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LA NATURALEZA
Y LA INSTRUCCIÓN
DE LA PERSONALIDAD
143
La ciencia de la personalidad
A pesar de Ja aversión de las ciencias de ia conducta para reconocer ¡as influencias genéti-
cas aún durante los setenta, la influencia genética se ha aceptado progresivamente durante
los óchenla. Esto es bueno para el campo de la personalidad, que se ha alejado del ambien-
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 145
talismo ingenuo. El peligro, ahora, sin embargo, es que el ímpetu del ambieniaiismo rebo-
tará demasiado lejos —ha.sia un punto de vista de que la personalidad está determinada
casi por completo biológicamente—. Plomin. Chipuer y Loehlin, 199Ü. p. 225.
Dada la tendencia a encuadrar el tema en términos maniqueisias. de que el péndulo
se balancee en una u otra dirección, y de que los puntos de vista se polarizen. para
nosotros es necesario tratar de trazar una ruta equilibrada y diferenciada. Al trazar esta
ruta, es importante entender exactamente qué significan y qué no significan los con-
ceptos, y qué inferencias y conclusiones pueden y pueden no ser extraídas de los datos.
Al trazar esta ruta, es útil pensar en una imagen propuesta por el biólogo \\'addington
(1957). Empeñado en destacar la interacción progresi\'a entre los genes y el ambiente
durante el transcurso del desarrollo. Waddington utilizó la analogía del mox'imiento de
una bola bajando por un paisaje. El paisaje, que representa lo que está detemiinado
genéticamente, puede tener muchas o pocas colinas y muchos o pocos x'alles. cada uno
con su determinada altura o profundidad y escarpadura. La bola que desciende por el
paisaje representa el desarrollo y la influencia de las fuerzas ambientales. La bola pue-
de moverse sólo dentro de los contornos del paisaje. Será difícil para la bola subir una
colina o salir fuera de un \'alle cuyas paredes tienen forma de escaleras. Así. esta trayec-
toria de moN'imiento o desarrollo puede suceder sólo por medio de un considerable
impacto ambiental. Hay una progresión «natural», o trayectoria de resistencia mínima,
para la bola, pero puede .ser desviada en varias direcciones. El nttmero de trayectorias
posibles depende del número de declives diferentes o valles asequibles para la bola en
un punto particular. Así, a algunas etapas del desarrollo muchas opciones o transcursos
del desarrollo quedan abiertos. Generalmente, el hecho de tomar una trayectoria repre-
senta algunas prix'aciones o limitaciones de posibilidad para otros transcursos de desa-
rrollo. A medida que la bola desciende por el paisaje, entonces, se puede esperar que su
posición final sea progresivamente definida, exactamente como se esperaría que con la
edad varias características de la personalidad se definan progresivamente y tengan me-
nos posibilidades de cambio. El punto clave, sin embargo, es que el movimiento de la
bola, a cualquier punto en el tiempo o a lo largo del tiempo, puede ser entendido sólo
desde el punto de vista de los contomos del paisaje y de las fuerzas que actúan sobre la
bola, es decir, desde el punto de \ista de la acción de unión de la herencia (el paisaje) y
el ambiente (las fuerzas que actúan sobre la bola).
En resumen, teniendo en cuenta la naturaleza y la instrucción de la personalidad,
tenemos que recordar que el desarrollo de la personalidad es siempre una función de la
interacción de los genes con los ambientes, que no hay naturaleza sin instrucción ni
instrucción sin naturaleza (Plomin. 1990a). Podemos separarlos, como se hará en este
capítulo, para propósitos de discusión y análisis, pero nunca actúa ninguno de los dos
independientemente uno de otro.
LA «NATURALEZA» DE LA PERSONALIDAD:
CONTRIBUCIONES GENÉTICAS
Cualquier cosa que heredamos que nos es común como humanos, así como lo que
heredamos que nos hace únicos, es heredado a través de la acción de los genes. Hereda-
mos 23 pares de cromosomas, un par de cada uno de nuestros padres biológicos.
i 46 La ciencia de la personalidad
Los cromosomas contienen miles de genes. Los genes están compuestos de una molé-
cula llamada ADN y dirigen la síntesis de las moléculas de proteína. Los genes deben
ser considerados como fuentes de información, que dirigen la síntesis de las moléculas
de proteína por líneas particulares. Es la información contenida en los genes la que
dirige el desarrollo biológico del organismo. Es esta información la que dirige el desa-
.Tollo biológico del óvulo fertilizado en un feto, del neonato completamente formado,
del adolescente con características secundarias de sexo y de la persona de edad con
características asociadas con lo v iejo.
La cantidad de información contenida en los genes es verdaderamente notable. .Al
apreciar la relación de los genes con la conducta, es importante entender que los genes
no gobiernan la'conducta directamente. .A.sí, no hay «genes de extraversión» o «genes
de introversión» y no hay «genes de neuroticismo>'. En la medida que los genes influ-
yen en el desarrollo de las características de la personalidad tales como ios Cinco Gran-
des descritos en el Capítulo 2, lo hacen por medio de la dirección del funcionamiento
biológico del cuerpo.
