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El lugar del espectador Estética y origenes dela pintura moderna Michael Fried El lugar del espectador Estética y origenes de la pintura moderna “Traduceién de ‘Amaya Bozal tf tah Meats La balsa de la Medusa, 109 Coleccién dirigida por Yaletiano Bozal ‘Tieulo original: Absorption and Theatrical Painting and Beholder in the Age of Diderot ISBN: 84.7774-609-5, Depésito legals M-36.674-2000 Visor Fotocomposicion Impreso en Espaia - Printed in Spain Grificas Rogar, S.A. Navalearnero (Madrid) Indice de la propia pin 1h coneepcién de la relacibn pis en la pintura francesa unas ol el primer David, u pretacién socio-bi tendian establecer lo que denominé una rela Por oro lado, las mejores obras de entonces aralelismos ~conscientes~ qi hecho de qui y espectador sigue siendo un problema de importancia vital, au ‘menudo sorerrado, en el presente. Desde dig al menos revelard una tradicién ori rmirar que también ha producido de nucstra propia época. (por ejemplo marxista) sobre este tema debers reconocer ideas y las de ese libro, La prueba de la existencia telacién entre pincura (0 escultura) 2a Capitulo I El predominio del ensimismamiento ién de problemas en algunos de los cua- a francesa de comienzos y mediados de 105 denominar macro-configueaciéa) ‘encuentra su expresin en y a través de un espectro de remas, amplio aun- ‘que muy especfico, que no parece tener un denominador comin evidence. El compromiso con estos problemas constituye un vinculo implicito entre algunos pintores que han sido considerados tradicionalmente como dispa- inguna (an compromiso que consiste en algo més que la ‘mera referencia al tema). En el caso de Greuze, nos perm expretar sus esfuerzos en toda su integridad. Las siguientes paginas demostrarin, en éte attos aspectos, la coher 0 la severidad de la pincura francesa en la primera fase de la reacci6n anti-rococé —unas obras que se han pretado como carentes de estas cualidades He optado por utilizar un método directo. Comenzaré analizando un ‘auadro conocido a la luz de aquellos textos de la critica contemporinea due le describen con cierto detalle. Después, tendré en cuenta ottas com- binaciones de cuadros y comentarios que tengan alguna re entre si y-con la obra en cuestién, El umediato de esce cdimiento es evidente: desvelar aquellos aspectos de los cuadros que parecen haber tenido una importancia fundamental para los artistas y icos, pero que los autores modernos bien han pasado por en los han interpretado en 1 es que mi selec io contemporineo. Las prin ede este capi ‘excepcién ~podriamos deci Sulunes del period, Navi ‘cuadros que, en mi cedentes 0 que los exiticos ial o no. de 1753 y 1755, is han concedido impor- 753, en su relativo explendor). Sin embar- jue la mayoria de los cuadros citados en estas pag bras maestras en el sentido comtin del cesa de la segunda mi de obras que, en sim habitualmente se ha Una tiltima idea a modo de preémbulo. Los ceden all mejor critico de arte de la segu Diderot. Aunque ya tuve ocasién de cit de la década de 1760, la mayor parte de los textos que siguen pertenecen a sus mis inmediatos predecesores. No obstante, tal y como se ver a que avancemos, la primera parte de este capitulo esté concebida aspectos més esenciales, como contiibuic ‘mejor comprensién de las intura de Diderot posteriormence. Ademds, se rata len set mucho més convincentes de lo que El primer cuadro que deseo analizar es la obra de Jean-Baptiste Greuze, La Lecture de la Bible (ig. 1). Greuze (1725-1805) fue considerado duran- te mucho tiempo como el pintor francés més importante de su generacién aunque, desde Goncourt hasta el presente los histori importancia, casi por unani os’. Nacido en Tournus, comienzos de la década de 17 ‘Académie Royale y expondré seis én de 1755, entre los que se encontraba La lecture de la Bible’. Un erudito de autoridad ha que lo feta de Greuze fueron «... probabl Sin duda, este Salén marcé i se hizo prodigiosa en 1760, continué més o menos en el mi nivel alo largo delos setenta y tan silo entré.en declive en 1780, con n de los pintores de histor Biblees una obra ey ler-vous pas co ‘Composite! Conntovide por su lectura, él mismo ido en la moral que les imparce: sus ojos estin pero no una) las personas de su 09 25 le escucha con ese aire de gloria Cerca de cla su hited so [a capes dl rnc del hermano mayor anal si mis pact qs a ena esa ninguna atecién a cone ue stvoluamente natal, ;Obsrvan Qtine cla mest, y que no pede comprndor rela dlscze a nade, ya que toes je nobler y sentiment Ins de impide mecdnicamentequed mo le atormente ye pone gr composi) pequerio pillo moleste al perro! :Pu fuernos con la mano? Que gran pintor ;Q ipcién fascinante. Los historiadores que han 4a Lectureo sobre otros cundros ce nero con vais fou de {nlitizado su preocupacién por los temas dela piedad tual, cl entinients liar y la vittud doméstica, También han subrayado la presntacion de recedentes en la pintura francesa. Poca histo- ido ocultar su desagrado ante estos cuadcos o la {que tanto se extasiaba con ellos, Se ha dicho muy reprobacién a ese pi a menudo que los cu antisticos de un amp! presentaba como la ly primera vista, puede corrobora ests ideas, fexto sugiere que la presencia de un gusto burgués intrveniren el xo del cuado de Geuze, Peo d coneatee ts he Subraya que lo mis emocionante