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JESUS OLAYA LAVERDE"

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BOGOT Á.
Ull'RF.'óT.\ DE Y.\POll DE ZAI.,"U:A H1':RMANOI\.
I
1682.

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Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
INFOR,l\IBJ.

J'RESEKTADI) POR EL nOC'l'uR JBRrS OLAYA I,AVERDE,


MIEMBRO y SECRETAmO DE L .••. SOCiEDAD 1)1-; ~IEDICINA y CIENCI.4S
NATUHALES, y Lf~IDO EN LA SESIO", SOLDI.Kt; '.\U:¡': 'fUVOLUGAR
t~L 25 DE ~()YI1UlllnE DE 1.882.

-"_~"'-'''''''''''''V'" ••••. ..r..r ..••.•"_ .• -_~'_

El Heglarnento <le vuestra corporacioll impone un deber


que ya es tradic,ional: el Se(:retarip de ella al terminar el período
de sus funciones, dehe informaws por eserilo t~n c"te acto solem-
.ne, tic los tmhajt)~ (lue (Iumnte t'l ailo han ocupado vuestra
atcncioll : es esta la Última labor d(~ :<Ucargo, pero 110 la ménos
ardua. Comprendiendo las dificult;llks qUf~ encierra, 110 llego á
rendir la. tarea, que hoy me toca, ~ill una profunda desconfia~
de llenar ellal dcsco, tan grave obligacion. Con todo, la beneY~~-
leneia vuest.ra, <¡ue conozco y demando, me anima á hacerlo, con
la seguridad de que excusareis sus imperfecciones.
Trazaré cn e:,;te informc la rnareha de los asuntos generales
que os han ocuptlllo, y sus definitivo,.,; resultados; enumeraré los
trabajos varlicularc:-; de importancia que se os han relIlitido;
citaré, como es justo, los nombres de sus autores; no. y haré
los esfuerzos hechos para el adelanto de la Sociedad, mostran~o
las aspiraciones qllP os glllan y los resultados lisongeros que
prumeten.

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Preocupados nuestros legisladores con el desarrollo frecuente
en nuestro suelo de enfermedades epidémicas traidas al litoral
por el tráfico marítimo, dictaron por la ley 48 del aílo último,
providencias para que el Ejecutivo nacional establezca cu~ren-
tenas en nuestros puertos; y el encargado de éste á la sazon, en
su deseo de darles pronto cumplimiento ajustándose á lo que la
ciencia médica á esc respecto dicta, demandó de nuestra Socie-
dad consejos y adve~tencias que sirviesen dc ilustracion á sus
determinaciones en el asunto. Moviéndola un deber pat.ri6tico y
humanitario, ella aceptó el delicado encargo con que se le hon-
raba, y nombró para llenarlo una comision que estudiase la
materia y redactase lo conveniente. El distingu;do profesor Ma-
nuel Plata Azuera fué designado para dcsempcflar tal eomision,
y la Sociedad tuvo la satisfaccion de ver en el proyeeto resolutivo
por él presentado, conceptos y reflexiones perfectamente acordes
con la comun opinioll de ella. }~n efecto, el establecimiento de
cuarentenas en los puertos de la República, no puede verse s610
á la simple luz de las condiciones nocivas en que se hallen las
naves que á ellas arriban; es de todo punto imprc:'>cindiblc con-
siderar los muchos y variados intereses quc se afectan al orde-
n~rlas : no hollar las disposiciones constitucionales y legales que
rigen en el país, no perturbar el curso ordinari.) y fácil del
comercio con inútiles medidas, ni alejar por ellas COIl pe/judi-
~iales retardos Ú los que vienen á nuestras costas á estrechar
nuestras relaciones mercantiles con los demás puehlos del globo,
son datos que no podian desecharse en tan delicada resolucion.
El profesor Plata Azuero no perdió de vista ninguna de estas
consideraciones, y redactando un infimne de acuerdo con ellas,
]0 present6 á la Sociedad en la sesion del 27 de Octubre de
1881; discutido en ella, [ué adoptado unánimementE; con leves
modificaciones, y remitido al señor Secretario de Gobierno para
conocimiento del Ejecutivo federal.
Otra tarea ha ofrecirlo el mismo Poder á esta Sociedad, y

