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CAPÍTULO 5

LA NATURALEZA
Y LA INSTRUCCIÓN
DE LA PERSONALIDAD

RESUMEN DEL CAPÍTULO

En este capítulo estudiamos los determinantes genéticos (naturaleza) y ambientales


(instruccíónide la personalidad. Históricamente ésta ha sido un área llena de controver-
sia a pesar de los pnncipales adelantos para comprender las contribuciones genéticas a
la personalidad. La investigación indica que el ambiente es importante en la formación
de la personalidad, pero una parte importante del ambiente, la familia, no afecta a todos
los niños de la familia de la misma manera. El tema de este capítulo es que los genes
y el ambiente siempre interactúan; es decir, nunca hay gen sin ambiente o ambiente
sin sen.

Preguntas que se responderán en este capítulo

1. ^Cuál es la relación entre la herencia y el ambiente, la naturaleza y la instruc-


ción'.' .
2. i^Qué puede aportar la teoría evolutiva a nuestra comprensión de la personalidad
humana'?
3. ,',Qué métodos son titiles para deíeiminar las contribuciones de los genes a la
personalidad y qué propone la investigación respecto a estas contribuciones ge-
néticas'?
4. ¡;,Hasta qué medida las personas que crecen en la misma familia companen el mis-
mo ambiente, que conduce a personalidades semejantes''
5. ¿,Las personas con diferentes características genéticas experimentan un mismo am-
biente de fomia diferente'? ¿Por qué?

143
La ciencia de la personalidad

En gran medida, la gente de lodo el mundo compane muchas características en común.


Esto sin duda es verdad con relación a las características estructurales (por ejemplo, los
órganos del cuerpo), y muchos sugerirían que también es cieno para muchos aspectos
del funcionamiento psicológico, que están vinculados a nuestra herencia evolutiva co^
mún (D. M. Buss. 199L 1995). AI mismo tiempo, claramente hay grandes diferencias
entre las personas, tanto en las características estructurales tales como la sociabilidad
como en la tendencia a experimentar ansiedad. Cómo explicar tales semejanzas y dife-
rencias ha sido tarea de biólogos y psicólogos, aquéllos con tendencia a centrarse en las
causas de las semejanzas y éstos en las causas de las diferencias. Hoy. en particular a
través del trabajo de los genetistas conductuales. ha habido una unión de los dos tipos
de esfuerzos. Así. los genetistas conductuales son personas que intentan determinarj
las contribuciones genéticas en conductas de interés para los psicólogos. Precisamente
cómo se hace esto, y lo que hemos llegado a entender sobre los detenninanies genéticos
y ambientales de la personalidad, es la materia de este capítulo.
Al abordar este lema de los determinantes genéticos y ambientales de la personalidad,
tiene que estar claro para el estudiante que este es un tema que históricamente ha sido
extremadamente polémico. En el Capítulo 1 se mencionó que Galton, un primo de Darwin,
concibió el tema desde el punto de \'ista de «naturaleza versus instrucción». En base a sus
estudios de genealogía de familia. Gallon concluyó que «la naturaleza prevalece enorme-
mente sobre la instrución». Al oponer la naturaleza versus la instrucción, o la herencia
versus el ambiente, estableció el tono de la controversia que hizo estragos durante el siglo
siguiente. Esta controversia ha implicado no sólo temas científicos, sino también cuestio-
nes pob'ticas y sociales, y los temas continúan siendo debatidos hoy en día (Baamrind,
1993: Hermsiem y Murray. 1994; J. F. Jackson. 1993; Pervm. 1984; Scarr, 1992, 1993).
La pregunta inicial era; ¿Es debido a la naturaleza o a la instrucción, la herencia o el
ambiente? Después, la pregunta se conviritió en; ¿Es debido más a la naturaleza o a la
instrucción? Después: ¿Cómo interactúan la herencia y el ambiente para formar las
características psicológicas? (Anaslasi. 1958). A pesar del llamamiento de Anastasi,
hace más de 30 años, para una aproximación más razonada y diferenciada al tema, y a
pesar de la indicación de muchos biólogos y psicólogos de que la herencia nunca actúai
en ausencia del ambiente y el ambiente nunca actúa en ausencia de la herencia, la gente
sigue tendiendo a enfrentarlas una contra la otra —la naturaleza contra la instrucción, la
herencia contra el ambiente—. E, históricamente, vemos períodos en los cuales un
énfasis tiene predominio sobre él otro. Por ejemplo, durante los años veinte había un
interés y énfasis considerable en la importancia de los factores genéticos. Durante
los años treinta y cuarenta, estos puntos de vista se hicieron extremadamente impopula-
res, en parte a causa de su asociación con los acontecimientos en la Alemania nazi
(Degler. 1991). Más recientemente, se ha restablecido el interés por las contribuciones
evolutivas y genéticas al funcionamiento psicológico humano. Realmente, el énfasis en
los factores genéticos se ha hecho tan grande que al menos uno de los genetistas con-
ductuales más importantes. Robert Plomin, ha advertido que el péndulo debe estarse
balanceando demasiado lejos en la dirección del énfasis en la naturaleza;

A pesar de Ja aversión de las ciencias de ia conducta para reconocer ¡as influencias genéti-
cas aún durante los setenta, la influencia genética se ha aceptado progresivamente durante
los óchenla. Esto es bueno para el campo de la personalidad, que se ha alejado del ambien-
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 145

talismo ingenuo. El peligro, ahora, sin embargo, es que el ímpetu del ambieniaiismo rebo-
tará demasiado lejos —ha.sia un punto de vista de que la personalidad está determinada
casi por completo biológicamente—. Plomin. Chipuer y Loehlin, 199Ü. p. 225.
Dada la tendencia a encuadrar el tema en términos maniqueisias. de que el péndulo
se balancee en una u otra dirección, y de que los puntos de vista se polarizen. para
nosotros es necesario tratar de trazar una ruta equilibrada y diferenciada. Al trazar esta
ruta, es importante entender exactamente qué significan y qué no significan los con-
ceptos, y qué inferencias y conclusiones pueden y pueden no ser extraídas de los datos.
Al trazar esta ruta, es útil pensar en una imagen propuesta por el biólogo \\'addington
(1957). Empeñado en destacar la interacción progresi\'a entre los genes y el ambiente
durante el transcurso del desarrollo. Waddington utilizó la analogía del mox'imiento de
una bola bajando por un paisaje. El paisaje, que representa lo que está detemiinado
genéticamente, puede tener muchas o pocas colinas y muchos o pocos x'alles. cada uno
con su determinada altura o profundidad y escarpadura. La bola que desciende por el
paisaje representa el desarrollo y la influencia de las fuerzas ambientales. La bola pue-
de moverse sólo dentro de los contornos del paisaje. Será difícil para la bola subir una
colina o salir fuera de un \'alle cuyas paredes tienen forma de escaleras. Así. esta trayec-
toria de moN'imiento o desarrollo puede suceder sólo por medio de un considerable
impacto ambiental. Hay una progresión «natural», o trayectoria de resistencia mínima,
para la bola, pero puede .ser desviada en varias direcciones. El nttmero de trayectorias
posibles depende del número de declives diferentes o valles asequibles para la bola en
un punto particular. Así, a algunas etapas del desarrollo muchas opciones o transcursos
del desarrollo quedan abiertos. Generalmente, el hecho de tomar una trayectoria repre-
senta algunas prix'aciones o limitaciones de posibilidad para otros transcursos de desa-
rrollo. A medida que la bola desciende por el paisaje, entonces, se puede esperar que su
posición final sea progresivamente definida, exactamente como se esperaría que con la
edad varias características de la personalidad se definan progresivamente y tengan me-
nos posibilidades de cambio. El punto clave, sin embargo, es que el movimiento de la
bola, a cualquier punto en el tiempo o a lo largo del tiempo, puede ser entendido sólo
desde el punto de vista de los contomos del paisaje y de las fuerzas que actúan sobre la
bola, es decir, desde el punto de \ista de la acción de unión de la herencia (el paisaje) y
el ambiente (las fuerzas que actúan sobre la bola).
En resumen, teniendo en cuenta la naturaleza y la instrucción de la personalidad,
tenemos que recordar que el desarrollo de la personalidad es siempre una función de la
interacción de los genes con los ambientes, que no hay naturaleza sin instrucción ni
instrucción sin naturaleza (Plomin. 1990a). Podemos separarlos, como se hará en este
capítulo, para propósitos de discusión y análisis, pero nunca actúa ninguno de los dos
independientemente uno de otro.

LA «NATURALEZA» DE LA PERSONALIDAD:
CONTRIBUCIONES GENÉTICAS
Cualquier cosa que heredamos que nos es común como humanos, así como lo que
heredamos que nos hace únicos, es heredado a través de la acción de los genes. Hereda-
mos 23 pares de cromosomas, un par de cada uno de nuestros padres biológicos.
i 46 La ciencia de la personalidad

Los cromosomas contienen miles de genes. Los genes están compuestos de una molé-
cula llamada ADN y dirigen la síntesis de las moléculas de proteína. Los genes deben
ser considerados como fuentes de información, que dirigen la síntesis de las moléculas
de proteína por líneas particulares. Es la información contenida en los genes la que
dirige el desarrollo biológico del organismo. Es esta información la que dirige el desa-
.Tollo biológico del óvulo fertilizado en un feto, del neonato completamente formado,
del adolescente con características secundarias de sexo y de la persona de edad con
características asociadas con lo v iejo.
La cantidad de información contenida en los genes es verdaderamente notable. .Al
apreciar la relación de los genes con la conducta, es importante entender que los genes
no gobiernan la'conducta directamente. .A.sí, no hay «genes de extraversión» o «genes
de introversión» y no hay «genes de neuroticismo>'. En la medida que los genes influ-
yen en el desarrollo de las características de la personalidad tales como ios Cinco Gran-
des descritos en el Capítulo 2, lo hacen por medio de la dirección del funcionamiento
biológico del cuerpo.
Dentro de este conte.xto, la cantidad de información pertinente a la conducta alma-
cenada en los genes es tremenda. Por ejemplo, los genes determinan las diferencias
anatómicas entre diferentes especies y son la base de muchas conductas específicas a
una especie. Uno de los más complejos y fascinantes casos de conducta animal es el
baile de la abeja obrera. Cuando las abejas obreras encuentran comida, regresan a la
colm.ena y hacen señales a las otras abejas, por medio de lo que se ha llamado un baile,
del sitio de la provisión de comida recientemente descubierta. Tanto la distancia como
¡a dirección de la provisión de comida respecto a la colmena son .señalados a través del
tipo de baile que se hace y del ángulo de la abeja que hace señales respecto al sol
—;una acción comunicativa bastante notable!—. .Aunque el desairoUo de tales conduc-
tas probablemente depende de cierta e.^periencia. la base para tales conductas específi-
cas a una especie reside en los procesos biológicos dirigidos por los genes (Goldsmith,
1991). Lo que se quiere destacar aquí es que la conducta del organismo que es dirigida
por los procesos biológicos gobernados por la información contenida en los genes pue-
de ser bastante compleja.
En el pasado, a menudo se hacía una distinción entre conducta instintiva y aprendi-
da. La conducta instintiva se vinculaba al funcionamiento de los genes y la conducta
aprendida al funcionamiento sin genes. Hoy estas distinciones se consideran bastante
artificiales y engañosas.. Lo que antiguamente se consideraban conductas instintivas
hoy se considera que involucra cieno grado de experiencta, particularmente a un perío-
do crítico o sensible en el desarrollo del animal. Por ejemplo, el desarrollo de las can-
ciones en los pájaros es dirigido tanto por la información contenida en los genes como
por las e.xperiencias durante los períodos críticos para su desarrollo. Ciertos pájaros son
«enjaulados» para el desarrollo de determinadas canciones, pero este desaiTollo requie-
re experiencias sensitivas durante los períodos particulares de desarrollo. Si estas expe-
riencias no ocun'en. el desarrollo «enjaulado» tampoco ocurre. .-Vsí, los genes pueden
determinar el desarrollo de los procesos biológicos específicos a una especie que re-
quieren experiencias ambientales para desarrollar conductas específicas a esta especie
I Goldsmith, 1991).
.,-' En cambio, las conductas que muestran una gran diversidad entre los miembros de
una especie, y a las que a menudo se alude como aprendidas, pueden ser construidas
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 147

