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República Bolivariana de Venezuela

Universidad del Zulia


Facultad de Humanidades y Educación
Escuela de Letras
Cátedra: Español Diacrónico
Profesor: Donaldo García

Del latín germánico al


castellano del siglo XV

Maibeth Karina Tempos


C. I. 24.266.510

Maracaibo, Febrero de 2018


1.- Contexto histórico de Hispania desde el siglo V hasta el siglo XV (Reino visigótico, la
España musulmana o Al-ándalus, la España judía y la España cristiana.)

Reino visigótico en Hispania.

Después de la división del imperio (Imperio del oriente e Imperio del occidente) empieza la
irrupción de los pueblos germánicos. Los primeros que penetraron las tierras imperiales fueron los
visigodos, quienes se apoderaron de Roma en el 410. Sin embargo no permanecieron en Italia sino
que continuaron hacia occidente dirigiéndose al sur de Galia y el norte de Hispania (415). Mientras
los visigodos entraban en 406 cruzando el Rin y los Alpes; los vándalos seguirían su camino hasta
llegar al norte de África. Esta gran invasión facilito el establecimiento de otros pueblos germánicos
en Occidente: Anglos y sajones se asientan en Britania (la actual Inglaterra), y los Burgundios lo
hacen en las riberas de Saona (el Borgoña francesa), los francos ocupan gran parte de la Galia.

A finales del siglo V, el Imperio del occidente, transformado en una especie de confederación de
pueblo barbaros bajo la autoridad nominal del emperador, se desploma cuando Odoacro, jefe de los
hérulos, depone al último emperador, Rómulo Augústulo, este a su vez asesinado y suplantado por
Teodorico I, que funda un nuevo reino en la península itálica. Así pues, queda reemplazado el
Imperio Romano por los diversos reinos barbaros, el de los ostrogodos en Italia, el de los francos en
Galia, el de los Vándalos en África, el de los visigodos en Hispania.

En el 409, diversos pueblos barbaros comienzan a establecerse en la Península Ibérica: Los Suevos
en Galecia, los alanos en Lusitania y la cartaginense, los vándalos en el sur y mucho más tarde al
norte de áfrica. Ante su Amenaza el emperador Honorio llamó en su ayuda al caudillo visigodo
Valia, que expulso de Hispania a vándalos y alanos. Los suevos fueron sometidos en Galecia un
siglo más tarde.

Después de ser reconocidos por el imperio en el 418, se produce en el 507 la gran penetración
visigoda. Obligados a abandonar los territorios del sur de Galia por la presión que ejercías los
francos desde el norte, cruzan los Pirineos iniciando así la conquista y la dominación de casi toda la
Península Ibérica. Después de someter a los suevos y recuperar las tierras que Justiano I, emperador
bizantino, había reconquistado de los barbaros pocos años antes, los visigodos alcanzan la
dominación política del territorio, se funda el reino visigótico de Hispania con capital en Toledo. A
finales del siglo VI los visigodos, hasta entonces arrianos, se convirtieron en masa al catolicismo
profesado por la población hispanorromana, y algo más tarde los derechos de ambos pueblos
fueron unificados.

El reino visigodos sobre toda Hispania duraría hasta el siglo VIII, cuando el rey Don Rodrigo fuera
derrotados en 711.

Desde el punto de vista cultural, es importante destacar que los germanos, si bien dominaron
políticamente los territorios occidentales del Imperio, fueron a la vez dominados culturalmente por
los pueblos vencidos al adoptar muchas de sus costumbres y, sobre todo, su lengua; en el caso de
Hispania, los godos que llegaron allí abandonaron pronto la propia, la cual en el siglo VII se hallaba
ya en total descomposición. El nuevo tipo de civilización que surgió de este complejo proceso
estará caracterizado por un alto grado de romanidad matizada con rasgos heredados de los antiguos
pueblos germanos.
España musulmana o Al-Ándalus

A lo largo del siglo VII el pueblo árabe protagonizo una fulgurante expansión. Los ejércitos
musulmanes se habían apoderado del norte de África cuando fue solicitado su paso a la península
por una facción visigoda. Tras la derrota del último rey godo, don Rodrigo, en la batalla del
Guadalete (año 711), a manos de Tarik la penetración de los ejércitos árabes apenas encontró
resistencia, hasta que fueron encontrados por los francos en Poitiers, muy al norte de los Pirineos en
el 732.

La España musulmana (Al-Ándalus.) constituyó primero un emirato dependiente de califa de


Damasco. El emir Abderramán I se separó políticamente de Damasco en el 756, aunque la
independencia total, política religiosa no se consiguió hasta que Abderramán III se proclamo califa
en el año 929.

La capital del califato, Córdoba, se convirtió en la ciudad más poblada, rica, y culta de Europa, y
todo al-Ándalus brillo con gran potencia económica y cultural que controlaba casi toda la totalidad
de la península ibérica y el norte de África. Al-Ándalus llego a ser una potencia monetaria, agrícola,
comercial, militar, urbanística, cultural y artística. Vale la pena recordar que gracias a los árabes
Europa conocerá, a través de España, las matemáticas de la India e incluso la filosofía griega, saber
que recogieron y difundieron al mundo occidental. Había cierta tolerancia religiosa lo que permitió
la prosperidad de comunidades judías y mozárabe (cristianos bajo el dominio musulmán).

El esplendor de Córdoba no fue duradero. El califato se descompuso, formándose mosaico de


pequeños reinos de taifas (principados autónomos). Algunos de ellos alcanzaron gran esplendor
cultural, pero cuando en 1085 Toledo cayó en manos de Alfonso VI de Castilla, la balanza del
poder se inclino a favor de los cristianos del norte.

La España judía

La mayoría de los historiadores sitúan el establecimiento de una comunidad judía organizada en


Hispania hacia finales del siglo I dC. Su esplendor cultural, sin embargo, no se daría sino a partir de
la segunda mitad del siglo X en la época del Califato de Córdoba, cuando se dieron las condiciones
que permitieron el pleno desarrollo de sus potencialidades.

La penetración de los judíos en las tierras ibéricas se realizó calladamente, sin el estruendo ni el
fragor de las armas. Su “silenciosa invasión” obedecía al vital instinto de sobrevivir y al universal
anhelo de vivir en paz, ambos en peligro dado la persecución de que eran objeto por parte de
quienes regían el destino de los pueblos del Mediterráneo oriental.

Los hebreos que sobrevivieron a la destrucción en su tierra comandada por Tito comenzaron a
dispersarse por el mundo: fue el inicio de la diáspora, uno de cuyos destinos fue la lejana Hispania,
llamada por ellos Sefarad, adonde arribarían en busca de solaz sosiego, y donde ya existían núcleos
de población hebrea.

La historia de los judíos en España estuvo siempre caracterizada por momentos muy álgidos y
florecientes y por épocas muy difíciles de persecuciones y discriminaciones. Así, durante la España
visigótico las relaciones judíos-godas fueron buenas hasta la conversión de Recaredo al catolicismo
en 589, momento a partir del cual comienzan a promulgarse leyes antijudías que cercenan los
derechos sefarditas, lo cual desató un primer éxodo hacia marruecos. El antijudaísmo de los reyes
visigodos alcanzó su máxima expresión con Égica (687-702) quien ordeno que todos los judíos
conversos o no, fueran reducidos a esclavos.

Con la llegada de los musulmanes, la situación cambia radicalmente debido a que por obvias
razones, los judíos se pusieron de su parte. Se inicio entonces, la época dorada de los
hispanohebreos, época que habría de durar más de tres siglos. Es así como en las tierras dominadas
por los árabes, los judíos ocuparon un lugar de orden al destacarse en todos los ámbitos del saber y
del hacer. Esta bonanza terminaría con la llegada de los almorávides y sus sucesores los almohades,
quienes exigieron a todos sus súbditos la conversión al islam. La mayoría de los judíos huyó
entonces de Al-Ándalus: unos emigraron al norte de África, otros a Provenza, y un número mayor
buscó refugio en Castilla y Aragón.

