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Madre María Berenice está sentada en

una silla tapizada y alto respaldo. Sus


pies reposan sobre un banco. Usa
medias grises, casi del color del viejo
habito, y sandalias donde deja asomar
parte de sus dedos.
Tiene la Madre entre las manos el
rosario de cuentas muy gastadas.
Los pliegues del hábito son profundos un
tanto rígidos, están indicando que la
tela es basta y pesada, de lana
ordinaria. Luce en el pecho el escudo de
las Hermanitas de la Anunciación.
El lugar donde está ubicada es un rincón
de su gabinete u oficina.
Madre María Berenice está de
pie, su estatura aparece alta.
Sus manos son fuertes. Lo más
interesante es su rostro, con
estas características
personales: facciones de cara
redonda, cutis terso de color
blanco, frente amplía, cejas
separadas y firmes como signo
de una voluntad fuerte, nariz
aguileña, mejilla saliente que se
levantan al sonreír, labios
carnosos, mentón normal, y unos
ojos oscuros, profundos y muy
expresivos. Brota de la figura
una gran bondad, tanto en la
actitud como en la mirada.
Además manifiesta firmeza que
se deja notar en la posición de
sus pies.
Temperamento
sereno,
emprendedor,
decidido y
tenaz, que sabía
contenerse a
tiempo.
Verdadero
talento
practico
Prudente en
el hablar,
amante del
silencio y el
orden
Sencilla en el
porte,
trabajadora,
abnegada
hasta el
sacrificio.
En los momentos
fuertes, intuitiva y
reflexiva. Resuelta
y constante en sus
decisiones, sin
acobardarse ante
los obstáculos.
Se ganaba a la
gente con una
sonrisa
cautivadora
Siempre
hablaba en
voz baja
Madre María
Berenice vibraba
con su Carisma,
con su Obra
apostólica, en y
para Dios y era
toda una mujer.
Mujer
abierta: con la
mente, con el
corazón, con la
vida toda.
Abierta a Dios, a
la Iglesia, a los
hombres, a sus
hermanos, a las
niñas, y a las
jóvenes
especialmente.
Mujer fuerte
capaz de ser
clave en la
sociedad de
su tiempo y
para todo el
tiempo.
Mujer sencilla, su bondad
atrae a todos: pequeños y
grandes, ricos y pobres.
Mujer entregada a Dios vive
en sí, ahondando en su propio
interior con su lámpara
encendida
Vive con ansias de
poseer a Dios, la luz
que lleva dentro la
convierte en
mensajera, y ese
mensaje sigue
invitándonos al
encuentro con Dios, al
esfuerzo, al trabajo
por la formación
integral de la mujer,
de los niños y jóvenes.
Ella se ha sentado un poco de medio
lado. No está cómoda. Se va a
levantar antes de que el fotógrafo lo
quiera. Y se está adelantando: si
observas bien la cara de nuestra
héroe, verás una ligera bromita, una
sonrisa casi risa, un pudor con
filosofía, un gesto de ‘’a-ver-cuando-
me-dejan-en-paz-de-este-teatro’’. De
todas formas, Berenice se resigna
gustosa, no da importancia a la
pequeña escenografía,
condescendiente, con sano sentido del
humor. Se sienta sin acabar de
sentarse, sostiene el rosario sin
terminar de tenerlo, se coloca en pose
sin colocarse del todo, nos mira como
diciendo ‘’ya ven cómo me han puesto’’.
Perfil
espiritual
Se expresa y se
define en su
actuar diario,
acrisolado en la
entrega
incondicional y
el sacrificio.
Mujer de Dios

Mística arraigada en la acción


Ejemplaridad en
sus virtudes
religiosas;
formó casi un
centenar de
Hermanitas
COMO RELIGIOSA DE LA PRESENTACIÓN

-Periodo rico en santidad y soledad.


-Actitud de fe, humildad, fortaleza,
obediencia, templanza, caridad,
prudencia, verdad y esperanza.
-Gran confianza en la Providencia
de Dios.
-Mujer orante, piadosa y fiel
-Amante de la Eucaristía y de María su Reina y
Madre.
-Gran espíritu de contemplación.