Dentro de este conte.xto, la cantidad de información pertinente a la conducta alma-
cenada en los genes es tremenda. Por ejemplo, los genes determinan las diferencias
anatómicas entre diferentes especies y son la base de muchas conductas específicas a
una especie. Uno de los más complejos y fascinantes casos de conducta animal es el
baile de la abeja obrera. Cuando las abejas obreras encuentran comida, regresan a la
colm.ena y hacen señales a las otras abejas, por medio de lo que se ha llamado un baile,
del sitio de la provisión de comida recientemente descubierta. Tanto la distancia como
¡a dirección de la provisión de comida respecto a la colmena son .señalados a través del
tipo de baile que se hace y del ángulo de la abeja que hace señales respecto al sol
—;una acción comunicativa bastante notable!—. .Aunque el desairoUo de tales conduc-
tas probablemente depende de cierta e.^periencia. la base para tales conductas específi-
cas a una especie reside en los procesos biológicos dirigidos por los genes (Goldsmith,
1991). Lo que se quiere destacar aquí es que la conducta del organismo que es dirigida
por los procesos biológicos gobernados por la información contenida en los genes pue-
de ser bastante compleja.
En el pasado, a menudo se hacía una distinción entre conducta instintiva y aprendi-
da. La conducta instintiva se vinculaba al funcionamiento de los genes y la conducta
aprendida al funcionamiento sin genes. Hoy estas distinciones se consideran bastante
artificiales y engañosas.. Lo que antiguamente se consideraban conductas instintivas
hoy se considera que involucra cieno grado de experiencta, particularmente a un perío-
do crítico o sensible en el desarrollo del animal. Por ejemplo, el desarrollo de las can-
ciones en los pájaros es dirigido tanto por la información contenida en los genes como
por las e.xperiencias durante los períodos críticos para su desarrollo. Ciertos pájaros son
«enjaulados» para el desarrollo de determinadas canciones, pero este desaiTollo requie-
re experiencias sensitivas durante los períodos particulares de desarrollo. Si estas expe-
riencias no ocun'en. el desarrollo «enjaulado» tampoco ocurre. .-Vsí, los genes pueden
determinar el desarrollo de los procesos biológicos específicos a una especie que re-
quieren experiencias ambientales para desarrollar conductas específicas a esta especie
I Goldsmith, 1991).
.,-' En cambio, las conductas que muestran una gran diversidad entre los miembros de
una especie, y a las que a menudo se alude como aprendidas, pueden ser construidas
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 147
sobre procesos biológicos que. están gobernados genéticamente. Por ejemplo, uno no
puede menos que sorprenderse por la enorme diversidad de lenguas que se hablan en
todo del mundo v la enorme serie de sonidos hechos dentro de estas lenguas. Como
adultos e-scuchando a personas que hablan una lengua e.xtranjera, a menudo para noso-
tros es imposible oír diferencias de sonidos consideradas bastante fundamentales por
los hablantes de esa lengua. .Además, a menudo para nosotros es difícil, a veces imposi-
ble, hacer los sonidos fundamentales de aquella lengua. .Sin embargo, todos los huma-
nos nacen «preparados» para aprender una lengua y son capaces de hacer todos los
sonidos que .se hallen en cualquier lengua (Werker, 1989). Los genes proporcionan la
base biológica para el aprendizaje de la lengua y hacer los sonidos que se hallan en las
lenguas de todo el mundo, pero la lengua específica aprendida y poder hacer ciertos
sonidos depende de la experiencia,—en el caso del aprendizaje de la lengua, las expe-
riencias que ocurren durante los primeros años de vida—. En resumen, una vez más
tenemos conductas complejas cuyo desarrollo depende tanto de los procesos biológicos
gobernados por los genes como de la experiencia.
Antes de completar esta sección sobre la relación de los genes con la conducta, es
importante reparar en que la rriayoría de conductas de interés para los psicólogos de la^
personalidad están influidas por muchos genes más que por el funcionamiento de cual-,
quier gen simple. Periódicamente oímos hablar del descubrimiento de un gen que deter-
mina una característica particular, a menudo un gen que determina una enfennedad
particular en los humanos. Estos descubrimientos pueden conducir a la suposición equi-
vocada de que la mayoría de características humanas importantes, incluso aquellas en
las cuales nos diferenciamos como personas, están determinadas por genes simples. En
realidad, la mayoría de tales características son probablemente determinadas por la
interacción de genes múltiples. La idea de que m.uchas características de la personali-
dad de interés para no.sotros pueden ser influidas por una configuración de genes más
que por un gen simple es imponante para nuestra com.prensión de por qué algunas
características que están influidas genéticamente pueden no venir de familia. Los
miembros de la familia, incluso los de generaciones diferentes, pueden tener varias
combinaciones de genes, pero sólo el miembro ocasional con la configuración particu-
lar mostrará la característica específica (Lykken, McGue, Tellegen y Bouchard, 1992).
Así. la característica puede destacarse sólo raramente en una familia y sin embargo
estar determinada genéticamente. Para muchas características importantes, por lo tanto,
puede que no haya un vínculo sencillo entre la determinación genética y la aparición
dentro de una familia.
Esta sección sobre los genes y su relación con la conducta ,se ha centrado en los
genes como fuentes de información que gobiernan la dirección del desarrollo y el fug-
cionamiento de las estructuras y los procesos biológicos. Es el funcionamiento de estos
procesos y estructuras biológicos, en conjunción con k.is acontecimientos ambientales,
lo que gobierna el desarrollo de la conducta observada. Es el funcionamiento de los
genes, en conjunción con la experiencia, lo que nos hace semejantes unos a otros comO
miembros de la misma especie y diferentes unos de otros como personas únicas. Esto es
cierto para ambos casos de conducta, sencilla y compleja, para aquella que parece ser
verdad de todos nosotros y para aquella que parece única para el individuo. Finalmente,
se ha sugerido que la mayoría de conductas de interés para los psicólogos son probable-
mente producidas por una configuración de genes más que por cualquier gen simple.