En cuanto a su situación en los reinos cristianos del norte peninsular podemos afirmar que del siglo
IX al XV fue de altibajos. Las primeras monarquías cristianas trataron a los judíos con igual rigor
que los árabes, pero dado el aporte que los sefarditas hacían a la economía de esos reinos,
comenzaron aquellas a cambiar su actitud hostil hacia estos, a tal punto que, Alfonso VI de Castilla
promulgará en el siglo XI un conjunto de leyes que colocarían a los sefardíes en igualdad de
condiciones a los hispanos cristianos. Durante esta época floreciente, el judío sirvió en las cortes
cristianas de transmisor de los conocimientos árabes, fue l medico por antonomasia y el encargado
de la administración estatal.

Aquella situación de bonanza y estabilidad fue cambiando hasta desembocar en las grandes
hostilidades del siglo XIV, producto de fricciones de tipo religioso pero sobre todo de tipo
económico. En efecto, dado que el judío era el encargado del tesoro estatal y recaudador de
impuestos, el pueblo llano comenzó a verlo como un explotador, lo cual dio a origen a sentimientos
de odio donde se mezcló, a lo específicamente financiero, el prejuicio religioso y étnico. La iglesia
consideraba que era necesario separar la vida de judíos y cristianos, y al mismo tiempo emprender
una campaña misionera para convertirlos. En ese ambiente hostil llega el fatídico año de 1391, en el
cual se produjeron estallidos violentos antisemitas en distintos puntos de la Península Ibérica que
constituirían al preámbulo de lo expulsión de España en 1492.

La España cristiana

Solamente la cordillera Cantábrica y los vales mas escondidos de los Pirineos se vieron libres de la
ocupación musulmana del siglo VIII. Eran los mismos terrarios que habían resistido a los romanos
y visigodos. Los habitantes de estas montañas, fundidos con los restos de la nobleza
hispanovisigoda, se organizaron en diverso núcleos de resistencia, de los que el de mayor vitalidad
fue el reino de Asturias. A partir de la legendaria victoria de las fuerzas de don Pelayo en
Covadonga (año 722) contra los árabes, fue consolidándose un pequeño estado cristiano que, el año
914, ya era lo bastante fuerte para abandonar el refugio de las montañas y establecer su capital en
León, en el norte de la meseta.

Los confines orientales del reino leonés fueron repoblados por cántabros y vascones. Sometidos a
frecuentes ataques árabes, sus habitantes, erizaron el país de fortificaciones y castillo, de donde le
vino el nombre de Castilla, que, desde sus modestos orígenes como condado fronterizo sometido al
poder asturiano, llegaría a convertirse en el reino más importante de la península.

Para defenderse de la penetración árabe, el reino franco y el posterior imperio carolingio


favorecieron la creación de un pequeño estado de contención en la frontera, la Marca Hispánica.
Los condados el Pirineo oriental formaron más tarde Cataluña. En el Pirineo occidental, el reino de
Navarra, establecido alrededor de Pamplona, se liberó rápidamente de la tutela franca.

Los siglos XI y XII fueron rápidos avances territoriales para los reinos cristianos. Castilla trasladó
sus fronteras desde el Duero hasta la Extremadura de la Mancha, y en 1230 se unió a León. Al oeste
surgió el reino de Portugal, que se engrandeció también a costa de los territorios musulmanes.
Navarra no progresó al sur del Ebro, mientras que Jaime I, rey de Cataluña y Aragón, conquistaba
los reinos de Valencia y Mallorca.

La batalla de las Navas de Tolosa (año 1212) abrió a Alfonso VIII de Castilla y a su sucesor
Fernando III las puertas del valle del Guadalquivir, que fue conquistado rápidamente. Solo el reino
musulmán de Granada, en el montañoso extremo sur de la península, resistió todavía más de dos
siglos el empuje castellano.

Aragón emprendió en los siglos XIII y XIV una amplia expansión por el Mediterráneo. La
economía catalana conoció un extraordinario desarrollo, basado en el comercio marítimo. Sin
embargo, en la segunda mitad del siglo XIV, los distintos reinos de la corona Aragón entraron en un
ciclo regresivo, debido sobre todo a la peste negra, que diezmo su población. Castilla, por el
contrario, llegó al siglo XV con un gran potencial expansivo. La demanda castellana por los
industriosos países del norte de Europa creó un eje comercial importantísimo entre el principal
mercado de origen, Medina del Campo, y las ciudades flamencas y hanseáticas, lo que constituyó
una abundante fuente de ingresos para la corona y la nobleza castellanas. Sin embargo, los
privilegios concedidos a la Mesta, asociación de ganaderos, perjudicaron el desarrollo de la
agricultura.

En la segunda mitad del siglo XV, el matrimonio de Fernando de Aragón con Isabel de Castilla –
Los reyes católicos– vino a consolidar la tendencia hacia la unidad peninsular. Una vez conseguida
la unión castellano-aragonesa, los Reyes católicos pusieron en marcha un amplio plan de reformas
internas que supuso la creación del primer gran estado moderno de Europa. Se reemprende entonces
la guerra contra los musulmanes, a los que consiguieron reducir a la exclusiva posesión de la ciudad
de Granada, la cual, tras un largo asedio, se rindió el 2 de enero de 1492. Boabdil, último rey moro,
entrega las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos y parte al exilio. La Reconquista había
terminado, y con ella, la presencia política musulmana, larga de 781 años.

El siguiente paso sería lograr la unidad española. El matrimonio de Isabel y Fernando solo unió a
Castilla y Aragón en la persona de sus reyes pero no en sus instituciones. Cada estado mantuvo sus
fueros y sus cortes. Pero la unión de los dos monarcas fue de gran eficacia para la consolidación de
la autoridad monárquica y la transformación social de sus estados; ello exigía el sometimiento de la
nobleza al poder real, la centralización política, la unidad étnico-cultural y la unicidad de fe. Todo
esto lo llevó a cabo el gobierno de mano fuerte de los Reyes Católicos mediante los siguientes
procedimientos: 1) anulación de los privilegios y pensiones de las que disfrutaban los nobles; 2)
establecimiento en las ciudades de funcionarios reales, los corregidores; 3) expulsión de judíos y
mudéjares (Musulmanes en territorio cristiano) 4)petición al papa de reestructurar y fortalecer la
Inquisición, la cual fue satisfecha por Sixto IV, quien la puso en la dependencia directa de la
monarquía.

2.-Elabore un cuadro resumen de los cambios fonetológicos ocurridos entre el latín hispánico
de la época germánica, mozárabe, dialecto al-Ándalus, castellano antiguo (romance arcaico,
lengua alfonsí, castellano del siglo XIV-XV).

