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M ANUAL UNIVERSITARIO
DELICTUM 2.0
MATERIALES PARA CLASES
PRÁCTICAS DE INTRODUCCIÓN
A LA TEORÍA GENERAL DEL DELITO
PABLO SÁNCHEZ-OSTIZ
ELENA IÑIGO CORROZA
THO M SO N REUTERS
ARANZADI
n
Artículo 5. / Dolo e imprudencia I
No hay pena sin dolo o im prudencia.
Ley Orgánica 10/1995, del Código Penal
Con la colaboración de
J usto Balm aceda Q u ir ó s
B e a t r iz G oena V iv e s
C onstanza d i P ie r o
R o n a l d V íl c h e z C h in c h a y á n
Delictum 2.0
Materiales para clases prácticas de introducción a la
Teoría general del delito
THOMSON REUTERS
ARANZADI
Primera edición, 2013
Segunda edición, 2014
© 2014 [Thomson Reuters (Legal) Limited / Pablo Sánchez-Ostiz / Elena Iñigo Corroza]
Editorial Aranzadi, S. A.
Camino de Calar, 15
31190 Cizur Menor (Navarra)
ISBN: 978-84-9059-055-3
PARTE V. LA PU N IB ILID A D
G L O S A R IO DE T ÉR M IN O S
INDICE ANALITICO
Prólogo.......................................................................................................................XV II
Nota a la segunda e dición........................................................................................ X IX
Sobre el uso de estos materiales .............................................................................X X I
Pa r t e I
La conducta hum ana
P a r t e II
E l t ip o
Materiales:
C.21 Caso del tío rico ...................................................................................................20
C.22 Caso de las 35 puñaladas.................................................................................... 22
C.23 Caso del corrosivo................................................................................................25
¡Inténtelo usted mismo! ..............................................................................................28
Notas de Derecho Angloam ericano...........................................................................28
Para saber m á s .............................................................................................................. 29
Para seguir trabajando ................................................................................................29
Ejercicios de autoevaluación....................................................................................... 34
Materiales:
C.51 Caso del ja b a lí..................................................................................................... 72
C.52 Caso del conjurado............................................................................................. 74
C.53 Caso Bultaco.........................................................................................................77
¡Inténtelo usted m ism o!.............................................................................................. 79
Notas de Derecho Angloam ericano.......................................................................... 79
Para saber m á s ..............................................................................................................80
Para seguir trabajando................................................................................................ 80
Ejercicios de autoevaluación.......................................................................................84
Materiales:
C.81 Caso de los cinco disparos................................................................................ 124
C.82 Caso Gastritis...................................................................................................... 127
C.83 Caso de los perros del Coto..............................................................................130
¡Inténtelo usted m ism o!.............................................................................................132
Notas de Derecho A ngloam ericano.........................................................................133
Para saber m á s .............................................................................................................134
Para seguir trabajando............................................................................................... 134
Ejercicios de autoevaluación..................................................................................... 140
Pa r t e I II
L a c u l p a b il id a d
P a r t e IV
A u t o r í a y p a r t ic ip a c ió n
Pa r t e V
La p u n ib il id a d
G l o s a r io d e t é r m in o s 261
PROLOGO
En este punto, como en otros, los vientos de Bolonia han cambiado mucho las
cosas. Y hace años que asistimos a la proliferación de libros de prácticas consistentes
en textos de casos para la solución y discusión. Delictum 2.0, sin embargo, marca la
distinción y, si no me equivoco mucho, va a marcar también época. Se trata, en efecto,
de un conjunto de materiales de prácticas de Teoría del delito que resulta original
por diversos motivos. Porque se trata de una obra cuyos autores proporcionan casos
resueltos y casos por resolver, aportan explicaciones que enlazan unos supuestos y
otros, e invitan al lector a adentrarse en el entramado de instituciones que se dan cita
en la teoría del delito. Porque, además, indican algunas pistas sobre los paralelismos
de las instituciones en otras culturas jurídicas y en la Historia del Derecho, así como
suministran cuadros sinópticos para facilitar la comprensión.
Si a todo esto añadimos que sus autores suman decenas de años de enseñanza de
la Teoría del delito, puede decirse que el contenido de Delictum 2.0 ha superado la
prueba de promociones y promociones de estudiantes. Por eso, y porque lo he visto
de cerca, puedo afirmar que es una obra surgida de la docencia y dirigida a la docen
cia. Los autores han pensado la obra en función de las necesidades de los estudiantes,
a los que se trata de adentrar en la materia -por eso aportan conocimientos-, pero a
quienes también se procura enseñar a razonar, distinguiendo y argumentando -y con
tal fin suministran casos resueltos y casos para continuar trabajando-. Añádase a esto
la información que se encuentra disponible en Red y se advertirá que el conjunto es
una obra para ayudar a pensar. No sustituye al Manual, sino que invita a estudiarlo.
Delictum 2.0 incita al lector a ir trabajando en la Teoría del delito. De ahí su de
nom inación, y su numeración como 2.0, que muestra, como indican sus autores, el
X V III DELICTU M 2.0
Mis queridos discípulos Pablo Sánchez-Ostiz y Elena íñigo han asumido desde
siempre la orteguiana tríada de las misiones de la Universidad. En ese marco, su
concepción de la docencia es la de un «trabajar con» ( mitarbeiten) y no la de una
mera emisión unilateral de ideas y conocimientos. Me gusta esa visión que plasmara
Alfonso X el Sabio al definir la Universidad como «ayuntamiento de profesores y
estudiantes por el saber». La docencia es un proceso en el que, al fin y al cabo, todos
-profesor y estudiante- acaban sabiendo más. Saber más no consiste sólo en aumen
tar el volumen de lo que se memoriza, sino también ejercitarse en la comprensión y
capacidad de relación de las ideas. De ese modo, aprender es ser capaz de emplear los
conocimientos: es pensar por cuenta propia. Y esta es una de las misiones esenciales
de este libro: que el estudiante de Derecho penal piense por sí mismo. El objetivo vale
la pena, sin duda.
J e s ú s - M a r ía S i l v a S á n c h e z
25 de abril de 2013
NOTA A LA
SEGUNDA EDICIÓN
La idea originaria de estos materiales era facilitar el acceso inductivo a la Teoría del deli
to. Y dicho fin se ha cumplido. Durante un curso más se ha sometido a prueba Delictum 2.0
y ahora, tras corregir algunas erratas, modificar algunos extremos de contenido, y añadir
nuevos casos en instituciones que lo requerían, se ofrece esta segunda edición. Los autores
confiamos en que las razones del éxito de la primera -servir de instrumento para el estudio-
vuelvan a darse en esta.
Los autores,
Pamplona, 1 de mayo de 2014
SOBRE EL USO DE ESTOS
MATERIALES
Puesto que se trata de ir de los casos a las estructuras de imputación, del problema a la
teoría, tanto en clase como en el estudio personal, los materiales se ordenan a partir
de una cuesdón básica sobre la imputación. Cada pregunta encabeza un tema. Y cada
tema contiene por lo general tres casos básicos resueltos ( ^ ) , enlazados entre sí. Con
el fin de identificarlos fácilmente, memorizar su estructura y citarlos, cada uno se
denom ina con una expresión gráfica: utilícela cuando se refiera al caso o estructura.
Las soluciones a los casos han sido elaboradas sobre la base de Derecho español rigente
en este m omento, sin atender a cuestiones de Ley aplicable (retroactividad...). En el
mom ento de cerrar esta edición, se encuentra en curso una reforma del Código Penal
que afectará a las faltas. Hemos preferido mantener la referencia a estas mientras
sean Derecho vigente.
X X II DELICTUM 2.0
En Red se ofrece más inform ación de cada lección: nuevas soluciones, cuadros
sinópticos adicionales... Por eso, le invitamos a visitar: http://www.unav.es/penal/
delictum /
Además, cada lección se completa con unas notas sobre contenidos del Derecho
angloamericano (¿|), preparadas por Beatriz Goena; y se ofrece la referencia de
otros textos en los que el estudiante podrá encontrar más información: «para saber
más» (¿5 ). Cada lección concluye con una serie de ejercicios de autoevaluación, para
asegurar que conoce los conceptos necesarios para afrontar los casos respectivos.
Se incluye en las contraportadas una selección de preceptos (£Q) del código penal,
frecuentemente citados durante las explicaciones de clase. Es aconsejable emplear
además una edición completa (y actualizada) del código penal: la va a necesitar para
la resolución de los casos. Y al final, un glosario de términos (€>¡0 con sus definiciones
y los lugares en los que se trata de esa materia, para facilitar su búsqueda.
Delictum 2.0 ha surgido del trabajo docente durante cerca de veinte años. Pero es
deudor de dos obras que nos han influido y ayudado en estos años. Por un lado, el
«libro de prácticas» ( S i l v a S á n c h e z / B a l d ó L a v i l l a / C o r c o y B i d a s o l o , Casos de la
jurisprudencia penal con comentarios doctrinales. Parte general 2.a ed., Barcelona, 1997,
del cual provienen muchos casos aquí resueltos y no pocas propuestas doctrinales)
y, por otro, el «libro verde» ( H r u s c h k a , Strafrecht nach logisch-analytischer Methode,
2.a ed., Berlín, Nueva York, 1988, del que se ha tomado el estilo de enlazar unos
casos con otros, así como algunas categorías). Ambas obras se estructuran en torno
a casos, ambas profundizan, cada una a su modo, en conceptos claves y logran una
comprensión adecuada de la Teoría general del delito. Nuestro agradecimiento se
dirige a sus autores por su labor pionera.
SOBRE EL USO DE ESTOS MATERIALES X X III
LA CONDUCTA
HUMANA
L.l. La conducta
humana.
LA CONDUCTA
HUM ANA
1
Conviene estudiar
en un manual de la
asignatura:
I. La conducta huma
na como elemento
del delito.
III. El sujeto de la
acción: el proble
ma de la respon
sabilidad penal
de las personas
jurídicas.
¿Qué ha pasado?
IV. Causas de ausen
cia de acción.
U n estallido rependno, una ventana rota, una persona desvanecida
1. Fuerza irresisti
en el suelo... ¿Qué ha pasado? -Con esta pregunta cualquier espectador
ble.
se cuestiona si esos fenómenos pueden considerarse algo proveniente
de la mera naturaleza o de una persona. 2. Movimientos
reflejos.
El objeto de la Teoría del delito es determinar si alguien responde
3. Inconsciencia.
penalmente. Y ello exige constatar si el proceso en el que se ve inmerso
el sujeto es o no una conducta hum ana, un acto hum ano. No podríamos V. La actio libera in
atribuir esos procesos a alguien como conducta si se tratara de meros causa.
efectos de la naturaleza, por m ucho que personas se vieran implicadas
o inmersas en ellos. Por eso, conviene distinguir unos casos de otros.
★ C.11 CasoChiclana
«Cristina, conductora del vehículo, deslumbrada por la cegadora luz del sol, no
Auto 17 de julio pudo ver lo que tenía delante, a consecuencia de lo cual atropelló a Constancia,
de 1999, AP Cádiz,
que circulaba en bicicleta por la urbanización... en la misma dirección, por el carril
Sección 5.a; pte.
Rubio Encinas; destinado a automóviles. Constancia falleció a consecuencia del golpe con el firme
ARP 1999, 3634. de la carretera».
II. 1. Para lo cual, en primer lugar, es preciso determinar si realiza una ac
ción humana. En este sentido, es claro que conducir un vehículo requiere
realizar una acción. Esto es, desplegar un movimiento corporal por parte
de un ser hum ano como tal, es decir, por parte de un ser hum ano no
en cuanto animal (hablaríamos entonces de «actos del hombre», no de
«actos hum anos»), es decir, no en cuanto mero proceso fisiológico, sino
La etimología de en cuanto proceso comprensible por cualquiera como adoptar reglas de
«obligación^ puede comportamiento, esto es, como algo que tiene su origen en un ser huma
ayudar a entender
no en cuanto libre, siquiera mínim am ente. Es decir, Cristina, puede con
qué es el Derecho:
proviene del verbo ducir o dejar de conducir, puede conducir aquí o allí, por la izquierda o
«ob-ligo-, que sig por la derecha... Es esto lo que nos permite afirmar que el proceso es sus
nifica atar, sujetar.
ceptible de autocontrol: tiene alternativas en su actuar. Estamos por tanto
Aplicado a un ani
mal doméstico sig
ante una acción hum ana, una conducta. No en vano se dice de quien
nifica tenerlo atado, maneja un automóvil que conduce.
controlado. Pero
también se aplica a Sin embargo, no es posible que una persona, ante una potentísima luz
las personas, a las del sol, deje de cerrar los párpados, pues éstos se cierran ante un estímulo
que no se ata físi de esa naturaleza. Cerrar los párpados, por tanto, constituye un proceso
camente, sino con
viñados inmateriales,
natural, algo meramente animal, un «acto del hombre», un proceso en el
morales: la obliga que Cristina carece de alternativas, un proceso no susceptible de autocon
ción. Quien se halla trol. Incluso, aunque después, con un acto de voluntad, desee abrir los
vinculado por una
párpados, la retina no percibirá sino la intensa luz del sol, que le impide
obligación, "está
atado-, comprome ver. Por tanto, puede decirse que cerrar los ojos ante una fuente de luz
tido a cumplir algo. como la del sol es un proceso que no posee el carácter de acción humana.
L .l LA CONDUCTA HUMANA 5
III. En definitiva, Cristina sí realiza una acción hum ana en lo que a prose
guir la marcha del vehículo se refiere, que es sobre lo que se nos solicitaba
dictaminar. De esto sí podría establecerse responsabilidad penal, median
te la constatación en su caso de las restantes categorías de la Teoría del
delito. Cfr. C.104
Ver también Conclusión: Benito no puede responder de los males sufridos por Ca-
c.13, c.23,
C .ll, silda. Respecto a Antonio, su responsabilidad dependerá de lo que se de-
c.72, C.83 y c.102. termine en sede de tipicidad.
a Com o se percibe, el efecto de la inercia sobre el pasajero hace desaparecer todas las
posibilidades de autocontrol en ese preciso m om ento por lo que no puede hablarse de
una conducta hum ana. En el m om ento de producirse la lesión de un bien jurídico, el su
jeto carece del m ínim o de autocontrol que permitiría hablar de una conducta humana,
por lo que no es posible la im putación ordinaria del proceso como conducta. Así como
en C .l 1 sobre la conductora del vehículo obra la cegadora luz del sol, y los párpados se
cierran por reflejo, en este caso sobre el pasajero obra una fuerza irresistible. En C .ll
la conductora respondería porque además de cerrar los ojos sin volición alguna, siguió
conduciendo con autocontrol; mientras que en C.12 se vio impulsado hacia delante sin
volición y golpeó igualmente sin autocontrol alguno.
«El guardabarreras, que padece un grave síndrome de ansiedad, se toma durante su Caso académico:
trabajo unas pastillas destinadas a contrarrestarlo. Se excede en su consumo, queda Cfr. Silva
Sá n c h e z /B al d ó
primero completamente sedado y luego dormido. Al no cumplir durante este último es L a v il l a /C orcoy
tado su función seproduce un acódente ferroviario del que resultan personas muertas Bid a so lo ,
y heridas». Casos de la
jurisprudencia penal
I. Siendo estos los hechos, se nos pide dictaminar sobre la posible responsabi con comentarios
lidad penal del guardabarreras. doctrinales,
Barcelona, 1997, p.
II. Para lo cual, en primer lugar, es preciso determinar si realiza una conducta 93, b-4.
humana. Para ello, es preciso distinguir en el relato de hechos dos fases. La
del momento de producción del accidente ferroviario; y la fase previa. En
el momento en que va a llegar el tren al punto en el cual él trabaja, se halla
dormido. Y el sueño produce una situación de inconsciencia durante la cual
no se da una conducta humana. Y ello, porque quien duerme no se ve inmer
so en una (in)actividad humana, sino «del hombre», entendiendo por tal,
aquella inactividad en la que el sujeto hum ano no está presente como ser ra
cional, sino como mero animal, esto es, se trata de una situación meramente
fisiológica. Si no se trata de una inactividad «humana», no es susceptible de
autocontrol. Y por ser tal, no trasciende al ámbito de la imputación.
Si el agente era libre en su origen y mantuvo la libertad después, durante la fase de afecta
ción a un bien jurídico ( 1 +2 : actio libera in seet in sua causa simul), responde ordinariamen
te (también responderá ordinariamente si, no siendo libre en su origen, pasó a ser libre
después y obró con autocontrol: 3 +2). En cambio, si la acción no fue libre en el momento
de afectar a un bien jurídico, pero sí lo fue originariamente (1+4: actio non libera in se, sed
in sua causa), procede imputar de manera extraordinaria (C.13). Nos queda el caso de la
acción que no fue libre en el m om ento de dañar a un bien jurídico, pero tampoco fue
libre la precedente (3 + 4: actio non libera in se ñeque in sua causa), en el que no procede
imputar ni ordinaria ni extraordinariamente (C.12). La estructura de la actio libera in causa
permite superar los defectos de imputación del propio agente, y restablecer la atribución
de responsabilidad. Eso es lo propio de la imputación calificada como extraordinaria.
Llegados a este punto, conviene conocer las ideas claves sobre la conducta hum ana en
Derecho penal:
También exige
conducta
¿Cómo fundamentarla?
Movimientos
Inconsciencia
Fuerza irresistible reflejos
____ / .
Modelo de la Modelo de la
A distinguir de la A distinguir de auto A distinguir de som
tipiddad excepdón
«fuerza resistible» matismos, reacciones nolencia, estados
en cortocircuito, crepusculares
reacciones primitivas
L .l LA CONDUCTA HUMANA 9
...
Notas de Derecho Angloam ericano* a a .i „
.................................................................................................................................................. * Para llevar a
cabo estas notas
El C rim inal Law o Derecho penal de tradición angloam ericana se basa se ha emPleado-
, ^ T ,° T i i fundamentalmente,
en el C o m m o n Law o tradición jurisprudencial. No obstante, en el bibliografía nortea-
año 1985 se publicó el M odel Penal Code (M PC). Algunos Estados se mericana: L a Fave ,
acogieron a la regulación del MPC, pero muchos siguen basándose Criminal Law,
únicam ente en el C o m m on Law. A la hora de estudiar la Teoría del de- ^o w ^ dish^ 011'
lito en el ám bito angloam ericano, es im portante tener en cuenta estas al.), Criminal Law
distintas fuentes del Derecho penal. Algunos conceptos varían según and its Processes:
se trate de estados de C o m m on Law o estados en los que rige el MPC. Cas,es and x,ale~
* ° riáis, Nueva York,
Al igual que en el Derecho continental, en el C rim inal Law, la conduc- 201‘-; Kaplan/
Wfisrfrt /Rim
ta tam bién es el prim er estadio de la Teoría del delito. Cada offense o DER crim inal Law
delito se com pone de un actus reus (elem ento externo) y de una mens Cases and Materials,
rea (elem ento interno). El actus reus puede ser una acción (MPC § Nueva York, 2012 .
1.13(2)) o una om isión (MPC § 2.01(3)). Al igual que en el Derecho f ° r “ °’ a)gunosde
. . . . . . . , n , . los casos>conceptos
continental, para poder apreciar la existencia de una acción (u omi- y clasificaciones que
sión) se exige un m ín im o de libertad. Esta no se aprecia si existe algu- aquí se explican
na de las general defenses o causas de exclusión de responsabilidad. Puedenno coincidir
Las defenses incluyen los movimientos reflejos (reflex), inconsciencia ^ " n t e e n R e in o
(autom atism ) y fuerza irresistible (duress). Unido.
10 DELICTU M 2.0
Pero además, tam bién son general defenses lo que en el Derecho con
tinental se d en o m in an causas de justificación y causas de exclusión
Actus reus de la culpabilidad (y que trataremos en AA.7-A A.il). Por últim o, en
Anticipating el C rim inal Law se prevé una form a de im putación extraordinaria, la
Automatísm
A nticipating Involuntariness, equivalente a nuestra «actio libera in
Common Law
Duress causa».
General defenses
Sobre la necesidad del actus reus: Proctor v. State (C rim inal C ourt o f Ap-
Involuntariness
Mens rea peals O k laho m a 176 P. 771) 1918; sobre la necesidad de volición y las ge
Model Penal Code neral defenses: People v. G rant (App. Court o f Illinois, Fourth District
Reflex 360 N. E. 2d. 809) 1977; sobre la Anticipating Involuntariness: People v.
Volitíon
Decina (2 N Y 2d. 133, 139-40, 138 NE 2d 799, 803-4) 1956.
C.15 «El día 27 de ju lio de 1997, sobre las 9.15 horas el acusado Gonza
lo A.P. conducía el turismo Seat Córdoba matrícula C-...-BG, cuando a
consecuencia del cansancio acumulado por no haber dormido nada la
coche anterior, perdió el control del turismo, que invadió totalmente
el carril contrario, delimitado por línea continua, por donde venía cir
culando orillado a su derecha el turismo Ford Fiesta matrícula C-...-BK,
conducido por su propietaria doña Josefa Francisca S., que falleció a
consecuencia del fuerte impacto». (STS 8 de mayo de 2001; pte. Julián
Sánchez Melgar; RJ 2001, 7044).
^ ^ C.16 «Sobre las 18,15 horas del día 17 de octubre de 2000, el acusado Ro
meo, mayor de edad y sin antecedentes penales, de profesión Policía
Local del Ayuntamiento de Colmenar Viejo, se encontraba de servicio
en la calle Corazón de María, en compañía del agente número núm.
... En ese momento, se dirigió a Alejandro, requiriéndole para que le
acompañara a las dependencias policiales con motivo de una sanción
de tráfico y a efectos de una identificación. Una vez en las citadas de
pendencias, introdujeron a Alejandro en una habitación, donde estuvo
aguardando, en compañía de Romeo, que llegara algún familiar con
su documentación personal y la del ciclomotor que conducía: Minutos
después llegó a las dependencias policiales el hermano de Alejandro,
Vicente. Tras ser requerido para que permaneciera en la zona de re
cepción y espera, y como oyera a su hermano gritar en una habitación
situada al fondo de un pasillo, se precipitó corriendo hacia ese lugar,
seguido por el agente de policía local numero núm. ..., hasta llegar a
irrum pir en la habitación de modo violento, abriendo la puerta de un
L .l LA CONDUCTA HUM ANA
golpe. Cuando el acusado vio entrar a Vicente, le agarró por los hom
bros y le sentó en un banco que allí se encontraba, indicándole que
permaneciera quieto y se calmara. En ese mismo instante, Alejandro se
aproximó al acusado, lo que llevó al agente núm. ... a gritar a su com
pañero que tuviera cuidado. Al oírlo el acusado, creyendo que iba a ser
agredido, propinó un fuerte golpe en el rostro a Alejandro al tiempo
que se giraba, causándole lesiones. Alejandro sufrió, como consecuen
cia del golpe, la fractura de los huesos propios de la nariz [...]». (STS
17 de septiembre de 2004; pte. Colmenero Menéndez de Luarca; RJ
2004, 5746).
C.17a «Sobre las 9 horas del día 20 de ju lio de 1996, el acusado Cándido G.
M., mayor de edad y sin antecedentes penales, cuando se encontraba
en Outeiro, Doniños, partido judicial de Ferrol, teniendo sus faculta
des de conocimiento y voluntad completa y absolutamente perturbadas
como consecuencia de una crisis epiléptica, enfermedad que con pos
terioridad a estos hechos le fue diagnosticada, agarró por los pelos a su
esposa Verania G.S., propinándole diversos golpes con las manos en la
cabeza y, tras sacarla de la caravana en la que se encontraban, con un
mazo de hierro la golpeó en la cabeza, ocasionándole un hematoma a
nivel occipital derecho inferior circunscrito de 3 por 4 centímetros, sin
lesión de piel, cayendo por efecto del golpe de frente contra la puerta
de un coche, produciéndose un hematoma a nivel frontal derecho de
2 por 4 centímetros. Como consecuencia de estos hechos fue ingresada
el mismo día en la Residencia Arquitecto Marcide, hasta el 23 del mis
mo mes, diagnosticándosele edema cerebral secundario a traumatismo
cráneo encefálico, necesitando para su sanidad tratamiento antiedema
cerebral, tardando en curar 20 días, con asistencia facultativa durante
los mismos, y sin que queden secuelas». (SAP La Coruña, 25 de noviem
bre de 1998; pte. Mosquera Rodríguez; ARP 1998, 4297).
★ ★ C.18a «En la madrugada del día 20 de febrero de 1997, el acusado, José Anto
nio S. S., que presta sus servicios como guardia civil profesional, en el
Grupo Rural de Seguridad núm. 5, con base en el Cuartel de la Guardia
Civil de Casetas, estando prestando servicio de retén desde las 23 horas
del día 19 hasta las 6 horas del día siguiente, antes de iniciar el servicio,
bebió una copa de pacharán después de la cena. Al comenzar la guar
dia, se dirigió al aula en la que habitualmente presta sus servicios de
retén, encontrándose en ese momento descansando en el interior del
aula su compañero guardia civil, Antonio M. R. Aproximadamente a las
cuatro de la madrugada, con el recinto semioscuro pero con suficiente
visibilidad para verse, se encontraba sentado en el sofá M. y a escasa dis
tancia y en diagonal, descansaba en la silla el imputado, quien, encon
trándose en una ensoñación onírica o terror nocturno, montó el arma
introduciendo el cartucho en la recámara y disparando, alcanzando a
su compañero M. en el muslo derecho y en la región abdominal. Las
lesiones causadas fueron en raíz del muslo derecho y región abdominal
que tardaron en curar con tratamiento quirúrgico, 2 días de hospitali
zación y 42 de asistencia facultativa con estabilización lesional e incapa
cidad total». (SAP Zaragoza, 7 de ju lio de 1999; pte. Cucala Campillo;
ARP 1999, 2816).
^ ^ C.19a Hechos probados: «El 29 de diciembre de 1994 Carlos C.T. llevó a cabo
una operación inmobiliaria, de forma que obtuvo en la venta de un so
lar de su propiedad la cantidad de 82.500.000 pts., cantidad que no fue
declarada en su totalidad en la declaración del Impuesto de la Renta
de las Personas Físicas correspondiente a 1994, en la que sólo se hizo
mención por este concepto de una cantidad de 40.000.000 pts. Asimis
mo, durante el ejercicio fiscal correspondiente al Impuesto de la Renta
de las Personas Físicas del año 1994, el acusado procedió a suscribir un
total de 106.100 participaciones de los llamados Fondos de Inversión
Multivalor que la entidad Bankpyme sacaba al mercado, por un valor de
suscripción de 118.500.000 ptas., suscripción que ingresó en la cuenta
núm . ... abierta en la citada entidad, que finalmente canjeó en 1.061
títulos al portador en fecha 28-1-1995. Estas cantidades no aparecen en
las declaraciones ordinarias del Impuesto de la Renta de las Personas
Físicas e Impuesto Extraordinario sobre el Patrimonio relativas a los
ejercicios de 1994 y 1995», de forma que se estima dejó de ingresar por
dicho procedimiento cantidades que ascendían en total a 37.559.082
pts. y 41.949.031 pts. por IRPF e IEPPF, respectivamente. (STS 29 sep
tiembre de 2000; pte. García Ancos; RJ 2000, 9251).
^ ^ ^ C.19H «Se declara probado que la acusada María del Valle J. E., mayor de edad
y sin antecedentes penales, en los años 1999 y 2000 ocupaba el cargo
de administradora de «Hormigones Villacañas, SL» y de «Hormigones
O lm o Jara, SL»; y el 30 de marzo de 2000 la también mercantil «Es-
L .l LA CONDUCTA HUMANA
C.19c «El acusado, Antonio, Alcalde del Concello de ... en la fecha de produc ★ ★
ción de los hechos, habitualmente gestionaba con sus vecinos la pre
sentación de solicitudes para obtener subvenciones del denominado
Plan de Cooperación con las Comunidades Vecinales de la Diputación
Provincial de ... El citado Plan, conforme a la información facilitada
por señalado organismo provincial, está especialmente concebido para
mejorar el medio rural de esta provincia y permite la financiación de
diversas obras a realizar en Comunidades Vecinales y hasta el límite de
... Tales comunidades, sin embargo, no tienen ninguna regulación, ni
aparecen registradas en ningún organismo público o privado, tratán
dose simplemente de un listado de vecinos que firman los impresos
oficiales normalizados que son facilitados para solicitar la subvención
y sin que se verifique ningún control sobre la residencia efectiva de los
firmantes o sobre su pertenencia a una u otra comunidad. El organismo
provincial cuando tenía determinado qué cantidad era la que había de
atribuir a unos interesados del Concello se lo manifestaba así al acusado
al objeto de que realizara la correspondientes peticiones.- Como cono
cedor del anterior sistema de ayudas el acusado Antonio vino a solici
tar como representante vecinal de dos comunidades distintas, hasta un
total de cuatro subvenciones incluidas, respectivamente, en los Planes
correspondientes a los ejercicios de los años 2009, 2010, 2011 y 2012,
con importes superiores en cada uno de ellos a 120.000 €. Concedidas
las subvenciones, el acusado ingresó diversos cheques por valor total de
500.000 €. No se ha llegado a concretar el destino que el acusado diera
a tales cantidades». (Hechos basados en los de la STS 1308/2003, de 7
enero; pte. Giménez García; RJ 2003, 1834).
0 Ejercicios de autoevaluación
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PARTE II
EL TIPO
I. Sentido de la lla
mada «imputación
objetiva»:
1. Eljuiciodela
conducta huma
na como típica.
2. Tipos de mera
actividad y tipos
de resultado.
3. Causalidad e
«imputación
objetiva».
Sobre el origen de Para decir que alguien ha matado a otro, hay que confrontar la con
la teoría de la im
ducta en cuestión con una norm a penal (el artículo que corresponda
putación objetiva:
dicha doctrina pro del código penal). Si concluimos afirmativamente, dicha conducta es
viene del Derecho objetivamente típica, a lo que habrá que añadir además si esa misma
civil (Larenz, 1927), conducta es también subjetivamente típica (L.3). Se trata, en definitiva,
de donde autores
de enjuiciar (valorar) si la conducta en cuestión pertenece o no al géne
como Honig (1930)
la aplican al Dere ro de conductas que el legislador pretendía prevenir mediante esa nor
cho penal. Años ma. Son criterios valorativos los idóneos para responder a una pregunta
después es reelabo- sobre el sentido de la conducta.
rada por otros auto
res (Roxin, 1970). Sin embargo, durante cierto tiem po en la doctrina penal (positivis
En la actualidad es
mo naturalista) d o m in ó la pretensión de dar razón de las conductas
doctrina común
mente aceptada. humanas desde la mera causalidad empírica (C.25). Lo cual constituye
un m edio inidóneo para los fines pretendidos: com prender la conducta
hum ana. En la actualidad, gracias a la doctrina de la «im putación objeti
va» se ha generalizado la idea de que han de ser criterios valorativos los
que den respuesta a la pregunta por el sentido de la conducta. A pesar
de este empleo de criterios valorativos, sigue siendo com ún el recurso a
la causalidad empírica como paso previo para la im putación de la con
ducta. Ello es aceptable si entendemos que esa exigencia de causalidad
no puede sustituir a aquellos criterios, que son el m edio idóneo para
com prender la conducta hum ana.
P JJ
Viajar en avión constituye de todos modos un riesgo, como también lo son una
m ultitud de factores cotidianos que representan riesgos, incluso elevadísimos. Pién
sese en la conducción de vehículos, la industria farmacéutica, la construcción, la m i
nería... Pero dichos riesgos, tras una ponderación con lo que se derivaría de una
sociedad que careciera de transportes, medicamentos, edificios, industria..., son to
lerados: se trata de actividades permitidas, que no constituyen riesgos típicamente
relevantes. Ante otros factores, en cambio, ya no estamos ante riesgos cualitativamente
permitidos, sino ante riesgos que resultan insignificantes en términos cuantitativos.
Por ejemplo, el consumo de tabaco (C.26): claro que es un riesgo que puede conducir
a la muerte de personas, pero la posibilidad de que fum ar un cigarro acabe con la vida
de alguien es demasiado remota. Estamos entonces ante riesgos que no llegan a ser
cuantitativamente relevantes.
22 DELICTUM 2.0
«Manuel L.S., que padece una esquizofrenia paranoide, caracterizada por un deli
rio de celos y persecución, agredió a su esposaJosefa con un cuchillo de cocina “ases
tándole treinta y cinco puñaladas, en diversas partes del cuerpo, que originaron
otras tantas heridas inciso-punzantes que afectaron al tórax, abdomen, miembro
superior derecho y miembro inferior izquierdo, una de ellas interesó el corazón ”,
herida gravísima potencialmente mortal. M anuel se presentó a la Policía contando
los hechos yJosefafue internada en el Hospital de la Cruz Roja de Sevilla, donde se
procedió a suturar y hemostasiar las heridas, así como a la trasfusión indovenosa de
suero y sangre. Leandro C.D. sepersonó en la habitación, dondeJosefa, en estado de
inconsciencia, estaba acompañada de su hermana, buscando la tarjeta que acredi
taba queJosefa, como Testigo deJehová que era, no quería se le hiciesen trasfusiones
STS 27 de marzo de de sangre. Mientras la hermana fue a buscar a la enfermera, Leandro le quitó el
1990; pte. Moyna catéter, presionando con la mano el brazo para evitar la hemorragia. “A consecuen-
Menguez; cm ¿e ¡0(¡0 [0 relatado, Josefa fallece aquella misma tarde por el shock hipovolémico
R í 1990 2626 'j j j i r r
J ’ ' que estaba contenido por la aportación de sangre que recibía"».
II. 1. Los tres sujetos llevan a cabo conductas humanas en cuanto que
muestran ejercer autocontrol, dado que emplean cursos certeros (puñala
das que aciertan a dar...) y precisos (con medios eficaces...), reiterados,
lo cual exige control de la persona sobre esos procesos en los que se ve in
mersa. Además, no concurre ningún factor que pueda excluir la conducta
humana: ni siquiera en el caso de Manuel, al asestar aquellas puñaladas
en una situación de intenso arrebato, cabe hablar de que desaparezca la
L.2 EL TIPO D O L O S O DE C O M IS IÓ N (I)
«Sobre las 18, 30 horas del día 10-4-1984, la acusada Milagros P. A. ... se intro
dujo en el portal... con intención de subir al quinto piso en el ascensor, encontrán
dose con Andrea F. R., quien le dijo que no lo utilizara y como insistió en subir y
Andrea persistió en su actitud, la procesada la roció con el líquido de una botella
que llevaba en las manos, que había adquirido en la droguería... alcanzándole en
cara, cuello, cuero cabelludo y ambos pabellones auriculares». A continuación se
añade que «no ha podido concretarse la composición química del líquido, que se
trataba de un desengrasante para la cocina que se disuelve con agua y que no pro
duce quemaduras si la piel en contacto con él se limpia con agua». Andrea F. «en
lugar de lavarse inmediatamente o solicitar auxilio se paseó por las inmediaciones
del lugar con el líquido encima. Poco después de ocurridos los hechos la procesada
llamó a la Policía para dar cuenta de lo sucedido ordenándose por la Sala del 091
que acudiera al lugar el coche Patrulla Z-40 de la Policía Nacional y al llegar la
acusada les indicó a Andrea quien se negó en principio, a ser acompañada por la
Policía a un centrofacultativo consiguiéndose finalmente, e ingresada, a las veinte
horas, en la Residencia Sanitaria... donde se le apreciaron quemaduras de tercer STS 17 de septiem
grado, ocasionadas por sustancia cáustica, en cuello, tórax, cara y ambos pabello bre de 1993; pte.
Martínez-Pereda;
nes auriculares, estando ingresada desde el 10 al 17 de abril y practicándosele una
RJ 1993, 6697.
primera intervención el 25-4-1984, consistente en...».
II. 1. Milagros lleva a cabo una conducta hum ana, pues muestra autocon
trol sobre los procesos en los que se ve inmersa, sin que se trate de meras
operaciones fisiológicas o «del hombre», sino de certeros actos humanos.
No puede entenderse que una persona en el curso de una discusión, por
muy acalorada que ésta sea, se vea empujada por ella misma a actuar sin
poder oponer resistencia. Además de ser hum ana su acción, Milagros
obra conforme a pautas o reglas de comportamiento: es decir, su conduc
ta es interpretable por otros sujetos como interrelación social. En efecto,
mantener una discusión con una persona exige necesariamente guiarse
por pautas o reglas de comportamiento, pues discutir exige aportar expre
siones en la conversación tendentes a negar o rechazar las afirmaciones
del adversario. Así, quien discute, debe conocer lo que se le dice, tener
alternativas a su actuar, aportar algo para oponerse. Es decir: nadie puede
discutir movido por una fuerza irresistible. En cuanto a la secuencia de
los hechos consistente en arrojar parte del contenido de la botella sobre
Andrea, hay que decir igualmente que ello sólo se comprende como ejer
cicio y desarrollo de pautas o reglas de conducta: para acabar venciendo
a su adversario, no ya con palabras, sino con hechos (al parecer, darle un
escarmiento). En conclusión, Milagros lleva a cabo una conducta humana
regida por reglas de comportamiento.
II.2. Comprobemos ahora si esa conducta realiza algún tipo penal. ¿Cabe
im putar las quemaduras a la conducta de Milagros? ¿Y las posibles quema
duras de la ropa? ¿Cabe im putar algo más? Para ello, debemos analizar
los elementos de la llamada im putación objetiva: en primer lugar, si existe
causalidad entre el arrojar el líquido y el efecto de las quemaduras. Según
la fórm ula heurística de la condicio sine qua non, suprimido mentalmente
el lanzamiento del líquido, desaparece el resultado de las quemaduras. En
consecuencia, puede afirmarse la causalidad de su conducta respecto al
resultado lesivo producido.
En este punto nos encontramos con el dato de que la propia víctima con
tribuyó a las quemaduras de una manera relevante. Me explicaré: al no
acudir a lavarse, sino a dar voces recorriendo el lugar, permitió que la
potencialidad corrosiva del líquido pasara a ser actual, afectando a la piel.
Su contribución constituye una aportación omisiva (por tratarse de un
«dejar que opere» el medio, sin retirarlo, sin lavarse) de un riesgo (doloso
o imprudente). Hay que plantearse si dicho riesgo llega a interrum pir la
L.2 EL T IPO D O L O S O DE C O M IS IÓ N (I)
C.24 «El día 5.9.1998, sobre las 0,30 horas, en la madrileña Vía Carpeta-
na, se produjo una discusión entre Im anol, con DN I número 000,
quien contaba 29 años de edad, en cuanto nacido el 7.12.68 y Blan
ca. En el curso de la discusión el primero em pujó a la segunda, de
forma que la hizo caer al suelo. Claudio, ayudó a levantar a su novia,
Blanca, m om ento en el que Im anol golpeó a Claudio contra un co
che estacionado y sacando un objeto punzante, de entre sus ropas,
le asestó con el mismo, una única puñalada, con gran energía, de
abajo hacia arriba y de izquierda a derecha, en región dorsal infe
¿Es correcto decir
rior izquierda, al nivel de la dorsal 11. Im anol asestó la puñalada
que las lesiones no por la espalda. Claudio, sufrió una herida penetrante en el tórax,
eran mortales pero rompiéndole la 1 0 a costilla, que le provocó un shock hipovolémico.
que condujeron a M urió a las 20 horas, del mismo día, en el Hospital Gómez Ulla. Las
la muerte? ¿Qué se
lesiones provocadas por la puñalada no eran mortales, pero condujeron
pretende afirmar con
esa expresión ? a la muerte de Claudio, a causa del tiempo transcurrido desde el mo
mento de la agresión hasta la realización del TAC torácico» (STS 28
enero 2005; pte. Martínez Arrieta; RJ 2005, 911).
Los delitos de circunstancias serían algunos tales como los delitos de dro-
gadicción. Es el caso del delito de «narcotic addiction», en el que el mero
hecho de ser drogadicto constituye en sí mismo una offense o delito. Son
L.2 EL TIPO D O L O S O DE C O M IS IÓ N (I) 29
,
Para iniciarse: R o x in , Derecho penal. Parte general I. Fundamentos. La estructura de la
teoría del delito (trad. Luzón/Díaz/de Vicente), Madrid, 1997, § 11. Para profundi
zar: Puppe, La imputación objetiva (trad. García Cavero), Granada, 2001. Monográ
fico: G im b e r n a t O r d e ig , Delitos cualificados por el resultado y relación de causalidad
(1966), Madrid, 1990.
C.25a «El terrorista Z., apostado en un edificio, espera que pase su víctima V. por ^ ^ A
la esquina que divisa desde su ventana. A la vez, el terrorista Y., sin mediar Cfr. C. 123
acuerdo alguno entre ellos, se halla apostado en la ventana contigua del
mismo edificio, esperando que su víctima V., la misma que espera Z., pase
por la esquina que divisa desde su ventana. V. pasa por la esquina y ambos
disparan. V. resulta muerto con dos disparos en el corazón, sin que se haya
podido probar quién de los dos hizo impacto primero». (Supuesto acadé
mico: Cfr. Roxin, Derecho penal PG, I, § 11, Nm 21; AT, II, § 25, Nm 265-266).
★ ★★
C.25b «En mayo de 1981 fue detectado un brote epidémico en varias zonas del
Estado. En un primer momento las autoridades sanitarias, en virtud de
los síntomas advertidos, se inclinaron por diagnosticar una modalidad de
neumonía, transmisible por vía respiratoria; no obstante, ya desde el pri
mer momento se investigó también la posibilidad de que todo estuviese
ocasionado por alguna suerte de intoxicación alimentaria. Lo cierto es
que la enfermedad era nueva y desconocida, combinando de un modo
30 DELICTUM 2.0
^ C.26 «Las muertes por tabaco han subido en España un 18% en siete años - Las
muertes por tabaco han pasado de 46.000 en 1992 a 56.000 en 1999, según
los últimos datos aportados por el Ministerio de Sanidad. El departamento
espera aprobar este año el plan de lucha contra el tabaquismo, aunque ad
mite que hay medidas, como la prohibición total de la publicidad, que quizá
no salgan adelante. [...] «En 1999 hubo en España unas 56.000 muertes
asociadas al consumo de tabaco, mientras que en 1992 fueron 46.000. Este
aumento (el 18 por ciento) tiene relación con el incremento de fumadores
que hubo hace décadas, ya que las consecuencias de fumar se notan muchos
años después de comenzar con el hábito»...». (Fuente: Diario Médico, 17 de
junio de 2005: www.diariomedico.com/).