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con eUa el nuevo honor de concurrir con sus observaciones:.:al
esclarecimiento de las dificultades científicas que han ,embtmti::
zado la administracion pública. Sabido es (lue el Gobier~o naCio~--
nal celebró un contrato con don José Cárlos Manó, que obligaba
á éste {¡, explorar el Estado del :Magdalena y estudiar las rique-
zas botánicas y geolúgicas en que aburHla aquella comarca colom-
biana. Al retorno de su cxcursion, el serior Manó remitió al
Ejecutivo, junto COIluna rebcion de 1';1lS estudios en el asuñto,
varias muestras millf~ralógicas por ~l colectadas en los sitios quP,
habia recorrido. Una y otras quiso el ciudadano Presidente some-
ter á la consideracioll de pru!i:.sorcs qUl-\ entendiesen la materia, y
{¡, tal fin las envió á nucstro cllnrpo. Para llcnar cumplidamente ese
encargo, designó Úte á trcs miembros dl~ ioiU Reccion de Ciencias
Naturales, los cllal[~s desplll'~ (le UIl Illaduro exámen del asuntQ,
han presentado ell un infimlíC los conecplos que les han sujerido
aquellos trabajo:,. Alln no ha sido rl'lllitidd ese informe al Poder
Ejecutiyo, pel'tl lo :,crá tan lllt~go conlO se huya complementado
con nuevo~ dutos (1111'0 han Y"llido Ú 1l1¡lllO_~tl(~la Sociedad,
Estos do;;; It(~cho~, cuya historia os acabo de referir some-
ramentc, nwrp.ccn una espccial atcIlcion de vuestra parte; pue~
mostrando la confianza que ~!~ abrigo' p,n la discrecion y compe-
tencia científica d(~vosotros, n~ve1an 10<; Útilp.s servicios que puede
prestar al pni~, ll11c:-.traasociarion, en no raras ocasiones; la senda
á que acbp. encaminar ~ll::-:f>:,fllerzos, y la hOllra, en fin, que habrá
de recoger para sí y para la patria, pr:rscverando en sus tareas.
Jóvcn como cs nuestro pai", i'e n~f;ciellte Ú ealla paso de inexpe-
riencia en sns empresas; se ve explotado pUl' la audacia de espe-
culadores á <illienp.s se da le
por la deslulIlhrante fraseología C011
que hablan de lo mismo que ignoran, y sacrifica SllS recursos y
empeña su lligllidad, para l-ccugcr d amago fruto <le sus espe-
ranzas y buena te hurladas. Para poner al pais en guarda de
tales insidias, claro est{L que ofrece grancle importancia el man-
tenimiento de cuerpos científicos, cuyos miembros aunando sus
esfuerzos, estén en aptitud de indicar lo mÚs acertado en puntos
de su competencia. Tal es una de las miras á que debe tender
nuestra Sociedad, y {¡, que seguramente tiende, con provecho
propio y del pueblo de Colombia.

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n
En )a sesion ordinaria del 19 de .Julio del corriente ano, á
propuesta del doctor Nicolas Osorio, la Sociedad se ocupó, palla
coadyuvar útilmente á combatir la epidemia de viruela que ha
azotado y aún azota á esta capital, de discutir la manera de
conservar mejor el virus vacuno y de generalizar su propagacion.
El hábil iniciador de esta idea opinó por la creacion de una
oficina, destinada á tal ohjeto, é invigilada por inspectores que
asegurasen su huena marcha.
La proposicion fué acogida como dehia ser, con caluroso
entusiasmo, y dándosele mayor extension, segun lo propuso el
doctor 13ernarilino l\~{edina; pues en concepto de est.e profesor,
debe crearse una Junta de Higiene que se ocupe de estudiar las
medidas adoptables en ese ramo, para beneficio del pais por el
mantenimiento de h;, salubridad pública .
. De seguro no es liviana labor la que á ese iin emprenderá
la Sociedad: así lo tiene ella entendido, pues no es de un dia el
darIe cumplido término; pero sus miemhros han resuelto no
desmayar por eso en sus propósitos. Si como es creible, los dias
de vida con que 105 actuales puedan contar, bastarian apénas
para desempeñar medianamente esa tarea, cun ello habrán
llenado su deher. Dl~ lo que ellos hicieren podrán servirse para
dar cima á la obra comenzada los hombres que han de sucederles
en sus puestos y guardar la consigna científica de que es depo-
sitario nuestro cuerpo.