Época Cambios Fonetológicos


Germánica  El fonema oclusivo /k/ anteriorizado del LV confluyó en /tj/, este fonema
adelantó su punto de articulación y se africó, dando como resultado un elemento
africado dento alveolar que tenía dos realizaciones: Sordo [ʦ] en posición inicial
de palabra y en posición interna después de consonante, y sonoro [ʣ] en posición
intervocálica.
 El grupo interno /-kt-/ derivó hacia [-jt-]
 Un proceso de palatalización similar al anterior sufrió el grupo interno /-ult-/
 El grupo /-ks-/ (cuyo grafema latín era <x>) evolucionó hacia el elemento
palatal fricativo sordo [ʃ], pasado probablemente por [-js-]. En posición implosiva,
/-ks/ no llegó a la palatalización completa.
 Los grupos secundarios /-k’l-/ y /-g’l-/ internos se palatalizan en /ʎ/
 También se palatalizaron los grupos secundarios /-Ck’l-/ y /-ng’l-/. El primero
desembocó en [ʧ], a veces con pérdida de la primera consonante del grupo. El
segundo grupo pasó a [ɲ]
 El grupo /-gn-/ se transformó igualmente en la nasal palatal, muy
probablemente el proceso [gn > jn >ɲ]
 El fonema /-s-/ intervocálico latino se hizo sonoro /-z-/
 La vocal protética antes de /s/ seguida de consonante se fijo como /e/ formando
parte de la palabra.
 El grupo /al-/ seguido de consonante sorda vacilaba, en cuanto a su realización,
según las diversas regiones de la Península; así, mientras en unas se mantenía la
pronunciación [al], en otras tendía a hacerse [ow], [aw] o bien [o], como fue el
caso en Castilla. El mismo resultado llego al diptongo /au/.
 El proceso, común a toda la Romania, y atestiguando ya en época imperial, de
diptongar /e/ y /o/ breves tónicas, se extiende durante el periodo germánico. Sin
embargo, la evolución no se dio de manera idéntica en todas las regiones. Por una
parte, el diptongo resultante era vacilante: /ę/ > [je]~[ja], /ǫ/ > [wo]~[wa]~[we].
Por la otra, mientras en la generalidad de la Romania el diptongo se producía
cuando aquellas vocales se hallaban en sílaba abierta, en Hispania se dio también
en sílaba cerrada.
 Hubo tendencia a cerrar las vocales cuando a aquéllas seguía un elemento
palatal; así, /a e o/ pasan a /e i u/, respectivamente. Un caso particular de este
fenómeno es el paso de /e/ y /o/ cerradas del latín vulgar general a /i/ y /u/,
respectivamente, ante final con [j].
 A pesar de que el latín vulgar, como ya se vio, tendía a reducir las esdrújulas
por eliminación de la vocal postónica, Hispania mantuvo un buen número de ellas
cuando la vocal era /a/.
 En Hispania hubo desplazamiento del acento en la 1ª y 2ª persona del plural de
ciertos tiempos verbales: a) en el imperfecto de indicativo: cantábamus por
cantabámus b) en el pluscuamperfecto de indicativo: cantáramus por cantarámus.
Esto se hizo seguramente, por analogía con el singular, con el fin de mantener la
misma sílaba acentuada: cantábam, cantáram.
Dialecto  Se sonorizaron las oclusivas sordas en posicion interna: la oclusiva uvular sorda
al-Ándalus /q/, percibida como [k], se cambia en /g; la dental sorda faringalizada (o enfática)
/tˁ/, percibida como una simple [t], se hizo /d/.)
 l y n germinadas se palatizaron: [ll] > [ʎ], [nn] >[ɲ]
 el diptongo [aw] se redujo a [o]
 La inversión del grupo [st] árabe, que los hispanos realizaron como [ʦ] (sonido
representado en el español antiguo por < ç > “ce cedilla”).
 El paso de algunas palabras de /s/ latino a /ʃ/
Mozárabe Vocalismos
 Siguiendo el proceso ya iniciado por el LV, diptongó, aunque de modo
vacilante, /ě/ y /ŏ/ breves tónicas latinas: /ě/ pasó a [je] o a [ja]; /ŏ/ lo hizo a [we] o
[wa].
 Conserva los diptongos [aj] y [aw], rasgo fundamental que da testimonio de su
arcaísmo; el primero aparece también en su forma más evolucionada [ej].
 Se da la caída frecuente de la –o final: senktair ‘sendero’, conçich ‘concejo,
forn ‘horno’. Esto trajo como consecuencia el que apareciera en posición final de
palabra, consonantes o grupos consonanticos no usuales, como los que que vemos
en conçich y forn.
Consonantismo
 Conservación de /f-/ inicial latino.
 Conservación de /ge,i/ y /j-/ iníciales (pronunciadas [ʝ] o [ʤ]).
 Conservación de los grupos líquidos /pl-/, /kl-/, /fl-/ iníciales, con la tendencia
de desarrollo de una vocal de transición entre ambas consonantes.
 Palatalización de /l-/ inicial latino.
 Se paso de /p-/ a /b-/ en algunas palabras por influencia árabe, dado que en esta
lengua no existe la sorda.
 La lateral germinada latina /-ll-/ no había desembocado, al parecer, en la palatal
/ʎ/
 /-k’l- -g’l- -lj-/ se lateralizan y palatalizan en [ʎ].
 Cambio vacilante de /-l-/ en posicion implosiva ante consonante a [-w].
 /-kt/ interno mantiene la oclusiva dental sin modificaciones: la oclusiva velar se
fricativiza (> [x]) o se “vocaliza” (> [j]).
 Neutralización de /l/ y /ɾ/. El trueque entre las líquidas se da incluso en posición
no-implosiva, como lo demuestra la forma chicala por ‘cigarra’.
Romance  Hacia el siglo X, se produce la palatalización de las geminadas latinas /ll/ y /nn/
arcaico (y su asimilado /m’n/). De este modo habrá una / ʎ / procedente de /k’l g’l lj/, que
luego pasaría en Castilla a > /ʒ/, y otra procedente de la lateral geminada; la
transformación de la primera / ʎ / en /ʒ/ se hizo probablemente para mantener la
distinción respecto de la segunda. Por otra parte, la nasal palatal /ɲ/ procede de los
grupos latinos/nj/, /ng/, /nn/, /m’n/ y /gn/.
 Es notoria la vacilación entre el mantenimiento de la ‑e final etimológica y su
pérdida: noche~noch, monte~mont, etc., lo cual trajo como consecuencia el
ensordecimiento de la consonante por quedar, al suprimirse la ‑e, en posición final:
nuef por nueve, verdat por verdade, of por ove ‘hube’, etc. Esa ‑e final latina se
mantuvo firme en los siglos X y XI, pero a finales de ese siglo y durante el
siguiente se fue eliminando por influjo francés; a partir de la segunda mitad del
siglo XIII comenzaría a restablecerse paulatinamente.
 El sistema vocálico (el mismo que el LV) en castellano se redujo a tres como
consecuencia de la eliminación de /ɛ ɔ/, cuyas realizaciones diptongadas ([je we],
respectivamente) fueron identificadas como la combinación de /i/ y /u / con /e/.
Este paso, si nos atenemos a lo que reflejan los escritos, no estuvo exento de
vacilaciones que permiten suponer que, en un principio, los diptongos eran
interpretados como realizaciones bifónicas de una unidad fonemática. Realizado el
reajuste, quedó establecido el actual sistema castellano: /i u e o a/.
 Los fonemas labiales orales presentaban los siguientes alófonos: /p/ → [p], /b/
→ [b], /v/ → [β] y [v], /f-/ → [f] y [h]. /b/ se realizaba siempre [b], y /v/ como una
labial sin oclusión: [β] y [v]; la bilabial era la realización más común en el norte,
en tanto que la labiodental, las más común al sur. Ahora bien, en Castilla y demás
regiones del norte tendían a confundirse /b/ y /v/ dado que allí la realización de /b/
se debilitaba a menudo, con lo cual el sonido que lo materializaba era idéntico al
del fonema /v/.
/f-/, presentaba dos alófonos regionales y/o estilísticos: el labiodental y el glotal,
cumpliendo el primero el papel de metáfono.
 Las sibilantes africadas /ʦ/ y /dz/ serían de articulación dorsodentoalveolar
palatalizada, en tanto que las fricativas /s/ y /z/, de articulación ápico-alveolar.
 /ʤ/ y /ʒ/ dejarían pronto de diferenciarse, confundiéndose en el segundo, el cual
probablemente también se realizaría mediante el fono, un poco más posterior y
menos tenso, [ʝ].
 Nótese que el fonema vibrante múltiple /r/ procede de la geminada intervocálica
latina -rr- y de r- inicial; la vibrante simple /ɾ/, de -r-.
lengua  En los escritos alfonsinos más antiguos se observa una abundante pérdida de la
alfonsí ‑e final (dond, grant, recib), mientras en los más tardíos la apócope disminuye de
manera notoria; en estos últimos, las formas con -e predominan pero la vacilación
está aún presente (inffante~inffant).
 La vocal final de los pronombres enclíticos todavía se pierde (dim, quem, quet),
aunque es menor en los textos menos antiguos, en los que sólo se nota
profusamente la pérdida de la vocal de los pronombres le/lo (respondiól, quel,
matól).
 De manera similar van desapareciendo las formas contractas resultado de
ciertas combinaciones fonéticas; por ejemplo: tod esto, poc a poco, quembló
vuelven a ser todo esto, poco a poco, que me lo.
 4) La lengua escrita no aceptó el rasgo norteño de sustituir la f- por la h-;
mantuvo, por tanto, la labiodental latina: fijo, fazer.
 Comienza la confusión de las sibilantes /s z ʦ dz /, por perdida de rasgo de
sonoridad.
 se confunden africadas dorso-dentoalveolares con fricativas ápico-alveolares,
tal como es evidente en el intercambio de <ç> y <-ss->, y de <z> y <-s->, por
cambio de modo y lugar de articulación.
castellano XIV
del siglo  La apócope de la-e final decae hasta desaparecer por completo de la reducción,
XIV-XV restituyéndose de modo firme la vocal etimológica, excepto cuando el vocablo
termina en <d, l, n, r, s, z> (cibdad, sol, león, señor, mes, voz). Ocurre de igual
manera en verbos, se prefirió la forma completa que la apocopada.
 En cuanto a la –e de los pronombres personales enclíticos, la vacilación
permanece aunque sólo para se y le.
 Comienza a abrirse paso en la escritura la h- procedente de f- latina.
 En los sibilantes sigue avanzando la indistinción de /s/ y /z/ y de /ʦ/ y /ʥ/
XV.
 Continúa la lucha entre la f- (preferida en la lengua escrita) y la h- (dominante
en el habla).
 Hay vacilación en el timbre de las vocales átonas, que tienden a aumentar su
grado de abertura, en relación con su étimo, por una menor tensión articulatoria
 Se observan aún restos, aunque raros, de formas con –e apocopada: nol ‘no le’,
fiz ‘fize’.
 Por la alternancia gráfica de –t y –d finales (edat~edad, voluntat~voluntad), los
fonemas dentales en posición implosiva se habían neutralizado. Su pronunciación
sería ciertamente sonora, y la escritura con –t obedecería a razones etimológicas
(lat. Aetáte, voluntáte).
 El viejo fenómeno castellano de la confusión de /b/ y /v/ gana terreno:
lebantado, fabor, rrescevid, nueba, etc.
 En cuanto a las sibilante, hay que señalar lo siguiente:
- Las “incorrecciones” gráficas en textos literarios y no literarios de este siglo
indican que la confusión de /s z ʦ ʥ/ ya era frecuente en el norte y el sur de la
península; ya no se conservaba la oposición /s/-/z/.
- La oposición /ʃ/-/ʒ/ (fonemas representados, como se sabe, en la escritura por <x>
el primero, y por <i,j> y <g> ante <e,i> el segundo), la desonorización y
consiguiente confusión del par estaba ampliamente difundida en buena parte de
España a finales de este siglo XV. Ej.: xeneralmente, orexa, coxer y otros.
 Hacia finales del siglo se consolida la reducción de los grupos consonánticos
internos; así, se adopta la forma original latina a la pronunciación castellana:
perfeto, dino, esento en lugar de los cultismos perfecto, digno, exento, formas que,
sin embargo, se impondrían más tarde.