de Le Lecrure es que la manera que se ha representado un estado o condicién par uadro parece ser ejemplo a su manera; i. el estado o con, cién absorta, de estar completamente entregado, extasiade 0 ensimismamdo, en lo que se esté haciendo, eyen- parecer que la descripcién de do, Desde este punto de ividad del padre sen alco y Ia actitud mis pasa def familia, escuchar pus use como esencialmente ensimismadas por naturleta’ La iva de Le Lect plemence en la des psicolégicas y emocionales, les interprecan los poderes es mds importante, en el ca lebraron los eritivus, a0 con- de rcacciones indiviuales, de Greuze~ sino, y lo que a mi jucio Wincente de esas respuesta, que se pre- 26 sentan como propias de personas totabmente absorcas en la Lectura y en los sumientos y sentimientos que ésta suscta Peni dis ebeervaciones de La Pore que merece ser sefladas, Primer, llama nuestra atencién sobre el contraste implicito entre el ensimismamien- to perfecto de las figuras de mis edad y as actividades porencialmence per- turbadoras de los dos nifos pequefos. Del més pequefio, que trata de arran- car una astilla, dice: «Voyer-vous quil ne dis Sérieusemene occupé?s. También men: al primer plano a la derecha, O la chica y el muchacho mayores: «a contrastenaarel avec un enfant qu cherce a jue ave un ciem del espectador —hacen que ensimismamienco de las ota fi ‘gat comin en los estudios de ace de medias dl siglo my contraste de los cuadros de género de Greuze con los ardin (1699-1779), el mejor pinror de género jon precedente, El problema de este tipo de comparaciones no de Chardin nadie dda de que uel ping francs mis nde de su época-, sino la interpretacién peyorativa a prioti del arte de Fare tao coals] verdadero significado de las diferencias exstentes centre ambos, cuya discusién dejaremos para mis adclante, en este mistno Capitulo, Por ahora, s6lo analizaremos una obra y un texto que sugieren la pproximidad entre Chardin y Greuze: Un Philorophe occupé de sa lecture, de ‘Chardin, (fig. 2) y el texto critico del Abate Laugier, El lienzo de Chardin se expuso en el Salin de 1753, y el comentario de Laugier aparecié en su analisis de ese mismo Salén, en un pequefio vl ue constituye una de las dos o tres mejores obras 2 8 Tal y com Philorophe oecupé de sa lecture de Cha de la intensidad del e bien exprimée in_que se expresa de la mejor Laugier insisce particularmence en el aire de néeligence gencia que entiendo como oubli de so, o descuido de uno mismo, como inconsciencia del propio aspecto y del entorno, consecuencia de Ia exp fsmamiento en el libro, Laugier tambin se refiee al aire \én que desempetiari un papel cada vez a de las décacas siguientes. bre La Lecture. Serd precisamente izada dos afios después en el lienzo de ifios y su fracaso por di iento de étos. No estoy sugitiendo bargo, pode- cuadros de Chardin, aunque sélo fue- fa de Laugier muestra mas allé de toda inte del ensimismamiento consticula ‘menos dos afos antes de que ads con la. atenci6n, flotaban en cl Salén de 1748, represent te sentado que hace un boce estatua de Mercurio de Pigalle; detés de él, otro dibujante observa su trabajo: alfecé dela vert, de la vagasy poco precisa. Pero, a pest de esta f resulta evidente: todos, me 30 encgclopédique es rauy inceresa com prucha de a folma en que se ro) representa a jx. s6lo podemos ver la espa Los dos criticos clog nnaturaleza que evocan es la del se 753, erabado por Fl abate Le Blanc escribe en su ertica d te de deus figures, un fe jam dans la téte de La je escuchando como si compar Le Blanca la chagrin intérieur de la jove ver que su memorizacin di incerioridad esencial de su 10 establecer entre ia aparece de forma equetiay delicada de Greuze, Un écolier qui étudie sa leon (Fig. 6), expusoen el Salén de 1757". La telacién de esta obra c ede lecture es, una ver impresién de estar abstraido uc los salonniers de ese afi n Ecolier iF que st. autoridad como imagen de ensimis: podemos a ‘mamiento era incontestabl Llegados a este p suele relacionarse ni con Greuze ni ce . parte de su obra, &ta ido relacivo de su obra 33 porparte de eslo que siguien én de ica que existe sobre los cua- 10 de comienzos y mediados de la década de 1750, Mostraré demos a una obra de Van Las Dispute de stint Augusta cuadros de historia a gran esci- fda de San fas miran por para verificar que ha registrado de Van Loo, la grandeza iagistral dela elocuencia de San A modest gr Cun Saint 35 Sain sa Son attitude, son geste, cous ses mouvemens se ressentet anole la bone de cause, ui pours son ave esa noble conflanza que inspira la verdad Su tostro, de gran catiter, resulta ingenuo. En d dstinguimos cl rastco de una grave. imponente. Vemos que es un sabio y un santo, hombre que sarios con el icin, sin oponerse con rigor o rebel. La representacién de Van Loo de los efectos del discurso del santo sobre su piiblico es mucho més importante que la representacin de la ojos de la mayoria de los que le escuchaban, especial Fios. Laugier, por ejemplo, les describe de la siguiente manera: son & la vérté sone tiomphantes» (de permitir que un ese ne su trabajo para prestar a Melchior Grimm subraya er 36 t paroit resado maravillosamente una atencién profunda en los » el nico que ha dejado de escribir), el nico que no puede ay. inar los pensumientos que ocupan la mente :0 que también se fjaron en el ie pape oe semble