III
A fines del último año y á principios del presente, mién-
-tras la viruela recorria la altiplanicie de Bogotá y valles eircun-
"ecinos, devastando campos y ciudades, y poniendo la consterna-
don y el desconsuelo en todos los corazones, las poblaciones
ribere:fias del Alto Magdalena, Ambalema, Girardot, Purificucion
y Neiv8, con especialidad la {dtimn, sufrian los estragos de epide-
-miacruel y terrible: la fiebre, ese mal devorador, que en los

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últimos cincuenta años ha visitado tanto aquellas regiones, qne
ha diezmado allí sin piedad los habitantl>s, y arruinado hasta~-
desoladon lugareg ántes florecientes, ceháhase tle nuevo en ellos.
El aspecto dp esta enfermedad ha creado, 110 sólo cn el
vulgo, sino l'ntre lIlucho;.; IlH'rlico;.;, la crr6npa opinioll de ser la
fiehre amarilla. Y Iluestra Sor:iedad descosa de di¡Úpar c:,;e engaI10
y librar á las gente;.; rle sus runestas clJlIsccllcncias, ha recogido
y discuti(]o, para esclarecer la verrlad, lo;.; dívcrsu;.; parcccres que
de ella se ticn(~!l. Al fin do:,; de IIl1cstrn;,; socios, los doctores
G6mcz y Chorio, reuniendo las opiniones suyas con las (le profe-
sores (1ue :í,ntes han tratado del asunto, las de Várgas llúyes, de
Esguerra, de Toma;.; Contdras y las recientes de 1r¡arte, de
Melendro, de Nazario Ortiz y de Pinto, hall averiguado el carác-
ter cierto (it:: tal a¡(~r,r,ionen ~us prineipio,;, el! ~ll marcha, en sn
desenlace, en sus eomplicaeioncs, en los cfecLo15, cn fill, de los
diversos tratamientos (¡ue I:;e le han aplicado. Por las analogías
Lllscadah entre esa cnfermcdad en Sll forma típica y las (le la
misma clase dcscrita~ por ¡.ctona y Hlac, eOI!()(:t:¡[orcs experi-
mentados de ellas, ¡Jan vcnido á concluir nuestro,; ('olegas Osario
y G6l1lcz, con atinado criterio, (iue en 1a ;wya del l\Iagdalenu la
fiebre endclIIo-epid0l1lica lJl!C reina no e:, sino una film: remi-
tente biliosa hematÚrica. Esta es la verdad de los hechos obscr-
vaJos, y nos complace consignada al¡ uí, para l1ue couste cn honor
de los citado;.; prolcsorcs y sirva de guia Ú los (¡UC hubicren de
tratar esa cntermedad.
IV
Con el aumento (le sus trabajos cn el tiempo de existencia,
nuestra asociacion ha dcsclII,ierto en los problcma", complejos
que á su resolucion se han presentado, deficiencia de los medios
de que dispone para efectuado, ni poliia ser de otro modo, siendo
solidarios eorno lo son diversos ramos del saber humano: la
Física auxilia en Sll progreso á la Química. Úia (t la Fisiología,
como á su vez la Fisiología á la Medicina; y cstas, todas juntas,
reciben marcado impulsu de las ciencia~ exac:tas. Teniéndose

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amenudo que tratar en esos problemas, de magnitudes, de movi-
miento, de fuerza:,;, el cálculo encuentra en ellos su lugar. Se
ha.n dado por esto pasos para agregar á nuestro cuerpo una Sec-
cion de Matemáticas, que lo complemente poniendo á su alcance
los recursos de ese ramo.
Este pensamiento parece ya en vía de cumplirse, pues los
encargados de gestionar para ello han asegurado haber encon-
trado en los profesores de aquellas ciencias, voluntad de atender
y coadyuvar fervorosa mente á tan loable fin.

