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Guillermo Coronado

Kepler y el misterio del Cosmos

Summary: This paper deals wuh the concep- mulación de tan maravilloso descubrimiento, Ke-
tualstructure behind Kepler's proof of the coper- pler dice:
nican heliocentrism - Mysterium Cosmographi-
cum, 1596. The theological, mathematical and as- "La Tierra es el círculo que es medida de todo. Circuns-
tronomicalpremises which provide the basis for crfbele un dodecaedro. El círculo que lo circunscriba se-
theproof are considered. Mainly, it is considered rá Marte. Circunscribe a Marte con un tetraedro, el cír-
the relationship between the five regular bodies culo que lo comprenda a éste será Júpiter. Circunscribe
a Júpiter con un cubo. El círculo que comprenda a éste
and the number of planets. The paper ends with a
será Satumo. Ahora inscribe en la Tierra un icosaedro.
reference to Kepler's view about empirical data El círculo inscrito en éste será Venus. Inscribe en Venus
whichis very useful for understanding his ulterior un octaedro. El círculo inscrito en él será Mercurio. Tie-
scientificthought. nes la razón del número de los planetas." I

Ahora bien, se debe preguntar el por qué se


Resumen: Este trabajo trata de la estructura asume un misterio del cosmos. y cuáles son los
conceptual tras la demostracián kepleriana del presupuestos que permiten a Kepler el hallazgo de
heliocentrismo copernicano -Misterio del Cos- su solución.
mos, 1596. Se consideran las premisas teolágicas, El misterio remite a la necesariamente admira-
pitagóricas y astronómicas que sirven de base a ble proporción de los orbes celestes, es decir, a la
laprueba. En especial, se trata de los cinco polie- forma en que está organizado el cielo. Y a las ra-
dros regulares y del número de los planetas. El zones por las que este cosmos tiene tal proporción
trabajo cierra con una referencia al papel de lo y estructura. Por ello, Kepler expresa:
fáctico, según Kepler, que hace comprensible su
pensamiento científico posterior. ''Tres cosas había en concreto sobre las-cuales yo insis-
tentemente quería saber por qué eran así y no de otra
manera: el número, la magnitud y el movimiento de los
orbes. "2

1 Para Kepler, ello es sinónimo de la concep-


ción astronómica planteada por Nicolás Copérni-
En su primera obra astronómica, el Mysterium co en 1543, en su De revolutionibus orbium coe-
cosmographicum, fechada en 1596, - en particular lestium, a saber, el heliocentrismo. Y lo es, pues-
en su introducción denominada Primer Prefacio al to que es la teoría que ha asimilado como parte
Lector -, Johannes Kepler (1571-1630) ofrece una de la enseñanza recibida de su maestro Michael
apretada síntesis de la clave que resuelve el miste- Maestlin (1550-1631) en la Universidad de Tu-
rio del cosmos. Citando de memoria su propia for- binga. En efecto, el joven Kepler quien estudia

