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COMISION 6458 ( 11:30 a 13:00)

Estudio Caso “Trabajadores de la Hacienda Brasil Verde VS. Brasil”


Comisiones Prof. Reg. Adjunta Alicia Curiel

1. Estado denunciado: La República Federativa de Brasil

2. Identificación de los peticionarios: El 12 de Noviembre de 1998, la CIDH


recibió la petición inicial presentada por la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT)
y el centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL)

3. Hechos del caso: El caso se relaciona con una supuesta práctica de trabajo
forzoso y servidumbre por deudas en perjuicio de los trabajadores de la
Hacienda Brasil Verde (ubicada en el estado de Pará, al N.E. de Brasil). Según
se alega, los hechos del caso se enmarcaron en un contexto en el que decenas
de miles de trabajadores, de raza negra y mulata, de entre quince y cuarenta
años de edad y provenientes en su mayoría de comunidades pobres del norte
de Brasil eran sometidos anualmente a trabajo esclavo. Los trabajadores que
lograron huir declararon sobre la existencia de amenazas de muerte en caso
de abandonar la hacienda, el impedimento de salir libremente, la falta de
salario o la existencia de un salario ínfimo, el endeudamiento con el
hacendado, la falta de vivienda, alimentación y salud dignas. A su vez,
afirmaron que les confiscaron sus documentos y les hicieron firmar contratos
en blanco.

Esta situación es atribuible al Estado, porque tuvo conocimiento de la


existencia de estas prácticas en general y específicamente en la Hacienda
Brasil Verde desde 1989, y a pesar de eso no adoptó las medidas razonables
de prevención y respuesta, ni proveyó a los trabajadores de un mecanismo
judicial efectivo para la protección de sus derechos, la sanción de los
responsables y la obtención de una reparación.

4- Medidas adoptadas por el Estado y sus consecuencias. Las autoridades


estatales realizaron visitas y fiscalizaciones a la Fazenda Brasil Verde para
constatar las condiciones en la que se encontraban los trabajadores. Se verificó
la existencia de trabajo esclavo, irregularidades y fallas. Los trabajadores que
lograron huir declararon sobre la existencia de amenazas de muerte, la falta de
salario, la falta de vivienda, alimentación y salud dignas, entre otros.

La comisión permite calificar estas prácticas como trabajo forzado y


servidumbre.

5. Pruebas.

Antonio Silva, trabajador de la Fazenda Brasil verde, declara que:

"….Tenía 16 años cuando fui a trabajar a la fazenda para ayudar a mi


madre (...). El 'gato' aumentó mi edad en la documentación de trabajo. Allí

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la gente trabajaba sin recibir nada y no podía salir por las deudas. Yo y un
compañero estábamos con malaria, fiebre y un día no fuimos a trabajar. El
'gato' apareció y nos dijo 'porque no vuelven a trabajar vagos?'
Enseguida el pistolero nos amenazó 'entonces los matamos ahora' y nos
golpeó. Este es un recuerdo que no olvidaré nunca. Hay días en que me
despierto pensando que estoy allí todavía"

6- Informe de Fondo de la Comisión.

La CIDH considero que a pesar de haber tomado conocimiento de la


situación, el Estado no adopto medidas razonables de prevención y respuesta,
ni proveyó a las víctimas de un mecanismo judicial efectivo para la protección
de sus derechos, la sanción de los responsables y la obtención de una
reparación. La Comisión concluyo además que el Estado de Brasil es
responsable internacionalmente por la desaparición de dos adolescentes que
trabajaban en la hacienda.

Entre los derechos violados en relación con la Convención Americana de


Derechos Humanos se enumeran: el derecho a la integridad personal, a la
libertad personal, el derecho de a la circulación y la garantía de acceso a la
jurisdicción. A su vez se encuentran vulnerados el derecho a la vida, a la
libertad, a la igualdad ante la ley, reconocidos por la Declaración Americana de
Derechos y Deberes del Hombre.

7. Elevación del caso a la Corte: El 7 de marzo de 2015, la Comisión


Interamericana de Derechos Humanos sometió a la Corte el caso Trabajadores
de la Hacienda Brasil Verde.