v
Además del interes consagrado á las materias citadas, nues-
tros colegas lo han tenido especial por el sostenimiento del
órgano de publicidatl de nuestras tareas: la Revist(~ Médica ha
salido con toda puntualidad á la luz pública, y sus páginas regis-
tran los estudios que han hecho en comun nuestros consocios, y
los que ellos mismos han elahorado particularmente, ó que nos
han remitido nuestros colaboradores del extranjero y de otros
lugares de Colombia.
A esa puntualidad que he señalado no ha contribuido con
mezquinos esfuerzos el actual Redactor de ese papel, doctor
Osario. Él, que en el adelanto de nuestra medicina no omite
desvelos ni fatigas, nos ha dado en aquellas páginas numerosos
artículos; tratando en unos de las enfermedades de nuestro
propio suelo, en otros de las ideas que sohre éste ó aquel
punto médico dominan Ú la~ inteligencias consagradas en la
culta Europa al arte difícil d(~ curar. Si el sefior doctor Osario
no tuviese adquirida ya en el seno de esta sociedad y fuera de
ella reputacioll (le consumado profesor, po,· su inteligente labo-
riosidad en el cargo qun de~cmpcfia actualmente la ganaria hoy.

VI
De vari()~ de nuestros colaboradores hemos tenido el honor
de recibir trabajos y observaciones ilustrativas de la pato-genia
y de la Flora co}omhi,anas.

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Del doctor Gabriel J. Cast.atieda un extracto de la tésis de
doctorado sobre la naturaleza y terapéutica del carate, presentado
á la Facultad de Medicina de Paris por nuestro compatriota
doctor Josué GÓmez. La importancia de ese extracto se aprecia
considerando los nuevos puntos de vista en que el autor de la
tésis ha colocado la materia, y cuán interesante es genoralizar
entre nosotros sus observaciones.
Una traduccion del inglés, del estudio titulado Orígen bo-
tánico de la quina cuprea., y redactado por el doctor José Triana.
La significacion altísima que tengan, así el original como su tra-
duccion, entre 11l1e8tros comereillntes y naturalistas, puede me-
dirse por la enorme riqueza 'lue la explotacioll de ese vegetal
representa para nuestro país, y por el nomhre del ilustre botá-
nico, compatriota nuestro, que ha hecho de 81 detenido estudio .
.Además, llna revista fisiológica en (PW trata de la coagula-
cion <le la sangre, Ulla descripciún sucinta de los microzoarios y
la disertacion (lue en un tolleto generalmente leido y estimado
lIace de La lepra de los griegos, su caUst[ !I fmtamiento.
Conocidos son los trabajos del sagaz experimentador Pas-
teur para determinar las causas de ciertas enfermedades, y se
sabe que á 8U penetracion debemos '¡UA las hipótesis sobre el
origen parasitario de algunas, se hayan cOl1\'crtido en principios
evidentes. ])e aquí ha nacido hahers'~ :-;ospechado la existencia
de igual causa para otra¡.; afec(·.iones, especialmente las cutáneas.
De idéntica manera ha sido juzgada Últimamente ht lepra de los
griegos en Europa. donde ha confirmado el microscopio esa su-
posicion, y tambiet1 entre nosotros, segutl lo asienta en sus car-
tas al doctor Ricardo d(~ la Parra el malogrado doctor Ignacio
Percira, cuya opinion es justo recordar ¡¡(¡uL Lo que fué para el
excepticismo ¡) la desconfianza \lna utopia. hoy lo cunfirman los
repetidos cxperinwntoi' de los micrógrafos. La l'~pra es una en-
fermedad parasitaria: lo han dicho y tesf ¡licado así Veisser,
Klebs y el eminente Virchow; así lo so;.;ticne Pasteur mismo.
Estos observadores han mirado bajo el poderoso cristal de sus
instrumentos la hacteria característica de esa en1ermedad; la han