L.2 EL TIPO D O L O S O DE C O M IS IÓ N (I)
C.27 «Sobre las 0,15 horas del día 25 de agosto del 2000, en la confluencia de las ^ ^ ■
calles Hermanos de Pablo y Sambara de esta capital, tras un incidente de trá
fico, se apearon de sus respectivos vehículos, Augusto y los acusados Carlos
María, mayor de edad y con antecedentes penales no computables y Vicente,
mayor de edad y sin antecedentes penales, iniciándose una discusión entre
ellos. En el curso de dicha discusión, los dos acusados comenzaron a pro
pinarle puñetazos a Augusto hasta que, uno de ellos, le hizo caer al suelo
de un fuerte golpe en la espalda, quedando de rodillas o agachado con las
manos en el suelo «a cuatro patas»-, posición en la que le propinaron varias
patadas, algunas de ellas en el tórax y a la altura del hígado. En un momento
dado, el acusado Vicente se dirigió al acompañante de Augusto, Mauricio,
que ya se había apeado del vehículo, y le propinó una patada por detrás
que le hizo caer sobre unos pivotes de hierro, causándole lesiones que pre
cisaron de una I a asistencia facultativa y tardaron en curar 7 días, con igual
tiempo de incapacidad, quedándole como secuela dolor en codo derecho
de forma esporádica. Concluida la agresión, Augusto se desplomo y cayó al
suelo de bruces, golpeándose la cabeza contra el mismo. Poco después fue
trasladado a un centro médico, donde, ese mismo día, falleció a consecuen
cia de una hemorragia subaracnoidea de carácter no traumático... La paliza
de los acusados propinaron a Augusto le produjo una contusión hepática
con hemorragia intraparenquimatosa de pronóstico grave que, dejada a su
evolución natural, podía haberle causado la muerte». (STS 24 de marzo de
2004; pte. Martín Pallín; RJ 2004, 2598).
C.28a «El acusado Rodolfo, ... el pasado día 18 de diciembre del año 1998 se ha
llaba en compañía de varias personas amigos suyos, en el local de diversión
bar «Digital» de esta ciudad y siendo las 3 horas treinta minutos del expre
sado día, el acusado mantuvo una discusión en el interior del referido local
con el indicado Diego, persona que llegó a golpear con la mano cerrada
en el tórax al acusado Rodolfo, llegando este último a abandonar el citado
establecimiento y hallándose en la calle en las proximidades del referido
bar Digital, esperó a que saliera del citado lugar cerrado, el indicado Diego
y una vez lo tuvo a su alcance, el acusado Rodolfo propinó con la botella de
vidrio que portaba, sendos golpes en la cabeza al referido Diego, persona
que sufrió lesiones, consistentes en heridas, así como el agravamiento de
una lesión anterior de luxación recidivante del hombro derecho, que fuera
necesario intervenir quirúrgicamente, curando a los 92 días...». (STS 28 de
septiembre de 2004; pte. Bacigalupo Zapater; RJ 2004, 6291).
^ ^ C.28c «Probado, y así se declara, que: En la madrugada del día 9 de diciembre del
año 2000, la discoteca La Cova del Drac, sita en plaza Adriano de Barcelona
estaba llena de jóvenes. Por motivos que no se han determinado se inició
una tumultuosa y muy violenta reyerta, que los encargados del estableci
miento trataron de detener facilitando la salida, y, sobre todo, expulsando
a los que aparecían más enconados. Entre las personas que se encontraban
en el establecimiento estaba Armando que había acudido con un grupo
de amigos que sí aparecieron implicados en la reyerta, aunque no él, que
siempre trató de mediar. Ya en el exterior, los acusados Aurelio y Pablo, her
manos, ambos mayores de edad y sin antecedentes penales, que se encon
traban muy excitados, fueron abordados por Armando con la intención de
calmarlos y evitar que se pelearan con otros. Lejos de calmarse, el acusado
Aurelio le propinó una fuerte patada en la cabeza, a la altura de la ceja de
recha, que lanzó violentamente a Armando contra el suelo, quedando ya en
estado de semiinconsciencia. No obstante ello, estando en el suelo tendido,
recibió múltiples patadas en cuerpo y cara, éstas ya desproporcionadas por
ambos acusados. Como consecuencia de la primera patada recibida sufrió
herida incisa en arco supraciliar derecho y al caer violentamente contra el
suelo, fractura lineal parieto-occipital izquierda para sagital que llega hasta
agujero magno, y hematoma subdural agudo con efecto masa y hemorragia
subaracnoidea. Asimismo con los golpes que ambos acusados le propinaron
en el suelo, sufrió fractura nasal y múltiples hematomas y pequeñas heridas
en todo el cuerpo. Varios amigos de Armando le ayudaron a levantarse y le
introdujeron en un automóvil particular, trasladándose todos al Hospital
Clínico de la ciudad, a fin de que se les curara de las heridas que muchos de
ellos tenían. Sobre las 5 horas de la madrugada del día señalado, Armando
fue atendido en los servicios de urgencia de l’Hospital Clínic i Provincial
de Barcelona, por la médico de guardia, la acusada Elvira, mayor de edad
y sin antecedentes penales, a la sazón médico residente de primer año. El
Sr. Armando entró por su propio pie en la consulta, fue sometido a ex
ploración y resaltó a la médico lo que había pasado, sin que mencionara
haber tenido alguna pérdida de conocimiento. La médico acordó que se
realizara una radiografía craneal y, finalmente diagnosticó traumatismo
craneoencefálico sin pérdida de conciencia tras agresión, acordando su
alta con remisión a su domicilio. Cuando salió de despacho de la médico
de guardia y se encontró con sus amigos, una de ellas constató que tenía
algo de sangre en la zona occipital y con él acudieron al servicio de nuevo,
donde un sanitario auxiliar le puso un pequeño apósito y le dijo que podría
marchar, pese a que la amiga le comentó que había sufrido alguna pérdida
de conciencia. Armando marchó a su domicilio donde permaneció en su
habitación, falleciendo a hora no precisada del día 10 de diciembre y en
contrándole cadáver a las 17,50 horas de ese día. La muerte se produjo a
consecuencia del traumatismo craneoencefálico, que determinó asistolia
central por enclavamiento expansivo encefálico por edema y hematoma
subdural y destrucción de centros vitales». (STS 908/2008, de 22 de diciem
bre; pte. Delgado García; RJ 2009, 557).
^ C.29a «El pasado día 14 de marzo de 1994 Iván D.S., que contaba en dichas fechas
con 16 años de edad, se encontraba haciendo auto-stop en las inmedia
ciones del surtidor de gasolina conocido por «Ventosilla» en la ciudad de
L.2 EL TIPO D O L O S O DE C O M IS IÓ N (I) 33
C.29b «Sobre el mes de junio de 1996 Serafín convino con el acusado Miguel, ★ ★
la construcción de un depósito de agua con una capacidad aproximada
de 350 mts. cúbicos y 4 mts. de altura, en el peaje conocido como el Ran
cho, en la Rambla de Castell de Ferro término municipal de la localidad
granadina de Gualchos, ubicándolo junto a la línea de conducción eléctri
ca aérea de alta tensión Castell de Ferro-Rubite de 20 kv propiedad de la
Compañía Sevillana de Electricidad, SA, que discurría a unos 8 metros de
altura sobre el suelo [...]. En la citada obra, que se inició a primeros de
agosto..., sin ningún tipo de proyecto técnico y sin adoptarse medida algu
na de seguridad en el trabajo, entre otros obreros por cuenta del acusado,
intervinojuanjosé L.G., soltero, de 18 años de edad, sin contrato de traba
jo ni adscripción al Régimen Obligatorio de la Seg. Social... Sobre las 13.45
horas del día 20 del indicado mes y año y cumpliendo órdenes del acusado,
cuatro trabajadores a su servicio entre los que se encontrabajuan José, pro
cedieron a la medición de la parte superior del depósito ya construido para
calcular las vigas que necesitaban en su cobertura, estando éste lleno de
agua y alcanzando sus muros perimetrales una altura de cuatro metros, lo
que reducía considerablemente la distancia con el cableado eléctrico y sin
que el acusado les proporcionase medida alguna de protección personal
ni les diese instrucciones concretas sobre seguridad en la forma de medir,
los trabajadores para tal menester, se sirvieron de dos «cabillas» o varilla
metálicas, usadas para encofrar de 12 mts. de long. que colocaron sobre
el depósito de extremo a extremo de sus muros, y una vez realizada tal
medición, Juan José que estaba subido en el borde del depósito a una dis
tancia de cuatro metros del tendido eléctrico, procedió a retirar una de las
varillas metálicas tirando de ella con ambas manos, lo que determinó que
al impactar un extremo con el suelo el otro se elevase rozando el cableado y
produciéndose una descarga eléctrica que alcanzó a Juan José, falleciendo
éste de parada cardiorrespiratoria por electrocución de forma casi inme
diata». (STS 19 de octubre de 2000, pte. Granados Pérez; RJ 2000, 9263).
C.29c «Que el día 7 de abril de 2001, por la tarde, se personó Don José Francisco ★ ★★
en la barriada Quince de Junio, de la localidad de Algeciras, con intención
de comprar sustancias estupefacientes, resultando que cuando se encontra
ba en dicho lugar fue increpado por los acusados Don Anselmo , mayor de
edad y sin antecedentes penales, y Don Marcial, mayor de edad y que fue
condenado por Sentencia del Juzgado de lo Penal Número Uno de Alge
ciras, de fecha 29 de enero de 1999, firme el 5 de marzo de 1999, por un
delito de lesiones y a la pena de un año y seis meses de prisión, pena ésta
que estaba en suspenso por plazo de dos años y a contar desde el 6 de julio
de 1999, que le agredieron, propinándole en concreto varios puñetazos y
patadas, ante lo que procedió el Sr. José Francisco a huir apresuradamente,
siendo perseguido por los ya citados acusados y saltando para evitar que le
DELICT U M 2.0
Ejercicios de autoevaluación
SUBJETIVA en un manual de la
asignatura:
I. La llamada «imputa
ción subjetiva».
1. El dolo. Concepto.
2. Contenido del
dolo.
3. Clases de dolo.
★ Q r Caso de la maleta_______________________________
«El acusado Manuel A. P., mayor de edad y condenado por delito de tráfico de dro
gas en sentencia firme de 14 de octubre de 1994 a la pena de dos años cuatro meses
y un día de prisión menor y multa, sobre las ocho horas del 16 de marzo de 1998,
llegó al Aeropuerto Reina Sofía, en vuelo de Iberia 6790, procedente de Venezuela,
portando una maleta con doblefondo, en el que venían siete envoltorios de diferen
tes tamaños, cubier tos con papel, que contenían 1.496,4 gramos de cocaína, con un
porcentaje de riqueza del 50,33 %, que tenía por destino la venta a consumidores de
STS 19 de octubre
de 2000; pte.
la misma, por cuya venta se podría obtener más unos dieciséis millones de pesetas.
Martínez Arrieta; E l acusado realizó el transporte de la sustancia a cambio de ser retribuido con un
RJ 2000, 8787. millón de pesetas».
I. Del relato de hechos probados cabe extraer como relevantes que Ma
nuel viaja, desde Venezuela a España, con una maleta en la cual, dentro de
un doble fondo, fueron descubiertos diversos envoltorios con una sustan
cia que resultó ser cocaína (en total 1496,4 gr.), con un grado de pureza
del 50,33 %, de cuya venta para el consumo podrían extraerse unos dieci
séis millones de pesetas. Realizó el transporte a cambio de una retribución
económica. Manuel había sido condenado cuatro años antes por delito de
tráfico de drogas.
L.3 EL TIPO D O L O S O DE C O M IS IÓ N (II) 39
II. Se nos pide analizar la responsabilidad penal de Manuel por esta con
ducta. Partiendo de estos hechos probados, cabe afirmar lo siguiente:
II. 1. Realizar un viaje en avión, portando una maleta sólo puede enten
derse como una conducta humana. No es imaginable que en ausencia de
acción (fuerza irresistible...) pueda un sujeto presentarse en un aeropuer
to y viajar. Todo ello exige autocontrol en múltiples momentos. Concurre,
por tanto, el elemento básico de una conducta humana.
Pero veamos si realiza además el tipo subjetivo de tales delitos. Para ello,
hemos de argumentar la existencia del dolo. En concreto, hemos de com
probar que se ha representado el riesgo que encierra su conducta para
el bien jurídico, esto es, el riesgo típicamente relevante. En concreto, el
agente ha de representarse el objeto del delito, el curso de riesgo y las cir
cunstancias que sean relevantes para la descripción típica. Así, en cuanto
al objeto (droga), podemos decir que Manuel conoce que porta droga.
No es preciso saber en concreto de qué droga se trata, el grado de pureza
o composición química, sino que basta con saber que es una sustancia
estupefaciente. Podemos inferir que lo conoce por diversos datos que se
nos ofrecen en los hechos probados: lleva en su maleta varios envoltorios
con una sustancia extraña. Que, además, ya fuera condenado con anterio
ridad por un delito de tráfico de drogas puede servir para afirmar que co
noce algo sobre la cualidad (aspecto, color, presentación...) de dichas sus
tancias. En cuanto al riesgo para el bien jurídico salud pública, podemos
inferir que el doble fondo de su maleta, claramente manipulado, eviden
cia el tráfico sin controles administrativos; a esto se suma la retribución
que recibe por tal transporte (un m illón de pesetas), que obviamente será
sólo una parte del precio final de venta; por lo que inferimos que sabe que
introduce en España sustancias prohibidas que se distribuirán a muchos
consumidores. En cuanto a las circunstancias relevantes, puede extraer
se de sus conocimientos sobre la droga que sabe que transporta cocaína
(droga que produce grave daño a la salud); sabe que, por el número de
envoltorios y precio proporcional pagado, podrían venderse muchas dosis
(cantidad de notoria importancia). Que desconozca la exacta cantidad en
gramos, no es tan relevante como saber que «lleva droga», en cantidad
suficiente como para distribuirla a muchos consumidores. De todos estos
datos inferimos su conocimiento de reglas de experiencia que le permiten
anticipar que su conducta produciría esos efectos para el bien jurídico.
Obsérvese cóm o en C.31 la representación del riesgo por el agente acom paña
al riesgo (referencia) y mientras este existe (sim ultaneidad). Es decir, el riesgo tí
picamente relevante y su representación se dan como las dos caras de una m oneda,
simultáneamente y referida una a la otra. Es lo que se conoce como simultaneidad y re
ferencia, que son los criterios rectores en materia de dolo: de tal forma que si hay algo
peligroso pero, a la vez, no representado por el agente, no constituye una conducta
por m ucho que suponga un riesgo. Así, si la representación del riesgo y el riesgo mis
m o no coinciden o convergen, hablamos de divergencia entre el riesgo realizado y su
representación por el sujeto. Es lo que se d enom ina «tipos incongruentes» o diver
gentes, porque representación (tipo subjetivo) y riesgo (tipo objetivo) no coinciden.
Además, com o dolo y riesgo han de converger al referirse uno al otro, decimos de
los casos de divergencia que constituyen casos de error, de desconocimiento. Puesto
que lo objetivo y lo subjetivo no coinciden, no puede hacerse responsable al agente
de lo producido. Sobre todo ello trataremos en L.4 y L.5.
Cabe dudar de que sea consciente del concreto destino de sus puñaladas.
Pero, según el relato de hechos probados, si el agente se ve en medio
de personas, y, a pesar de todo, utiliza la navaja para golpear a diestra y
siniestra, hay conciencia del riesgo que se exige para los tipos de hom ici
dio y lesiones. Estos se refieren a matar o lesionar a alguien, «a otro», con
independencia de su identidad. Por tanto, caso de que sea un desconoci
miento respecto a la concreta víctima sobre la que recae la puñalada, se
trataría de un error irrelevante, por cuanto conoce lo m ínim o requerido
para el tipo, que está dirigiendo un curso lesivo o incluso mortal contra
alguien. Se trataría de un caso de error sobre el objeto (más en concreto
«error in persona»), que es irrelevante en este caso, por tratarse de una
persona (víctima) protegida de igual forma por el Ordenam iento. Existe,
por tanto, dolo.
segundo lugar, que nada se dice de un ataque ilegítimo de los otros cuatro
sobre él, sino de un «llamar la atención sobre su comportamiento», que
es algo legítimo, por proporcionado; en tercer lugar, que, caso de que se
entendiera que fue agredido, lo fue en el marco de una discusión, cosa
que podría hacer dudar de la falta de provocación por parte de quien se
defiende, requisito para la legídma defensa. La conducta es, por tanto,
andjurídica.
«El recurrente [C.] marcha de noche, por la carretera de Santa Coloma de Famés
a Palamós, en cuma de reducida visibilidad, se apercibe que al borde del arcén hay
dos personas, que hacían indicación de hacer auto stop, para que les llevara y pa
rase el coche y el procesado, comenta con los ocupantes de su vehículo que iba a dar
un susto al peatón que les hacía dicha señal y realizándolo, avanzó de modo descui
dado e irreflexivo, orillándose hacia el arcén donde se encontraban los peatones que STS 29 de junio de
demandaban su parada, lo que determinó golpear a uno de ellos, lanzándolo sobre 1979: P,e-Mar,inez
el capó del automóvil, arrastrándole unos cinco metros, ocasionándole tan graves *979,
heridas en la cabeza que a los tres días falleció a consecuencia de ellas».
Resulta discutible sin embargo que dicho tipo objetivo sea, además, im
putable subjetivamente. En concreto, es discutible que C. obrase con
dolo. Nos encontramos en un caso en el que el agente C. excluye en
sus deseos el arrollar a la víctima: así se deduce de que su fin era única
mente dar un susto, lo cual parece ser contrario a «meterse en un lío»
atropellando a alguien: de acuerdo con la tesis del consentimiento o
aprobación, según la cual hay dolo (eventual) y no im prudencia (culpa
consciente) si el agente al menos se conform a con la producción de un
resultado típico, aquí no habría dolo. Según otra tesis diferenciadora
entre dolo e im prudencia, la tesis de la probabilidad, aquí la posibilidad
valorada ex ante, de arrollar a un peatón a quien -precisamente porque
se trata de dar un buen susto- se pasa «casi rozando», por decirlo de
alguna manera, es elevadísima; luego, estaríamos ante un caso de dolo.
Según otra tesis diferenciadora, la del sentimiento o desprecio para bie
nes jurídicos fundamentales, en este caso, no es fácil afirmar el dolo,
puesto que el dar un susto en esas circunstancias no deja de ser un jugar
en el lím ite de lo tolerable socialmente (recuérdese cóm o dijimos que
el dar un susto no es típico a efectos de la falta de vejación leve), por
lo que no permite afirmar el desprecio de C. para la vida ajena; luego
estaríamos ante un caso de imprudencia. Por otra parte, obsérvese cómo
la tesis diferenciadora de la probabilidad, la única de las tres que per
m itía afirmar el dolo (la segunda de las tres), no puede pasar por alto
que C. se halla en un error -un error de cálculo-, pues desconoce la
elevadísima posibilidad en términos concretos. Parece más bien que C.
pierde en cierto m odo el control del vehículo ya que, acercándose tanto
al arcén, llega un m om ento en el que no es posible rectificar el rumbo:
ha perdido, por así decir, el control de la trayectoria del vehículo. Y
En esta línea se
mueve la solu ello, por error suyo. Pero si es error, no hay dolo. Estaríamos a lo sumo
ción dada por la ante un caso de posible im prudencia si se trata de un error vencible so
sentencia de 29 bre un elemento del tipo (el proceso causal de matar a alguien), puesto
de junio de 1979,
que la im prudencia es un caso de error vencible sobre elementos del
que condenó por
delito de homicidio tipo. Luego dos de las tres tesis diferenciadoras acaban por afirmar la
imprudente. im prudencia de C.
conducta de C., cosa que expondré a continuación, pero con base di Aunque el afo
versa a la tesis de la probabilidad. El dolo y el error se excluyen con rismo Culpa lata
ceptualmente entre sí: donde hay dolo no hay error, y donde hay error dolo aequiparatur
(U l p ia n o , Digesto,
no puede haber dolo. No hay casos de dolo y error -a la vez y sobre el
11.6.1.1) no se
mismo aspecto-, pues ello supondría una contradicción. Sin embargo, aplicaba en casos
puede haber casos en los que el sujeto im plicado en la situación yerra y de homicidio (así,
sabe que yerra; es decir, yerra sobre algún elemento relevante del tipo D e c io , comilium 9,
y es consciente de su defecto de conocim iento. Es esto lo que puede núm. 1), muestra
cómo puede haber
suceder en este caso: C. yerra sobre la propia capacidad de evitar el
casos de errores
atropello de la víctima, pues sigue pensando que es capaz de dar un intolerables que
susto sin alcanzar al peatón. La conciencia del error propio, y seguir se atribuyan como
actuando a pesar de ello, merece la consideración del hecho como do dolosos. Cfr. Do
m in g o , Principios
loso. Y ello, porque posee el m ín im o conocim iento para el dolo: el co
de Derecho global,
nocim iento sobre los elementos del tipo de hom icidio (el curso causal 2006, Nm 234.
de la m uerte), sin que sea un sujeto dotado de una especial capacidad
de actuar que haga razonable en un contexto intersubjetivo, confiar
en que evitará el resultado. Sobre este últim o aspecto conviene hacer
un inciso: unas capacidades especiales de obrar en el agente que son
reconocidas por todos (en el contexto intersubjetivo) hacen razonable
confiar en que nada pasará. Con otras palabras: no es lo mismo que dé
un susto cualquier persona, a que lo dé un experto reconocido en la
conducción de vehículos. Y en nuestro caso, C. no es n ingún experto,
sino un conductor norm al -como m ínim o- por lo que nada hay que
permita esperar que será capaz de evitar un resultado com o el pro d u
cido. Por eso, entiendo que la conducta de C. puede imputarse como
dolosa (con dolo eventual). Cfr. C.32.
C.34 «El día 12 de marzo del año 2000, a eso de las tres de la madrugada,
en la calle Maimonides núm . 22 de la localidad de Adamuz (Córdo
ba) dentro del recinto [...] de una discoteca se estaba celebrando
una fiesta de disfraces pública a la que asistían entre trescientas y
cuatrocientas personas. Entre todas aquellas personas, se encon
traban, Alfredo vestido con un disfraz de caníbal negro, así como
Braulio, Carlos y Diego, vestidos con otros disfraces, todos los cua
les habían ingerido bebidas alcohólicas, pero, estaban en posesión
plena de sus facultades mentales. En un m omento determinado de
aquella noche, coincidieron los cuatro en la zona o local desuñado
a hamburguesería y en ese m om ento Braulio en plan jocoso dijo
“¡vamos a quemar al negro!” expresión que fue oída por Alfredo
aunque no supo de quién provenía la voz y, por Diego, que nunca
supuso que de las palabras se pasara a los hechos, por su parte, Car
los no lo oyó por encontrarse unos dos o tres metros más alejado.
A continuación Braulio con el mechero que llevaba, prendió fuego
al ropaje del disfraz de Alfredo, que era de lycra, comenzando éste
a arder, ante lo cual, Diego procedió a apagarlo con lo que tenía a
mano, y, Alfredo protestó del hecho afeándoles tal conducta. No
obstante dicha protesta, Braulio, volvió a prender fuego con el encen
dedor a las ropas de Alfredo, las cuales ardieron totalmente por la
¿Cabe cuestionar que
Braulio se hubiera re parte inferior, y, pese a que las llamas fueron apagadas por Diego y
presentado el riesgo ? Carlos, que causaron a Alfredo quemaduras de segundo grado en
El posible error sobre tobillos y pies de ambas extremidades inferiores del que tuvo que ser
el comportamiento atendido por facultativo, necesitando, no sólo una primera atención
delfuego sobre esa
clase de tejido, ¿no
médica, sino que, posteriormente hubo de sufrir dos intervenciones
desaparecería en el quirúrgicas...» (STS 25 de marzo de 2004; pte. Sánchez Melgar; RJ
segundo momento? 2004, 3641).
Según la regla «actus non facit reum nisi mens sit rea», no hay responsabi
lidad si no concurren las disposiciones mentales del agente. La expresión
«mens rea» hace alusión a la disposición mental del agente en general
(cfr. L .l). El Criminal Law no distingue entre el dolo (perteneciente a
la antijuricidad) y los estados mentales relativos a la culpabilidad (que se
estudiarán en L.9-11). Esta es una de las grandes diferencias con la teoría
jurídica del delito del Derecho continental.
Sobre la necesidad de una mens rea o guilty mind: People v. Dillard (California
Court of Appeals 154 Cal. App. 3d. 261, 201 Cal. Rptr. 136) 1984. Sobre
las categorías del Common Law (general intent y specific intent): Regina v.
Faulkner (Court of Crown Cases Reserved Ireland 136 X CC550) 1877.
Sobre las categorías del MPC: People v. Ryan (Court of Appeals of New York
82 NY 2d. 497, 626 NE2d 51, 605 NY 52D 235) 1993.
Para iniciarse.'Jesche ck /W eige nd , Tratado de Derecho penal. Parte general (trad. Ol
medo Cardenete), 5.a ed., Granada, 2002, §§ 29-30. Para profundizar. R a g ú e s i
V a llé s , «La determinación del conocimiento como elemento del tipo subjetivo
(Comentario a la STS de 24 de noviembre de 1995)», ADPCP 1996, pp. 795-822.
Monográfico: R a g u é s i V a lle s , El dolo y su prueba en el proceso penal Barcelona, 1999.
C.35 «Sobre la una de la tarde del día 22 de septiembre de 1999, el procesado José ^
M.L., mayor de edad, sin antecedentes penales, tuvo una pequeña discusión
en una calle próxima a su domicilio de la calle Bernat Metge de Barcelona
con don Salvador, discusión que terminó yéndose éste. Al cabo de unos mi
nutos, Salvador se dirigió confiadamente a la panadería sita en el número...
de la calle Gran Vía de les Corts Catalanes de la ciudad de Barcelona, y allí
mientras estaba comprando pan, entró el procesado en el establecimiento,
sin decir nada dejó unas bolsas en el suelo de cuyo interior sacó un cuchillo
de cocina de veinte centímetros de hoja, y estando Salvador A. de espaldas se
lo clavó en la fosa lumbar derecha, tras lo cual, y cayendo al suelo Salvador
en un charco de sangre, el procesado José M. L. se fue del lugar. A conse
cuencia de los anteriores hechos Salvador A.A. sufrió una herida incisa a
nivel de la fosa lumbar derecha [...] que para su curación requirió cuarenta
y dos días, estando 14 hospitalizado, y tratamiento quirúrgico [...]. Tras salir
de la panadería, el procesado José M.L. tiró el cuchillo en un contenedor
y se dirigió a la Comisaría de Distrito 1 (Sant Martí) del Cuerpo Nacional
50 DELICTUM 2.0
de Policía, donde a las 13.15 horas confesó los anteriores hechos y colaboró
con la policía en la recuperación del cuchillo. Según dictamen efectuado
por dos médicos forenses, el procesado José M.L. presenta una acentuada
personalidad paranoide y primaria de fuerte substrato emocional que en
situaciones adversas provoca reacciones de manera violenta y ofuscada, que
produjeron que sus capacidades volitivas y cognoscitivas estuvieran anuladas
en el momento de producirse los hechos». (STS 20 de febrero de 2002; pte.
Soriano Soriano; RJ 2002, 3360).
C.36a «El acusado Félix F., mayor de edad y sin antecedentes penales, el día 12
de diciembre de 1998 sobre las 2.15 horas, circulaba por ... conduciendo
el vehículo ..., y al llegar al cruce ..., y al ver que su madre se hallaba en el
umbral de su casa a la citada intempestiva hora conversando con su conve
cino Francisco de 53 años de edad, hallándose éste sobre la acera..., y con
quien aquélla mantenía una insólita relación sentimental, que era mal vista
por el acusado y sus hermanos, alguno de los cuales ya le había afeado a
Francisco su conducta conminándole a que pusiera fin a dicha relación,
ofuscado y con las facultades intelectivas y volitivas notablemente alteradas
por la ingesta de bebidas alcohólicas, irrumpió en la acera con su vehículo
subiendo las ruedas al bordillo, embistiendo por el lado derecho al citado
Francisco P. P., que cayó al suelo, resultando con lesiones consistentes en
... bajando del vehículo después del atropello el acusado y dirigiéndose al
mismo le dijo «no es que te he atropellado, sino que te voy a matar», propi
nándole seguidamente un golpe con la mano en la cara». (SAP Castellón, 8
de octubre de 2001; pte. Tintoré Loscos; ARP 2001 795).
^ C.36b «El día 31 de marzo del año 2002, sobre las 03-30 horas, Ignacio y Rubén
se encontraban en compañía de Eusebio y Adolfo, en el Pub ... Sobre tal
hora cuando Rubén se dirigía al baño, y al intentar sortear el paso que
estaba obstaculizado por el grupo de Agustín y Juan Ramón, éste intentó
darle un codazo y decirle «de que vas tío», consiguiendo Rubén evitarlo.
Cuando éste salió del baño tropezó con Juan Ramón, lo que provocó que
éste comenzara a amenazarle, diciéndole que «te he dicho que de qué vas».
Instantes después y sin mediar palabra Agustín, saltando una pequeña re
pisa ... se abalanzó sobre Rubén a la vez que Juan Ramón cogió asimismo
a Rubén golpeándole ambos, propinándole varios navajazos. Eusebio con
intención de separarlos agarra de la cintura ajuan Ramón, quien lanza un
navajazo contra Ignacio, a quien desborda yendo en persecución de Eu
sebio a quien apuñaló; acto seguido se le incorpora Agustín, que propina
varios golpes o cuchilladas a Eusebio, encontrándose éste en posición fetal,
a quien deja tendido en el suelo, con huellas de sangre... Como conse
cuencia de dichas agresiones Eusebio, de 20 años, sufrió heridas con arma
blanca en... [que] hubieran sido mortales si no se hubiera intervenidos en
breve espacio de tiempo. Rubén, presentó herida inciso en ...» (STS 17 de
marzo de 2005; pte. Berdugo Gómez de la Torre; RJ 2005, 4308).
^ C.37a «En la madrugada del día 13 de octubre del año 2001 el procesado José
Angel, ..., acudió a la discoteca ... acompañado de Clara y Irene. Sin que
conste si con anterioridad habían llegado a entrar en el establecimiento,
sobre las 4 horas tuvieron un percance con los porteros, quienes les nega
ron la entrada y les expulsaron, por lo que los tres procedieron a abando
nar el lugar si bien el acusado lo hizo profiriendo gritos e insultos contra
los porteros, lo que motivó la intervención de Guillermo, funcionario del
Cuerpo Nacional de Policía, que se hallaba frente a la discoteca en el arcén
de la carretera en compañía dejuan Ignacio, también miembro del Cuerpo
Nacional de Policía, sin que la razón de la presencia de ambos -fuera de
servicio y vestidos de paisano- en el lugar haya quedado suficientemente
acreditada. Guillermo y el acusado discutieron formándose un barullo en
el que no consta si el primero llegó a identificarse como policía y a exhibir
su placa reglamentaria. Durante el incidente, que duró escasos instantes,
L.3 EL TIPO D O L O S O DE C O M IS IÓ N (II)
Clara se metió por medio de ambos siendo apartada por Guillermo, mo
mento en el que José Ángel sacó una navaja de cachas de madera que por
taba, con una hoja de nueve centímetros de largo, que inopinadamente
clavó en dos ocasiones seguidas en el cuerpo de Guillermo, primero en
el vientre y a continuación en el costado. A consecuencia de los hechos
Guillermo sufrió lesiones consistentes en una herida en el epigastrio, unos
nueve centímetros por encima del ombligo, que no penetró en cavidad, y
una herida penetrante en la parte superior del hemitórax izquierdo, con
sección parcial del músculo dorsal ancho a nivel de la axila y gran hemo
rragia, que precisó para su curación intervención quirúrgica exploratoria
y reparadora. De ellas curó a los sesenta días...». (STS 28 de mayo de 2004;
pte. Martín Pallín; RJ 2004, 3851).
C.37b «La noche del 26 al 27 de noviembre de 2005, los procesados A., B. y C., ^ ^
puestos previamente de acuerdo, se dirigieron al Bar Los Camioneros sito
en la Avda. Bellavista de Sevilla, con la intención de apoderarse de la re
caudación del local y de otros efectos de valor que encontrase, para lo cual
B. llevaba una escopeta de cañones supuestamente recortados de descono
cida procedencia con la que se había hecho previamente. Se trasladaron
al lugar los tres procesados en un ciclomotor tipo Scooter, conviniendo
que A. entrara en el establecimiento en el que aún se hallaban clientes,
permaneciendo allí mientras los otros dos procesados esperaban en las in
mediaciones del local hasta que A. les diese la señal oportuna para dirigirse
al establecimiento y exigirle al titular del mismo la entrega de lo que de
valor tuviera. Alrededor de la una de la madrugada A. entró en el esta
blecimiento en el que aún se hallaban clientes y pidió una consumición y
varias bebidas con hielo para llevar. Cuando se apercibió de que los últimos
clientes se disponían a marcharse, salió del establecimiento, dejando sobre
el mostrador la bolsa con la compra realizada, y se dirigió a una cabina
telefónica situada a escasos metros del local, desde la que simuló realizar
una llamada, haciendo señas desde ella a los otros procesados para que
acudiesen al bar. Dado el aviso, y cuando ya los últimos clientes habían
abandonado el local, A. volvió a entrar, recogiendo la bolsa con la compra
realizada del mostrador y se dirigió a la puerta para salir, siendo seguida
por el titular del establecimiento, Landelino, que tras la salida de esta úl
tima cliente, pretendía cerrar la puerta del establecimiento con las llaves
que ya tenía puestas en la cerradura. En ese momento, tras la salida de A.
del local, y cuando Landelino se disponía a cerrar la puerta, el procesado
C., seguido a corta distancia por B., exigió a Landelino que le entregase el
dinero, al tiempo que le encañonaba con el arma a corta distancia. Lande
lino reaccionó de forma instintiva intentando apartar el arma y cerrar la
puerta, provocando con su movimiento una reacción igualmente instintiva
de C., que al aferrar la escopeta oprimió el gatillo, de forma que disparó el
arma alcanzando a Landelino en la cara, produciéndole la enucleación del
ojo derecho y estallido craneofacial, con lesión irreversible de estructuras
encefálicas, que le provocaron la muerte instantánea». (STS 12 de mayo de
2009; pte. Prego de Oliver; RJ 2009, 4161).
C.38 «Se declaran expresa y terminantemente probados los siguientes hechos: so- ^ ^
bre las 6:30 horas del día 30 de marzo de 2002, el acusado, Víctor Manuel,
mayor de edad, y sin antecedentes penales, mientras se hallaba desempe
ñando sus funciones como «relaciones públicas», en la discoteca «Metrópo
lis» sita en la localidad de Los Cristianos, de la isla de Tenerife, -local que
era explotado por la sociedad mercantil «Maracatu, S.L»., a su vez asegura
da en la entidad Mapfre Guanarteme-, y a raíz de un altercado producido
en el interior del mencionado local, agredió a Lucio, asestándole al menos
un violento cabezazo con ánimo de menoscabar su integridad física, que
provocó que éste se desplomara, cayendo al suelo.- Como consecuencia de
la agresión el Sr. Lucio sufrió las siguientes lesiones [...] El lesionado estu-
52 DELICTU M 2.0
Ejercicios de autoevaluación
I. Tentativa.
II. Consumación.
Agotamiento.
IV. El desistimiento
voluntario.
V. Relevancia del
resultado en la res
ponsabilidad penal
¿jCómo que menos mal!? (remisión L.14).
El «procesado sentía cierto rencor por el que había de ser su víctima, al encontrarse
con él en la ocasión de autos y comenzar un diálogo, sacó una navaja que habi
tualmente portaba en el bolsillo, acometiéndole y asestando con ella repetidos golpes,
sin que conste su número, produciéndole heridas incisas múltiples en cara, tórax,
abdomen y manos y otras heridas punzantes en tórax y abdomen, que curaron a
los doscientos cincuenta días de asistencia, quedándole como secuelas numerosas
cicatrices en manos, tórax y cara, con una longitud, dice gráficamente elfactum,
STS 23 de noviem
de más de ochenta centímetros en total más la pérdida defuerza muscular, cayendo
bre de 1983; pte.
Latour Brotons; RJ de inmediato al suelo tras la agresión y yendo el procesado al Ayuntamiento donde
1983, 5683. manifestó que había matado a un hombre».
II. 1. Respecto a los numerosos golpes, puede decirse que constituyen una
conducta humana, en la medida en que nada se dice sobre movimientos
reflejos o inconsciencia. Asestar esos navajazos sólo puede explicarse como
un proceso controlable por el sujeto, puesto que poco antes han dialogado,
saca la navaja, golpea... Todo ello evidencia el autocontrol, luego la conduc
ta humana. Existe, pues, conducta hum ana por parte de R.
II.2. Una vez que sabemos que se trata de una conducta, vamos a ver si
dicha conducta es típica. En concreto, hay que analizar la relevancia de
las incisiones de R. con su navaja en repetidas ocasiones en el cuerpo de
la víctima. Dichos navajazos, suprimidos mentalmente (fórmula heurística
de la condicio sine qua non) hacen desaparecer el efecto sobre el cuerpo de
la víctima, por lo que es posible afirmar la relación causal navajazo-herida.
Ahora bien, como esto no es suficiente para determinar objetivamente la
relación de tipicidad, o imputación objetiva, que hay entre las punzadas
de R. y la víctima, hemos de continuar preguntándonos si además de cau
sales, esas puñaladas encierran un riesgo típicamente relevante a efectos
L.4 LOS TIPOS INCONGRUENTES (I)
II.3. No hay nada en los hechos que nos permita negar la antijuricidad ni la
culpabilidad. No hay supuestos de causas de no punibilidad para estos casos.
Esto plantea la necesidad de distinguir unas tentativas de otras. Por una parte, hay tentativas a
las que falta mucho para llegar a la consumación; mientras que a otras sólo les falta la produc
ción del resultado, y el agente ya no ha de hacer nada más. En el primer caso se habla de tenta
tivas inacabadas, y en el segundo de tentativas acabadas. La atenuación de la pena prevista en
el código penal español (descenso de la pena en uno o dos grados) se ha interpretado por la
Jurisprudencia del siguiente modo: en casos de tentativa acabada, la rebaja lo es en un grado;
y de dos en la inacabada. Es decir, el estadio de ejecución alcanzado determina la penalidad.
Pero también influye el grado de peligrosidad del intento. ¿Cómo valorar la peligrosidad?
Toda tentativa, por definición, resulta ex post no peligrosa, pues entonces ya contamos con
que el intento no fue suficientemente peligroso, pues no llegó a producir el resultado. Luego
la peligrosidad de la tentativa se da, y ha de valorarse, ex ante. En efecto, es entonces cuando
el agente y el espectador objetivo del entorno en esa situación perciben lo realizado como
peligroso o no. Es esta la perspectiva a tener en cuenta. Pero aun entonces hay casos de ten
tativas que ya de antemano son peligrosas y se perciben como tal, mientras que las hay que
se perciben como peligrosas sin que lo sean realmente. Es el caso de la tentativa inidónea, a
distinguir de la idónea. Veámoslo en C.42.
LA LOS TIPOS INCONGRUENTES (I) 59
«El acusado, Juan José C.M., mayor de edad, se encontraba el día 19 de junio del
año 2000 en las dependencias delJuzgado de instrucción núm. 3 de Ayamonte, a
las que había sido conducido a fin de participar en una diligencia de instrucción
acordada por dichoJuzgado. Finalizada su práctica, solicitó ser recibido por la Juez
de dicho órgano, doña Yolanda B.R. Situado en su despacho y sentado frente a ella,
separados ambos únicamente por una mesa, el acusado pidió que se le retiraran las
esposas que le sujetaban las manos. Accedió a ello la Juez y, una vez liberado el acu
sado, sacó su cartera del bolsillo trasero del pantalón y extrajo de ella una cuchilla
de afeitar. A continuación, rodeando la mesa, se acercó hasta la Juez y la sujetófuer
temente haciéndole presa en el cuello con uno de sus brazos y causándole cortes con
la cuchilla en dicha parte de su cuerpo, al mismo tiempo que gritaba las palabras
"la mato Los dos Agentes de la Guardia Civil que se hallaban encargados de la
custodia del detenido, hoy acusado, eran don Daniel Femando J.L. y doña Araceli
Z .R Se encontraba igualmente en el despacho el oficial delJuzgado don Luis N.M.
[...] Casi simultáneamente, el agente de la Guardia Civil señorJ. L., con el pro
pósito de reducir al acusado y deforzarle a que cesara en su acción agresiva contra
la Juez, sacó su arma reglamentaria, que se hallaba sin cargador y sin bala en la
recámara (es decir completamente descargada) y apuntó con la misma al acusado,
acercándole el cañón hasta la cara. Y en ese momento, Ju an José C.M. pudo coger o
sujetar el arma con la que le apuntaban y retorció la mano del agente, que no tuvo
más remedio que soltarla, quedando ésta en poder de aquél. Una vezJu an José C.M.
tuvo el arma en su poder la dirigió contra el cuerpo del agente e intentó accionar el
mecanismo de disparo, al mismo tiempo que repetía la frase “os voy a matar”. Como
quiera la pistola carecía de cargador y de munición, no se produjo ningún disparo
ni llegó a percutir el mecanismo, a pesar de lo cual el mismo acusado dirigió el arma
contra la otra agente de la Guardia Civil e intentó accionar el gatillo apuntándole
al pecho. La circunstancia de que el arma estaba descargada no era conocida por el
acusado, si bien lo estaba durante todo el momento de la conducción, ya que se trata
de una consigna general adoptada por razones de seguridad. Una vez que el acu
sado pudo comprobar que su propósito de disparar el arma no obtenía el resultado
querido, se quedó abatido y se sentó en el suelo siendofinalmente reducido y deten ido
[...] El agente señorJ. conocía que su propia arma carecía de munición y empleó
dicha arma en el modo indicado, con el propósito de que el detenido, desconociendo
tal hecho, desistiera voluntariamente de su actitud. [...]. Por su parte la agente STS 20 cle enerode
señora Z. K , no dedicada habitualmente a este tipo de traslados y servicios, quedó
sorprendida por lo inesperado de la situación, y en el momento en que le apuntaban ggo. cfr. Sola Re-
con el arma defuego tuvo la creencia cierta de que podía morir, sufriendo por ello un che. Caso de los
grave impacto emocional que degeneró en una neurosis postraumática, que precisó disparos sin bala ■
de tratamiento médico para su curación, requiriendo un total de 188 días hasta e,n f a'°' (tue^ " aero"
r , doctrina en Derecho
alcanzar la total sanidad y durante los cuales quedó impedida para el desempeño penait Madrid,
de sus ocupaciones habituales [...]». 2011, pp. 731-746.