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIII (81),137-142,1995


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teología, como carrera principal - en terminología saber, las realidades matemáticas de lo curvo y lo
de hoy en día -, también se adentra en el mundo recto, que condicionan la razón de ser última de la
de la matemática, la astronomía, y la filosofía de creación. Todo ello en una grandiosa síntesis de lo
la naturaleza en la cátedra de Maestlin, lo cual si- cristiano, pitagórico y astronómico, en el sentido
ginificaba familiarización con las concepciones clásico de lo circular y uniforme, que no tiene pa-
pitagóricas y copernicanas, como novedad, pero rangón en la historia del pensamiento astronómico.
también las tradicionalmente aristotélicas. Lo re- Pero sobre el Esquema de La Demostración
conoce de manera directa: Fundamental, que sí contiene la prueba a priori, o
en palabras del final de la cita anterior, prueba
"Desde que, en Tubinga, hace seis años trabajaba bajo metafísica, se tratará más adelante.
la dirección del esclarecido Maestro Michael Maestlin,
yo estaba preocupado por las múltiples dificultades de
las concepciones usuales del mundo y me complacía de n
tal modo con Copérnico, de quien aquél hacía muchas
menciones en sus lecciones, que no sólo defendía yo "Es mi intención, lector, demostrar en este pequeño li-
frecuentemente sus opiniones en las disputas de los can- bro que el Creador óptimo Máximo, al crear este mundo
didatos en física, sino que yo mismo escribí una meticu- móvil y en la disposición de los cielos se atuvo a los
losa disputatio sobre el primer movimiento, para mos- cinco cuerpos regulares que han sido tan famosos desde
trar que surge de la revolución de la Tierra. Entonces yo los días de Pitágoras y Platón hasta los nuestros y tam-
llegué a adscribir a la propia Tierra el movimiento del bién que en la función de su naturaleza ajustó su núme-
Sol, pero mientras Copérnico lo hizo con argumentos ro, sus proporciones y la razón de sus movimientos".•
matemáticos yo lo hice con argumentos físicos o, mejor,
metafísicos." )
Con la precedente afirmación, Kepler hace re-
ferencia a la clave que ilumina la manera en que
Para volver al heliocentrismo copernicano, tal
están ordenados los planetas, lo cual es central en
misterio supone el preguntarse por la razón del
la presente exposición.
Sol como centro, de la esfera de las estrellas fijas
No obstante, no se puede dejar de lado que ese
como periferia y del movimiento de los planetas,
mismo Creador óptimo Máximo, o Dios-geóme-
incluyendo entre ellos a la Tierra. En especial, en
tra, utilizó la forma perfecta de lo curvo, es decir,
el caso de los planetas, se debe inquirir acerca del
la esfera, para establecer la forma del todo del
número de los mismos, puesto que el heliocentris-
Universo. Esfera que define un cosmos único, fi-
mo modifica una creencia astronómica de muy
nito y bello, en el mejor de los sentidos de la tradi-
viejo abolengo, a saber, la existencia de siete cuer-
ción cosmológico-astrónomica clásica. Que expre-
pos celestes. No obstante, es bien sabido por el jo-
sa la profunda simetría entre el Universo y la Tri-
ven Kepler que el sistema copemicano reduce ese
nidad, en el sentido kepleriano. En efecto, así co-
número a solamente seis, rebajando la categoría
mo Dios es uno y trino, según el dogma de la fe,
de la Luna a simple planeta secundario, esto es,
el Mundo o Universo es uno (esfera finita) pero
que no se mueve directamente alrededor del Sol.
también es trino pues contiene tres regiones radi-
Luego se le denominará satélite. Y esta es una
calmente diferenciables: el centro, la periferia y el
muy interesante arista de la estructura del Univer-
intervalo entre ambos. Es más, la comparación en-
so, pero es una verdad establecida simplemente a
tre ambas tríadas es inmediata: el centro (Sol) es
posteriori en la reorganización copemicana de los
al Dios Padre, como la periferia (firmamento es-
cielos.
trellado) es al Dios Hijo, y el intervalo (región de
Los presupuestos emergen de lo antes expuesto
los planetas) es al Dios Espíritu Santo.
relativo a la formación intelectual de Kepler, si se
hace énfasis en la teología cristiana, con su con-
"Lo que me enardeció para esto fue la maravillosa ar-
cepción fundamental del Dios creador, por una monía de las cosas inmóviles, el Sol, las estrellas fijas y
parte, y de la estructura matemática (en especial el espacio intermedio con Dios Padre, Hijo y Espíritu
geométrica) de la naturaleza, propia del pitagoris- Santo, semejanza que yo aún seguiré investigando en
mo, por la otra. La solución al misterio del cos- Cosmographia".'
mos, en consecuencia, debe encontrarse a partir
de la idea central de un Dios creador-geómetra. Y Por supuesto, Kepler asume al Sol como cen-
de los materiales conceptuales a su disposición, a tro en virtud de su aceptación del heliocentrismo