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descrito, y convenctdo al mund"omédiCc'lde la certidumbre de su
existencia. En estas verdades se apoyan las consideraciones que
el doctor Castafi.edathace en su cscrito. De otra parte la analogía
entre esa causa y la de la fiebre puerperal, que á los tratamien-
fus basados en su etiología ha cedido, ha llevado al autor del tra-
bajo á concluir, que,luna terapéutica semejante es la apropiada á
la lepra, que ha desafiado hasta ahora á esforzadas inteligencias
Y' burlado los más racionales cálculos. El recurso que el doctor
Castaneda propone, da nuevo vigor {t éstos, y es deseahle que su
método curativo lo practique fodo médico que haya de tratar
aquel mal; pues, como dice él, hll~ta ahora el médico, en la mat-
éha progresiva de la enfermedad" es iml"útente y tiene que cIi1-
z8tSe de brazos con el puñal de la angustia atravesado en SU eo...;
rAloil! Tienelque vedo morir rápidamente sin poderlo socorrer."
La conviccion'i del profesor Castafieda en la certeza de los
prinCipios que aduce en su teoría de la curacion de la lepra, tiene
todo el calor de una fe profunda. Esa fe brilla en estas palabras
que vamos á tralScribir y que finalizan su exposicion: "Creo es-
tar en la verdad respecto de la lepra de los griegos, y por esto he
expuesto detenidamente mis opiniones para que mis comprofeso-
res de Colombia y del mundo entero, las acepten ó rechacen
segun su ilustrado criterio; y,para que si el primer caso llega, es
deCir, si las aceptan, los desdichados elefancíacos, nuestros her-
manos, tengan un rayo de esperanza y den infinitas gracias á la
:Providencia." Quiera ella, agregamos nosotros, que nuestro colega
sé halle en posesion del secreto, que una vez conocido ha de sacar
de atroces padecimientos á tanto número de personas, y que el
triunfo de sus pensamientos le recompense su labor, cumplidos
]08 deseos que le inspiran la caridad y la filantropía.
Del señor doctor L. Barreto tuvimos la comunicacion ver-
baí d"eun caso de fiebre presentado en su práctica, en un individuo
que venia de las riberas tórridas del Magdalena. La sintomatolo-
gía d'e este caso, investigada cuidadosamente por aquel entendido
profesor, '! considerada por nuestros colegas, confi'rmó las doctri-
nas que en anterior capítulo mencioríamos con detenimlento.

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Det doctor Osorío podriamo~ describir, ~ si la natritaIeza de
este escrito lo permitiera, - ora llis lecciones clínicas dictadaS -en
el Hospital de San Juan de Dios, ora las exposiciones sobre
div-ersas sustancias h')xicas, Enumeraremos simplemente unas y
otras: Lesiones producidas T)()"el alcoholismo en (,1 hígado y Pe-
riostitis flegJ!lo}losa difusa; ~~tas dos lecciones las extractaron
respectivamente los alumnos ]\fnnucl Cótes y Lisandro Saavedra;
estudios sobre el cunm,- vegetal y el animal. Entre todos estos
trahajos lucc singularmente ('1del ncmatoide, origen de la bron-
quiti.'1 1,erm¿nosll, y cuyo grahado obsequi6 el señor Osorio á la
Sociedad. En este tmhajo es donde se nota Illejor la especial
habiiidad científica del autor; pues como Sil maestro Cárlos Robin
y como VirchO\vo, distingue diestramente t~()nel microscopio, en
los elemento;; llimillutos rle los tejidos orgAnicos, séres pcque-
rlisimos á la sipmprc vista imperceptibles; nos da su forma, sus
dimensiones, :-;tI:'; movimientos y sus evoluciones, cual nos <la el
astrónomo, :¡rmarto de .';11 telescopio, ]OS de esos cuerpos maravi-
llosos que I'llt~(lanpor los espacios plandarios. Pasteur y sus
antecesores han hecho de tal modo indispensable aquel instru-
mento á la Merlicinfl, que seria demencia desdeñar su uso: aquí
entre nosotro:,:, el (loctor Osorio tiene el mérito indisputable de
cultivado, dando á la juventud su ejemplo para que nos asocie
con honra al progreso cicntíiico de las naciones verdaderamente
adclantadas-
Del dodor CÚrlos l\Iiehdscn D., recihimos, con un número
de la Lanceta Agrícola, la indicacion verhal de poner al ensayo
el métorlo allí descrito y nucvo, de curar la rabia; por desgracia
el celo d(~este animoso colaborador no ha podido ser satisfecho
porque al doctor J. V. Urihe., encargado de ese ensayo, no se
Íe ha ofrecido caso de aplicar el indicado tratamiento.
VII
La juventud colombiana que anh~fosa observa actualmente
cn ~uropa los adelantos cuotidianos del arte médica, y algu-
nos eoptofesorcs que la practt:can en diversas poMaciones da

