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L
os primeros signos de brujería, los hallamos en pleno
Animismo: Creencia
según la cual todo paleolítico, hace unos treinta mil años. El hombre de aquel
elemento de la
naturaleza es poseedor entonces dependía de la caza para subsistir, obteniendo de
de Espíritu y / o
divinidad propia. ella comida, abrigo y material para la confección de bienes
móviles varios.
El hombre de aquel entonces era animista, adorando a
un amplio panteón de divinidades que representarían las
fuerzas arquetípicas de la naturaleza; encontrándonos así a
un dios de la lluvia, un dios del viento, un dios del rayo, etc.
Siendo el más importante de ellos el Dios de la Caza.
Como la mayoría de los animales de caza poseían
cuernos, el Dios de la Caza tomó este atributo, junto a
algunos otros que difieren según el pueblo. En algunos
rituales mágico-religiosos uno de los miembros de la tribu
(improbablemente un “sacerdote” tal como lo conocemos)
tomaba el rol de Dios de la Caza, vistiéndose con las pieles y
astas de animales y dirigiendo así la cacería (tal y como lo
prueban algunas pinturas rupestres). Paralelamente a la
evolución del Dios de la Caza, se desarrolló una figura
enteramente relacionada a este, la imagen de una diosa, la
Diosa de la Fertilidad.
Como es lógico, la persistencia de la caza dependía de la
fertilidad de los animales; de igual forma, la supervivencia de
la tribu dependía de la facultad de las mujeres de concebir
muchos hijos, de los cuales, pocos iban a sobrevivir. Las
Venus de Willendford, Laussel y Sireuil atestiguan la
Venus: Nombre existencia de esta forma de adoración hacia la Diosa de la
genérico que reciben
unas estatuillas
femeninas paleolíticas
Fertilidad, gran proveedora, Madre Naturaleza, Madre Tierra,
características por sus
atributos sexuales
Gran Madre.
exaltados, con cabezas Con el surgimiento de la agricultura, la Diosa ganó
y miembros reducidas a
la mínima expresión. importancia, además de velar por la fertilidad de las tribus, de
la naturaleza y de todos sus seres, ejercía su influencia sobre
las cosechas. El año se dividió en dos mitades, el Luminoso,
Mitad Luminosa del dominado por la Diosa, época de cosechas; y el Oscuro,
año: Del 1 de Mayo al
31 de Octubre. dominado por el Dios, época de caza.
El culto, pronto se convirtió en religión, y se fue
Mitad Oscura del año:
Del 1 de Noviembre al extendiendo paulatinamente por Europa, y los dioses del
30 de Abril.
rayo, la Lluvia, el Viento, etc. se fueron perdiendo por el
camino, aumentando la importancia de El Dios y La Diosa.
Al aprender el hombre a almacenar víveres para el
invierno, la caza perdió su importancia, pasando el Dios a ser
una divinidad de lo oculto, de la naturaleza en general y de la
vida tras la muerte. Este hecho no afectó a la diosa, que
siguió en su papel de diosa de la fertilidad y la regeneración.
Fue llegados a este punto, cuando se desarrolló un
sacerdocio compuesto por personas dedicadas enteramente
a la ejecución de los rituales, a la magia y la adoración a las
divinidades de la tribu. En algunos lugares, los sacerdotes y
sacerdotisas eran conocidos como “Wicca”. Estas personas
eran los miembros cultos de su sociedad, ejercían las veces
de jurista, abogado, sacerdote, medico y mago. Además,
durante las celebraciones pasaban a tomar el “rol” del dios
correspondiente.
Wicca: Literalmente, El ejemplo más conocido de este tipo de sacerdocio, lo
“los sabios”. Puede
encontrarse también hallamos en la sociedad celta con la imagen de los druidas.
bajo las formas Wicce,
Wica o Wita. Negar la relación entre Wicca y druidismo, sería negar la
verdad pues, sin lugar a dudas, la Wicca no es más que un
vestigio del druidismo. Estudiando los mitos transmitidos por
los Bardos, podremos llegar a una comprensión más elevada
sobre la Wicca pues, sin lugar a dudas, la Wicca surgió tras
siglos de ocultamiento de lo que en un principio era
druidismo.
La conversión al cristianismo de los pueblos paganos fue
lenta, mucho más de lo que nos quieren hacer creer los
cronistas, pues, en muchas ocasiones era solo el monarca
quien, de forma superficial, se había convertido, siendo la
brujería la religión predominante en Europa durante los mil
primeros años de dominación cristiana. El Papa Gregorio “El
Grande” intentó efectuar conversiones a gran escala,
destruyendo los antiguos lugares de culto y construyendo
encima iglesias cristianas. Pese a que obtuvo algún éxito, los
artesanos, en su mayor parte paganos, clocaban
representaciones de sus deidades entre las católicas, de
forma que, pese a que les obligaran a asistir a misa, ellos
podían seguir adorando sus divinidades.
Fue más tarde cuando el cristianismo optó por otra
estrategia, el Dios de la antigua religión se tornó el maligno de
la nueva, convirtiéndose así todos los Paganos en adoradores
del Diablo. La acusación lanzada contra los brujos de ser
adoradores del Diablo, es ridícula; el Diablo es una entidad
puramente cristiana, no existiendo alusiones a el en el
Antiguo Testamento, y es una entidad que, por supuesto, no
existía entre los pueblos paganos.
Poco a poco los miembros de la Antigua Religión
quedaron limitados a las zonas rurales, y fueron
denominados Paganos; palabra que no tiene sentido
peyorativo alguno, siendo su uso moderno en ese sentido,
incorrecto.
En 1484 el Papa Inocencio VIII declaró:
Ha llegado a nuestros oídos que miembros de ambos sexos no evitan
la relación con ángeles malos, íncubos y súcubos, y que, mediante sus
brujerías, conjuros y hechizos sofocan, extinguen y echan a perder los
alumbramientos de las mujeres.