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Ritos iniciales

Misa Crismal

Guía 1 ¡Buenas tardes!


Bienvenidos y Bienvenidas:
Una vez más, a la puerta de la Pascua, nos reunimos como
comunidad diocesana en esta Iglesia Catedral, que es la «casa de
todos».
Como cada año en esta Misa Crismal, vamos a celebrar la vida
nueva que brota de la Pascua de Jesús, nuestro Buen Pastor, y llega
a nosotros en cada sacramento.

Guía 2 Como Pueblo de Dios reunido, que peregrina en Quilmes, venimos


a acompañar a nuestro pastor, el Padre Obispo Carlos José, que
junto al Padre Obispo Maxi y al P. Obispo Luis, a los diáconos y
presbíteros de nuestras comunidades, renovarán los compromisos
de su ministerio.

Guía 1 Unidos entonces, como pueblo de la nueva alianza, consagrado por


la unción del Espíritu para ser servidores y testigos de Jesús,
comencemos entonces nuestra celebración
poniéndonos de pie y cantando… Canción N°

Comienza el canto y la entrada procesional de los ministros

Antífona de entrada Cf. Ap 1,6


Jesucristo hizo de nosotros un reino sacerdotal para Dios, su Padre.
A él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén

Terminado el canto, mientras todos se santiguan, el Obispo dice

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


 Amén.

El Obispo saluda a la comunidad reunida con estas u otras palabras oportunas

La gracia y la paz de Jesucristo, que por su cruz y resurrección nos reúne


como pueblo santo de Dios, estén siempre con todos ustedes.
 Y con tu espíritu.

El Obispo puede introducir la celebración con palabras oportunas.

Misa Crismal 1
El Obispo, introduce el acto penitencial diciendo:

Hermanos:
Reunidos para celebrar el amor de Cristo, que murió y resucitó para darnos
Vida, invoquemos llenos de confianza su perdón y su misericordia.

Se hace una breve pausa de silencio.


Después el Obispo, o el diácono, u otro ministro invoca el perdón con el Señor, ten piedad, dice:

Diácono Señor Jesucristo,


consagrado con la unción del Espíritu
para anunciar la Buena Noticia a los pobres.
El coro y la asamblea cantan la aclamación.

Diácono Señor Jesucristo,


crucificado y resucitado,
buen Pastor que das la Vida.
El coro y la asamblea cantan la aclamación.

Diácono Señor Jesucristo,


que nos has llamado para ser pueblo santo,
signo e instrumento de salvación.
El coro y la asamblea cantan la aclamación.

Sigue la absolución del Obispo:

Dios todo poderoso


tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
 Amén.

El Obispo, introduce el Himno diciendo:

Es un día de gran alegría, por eso en comunión con la Virgen y


todos los santos y santas, cantemos juntos la gloria de Dios.

Se canta el himno Gloria a Dios en el cielo

Oración colecta
El Obispo, con las manos juntas, invita a orar diciendo:

Oremos
Misa Crismal 2
Todos oran en silencio durante unos momentos.
El Obispo, con las manos extendidas, dice la oración:

Dios nuestro,
que al ungir con el Espíritu Santo a tu Hijo unigénito
lo constituiste Señor y Mesías,
concede bondadosamente
a quienes participamos de su misma consagración
ser ante el mundo testigos de la Redención.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
 Amén.

Liturgia de la Palabra

Guía 2 Podemos tomar asiento.


Primera Lectura
El Señor Jesús, el Siervo sufriente del Padre, ha sido ungido por el
Espíritu Santo como el Mesías en el que se cumplen todas las
profecías.

Primera lectura: Isaías 61, 1-3a. 6a. 8b-9


Cantamos el salmo

Guía 1 Segunda Lectura


Jesucristo es el Sumo y Eterno Sacerdote, el único Mediador entre
Dios y los hombres. De su Sacerdocio participa todo bautizado,
pero cada quien según la vocación a la que ha sido llamado.