cnindee de ne par si les dows ice assez dexacinude [En el centro sobre una plataforma elevada aparece fo abi con un tapi. En tomo ad se sie ue, pluma en mano y con el papel frente a ellos, ‘seritos, El que preside la mesa, tambien yy el papel enfrente, se detiene para escuchar. Patece pet ‘registrar lo que se dice iente exactitud] co, Lacombe, elogia a de Scribe son ouvrage, pour lui porter son attention da cot ou i6n al tiunfo de la razén y la sabidurial? Correspondance liteéraire el cont 0 de au, en ver de ia fuerza desu elo- diferencia propia de las perso- as que slo prestan su servicio)”. Pero, la elocuencia de San Agustin es tal ue el tercer norario no ha podido permanecer impasible: ss ensimisma- ‘miento en su tarea profesional ha quedado detenido al quedarabsorro de for- ‘ma mds pro tensa en las argumentaciones de Agustin, No parece fener consciencia de fo que esté haciendo, ha parado de escribir y se vuelve hacia el santo con admiracién, (Laugier cita otro ejemplo més del uso de la ‘accién involutaria, inconsciente-0 automitica como signo de intenso ensi- mismamiento, Tias describ a jefe donatsta y contrastar su fizonomfa con la de San Agustin, Laugier dice: «A cbté de lui, un Evéque de son parti se courbe pour chercher avec préc des arguments dans un livre, 8 se dérourne involontairement vers igustin, dont Péoquence Véronnes. [Cerca de 4, un obispo de Ia misma faccién mira precipitadamente en un libro en busca de argumentos, y se vuelve de forma involuntaria hacia San Agustin, cuya clocuencia le tiene asombrado}"). La Dispute de saint Augustin contre es Donatites comprende un espectto expresiyo mucho més amplio que los otros cuadros comentados. Laugier air- ima que los obispos de la faccién de San Agustin, wont en [courant cette dou «ce tranquilité que donne assurance de la victoire. Ceux qui examine (i) le travail des Notaires le font sans 'inquigiude» [Le escuchan con esa dulce tran- uilidad que concede la cereza dela victoria Los que examinan el trabajo de Jos notarios lo hacen sin precupacién alguna)". Por otto lado, los obispos donatisas wont une sorte de crainte qui présage leur déaite; ceuxcmémes qui ‘vaminent le travail des Notaires, le font d'un air un peu décong tran exe miedo que presigia ld rios, lo hacen con aire de desconci raisonnements, une supéorité qui garanti {mira'a San Agustin con Ia arencion de un abi Sin embargo, tenes ‘que le complace encontrar en los argumentos del santo esa ‘garantiza el triunfo de una buena causa}. La vatiedad de expresiones que des- ibe Laugier correspond ala paricipacién de figuras individuales y grupos de figuras en unas cuantas actividades caractristcas de un estado ensimisina- lo, escuchar, ler, escribis,juzgar). Por tanto, es sorprendente in expresiva del cuadro depends precisimente de la epresenta- le Agustin aunlidades que la mayoria de los pintores ingleses del momento tendian a ‘enfatizar—* son mucho menos importantes que la expresién comin de esas respuesta, el estado fundamental que he denominado ensimismamiento. De af, lo cutioso miseen-sene del cuadro en su conju que, por ejemplo, con- ia inusual a las actividades de los norarios y concede una ‘Marcelino. Citemos a Laugi cle & la supériorié de raison du Défenseur de la vérté, 4 la mauvase foi esprit de chicane de son ac paroissent attentifs & occupés relativemet que chacun prend a la disputes. (Todo consiste en oponer con éxito el razonamiento entusiasta y superior del defensor de a verdad ala mentiray supercherla desu advesario, yyser concientes de que todos os presents parecen atentos e interesidossegin ‘Linterés que cada uno de ellos tiene en la dispuca). deseo de Van Loo o Laugier ado o simplemente se haya s ura y critica francesas de comienzos y meiados de la deada 1750, que em fel disinguir enue amb. De hecho, se clogian repetidamente los poderes expresivos de Chardin, y Le Blanc caracteriza a un cuadro tan silencioso, reposado y emocionalmente neutral como La Bonne Education, como una obra que posce sn feu & une action qui étonnene». En general podemos decie que la exigencia de una pin- realzase lo mis posible la expresién ~uno de los principios bés isis de Laugier del Saln de 1753", de la representacién de esados de las diversas expresiones en obras coneretss, como las puntwalizaciones de Laugier antes citadas @ propésito de La Dispute de saint Augustin contre les Donatistes,suele comenzar de manera caracteristca distinguiendo entre las representaciones y modulaciones de los estadios ensimismados. 38 Laasimilacién entre expresién y ensimismamiento durante ese perfodo aparece de forma excepcionalmente explicita en la descripcién que hace Baillee de SaintJulien de la obra de Van Loo, La Prédicasion de saint Augustin devant Valere (fig, 8), una de las dos (iltimas) escenas de la vida del santo expuestas en el Salén de 1755% les gestes les plus yres n'est pas empranté Ia pompedesdignités leur beaut€ineéesante ési- jpalement dans lexpresson des ees. Les diverse passions q Pesonnages de cece scéne évangelque. rolondément pénéié de la grandeur des véités immorclles, Il semble ‘dans des yeux de ses auditears ce qui peue accomplir la persuasion. (On Sappergit quis sone déa rans, Chacun en pat son caractee. Le Prélat qui écoute lise voir une admir Prétes qui sone a ses qui caraceéise son age elocuencia © el piblico mis brillante nunca interesante