La ciencia de la personalidad
Los biólogos y los psicólogos distinguen entre dos tipos de explicaciones para la
conducta —las causas remoias y las causas próximas-—. Las causas remotas se refie-
ren a explicaciones relacionadas con la evolución, es decir, por qué Ja conducta que nos
interesa evolucionó y qué función adaptativa cumplía. La teoría de la evolución de
Darwin sirve de base para tales explicaciones de causa remota de la conducía. Las
explicaciones de causa próxima .se refieren a los procesos biológicos que actiían en el
organismo en el período en que se observa la conducta. En otras palabras, un tipo de
explicación toma un enfoque histórico del desarrollo de la especie, en este caso un
punto de vista evolutivo, mientras que el otro tipo de explicación se centra en los
procesos que actúan en el presente. El denominador común de ambos enfoques, sin
embargo, es la imponancia de los genes en el contexto de las tentativas del organismo
para solucionar un problema adaptativo. Desde el punto de vista de la evolución, los
organismos que solucionan tareas adaptaiivas pasan su genes a las siguientes genera-
ciones. En cierto sentido, los genes contienen «diseños para vivir» que han hecho posi-
ble que los organismos se reproduzcan con éxito. Desde el punto de vista de las causas
próximas, son los genes los que proporcionan las bases biológicas para las teniaiixas de
un organismo para solucionar las tareas adaptativas en el presente. Probablemente son
los genes que proporcionaron la base para el funcionamiento adaptativo en el pasado
los que continúan proporcionando esa base en el presente. Así. estudiamos cómo la
información contenida en los genes puede ofrecer explicaciones remotas y próximas
para muchos de los fenómenos de interés para los psicólogos de la personalidad.
Según la teoría evolutiva, que tiene su origen en Darwin, los hombres y las mujeres han
desarrollado diferentes preferencias de compañero como resultado de presiones previas
de selección. Básicamente la teoría gira en torno a dos diferencias fundamentales entre
hombres y mujeres. Primero, hay la teoría de la inversión paternal —el enfoque de
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 14Si
que las mujeres tienen una mayor inversión maternal en los hijos que los hombres
porque las mujeres pasan sus genes a menos hijos—. Esto es a causa lamo de los
períodos limitados de tiempo durante los cuales son fértiles como, en comparación con
los hombres, de la extensión de edad más limitada durante la cual pueden tener hijos.
Así, se comprende que las mujeres tendrán una inclinación más fuerte hacia el matri'»'
monio que los hombres (Trivers. 1972). También se sugiere que hombres y mujeres
tendrán diferentes criterios para la selección de compañeros, aquéllos centrándose más
en el potencial reproducti\o de la pareja (por ejemplo, la ju\eniud) \ éstas en el poten-
cial del compañero para proporcionar recursos >' protección.
Segundo, hay e! tema de la probabilidad de paternidad. Puesto que las mujeres son las
portadoras del óvulo fertilizado, siempre pueden estar seguras de que son las madres de
los hijos. En cambio, los hombres no pueden estar tan seguros de que los hijos son sus
propios hijos \ por lo tanto tienen que tomar medidas para asegurar que dirigen su in\er-
sión hacia sus propios hijos y no a los de otro hombre (D. M. Buss, 1989, p. 3). Así. se
comprende la sugerencia de que los hombres tienen un mayor interés en los rivales sexua-
les y dan más valor a la castidad de una compañera potencial que las mujeres.
A continuación se dan algunas de las hipótesis específicas que han sido inferidas
de las teorías de inversión de paternal \ de la probabilidad de paternidad (D. M.
Buss. 1989; D. M. Buss. Lar.sen. Wesien.'y Semmelroth, 1992).
1. El «x'alor como compañera» de una mujer para un hombre tendría que estar
determinado por su capacidad reproductiva indicada por la juventud y el atrac-
tivo físico. La castidad también se tiene que valorar desde el punto de vista del
aumento de la probabilidad de paternidad.
2. El «valor como compañero» de un hombre para una mujer tendría que estar
menos determinado por el valor reproductivo y más por la evidencia de los
recursos que puede proporcionar, atestiguado por características tales como la
capacidad de ganarse la vida, la ambición y la diligencia.
3. Los hombres y las mujeres deben diferenciarse por los acontecimientos que
activan los celos: los hombres son más celosos de la infidelidad sexual y la
amenaza de la probabilidad de paternidad, y las mujeres están más interesadas
en los \ínculos emocionales y la amenaza de la pérdida de recursos.
D. M. Buss (1989) obtu\'o respuestas de cuestionario de 37 muestras, que represen-
taban más de 10.000 personas, de 33 países situados en los 6 continentes y 5 islas.
Había una tremenda diversidad de localidades geográficas, culturas, etnias y religiones.