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nuestra ·República, han contribuido sin desmayar, con luminosas
relaciones {t dar brillo á la Revista Médica.
Al j6ven doctor Eugenio de la Hoz debemos, entre muchas,
las descripciones del tratamiento de la sífilis por las inyecciones
mercurial es subcutáneas, del tratamiento mercurial de los profeso~
res Fournier y Martineau, del procedimiento del profesor Trélat
en las estrecheces del recto y de las escariftcaciones lineares en el
lupus.
A la pluma incansable é inteligente laboriosidad del doctor
CArlos E. Putnam se deben otros tantos trabajos, tales como el
tratamiento de la angina diftérica instituido por el profesor Pe~
rroud, las lesiones anatomo-patol6gicas de la parálisis diftéricIJ y
los procedimientos del profesor Ollier de Lyon, para las reseccio-
nes del carpa y las transplantaciones óseas.
Al doctor Aristídes V. Gutiérrez, estudios sobre queratosco
pía y sobre el útil empleo de la nitro-glicerina en la angina de
pecho. En ambas relaciones, junto con :la grande importancia
del asunto, se descubre el aprovechamiento del autor y el espíri-
tu ob~ervador y positivo que le distinguen y que harán de él un
profesor eminente.
~n :fi:l, al doctor Rafael Fernández 1\l una euidadosa ob-
servacion de la puncion de un bocio quístico y una erudita ex-
posicion sobre la duracion y progreso de las parálisis traumáticas
. de los miembros inferiores, producidas en el :parto y curadas fe-
lizmente por las corrientes voltáicas.
A los doctores Aparicio Perea y Félix l\foreno, que ejercen
el arte en la ciudad de Neiva, sus propios y atinados juicios
acerca de la fiebre epidémica de ese lugar, que ellos tuvieron
oC8Sionde presenciar y conocer bien. Nos es grato notar que
sus observaciones confirman las opiniones de los doctores Osorio
y G6mez en ese mismo asunto.
Al doctor Andres Posada Arango, de M:edellin, y al doctor
José Tomas Enao, de l\fanizáles, dos relaciones nota~les. La
del último sobre un hematocele vaginal simple, curado por la
lnyeccion yo dada, y la del primero referente al desarrollo 1

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terapéutica de una myasis tratada por él. El punto del cuerpo
donde este mal se desarrolló, no ménos que el carácter grave
que presentaba, pusieron á prueba la habilidad del doctor Posada
Arango; Illas su rápida cc.ncepcion halló pronto recursos eficaces
para vencer tales dificultades. Observada rara vez esa afeccioll,
y cuando lo ha sido, siempre con funesto .Iescn\ace, es tanto más
de admirar y de estudiarse el tratamiento <¡tiC COIl grande éxito
prescribió en clla el señor doctor Posada A rango.
y al sefíor doctor \Vencesluo San(lino G ¡-out, sus estudios
botánicos sobre pluntas indígenas de lluestru sllAlo, como la
coca, el sanalotodo, las gllUSC([S y otra:<. Loable empeño el del
señor Sandino Groot en que se conozcan las ri(luezas de nuestra
Flora, y senda (~n cuyo término ~c vislumhra la gloria envidiable
que cubre con imperec(~dcra aur~ola los nombres de C¿Udas y
Lozano.
Esta enumeracion, <¡ue aquí suspendo, sintiendo no com-
prender en ella todos los nombres y matcrias (le (lue dispongo,
os hará concebir cuán grande es el ardor de nuestros compatrio-
tas por las cienciui', cuyas semillas un tiempo ha desarrollado
nuestro suelo, y crecido y fructificado por los cuidados de un
Mútis, de un Zea 6 de un Valenzuela.