3.-Elabore un cuadro resumen de los cambios morfológicos ocurridos entre el latín hispánico
de la época germánica, mozárabe, dialecto al-Ándalus, castellano antiguo (romance arcaico,
lengua alfonsí, castellano del siglo XIV-XV).

Época Cambios Morfológicos


germánica Esfera del nombre:
 El latín vulgar simplificó el sistema nominal reduciendo a tres las cinco
declinaciones primitivas, y a dos el conjunto de los seis casos del latín clásico.
Ahora bien, cuando se deja de distinguir uno de otro caso de esa declinación
bicasual, las hablas occidentales, y por tanto las de Hispania, se quedaron con
una única forma (en cada número gramatical) para los sustantivos, la del caso
oblicuo, es decir, la del antiguo acusativo. Ello explica las formas actuales de
singular y plural.
 La terminación –o impuso a los sustantivos el género masculino, mientras que
–a se sentía como femenino. En cuanto a los nombres de la tercera declinación,
Hispania se inclinó a hacerlos de género femenino.
 El sufijo germánico -ing, aunque se encuentra también en otros romances,
tuvo en Hispania una particular vitalidad, siendo utilizado para formar, a partir de
voces latinas, adjetivos que indican pertenencia o relación.
 Se conservaron ciertos comparativos sintéticos muy usuales. Fuera de esto
pocos casos se prefirieron las normas analíticas usadas por el pueblo durante el
Imperio.
Esfera del Verbo
 La temprana y completa unificación de los verbos en –ēre (2ª conjugación) y
–ĕre (3ª), confundidos en -ēre.
 El infinitivo en –ire se vio muy favorecido: petíre por pétere “pedir”, ridíre
por ridére “reír”, fervíre por fervére “hervir”.
 La conjugación de *éssere en presente de indicativo se mezcla sus formas con
sedére ‘estar sentado en los tiempos siguiente.
-Infinitivo: sedére> seer “ser”.
-Subjuntivo: el LV *síam (LC sim) fue sustituido por sédeam, que pasaría a seya
‘sea’.
-Imperativo: LC es este pasa en LH a sede > se ‘sé’; Sedéte > seed ‘sed’
-Gerundio: Esse no tenía gerundio en el paradigma clásico; el latín hispánico lo
incorpora tomando el de sedére: sedéndum> seyendo ‘siendo’.
 Algo similar ocurrió con el verbo ire “ir”, cuyo paradigma en Hispania resultó
de mezclar formas de ese verbo con las de vádere ‘andar’, ‘marchar’.
-En el latín hispánico presentaba una conjugación distinta de la lengua clásica, en
la cual el paradigma de presente era: vado, vadis, vadit, vádimus, váditis, vadunt.
Y pasa a *vao > vo ‘voy’, *vas, vat, imus (que alternó con *vamus), itis (que
alternó con *vatis), *vant.
-Subjuntivo: El LC eam fue sustituido por vadam, que daría vaa, vaas, vaamos,
etc. ‘vaya, vayas, vayamos’ etc.
-Imperativo: LC: i, ite pasa en LH a vade > * vae ~ *vai ‘ve’
ite ‘id’.
-Gerundio: La forma clásica eúndum pasó a iendum> yendo, perdiéndose la de
vádere: vadéndum.
Por otra parte, en los tiempos de pasado Hispania tomó las formas de esse (fui,
fuíssem, fúeram, etc).
dialecto al-  La incorporación del artículo definido árabe al‑ (o sus alomorfos) al vocablo
Ándalus
hispanizado; eso explica el que la mayoría de las palabras españolas de origen
árabe presenten ese elemento, aunque sin valor de artículo: al-muxadda >
almohada, as-sawtˁ > azote, ar-rabadˁ > arrabal, an-nafiːr > añafil, ad-daliːl >
adalid
 Incorporación del morfema {‑í} como sufijo de adjetivos y gentilicios. Este
sufijo no se fosilizó en vocablos procedentes de la época hispanoárabe (como
baladí, lit. ‘del país, indígena’, jabalí, lit. ‘(cerdo) montés’, etc.), sino que, por el
contrario, sigue activo en la formación de nuevos gentilicios, generalmente
orientales: iraquí, kuwaití, israelí, saudí, etc.
Mozárabe Esfera del nombre
Sustantivos
 Presencia en el sustantivo romance del artículo árabe al‑ por ejemplo: alpiste,
forma mozárabe del latín hispánico pistu; alcayata, voz mozárabe derivada del
latín tardío caia ‘bastón, cayado’.
 Al igual que en otros dialectos hispánicos, en mozárabe abundan los plurales
en ‑es de sustantivos femeninos: cabanes ‘cabañas’, paumes ‘palmas’.
Pronombres
 Las formas de sujeto para las tres personas del pronombre personal singular
eran eo, tu, el.le~él. La forma oblicua tónica de la 1ª persona era mibi~mib, por
analogía con la forma latina de 2ª tibi (mozárabe tib): ¿qué serad de mibi? ‘¿qué
será de mí?’, irem a tib ‘me iré a ti’.
 El paradigma de los posesivos en singular era el siguiente: meu (masc.): meu
corachón; ma (fem.): ma alma; tu (ambos géneros): tu permisu, tu vía.
 Como interrogativos existían qui para personas y que para cosas: ¿qui
tuelle‑me ma alma? ‘¿quién me quita mi alma?’, ¿qué fareio? ‘¿qué haré?’.
Esfera del verbo
 El morfema de futuro de la 1ª persona singular tenía dos formas: {-eio} y {-
ei} (por lo ya dicho para la -o final): farei(o), vivirei(o).
 La 3ª persona conserva la ‑t etimológica, aunque sonorizada: venid ‘viene’ <
lat. venit; tornarad ‘tornará’ < lat. vg. Tornar hat.
 Los verbos en ‑er(e), ‑ir(e) hacen la 2ª persona del singular del presente en ‑es
o ‑is: queres~queris ‘quieres’.
 Las formas latinas es ‘eres’ y est ‘es’ aparecen diptongadas: ies, ied,
respectivamente: enfermo ied ‘enfermo está’.
 El infinitivo alterna la ‑e final etimológica con el cero fónico: amare~amar.
romance Sin elementos registrados.
arcaico
lengua  La reducción del morfema {‑iello} a {‑illo}, común desde antes en el norte,
alfonsí quedó fuera de la norma literaria: castiello, pastorciello.
 El morfema de participio pasado de la segunda conjugación era {‑udo}:
perdudo, tenudo, connosçudo.
 En las formas de futuro y condicional, se sincopaba la ‑e o ‑i de los verbos en
‑er, ‑ir: perdrás, salré. En algunos casos, la caída de la vocal acarreaba epéntesis
consonántica o inversión: combré ‘comeré’, pondrá o porná, ternía (< ten’ría)
‘tendría’. La lengua moderna conservaría algunos, como habré, cabría, saldré,
etc. Nótese, sin embargo, que en el siglo XIII coexistía, junto con la forma
contracta, la entera: podería, saliré.
castellano Siglo XIV
del siglo  Se generaliza la terminación –illo de diminutivo en detrimento de –iello:
XIV-XV poquillo, menudillo, castillo.
 Se sustituye, aunque no completamente, la terminación –ié de imperfecto y
condicional por –ía: Avié > avía, Avrié > avría.
 Se da inicio a la caída de la –d- de las desinencias verbales de la segunda
persona del plural: Sodes > soes ‘sois’, Tenedes > tenés ‘tenéis’.
 Se reestructuran los pronombres personales nos y vos, respecto a lo cual cosas
hay que señalar. Durante la Edad Media, nos, además de su valor plural original,
se utilizó haciendo referencia a una única persona; este uso, llamado plural
mayestático y originado desde la división del Imperio Romano, fue adoptado en
España por los reyes, la jerarquía eclesiástica y otras personas principales. Por su
parte, vos, al igual que el pronombre anterior, también se empleó, junto con su