7.1- Composición de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la


misma se encuentra integrada por los siguientes Jueces:

Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot, Presidente en ejercicio;


Eduardo Vio Grossi, Vicepresidente en ejercicio;
Humberto Antônio Sierra Porto, Juez;
Elizabeth Odio Benito, Jueza;
Eugenio Raúl Zaffaroni, Juez, y
L. Patricio Pazmiño Freire, Juez;

En esta ocasión, no participó el juez Roberto F. Caldas, de nacionalidad


brasileña, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 19.2 del Estatuto y
19.1 del Reglamento de la Corte. La disidencia estuvo integrada por el juez
Sierra Porto, mientras que los cinco jueces restantes integraron la mayoría.

8- Instrumento jurídico invocado para definir esclavitud: En el presente


acápite la Corte realizará consideraciones sobre las alegadas violaciones a las
varias disposiciones del artículo 6 de la Convención Americana respecto de la
prohibición de la esclavitud, servidumbre, trabajo forzoso y trata de personas.
Para ello, el Tribunal:

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a) analizará el desarrollo de estos conceptos en el derecho internacional; para
entonces
b) determinar el contenido de las disposiciones previstas en el artículo 6 de la
Convención Americana; y seguidamente
c) verificar si los hechos del presente caso representaron violaciones a la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.

El artículo 6 de la Convención Americana dispone que:


Artículo 6.

Prohibición de la Esclavitud y Servidumbre

1. Nadie puede ser sometido a esclavitud o servidumbre, y tanto éstas, como la


trata de esclavos y la trata de mujeres están prohibidas en todas sus formas.
2. Nadie debe ser constreñido a ejecutar un trabajo forzoso u obligatorio.
En los países donde ciertos delitos tengan señalada pena privativa de la
libertad acompañada de trabajos forzosos, esta disposición no podrá ser
interpretada en el sentido de que prohíbe el cumplimiento de dicha pena
impuesta por juez o tribunal competente.
El trabajo forzoso no debe afectar a la dignidad ni a la capacidad física e
intelectual del recluido.
3. No constituyen trabajo forzoso u obligatorio, para los efectos de este artículo:
a. los trabajos o servicios que se exijan normalmente de una persona recluida
en cumplimiento de una sentencia o resolución formal dictada por la autoridad
judicial competente.
Tales trabajos o servicios deberán realizarse bajo la vigilancia y control de las
autoridades públicas, y los individuos que los efectúen no serán puestos a
disposición de particulares, compañías o personas jurídicas de carácter
privado;
b. el servicio militar y, en los países donde se admite exención por razones de
conciencia, el servicio nacional que la ley establezca en lugar de aquél;
c. el servicio impuesto en casos de peligro o calamidad que amenace la
existencia o el bienestar de la comunidad, y
d. el trabajo o servicio que forme parte de las obligaciones cívicas normales.

Para efectos de esta Sentencia, la Corte tendrá en consideración únicamente


los incisos 1 (esclavitud, servidumbre y trata de esclavos y mujeres) y 2 (trabajo
forzoso) del artículo 6 de la Convención, los cuales se refieren a los temas
objeto de controversia del presente caso. En ese sentido, la Corte primero
analizará cada uno de los conceptos mencionados supra.
El derecho a no ser sometido a esclavitud, a servidumbre, trabajo forzoso o
trata de esclavos y mujeres tiene un carácter esencial en la Convención
Americana. De conformidad con el artículo 27.2 del referido tratado, forma
parte del núcleo inderogable de derechos, pues no pueden ser suspendidos en
casos de guerra, peligro público u otras amenazas.

La Corte utiliza la Convención de 1926 para definir a la esclavitud en el


considerando 268, que se cita a continuación:

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268. A partir del resumen de instrumentos internacionales vinculantes y las
decisiones de tribunales internacionales listados anteriormente, se observa que
la prohibición absoluta y universal de la esclavitud está consolidada en el
derecho internacional, y la definición de ese concepto no ha variado
sustancialmente desde la Convención de 1926: “La esclavitud es el estado o
condición de un individuo sobre el cual se ejercitan los atributos del derecho de
propiedad o algunos de ellos”. En relación con los dos elementos de la
definición de esclavitud tradicional, o chattel (estado o condición de un
individuo; ejercicio de uno o más atributos del derecho de propiedad) se verifica
que: i) desde la Convención de 1926 la trata de esclavos es equiparada a la
esclavitud para efectos de la prohibición y su eliminación; ii) la Convención
suplementaria de 1956 extendió la protección contra la esclavitud también para
“instituciones y prácticas análogas a la esclavitud”, como la servidumbre por
deudas, la servidumbre de la gleba, entre otras, además de precisar la
prohibición y las obligaciones de los Estados respecto a la trata, y iii) el
Estatuto de Roma y la Comisión de Derecho Internacional agregaron el
“ejercicio de los atributos del derecho de propiedad en el tráfico de personas” a
la definición de esclavitud.