Pero más allá de este problema estructural, hay que preguntarse si en tér
minos valorativos constituye tentativa de un delito (por tanto, en principio
algo merecedor de pena) una conducta que carece de capacidad para pro
ducir el resultado lesivo: disparar con una pistola descargada. Es el proble
ma de la relevancia de las tentativas consideradas inidóneas. Obviamente
DELICTUM 2.0
II.3. Nada hay en los hechos relatados que permita afirmar lajustificación
de esa conducta. Ni tampoco se menciona nada que afecte a la culpabi-
LA LOS TIPOS INCONGRUENTES (I) 63
III. En definitiva, y como conclusión, J.J. ha de responder por delitos de Cfr. c.72.
amenazas, lesiones y homicidio en tentativa.
Hechos basados en
A., estando embarazada, acude a B., para que le provoque el aborto. Para lo cual, los de la senten
B. le proporciona repetidamente infusiones de manzanilla, con el convencimiento cia del Tribunal
de que era producto idóneo para dicha finalidad, pero sin que seproduzca el efecto, Imperial alemán
(Reichsgericht)
dada la total inocuidad de la infusión.
de 24 de mayo de
I. En estos simples hechos se destaca cómo B. lleva a cabo repetidas actua 1880: RG 1,4S9.
Cfr. Alcacer
ciones al proporcionar a A., embarazada, una serie de infusiones con la fi
G u ir a o , «Caso del
nalidad de provocar la muerte del feto. Se trata de responder a la cuestión abortivo inocuo»,
de si esas actuaciones fundamentan responsabilidad penal. en Casos que hicieron
doctrina en Derecho
II. A partir de estos hechos, y centrándonos principalmente en B., cabe penal, pp. 81-93.
señalar lo siguiente.
II.2. Nos centramos en el delito de aborto (arts. 146 ss.) y dejamos aparte
el de una estafa (caso de que hubiera mediado precio y engaño de B. a A .).
¿Resultan causales las infusiones administradas e ingeridas para la muerte
del feto? De entrada, no hay muerte del feto, luego no hay que plantear
la cuestión de la causalidad ni la consumación del tipo de aborto. Sin em
bargo, ha de considerarse si se trata de una conducta abortiva (es decir, si
es típica del delito de aborto), aunque de manera incompleta (se realizan
algunos actos del tipo, pero no todos: tentativa). Para ello, se precisa que la
conducta realizada despliegue al menos un riesgo en el sentido del tipo en
cuestión. En este caso, el riesgo de la conducta no es que sea insignificante,
sino que carece de toda relevancia para causar la muerte. Dicho con otras
palabras: la ingesta de manzanilla no despliega el más m ínim o riesgo para
la vida. Luego la conducta no colma el tipo objetivo del delito de aborto.
64 DELICTUM 2.0
Sin embargo, sabemos que B. proporciona esa sustancia con la firme in
tención de provocar la muerte del feto: en la representación del agente sí
parece exisdr el riesgo mortal, aunque en la realización se demuestre ab
solutamente ineficaz a esos fines. Con otras palabras: se trataría de un ries
go que sólo existe en la representación del agente, pero no en la realidad
extramental. ¿Qué relevancia jurídico-penal puede tener tal situación? El
riesgo sólo existe en lo que el agente se representa: en la medida en que
se limite a eso, no hay un peligro que haga intervenir al Derecho penal.
A parür del m om ento en el que la representación del peligro sea com
partida en un contexto intersubjetívo, podríamos hablar de que existe
un peligro «objeüvo», que haría aconsejable la intervención del Derecho
penal. Pero en este caso, no se da tal circunstancia, sino que todo queda
en el hipotéüco planteamiento de B.
( \
La no producción del resultado no
( Por el grado de ejecución ) (Por el peligro creado) ( Impune ) hace menos grave la conducta
V J
x x ~~
(inacabada) ( acabada) ( idónea ) (inidónea j
pero sí menos necesaria su
sanción
Comienzo., ...(-i-resultado)
★ ★W C.44 «El acusado Francisco Javier D. de la I., mayor de edad y sin ante
cedentes penales, el día 25 de ju lio de 1997 sobre las 3.45 horas
transitaba por la calle Cantín y Gamboa de esta ciudad, cuando al
llegar a la altura del núm ero 35 de dicha vía, se detuvo y creyendo
que no era visto sacó de una bolsa que llevaba, una llave de las deno
minadas fijas y con esta herramienta trató deforzar la persiana metálica
L.4 LOS TIPOS INCONGRUENTES (I) 65
^ ^ C.45b Se relata cómo «contra el automóvil que había ocupado su deseada vícti
ma» el recurrente efectuó «un disparo ... en la creencia de que lleva[ba]
conductor, reiterado cuatro veces más, cuando el mismo había salido del
vehículo», desde antes del primer disparo. (STS 26 de febrero de 1981; pte.
Hijas Palacios; RJ 1981, 787).
^ ^ C.46a «[La víctima] había sido introducida en España por una vecina suya en
Nigeria, la acusada Flora, mayor de edad y sin antecedentes penales, quien
antes de iniciar el viaje, en diciembre de 2001, le había sometido al rito del
"vudu”, cortándole pelo de la cabeza así como las uñas de las manos, para
asegurarse que accedería a todas sus pretensiones; que prometió darle un
trabajo de peluquera, pero una vez en España la retenía en su domicilio y la
obligaba a prostituirse en varios clubs, como el “Gallo de Oro”, donde fue
detenida por la policía. Que la golpeaba, sino accedía a sus pretensiones y
no le daba el dinero que recaudaba con esa actividad y que le había hecho
entregas por un importe total de veintiséis mil euros. [...] Así procedían
durante el primer año de estancia, pues después la permitían marchar sola
en el tren o el autobús; que llegó a estar un mes escapada, pero volvió por
miedo al “vudu" que le había practicado J.; que les había hecho entregas
del dinero que ganaba hasta llegar a los catorce mil euros de los veinticinco
mil que le exigían. Al iniciar una relación de noviazgo, se marchó nueva
mente del domicilio y, siguiendo los consejos de su pareja, formuló denun
cia, por no haber accedido los acusados a reintegrarle parte del dinero que
les había entregado». (STS 25 de noviembre de 2005; pte. Giménez García;
RJ 2006,186).
^ ^ C.46b «Sobre las 19,30 horas del día 19 de junio de 2.002, el acusado Victor Ma
nuel , dominicano, NIE ..., nacido el 24/8/1976, sin antecedentes penales,
cuya situación legal en España no consta y en prisión provisional por estos
hechos del 6 al 8 de julio de 2002, con ánimo de ilícito apoderamiento,
previamente concertado con otros dos individuos no identificados, entró
en la tienda Phone Center ubicada en el n° 38 del paseo de Santa María de
la Cabeza de esta capital y colocando a su propietaria Natalia en la cara una
pistola simulada, cuyas características no constan, le exigió la recaudación.
Natalia pulsó el botón antiatraco y al percatarse de ello el acusado cogió
el bolso de Natalia que estaba sobre una mesa y en cuyo interior había
900 euros en metálico y diversos efectos personales que junto con el bolso
han sido tasados pericialmente en 619,17 euros entre los cuales estaba su
DNI, tarjeta de crédito de Caja Madrid y dos talonarios de cheques de Caja
Madrid de su cuenta ... B) El acusado con anterioridad al día 19 de junio,
en concreto el 11 de junio de 2.002 había abierto en la sucursal n° 1136 de
Caja Madrid sita en la Gran Vía la libreta de ahorro n° NUM002 y con los ta
lonarios sustraídos y el DNI de Natalia el día 20 de junio de 2002 ingresó el
cheque nü NUM003 por importe de 11.900 € correspondiente a la cuenta
de Natalia a través de un cajero automático en su propia libreta de ahorro
y al día siguiente a las 12,56 horas se personó en la sucursal de Gran Vía de
Caja Madrid (n° 1136) con intención de cobrarlo sin que lograra su ilícito
propósito al no ser abonado por el banco por no haber transcurrido el
L.4 LOS TIPOS INCONGRUENTES (I)
C.46c «Sobre las 19.45 horas del día 9 de julio de 1998 el acusado Ramón V. N., ma ★ ★
yor de edad, conducía el turismo de su propiedad Citroen ZX, PO-...-AX por
la G550, en Dena-Meaño; en el punto kilométrico 36,750 estaba estacionado
el turismo Ford Escort PO-...-BK, a cuyo volante se encontraba Isabel S. P.;
fuera del turismo y descargando bultos por el portón trasero se encontraba
su hija Isabel P. S. y el hijo menor de ésta, de tres años de edad, estaba en
el interior del vehículo, en la parte trasera. Al llegar el turismo que condu
cía el acusado a la altura del Citroén estacionado y en paralelo al mismo, el
ocupante que le acompañaba en el asiento del copiloto, y que no ha sido
identificado, asomándose por la ventanilla lateral derecha y a unos 60 cm
de distancia efectuó un disparo contra el Ford Escort, llegando a impactar
el proyectil contra la esquina superior de la ventanilla trasera derecha, y sin
detenerse prosiguió su marcha. No consta que entre el acusado y el autor ma
terial del disparo hubiera concierto o acuerdo previo en la acción ejecutada
por el segundo. [...] Minutos después, el acusado fue detenido a las 20.25
cuando se encontraba en el bar “Ye-Ye”, sito en el cruce de la carretera de
Vilariño con Barrantes, adonde había acudido con el acompañante autor del
disparo; en el bolsillo de la puerta lateral derecha del vehículo se encontraba
la pistola semiautomática marca Manurhin de calibre 7,65 mm con número
de identificación 368.286, en perfecto estado de funcionamiento, con la que
se había efectuado el disparo». (SAP Pontevedra, Sección 1.a, 1/2002, de 30
enero; pte. Picatoste Bobillo; ARP 2002, 247).
C.48 «Alvaro , mayor de edad y ejecutoriamente condenado, entre otras por sen
tencia firme de fecha 14/7/00 por delito de robo violento, a la pena de 2
años de prisión, sobre las 2:15 horas del día 15 de mayo de 2002,con ánimo
de apoderarse de lo que pudiera, pretendía, subido en una marquesina,
forzar el barrote de una ventana y penetrar en la panadería..., propiedad
dejóse Luis. Sita en la calle... de Santander, cosa que no logró por la rá
pida intervención policial, que allí mismo procedió a su detención». (SAP
Cantabria, Sección 3.a, 12/2004, de 16 febrero; pte. Arias Berrioategortua;
JU R 2004, 82888).
C.49a «Que sobre las 22.30 horas del día 6 de jun io de mil novecientos noventa ★ ★
y tres (6-6-1993) el procesado Sebastián B. (sic) A., mayor de edad y sin
antecedentes penales, encontrándose en el inmueble familiar [...], donde
68 DELICTUM 2.0
★ ★ íV c.49c «El día 26 de julio de 2005 la pareja formada por la procesada [María An-
tonieta] y Germán salieron con unos familiares y amigo, José Ángel, a ce
lebrar por la noche una fiesta del santo de uno de ellos. En el transcurso
de la velada que la procesada, como los demás ingirió varias cervezas, se
L.4 LOS TIPOS INCONGRUENTES (I)
Ejercicios de autoevaluación
UJ <
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coo z
O LU
o
Q.
h=
LOS TIPOS
INCONGRUENTES 5
: LA IMPRUDENCIA Conviene estudiar
en un manual de la
asignatura:
I. Introducción: el de
lito imprudente y la
responsabilidad por
impruedencia.
II. La impruencia.
1. Concepto y
clases.
2. Régimen del
Código penal
español.
II. 1. R.A. al disparar los cinco cartuchos de su escopeta realiza una con
ducta hum ana y susceptible de autocontrol. No hay ningún detalle que
nos pueda indicar lo contrario, ya que no puede afirmarse que alguien
esté cazando un animal como un jabalí sin realizar con ello una conducta
humana. Cazar implica desarrollar autocontrol, tener alternativas, pues
debe moverse, buscar la pieza, apuntar, disparar... Sin conducta humana
no hay caza.
Sin embargo, en este m om ento cabe resaltar que esos disparos se pro
dujeron en peculiares circunstancias: se encontraban de cacería. Como Uno de los textos
detallan los hechos, ambos cazadores estaban batiendo a un jabalí que se más antiguos que
encontraba en las inmediaciones. Al ver R.A. que se movían unos mato abordan el trata
miento del error del
rrales, supuso que se trataba del jabalí (al que «vio aparecer y desapare
sujeto es la Etica a Ni-
cer entre los matorrales en dos o tres ocasiones») y por tanto disparó. Se cómaco de Ar ist ót e
observa cómo hay una divergencia entre lo que R.A. se representa: antes les (384-322 a. C.),
de disparar, antes de realizar el riesgo típicamente relevante (ex ante), la de donde se entresa
ca este pasaje ( l i l l a
conducta era representada como matar un jabalí que se movía entre los
8-19): «...puede uno
matorrales, pero lo que sucede después (ex post) es algo distinto. Esta di ignorar lo que hace,
vergencia constituye un error (disparidad entre la representación del suje por ejemplo, cuando
to y lo que acaece en la realidad extramental) sobre un elemento exigido alguien dice que se le
escapó una palabra
por el tipo (en el caso del homicidio, sobre el objeto de la conducta de
o que no sabía que
matar, el «otro», que incluye el tipo del homicidio, descrito en los arts. 138 era un secreto, como
y 142). Puesto que se refiere a un elemento del tipo, dicha divergencia Esquilo con los miste
constituye un error de tipo, es decir, R.A. yerra sobre un elemento exigido rios, o que, querien
do sólo mostrar su
por la descripción legal del delito de homicidio: sobre el objeto (error in funcionamiento, se le
objecto). Dado que hay error sobre un elemento del tipo, su conducta no disparó, como el de
es dolosa en ese punto: desconoce que el riesgo típico que efectúa es de la catapulta. También
podría uno creer
muerte de un ser humano. R.A. conoce, cree, que su riesgo es de muerte
que su propio hijo es
de animal, pero no del otro cazador, J.J. En efecto, el error sobre el ele un enemigo, como
mento (objeto) del delito lo es sobre un objeto relevante: no se trata de un Mérope; o que la
mero equivocarse sobre la identidad de la victima (se representa matar a punta de hierro de la
lanza tenía un botón;
Pedro, y mata en realidad a Ju an ), sino un error sobre algo esencial, re
o que una piedra
levante: así como matar a un jabalí es irrelevante a estos efectos, no lo es cualquiera era piedra
matar a una persona. pómez; o dando tma
bebida a alguien para
Por otra parte, no parece que disparar sin estar seguro de la pieza en el salvarlo, matarlo por
marco de una cacería sea una conducta irrelevante. Aunque él disparaba a el contrario; o que
(lo que se representaba ser) un jabalí, podemos imputarle su error. Obsérve riendo a uno darle
una palmadita,
se: se le im puta a pesar de que no hay dolo, de que existe error. Precisamen noquearlo como en el
te se le imputa haber disparado en error, por no conocer lo que debería pugilato. Puesto que
haber conocido. Es obvio, que debería haber conocido antes de disparar, uno puede ignorar
todas estas cosas en
porque portar un arma de fuego es un elemento altamente peligroso que,
las que está implicada
como cualquiera se representa, puede provocar la muerte de seres luima- la acción, el que des
nos. Además, entre cazadores, a cualquiera es exigible que divise la pieza conoce cualquiera de
antes de disparar. Se trata, en definitiva, de un error sobre elementos del ellas especialmente
las más importantes,
tipo, y de carácter vencible. Dicho error vencible sobre un elemento del
se piensa que ha
tipo se sanciona como delito imprudente (art. 14.1), allí donde el legis obrado involuntaria
lador ha previsto tales delitos imprudentes (numerus clausus)'. art. 142, en mente» (trad. Pallí).
74 DELICTUM 2.0
11.3. En el resto de los hechos no vemos que haya ninguna causa d ejusü
ficación posible. De este modo, se trata de un hecho típicamente antiju
rídico.
Caso académico «Un conjurado decide dar muerte al Rey. A l descargar el golpe fatal, hiere grave
propuesto por Groi- mente a uno de los servidores que se interpuso entre el puñal y la víctima elegida».
zard, apud Silva
Sá n c h e z /B aldó I. Siendo estos los hechos, sobre la responsabilidad del conjurado C. po
L a v il l a /C orcoy
demos afirmar:
B id a s o l o , Casos,
p. 142 II. 1. C. lleva a cabo una conducta hum ana y susceptible de autocontrol,
como muestra el que acertara a estar allí en aquel preciso momento, con
algo que no es inocuo ni frecuente sino con un puñal, eludiendo a los que
le impidieran el paso... Además, no se dan los supuestos que excluyen la
acción hum ana (fuerza irresistible etc.).
II.3. No hay nada en los hechos que permita afirmar la falta de antijurici-
dad. Tampoco la ausencia de culpabilidad. No hay previstas causas de no
punibilidad para estos supuestos. Por lo tanto, C. lleva a cabo una conduc
ta típicamente antijurídica culpable y punible.
C. será sancionado entonces con la pena del delito más grave en su mitad
superior, salvo que dicha agravación supere la pena que correspondería
Cfr. C.51 y C.53. si se castigaran por separado, en cuyo caso se sancionan aparte (art. 77).
Además de vencible, es preciso que el error se halle previsto en la ley como delito. Con
otras palabras: no todo error vencible es típico (constituye delito), sino sólo aquel que,
además de evitable, haya sido tipificado (definido) por el legislador como delito. Dicha
sanción restringida o sectorial para sancionar los casos de error vencible sobre elementos
del tipo se conoce como m odelo de numeras clausus en la sanción de la imprudencia (a
diferencia del sistema de numeras apertus, previsto antes del CP 1995: se preveía la impru
dencia como un delito genérico).
Aberrado idus )
In persona Sobre el Situaciones
vel proceso complejas
in objecto ( Preterintendonalidad )
causal
( Dolus generalis )
En realidad, todo error es evitable de alguna manera u otra, puesto que «siempre»
sería posible llegar a saber y salir del desconocimiento. Pero no nos interesa ahora la pro
babilidad de salir del error, sino el cuidado que exigimos al sujeto para no caer en error
o para salir del error. Es decir, que en algunos casos hay algo de reproche normativo hacia
el sujeto que yerra. En cambio, hay errores que no se imputan al sujeto, porque exigirlo
así sería excesivo (no incumbe al sujeto saber todo). Se trata de los casos de error invencible,
en los que no se atribuye al sujeto haber caído en un error. Procede entonces declarar la
im punidad.
Así como el dolo viene referido a los elementos del tipo, es posible a su vez errar sobre
todos y cada uno de dichos elementos: objeto de riesgo, curso del riesgo, circunstancias,
condición de la víctima... Desde antiguo se han estudiado los posibles errores del sujeto:
error in objecto, error in persona, aberratio ictus, error sobre el proceso causal... En C.52 se
planteaba un caso de aberratio ictus, y en C.51 de error in objecto.
Veamos ahora C.53, en donde se plantea un problema algo distinto: ¿fundamenta cual
quier error la imputación como impradente?
«El recurrente conducía sin habilitación legal por el casco urbano de la ciudad de STS 5 de abrí] de
1983; pte. Rodrí
Soria, una motocicleta marca Bultaco y tuvo un accidente, atropellando a una
guez López;
niña que salió inesperadamente corriendo, tratando de cruzar la calle de izquierda RJ 1983, 2242.
a derecha, yéndose a dar contra la motocicleta sufriendo lesiones».
Parece que es lo sucedido en este caso: las lesiones han sido causadas por
el motorista al conducir, pero su conducta no genera un riesgo típica
mente relevante de lesiones (arts. 147 ss.): el conducir sin carné se halla
prohibido por una norma cuya finalidad es diversa a la que prohíbe lesio
nar y matar. Distinto sería si su conducción fuera arriesgada, pero nada
se nos dice en los hechos sobre una posible conducción de esa clase por
parte del motorista. Cabria afirmar que el fin de protección de la norma que
exige llevar carné no incluye evitar que algunos sujetos (la niña) se lancen
inopinadam ente a la calle exponiéndose al peligro. En conclusión, no
hay im putación objetiva entre el resultado de lesiones y la conducta del
motorista.
C.54 «Sobre las 0.45 horas del día 25 de abril de 1999, cuando Alejandro
G.E. salía de la Discoteca «Baroque» de Sala (provincia de Coruña)
y estaba separando a dos conocidos suyos que se peleaban en una
calle próxima, el acusado, Ricardo D.V., mayor de edad, sin antece
dentes penales, que también conocía a los que se peleaban, creyendo
que Alejandtv inten<enía en la pelea y en el m om ento en que éste estaba
sentado encima de uno de los contendientes que había separado, le
golpeó con la escayola en la cabeza y dio patadas en la cara y cuer
po, ocasionándole heridas consistentes en contusión en m entón y
región ángulo-mandibular izquierda, así como la pérdida, en ese
momento, del diente incisivo central superior derecho y la fractura
coronal del central izquierdo, que necesitó de su posterior extrac
ción odontológica. Todas las heridas tardaron en curar cuatro días,
precisando, además de la primera asistencia facultativa, de posterior
tratamiento médico e intervenciones odontológicas. Cuando el acu ¿Sobre qué aspecto se
sado reconoció a Alejandro cesó de golpearle, tras de lo cual se discul equivoca Ricardo?
¿Sobre la identidad
pó ante él y se ofreció a hacerse cargo de lo hecho. Posteriormente, de la víctima o sobre
ante el instructor de la causa y en el juicio oral reconoció su actua la trayectoria de sus
ción» (STS 3 de abril de 2003; pte. Ramos Gancedo; RJ 2003, 2770). golpes?
Cada tipo penal exige un concreto estado de la mens rea, a excepción de los
strict liability crimes (vid. AA.3). Ahora bien, dentro de los delitos que exi
gen una mens rea en la formulación del tipo, cabe distinguir entre subjecti-
ve faults (infracciones subjetivas) y objective faults (infracciones objetivas).
En los delitos que requieren una subjective fault es necesario probar que
el estado mental del autor era el exigido por la definición del delito. Equi
valen a lo que en Derecho continental denominamos delitos dolosos.
En los delitos en los que se requiere una objective fault no será necesario
probar que el autor tenía un estado mental determinado, sino que simple
mente no alcanzó cierto estándar exigible (falló al no apreciar un riesgo
que una persona razonable -reasonable man- hubiera apreciado). Se tra
ta de los delitos imprudentes. El Com m on Law se refiere genéricamente a
estos casos, como casos de criminal negligence. En cambio, el vocabulario
del MPC distingue entre los delitos de im pnidencia de recklessness (esta
do mental próximo al dolo eventual y la culpa consciente) y los delitos de Subjective faults
imprudencia de negligence (negligencia). Objective faults
Reasonable man
En un principio, el Criminal Law angloamericano distinguía entre los ca test
sos de mistake of fact (error de hecho) y los casos de mistake of law (error Criminal negligence
Recklessness
de Derecho). Pero al igual que en el Derecho continental, esta termino
Negligence
logía se está dejando de usar. Lajurispnidencia se refiere únicamente a la Mistake of fact
ausencia del estado mental requerido. Mistake of law
Sobre los delitos imprudentes basados en la terminología del Common Law: State v.
Hazelwood (946 P. 2d 875 Alaska) 1997. Sobre los delitos imprudentes basados
en la terminología del MPC: Panther v. Hames (991 F. 2d 576 9th. Cir.) 1993.
DELICTUM 2.0
^ A W C.55a «En el marco de una serie de disparos con arma de fuego de B. sobre diver
sas personas, impactó «un proyectil en el cuerpo de Ildefonso, penetrando
por la zona hemiabdominal derecha y saliendo por la zona intravertebral
derecha, y otro proyectil en el cuerpo de la tercera persona (..., Francisco)
que le penetró por la región lateral izquierda de la nuca, saliendo por la
fosa ilíaca izquierda. Ambos disparos se produjeron a corta distancia. En
inmediata sucesión temporal, B. procedió a accionar el interruptor de la
luz del garaje [en el que se hallaban] y como quiera que constató que
Ildefonso se encontraba incorporado, desde una distancia de aproximada
mente un metro, le apuntó empuñando la pistola del 22 y disparó acto se
guido, interesando el proyectil la zona pectoral a nivel del pezón de mama
izquierda, causándole una herida no penetrante en la cavidad torácica.
A la vista de lo sucedido, Ildefonso reaccionó con singular perspicacia,
desplomándose a continuación del impacto recibido por el arma de B.,
con la intención final de hacer creer a sus agresores que estaba muerto. Al
tiempo, Francisco se encontraba semi de rodillas apoyado en la pared del
garaje, en estado agonizante. A la vista de lo sucedido y en la firme creen
cia de que Ildefonso había fallecido, B. y R. decidieron deshacerse de su
cuerpo, manifestando este último que lo iría “a tirar al pantano de Foix",
a cuyo efecto entre ambos cargaron el cuerpo de Francisco [í Ildefonso] en
el vehículo marca Golf, propiedad de R. que se encontraba aparcado en el
garaje, emprendiendo la marcha a continuación...». Variante 1): «Mientras
tanto, Ildefonso, que había escuchado claramente las intenciones de R,
consiguió accionar el mecanismo de apertura de la puerta del maletero,
y apercibiéndose que el coche estaba parado, probablemente en un stop,
aprovechó la ocasión para tirarse a la calzada, siendo recogido instantes
después por un vehículo que transitaba hacia la localidad de L’Arboc del
Penedés que le trasladó al Centre d ’urgencies de El Vendrell.» Variante 2),
sobre estos hechos: A continuación, B. y R., dando por muerto a Ildefonso,
le arrojan al pantano, en donde efectivamente muere a continuación aho
gado». (STS 5 de mayo de 1998; pte. De Vega Ruiz; RJ 1998, 4607).
^ ^ C.55b A., con ánimo homicida, dispara contra su enemigo B., pero falla el tiro;
no obstante, la detonación provoca una estampida de caballos que arro
ya a B., quien finalmente muere. (Caso incluido en H r u s c h k a , Strafrecht
nach logisch-analytischer Methode, p. 11). Variante: Con ánimo homicida, A.
empuja a su enemigo B. y lo arroja desde lo alto de un puente al agua;
poco después, B. fallece río abajo a consecuencia de un golpe de la cabeza
contra unas rocas.
^ ^ ^ C.55c «Se declaran probados los hechos que fueron considerados como tales en
el veredicto emitido por el Jurado: durante la madrugada del día 11 de
diciembre de 2009, «el acusado Martin hablaba a gritos, siendo tales gri
tos oídos por Severiano, cuya habitación era la ... Instantes después de
que Severiano entrara ... a fin de indicarle a Martin que se callara», éste
«clavó en el abdomen de Severiano la navaja que empuñaba». «La navaja
que empuñó Martin estaba dotada de una hoja puntiaguda de un solo filo
L.5 LOS TIPOS INCONGRUENTES (II) 81
C.56 «Marco Antonio, ..., y funcionario del Cuerpo Nacional de Policía, con ★ ★★
carné profesional ..., se encontraba el día 15 de abril del 2000 en el des
empeño de las funciones de su cargo como integrante del indicativo poli
cial ..., de uniforme y acompañado por el también funcionario con carnet
profesional .... Sobre las 5 horas de la madrugada, y cuando patrullaban
aproximadamente a la altura del núm. 273 de la C / Bravo Murillo de esta
ciudad, fueron requeridos por la Central de dicho Cuerpo Policial para
prestar apoyo a otros compañeros que, con motivo de un robo con arma
ocurrido en el local “Seven Eleven” de la C / Bravo Murillo intentaban de
tener al autor del mismo. Al lugar de los hechos llegó con antelación otra
dotación policial compuesta por los funcionarios con carnet profesional...
y ... que trataban de detener como presunto autor del mencionado atraco
a Bartolomé, quien había sido visto portando una pistola. En el momen
to en que Marco Antonio se acerca al lugar de los hechos, es informado
por los agentes allí presentes de que, quien consideraban autor del atraco
se daba a la fuga, indicándole el agente con carnet ... que el mismo iba
armado, cuando la realidad era que en el previo forcejeo aquél había per
dido el arma que portaba. En estas circunstancias, y en la creencia de que
Bartolomé, que en esos momentos huía ya hacia la C / Nardo, portaba un
arma, Marco Antonio inició su persecución ignorando que el citado indivi
duo había sido previamente desarmado. La persecución se desarrolló por
varias calles y en el curso de la misma Marco Antonio dio varias veces el
grito de “Alto, policía”, al que Bartolomé hizo caso omiso. Incluso, aquél
llegó a efectuar algunos disparos al aire con su arma reglamentaria como
señal de advertencia. Ello no disuadió en su huida al Sr. Bartolomé, quien
en un momento dado se detuvo parapetado detrás de un coche, lo que
Marco Antonio, actuando en la creencia de que iba armado, interpretó
como que pretendía dispararle, por lo que reaccionó efectuando él mismo
varios disparos. Bartolomé continuó la carrera y en una segunda ocasión
igualmente se detuvo en un gesto que, igualmente en este caso, Marco
Antonio interpretó como un intento de dispararle, por lo que de nuevo re
accionó efectuando varios disparos. Tras esta segunda ocasión, Bartolomé
tras recorrer unos cuantos metros, cayó al suelo, siendo en este momento
alcanzado por Marco Antonio quien comprobó que no portaba arma algu
na». [Bartolomé resultó con heridas de diversa consideración: dos de los
disparos efectuados por M.A. le alcanzaron], (STS 19 de mayo de 2005;
pte. Martínez Arrieta; RJ 2005, 4941).
82 DELICTUM 2.0
i f ir ir C.57 «Resulta probado, y así se declara por la Sala, que el soldado MPTM D.
Luis Antonio , con destino en el CE CO M T - 4220 del O.APO.C.M. de
Vizcaya con sede en Bilbao, se ausentó de dicha Unidad Militar el día 27
de Enero de 2003, sin autorización de sus superiores, permaneciendo
irregular y desautorizadamente fuera de su destino y de control militar,
hasta que se reincorporó voluntariamente al mismo el 17 de Febrero de
2003. Durante el periodo de ausencia mantuvo contacto telefónico con
su Unidad de destino en varias ocasiones, hablando en una de ellas con
el Brigada D. Juan Luis, a quien dijo que se encontraba en Burgos en
casa de un amigo; el Suboficial le requirió para que se reincorporarse a
su Acuartelamiento, advirtiéndole de que podría incurrir en infracción
disciplinaria, si no lo hacía, no haciéndolo el soldado hasta el 17 de Fe
brero de 2003, como se ha dicho. El soldado Luis Antonio se incorporó
a las Fuerzas Armadas el 6 de Mayo de 2002 firmando el reglamentario
y correspondiente documento de incorporación; tras el periodo de in
formación firmó su compromiso inicial a 5 de Julio de 2002». [se alegó
durante el proceso que el procesado desconocía inicialmente el deber
de reincorporarse a su destino], (STS 16 de mayo de 2005; pte. Calde
rón Cerezo; RJ 2005, 9737).
★ ★ tÉl' C.58a «Se considera probado y así se declara que el día 16 de agosto sobre
las 04.35 horas, David B.G., mayor edad y con antecedentes penales no
computables a efectos de reincidencia ... ejercía ... funciones de vigi
lancia también en el interior del local, procedió a expulsar del mismo
a ju a n Antonio F. quien anteriormente había protagonizado unos leves
incidentes... Como quiera que Juan Antonio F. se negó a abandonar el
lugar, David B.G. le inmovilizó sujetándole un brazo a la espalda y pa
sando el otro alrededor del cuello, llevándole a rastras con dicha finali
dad hasta la salida de emergencia acompañado por el también vigilante
Jorge V.V. y, una vez en la calle Canigó, habiéndose adelantado éste
últim o unos pasos por entender controlado el tema, el acusado empujó
hacia fuera violentamente a ju a n Antonio F. quien debido a la fuerza
del em pujón propinado cayó pesadamente al suelo (con un golpe seco
que fue percibido por el señor V.V. quien se giró al oírlo) donde quedó
tendido. David B. G. consciente de que, por tenerle sujeto y dada la dis
tinta complexión física entre uno y otro, dándole un violento empujón
Juan Antonio F. podía caer y causarle lesiones, llevó a cabo la acción
peligrosa, no calculó ni controló como debía dado sus conocimientos
de defensa y ataque adquiridos por la práctica del Tai Jitsu la potencia
lesiva de dicho empujón que originó la fractura del hueso femoral iz
quierdo de la cabeza con consiguientes sendos hematomas epidural y
subdural que le ocasionaron desde un principio un estado de precoma
que desemboco en un estado de coma irreversible diagnosticado dieci
séis horas después cuando fue atendido en el Hospital del Valle Hebrón
del que falleció al día siguiente». (STS 4 de ju lio de 2003; pte. Delgado
García; RJ 2003, 5445).
^ ^ C.58b «Sobre las 1,00 horas del día 3 de febrero de 2007, el acusado Mateo,
mayor de edad y sin antecedentes penales, se dirigió al establecimien
to „Pub Marson" sito en Avenida de Europa núm . 130 de la Mojonera,
portando una pistola semiautomática marca Star del calibre 9,00 mm en
buen estado de uso careciendo de licencia o permiso de armas alguno,
para una vez en el interior del indicado establecimiento, si mediar pala
bra y con intención de producir la muerte de Luis Francisco, le disparó
al menos en cinco ocasiones, aprovechando que el Sr. Luis Francisco se
hallaba en ese momento de espaldas al acusado jugando al futbolín en
compañía de otros sujetos, alcanzando los disparos a aquél en el hemi-
torax y abdomen, acusándole (sic) graves heridas que le llevaron a la
muerte, tras ser hospitalizado, fallecimiento que se produjo el día 5 de
L.5 LOS TIPOS INCONGRUENTES (II)
C.58d «Probado y así se declara: «Que sobre las 15.30 horas del día 19 de agos ★ ★
to de 1989, una vez que había regresado el procesado José Manuel de S.
D . , súbdito portugués, jun to con otra familia de igual origen, a la finca
"La Mata", sita entre Moraleja y Cilleros, comenzó una discusión con el
miembro de la otra familia Manuel A. R., conocido por "Preto" al decirle
a éste el procesado que no sabía bailar y que era un maricón. Ante tal
expresión del procesado Manuel A. R. le devolvió el insulto, elevándose
el tono de la discusión hasta el punto de que Manuel propina una fuerte
patada al procesado que cae al suelo. En tal situación se aproxima al lu
gar de los hechos su mujer María Luz R. a quien Manuel le propina otra
patada, levantándose el procesado del suelo que se enzarza de nuevo
con Manuel A. cayendo el procesado al suelo al desprenderse de la cin
tura de Manuel A. la pistola que portaba la coge y con ánimo de quitarle
la vida le dispara dos veces, el primer tiro yerra y el segundo impacta en
el cuerpo de la mujer que trata de separar a los contendientes. Como
consecuencia del disparo María Luz R. sufre lesiones que le produjeron
la muerte instantánea.» (SAP Cáceres, Sección 1.a; 79/1998, de 14 de
diciembre; pte. no consta).
C.58e «David se encontraba sobre las dos de la tarde del veinticinco de julio A ^ ^
de 2003 enfrente del supermercado Supersol de la calle Barrié y la plaza
Guerra Jiménez de Cádiz. Junto a la puerta del establecimiento se en
contraba Jorge, quien empezó una discusión con David por motivos no
determinados. En el curso de ella, David se dirigió a un solar próximo
donde se estaba ejecutando una obra, tomó un ladrillo, volvió acercarse
a Jorge y se lo lanzó sin alcanzarle. Seguidamente, David fue a buscar
otro ladrillo, pero Estela le gritó que no hacía falta, que ella tenía una
botella que podía servirle. Se trataba de una botella de cristal cerveza
de un litro llena que David cogió y con la que se dirigió hacia Jorge y
lanzó contra él desde entre uno y dos metros. Jorge esquivó el golpe
haciéndose a un lado y bajando la cabeza. La botella entró volando en el
establecimiento, cuya puerta estaba abierta, y golpeó en la cara a Susa
na, que se encontraba pagando en una caja. A consecuencia del golpe,
Susana sufrió las siguientes lesiones: fractura parainfisaria derecha, frag
mento intermedio alveolar y fractura dentoalveolar con minuta entre 43
y 45. Estas lesiones requirieron una intervención quirúrgica bajo anes-
DELICTUM 2.0
★ ★ ★ C.58f «Sobre las dos treinta horas del día veintinueve de mayo de dos mil
cuatro Evaristo, mayor de edad y con antecedentes penales no compu-
tables a efectos de reincidencia, en compañía de otra persona que no
ha podido ser identificada, intentó acceder al interior del bar de copas
«Mamut «sito en la calle San Nicasio núm. 37 de Leganés, lo cual le fue
impedido por Iván, propietario del local, y por Héctor, motivo por el
cual se entabló entre ellos una discusión. Ante el cariz que tomaban los
acontecimientos, la persona no identificada abandonó el lugar, mientras
que Evaristo se dio la vuelta como marchándose del lugar caminando
unos pasos para inmediatamente girarse empuñando una pistola marca
Heckler & Koch USP compact con número de serie CNP 03618, calibre
9 mm Parabelum, montada y con el seguro de aleta desactivado, y, con
intención de acabar con la vida de Héctor, le apuntó con ella a la altu
ra del pecho. Ante tal circunstancia, Héctor, viendo peligrar su vida,
agarró el brazo de Evaristo, a la altura de la muñeca, disparando en
ese momento Evaristo. Tal disparo alcanzó a Lázaro de 24 años que se
encontraba en las proximidades, hablando por teléfono, a la altura del
corazón partiéndole el mismo y causándole hemorragia torácica masiva
que provocó su muerte inmediatamente. El proyectil, tras atravesar el
cuerpo de Lázaro alcanzó a Concepción, de 22 años de edad, que tam
bién se encontraba en la zona, alojándose en el brazo derecho a la altura
del codo, a consecuencia de lo cual sufrió herida incisa contusa en codo
derecho a nivel de la articulación radio humeral de 0,5 cm de diámetro
y fractura sin desplazamiento en tercio distal de humero derecho. Las
citadas lesiones precisaron para su curación tratamiento médico consis
tente en...» (SAP Madrid, Sección 1.a, 24/2006, de 24 de febrero; pte.
Lamela Díaz; ARP 2006, 301).
^ ^ ÍÉJ c.59 «El acusado José Luis O.L., con ocasión de haber llevado el día 2 de
marzo de 2003, al niño Alejandro A.G. a un terreno que poseía en E., lo
zarandeó y agitó repetidamente con movimientos bruscos y reiterados.
Dichos movimientos los realizó con intención de causar daños, no sien
do consciente de que podía causarle la muerte. Estando ya inconsciente
el niño Alejandro, el acusado lo llevó a casa y le colocó una cánula para
que pudiera seguir respirando. A consecuencia de los indicados movi
mientos el menor Alejandro sufrió lesiones cerebrales tan graves que le
produjeron un estado de coma y su posterior fallecimiento a las 21.30
horas del día 4 de marzo de 2003.» (SAP Navarra, Tribunal del Jurado, 3
de mayo de 2005, pte. Huarte Lázaro; ARP 2005, 157).
Ejercicios de autoevaluación
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33 O
EL TIPO OMISIVO
6
Conviene estudiar
en un manual de la
asignatura:
I. Concepto de omi
sión en Derecho
penal, las normas
prescriptivas.
IV. El problema de la
comisión por omi
sión y el principio
de legalidad.
¿Por qué no hiciste algo? V. El tipo de la comi
sión por omisión:
Una vez determinado que el puñal clavado en el pecho de la vícti Las posiciones
ma proviene de una conducta hum ana, es oportuno preguntarse por la de garantía; las
posible relevancia de un tercero para im pedir ese suceso. Es decir, dilu omisiones puras de
garante.
cidar si un tercero hubiera podido evitar la muerte de la víctima. Pense
mos, por ejemplo, que un tercero asiste impasible al apuñalamiento de
la víctima por otro. ¿Responde penalmente el espectador si permanece
pasivo?
«Se declara probado que el día 16 de marzo de 1994, sobre las 22.00 horas, los
acusados Sergio G. T., de 16 años de edad y sin antecedentes penales; Oscar G. T.,
de 18 años de edad y sin antecedentes penales; y, OliverM. G., de 17 años de edad
y sin antecedentes penales, que se encontraban todos ellos en el domicilio deJuan
M. S., sito en la Avda. del País Valenciano núm. ..., ...d é la población de Cu-
llera; [...] como consecuencia de una discusión, Oscar le golpeó [aJuan] con una
barra de hierro en la cabeza, viéndolo y permitiéndolo los otros dos acusados que
estaban a llí presentes. Estos golpes le causaron heridas contusas pericraneales, cuya
Sbrede^Oo'T'pte duración necesitó varias asistencias facultativas [...] quedándole como secuelas ci-
Abad Fernández; catrices en región occipital de 3 centímetros, región parietal derecha de 3 centímetros
RJ 2001,9702. y región parietal izquierda de 4 centímetros».