sobre procesos biológicos que. están gobernados genéticamente. Por ejemplo, uno no
puede menos que sorprenderse por la enorme diversidad de lenguas que se hablan en
todo del mundo v la enorme serie de sonidos hechos dentro de estas lenguas. Como
adultos e-scuchando a personas que hablan una lengua e.xtranjera, a menudo para noso-
tros es imposible oír diferencias de sonidos consideradas bastante fundamentales por
los hablantes de esa lengua. .Además, a menudo para nosotros es difícil, a veces imposi-
ble, hacer los sonidos fundamentales de aquella lengua. .Sin embargo, todos los huma-
nos nacen «preparados» para aprender una lengua y son capaces de hacer todos los
sonidos que .se hallen en cualquier lengua (Werker, 1989). Los genes proporcionan la
base biológica para el aprendizaje de la lengua y hacer los sonidos que se hallan en las
lenguas de todo el mundo, pero la lengua específica aprendida y poder hacer ciertos
sonidos depende de la experiencia,—en el caso del aprendizaje de la lengua, las expe-
riencias que ocurren durante los primeros años de vida—. En resumen, una vez más
tenemos conductas complejas cuyo desarrollo depende tanto de los procesos biológicos
gobernados por los genes como de la experiencia.
Antes de completar esta sección sobre la relación de los genes con la conducta, es
importante reparar en que la rriayoría de conductas de interés para los psicólogos de la^
personalidad están influidas por muchos genes más que por el funcionamiento de cual-,
quier gen simple. Periódicamente oímos hablar del descubrimiento de un gen que deter-
mina una característica particular, a menudo un gen que determina una enfennedad
particular en los humanos. Estos descubrimientos pueden conducir a la suposición equi-
vocada de que la mayoría de características humanas importantes, incluso aquellas en
las cuales nos diferenciamos como personas, están determinadas por genes simples. En
realidad, la mayoría de tales características son probablemente determinadas por la
interacción de genes múltiples. La idea de que m.uchas características de la personali-
dad de interés para no.sotros pueden ser influidas por una configuración de genes más
que por un gen simple es imponante para nuestra com.prensión de por qué algunas
características que están influidas genéticamente pueden no venir de familia. Los
miembros de la familia, incluso los de generaciones diferentes, pueden tener varias
combinaciones de genes, pero sólo el miembro ocasional con la configuración particu-
lar mostrará la característica específica (Lykken, McGue, Tellegen y Bouchard, 1992).
Así. la característica puede destacarse sólo raramente en una familia y sin embargo
estar determinada genéticamente. Para muchas características importantes, por lo tanto,
puede que no haya un vínculo sencillo entre la determinación genética y la aparición
dentro de una familia.
Esta sección sobre los genes y su relación con la conducta ,se ha centrado en los
genes como fuentes de información que gobiernan la dirección del desarrollo y el fug-
cionamiento de las estructuras y los procesos biológicos. Es el funcionamiento de estos
procesos y estructuras biológicos, en conjunción con k.is acontecimientos ambientales,
lo que gobierna el desarrollo de la conducta observada. Es el funcionamiento de los
genes, en conjunción con la experiencia, lo que nos hace semejantes unos a otros comO
miembros de la misma especie y diferentes unos de otros como personas únicas. Esto es
cierto para ambos casos de conducta, sencilla y compleja, para aquella que parece ser
verdad de todos nosotros y para aquella que parece única para el individuo. Finalmente,
se ha sugerido que la mayoría de conductas de interés para los psicólogos son probable-
mente producidas por una configuración de genes más que por cualquier gen simple.
La ciencia de la personalidad

Los biólogos y los psicólogos distinguen entre dos tipos de explicaciones para la
conducta —las causas remoias y las causas próximas-—. Las causas remotas se refie-
ren a explicaciones relacionadas con la evolución, es decir, por qué Ja conducta que nos
interesa evolucionó y qué función adaptativa cumplía. La teoría de la evolución de
Darwin sirve de base para tales explicaciones de causa remota de la conducía. Las
explicaciones de causa próxima .se refieren a los procesos biológicos que actiían en el
organismo en el período en que se observa la conducta. En otras palabras, un tipo de
explicación toma un enfoque histórico del desarrollo de la especie, en este caso un
punto de vista evolutivo, mientras que el otro tipo de explicación se centra en los
procesos que actúan en el presente. El denominador común de ambos enfoques, sin
embargo, es la imponancia de los genes en el contexto de las tentativas del organismo
para solucionar un problema adaptativo. Desde el punto de vista de la evolución, los
organismos que solucionan tareas adaptaiivas pasan su genes a las siguientes genera-
ciones. En cierto sentido, los genes contienen «diseños para vivir» que han hecho posi-
ble que los organismos se reproduzcan con éxito. Desde el punto de vista de las causas
próximas, son los genes los que proporcionan las bases biológicas para las teniaiixas de
un organismo para solucionar las tareas adaptativas en el presente. Probablemente son
los genes que proporcionaron la base para el funcionamiento adaptativo en el pasado
los que continúan proporcionando esa base en el presente. Así. estudiamos cómo la
información contenida en los genes puede ofrecer explicaciones remotas y próximas
para muchos de los fenómenos de interés para los psicólogos de la personalidad.

PLICACIONES ULTIMAS, EVOLUTIVAS


Los psicólogos evolutivos tratan de entender aspectos del funcionamiento humano desde
el punto de vista de su relación con las soluciones desarrolladas para los problemas adap-
tativos afrontados por la especie alo largo de millones de años GD. M. Buss. 199!, 1995).
Según este punto de vista, los mecanismos psicológicos fundamentales son el resultado
de la evolución por selección; es decir, existen y han perdurado porque han sido adaptati-
vos a la supervivencia y al éxito reproductivo. Las preguntas clave son: ¿Qué mecanis-
mos psicológicos han evolucionado a través de la selección y qué problemas adaptativos
pudieron solucionar? (D. M Buss, 1995). En otras palabras, los psicólogos evolutivos
sugieren que consideremos, los mecanismos psicológicos fundamentales y las funciones
que desempeñan. Para ilustrar estos esfuerzos, aquí estudiamos la interpretación evoluti-
va ofrecida porD. M. Buss (1989. 1991. 1995) de dos aspectos importantes de las relacio-
nes hombre-mujer —las diferencias hoinbre-mujer en las preferencias de compañero y
las diferencias hombre-mujer en cuestiones de celos.

Preferencias de compañero hombre-mujer

Según la teoría evolutiva, que tiene su origen en Darwin, los hombres y las mujeres han
desarrollado diferentes preferencias de compañero como resultado de presiones previas
de selección. Básicamente la teoría gira en torno a dos diferencias fundamentales entre
hombres y mujeres. Primero, hay la teoría de la inversión paternal —el enfoque de
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 14Si

que las mujeres tienen una mayor inversión maternal en los hijos que los hombres
porque las mujeres pasan sus genes a menos hijos—. Esto es a causa lamo de los
períodos limitados de tiempo durante los cuales son fértiles como, en comparación con
los hombres, de la extensión de edad más limitada durante la cual pueden tener hijos.
Así, se comprende que las mujeres tendrán una inclinación más fuerte hacia el matri'»'
monio que los hombres (Trivers. 1972). También se sugiere que hombres y mujeres
tendrán diferentes criterios para la selección de compañeros, aquéllos centrándose más
en el potencial reproducti\o de la pareja (por ejemplo, la ju\eniud) \ éstas en el poten-
cial del compañero para proporcionar recursos >' protección.
Segundo, hay e! tema de la probabilidad de paternidad. Puesto que las mujeres son las
portadoras del óvulo fertilizado, siempre pueden estar seguras de que son las madres de
los hijos. En cambio, los hombres no pueden estar tan seguros de que los hijos son sus
propios hijos \ por lo tanto tienen que tomar medidas para asegurar que dirigen su in\er-
sión hacia sus propios hijos y no a los de otro hombre (D. M. Buss, 1989, p. 3). Así. se
comprende la sugerencia de que los hombres tienen un mayor interés en los rivales sexua-
les y dan más valor a la castidad de una compañera potencial que las mujeres.
A continuación se dan algunas de las hipótesis específicas que han sido inferidas
de las teorías de inversión de paternal \ de la probabilidad de paternidad (D. M.
Buss. 1989; D. M. Buss. Lar.sen. Wesien.'y Semmelroth, 1992).
1. El «x'alor como compañera» de una mujer para un hombre tendría que estar
determinado por su capacidad reproductiva indicada por la juventud y el atrac-
tivo físico. La castidad también se tiene que valorar desde el punto de vista del
aumento de la probabilidad de paternidad.
2. El «valor como compañero» de un hombre para una mujer tendría que estar
menos determinado por el valor reproductivo y más por la evidencia de los
recursos que puede proporcionar, atestiguado por características tales como la
capacidad de ganarse la vida, la ambición y la diligencia.
3. Los hombres y las mujeres deben diferenciarse por los acontecimientos que
activan los celos: los hombres son más celosos de la infidelidad sexual y la
amenaza de la probabilidad de paternidad, y las mujeres están más interesadas
en los \ínculos emocionales y la amenaza de la pérdida de recursos.
D. M. Buss (1989) obtu\'o respuestas de cuestionario de 37 muestras, que represen-
taban más de 10.000 personas, de 33 países situados en los 6 continentes y 5 islas.
Había una tremenda diversidad de localidades geográficas, culturas, etnias y religiones.
¿.Qué se descubrió? Primero, en cada una de las 37 muestras los hombres valoraban el
atracii\o físico y una ju^entud relatix'a en las compañeras potenciales más que las mu-
jeres, en coherencia con la hipótesis de que los hombres valoran las compañeras con
una elevada capacidad reproductiva. El pronóstico de que los hombres valorarían la
castidad en las compañeras potenciales más que las mujeres se mantuvo en 23 de las 37
muestras, proporcionando un apoyo moderado a la hipótesis. Segundo, se descubrió
que las mujeres valoraban la capacidad financiera de los compañeros potenciales más
que los hombres (36 de las 37 muestras) y valoraban las características de ambición y
diligencia en un compañero potencial en una mayor medida que ¡os hombres (29 de 37
muestras), en coherencia con la hipótesis de que las mujeres valoran los compañeros
con una capacidad ele\'ada de proporcionar recursos.
i 50 La ciencia de la personalidad

