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AUTONOMÍA Y AUTARQUÍA

La Constitución de 1853 había previsto junto a la Corte y los tribunales inferiores al


Ministerio Público como parte del Poder Judicial. La reforma del 60, al suprimir la
composición de la Corte, arrastró consigo la de los dos fiscales previstos en el 53.
De entonces a esta parte, el Ministerio Público sin ascendencia constitucional y
regulado por una sucesión de leyes, dio lugar a un debate que, intensificado en los
últimos años, disputaba su ubicación en la tríada. Mientras algunos lo incluían
como órgano dependiente del Ejecutivo, otros lo preferían formando parte del
Judicial, y los menos lo clasificaban como órgano extrapoder. La discusión que
bien podría parecer meramente académica, no lo era. En el fondo de ella, lo que
se estaba jugando era el grado de independencia o no de esta función.

El criterio impuesto por la fuerza de los hechos que precedió a la reforma del 94,
refleja el valor de aquella controversia. Cuando el Ejecutivo a cargo del Dr. Menem
se disconformó con la actuación del Fiscal de Investigaciones Administrativas, Dr.
Molinas, y los fiscales Ibarra y Cañón, de un golpe dispuso la remoción de ellos
por calificar como inconstitucional el indulto a integrantes de la Junta Militar.

Así, la Convención, con miras a constitucionalizar al instituto, incorporó un nuevo


artículo, el 120. De todas maneras, la independencia no aparece garantizada de
manera clara y precisa en el nuevo texto constitucional y va a depender en gran
medida de la ley que reglamente el órgano (24.946).

Artículo 120 Constitución Nacional: El Ministerio Público es un órgano


independiente con autonomía funcional y autarquía financiera que tiene por
función promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad de los
intereses generales de la sociedad en coordinación con las demás autoridades de
la República.

Artículo 1° Ley 24.946: El Ministerio Público es un órgano independiente, con


autonomía funcional y autarquía financiera, que tiene por función promover la
actuación de la justicia en defensa de la legalidad y de los intereses generales de
la sociedad.

Ejerce sus funciones con unidad de actuación e independencia, en coordinación


con las demás autoridades de la República, pero sin sujeción a instrucciones o
directivas emanadas de órganos ajenos a su estructura.

El principio de unidad de actuación debe entenderse sin perjuicio de la autonomía


que corresponda como consecuencia de la especificidad de las funciones de los
fiscales, defensores y tutores o curadores públicos, en razón de los diversos
intereses que deben atender como tales.
El Ministerio Público parece emplazado como órgano extrapoder. Esa calidad le
adjudica Bidart Campos, asignándole función controladora, desde fuera de los tres
poderes clásicos.

Las notas de “independencia”, “autonomía funcional” y “autarquía financiera”


reafirman ese carácter en un intento del reformador por allegar preceptos que le
permitan tomar distancia del tutelaje que históricamente el Ejecutivo tuvo sobre él.
En los hechos, esa regulación evitará que el órgano deba actuar (como lo venía
haciendo) respondiendo a instrucciones del Ejecutivo en turno, al tiempo que, en
consonancia con ello, tendrá la plena disponibilidad de sus propios recursos.

En fin, como lo establecieron los procuradores generales en la XXIV asamblea


general de la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos (AIAMP), “la
autonomía del Ministerio Público frente a los poderes legislativo y ejecutivo es una
garantía de la igualdad de los ciudadanos ante la ley, la independencia de los
tribunales y la credibilidad del sistema de justicia”.

En cuanto a su autarquía financiera, el artículo 22 de la ley, a los efectos de


asegurarla, el Ministerio Público contará con crédito presupuestario propio, el que
será atendido con cargo a rentas generales y con recursos específicos.

El Procurador General de la Nación y el Defensor General de Nación, elaborarán


el proyecto de presupuesto y lo remitirán al Congreso para su consideración por
intermedio del Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos.

El Poder Ejecutivo sólo podrá formular las observaciones que estime apropiadas,
pero sin modificar su contenido, debiéndolo incorporar en el proyecto de
presupuesto general de la Nación.

REMOCIÓN

Se prevén dos mecanismos según la jerarquía de los magistrados, establecidos en


el art.18 de la ley 24.946:
El Procurador General de la Nación y el Defensor General de la Nación sólo
pueden ser removidos por las causales y mediante el procedimiento establecidos
en los artículos 53 y 59 de la Constitución Nacional, es decir, juicio político.
Los restantes magistrados que componen el Ministerio Público sólo podrán ser
removidos de sus cargos por el Tribunal de Enjuiciamiento (integrado por 7
miembros: dos ex jueces de la Corte Suprema o ex procuradores o defensores
generales de la Nación, dos abogados de la matrícula federal y un procurador
fiscal ante la Corte o fiscal general y un defensor oficial ante el mismo Tribunal o
un defensor público ante tribunales colegiados) por las causales de mal
desempeño, grave negligencia o por la comisión de delitos dolosos de cualquier
especie, siendo la sentencia del Tribunal de Enjuiciamiento recurrible por el fiscal o
el imputado ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso-
Administrativo Federal.
INMUNIDADES

El artículo 14 de la ley 24.946 prevé tres inmunidades:

No podrán ser arrestados excepto en caso de ser sorprendidos en flagrante delito.


Estarán exentos del deber de comparecer a prestar declaración como testigos
ante los Tribunales, pudiendo hacerlo voluntariamente. En su defecto deberán
responder por escrito, bajo juramento y con las especificaciones pertinentes.

Los miembros del Ministerio Público no podrán ser condenados en costas en las
causas en que intervengan como tales.

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