I. De los hechos descritos, cabe resaltar cóm o Oscar golpea varias veces
con una barra de hierro en la cabeza de la vícdma, en presencia de Sergio
y Oliver, ambos menores de edad. Juan resultó con lesiones de diversa
consideración.
sine qua non). Dicho factor causal puede ser además valorado como un
riesgo típicamente relevante desde el punto de vista del tipo de malos
tratos, de lesiones e incluso de homicidio. En cuanto a la posibilidad de
que constituya un riesgo típicamente relevante de hom icidio (art. 138),
habría que estar a la intensidad, dirección y repetición del golpe; pero en
los hechos no se nos proporciona más información al respecto, por lo que
nos centramos en su consideración como riesgo de lesiones. En efecto, los
golpes consdtuyen un riesgo típicamente relevante en cuanto tipo de le
siones (art. 147), pues un instrumento contundente como ése, empleado
contra la cabeza, genera a todas luces un peligro serio de causar heridas
de consideración (art. 148). Por supuesto que además esos golpes cons
tituyen un riesgo típico en cuanto a los malos tratos (art. 620.1.2.°), pues
encierran un contenido de molestar y vejar a quien los sufre. No tenemos
datos suficientes para poder afirmar la tentativa de homicidio.
Este úlüm o riesgo se dpifica como de mera acdvidad, por lo que la sola
acción ya es típica de falta de malos tratos. Con ello concluiría el análisis
de la üpicidad objeüva de la falta de malos tratos. En cambio, considere
mos qué sucede con el golpe a los efectos del delito de lesiones, que es de
resultado: como tal, exige la producción de un efecto que sea expresión
del riesgo -de ese riesgo y no de otro- que porta la conducta. Podemos
afirmar que el riesgo de lesiones que encierra el golpear a la víctima se
ve realizado en el resultado, puesto que no hay interposición de ningún
factor de riesgo adicional por parte de terceros ni de la propia vícüma.
La conducta de Óscar es, pues, objedvamente típica como falta de malos
tratos (art. 620.1.2.°) y lesiones con instrumento peligroso (art. 148.1.°).
C 3 ¿Por qué el legislador exige en algunos casos a los ciudadanos conductas en favor de
terceros? Ya no se trata de conductas prohibidas (en las que la norma dice: «prohibido ma
tar», «prohibido lesionar»), sino de conductas prescritas (en las que la norma dice: «debes
socorrer», «debes actuar a favor de otro») por razones de solidaridad intersubjetiva. Es
decir, que se exigen para garantizar las relaciones entre las personas en cuanto ciudadanos.
No son muchas las normas que prescriben conductas así. Pero sí son abundantes las situa
ciones sociales en las que alguien se encuentra en peligro, ante el cual los con-ciudadanos
hemos de prestar ayuda: accidentes de tráfico, ataques y agresiones, bebés, personas ancia
nas...
Pero no todos los supuestos de responsabilidad por omisión son así. En algunos casos, la
existencia de una peculiar relación entre las personas lleva a que algunas de ellas estén
especialmente llamadas a socorrer, a intervenir, a actuar, en favor de terceros necesitados.
Esa peculiar relación hace que el obligado sea persona específicamente llamada a evitar un
resultado lesivo para otros. Y si dicho obligado omite, se le podrá imputar la producción del
resultado por no haberlo evitado, y castigar su omisión con la misma pena que si hubiera
causado activamente el resultado. Hablamos en estos casos de delitos omisivos de resultado,
o dicho de manera más precisa, de «delitos de comisión por omisión» u omisión impropia,
en los que la peculiar situación del omitente le hace responsable de no haber evitado el re
sultado con una conducta debida de amparo o aseguramiento. A esa peculiar situación en
la que se encuentra el omitente se denom ina posición de garante. Y como ya hemos visto en
C.61, para rechazarla, en ciertos supuestos la posición de garante permite identificar (ob
92 DELICTUM 2.0
sérvese: no igualar o asimilar, sino identificar) omisión y comisión activa, es decir, permite
decir que dejar m orir sea igual a matar.
En C.62 se percibe cómo respecto a los males que sufre la vícdma hay un agente acüvo, y
también uno que asiste a esos actos lesivos, pero no los impide. Entre la estructura presen
te en C.61 y C.62 hay una gran diferencia: en ambos casos hay alguien que asiste impasible
a lo que otro realiza (golpes activamente), pero en el primero no se percibe una peculiar
relación que obligue a actuar im pidiendo el resultado, sino que sólo obliga a intervenir
en amparo activo, porque se trata de un con-ciudadano en peligro (razones de solidari
dad intersubjetiva). En el segundo caso, la persona que asiste a los golpes propinados por
otro se halla en una peculiar relación que le obliga a intervenir e impedirlos. Obsérvese:
a im pedir el resultado, pues de un delito de resultado se trata.
ir ir f l r 62 Caso Anastasio_________________________________
«La procesada M aría C. A. S., mayor de edad, sin antecedentes penales, estuvo con
su hija menor M.S. [de dos años de edad], en el año 1998, residiendo en casas de
acogida déla localidad de... conoció al también procesado Anastasio C. G., mayor
de edad y sin antecedentes penales, decidiendo ambos irse a vivir juntos, lo que
así hicieron en el mes de septiembre de 1998». El procesado, en ocasiones diversas,
causó deliberadamente quemaduras a M.S., con un cigarro en el dorso de la mano,
como queda acreditado por el informe del médico forense. «En circunstancias no
acreditadas, Anastasio propinó varios golpes de gran intensidad en la cara y cabeza
de la menor, presentando ya M.S. tal estado de deterioro físico, como consecuencia
de lo descrito apreciable en su gravedad por el vecindario, que motivó a las amas de
casa de la localidad a poner un taxi a disposición de M aría C. con la finalidad de
que se le prestara a la niña asistencia médica ante la pasividad de ésta para llevar
la a un centro Hospitalario, a donde porfin acudieron el citado día 19 ambos proce
sadosjunto a M.S.. Sospechando elfacultativo que atendió a la menor la existencia
de malos tratos, se requirió la presencia del Médico-forense, quien en reconocimiento
llevado a cabo el día 20 del mismo mes apreció las siguientes lesiones derivadas de
los golpes recibidos [y agravadas por la falta de h i g i e n e . c o n t u s i o n e s cranea
les, dieron origen a un hematoma subdural bilateral, de riesgo vital, susceptible de
causar la muerte, lo que motivó su traslado urgente al Hospital del Niño Jesús de
Madrid, donde fue intervenida quirúrgicamente para salvarle la vida, permane
ciendo ingresada en dicho centro hasta el día 9-2-1999» «La procesada María C.
A. S., si bien no protagonizó los hechos descritos, realizados por Anastasio, desde
que en los primeros días del mes de noviembre detectó las continuas lesiones de su
hija conociendo que eran ocasionadas por Anastasio no sólo mantuvo una actitud
pasiva teniendo que ser impulsada por las vecinas para que fuera al médico con su
ST"S 2 2 ( 1 * * 0 1 i i j
2002- Conde ^ a’ 1ue 1X0 impidió con el alejamiento de la menor, que Anastasio le hiciera
Pumpido Tourón; objeto de las acciones descr itas manteniéndola en una situación de constante riesgo,
RJ 2002,2631. mostrando asimismo un desinterés en el cuidado e higiene de la niña».
Algo distinto en cierto m odo hay que afirmar en cuanto a los golpes:
además de causal de un menoscabo a la integridad y salud (hematomas,
pérdida de funcionalidad, heridas...) un golpe es expresión de diversos
riesgos para la salud. Más en concreto, golpes en la cabeza a una perso
na de dos años encierran un riesgo de muerte (tentativa de hom icidio)
si son fuertes, contundentes, reiterados... Q ue dicho riesgo de muerte
no se realice en el resultado, porque la intervención médica salva la
vida a la víctima, no im pide apreciar tentativa de hom icidio. Este riesgo,
proveniente del golpear de Anastasio, en definitiva, no se realiza en el
resultado. Por tanto, la conducta activa de Anastasio realiza tam bién el
tipo objetivo de tentativa de hom icidio; o, con otras palabras, es típica
objetivamente a efectos del delito de hom icidio en tentativa (arts. 138
y 16.1).
como de mera actividad (basta con el ejercicio de malos tratos). Por lo que
es suficiente que los golpes y malos tratos se reiteren en el contexto de
convivencia doméstica, como así sucedió. Se da el tipo objetivo, por tanto,
del delito de malos tratos habituales (art. 173.2).
Por parte de María, no cabe negar que ella sea consciente de los golpes
sufridos por la menor: las quemaduras en el dorso de la m ano eran per
ceptibles; los posibles lloros de la menor, imposibles de ignorar; el estado
de mala salud, reconocible hasta por personas que viven en otras casas del
vecindario. Por tanto, cabe sostener que ella se representa la situación de
peligro para M.S. y, además, es consciente de que nada hace para impe
dirlo y de que Anastasio no deja de golpear a la menor. Puede entonces
afirmarse el dolo propio del delito de lesiones en comisión por omisión:
se cumple el tipo subjetivo de dicho tipo. No nos planteamos la tipicidad
subjetiva respecto a los delitos de malos tratos y hom icidio en tentativa, al
haber excluido la tipicidad objetiva en tales casos.
hom icidio en tentativa y malos tratos, que son todas ellas antijurídicas.
De forma semejante, María C. lleva a cabo la conducta típica (objetiva y
subjetivamente) de lesiones, que es antijurídica.
Es preciso tener en cuenta que a ninguno de los dos se les podrá acumular
la pena mediante el llamado delito continuado (art. 74), pues éste no rige
por principio para agresiones reiteradas a bienes jurídicos personalismos
Cfr. C.22 y C.31. (art. 74.3).
L.6 EL TIPO OM ISIVO 97
^ 3 Con los dos casos anteriores no queda trazado el panorama completo de los delitos
omisivos. Se habrá percibido que, cuando se trata de un delito de resultado en comisión
por omisión, la responsabilidad penal es la misma que en casos de comisión activa. Es
decir, se trata de casos en que la peculiar relación en la que se halla el omitente permite
apreciar en términos valorativos que merece la misma pena en uno y otro caso. La razón
no es que exista una peculiar relación (por ejemplo, de parentesco), la llamada posición
de garante, sino que ésta genera una concreta situación en el contexto social en que se
produce la omisión: genera un compromiso específico y efectivo erga omnes de actuar a
modo de barrera de contención de riesgos. Ya ha quedado expuesto a propósito de la
resolución del C.62. Se trata de no conformarse con una posición de garante de carácter
formal, sino exigir una en términos materiales, de tal forma que sea posible afirmar la
identidad estructural y valorativa entre matar y dejar morir, por ejemplo.
Ello significa que no toda posición de garante da lugar por sí sola a esa identidad, sino
que en algunos casos quedará en mera relación formal. Es lo que puede apreciarse en
C.63. En este caso, existe posición de garante, pero ésta no genera un compromiso efec
tivo y específico de actuar como barrera de contención de riesgos. En casos como este, el
omitente no merece una pena como el agente activo. En realidad, se trata de delitos om i
sivos pero no basados en la no evitación de un resultado, sino en la mera omisión, en los
que el resultado no se atribuye o im puta a la omisión. Se trata en definitiva de delitos de
omisión pura en los que existe un sujeto que es garante, sin que lleguen sin embargo a ser
casos de comisión por omisión. Son denominados delitos de «omisión pura de garante».
"Jon y Julián ... sobre las 13 horas 15 minutos del día 7 de diciembre de 1998
circulaban [sin licencia de conducción] por vías públicas de Ceuta en la furgone
ta Ford Transit matrícula G-....-IG. Jon conducía la furgoneta y Ju lián viajaba
en el asiento contiguo al conductor. Cuando circulaban por la calle Recinto Sur,
venía en sentido contrario un ciclomotor conducido por el menor Sebastián [de 11
años de edad] y detrás llevaba al menor Ernesto. En un momen to determinado el
ciclomotor intentó adelantar a un taxi que se hallaba detenido. [Invadiendo el
carril del sentido contrario y colisionando con la furgoneta], A consecuencia del
impacto, el conductor del ciclomotor Sebastián cayó al suelo y se produjo heridas
de tal gravedad que le ocasionaron la muerte a los pocos días. Los acusados Jon y
Julián, percibieron el accidente dándose cuenta de que una persona había resultado
accidentada y lesionada. Los acusados Jon yJulián , no solo se abstuvieron de toda
intervención en el auxilio del accidentado sino que abandonaron el lugar a pesar
de haber comprobado la existencia del accidente. Los acusados continuaron en la
furgoneta, la dejaron en un lugar cercano pero apartado del sitio en el que se había
SAP Ceuta, 16 de
producido el accidente sin volver para nada al lugar de los hechos. En el lugar, al
julio de 2003, Tri
producirse el accidente y hasta pasados unos quince minutos, no existía personal bunal del Jurado;
sanitario alguno que pudiera asistir al lesionado». JUR 2003, 263332.
II. 1. En la primera fase del caso, tanto Jo n como Julián llevan a cabo una
conducta hum ana. Al menos, resulta muy claro para Jon, que conduce
el vehículo, lo cual sólo es posible mediante un proceso hum ano y con
alternativas o autocontrol (acelerar, frenar, girar...). Poco se dice de Ju
lián, acompañante, pero, debido a que se expresa que «circulaban» y que
«viajaba», puede entenderse que al menos iba despierto, lo suficiente para
afirmar que realiza una conducta hum ana (basta en este estadio con que
sea inactividad). Obviamente, la relevancia para la marcha del vehículo de
uno y otro es distinta, pero eso es cuestión de otra categoría, la tipicidad.
II.2. En cuanto a la tipicidad, es preciso distinguir también las dos fases del
relato de Hechos. En la primera, la de conducción y colisión, puede afir
marse que conducir es causal del efecto colisión, pues sin lo primero no
se da la segunda, y suprimido aquél, desaparece ésta. Dudo, sin embargo,
de que la conducción del vehículo por parte de Jo n constituya un riesgo
típicamente relevante a efectos de los tipos de hom icidio o lesiones. No
cabe ignorar que conduce sin carné, pero eso no encierra un riesgo típica
mente relevante de homicidio, sino el propio de otro delito (art. 384 CP).
Este delito, obviamente se da objetivamente (basta con conducir carecien
do de licencia); pero no así un riesgo de lesiones u homicidio. Dicho con
Art. 384: «El que otras palabras, el conducir sin carné no constituye un riesgo típico de
condujere un
vehículo de motor
hom icidio ni de lesiones, sino de otro delito; y el fin de la norma prohibi
o ciclomotor en los tiva que late tras el art. 384 no es evitar homicidios y lesiones (hasta el con
casos de pérdida ductor más experimentado puede perder los puntos del carné). También
de vigencia del per conviene resaltar cóm o el ciclomotor cambia repentinamente de carril,
miso o licencia por
pérdida total de los
de forma que pasa a invadir el carril por el que circulaba la furgoneta. Es
puntos asignados entonces el conductor del ciclomotor quien crea un riesgo para la propia
legalmente...». vida e integridad. Podría hablarse entonces de imputación a la víctima del
riesgo creado por ella misma, que impediría imputar al conductor de la
furgoneta el tipo de hom icidio o lesiones. En conclusión, en la primera
fase la conducta de Jo n y ju liá n no es típica a efectos de los delitos de ho
C. 53 micidio o lesiones, y sí sólo a los del delito de conducir sin carné.
dio ni de lesiones, no quita que sea causal del atropello, algo de lo que no
cabe dudar. Por eso, nos situaríamos en el caso del art. 195.3. Algo pare
cido cabe decir de Julián, quien, aunque no conduce físicamente, puede
considerarse «causante» de la colisión como lo es el conductor. En efecto,
no nos preguntamos por la tipicidad del atropello (es atípico, como he
mos visto), sino por la mera causalidad de la furgoneta. En este sentido,
me parece posible afirmar que ambos, Jo n yJulián, se hallan en la misma
situación: los dos se encuentran en una posición privilegiada para soco
rrer a Sebastián, sobre quien se cierne un peligro inmediato e inminente.
Este caso pone de manifiesto que entre los tipos de om isión (pura) los hay de diver
sa gravedad. Están los tipos de om isión pura simple (C.61), y están los de omisión pura
agravada (C.63), sin llegar a ser supuestos de comisión por omisión (C.62). Se trata de
casos de gravedad intermedia entre los tipos en los que sí se atribuye el resultado, y los
de omisión pura: la «omisión pura de garante» (en terminología de S i l v a ). Se trata de
tipos de mera actividad (mera om isión), por lo que el contenido de la antijuricidad de
la om isión reside en la mera om isión de una conducta debida, y no en la no evitación
de un resultado. En este sentido, como tipos de mera actividad, su contenido se centra
y agota en la mera omisión. Por lo tanto, aunque se produzca un resultado lesivo, no
se puede im putar éste al omitente. Eso sí se produce, en cambio, en los delitos de co
m isión por omisión, en los cuales es preciso que exista una posición de garante en el
omitente y, además, una relación de dependencia y control del riesgo en términos de
compromiso específico y efectivo de actuar a m odo de barrera de contención de ries
gos erga omnes. Esto es lo que falta precisamente en las omisiones puras de garante: el
omitente es garante, pero no puede decirse de él que se halle en una situación de com
promiso de actuar a m odo de barrera de contención de riesgos. Por lo tanto, se trata de
tipos omisivos de gravedad superior a la mera omisión pura, pero también de gravedad
inferior a los delitos de resultado en comisión por omisión. De ahí, que se les considere
como omisiones puras intermedias. Al ser de om isión pura, no permiten la imputación del
resultado; pero se diferencia de las restantes omisiones puras en que aquí se da posición
de garante en el omitente. De ahí, que se les denom ine también como omisiones puras de
garante. Sin embargo, a pesar de la existencia de la posición de garante, no llegan a ser
tipos de comisión por omisión.
★ ★ %!! C.64 «Probado y así se declara que sobre las 12.50 horas del día 17 de ju
lio de 2002, Rafael, trabajador de la empresa “Felipe y juan Ramírez,
S.L” [de la que eran representantes José Augusto e Ismael], cuando
se encontraba realizando rebajos de construcción de nave para la
L.6 EL TIPO O M ISIVO 101
El actus reus de un delito puede estar integrado no sólo por acciones, sino
también por omisiones {vid. AA1). Según se recoge en el MPC § 2.01 (3),
la omisión constituye el actus reus de una offence en dos posibles casos: 1 .
cuando se encuentra definida en la ley como delito; 2 . cuando la ley impone
un deber de actuar. Con todo, en la tradición jurídica angloamericana, el
número de delitos de omisión (pura) es menor que en Derecho continental,
lo cual exige una reflexión filosófica y jurídica que aquí no podemos llevar
acabo.
En cuanto a los delitos en los que existe un deber de actuar, ha sido lajuris-
prudencia la que ha ido definiendo las distintas clases de duties o deberes
que pueden dar lugar a un delito de omisión (el MPC no los enumera).
Así, dentro de la tradición jurisprudencial angloamericana se distinguen
siete deberes de actuar (que guardan relación con las posiciones de garan
te): 1. Relationship (relación); 2. Statute (que el deber esté definido legal
mente); 3. Contract (contrato); 4. Voluntary assumption of care (asunción
voluntaria del deber de cuidado); 5. Creation of the peril (injerencia); 6 .
Control the conduct of others (control); 7. Landowner (el deber de actuar
del propietario de unas tierras). Ahora bien, para que se pueda sancionar
penalmente a quien descuida su deber de actuar, es necesario que además
Failure to act
del deber, exista: i) conocimiento del deber de actuar; ii) posibilidad de Breach of a legal
actuar y iii) «causalidad» [s¿c] entre el resultado producido y la inactividad. duty to act
DELICTUM 2.0
Sobre los delitos de omisión derivados del incumplimiento de una norma pres-
criptiva: Commonweatlh v. Putch (18 Pa. D and C. 680) 1932. Sobre los
delitos en los que existe un deber de actuar: Lañe v. Commonwealth (956 S. W.
2d 874 KY) 1997. Sobre la necesidad de que, además del deber de actuar, exista
conocimiento, posibilidad de actuar y causalidad: Lambert v. California (3 5 5
U.S.225, 78 S. CT. 240, 2L. Ed. 2d 228) 1957.
'A' tÉt C.65a «Que sobre las 11 horas del día 6 de junio de 1997 cincuenta y siete alum
nos de los cursos tercero, cuarto y quinto de enseñanza general básica del Cole
gio Público Pau Casals de la localidad de Barcelona llegaron a la playa de Ribes
Roges, en la población de Vilanova i la Geltrú, con motivo de la excursión de fin
de curso, acompañados por los tres acusados, Noeli M.M., José Antonio B.M. y
José María AT.; todos ellos mayores de edad y sin antecedentes penales, acom
pañantes y responsables del cuidado de los cincuenta y siete menores, maestros
y funcionarios del Departament d ’Ensenyament de la Generalitat de Catalun
ya, en aquel momento tutores, respectivamente, de los cursos tercero, quinto y
cuarto del mencionado centro escolar. En aquella fecha el estado del mar en la
localidad costera fue de marejadilla, con olas de hasta medio metro y resaca. Al
llegar a la playa los niños y los profesores depositaron sus enseres en la arena,
extendieron sus toallas y rápidamente la mayoría de los niños entraron en el
mar. De entre los menores componentes de la excursión algunos no sabían
nadar, constando a los profesores que no sabía nadar Esmeralda S A , nacida el
12 de julio de 1988, desconociendo los tres con seguridad si sabía nadar Nicolás
G. G., nacido el 15 de diciembre de 1988. Al poco de haberse introducido los
niños en el agua y a causa de la falta de vigilancia de los tres adultos responsables
del grupo, Nicolás y Esmeralda, que se estaban bañando sin ser sometidos a
control alguno por parte de los tres profesores, tuvieron que ser rescatados del
agua por terceras personas, ajenas a la excursión, que se hallaban en la pla)a
realizando sus quehaceres respectivos, quienes observaron los signos de socorro
que la niña realizaba con las manos, y que procedieron, ya en la arena, a inten
tar la reanimación de ambos, auxiliados por miembros de la policía local de la
población, sin que los profesores se apercibieran de lo sucedido, haciendo acto
de presencia sólo cuando ya se estaban desarrollando los primeros auxilios a los
dos niños. Nicolás G.G. falleció a causa de la asfixia sufrida por la sumersión en
agua salada, sobre las 12 horas del día mencionado, y Esmeralda SA. consiguió
salvarse tras ser reanimada y atendida hospitalariamente, primero en el hospital
Comarca] Sant Antoni Abat de Vilanova i la Geltrú, donde ingresó presentando
síntomas de ahogamiento y paro cardiorrespiratorio, para ser posteriormente
trasladada al Hospital de Santjoan de Déu, en Barcelona». (STS 1 de diciembre
de 2000; pte. Martín Canivell; RJ 2000,10158).
C.66a José Antonio G.R., que conducía a 60 km./h., atropelló a una viandante en un
vial urbano, en el que se halla limitada la velocidad a 40 km./h. Tras atropellarla,
descendió del vehículo y se acercó a la víctima, con patentes muestras de ner
viosismo, adoptando la decisión de huir de inmediato, sin adquirir certeza de
si estaba frente a un cadáver o frente a un herido. La vícdma había fallecido de
forma inmediata al ser atropellada. (STS 20 de diciembre de 1991, caso citado
por Silva Sá n c h e z / B a l d ó L a v ill a / C o r c o y B id a s o l o , Casos, pp. 371-372).
C.66b El acusado, que conducía un Peugeot Pamer, se encontró al salir de una curva ★ ★
en medio del camino a un hombre. Asustado, detuvo su vehículo y, pidiéndole
la víctima que lo llevara al pueblo, y sin apreciar que tuviera ninguna herida o
señal de encontrarse en peligro grave, salvo una pequeña mancha de sangre
seca en la frente, y no viendo razón de necesidad para prestar ayuda, continuó
su marcha. Unos minutos después llegó al lugar un sobrino del lesionado, que
al verlo acudió a atenderlo alarmándose mucho al apreciar el lamentable estado
que presentaba, llegando también en esos momento un hijo del lesionado, que
estaba cazando por la zona. Entre los dos lo subieron al vehículo del segundo,
llevándolo éste inmediatamente al hospital de Yecla, donde ingresó sobre las
11*53 horas, siendo operado esa misma mañana de urgencia para tratar de pa
liar las graves lesiones que tenía. (Cfr. STS 7 de noviembre de 2007; pte. Camilo
Vinader,JUR 2008,67364).
zos que pellizcos para que el niño callara, produciéndole continuos hematomas
en la cara, cuero cabelludo y orejas que pudo diagnosticar no sin sorpresa, el
médico pediatra señor G. M. cuando el día 10 de diciembre de 1997 le realizó
un control médico a los 5 meses de nacer. El facultativo lo puso en conocimien
to de los Servicios Sociales y Fiscalía de Menores y a partir de esa fecha se hizo un
seguimiento al niño y a sus padres. El niño regresó con sus padres a la vivienda
familiar pero nuevamente el día 12 ingresó en el Hospital General de Caste
llón aquejado de las mismas molestias pues continuaba con lloros, vómitos y los
hematomas que lejos de desaparecer aparecían por todo el cuerpo del bebé.
Unos días en el hospital con los cuidados necesarios y el niño mejoró y como
no aparecieron nuevos hematomas en evolución, fue dado de alta el día 17 del
mismo mes y año, regresando junto con sus padres, pero nuevamente al primer
lloro o rabieta recibía “la atención" de su padre José Manuel quien a base de
manotazos, tirones y pellizcos trataba de que el niño se calmara y de paso le de
jase en paz. El día 22 de febrero de 1998 Vicenta yJosé Manuel acudieron con
David a urgencias del Hospital General de Castellón, pues el bebé no reacciona
ba, presentando sobre las 22 horas un estado de parada cardiorrespiratoria sin
respuesta a ningún upo de estímulo. El origen de tan grave situación había sido
una anoxia encefálica producto de la ingestión por vómito de cierta cantidad
de papilla que colocó al niño al borde del peor mal, pero que con los cuidados
y atenciones recibidas en el centro hospitalario, salió adelante, eso sí, las radio
grafías que se le hicieron ese día sacaron a la luz nueve fracturas costales de una
antigüedad de unos treinta días aproximadamente y con sólo mirar a David, se
veían los múltiples hematomas que en ese último ingreso todavía presentaba
pero que fueron desapareciendo con el tiempo y su permanencia en el hospital
fuera del alcance de José Manuel, curando por tanto con otros treinta días de
total reposo quedándole graves secuelas como consecuencia de la anoxia ence
fálica tales como retraso psicomotor y posible amaurosis de origen cerebral. No
consta que Vicenta participase en las agresiones a David ni activa ni pasivamen
te. En la tramitación de estejuicio se han observado las prescripciones legales».
(STS 26 de junio de 2000; pte. Sánchez Melgar, RJ 2000,5801).
^ ^ C.68b -Sobre las 19.55 horas del día 21 de marzo de 2008 se produjo un accidente
de circulación en el Km 3.400 de la carretera CV- 763 (Alfaz del Pí-La Nucia)
término municipal de Alfaz del Pí, en el que se vieron implicados el ciclomotor,
marca Derbi, modelo Senda matrícula Y-....-YGP, conducido por su propietario,
Pedro Jesús, nacido el 24 de septiembre de 1.990, asegurado por MAPFRE, y
el vehículo Citroen Xara Picasso matrícula ....-CYX, conducido por su propie
taria Manuela y asegurado por MAPFRE, [...] colisionando el ciclomotor con
la parte trasera derecha del vehículo Citroen, cayendo sobre la calzada el ciclo-
motor y su conductor. [E]l acusado, Marcial, circulaba por la misma carretera
que los anteriores [...], viajando en compañía de la también acusada Virginia,
[...] cuando al llegar al punto Km. 3,400, se ve sorprendido por la presencia
del ciclomotor y su conductor caídos en el carril por el que venía circulando.
Marcial efectuó un leve giro a la derecha para evitar el arrollamiento, no siendo
efectiva dicha maniobra, produciéndose el arrollamiento del conductor, paran
do el procesado Marcial el vehículo unos segundos, para, acto seguido, reiniciar
la marcha de su vehículo a sabiendas de que arrastraba en los bajos del vehículo
al conductor del ciclomotor, Pedro Jesús, arrastre que se prolongó durante un
recorrido de unos dos kilómetros, siguiendo por la CV-763, término municipal
de Alfaz del Pi, incorporándose a la CV-70 sentido casco urbano de la localidad
de La Nucia, desviándose de la citada carretera hacia la izquierda para incor
porarse al Camí de La Monja, continuando por la urbanización El Patricia/El
Valle hasta que en la calle Serreta de la referida urbanización de la localidad
de La Nucía, realiza una serie de maniobras de marcha atrás/adelante con el
vehículo con el propósito de desenganchar el cuerpo, objetivo que consiguió
finalmente, dejando abandonado a su suerte a Pedro Jesús, todavía con vida
aunque gravemente herido, falleciendo pocos minutos después a consecuencia
de las lesiones producidas por el arrastre. Virginia fue consciente en todo mo-
L.6 EL TIPO O M ISIVO
C.69b «Se declara probado que el día 12 de febrero de 2000, el menor, de ocho años,
Rubén M., se encontraba botando una pelota en la escalera de su casa, sita en
calle Paseo del Sol de Meco, momento en que subió suelto y solo por la escalera
corriendo el perro raza “puli” propiedad de Manuel M. H., que se acercó al
menor y le mordió en una pierna, causándole lesiones de las que tardó en curar
doce días, de los que cuatro estuvo impedido para sus ocupaciones habituales,
quedándole como secuela cicatriz de cuatro centímetros lineal y longitudinal
en cara interior tercio inferior del muslo derecho, prácticamente impercepti
ble» (SAP Madrid, Sección 16.a, 360/2000, 3 de noviembre; pte. Ventura Faci;
JUR 2000,46871).
Ejercicios de autoevaluación
I. Introducción.- Nor
mas prohibitivas,
prescriptivas y facul
tativas.
II. Consideraciones
generales.
1. Situación objeti
va.
2. Sobre la discu
tida necesidad
de un elemento
subjetivo de justi
ficación.
¿Quién empezó primero? (I) III. Errores en rela
ción con las causas
Que una persona haya sido encontrada muerta no quiere decir que de justificación
se ha cometido un homicidio. También es posible pensar que la muerte se (las llamadas «exi
mentes putativas»
produjo en el contexto de una agresión previa, por lo que se podría ha
y el «descono
blar de una conducta en defensa. Cuando alguien repele a otra persona
cimiento de la
para defenderse de una agresión nos referimos a la legítima defensa. situación fáctica»
Y si en ese mismo contexto, el agredido llega incluso a dar muerte al que da lugar a
agresor inicial, no hablamos de un tipo de homicidio, sino de un «tipo justificación).
de legítima defensa». Hablamos en estos casos de causas dejustificación,
que son expresión de normas facultativas o permisivas. Toda norma de
conducta (sea prohibitiva, prescriptiva o facultativa) da lugar, cuando es
empleada por el juzgador para valorar la conducta realizada, a respec
tivos tipos. Hablamos así de tipos comisivos, omisivos o facultativos (en
relación con las normas prohibitivas, prescriptivas o permisivas, respec
tivamente). Para los tipos facultativos también puede emplearse la de
nominación más común en Derecho penal de «causas de justificación».
Necessitas non liabel del ord enam iento, de peor condición que el agredido, lo cual significa
legem (según la glosa
de Accursio a D.
que el ord e n am ie nto n o le tutela, sino que le deja en m anos del agredido
1.10.1.1) significa para que en d ich o instante sea él (o quien le ayude) quie n repela la deses
que en casos de tabilización (agresión). Es precisamente lo que sucede cuan do hablamos
necesidad «la ley
de la legítima defensa: quien agrede a u n inocente (e ntendiendo por tal a
cede», esto es, que
no obliga, sino que cualquiera que n o haya com enzado antes a agredir) ve cóm o el ordena
faculta a obrar en m ie n to se p on e de parte del injustam ente agredido, quien goza de facul
la concreta situa
tades de obrar (en am paro o protección). A su vez, sobre el inicialmente
ción. Así es como
operan las causas de agresor recaen deberes de no defenderse frente a aquél, pues no se trata
justificación: como ya de u n a agresión injusta (los d e n om in ad os «deberes de tolerancia»).
excepciones a la ley
(a prohibiciones y La legítim a defensa (véase u n ejem plo en C.71) n o es el único caso de
prescripciones) en causas de justificación que se conoce en nuestro ordenam iento. También
casos determinados
para superar una
se prevé el estado de necesidad, el c u m p lim ie n to de u n deber o el ejerci
situación de «crisis» cio legítim o de u n derecho. Ver L.8.
para los bienes
jurídicos o intereses
afectados.
★ ★ f l r 71 Caso Cherokee_________________________________ _
«Que sobre las 20 horas del día 16 de mayo de 2001, Ju an Miguel junto con su
amigo José Ignacio acudieron hasta la discoteca Cherokee sita en ... y encontrán
dose en la barra el acusado Aurelio, se dirigieron a éste y agarrándole del cuello lo
sacaron de forma agresiva y violenta fuera de la discoteca. Una vez en el exterior
[...] tuvo lugar un altercado. Que el acusado [Aurelio] al sacar la navaja del cha
leco y abrirla no tenía intención de matar a José Ignacio ni de dirigirla a ningún
sitio concreto, únicamente tenía intención de defenderse. Que el acusado después
de sacar la navaja del bolsillo del chaleco y abrirla se la exhibió a la víctima. Que
la camiseta que llevaba la víctima tenía algún agujero producido por la navaja
utilizada por el acusado. Que la herida que tenía el acusado a la altura de la ceja
izquierda se la produjo elfallecido José Ignacio. Que la herida que tiene elfallecido
en la región occipital (parte trasera de la cabeza) se la produjo al caer desplomado
hacia atrás, después de haberle clavado la navaja el acusado. Que con anterioridad
al día que ocurrieron los hechos el acusado había sido objeto de amenazas de muerte,
tanto verbales como por escrito, por parte de Juan Miguel, incluso había llegado
Hechos modifica a amenazar al acusado con una navaja. Igualmente resulta probado, que en el
dos sobre la base momento de clavarle la navaja a José Ignacio, el acusado estaba siendo agredido
de los de la STS 5 porJuan Miguel u otras personas y que asestó la puñalada [...] con el único fin
de noviembre de
de repelery evitar que la agresión continuase y con la única voluntad de defenderse
2003; pte. Conde-
Pumpido Tourón; considerando que el uso de la navaja por el acusado era necesario y adecuado para
RJ 2003, 7348. repeler o impedir los golpes que estaba recibiendo».
II. Partiendo de que estos hechos son com o se describe, y sin variarlos,
cabe afirm ar lo siguiente.
obrar, a menor desestabilización, menores facultades de obrar. Por eso, los márgenes de
las facultades de obrar son mayores en materia de legítima defensa (en donde se produce
una agresión inicial muy grave) que en materia de estado de necesidad (en donde esa
intromisión es menor).
La mera situación de crisis no faculta a obrar. Puesto que la norma (en estos casos, la
norma facultativa) rige conductas, y las conductas encierran un aspecto objetivo y uno
subjetivo, es preciso que dicha situación de crisis o necesidad exista realmente y que sea
conocida por quien se ve inmerso en ella. Así como en los tipos prohibitivos y omisivos
exigimos el dolo (conocimiento del riesgo de la propia conducta) , en los tipos facultativos, o
causas de justificación, se exige también el dolo. Es posible que hablar de dolo (que viene
acompañado de connotaciones negativas) resulte algo extraño en materia de causas de
justificación, pues quien obra al amparo del ordenamiento, goza de su protección. Por
eso, a falta de una terminología más neutra, podemos hablar de conocimiento de la situación
fáctica de crisis.
las respectivamente a las anteriores y a la vez inversas entre sí. Su estudio es materia propia
del ámbito de la culpabilidad ( L .ll) .
Caso inspirado en «En el marco de una discusión entre Gonzalo y Femando, el primero hizo ademán
los hechos de la de coger algo del suelo dirigiéndose a Femando. Creyendo este último que iba a ser
STS 11 de noviem
atacado, le propinó un fuerte golpe con la mano, sin otra intención, derribándole
bre de 1977, pro
puestos en Silva al suelo. Resultó que el pavimento contra el que cayó Gonzalo era de cemento, con
Sá n c h e z /B aldó tra el que percutió la cabeza, produciéndose graves traumatismos craneales que le
L a v il l a / C orcoy produjeron la muerte».
B id a so lo , Casos,
pp. 234 y 344. I. Gonzalo y Fem ando discuten. Gonzalo hace un movimiento que malin-
terpreta Fem ando como de agresión, y le da un em pujón que le derriba.
El golpe de la cabeza contra el suelo acabó conduciendo a la muerte de
Gonzalo.
II. 1. No cabe dudar de la existencia de una conducta hum ana por parte
de Jack. Además, su disparo constituye un riesgo propio del delito de ho
m icidio (art. 138), o asesinato (art. 139) puesto que dispara por sorpresa
(alevosía), que se realiza en el resultado. Concurre el dolo por su parte,
porque cualquier vaquero conoce la virtualidad lesiva de un revólver, y él
conoce además la posición de Joe, a quien está apuntando.
III. En conclusión, Jack es responsable de una conducta de asesinato en Cfr c C41 >
grado de tentativa. C.72.
L¡§ En definitiva, podemos definir las causas de justificación como situaciones de crisis
para los bienes jurídicos que, existiendo ex ante, se confirman ex post, y que el ordena
miento resuelve a favor del interés preponderante. Determinar cuándo el interés es
preponderante es objeto de la lección siguiente (L. 8 ), en la que se aborda el estudio de
las causas de justificación en particular.
C.75 «Se declara probado que, sobre las 6’30 horas del día 25 de diciembre de
2002, en la calle García Lorca de Gibraleón, se inició una discusión entre
Gabino y Sebastián, ambos mayores de edad y sin antecedentes penales, en
el curso de la cual el primero, como quiera que el segundo estaba profi
riendo comentarios jocosos sobre él, le propinó un puñetazo en el pómulo
izquierdo, ante lo cual Sebastián estampó en la frente a Gabino un vaso de
cristal tipo tubo que llevaba en la mano, causándole lesiones consistentes en
herida inciso contusa y hematoma frontal, que requirieron para su sanidad,
además de una primera asistencia facultativa, tratamiento médico quirúrgi
co consistente en sutura de la herida de al menos quince puntos, habiendo
invertido en su curación quince días, siete de los cuales estuvo impedido
para sus ocupaciones habituales y que le dejaron como secuela una cicatriz
en forma de “L” irregular, otra longitudinal de 2 cm y otra de 1 cm, lo que
le ocasiona un peijuicio estético ligero. Por su parte, Sebastián resultó con
hematoma en pómulo izquierdo, sin que conste que para su curación preci
sare tratamiento alguno». (SAP Huelva, 29 de abril de 2004; pte. Izquierdo
Beltrán; JU R 2004, 200168).
C.76a «La sentencia recurrida fue absolutoria del delito ... de que había sido ^ ^
acusado el agente de la Policía Municipal de Valladolid Santiago-Conrado
R. M. por haber causado la muerte de un joven que fue sorprendido de
madrugada, a las 5.20 horas, cuando, junto con un compañero, siendo aún
de noche, estaba atracando a otro joven. Yendo el agente acusado, en un
coche oficial, de patrulla por las calles de dicha ciudad, vio la mencionada
escena, paró dicho coche, bajaron los dos agentes, Santiago, que sospecha
ba que uno de los dos atracadores portaba un arma porque le había visto
con la mano apoyada en el costado de la víctima, desenfundó su pistola
reglamentaria, se acercó al grupo diciendo “alto, policía” o algo semejante,
uno de los dos delincuentes se quedó quieto mientras el otro trató de huir
en dirección al lugar por donde se acercaba el otro policía, cuando por el
lado opuesto tenía el paso expedito, lo que el acusado interpretó como un
intento de abalanzarse sobre el compañero con el arma que creía que lle
vaba, ante lo cual dio con la pistola en la cabeza del que huía con un golpe
de intensidad mediana o ligera que, por la débil contextura de los huesos
afectados, con una resistencia inferior en un setenta y seis por cien al de
una persona normal de su sexo y edad, produjo la fractura del cráneo y su
posterior fallecimiento». (STS 30 septiembre 1994; pte. Delgado García; RJ
1994, 7902).
C.76b «Oscar, mayor de edad, sin antecedentes penales, era en el mes de enero ^ ^
de 2005 agente de la policía local del Barberá del Vallés y, en tal condición,
cerca de las cuatro horas del día 31 de aquel mes y año, se le avisó de que en
el polígono industrial Santiga de la mencionada población se estaba pro
duciendo un delito contra la propiedad, por lo que, en compañía de otro
funcionario que conducía un vehículo en el que no figuraban distintivos
policiales, fue al lugar donde se estaba produciendo el delito, verificando
que unas personas estaban descargando un camión y cargando los objetos
que sacaban en una furgoneta. A fin de evitar la huida de las personas
que estaban realizando estos hechos, el policía que conducía el vehículo
colocó éste de manera que supuestamente no podía escapar la furgoneta,
118 DELICTUM 2.0
teniendo en cuenta que se encontraba en una calle con una única salida, y
colocado de esta manera el vehículo policial, bajó de él Oscar, que llevaba
puesto el chaleco con la indicación de que era policía, empuñando la pis
tola reglamentaria en posición de ser disparada. De repente, desde la parte
de atrás de la mencionada furgoneta, salió corriendo un vehículo que se
dirigió hacia donde estaba Oscar, quien tuvo que saltar para evitar que le
atropellasen, y después de haber topado aquel vehículo con el policial, em
prendió la fuga. Al cambiar de repente de dirección el vehículo que huía
y creer Oscar que podía tratar de atropellar a su compañero de patrulla,
a quien había perdido de vista, efectúo Oscar dos disparos en dirección a
la rueda posterior derecha del vehículo que huía, impactando los dos muy
cerca de dicha rueda. Una de las balas quedó alojada en el maletero del
vehículo al que fue disparada, mientras que la otra topó contra el sepa
rador del maletero y el habitáculo del vehículo, desviando su trayectoria
en sentido ascendente y yendo hacia el asiento del copiloto del vehículo,
Andrés, a quien causó heridas que provocaron su muerte una hora más
tarde». (STS 26/2010, de 25 enero; pte. Colmenero Menéndez de Luarca;
RJ 2010, 441).