¿.Qué se descubrió? Primero, en cada una de las 37 muestras los hombres valoraban el
atracii\o físico y una ju^entud relatix'a en las compañeras potenciales más que las mu-
jeres, en coherencia con la hipótesis de que los hombres valoran las compañeras con
una elevada capacidad reproductiva. El pronóstico de que los hombres valorarían la
castidad en las compañeras potenciales más que las mujeres se mantuvo en 23 de las 37
muestras, proporcionando un apoyo moderado a la hipótesis. Segundo, se descubrió
que las mujeres valoraban la capacidad financiera de los compañeros potenciales más
que los hombres (36 de las 37 muestras) y valoraban las características de ambición y
diligencia en un compañero potencial en una mayor medida que ¡os hombres (29 de 37
muestras), en coherencia con la hipótesis de que las mujeres valoran los compañeros
con una capacidad ele\'ada de proporcionar recursos.
i 50 La ciencia de la personalidad
DAVID M. BUSS
Explicaciones evolucionistas
Al mismo tiempo, hay otros que cuestionan cuánto tiene que decir la teoría evoluti-
va sobre el funcionamiento humano y que también advierten sobre las deducciones que
pueden extraerse de este enfoque. Mientras que no niegan que tenemos una historia
evolutiva, estos psicólogos sugieren que los humanos han progresado hasta el punto de
tener más libertad de respuesta que las genéticamente programadas. Estos psicólogos
también nos advierten respecto a la interpretación de los modelos sociales basados
biológica y evolutivamente cuando deberían estar basados en otros fundamemos. Por
ejemplo. Cantor (1990) indica que al centrai'se en los problemas de super\ivencia y
reproducción, los psicólogos evolutivos han ignorado mucha de la diversidad de la
interacción social y de los esfuerzos para solucionar los problemas contemporáneos.
Así, muchas feministas están especialmente interesadas por la interpretación que D.M.
Buss da a sus datos, preocupadas de que esta interpretación ignore factores culturales y
pueda sugerir que estas diferencias hombre-mujer son inevitables. Lo que tenemos,
entonces, es una poderosa teoría biológica que está siendo ampliada para incluir mu-
chos fenómenos de interés para los psicólogos, el futuro de la cual permanece poco
claro.
GENÉTICA CONDUCTUAL
Como se ha mencionado anteriormente, los genetistas conductuales dirigen la investi-
gación para determinar las conexiones genéticas con la conducta. Como veremos, no
hace mucho también ha habido un intento de utilizar los métodos de la genética con-
ductual para estudiar los efectos ambientales. Sin embargo, para la mayoría los inten-
tos siguen centrados en demostrar las relaciones genética-conducta. Los genetistas con-^
ductuales utilizan tres métodos principales para establecer las relaciones genética-con-j
duela: reproducción selectiva, estudios de gemelos y estudios de adopción. Los
estudios de la reproducción selectiva se realizan con animales. En esta investigación los
anirnales con el rasgo a estudiar son seleccionados y apareados. Este mismo proceso de
selección se utiliza con sucesivas generaciones de hijos hasta que se produce una ascen-
dencia de animales que es consistente con ella misma en cuanto a la característica
deseada. Básicamente es este proceso el que se utiliza en la cría de caballos de carreras
y que explica el elevado precio de oferta de los caballos vencedores que serán usados
como sementales. También es este proceso el que se ha utilizado para establecer dife-
rentes especies de peiTOs. cada una de las cuales tiene características específicas que
llaman la atención á los distintos propietarios de perros (Figura 5.1.).
Dentro de la psicología, un temprano e imponante ejemplo de la reproducción se-
lectiva fue el desarrollado por T\'ron (1940) de ascendencias de ratas «listas» y «estúpi-
das». Tyron fue capaz de desarrollar dos ascendencias diferentes, de fonna que la más
estiípida del grupo de listas era más inteligente que casi todos los miembros del grupo
de estúpidas. A pesar de que la investigación subsiguiente indicó que se seleccionaban
otros factores que los de «inteligencia-estupidez», la investigación demostró que los
procedimientos de reproducción selectiva podían utilizarse para producir grupos con
distintas características particulares. Con los adelantos en la comprensión y medición
de los efectos genéticos, estos procedimientos se han sofisticado mucho. Así. hoy hay
trabajos en marcha para crear un mapa de! genoma del perro, es decir, para determinar
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 153
padres naturales (biológicos), que no les han infludio de forma ambiental, y la semejan-
za con sus padres adoptivos, con los cuales no companen genes. El grado de semejanza
con sus padres biológicos es indicativo de los factores genéticos, mientras que el erado
de semejanza con los padres adoptivos es indicativo de los factores ambientales.
Por último, estas comparaciones se pueden aplicar a familias con hijos biológicos y
adoptivos. Consideremos, por ejemplo, una familia con cuatro hijos, dos hijos son la
descendencia natural de los padres y los otros dos han sido adoptados. Los dos hijos
naturales comparten una semejanza genética uno con otro y con los padres biológicos
que no e.xíste con los hijos adoptados. Presumiimos que los dos hijos adoptados no están
relacionados, no comparten genes en común, pero comparten una similitud genética
con sus propios padres biológicos y cualquier hermano que puedan tener en otros am-
bientes. Asi, es posible comparar diferentes descendencias paternas y combinaciones
de hermanos biológicos —hermanos adoptivos desde el punto de vista de la similitud
en las características de la personalidad—. Por ejemplo, uno puede preguntar si los
hennanos biológicos se parecen más entre ellos que los hermanos adoptivos, si se pare-
cen más a los padres que los hennanos adoptivos, y si los hermanos adoptivos se pare-
cen más a sus padres biológicos que a sus padres adoptivos. Una respuesta positiva a
estas cuestiones sería indicativa de la importancia de los factores genéticos en el desa-
rrollo de las características de la personalidad individual.
.A.hora debería estar claro que en los estudios de gemelos y de adopción exponemos
personas de grados variables de similitud genética a grados variables de similitud am-
biental. Midiendo estas características de interés en las personas podemos determinar
hasta qué punto su similitud genética explica la similitud de las puntuaciones de cada
característica. Por ejemplo, podemos comparar las puntuaciones IQ de los gemelos MZ
y DZ educados juntos y separados, los hermanos biológicos (no gemelos) educados
juntos y separados, los hermanos adoptivos y hermanos biológicos con los padres, y los
hermanos adoptivos con sus padres biológicos y adoptivos. La Tabla 5.1. muestra algu-
nas correlaciones respresentativas. Los datos indican claramente una relación entre la
mayor similitud genética y la mayor similitud de IQ.