significado plural de origen, como tratamiento respetuoso dirigido a una sola
persona, y esto desde los últimos tiempos del Imperio, uso que se mantuvo en el
romance hispano como lo demuestran los documentos literarios y notariales.
Este uso, que resultaba ambiguo en muchas ocasiones, llevó a combinar el
pronombre con el adjetivo otros cuando se quería enfatizar que se trataba de un
plural o para marcar exclusión respecto de otras personas; surgen así nos otros,
vos otros.
Siglo XV
 Se afirma la terminación ‑ia (frente a la antigua ‑ie) del imperfecto y el
condicional: tenía, avrían.
 La ‑d‑ de las terminaciones verbales de la segunda persona del plural
desaparece prácticamente de la lengua escrita en unos tiempos, mas se conserva
en otros, a saber, en el pretérito imperfecto de indicativo (amávades ‘amabais’),
en los imperfectos (pretérito y futuro) de subjuntivo (amárades, amássedes,
amáredes ‘amarais’, ‘amaseis’, ‘amareis’) y en el condicional (amaríades
‘amaríais’). De acuerdo con esos datos, la norma establecida en el siglo XV era
que las formas llanas perdían la ‑d‑, pero no las esdrújulas, que la mantuvieron
generalmente hasta el siglo XVII.
 Surgen duplicados en formas de la segunda persona del plural, tales como
vengás~vengáis, tenés~tenéis, sos~sois, amás~ amáis, etc.
 Contienden las formas vos y os para el pronombre personal átono:
darvos~daros; la abreviada comienza a generalizarse a finales de siglo, aunque
Nebrija en 1492 dé como una única forma la completa.
 Va disminuyendo en la lengua culta el uso del posesivo precedido del
articulo; “Tú torna los tus oios sobre este logar”.

4.-Elabore un cuadro resumen de los cambios sintácticos ocurridos entre el latín hispánico de
la época germánica, mozárabe, dialecto al-Ándalus, castellano antiguo (romance arcaico,
lengua alfonsí, castellano del siglo XIV-XV).

Época Cambios Sintácticos


Germánica  El occidente de la Romania no conservó el giro clásico con esse para expresar
las ideas de posesión y de necesidad, sino que afianzó la tendencia popular de
utilizar para ello el verbo habere. LC sunt mihi duo filii > Occ. Habeo duos filios
‘tengo dos hijos’
 Se afianza el fenómeno, ya existente desde la época imperial, de un empleo
impersonal de habere acompañado de un sustantivo en acusativo, para expresar la
idea de existencia localizada.
 Otro verbo que pasó a utilizarse como impersonal fue facere.
 La perífrasis que, hacia el final del Imperio, comenzó a utilizarse para expresar
la idea de futuro no sólo se afianza sino que los dos términos constitutivos toman
un orden fijo tienden a soldarse, aunque en Hispania estos permanecieron
independientes durante más tiempo. De modo paralelo ocurrió con lo que sería el
condicional, distinto del futuro, como ya se vio, solo el tiempo de habére: cantáre
habéba(m) > canter-éba > cantar-éa > cantar-ía.
 Para expresar la manera, el Occidente de la Romania prefirió la perífrasis
construida con mente, ablativo de mens mentis ‘espíritu, mente’. Tal estructura
comenzó a hacerse cada vez más frecuente y el adjetivo se relacionó más
estrechamente con el sustantivo mente, el cual terminó convirtiéndose en sufijo y
dejó de designar una actitud para expresar un modo: falsamente, solamente, etc.
 La oración atributiva, construida generalmente con esse (LC indica atribución,
permanencia, posesión, etc.) lo era también con otros verbos desde la época latina,
principalmente con stare (LC ‘estar de pie’, ‘perseverar’, ‘residir’) y extáre (LC
‘sobresalir, ‘elevarse’, ‘subsistir’, ‘aparecer’, ‘existir) pero solo en poesía. Donde,
sin embargo, se arraigaría con total fuerza tal empleo sería en Hispania donde las
cartas y textos de la Edad Media manifiestan una gran vacilación respecto al
empleo de sedere (*essére) y stare, origen de ‘ser’ y ‘estar’.
 En cuanto a partículas, se caracterizó por sustituir algunas de las latinas por
formas complejas. Así, para indicar el punto de partida se utilizó de ex de en lugar
de las clásicas ex, ab o de. De aquella forma compuesta surgiría desde.
 Por su parte, la dirección (‘¿adonde?), en el LC se expresaba mediante ad o in,
lo fue en Hispania por per / pro (o por) + ad (por ad aqua ‘hacia el agua’), de allí
el antiguo pora, que por asimilación pasaría a para. Con sentido similar se
implanto en Hispania, con el valor del lat. versus, la combinación facie ad,
literalmente ‘de cara a’, la cual, al aglutinarse, habría de dar faza y fazia (el
moderno hacia).
 Un caso particular de uso de ad es el que se desarrolló entre el verbo y el
complemento directo. En Hispania se introdujo por ad cuando designaba personas
o ser personificado, pues el referente era visto como alguien interesado en la
acción del verbo.
Mozárabe  Omisión frecuente del artículo, al igual que en el castellano antiguo: a raiio de
maniana ‘al rayo de la mañana’.
 Uso del dativo ético: ¿cánd me vernad mon habibi? ‘cuándo me vendrá mi
amado?’.
 Elipsis del verbo copulativo: com(o) si filluol(o) alleno ‘como si [fuese] hijito
extraño’.
Dialecto al-  Uso de “de + pronombre personal en vez de posesivo («las pisadas dellos»)”
Ándalus (por ‘sus pisadas’).
 Introducción de frase relativa mediante un que cuya dependencia respecto al
verbo introducido o respecto al antecedente se aclara después con una preposición
+ pronombre personal o con un posesivo.
 Empleo de las formas verbales de 3ª o de 2ª persona, sin un pronombre en
superficie, con valor impersonal.
Romance  En el asturo- leonés y navarro- aragonés las formas del participio pasado pasivo
arcaico y del gerundio se remontan a las formas perfectas. Ej: tener ast. León; nav. Arag.
Tovido, toviendo; cast. tenido, teniendo.
 El verbo ser en la segunda y tercera persona del singular en el asturo-leonés y
navarro-aragonés tiene formas diptongadas: yes, ye.
 En el navarro-aragonés el pronombre posesivo de la tercera persona tiene
formas lur, lures, en vez de su, sus, bajo la influencia del catalán que a su vez
sufrió la influencia de las lenguas galo-románicas.
Lengua A partir de los textos alfonsinos podemos afirmar que, de manera general, la
alfonsí estructuración de la frase ganó en complejidad; a la vez que se hizo más flexible, se
(Siglo XVII- enriqueció de modo que fuera posible expresar, con todo género de matices, con
XVIII) rigurosa lógica y con belleza, toda la riqueza del pensamiento científico y
humanístico que Alfonso X quería divulgar. Esto exigía, por supuesto, nuevos
conectores para los distintos tipos de relación entre oraciones (como quier que,
aun que, empero, etc.): «como quier que él tenié ley de los moros [...] amaua
mucho los gentiles» (Lapidario), «aun que perdiesse [...] no auié ý culpa»
(Acedrex). La coordinación copulativa sigue siendo, sin embargo, excesiva.