como el cuadto del que desco iva de a viqueea de su ropaje eresante,radica principalmen- pasiones que inspira la elocuencia ta exena evangtlica Fl orador parece profunda- ‘mente conmovido por la grandeva de las verdadesinsmortales, Parece busca, F completo, blar, Cada uno sien segin su earécter. El prlada que profunda admisacén, El re que esté cerca de dl luminado. La multitad esti simplemente conmovida, bilidad. En este gran euadro, el inico que no esta interesado en los acontecimicntos ¢ un nto, Sonre ante algo que le disra. La distraccin es caractritica de su edad) El texto presenta vatios puntos dignos de mencién. El propio Agu: aparece descito no slo como profondémens pénésré por las verdades cter- nas de su religién, sino también como algaien dedicado a la actividad ‘ensimismada de buscar en los ojos de sus espectadores los medios ‘cuales persuadirles de esas verdades. Aunque Baillet de Saint-Julien afr principio que el cuadro de Van Loo representa diversas pasiones, inciones reales que cita entre las respectivas respucstas del obispo, de los sacerdotes y di corriente ante la elocuencia de san Agu: son prueba de que el interés por las modulaciones del ensimismamiento 39 fotmaba parte to. La refer interesado en el La lecture de la Bible de ‘Van Loo, el comportamiento del nifio —su distraccién, bras de Baillet de Sai también pone de ismamiento de codos los demés. Baillee de S. nna al norario que transcribe las palabras de San Age por encima de su hombro. Pero, le parece evidente que se ha tratado a estas figuras, y el hecho de que no absoluto enfatiza alin més el predominio del ensi co del cuadio’ excribe sobre el segundo cuad Bapiinc de seins A bien entendue dans Monsieur Vanloo que ui administre le Sacrement de Baptéme Je les Prétres qui accompagnei des jeunes gens [ri ila pensé ine devoient por IM. Van Loo ha comprendido tan bien la veracidad de la expres uererrepresentar a Agustin ofreciendo el del ee que los sacerdotes oc caper a tno panel bain y que pou sdb en psc dl mato al que a oni a cia fundamental de la maestia expresiva de Van Loo el contraste entre la falta de atencién de los sacerdotes en la cere. ‘monia y cl ensimismamiento de os hombtesarodillados. Sin embargo, slo ‘menciona la represencacién de las pasiones © emociones especifieas come algo aneedético Otro cuadzo 30 de Carle Van Loo expuesto en el Salén de 1753% Saint Charles Boromée (fig. 10), fue muy admirado por la repre. sentacién tan persuasiva del ensimismamiento del santo en la oracién Pero descaria analizar otras obtas de Van Loo, realizadas en los mismos aos, y de caricter diferente. Alrededor de 1754, Van Loo pinté dos cus. dtitos de pequefias dimensiones para Mme, Geofftin y, entre los person jes dramaticos representados, aparecia una figura masculina que vestia, Segiin el pintor y su puiblico, un traje espafiol: me refiero a La Convers Hon expagnole y La Lecture expagnole (ig. 11). Bl primero fue expuesto al Publico en el Salén de 1755%, el segundo no se expuso hasta el Salén de ron famosos cn si época y ambos son ejemplo de la habilidad de Van Loo para introducie en la representacidn de los sujet: Slants, que todavia eran populares en la sociedad. Encyclopédiste una seriedad de intenciones muy apropiada parla época, aunque impercept ble para el gusto moderno. Por falta de espacio, slo me dedicaré a La lee. ture expagnole, El siguiente coment Journal encyclopédigue, con ocasin d de 1761: Mr Carle Vanloo nous ouvre ime lecture Un jeune homme vEt kes reflexions que. =» & dela crainte que. cut fare sur de jeunes jue avec pate avee un ¥ plan elegance du dessin, la vareté & la vivacté de Vexpres ‘xpece de magie des couleurs qui regnent dans tout cet ouvrage, le finimene preceus" [M. Carle Van Loo nas offece un jardin donde vemos « ‘ada a lt lca. Un hombre joven, vestdo con traje espa Pequetio libro. Por la ineensidad de su atencign y lade sus odemos decir que serrata de una nov chan con 1 2 ‘muchachas: est embebida en sus propios pensamientos, y en | placer y miedo igrosaimpresion lesa de exe ya especie de tes ina en toda Ta aba, a convierten en algo in magia de colores que te preciosa. El predominio de la re Lecture epagnole es evidente cobservaciones. El joven que acién que aportan extas ente entregado en su tuxdavte ds absoris Agi. aque escucha mientras cose, estudia detenidamente la imprsin que ka pro- lectura en sus jévenes pupihs. La nina se entetiene con su pajaro ducido. B 1, Carle Van Loo, La Lecture eagle Salon de 1761. San Petersburg, Hermitage ‘mascota. Pero esto no es todo, El hecho de acontece ante sus ojos, observad: smo por la ni ante cualquier cosa que no sea su pdjaro cor “ jones teméticas y estructu- sgnoley euadros como La de los cuadeos expt de Joseph-Marie calavera, un libro grueso y una pluma de ave, va una cesta de mimbre que contiene divers vegetal. Los cxticos concemporincos admiraban el ca bien les intrigaba el propio tema -la accién del erm ‘Nuevamente, vemos en sus comentarios cierta insistencia en por cjemplo, scribe: a7 ‘También debemos tener en cuenta que estos comentarios aluden a los abjetos que rodean al ermitafo,y que son props de scidaden casa ‘madas. Laugier se refiere ala calavera como objeto de meditacién del ermi- ientras que Huguier le des de oraciones que, desde su 1e que Vien no dek en lui mes Estos dos objetos sugieren ideas an opuestas que es sin ofender al especrador. Es la unica disonancia que poderos esta bella obra] Aunque la importancia de estos objetos no or eerencia ss asoiaiones convencionale, sin des 2 para las que se emplean, la calavera y el violin se presentan co funcionales mutuos —instrumentos de ensimismamiento, obj ¢on los qe inca se manne la abstain, ta interpretacidn, que supone la importancia del tema del ensimisma- rmiento en el conjunto del cuadto, estécorroborada por la idea de que el ermi tafio se ha dormido al haberse dedicado a una de las actividades mencionadas: tocar el violin. Huquier hace la misma inferencia cuando sefiale que el ermi- éme au son de son instrument. Siesta afic- interpretar la representacién de un todavia en sus manos?”