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Marx y Nietzche, ambos fueron tendencia en la filosofía del siglo XIX, ambos criticaron a
una sociedad a la intentaron acarrear, ambos escribieron para reconsiderar el papel del ser
humano en la sociedad y ambos fueron interpretados por las tendencias políticas más
influyentes del siglo posterior muy a pesar que amas corrientes representaron a facciones
enemigas en la Segunda Guerra Mundial. Muy a pesar que ambos iniciaron como
influencias distintas (Marx economista y Nietzche literato), los dos han sido la máxima
representación de la filosofía moderna y los dos concurren en la teoría evolutiva de Darwin:
Por un lado Marx reconsidera el papel social del hombre en interacción con el entorno en el
que se dirigen sus condiciones laborales. Marx ve en la selección natural la posición del ser
humano a la hora de la dignificación de las condiciones entre el capitalista y los trabajadores
quienes se ven transgredidos en la acumulación de fuerza y por tal motivo Marx plantea una
redistribución de la fuerza siendo la clase obrera mayoría, a su vez, ve en la no lucha de las
condiciones laborales como una regresión finita del raciocinio humano.
Los dos ámbitos en que se desarrolla lo político del pensamiento nietzscheano: uno
ético-individual y otro político-civilizatorio. Dos líneas de engranaje en las que funcionan los
conceptos políticos nietzscheanos adquiriendo todo su sentido crítico, pero sobre todo,
emancipatorio. Desde sus fundamentos el pensamiento de Nietzsche se politiza en el
sentido profundo del término, es decir, se constituye en una profunda meditación del poder,
su pensamiento parte de una concepción ontológica del mundo radicalmente positiva, en la
cual, el “ser” se caracteriza por la potencia y productividad de sus fuerzas que son el
mundo, los elementos del mundo, y por ende, el hombre mismo: “la voluntad de poder.”
Paralelamente, el otro factor que define el carácter de esta meditación sobre el poder es el
cuerpo, como epicentro del pensamiento, que orienta completamente la concepción del
poder en un sentido radicalmente inmanente, puesto que es desde el cuerpo, en la forma de
concebir sus potencialidades inherentes y su existencia concreta, que Nietzsche plantea el
concepto del poder y sus consecuencias prácticas en lo ético y lo político. En términos
generales la línea ético-individual implica la dimensión de la sensibilia, el ámbito de los
afectos (sentimientos, deseos, pasiones, devenires) fundamental tanto para Nietzsche como
para Spinoza, en el sentido de una “política de las pasiones”. Puesto que como advirtieron
Nietzsche y Spinoza la política se juega no solamente en el ámbito de las instituciones sino,
sobre todo, de la interioridad de los hombres produciendo o bloqueando sentimientos, y con
ello, provocando comportamientos (servidumbre o libertad). De tal manera, en la vida
concreta de cada hombre el tipo de comportamiento con que actúa en sus relaciones,
desemboca en una instancia fundamental ha procurar desde la conciencia y el sentido que
aporta una ética.
TRABAJO DE ELECTIVA MARX Y NIETZCHE
PROGRAMA DE DERECHO