8.1- Elementos del concepto de esclavitud. A partir del desarrollo del concepto
de esclavitud en el derecho internacional y de la prohibición establecida en el
artículo 6 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Corte
observa que este concepto ha evolucionado y ya no se limita a la propiedad
sobre la persona. Al respecto, la Corte considera que los dos elementos
fundamentales para definir una situación como esclavitud son:
I. el estado o condición de un individuo
II. el ejercicio de alguno de los atributos del derecho de propiedad, es decir,
que el esclavizador ejerza poder o control sobre la persona esclavizada al
punto de anular la personalidad de la víctima. Las características de cada uno
de esos elementos son entendidas de acuerdo con los criterios o factores
identificados a continuación.
El primer elemento (estado o condición) se refiere tanto a la situación de jure
como de facto, es decir que no es esencial la existencia de un documento
formal o una norma legal para la caracterización de ese fenómeno, como en el
caso de la esclavitud chattel o tradicional.
Respecto del elemento de “propiedad”, este debe ser comprendido en el
fenómeno de esclavitud como “posesión”, es decir la demostración de control
de una persona sobre otra. Por lo tanto, “a la hora de determinar el nivel de
control requerido para considerar un acto como esclavitud, […] se podría
equiparar a la pérdida de la propia voluntad o a una disminución considerable
de la autonomía personal.

9- Instrumento jurídico invocado para definir la trata de persona.

El principal tratado internacional para definir la trata de persona es el “Protocolo


de Palermo” del año 2002, el cual establece la prohibición de la trata de
personas. También define la trata de seres humanos o tráfico de personas de
la siguiente manera:

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“Por "trata de personas" se entenderá la captación, el transporte, el traslado, la
acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la
fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de
poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de
pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga
autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como
mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación
sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas
a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”

10- La lectura del texto 6.1 de la Convención Americana. Artículo 6 de la


Convención Americana: Prohibición de la Esclavitud y Servidumbre

1. Nadie puede ser sometido a esclavitud o servidumbre, y tanto éstas, como


la trata de esclavos y la trata de mujeres están prohibidas en todas sus formas.
Considerando 290:

La prohibición de “la trata de esclavos y la trata de mujeres” contenida en el


artículo 6.1 de la Convención Americana se refiere a:
a) La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de
personas.
b) recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al
rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de
vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener
el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra. Para los
menores de 18 años estos requisitos no son condición necesaria para la
caracterización de trata.
c) con cualquier fin de explotación.

10.1- la Corte IDH encuentra responsabilidad internacional contra un Estado


por perpetuar esta situación estructural histórica de exclusión. En este sentido,
en la Sentencia se expone que: En razón de todo lo expuesto, el Tribunal
considera que el Estado violó el derecho a no ser sometido a esclavitud y trata
de personas, en violación del artículo 6.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con los artículos 1.1, 3, 5, 7, 11 y 22 del
mismo instrumento, en perjuicio de los 85 trabajadores rescatados el 15 de
marzo de 2000 en la Hacienda Brasil Verde, listados en el párrafo de la
presente Sentencia. Adicionalmente, respecto al señor Antonio Francisco da
Silva esa violación ocurrió también en relación con el artículo 19 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, por ser niño al momento de
los hechos.

Finalmente, Brasil es responsable por la violación del artículo 6.1 de la


Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento,
producida en el marco de una situación de discriminación estructural histórica
en razón de la posición económica de los 85 trabajadores identificados en el
párrafo 206 de la presente Sentencia.