Es aquí donde llegamos a un dato estadístico de gran importancia, la h' o heredabi-s
iidad. tratado anteriormente en el Capítulo 2. Los genetistas conductuales recogen co-
rrelaciones como aquellas ilustradas por IQ y las utilizan para dar una valoración de
hasta qué medida la variación de las puntuaciones es debida a factores genéticos. Esta
valoración es conocida como valoración de heredabilidad y se representa mediante la
figura h'. Definida de forma rigurosa, la valoración de la heredabilidad es la parte de la
desviación observada en las puntuaciones que puede ser atribuida a factores genéticos.
Antes de volver hacia algunas pruebas sobre la heredabilidad de la personalidad, es
importante recordar la definición y entender el origen del concepto. El concepto de
heredabilidad tiene sus orígenes en la biología donde, por ejemplo, diferentes semillas
de la misma planta pueden ponerse en la misma tierra y crecer bajo las mismas condi-
ciones ambientales. Entonces las diferencias del crecimiento de la planta y las diferen-
cias en las características pueden atribuirse a diferencias genéticas en las semillas. La
valoración de la heredabilidad refleja hasta qué punto las diferencias de las característi-
cas de las plantas pueden atribuirse a factores genéticos. Los genetistas conductista,>
han hecho suyo el motivo fundamental de este procedimiento para dedicarse a las in-
vestisjaciones de la heredabilidad de las características de ios humanos.
La ciencia de la personalidad
Cantidad
Relación Media R de parejas
Rasgo Valoración de Ir
Altura 0,80
Peso 0.60
!Q 0.50
Habilidad cognitiva específica 0,40
Logro de éxito escolar 0.40
TEMPERAMENTO'.<EASÍ.>*
Emocionalidad 0,40
Actividad 0,25
Sociabilidad 0,25
Impulsividad 0,45
Personalidad en conjunto 0,40
ACTITUDES
Conservadurismo 0,30
Religiosidad 0.16
Integración racial 0.00
Ver la TV 0,20
* «EASIn^Cuatro dimensiones del temperamento identificadas por Buss
y Plomin (1984). E = Emocionalidad; .A = Actividad; S«Sociabilidad;
1 = Impulsividad.
Fuente: Bouchard e! ai, IWO; Dunn y Plomin. IWO; Loehlin. 1992;
McGue ?.'¡v/.. 1993: Pedtírsen é'/iv/., 1988; Pedersen Í/y/., !99:; Plomin,
1990; Plomin et al.. 1990; Plomin y Rende,l99!; Tellegen et ai, 1988;
Tesser. 1993; ZuckenTian. 1991.
.Aunque los genetistas conductuales aprecian estas diferencias, y conocen los lími-
tes de las valoraciones de la heredabilidad, todavía las consideran un útil primer paso en
la comprensión de la contribución genética a la conducta (Plomin, 1990a, p. 23).
Una segunda conclusión inadecuada respecto a las valoraciones de heredabilidad
sería la sugerencia de que porque una característica tiene un componente heredado, no
puede ser cambiada. Hay una suposición muy común de que si algo es biológico y
heredado, es fijo. Incluso las personas sofisticadas, que conocen bien el defecto de este
punto de vista, caen en el error de hacer esta analogía. .Aun si algo está del todo deter-
minado por la herencia, esto no significa que no pueda ser modificado por el ambiente.
Se puede intentar criar los perros para que tengan unas características específicas, pero
esto no quiere decir que un ambiente determinado no pueda modificar las característi-
cas. De manera similar, las personas pueden nacer con un temperamento determinado,
pero esto no significa que su temperamento sea fijo para toda la vida (Kagan, 1994;
Kagan y Snidman, 1991a, b). La altura está significativamente determinada por los
genes pero puede ser influida por la alimentación de que pueda disponer la persona en
su ambiente. .Aquí es útil recordar la analogía de VVaddington de una bola que descien-
de rodando por un paisaje. La herencia proporciona un contomo dentro del cual el
desarrollo del organismo puede proceder por varios caminos distintos.
10 La ciencia de la personalidad
4 INSTRUCCIÓN DE LA PERSONALIDAD
En esta sección estudiamos ¡as pruebas de ios efectos del ambiente en la personalidad.
En cierto sentido, las pruebas en defensa de la importancia del ambiente ya han sido
presentadas en la sección anterior. En la medida que los datos de la genética conductual
indican que aproximadamente el 40 por 100 de la x'ariación de las características de la
personalidad individual y la personalidad en conjunto están determinados por factores
genéticos, entonces el resto de la \ariación de la población está compuesta de alguna
combinación de impactos ambientales y errores en la medición. Realmente, uno de los
aspectos interesantes de los recientes desarrollos de la genética conductual ha sido el
esfuerzo de utilizar datos de estudios de gemelos y de adopción para detenninar los
impactos ambientales en las variables de la personalidad. Así. aunque Plomin (1990a)
propone que «la influencia genética es tan ubicua y penetrante en la conducta que un
cambio de énfasis está justificado: no preguntéis qué es heredable, preguntad, más bien,
qué no es heredable» (p. 112); al mismo tiempo indica que «el otro mensaje es que los
mismos datos de la genética conductual producen las pruebas asequibles más fuertes
para la imponancia de la influencia ambiental» (p. 115).