^ ^ C.76c «La acusada Susana, mayor de edad y sin antecedentes penales, en el mes
de noviembre de 2003 realizó las siguientes ventas de cocaína en su domi
cilio, sito en la calle ... número ... y en el número ... de esta ciudad [...] El
día 13 de noviembre del mismo año se procedió a la detención de la acu
sada en la citada calle ocupándole una bolsita de cocaína en la mano que
acababa de sacar del interior de una lavadora vieja que se hallaba próxima
a su vivienda y en la que hallaron 18 bolsitas más que tenía la acusada allí
escondidas. [...] A continuación, se practicó un registro en dichas viviendas
ocupándose debajo de una cama del número 52,540 euros, así como 190
euros que llevaba encima la acusada, procedente de las operaciones descri
tas. El precio en el mercado ilícito es de 643,20 euros. El acusado Benito,
mayor de edad y sin antecedentes penales, marido de la acusada, apodado
“el m udo”, al ver que su esposa estaba forcejeando con una persona, cogió
un palo dirigiéndose hacia ella, momento en que fue interceptado por el
agente ..., a quien le golpeó con el referido palo, causándole una contu
sión en el primer dedo de la mano izquierda y una contusión en región
cervical que además de una primera asistencia requirió tratamiento médico
consistente en reposo del primer dedo de la mano izquierda con férula
digital y rehabilitación domiciliaria, tardando en curar 30 días de los cuales
15 son impeditivos, quedándole dolor en la primera articulación metacar-
pofalángica de la mano izquierda. Los policías que intervinieron, tanto en
el forcejeo con la acusada como el que resultó lesionado iban de paisano y
en un vehículo camuflado, ignorando Benito tal condición, derivada de su
deficiencia auditiva». (STS 442/2006, de 18 abril; pte. Ramos Gancedo; RJ
2006, 4697).
^ ^ C.77 «Tribunal de Jurado declara probados: Sobre las 2 horas del día 22 de enero
de 2000 Luis Enrique, de 19 años de edad en la fecha y sin antecedentes
penales, se encontraba en su domicilio del piso ... de la C / ... con su esposa
Leonor, embarazada de tres meses, cuando las vecinas de los pisos ... y ...
llamaron a su puerta para pedir a Luis Enrique que hablara con su vecino
del piso ..., Marcos, para que bajara el excesivo volumen de la música. Luis
Enrique llama y golpea varias veces la puerta de Marcos y éste, que con ante
rioridad había ingerido bebidas alcohólicas hallándose con un índice de al-
coholemia superior a 1,2 gramos por litro de sangre, sale gritando)’ tratando
de golpear a Luis Enrique. Ambos forcejean y el acusado empuja a Marcos
el cual cae contra la puerta de su casa, dañándose ésta. Marcos entró en su
casa y salió a continuación llevando un cuchillo en una mano y un destorni
llador en la otra y se dirigió hacia el acusado Luis Enrique, quien entró en
su casa e intentó cerrar la puerta mientras Marcos clavaba el destornillador
L.7 EL TIPO PERMISIVO (I)
hasta 17 veces en la puerta al tiempo que decía “sal que te voy a matar” y
lograba romper el cerrojo FAC de la puerta del acusado. En ese momento
llegó Leonor, la esposa de Luis Enrique, quien había subido a casa de unas
vecinas para pedir ayuda y al verla Marcos dijo que ya que no podía matar
a Luis Enrique mataría a su mujer. Al oír esto, en la creencia de que podía
peligrar la vida de su mujer, el acusado cogió una piqueta martillo que tenía
a mano en la entrada de su casa y salió con ella al descansillo y entonces gol
peó a Marcos con la piqueta martillo en la región interparietal causándole
un traumatismo cráneo encefálico que determinó su muerte ese mismo día
a las 5,30 horas en el Hospital 12 de octubre de Madrid. En el momento de
los hechos Luis Enrique se encontraba en un estado de miedo tal que le im
pedía totalmente comprender la gravedad y trascendencia de su acción y la
capacidad de actuar conforme a ese entendimiento por sufrir una reacción
vivencial anómala en una conducta impulsiva en cortocircuito. El acusado
reconoció su participación en los hechos presentándose voluntariamente
ante el Juzgado competente el día 26 de enero de 2000 acompañado del
Letrado que le asiste en este juicio». (STSJ Madrid, Sala de lo Civil y Penal,
Sección 1.a, 20/2003, 5 noviembre;JUR 2003, 50004).
C.78a «El acusado D. Salvador J.S., de 72 años al tiempo de los hechos y carente
de antecedentes penales, se encontraba el día 20 de agosto de 1997 reali
zando ciertos trabajos en la Urbanización Monstserrat Park deja localidad
de El Bruc (Barcelona) donde reside, junto con otras personas, entre las
que se encontraba el denunciante D. César Jorge LIA., de 27 años al tiem
po de los hechos. Por circunstancias desconocidas se entabló entre denun
ciante y acusado una discusión en el curso de la cual el denunciante Sr. Ll.
quitándose las gafas se dirigió hacia el acusado, siendo retenido por alguno
de los presentes, momento en el que el acusado, en la equivocada creencia
de que el denunciante iba a agredirle, le propinó un puñetazo en la boca,
... Como consecuencia del golpe recibido el Sr. Ll. sufrió la fractura de la
raíz del incisivo lateral superior izquierdo (pieza 22), precisando para su
curación de la extracción de la pieza fracturada, quedándole como secuela
la pérdida de la misma. El denunciante como consecuencia de la lesión
descrita estuvo impedido para sus ocupaciones habituales por un período
de siete días». (SAP Barcelona, Sección 8.a, 7 de enero de 2002; pte. Vigil
Levi;JUR 2002,95378).
C.79 Hechos probados: «el día 22 de junio de 1999, los agentes de la Policía ^ ^
Local de Bullas, José María L. C. y Gabriel S. E, se personaron en la Avda
de Murcia de dicha localidad, al ser requeridos por un señor, porque una
persona no podía sacar el coche que tenía aparcado ya que se lo impedía
DELICTUM 2.0
una moto que había detrás. Que los agentes preguntaron a los chicos que
había en el Parque de quién era la moto, contestando Antonio O. H., que
era suya y que no la quitaba. Que Gabriel S. le dijo a Amonio O. que se
bajara de la balaustrada, donde estaba sentado y al negarse a ello, le cogió
del brazo para que lo hiciese, agarrándose Antonio a aquélla. Que como
consecuencia del forcejeo Antonio resultó con lesiones de las que tardó en
curar 7 días, dos de los cuales estuvo incapacitado para sus ocupaciones ha
bituales y Gabriel, resultó con lesiones de las que tardó en curar 3 días, uno
de los cuales estuvo incapacitado». (SAP Murcia, Sección 3.a, 107/2000, 25
de julio; pte. Blasco Ram ón;JUR 2000, 288326).
Ejercicios de autoevaluación
B. 1. ¿En qué medida las causas de justificación son tipos? ¿Qué supone
esa conceptuación? 2. ¿Requieren dolo los tipos permisivos? Justifique su
respuesta. 3. ¿Qué situaciones pueden producirse en los tipos permisivos
en cuanto a la relación (referencia) entre lo objetivo y lo subjetivo?
‘ 9? ¡3_
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EL TIPO PERMISIVO
8
II: LAS CAUSAS DE
Conviene estudiar
JUSTIFICACIÓN EN en un manual de la
asignatura:
1. Concepto.
2. Fundamento.
3. Requisitos.
1. Concepto.
2. Fundamento.
3. Requisitos.
4. La colisión de
¿Quién empezó primero? (II)______________________ deberes.
III. El cumplimiento
Como hemos visto en la lección anterior, quien desestabiliza la si de un deber.
tuación de equilibrio de los bienes jurídicos e intereses se ve obligado
IV. El ejercicio legíti
a tolerar una posible re-estabilización de esa situación proveniente del
mo de un derecho.
peijudicado o de un tercero. Esto es precisamente en lo que consiste la
Relevancia del
legítima defensa: el agredido injustamente se ve facultado a defenderse. Y consentimiento.
si actúa así dentro de ciertos límites de racionalidad y ponderación, su
conducta quedará justificada. La defensa legídma no es la única causa
de justificación que conoce el Derecho. Hay otra, más general, el lla
mado «estado de necesidad», que faculta a obrar para conjurar o evitar
un peligro que se cierne sobre un interés protegido por el Derecho.
También conoce el Derecho otras causas de justificación, como el cum
plimiento de un deber, que faculta a lesionar intereses ajenos, si ello es
necesario para salvaguardar intereses superiores. Obviamente se trata
de casos extremos. También puede obrar como causa de justificación el
ejercicio legítimo de un derecho.
«Sobre las 18,20 horas del día 26 de abril de 1999, cuando el acusado Luis, mayor
de edad y sin antecedentes penales, salía de su domicilio, sito en ..., fue abordado
porJesús, con el que horas antes había tenido un incidente en las inmediaciones de
la citada vivienda, en el que tuvo que propinarle una patada y azuzar el perro que
llevaba contra él, al amenazarle éste con un cuchillo. Tras intimidarJesús con una
pistola, del calibre 6,35 mm. que llevaba, efectuó un disparo contra éste [Luis], sin
alcanzarle, produciéndose un forcejeo entre ambos, en el que consiguió Luis arreba
tarle la pistola con la que deforma sucesiva realizó cinco disparos contra Jesús, que
le alcanzaron [todos ellos; uno en hemitórax izquierdo, dos en base del hemitórax
izquierdo, uno en muslo izquierdo y el quinto en brazo izquierdo], Al recibirJesús
los dos primeros impactos cayó al suelo y esgrimió un cuchillo deforma amenazante
contra Luis, realizando éste los tres últimos disparos y se fue del lugar hacia su
domicilio... Una vez personadas en el lugar la policía nacional y la local, Jesúsfue
llevado en una ambulancia al hospital Príncipe de Asturias, de la citada localidad,
donde le observaron una herida..., presentando un pronóstico grave. Para la cu
ración de las heridas precisó... El acusado Luis, que carece de antecedentes penales
STS 7 de noviem
y policiales, era adicto a las substancias estupefacientes intervenidas desde hacía
bre de 2003; pte.
Delgado García; años, iniciando varios procesos de desintoxicación y padece un trastorno límite y
RJ 2003, 7354. antisocial de la personalidad, que aminora ligeramente sus facultades volitivas".
En este primer m omento del caso, también Luis actúa, como hemos di
cho. Veamos si dicha conducta es típica. Los hechos nos dicen cómo Luis
«tuvo que propinarle [a Jesús] una patada y azuzar el perro que llevaba
contra él». Dicha conducta constituye el riesgo propio de la infracción de
malos tratos o de vejación, al menos leve (art. 617.2). Se trata de una in
fracción que se consuma con la mera realización de la conducta, sin exigir
una lesión efectiva separada de la acción (de mera actividad, por tanto).
La conducta realiza el riesgo objetivo de tal infracción, y cabe deducir que
subjetivamente también. Sin embargo, a la vista de que ha sido objeto de
una amenaza por parte de su oponente, hay que preguntarse si entra en
juego una posible situación de justificación. En concreto ¿quedan justifi
cados por legítima defensa la patada y el azuzar el perro contrajesús? Para
ello sería preciso que existiera -primero- una agresión ilegítima, lo cual
se da, puesto que como ha quedado dicho, la conducta inicial de Jesús rea
liza objetiva y subjetivamente el tipo de amenazas. Además -segundo- se
precisa que la reacción sea necesaria en términos racionales, esto es, que
sea necesario defenderse, en abstracto, y que además lo sea en concreto:
ante una amenaza que parece seria, con un cuchillo, considero necesario
en abstracto defenderse, pues nadie tiene por qué tolerar una intromisión
antijurídica de tal entidad; defenderse con una agresión leve, como es la
patada y el azuzar el perro contra él, no supone ningún exceso, sino algo
ajustado a la entidad de la agresión. Nada se dice -tercero- de una provo
cación previa a Jesús por parte de Luis. Por tanto, la conducta de Luis en
este primer momento quedaría justificada por legítima defensa.
11.4. Por lo que se refiere a la culpabilidad, sabemos que Luis «era adicto
a las substancias estupefacientes... y padece un trastorno límite y antiso
cial de la personalidad, que aminora ligeramente sus facultades volitivas».
El consumir drogas no es por sí solo un motivo para disminuir o hacer
desaparecer la culpabilidad (en concreto, la im putabilidad), como tampo
co lo es padecer determinada perturbación psíquica, sino que es preciso
constatar en ambos casos que el consumo, o la adicción, o la alteración,
produce un efecto de pérdida de la capacidad de acceder a las normas o,
conociéndolas, de dirigirse conforme a ellas. La ligera aminoración de las
facultades volitivas puede abonar la conclusión de que era parcialmente
inimputable, pero no contamos con datos suficientes sobre el efecto de
tal alteración en el proceso de motivación del agente mediante normas.
No me parece, en cualquier caso, que la adicción o el trastorno sean de
tal entidad que haga desaparecer dichas facultades, ni siquiera que permi
tan apreciar la eximente como incompleta. Su culpabilidad puede verse
afectada, pero sólo para dar lugar a una atenuación ordinaria (art. 2 1 .2 .a
o 3.a).
En C.82 se percibe fácilmente que el mal que se cierne sobre una persona en peligro
no proviene ni de una agresión antijurídica penal de carácter doloso (no da lugar enton
ces a legítima defensa), ni de una agresión no penal o no dolosa (no da lugar tampoco a
estado de necesidad defensivo), sino que surge de una enfermedad, tiene un origen na
tural. Por eso, puesto que la naturaleza no lleva a cabo conductas antijurídicas, no se está
desestabilizando la situación. Si acaso, quien obra para conjurar la situación de necesidad
es quien se arriesga a desestabilizar el equilibrio entre intereses. Por lo que se le permite
obrar sólo muy limitadamente: en concreto, mientras su conducta se limite a causar un
mal que sea relevantemente menor. Veámoslo.
Q r ñ? Caso gastritis___________________________________ ★ ★
«El acusado José H.G., mayor de edad, había sido ejecutoriamen te condenado en
Sentencias de fechas 2-4-1997 y 3-3-1998 por sendos delitos contra la seguridad
del tráfico [...] a las penas de multa de cuatro meses y privación del permiso de
conducir vehículos de motor y ciclomotores por un año y seis meses que tenía que
cumplir desde el 8 de abril de 1998 hasta el 4 de octubre de 1999. No obstante el
día 4 de octubre de 1998, sobre las 20’45 horas fue sorprendido conduciendo el
vehículo Z-...-AH, propiedad de FranciscoJavier S. T. por la Vía de la Hispanidad
de Zaragoza, incumpliendo así la condena que se le había impuesto, “lo que realizó
debido a que el propietario del vehículo lepidio que lo trasladase urgentemente a un
centro sanitario, por tener un dolor abdominal muy agudo, accediendo el acusado
a llevarle ante esta situación de emergencia”. Son hechos probados que Francisco
Javier el día de autos sintió un dolor agudo y repentino en la zona abdominal, y
solicitó de José que le trasladase a un centro hospitalario. Ante la petición de su
amigoJosé comprobó “de visu ” que FranciscoJavier tenía muy mal color. Se apunta
128 DELICTUM 2.0
SAP Zaragoza, Sec en la Sentencia que cuando intervino la policía, FranciscoJavier estaba en el lugar
ción 3.“, 274/1999, mientras se practicaban las diligencias, y le comentó al policía que “estaba muy
15 junio; pte. mal". En el hospital se le diagnosticó una gastritis. A l barrio donde se inició el
Rodríguez de
Vicente
viaje difícilmente acuden taxis, como no sean avisados por teléfono, por la conocida
ARP 1999, 2263. conflictividad de la zona».
La base del estado de necesidad se halla en la crisis para dos bienes jurídi
cos: un peligro inm inente de lesionar un bien jurídico y la imposibilidad
de evitar esta lesión si no es sacrificando otro bien jurídico. Parece claro
que en el caso que estamos analizando hay una crisis entre dos bienes jurí
L.8 EL TIPO PERMISIVO (II)
Por tanto, la conducta de José no queda amparada por una causa de justi
ficación, sino que es antijurídica.
d X Este caso permite plantearse una cuestión adicional: ¿qué sucedería si sobre José
recae un deber de socorrer y, a la vez, uno de no conducir? Por ejemplo, se trata de un
conductor de ambulancia que, habiendo sido sancionado con privación del carné, se
encuentra con que debe hacer una salida para trasladar a un herido grave. No es posible
(dejando ahora de lado el que el conductor sancionado siga trabajando como tal) cum
plir uno de los dos deberes sin infringir el otro. Eso es lo propio de la llamada «colisión
de deberes», un grupo de casos de situación de necesidad con reglas de ponderación
propias. Hablamos entonces de colisión, para resaltar que sobre un mismo agente recaen
dos deberes de imposible cum plim iento simultáneo: si cumple uno, incumple entonces y
a la vez el otro; y si deja de cum plir uno, incumple también el otro. Haga lo que haga el
agente, incum ple un deber. Que la colisión se dé entre deberes no quita que siga siendo
una situación de crisis: dos intereses (para los que se hallan previstos sendos deberes) se
ven en conflicto. Surgen entonces tres situaciones posibles de colisión: de dos deberes de
actuar, de dos deberes de no actuar, de uno de actuar y uno de no actuar.
Pero volvamos al caso. Obsérvese que el agente de C.82 obraba para conjurar un mal
consistente en una enfermedad que se cierne sobre una persona. U na enfermedad es un
mal de la naturaleza. ¿Qué sucedería si su conducta fuera contra un mal proveniente de
otra conducta hum ana pero sin llegar a constituir legítima defensa? La situación es posi
ble: ciertamente, no todas las reacciones defensivas dan lugar a legítima defensa, pues ello
sólo se da frente a las agresiones dolosas idóneas antijurídicas penales. ¿Qué sucede si la
conducta no llega a reunir esos caracteres? ¿Puede repelerse o tenemos deber de tolerar
todo? Veámoslo en C.83.
I. Partiendo de que estos son los hechos y que nada de ellos puede variarse,
afirmamos sobre la responsabilidad penal de Juan y Cecilio lo siguiente:
II. 1. Nada hay en los hechos narrados que permita dudar de la existencia
de una conducta hum ana en los procesos en los que Juan y Cecilio se ven
inmersos («efectuaban sus funciones de guardas», «sorprendieron», «des
pués de gritar para ver si...» «disparó contra el que...»). Ambos realizan
conductas humanas.
★ ★W C.85a «El Tribunal del Jurado ha estimado probados los hechos siguientes: Sobre
las 01 ’30 horas del día 8-2-01, el acusado Gaspar, de 55 años de edad en
esa fecha, sin antecedentes penales y funcionario del Cuerpo Nacional de
Policía, en situación de segunda actividad, después de finalizar su jomada
laboral de taxista, regresó a su domicilio, sito en la plaza — número xx, xx,
escalera centro, de Alcorcón, y al entrar en su portal se encontró con dos
hombres jóvenes que estaban consumiendo sustancias estupefacientes, sen
tados en el sofá del rellano de la escalera izquierda. Manifestándoles: “¿qué
hacen ustedes ahí?, ¿Son ustedes de esta casa?. Si no lo son hagan el favor
de marcharse, que ahí no se puede hacer lo que están haciendo”. Contes
tándole uno de ellos, Joaquín, de 35 años de edad, “váyase a su casa y déje
nos en paz, que estamos esperando a un vecino de esta casa”. Ante lo cual el
acusado les dijo que llamaría inmediatamente a la Policía si no abandona
ban el inmueble. Lo que motivó que Joaquín se levantase y, a paso ligero, se
dirigió hacia donde estaba el acusado, aproximándose al mismo al tiempo
que, de manera airada, le dijo: “¿A donde va usted?”. Instante en que el
acusado extrajo su revolver marca Astra, modelo 680-AL, con número de
serie R-384806, al tiempo que le decía: “Alto Policía”. Pese a tal indicación
y empuñamiento del revolver por parte del acusado, Joaquín persisdó en
continuar avanzando hacia aquel, obligando al acusado a retroceder hasta
donde era posible, abalanzándose Joaquín contra él, agarrándole por los
brazos a la altura de los hombros. Produciéndose un forcejeo entre ambos
en el curso del cual el acusado, viéndose acorralado, en la convicción de
que eran dos sus asaltantes y en la creencia de que Joaquín terminaría arre
batándole el revólver y lo usaría contra él, le disparó, alcanzando el cuello,
a la altura de la nuez, de Joaquín, causándole la muerte minutos después,
como consecuencia de una hemorragia por sección de la arteria carótida
derecha». (SAP Madrid, Tribunal del Jurado, 31 de octubre de 2003; pte.
Casas Estévez;JUR 2004, 88208).
^ ^ C.85b «Probado y así se declara que el día 10 de junio de 2001 se encontraba José
Antonio, mayor de edad y sin antecedentes penales, junto con su novia Ma
ría Rosa y otros amigos en el bar «Endor» sito en la calle Yébenes de esta ca
pital, cuando sobre las 3,45 horas aproximadamente, y cuando María Rosa
estaba bailando se le acercó Carlos Alberto con la intención de hacerlo con
ella y de establecer una relación, siendo rechazado por aquélla, momento
en el que se acercó el acusado para ver lo que sucedía entablándose enton
ces un revuelo dentro del establecimiento, del que resultó agredido José
Antonio, quien recibió un cabezazo de Rodolfo, cayendo al suelo y cuando
se levantó vio a un grupo de tres o cuatro personas, pertenecientes al grupo
del citado Carlos Alberto que iban hacia él con banquetas con la intención
de agredirle, momento en que cogió un vaso, y teniendo la intención de
repeler la agresión lo impactó en la cara de Carlos Alberto, que sufrió lesio
nes en la cara consistentes en heridas inciso contusas en macizo facial, las
L.8 EL TIPO PERMISIVO (II)
cuales tardaron en curar 60 días durante los cuales estuvo impedido para
sus ocupaciones habituales, necesitando tratamiento quirúrgico consisten
te en la colocación de puntos de sutura y quedándose como secuela varias
cicatrices deformantes en la cara que precisan de reparación con cirugía
estética». (STS 14 de abril de 2005; pte. Berdugo Gómez de la Torre; RJ
2005, 4355).
85c «El procesado Mauricio, de 27 años de edad, sin antecedentes penales, so
bre las 1,45 horas del día 9 de septiembre del año 2002, se encontraba en
compañía de su hermano Isidro, la novia de éste Elvira, y el hermano de
ésta última Lorenzo, en el Pub Hook, sito en la Avda. Príncipe de Asturias
de Villaviciosa de Odón. Tras quejarse por lo que les parecía el elevado
precio de las consumiciones y solicitar fueran invitados, entablaron una
discusión con Lorenzo, quien regentaba el establecimiento, negándose
éste a invitarles a un ronda tal y como le solicitaban. Como la discusión
fue subiendo de tono, Lorenzo les pidió que abandonasen el local, lo que
efectuaron no sin antes dar una patada a la puerta y después Isidro lanzar
contundentemente un cascote de obra hacia el cristal de las puertas de
acceso al local, fracturando los mismos. Ante lo cual Lorenzo decidió salir
al exterior donde, tras abalanzársele los hermanos, se produjo un forcejeo
golpeando en el ojo izquierdo Lorenzo a Mauricio para a continuación éste
mismo dirigirse con un arma blanca de unos 12 o 13 cms. de hoja hacia
Lorenzo, al que pinchó en el abdomen, causándole una herida en región
masogástrica-vacío izquierdo que sigue trayectoria oblicua a la derecha per
forando en su trayecto varias asas intestinales y produciéndole ligero hemo-
peritoneo, necesitando una intervención quirúrgica urgente para la sutura
de las heridas intestinales». (STS 21 de septiembre de 2004; pte. Monterde
Ferrer; RJ 2004, 6049).
86 «Sobre la una del día cuatro de junio del año dos mil, Claudio y otra per- ^ ^
sona irrumpieron en la vivienda que habitaban Gerardo (nacido el vein
ticinco de julio de mil novecientos ochenta y uno) y Amparo, quienes se
encontraban durmiendo. Entraron en esa vivienda, sita en el piso bajo del
edificio número ... de la calle..., en Getafe, rompiendo, de una patada, la
hoja inferior de cristal de la puerta de acceso. Ya dentro, golpearon a la mu
jer, y, en una penumbra consecuencia de la falta de luz eléctrica, que sólo
recibía indirectamente la vivienda de la que alumbraba un patio contiguo,
se enzarzaron en un intercambio de golpes Gerardo y Claudio. El primero
de ellos, semivestido y descalzo, salido bruscamente del sueño, y sorprendi
do por la inesperada presencia de los dos hombres temiendo -por él o por
su compañera, o por ambos- sufrir lesiones graves y aun mortales, dada la
136 DELICTUM 2.0
^ ^ C.87a «Se declara probado que el día 30 de octubre de 1988, sobre las 14 horas,
se encontraba el acusado Lorenzo F. G., mayor de edad y sin antecedentes
penales, en el paraje conocido por “Collarviso”, correspondiente al monte
denominado “Pena Calar” del término municipal de Brañosera, en esta
provincia, después de haber participado en una batida, o “gancho”, al cor
zo, autorizada [...]. La cacería había finalizado y los monteros se retiraban.
El acusado de referencia, provisto de la correspondiente Licencia de Caza,
así como del reglamentario permiso de armas, les esperaba en el puesto
que le había sido asignado armado con la escopeta de su propiedad marca
F.N., calibre 12, número de serie 6.741.189, semiautomática, en perfecto
estado de funcionamiento, cargada a la sazón, con cinco cartuchos, uno de
ellos en ala recámara y los otros en el depósito tubular correspondiente,
sin que tuviese el seguro puesto. [...] En el punto en que se encontraba
Lorenzo existía una peña, y, junto a ella, árboles y otra vegetación: De entre
los árboles, y de frente al cazador, salió de improviso un oso, que según se
comprobó posteriormente era un macho de 19 años, y 200 kilos de peso,
con una altura de 1’70 m. La distancia entre la masa forestal y la piedra
sobre la que estaba sentado el cazador -y que se aprecia en la fotografía
incorporada al folio 20 de las Diligencias Previas, señalada con el núm. 2-,
era solamente de unos siete metros aproximadamente. Y como el oso, ante
la presencia de cazador, no cambió su trayectoria a derecha o izquierda,
sino que se dirigió con celeridad y en actitud de ataque hacia él, Lorenzo,
temiendo por su vida ante el alcance inminente, efectuó un primer disparo
casi a “bocajarro”, ya que como consta en informe de autopsia -folio 60 de
autos- se hizo a una distancia de unos cincuenta centímetros, situando el
arma a la altura de la cintura, al carecer de espacio y tiempo para apoyarla
en el hombro derecho y encarar en la forma usual en un tirador -aún cuan
do, evidentemente, la postura adoptada sea también apta para hacer fue
go- vaciando, acto seguido, el cargador, al tiempo que retrocedía con una
secuencia de disparos muy rápida [...] hasta que el animal cayó abaüdo.
[...] El permiso concedido a la Sociedad de Caza de Brañosera, responsa
ble del aprovechamiento cinegético controlado en la Zona, a la que perte
necía el encartado y sus compañeros, para practicar el “gancho” o batida
al corzo, y con la sola finalidad de cobrar un ejemplar de esta especie fue
transmitido [...] En este tipo de zonas está absolutamente prohibida la caza
del oso y el acusado, Lorenzo F., conocía perfectamente esta prohibición.
Cuando efectuó los disparos, a pesar de tratarse, según los testimonios ver
tidos en el juicio oral, de experto y veterano cazador, siempre respetuoso
de la legislación vigente, lo hizo tirando a matar porque estaba convencido
de que el oso le atacaría dada la trayectoria que seguía y actitud agresiva del
animal, a pesar de tener dos itinerarios de salida, uno a la derecha y otro
la izquierda, según su marcha, y no obstante ser la de escapar ante la pre
sencia del hombre, la actitud más usual en el oso pardo que campea por la
Cordillera Cantábrica, según informe pericial emitido en el acto del juicio
oral». (STS 24 de enero de 1995; pte. Puerta Luis; RJ 1995, 141).
C.87c «En fecha no determinada por muy próxima al día 12 de julio de 1998, el ★ ★ ★
acusado Pompilio F.S., nacido el día 21 de febrero de 1951 y con los ante
cedentes penales que luego se dirán, y su compañera, la también acusada
Guadalupe H.J., nacida el día 22 de diciembre de 1970 y sin antecedentes
penales, como quiera que careciesen de domicilio donde poder cobijarse, y
yendo acompañados de sus dos hijos de tres años y siete meses, respectiva
mente, y conociendo la existencia de un inmueble, sito en la calle Alfar de
Cadenillas n ú m .... de Burgos, propiedad de los hermanos A.G., destinado
hacía tiempo a vivienda y en fechas más próximas a almacén, pero encon
trándose en referida fecha sin uso alguno y en mal estado de conservación,
ambos acusados, con desconocimiento de sus titulares, se introdujeron en
referido inmueble con el fin de ocuparlo como vivienda y resguardarse, sin
que conste que tuvieran que romper candado alguno o cualquier otro me
canismo de cierre. Además ambos inculpados y para el anterior fin introdu
jeron algunos enseres de su propiedad, cuya posesión trataban de proteger
cerrando la puerta de referido inmueble con un candado. Pompilio como
Guadalupe han venido utilizando dicho edificio tanto con anterioridad a
la apertura de estas diligencias como con posterioridad, al menos hasta el
mes de noviembre de 1998, sin que en ningún caso contaran con el con
sentimiento de los propietarios, como tampoco habían sido expresamente
requeridos para el desalojo por alguno de los anteriores. El acusado Pompi
lio F. S. [...] carece de actividad laboral y no percibe ingreso alguno en con
cepto de pensión o de prestación por desempleo, también carece de bienes
inmuebles, siendo titular de la furgoneta Renault-Express, matrícula BU-...-
0 , así como de otros turismos de escaso o nulo valor por su antigüedad. La
acusada Guadalupe H. J. es preceptora de una pensión no contributiva por
invalidez por la cantidad mensual de 37.960 ptas». (SAP Burgos, Sección
1.*, 17 de enero de 2000; pte. López del Moral Echeverría; ARP 2000,121).
C.87d «Se declara probado, los acusados Lucas y su esposa Rosa, mayores de ★
edad, sin antecedentes penales, el día 9 de junio del año 2003, a las 23
horas 30 minutos, se personaron en el domicilio de la denunciante Rocío,
persona de 86 años de edad, hallándose en la cama, los acusados le suplica
ron a la expresada Rocío les facilitara la suma de 18.631 Euros, dado que se
veían obligados a perder la casa que habitaban, por haber salido indicada
finca a subasta y la perderían si no satisfacían expresada suma de dine
ro que ascendía a la cantidad de 18.631 Euros. La denunciante Rocío era
persona amiga de la familia y tenía la creencia que expresados Lucas y su
esposa Rosa tenían una posición económica solvente, dado que residían en
una vivienda ubicada en la Plaza del Altozano y disfrutaban de vehículo de
motor marca Mercedes, y dada la angustiosa situación económica que los
acusados le relataban, entre súplicas y sollozos, la expresada Rocío quedó
con los acusados en reunirse con ellos el día siguiente a primera hora de la
mañana en las oficinas de la entidad bancaria donde guardaba el depósito
de dinero. Reunidos con el director de la citada entidad bancaria, llegaron
a formalizar descubierto en la cuenta corriente de la titular Rocío para pro
ceder en días posteriores a la negociación de los bonos propiedad y cuya
titular era la expresada Rocío con la finalidad de reponer los fondos de los
138 DELICTUM 2.0
^ ^ C.88a «Sobre las 17,30 horas del día 18 de agosto de 2003, en el control fronterizo
entre Benzú-Belliunech (Marruecos) se encontraban prestando servicio de
vigilancia de fronteras en el referido control los Guardias Civiles con TIM
núm .... y ..., cuando se produjo un intento de salida simultánea hacia Ma
rruecos de un numeroso grupo de porteadores, aproximadamente entre
40 y 50 personas, entre ellos varios marroquíes no autorizados para el paso
por ese punto. Vista la situación, por la Guardia Civil que se encontraba en
el control fronterizo se pidieron refuerzos (hasta en cuatro ocasiones en
el mismo día), sin que éstos pudieran llegar puesto que, al mismo tiempo
en que intentaban pasar ilegalmente varios porteadores hacia Marruecos,
se estaba observando la existencia de nadadores desde Marruecos, contor
neando el espigón de la Playa de Benzú para entrar España. Igualmente,
en el control fronterizo y todo ello coordinado desde la inmediata zona
marroquí, un grupo numeroso de personas, no pudiendo determinar el
número de las mismas, arrojaban piedras contra el citado control. Ante
esta situación de avalancha y de peligro inminente, para la pareja que se
encontraba prestando servicio en el referido control, el Guardia Civil con
TIP NUM ... en un intento de detener y controlar a los porteadores que
trataban de entrar en tropel hacia Marruecos, y antes de hacer uso del
material antidisturbios, realizó múltiples advertencias verbales tendentes a
que dichas personas cesaran en su avance, siendo el resultado infructuoso.
Viendo que las advertencias no eran atendidas, procedió a coger el ma
terial antidisturbios, concretamente el arma larga de fuego (cetme) con
bocacha, para lanzar pelotas de goma, haciendo un lanzamiento intimida-
torio, dirigiendo el arma hacia el aire, dándole una inclinacional del arma
de 45°, en cumplimiento de las normas de seguridad. La pelota de goma
lanzada por el Guardia Civil... rebotó en una de las barras metálicas de la
estructura del puesto de vigilancia próximo al Control, yendo la misma a
golpear en el pómulo de uno de los individuos que formaban parte del
contingente, concretamente, el golpe se causó en el ojo derecho, siendo
lesionado Evaristo. Inmediatamente por la fuerza actuante se requirió la
presencia de una ambulancia y el herido fue trasladado al Hospital de la
Cruz Roja de Ceuta» (SAP Cácíiz, Sección 6.", 22 abril de 2005; pte. Tesón
Martín; JU R 2005, 143276).
R.C. le propinó al soldado D. Javier R.G. dos golpes con la mano abierta,
bofetadas, de tal manera que el soldado R. sufrió una ligera contusión de pó
mulo derecho, de pronóstico leve, que no ha necesitado como tratamiento
más que una pomada antiinflamatoria. El soldado R. fue llevado al Botiquín
por otro Suboficial que accidentalmente pasaba por allí, mientras que el
Sargento D. José R.C. procedió a pasar la lista de control nocturno de su
Compañía.- Por estos hechos, se le impuso al Sargento D. José R.C. el co
rrectivo de “represión”». (STS 9 de marzo de 1992; pte. Rodríguez Santos;
RJ 1992,2522).
C.89 «Que durante los años 1993 y 1994 el acusado Luis B. F., mayor de edad
y sin antecedentes penales, administrador único de los Laboratorios Ken-
dall, domiciliado en Barcelona, al objeto de aumentar las ventas de las es
pecialidades que elaboraba tal Laboratorio, y básicamente de los fármacos
conocidos comercialmente como “INKAMIL" y “KENESIL”, decidió incen
tivar a numerosos facultativos para que recetasen los mismos, abonándoles
los gastos de estancias en congresos médicos, así como diversas cantidades
de dinero por hacer un seguimiento farmacológico de los productos men
cionados. Siguiendo tales directrices, el también acusado Agustín M. L.,
DELICTUM 2.0
Ejercicios de autoevaluación
LA CULPABILIDAD
L.9. La culpabilidad
(I. Sentido y fun
damento).
L.10. La culpabilidad
(II. La inimputa-
bilidad).
L .ll. La culpabilidad
(III. La incul
pabilidad y la
exculpación).
LA CULPABILIDAD
I: SENTIDO Y FUNDAMENTO
9
Conviene estudiar
en un manual de la
asignatura:
I. Planteamiento y
evolución histórico-
dogmática.
III. Antijuridicidad y
culpabilidad.
I. De los hechos descritos cabe resaltar cóm o dos personas entran en una
farmacia, en donde obligan a dos personas a quedarse en la rebotica, y a
una tercera a hacerles entrega de una cantidad de dinero, cosa que con
siguen. Además, es digno de m ención que, de las dos personas, sólo se ha
identificado a una de ellas, que además presenta un trastorno antisocial
de la personalidad y una dependencia de larga duración a sustancias tó
xicas, principalmente a la heroína, por lo que nos preguntaremos si esta
situación afecta a la culpabilidad.
parezca por completo, sino que más bien estamos ante un caso de dismi
nución, o de capacidad reducida. Hay indicios para pensar que Eugenio
no carece de esa conciencia de la ilicitud que la imputabilidad exige, pero
tampoco parece fácil afirmar que al Derecho le resulte indiferente su tras
torno antisocial, unido a la larga dependencia de drogas. A pesar de que
sería oportuno contar con más datos sobre los concretos efectos de ese
trastorno y de la dependencia (que los hechos probados no nos facilitan),
consideramos defendible una reducción de la imputabilidad. De forma
que, aun siendo culpable de su hecho, se haría merecedor de una pena
lidad reducida respecto a lo que correspondería a un agente totalmente
culpable.
Abordemos ahora C.92: en él se aprecia cóm o los dos médicos no padecen una en
fermedad, tampoco una intoxicación..., y sin embargo hay que plantear si son culpables.
Se percibe un conflicto en el que se hallan los sujetos implicados (dos médicos). ¿Da
lugar a una causa de justificación? ¿No es un problema que afecta más bien a la culpabili
dad? ¿Cuál es la diferencia entre resolver el problema en una u otra categoría?
«El 1 de septiembre de 1939 Hitler dictó una orden secreta conminando a que los
establecimientos psiquiátricos proporcionaran información sobre las características
de la enfermedad y especialmente la aptitud para el trabajo de los pacientes. Con
150 DELICT U M 2.0
base en esta información, en cuya recopilación no consta que intervinieran los acu
sados, en Berlín se elaboraron listas de personas que habrían de ser trasladadas a
otros establecimientos. Nadie dudaba de que el destino fin a l de esas personas era la
muerte. A comienzos de 1941, antes del primer traslado, el Ministerio de Interior
indicó a los hospitales que debían excluir de las listas a ciertos tipos de internos. Los
O G H .S t. 19, 49, acusados, psiquiatras, formaban la comisión de dos personas que se ocupaba de la
5 de marzo de revisión de la lista en su hospital. En tal revisión, que tuvo lugar el verano de 1941,
1949, Monalsschrifi
se esforzaron en quitar tantos nombres comofue posible, yendo conscientemente más
fiir Deiitsches Recht
1949, pp. 370-373; allá de lo que permitían las estrechas directrices y teniendo éxito en muchos casos.
cfr. O r t iz de Desobedeciendo las instrucciones, pusieron así mismo en libertad a otros internos
U r b in a , «Caso de para salvarles. Los acusados participaron en el traslado del resto de personas en la
los dos psiquiatras lista, pocos de los cuales sobrevivieron. E l jurado declaró probado que tenían cono
en el III Reich», en
Casos que hicieron
cimiento de la finalidad del traslado y que pretendieron resolver el grave conflicto de
doctrina en Derecho conciencia que les producía su participación mediante el esfuerzo exitoso en salvar
penal, pp. 177-192. tantos enfermos comofuera posible.».
I. Respecto a estos hechos hay que adelantar que nos interesa ahora sólo
lo que atañe a la responsabilidad penal de los dos médicos que entresa
can a algunos enfermos de la relación elaborada por otros, con el fin de
salvarles la vida. No nos preguntamos ahora por la responsabilidad de
los ejecutores de las muertes, ni por la de los que elaboran las listas, sino
sólo por la de esos dos médicos psiquiatras miembros de la comisión que
revisa la relación de enfermos. Prescindimos ahora del concreto Derecho
aplicable y del m om ento de comisión de los hechos.
II. Con estas salvedades, y de ser así los hechos, cabe señalar lo siguiente.
No cuesdonamos, por razones obvias, la existencia de una conducta hu
mana, ni la tipicidad objedva de esa conducta como colaboración en el
hom icidio cometido por otros. Sí conviene detenerse, en cambio, en la ti
picidad subjetiva, la posible justificación de esa conducta y la culpabilidad.
autor. Para ello se presta atención a la extraña motivación del agente pro
vocada porque sobre él, o sobre ciertos parientes próximos, se cierne un
mal que parece seguro y sin que llegue a estar justificado conjurar ese mal
lesionando bienes ajenos. Tampoco parece ser nuestro caso, pues es sabido
por la historia que hubo algunos médicos que se negaron a colaborar, y no
sufrieron por ese motivo represalias tan graves como la muerte, lesiones...,
ni ellos ni sus parientes. Es más, si estaban bajo la presión del miedo, no ha
brían sino enriado a más enfermos a la muerte, en lugar de sacar a algunos.
Luego falta el presupuesto para considerar que resulta inexigible al agente
obrar de otra manera; no se da en concreto la extrema situación de crisis
que altera la motivación normadva del agente. Que hay una situación de
crisis es claro (situación de necesidad), pero no se resuelve según el orde
namiento (en cuyo caso se trataría de un estado de necesidad justíficante),
ni tampoco se resuelve para superar una situación motivacional extrema
(en cuyo caso el estado de necesidad se calificaría como exculpante). La
conducta de los dos médicos es antijurídica y ellos culpables.
Cfr. c.31, c.82, H-4- Sin embargo, en sede de punibilidad sería posible acudir a una causa
C.83 y C.113. de levantamiento de la pena, como el indulto.
LIBERTAD
Tratado, §§ 37-39,
Para iniciarse. J e s c h e c k /W e ig e n d , 42-43. Monográfico: Pérez
M anzano, Culpabilidad y pmiención, M ad rid , 1990.