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Puntos resolutivos
El Estado es responsable por la violación del artículo 6.1 de la Convención
Americana, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, producida en
el marco de una situación de discriminación estructural histórica, en razón de la
posición económica de los 85 trabajadores identificados en el párrafo 206 de la
presente Sentencia, en los términos de los párrafos 342 y 343de la presente
Sentencia

Si bien la problemática de la existencia de pobreza y la extrema pobreza en la


región interamericana incumbe a todos los Estados que forman parte del
Sistema Interamericano, para los efectos de análisis del presente caso, es
importante resaltar la situación de pobreza que podría enmarcarse dentro de
una pobreza estructural que originó en primera instancia que los 85
trabajadores sean objeto de trata de personas y que tuvo como consecuencia
que las víctimas sean sometidas a trabajo forzoso y servidumbre por deudas.
Dos aspectos fundamentales que han concurrido en el presente caso y que
fueron determinantes para configurar la discriminación por situación económica
derivada de la pobreza, fueron:
i) concentración del fenómeno de trabajo esclavo en un área geográfica
específica y su perpetuación histórica; y
ii) la imposibilidad de las 85 víctimas de obtener mediante su trabajo
condiciones básicas de desarrollo humano.

Es importante aclarar que en muchos casos es probable que no exista una


intencionalidad directa de confinar a los miembros de un grupo a los estratos
inferiores de la estructura social, ni de colocarlos en situaciones de desventaja
sistemática; es probable que ni siquiera sea posible identificar con claridad
cuáles, o cuál fue o fueron los factores concretos, las decisiones o las prácticas
que contribuyeron para llegar a ese resultado de desventaja sistemática.
Derivado del contexto, las 85 víctimas del presente caso, habían sido objeto de
trata de personas por la captación y el reclutamiento de trabajadores a través
de fraude, engaño y falsas promesas desde las regiones más pobres del país y
que esta captación tenía como finalidad la explotación laboral en Brasil.
En este sentido, teniendo en consideración que en el presente caso se
configuró:
i) un grupo de personas que requerían protección especial por ser personas
trabajadoras que fueron objeto de trata de personas, y que dada su situación
de pobreza mediante engaño, alcanzaron el umbral de esclavitud;
ii) las personas estaban sometidas a esta práctica histórica y sistemática que
los mantuvo en una situación de exclusión y marginación;
iii) que si bien este caso se circunscribe en el estado de Pará y en la Hacienda
Brasil Verde, también se toma en consideración las miles de víctimas que
siguen siendo liberadas por autoridades brasileñas en especial en el sur del
Estado de Pará; y
iv) en el presente caso el fenómeno de esclavitud del cual fueron objeto 85
víctimas fue una discriminación indirecta y de facto por la ineficacia de las
prácticas estatales para evitar su prevención y erradicación.
El Tribunal Interamericano concluyó que los 85trabajadores de la Hacienda
Brasil Verde fueron víctimas de una discriminación estructural histórica que se

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presentó dentro del Estado brasileño por el fenómeno de esclavitud en los
términos de la Sentencia
El reconocimiento de la discriminación estructural histórica por el fenómeno de
trabajo esclavo es de vital importancia, pues no se trata de cualquier tipo de
personas quienes eran objeto de la captación por los gatos, sino que eran
personas con un tipo de perfil específico, en el cual la pobreza en la que vivían
era un factor crucial de vulnerabilidad. En los términos de la Sentencia, la Corte
IDH se pronunció y consideró que: [...] en el presente caso algunas
características de particular victimización compartidas por los 85 trabajadores
rescatados el 15 de marzo de 2000:
[i)] se encontraban en una situación de pobreza,
[ii)] provenían de las regiones más pobres del país,
[iii)] con menor desarrollo humano y perspectivas de trabajo y empleo,
[iv)] eran analfabetas, y
[v)] tenían poca o nula escolarización.
Lo anterior los colocaba en una situación que los hacía más susceptibles de ser
reclutados mediante falsas promesas y engaños. Dicha situación de riesgo
inmediato para un grupo determinado de personas con características
idénticas y originarios de las mismas regiones del país, tiene orígenes
históricos y era conocida desde, al menos, 1995, cuando el Gobierno de Brasil
reconoció expresamente la existencia de “trabajo esclavo” en el país En cuanto
a la discriminación estructural para la determinación de la responsabilidad
internacional:
La Corte estima que el Estado incurre en responsabilidad internacional en
aquellos casos en que, habiendo discriminación estructural, no adopta medidas
específicas respecto a la situación particular de victimización en que se
concreta la vulnerabilidad sobre un círculo de personas individualizadas.
La propia victimización de estas demuestra su particular vulnerabilidad, lo que
demanda una acción de protección también particular, que en el caso de las
personas reclutadas en la Hacienda Brasil Verde se ha omitido.