TODAS ESTAS VIRTUDES NO LAS TEORIZÓ, SINO


QUE LAS VIVIÓ EN SU VIDA DIARIA
La humildad cimiento
profundo de su santidad
Lo que la lleva a Dios:
• La belleza de la naturaleza
• La presencia de Jesús en el Sagrario
• La Eucaristía
• El silencio
• Las dificultades y el sufrimiento
• La lectura de la Palabra
• La oración continua
• La contemplación de María
• La pureza del corazón de los niños
• Todo lo consideraba como
regalos inmerecidos del
Esposo.
• Toda la jornada debía ser
como un “llamita del amor de
Dios”, encendido en la oración
de la mañana, conservado
durante el día y avivado en la
oración del atardecer.
• Se inspiró en la espiritualidad
de la Anunciación, educando
con la oración y el testimonio.
Sus grandes
amores…
Jesús Eucaristía
y la Santísima
Virgen María
Jesús: Madre María Berenice desea que todas sus hijas
conozcan y amen a Jesús, se emociona cuando rezan los niños
más pequeñas; los que la conocieron dicen que con frecuencia
decía: “Qué alegría siento por dentro cuando escucho la
oración de mis niños”,

Madre María Berenice se sintió seducida


por la figura del Maestro que
acoge a los pequeños,
que trata con dignidad
a la mujer, esa mujer
de su tiempo que tenía
poca posibilidad de
acceder a la vida religiosa.

De ese Maestro que libera y salva,


quiso ser reflejo durante toda su vida.
La Santísima Virgen María
Desde muy joven ama entrañablemente a la Virgen. Sus
últimas palabras son para ella: ¡Madre, Madre mía!

Elige para su Instituto el nombre de


Hermanitas de la Anunciación
Su vida fue una ruta larga de servicio
y amor que recorrió de la mano
de María su Madre;
devoción y amor que dejó
plasmada para sus hijas:
La Virgen María nos antecede
con su luz en el seguimiento de Cristo.
Con su presencia y ayuda podremos
conseguir que Cristo, a quien
ella engendró y educó, tome
forma en nosotras.
• Un único amor, el Señor Jesús

• Una pasión, su Congregación


• Una predilección, los más pobres
• Un método, el servicio
• Un camino, la oración
• Una condición, la fraternidad
• Un estilo, la sencillez
• Una virtud, la humildad
• María, su modelo, su escudo, su Madre
PEDAGOGÍA DE
MADRE MARÍA
BERENICE

Mujer
educadora
de la mujer, los
niños y los
jóvenes
La pedagogía de Madre María Berenice se sitúa
claramente, distante de la labor puramente
asistencial y benéfica que era la norma general de
la mayoría de las Congregaciones.
Es difícil encontrarse con un
proyecto educativo tan claro, con
una visión tan certera de la
educación como la que tiene
Madre María Berenice. Este hecho
solo puede estar apoyado en una
mujer con unas cualidades
especiales para el magisterio y con
una aguda visión, de lo que es la
escuela.
El magisterio de Madre María
Berenice nace en su alma
como vocación, lo vive como
don que brota de lo natural y
transparente en la docencia de
cada día.
Conocemos su pensamiento
pedagógico a través de los
sencillos reglamentos que
diseñó, a través de la sintonía
con el carisma Anunciato.
Madre María Berenice postula y
vive un magisterio distinto a la
repetición de los modelos, con
los que ella estaba,
esencialmente, en desacuerdo.
El suyo es un magisterio nuevo
y creativo que busca la
expresión del AMOR, la
orientación de la personalidad,
el desarrollo de todas las
capacidades. Y esto lo hace
con el cariño de Madre, con
el celo de Apóstol y con la
energía del Santo.
Respetó siempre a sus alumnas con un
respeto sagrado.
Su comportamiento fue ejemplar.
Las alumnas para ella fueron su gran objeto
de cariño.
La corrección utilizada con sus alumnas fue
misericordiosa y constructiva, nunca humilló
a nadie.
Fue sobre todo maestra de oración.
Preparó y orientó a sus alumnas para la
vida.
Fue para todas una verdadera madre.
Fue maestra de consagradas.
• Una preocupación por la
situación de la mujer y la
familia.
• Una vida entregada a la
educación de los niños y
jóvenes.
• Fundar una
congregación para la
mujer, siguiendo el
modelo de inspiración
en la Anunciación.
• Vida en comunidad y
entrega a la humanidad.
La maestra debe
adaptarse a la
capacidad de las
alumnas,
estudiando los
modos y los
medios que más le
acerquen a cada
niña, a sus propias
características
personales.
Al reprender y
castigar a un
alumno, hay que
tener en cuenta su
edad, su carácter y
temperamento.
Pues el castigo que
serviría para corregir
a uno puede servir
para rabiar y
empeorar a otro.
La Hermanita debe saber con rigor todo lo que
ha de enseñar, y ella misma ha de ser piadosa
encontrando en la oración el medio más poderoso
para adquirir las virtudes del magisterio.

ASI FUE MADRE MARÍA BERENICE:


Maestra de la oración
Maestra de humildad y vida
Maestra de ciencias y cultura

HAY QUE ARRODILLARSE ANTE EL SAGRARIO O A LOS


PIES DE UN CRUCIFIJO Y REPETIRLE LA LECCION
INTERIORMENTE

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