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copernicano,pero al mismo tiempo profundiza di- Multiplicidad de los cinco poliedros, que expli-
cha aceptación puesto que solamente el Sol podría ca la multiplicidad de movimientos, proporciones
compararsecon la Divinidad. y orden de los planetas. Estructura matemática
En efecto, en obra póstuma, pero que se dice que se impone y también se descubre en el cosmos
remite a las consideraciones de juventud, tal co- creado.
mo la cuestión disputada en Tubinga, se dice lo Pero ¿cómo se puede tener confianza en un
siguiente: planteamiento de tal naturaleza? Kepler lo justifi-
ca en los siguientes términos:
"Enprimerlugar-que por ventura no lo vaya a negar un
ciego-el cuerpo más excelente del universo es el Sol, "Para Dios hay, en el mundo material entero, leyes ma-
cuyaesenciatoda no es otra cosa que la luz más pura, a teriales, números y relaciones de especial excelencia y
la queningunaestrella puede compararse. Sólo él y él del mayor orden apropiado ... No intentemos, pues, des-
soloes el productor,conservador y calentador de todas cubrir más del mundo inmaterial y celeste que lo que
lascosas;es fuente de luz, rica en fructuoso calor, la Dios nos ha revelado. Esas leyes están dentro del ámbi-
másbella,límpida y hermosa a la vista, fuente de vi- to de la comprensión humana; Dios quiso que las reco-
sión,pintorade todos los colores, aunque en sí misma nociéramos al creamos según su propia imagen, de ma-
librede color. Se lo llama rey de los planetas por su nera que pudiéramos participar en sus mismos pensa-
movimiento, corazón del universo por su poder, ojo del mientos. Porque ¿qué hay en la mente humana, aparte
mundopor su belleza. Sólo a él deberíamos juzgar dig- de números y magnitudes? Es solamente esto lo que po-
nodelAltísimoDios, si Dios quisiera un domicilio ma- demos aprehender de manera adecuada; y si la piedad
terialdondemorarcon los santos ángeles..." • nos permite decirlo así, nuestro entendimiento es, en es-
te aspecto, del mismo tipo que el divino, por lo menos
Hasta aquí se ha establecido la razón de dos de en la medida en que podemos captar algo de Él en nues-
los inmóviles del Universo uno y trino: el centro- tra vida mortal. Solamente los tontos temen que haga-
Sol y la periferia-firmamento. El tercero de ellos mos al hombre divino al decir esto; porque los desig-
es la región intermedia, inmóvil en sí pero ámbito nios de Dios son impenetrables, pero no lo es su crea-
ción material." 7
de los movimientos planetarios.
Movimientos planetarios de naturaleza circular
Kepler establece la conmensurabilidad entre la
y uniforme, esto es manifestación de Io curvo, pe-
mente humana y las leyes de la naturaleza. Y el
ro movimientos múltiples dado que hay varios
puente para establecer dicha conmensurabilidad es
planetas y sus movimientos son diferenciables. En
el hecho que en la naturaleza, por efectos de la ac-
consecuencia, lo curvo no puede ser o expresar la
ción creadora, hay realmente relaciones matemáti-
razón última del número y movimientos de los
cas, por una parte, y que la mente humana funcio-
planetas. Lo curvo perfecto, la esfera, es uno y
na a partir de números y cantidades, por la otra.
único pues todas las esferas son cualitativamente
De manera más fundamental, Kepler asume una
idénticas.Se requiere una razón de multiplicidad.
equivalencia entre el entendimiento divino y la
Kepler introduce lo rectilíneo más perfecto, be-
mente humana, al menos en esta dimensión del
llo y sublime para proporcionar la clave o explica-
conocimiento natural, pues en esta dimensión del
ción a priori (metafísica y no solamente astronó-
conocimiento así él lo estableció. En otros ámbi-
mica)de los seis movimientos planetarios propios
tos de la actividad divina puede ser que sus desig-
de la concepción heliocéntrica de Copérnico. Es
nios sean impenetrables, pero no en la creación
decir, de la multiplicidad de los movimientos o
material y en el correspondiente conocimiento hu-
trayectorias planetarias.
mano de la misma.
Ahora bien, hay seis planetas y no siete pues
En consecuencia la mente humana, por medio
los poliedros regulares son cinco y solamente
de la ciencia, puede establecer verdades plenas y
cinco como los pitagóricos establecieron con ne-
definitivas. Cuán lejos se coloca el planteamiento
cesidad apodíctica en el siglo IV A.C. En sínte-
instrumentalista de Osiander al que tanto Tycho
sis, lo rectilíneo perfecto y bello, contexto pita-
como Kepler denunciarán como falsa interpreta-
górico-platónico, permite entender la multiplici-
ción del heliocentrismo copernicano. Por el con-
dad de movimientos planetarios, pero no como
trario, nuevamente se abre el camino hacia la in-
dato irracional sino como manifestación de la
terpretación realista de la ciencia tan crucial para
estructura matemática del plan divino del Crea-
el pensamiento moderno.
dor-geómetra.
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111 determinan los senderos del movimiento y la ra-