^ C.94 «Se declara probado que Julio G.C. y Felisa F.T., ambos mayores de edad y
sin antecedentes penales, casados, convivían en el domicilio sito en la calle
Poeta Cabanyes núm ..... pral. 2a de Barcelona. Julio G. y Felisa F. padecen
L.9 LA CULPABILIDAD (I)
C.97 «Sobre las 15:45 horas del día 2 de febrero de 2.006 la acusada María Inés, «
de nacionalidad española, mayor de edad y sin antecedentes penales, en
compañía de otro individuo no identificado y movida por la intención de
enriquecerse de forma ilícita a costa del patrimonio ajeno se aproximó al
menor Olegario, de 13 años de edad y nacionalidad rumana, cuando el mis
mo salía de su domicilio sito en la calle ... de Castellón de la Plana, empe
zando a exigirle que le entregara la bicicleta que portaba, argumentándole
en tono intimidatorio que era de su hija y que se la había robado, llegando
a empujarle levemente y tratar de acorralarle, lo que motivó que el menor,
preso de los nervios y asustado, comenzara a llorar y dejando allí su bicicleta
se dirigiera corriendo hacia el portal de su edificio y se refugiara en casa. Al
escuchar los gritos proferidos por la acusada y su acompañante al menor,
Severiano, que se encontraba en una clínica veterinaria próxima, salió a la
calle y se dirigió a prestarle ayuda, recriminando a aquellos su conducta y
exigiéndoles que dejaran tranquilo al joven. La acusada le dijo a Severiano
que no se metiera e incluso su acompañante llegó a decirle que era Policía.
Como quiera que Severiano les dijera que trabajaba de agente judicial y
que sabía que de ser realmente policía el acompañante de la acusada debía
de identificarse mostrándole la placa correspondiente, la acusada empezó a
proferirle diversos insultos, entre ellos “hijo de puta”, diciéndole igualmente
con ánimo de infundirle temor, que si era agente judicial “conocería segu
ramente a muchos de sus amigos que le iban a matar”. La acusada y su no
identificado acompañante abandonaron seguidamente el lugar sin llegar a
disponer de la bicicleta del menor, siendo poco después detenidos por di
versas dotaciones policiales que habían sido avisadas por Severiano. Desde el
momento mismo de su detención, así como durante el ulterior traslado a la
Comisaría en un vehículo policial, la acusada mostró una actitud desafiante
y rebelde hacia los agentes, insultándolos repetidamente y propinando mul
titud de patadas en el interior del vehículo. Una vez en Comisaría, y cuando
se bajó del mismo, se dirigió al agente con número de carnet profesional
NUM004 al que propinó una patada al tiempo que continuaba dirigiéndose
a los agentes con expresiones tales como “sois unos hijos de puta; cuando
salga de aquí os voy a pegar dos tiros”. El citado agente no sufrió lesión al
guna a consecuencia de la patada recibida y nada reclama por estos hechos.
En relación a los hechos que se han relatado la acusada tenía parcialmente
disminuidas sus facultades intelectivas y volitivas a consecuencia de la previa
ingesta de alcohol». (SAP Castellón, Sección 1.a, 318/2010, 21 septiembre;
pte. Solaz Solaz; ARP 2010,1323).
C.98 «Que sobre las 1.30 horas del día 25 de octubre de 1996, el acusado An- ^
tonio A. V. (mayor de edad y sin antecedentes penales) conducía el turis
mo matrícula H-...-I por la calle Prolongación Plaza de los Geranios de
la localidad de Lepe, habiendo ingerido previamente bebidas alcohólicas
que disminuían sus normales facultades y reflejos para la conducción, im
pidiendo hacerlo con la debida seguridad. Con motivo de la colisión con
la parte trasera del vehículo matrícula H-...-T, propiedad de Isidro J. M., el
cual se hallaba estacionado en la citada calle, causándole daños por valor
de 170.000 pesetas que su dueño reclama, por agentes de la Policía Local
de Lepe fue requerido para someterse a la prueba de alcoholemia, ne-
158 DELICTUM 2.0
gándose el mismo, a pesar de ser advertido de que ante tal negativa podía
incurrir en el delito de desobediencia, y no obstante presentar síntomas
evidentes de intoxicación etílica, tales como fuerte olor a alcohol en el
aliento, respuestas incoherentes, comportamiento violento, incapacidad
para responder e impotencia para caminar». (SAP 136/2000, 9 de marzo;
pte. Izquierdo Beltrán; ARP 2000, 456).
Ejercicios de autoevaluación
Combinación de ambos: La pretensión de otra conducta como aquello que podemos exigir a ir ciudadano normal que se abstenga de cometer
159
LA CULPABILIDAD
II: LA INIMPUTABILIDAD
10
Conviene estudiar
en un manual de la
asignatura:
I. Minoría de edad.
II. Enajenación y
trastorno mental
transitorio.
IV. Alteración de la
percepción.
V. La responsabilidad
extraordinaria (actio
¿¡Cómo pudiste hacerlo!? (II) libera in causa).
Hay casos en que la volición existe (el sujeto es agente, porque obra
con autocontrol sobre las circunstancias del entorno), pero falta la vo
luntariedad (el sujeto no sabe que lo que hace reviste el carácter de
antijurídico, por ejemplo, o carece de fuerza de voluntad suficiente para
obrar conforme a la norma). En esos casos, no puede reprocharse al
sujeto haber obrado de esa manera: no es culpable. Y no lo es porque
desconoce el sentido normativo que adquiere su hecho, o bien porque,
aun sabiéndolo, no es capaz de obrar en consecuencia y respetar bienes
e intereses jurídicos.
«Sobre las 11.40 horas del día 23 defebrero del presente año 1998, dos menores de
edad cruzaban un descampado sito junto a una escuela deformación profesional
en el Cabañal de Valencia, lugar en que realizaban sus estudios, en cuyo momento
fueron abordados por los acusados Emilio G. R. y AngelJ. H., ambos de 18 años de
edad y sin antecedentes penales, que les pidieron dinero a cuya entrega se negaron
los menores. Los acusados les siguieron en el camino insistiendo en lo mismo, hasta
que acorralaron a los menores a quienes, advirtiéndoles que les pegarían de no dar
les el dinero, consiguieron que se prestasen a ello, en concreto el único que portaba
algo de dinero y que sacó la cartera con intención de extraer dos monedas de cien
pesetas que entregar a los acusados, puesto que la petición inicial de éstos tenía que
ver con dinero para el autobús. Pero a la vista de la cartera, se la arrebató Angel
al tiempo que advertían a los menores que no debían denunciarles, pues de otro
modo irían por ellos, y pasaba casualmente por el lugar una dotación de la Policía
Nacional en automóvil, preguntando los agentes si sucedía algo, a lo que los acu
sados simularon fam iliaridad entre el grupo mientras que los menores permanecían
callados por el temor que les causaba la presencia y las palabras de los acusados. Los
agentes insistieron en las preguntas hasta que terminaron por registrar e identificar
a Angel en cuyo poder estaba la cartera con dinero de uno de los menores, que en
cuanto se sintieron protegidos porque los anisados fueron retenidos por los agentes
Hechos probados, en lugar separado de aquel en que los menores permanecían, contaron a éstos lo
modificados, de la
sucedido». «El recurrente Angel J. H. era en el momento de los hechos, menor de
STS 26 de mayo de
1999; pte. Puerta dieciocho años, pues “nació el día 23 de febrero de 1980", y no consta la hora de
Luis; RJ 1999, 5258. nacimiento».
II. A partir de ese relato de hechos probados (que hemos modificado par
cialmente para situar la edad en cuestión en los 18 años), trataremos de la
responsabilidad de A. y E.
L IO LA CULPABILIDAD (II) 163
II. 1. Nada hay en el relato de hechos probados que haga dudar de la exis
tencia de una conducta humana, por lo que pasamos al análisis de la po
sible tipicidad.
11.3. Nada se dice sobre un ataque previo por parte de los dos menores
a A. y E. que nos llevaría a plantear una legítima defensa. Tampoco hay
nada que hable a favor de un estado de necesidad. La conducta típica de
robo en tentativa es además antijurídica, pues no queda amparada por
una causa de justificación.
m Como se puede apreciar una vez más, el juicio de culpabilidad es personal, es decir,
recae sobre la persona concreta, y no sobre el hecho. Por lo que son posibles diferencias
en un mismo caso según sean las circunstancias de cada uno de los intervinientes: unos
pueden ser culpables, y otros no, u otros en menor medida, pero siempre del mismo
hecho antijurídico. El hecho es antijurídico para todos, pero la culpabilidad es personal.
La menor edad del agente influye para que se le considere no culpable. Influyen en
ello razones de política criminal; en concreto, de falta de necesidad de pena, en virtud de
las cuales, para evitar la aplicación de penas que podrían desocializar al sujeto, se ha pre
ferido aplicar otra clase de consecuencias: las medidas de seguridad. Así, hay que destacar
cómo en la culpabilidad confluyen elementos de la libertad del agente (que sepa lo que
hace y obre con voluntariedad), pero también consideraciones preventivas (de necesidad
o no de castigar). Ambos factores influyen en la fundamentación de la culpabilidad: para
los menores, claramente; pero también en los restantes supuestos.
Q r in 2 Caso Palma____________________________________ ★ ★
«El acusado Antonio R. L., mayor de edad en tanto que nació el día 5 de enero de
1948, funcionario del Ayuntamiento de Palma y privado de libertad por esta causa
desde el día 11 de agosto de 2000, teniendo grave y significativamente alteradas sus
capacidades volitivas e intelectivas debido al trastorno delirante que padece, realizó
los siguientes hechos: a) En fecha 2-9-1999fue condenado por sentencia delJuzga
do de Instrucción número Tres de Palma como autor de una falta de coacciones en
la persona de Francisca F. Ai. a una pena de multa y a la prohibición de aproxi
marse o comunicar con dicha persona en tiempo de seis meses. En dicha sentencia
se declaraba probado que el acusado entrefebrero de 1998 y julio de 1999 llevaba a
cabo actos que, contrariando la voluntad de Francisca F, eran tendentes a forzar
una relación y una comunicación no deseada entre el acusado y la citada persona.
El acusado pese a conocer el contenido de la sentencia y la prohibición que ésta im
ponía, realizó los siguientes actos: -Entre el 3 de septiembre y el 10 de noviembre de
1999 realizó múltiples llamadas telefónicas a Francisca F. -Enfecha 9 de noviembre
de 1999 se presentó intencionadamente en el lugar de trabajo de Francisca F. con
intención de hablar con ella. -En fecha 12 de diciembre de 1999 realizó una nueva
llamada telefónica a Francisca. Entre el 10 de noviembre y el 12 de diciembre de
1999 siguió realizando llamadas tanto a su lugar de trabajo como a su domicilio.
-Enfechas comprendidas entre el 12 de diciembre de 1999 v el 11 defebrero de 2000
el acusado persistió en sus llamadas telefónicas a Francisca realizando al menos
quince de éstas e incomodando tanto a ella como a sus familiares. Tras haber rea
lizado diversas llamadas en días anteriores, el acusado en fecha 28 de febrero de
2000, sepresentó en el domicilio de Francisca F. -Enfecha 5 de mayo de 2000, pese
a las prohibiciones judiciales y municipales existentes, se presentó en el centro de
trabajo de Francisca con intención de hablar con ella. [...] A consecuencia de estos
166 DELICTU M 2.0
STS 18 de octubre hechos Francisca F. tuvo que estar temporalmente de baja en su trabajo, abandonar
de 2002; pte. An el domicilio en que residía y padecer un cuadro de ansiedad».
drés Ibánez;
RJ 2002, 9128. I. De la sucesión de estos hechos cabe destacar cómo el procesado Anto
nio reiteradamente intenta, con éxito o sin él, ponerse en contacto con
Francisca. Ya por esos hechos fue condenado una vez por delito de coac
ciones, en una sentencia que le im ponía la obligación de no contactar
con la víctima. Dicha sentencia fue reiteradamente desobedecida por An
tonio, mediante sucesivos intentos de hablar con Francisca, quien acabó
sufriendo algunas lesiones psíquicas, y viéndose obligada a cambiar de
domicilio. Se nos dice también que Antonio padecía un trastorno deli
rante que provocaba que tuviera grave y significativamente alteradas sus
capacidades volitivas e intelectivas.
Com o se ha podido apreciar, una persona puede ver disminuidas sus facultades psí
quicas por efecto de una enfermedad. Esa disminución podría incluso hacer desaparecer
la posibilidad de ser culpable (im putabilidad), porque provocan en el agente, o bien ig
norancia sobre el sentido normativo de la conducta, o bien, aunque exista conocimiento
del sentido normativo, incapacidad de actuar conforme a esa comprensión.
II.2. Los episodios arriba seleccionados con las letras a) y b) nos ayudarán
a diferenciar la diversa relevancia típica de cada uno. En cuanto a lo seña
lado suba), proferir insultos contra una persona constituye una conducta
que porta un significado delictivo como injuria, pues puede menoscabar
su fama o su propia estimación. Que la persona ofendida sea un agente de
la autoridad no quiere decir que carezca de fama o de propia estimación,
por lo que proferir insultos contra ella es también algo injurioso (arts. 208
y 620.1.2.°). No se trata de un delito que exija la producción de un resul
tado separado de la conducta, sino de un tipo de mera actividad. Luego
si se constata que Andrés profirió esas palabras, en un contexto como el
descrito, contra concretas personas, puede entenderse que constituyen
expresiones injuriosas. Es posible defender que las injurias no sean lo su
ficientemente graves como para constituir delito (art. 208.11), pero sí al
menos de falta (art. 620.1.2.°).
«Se declara probado que siendo aproximadamente las 22 horas del lunes 17 de agos
to de..., Antonio R. 0. regresó a su domicilio sito en el n.° 16 de la denominada
“Barriada de los Quinteros" de U. después de haber pasado la jom ada trabajando
en el taller de chapistería que regentaba junto con su socio Patricio G. D. en esa
localidad, habiendo sufrido a lo largo de la tarde un fuerte dolor de cabeza que le
172 DELICTU M 2.0
... tuvo anuladas por completo sus facultades volitivas y muy disminuidas
las intelectivas o cognoscitivas».
II. Sin variar estos hechos conviene distinguir en ellos cuatro fases diver
sas: primera, el llegar a su casa; segunda, el permanecer en casa oyendo
los ruidos procedentes de casa del vecino; tercera, el aviso por parte de
su mujer; cuarto, el repentino acudir de él a casa de Marcos con acometi
miento a éste con el destornillador. Finalmente, se produce la muerte de
Marcos.
el conocimiento del riesgo propio del tipo (objetivo), que en este caso es
el riesgo propio de unas incisiones con el destornillador sobre el cuerpo
de una persona viva. Y esto parece que sí fue objeto de representación
(conocimiento) por parte de Antonio: si precisamente obra para acabar
con el ruido de casa de su vecino, y va hacia él portando el destornillador,
y le asesta un golpe, y luego, una vez en el suelo, sigue reiteradamente
golpeándole, no cabe negar la existencia del conocimiento de que esos
medios eran idóneos para hacer daño a una persona. Si además sabe que
golpea reiteradamente y en partes vitales, habrá que aceptar que obraba
con el dolo de matar que exige el tipo del art. 138. Se da por tanto el tipo
subjetivo del homicidio.
bien puede decirse que Antonio padeciera un trastorno de tal clase que
le hace inimputable. Pero para ello se precisan dos elementos: que el tras
torno sea de tal entidad que haga desaparecer la motivación mediante
normas (el conocimiento de las normas o la capacidad de obrar conforme
a ellas); y que no haya sido provocado por el sujeto, o que no hubiera sido
evitado, si era debido prever la comisión del delito.
ción, incluso en la que corresponde por una eximente incompleta (la del
art. 20.1.°.II, en aplicación del art. 21.1.a), que dé lugar a una rebaja de la
pena en uno o dos grados.
ii) desconocimiento
i) ¡nimputabilidacl iii) inexigibilidad
de la antijuricidad
Provocada
Imputación Imputación ordi
o no evitada Imputación ordinaria
ordinaria naria
dolosamente
Imputación Imputación extraordi Imputación ex
Previsible
extraordinaria naria: rebaja de pena traordinaria
Fortuita o
No imputación No imputación No imputación
inevitable
^ C.105 «El procesado, Aurelio F., mayor de edad y sin antecedentes pena
les a efectos de reincidencia, sobre las 20.00 horas del día 21 de
marzo de 1993 y encontrándose en com pañía de su compañera
sentimental, Beatriz S. en el domicilio de ambos sito en el apar
tamento n ú m ......Los Angeles, Los Cristianos, procedió a abrir la
puerta ante la llamada del súbdito alemán Hans M., que quería
hablar con su compañera sentimental Beatriz [...], lo que trató de
impedir el acusado Aurelio, al tener fundadas sospechas que Hans
trataba de interponerse en la relación con su compañera, por lo
que trató de cerrar la puerta, lo que aquél im pidió al colocar su pie
L.10 LA CULPABILIDAD (II) 177
Las excuses son las defenses que eximen de responsabilidad a quien ha co
metido un hecho típicamente antijurídico. Aunque se denom inen defen
ses, la doctrina y la jurisprudencia del sistema angloamericano explican
que, mientras algunas defenses se centran en el hecho (como lasjustifi-
cations), las excuses se centran en el sujeto. En el Criminal Law son inim-
putables los sujetos que prueben la existencia de alguna de las siguientes
defenses:
P a ra caber más_____________________________________
Para iniciarse. J e s c h e c k / W e ig e n d ,
Tratado, § 40. Para profundizar. Silv a Sá n c h e z ,
«El régimen de la minoría de edad penal (artículo 19)», en El nuevo código penal.
Cinco cuestiones fundamentales, Barcelona, 1997, pp. 159-195. Monográfico: M a rt í
n e z G a r a y , La imputabilidad penal, Valencia, 2005.
106b « Io.- Resulta probado y así se declara que el acusado Pedro, mayor de ★ ★
edad y sin antecedentes penales, sobre las 0.26 horas del día 18 de junio
de 2007 se encaminó hacia las dependencias de la Policía Local de Molle-
russa y se dirigió al agente con carnet profesional n ú m .... 1 que allí se en
contraba de servicio exhibiéndole un catálogo de propaganda diciéndole
que un aparato de televisión que allí se anunciaba era el responsable de
su dolor de cabeza a lo que el agente, ante las incoherencias de lo que le
decía y a que no se expresaba correctamente en español, intentó tranqui
lizarlo momento en que el acusado sin ningún motivo ni razón, extrajo
un cuchillo de cocina, de 16 cms. de hoja, al tiempo que decía y repetía
“quiero matar” lo que motivó que el agente solicitara el refuerzo de otros
compañeros personándose entonces los agentes de la Policía Local con
carnets profesionales núm. ... 2 y núm. ... 3 quienes al observar el estado
que presentaba el acusado intentaron calmarle y controlar la situación al
tiempo que le pedían que les hiciera entrega del cuchillo que llevaba en
la mano. Como quiera que el acusado no atendía a razones recabaron la
presencia de los Mossos d'Esquadra trasladándose hasta allí dos patrullas
integradas por los agentes... y ... así como por los agentes... y ... conven
ciéndole entre otros para que el acusado hiciera una llamada telefónica a
un hermano que residía en Madrid, lo que así hizo aunque tras conversar
con él el acusado se exaltó todavía más, gesticulando con la mano en la
que llevaba el cuchillo y negándose en todo momento a entregarlo con
lo que los agentes de la Policía Local, ante el cariz que estaba tomando
la situación decidieron hacer uso de un spray de autodefensa con el pro
pósito de arrebatarle, con el menor daño posible, el cuchillo que llevaba
y poder así reducirle sin ningún riesgo, lo que sin embargo no consi
guieron ya que el acusado reaccionó violentamente hasta el punto que
salió a la calle tras los agentes, cuchillo en mano, y persiguiendo a Mosso
d'Esquadra con carnet profesional núm. ... 3 quien le ordenaba que se
detuviera pero sin que el acusado en ningún momento atendiera aque
llas indicaciones. [...] Como consecuencia de aquellos hechos el agente
de los Mossos d'esquadra con carnet profesional núm. ... 3 resultó con
lesiones consistentes en contusión en la espalda y contractura dorsal así
como erosión superficial en la mano derecha causada por un corte con
el cuchillo que llevaba el acusado [...]. El acusado Pedro está diagnosti
cado de esquizofrenia paranoide y transtorno delirante, sufriendo una
reagudización de la sintomatológía psicótica por descompensación de la
patología, lo que le provocaba una alteración de sus facultades intelecti
vas y volitivas sin llegar a anularlas por completo». (STS 258/2009, de 16
marzo; pte. Sánchez Melgar; RJ 2009, 4147).
107a «I.- El acusado José Antonio A. B., mayor de edad y con antecedentes ★ ★
penales... sobre las 2.30 horas del día 4 de enero de 1998 se encontraba
en la calle Nueva de San Francisco con la calle Escudellers de la localidad
de Barcelona, y allí se encontró con una persona no identificada a la cual
180 DELICTUM 2.0
^ C.107b «Se declara expresamente probado, que el día 8 de junio, sobre las 2,30
horas, Juan Luis, el cual tenía vigente una orden de alejamiento y no
aproximación a menos de 500 metros a su esposa Estibaliz, impuesta
por el Juzgado de Instrucción n°. 2 de León, en Diligencias Previas n°.
2852/2004, en fecha 2 de agosto de 2004, la amenazó diciéndole que “la
tenía que matar”, hechos que ocurrieron en el domicilio de ésta, sito en
la calle ..., n°. ... de Trobajo del Cerecedo, León. El acusado llevaba con
viviendo con su esposa en el domicilio referido, que fue familiar, desde
hacía varios meses, al haber solicitado los hijos de la pareja a su madre
que permitiese que Juan Luis regresase al domicilio familiar, lo cual fue
admitido por ésta, no solicitándole en ningún momento que se ausentase
de dicho domicilio.» «El acusado tiene problemas de consumo excesivo
de bebidas alcohólicas, situación en la que se comportan en forma agresi
va, como sucedió en la fecha de autos». (SAP León, Sección 3.a, 61/2005,
3 octubre 2005; pte. Mallo Mallo; JU R 2005, 241873).
^ ^ C.107c «Sobre las 6.30 horas del día 24 de octubre de 1997, Julio G. R., mayor de
edad y [...], con ocasión de hallarse efectuando trabajos de cuidador en
el domicilio deJordiJ.S., sito en la carretera de Riells... de la localidad de
Breda, con la intención de obtener un beneficio económico, entró en la
habitación que ocupaba el súbdito francés Bemard René J. y mostrándole
a éste un cuchillo de sierra, de los que se utilizan para cortar pan, que
portaba en la mano, le dijo que se diera la vuelta para atarle las manos, lo
que hizo el señor J., siendo atado de pies y manos con unas cuerdas por
el acusado, y una vez inmovilizado le quitó 12.000 ptas. y 500 francos fran
ceses que llevaba en el pantalón, tapándole a continuación la boca con
un pañuelo para que no pudiera gritar, procediendo entonces el acusado,
tras apagar la luz, a salir de la habitación y a asegurar el cierre de la puerta
con una cuerda y un alambre para que el señor J. no pudiera abrirla. [...]
El señor J. «permaneció inmovilizado unos 45 minutos. [...] Julio G. R.
en el momento de la comisión de los hechos era consumidor habitual de
heroína y cocaína, adicción que mermaba levemente sus facultades voliti
vas en orden a procurarse los medios económicos con los que satisfacer su
adicción». (STS 17 de abril de 2000; pte. Granados Pérez; RJ 2000, 2556).
★ ★ ★ íV C.108a «A finales del mes de agosto del año 1999, la Guardia Civil del Puesto de
Benicarló tuvo noticias de que en un vivienda ubicada en el número ....
de la Partida Río de Benicarló pudieran residir personas que vendieran
a terceros sustancias estupefacientes, por lo que agentes de dicho Cuer
po, provistos del oportuno mandamiento judicial, el día 26 de agosto de
1999 llevaron a cabo la entrada y registro de la mencionada vivienda. Una
vez que entraron los agentes en dicha vivienda, hallaron en su interior
a Ramón B. H. que, siendo familiar de las que enseguida se dirán, no
L.10 LA CULPABILIDAD (II) 181
C.108b «I.-En la mañana del día 7 de diciembre de 1999, Carlos José, nacido el ^ ^
día 24 de noviembre de 1959 y sin antecedentes penales, se dirigió a la
calle ... n° ... de la localidad de Argamasilla de Calatrava, en el que se
encontraban sus moradores, Matías, Luz y su hijo Miguel Ángel, los cuales
son padres y hermano de la mujer del procesado, Laura y tras llamar a la
puerta le fue negado el acceso a la vivienda por el citado Matías, motivo
por el cual Carlos José empezó a insultar a los moradores de la vivienda,
empleando expresiones tales como “cabrón”, “sal hijo de puta", mientras
daba patadas a la puerta de la casa, sin dejar de proferir insultos con la
intención de que se le permitiera entrar y al ver que no se atendía a sus
pretensiones, rompió el cristal de la ventana que está próxima a la puer
ta de la vivienda, perteneciente a uno de los dormitorios de la misma,
prendiendo fuego con un mechero a las cortinas sitas en la ventana, pro
pagándose éste por ellas, siendo sofocadas inmediatamente por Matías,
acción que impidió que el fuego pudiera extenderse por la habitación
y el resto de la casa, marchándose Carlos José del lugar, tras avisarle un
vecino de que iba a llamar a la Policía, siendo detenido posteriormente
por los Agentes de la Guardia Civil. Los daños causados en el cristal de la
ventana ascienden a 48,08 euros (8.000 pts. y los daños causados por el
DELICTUM 2.0
Ejercicios de autoevaluación
I. El inculpabilidad: El
desconocimiento de
la antijuridicidad.
1. Planteamiento
general.
2. Desconocimien
to invencible y
desconocimiento
vencible.
3. Evolución y régi
men jurídico en
¿¡Cómo pudiste hacerlo!? (III) España.
II. La exculpación: el
Quedó dicho en L.10 que la enfermedad psíquica y la intoxicación miedo insuperable y
no hacen desaparecer la culpabilidad por sí mismas, si no vienen acom la doctrina de la no
pañadas de al menos uno de estos efectos: la no comprensión de la exigibilidad.
ilicitud del hecho y/o la incapacidad de guiar la conducta conforme a
dicha comprensión. En el caso de que venimos hablando, hay que pre
guntarse si el agente de aquel crimen sabía de la prohibición de matar,
incluso si era capaz de adecuar su conducta a la percepción de dicha
prohibición. La pregunta parece innecesaria pues nadie desconoce que
matar a un inocente está prohibido.
II. 1. Nada hay en los hechos que permita dudar de la existencia de con
ductas humanas, por lo que no nos detenemos en este extremo.
Caso doctrinal, «A., antiguo estudiante de Derecho, es atacado porB. con un cuchillo. A. se defien
propuesto por de a su vez con un cuchillo, con el que asesta a B. una puñalada en el pulmón, que
H r u s c h k a , Stra-
le produce la muerte. Dadas las circunstancias, estegolpe no era necesario para repeler
Jrechty 1988, p. 241:
cfr. ref. en S i l v a la agresión, pero a A. le sonaba de sus antiguos estudios de Derecho que la legítima de
S á n c h e z /B a ld ó fensa era una vía que el ordenamiento tenía prevista para quitar de una vez por todas
L a v illa / C o r c o y al agresor injusto los deseos de atacar a otras personas».
B id a s o lo , Casos,
p. 342. I. Sin variar en nada el relato de hechos propuesto, y centrándonos en la
responsabilidad de A., cabe afirmar lo siguiente.
II. 1. No cabe dudar de la existencia de una conducta humana, pues se evi
dencia el autocontrol necesario para que exista tal conducta, porque A. es
grime un cuchillo, es consciente de que está siendo realmente atacado...
Damos, pues, por existente una conducta humana por parte de A.
11.2. La tipicidad de dicha conducta humana a efectos del delito de homi
cidio no deja lugar a dudas: la causalidad, unida a la creación de un riesgo
suficientemente relevante como homicidio (puñalada en el pulmón) y la au
sencia de otros factores de riesgo de terceros o de la propia victima, abonan
la solución de entender que se realiza el tipo objetivo de ese delito (art. 138).
Si además tenemos en cuenta la representación del riesgo que cabe imputar
a A. (pues es consciente de esgrimir el cuchillo y asestar a B. una puñalada),
es posible entonces imputar subjetivamente el tipo como doloso. Nada hay
en el relato de hechos probados que permita dudar de la representación por
A. del riesgo que encierra su propia conducta. La conducta es típica.
11.3. Problemático, en cambio, es lo que se refiere a la posibilidad de justi
ficar dicha conducta: podría existir una norma facultativa, con arreglo a la
cual la conducta de la puñalada quedara justificada como legítima defensa
(art. 20.4.°). Sin embargo, se dice claramente en los hechos que este golpe
no era necesario para repeler la agresión. Por lo que la conducta no puede
quedar justificada. Pero conviene distinguir: hay necesidad de defenderse
(en abstracto), porque no hay deber de tolerar una agresión no provocada
(ataque de B. a A. con un cuchillo); pero no hay necesidad de defenderse
(en concreto), porque era viable repeler la agresión suficientemente con
menos intensidad. Dicho con otras palabras: A. va más allá de lo que es ne
cesario para evitar la agresión, al menos por lo que se dice en el relato de
hechos. Se trata entonces de una conducta típicamente antijurídica.
11.4. En sede de culpabilidad, dejando de lado la imputabilidad y la exigibi-
lidad de otra conducta, de las que no parece posible dudar, pues nada hay
que las ponga en cuestión, podemos preguntamos por la incidencia que
tendría la creencia errónea del agente respecto al sentido y alcance de la
legítima defensa. Se nos dice que, debido a sus antiguos y «escasos» esmdios
de Derecho, se hace la idea de que la legítima defensa significa algo distinto
a lo que el ordenamiento prevé. Que se represente que la legítima defensa
viene a «quitar de una vez por todas al agresor injusto los deseos de atacar
a otras personas» no hace desaparecer ni el dolo -esto ya no se cuestiona-
ni la conciencia de la antijuricidad. Pero puede dar lugar a un error que sí
sería relevante. Me explico: si dicha creencia da pie a pensar que el ordena
miento permite o faculta ir más allá de lo que realmente permite, estaríamos
ante una divergencia entre la previsión real del ordenamiento y la que el
agente se imagina que es. En efecto, de ser así, el agente daría por lícita una
conducta que en realidad se halla prohibida, porque toma por existente la
L . ll LA CULPABILIDAD (III) 191
( Ü | Ya ha quedado dicho que para afirmar la culpabilidad del sujeto es preciso, además de
conocer la ilicitud de la conducta, la posibilidad de orientar la propia conducta conforme a
dicha representación. Pueden darse casos -ciertamente pocos- en los que el sujeto implicado
se halla en una situación en la que resulta muy difícil exigirle obrar conforme a la norma: una
persona a punto de perecer a la que se le presenta salvar su vida a costa de un inocente, una
persona amenazada de muerte si no comete un delito... Son casos límite en los que el sujeto
implicado efectivamente actúa, pero su actuar no es del todo libre. Con terminología que ya
conocemos, aun teniendo volición, le faltaría la voluntariedad. Páginas atrás se expuso el caso
de los «dos médicos» (C.92), en el que se planteaba la distinción entre estado de necesidad
justificante y exculpante. En ciertas situaciones de necesidad no procede la justificación de
la conducta, pero es planteable la exculpación del agente, porque no puede pasarse por alto
la extraña situación límite en la que se producen los hechos. La doctrina penal de la culpabi
lidad ha acabado por dar acogida a estos casos para declarar a su autor como exculpado, no
culpable, por serle inexigible otra conducta conforme a la norma en cuestión. Obsérvese: el
hecho es antijurídico y lo seguirá siendo en el futuro para ése y cualquier otro sujeto, pero es
el agente concreto quien queda exculpado, disculpado, en esa ocasión. Veamos ahora C.113 y
compárelo después con C.92.
octubre de 2001, en la zona rural del municipio de Buga, en donde reside el proce
sado y su fam ilia, un total de 25 campesinos, todos ellos hombres jóvenes, fueron
asesinados por los miembros de Autodefensas Unidas de Colombia. Posteriormente,
a la salida del funeral que se celebraba por las víctimas, una persona apodada
SAP Madrid, Sec
Nené", le exigió la realización al acusado de un viaje a España portando droga,
ción 7.“, 24 de abril
de 2002; pte. Núñez como único medio de evitar algún mal para la vida de su fam ilia, efectuando el
Galán; RJ 2002, procesado el viaje bajo el temor que en caso contrario, ejecutaran los paramilitares
8787 los males anunciados sobre su fam ilia y especialmente sobre su hijo de 16 años».
Josué llevaba en su maleta casi tres kilos de cocaína. Entendemos que esta
droga está preordenada al tráfico por algunos datos externos que concu
rren en el caso como la gran cantidad de droga ocupada y la condición
de no toxicómano del encausado. Dichos datos no pueden ser explicados
de otra manera que como destinados al tráfico, dirigidos al intercambio,
por lo tanto, destinados a poner en circulación esa droga. Por eso, el pro
cesado poseía droga con la finalidad de su tráfico posterior. Realiza así los
actos propios del tipo penal del art. 368, creando el riesgo típicamente
L.l 1 LA CULPABILIDAD (III) 193
11.4. Una vez analizados los aspectos que conciernen al hecho en sí, nos de
bemos plantear las circunstancias personales en las que obra Josué, es decir,
su culpabilidad. Debe tenerse en cuenta que el día 10 de octubre, esto es, 6 En el conocido caso
días antes de que él viajara a España, se había producido la terrible matanza de la Mignonette se
en su localidad de origen, a manos del grupo paramilitar al que pertenece procedió contra Dud-
ley, capitán del barco
el tal Nené. En el estado emocional de Josué üene relevancia el temor que
de tal nombre, y su
sintió ante la intimidación por parte de esta persona, ya que conocía la timonel, Stephens, por
seriedad de esas amenazas al ser conocedor de lo que había ocurrido ese la muerte (5 de julio
10 de octubre, y de muchos de los asesinatos perpetrados con anterioridad. de 1884) de Parker, un
grumete a quien habían
Tiene además un hijo de 16 años al que anuncian que matarán si no realiza
ejecutado para comerlo
lo mandado. Todas estas circunstancias influyen sin duda en la capacidad y sobrevivir. El tribunal
decisoria de Josué respecto a sus propias acciones: es una persona sometida dictó sentencia de
a los graves conflictos existentes en la zona donde vive. Finalmente, accede muerte contra aquellos.
Dicha sentencia fue
a efectuar el viaje bajo el grave temor de que algo pudiera ocurrir a su fa conmutada por la
milia, y en concreto a su hijo mayor. Que Josué se encontraba en un estado Corona a un arresto de
de temor parece evidente y es comprensible. Ahora bien, se trata de valorar seis meses. El Derecho
inglés desconocía una
si este miedo del encausado le exime absolutamente de responsabilidad, la
categoría como la que
disminuye o no tiene relevancia alguna. Que tiene alguna relevancia parece hoy denominamos
claro puesto que no obra motivado por ánim o de lucro, sino para evitar un inexigibilidad>. Más
grave mal a su familia. Puede decirse quejosué no es absolutamente «libre» datos y texto de la argu
mentación de Lord Co-
cuando acepta volar a España con ese «equipaje». Sí es libre para poder
leridge, en R a d b r u c h ,
hablar de una conducta humana (volición), pero eso no basta para la plena El espíritu del Derecho
libertad (voluntariedad) que la culpabilidad exige. inglés, pp. 93-95.
194 DELICTU M 2.0
hacía asestó dos puñaladas al hoy fallecido Karim; sufriendo éste Ante el temor por
dos heridas inciso punzantes penetrantes en la cavidad torácica su vida, Manuel
produciendo en pulm ón derecho hemitorax masivo, lesiones de
apuñala a la víctima,
dicho miedo ¿influye
las que tardó en curar 30 días de los cuales 13 estuvo hospitalizado, en la apreciación de
precisando de varias asistencias facultativas». (SAP Málaga, 29 de la legitima defensa o
enero de 2001; pte. Giner Gutiérrez; ARP 2001, 307). en la culpabilidad?
1. Duress (MPC § 2.09): Podría decirse que esta defense es, en cierto
modo, equivalente al miedo insuperable del Derecho continental. El
sujeto realiza el hecho movido por el temor que le infunde la amenaza
de otra persona. Es preciso que el condicionamiento disminuya su li
bertad en tal medida que sea imposible exigirle una conducta ajustada
a Derecho. Ahora bien, la defense de duress no se admite para casos
graves, como el asesinato. En estos casos, así como en los que el temor
no sea razonable, se puede disminuir la pena.
Sobre la defense de Duress. United States v. Johnson, (956 F. 2d 894 9th Cir.)
1992. Sobre las superior orders: United States v. Decker (304 F. 2d 702 6th
Cir.) 1962. Sobre el Mistake of Law: United States v. Short (4 U.S.C.M.A. 31,
15 C.M.R. 31,1954 W L 2247) 1954.
« W C.115a «Los acusados Juan Pablo y Gloria, mayores de edad y carentes de ante
cedentes penales, contrajeron matrimonio en fecha 30 de abril de 1983,
habiendo nacido de dicha unión conyugal las hijas Estela nacida el 25 de
octubre de 1983, y María Virtudes, nacida el 25 de octubre de 1992 [...].
A partir de fechas no concretadas del año 1995 y durante un período
aproximado de dos años, el acusadojuan Pablo, en las dependencias del
domicilio conyugal y guiado por el propósito de satisfacer sus instintos
libidinosos, en diversas ocasiones realizó tocamientos en distintas zonas
del cuerpo de su hija Estela, ente ellas sus partes íntimas [...], siendo
sorprendidos en alguno de tales episodios por la acusada Gloria, -ma
dre de la menor- que se limitaba a guardar silencio, cesando el Sr. Juan
Pablo de continuar sus actos cuando era descubierto por su mujer. [...]
La acusada Gloria presentaba al tiempo de los hechos una oligofrenia,
teniendo evidentes problemas sociales y dificultades de adaptación al
entorno, con patrones primitivos de análisis de su vida social, estando
pobremente capacitada para llevar una familia y procurar el necesario
soporte a sus descendientes con mínima efectividad, comportando todo
ello una merma notable de su capacidad para comprender el alcance
de sus actos y para actuar conforme a dicha comprensión». (STS 4 de
febrero de 2005; pte. Delgado García; RJ 2005, 1657).
★ ★ ★ C.115c Los hechos probados muestran cómo los inculpados son «el camare
ro Jesús M., su hermano David que denunció el hecho y Angel-Manuel
V. que lo vio», y «no permiten abrigar duda sobre que los procesados
Alberto C., Xavier T., Juan-Manuel S. y Carlos M. tuvieron perfecto co
nocimiento y conciencia de que la muerte de Salomón A. el día 28 de
noviembre de 1992 era cierta y estuvo provocada por el acto de violencia
ejercido sobre su persona por el coprocesado Carlos S., sin que ninguno
de ellos lo denunciara; con la particularidad respecto de los dos últimos
de que tuvieron reiteradas oportunidades de hacerlo: ante la Policía y
la Comisión Judicial el mismo día de su ocurrencia, y con posterioridad
en Comisaría y ante el Juzgado en fase de instrucción.» Se plantea la
responsabilidad de Alberto C., Xavier T., Juan-Manuel S. y Carlos M. por
no denunciar el delito cometido por Carlos S. (SAP Barcelona, Sección
10.a, 15 de marzo de 1995; pte. Jori Tolosa; ARP 1995, 322).
^ ^ C .l 15d Los hechos probados muestran cómo el acusado -con cierto porcentaje
de alcohol en la sangre- condujo un vehículo para llevar al Centro de
Salud (que se encontraba a 500 metros) al menor Constantino (de tres
años, hijo de una amiga). Éste presentaba una crisis de broncoespasmo
que precisaba de urgente atención sanitaria. El acusado consideró que
la salud del menor se encontraba en peligro, así que decidió llevarlo.
Al llegar dejó al niño con un médico y huyó rápidamente del lugar por
miedo a ser detenido por la policía dado que, además del alcohol en la
sangre, conducía sin licencia. (Hechos basados en la SAP Las Palmas,
Sección 1.“, 19 de octubre de 2009; pte. Alemán Almeida; ARP 2010,
250).
L .ll LA CULPABILIDAD (III)
C.116 «La acusada María Inés, con la intención de proteger al menor, y me- ^ ^
diando unas relaciones familiares extremadamente conflictivas con sus
suegros (junto a la negativa del menor a ir con sus abuelos paternos, éste
mostraba un rechazo verbal y emocional a los abuelos paternos, sufría
un trauma diagnosticado de ansiedad: "trauma real y no inducido por
la madre”, se suma la preocupación u obsesión de la acusada, agudizada
por el trastorno ansioso-depresivo que padece, de proteger a su hijo, de
evitar el peligro de que sufra un daño como consecuencia de la relación
con sus abuelos paternos, peligro real derivado de que, si las relaciones
de la acusada con los abuelos paternos ya no eran buenas durante el ma
trimonio con el padre del menor, tras la ruptura matrimonial y especial
mente tras la muerte del padre se han convertido en un “enfrentamiento
encarnizado” en el que el menor ha presenciado conflictos con su madre
de los abuelos), rehusó en varias y sucesivas veces entregar a su hijo a los
abuelos paternos para el cumplimiento del régimen de visitas establecido.
La procesada padece un transtorno ansioso-depresivo: “tiene intactas sus
facultades mentales”, sin perjuicio de diagnosticarle un trastorno ansioso-
depresivo, reactivo a su problemática familiar, y un trastorno histriónico
de la personalidad ..., “la acusada a nivel cognitivo conserva sus facultades
y por ello es consciente de las obligaciones impuestas por la resolución
judicial que incumple” si bien “a nivel volitivo sus facultades están mer
madas” por el trastorno ansioso-depresivo que padece y por la obsesión
de proteger a su hijo...». (SAP Asturias, 11 enero de 2005; pte. Donapetry
Camacho; JU R 2005, 77958).
C.l 17b «En el mes de mayo de 2002, Alexander, mayor de edad, sin antecedentes ^ ^
penales, de nacionalidad rumana y con tarjeta de residente en España
Nieb NUM000, trabajaba como camarero en un local ... de la localidad
de Calatayud en la que residía habitualmente. Como consecuencia de su
actividad en dicho local, tomó contacto con el también ciudadano ruma
no residente en Calatayud Luis Pedro, mayor de edad, sin antecedentes
penales que era cliente habitual del local. En un día no determinado del
mes de mayo citado Luis Pedro se personó en el local en unión de otro
compatriota de nombre Cesar, el que no ha sido identificado, y le pro
puso a Alexander a fin de obtener beneficio económico que procediera
a «doblar» copiando taijetas de crédito entregadas por clientes del local
para pago de sus servicios, mediante un lector de tarjetas que le entre
gaba el citado Cesar. Para conseguir la colaboración de Alexander en tal
actividad, a cuya realización se había negado en un principio, Luis Pedro
y Cesar enseñaron a Alexander fotos de su familia indicándole que tenían
198 DELICTU M 2.0
^ ^ C.117c «La organización terrorista ETA, con la finalidad de obtener fondos para
la ejecución de sus criminales propósitos, el cambio del orden constitucio
nal mediante la ejecución de atentados contra las personas, propiedades e
infraestructuras, entre otros medios, recurre a una campaña de extorsión
a empresarios solicitándose el pago de dinero, pretensión de cantidades
a la que se compele a los empresarios bajo la amenaza de sufrir acciones
armadas de la organización, bien en sus propiedades bien en sus personas.