Segunda lectura: Apocalipsis 1, 4b-8

Guía 2 Evangelio
Desde que Jesucristo se encarnó y entró en nuestra historia,
sujetándose en cuanto hombre, a las coordenadas del tiempo y del
espacio, toda la vida de los bautizados es un verdadero camino de
salvación.

Misa Crismal 3
Nos ponemos de pie para recibir con nuestro canto el Evangelio de
Jesús, Señor y Salvador.

Se omite el Aleluya.
Durante el canto de la aclamación, el diácono pide y recibe la bendición del Obispo.
Luego se dirige al ambón desde donde proclamará el evangelio: Lucas 4, 16-21
Proclamado el evangelio, el Obispo besa el libro.

Homilía
Todos toman asiento. Sigue la homilía del Obispo.
Concluida la homilía, se hace un breve momento de silencio.

Renovación de las promesas sacerdotales y diaconales:

Guía 1 Mañana por la noche, vamos a comenzar la celebración del gran


misterio cristiano: la Pascua del Señor Jesús. Por eso, en este día,
los sacerdotes —llamados a ser imagen de Jesús, el buen pastor,
que por nosotros murió y resucitó— van a renovar las promesas del
día de su ordenación. Invitamos a los sacerdotes a ponerse de pie.
Nosotros los acompañamos permaneciendo sentados.

El Obispo dialoga con los presbíteros con estas o semejantes palabras:

Queridos presbíteros: En esta conmemoración anual del día en que


el Señor confirió su sacerdocio a los apóstoles y a nosotros,
¿quieren renovar las promesas que hicieron un día ante su Obispo
y ante el pueblo santo de Dios?
R/ Sí, quiero.

¿Quieren unirse más fuertemente a Cristo y configurarse con él,


renunciando a ustedes mismos y reafirmando la promesa de
cumplir los sagrados deberes que, por amor a Cristo, aceptaron
con alegría el día de su ordenación para el servicio de la Iglesia?
R/ Sí, quiero.

¿Quieren permanecer como fieles dispensadores de los misterios


de Dios en la celebración de la Eucaristía y en las demás acciones
litúrgicas, y desempeñar fielmente el ministerio de la predicación
como seguidores de Cristo, cabeza y pastor, sin pretender los
bienes temporales, sino movidos únicamente por el celo de las
almas?
R/ Sí, quiero.

Misa Crismal 4
Guía 2 Poco antes de entregarse a la Pasión, el Señor Jesús reunió a sus
discípulos en torno a la Mesa y, durante la Cena, se puso a lavarles
los pies. A imagen de Cristo, que no vino a ser servido sino a servir,
los diáconos están llamados a ser servidores del pueblo de Dios.
Por eso van a renovar ahora los compromisos de su ministerio.
Invitamos solo a los diáconos a ponerse de pie.

El Obispo dialoga con los diáconos con estas o parecidas palabras:

Queridos diáconos, ¿quieren renovar las promesas que hicieron un día ante
su Obispo y ante el pueblo santo de Dios?
R/ Sí, quiero.

¿Quieren configurarse más fuertemente a Cristo Siervo, y desempeñar su


ministerio como colaboradores de los obispos y presbíteros y sirviendo al
pueblo cristiano?
R/ Sí, quiero.

¿Quieren continuar proclamando el misterio de la fe según el Evangelio y


la Tradición de la Iglesia; conservar e incrementar el espíritu de oración,
propio del modo de vivir de ustedes, e imitar siempre el ejemplo de Cristo
cuyo Cuerpo y Sangre administran con sus manos?
R/ Sí, quiero.

Guía 1 Pongámonos de pie para presentar al Padre nuestra oración por los
sacerdotes, los diáconos y por nuestros obispos, el Padre Obispo
Carlos José, el Padre Obispo Maxi y el Padre Obispo Luis.
A cada oración, respondemos cantando:

Con estas u otras palabras semejantes se canta la aclamación

Aclamación: ¡Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos!