. plo extemo oun ease limite dee intr ore Eonsye el je central de ete expt, Ea hips require cierta explain, Las actividades es onsideradaspreviaitente supone fa capacidad del ateniin ooo oop, , conscienda. Sin embargo alo largo de acciones automaticas, involuntarias ¢ inconscientes fue- los criticos de comienzos y mediados de la década de 1750 como signos de-un intenso ensimismamiento ys por eso mismo, de axencibn extasiada. En general, hemos concluido que los pintoresfranceses de este periodo deseaba imismamiento de forma cente, por lo que estaban ob 6 lainconsciencia de los personajes su indifer bjeto expecifico de su ensimisms emb bién qued6 LaDi “Augustin contre les Donatises, de Va ia en este contexto. No nicgo que © ‘en que esas diferencias no se como meta oposicién entre ensimismamiento ray ertica francesas del periodo, ensimismamien- toc inconsciencia estén ta jonados —un estado supone al , que introducir algin tipo de oposicién entre ambos carece de sem do, Tampoco paso por alto el hecho de que la representaciin del suet para Garrigues de Froment la con- én de Antiope no es tanto la de wn vrat sommeit cuanto de wne mort. ‘También es revelador que el tema del suefio, entendido en estos térmi- desemperie un. papel fundamental en los cuadros de Grewze de la segunda mitad de la década de 1750, En el Salén de 1755, donde expuso Le 0 smplarse Le Petit Pareseuse ‘contemporiineos, pero to re te alude a las actividad: jén que recuerda a la observ que se dormia tocando en expresaban el punto y alana qi cendormi haya ¢jerc neusie endo al suefio como Le Repos, de Greure los temas dl suefio y el tura semi-emblemétiea y semi-anecd cuadros de Greuze de la segunda mitad de la Euf casts fig. 16) y La Parseuse italienne (ig cen el Salén de 1757, no silo representan el ig. 15), expuesto también en el Salén de fio sino también de forma se estado. Esos estados y del ensimismamiento. intcligibles expresivamer ontexto del predoi ade a época la tin (por orden cronolégic 0s pintores del momento cuya obra manifesta un deseo de representarel ensimismamicno. Si pincores mis importantes de sus respectivas generacionesy difieren sufcientemente entre como para que su interés comin por los temas, estructurasy efetos dl ensimismamiento resulte especialmente sorprendente. En la segunda pa de este capftulo desearia trazar las primeras contexto histirico en el que este interés resulte comprensible enka pintura y idos de la década de 1750 se inscribe aque mn alejamiento de la pineura exq imperado durante u regresar a a severidad, lad y principios estéticos atemporales del a escultura de los Antiguos y-a la pincu icos de los sighos xv1 el siguiente cap izaré una de las manifestaciones mas especificas de la reaccién rococs, el nuev eros la supremacta de la pintura de historia, En segundo lugar, algu- bras de maestros anteriores, consideradas como ejemplos de la pintu paradigmas de ensimismamiento. otras palabras, el del Rococé y la insistencia en el caric- ter ejemplar del gran arte del pasado exigfan que los pintores de la epoca asumieran una tradicién de pintura ensimismada que habla quedado gada al olvido. gran arte del pasado, es d de ciertos maestros c tulo, ncerés 52 15, Jean-Baprine Grew, Le Repo 11759, Coeccdn de S. M. la favorito de Mme. de Carle Van Loo, brado premier peintre du roi. Sin embar ieron en blanco de la critica, «por te inciertas*. En 1753, las dos obras prin- e presenté al Salén tuvieron én ambigia. Sus dttac- cores le reprochaban, entre otras cosas, ifr jes ante las acciones represen ever ds soleil ig. 18) y Le Coucher de sole de caricter alegérico y de grandes dimensiones, considerados hoy en Ino ro dle polo, nidad solar, surge 34 er téemino (..) vemos n sostiene sobre ls aguas. Pe ‘eunda. Abandonadas a su pro Hlegada de Apolo. 2No deberfan i Jaz eon una mirada complaciente?] fade que, vles Néseides qui devroient le ne le regardent pas» (las nereidas, q sa le miran]". La Fone de Sai recibirle con fervor, ni da del se passe sur la sctnes, (En la corte de Tetis abservamos los mismos ue en el cuadro anterior. Nadie presta atencién a k ths nereidas conversan entre la escen: A finales de la década de 1750 y comienzos dela siguiente, la critica cada vez fue més dura con Boucher. Sin embargo, su nombramiento como pre- ‘ier peintre hace sospechar que también debfa tener adeptos. Dos textos del Salon de 1765 de Diderot, un anilisis largo y devastador de la obra de Boucher, son de particular interés: {Cuando hace nitios los agrupa bien, pero los deja retozando sobre las ‘nubes. En tod esta innumerable fn puleda emplear en las acciones reales