Las acusadas Lidia, y Sabina, son socias constituyentes de la empresa An
drés Bruño e Hijos SA, [...] En el marco de una campaña de extorsión, las
acusadas recibieron en fecha no determinada del año 2.003 una carta de la
organización terrorista ETA en la cual se les reclamaba el pago de 120.000
euros. Las procesadas, no pusieron en conocimiento de las autoridades es
tos hechos, y contactaron con la organización terrorista para negociar el
pago de la aportación económica enviando ETA una segunda carta en la
que les solicitaba el pago de una cantidad inferior, habiendo entregado
voluntariamente a la organización terrorista 6.000 €, aportación que la ETA
agradeció a las acusadas, expresando el siguiente tenor: “Mediante esta car
ta, además de expresarles que hemos recibido su aportación de 6.000 eu
ros, quisiéramos agradecerles también por colaborar a favor de la libertad
de Euskal Herria. Considerando que conocen el camino y tienen posibi
lidades para contactar con la organización, sepan que tienen las puertas
abiertas para tratar tanto sobre la ayuda económica, como sobre cualquier
otro tema relacionado con la lucha de liberación de Euskal Herria". [...].
Que el padre de las acusadas, D. Leandro, siendo alcalde de la localidad de
Usurbil, por el partido político PNV, en el año 1980 interrumpió un pleno
del Ayuntamiento, y denunció públicamente que ETA le había exigido el
pago del impuesto revolucionario y que se negaba pagarlo, generando en
él mismo, y en toda su familia una grave situación de angustia y desasosie
go». (SAN 1 de junio de 2011; pte. López López).
C.119a «Probado y así se declara que sobre las 22:00 horas del día 16-09-1998 el ★ ★
acusado Juan C.V. de 44 años al tiempo de los hechos y con antecedentes
penales no computables en la presente causa conducía el vehículo de su
propiedad con placa de matrícula ... con sus facultades psico-fisicas de
atención y reflejo disminuidas a causa de la previa ingestión de bebidas
alcohólicas, razón por la cual no respetó la señal de detención obligatoria
STOP que obligaba su marcha existente en la Avda. Vilanova intersección
con la calle duero de Calafell, a consecuencia de la cual colisionó con el
vehículo matrícula ... de Angel Z. G. que se encontraba estacionado en la
citada vía a altura del n° 13, ocasionando daños renunciados por aquel
y tasados en 227.589 ptas. Requerido el acusado para la práctica de las
pruebas de determinación alcohólica se negó expresamente a verificarlas
a pesar de haber sido apercibido por la fuerza actuante de las consecuen
cias de aquella negativa. El acusado presentaba entre otros síntomas ex
ternos, fuerte alitosis etílica, respuestas repetitivas, ausencia de equilibrio
en la deambulación y ojos brillantes». [El acusado expresó en eljuicio
que «no fue advertido de las consecuencias de su negativa a someterse
a tal prueba», por lo que desconocía que al negarse estaba cometiendo
un delito, aunque sí una posible infracción de tráfico]. (SAP Tarragona,
Sección 2.a, 30 de julio de 2001; pte. Díaz Muyor;JUR 2001, 311336).
C.l 19b «Por denuncia formulada por funcionarios afectos al Servicio de Costas ^ ^
ante la Guardia Civil del Puesto de Pulpí (Almería) el hoy acusado, Gaspar,
200 DELICTU M 2.0
^ ^ C .l 19c «Que Tomás C. P., mayor de edad y sin antecedentes penales, y propieta
rio de la funeraria Carrillo sita en el Puerto de la Cruz, durante los años
1989,1990 y 1991, al menos, realizaba el embalsamamiento de cadáveres,
careciendo del correspondiente título de Doctor o licenciado en Medi
cina, aun a sabiendas de la necesidad de ser practicada dicha operación
por un profesional en la materia. También consta acreditado que Roberto
N. L., mayor de edad y sin antecedentes penales, desde su toma de po
sesión en fecha 1-5-1988 como Jefe Local del Puerto de la Cruz, percibió
la suma de 15.000 ptas. por cada acta de embalsamamiento de cadáveres
que firmaba y que le eran entregadas por el ya mencionado Tomás C. R o
sus empleados Jorge P. T. y Roberto H. H., ambos mayores de edad y sin
antecedentes penales, por orden de Tomás C. Del mismo modo Manuel
L. R , mayor de edad y sin antecedentes penales, desde que tomó pose
sión del cargo de Jefe Local de Sanidad de La Orotava en fecha 1-12-1988,
percibió la suma de 10.000 ptas. por cada acta de embalsamamiento y que
le eran entregadas por Tomás C. P. o sus empleados Jorge R T. y Roberto
H. H. por orden de aquél»; «Que Manuel L. D. y Roberto N. L. durante
la época en que estuvieron ejerciendo el cargo de Jefes Locales de Sani
dad, a que se hace referencia en los dos párrafos anteriores, estuvieron
cobrando las cantidades que se indican por firmar las actas de los embal
samamientos, en la plena creencia de que ello era correcto, hasta que
en el año 1992 recibieron comunicaciones de la Dirección Provincial de
Sanidad, determinando las tasas que correspondían por tal función, ya se
dejaron de percibir las cantidades señaladas». (SAP Santa Cruz de Teneri
fe, Sección 2.a, 92/2000, 28 enero; pte. Díaz Sabina; ARP 2000, 208).
AUTORÍA Y
PARTICIPACIÓN
L.12. La autoría.
L.13. La participación.
LA AUTORÍA
12
Conviene estudiar
en un manual de la
asignatura:
I. El concepto de
autoría.
III. Coautoría.
V. El actuar en lugar
de otro y el artículo
31 del Código
penal.
Hasta ahora hemos podido determinar diversos aspectos del caso del
que estamos tratando: la persona que ha aparecido tendida en el suelo.
Todo lo tratado hasta ahora (conducta, imputación objedva, imputa
ción subjedva...) concurre en un sujeto al que consideramos agente. Si
dicho sujeto es el único interviniente, no se plantea problema alguno
para determinar quién ha sido, es decir, para determinar quién es autor.
Y ello porque ese sujeto es agente único, y por tanto ejecuta él mismo
las acciones que se consideran típicas. Los problemas comienzan cuan
do, ju nto a este sujeto, entran en escena otros. Por ejemplo: alguien le
proporcionó un arma, o información, o agarró a la vícdma mientras él
le apuñalaba... ¿Cómo responde quien lleva a cabo aportaciones de ese
estilo? En el lenguaje cotidiano se suele hablar entonces de cómplices.
Pero conviene distinguir y precisar, pues la complicidad es un concep
to técnico que difiere algo de lo que coloquialmente se entiende por
tal. Abordaremos en esta lección lo que se entiende por autoría en sus
diversas formas, para tratar en L.13 la denom inada «participación». Co
mencemos con la autoría.
De este modo, en casos de agente único, si éste dom ina el hecho, será
autor. En casos de pluralidad de intervinientes el dom inio puede existir
de manera compartida. Esto es, que todos los intervinientes denen domi
nio, pero repartido entre ellos (por ejemplo, uno realiza un acto parcial,
el otro contribuye de manera relevante al hecho del primero mientras
éste lo ejecuta, y un tercero contempla cóm o operan los otros dos y está
allí por si acaso hay que intervenir para asegurar el éxito). De ser así, po
dría decirse que los tres co-dominan el hecho en cuanto que los tres se
hallan vinculados por un acuerdo m utuo y con una distribución funcional
de tareas. Dicho acuerdo puede ser expreso, pero puede surgir de forma
tácita durante la ejecución en virtud de la información con que se cuenta.
Obsérvese cóm o en C.121 «no todos los intervinientes hacen todo», sino
que se reparten sus funciones. ¿Obran vinculados por un mutuo acuerdo?
«El acusado Edison Andrés, F. G., puesto de común acuerdo con Danny Alexander
E. G., con ánimo de ilícito beneficio y siguiendo un plan previamente concertado,
sobre las 18,20 horas del día 20-09-01, cuando Manuel y su esposa Mercedes,
dedicados a la venta de productos dejoyería, llegaron en su vehículo a la altura de
la Avda Miramar, mien tras la esposa se dirigía a un domicilio, fue abordada por el
acusado Edison que con una pistola la intimidó para que no se moviera. Simultá
neamente a lo anterior, como el esposo había permanecido en el interior del vehículo,
al apercibirse de la acción del acusado sobre esta, que la cogía por el cuello, intentó
salir de su vehículo para auxiliarla. En ese instante Danny Alexander i? acercó a
M anuel y mostrándole una pistola le dijo “como te muevas te mato". Seguidamente,
el acusado Edison abandonando a la señora, se dirigió al vehículo sacó a Manuel e
introduciéndose en el mismo, salió huyendo llevándose en el mismo cinco maletines
y cinco bolsos de mano que contenían joyas valoradas en 44.479,90 euros, que era
el fin de la operación delictiva. Mercedes en su intento de evitar que el acusado
nin*m 'I 1 J
sustrajera el vehículo donde llevaban el valioso muestrario de joyería, se agarró a
.. 1 ,a e través de la ventanilla a Edison, siendo arrastrada por éste por la calzada, desde el
julio de 2002; pte. , , . . . , , .
M.JA.B.; JU R 2002, automovil que conducía, sets o siete metros resultando con lesiones consistentes en
248594. erosiones y hematomas que requirieron primera asistencia médica».
11.3. No hay nada que nos lleve a pensar que los hechos de Danny estén
amparados por ninguna causa de justificación. No ha sido amenazado an
tes por Manuel, así que no existe legítima defensa, ni hay estado de nece
sidad, ni cum plim iento de un deber o ejercicio de un derecho, oficio o
cargo. Por tanto, la conducta de Danny es antijurídica. Lo mismo puede
decirse de las conductas de Edison, en las que no concurre ninguna causa
de justificación; por lo tanto, su actuación es antijurídica.
11.4. Tampoco se dice nada en los hechos probados sobre aspectos que
puedan afectar a la culpabilidad. Así pues, podemos afirmar que tanto
L. 12 LA AUTORÍA 209
D anny com o Edison, son en p rin c ipio culpables de los hechos que se les
im putan. Igualm ente, su conducta típica es punible.
L 4 Com o ya hemos visto, al adoptar un criterio valorativo (el del dom inio del hecho)
se hace posible diferenciar el control y la mera ejecución. Puede así darse el caso de que
un sujeto ejecute y, sin embargo, no sea el autor. La razón será que le falta el dominio
sobre la realización del hecho. Obsérvese que entonces no puede hablarse de coautoría
(C. 121), puesto que falta el m utuo acuerdo, lo cual da lugar a una carencia de dominio
sobre la realización del hecho. Si la carencia es de tal envergadura que el ejecutor desco
noce la posible dpicidad de su conducta (es decir, conoce que actúa, pero le falta la repre
sentación respecto a todos o parte de los elementos que pueden conformar la tipicidad
de su hecho: es decir, se halla en error de tipo), no responderá. En efecto, si el ejecutor
desconoce un elemento esencial del hecho, no va a responder por ese hecho. En su lugar
responderá quien controle la situación, quien le haya «hecho actuar». A quí el dominio
del hecho se da por instrumentalización de un sujeto ejecutor: el dom inio pasa de un
sujeto (el llamado «hombre de atrás») a otro que es el ejecutor (el llamado «hombre de
delante»). ¿Q uién responde? Parece obvio que responderá la «persona de atrás» (así se
denom ina al que üene el dom inio del hecho y sin embargo no ejecuta). Estos casos se
identifican como casos de «autoría mediata», expresión que indica cómo alguien «obra
por medio de». Y es eso lo que se da precisamente en estos casos: la autoría existe en vir
tud del dom inio del hecho, dom inio que se percibe en la instrumentalización, en que se
hace obrar a otro que carece de responsabilidad. Obsérvese en C.122 en dónde reside la
instrumentalización del ejecutor.
Otra cuestión que cabría plantear es la aplicabilidad del art. 31. Así, po
dría plantearse que como es la empresa la que carece de autorización,
sólo podría engañar ésta. Sin embargo, ha de tenerse en cuenta que ello
no es preciso, pues el art. 31 viene a cubrir una laguna de punibilidad en
casos de delitos especiales; pero la estafa no lo es, por lo que no es preciso
el recurso a tal precepto.
a múltiples peijudicados, no nos planteamos el delito continuado masa cfr. también C.52.
(art. 74).
Como puede verse, los intervinientes del caso actúan sin estar unidos por m utuo
acuerdo; en cambio, uno instrumentaliza a otro. Pero ¿qué sucede cuando los intervinien
tes no se hallan vinculados por ese m utuo acuerdo y no hay tampoco instrumentalización?
En tal caso cada uno respondería de lo que él hace, sin que sea posible atribuirles todo
lo que otros hacen, puesto que no media m utuo acuerdo. En consecuencia tampoco es
correcto hablar de que exista distribución funcional de tareas. No es posible entonces ni
la coautoría (C.121), ni la autoría mediata (C.122). Cada uno responde de lo que hace
«por separado». Piénselo a propósito de C.123.
«El terrorista Z, apostado en un edificio, espna que pase su víctima por la esquina
que divisa desde su ventana. A la vez, el terrorista Y, sin mediar acuerdo alguno en
Supuesto acadé
tre ellos, se halla apostado en la ventana contigua del mismo edificio, esperando que
mico: Cfr. Roxin,
su víctima V, la misma que espera Z, pase por la esquina que divisa desde su ven Derecho penal. PG, I,
tana. V pasa por la esquina y ambos disparan. V resulta muerto con dos disparos § 11, Nm 21; AT, II,
en el corazón, sin que se haya podido probar quién de los dos hizo impacto primero». § 25, Nm 265-266.
I. Hay dos datos de especial relevancia en estos hechos. Uno, que ambos
terroristas actuaran a la vez pero no al unísono. Otro, que no se ha podido
probar cuál de los dos disparos alcanzó primero a la víctima y la dejó sin
vida, de forma que el segundo disparo ya no mató a la víctima, pues ya
había perdido la vida.
II. 1. Disparar a una persona con un arma sólo puede entenderse como
una conducta humana. De hecho el lenguaje distingue entre disparar y
que un arma se dispare. Sólo en el primer caso apreciamos una conducta
humana, mientras que no en el segundo. Ello es muestra de que el proce
so en el que una persona se ve inmersa es considerado conducta o acción
humana en la medida en que la persona sigue reglas de conducta, es decir
el proceso es susceptible de autocontrol. Y hay una serie de expresiones
en los hechos que indican ese autocontrol: «apostado», «espera», «divisa»,
«disparan». No cabe dudar por tanto de que ambos agentes, Z e Y, llevan
a cabo una conducta humana.
Sobre el autor (Principal in tlie First Degree): State v. Bailey (63 W. Va. 668, 60 S. E.
785) 1908. Sobre los joint perpetrators y la importancia de la mens tea de cada uno:
Peoplev. McCoy (25 Cal. 4th 1111,108 Cal. Rptr. 2d 188) 2001.
C.125 «Sobre las 17.00 horas del día 22-9-1998, los acusados José R.C. ...y Luis ^ ■
R.C...., puestos de común acuerdo y con la intención de obtener un ilícito
enriquecimiento, se dirigieron al almacén de Tabacalera sito en la c/ Uri-
tasolo n ú m .... de Vitoria. Una vez en el lugar solicitaron a Camilo F.M., en
cargado del almacén que saliera del mostrador para hacerle una consulta
tras lo cual le encañonaron con una escopeta con los cañones recortados,
marca Horizon, la cual no se encontraba en condiciones de ser disparada
colocándosela en el pecho, siendo asimismo amenazado con un cuchillo
que colocaron en la espalda obligándole a ir al fondo del almacén don
de, sobre las 17.05 horas, le ataron de pies y manos, tapándole con cinta
de embalar los ojos y la boca y tumbándole en el suelo, apoderándose de
su cartera que contenía su DNI, 25.000 ptas. y las llaves de su vehículo. A
continuación los acusados se dirigieron al camión Nissan matrícula VI-...-U
propiedad de Domingo Eduardo G.U., que se encontraba dentro del alma
cén así como las llaves del mismo y lo fueron llenando de cajas de tabaco,
tasadas pericialmente en 21.345.953 ptas». (SAP Álava, Sección. 2.a, 28 de
junio de 2001; pte. Guerrero Romeo; ARP 2001, 51).
C.126 «Sobre las 3.15 horas del día 2 de agosto de 1998, los acusados José Raúl N. ^ ^
L., policía nacional con número de carnet... y Angel F. R., policía nacional
con número de carnet profesional..., tras observar como el vehículo Opel
Kaddet GSI, matrícula SG-...-E, conducido por Javier Carlos F. G., circulaba
por el Paseo del Prado en dirección a la Glorieta de Carlos V de esta capital
de forma temeraria, ya que hacía los adelantamientos en zigzag y se ha
bía saltado un semáforo rojo, procedieron a interceptarlo con el vehículo
policial a la altura del Ministerio de Sanidad, donde el Opel Kaddet fre
nó bruscamente ante un semáforo en rojo, golpeando el espejo retrovisor
de un taxi que se encontraba también detenido en dicho lugar, al que no
causó daños, tras lo cual ambos acusados se bajaron del vehículo policial
y dirigiéndose José Raúl N. L. al conductor del Opel Kaddet empuñando
su arma reglamentaria le dijo: “bájate hijo de puta que te meto un tiro”,
para, acto seguido, abrir la puerta del vehículo y sacarle del mismo tras
cogerle violentamente por un brazo, mientras que el otro acusado, Angel
F. R , le puso la cabeza contra el vehículo tomándole fuertemente por el
cuello, procediendo entoncesjosé Raúl a cachearle, obligándole a separar
la piernas mediante patadas, sufriendo lesiones Javier Carlos a consecuen
cia de estas acciones, consistentes en contusión en el cuello, tendinitis en
el manguito del hombro derecho y erosión en pierna derecha, de las que
tardó en curar 45 días, estando incapacitado por igual tiempo, necesitando
para su curación analgésicos y reposo, así como vigilancia de la evolución
del citado tratamiento, prescrito en la primera asistencia». (STS 19 febrero
de 2003; pte. Andrés Ibáñez; RJ 2003, 1793).
C.l27a «Sobre la una horas del día trece de diciembre del año dos mil cuatro el ^ ^ ^
acusado Constantino, en compañía de Carlos Alberto y otra persona no
identificada, se dirigió a la nave industrial situada en la carretera de Fuer
te del Rey donde está instalada la empresa “Tecnología de instalaciones
Jiennenses” propiedad de María Consuelo, en Término Municipal yjudi-
cial de Jaén, y tras forzar la puerta de entrada entraron y se apoderaron
de veinticinco rollos de cobre frigorífico, ocho rollos de cobre de agua,
de ciento veinte barras de cobre, de cinco mangueras eléctricas, y de tres
alargaderas eléctricas, material que cargaron en un vehículo Ford Orion
ocupado por Carlos Alberto y el otro individuo no identificado, y en la fur
goneta mixta de la marca Citroen, modelo C-15RD, matrícula SI-F propie
dad de Carlos Alberto y que era conducida por el actual acusado». (SAP
Jaén, Sección 1.a, 6 mayo de 2005; pte. Pérez Espino; JU R 2005, 166605).
218 DELICTU M 2.0
-jf C.127b «El acusado Raúl P.H., nacido el 5 de noviembre de 1979 y sin anteceden
tes penales, en un tiempo comprendido entre las 10.30 y las 10.45 horas
del día 8 de octubre de 1996, se dirigió hacia los locales que la Empresa
«Imprenta Torroba, SA» tiene en la C / Milicias, núm. 11 de Logroño,
donde, una vez encontró en el interior de tal sede, al no haber nadie en
aquel lugar, procedió a sustraer del interior de un cajón de un mueble,
que había en dicha dependencia, y que se encontraba abierto, dos talona
rios de cheque. Posteriormente, este acusado, Raúl P.H., se encontró con
los también acusados José Javier R.S., mayor de edad y sin antecedentes
penales, yjuan C.F., nacido el 26 de junio de 1979 y sin antecedentes pe
nales, a los que comunicó la sustracción de los talonarios, de los que era
titular la comentada Empresa «Imprenta Torroba, SA» y a los que entregó
dos talones de la cuenta n úm ..... que dicha entidad tenía en «Ibercaja», y
que resultaron ser los talones núm eros... y ... y el talón núm ..... que la re
ferida entidad, tenía en la cuenta n ú m .... de «Banesto». Seguidamente, y
recibidos estos talones de conformidad por el 2.° y 3.er acusado indicados,
por parte de José Javier RS. se procedió a completar de su puño y letra los
mencionados talones, mientras que Iván C. F. extendió las firmas en los
mismos. Así y, efectuadas estas operaciones, de extensión del contenido
de los talones y su firma, el primero de los acusados, Ramón P.H., con el
conocimiento y acuerdo de los otros dos restantes acusados, se personó
en la oficina de «Ibercaja» en C / San Antón de Logroño, donde procedió
a presentar al cobro uno de los talones de «Ibercaja» por el importe de
83.000 ptas. (el núm. ...), que recibió en efectivo, cuando le fue abonado
por un empleado de esta entidad, mientras que los otros acusados espe
raban fuera en la sede de ésta. Asimismo por parte del acusado, Iván C.
F., se presentó al cobro el otro talón de «Ibercaja» n ú m .... por el importe
de 96.000 ptas., al que también le fue abonado por un empleado de di
cha entidad, mientras que los otros acusados esperaban en el exterior.
Finalmente el referido acusado Iván C.F., se dirigió con el primero de
ellos Raúl P.H., a la oficina que la Entidad «Banesto» tiene en la C/Jorge
Vigón, donde, una vez se encontraron en su interior, presentaron al cobro
el talón n ú m .... contra la cuenta n úm ..... que la «Imprenta Torroba, SA»
tenía en dicha entidad bancaria por el importe de 96.000 ptas., si bien
en este tercer supuesto no lograron recibir el importe del talón ante la
negativa de los empleados del banco, dadas las dudas que el mismo les
ofrecía. El dinero obtenido de modo expuesto, fue repartido por los tres
acusados entre los mismos, quedándose 50.000 ptas. el acusadojoséJavier
R. S., 25.000 ptas. el acusado Iván C. F. y el otro acusado Ramón P. H. el
resto del dinero recibido». (SAP La Rioja, 250/1997, 5 noviembre; pte.
Santisteban Ruiz; ARP 1997,15867).
^ ^ C.127c «1.- En hora no exactamente precisada, pero sobre las 22’00 del día
14/05/2006, en la localidad de Alcolea del Río (término de Lora del Río),
día de celebración de una romería y ya viniendo los asistentes de recogida,
se produjo un enfrentamiento por causa indeterminada entre Florencio
y el acusado Eduardo, quien en un momento determinado golpeó a Flo
rencio con una fusta que llevaba. 2.- Desencadenada la disputa, se unieron
a ella personas allegadas a Eduardo, entre otras, su hermano, el también
acusado Cipriano, y empleando tanto uno como otro hermano navajas o
cuchillos, acometieron a Florencio al que llegaron alcanzar en diversas
acometidas. 3.- Algunos conocidos de Florencio, ya herido y sangrando,
consiguieron retirarlo del lugar. Sin embargo, cuando habían recorrido
entre unos 50 ó 100 metros, Florencio, cogiendo un palo que halló en
el suelo, se acercó en solitario hacia el grupo de la familia Cipriano y
Eduardo con quienes se enfrentó, produciéndose un nuevo altercado con
Eduardo, Cipriano, y otras personas en número que no se puede con
cretar, en el curso del cual Florencio consiguió golpear en la cabeza a
Eduardo con el palo que llevaba, siendo a su vez Florencio golpeado por
L.12 LA AUTORÍA 219
& & ^ C.129b En 1974 el acusado conoció a H.T., nacida en 1951, quien se mostraba
como una joven dependiente y acomplejada, la cual comenzó una re
lación de amistad con el acusado, cuatro años mayor que ella. Durante
meses mantuvieron encuentros y largas conversaciones telefónicas en el
transcurso de las cuales debatían sobre filosofía y psicología. Con el paso
del tiempo el acusado se convirtió en el maestro y consejero de H.T. en
todas las cuestiones de la vida. Siempre estaba ahí para ella. Ella confiaba
y creía en él a ciegas. En el transcurso de sus innumerables conversacio
nes filosóficas el acusado hizo creer a H.T. que él era un habitante de la
estrella Sirius y que los sirianos pertenecían a una raza que filosóficamen
te estaba a un nivel superior al de la humanidad. Afirmaba que había
sido enviado a la tierra para ocuparse de que personas valiosas, entre las
cuales figuraba ella, pudieran continuar viviendo en Sirius después de la
desintegración de su cuerpo con su alma. Cuando el procesado se dio
cuenta de que H.T. creía plenamente en él, decidió enriquecerse a su
costa abusando de su confianza: le explicó que ella podía seguir viviendo
en otro cuerpo después de su muerte, [...] El acusado le contó que había
un nuevo cuerpo preparado para ella en una habitación roja en el lago
Genfer, y que se transformaría en una artista en cuanto se separara de su
viejo cuerpo, añadiendo que, como en su nueva vida necesitaría dinero,
debía contratar un seguro de vida en el que constara como beneficiario
el acusado. Y le aseguró que, después del pago por parte de la compañía,
le entregaría la suma asegurada. H. T. subscribió el seguro siguiendo las
indicaciones del acusado. También debía despedirse de su vida actual si
mulando un accidente, lo que, siguiendo el plan ideado por el acusado,
debía llevar a cabo sentándose en la bañera y dejando caer un secador
enchufado. H.T. intentó llevar a cabo el plan el 1 de enero de 1980 en
su vivienda en Wildbad. Sin embargo, la descarga eléctrica letal no llegó
a producirse. Debido a una cuestión técnica, al sumergir H.T. el secador
en la bañera, sólo sintió un hormigueo en el cuerpo. Al acusado, que se
encontraba en Baden-Baden, le sorprendió que H.T. contestara a su lla
mada de control. Durante aproximadamente tres horas, le estuvo dando
instrucciones por teléfono para continuar con el intento de acabar con
su vida. Pero terminó desistiendo de ulteriores esfuerzos, dándola ya por
inútil. H.T. actuó en todo momento confiando plenamente en las expli
caciones del acusado. Dejó caer el secador en el agua con la esperanza de
despertar en un nuevo cuerpo. En ningún momento se representó la idea
de cometer un suicidio en sentido estricto, a través del cual su vida habría
de acabar para siempre. Ella rechazaba el suicidio. El procesado era cons
ciente de que el comportamiento de la mujer, totalmente dependiente de
él, estaba determinado por sus simulaciones e instrucciones. (Sentencia
del Tribunal Supremo alemán de 5 de julio de 1983; BGHSt 32, 38, en
L.12 LA AUTORÍA
f l j Ejercicios de autoevaluación
Distinción: autoría como intervención en hecho propio/en hecho ajeno, dependiente, participación
DELICTUM 2.0
LA PARTICIPACIÓN
13
Conviene estudiar
en un manual de la
asignatura:
I. El concepto de parti
cipación.
1. Intervención en el
hecho y participa
ción.
2. Accesoriedad de
la participación.
1. Inducción.
2. Cooperación ne
¿Quién ha sido? (II) cesaria y complici
dad.
Como se ha afirmado ya, el problema de la autoría y participación
III. Tipos dependien
comienza cuando en un hecho interviene más de un sujeto activo. tes.
Así, hemos visto cómo la pluralidad de intervinientes se resuelve con
1. Los «actos prepa
una pluralidad de sujetos responsables a título de coautoría en C. 121,
ratorios puni
y en C.122 con un solo responsable que no coincide con el ejecutor
bles».
(autoría mediata). En C.123 la pluralidad de intervinientes no con
duce a una responsabilidad conjunta (coautoría), ni a una responsa 2. Los «tipos subsi
bilidad por instrumentalización (autoría mediata), sino que cada uno guientes»
responde por separado de lo que hace él.
«Sobre las 19’30 horas del día 8 de noviembre, Israel entró en el Gimnasio Holi
day Gim, para saludar a las personas que había conocido durante el tiempo que
trabajó en dicho establecimiento, entre las que se encontraba la acusada, Gabrie
la, con la que había mantenido una relación sentimental. Surgió entre ellos una
discusión sobre los motivos que produjeron la ruptura de su relación y acordaron
volver a verse una hora más tarde en la puerta del gimnasio. Entretanto, Ga
briela, desde la recepción del gimnasio llamó por teléfono a alguien diciéndole
“vente para acá que tenemos que partir la boca a alguien Posteriormente, como
habían concertado, Israel se presentó en la puerta del gimnasio y acto seguido
llegó Gabriela, quien se acercó a Israel insultándole y le dio un fuerte empujón,
respondiendo éste con un golpe en el vientre a Gabriela. En ese momento, llegaron
varios individuos no identificados y previamente avisados por Gabriela para tal
fin , que se echaron encima de Israel golpeándole sin que éste pudiera identificar
los pues le cegaron los ojos con un spray. A consecuencia de los golpes Israel resul
SAP Madrid, 22 de
diciembre de 2001; tó con lesiones consistentes en contusiones varias y rotura traumática del bazo,
pte. Mozo Muelas; que precisó intervención quirúrgica, quedándole como secuela la extirpación del
JU R 2001, 95665D. bazo y una importante cicatriz».
II. 1. Conviene diferenciar una prim era fase, en la que se produce la dis
cusión entre Israel y Gabriela, que concluiría en el m om ento de la lla
mada telefónica. Esta llamada introduce un nuevo factor a considerar.
En ambos momentos no se aprecia n ing ún factor que haga dudar de la
existencia de conducta hum ana, pues el proceso en el que cada uno de
los intervinientes se ve envuelto es susceptible de autocontrol (discutir,
llamar por teléfono, acordar una cita, volver a encontrarse, hacer uso
de un spray...). Nada se dice sobre unos posibles golpes como conse
cuencia de movimientos reflejos. Hay conducta hum ana, por tanto.
11.4. No hay n ing ún dato en los hechos que nos pueda llevar a pensar
que alguno de los sujetos intervinientes -ni Gabriela ni los «matones»-
se halle en situación de inim putabilidad, o de inexigibilidad de otra
226 DELICTUM 2.0
11.6. A partir de aquí, hay que analizar cóm o responde cada uno de
los intervinientes. Es posible que sea diversa la responsabilidad de ella
respecto a la de los «matones». Recordemos cóm o ella les convoca para
la pelea y, llegado el m om ento, da inicio a la pelea con sus insultos y
em pujón . Este es el desencadenante de los golpes que acabaron en las
graves lesiones. Los «matones», al golpear todos a la vez, responderían
com o coautores de las lesiones graves, en la m edida en que entre ellos
existe un acuerdo de golpear, y de golpear gravemente a la víctima.
Dicho acuerdo p u d o haberse fo ijad o durante la pelea misma: llegan
allí para golpear, para «rom per la boca a alguien». Q ue después ese
«partir la boca a alguien» se va concretando sucesivamente, confor
me golpean, no quita que sea un m u tu o acuerdo, sucesivo y tácito (por
hechos concluyentes). Dudoso es en cam bio que ella forme parte de
ese m u tu o acuerdo: ella les convoca, les hace golpear, sin participar
en la pelea, ni reservarse un papel en ésta. Les convoca, los reúne,
les «da la salida». A unque permanezca allí durante la pelea, pienso
que su contribución puede ser constitutiva de in ducción a las lesiones
de los «matones». En efecto, al llamarles y convocarles, hace surgir
en ellos m ediante un acto de in flujo psíquico la decisión de cometer
un delito individualizado concretamente, el de lesiones (no es preci
so saber a quién en concreto). D icho delito, no sólo ha comenzado
(para ser partícipe es preciso que al menos dé com ienzo un hecho
típicam ente antijurídico de un autor: accesoriedad lim itada que rige
la participación), sino que además se consuma. Y ella tiene, tanto el
dolo de in flu ir en ellos, los «matones», com o el de que estos golpeen,
el llam ado «doble dolo» propio de la inducción. Se podría plantear,
sin em bargo, si el dolo de Gabriela respecto a las lesiones incluye unas
lesiones tan graves com o las que efectivamente se han producido, o si
son consecuencia de un exceso por parte de los ejecutores materiales
del hecho, en cuyo caso, no debería responder de ese exceso. Las indi
caciones que da en la llam ada son lo suficientemente amplias, a la vez
que concretas, com o para incluir las lesiones graves que efectivamente
los atacantes causan a Israel. La expresión «partir la boca a alguien» no
parece que signifique en esa jerga de los «matones» abrir una incisión
cortante en la cara, entre la nariz y la barbilla, sino golpear con cierta
co ntundencia en diversos lugares, sin precisar. Incluso, aunque ella en
el m om ento de in du cir no abarcara con dolo directo las lesiones que
efectivamente se produjeron, sí lo hizo al menos con dolo eventual. Lo
cual se corrobora por la pasividad de ella durante la pelea. Por tanto, al
no haber exceso, podría afirmarse el doble dolo inductor de Gabriela
tam bién referido a lesiones tan graves.
t S ! Las intervenciones de sujetos que no tienen el dom inio del hecho no son de auto
ría, por esta misma razón. Hablamos entonces de participación. La participación se da
cuando el interviniente carece del dom inio del hecho. Se habla entonces de aportaciones
dependientes, accesorias. La participación es, en efecto, secundaria o accesoria en cuanto
que depende de la autoría. Esto significa que para ser partícipe se precisa un hecho ajeno,
y el hecho implica un agente-autor. Luego no hay partícipe sin hecho de un autor (aunque
quizá éste no haya sido identificado). Esta relación de dependencia de la participación
respecto de la autoría recibe el nombre de accesoriedad. La accesoriedad significa que la
aportación del partícipe depende de la del autor. Obsérvese que se dice que depende,
y no que es consecuencia, o que se identifica con el autor. Accesoriedad significa que la
participación depende o está condicionada por la autoría: se precisa que el autor haya al
menos dado comienzo al hecho (accesoriedad cuantitativa); y que ese hecho comenzado
sea al menos típicamente antijurídico (accesoriedad cualitativa). De este modo, para que
un sujeto responda como partícipe se requiere un hecho en el que tomar parte, pero no
un autor que sea culpable, y menos aún es preciso contar con que sea punible. Com o se
ve la dependencia o accesoriedad se da pero hasta cierto punto, pues no se exige que
todo lo que condiciona la responsabilidad penal del autor deba concurrir también en el
partícipe. Se exige sólo que el hecho del autor sea típicamente antijurídico y que haya
dado comienzo. Por esta razón, porque la participación depende de la autoría, pero sólo
hasta cierto punto, se califica la accesoriedad como limitada. Es decir, que la responsabili
dad penal del partícipe depende, pero no absolutamente, de la responsabilidad del autor.
"El acusado, Carlos Salvador V. M., con compañía de otro individuo no identi
ficado, previamente concertados ambos para atentar contra la propiedad ajena y
obtener así ilícito beneficio económico, sobre las 4.00 horas del día 25 de septiembre
de 2000, se trasladaron hasta la calle Mayor de Puente Tocinos (Murcia), donde
mientras el acusado realizaba funciones de vigilancia, su desconocido acompañan
tefracturó la luna del escaparate de la óptica sita en el n.° 112 de la citada calle,
propiedad de M aría del Carmen B. H ., abriendo un boquete de unos quince cen
SAP Murcia, 13 de
tímetros de diámetro por el que extrajo 47 pares de gafas de marcas acreditadas,
junio de 2001; pte.
que han sido pericialmente tasadas en 461.483 pesetas. Los daños causados en el Carrillo Vinader;
establecimiento ascienden a 135.569pesetas...». JU R 2001, 266292.
228 DELICTUM 2.0
II. Si los hechos son como se relata, cabe afirmar lo siguiente sobre la res
ponsabilidad de C.S. y L.L.
11.5. Además, en quinto lugar, nada se dice en los Hechos que permita du
dar de la culpabilidad de los agentes, ni de la punibilidad de su conducta.
III. Por tanto, concluimos que C.S. y L.L. son responsables de un delito
de robo con fuerza en las cosas consumado: el primero, responde como
cooperador necesario, el segundo como autor. Cfr. también C.131.
«A) En los meses de ju lio y agosto de 1996 la acusada Maribel..., como tuviera
sospechas sobre la infidelidad de su marido, con objeto de comprobar su certeza, con
certó con el otro acusado Valentín ..., auxiliar de detective, que trabaja en la oficina
de investigación privada ><Seip-Inves», la colocación de aparatos de interceptación
y grabación de las conversaciones en varios teléfonos instalados en el Colegio Lar
230 DELICTUM 2.0
II. A partir de esos hechos, que no cabe alterar, puede afirmarse lo si
guiente.
«Marico, mayor de edad y sin antecedentes penales, resolvió tomar represalias con
tra Segismundo, que le debía una elevada cantidad de dinero y que se negaba a
pagar al primero, para lo cual decidió causarle diversos golpes que le produjeran se
rias afecciones físicas. Puesto que sería difícil pasar desapercibido por Segismundo,
considera peligroso ejecutar él directamente el hecho, por lo que se puso en contacto
con Chindasvinto y Recesvinto, a quienes planteó la posibilidad de realizar esas
L.13 LA PARTICIPACIÓN 233
penal exige para estas figuras (arts. 17.2 y 18.1). Su conducta resulta en el
aspecto objetivo atípica.
Es interesante
Alarico no ha resuelto cometer el delito (por lo que no realiza un acto de
conocer parte de
los fundamentos proposición), sino que quiere que otros lo ejecuten: su conducta no sería
de Derecho de constitutiva de conspiración, sino más bien de inducción (art. 28), por
la SAP Almería, cuanto actúa sobre la libertad de decisión de otra persona para que ésta
4 de septiembre
resuelva cometer un delito. La inducción, como forma de participación
de 1998: ' Como
veremos, este matiz que es, depende de un delito, el hecho del autor (accesoriedad de la par
se torna esencial ticipación). En este caso, ni siquiera llega a iniciarse el delito en cuestión
en casos como el (las lesiones), por lo que hay que reconocer que la inducción queda sin
presente puesto
éxito, por m ucho que Alarico siga creyendo que los sicarios lesionarán a
que, asumido como
hecho probado que Segismundo. Se trataría de una inducción «fracasada». La idea de la ac
los condenados no cesoriedad limitada que rige en materia de participación tiene una faceta
iban a participar cualitativa (que el hecho del autor ha de ser al menos típicamente antiju
material y personal
rídico para que un tercero pueda ser partícipe en su hecho) y otra cuan
mente en la ejecu
ción del delito, no titativa (que el hecho típicamente antijurídico del autor ha de iniciarse
puede castigarse su al menos con la tentativa para que un tercero pueda ser partícipe en su
conducta como pro hecho). Según esto, falta una base en la que Alarico pueda tomar parte
posición y tampoco
como inductor, pues no se ha iniciado un hecho típicamente antijurídico
tiene cabida en la
nueva definición por parte de los dos sicarios.
de la provocación
(que es lo que hacía
Es más, el supuesto pacto que los dos sicarios le hacen creer que es firme
antes el Tribunal le sitúa en la creencia de que el delito de lesiones se va a realizar y de que
Supremo) porque él mismo es inductor, cuando lo cierto es que le están engañando. La si
en el art. 18 CP tuación es la propia de una estructura de tentativa (error inverso: se cree
vigente, se ha omi
tido la referencia a
existente lo que en realidad no lo es). Nos encontramos por tanto a lo
toda incitación que sumo ante una tentativa de inducción, que resulta im pune. La impunidad
no lo sea por medio de las formas imperfectas de la participación no tiene que ver con una
que facilite la pu cuestión estructural (es decir, son situaciones imaginables, y que se pue
blicidad o ante una
concurrencia de
den dar en la realidad, y que habrían de resolverse por combinación de la
personas, circuns tentativa y la participación). La razón de la im punidad deriva de razones
tancia de hecho que de política criminal. En concreto: la decisión del legislador (español) de
no existe en este sancionar actos preparatorios está limitada a ciertos casos (conspiración,
caso."
proposición y provocación) y sólo ante los delitos más graves (cfr. arts.
17.3 y 18.2). Y ello porque parece excesivo tipificar conductas de forma
general cuando todavía no ha comenzado la realización de un ataque di
recto contra los bienes jurídicos. Se trata de una previsión excepcional,
que restringe la libertad de actuación y que, por eso mismo, no admite
interpretación extensiva alguna ni analogía. Aparte de esta decisión, hay
otra que responde a la misma razón: la punición de la tentativa, que es
también excepcional aunque para la generalidad de los delitos (art. 15).
Se trata de dos decisiones que amplían la tipicidad de las conductas pre
vistas en el código (la doctrina se refiere a éstas como causas de extensión
de la tipicidad o la pena). Por eso, se entiende que a una ampliación de
este estilo no puede seguir una sucesiva ampliación. Y que en consecuen
cia no cabe sancionar la combinación de tentativa y actos preparatorios
(o de participación), por m ucho que sea imaginable y además real, como
en el caso en cuestión. En definitiva, la conducta de Alarico ha de quedar
im pune, porque supone una doble ampliación de la tipicidad.