PUNTO DE VISTA DEL INVESTIGADOR

DAVID M. BUSS

Una psicología evolutiva de la personalidad

Mi interés en la ps'icología evolutiva de la personalidad empezó du-


rante mi época de estudiante, con mi fascinación por las .<<grandes
cuestiones». A pe,sar de que no estaba claramente formado en aquel
momento, me sorprendió que tomar una perspectiva evolutiva ofreciera
la posibilidad de iluminar las grandes cuestiones de la psicología, como; ¿Cuál es la esencia de la
naturaleza humana' ,;De qué manera se diferencian los hombres y las mujeres, y por qué se
diferencian'.' ¿Cuáles son las maneras más importantes en las que las personas de cada sexo se
diferencian'.' Además, mi interés específico en el apareamiento humano provenía en parte de mi
observación de que aparearse, salir con otras personas y el se.xo parecían ser las preocupaciones
más importantes de la gente —que dominan las discusiones con los amigos, inspiran fanta.sía.s y
anhelos de amor, y provocan sufrimiento psicológico cuando las cosas van por mal camino—.
.Sin embargo, la psicología parecía ignorar las cosas que más interesaban a mujeres y hombres en
la vida cotidiana. Y quizá.s no por coincidencia, resulta que ei apareamiento se encuentra en el
nexo de la aproximación evolutiva.
El significado de mi trabajo, creo, consiste en demostrar que algunas de ias suposiciones
dominantes de nuestro campo son radicalmente erróneas. Especialmente, a pesar de la tendencia
a la presunción pnncipal de que las culturas son vanables infinita y arbitrariamente, y que son
completamente detemiinantes de nuestros deseos, mi investigación en ios deseos de apareamien-
to de personas de 37 culturas fue la primera en demostrar empíricamente que hay una remarcable
ui!i\ersaiidad en los deseos de hombres y mujeres. En otras palabras, contrariamente al enfoque
de que la naturaleza de los icres humanos se limita sólo a la capacidad de aprender y a la
capacidad cultural», resulta que los humanos uni\ersaimente tienen deseos claramente definidos
que son parte de nuestra naturaleza humana. Este trabajo también fue decisivo al afirmar el hecho
de que algunas diferencias de sexo son universales —un descubrimiento que es desconcertante
para aquellos cuyas ideologías o perspectivas teóricas de alguna manera requieren que hombre y
mujer sean idénticos psicológicamente—. .A un nivel m.ás conceptual, mi trabajo ha sido impor-
lante al demostrar que la psicología evolutiva es un paradigma im,portante. viable y empíricamen-
te \enficable para la ciencia psicológica.
^.Hacia dónde se dirige esta investigación' Mi investigación se mueve en dos direcciones
relacionadas. Una es el estudio del prestigio, el suinis. la reputación —un grupo de temas psicoló-
gicos decisivos, pero también ignorados—. Hasta ahora he reunido datos sobre «el criteno del
prestigio humano» de .-Xlemania. Polonia, China y Guam, y tengo en preparación compilaciones
de datos de Etiopía, Kenya, .Albania y Turquía. La psicología, a mi parecer, tiene que llegar a ser
uitea^ultural. La segunda dirección, en cierta forma un regreso a mis orígenes, incluye una mayor
atención a la psicología evolutiva de las diferencias individuales —algo que no ha recibido sufi-
ciente atención por parte de los psicólogos evolutivos—. El mayor y más estimulante desafío se
encuentra más allá —crear la «tilíima teoría de la personalidad», integrando la naturaleza huma-
" mi. las diferencias sexuales v las diferencias individuales.
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 15

^Diferencias hombre-mujer en casos de celos

En la subsiguic^nte investigación, se hicieron tres estudios para probar la hipótesis de la


diferencias de se.KO en los celos (D. M. Buss et al.. 1992). En el primer estudio, s
preguntó a los estudiantes universitarios no graduados cómo se sentirían más afligidos
en respuesta a la infidelidad sexual o la infidelidad emocional. Mientras que el 60 pe
100 de la muestra de hombres dio cuenta de una mayor aflición por la infidelidad sexu¿
de la pareja, et 83 por 100 de la muestra de mujeres manifestó una mayor aflición port
apego emocional de la pareja para con una rival.
En el segundo estudio se tomaron medidas fisiológicas de dolor de universitarios n
graduados que se imaginaron dos escenarios, uno en el cual su pareja se relacionab
.sexualmente con otra persona y otro en el cual su pareja se relacionaba emocionalment
con otra persona. Una vez más se descubrió que los resultados de hombres y mujere
contrastaban; los hombres mostraban un mayor dolor fisiológico con relación a la imagi
nación del envolvimiento .sexual de sus parejas, y las mujeres mostraban un mayor dolo
fisiológico con relación a la imaginación del envolvimiento emocional de su pareja.
En el tercer estudio, se investigó la hipótesis de que hombres y mujeres que habíai
experimentado relaciones sexuales mostrarían los mismos resultados que en el estudií
anterior pero en un mayor grado que los hombres y mujeres que no habían estadi
envueltos en una relación como esta. En otras palabras, la experiencia real en un
relación cometida era importante para sacar a relucir el efecto diferencial. Se hizi
patente que era así para los hombres para ios cuales se descubrió que los celos sexuale
se acfivaban crecientemente por la experiencia de una relación sexual consumada. Sii
embargo, no había ninguna diferencia significativa en respuesta a la infidelidad emo
cional entre mujeres que habían y no habían experim.entado una relación sexual consu
mada.
En resumen, los autores interpretaron que los resultados sustentaban la hipótesis di
las diferencias de sexo en ios activadores de los celos. .A pesar de que se admitieroi
explicaciones alternativas para ios resultados, ios autores propusieron que sólo el siste
ma psicológico evolutivo conducía a predicciones específicas.

Explicaciones evolucionistas

Como se ha observado anteriormente, las explicaciones darwinianas evolutivas de li


conducta humana fueron desaprobadas durante algún tiempo. Hoy. vuelven a ser pro
puestas como la base para entender los aspectos básicos del funcionamiento psicológi
CO humano. Para algunos, como Buss, ofrecen prácticamente la única esperanza pan
comprometer el campo de la psicología en algún tipo de orden teórico. Según él, 1;
conducta humana depende de los mecanismos psicológicos, y el único origen conocidc
de estos mecanismos es la evolución por selección natural y sexual. Según algunos
cualquiera que esté interesado en la conducta social de los seres humanos debe tener ei
cuenta la historia evolutiva de la conducta. De acuerdo con este punto de vista, lo:
orígenes biológicos de la naturaleza humana, tal como están expresados en los genes
son el vínculo entre la evolución v la conducta (Goldsmith, 1991; Kenrick; 1994).
La ciencia de la personalidad

Al mismo tiempo, hay otros que cuestionan cuánto tiene que decir la teoría evoluti-
va sobre el funcionamiento humano y que también advierten sobre las deducciones que
pueden extraerse de este enfoque. Mientras que no niegan que tenemos una historia
evolutiva, estos psicólogos sugieren que los humanos han progresado hasta el punto de
tener más libertad de respuesta que las genéticamente programadas. Estos psicólogos
también nos advierten respecto a la interpretación de los modelos sociales basados
biológica y evolutivamente cuando deberían estar basados en otros fundamemos. Por
ejemplo. Cantor (1990) indica que al centrai'se en los problemas de super\ivencia y
reproducción, los psicólogos evolutivos han ignorado mucha de la diversidad de la
interacción social y de los esfuerzos para solucionar los problemas contemporáneos.
Así, muchas feministas están especialmente interesadas por la interpretación que D.M.
Buss da a sus datos, preocupadas de que esta interpretación ignore factores culturales y
pueda sugerir que estas diferencias hombre-mujer son inevitables. Lo que tenemos,
entonces, es una poderosa teoría biológica que está siendo ampliada para incluir mu-
chos fenómenos de interés para los psicólogos, el futuro de la cual permanece poco
claro.

GENÉTICA CONDUCTUAL
Como se ha mencionado anteriormente, los genetistas conductuales dirigen la investi-
gación para determinar las conexiones genéticas con la conducta. Como veremos, no
hace mucho también ha habido un intento de utilizar los métodos de la genética con-
ductual para estudiar los efectos ambientales. Sin embargo, para la mayoría los inten-
tos siguen centrados en demostrar las relaciones genética-conducta. Los genetistas con-^
ductuales utilizan tres métodos principales para establecer las relaciones genética-con-j
duela: reproducción selectiva, estudios de gemelos y estudios de adopción. Los
estudios de la reproducción selectiva se realizan con animales. En esta investigación los
anirnales con el rasgo a estudiar son seleccionados y apareados. Este mismo proceso de
selección se utiliza con sucesivas generaciones de hijos hasta que se produce una ascen-
dencia de animales que es consistente con ella misma en cuanto a la característica
deseada. Básicamente es este proceso el que se utiliza en la cría de caballos de carreras
y que explica el elevado precio de oferta de los caballos vencedores que serán usados
como sementales. También es este proceso el que se ha utilizado para establecer dife-
rentes especies de peiTOs. cada una de las cuales tiene características específicas que
llaman la atención á los distintos propietarios de perros (Figura 5.1.).
Dentro de la psicología, un temprano e imponante ejemplo de la reproducción se-
lectiva fue el desarrollado por T\'ron (1940) de ascendencias de ratas «listas» y «estúpi-
das». Tyron fue capaz de desarrollar dos ascendencias diferentes, de fonna que la más
estiípida del grupo de listas era más inteligente que casi todos los miembros del grupo
de estúpidas. A pesar de que la investigación subsiguiente indicó que se seleccionaban
otros factores que los de «inteligencia-estupidez», la investigación demostró que los
procedimientos de reproducción selectiva podían utilizarse para producir grupos con
distintas características particulares. Con los adelantos en la comprensión y medición
de los efectos genéticos, estos procedimientos se han sofisticado mucho. Así. hoy hay
trabajos en marcha para crear un mapa de! genoma del perro, es decir, para determinar
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 153

Figura 5.1. «Llegamos con diversas formas y tamaños». Los procedimientos de la


reproducción selectiva se han utilizado para nnostrar animales con características
específicas deseables.

el gen exacto y las combinaciones de senes responsables de cada característica de los


perros —la estructura anatómica, el color v la calidad de la piel, el carácter, el instinto
de recoger la caza o de agrupar el rebaño, etc.
En la investigación de la reproducción selecti\'a también es posible exponer genéti-
camente diferentes clases de animales a diferentes experiencias de desaiTollo y después
clasificar los efectos de las diferencias genéticas y de las diferencias ambientales sobre
la última conducta observada. Por ejemplo, los roles de los factores genéticos y am-
bientales en la posterior conducta ladradora o temerosa pueden estudiarse, exponiendo
genéticamente diferentes ascendencias de perros a distintas condiciones ambientales v
educacionales íScott y Fuller. 1965). Así. el método de la reproducción selectiva y de la
manipulación de ambientes experimentales puede utilizar.se para determinar la base
genética de las diferencias conductuales. hasta qué medida la conducta puede ser mo-
dificada y el proceso a través del cual aparece esta modificación.
A pesar de que estos métodos son factibles con los animales, los principios éticos de
la investigación e\identemente excluyen su utilización con seres humanos. Con los seres
humanos debemos bu.scar «e>;perimenío.s naturales» en los cuale.s hay \ ariarione.s conocj-
das en la clase de similitud senética v/o similitud ambiental. Si dos organismos son
La ciencia de la personalidad

idénticos genéticamente, cualquier diferencia observada postenonnente puede ser atri-


