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FUNCIONES DE LA ETICA.
Función personalizadora: la ética nos humaniza en el sentido de que el hombre para llegar
a serlo necesita adquirir los valores éticos que le permitan vivir en sociedad.
Función crítica y de denuncia: darle al hombre los principios que le permitan juzgar los
hechos o los códigos morales.
Función utópica: la ética le dice al hombre que debe buscar “lo deseable” como lo mejor;
que viva de acuerdo con unos ideales utópicos, a pesar de que su formulación los haga
aparecer como utópicos.
Función creadora de valores: propone una serie de valores (entendidos como aquello que
la inteligencia juzga como bueno, deseable...) y criterios, que el hombre debe tener en
cuenta en su conducta.
CLASES DE ÉTICA:
Dentro de este ámbito tal vez sea imprescindible que el programa de discusión de dilemas
morales se realice después de haber dedicado algún tiempo a la tarea de analizar y aclarar lo
que son los valores, de tal manera que el alumno tenga criterios para entender el contexto
dentro del cual se desarrolla la actividad.
La discusión de dilemas no es una técnica de terapia de grupos, por lo tanto el foco de
interés no debe estar centrado en la vida de los sujetos que participan en el análisis. Los
sucesos deben estar centrados sobre cuestiones de valor moral. El profesor tiene que estar
seguro de que el dilema es entendido por los alumnos; si no es así, debe proporcionarles las
explicaciones necesarias para que todos los asistentes tengan muy claro el hecho sobre el
que se va a plantear el trabajo.
Durante este periodo el estatus del mito permanece casi sin cambios, al menos hasta el siglo
XVI de nuestra era. Armstrong decide analizar solamente el Occidente, pero no deja de
enfatizar el antecedente indo-ario y la formalización del espíritu colectivo de la sociedad
china, no solo porque el siguiente periodo de innovación surge ahí, sino porque es en el
Occidente donde los pueblos comienzan a encontrar que la mitología es una cuestión
problemática. Las tres religiones de Occidente -judía, cristiana y musulmana- coinciden en
creer que su Dios es activo en la historia y puede ser percibido en eventos específicos
ocurridos en el mundo.
La conciencia moral, aquella que desarrolla nuestra evaluación del bien y del mal, por lo
que partimos de una sensibilidad ética: i) jerarquía de valores, ii) reconocimiento de los
valores en juego, iii) empatía con las personas y iv) experimentar satisfacción con nuestras
acciones. El segundo paso es la deliberación moral –cuando débese juzgar la naturaleza de
nuestro comportamiento (deontologismo) o evaluar sus resultados posibles
(consecuencialismo), por lo que Villarini presenta los siguientes componentes: i) identificar
el problema, ii) aclarar hechos y valores, iii) identificar cursos de acción y iv) argumentar.
El próximo paso es la acción moral, cuando nos sentimos compelidos, obligados a asumir
una posición, realizar una intervención y tomar partido de acuerdo al resultado de la
deliberación previa, de acuerdo a los siguientes componentes: i) voluntad de ejecución, ii)
planificación de ejecución, iii) interacción y iv) Evaluación/revisión.
Conciencia moral y ética en cuanto a competencia humana: La moral más que con normas
y reglas, que suelen ser particulares y relativas a contextos histórico/culturales y grupos
sociales específicos, tiene que ver con ideales y valores de carácter general y universal. La
moral más que un estado real o ideal, es un movimiento de lucha constante entre lo que son
el ser humano, su comportamiento y sus relaciones (su facticidad) y lo que deberían ser (su
idealidad). La moral más que oponer el interés personal al colectivo, es precisamente su
reconciliación; es la perenne lucha por establecer un orden social en el que todo ser humano
pueda vivir solidaria y dignamente, es decir en libertad y plenitud, tanto personal como
comunitaria. la conciencia moral y su formación en cuanto competencia humana nos viene
dictada por el concepto que tenemos de lo que es la moral.
La deliberación moral tiene como fin determinar qué curso de acción o práctica es la
correcta para favorecer o alcanzar un cierto valor que se tiene como bueno o justo. La
deliberación busca determinar cuál en una situación específica y concreta es el medio más
adecuado para alcanzar ese fin. La deliberación consiste en tratar de establecer con claridad
los hechos y clarificar los valores que se tienen para entonces decidir por medio del
razonamiento y la argumentación cuál es el curso de acción correcto. Al ser humano que
tiene que actuar se le presentan diversos cursos de acción. Cada curso de acción tiene su
abogado, su estímulo o motivo y sus consecuencias. Los cursos de acción son examinados
en atención a cómo contribuyen, es decir, sus consecuencias para ciertos fines. Cuando
escogemos el curso de acción más acorde con nuestra jerarquía de fines y valores, es decir
con nuestro proyecto de vida, la voluntad se torna racional y moral.