Se incrementa en Castilla la interposición de palabras entre el pronombre y el verbo


Ej: que me non den, se de mí partió, que me tú diziés.
Castellano XIV
del siglo Se caracteriza por una mayor soltura y naturalidad, rasgos que se ven reflejados
XIV-XV en los distintos autores, estilos y géneros en los que concurren prolijidad y
concisión, vivacidad y sobriedad, retorica y espontaneidad. La flexibilidad
alcanzada por la sintaxis castellana es tal, que ya no hay conceptos ni
emociones ni matices de los que no pueda dar cuenta con precisión, gracia y
elegancia. Esto se ve claramente en los textos de la lengua literaria de este
siglo.
XV
Mientras la lengua no literaria presenta una sintaxis por lo general sencilla y
desprovista de construcciones extrañas, la lengua literaria, por el contrario, hace
gala de una artificiosidad producto del traslado al castellano de construcciones
latinas y figuras retoricas, aunque no falten casos de sintaxis sencilla y de
construcciones propias del habla popular, sobre todo cuando los autores hacen
intervenir al pueblo llano en sus obras literarias, sin hablar, por supuesto, de las
obras creadas por el mismo pueblo, como las coplas y romances.

El descubrimiento de la antigüedad clásica a través del humanismo italiano


habría en la lengua y la literatura castellanas de dos modos: introduciendo
elementos del italiano, por una parte, y de las lenguas latina y griega, por la
otra. De este modo entran en Castilla italianismos, la poesía alegórica,
cultismos, artificios retóricos, estructuras sintácticas latinas, que le dan al
castellano una fisionomía extraña.

5.-Elabore un glosario con las palabras aportadas al español por el latín hispánico de la época
germánica, mozárabe, dialecto al-Ándalus y castellano antiguo (romance arcaico, lengua
alfonsí, castellano del siglo XIV-XV)