" buida a las diferencias de sus ambientes. Por otro lado, si dos organismos son diferentes
genéticamente pero experimentan el mismo ambiente, entonces cualquier diferencia ob-
servada puede ser atribuida a factores genéticos. Si bien con los humanos nunca tenemos
la combinación ideal de variaciones conocidas de similitud genética y ambiental, los
gemelos idénticos (monozigóticos, MZ) y los fraternales (dizigóticos, DZ), ofrecen una
aproximación a esta investigación ideal. Los gemelos monozigóticos crecen del mi.->mo
óvulo fecundado y son idénticos genéticamente. Los gemelos dizigóticos crecen de dos
óvulos fecundados por separado y son tan similares genéticamente como cualquier par de
hennanos, compartiendo alrededor del 50 por 100 de sus genes, aproximadamente.
La razón fundamental para utilizar los estudios de gemelos para demostrar ia im-
pt)nancia de los factores genéticos en la personalidad puede ser formulada como sigue:
1. Como los gemelos monozigóticos tienen genes idénticos, cualquier diferencial
entre ellos tiene que ser debida a las diferencias ambientales.
2. Si bien los gemelos dizigóticos son diferentes genéticamente, tienen muchas
condiciones ambientales en común y por eso proporcionan alguna medida de
control ambiental.
3. Cuando se estudian los gemelos monozigóticos y dizigóticos, es posible eva-
luar el efecto de los diferentes ambientes en el mismo genotipo y el resultado
de diferentes genotipos que están influidos por ambientes iguales o similares.'
De forma simplitlcada, las diferencias entre los gemelos MZ están determinadas
por el ambiente, y las diferencias entre ¡os gemelos DZ están determinadas genética-
mente. Por lo tanto, la comparación del alcance y la naturaleza de ambos efectos con
relación a la misma característica de la personalidad permite evaluar hasta qué punto la
Sraracterística está determinada genéticamente y hasta qué punto puede ser modificada
por distintas contingencias ambientales.
Las condiciones necesarias para contrastar estos argumentos rara vez se encuentran,
si es que se encuentran alguna vez. y los resultados de los estudios de gemelos no son
siempre tan convincentes como uno puede esperar. Especialmente porque a menudo se
hacen importantes esfuerzos para tratar de forma distinta a los gemelos idénticos, y no
se puede dar por sentado que los gemelos fraternos, a pesar de tener la misma edad,
experimenten los mismos ambientes. Como veremos, determinar la similitud de am-
bientes resulta ser un tema bastante complicado, tanto porque los individuos con estruc-
turas genéticas diferentes experimentan el mismo ambiente de forma distinta como
porque ellos actúan de forma que crean distintos ambientes. Sin embargo, los resulta-
di.is de los estudios de gemelos pueden, como ¡ntnirao, ser considerados sugestivos.
El estudio de gemelos se ha extendido más alia del estudio de las similitudes y
diferencias entre ios eemelos MZ que han crecido juntos y los gemelos MZ que se han
educado en ambientes diferentes. Las similitudes precisas a pesar de la educación en
distintos ambientes indican ia acción de los factores genéticos, mientras que las dife-
rencias precisas a pesar de los genes idénticos indican ia acción de los factores ambien-
íaies. La educación de gemelos MZ en diferentes ambientes generalmente sucede por-
que han sido dados en adopción y, más generalmente, los estudios de adopción ofrecen^
•otro método para estudiar los efectos genéticos y ambientales. Cuando se conservan los
"informes adecuados es posible estudiar la semejanza de los hijos adoptados con sus_
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 155

padres naturales (biológicos), que no les han infludio de forma ambiental, y la semejan-
za con sus padres adoptivos, con los cuales no companen genes. El grado de semejanza
con sus padres biológicos es indicativo de los factores genéticos, mientras que el erado
de semejanza con los padres adoptivos es indicativo de los factores ambientales.
Por último, estas comparaciones se pueden aplicar a familias con hijos biológicos y
adoptivos. Consideremos, por ejemplo, una familia con cuatro hijos, dos hijos son la
descendencia natural de los padres y los otros dos han sido adoptados. Los dos hijos
naturales comparten una semejanza genética uno con otro y con los padres biológicos
que no e.xíste con los hijos adoptados. Presumiimos que los dos hijos adoptados no están
relacionados, no comparten genes en común, pero comparten una similitud genética
con sus propios padres biológicos y cualquier hermano que puedan tener en otros am-
bientes. Asi, es posible comparar diferentes descendencias paternas y combinaciones
de hermanos biológicos —hermanos adoptivos desde el punto de vista de la similitud
en las características de la personalidad—. Por ejemplo, uno puede preguntar si los
hennanos biológicos se parecen más entre ellos que los hermanos adoptivos, si se pare-
cen más a los padres que los hennanos adoptivos, y si los hermanos adoptivos se pare-
cen más a sus padres biológicos que a sus padres adoptivos. Una respuesta positiva a
estas cuestiones sería indicativa de la importancia de los factores genéticos en el desa-
rrollo de las características de la personalidad individual.
.A.hora debería estar claro que en los estudios de gemelos y de adopción exponemos
personas de grados variables de similitud genética a grados variables de similitud am-
biental. Midiendo estas características de interés en las personas podemos determinar
hasta qué punto su similitud genética explica la similitud de las puntuaciones de cada
característica. Por ejemplo, podemos comparar las puntuaciones IQ de los gemelos MZ
y DZ educados juntos y separados, los hermanos biológicos (no gemelos) educados
juntos y separados, los hermanos adoptivos y hermanos biológicos con los padres, y los
hermanos adoptivos con sus padres biológicos y adoptivos. La Tabla 5.1. muestra algu-
nas correlaciones respresentativas. Los datos indican claramente una relación entre la
mayor similitud genética y la mayor similitud de IQ.
Es aquí donde llegamos a un dato estadístico de gran importancia, la h' o heredabi-s
iidad. tratado anteriormente en el Capítulo 2. Los genetistas conductuales recogen co-
rrelaciones como aquellas ilustradas por IQ y las utilizan para dar una valoración de
hasta qué medida la variación de las puntuaciones es debida a factores genéticos. Esta
valoración es conocida como valoración de heredabilidad y se representa mediante la
figura h'. Definida de forma rigurosa, la valoración de la heredabilidad es la parte de la
desviación observada en las puntuaciones que puede ser atribuida a factores genéticos.
Antes de volver hacia algunas pruebas sobre la heredabilidad de la personalidad, es
importante recordar la definición y entender el origen del concepto. El concepto de
heredabilidad tiene sus orígenes en la biología donde, por ejemplo, diferentes semillas
de la misma planta pueden ponerse en la misma tierra y crecer bajo las mismas condi-
ciones ambientales. Entonces las diferencias del crecimiento de la planta y las diferen-
cias en las características pueden atribuirse a diferencias genéticas en las semillas. La
valoración de la heredabilidad refleja hasta qué punto las diferencias de las característi-
cas de las plantas pueden atribuirse a factores genéticos. Los genetistas conductista,>
han hecho suyo el motivo fundamental de este procedimiento para dedicarse a las in-
vestisjaciones de la heredabilidad de las características de ios humanos.
La ciencia de la personalidad

Tabla 5.1. Medias familiares de correlaciones IQ (R)


A medida que la similitud genética aumenta, lo mismo sucede con
la magnitud de las correlaciones de IQ, indicando una fuene con-
tribución genética a la inteligencia.

Cantidad
Relación Media R de parejas

PARIENTES BIOLÓGICOS EDUCADOS Jl'.NTOS


Gemelos MZ 0.86 4.672
Gemelos DZ 0,60 5.533
Hermanos 0.47 26.473
Descendencia de los padres 0.42 8.433
Primos hermanos 0.35 200
Primos 0.15 1.176

PARIENTES BIOLÓGICOS EDUCADOS SEPARADAMENTE


Gemelos MZ 0.72 65
Hermanos 0.24 203
Descendencia de los padres 0.24 720

PARIENTES NO BIOLÓGICOS EDUCADOS JUNTOS


Hermanos 0.32 7¡4
Descendencia de los padres 0.24 720
Ñola: M2 = monozigóticos: DZ = dizigóticos.
Fuente: Adaptado de «Familial Studies of Intelligence: A Review», de T. J.
Bouchard y M. McGue, 1981. Science, 250, p. 1056. Copyright: American
Association for the Advancement of Science. Reimpresión dc McGue ei
at.. 1993. p. 60.

Un detalle imponante a recordar con relación a la valoración de la heredabilidad es


que ellos se refieren a poblaciones específicas: es decir, se refieren a la desviación
explicada mediante factores genéticos en la población particular estudiada. ¡Si se ob-
servara un modelo distinto de relaciones en dos estudios diferentes, el resultado sería
dos valoraciones de heredabilidad diferentes! La diferencia entre las dos valoraciones
diferentes puede ser grande o pequeña, depende de varios aspectos de las dos poblacio-
nes investigadas y de las medidas utilizadas. Además, hay formas alternativas de calcu-
lar las valoraciones de heredabilidad que pueden dar por resultado valoraciones un
poco diferentes. Por ejemplo. Piomin (1990a. p. 70) describe seis bases diferentes para
calcular la heredabilidad de IQ. Las valoraciones de heredabiüda'd resultantes varían de
0.30 a 0.72. o del 30 por 100 a! 72 por 100 de la desviación, siendo atribuida a la
desviación genética. A pesar de que tendremos más que decir sobre la valoración de
heredabilidad más adelante, es imponante distinguir qué es y qué no es —es una valo-
ración de la desviación de una característica en una población particulai' que puede
atribuirse a factores genéticos v no es el descubrimiento de cuánto de una característica
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 157

es debido a la herencia—. Lo impórtame es que es una valoración relacionada con una