En su libro Nature and Nurture. Plomin (1990a) sugiere que la genética conductual
tiene dos mensajes: la naturaleza y la instrucción. La investigación de la genética con-
ductual conduce a las pruebas sobre la imponancia de los genes y del ambiente. El
título de este capítulo pro.\-iene de estos dos mensajes.
Así. se puede hacer la pregunta: ¿Qué produce una diferencia en el ambiente? Por
ejemplo, con relación a la personalidad, crecer en el mismo ambiente familiar provoca
alguna diferencia para el desarrollo de la personalidad; es decir, más allá de los genes
compartidos, ¿los hermanos tienen una personalidad semejante como resultado de haber
sido educados en la misma familia? Lo que hacen los genetistas conductuales e.s no sólo'
evaluar la parte de la variación de la población de una característica que es debida a la'
herencia, sino evaluar la parte que es debida a distintos tipos de ambientes. Se hace una
distinción entre ambientes compartidos y ambientes no compartidos. Los ambientes
compartidos están compuestos de aquellos ambientes companidos por hermanos como
resultado de crecer en la misma familia. Por ejemplo, los \alores de la familia y las
costumbres de la educación de los niños deben ser comunes entre los hermanos. Los
ambientes no compartidos consisten en aquellos ambientes que no son compartidos por
los hermanos que crecen en la misma familia. Por ejemplo, los hermanos pueden ser
tratados de forma distinta por los padres a causa de diferencias de sexo, diferencias de
orden de nacimiento, o sucesos de la \'ida únicos para un niño determinado (por ejemplo,
enfermedades del niño o problemas económicos durante la infancia de uno de los hijos).
¿Qué características ambientales pueden ser importantes al influir el desarrollo de la'
personalidad.en los hermanos? En la investigación de la genética conductista esto se
estudia comparando los hemianos biológicos que crecen en el mismo ambiente familiar
con los hermanos biológicos que crecen en diferentes ambientes familares. y comparando
los hermanos adoptados que crecen en el mismo ambiente familiar con los herinanos
biológicos educados en diferentes ambientes. En otras palabras, los distintos grados de
semejanza de la personalidad se estudian como una función tanto del grado de similitud
genética como del grado de ambiente familiar compartido. Si los ambientes compartidos
son importantes, los hermanos biológicos educados juntos serán mucho más similares
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 161
que los hermanos biológicos que han crecido separadamente. También deberían ser mu-
cho más similares a sus padres biológicos que los hermanos que han crecido separados.
Esencialmente, los hermanos biológicos educados juntos deberían parecerse el uno al
otro, y a sus padres, más allá del grado de que pueden dar cuenta los genes exclusivamen-
te. Además, si los ambientes compartidos son importantes, dos hennanos adoptados que
crecen juntos deberían parecencia más que dos hennanos adoptados educados separada-
mente. Si los ambientes no compartidos son importantes, e.stas relaciones no son \álidas.
En esencia, si los ambientes no compartidos son importantes, los hermanos educados
juntos no se parecerán más que los hennanos educados separadamente.
Sobre bases estnciamente subjetix'as. intuitivas, debemos pensar en las siguientes pre-
guntas: ¿Cuan parecidos son los hermanos y hennanas en una misma familia más allá de lo
que .se esperaría por su herencia comtJn'^ Hasta qué punto podemos hablar de un ambiente
familiar en el sentido de una influencia comiín para todos los miembros de la familia'? .A
pe.sar de que todos nosotros reconocemos diferencias enti"e hermanos, a xeces diferencias
sorprendentes, la intuición nos dice que cuando todo está dicho \ hecho, los niños de una
misma familia comparten cosas en comiín como resultado de compartir el mismo ambiente
familiar. A pesar de que reconocemos las diferencias entre hermanos, y a veces nos pregun-
tamos cómo dos hennanos educados en la misma familia pueden ser tan distimos, nuestra
impresión en conjunto es que generalmente podemos decir: <íSabes que vienen de la misma
familia.» Sin embargo, en uno de los descubrimientos más sorprendentes de la genética
conductual, hay notables pruebas de que los efectos de los ambientes compartidos, las
experiencias compartidas como miembros de la misma familia, no son ni de lejos tan^
importantes como los efectos de los ambientes no compartidos. Dicho de otra forma, las
"experiencias únicas que los hermanos tienen dentro y fuera de la familia parecen ser mucho^
más importantes para el desarrollo de la personalidad que las experiencias compartidas^
como resultado de estar en la misma familia. A pesar de que continuaremos inxesiigando
este tema más detalladamente, básicamente esta es la respuesta propuesta para la pregunta:
¿Por qué los hijos de una misma familia son tan diferentes? (Piomin y Daniels. 1987). La
respuesta: ¡A causa de los ambientes no compartidos!