Queridos hijos, recen por sus presbíteros, para que el Señor derrame
abundantemente sobre ellos sus bendiciones: que sean ministros fieles de
Cristo sumo sacerdote, y los conduzcan hacia él, única fuente de
salvación.
R/ Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.

Misa Crismal 5
Recen por sus diáconos, para que el Señor les conceda la gracia de ser
fieles a Cristo Siervo y ejercer el ministerio de la caridad en bien de todos
ustedes.
R/ Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.

Y recen también por mí –por el P. Obispo Maxi y por el P. Obispo Luis–,


para que seamos fieles al ministerio apostólico confiado a nosotros y
seamos imagen, cada vez más viva y perfecta, de Cristo Sacerdote, buen
pastor, maestro y servidor de todos.
R/ Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.

El Señor nos guarde en su caridad y nos conduzca a todos, pastores y grey,


a la vida eterna.
 Amén.

No se dice Credo ni oración de los fieles.

Presentación de dones
En primer lugar, se reúne la ofrenda de la asamblea.

Guía 2 Tomamos asiento para realizar la colecta que como “pueblo de


servidores” queremos ofrecer al Señor nuestra solidaridad para con
los más necesitados.
Acompañamos este gesto, cantando:

Después se hace la procesión:


Van primero los diáconos que llevan los óleos en este orden: Óleo para el santo crisma, óleo de los
enfermos y óleo de los catecúmenos. Siguen las ofrendas de la comunidad, el pan y el vino.
Interrumpimos el canto.

Guía 1 Nos preparamos para la bendición de los óleos, la consagración del


Santo Crisma y los dones de Pan y Vino para celebrar juntos la
Eucaristía.
Nos ponemos de pie.

Guía 2 Presentamos, en primer lugar, el óleo para el santo crisma:


Acompañamos este gesto con cantando

Cuando los diáconos llegan al presbiterio, presentan las vasijas diciendo: «Óleo para el santo
crisma»

Misa Crismal 6
Guía 1 Presentamos también los óleos de los enfermos:
Seguimos cantando

Cuando los diáconos llegan al presbiterio, presentan las vasijas diciendo: «Óleo de los enfermos»

Guía 2 Presentamos también el óleo de los catecúmenos:


Seguimos cantando

Cuando los diáconos llegan al presbiterio, presentan las vasijas diciendo: «Óleo de los catecúmenos»

Mientras se trae el pan y el vino, y se disponen los óleos, se hace un canto breve.
Terminado el canto se hace la bendición de los óleos y la consagración del crisma.

Bendición del óleo de los enfermos

Guía 1 La fuerza de la Pascua transfigura y redime nuestro dolor y nuestra


enfermedad.
Por eso, ahora pedimos a Dios que bendiga este óleo con el que
serán ungidos los enfermos.
Este aceite será para nosotros óleo santo: alivio, consuelo y
fortaleza de Dios para los que sufren.

El Obispo se acerca al recipiente que contiene el óleo de los enfermos.

El Obispo
Dios y Padre de todo consuelo,
que por medio de tu Hijo
quisiste remediar los males
de quienes estaban enfermos;
escucha con bondad la oración que brota de la fe:

Envía desde el Cielo


tu Espíritu Santo Paráclito
sobre este aceite.

Tú que has hecho que fuera producido por los vegetales


para que restaurara los cuerpos,
enriquece con tu bendición + este óleo,
para que cuantos sean ungidos con él

Misa Crismal 7
sientan en su cuerpo y alma
tu divina protección,
y así se vean liberados de la aflicción
y de todas las enfermedades y sufrimientos.

Señor, que este aceite


sea santificado en beneficio nuestro
por medio de tu bendición
en el nombre de tu Hijo Jesucristo.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
 Amén.