Germánica
Preferencias latinas:
 De los sinónimos de pulcher “bello”, Hispania prefirió formósus ‘hermoso’.
 Parvus “pequeño” fue suplantado por pitínnus, el cual a su vez fue modificado en *peccuínus.
 Passer -is , cambiado en el habla vulgar en pássaru, dejó su significado original (“gorrión”) y
se aplicó a todas las aves pequeñas, de donde viene pájaro.
 Plicare ‘plegar’ pasó a significar ‘hacer camino’, ‘dirigirse a’, dando así origen a llegar.
 Serra ‘sierra’ designará, por semejanza con la herramienta, una cadena montañosa.
 Para designar el destino y la buena suerte, los hispanos mantuvieron el vocablo dicta “cosas
dichas”, que en la lengua vulgar tuvo el sentido de fatum “hado”.
 Para expresar el concepto de “matar”, los hispanos dejaron de lado los verbos occídere,
interfícere y necáre, cada uno de ellos con un matiz particular en latín y se valieron de *mattáre
“abatir”, “herir”.
 El verbo en LV *maturicáre, derivado de maturáre ‘hacer madurar’, ‘acelerar’, ‘darse prisa’,
se conserva en Hispania, donde tomaría el sentido de ‘levantarse temprano’, de allí el antiguo
madurgar, moderno madrugar.
 El verbo de la época latina tardía quietáre (lat. cl. Quiéscere) ‘descansar’, ‘permanecer
tranquilo’, ‘hacer callar’, va a agregar a ese conjunto de significaciones las propias de remanére
‘detenerse’, ‘permanecer’, ‘durar’. De allí quedar ‘estarse quieto’ y luego ‘permanecer’.
 De la expresión veránum tempus ‘tiempo primaveral’, derivada de ver –is ‘primavera’, surgirá
verano, pero con el sentido que en latín tenia aestas –átis.
 La expresión mala Mattiána, literalmente ‘manzanas Macianas’, nombre de una famosa
especie de manzanas llamadas así en honor de Caius Matius –quien, entre otras cosas, escribió
sobre agricultura– perdió el determinado y pasó a designar cualquier especie de esa fruta, de allí
mazana (mas tarde manzana por propagación de nasalidad).
Germanismos
 Sustantivos: Bandwo ‘signo’, ‘estandarte distintivo de un grupo’ (>bando, der. Bandera.); bank
(>banco), *darod (>dardo), *falda ‘pliegue’ (>falda), *fehu ‘posecion’ (>feudo)
 Adjetivos: blank ‘brillante’, ‘blanco’ (>blanco), frisk ‘nuevo’, ‘joven’ (>fresco), gris (>gris)
 Verbos: *attaujian ‘preparar’ (>ataviar), ganan ‘codiciar’ (>ganar), *hrapon(>rapar), raubon
‘saquear’(>robar), sakan ‘pleitear(>sacar), skuihan(>esquivar), wardon ‘buscar con la
vista’(>guardar)
Mozárabe y Dialecto al-Ándalus
 Términos relativos a la vida militar: acicate ‘punzones’, adarga ‘escudo’, alférez ‘jinete’,
almirante ‘jefe’, ‘emir’, atalaya ‘centinelas’, jinete ‘individuo de Zeneta’ (tribu bereber, famosa
por su caballería ligera, que acudió en defensa del reino de Granada en el s. XIII), rehén ‘prenda’,
zaga ‘retaguardia’.
 Términos relativos a la agricultura y a la alimentación: Aceite, aceituna, acelga, acemite ‘flor
de la harina’, acequia, ajonjolí, albóndiga ‘bola’, alcachofa, algodón, arrayán ‘cualquier planta
olorosa’, azafrán, azahar ‘flor’, azucena, badea, jarabe ‘bebida’, maquila ‘medida’, noria,
retama, sandía ‘badea de Sind’.
 Términos del campo de las labores y oficios: Albañil ‘constructor’, alcalde ‘juez’, alfarero,
alfiler, alguacil ‘ministro’, ‘visir’, alicate ‘tenazas’, marfil ‘hueso del elefante’, tarea ‘cuota de
trabajo impuesto’.
 Términos relativos al comercio: alcabala ‘contribución’, almacén ‘depósito’, ‘granero’,
alquiler, arancel ‘productos, frutos’, arroba ‘cuarta parte’ (la arroba es ¼ de quintal), fanega
‘costal’, ‘cantidad contenida en él’, resma ‘paquete’, tarifa.
 Términos urbanísticos: albañal ‘cloaca’, alcantarilla ‘puentecito’, aldea ‘campo’, ‘aldea’,
arrabal, barrio ‘las afueras’ (de una ciudad), zoco ‘mercado’.
 Términos relativos a la casa y enseres domésticos: ajuar, alacena ‘armario’, ‘librería’, alcoba
‘bóveda’, ‘cuarto pequeño adyacente a una sala’, alfombra, almohada, derivada de una voz que
significa ‘mejilla’, azotea ‘pequeña planicie’, jarra, tabique ‘pared de ladrillo’, taza ‘escudilla’,
‘caldero’.
 Términos relativo a las ciencias: acimut ‘paralelos’, ‘acimut’, álcali ‘sosa’, alcohol
‘antimonio’, álgebra ‘reducción’, ‘álgebra’, almanaque ‘calendario’, auge ‘apogeo de un astro’,
azogue, cenit ‘el paraje de la cabeza’, cifra ‘vacío’, ‘cero’, elixir ‘piedra filosofal’.
 Términos relativos a las emociones: alborozo ‘salir con pompa a recibir a alguien’, algazara
‘locuacidad’, ‘murmullo, ruido’, alharaca ‘movimiento’, ‘emoción’, zalema ‘paz’, ‘salvación’.
 Otros sustantivos: Acémila, achaque ‘queja’, ‘enfermedad’, alcahuete, alcaraván, alhaja
‘objeto necesario’, ‘mueble’, ‘joya’, ataúd ‘caja’, ‘ataúd’, ‘tumba’, azar ‘flor’; vulgarmente
‘dado’, fulano ‘tal’, gacela, hazaña ‘buena obra’, ‘acción meritoria’, jaqueca ‘la mitad’ (de la
cabeza), jeque ‘caudillo local’, propiamente ‘anciano’, laúd íd., propiamente ‘madera’, mengano
‘quien sea’, nuca ‘médula espinal’, recua ‘cabalgata’, ‘caravana’, zoquete ‘desecho, objeto sin
valor’.
 Adjetivos: alazán ‘rojizo’, ‘alazán’, asesino ‘bebedor de hachís’, baladí ‘del país’, ‘autóctono’,
mezquino ‘pobre, indigente’.
 Verbos: acicalar ‘pulir’, halagar ‘tratar con bondad’.
 Términos invariables: de/en balde ‘vano, inútil’, hasta, ojalá ‘y quiera Dios’.
Lengua alfonsí
Palabras árabes referidas esencialmente a las ciencias y técnicas en las que descollaron los sabios
musulmanes: acimut, alcohol, auge, cenit, jarabe.
Términos latinos o griegos: septentrión, astrolabio, edificio, húmedo, astronomía, astrología,
teatro, tribu, etc.
Términos nuevos derivados de palabras castellanas ya existentes: longueza (< luengo ‘largo’),
eñadimiento (< eñader ‘añadir’), paladinar (< paladino ‘público’), etc.
Siglo XIV
Cultismos: policía ‘política’, ‘buena crianza’, deputar ‘diputar’, súpitamente ‘súbitamente’,
ypocresía ‘hipocresía’, solepme ‘solemne’, teología, etc.
Siglo XV
 Del latín: cliente, colegir, describir, diminutivo, disminuir, disolver, dulcísono, ebúrneo, estatua,
estilo, exhortar, exquisito, fatídico, flagelo, ígneo, ignorar, imperfecto, impotente, ínclito, influir,
magnánimo, mortífero, nauta, nocturno, obtuso, oligarquía, posible, presunción, rubicundo,
subsidio, sulfúreo, turbulento, etc.
 Del italiano: flamante (< fiammante, der. de fiamma ‘llama’), novela (< novella ‘relato corto’,
propiamente ‘noticia’, der. de lat. novus ‘nuevo’), piloto, soneto (< sonetto, dim. de suono ‘sonido’),
etc.
 Del francés: cofre (< coffre), damisela (< fr. ant. dameisele, del lat. vg. domnicílla, dim. de
dómina ‘señora’), gala (< fr. ant. gale ‘placer, diversión’), galán (< galant ‘que se divierte’,
‘atrevido’), paje (< page ‘criado, aprendiz’), jardín, reproche, visaje, etc.
6.- ¿Qué se entiende por dialecto mozárabe?
Los cristianos que permanecieron en la península ibérica bajo dominio musulmán, los mozárabes,
llevaron a cabo una fecunda conciliación de las dos culturas, la árabe y la cristiana. Esta población
conservó la lengua que venía usando antes de la invasión. Pasada ya al estado romance, a esta
lengua se le denomina, al igual que el pueblo que la empleaba, mozárabe, que significa ‘el que se ha
hecho semejante a los árabes’. Es de gran relevancia destacar, que esta lengua era utilizada no solo
por los cristianos sino también por muchos musulmanes cultos.

Era limitado al uso familiar pues la lengua oficial era el árabe, se hizo arcaizante en relación con las
hablas de los reinos cristianos del norte, de las cuales había quedado separado. Lleno de arabismos,
iría desapareciendo poco a poco junto con la misma población mozárabe, y desaparece finalmente
debido al proceso de la Reconquista, pues la población sobreviviente fue reemplazando su lengua
por el romance del reino cristiano conquistador del cual pasó a formar parte.

7.- ¿Cuál es la importancia de las moaxajas, el zéjel, las glosas emilianenses, silenses y las
primeras manifestaciones literarias para la evolución del romance hispano?

Las primeras manifestaciones escritas del romance español procedentes de la España no cristiana
aparecen en glosarios y en textos aljamiados, particularmente en las jarchas. Los musulmanes
hispanos incorporaron elementos romances tomados de los mozárabes; incluso crearon géneros
poéticos en los que se mezclaba el árabe y el romance: la moaxaja (omuwashshaha) y el zéjel. Por
la misma época (finales del IX, inicios del X) comienza a escribirse el romance en la España
cristiana. Los primeros textos escritos conscientemente en romance hispano en los territorios
norteños son las Glosas Emilianenses y las Silenses. Estas glosas, indicadoras de un uso consciente
de la lengua vulgar, estarían destinadas a facilitar la comprensión de una lengua que en muchos
aspectos resultaba extraña; así, el anotador “interviene” el texto para hacerlo comprensible; es la
opinión más generalizada entre los especialistas.

Anteriormente, la única lengua escrita en la península era el latín por lo que la aparición de escritos
en la lengua romance, incluso si eran para dar explicaciones sobre la lengua culta, dio paso a que
estas lenguas evolucionaran y se extendieran por la península, el hecho que los reyes cristianos
Fernando III y su hijo Alfonso X decidieran utilizar el castellano en sus documentos oficiales y
científicos, fue un gran impulsó del castellano sobre las demás lenguas romances.

8.- ¿Cuáles son los aportes hebreos al romance hispanos de los sefardíes?