¿La propuesta de que los hijos de una misma familia son diferentes a causa de los
efectos de los ambientes no compartidos significa que los ambientes compartidos no
son importantes? ¿Esto quiere decir que las primeras experiencias no son importantes
para el desarrollo de la personalidad, en contraste con lo que los psicoanalistas solían
hacemos creer? A pesar de que algunos han llegado a estas conclusiones, esto no es. de
hecho, lo que se propone. Más bien, el sentido es que las influencias familiares son
importantes, como lo son las experiencias fuera de la familia, pero son las experiencias
tínicas para cada hijo l a s ^ j j o n importantes. más_que_las experiencíaTcofñpairtíHisjíór
Tóniyo?3Íla?ltsTñaTámilia (DLriTnTTW^TDunn y Plomifi. 1990). Más que ser imporr
tante la unidad familiar'párá'la investigación, son las experiencias únicas de cada hijo
•de la familia las que son importantes:
Las experiencias en la familia no hacen que los hermanos se parezcan. Los únicos factores
imponantes para el desarrollo del niño son aquellos que .se e.xperimentan de forma diferen-
te por los hijos en la misma familia... En otras palabras, las influencias ambientales que
afectan el desarrollo actúan sobre una base individuo a indi\ iduo. no sobre una base fami-
lia a familia... Lo que viene de familia es e! ADN. no las experiencias compartidas en la
familia, Dunn y Piomin. 1990. pp, 42-43,
La ciencia de la personalidad
ROBERT PLOMIN
Naturaleza e Instrucción
descubrir genes para trastornos simples de un único gen ahora es sencillo, no es de ningún modo
fácil descubnr genes en sistemas complejos como la personalidad. Con todo, alguna investiga-
ción de la personalidad de este tipo ha empezado (Plomin y Saudino, 1994) y se puede esperar
mucha más investigación de genética molecular en un futuro próximo ya que el proyecto del
genoma humano contmúa su progreso asombroso (Plomin, 1993).
Caracterústica Correlación
.Altura 0.30
Peso 0.50
Anchura de la boca 0.30
IQ 0.47
Logro escolar 0.50
Hipertensión 0.07
Asma 0.07
Diabetes 0,06
E.xtraversión 0.25
Neuroticismo 0.07
Personalidad total 0.15
Personalidad total de los gemelos M2 0.50
Personalidad total de los gemelos DZ 0,30
Personalidad total de los hermano;i adoptivos 0,05
.Altura de los hermanos adoptivos 0.02
Peso de los hermanos adoptivos 0,05
Fuente: .Adaptado de Separate Lives: Why Sil>lings Are So Different, de J.
Dunn y R. Ploming, 1990. .New York: Basic Books.
La ciencia de ¡a personalidad
Ambiente
compartido
5%
Tabla 5.4. ítems ilustrativos del inventario de las experiencias diferenciales de los
hermanos (SIDE)
Madre:
Ha sido estricta con nosoiros ! 2 4 5
0 3 4
Ha disfrutado haciendo cosas con nosotros 1 5
Ha sido sensibie con ¡o que pen.samos
y sentimos 1. 2 3 4
Nos ha castigado I 2 3 4 5
Padre:
Ha sido estricto con nosotros í 9 3 4 5
Ha disfrutado haciendo cosas con nosotros 1 2 3 4 5
Ha sido sensible con lo que pensamos
y sentimos I 2 3 4 5
Nos ha castigado 1 2 3 4 5
Noia: Los resultados se han obtenido para el afecto (por ejemplo, el segundo y ei tercer ítem) y para el coniro!
(por ejemplo, el primer y el cuano ítem).
Fuente: Separate Lives: Why Siblings Are So Different, de J. Dunn y R. Plomin, 1990, New York; Basic
Books. Copyright J 990. Basic Books. Inc. Impreso con autorización de Basic Books, un departamento de
HarperCollins Publishers. Inc.
incluiría una comparación del acuerdo sobre el trato paterno por hermanos que se
distinguen por diferencias de edad. En otras palabras, la cuestión sería si los hermanos
de edades más cercanas muestran un mayor acuerdo sobre el trato paternal que los
hermanos con una mayor desigualdad de edad.
¿Qué otras experiencias de importancia para el desarrollo no comparten los herma-
nos de la misma familia? Aquí, por supuesto, hay una extensa gama de posibilidades.
Dependiendo de la de.siguaJdad de edad, dos hermanos pueden .ser educados durante
tiempos culturales distintos —los conservadores 50 opuestos a los 60, más radicales, la
generación del «yo» de los 80 opuesta a la generación de los 90. más comprometida
socialmente. Las experiencias de la escuela y las experiencias con los compañeros a
menudo son bastante importantes en el desarrollo de la personalidad, y también pueden
proporcionar una enorme cantidad de experiencias diferenciales para los hennano.s—.
Algunas de estas experiencias pueden resultar en buena parte de las diferencias genéti-
cas entre hermanos. Por ejemplo, las posibles experiencias de pareja diferenciales de
los padres entre un hijo que es muy atractivo o muy atlético con las experiencias del
hermano que es mucho menos atractivo o atlético. Otras experiencias diferenciales
pueden resultar de las experiencias familiares que desempeñan un papel en la conducta
distinta de los hermanos con sus padres. Finalmente, algunas de estas experiencias
pueden resultar sólo del azar —un hermano tiene un profesor excelente, pero el otro no.
un hermano experimenta la muerte de un amigo pero el otro no. un hermano \'a a un
viaje influyente pero el otro n o ^ . Para bien o para mal, los encuentros del azar deben
La ciencia de la personalidad
ejemplo, tomemos el niño recién nacido que es irritable y un padre inquieto interactuando
con el recién nacido por primera vez. Comparémoslo con el mismo padre interactuan-
do con un recién nacido tranquilo. En el primer caso, es probable que el recién nacido
irritable aumente la ansiedad del padre mientras que en el segundo caso es posible que la
ansiedad del padre disminuya. En el primer caso, el padre o la madre pueden pensar que
son «un padre o una madre terribles)-, mientras que en el segundo caso ios padres se
reafirman en que son «un buen padre o una buena madre», ¡aunque la conducta del recién
nacido no tenga nada que ver con la conducta paternal Sin embargo, las diferentes con-
ductas paternales evocadas por los dos niños ahora pueden establecer dos modelos de
interacción padre-hijo completamente diferentes.