Bendición del óleo de los catecúmenos

Guía 2 Cuando los nuevos cristianos van a ser bautizados, muriendo y


resucitando con Cristo en las aguas del bautismo, necesitan de la
fuerza que sólo Dios puede darnos para ser fieles al Evangelio a lo
largo de toda una vida.
Por eso, vamos a invocar ahora la bendición de Dios sobre este
aceite, señal de esa fortaleza que Dios ofrece con abundancia a los
catecúmenos.

El Obispo se acerca al recipiente que contiene el óleo de los catecúmenos

El Obispo
Señor, tú que eres la fuerza y el refugio de tu pueblo,
has hecho del aceite un signo de tu poder;
bendice + este aceite
y concede fortaleza a los catecúmenos
que serán ungidos con él.

Que al recibir la sabiduría y la gracia divina


comprendan plenamente el Evangelio de Cristo
y se esfuercen en el cumplimiento
de sus deberes cristianos,
de manera que merezcan ser tus hijos adoptivos
y se alegren de haber renacido
y vivir en tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 Amén.
.

Misa Crismal 8
Consagración del Crisma

Guía 1 En tiempos antiguos, los llamados al servicio del pueblo (reyes,


profetas, sacerdotes) eran ungidos con aceites perfumados al iniciar
su misión.
Y Jesús fue llamado el Cristo, el Ungido, consagrado por la unción
del Espíritu Santo.

Guía 2 También nosotros, la comunidad cristiana, repetimos este gesto al


ungir con el crisma a los nuevos bautizados, los que son
confirmados, y a los sacerdotes y Obispos. Es el signo de la misión
y la gracia que Dios les confía.
Con nuestra oración silenciosa, acompañemos al Padre Obispo que
va a consagrar este crisma de salvación.

El Obispo se acerca al recipiente que contiene el óleo para el santo crisma


El Obispo, con las manos juntas, invita a orar:

Queridos hermanos y hermanas:


Pidamos a Dios, nuestro Padre,
que bendiga y santifique este óleo perfumado
para que quienes sean ungidos con él exteriormente
sean también ungidos en su interior
y lleguen a ser dignos de la redención divina.

El Obispo puede soplar sobre la boca del recipiente del crisma.


Después, con las manos extendidas, dice una de estas oraciones

Señor Dios,
autor de todo crecimiento
y de todo progreso espiritual;
recibe con bondad este homenaje
que gozosamente, por mi voz,
te tributa la Iglesia.

Al crear la tierra
estableciste que produjera árboles frutales
e hiciste nacer entre ellos el olivo
que nos brinda su generoso aceite
con el que hemos preparado el Santo Crisma.

Misa Crismal 9
Con espíritu profético,
David previó los sacramentos
que tu amor instituiría
en favor de los hombres,
invitándonos a ungir nuestro rostro con óleo
en señal de alegría.

Cuando los pecados del mundo


fueron expiados por medio del diluvio,
una paloma anunció
que había sido restablecida la paz sobre la tierra,
llevando una rama de olivo
como símbolo de la gracia futura.

Todo esto se ha puesto de manifiesto


en los últimos tiempos,
al ser borrados todos nuestros pecados
por medio del bautismo,
haciendo que nuestros rostros
resplandezcan alegres y serenos
al ser ungidos con este óleo.

Tú ordenaste a Moisés, tu servidor,


que después de purificar con agua
a su hermano Aarón,
lo consagrase sacerdote
con la unción de este óleo.

Este óleo alcanzó su máximo honor


cuando tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
después de ser bautizado por Juan
en las aguas del Jordán,
recibió el Espíritu Santo en forma de paloma
y se oyó tu voz declarando
que Él era tu Hijo, el amado,
en quien tenías puesta tu predilección.

De esa manera corroboraste


lo vaticinado por el profeta David
que había anunciado que Jesús

Misa Crismal 10
sería ungido con el óleo de la alegría
más que todos los hombres.

