterno (v. Texto 1 “Lo eterno”)

En muchos momentos, sus poemas pueden considerarse religiosos por dirigirse a un Dios
"terrible" que se asemeja más bien al del Antiguo Testamento: un Dios al mismo tiempo anhelado
e incomprensible ya que guarda silencio ante las injusticias que sufre el hombre, ante sus gritos
desgarrados, a las imprecaciones de la criatura desvalida. Le gustaría que Dios fuese ese refugio
al que pudiese acudir el hombre para soportar el dolor, pero no es así, por lo que se siente
desamparado. Así comienza el impresionante soneto titulado Hombre (Texto 5):

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,


al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte […]

La religiosidad de Blas de Otero entra en crisis. Por este motivo buscará la eternidad y la
realización vital en el amor encarnado en una mujer, pero el resultado será igualmente
frustrante.

 Un segundo sector aparece integrado por poemas amorosos (Un relámpago apenas, Cuerpo de la
mujer, Sombras le avisaron). En Blas de Otero, el amor se presenta como un deseo para salvarse
de su angustia y como una manifestación de su ansia de Absoluto. De ahí que lo amoroso y lo
religioso aparezcan entrelazados. –véase el texto 3, o estos versos del soneto amoroso Sombras
le avisaron:

Cada beso que doy, como un zarpazo


en el vacío, es carne olfateada
de Dios, hambre de Dios, sed abrasada […]

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 En tercer lugar, encontramos ya un primer acercamiento al “nosotros”. De la poesía existencial
a la poesía social no había más que un paso, y muchos poetas lo dieron: Blas de Otero, León Felipe,
Gabriel Celaya... La poesía social considera que el poeta debe anteponer los problemas y
sufrimientos de los hombres de su tiempo a cualquier otra circunstancia. De ahí que los temas
fundamentales sean dos: la preocupación general por España y la denuncia de la situación
concreta del hombre (injusticias sociales, opresión, lucha por la libertad, etc.) El poeta se
convierte en un testigo de su época y utiliza su palabra para cambiar el mundo, tomando partido
ante las circunstancias sociopolíticas. Partiendo, pues, de la poesía “desarraigada” se ha pasado a
la “poesía social”.

Poemas como Canto primero, Crecida, Hijos de la tierra, Aren en paz, Encuesta, etc. plantean el
problema del sufrimiento de los demás hombres, o del sufrimiento en general. Con todo, lo
social aún no se hace plenamente explícito: aparece combinado con un enfoque existencial (texto
4 “Digo vivir”)

c) Tercera Etapa (1955)

Así pues, sólo le quedará una vía para salir de la soledad y abandonar la angustia profunda en que se
encuentra sumido: los demás hombres. Se produce de este modo un acercamiento al "nosotros". Aquí
planteará el problema del sufrimiento en general, de los demás hombres. A partir de ese momento sólo
importará ser hombre, sin esperar ninguna solución extraterrenal. Blas de Otero, al creer en los
hombres, recobrará la esperanza y decidirá escribir definitivamente para el hombre, conectando así
con la poesía social.

Blas de Otero inicia esta nueva etapa en su obra, la social, con Pido la paz y la palabra, y le siguen
En castellano y Que trata de España. Lo primero que se observa es que el poeta arrincona ahora sus
angustias, y el camino que no encontró en la religión lo busca en la solidaridad con los que sufren; es una
temática histórica y social que se halla presidida por la esperanza y por los deseos de paz y convivencia
fraterna. A esta orientación responde el hecho de que Otero se dirija ahora “a la inmensa mayoría”. De
acuerdo con ello buscará un lenguaje más sencillo, aunque esa sencillez sea sólo aparente y puede
encubrir una considerable concentración. Con todo, también puede observarse una menor tensión poética,
por el deseo de ser más accesible y contribuir a “transformar el mundo” con la poesía.

d) Cuarta Etapa (a partir de 1966): búsqueda de nuevas formas

En esta etapa da muestras del cansancio de la literatura social y de cierto desengaño acerca de su
eficacia. Sabe que es ilusorio dirigirse a la inmensa mayoría –“apenas me leen los analfabetos, ni los
obreros”-. Piensa que la literatura no es mayoritaria por el número de lectores, sino por su actitud ante
la vida. Así pues, su actitud no cambiará, pero sí su poesía
A la última etapa de su poesía, en la que se percibe un nuevo cambio de rumbo, pertenecen Historias
fingidas y verdaderas, Mientras y Hojas de Madrid. En la temática, aunque no desaparezcan los
problemas sociales y políticos, hay una mayor presencia de la intimidad. Pero lo más significativo se
observa a nivel formal: preferencia por formas métricas muy libres; liberación del lenguaje, basado
fundamentalmente en imágenes insólitas.

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