zón última de número de los planetas.

"Tenemos orbes mediante el movimiento y cuerpos "Por lo cual, si alguien me preguntase por qué sólo hay
sólidos mediante número y magnitudes; nada falta si- seis esferas móviles, respondería que porque no son
no sólo que digamos con Platón "Dios siempre geo- precisas más que cinco proporciones. que son el mismo
metriza" y en esta fábrica de móviles inscribió a los número de cuerpos regulares en las matemáticas. Y seis
cuerpos sólidos dentro de esferas y a las esferas den- superficies externas bastan para comprender este núme-
tro de sólidos. hasta el punto de que ningún cuerpo ro de proporciones." •
sólido quedase sin vestir por dentro y por fuera me-
diante orbes móviles." •
En efecto, si se parte del orbe de la Tierra, que
Fiel a las ideas centrales de la astronomía clá- de algún modo debe ser privilegiado puesto que es
sica que ha bebido en las fuentes de Maestlin, el hogar de nuestra especie, creada a imagen y se-
Kepler asume la idea de los movimientos circu- mejanza del Creador, se puede establecer un arre-
lares y uniformes de las estrellas móviles. De glo de los poliedros regulares de tal forma que jus-
hecho, expresa que puesto que los planetas po- tifiquen no solamente el número sino también la
seen movimientos debieron haber recibido orbes distinción entre planetas exteriores e interiores en
redondos, lo que puede interpretarse como la su- relación con la Tierra.
posición de la existencia de las esferas cristali- Lo segundo se entiende por la correlación que
nas tradicionales. Ciertamente, Kepler lo aclara Kepler establece entre planetas exteriores e inte-
en la segunda edición de su texto en 1621, en es- riores, por una parte, y poliedros primarios y se-
pecial, por la observación que le hizo llegar Ty- cundarios, por la otra. Según el heliocentrismo,
cho Brahe, quien las había rechazado por diver- planetas exteriores son Marte, Júpiter y Saturno
sas razones, astronómicas y físicas, en tanto que los que con sus orbes envuelven al orbe terrestre,
apunta que lo que entendía por estas orbes es y los interiores son Venus y Mercurio, que son en-
más bien espacios en los que se realizan los mo- vueltos por el movimiento de la Tierra. En el caso
vimientos continuos de los cuerpos celestes mó- de los poliedros se puede insistir en la clasifica-
viles. No obstante, parece razonable, para la pri- ción de primarios de acuerdo con el tipo de caras,
mera edición del texto, 1596, como se apuntó equiláteras, cuadradas y pentagonales, o secunda-
antes, que la circularidad sea tomada en un sen- rios por el número de las mismas cuando coinci-
tido mucho más estricto o fuerte. den con una de los primarios. En consecuencia se
Esferas y planetas que conforman el intervalo tiene que poliedros primarios son el tetraedro (ca-
entre el centro de la esfera del cosmos, en el que ras equiláteras), el hexaedro (cuadradas) y el do-
se coloca el Sol, y el firmamento estrellado, ámbi- decaedro (pentagonales); secundarios son el octae-
to de las innumerables, probablemente infinitas dro y el icosaedro que repiten las caras equiláteras
estrellas fijas, es el objetivo de la explicación ke- del tetraedro. Por supuesto, el tetraedro se le colo-
pleriana, que resuelve la cuestión del número y ór- ca en el grupo de los primarios por referencia al
bitas de los cuerpos celestes móviles. De hecho, principio de simplicidad.
apunta que la divinidad pudo dar razón de ambos El descubrimiento a posteriori de Copémico es
extremos por referencia exclusiva a lo curvo, pero justificado a priori por esta propiedad matemática
que para los planetas, conjunto finito, pequeño y de los poliedros y por la acción geométrica del
perfectamente establecido, se debe recurrir a la in- creador.
trínseca pluralidad de lo rectilíneo, y en particular, Lo primero, la cuestión del número, se resuelve
a la pluralidad privilegiada de los sólidos platóni- si, de manera didáctica, se colocan a partir de la
cos, como se señaló más arriba. órbita terrestre el dodecaedro que la circunscribe
De manera más específica, la clave de este pro- pero que también es envuelto por un círculo que
blema del número y orden de los planetas, radica define la trayectoria del siguiente planeta exterior,
en la existencia matemática de los cinco poliedros a saber Marte. El círculo de Marte igualmente es
regulares, que además poseen la propiedad de cir- circunscrito por un poliedro, el tetraedro, que sien-
cunscribir y ser inscritos por círculos o esferas. Lo do envuelto por otro círculo o esfera, determina la
que permite que todos y cada uno de ellos pueda trayectoria de Jüpiter. Colocado el último de los
ser vestido por dentro y por fuera por orbes que poliedros primarios en tomo al orbe de Júpiter, el
KEPLER Y EL MISTERIO DEL COSMOS 141