Todos los concelebrantes extienden su mano derecha hacia el crisma

Por eso, Señor,


te rogamos que santifiques este óleo,
fruto de tu creación,
y que, con la cooperación de Cristo, tu Hijo,
del cual le viene a este óleo el nombre de crisma,
le infundas por medio de tu + bendición
la fuerza del Espíritu Santo
con la que ungiste a los sacerdotes,
a los reyes, a los profetas y a los mártires.

Que este crisma sea un signo de salvación y de vida


para todos aquellos
que serán espiritualmente renovados
en las aguas del bautismo.

Que al ungirlos con la santidad


y al desparecer la impureza con que nacieron,
se conviertan en templos de tu majestad
y te agraden con la fragancia de sus vidas inocentes.

Que de acuerdo con el orden sacramental,


que tú estableciste,
sean revestidos de un don incorruptible
al infundirles la dignidad real, sacerdotal y profética.

Que este óleo sea crisma de salvación


para cuantos han de renacer
por medio del agua y del Espíritu Santo,
haciéndolos partícipes de la Vida eterna
y herederos de la gloria celestial.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 Amén.

Misa Crismal 11
II

Señor Dios,
autor de los sacramentos,
en cuya bondad se funda la vida de cuanto existe,
te damos gracias por tu inefable piedad.

Tú fuiste quien en la Antigua Alianza


reveló la misteriosa santidad de este óleo
y, cuando llegó la plenitud de los tiempos,
quisiste que ese misterio
resplandeciera extraordinariamente
en tu Hijo muy amado.

Cuando nuestro Señor, tu Hijo,


salvó al género humano
por medio de su misterio pascual,
tu Iglesia fue inundada por el Espíritu Santo
y hecha poseedora de los dones celestiales
para que pudiera continuar y completar
la obra salvadora en el mundo.

Desde entonces, por medio de este sagrado crisma,


a través de tu Iglesia,
otorgas a la humanidad
las riquezas de tu divina gracia;
conviertes a los hombres en hijos tuyos
mediante el renacimiento bautismal
y la unción del Espíritu,
para que, hechos semejantes a Cristo,
participen de su dignidad real,
sacerdotal y profética.

Todos los concelebrantes extienden su mano derecha hacia el crisma

Por eso, Señor, te pedimos


que la fuerza de tu gracia
transforme este aceite perfumado
en un signo de tu + bendición.

Misa Crismal 12
Que derrames abundantemente
los dones del Espíritu Santo
sobre nuestros hermanos,
cuando sean ungidos por él,
y que los lugares y objetos
dedicados al culto por medio de esta unción,
se vean engalanados con el esplendor de la santidad.

Señor, especialmente te suplicamos


que el misterio que entraña este perfume
haga progresar a tu Iglesia
hasta que llegue a su perfección total,
cuando tú irradies el resplandor eterno
en todas las cosas,
junto con tu Hijo,
en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
 Amén.

Terminadas las bendiciones y la consagración del crisma, se hace la preparación de la Mesa


Eucarística

Guía 1 Y ahora sí, preparamos la Mesa de la Eucaristía para celebrar juntos


el memorial de Jesús, que por nosotros murió y resucitó. Tomamos
asiento y cantamos.

El Obispo y los diáconos disponen el altar del modo acostumbrado

Al presentar el pan, el Obispo dice en secreto


Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este pan,
fruto de la tierra y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos:
él será para nosotros pan de vida.

Al preparar el cáliz, el diácono dice en secreto


Por el misterio de esta agua y este vino,
haz que compartamos la divinidad
de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

Al presentar el vino, el Obispo dice en secreto

Misa Crismal 13
Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este vino,
fruto de la vid y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos:
él será para nosotros bebida de salvación.

El Obispo, inclinado, dice en secreto


Acepta, Señor, nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde;
que éste sea hoy nuestro sacrificio
y que sea agradable en tu presencia,
Señor, Dios nuestro.