de la vida, leer escribis, agramar el cisamo. Son naruralezas novelescas, ieales, peque. fos bastardos de Baco Sileno). segundo texto sélo menciona a Boucher al final. Carle Van Loo mue- re en 1765 dejando acabados siete bocetos al éleo de escenas de la vida de San Gregorio”. Uno de ellos, Saint Grégoire diccant ses homélies (fig. 20)”, representaba a San Gregorio que, sentado en su estudio ¢ inspirado por Espiritu Sanco (representado en forma de una paloma que le habla alo dicta a su secretario, Diderot consideraba que este boceto era el més bello de todos: 20, Sogn Care Van Salén de 1765, grabado por M: samto que dicta sus homilias y el el codo apoyado {que esta compesicion sea sublime y que Boucher jams habriaconcibido}. el que transcribe el seereta- o- reeuerda al La Dispute de saint ‘oo. En general, parece evidente que dictant ses homélies como una obra esa r226n, superaba con creces ci6n de la soledad y el silencio de Van Loo con una afirmacién que apare- ce un poco antes del texto sobre Boucher anteriormente citado: « Toutes ses compositions [de Boucher] font aux yeux un tapage insupportable. C'est le plus mortel ennemi du silence que je connoisse; il en est aux plus jolies marionettes du monde» {Todas sus composiciones {las de Boucher] pro- ducen en los ojos un escindalo insoportable. Es el mayor enemigo del silencio que conozco; ha conseguido las marionetas més bellas del mu: do}”. En todos los Salones, Diderot asocia las nociones de silencio y sole dad, que ya encontrat comentarios sobre L'Frmite endormi de Vien y el Repas de Greuze, con los temas y efectos del ensimismamiento. La caracterizacién de las figuras de Boucher como marionetas afirma, efec tiyamente, su incapacidad para concentrarse, elemento fundamental del ensimismamiento". Pero, también kay otras obras anteriores que fueron consideradas ejem- plares en cuanto que paradigmas de ensimismamiento. El grupo principal de figuras de Le Testament d’Eudamidas de Poussin (fig. 21), obra que llegs a tener una importan para los artistas franceses de I décadas siguientes, aparece descrita con estas palabras en un articulo anén mo de 1757: Eudamidas est sur son lit, dans Vactitude ‘maladie (..) Le Médecin est & té dt Ii instans qui ernires volontés, & par me qufelles renfermenc" deun hombre El doctor permanece a su lado con la cabeza ini mostrar su atencién), y sn mano derecha cal Eudamiss, el escaso tiempo que le queda. En No es necesario que comentemos el carécter ensimismado de la tarca del secretario y en el caso del doctor romando el pulso al moribundo (como si escuchara, por asf decirlo), se reconoce entee paréntesis en el pro- Ply tr obra del siglo 201 que’ camibi pateet able despertado admiracién, al menos en términos parciales de ensimismamiento: la serie de cuadros sobre la vida de San Bruno, de Bustache Le Sueus de Paris (figs. 22 y 23)", La Melancolia, de Domenico Feti (fig. 24)®, el cua- dro sobre el ciego Belisario pidiendo limosna, que se atribuia a Van Dyck (ig. 63)", y varios cuadros y grabados de Rembrande. Entre estos ileimos 60 21, Nicolas Poussin, Le Tetament d’Fademides, baci 1650. Gopenhague, Royal Museum of Fine Ans. podemos destacar: Un filésofo en su estudio con escalera de caracol, grabado por Surugue en 1755 con el titulo de El filésafo meditando (Gg, 25)"; Tobie iguérisant li eécité de son pére, grabado pot Marcenay de Ghuy ese n aio con el titulo de Tabias recobra la vista (Hig. 26)" y el aguafuert Six leyendo (fig, 27), un tema que Greuze revomd alrededor de 1763 0 1764 en un retrato de Water, y que este tiltimo realiz6 al aguafuerte tiempo des- pués (fg, 28)". El concepto de ensimismamiento no suele aplicarse al arte del pasado. Pero, tras un atento examen, vemos que los temas que incluyen actividades ensimismadas ya estaban presentes en la pintura anterior y que algunos de los mejores maestros del siglo xV1t los representaron con una intensidad y dad asombrosas: Caravaggio, Domenichino (en La silima com le San Jerénimo), Poussin, Le Sueur, Georges de la ‘Tour, Velazquez, Zurbardn, Vermecr y sobre todo Rembrandt, son los prieros nombres que se me vienen a la mente. En este sentido, fa exitido una tradicién de de forma casi universal alo largo de tod ‘ura ensimismada que se desarro : de forma casi uni dl siglo Xvi" y que, poco después, declind 6 Es evidente que nesstames conocer algo is deen tadicon sus fuentes, s afinidades, sus manifestaciones caracte- festa primera fase de nuestra racién del e samiento no hh ra francesa rococs. a sermon de Raymond Divers @ jecir que ya habia comenzado 3s de género del siglo mente de los Paises 1u6 con Warteau y legs a sup con De Troy, aung =y ottos que no hi 1es ensimismados hacia 1750". Chardin cot 64 1u6 esta experiencia ensimismada evidente en sus n acompafiar a los grabados contempo! (Otros autores han rechazado « que me parecen fundamentales. Primero, es : ii na diferencia de actitud entre los lado, y las escenas ejemplares 66 oven; en Les Oseletes, nos fijamos en el dela joven: yen Le Chiteate de cartes, ndo una distincién entre el punto de vista del espectador (su percepcién del conjunto de kx escena), y otro punto de vis- ta distinto y limitado, el del joven que coloca las cartas en equilibrio. Podemos decir que el contraste entre las dos cartas —una que se muestra al espectador, la otra que esta dada la vuelta epitomiza el