población y no una medida definitiva de la acción de los genes.
Ahora volveremos a las conclusiones de los genetistas conduciuales sobre la herencia
de la personalidad. Las dos citas siguientes representan la opinión general de los genetis-
tas conduciuales actuales: «Es difícil encontrar rasgos psicológicos que con seguridad no
muestren influencia genética» (Plomin y Neiderhiser. 1992 i > "Para casi cada rasgo con-
ductual in\estigado hasta ahora, del tiempo de reacción a la religiosidad, una fracción
importante de la variación entre la gente resulta estar asociada con la variación genética.
Este hecho no necesita estar sujeto a debate durante más tiempo:- (Bouchard. Lylvken.
McGue. Segal y Tellegen. 1990). Ya se han realizado varios esludios de gemelos y de
adopción sobre una amplia \ariedad de x'ariables de la personalidad, que en algunos casos
se han prolongado a lo largo de un período de tiempo a causa de la muestra de sujetos
estudiados. A veces se hacen observaciones casi alarmantes, como cuando se descubre
que los gemelos idénticos educados separados y reunidos de adultos no sólo se parecen y
hablan de forma similar sino que tienen las mismas actitudes y comparten las mismas
aficiones y prefieren los mismos animales de compañía (Lykken. Bouchard. McGue y
Tellegen. 1993). Pero más allá de estas observaciones casi misteriosas hay un modelo de
resultados muy sugerentes. como se indicaba en ias do.s citas, un rol importante de la,
herencia en casi todos los aspectos del funcionamiento de la personalidad.
En el Capítulo 2 tuvimos la oportunidad de estudiar algunas de las contribuciones
genéticas sugeridas en los Cinco grandes rasgos de la personalidad, así como la indica-
ción de que la heredabilidad total de la personalidad es de un 40 por 100. La Tabla 5.2.
representa las valoraciones de la heredabilidad para una ampha sene de características.
Con propósitos comparativos, se incluyen las valoraciones de heredabilidad de altura y
peso, así como otras características que pueden ser interesantes. A pesar de que se dan
valoraciones de heredabilidad únicas, para cada característica se podrían dar una serie
de valoraciones de heredabilidad indicando las valoraciones variables deri\'adas de di-
ferentes investigadores que estudian distintas poblaciones o utilizan diferentes métodos
de valoración. Por ejemplo, las valoraciones de heredabilidad para IQ varían de 0.3 a
0.8 (del 30 por 100 al 80 por 100 de desviación). \' para la extraversión de 0.32 a 0.65
(del 32 por 100 al 65 por 100 de desviación). Se ha descubierto que la variación de la
heredabilidad de la acritud depende de la actitud estudiada. Se ha descubierto que
las acritudes acerca del castigo de criminales y las relaciones sexuales prematrimonia-
les tienen \aloraciones de heredabilidad más elevadas que las actitudes acerca de políti-
ca económica y temas educacionales como la educación mixta (Eaves. Eysenck y
Martin. 1989; Tesser. 1993). Una vez más. sin embargo, los datos sugieren la conclu-
sión general de que la herencia desempeña un papel importante en cada aspecto del
funcionamiento de la personalidad, incluyendo la mayoría de actitudes.
La mayoría de psicólogos familiarizados con los datos genéticos conduciuales
probablemente estarían de acuerdo con esta conclusión y con la esencia de las dos
citas presentadas anterionnente —los factores genéticos, heredados, son importantes
para la personalidad. El desacuerdo llega cuando se dan valoraciones de importancia,
especialmente las valoraciones de importancia genética en comparación con la im-
portancia ambiental—. Así. algunos genetistas conduciuales han afirmado que las
pruebas indican una «fuene heredabilidad de la mayoría de rasgos psicológicos)^
(Bouchard et al.. 1990. p. 223) y también han llegado a la conclusión de que el am-
tj8 La ciencia de la personalidad

Tabla 5.2. Valoraciones de heredabilidad


Los datos indican una marcada contribución genética a la perso-
nalidad (la valoración totai del 40 por 100 de ia variación), una
contribución no tan grande como la de la altura, el peso o IQ, pero
mayor que la de las actitudes y conductas tales como ver la televi-
sión.

Rasgo Valoración de Ir

Altura 0,80
Peso 0.60
!Q 0.50
Habilidad cognitiva específica 0,40
Logro de éxito escolar 0.40

LOS CINCO GRANDES


E.xtraversión 0,36
N'euroticismo 0,31
Consciente 0,28
Afabilidad 0,28
Abierto a la experiencia 0,46

TEMPERAMENTO'.<EASÍ.>*
Emocionalidad 0,40
Actividad 0,25
Sociabilidad 0,25
Impulsividad 0,45
Personalidad en conjunto 0,40

ACTITUDES
Conservadurismo 0,30
Religiosidad 0.16
Integración racial 0.00
Ver la TV 0,20
* «EASIn^Cuatro dimensiones del temperamento identificadas por Buss
y Plomin (1984). E = Emocionalidad; .A = Actividad; S«Sociabilidad;
1 = Impulsividad.
Fuente: Bouchard e! ai, IWO; Dunn y Plomin. IWO; Loehlin. 1992;
McGue ?.'¡v/.. 1993: Pedtírsen é'/iv/., 1988; Pedersen Í/y/., !99:; Plomin,
1990; Plomin et al.. 1990; Plomin y Rende,l99!; Tellegen et ai, 1988;
Tesser. 1993; ZuckenTian. 1991.

biente familiar influye relativamente poco en ia configuración de la personalidad. Estu-


diaremos el tema de las influencias ambientales en la siguiente sección, pero ahora
debemos observar el contraste entre un rol «importante» para los genes y una heredabi-
lidad «fuerte». Hay una sutil pero importante diferencia entre los dos, el segundo indica
mucha más imponancia o énfasis.
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 159

Más allá de estas diferencias de interpretación, es importante ser conscientes de dos


conclusiones inadecuadas que se pueden extraer de los datos de la genética conductual.
.conclusiones que ningún genetista conductual tendría en cuenta. Primero, es posible
extraer la conclusión inadecuada de que la valoración de la heredabilidad indica hasta
qué medida una característica está determinada por la herencia. Nuestra primera expo-
sición tenía la intención de defenderse contra esta idea, pero una explicación adicional
está justificada. Aun si se acepta la valoración de heredabilidad total del 40 por 100
para la personalidad, esto no significaría que el 40 por 100 de la personalidad de la
persona es heredada, o que el 40 por 100 de algún aspecto de la personalidad del
individuo es heredado, o que el 40 por 100 de la diferencia de personalidad entre dos
personas o grupos de individuos es heredada. De forma similar, una valoración de la
heredabilidad del 80 por 100 para IQ no significa que el 80 por 100 de la intehgencia
sea heredada, o que el 80 por 100 de la inteligencia de la persona sea heredada, o que el
80 por 100 de las diferencias de grupo en inteligencia sean debidas a la herencia. Recor-
demos que la valoración de la heredabilidad es un dato estadístico de población que
varía con la característica medida, cómo es medida la característica, la edad y otras
características de la población estudiada, y si se utilizan datos de estudio de adopción o
de gemelos. Otra vez, el índice de heredabilidad es una valoración de la porción de
desviación de una característica, medida de forma particular, en una población específi-
ca, que puede ser atribuida a la diferencia genética. Es un concepto mucho más popular
para los psicólogos que para los biólogos. Por eso, el biólogo Goldsmith advierte;

La he.''edabil!daü no significa hasta qué punto un rasgo está determinado genéticamente.


En consecuencia, una medida de heredabilidad no dice absolutamente nada .s,obre porqué
un individuo posee o no posee un rasgo. No se refiere al papel que ios genes desempeñan
ai controlar ia manifestación del rasgo. La falta de comprensión de estas diferencias es una
manera de perpetuare! emhroUo naturaleza-iastrucción. !99L p. 32.

.Aunque los genetistas conductuales aprecian estas diferencias, y conocen los lími-
tes de las valoraciones de la heredabilidad, todavía las consideran un útil primer paso en
la comprensión de la contribución genética a la conducta (Plomin, 1990a, p. 23).
Una segunda conclusión inadecuada respecto a las valoraciones de heredabilidad
sería la sugerencia de que porque una característica tiene un componente heredado, no
puede ser cambiada. Hay una suposición muy común de que si algo es biológico y
heredado, es fijo. Incluso las personas sofisticadas, que conocen bien el defecto de este
punto de vista, caen en el error de hacer esta analogía. .Aun si algo está del todo deter-
minado por la herencia, esto no significa que no pueda ser modificado por el ambiente.
Se puede intentar criar los perros para que tengan unas características específicas, pero
esto no quiere decir que un ambiente determinado no pueda modificar las característi-
cas. De manera similar, las personas pueden nacer con un temperamento determinado,
pero esto no significa que su temperamento sea fijo para toda la vida (Kagan, 1994;
Kagan y Snidman, 1991a, b). La altura está significativamente determinada por los
genes pero puede ser influida por la alimentación de que pueda disponer la persona en
su ambiente. .Aquí es útil recordar la analogía de VVaddington de una bola que descien-
de rodando por un paisaje. La herencia proporciona un contomo dentro del cual el
desarrollo del organismo puede proceder por varios caminos distintos.
10 La ciencia de la personalidad

4 INSTRUCCIÓN DE LA PERSONALIDAD
En esta sección estudiamos ¡as pruebas de ios efectos del ambiente en la personalidad.
En cierto sentido, las pruebas en defensa de la importancia del ambiente ya han sido
presentadas en la sección anterior. En la medida que los datos de la genética conductual
indican que aproximadamente el 40 por 100 de la x'ariación de las características de la
personalidad individual y la personalidad en conjunto están determinados por factores
genéticos, entonces el resto de la \ariación de la población está compuesta de alguna
combinación de impactos ambientales y errores en la medición. Realmente, uno de los
aspectos interesantes de los recientes desarrollos de la genética conductual ha sido el
esfuerzo de utilizar datos de estudios de gemelos y de adopción para detenninar los
impactos ambientales en las variables de la personalidad. Así. aunque Plomin (1990a)
propone que «la influencia genética es tan ubicua y penetrante en la conducta que un
cambio de énfasis está justificado: no preguntéis qué es heredable, preguntad, más bien,
qué no es heredable» (p. 112); al mismo tiempo indica que «el otro mensaje es que los
mismos datos de la genética conductual producen las pruebas asequibles más fuertes
para la imponancia de la influencia ambiental» (p. 115).
En su libro Nature and Nurture. Plomin (1990a) sugiere que la genética conductual
tiene dos mensajes: la naturaleza y la instrucción. La investigación de la genética con-
ductual conduce a las pruebas sobre la imponancia de los genes y del ambiente. El
título de este capítulo pro.\-iene de estos dos mensajes.
Así. se puede hacer la pregunta: ¿Qué produce una diferencia en el ambiente? Por
ejemplo, con relación a la personalidad, crecer en el mismo ambiente familiar provoca
alguna diferencia para el desarrollo de la personalidad; es decir, más allá de los genes
compartidos, ¿los hermanos tienen una personalidad semejante como resultado de haber
sido educados en la misma familia? Lo que hacen los genetistas conductuales e.s no sólo'
evaluar la parte de la variación de la población de una característica que es debida a la'
herencia, sino evaluar la parte que es debida a distintos tipos de ambientes. Se hace una
distinción entre ambientes compartidos y ambientes no compartidos. Los ambientes
compartidos están compuestos de aquellos ambientes companidos por hermanos como
resultado de crecer en la misma familia. Por ejemplo, los \alores de la familia y las
costumbres de la educación de los niños deben ser comunes entre los hermanos. Los
ambientes no compartidos consisten en aquellos ambientes que no son compartidos por
los hermanos que crecen en la misma familia. Por ejemplo, los hermanos pueden ser
tratados de forma distinta por los padres a causa de diferencias de sexo, diferencias de
orden de nacimiento, o sucesos de la \'ida únicos para un niño determinado (por ejemplo,
enfermedades del niño o problemas económicos durante la infancia de uno de los hijos).
¿Qué características ambientales pueden ser importantes al influir el desarrollo de la'
personalidad.en los hermanos? En la investigación de la genética conductista esto se
estudia comparando los hemianos biológicos que crecen en el mismo ambiente familiar
con los hermanos biológicos que crecen en diferentes ambientes familares. y comparando
los hermanos adoptados que crecen en el mismo ambiente familiar con los herinanos
biológicos educados en diferentes ambientes. En otras palabras, los distintos grados de
semejanza de la personalidad se estudian como una función tanto del grado de similitud
genética como del grado de ambiente familiar compartido. Si los ambientes compartidos
son importantes, los hermanos biológicos educados juntos serán mucho más similares
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 161