La importancia de los efectos ambientales evocados se mantiene durante todo el
desan-ollo,^Probablemente la primera de estas diferencias está relacionada con el géne-
ro- «Es un niño» opuesto a «Es una niña». Pero más allá de esto, a una edad temprana
los niños empiezan a asociar las características de la personalidad con las formas corpo-
rales y así tratan de forma diferente a los semejantes dependiendo de estas asociaciones.
Se espera que los niños de constitución mediana sean más agresivos y atléticos que los
niños de constitución débil o de constitución pesada o redonda. Los niños atractivos o
atléticos producen respuestas de sus similares diferentes que las que producen los niños
menos atractivos o atléticos (Brehm. 1992). En cada caso, una característica determina-
da genéticamente provoca una respuesta diferencial del ambiente. En estos casos, las
peculiaridades físicas han sido utilizadas con propósitos ilustrativos. Sin embargo, las
características de la personalidad actúan con componentes genéticos en conformidad
con líneas similares. El niño mentalmente tímido e inhibido produce diferentes respues-
tas a sus semejantes que el niño mentalmente extravertido.
En una tercera forma de interacción gen-ambiente, las personas con diferente^
constituciones seleccionan, modifican y crean distintos ambientes. Cuando el individuo
es capaz de inieractuar activamente con el ambiente, cosa que sucede a una edad bas-
tante temprana, los factores genéticos influyen en la selección y creación de ambientes.
El extravertido selecciona ambientes diferentes que los que selecciona el introvertido,
la persona atlética ambientes distintos que la persona no atlética. y la persona dotada
musicalmente ambientes distintos que la persona dotada con imaginación visual. Estos
efectos aumentan a lo largo del transcurso del tiempo a medida que las personas son
cada vez más capaces de escoger sus propios ambientes. En un momento particular, es
imposible determinar hasta qué medida la persona ha sido el «receptor» de un efecto
ambiental, o el «creador» del efecto ambiental.
En resumen, las personas pueden ser relativamente receptores pasivos de ambien-
tes; pueden desempeñar un papel en los acontecimientos ambientales mediante las res-
puestas que e\'ocan: y pueden desempeñar un papel activo seleccionando y creando
ambientes. En cada caso hay una interacción naturaleza-instrucción, gen-ambiente. .A
causa de estas interacciones, los genetistas conductuales ahora destacan las influencias
genéticas sobre las medidas ambientales o la genética ambiental (Plomin y Bergeman,
1991; Plomin y Neiderhiser. 1992; Plomin y Rende, 1991). En otras palabras, al estu-
diar los efectos de la naturaleza sobre la instrucción, ya no podemos suponer que nuesf*
Ira medida del ambiente esté libre de influencias genéticas. Esto es cieno tanto para la
percepción de los ambientes, así como para la evaluación objetiva de los ambientes.
Desde el punto de vista de experimentar subjetivamente los ambientes, las personas con
La naturaleza y la instrucción de la personalidad 169
CONCEPTOS PRINCIPALES
RESUME.N
4. Los tres métodos utilizados para establacet^^laciones genética-conducta son la crianza se-
lectiva, los estudios de gemelos y los 5¿tudiosj^jido_£¿íón. Los estudios de gemelóTVde
affopción conducen a valoraciones de heredabilidad significativas para la inteliaencia y la
mayoría de características de ¡a personalidad. Se ha calculado que la heredabilidad total de
la personalidad es de aproximadamente 0.4, es decir, aproximadamente el 40 por 100 de la
variación de las características de la personalidad es debida a factores genéticos. Sin embar-
go, hay evidencia de la variabilidad de las estimaciones de la heredabilidad. ya que dependen
de la población estudiada, de las características de personalidad consideradas y de las medi-
das utilizadas.
5. En tanto que se reconoce la importante contribución de los genes a la personalidad, también
es importante recordar que las valoraciones de heredabilidad se refieren a valoraciones de
población más que a valoraciones de la contribución de ios genes a las características indivi-
duales o a valoraciones de contribuciones genéticas a diferencias individuales o de grupo.
.Además, es importante recordar que «influido genéticamente-^) no debería ser considerado
idéntico a fijo o no maleable.
6. La investigación de la genética conductual también indica que hay una importante influencia
ambiental en la personalidad. Esta investigación ha conducido a los genetistas conductuales
a !a conclusión de que los hermanos biológicos son distintos, no sólo a causa de las diferen-
cias genéticas, sino también a causa de la importancia de los ambientes no compartidos en
comparación con los ambientes compartidos. En parte, como se prueba en la investigación
con el cuestionario SIDE, los niños de la misma familia relatan diferentes tratos paternos y
diferentes relaciones de pareja. Esta investigación, sin embargo, no tiene que conducir a la
conclusión de que las experiencias familiares y las primeras experiencias no son importantes
para el desarrollo de la personalidad.
7. Desde el punto de vista de las interacciones genes-ambiente, el mismo ambiente tiene distin-
tas implicaciones para personas con distintas constituciones genéticas. .Además, las personas
con distintas constituciones genéticas evocan diferentes respuestas del ambiente y escogen
distintos ambientes en los que funcionan.
8. La interacción entre naturaleza e instrucción es tal que las respuestas simples a las preguntas
complejas son imposibles. No hay nunca genes sin ambiente o ambiente sin genes; es decir,
siempre debemos ser conscientes de la naturaleza y la instrucción de la personalidad.