contraste entre la superficie del cuadro, que se expone al espectador, ye 68 6 upto, En a La Bul jente ndida en la pun hacerse ante nuestros ojs. En Le Chitean de ssentado en el momento en n-de la distraccién como vehi de cualquier nota moralizante—. Es posi cnsimismami alley parte de estadas y ae del espectador yun espejo bra acabada, a Los datos que tenemos afirman con rotundidad que Chardin, cexplicico durante las décadas de 1730 y 1740 en lo que respecta a los valo- res y efectos del ensimismamiento". En ese sentido, no fue apreciado por sus contemporineos. Su arte fue admirado por la veracidad con que repre- sentaba, «les petits detail de la vie commune» [los pequefios detalles de la vida cotidiana]”, una virtud muy acorde con el género menor que practi- aba, Sin embargo, hacia mediados de siglo, la reaccién anti-rococé ‘comenzé a cobrar fuerza y la ertica comenzé a desear de forma consciente y explicita la representacién convincente del ensimismamiento. Con ello, los cuadros de género de Chardin, incluyendo los de las décadas de 1730 y 1740, aparecieron como unas obras que no sélo satisfacfan ese deseo, si ‘que tambien debian servir como ejemplo fundamental para la pintura'®. El éxito del Dessinateur en el Salén de 1759, una obra bascda en un modelo inventado h, 1738, es un caso muy claro. Otro ejemplo mas explicico seria el Philosophe occupé de sa lecture sos avatares, fue expuesto en el Salén de 1753: una obra que habia sido pintada en 1734, casi veinte jue también habia sido expuesta en imiste dans son oa ydela de 1753, Chardin le cambi por otro que indicaba con mayor cla- ridad el tema del ensimismamiento. Como ya hemos Huquier sf admiraron la representacién tan convincente del ensimisma- Los afios 1750-55 constituyen una ruptura en la evolacién de la pintu- ra francesa. El hecho de que Greuze encontrara su propio estilo personal en. 1755, aunque no viera la luz hasta la primera mitad de la década de 1760, supondré un cambio decisivo en el desarrollo de la pintura francesa. Pero, si queremos captar los verdaderos motivos de Greuze, debemos rechazar (al menos en el caso de La Lecture) los epitetos con que nuestros contemporé- nneos suelen caracterizar a gran parte de su obra: sentimental, emotiva y valoramos estas ideas recurrentes como si fueran lo tinico que des- bra, no podremos deseubrir cudl es la funcién pictorica de ese jsmo, emocién y moralidad, ni tampoco su supuesta manta conspiradora": podemos encontrar una evocacién del ensimismamiento mucho més extrema e insistence en la obra de Chardin, Van Loo, Vien 0 cualquier otro pintor francés de la época'®. ‘Abordaremos este problema analizando una serie de cuadros de Greuze de la primera mitad de la década de 1760 a través de los ojos del mejor eritico de la época, Denis Diderot. En La Piéié fliale (fig. 32), un cuadro que hizo llorar literalmente a los espectadores en el Salén de 1763", yemos a un anciano inmovilizado en un silldn y a su yerno que le ofrece n la comida. El paraltico, conmovido por la amabilidad del joven, expresa jento mientras otros miembros de la familia, profundamente sus tareas para mirar y escuchar. Como suele suceder en las obras de Greuze, las diversas figuras se diferencian psicolé- emocionalmente entre st". Al igual que en Le Péré de femile, el idad de las reac- sas reacciones en una aparece en el texto de Dideror, que defiende la composicién de Greuze natural, que algunos deberian estar propias ocupaciones, que la escena habri mismamiento, Sostiene que Greuze no para poder orquestar toda una secuencia de acontencimiento ndo una situacién de gran carga em idad dramatica. Esta situaci6n era igado a llegar, esas medidas que era necesario adop- wutores actuales hayan condenado a La Piésé filiale hy & la admiraci6n de Diderot como insfpida. tat, la causa de-que ‘como un cuadro a B izados como ejemplos de I propia de la épo- iprovocar ¢ impedir ‘deseaba revelar la 10 de Ja joven en su propio contaba con los formidables sidad del ensimisma Jo cierto, Greuze de Dideror que ants def in con la joven de 1769, El tema sex presencia del espectador aparecen de forma todavia ‘en otro cuadro de 1765, Une Jeune fille qui om baiver par la fenétre, appuyé sur des flenrs, quelle brise, conocido na carta La relcién entre Chardin y decisivo que supuso un lado, e cidn que continué con la representaci6 dare de Chardin. Por otto lado, las alusiones sexuales y la ura narrativo-dramética imismamiento de Greuze, contras- 9 enormemente con la concentracién y «pureza» de Ia representacién de motivos ensimismados por parte de Chat imismamiento es mero resultado de la repesenca dos y activ Gretiz, por el contrario, cl ensimismamiento parece set 10 expecificamente artistico que el pintor se ha visto obligado 2 conscguit y, por asi decilo, a elaborar en sus cuadros™. Todos los procedimientos con Jos que consiguié este efecto sugieren que, a comienzos de la década de simismamiento se identificaba cada vez més con la expresin, 55. El diana y, sobre todo, porque se presenta como el estado que caracteriza a la experiencia habitual de cada dia. Es como un s de la cotidiancidad como tal. La aparente incapacidad de e fen a cotidiancidad de los personajes de Greuze —la impresién que producen de no estar a gusto en exe estado refuerza nuestra conviecién de que Chardin y Greuze representan mundos diferentes". (En