hexaedro, se define la última de las trayectorias por derecho pleno de la comunidad científica
circulares. Por otra parte, a partir de la trayectoria moderna.
circular de la Tierra, nuevamente tomada como la Prueba de ello es el siguiente texto de una
atalaya principal, "nuestra Tierra, suma y compen- carta dirigida por Kepler a Herwart von Hohen-
dio del mundo entero y la más digna de las estre- burg, en el año 1599, y en el cual hace claro én-
llas móviles". \O se tiene que ella envuelve al ico- fasis sobre la relación que debe darse entre las
saedro y engloba al orbe de Venus. Finalmente, el especulaciones a priori y los hechos o evidencia
octaedro circunscrito por Venus, inscribe una últi- experimental.
ma esfera que determina la trayectoria de Mercu-
rio, el más interior de los planetas. En esta recons- "Habría concluido mi investigación sobre las armonías
trucción didáctica de la cuestión se ha utilizado la del mundo si la astronomía de Tycho no me hubiera fas-
totalidad de los cinco poliedros y se han definido cinado tanto que casi estaba fuera de mí; todavía me
seis y solamente seis orbes o esferas que corres- maravilla lo que podría progresarse en esta dirección.
Una de las más importantes razones de mi visita a Ty-
ponden a los seis planetas copernicanos. Y todo
cho fue el deseo, como sabes, de aprender de él figuras
ello armónicamente definido por lo rectilíneo per- más correctas de las excentricidades para examinar mi
fecto, los poliedros, colocados entre el centro y la Mysterium y las Harmonice mencionadas para compa-
periferia de la esfera total del Cosmos, representa- rarlas. Porque estas especulaciones a priori no deben
ción de la Divinidad. entrar en conflicto con la evidencia experimental; más
Por supuesto, la razón última es la necesidad bien, deben de estar de acuerdo con ella".12

matemática en la creación divina, guiada por la


bondad del agente creador que según su propia au- Ahora bien, esta actitud de Kepler no es sim-
torregulación produce lo más bello posible, de plemente una consideración teórica, sino una deci-
nuevo en la mejor de las tradiciones del Timeo de sión tan pragmática que ha regido muchas de sus
Platón. acciones a partir de la publicación del Misterio del
No queda más que reproducir las palabras de Cosmos, en especial la búsqueda de contactos con
Kepler: el astrónomo danés, que por aquel entonces ya se
encuentra en la corte de Rodolfo Il, en Praga.
"Pues, qué se podría decir o imaginar más admirable, Lo que tiene maravillado al joven Kepler, es el
más apto para persuadir que: aquello que Copémico es- tesoro de observaciones de gran exactitud que Ty-
tableció por observación, a partir de los efectos, a poste- cho ha acumulado en sus años de trabajo en su is-
riori, como un ciego afirma sus pasos con el bastón (co- la-observatorio en el Báltico, el Castillo de los
mo solía decir Rhetico), en una conjetura más afortuna-
Cielos. Observaciones que han establecido nuevos
da que fiable, y hasta creyó que las cosas eran así, todas
estas cosas, digo, sean deducidas como perfectamente criterios metodológicos, tanto por su exactitud co-
establecidas mediante razones a priori, a partir de cau- mo por su completitud, y por la impresionante ca-
sas, deducidas de la idea de creación." 11
lidad y tamaño de los instrumentos empleados.
Niveles de calidad en el establecimiento de los he-
chos astronórnicos que están absolutamente fuera
del alcance del joven teórico, de gran capacidad
IV matemática y filosófica, pero completamente des-
provisto de equipo astronómico, como se despren-
Hasta aquí el planteamiento kepleriano es de de de su carta a Galileo, en 1597, que se reprodu-
características tan exageradamente pitagorizantes ce en lo pertinente.
que es de suponer una total asintonía con la men-
talidad moderna. Y ello podría explicar la falta de
"Quisiera rogarle ahora que hiciese una observación.
resonancia de muchas de las propuestas teóricas
Como no poseo ningún instrumento me veo obligado a
del gran astrónomo, no solamente en su tiempo si- dirigirme a otros. ¿tiene usted un cuadrante que señale
no en épocas posteriores. Sin embargo, dicha falta los minutos y los cuartos de minuto? Si es así, observe
de concordancia con lo moderno no es real, y por usted, por favor, hacia el19 de diciembre la altura míni-
el contrario, Kepler mantiene una concepción del ma y máxima de la estrella media de la Cola de la Osa
valor de la experiencia y su crucial función en la Mayor... observe usted asimismo, por favor, hacia el 26
valoración de las teorías, que más bien lo presenta de diciembre las dos alturas de la Estrella Polar. Y la
como extraordinariamente moderno y miembro primera estrella obsérvela usted, por favor, hacia el 19
142 GillLLERMO CORONADO