VTrI

Segun la pr{¡ctica que la Sociedad Sf~ ha impuesto desde el


dia de Sll tilll(bcíon, se ¡¡hl'i/) este afio concurso df~ preparaciones
anatómicas. Como siempre ha acaecido, lo:,; j(¡\'enes c:sludiuntes
de ciencias médicas acudieron puntuales {L la cita, y presentaron
numerosas piezas anatolllo-pato¡;ígica:-:. Pnra calificarlas y dís-
ccrnírleR premios flH~ designado ei <lodor Gahriel .T. Castañeda.
Los conceptos q lIe el exámen de ellas It\ sugiri(j. se ven en el
número 78, sétima scrie de la Revista 11lMiul. Para que se
tenga idea dellllÚito de l'i'as prcparaciolJc.', tru~ladaremos aquí
los párratos que del inflll"me extractamos: "Debemos suponer
necesariamente. dice el doctor Castañedu, que todo concurso

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científico exige un trabajo previo más 6 rnénos enérgico, de
parte de cada concurrente; trabajo que queda represcntado en
la pieza y observacion correspondientes; pero suced'c amenudo
que la importancia real, Ó mejor dicho, científica de ~da pieza,
no está en relacian con la suma de trahajo empleado. En este
dilema la comision, deseando no declinar el honor con que se le
ha favorecido, no obstante que reconoce su insuficiencia, ha 'pro-
curado estudiar y analizar escrupulosamente cada pieza con su
observacion, para llegar á un medio t.érminD quc concilie tales
dificultades." La comision, añane al acabar, "como resultado
del exámen que ha hecho de las ocho piezas presentadas al con-
curso, os propone respetuosamente el siguiente proyecto de cali-
ficacion :
" ll? Considéranse rle primera clase las obscrvaciones y piezas
presentadas por los señores Luis Cuervo 111" Roherto Azuero y
Lisandro Saavedra, sobre osteomalacia y osteitis flegmonosa di-
fusa y la observacion del señor Luis J. U ricoechea, sobre cálculo
biliar, y adjudícase á sus autores ur. diploma de honor de pri·-
mera clase;
" 2':> Considéranse tte segunda clase las observaciones y piezas
presentadas por los sefiores Antonio Pantoja, ~:obre una estrechez
del exófago; Avelino Saldarriaga y Manuel CRntillo P., sobre una
pericarditis sintomáticaj J. B. Lonrloiío, sobrc un sarcoma me-
dul~r; Roberto Azuero y Gonzalo Gamboa Guzman, sobre un
pericardio tuberculoso; y adjudicase á ·sus autores un diploma
de honor de segunda clase;
" 3.0 Considérase de tercera clase la observacion y pieza
presentada por los señores Roberto Azuero y Luis Cuervo M.
sobre un cbndiloma, y adjudica'Se un diploma de tercera clase á.
~ús autores."
N uestro museo anatÓmico, cuyo enriquecimiento es el fin
de estos concursos, ha adquirido, pues, aquellas piezas impol1lar1-
tes en la opinion de los conocedores que las han observado. La
aceptacion de ellas ha. debido llenar las nobles aspiraciones de
los Jóvenes preparadores, y estimularlos á nuevos trabajos en fo
futuro.

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13 -
IK
Dos profesores se han incorporado este año como miembros
á nuestra Sociedad. Sus talentos distinguidos y el teson con que
le aplican al estudio prometen y aseguran nuevas fuerzas á la
labor que seguimos. Grato nos ha sido este hecho, que prueba
no haberse entibiado el entusiasmo ni la idea ljue inspiraron á
los venerables fundadores de este cuerpo. Permitan el amor pa-
trio y el celo científico mover de igual manera á los jóvenes pro-
fesores que hoy sc forman.
Ajustándose Ú las formalidades j)rcceptuadas por el regla-
mento, los doctores Pedro María Ibáñez y Elberto de J. Roca,
que son los dos de quienes hablo, enviaron scndos trabajos para
ser recibidos en la Sociedad. Refiérese d del Último á la obser-
vacion clínica y cadavérica de una esofagitis, complicacion de
una gastro-entero-colitis. Este estudio, remitido al exámen del
doctor Osorio. mereció un juicio favorahle, por las justas apre-
ciaciones <lue el al1.tor hace de to<1oslos fen6mcnos que tuvo á
la vista. De acuerdo con el informe de la cornision, la Sociedad
concedi6 lo dcmanJado en la pcticion del dodor Roca, que en
su puestú se ha mostrado tan lahorioso como Úntes, coadyuvan~
do á nuestras tareas eOIJ nucva~ (~interesantes observaciones.
En cuanto al e~tlHlio del doctor Ih{¡f1ez, por la dificultad de
acopiar sus materiales, por la larguísillJa iiwna que ha exigido,
por su novedad y su valor histórico. ha Illllnado ruarcadalllente
la atencion y fué apreciado por la comisiull Ú cuyo juicio se so-
metió, como" trabajo de grande interes y de notoria importancia,
y que llenaba los rcquisitos que exige el reglamcnto de nuestra
Sociedad para qU{~ sU autor fuese recibido eotl)U miembro de ella."
Memorias para la historia dI! la jWedicina en Santa Fé titula
el sei\or Ibáñez su oora, C.U)'O asuntú claramente narrado y dis-
puesto en conceptuosas e~presio[)es, nos revela lo que [ué en
apartados tiempos el arte médica en Colombia; nos señala á los
propagandistas de sus adelantos yá sus. protectures; los el:lcoI1os
,que encontranl)l. vencidos al fin ; las preocupaciones y la vanidad