C.135 «José Vicente Ch.N., ... y Francisco M.L., ..., sobre las 9.30 horas
del día 18 de septiembre de 1996, puestos de com ún acuerdo y en
compañía de un tercer individuo no identificado, circulaban en el
vehículo Renault-Clio B-...-NU, del que se apearon Francisco M. L.
y el otro individuo sin identificar, dirigiéndose a continuación a la
sucursal de la Caixa de Tarragona sita en la C / Galanes núm . ... de
Reus, en cuyo interior entraron precipitadamente, a la vez que se cu
brían parcialmente el rostro con sendos pañuelos, posteriormente,
uno de ellos ha puesto a un cliente, Ramón A. B., un objeto, cuyos Quien se queda
aguardando para
caracteres se ignoran, en la espalda a la vez que decía: “esto es un
facilitar la huida ¿es
atraco” “tenemos el SIDA”, “dejadnos el dinero”; ante tal situación y cooperador necesario
por el temor que el cajero tenía por la integridad física del cliente, o cómplice? ¿El mu
les hizo entrega de 69.785 ptas. Mientras tanto José Vicente C., aguar tuo acuerdo previo le
hace coautor o puede
daba al volante del vehículo con el motor en marcha, en la zona azul de la
quedar en coope
calle Pressó muy próximo al lugar de los hechos, presto para la hui rador (necesario o
da». (STS 26 de octubre de 1999; pte. Puerta Luis; RJ 1999, 8136). cómplice) ?
Los inductores son incluidos dentro del grupo de los accomplices, en tan
to que uno de los verbos típicos empleados para definir la conducta de los
cómplices es «abet», que describe la actividad de una persona que incita,
instiga o alienta al perpetrator a cometer un delito («aid, abet, counsel,
assist and procure»).
Sobre las distintas acciones que constituyen complicityi: United States v. Whitney,
(229 F. 3d 1296 lOth Cir.) 2000. Sobre el estado mental del accomplice: State v.
Cronin (142 Wash. 2d 568, 14 P 3D 752) 2000. Sobre la diferencia entre com
plicity y conspiracy: Pinkerton v. United States (328 U.S. 640, 66 S.Ct. 1180,
90 L Ed. 1489) 1946.
DELICTUM 2.0
C.137b «Sobre las 19 horas del día 7 de sept. de 1996 y cuando Francisco Javier ★ ★★
accedía a uno de los vagones del metro en la estación de Banco de
España se vio sorprendido por un grupo de tres individuos, cuya iden
tidad no ha quedado acreditada, que habiendo arrojado a sus pies una
serie de monedas le trabaron las piernas al tiempo que uno de ellos se
apoderaba del monedero que conteniendo cincuenta mil pesetas lleva
ba en el bolsillo posterior del pantalón, dándose los tres rápidamente
a la fuga en compañía del hoy acusado Ali T., mayor de edad y sin
antecedentes penales, que entre tanto sujetaba las puertas del convoy
evitando su cierre. Ni el monedero, cuyo valor no ha quedado acredita
do, ni el dinero de su interior han sido recuperados». (STS 26 de mayo
de 1998; pte. Martín Canivell; RJ 1998, 4443).
C.138a «El pasado día 17 de febrero de 1998, sobre las 0’20 horas, el acusado, ★ ★
Francisco, fue sorprendido por agentes de la Policía Local de San Fer
nando, cuando, tras saltar la valla que circunda la Chatarrería Félix,
propiedad de Emilio, y sita en la carretera de Camposoto, había pro
cedido a romper las cerraduras de tres jaulas, apoderándose de doce
gallos de pelea, y volvía hacia fuera, en dirección a un vehículo Citroen
AX; matrícula ... ; en el que le esperaban los otros acusados, José Ra
món, Manuel, Gertrudis y Carmen. Los gallos fueron recuperados, a
excepción de uno, que resultó muerto, y ha sido valorado en 3.000 ptas.
Los daños han sido tasados en 45.000 ptas». (SAP Cádiz, Sección 5.a, 27
de abril de 2001; pte. Ercilla Labarta;JUR 2001, 189701).
C.138b «I.-La acusada Inmaculada (Nuria en vasco), mayor de edad y sin an
tecedentes penales, formó parte entre los años 1983 y 1985 del deno
minado «Comando Madrid» de la organización ETA cuya finalidad es
la independencia del pueblo vasco por cauces anticonstitucionales a
través de ataques violentos a personas y bienes. II.-La función de la
acusada respecto del «Comando Madrid» era la de suministrar infor
mación sobre personas a efectos de que fueran objetivos del comando,
misión que llevaba a cabo con el ya condenado Carlos Antonio. Duran
te el período indicado tuvo residencia en Madrid pero no continuada
toda vez que se ausentaba esporádicamente al Sur de Francia. En el
año 1985 la acusada se encontraba en Madrid y en unión del mentado
Carlos Antonio llevó a cabo una serie de vigilancias sobre la persona de
Eloy, Director del Banco Central, a efectos de conocer sus costumbres,
horario y domicilio, proporcionando estos datos y otros más precisos
y concretos en el sentido de que el objetivo elegido, Eloy, todas las
mañanas sobre las 9 horas subía a un automóvil del Banco Central,
vehículo Peugeot-505 matrícula F-...-ZM, en el garaje de su domicilio
sito en la C / . ... de Madrid. III.-Todos estos datos que habían solicitado
los miembros operativos del comando los puso las acusada en unión de
Carlos Antonio, en conocimiento de los ya condenados José Francisco
y jo n quienes, el día 19 de diciembre de 1985, en compañía de un ter-
238 DELICTUM 2.0
cero [...], mediante disparos de arma de fuego que utilizó solo uno de
ellos, efectuados por la espalda, alcanzaron dos veces la nuca de Eloy
lo que le produjo heridas en centros vitales que ocasionaron la muerte
inmediata». (STS 1159/2004, de 28 octubre; pte. Granados Pérez; RJ
2004,7694).
^ ^ C.139a «Se declara probado que desde finales de noviembre y principios del
mes de diciembre 1993, el acusado Francisco A.G., funcionario e ins
pector del Impuesto General Indirecto Canario del ramo de joyería de
la Consejería de Hacienda de la Com unidad Autónoma de Canarias, re
glamentariamente competente, para entre otras funciones, proponer la
apertura de carpeta fiscal inspectora a los contribuyentes, para levantar
las actas de inspección resultantes de sus actuaciones de comprobación
y realizar por propia iniciativa actuaciones inquisitivas o de informa
ción cerca de los particulares, empezó a requerir por teléfono y luego
personalmente al joyero Emiliano S.C., a quien se le había abierto una
carpeta fiscal, para que presentase la totalidad de las facturas de las
compras efectuadas a fabricantes peninsulares en los tres años prece
dentes, el cual ante la inusual y acuciante demanda de aquel acusado
narró su preocupación a otro integrante del ramo de la joyería, Mesad
B.T., conocido como “Fortu” quien le indicó que podría arreglar el cese
del acoso por el inspector a través del también acusado Mario S.M., fun
cionario e inspector del Impuesto General Indirecto Canario del ramo
del automóvil de la Consejería de Hacienda de la Comunidad Autóno
ma de Canarias, quien, tras recibir en los primeros días de diciembre
de ese mismo año, la llamada del mencionado joyero señor S. en la que
éste le expuso la presión que sobre él ejercía el señor A.G. y, puesto de
acuerdo con Francisco A.G., comunicó al joyero que tenía que entre
garles un m illón de pesetas para solventar el problema expuesto antes
del día 15 diciembre de ese año, período durante el cual cesaron repen
tinamente todos los requerimientos de Francisco A. reanudándose los
mismos al transcurrir aquella fecha sin que el señor S. hubiera abonado
cantidad alguna hasta que Francisco A.G. le cita de comparecencia ante
las oficinas de la Inspección por Resolución de 13-1-1994 lo que condu
jo al señor S. a plegarse simuladamente a la exigencia de los acusados, a
instancias del Ministerio Fiscal y del Juzgado de Instrucción núm. 1 de
los de esta capital, ante quienes había denunciado los hechos, y a entre
gar el día 24-1-1994 en la cafetería “Arco Iris” de esta capital el millón
de pesetas exigido a Mario S. no sin que éste le advirtiera que al año
siguiente debería pagarles dos millones de pesetas, siendo detenidos
poco después por la Policía ambos acusados». (STS 12 de febrero de
1997; pte. Bacigalupo Zapater; RJ 1997, 1362).
^ ^ Wl C.139b «Sobre la 1.40 horas del día 26 de febrero de 1997, los acusados En
rique G.G. y Yolanda G.L., actuando de acuerdo y con el común afán
de enriquecerse, se dirigieron al bar «Price» sito en el número 38 de
la Avda. de Portugal de Medina del Campo y propiedad de Francisca
S.P., y tras romper con una piqueta la chapa de protección de la puerta,
penetró Enrique en el local, quedándose fuera Yolanda para vigilar.
Una vez dentro el acusado cogió unas 800 ptas., que había en una caja
de puros y luego, utilizando un destornillador y unos alicates, arrancó
el cajetín del teléfono, cogiendo otras 400 ptas. Ambas cantidades se
las entregó a Yolanda y él continuó con su actividad depredatoria en
el interior, violentando la máquina registradora, en la que había unas
10.000 ptas., e intentando sin éxito abrir la máquina de tabaco. Sin em
bargo, los acusados no pudieron lograr su propósito de enriquecerse
porque cuando aún estaba Enrique dentro del establecimiento llegó la
Policía, que le intervino a Yolanda las 1.200 ptas. (actualmente ingresa
das en la cuenta del Juzgado) y ocupó también las herramientas utili-
L.13 LA PARTICIPACIÓN 239
C.l39c «Los acusados son Aurelio, alcalde de Tarifa en aquélla época, Matías ★ ★★
secretario accidental a la sazón de dicha Corporación y Francisco in
dustrial del corcho administrador único de la mercantil Domínguez
Vallecillo, SL todos mayores de edad y sin antecedentes penales. I.-Con
fecha 9 de abril del año 1997 remitió la Consejería de Medio Ambiente
de la Junta de Andalucía al Excmo. Ayuntamiento de Tarifa el acuer
do del mes de marzo anterior, por el que dicho organismo aprobaba
el Pliego de Condiciones Técnicas Particulares que habían de regir la
enajenación del aprovechamiento o producción del corcho existente
en el grupo de montes de Tarifa, Caheruelas, y Ahumada, de la tempo
rada de 1997. II.-La subasta del corcho quedó señalada para el día 10
de ju n io de 1997 [...] III.—El día 10 de ju n io de 1997, sobre las 13:00
horas, se celebró efectivamente la subasta pública en el salón de plenos
del Ayuntamiento, bajo la presidencia del Alcalde Don Aurelio, asistido
por el Secretario Accidental Don Matías y, tras la apertura y examen de
las distintas ofertas presentadas, se adjudicó provisionalmente el apro
vechamiento al denunciante, D. José, quien había ofrecido la cantidad
de 15.600 pesetas por quintal métrico. El Secretario Matías manifestó
a dicho adjudicatario nada más acabar la subasta que no era necesario
pagar el precio de adjudicación hasta pasado los cinco días siguientes,
durante los que podrían presentarse impugnaciones. [...] V.-El día 13
de ju n io de 1997, previo el informe anterior y, sin ni siquiera dejar
transcurrir el plazo de cinco días indicado por el Secretario, el acusa
do Aurelio en su calidad de Alcalde de Tarifa, habida cuenta que los
precios que han salido no están de conformidad con las cuantías que
se esperaban -no se determina cual y quien la fija y acuerda-, acordó
[...] declarar desierta la subasta, todo ello pese a que sabía que la oferta
del Sr. José era la mejor de las legalmente técnicas y precisamente ese
mismo día, Francisco en su calidad de representante de la mercantil
Domínguez Vallecillo, SL presentó una instancia en el Ayuntamiento
de tarifa solicitando, que habiendo sido declarada desierta la subasta de
corcho del presente año, se le adjudicara el aprovechamiento ofrecien
do el precio de 16.500 pesetas el quintal métrico y así fue decidido y
acordado por el alcalde Aurelio precisamente el mismo día 13 de jun io
de 1997; acuerdo éste que no es notificado al adjudicatario Sr. José.
[...] IX.-Que la mercantil Domínguez Vallecillo, SL con fecha 2 de
mayo del año 1996 ingresó en la Tesorería del Ayuntamiento de Tarifa
la cantidad de 25.000.000 de pesetas en concepto de, para la realización
de las labores de veredas y suelos y acondicionamientos de las zonas de
saca, y por el Excmo. Ayuntamiento de Tarifa se aprobó la liquidación
del aprovechamiento del corcho del año 1997, en la que se incluye lo
adelantado por el Sr. Vallecillo para suelos y veredas». (STS 627/2006,
de 8 junio; pte. Martínez Arrieta; RJ 2006, 6295).
240 DELICTUM 2.0
Ejercicios de autoevaluación
LA PUNIBILIDAD
L.14. La punibilidad.
LA PUNIBILIDAD
14
Conviene estudiar
en un manual de la
asignatura:
I. Lesividad y punibi
lidad: Considera
ciones generales; el
resultado del delito.
IV. Presupuestos de
procedibilidad.
D ich o de otro m odo: las categorías de la teoría del delito hasta ahora
analizadas son co n d ición necesaria, pero n o suficiente, para la sanción
penal. N o son co n dición suficiente, porque es preciso que, además, con
L.14 LA PUNIBILIDAD 247
STS 20 de diciem
«Sobre las 4 horas del día 29 de Septiembre de 1996 el acusado Bernardo A.S., bre de 1999; pte.
mayor de edad y sin antecedentes penales, entró por la puerta que se encontraba Granados Pérez;
entreabierta en el domicilio de su hermano José, sito en la localidad de Romilla La RJ 2000, 10665. Un
comentario crítico
Nueva, provincia de Granada, c/ Sierra Nevada núm. ...y del garaje se apoderó de a dicha resolución
un ciclomotor marca Trueba, número de identificación ..., valorado pericialmente en S i l v a S á n c h e z
en 45.000ptas.; el ciclomotorfue posteriormente recuperado y devuelto a su legítimo (dir.), Los delitos de
propietario». robo: comentarios a
lajurisprudencia,
I. A partir de estos hechos, cabe destacar sobre la responsabilidad del acu Madrid, Barcelona,
2002, pp. 91-100.
sado Bernardo A.S.:
11.4. Tampoco hay indicios para pensar que la culpabilidad se vea afectada
(nada se dice que permita dudar de su inimputabilidad, o de que le sea
inexigible obrar de otra manera; como a cualquier persona, se le puede
atribuir el conocimiento de que hurtar está prohibido incluso penalmen
te). Por tanto, la conducta de Bernardo es típicamente antijurídica y le es
imputable además como culpable.
efecto de la pena en los parientes, por entender que la m enor gravedad Dispone el art. 268
CP: «1. Están exen
del delito y la posibilidad de resocialización del autor, hacen innecesaria
tos de responsabi
la pena. Se trata de una excusa absolutoria (circunstancia del autor del lidad criminal y su
delito preexistente a éste y que hace innecesaria la sanción, por razo jetos únicamente a
nes de política criminal: evitar una «pena indirecta» para los parientes la civil los cónyuges
que no estuvieren
víctimas, que se verían castigados en el pariente autor). Siendo así, ¿es
separados legal
aplicable esta excusa absolutoria cuando los hermanos no viven juntos? mente o de hecho o
La cuestión fue debatida. Por un lado, la letra de la ley afirma claramen en proceso judicial
te para los parientes afines o cuñados (pero no para los hermanos): «si de separación, di
vivieren juntos» (arg. gramatical, a contrarió). Además, el texto vigente vorcio o nulidad de
su matrimonio y los
hasta 1995 afirmaba que la exención operaba para «los hermanos y cu
ascendientes, des
ñados, si vivieren juntos», art. 564.3.° (arg. histórico, a contrario). La cir cendientes y herma
cunstancia mixta de parentesco, que también se refiere a los hermanos, nos por naturaleza
nada añade sobre el requisito de que convivan o no (arg. sistemático, o por adopción,
a contrario). Pero, por otro lado, ¿no habrá por el contrario una razón así como los afines
en primer grado
de peso, basada en el sentido y finalidad de esta excusa absolutoria que si viviesen juntos,
haga aconsejable la exención también a los hermanos que no viven ju n por los delitos
tos? (posible arg. teleológico). No cabe olvidar la razón de ser de tal patrimoniales que
excusa absolutoria: evitar que la pena cause males mayores, además del se causaren entre
sí, siempre que no
delito cometido, en el seno de la familia. Pues bien, el mero dato del
concurra violencia
parentesco entre autor y víctima no es bastante para poder satisfacer esa o intimidación. 2.
finalidad, pues cabe pensar que los hermanos pueden hallarse enfren Esta disposición
tados y enemistados entre sí, de manera que la exención no tendría en no es aplicable a
tonces sentido. Es más, sería paradógico que a la enemistad entre ellos los extraños que
intervinieren en el
se sumara la im p unid ad del autor de un hurto contra su hermano. La delito.”
exención tendría en cambio sentido cuando viven armónicamente y la
pena reportara en las relaciones familiares un mal mayor (una «pena
indirecta» para los parientes víctimas). Es más, la razón que ha llevado
al legislador de 1995 a suprimir la m ención a la convivencia entre autor y
víctima es la de evitar una «patente de corso» para delitos patrimoniales
entre parientes, y reducir la excusa absolutoria a aquellos casos en que
efectivamente la pena sea innecesaria (por lo que los arg. gramatical,
La jurispruden
sistemático e histórico adquieren nuevo sentido a la luz de este dato te cia, en cambio,
leológico). Poco se dice sobre ello en el caso. Si vivieran juntos -aunque entiende que el
no se dice en los hechos, cabe pensar que no es así (el autor entra desde parentesco de her
el exterior a las 4 horas)-, sería posible que Bernardo, quedara ampara manos entre autor
y víctima, vivan o
do por la excusa absolutoria por el hurto efectivamente cometido contra
no juntos, da lugar
su hermano, José. Lo cual no haría desaparecer la responsabilidad civil a la impunidad del
(con restitución, reparación o indem nización de daños y peijuicios, en hermano autor:
su caso) de Bernardo, a favor del propietario víctima, por el delito efec cfr. en la STS 20 de
diciembre de 1999.
tivamente cometido.
«El 29 de diciembre de 1994 Carlos C.T. llevó a cabo una operación inmobilia
ria, de forma que obtuvo en la venta de un solar de su propiedad la cantidad de
82.500.000 pts., cantidad que no fue declarada en su totalidad en la declaración
del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas correspondiente a 1994, en la
que sólo se hizo mención por este concepto de una cantidad de 40.000.000 pts.
Asimismo, durante el ejerciciofiscal correspondiente al Impuesto de la Renta de las
Personas Físicas del año 1994, el acusado procedió a suscribir un total de 106.100
participaciones de los llamados Fondos de Inversión M ultivalor que la entidad
Bankpyme sacaba al mercado, por un valor de suscripción de 118.500.000pías.,
suscripción que ingtesó en la cuenta núm. ... abierta en la citada entidad, que fi
nalmente canjeó en 1.061 titules al portador en fecha 28-1-1995. Estas cantidades
no aparecen en las declaraciones ordinarias del Impuesto de la Renta de las Perso
nas Físicas e Impuesto Extraordinario sobre el Patrimonio relativas a los ejercicios
de 1994 y 1995. Por el Juzgado de Instrucción número 3 de Barcelona se inicia
ron actividades de investigación e instrucción, que lefueron notificadas a Carlos
C.T. el día 3 de enero de 1998. Sin embargo, en fecha 29 de diciembre de 1997 el
acusado acudió a la Agencia Estatal de la Administración Tributaria y realizó
autoliquidaciones complementarias de las anteriores declaraciones, en las que aflo
STS 29 de septiem
raban las cantidades antes mencionadas. E l 3 de enero de 1998 ingresó el importe
bre de 2000; pte.
García Ancos; RJ debido en concepto de los IRPFe IEPPF, que ascendían en total a 37.559.082 pts.
2000, 9251. y 41.949.031 pts. respectivamente».
II. Partiendo de que los hechos probados son como se han descrito, y que
no son susceptibles de alteración, podemos señalar lo siguiente en cuanto
a la responsabilidad penal de Carlos C.T.
II. 1. Nada hay en los hechos que permita dudar de la concurrencia del
elemento básico y fundamental de la teoría del delito, como es el de la
L. 14 LA PUNIBILIDAD
conducta humana. Y ello, sobre todo porque quien lleva a cabo opera
ciones económicas no puede hacerlo estando dormido, violentado por
una fuerza irresistible o padeciendo movimientos reflejos. Hay conducta
hum ana por parte de Carlos.
í ü Com o se desprende del análisis de los dos casos anteriores, la sanción penal se ve
supeditada en ocasiones a que se cum plan algunas condiciones, que el legislador ha valo
rado por razones de ponderación (C.141) o de utilidad (C.142). Por lo demás, obsérvese
cómo en C.141 la condición parental se da con anterioridad al delito, mientras que en
C. 142 la conducta de regularización tiene lugar con posterioridad y no es planteable hasta
que el delito se haya cometido. En el primer caso se habla de excusas absolutorias, mien
tras que en el segundo de causas de levantamiento de la pena.
Por último, hay una causa que excluye la pena, que tiene lugar con posterioridad al
delito y que no depende del agente culpable, sino del titular del ius puniendi estatal. Se
trata del indulto, expresión del llamado derecho de gracia, por el cual, el titular del ius
puniendi (debería ser el legislador, aunque en España depende del poder ejecutivo, por
razones históricas poco explicables). En este caso, el juzgador se encuentra ante una con
ducta que constituye un hecho típicamente antijurídico de un sujeto culpable. Y nada hay
que condicione la sanción, por lo que debería castigarse, y debe castigarse en efecto. Pero
entiende el juzgador que concurren circunstancias que hacen aconsejable dejar de casti
gar. Puesto que no se trata de ninguna excusa absolutoria ni causa de levantamiento de la
pena de las previstas por el legislador, sólo queda la vía de la solicitud de indulto con el fin
de evitar el rigor de la ley penal en ese concreto caso. Veámoslo en C.143. En él, el even
tual indulto supondría una interrupción o acortamiento (si es indulto parcial) de la pena.
L.14 LA PUNIBILIDAD 253
11.3. No hay ningún elemento en los hechos que nos lleve a considerar la
posible existencia de una causa de justificación. Ni siquiera un estado de
necesidad, pues el mal que le reporta su enfermedad no genera un con
flicto o crisis irresoluble de otra manera. Siempre le queda la posibilidad
de someterse a terapia para solucionarlo.
C.146 «El Juzgado de Instrucción núm. 2 de Sant Feliu de Guixols incoó PA. ^ ^
núm. 29/2007 por delito contra el medio ambiente en su modalidad de
contaminación acústica contra Julián y una vez concluso lo remitió a la
Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Girona que con fecha 26 de
febrero de 2010 dictó Sentencia núm. 151/2010. La Audiencia de instancia
dictó el siguiente pronunciamiento: “Que absolvemos a Julián del delito
contra el medio ambiente en la modalidad de contaminación sonora que
inicialmente le imputaban las acusaciones por prescripción del delito, se
declaran las costas de oficio. Acuérdese el decomiso y la destrucción de las
sustancias estupefacientes intervenidas». (STS 1187/2010, de 27 diciem
bre; pte. Sánchez Melgar; RJ 2011, 1342).
C.147b «El 12 de mayo de 1997, sobre las 13 horas, Manuel V.E. forzó el candado ★ ★
de la puerta que separa el local de su propiedad, sito en el Polígono La
Fuensanta s/n de Écija, del establecimiento de la esposa del denunciante
(Rosa V.E., hermana de Manuel), abriendo la referida puerta y rompien
do con ello un parterre de rosales plantados detrás de la misma». (SAP
Sevilla, 6 noviembre de 1998; pte. de Paúl Velasco; ARP 1998, 5553).
C.147d Cometido un delito de robo, en el que han tomado parte A. y B., a quie
nes directa y eficazmente ayudó C., intervino la Policía, que detuvo a A. y
B., pero no a C. La esposa de A. proporcionó las llaves de un vehículo a
C., con el que pudo alejarse rápidamente del lugar de los hechos, (caso
académico).
C.148 «En la mañana del día 18 de enero de 2006 don Francisco y doña Irene, ★ ★★
puestos previamente de acuerdo para obtener un beneficio económico ilí
cito, se dirigieron al establecimiento Benetton sito en la calle Portal del
Angel núm. 20 de Barcelona. El Sr. Francisco se quedó fuera de la tien
da mientras la Sra. Irene entraba en él con una bolsa forrada con papel
de aluminio de manera que no sonaran las alarmas del establecimiento, y
cogió un total de 24 camisetas, las guardó en la bolsa, y salió sin pagarlas.
Una vez en la calle, entregó la bolsa al Sr. Francisco, y cuando se alejaban
fueron detenidos por dos agentes de la Guardia Urbana que les habían es
tado vigilando. Las prendas que cogió la acusada tenían un valor de venta
al público de 537 euros». [Sin embargo, el valor de lo sustraído es de 216
euros]. (SAP Barcelona, Sección 5.a, 385/2006, 4 mayo; pte. Morales Limia;
JU R 2066, 261046).
C.149a «Durante los años 1994 y 1995 cuando los guardias civiles adscritos a la ★ ★
Agrupación de Tráfico del Cuerpo encontraban en vías públicas vehícu
los de motor que era preciso retirar con grúas, si era necesario ayudar a
258 DELICTU M 2.0
^ ^ C.149b «A finales del mes de agosto de 1994, los acusados, J.M. y F.L. junto un
tercer individuo que no ha sido identificado, mayores de edad y sin ante
cedentes penales, fueron interceptados por la policía local de Almoradí
(Alicante), concretamente por los agentes acusados Andrés M.R. yjosé
I.P., mayores de edad y sin antecedentes penales, en la gasolinera existen
te junto a la discoteca Central Rock de Almoradí, cuando se encontraban
a bordo del vehículo .... propiedad de José Manuel P., ocupándoles 40
comprimidos y 20 gr. de polvo blanco, cuyas características no han podido
ser determinadas. Ante esta circunstancia los acusados policías locales,
trasladaron a los detenidos a las dependencias de la policía local, y una
vez aquí le solicitaron la cantidad de 20.000 pesetas a cada uno de ellos a
cambio de no dar cuenta de la incautación a la Guardia Civil, accediendo
los también acusados J.M. y F.L., mayores de edad y sin antecedentes pe
nales, y el tercer individuo no identificado a ello, y entregando a los poli
cías la cantidad de 60.000 pts., siéndoles entonces devueltas las sustancias
ocupadas, sin que por parte de dichos policías se iniciase investigación
alguna tendente a determinar las características de las citadas sustancias.
Tras estos hechos y transcurridos dos meses sin que de los mismos hubiera
constancia alguna ni se hubiera iniciado investigación de ningún tipo,
J.M. y F.L. decidieron informar a la Guardia Civil, refiriéndoles tanto la
posesión de las sustancias como el dinero que entregaron a cambio de
ello, lo cual motivó que por los agentes de la Guardia Civil se montara un
dispositivo adecuado a fin de verificar la verdad de la información». (SAP
Alicante, Sección 7.a, 67/2001, 4 de diciembre; pte. Gil M uñozJU R 2002,
56121).
Ejercicios de autoevaluación
que sea antijurídica (casos de conformidad tienen sentido típico son aunadas bajo una
o acuerdo), o bien que la agresión produ sola denom inación dotada de sentido típico
cida desaparezca (casos de consentimiento propio (art. 74 CP). U na modalidad de esta
en sentido estricto). L.6, L.7 figura es la denom inada «delito continuado
masa», para infracciones contra el patrimo
Conspiración: se da cuando dos o más per
nio (art. 74.2).
sonas se conciertan para la ejecución de un
delito y resuelven ejecutarlo (art. 17.1 CP). Delito continuado masa: Aquel supuesto de
C.134 repetición de hechos delictivos patrimonia
les contra una pluralidad de peijudicados,
Consumación (delito consumado): se da que adquiere sentido propio por el conjun
cuando se realizan todos los actos exigidos
to total (art. 74.2 CP). C. 122
en la conducta descrita en un tipo delictivo;
en los delitos que incluyen la producción de Delito cualificado por el resultado: aquellos
un resultado, esta se identifica con la consu tipos en los que una agravación o cualifica-
mación (art. 15 CP). L.4 ción se hace depender de la producción de
un resultado o efecto que puede escapar del
Cooperación: existe cuando se presta ayu control (del dolo) del agente. Se entiende
da, previa o simultánea (sea psíquica o sea que, si el resultado escapa al control del
fáctica), a la comisión del delito del autor; agente, dichos tipos son contrarios al (sub-)
admite dos formas: cooperación necesaria y principio de culpabilidad, por lo que se pre
complicidad. L.13, C.132, C.133 tende evitarlos en la legislación; o, cuando
Cooperación necesaria (cooperador nece han sido definidos en la ley, interpretarlos
sario): existe cuando se presta ayuda previa de manera que no se impute el resultado si
o simultánea, sea psíquica o sea fáctica, al no es por imprudencia al menos. L.5
autor de un delito mediante medios impres Delito de hábito: aquel delito cuya entidad
cindibles o necesarios (art. 28.II.b] CP). proviene de la repetición habitual de ac
L.13, C.132, C.133 tos que por sí mismos tendrían ya entidad,
Culpa: es la terminología con la que se de pero que adquieren un peculiar sentido
nom inaba también la imprudencia. Todavía agravado precisamente por la repetición.
hoy puede emplearse, y se emplea, como El código prevé en algunos casos figuras de
sinónim o de imprudencia. Debe diferen delito de hábito (por ejemplo, arts. 234.11 y
ciarse de la culpabilidad que se exige para 244.1.II CP).
poder responder por un delito. L.5 Delito instantáneo: aquél que produce una
Culpa consciente: forma de im prudencia situación antijurídica que se inicia y culmi
que la doctrina tradicional sitúa en el co na con la producción del resultado preveni
nocimiento del riesgo pero sin voluntad de do en la norma en cuestión.
realizar la conducta. L.5 Delito permanente: aquel delito que se con
Culpa inconsciente: forma de imprudencia suma desde el inicio de la creación de una
que la doctrina tradicional define como situación antijurídica que se prolonga en el
producción de un resultado lesivo sin que tiempo, por obra del agente (por ejemplo,
haya existido conocimiento del riesgo ni vo en el delito de detenciones ilegales, en el
luntad de realizar la conducta. L.5 que la privación de libertad inicial consu
ma ya el delito, pero éste se extiende tanto
Culpabilidad (sujeto culpable): cualidad como dure la detención).
del agente en la m edida en que se le im pu
ta a título de reproche (como culpable) un Delito putativo: se habla de delito putativo
hecho típicamente antijurídico. L.9 cuando el agente se representa estar obran
do contra una norma que en realidad no
Delito: Conducta típicamente antijurídica existe (estar realizando un tipo que no es
culpable y punible. L .l tal). Resulta impune. Ha de diferenciarse
Delito continuado: situación en la que una de la eximente putativa, pues en ésta se da
pluralidad de acciones que en sí mismas ya por existente la situación fáctica que funda
GLO SA RIO DE TÉRM INOS 265
dicas (la alevosía, por ejemplo), o sociales caso, el agente da por inexistente una situa
(«grave», «menor entidad», por ejemplo). ción de crisis que justificaría su conducta si
fuese conocida; entra entonces e njuego la
Elementos subjetivos del injusto: dícese de
estructura de una tentativa, porque se cree
aquellos requisitos de carácter intencional
estar realizando un delito que quedaría jus
distintos del dolo que en ocasiones se em
tificado. C.72
plean para describir los tipos (por ejemplo,
el ánim o de lucro para definir el hurto). Estado de necesidad agresivo: dícese de
C.113, C.31, L.3 aquel estado de necesidad en el que el pe
ligro que se cierne sobre alguien (o algo)
Enajenación mental: uno de los casos que,
proviene de la naturaleza o de un tercero
en la legislación española, excluye la im pu
que obra amparado por el riesgo permiti
tabilidad. C.91
do socialmente. Las facultades de obrar son
Encubrimiento: tipo cuyo contenido consis mínimas, en comparación con el estado de
te en la frustración de la reacción jurídica necesidad defensivo o con la legítima defen
que aporta la Administración de Justicia tras sa. C.82
la comisión de delitos, mediante el favoreci- Estado de necesidad defensivo: dícese de
miento a los intervinientes previos (autores aquel estado de necesidad en el que el pe
y /o partícipes) de otro delito (por ejemplo, ligro que se cierne sobre alguien (o algo)
ayudar a huir o hacer desaparecer prue proviene de un tercero que obra sin dolo
bas...). L.13 o bien con dolo pero sin que la conducta
Error: discordancia entre la representación sea antijurídica en términosjurídico-jbraafo.
ex ante de la realidad y la realidad ex post. Las facultades de obrar son mayores que en
L A , L.5 el estado de necesidad agresivo, pero meno
res que en la legítima defensa. L.8, C.83
Error in objecto: aquel error que recae sobre
el objeto del hecho. C.32, C.51, C.52 Estado de necesidad exculpante: estado de
crisis para los bienes jurídicos en que no
Error in persona: aquel error que recae sobre concurre la justificación general de la con
el sujeto pasivo del delito. C.32, C.52 ducta (que se halla prohibida o prescrita),
pero sí es posible la exculpación particular
Error de permisión: ver error de prohibición.
del agente. C.92, C.113
Error de prohibición: discordancia entre la
representación {ex ante) del carácter anti
Estado de necesidad justificante: estado
de crisis para los bienes jurídicos que el
jurídico o prohibido de una conducta y la
ordenamiento resuelve a favor del interés
existencia de esa antijuricidad {ex post). Si
preponderante de forma que la conducta
la discordancia se da entre la representa
queda amparada por el Derecho (norma
ción (ex ante) del carácter permitido de una
permisiva). L.7, L.8
conducta y su efectiva permisión {ex post)
por el ordenamiento, hablamos de error de Estado de necesidad propio: aquella situa
permisión (en materia de causas de justifi ción de crisis para bienesjurídicos en que el
cación). C . l l l , C.112, L .ll agente obra en beneficio propio. L.8
Error de tipo: discordancia entre la repre Estado de necesidad putativo: ver causa de
sentación del riesgo de la propia conducta justificación putativa.
{ex ante) y la realización {expost) de ese ries
Estado de necesidad real: ver causa de justi
go. C.51, C.52, C.53
ficación real.
Error sobre los presupuestos de una cau
Estado de necesidad de terceros: aquella
sa de justificación: son posibles dos casos:
situación de crisis para bienesjurídicos en
creencia errónea de que concurren los pre
que el agente obra en beneficio de terceros
supuestos de una causa de justificación (ver
(auxilio necesario). C.82
eximente putativa); y desconocimiento de que
realmente se están dando los presupuestos Exceso (en la legítima defensa): supuesto
de la causa de justificación. En este último en el que el agente de la defensa actúa o
G LO SA RIO DE TÉRM INOS 267
bien sin necesidad alguna o en abstracto de rio se exige (arts. 5, 10, 14.1 CP). También
defenderse (exceso extensivo) o bien sin se conoce como culpa, concepto que no ha
que haya necesidad en concreto de defen de confundirse con el de culpabilidad. L.5
derse tal y como se defiende (exceso inten
Imprudencia grave: m odalidad de im pru
sivo). C.81, C.131
dencia, según el código penal español, con
Exculpación: dícese de los casos en los que sistente en la infracción de las reglas más
se excluye la culpabilidad por razones dis básicas de cuidado que a toda persona cabe
tintas a las de la inim putabilidad y descono exigir. L.5
cimiento de la prohibición. En la legislación
Imprudencia leve: modalidad de im pruden
española pueden vincularse con la eximen
cia, según el código penal español, consis
te de miedo insuperable. C.92, C .l 13
tente en la infracción de reglas de cuidado
Excusa absolutoria: condición personal, por debajo de lo exigible a cualquier perso
concurrente en el m om ento del hecho, que na. L.5
hace desaparecer ex lege la necesidad de san
Imprudencia profesional: modalidad de im
cionar. Pertenece al ámbito de la punibili
prudencia, según el código penal español,
dad. L.14
consistente en la infracción de reglas de cui
Eximente putativa: ver causa de justificación dado derivadas del concreto ámbito profe
putativa. C .l 2 sional en el que obra el agente. L.5
según el cual lo que realiza cualquier coau Legitima defensa real: ver causa de justifica
tor se atribuye igualmente a los restantes ción real. L.7
coautores, siempre que lo conozcan. C.121,
C.123
Lesividad: comprobación por el juzgador
de la necesidad en abstracto de sancionar
Imputación subjetiva: se entiende por tal el por el hecho en función de su gravedad y de
juicio de atribución de una conducta como otros factores. L.14
dolosa. En su defecto, puede entrar e n ju e
Medida de seguridad: consecuenciajurídica
go la im putación extraordinaria (error ven
impuesta por la comisión u omision de un
cible o im prudencia). L.3, L.5
delito (hecho antijurídico) en función de la
Inconsciencia: imposibilidad de actuar por peligrosidad del agente.
pérdida de la capacidad de volición. L .l,
Minoría de edad: supuesto en el que el
C.13
agente (de edad inferior a 18 años) es con
Inducción (inductor): existe cuando se hace siderado no culpable de acuerdo con el
surgir en otro, mediante medios de influjo Derecho penal de adultos (código penal),
psíquico, la resolución de cometer un delito pero culpable según el de menores (art. 19
(art. 28.II.a] CP). C.121, C.134 CP). C.121
al dolo ha de venir referida al riesgo descri practicando todos o parte de los actos que
to en un tipo. L.3, L.4, L.5 objetivamente deberían producir el resulta
do, y sin embargo éste no se produce por
Resultado: efecto exterior perceptible pro
causas independientes de la voluntad del
ducido por una conducta típica. No con
sujeto (arts. 15,16.1,62 CP). L.4, C.41-C.43,
fundir con la consumación, que viene dada
C.123
por la realización del últim o hecho del tipo,
que puede ser el resultado pero no necesa Tentativa acabada: realización de todos los
riamente. L.2, L.14 actos del tipo que compete al sujeto activo
del delito aportar para realizar el tipo en
Riesgo típicamente relevante: requisito para
cuestión. L.4, C.41
im putar objetivamente una conducta, que
consiste en la valoración del riesgo de la Tentativa idónea: realización de parte o de
conducta en cuestión como perteneciente todos los actos descritos por el tipo creando
al género de riesgos que la norma en cues un peligro apto ex ante y ex post para llegar a
tión pretenda prevenir. Lo no típicamente la consumación. L.4, C.41, C.42
relevante se considera riesgo permitido,
que es atípico. L.2, C.21, C.22, C.23
Tentativa inacabada: realización de parte de
los actos del tipo que compete al sujeto acti
Simultaneidad (criterio de): criterio que vo del delito aportar para realizar el tipo en
rige en materia de dolo, según el cual, el cuestión. L.4, C.41
conocimiento que caracteriza al dolo ha de
darse mientras dure el riesgo representado. Tentativa inidónea: situación en la que por
Lo representado antes {dolus antecedens) o inidoneidad del sujeto, objeto o medio, re
después ( dolus subsequens) no constituye sulta imposible llegar a la consumación del
dolo. L.3, L.4, L.5 delito iniciado: aunque la percepción inter
subjetiva es de que existe peligro ex ante, en
Sistema vicarial: m odalidad de cum plim ien realidad no existía tal peligro. L.4, C.42
to de medias de seguridad y penas en los
casos en que es posible se im pongan unas Tentativa irreal: realización de parte o de
y otras, consistente en la ejecución primero todos los actos descritos por un tipo pero
de la medida y posteriormente de la pena, sin crear siquiera un peligro apto ex anteen
salvo que cum plir esta im pida consolidar los términos comunicativos para llegar a la con
efectos de la medida, en cuyo caso se sus sumación. También es conocida como delito
pende (art. 99 CP). imposible. Distinguir de la tentativa inidónea.
L.4, C.43
Supererogatoria (conducta): acción que se
realiza más allá de lo que la norma exige, Teoría de la culpabilidad: concepción doc
de m odo que puede imputarse como meri trinal que para ser culpable requiere im pu
toria; puede entenderse como el reverso de tabilidad del agente, conocimiento de la
la culpabilidad (en donde se im puta a título prohibición y exigibilidad de una conducta
de demérito porque se obra por debajo de conforme a la norma. L.9
lo que la norm a exige) L.10 Teoría de los elementos negativos del tipo:
Suposición errónea de la existencia de los concepción doctrinal sobre las causas de
elementos de una causa de justificación: se justificación según la cual estas son elemen
trata del grupo de casos en que el agente tos que condicionan negativamente el tipo,
cree que concurren los elementos de una de m odo que, si se dan, desaparece el tipo
causa de justificación (una crisis para los respectivo, sin que pueda hablarse de una
bienes jurídicos) que en realidad no se da. conducta antijurídica que resulta después
Su tratamiento es el del error sobre el tipo, justificada por una causa de justificación.
pues se yerra sobre un tipo (facultativo, o L.7
causa de justificación). L.7, L.8 Teoría del dolo: concepción doctrinal en
Tentativa (delito en grado de): existe cuan materia de culpabilidad caracterizada por la
do se da principio a la ejecución de un de exigencia, para ser culpable, como m ínim o
lito directamente por hechos exteriores, de imputabilidad y dolo o culpa como for
G LO SA RIO DF. TÉRM INOS 271
Delictum 2.0 es un libro pensado para el estudio personal de la teoría del delito. Es también un
conjunto de materiales para las clases prácticas. Y un método de presentación y acceso inductivo a las
categorías del delito.
Dirigido a estudiantes, académicos e investigadores de Derecho penal y Criminología, el texto
se plantea como un método que va del problema (el caso) a las estructuras teóricas (exposición
sistemática). Ha sido ideado como un entramado de casos prácticos de la jurisprudencia y doctrina.
Aborda en 14 lecciones las principales instituciones de la teoría del delito.
Además, en Delictum 2.0 encontrará una serie de casos resueltos, con explicaciones adicionales,
cuadros sinópticos, notas de Derecho angloamericano, bibliografía, ejercicios de autoevaluación,
glosario... Estos contenidos se complementan con los que se hallan disponibles en Red
(http://www.unav.es/penal/delictum/): una amplia relación de casos resueltos, una sección de
preguntas test para la autoevaluación, notas técnicas, más cuadros sinópticos...
Tras el éxito de la primera, se presenta ahora la segunda edición, con casos adicionales. Puede ser
de utilidad a quienes se inician en la técnica de resolución de casos prácticos sobre teoría del delito.
THOMSON REUTERS
ARANZADI
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