separación radical y autoritaria de dos posiciones sociales real o teóricamente diferenciadas. No es motivo de orgullo para nadie, dada la carga de la expresión, considerada antipática y petulante. Entonces, en el "¿Sabe con quién está hablando?" tenemos dos rasgos muy importantes. Uno de ellos es el aspecto escondido o latente del uso de la expresión, que casi siempre se ve como un recurso justificado o ilegítimo a disposición de los miembros de la sociedad brasileña. Consideramos la expresión como parte del "mundo real, de la dura realidad de la vida", un recurso enseñado y activado en el mundo de la calle, ese universo de crudezas que separamos y defendemos de nuestro hogar", de nuestra "morada", de nuestra "casa". El mundo de la calle usa el "¿Sabe con quién está hablando?", pero nosotros decidimos no integrar el rito del modo dulce, agradable y fuera dé la rutina con el que preferimos tomar conciencia de nuestro universo social. Otro rasgo del "¿Sabe con quién está hablando?" es que la expresión remite a una vertiente indeseable de la cultura brasileña, pues el rito autoritario indica siempre una situación conflictiva, y la sociedad brasileña parece rechazar el conflicto. El "¿Sabe con quién está hablando?" manifiesta en niveles cotidianos esa ojeriza (antipatía) a la discordia y a la crisis, rasgo que considero básico en un sistema social extremadamente preocupado por el "cada cual en su lugar, esto es, por la jerarquía y por la autoridad. En esta perspectiva se descubre por qué el "¿Sabe con quién está hablando?" causa disgusto. (en un mundo que tiene que moverse obedeciendo a los engranajes de una jerarquía que debe verse como algo natural, los conflictos tienden a tomarse por irregularidades). Hay una regla que niega y reprime su uso. No obstante, hay una práctica igualmente general que estimula su empleo. Nos enfrentamos a una forma socialmente establecida y no a una manía o un modismo pasajero, fruto de una época o clase social. Los inferiores estructurales no dejan de usar el "¿Sabe con quién está hablando?', no es exclusivo de una categoría, grupo, clase o segmento social. Muy por el contrario, la expresión parece permitir la identificación por medio de la proyección social, cuando el inferior la utiliza para asumir la posición de su patrón o jefe y actúa en ciertas circunstancias como si fuese el propio superior, de manera que emplea los lazos de subordinación para hacer sentir inferior a otro individuo que, en condiciones normales sería su igual. Las relaciones pueden comenzar marcadas por el eje económico del trabajo, pero después adquieren una tonalidad personal y se definen también en el plano de una fuerte y permanente moralidad. En otras palabras, los casos de aplicación del "¿Sabe con quién está hablando?" manifiestan una estructura social en la que las clases sociales se comunican de igual forma por medio de un sistema de relaciones entrecortadas que, probablemente, termina por inhibir en forma parcial los conflictos y el sistema de diferenciación social y político fundado en la dimensión económica del sistema. Se da la posibilidad de una clasificación social basada en múltiples ejes. Existen posibilidades para una jerarquización continua y múltiple de todas las posiciones en el sistema, lo mismo cuando están radicalmente diferenciadas o son formalmente idénticas. El sistema iguala en un plano y jerarquiza en otro, lo cual promueve una tremenda complejidad clasificatoria, un enorme sentimiento de compensación y complementariedad e impide, ciertamente, la toma de conciencia social horizontal. Por lo general, todos juegan con todas sus identidades, vale decir, con todos los ejes clasificatorios posibles, pues quien tiene más identidades y ejes clasifica' torios para utilizar es ciertamente más "rico" y tiene "más prestigio", de tal forma que —como veremos más adelante— resulta más difícil clasificarlo. Una de las razones sociales del ritual de separación en estudio es precisamente la de permitir y legitimar la existencia de un nivel de relaciones sociales centrado en la persona y en los ejes y dimensiones que la universalidad clasificatoria de la economía, de los decretos y de los reglamentos necesariamente deja de lado. El "¿Sabe con quién está hablando?" es un instrumento de una sociedad en que las relaciones personales forman el núcleo de aquello que llamamos "moralidad" (o "esfera moral'), y tiene un enorme peso en el juego vivo del sistema, que siempre ocupa los espacios en los que las leyes del Estado y de la economía no penetran.