que los hermanos biológicos que han crecido separadamente. También deberían ser mu-
cho más similares a sus padres biológicos que los hermanos que han crecido separados.
Esencialmente, los hermanos biológicos educados juntos deberían parecerse el uno al
otro, y a sus padres, más allá del grado de que pueden dar cuenta los genes exclusivamen-
te. Además, si los ambientes compartidos son importantes, dos hennanos adoptados que
crecen juntos deberían parecencia más que dos hennanos adoptados educados separada-
mente. Si los ambientes no compartidos son importantes, e.stas relaciones no son \álidas.
En esencia, si los ambientes no compartidos son importantes, los hermanos educados
juntos no se parecerán más que los hennanos educados separadamente.
Sobre bases estnciamente subjetix'as. intuitivas, debemos pensar en las siguientes pre-
guntas: ¿Cuan parecidos son los hermanos y hennanas en una misma familia más allá de lo
que .se esperaría por su herencia comtJn'^ Hasta qué punto podemos hablar de un ambiente
familiar en el sentido de una influencia comiín para todos los miembros de la familia'? .A
pe.sar de que todos nosotros reconocemos diferencias enti"e hermanos, a xeces diferencias
sorprendentes, la intuición nos dice que cuando todo está dicho \ hecho, los niños de una
misma familia comparten cosas en comiín como resultado de compartir el mismo ambiente
familiar. A pesar de que reconocemos las diferencias entre hermanos, y a veces nos pregun-
tamos cómo dos hennanos educados en la misma familia pueden ser tan distimos, nuestra
impresión en conjunto es que generalmente podemos decir: <íSabes que vienen de la misma
familia.» Sin embargo, en uno de los descubrimientos más sorprendentes de la genética
conductual, hay notables pruebas de que los efectos de los ambientes compartidos, las
experiencias compartidas como miembros de la misma familia, no son ni de lejos tan^
importantes como los efectos de los ambientes no compartidos. Dicho de otra forma, las
"experiencias únicas que los hermanos tienen dentro y fuera de la familia parecen ser mucho^
más importantes para el desarrollo de la personalidad que las experiencias compartidas^
como resultado de estar en la misma familia. A pesar de que continuaremos inxesiigando
este tema más detalladamente, básicamente esta es la respuesta propuesta para la pregunta:
¿Por qué los hijos de una misma familia son tan diferentes? (Piomin y Daniels. 1987). La
respuesta: ¡A causa de los ambientes no compartidos!
¿La propuesta de que los hijos de una misma familia son diferentes a causa de los
efectos de los ambientes no compartidos significa que los ambientes compartidos no
son importantes? ¿Esto quiere decir que las primeras experiencias no son importantes
para el desarrollo de la personalidad, en contraste con lo que los psicoanalistas solían
hacemos creer? A pesar de que algunos han llegado a estas conclusiones, esto no es. de
hecho, lo que se propone. Más bien, el sentido es que las influencias familiares son
importantes, como lo son las experiencias fuera de la familia, pero son las experiencias
tínicas para cada hijo l a s ^ j j o n importantes. más_que_las experiencíaTcofñpairtíHisjíór
Tóniyo?3Íla?ltsTñaTámilia (DLriTnTTW^TDunn y Plomifi. 1990). Más que ser imporr
tante la unidad familiar'párá'la investigación, son las experiencias únicas de cada hijo
•de la familia las que son importantes:
Las experiencias en la familia no hacen que los hermanos se parezcan. Los únicos factores
imponantes para el desarrollo del niño son aquellos que .se e.xperimentan de forma diferen-
te por los hijos en la misma familia... En otras palabras, las influencias ambientales que
afectan el desarrollo actúan sobre una base individuo a indi\ iduo. no sobre una base fami-
lia a familia... Lo que viene de familia es e! ADN. no las experiencias compartidas en la
familia, Dunn y Piomin. 1990. pp, 42-43,
La ciencia de la personalidad

PUNTO DE VISTA DEL INVESTIGADOR

ROBERT PLOMIN

Naturaleza e Instrucción

Yo me ocupé de la escuela universitaria de graduados en el programa


de desarrollo de la personalidad del Departamento de Psicología en la
Universidad de Texas en .Austin a principios de los setenta. Se pedía a
los estudiantes graduados que se matricularan en un ciclo de cursos
«centrales.". Uno de estos cursos era de genética conductual, y desde entonces he estado atrapado
por los temas de naturaleza (genética) e instrucción (ambiente).
Quería aplicar la investigación de la genética conductual al estudio del desarrollo, especial-
mente el desarrollo de la personalidad (Plomin, 1986). (Para una introducción a los métodos y
resultados de la genética conductual. véase Plomin. 1990a.) Empecé a estudiar la conducta de
ratones más que ¡a conducía humana porque con ellos son posibles estudios genéticos más efica-
ces. Sin embargo, como les sucede a muchos investigadores de ratones, contraí una grave alergia
a los ratones que llevó aquel proyecto a un rápido final. Entonces empecé a utilizar el método de
los gemelos para estudiar las características de la personalidad heredadas en la infancia y la niñez
más temprana. Arnold Buss y yo escribimos dos libros sobre nuestra teoría del desarrollo del
temperamento de la personalidad que se centran en las clasificaciones paternales y maternales de
emocionabilidad, actividad y sociabilidad/timidez como los rasgos de la personalidad más here-
dables al pnncipio de !a vida (A. H. Buss y Plomin, ¡975, 1984). Sin embargo, ahora sabemos
que las clasificaciones paternales de temperamento son inciertas. Por ejemplo, un estudio de
adopción utilizando clasificaciones paternas no muestra intluencia genética (Plomin, Coon, Ca-
rey. DeFries y Fulker, 1991). Se necesitan medidas de observación (por ejemplo, Braungart,
Plomin, DeFnes y Fulker, 1992; Plomin et al., 1993).
.Vil investigación actual se centra en el «intertace>) entre naturaleza e instrucción, es decir,
utilizar las estrategias de la genética conductual para ampliar la comprensión sobre el ambiente.
Un tema de la investigación es el ambiente no compartido (Plomin y Daniels. 1987). La influen-
cia genética en la personalidad es importante, pero también lo es el ambiente. Sin embargo, la
forma de funcionar del ambiente es hacer que los niños que crecen en una misma familia sean
diferente de. no parecidos unos a otros. ¿Por qué los hijos que crecen en una misma familia tienen
personalidades tan diferentes? La búsqueda de estas influencias ambientales no companidas ha
estimulado mucha investigación reciente (por ejemplo. Dunn y Plomin, 1990; Hetherington.
Reiss y Plomin, 1994).
Ün segundo tema en el ^interface» entre naturaleza e instrucción ha sido llamado la natura-
leza de la instrucción (Plomin y Bergeman. 1991). Los estudios de gemelos y de adopción han
demostrado que varias medidas ampliamente utilizadas en psicología como medidas del am-
biente muestran una influencia genética. La personalidad es probablemente parte de la causa de
que las medidas de ambiente muestren intluencia genética (Plomin. 1994). Por ejemplo, las
medidas paternas pueden reflejar características de la personalidad de sus hijos influidas gené-
ticamente.
Finalmente, un área de interés creciente para mí es la aplicación de las estrategias de la
investigación de genética molecular para empezar a identificar algunos de los numerosos genes
responsables de la extendida influencia genética en la psicología (Plomin, 1990b). .A pesar de que
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 163

descubrir genes para trastornos simples de un único gen ahora es sencillo, no es de ningún modo
fácil descubnr genes en sistemas complejos como la personalidad. Con todo, alguna investiga-
ción de la personalidad de este tipo ha empezado (Plomin y Saudino, 1994) y se puede esperar
mucha más investigación de genética molecular en un futuro próximo ya que el proyecto del
genoma humano contmúa su progreso asombroso (Plomin, 1993).

Las pruebas a favor de la conclusión de la poca importancia de las experiencias


ambientales compartidas provienen de los datos correlaciónales que comparan los her-
manos biológicos y adoptados que han crecido en la misma familia. Estos datos (Ta-
bla 5.3) indican que los hermanos biológicos no son del todo similares en altura ni
siquiera en peso. Sin embargo, principalmente a causa de los genes comunes, las correla-
ciones para ambos están alrededor de 0,50. \ Por otra parte, las correlaciones de los herma-
nos adoptados que crecen en la misma familia son casi cero! Esto es especialmente sor-
prendente en el caso de el peso. Uno podría suponer que a causa de los modelos de comer
comunes y las actitudes comunes hacia el peso y la figura que .se desarrollan en

Tabla 5.3. Correlaciones para los hermanos que crecen


en la misma familia
Una comparación de similitud de los hermanos biológicos y los
hermanos adoptivos indica que hay una importante contribución
genética a la personalidad y muy poco impacto debido a la expe-
riencia ambiental compartida (véase Figura 3.2).

Caracterústica Correlación

.Altura 0.30
Peso 0.50
Anchura de la boca 0.30
IQ 0.47
Logro escolar 0.50
Hipertensión 0.07
Asma 0.07
Diabetes 0,06
E.xtraversión 0.25
Neuroticismo 0.07
Personalidad total 0.15
Personalidad total de los gemelos M2 0.50
Personalidad total de los gemelos DZ 0,30
Personalidad total de los hermano;i adoptivos 0,05
.Altura de los hermanos adoptivos 0.02
Peso de los hermanos adoptivos 0,05
Fuente: .Adaptado de Separate Lives: Why Sil>lings Are So Different, de J.
Dunn y R. Ploming, 1990. .New York: Basic Books.
La ciencia de ¡a personalidad

Ambiente
compartido
5%

Fuente: Separate Lives: Why Siblings Are


So Difíerente, de J. Dunn y R. Plomin, 1990,
New York: Basic Books. Copyright 1990,
Basic Books, Inc. Impresión con autorización
de Basic Books, un departamento de
HarperCollins Publishers, Inc.

Figura 5.2. Componeme s de la variación en la personalidad.