de marzo de IS98 en su altura hacia la media noche, la importancia significativa. Ello, sin embargo, se
segunda, hacia el 28 de septiembre, asimismo a media considerará en el futuro.
noche. Si, como espero, se revelase entre ambas obser-
vaciones una diferencia de uno o dos minutos o incluso Notas
de 10' a IS', sería la demostración de algo de gran
importancia para toda la astronomía. Si, en cambio, no
1. Kepler, Johannes. El secreto del universo. Ma-
existe ninguna diferencia seremos merecedores ambos
drid: Alianza Editorial. 1992. Pp, 70. Citado a partir de
de la gloria de haber descubierto un importante proble-
ahora como M.C., por Mysterium cosmographicum.
ma (el de la paralaje de las estrellas fijas), que hasta
2. Kepler. M.C., pp. 66.
aquí no había advertido nadie... Que Dios le guarde y
3. Kepler, M.C. pp. 6S-6.
contésteme una larga carta"."
4. Kepler. M.C. pp. 6S..
S. Idem.
Es esta conciencia de la importancia de los da- 6. Citado en Burtt. La fundamentacián metafísica de
tos, de lo cuantitativo, lo que le permitirá a Ke- la ciencia moderna. Buenos Aires: Editorial Sudameri-
pler, en los años venideros, replantear totalmente cana. 1960. pp. 61-2.
los fundamentos de la astronomía. Dicho replan- 7. Kepler. Carta a Herwart von Hohenburg, lS99.
teamiento se efectúa en el contexto del problema Citada en Crombie, Historia de la Ciencia. vol 2. pp.
de la órbita de Marte, problema que le plantea Ty- 170-1. Madrid: Alianza Editorial. 1974.
cho Brahe en 1600, y cuya solución aparece en 8. Kepler. M.C., pp. 96.
1609, en la Astronomía Nova. Solución en térmi- 9. Kepler. M.C. pp. 96-7.
10. Kepler. M.C. pp. 105.
nos de las dos leyes del movimiento de Marte y su
11. Kepler. M.C. pp. 96.
abandono de la circularidad y uniformidad. Marte 12. Kepler. Carta a Herwart von Hohenburg, 1599.
no se mueve ni circularmente ni uniformemente. Citada en Crombie, Historia de la Ciencia. vol 2, pp
Los círculos que encajan en los intervalos defi- 170.
nidos por los poliedros regulares no son la expre- 13. Kepler. Carta a Galileo. Graz, 13 de octubre de
sión del movimiento planetario, pero la clave del 1597. Tomado de Kepler. Inter Nationes. [Textos toma-
universo no debe abandonarse radicalmente. Para dos de Baunmardt, Carola. Kepler, Leben und Briefe.
Kepler sigue siendo un elemento heurístico de Munich: Wiesbaden, 1953].

Guillenno Coronado
Escuela de Filosofía
Universidad de Costa Rica
San Pedro M. de Oca
Costa Rica

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