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. presuntuosa unidas para embarazar su marcha. agohíadas luego
por la inte1i¡encia y la constancia de ánimos levantados y cora-
zones generosos.
La historia es espejo que copia la imágen del pasado con
-todos sus defectos y perfecciones, animados por la .pluma del
escritor; tal es el efecto de la narracion del setior Ibáñez: desde
el generoso Don Miguel de Isla, verdadero fundador de nuestras
enseñanzas médicas, hasta los tiempos modernos, nos reproduce
la fisonomía de los varones eminentes consagrados con fervor al
sacerdocio de nuestra ciencia. Allí contemplamos las figuras
descollantes de Don Vicente Gil de Tejada. de Francisco M.
Quijano, de José Félix Merizalde, del perspicaz Joaquin Garcfa,
de Benito Osario y otros no inferiores, mereciendo de la poste-
ridad respeto y gratitud, cual las merecen tambien los nombres
de Broc y de Rampon, que prodigaron en nuestras escue1aRel
caudal de sus conocimientos.
Igual interes que esa parte biográfica, y quizá mayor que
ella, ofrece la que nos refiere el desarrollo de las enfermedades
que han reinado con más crueldad en nuestro suelo, ya endémi-
ca, ya epidémicamente, juntamente con los medios y estudios
dirigidos á destruirlas.
x
Antes de dar fin á este informe, debo y me es grato consa-
grar en este lugar, un recuerdo á la memoria de un profesor dis-
tinguido, cuya pérdida lamenta el Cuerpo médico de Cundina-
marca: hablo del doctor Rafael Gutiérrez, muerto en Guáduas
el presente año. Su carácter benévolo le rode6 de estimacion y
respeto, y su fácil penetracion y su constancia en el estudio le
hicieron médico hábil y reputado. Escribió varios opÚsculos
sobre asuntos de su profesion, opúsculos que revelan las grandes
capacidades del autor y los útiles servicios que habría prestado
al pais, si gozara de más larga vida. Que su nombre esclarecido
no se olvide, ni se pierdan 108 frutos de sus afanes, son nuestros
deseos.

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Este es, sefiores médicos y naturalistas, el ~uadro red,bcido
de l'uestras tareas, desde el ano oe 81 ha"Stahoy; si en él n9
figuran los nombres de todos los socios, debe atribuirse á los
estrechos límites que encierran á esta clase de trabajos, pero ha
de entenderse que ninguno de cUos ha olvioado su labor.
Aún se ve lenta é imperfecta la marcha de la Sociedad mé,...
diea, pero tal es la ordinaria r.ondicion oe las cosas humanas:
toila colectividad sigue en su desarrollo las misteriosas leyes
que rigen al individuo : la nuestra poocmos y debemos juzgada
. en su infancia; mas si la rodeamos de cuidados, si la guiamos
. con prudencia, el porvenir la vcrá floreciendo y acatada cual las
que hoy honran y enorgullecen {L la civilizada Europa.

J ESUS OLA YA LAVERDE.

Bogotá, 25 de Noviembre de 1882.

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