La variación de la personalidad se debe fundamentalmente a factores genéticos; la influencia
ambiental prácticamente no se compane.

la misma familia, conducirían a alguna similitud en el peso. El término medio de


correlación de los hermanos para la personalidad es de cerca de 0,15, mientras que
para los hermanos adoptivos es de 0.05 (Dunn y Plomin, 1990, pp. 15, 48). Datos
como estos conducen a Dunn y Plomin (1990) a la conclusión de que alrededor del 40
por 100 de ia variación en la personalidad es debida a factores genéticos, alrededor
del 35 por 100 a las experiencias ambientales no compartidas, cerca de un 5 por 100 a
las experiencias ambientales compartidas, y el restante 20 por 100 a errores de medi-
ción (Figura 5.2).
Si las experiencias familiares son tan diferentes, y ha habido objeciones a esta con-
clusión, entonces se hace importante comprender las experiencias ambientales que ha-
cen que los hijos de la misma familia sean tan diferentes. Una aproximación para com-
prenderlo ha sido el esfuerzo para estudiar las diferentes experiencias en la misma
familia. Como pane de este esfuerzo, se ha elaborado un cuestionario de autoinfonne
conocido como el SIDE —Imenrario de las Experiencias Diferenciales de los Herma-
nos (Daniels )' Plomin. 1985)—. Se pide a los indi\iduos que comparen sus experien-
cias con las de sus hemianos en áreas como el trato paternal y las relaciones de pareja.
La Tabla 5.4 contiene algunos de los íleins del cuestionario. De forma no sorprendente,
hay pruebas de las diferencias evidentes en las percepciones de los hermanos de las
relaciones de sus padres con ellos (Dunn y Plomin, 1990, p. 64),
Más allá de cualquier diferencia en el trato paternal real hay la importancia de las
diferencias percibidas. Un componente del SIDE es que un niño experimenta el trato
paternal a una edad pero observa el trato paternal de un hermano cuando el hermano es
o mayor o menor. Es esta diferencia entre la auto-observación a una edad y la observa-
ción del trato de un hemiano a otra edad que puede ser la clave para las experiencias
diferenciales de los hermanos. Un estudio que puede ser de interés a este respecto
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 165

Tabla 5.4. ítems ilustrativos del inventario de las experiencias diferenciales de los
hermanos (SIDE)

Respecto al hermano Respecto a mí


Mucho más Igua) Mucho más

Madre:
Ha sido estricta con nosoiros ! 2 4 5
0 3 4
Ha disfrutado haciendo cosas con nosotros 1 5
Ha sido sensibie con ¡o que pen.samos
y sentimos 1. 2 3 4
Nos ha castigado I 2 3 4 5

Padre:
Ha sido estricto con nosotros í 9 3 4 5
Ha disfrutado haciendo cosas con nosotros 1 2 3 4 5
Ha sido sensible con lo que pensamos
y sentimos I 2 3 4 5
Nos ha castigado 1 2 3 4 5

Noia: Los resultados se han obtenido para el afecto (por ejemplo, el segundo y ei tercer ítem) y para el coniro!
(por ejemplo, el primer y el cuano ítem).
Fuente: Separate Lives: Why Siblings Are So Different, de J. Dunn y R. Plomin, 1990, New York; Basic
Books. Copyright J 990. Basic Books. Inc. Impreso con autorización de Basic Books, un departamento de
HarperCollins Publishers. Inc.

incluiría una comparación del acuerdo sobre el trato paterno por hermanos que se
distinguen por diferencias de edad. En otras palabras, la cuestión sería si los hermanos
de edades más cercanas muestran un mayor acuerdo sobre el trato paternal que los
hermanos con una mayor desigualdad de edad.
¿Qué otras experiencias de importancia para el desarrollo no comparten los herma-
nos de la misma familia? Aquí, por supuesto, hay una extensa gama de posibilidades.
Dependiendo de la de.siguaJdad de edad, dos hermanos pueden .ser educados durante
tiempos culturales distintos —los conservadores 50 opuestos a los 60, más radicales, la
generación del «yo» de los 80 opuesta a la generación de los 90. más comprometida
socialmente. Las experiencias de la escuela y las experiencias con los compañeros a
menudo son bastante importantes en el desarrollo de la personalidad, y también pueden
proporcionar una enorme cantidad de experiencias diferenciales para los hennano.s—.
Algunas de estas experiencias pueden resultar en buena parte de las diferencias genéti-
cas entre hermanos. Por ejemplo, las posibles experiencias de pareja diferenciales de
los padres entre un hijo que es muy atractivo o muy atlético con las experiencias del
hermano que es mucho menos atractivo o atlético. Otras experiencias diferenciales
pueden resultar de las experiencias familiares que desempeñan un papel en la conducta
distinta de los hermanos con sus padres. Finalmente, algunas de estas experiencias
pueden resultar sólo del azar —un hermano tiene un profesor excelente, pero el otro no.
un hermano experimenta la muerte de un amigo pero el otro no. un hermano \'a a un
viaje influyente pero el otro n o ^ . Para bien o para mal, los encuentros del azar deben
La ciencia de la personalidad

desempeñar un papel mucho má§, grande en el desarrollo de la personalidad de lo que la'


mayoría de nosotros imaginamos (Bandura, 1982; Lewis, 1995).
.\ntes de terminar nuestra exposición de la instrucción de la personalidad, es impor-
tante estudiar otro enfoque de la influencia del ambiente familiar en la personalidad.
Hoffman j 1991) es crítica acerca del énfasis de la genética conductual por dos razones
principales expuestas anteriormente. Primero. Hoffman propone que hay problemas
con esta investigación que pueden convertirse en un menosprecio de los efectos de los
ambientes familiares compartidos. Segundo, Hoffman sugiere que la complejidad de
los efectos del ambiente familiar compartido en interacción con otros efectos pueden
enmascarar los efectos comunes de las costumbres familiares usuales.
Examinaremos cada uno de estos temas. Primero, Hoffman pone en tela de juicio
una gran cantidad de hipótesis de la investigación de la genética conductual. Por ejem-
plo, cuestiona la suposición de que los gemelos monozigóticos y dizigóticos tienen
ambientes similares por igual. Ella propone que los gemelos MZ son tratados de forma
más similar por los padres que los gemelos DZ y, a causa de su mayor parecido físico,
también son tratados de forma más similar por los compañeros. Además, Hoffman
adviene que los estudios de adopción a menudo dan diferentes resultados que los estu-
dios de gemelos, y que las medidas de influencia ambiental utilizados en estos estudios
son discutibles. Finalmente, observa que hay aspectos tínicos para las familias adopti-
vas y que algunos estudios otorgan un papel significativo a las experiencias comunes
(Rose, l988rTel!egen tira/., 1988).
Volviendo a! segundo tema, Hoffman propone que los psicólogos del desarrollo tie-
nen un concepto distinto del ambiente familiar que ios genetistas conductuales. Según
Hoffman, las diferencias en la percepción del mism.o ambiente se reconocen igual que los
efectos diferenciales que resultan de las distintas edades y distintas características genéti-
cas de los niños. Además de esto, sin embargo, hay la sugerencia de que un mism.o
am(biente puede tener un efecto distinto en dos hermanos a causa de sus diferencias,
diferencias causadas tanto por variables genéticas como conducmales. En otras palabras,
una experiencia ambiental común puede no resultar en un ra,sgo de la personalidad com-
partido si esta experiencia está actuando sobre diferencias ya existentes. Además, los
efectos de las experiencias ambientales comunes pueden estar enmascaradas por las ex-
periencias ambientales consecutivas que .son únicas para cada niño. El resultado final es
que «es posible que haya un aspecto del ambiente familiar que haya afectado a todos los
niños, pero que se manifiesta de formas diferentes» (Hoffman, 1991, p. 192).
En resumen, Hoffman no cuestiona que los hermanos de la misma familia sean
distintos. Más bien, pregunta, ¿porqué los hermanos deben ser parecidos? Dado que la
dinámica familiar está alterada por cada nuevo hijo, que el ambiente familiar está influ-
yendo, y está influido, en niños con características diferentes ya existentes, y dadas las
múltiples influencias de dentro y fuera de la familia que contribuyen al desarrollo de la
personalidad, ¿podemos realmente esperar que los hermanos de la misma familia se
parezcan en los rasgos de la personalidad?
A esto, podemos añadir una advertencia. Las medidas de la personalidad pueden
dar por resultado hermanos que parezcan más diferentes de lo que en realidad son. Las
diferencias superficiales pueden enmascarar las similitudes fundamentales, es decir,
las diferencias fenotfpicas pueden ocultar las similitudes genotípicas. El fenotipo se
refiere a las características que son visibles; el genotipo a la estructura subyacente. Por
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 167

ejemplo, dos hermanos pueden compartir un contlicto autoridad-sumisión o un tema


del control del ambiente. Uno puede manejar el contlicto siendo excesivamente obe-
diente y el otro siendo demasiado dominante. O, dos hermanos pueden diferenciarse
con aspectos sobre la expresión del enfado. Uno puede manejar el conflicto mediante la
expresión del enfado explosivo, mientras que el otro puede manejarlo mediante una
inhibición excesiva. En ambos casos la medición de la personalidad desde el punto de
vista de' los rasgos observables puede enmascarar las similitudes fundamentales que
resultan de la dinámica familiar común.
A pesar de las diferencias en los puntos de vista de Plomin-Dunn y Hoffrnan, se
debería observar que los temas comunes más importantes permanecen. Así, ellos, como
también otros psicólogos, están de acuerdo en que la instrucción es importante —que
las experiencias dentro y fuera de la familia tienen efectos importantes en el desarrollo
de la personalidad—. También están de acuerdo en que las características de la persoj
nalidad están multideterminadas, %s decir, determinadas por múltiples factores que ac-
túan en un tiempo y a lo largo del tiempo. Finalmente, están de acuerdo en que los
factores genéticos y ambientales siempre están interactuando. Ahora nos desviaremos
hacia este aspecto interactivo de la naturaleza y la instrucción.

LA INTERACCIÓN DE GENES Y AMBIENTES

Hasta ahora hemos estudiado ia naturaleza y ¡a instmcción de la personaiidad, tratan-


do por separado los efectos de cada una. Sin embargo, como se ha mencionado ante-
riormente en este capítulo, la naturaleza y la instrucción siempre interactúan. Conjun-
tamente con el continuo desarrollo de los efectos de los genes y de la experiencia, se
han distinguido tres formias particulares de interacción gen-ambiente (Plomín,
1990a. b; Plomin y Neiderhiser, 1992). En primer lugar, está e! caso de las misma*'
experiencias ambientales que tienen diferentes efectos en personas con constitucio-
nes genéticas diferentes. Por ejemplo, la misma conducta por parte de un padre per-
turbado puede tener diferentes efectos en un hijo irritable e insensible que en un hijo
calmado y sensible. .Más que un efecto directo de ia ansiedad paterna que es la misma
para ambos tipos de niños, hay una interacción entre la conducta paterna y la caracte-
rística del niño. En este caso la persona es un recipiente pasivo de los acontecimientos
ambientales. Los factores genéticos interactúan con los ambientales pero sólo en un
sentido pasivo, reactivo.
En un segundo tipo de interacción naturaleza-instrucción, las personas con diferentes
constituciones genéticas pueden provocar diferentes respuestas del ambiente..Por ejem-'
pío. el niño irritable, retraído, puede evocar una respuesta diferente al padre que el niño
calmado, sensible. A menudo es interesante ver un grupo de parientes mirando a los
recién nacidos en la nursery de un hospital. Aparte de su interés por sus nuevos parientes,
como grupo tienen tendencia a mostrar más o menos interés por los otros niños. Inmedia-
tamente dicen que algunos son encantadores y que otros tienen una cara que «sólo una
madre podría querer», algunos muy activos y otros muy tranquilos, algunos que parecen
inteligentes y otros que parecen faltos de inteligencia. Estas diferencias iniciales pueden
tener implicaciones importantes para el desarrollo de los entornos patemo-fiUales. Por
La ciencia de la personalidad