est rest ta significarivo que Chardin abandonase casi por completo Ja pincura de igénero hacia 1760, dedicéndose el resco de su vida alas naturalezas mucrtas 5.8 comienzos de 1770, a los retratos a pastel)” Podemos decir a modo de resumen que, en la primera mizad dela déca- dade 1760 c incluso antes, fue necesario adoptar una serie de medidas deli- Iicradas y extraordiarias con el fin de persuadir al pablico contempordnco de {que los personajes estaban ensimismados en el mundo del euadro. Como desaparecerd la represcntacién de la vida cotidiana. Este raugura en el 4mbito de la representicién una serie , en sti Conjunto, constituyen la base ontolégica del consecuenc acontecimienco cap de desapariciones q arte contemporéneo: “Teniendo en cuenta todo esto, contemplemos por tun momento uno de Jos eusdros mas famosos de los primeros afios de la década de 1760: Le Marchande damours de Vien (Salon de 1763"; fig. 37), que ha sido consi- derada tradicionalmente como la obra clave del inicio del Neoclasicismo en Francia ~apreciacin en la que no deseo entrar-'®. La composicin, los ves- tidos y accesorios muestran un esfuerzo de reconstruccién histérica. La dis- 10 parece seguir observaciones reales de modelos vivos, Sino que alude expliciamente a prococipos antiguos. Las figuras estén dis- puestas en un solo plano paralelo al dela superficie del euadro, mientras que Elconjunto de la composicin es de wna claridad casi geomeitica. Las accio- nes y expresiones de las figuras muestran cierta reserva ~frialdad e inmovilis- ‘mo, se ha dicho que los contemporineos de Vien contemplaron como un inspiracién antigua (0 »griegw). De hecho, el lienzo de Vien se pasa en una fuente especifica del arte antiguo —un fresco helenistico del mis- ‘mo tema descubierto cerca de Napoles en 1759, que aparecis reproducido.en 80 un grabado de Nolli publicado en La Antichitt ai Eveolano en 1762 (bi 8), lgnctumog 3 Vier spot Gus ax plblin congci celocac coe oe tanto, podria reconocer su fuente, Ei cualqui 10 sélo expuso claramente esta esto me patece particularmente interesante im quer les différences entte les deux composition entre ambas composiciones)™. En qué co Desde mi punto de vista, Vien serefiere a encién de relaciones y efectos ro de las miradas de los persona preciso. La expresién facial de es de amo- i la ead ee ae establece un contraste marcado, casi amitico, entre la sefora y su doncella por un lado, y la vendedora por otro. Sin embargo, cada tna de las gale del jetpn de Vien mira con atencién a un objetive concret -dora escruta atentamen- tee rostro de su eats del cuadro, como un amorillo que flota en miracla con su compariero Me tefiero concretamente a la dign atencién abstraida, casi rozando la in de las figuras principales, i entre los dos amorcillos. Todo ello y abierta a un iene y forma un sistema cerrd yal mundo del espectador"”. Es posible que el caricter antiguo del cuad, yen ese sentido manifiestamente estético, que desde el principio se ha pre- Sentado como una obra de deliberado antficio, sea el responsable del catie- hetmetico de esta estructura crrada y autosuficiente condiciones que ya no favorecian este tipo de represen Lat Pidté filiale, Grewze se ha visto obligado a enfatizar la intensidad de los esta- dos emocionales de los personajes draméticos para poder representar su asla- miento dentro del cuadro, En La Marchande d'amours, tal y como he inten- tado demostras, para conferir un significado ensi ‘entre las figuras principales relativamente tenue temente antitética, vienen a ser las dos caras de una misma moneda, dos expresiones complementarias de un tinico estado de cosas Espero que haya quedado claro que la evolucién de la represent | espectador. En el artede Chardin, esta necesidad esté casi siempre imp| cita: era suficiente con de un espectador y representar he interpretado como signos de ensimismamiento, muestran que el propio Chardin no olvidaba que sus cuadros serian objeto de la mirada, Sin embar- eran los medios para lograr este fin. Des ce que la presencia del espectador amenazara con distraer a draméticos de su concentraci6n en estados y actividades cotid artista se hubiera visto obligado a neutralizar la presencia del especrador en favor del ensimismamiento de sus personajes en el mundo pict6rico. (Podemos esgrimir un argumento similar respecto a La Marchande damours 86 Museum, de cf mundo pictérico es la evidencia de un artificio, y parece que Vien quiso que fuera 239) Por tanto, os elementos caracteristicos del arte de Greuze que tanto han desagradado al gusto actual y que suelen atribuirse a un desco por compla- ia pudiera distracr la consciencia as embargo, parece que esta m conmovid profundamente a los contemporineos de Greuwz ‘mo de emocionarles ance el cuadro: una paradoja que der yectador como agente potencial de ante de esta prok exndros expuestos ‘mendigo ciego con su perro, pero no representa una actividad 0 condicion que es pos la actitud del mendigo pueda contem- rn que escucha pacientemente). Sin embargo, me representacin de la ceguera de L/Avewgle de Chardin que va mas allé de la representacién del mendigo garantiza su inco! ara mejorar I revela el caricter de su rel fuera mucho més ajena a fa que est ia del espectador utilizando el tema de la convincente del er de acciones o expres

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