Mientras el Obispo se lava las manos, dice en secreto


Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Terminado el canto, el Obispo va al centro del altar y, de cara al pueblo, dice:


En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia,
oremos a Dios, Padre todopoderoso.

 El Señor reciba de tus manos este sacrificio,


para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien y el de toda su Santa Iglesia

Oración sobre las ofrendas


El Obispo, con las manos extendidas, dice la oración

Señor, te pedimos
que la eficacia de este sacrificio
nos purifique de la vejez espiritual
y acreciente en nosotros
la Vida nueva y la salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 Amén.

Plegaría Eucarística
El sacerdocio de Cristo y el ministerio de los sacerdotes
El Señor esté con ustedes.
 Y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.
 Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.


 Es justo y necesario.

Misa Crismal 14
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Tu constituiste a tu único Hijo


Pontífice de la Alianza nueva y eterna,
por con la unción del Espíritu Santo,
y determinaste, en tu designio salvífico,
que su único sacerdocio
se perpetuara en la Iglesia.

Él no sólo enriquece con el sacerdocio real


al pueblo de los bautizados,
sino también, con amor fraterno,
elige a algunos hombres
para hacerlos participar de su ministerio
mediante la imposición de las manos.

Tus sacerdotes, Padre, renueven en nombre de Cristo


el sacrificio de la redención humana,
preparan a tus hijos el banquete pascual,
guían en la caridad a tu pueblo santo,
lo alimentan con tu palabra
y lo fortalecen con tus sacramentos.

Ellos, al entregar su vida por ti, Padre,


y por la salvación de los hermanos,
deben configurarse a Cristo
y dar testimonio constante de fidelidad y de amor.

Por eso, con todos los ángeles y santos te alabamos,


cantando con alegría:

Todos aclaman cantando


Santo, santo, santo...

El Obispo, con las manos extendidas, dice:


CP Santo eres en verdad, Padre,
y con razón te alaban todas tus criaturas,
Misa Crismal 15
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:

CC Por eso, Padre, te suplicamos


que santifiques por el mismo Espíritu
estos dones que hemos separado para ti,

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y sobre el cáliz conjuntamente, diciendo:
De maneta que se conviertan
En el Cuerpo y + la Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,

Junta las manos


que nos mandó celebrar estos misterios.

En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse claramente y con precisión,
como lo requiere la naturaleza de las mismas palabras
Porque él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:


tomó pan,
y dando gracias te bendigo,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco
Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por ustedes.

Mientras el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora, haciendo la
genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

Misa Crismal 16
tomó el cáliz,
dando gracias te bendijo,
y lo pasó a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.
Tomen y beban todos de él,
porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada
por ustedes y por muchos
para el perdón de los pecados.

Hagan esto en conmemoración mía.


Muestras el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo genuflexión.
Después dice:

CP Este es el sacramento de nuestra fe.


 Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!

Después el Obispo, con las manos extendidas, dice:

CC Así, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.

Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia


y reconoce en ella a la Víctima
por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad,
para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
y llenos de su Espíritu Santo,
formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.

Continúan los concelebrantes


C1 Que él nos transforme en ofrenda permanente,
para que gocemos de tu heredad junto con tu elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios,
Misa Crismal 17
San José, su esposo,
los apóstoles y los mártires,
y todos los santos,
por cuya intercesión
confiamos obtener siempre tu ayuda.

C2 Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación


traiga la paz y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
a tu servidor, el Papa Francisco,
a nuestro Obispo Carlos José,
al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia


que has congregado en tu presencia.

Reúne en torno a ti, Padre misericordioso,


a todos tus hijos dispersos por el mundo.
+ A nuestros hermanos difuntos
y a cuantos murieron en tu amistad
recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos
de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos
por Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes.

El Obispo eleva la patena con el pan consagrado, mientras el diácono eleva el cáliz, y dice:

CP Por Cristo, con él y en él,


o CC a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
 Amén.