ejemplo, tomemos el niño recién nacido que es irritable y un padre inquieto interactuando
con el recién nacido por primera vez. Comparémoslo con el mismo padre interactuan-
do con un recién nacido tranquilo. En el primer caso, es probable que el recién nacido
irritable aumente la ansiedad del padre mientras que en el segundo caso es posible que la
ansiedad del padre disminuya. En el primer caso, el padre o la madre pueden pensar que
son «un padre o una madre terribles)-, mientras que en el segundo caso ios padres se
reafirman en que son «un buen padre o una buena madre», ¡aunque la conducta del recién
nacido no tenga nada que ver con la conducta paternal Sin embargo, las diferentes con-
ductas paternales evocadas por los dos niños ahora pueden establecer dos modelos de
interacción padre-hijo completamente diferentes.
La importancia de los efectos ambientales evocados se mantiene durante todo el
desan-ollo,^Probablemente la primera de estas diferencias está relacionada con el géne-
ro- «Es un niño» opuesto a «Es una niña». Pero más allá de esto, a una edad temprana
los niños empiezan a asociar las características de la personalidad con las formas corpo-
rales y así tratan de forma diferente a los semejantes dependiendo de estas asociaciones.
Se espera que los niños de constitución mediana sean más agresivos y atléticos que los
niños de constitución débil o de constitución pesada o redonda. Los niños atractivos o
atléticos producen respuestas de sus similares diferentes que las que producen los niños
menos atractivos o atléticos (Brehm. 1992). En cada caso, una característica determina-
da genéticamente provoca una respuesta diferencial del ambiente. En estos casos, las
peculiaridades físicas han sido utilizadas con propósitos ilustrativos. Sin embargo, las
características de la personalidad actúan con componentes genéticos en conformidad
con líneas similares. El niño mentalmente tímido e inhibido produce diferentes respues-
tas a sus semejantes que el niño mentalmente extravertido.
En una tercera forma de interacción gen-ambiente, las personas con diferente^
constituciones seleccionan, modifican y crean distintos ambientes. Cuando el individuo
es capaz de inieractuar activamente con el ambiente, cosa que sucede a una edad bas-
tante temprana, los factores genéticos influyen en la selección y creación de ambientes.
El extravertido selecciona ambientes diferentes que los que selecciona el introvertido,
la persona atlética ambientes distintos que la persona no atlética. y la persona dotada
musicalmente ambientes distintos que la persona dotada con imaginación visual. Estos
efectos aumentan a lo largo del transcurso del tiempo a medida que las personas son
cada vez más capaces de escoger sus propios ambientes. En un momento particular, es
imposible determinar hasta qué medida la persona ha sido el «receptor» de un efecto
ambiental, o el «creador» del efecto ambiental.
En resumen, las personas pueden ser relativamente receptores pasivos de ambien-
tes; pueden desempeñar un papel en los acontecimientos ambientales mediante las res-
puestas que e\'ocan: y pueden desempeñar un papel activo seleccionando y creando
ambientes. En cada caso hay una interacción naturaleza-instrucción, gen-ambiente. .A
causa de estas interacciones, los genetistas conductuales ahora destacan las influencias
genéticas sobre las medidas ambientales o la genética ambiental (Plomin y Bergeman,
1991; Plomin y Neiderhiser. 1992; Plomin y Rende, 1991). En otras palabras, al estu-
diar los efectos de la naturaleza sobre la instrucción, ya no podemos suponer que nuesf*
Ira medida del ambiente esté libre de influencias genéticas. Esto es cieno tanto para la
percepción de los ambientes, así como para la evaluación objetiva de los ambientes.
Desde el punto de vista de experimentar subjetivamente los ambientes, las personas con
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 169

diferentes dotaciones genéticas darán diferentes descripciones de )o que son objeti\'a-


menie los mismos ambientes. Desde el punto de vista de la evaluación objetiva de los
ambientes, los estudios de los padres interactuando con sus hijos ponen en claro preci-
samente cuánto influyen los hijos en el desarroJio del ambiente paterno (Kagan. ]994j.
Al pnncipio. la naturaleza y la instrucción empiezan a interactuai-. iniciando un proceso
que continúa durante toda la vida de la persona.

LA NATURALEZA Y LA INSTRUCCIÓN DE LA PERSONALIDAD:


CONCLUSIÓN

Este capítulo ha estudiado la naturaleza )' la instrucción de la personalidad. Empe-


zamos teniendo en cuenta la importancia de los genes para la personalidad, desde
el punto de vista de la manera como el funcionamiento de los genes nos hace simi-
lares como humanos y de qué manera nos hace únicos como personas. Nuestra his-
toria evolutiva sugiere que tenemos algo en común como miembros de la especie
humana, mientras que nuestra herencia genética nos dice que cada uno de nosotros es
único de muchas maneras. Entonces, continuamos estudiando la importancia del am-
biente, indicando que hay pruebas notables de las influencias ambientales en ¡a perso-
nalidad, a pesar de que ha sido difícil definir la relación de los efectos ambientales
específicos con las características específicas de la personalidad. En parte, la causa de
esto son los múltiples determinantes de la personalidad —genes múltiples influyendo
las características más importantes de la personalidad, múltiples fuerzas ambientales
actuando a cualquier momento y múltiples maneras de interactuar de la herencia y el
ambiente.
Reflexionando sobre temas complejos, es fácil caer en formas de pensar mani-
queisias. como se ha visto en la controversia naturaleza versus instrucción. En cam-
bio, aquí se ha destacado la continua interacción entre los genes y la experiencia, la
herencia y el ambiente, la naturaleza y la instrucción en la formación de la conducta.
Así. el biólogo Timothy Goldsmith (1991) sugiere que atribuir la conducta a uno o a
otro es aproximadamente tan provechoso como discutir si es el azúcar o la harina lo
que hace el pastel. Más adelante continúa sugiriendo que «la inteligencia no está
preparada para intentar distribuir el porcentaje de conducta humana que se puede
explicar por los genes, y aquél que se puede atribuir a la cultura>^ (p. 87). Según él. al
igual que otros biólogos, probablemente nunca podremos determinar hasta qué punto
cualquier acción humana está determinada genética o culturalmente. De hecho, mu-
chos indicarían que una pregunta como esta no tiene sentido. En todo caso, continue-
mos o no utilizando valoraciones de la heredabilidad. siempre tenemos que recordar
que son valoraciones de contribuciones genéticas a la variación en una población
determinada, no hechos sobre qué cantidad de personalidad está determinada genéti-
camente. Se espera que ahora la complejidad de la interacción entre la naturaleza y la
instrucción sea tan patente que se entienda que estas preguntas tan simples son impo-
sibles.
La ciencia de la personalidad

CONCEPTOS PRINCIPALES

Genetistas conductuales. El estudio de !as mediante la comparación de! grado de simili-


contribuciones genéticas a las conductas de in- tud entre gemelos idénticos, gemelos fraterna-
terés para los psicólogos, principalmente me- les y hermanos no gemelos. Generalmente se
diante la comparación de los grados de seme- combinan con estudios de adopción.
janza entre personas que varían en sus grados Estudios de adopción. Una aproximación
de similitud biológico-genética. para establecer relaciones genética-conducta
Genes. Elementos de los cromosomas me- mediante la comparación de hermanos biológi-
diante los cuales se transmiten las característi- cos educados juntos con .hermanos biológicos
cas hereditarias. educados separadamente a través de la adop-
ción. Generalmente se combinan con los estu-
Causas úitima.s. Explicaciones de la con-
dios de gemelos.
ducta asociadas con la evolución.
Heredabilidad Íh2). La proporción de la va-
Causas próximas. Explicaciones de 'a con- riación observada en las puntuaciones de una
ducta asociadas con los procesos biológicos población específica que puede ser atribuida a
corrientes dei organismo. factores genéticos.
Teoría de ia inversión paterna. La teoría Ambientes compartidos y no compartidos.
evoluüva de que ios hombt^s y las mujeres se La comparación en la investigación de la gené-
diferencian en el grado de inversión en los hijos. tica conductuai de los efectos de los hermanos
Probabilidad de paternidad/maternidad. que crecen en el mismo o en diferentes am-
El enfoque evolutivo de que las diferencias de bientes. Se presta una especial atención a si los
la conducta hombre-mujer se asocian con las hemianos que crecen en la misma familia
diferencias en la certeza acerca de la paterni- comparten el mismo ambiente familiar.
dad/maternidad. SIDE-Inventario de Experiencias Diferen-
Crianza selectiva. Una aproximación para ciales de los Hennanos. Un cuestionario utili-
establecer relaciones genética-conducta me- zado para estudiar las percepciones de los her-
diante la crianza de generaciones sucesivas con manos sobre su ambiente familiar.
una característica particular. Genética ambiental. El estudio de las m-
Estudios de gemelos. Una aproximación fluencias genéticas en las medidas ambienta-
para establecer relaciones genética-conducta les.

RESUME.N

1. Este capítulo estudia los determinantes genéticos y ambientales de la personalidad, un área


que históricamente ha estado llena de polémica, incluyendo temas científicos, políticos y
sociales. A pesar de que podemos tener en cuenta la importancia de los genes y el ambiente
de forma separada, las carecteristicas de la personalidad siempre evolucionan como una
función de su funcionamiento en común.
2. Las características heredadas están influidas por el funcionamiento de los genes que dirigen
el funcionaniiento biológico del cuerpo. La mayoría de características de la personalidad
están probablemente iníluidas por una interacción entre genes múltiples.
3. La teoría evolutiva trata de las causas últimas de la conducta, es decir, por qué las conductas
de interés evolutivo y la función de adaptación se conservan. El trabajo en el área de las
preferencias de pareja hombre-mujer, destacando las diferencias sexuales en la inversión
paternal y en la probabilidad de paternidad/maternidad, y en las diferencias hombre-mujer en
casos de celos, ejemplifican la investigación asociada con las interpretaciones evolutivas de
las características humanas conductuales.
La naturaleza v la instrucción de la personalidad 171

4. Los tres métodos utilizados para establacet^^laciones genética-conducta son la crianza se-
lectiva, los estudios de gemelos y los 5¿tudiosj^jido_£¿íón. Los estudios de gemelóTVde
affopción conducen a valoraciones de heredabilidad significativas para la inteliaencia y la
mayoría de características de ¡a personalidad. Se ha calculado que la heredabilidad total de
la personalidad es de aproximadamente 0.4, es decir, aproximadamente el 40 por 100 de la
variación de las características de la personalidad es debida a factores genéticos. Sin embar-
go, hay evidencia de la variabilidad de las estimaciones de la heredabilidad. ya que dependen
de la población estudiada, de las características de personalidad consideradas y de las medi-
das utilizadas.
5. En tanto que se reconoce la importante contribución de los genes a la personalidad, también
es importante recordar que las valoraciones de heredabilidad se refieren a valoraciones de
población más que a valoraciones de la contribución de ios genes a las características indivi-
duales o a valoraciones de contribuciones genéticas a diferencias individuales o de grupo.
.Además, es importante recordar que «influido genéticamente-^) no debería ser considerado
idéntico a fijo o no maleable.
6. La investigación de la genética conductual también indica que hay una importante influencia
ambiental en la personalidad. Esta investigación ha conducido a los genetistas conductuales
a !a conclusión de que los hermanos biológicos son distintos, no sólo a causa de las diferen-
cias genéticas, sino también a causa de la importancia de los ambientes no compartidos en
comparación con los ambientes compartidos. En parte, como se prueba en la investigación
con el cuestionario SIDE, los niños de la misma familia relatan diferentes tratos paternos y
diferentes relaciones de pareja. Esta investigación, sin embargo, no tiene que conducir a la
conclusión de que las experiencias familiares y las primeras experiencias no son importantes
para el desarrollo de la personalidad.
7. Desde el punto de vista de las interacciones genes-ambiente, el mismo ambiente tiene distin-
tas implicaciones para personas con distintas constituciones genéticas. .Además, las personas
con distintas constituciones genéticas evocan diferentes respuestas del ambiente y escogen
distintos ambientes en los que funcionan.
8. La interacción entre naturaleza e instrucción es tal que las respuestas simples a las preguntas
complejas son imposibles. No hay nunca genes sin ambiente o ambiente sin genes; es decir,
siempre debemos ser conscientes de la naturaleza y la instrucción de la personalidad.

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