 Los hispanohebreos, quienes se destacaban en todas las ramas del saber humano, fueron
llamados a las cortes cristianas para que, conjuntamente con sabios y eruditos musulmanes,
recopilaran, tradujeran y divulgaran todo el conocimiento de los orientales. El hecho de que este
saber fuera traducido, no al latín sino a una lengua vulgar romance (al castellano) se debe no solo a
la decisión de Alfonso X de Castilla de elevar el habla del pueblo a la categoría de lengua culta,
sino también al poco interés de los sefarditas por el latín, pues estos, después del Hebreo y árabe,
preferían el castellano. Por lo tanto, el judío fue un factor importante en la implantación del dialecto
que habría de imponerse en España.
 La introducción al romance hispano de hebraísmos léxicos y morfosintácticos. En este punto el
aporte es más bien magro e indirecto, pues lo poco que pasa al español es a través del latín y de las
traducciones de la Biblia. Entre los hebraísmos léxicos, más o menos universalizados, tenemos los
siguientes: aleluya ‘alabad a Yahvéh’, amén ‘ciertamente’, cábala ‘tradición’, edén ‘deleite’,
fariseo* ‘separado’ (los miembros del partido religioso judío que abogaban por un estricto
cumplimiento de la Ley mosaica fueron llamados ‘separados’ por sus adversarios), gehena* ‘valle
de Hinnom’, hosanna* ‘sálvanos’, jubileo ‘cuerno de morueco’ (instrumento con que se daba la
señal del inicio de la solemnidad judía celebrada cada cincuenta años), maná, mesías* ‘ungido’,
pascua ‘saltar’; luego ‘pasar de largo’, querubín, rabino ‘maestro mío’, sábado ‘día de descanso’.
A esas voces habría que agregar la multitud de nombres propios de étimo hebreo, tales
como Adán ‘hombre’ (lit. ‘el terroso’), Ana ‘compasión’, Benjamín ‘hijo de mi diestra’, Betania
‘casa del pobre’, Carmelo (del que deriva el femenino Carmen) ‘jardín de árboles’, Daniel ‘Dios es
mi juez’, David ‘amado’, Elías ‘Yahvéh es Dios’, Eliseo ‘Dios ha ayudado’, Eva ‘viviente’,
Ezequiel ‘Dios fortalece’, Isabel (variante de Elisabet) ‘Dios es mi juramento’, Isaías ‘Yahvéh es
salvación’, Jacobo (y sus variantes Jaime y Santiago) ‘Dios protege’, Jesús (y su variante Josué)
‘Yahvéh salva’, José ‘Dios añada [nuevos hijos]’, Juan ‘Yahvéh ha sido propicio’, Judit ‘judía’,
Manuel, de Emmanuel ‘con nosotros está Dios’, Miguel ‘¿quién cómo Dios?’, Noé ‘descanso’,
Rafael ‘Dios ha curado’, Raquel ‘oveja’, Rebeca ‘vaca’, Sara ‘princesa’, Saúl ‘el deseado’, Susana
‘lirio’, Tomás ‘mellizo’, etc.
 En cuanto a la morfosintaxis, el español adoptó la construcción llamada precisamente
superlativo hebreo, la cual consiste en añadir a un sustantivo un complemento con de que introduce
el mismo nombre en plural con la finalidad de encarecer el primero, como, por ejemplo, rey de
reyes, Cantar de los cantares, por los siglos de los siglos, amor de mis amores, campeón de
campeones, etc., construcción de superlativo aún productiva en la lengua actual.
 Finalmente, el aporte más significativo de los sefardíes en el terreno de la lengua lo constituye,
sin lugar a dudas, el hecho de haberse llevado el romance hispano que hablaban a los distintos
lugares donde fueron estableciéndose a raíz de la expulsión de 1492. Esa lengua, que no habría de
morir, es la conocida con el nombre de judeoespañol, modalidad de español conservada y cultivada
por los hispanohebreos y que constituye, en cierto modo y hasta cierto punto, un testimonio
inapreciable del español del siglo XV.

9.- ¿Qué se entiende por romance hispano y cuáles fueron los principales dialectos existentes
durante la Edad media?

Los romances hispánicos son una serie de dialectos romances que nacieron a partir de la formación
de grupos independientes hispanogodos y la invasión árabe. Cada uno presentando sus propias
tendencias, surgiendo así los distintos dialectos que configurarían el mapa lingüístico ibérico al
prevalecer rasgos diferenciadores sobre los rasgos unificadores, diferencias que se vieron
favorecidas por las condiciones geográficas sociales.

Los principales dialectos de la edad media son: mozárabe, gallego-portugués, astu ~leonés, navarro
~aragonés, catalán y castellano.

10.- ¿Qué se entiende por romance arcaico?

El romance arcaico es la variante castellana hablada en la península ibérica desde el siglo X al siglo
XII, caracterizada por el afianzamiento de los rasgos esenciales de la lengua castellana. Comienza a
escribirse el romance en la España cristiana. En el siglo XI aparecieron los primeros documentos en
romance, y en XII se escribieron las primeras piezas literarias de importancia. Dado que Castilla
había alcanzado la prominencia política de España, fue su lengua la que experimentó un especial
desarrollo literario y la que impuso su norma frente a las demás variantes.

11.- ¿Qué se entiende por prosa pre-alfonsí?

La prosa castellana anterior a la obra alfonsí. Fernando III el Santo (padre de Alfonso X) pidió que
sus documentos fueran redactados en castellano, por lo que empezó un uso del castellano a
documentos reales, además de antiguas producciones en prosa en su mayoría restringidas a crónicas
y a obras de carácter didáctico-moral ajenas a toda intención estética; tienen como características
una sintaxis poco compleja donde la coordinación prevalece sobre la subordinación, y un
vocabulario rico en cultismos escolares, científicos y abstractos. Muchas de esas obras de hecho
eran traducciones de las que podemos señalar catecismos político-morales como Poridat de las
poridades, el relato de viaje a Tierra Santa con pasajes bíblicos llamado La Fazienda de Ultramar
(primera obra extensa en prosa castellana) y, particularmente, las versiones de la Biblia.
Si bien, tales versiones carezcan de finalidad literaria, sirven de ejemplo de prosa castellana, quizás
no madura, pero con una fuerte esencia castellana, y da pie a la creación de una prosa castellana
más trabajada.

12.- ¿Por qué se considera Alfonso X el Sabio como el primer estandarizador de la lengua
española?

En torno a este monarca se congregaron juglares, trovadores, y hombres de ciencia de religión


cristiana musulmana y judía. Con su trabajo en común fueron traducidos o compuestos libros de
muy diversos temas: históricos, de derecho, de astronomía, etc. El rey, dotado de una gran
conciencia lingüística, mostró especial preocupación por el empleo de lo que él consideraba un
castellano pulido. Se creó una norma de corrección idiomática sobre la base del habla de Toledo y
se produjo la primera fijación ortográfica del castellano. La sintaxis de la lengua superó la
rudimentariedad de la etapa anterior. Por último, hay que señalar que durante su reinado se
generalizó gracias a este el uso del castellano en los documentos.

13.- ¿Cuál es el papel de la gramática de Nebrija para la evolución y estandarización de la


lengua castellana?

Elio Antonio de Nebrija, fue autor de importantes obras para la lengua latina, sin embargo su obra
más emblemática fue la primera gramática de una lengua romance, La Gramática de la lengua
castellana (1492), que por su magnitud muchos especialistas consideran la primera en lengua vulgar
que puede recibir con propiedad tal nombre. Tal obra llegó en un momento en que sólo las lenguas
clásicas eran las enseñadas y las dignas de estudio por parte de eruditos y universitarios. Nebrija,
por tanto, indica un nuevo rumbo al elevar una lengua vulgar a la categoría ostentada por aquéllas.

Nebrija adaptó los principios gramaticales latinos, refleja la lengua para finales del siglo XV, y
sobre todo propone reformas que le dieran al castellano mayor elegancia y lógica, proyectando lo
que el autor consideraba la norma ideal. La gramática sirvió entonces para establecer un orden
dentro de la mezcla cultural que había llevado al castellano, a ser lo que era, por lo que intento crear
una unidad idiomática. Lo más importante, es que como el mismo autor lo afirmó este idioma más
afianzado con el pueblo, podía ser transmitido a nuevos pueblos, y así fue cuando viajo por el
océano atlántico y fue impuesto a nuevos hablantes.

Bibliografía.

 ENCICLOPEDIA hispánica 1ra ed. Estados Unidos de Norteamérica: Encyclopedia Britannica


Publisher, Inc. Macropedia Volúmenes 6 y 9
 OBEDIENTE, Enrique (2000): Biografía de una lengua: Nacimiento, desarrollo y expansión del
español. San José: Libro Universitario Regional

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