En otras palabras, la existencia de la discriminación estructural, en sí, es una


situación reprochable a los Estados por mantener a amplios sectores, o grupos
de la población, particularmente en una situación de exclusión social. Sin
embargo, ante esta palpable situación de discriminación estructural como los
hechos reconocidos en el presente caso si un Estado teniendo con cocimiento
de la existencia de esta problemática dentro de su territorio y respecto de un
grupo determinable no toma las medidas suficientes y efectivas para
contrarrestar esta situación en concreto, acarrea una situación de mayor
vulnerabilidad para las víctimas, en especial por el conocimiento latente de
riesgo que presentan; situación, en particular, que puede ser valorada por el
Tribunal Interamericano.

Lo anterior no excluye la obligación del Estado de implementar a nivel interno


acciones de carácter general; es muy importante considerar la naturaleza
individual y colectiva de los beneficiarios de ciertas obligaciones estatales para
garantizar la efectividad de los derechos. En este sentido, las normas que
respondan a una situación individual, se conocerán como medidas de
igualación positiva; las que compensen una desigualdad grupal, se
denominarán acciones de igualación positiva.

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En el presente caso, la Corte IDH consideró que al momento de los hechos, las
acciones generales para combatir el fenómeno de trabajo esclavo pues ya se
sabía de la existencia de la problemática del trabajo esclavo en Brasil que se
habían implementado desde 1995 al 2000 no habían sido suficientes y
efectivas; en adición a lo anterior, el Tribunal Interamericano al referirse a la
expresión “no adopta medidas específicas respecto a la situación particular”, lo
hace en el sentido de que, con independencia de las acciones generales
implementadas, cuando sea identificable un sector específico del grupo (por
ejemplo, geográficamente) el Estado debe implementar medidas adicionales a
las acciones generales para revertir esa situación que requiere la actuación
prioritaria de la estructura estatal. Con independencia de lo anterior, este
aspecto resulta de fundamental importancia y relevancia, pues las
discriminaciones estructurales tienen un componente de continuidad histórica
que se perpetúa de manera sistemática en las sociedades actuales; y que,
además, en la doctrina y en la jurisprudencia no había sido consolidada como
un aspecto fundamental de la discriminación que sufren algunos grupos que
han sido excluidos y marginados.

De esta manera, lo que la Corte IDH consolida, al reconocer la existencia de


este tipo de discriminaciones de naturaleza histórica, es que la prohibición de
discriminación persigue como finalidad la de evitar la materialización de grupos
que se encuentren sometidos, excluidos o marginalizados que deriven de
consecuencias sociales, económicas o políticas o medidas públicas.
Por otro lado, la discriminación estructural histórica que presentan los
individuos en los hechos no se vincula con la ir razonabilidad o arbitrariedad de
un criterio expresado dentro de la norma o los efectos directos en un caso en
concreto.
Por el contrario, la ineficacia, la incapacidad y la aplicación deficiente de
acciones generales para prevenir la discriminación a nivel interno de un Estado
pueden llegar a producir y perpetuar, por años, la existencia de discriminación
para ciertos grupos desventajados; como lo son las personas sometidas a
trabajo esclavo que dadas sus condiciones de pobreza resultan un especial
foco de vulnerabilidad brasileña, a la luz del artículo 6.1 de la Convención
Americana en relación del artículo 1.1 del mismo instrumento

11. Conforme lo declarado y decidido por la Corte cuáles son los


derechos y garantías en virtud a los cuales el Estado es declarado
internacionalmente responsable.

En forma unánime se resolvió que el Estado había violado el derecho a la


identidad personal, el derecho a la integridad, a la libertad, a la circulación y
residencia. A su vez, la mayoría entendió que se habían dado los requisitos
necesarios para configurarse una situación de esclavitud y servidumbre, por lo
que el Estado no cumplió con sus obligaciones de acuerdo al Artículo 6 de la
Convención Americana.
Con respecto a las garantías, por unanimidad se afirmó que el Estado violó las
garantías judiciales, y además, la mayoría entendió que no se garantizó el
derecho a la protección judicial.

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