Misa Crismal 18
Rito de la comunión
El Obispo, con las manos juntas, introduce la oración del Señor con estas o parecidas palabras

Unidos a Jesucristo, Dios con nosotros,


somos hijas e hijos de Dios.
Por eso, antes de acercarnos a su mesa,
digamos con confianza la oración que él nos enseñó:
Extiende las manos y dice con todo el pueblo

Padre nuestro que estás en el cielo,


santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

El Obispo, con las manos extendidas, prosigue diciendo


Líbranos de todos los males, Señor
y concédenos la paz en nuestros días,
para que ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
 Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria,
por siempre, Señor.

El Obispo, con las manos extendidas, dice


Señor Jesucristo,
que dijiste a tus apóstoles:
«La paz les dejo, mi paz les doy»,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
 Amén.

Misa Crismal 19
El Obispo, extendiendo y juntando las manos, añade

La paz del Señor esté siempre con ustedes.


 Y con tu espíritu.

Luego, el diácono dice la invitación

Unidos en Cristo,
Dios con nosotros y nuestro buen pastor,
démonos fraternalmente la paz.
Y todos se dan la paz.

Concluido el saludo de la paz, se realiza la fracción del pan del modo acostumbrado,
mientras se canta la antífona Cordero de Dios.

El Obispo, tras partir el pan, deja caer una parte en el cáliz, diciendo en secreto
El Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz,
sean para nosotros alimento de vida eterna.
A continuación el Obispo, con las manos juntas, dice en secreto
Señor Jesucristo,
la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre
no sea para mí un motivo de juicio y condenación,
sino que, por tu piedad,
me sirva para defensa de alma y cuerpo
y como remedio saludable.
El Obispo hace genuflexión, toma el pan consagrado, lo eleva y lo muestra al pueblo, diciendo:

Este es el Cordero de Dios,


que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade:

 Señor, no soy digno de que entres en mi casa,


pero una palabra tuya bastará para sanarme.

Comunión:

Guía 2 En la íntima comunión con Jesús, por medio de este Sagrado


alimento, dejemos que él nos sumerja en su corazón, para que
también podamos encontrarnos con cada uno de nuestros hermanos.
Nos acercamos a recibir a Jesús, cantando…

Guía 1 Les pedimos por favor que permanezcan en sus lugares. Los
ministros administraran la comunión en los altares laterales.

Misa Crismal 20
Oración después de la comunión
Terminada la comunión, el Obispo se pone de pie y dice

Oremos.

Concédenos, Dios todopoderoso,


que después de restaurarnos con tus sacramentos,
merezcamos ser la fragancia de Cristo.
Que vive y reina por los siglos de los siglos
 Amén.

Antes de la bendición final se retirar los oleos:

Guía 2 Ahora cada parroquia pasará a retirar los óleos. Lo hacemos por
decanatos y al final los hospitales, tal como los vamos nombrando

Rito de conclusión
Bendición y envío

Guía 1 Terminamos nuestra celebración encomendándonos una vez más a


la bondad y la fidelidad de Dios.
Nos disponemos para recibir su bendición.

Diácono
Con humildad delante de Dios, inclinémonos para recibir la bendición.

El Obispo dice

El Señor esté con ustedes.


 Y con tu espíritu.

El Obispo extiende las manos sobre la asamblea y dice

Que tu auxilio, Señor,


se haga presente en los humildes de corazón
y proteja constantemente
a quienes confían en tu misericordia,
para que al celebrar las fiestas pascuales
tu Iglesia renueve su vocación de pueblo de la alianza

Misa Crismal 21
y resplandezca ante el mundo
como signo e instrumento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 Amén.

Y que la bendición de Dios,


+ Padre, + Hijo y + Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
 Amén.

Diácono
Cristo, el buen Pastor que da la vida,
nos guía y nos acompaña en el camino.
¡Vayamos en paz!
 Demos gracias a Dios.

Misa Crismal 22

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